Fin de Semana en Los Hamptons

Castle se quedó mirándola. No quería hacerla sufrir, pero tampoco tenía indicios de que ella sentía lo mismo que él, y si lo sentía temía que fuera algo pasajero. No podía arriesgarse a que la relación entre ellos no funcionara.
Volvió al salón y se sentó junto a Will, Gina y Jane.
-¿Todo bien? – preguntó Gina disimuladamente al ver el rostro de Castle.
-Sí, todo bien.- Contestó sin más.
Conversaron un par de minutos más y luego Castle hizo lo que Beckett le había pedido. Comenzó a investigar por sí solo. Tal vez Beckett tenía razón, era la mejor forma de llevar el caso, ahora que Gina estaba ahí.

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A eso de las 10:00 am, Rick se dispuso a volver a la oficina de Will, en alguna parte debería tener la distribución de las habitaciones. Debía buscar rápidamente la habitación de Laura, tenía que aprovechar que sabía que no estaría ahí por lo menos media hora.
Beckett, por su parte encontró lo que buscaba. La misma carpeta que Castle tenía en mente. Tenía ciertas sospechas de Chris, había algo en él que no la convencía. Anotó las habitaciones de él y Laura, y salió rápidamente esperado que nadie la descubriera. Se apresuró por el pasillo y miró a su derecha esperando que nadie de la servidumbre sospechara de ella. Avanzó a paso seguro y giró tan rápido que no alcanzó a ver a Castle, quien se apresuraba a la misma velocidad que ella o incluso más rápido. Como acto reflejo ambos se sujetaron del otro. Era como si el destino o algún tipo de fuerza externa se empeñara en juntarlos cada vez más.
Beckett rápidamente se dio cuenta de que era Castle quien la sostenía por la cintura, evitando la caída de ambos. Castle la miró fijamente. Parecía el momento perfecto para hacer lo que era “moralmente ilegal”. Aclaró su garganta, y sin soltar a Beckett, quien permanecía en completo silencio, la acercó a la pared que los escondía en el pasillo.
-¿Me dirás qué es lo que ocurre?- Preguntó esta vez más calmado.
-Nada Castle. –Mintió zafándose de sus brazos.
-Kate…
-Castle. –Interrumpió. No tenía interés en escuchar lo que quería decir. Y estar tan cerca de él no le permitía pensar. – Sé que esto debe ser extraño para ti, estoy haciéndote un favor. Encárgate de tu ex esposa, y yo de la investigación.- Acabó una vez más dándole la espalda.
Trató de pasar por alto el problema, y caminó a paso seguro rumbo a la habitación de Laura. Siguió por los pasillos pasando la cocina, mirando las pequeñas placas de las puertas hasta que vio el número 24 grabado en una de ellas. Esa era la habitación de Laura. Miró para ambos lados y sin necesidad de forzar la puerta entró.
Todo estaba ordenado, la cama perfectamente estirada y las cortinas cuidadosamente recogidas. Comenzó a registrar los cajones de los muebles uno por uno, pero sólo pudo encontrar ropa y más ropa. Registró también el closet y bajo la cama, pero no había nada.
De pronto sintió unos pasos que se acercaban. Miró rápidamente, para ver si todo estaba tal cual como debería, y se metió bajo la cama lo más rápido que pudo.
La puerta se abrió, ingreso una mujer y luego cerró la puerta en su espalda con llave. Beckett intentaba no respirar y rogó para que su teléfono permaneciera en silencio.
Por el pequeño espacio que quedaba entre el piso y la cama, siguió los pasos de la mujer que se dirigían al baño de la habitación. Escuchó el ruido de un mueble abriéndose y luego cerrarse en menos de un minuto. Inmediatamente volvió, se paró delante de un espejo un par de segundos, y abrió la puerta para salir.
Una vez la puerta cerrada Beckett esperó un momento hasta que dejó de escuchar los pasos de Laura. Ágilmente salió de su escondite y se dirigió al baño. Revisó el botiquín, pero no había más que remedios y artículos de belleza. Abrió las puertas del mueble bajo el lavamanos, y en una esquina, se veía lo que parecía un pequeño bolso. Lo sacó y abrió y se dio cuenta de que había herramientas con las que fácilmente se podrían cortar los frenos de un automóvil. Siguió registrando, y encontró una libreta en la que se especificaba lo que podía ser el motivo de su cuasi asesinato.
Perpleja por la información que acababa de encontrar, Beckett puso todo en su lugar de manera cuidadosa. Echó un vistazo una vez más para ver que todo estuviera normal y salió del lugar sin dejar evidencias.
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Castle por su parte, volvió hacia Gina, quien se encontraba en la terraza, junto a escritores y publicistas. Se acercó al bar, y en vista y consideración de la hora, pidió un jugo natural y se quedó sentado cerca de ellos. Al verlo, Gina se apresuró a acompañarlo.
-¿Qué ocurre?- Quiso saber presintiendo que tenía que ver con Beckett.
-Nada. –Respondió falseando una sonrisa.
-Richard, estuve casada contigo. ¿No crees que sea poco inteligente de tu parte mentirme así? –Insistió seria.
-Gina, no es el momento. De acuerdo. – Dijo calmadamente al ver la expresión de la mujer.
-¿Dime, esto tiene algo que ver con Beckett?- Dijo desviando la mirada.
-Si por Beckett te refieres a la investigación, entonces sí.- Continuó su mentira.
-Escucha, vine acá sin saber que estabas tú, ni menos la detective Beckett- Hizo hincapié en lo último. – pero desde que nos vimos, hace un par de horas, siento que has andado distraído por ella, con todo esto de la investigación con ella, y claramente estas molesto y no me cuesta darme cuenta de que es por algo relacionado a ella…
-Gina, estas exagerando.- Interrumpió fríamente
-¿Lo dices en serio?- Su tono era sarcástico. –Porque déjame decirte que desde que andas dando vueltas alrededor de ella te has transformado en otra persona.- Castle notaba los celos en sus palabras.
- ¿Podríamos hablar de esto en otro momento?- Pidió evitando el tema.
-No sé qué ocurre contigo… ni tú sabes que ocurre contigo. Y hasta que no aclares eso, no tenemos nada de qué hablar.- Gina se puso de pie rápidamente, y Castle, por segunda vez en el día, salió detrás de una mujer.
Entraron por el pasillo de las habitaciones y Castle la detuvo justo frente a la de él.
-¿Gina, podrías escucharme?- De pronto se dio cuenta de que se acercaban una de las parejas que estaban la noche anterior en la terraza. Y con un rápido movimiento Castle sacó las llaves de su habitación y sin pensar abrió la puerta para conversar al interior de ella.
Al entrar se dio cuenta del terrible error. Gina miró los vestidos de Beckett perfectamente colgados junto a uno de los trajes de Castle.
-¿Esta es tu manera de decirme que ambos pasaron la noche en esta habitación?- Dijo sin medir el volumen de su voz.
-Gina, no es lo que parece.
-¡Y qué es entonces! …
Beckett cogió las llaves de su bolsillo y se disponía a entrar cuando oyó los gritos que provenían de adentro. Reconoció rápidamente la voz de los personajes al interior, y al ver que no había nadie alrededor, se quedó a escuchar.
-Ya te lo dije, Kate y yo estamos en medio de una investigación…
-¿Richard, esa es tu única excusa? Dime, por qué estas en una investigación con ella. Hasta donde yo sé, eres escritor, no policía.
-Investigación para mis libros.- Mintió de la peor manera posible.
-¿Cuándo has necesitado estar tanto tiempo haciendo una investigación para tus libros?, ¿Qué acaso escribirás una biblia de Nikky Heat?, porque de otra manera no explico tu obsesión con esa detective.- Beckett tragó saliva, ¿Eso estaba ocurriendo realmente?. –Dime Rick, ¿Por qué estás conmigo?, ¿Por qué me pediste a mí que te acompañara durante el verano sabiendo lo que sientes por ella?-Beckett estaba igual de expectante a la respuesta tal como lo estaba Gina.
Castle sólo guardaba silencio, esta era la oportunidad de aclarar sus sentimientos con Gina, pero no sabía cómo hacerlo, ni menos sabía cómo responder a esa pregunta.
-¿No dirás nada?- Preguntó algo más calmada asumiendo la respuesta.- Sabes que creo... creo que lo hiciste porque estabas celoso de Beckett y su novio en ese entonces, y te sentías sólo y aprovechaste las instancias de que las cosas estaban calmadas entre nosotros para pedirme que te acompañara.- Beckett sintió como si le hubieran clavado un cuchillo en el estómago. Respóndeme sólo una pregunta. ¿Qué es lo que sientes por ella?
-Gina, por qué no te calmas. –Dijo evitando responder.
-¡Richard! Sólo responde.- insistió al momento en que sus lágrimas se comenzaban a asomar.
-No lo sé. –Dijo arrebatadamente de pronto, dejando a ambas perplejas.
-¿No lo sabes, o no lo quieres asumir? –Preguntó finalmente sin esperar la respuesta. Beckett caminó lentamente a la puerta siguiente, que daba a un baño, y entró. Escuchó los pasos de Gina alejarse, claramente las cosas entre la rubia y Castle ya habían terminado.
Se quedó un par de minutos en el baño pensando. ¿Sería esa una oportunidad para ellos? Las palabras de Gina resonaban constantemente en la cabeza de Kate “no lo sabes o no lo quieres asumir”. ¿Qué se suponía que debía pensar?
Luego de un momento, pensó que tal vez ir a ver a Castle era demasiado pronto. Así que decidió volver a la terraza dónde estaba todo el mundo, al menos ahí no vería a Castle, y si se encontraba con Gina, haría como si no supiese nada.
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Ya eran eso de las 13:40, y el salón estaba preparado para que los anfitriones e invitados pasaran a servirse el almuerzo. Beckett había permanecido junto a Chris y Luckas durante el tiempo en que Castle estaba en su habitación. Al parecer tenía mucho en qué pensar.
Acompañada de los dos hombres, pasó como todos, se acomodaron en la misma mesa en la que habían desayunado y continuaron hablando de banalidades.

Castle por su parte, luego de la discusión con Gina se estiró en la cama analizando su situación. Sabía que el fin no justificaba los medios, pero de alguna extraña manera se sentía aliviado por su reciente ruptura. Pensaba en Beckett y en lo que había acontecido durante su corta estadía en aquella mansión. Acomodó su cabeza a la almohada, tratando de relajarse. Pudo reconocer de inmediato el aroma que Kate había dejado en ella, y con eso se fue quedando dormido lentamente.

Luego de esperar unos minutos comenzó a aparecer la servidumbre con los platos correspondientes al almuerzo. Beckett miraba a su alrededor al igual que Gina preguntándose en dónde estaría Castle. No lo veían por ninguna parte.
Laura se acercó acarreando un carro con platos servidos y los repartió en la mesa en donde se encontraba Will junto a su esposa y sus más preciados invitados, y luego se dirigió con la misma actitud a la mesa en dónde estaba Kate y continuó haciendo lo mismo.
Una vez que se disponía a irse de ahí, le dedicó una mirada a Beckett que la dejo paralizada. Estaba claro que Beckett se había enfrentado muchas veces a asesinos de la peor clase, pero ninguno de ellos de le dedicó una mirada como aquella mujer. No dijo nada, pero sintió como sus ojos verdes penetraban en los suyos. Ahora estaba aún más segura de que esa mujer la había descubierto, y Castle ni siquiera estaba ahí como para disimular.

De pronto Castle sintió que el calor de la habitación lo estaba sofocando completamente, y comenzó a despertar aletargado. Le costó recordar dónde estaba precisamente, y cuando logró hacerlo, miró su reloj asustado. Eran cerca de las 2:30, y al parecer Beckett no se había aparecido por la habitación. Tomó su bolso y se dispuso a tomar una ducha fría para refrescarse y terminar de despertar, luego iría a preguntar a Beckett si es que tenía alguna novedad acerca del caso, y de paso para ver si su actitud había cambiado algo.

Se demoró casi veinte minutos en alistarse, y una vez que terminó, se echó un último vistazo al espejo. Había pensado acerca de lo acontecido y tal vez Beckett tenía razón, ella debía preocuparse del caso, más que mal era ella quien estaba al mando de la situación, y si lo quería fuera del caso, no había nada más que hacer. Con esa idea y unas cuantas decisiones sumamente importantes tomadas, comprobó si su móvil estaba en su bolsillo y salió de ahí destino al salón.
Mientras caminaba por el pasillo, logró identificar una voz familiar. Al girar se dio cuenta de que eran los refuerzos que tanto él como Beckett estaban esperando: Esposito.
-Hey, Castle.- dijo actuando con sorpresa para que el ama de llaves que lo acompañaba a su habitación no sospechara de nada.
-Hey…, Javier.- Evitó llamarlo por su apellido y le estrechó la mano como si fueran amigos de toda la vida.
-¿Qué es lo que te trae por acá?- Preguntó Esposito evitando silencios que los delataran.
-Bueno lo mismo que a ti. La invitación de Will.- Sonrió justo cuando el ama de llaves se detenía un par de metros adelante frente a una puerta, cercana a la habitación de él.
-¿Y andas solo?- Hizo alusión a Beckett que no la veía por ninguna parte.
Castle se quedó en silencio sin saber que decir. No sabía si debía contarle todo o decir que simplemente habían “acordado” trabajar por separado en la investigación, o simplemente decir que habían tenido unos inconvenientes y que había discutido.
Estaba debatiéndose entre sus tres posibles respuestas cuando el ama de llaves se retiró de la habitación, no sin antes desear una buena estadía a Esposito y buena tarde a ambos.

-¿Qué es lo que haces acá?- Preguntó Castle finalmente.
-Montgomery cree que debemos cuidar las espaldas a Will al menos durante esta noche y me envió sólo por si acaso, ya sabes, precaución.- Explicó brevemente.
-¿Y con qué excusa? – Preguntó una vez más.
-Soy un viejo escritor del New York Times, muy amigo de Will, pero con muy poco éxito.- se alzó de hombros haciéndolo parecer simple de entender.
-¿Tú y Beckett han disfrutado su luna de miel?- Preguntó con una sonrisa burlona en el rostro.
Castle quedó una vez más paralizado, no había escogido ninguna de sus alternativas, y sin darle vueltas al asunto, se acercó a la puerta.
-Te llevo a dónde esta ella. – Esposito lo siguió extrañado. Normalmente Castle hubiera seguido la broma pero parecía serio, y algo ajeno al tema “Beckett”.
Al abrir la puerta, y antes de que Esposito pudiera seguir preguntando, Gina pasó velozmente agachando la mirada ante los hombres y siguiendo de largo hacia su habitación.
-Hey, ella es…-Comenzó en susurros.
-Sí. Ella es.-Lo cortó de inmediato antes de que pidiera los detalles de la situación. Al escuchar el tono de Castle, Esposito decidió permanecer en silencio y no hacer comentarios al respecto.

Al entrar al salón, Castle dirigió su mirada al mismo sitio en el que habían desayunado, y ahí estaba Kate. Se acercaron sin prisa y tratando de pasar lo más desapercibidos posible.
Al acercarse, notó como el rostro de Luckas cambió. Estaba claro de que si Beckett estuviera sola en aquel lugar ese hombre intentaría conquistarla.
Al ver la expresión de Luckas, Beckett notó la presencia de los dos hombres a su costado, y antes de que pudiera decir algo a Castle, éste comenzó.
-Kate, déjame que te presente a Javier, ex escritor de New York Times. – Acabó tomando dos sillas y ubicándose al lado de Beckett.
Al sentarse Esposito notó una extraña mirada de Beckett a Castle, pero temía siquiera bromear. Así que se sentó entre ambos, intercambiando palabras con todos los de la mesa.

Luego de conversar unos cuantos minutos, la gente se puso de pie. Algunos se dispusieron a ir a descansar un momento a sus habitaciones y los otros a beber algún tipo de refresco frutal exótico en la terraza.
Castle, Beckett y Esposito, se levantaron también, y siguieron a la multitud.
-¿Has podido averiguar algo?- susurró Esposito a Beckett intentando romper el hielo entre sus dos compañeros mientras salían del salón.
-Sí. De hecho tengo algo que mostrar…les- incluyó a Castle para que su enojo no fuera tan evidente a los ojos de Javier.
-Está bien, yo necesito hacer una llamada.- Dijo Castle mirando su teléfono. –Los alcanzo luego. Sonrió falsamente para todos.
Beckett no estaba segura si Castle pretendía tener que devolver una llamada para zafarse de las explicaciones, o si lo hacía para dejarla tranquila tal y como se lo había pedido.
Ambos miraron anonadados el comportamiento de Castle, Kate pensaba que sería un poco más insistente con el tema de la investigación, como siempre solía ser. Sin embargo, se negó a escuchar lo que ella tenía que decir.
Esposito siguió a Beckett hasta su habitación, y esperando que nadie la viera entrar ahí con otro hombre que no era Castle, cerraron la puerta.
-¿Qué es lo que ocurre con ustedes dos?- Preguntó esta vez con un poco más de confianza.
-Nada.- Dijo alzándose de hombros.
-Beckett, te conozco, hemos trabajado por años juntos. – Comentó alzando las cejas.
-Esposito, nada. Seguramente Castle quería devolverle alguna llamada a Alexis o a su madre.- Mintió sabiendo que no era así.
-¿Sabes lo que me dijo Castle cuando le pregunte por ti?- preguntó retóricamente.
-No. ¿Qué?- preguntó con curiosidad
-Nada. – Se alzó de hombros. –¿Y sabes a quién he visto caminando por este pasillo justo cuando iba entrando? –Intentó otra vez.
-Nop.-Frunció el ceño.
-A Gina. Así que si quieren decir que esto no tiene nada que ver con esa inesperada invitada, bien por ustedes, pero a mí no me engañan.- Beckett guardó silencio un par de segundos, no era su intención decirle nada de lo ocurrido, pero necesitaba salir del paso.
-Bueno, sí. No quería que fuera incómodo para él, así que le dije que se encargara de Gina, y que yo me encargaría de la investigación.- concluyó simplemente.
-¿Y él aceptó así nada más?- preguntó extrañado.
-No. Pero claramente lo entendió.- dijo refiriéndose a su misteriosa llamada telefónica.
-De acuerdo, sólo diré lo que pienso, y espero que no lo tomes a mal.- Beckett se sentó en la cama escuchando atentamente a Esposito.
-Eres la mejor detective con la que he trabajado y Castle ha sido de gran ayuda para el equipo, pero creo que sus intereses los están afectando.
-¿Qué intereses?- Preguntó haciéndose la desentendida.
-Eso tú lo sabes mejor que nadie. –Beckett soltó un suspiro. –Ya te lo dije justo antes de que Castle se viniera a los Hamptons, en el verano. Él ya ha hecho suficientes investigaciones para escribir el resto de su vida. ¿Por qué crees que sigue trabajando con nosotros? Te aseguro que no es por mí, tampoco por Ryan.- Se sentó a su lado.
Beckett pensó un momento. Necesitaba desahogarse con alguien, y Esposito era la única persona de confianza en aquel lugar con el que podía contar. Pero justo antes de que comenzara con su declaración, unos golpes en la puerta llamaron su atención.
Beckett se puso de pie agradeciendo la interrupción. Al abrir se encontró con Castle quien venía calmadamente con una extraña expresión en su rostro. Ingresó al lugar y se quedó de pie frente a Esposito.
-¿Has averiguado algo?- Preguntó a Beckett sin más.
-Si.- respondió extrañada. Le dio la impresión de que quería terminar luego con aquella farsa en los Hamptons.-Estuve en la habitación de Laura y encontré un bolso en donde había herramientas. Seguramente las mismas que se utilizaron para cortar los frenos del auto en el que iba Tom. Además, encontré unos documentos que afirman que Chris es hijo de Will.- Explicó tratando de entender la mirada de Castle.
-Entonces tenemos evidencia y de alguna manera el hecho de que Chris sea hijo de Will, le da algún motivo.- Especuló.
-Es lo más probable, pero necesitamos el motivo exacto. No podemos simplemente asumir que existe algún motivo. Tenemos que tener hechos.- Explicó.
-Suerte con eso.- Dijo Castle llamando la atención de Kate y Esposito.
-¿Qué quieres decir?- dijo Beckett frunciendo el ceño.
-Sí, bueno he estado pensando y creo que tienes razón, deberías preocuparte de la investigación. Por mi parte, he pensado que lo mejor es que vuelva a la ciudad.- Terminó evitando la mirada de Beckett.
-No puedes esperar hasta que se cierre la investigación. Al menos a que todo se aclare un poco más.- Aconsejó Esposito mirando la expresión de Kate.
-Claro. Mi intención es volver en la noche, ya sabes, ver qué ocurre hoy en la noche en el cumpleaños de Will, luego de eso me marcho.- Explicó.
-¿Qué se supone que haré yo acá sola? Tú eres la conexión, ¿Recuerdas?- Preguntó algo molesta.
-Bueno, puedes decir que tengo asuntos importantes que atender en Manhattan. Además creo que ya has hecho algunos amigos como para cubrir tu estadía aquí.- Reprochó su buena relación con Luckas de manera sutil.
Beckett se volvió hacia la ventana tratando de morder su lengua para no reprocharle a él todo lo acontecido.
-De acuerdo, es tu decisión.- Concluyó Beckett con tono disgustado saliendo rápidamente de la habitación, dejando a los dos hombres sin palabras.

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Ya era la hora justa para juntarse en la terraza, tal como la noche anterior. Castle se había adelantado y estaba sirviéndose un coñac sentado en una de las mesas esperando que alguien conocido apareciera.
Le daba vueltas en la cabeza Beckett y su sorpresiva actitud aquella tarde. Había sido ella misma quien le pidió que abandonara la investigación, y ahora estaba molesta por decidir salirse completamente de ella.
A lo lejos vio a Esposito que se acercaba a uno de los mozos en busca de algo de beber, y luego de obtenerlo se acercó a Castle y se sentó a su lado.
Permanecieron unos segundos en silencio, Castle sabía que Esposito iba a preguntar algo relacionado con las sorpresivas actitudes esa tarde, y Esposito sabía que Castle no respondería a ninguna de sus dudas, por lo que era mejor asumir todo como un hecho.
-Así que pretendes irte y dejar a Beckett con todo esto.- Comentó dando un sorbo a su whisky.
-En realidad yo sólo obedezco órdenes.- Sonrió sabiendo que así era la situación. –Además, tú ya estás aquí. Vas a ver como todo se resuelve fácilmente.- acabó dando ánimo.
-¿Qué hace Gina aquí.- Quiso saber.
-Aparentemente ella y el hijo de nuestra asesina son amigos de rubro. Llegó hoy en la mañana.- Alzó los hombros como si no fuera importante.
-¿Es por eso que tu y Beckett han decidido trabajar por separado?.- Castle lo miró y afirmó con un movimiento de cabeza.
-Creo que Beckett tiene razón. Es ella quién debe hacer las investigaciones, y yo…-Hizo una pausa antes de decir lo que debía decir. -… yo debería volver a mis libros.- Terminó bajando la mirada.
-¿Renunciarás al equipo?- Preguntó al momento en que Castle asentía mientras tragaba un sorbo de su coñac.
-¿Qué hay de Beckett?- Preguntó Esposito sin más rodeos.
-¿Qué hay con ella?- Estaba algo confuso a qué se refería.-Seguirá con su trabajo normal. Creo que ella será la más contenta con esta decisión.- Dijo al verla aparecer entre la gente con el vestido que Alexis había escogido para ella.
Castle una vez más quedó anonadado ante su belleza. Al igual que el vestido anterior, este marcaba sus curvas, pero definitivamente el rojo era su color. Mostraba pasión, y sensualidad con sólo caminar.
Kate divisó, a los pocos segundos, a los hombres que conversaban no sin antes tomar una copa de champán.
-¿Estás seguro de querer dejar a Beckett así aquí?- sonrió observando como la miraba.
Castle solo guardo silencio intentado congelar esa imagen de Beckett en su memoria.
Beckett se acercó a ellos evitando la mirada de Castle. Se sentó e ignorando la discusión previa, comenzaron a hablar mientras el lugar se llenaba con la misma gente de la tarde anterior.
De pronto notaron que había un pequeño círculo que hablaba preocupadamente en un sitio apartado del resto de los invitados. Era la familia de Will, pero él no estaba en ninguna parte.
-¿Qué ocurre ahí?- Preguntó Castle a sus compañeros advirtiéndoles la situación.
-¿Dónde está Will?- Preguntó Esposito al instante mientras Beckett intentaba escuchar.
De pronto, Luckas caminó directamente hacia ellos con expresión preocupada en su rostro.
-Kate, necesito hablar contigo.-Castle evitó sus celos y se quedó mirando como la pareja se apartaba unos metros.
-¿Ocurre algo?- Preguntó Kate tratando de adivinar lo que quería decirle.
-Es mi padre. Alguien ha intentado asesinarlo.- Dijo aterrorizado. –No tienes que seguir fingiendo conmigo, yo ya lo sé todo. Sé por qué estas acá. Mi padre me lo ha dicho.
-¿Qué ha ocurrido?- dijo sin dar explicaciones.
-Alguien le ha inyectado una droga. Ahora está con su enfermera tratando de estabilizarlo. –Explicó a grandes rasgos.
Beckett hizo un gesto a Esposito y Castle para que se acercaran.
-¿Qué ocurre?- Preguntó Castle de inmediato.
-Han intentado asesinar a Will, le han inyectado una droga.-Explicó brevemente.
-¿Cómo esta él?- Preguntó Castle.
-Está bien, a salvo. Pero no sabemos quién es el responsable.- Explicó Luckas extrañado de que Castle estuviera involucrado en el caso.
-De acuerdo, Luckas, tú ve a ver a tu padre, no te separes de él, si Laura vuelve, intenta detenerla…
-¿Laura?- Preguntó extrañado.
-Tenemos ciertas evidencian que indican que es ella quien intenta deshacerse de tu padre.- Explicó sin dar detalles.
-Esposito, tu ve con Luckas, cualquier cosa que ocurra me comunicas. Yo iré a buscar la evidencia que encontré esta tarde.
-¿Qué quieres que haga?- preguntó Castle intentando ayudar.
-Ve a hablar con la familia explícales lo que está ocurriendo. Intenta que Chris no te oiga, aún no sabemos de qué lado está él.- Indicó con la mirada perdida.
-¿Qué ocurre?- Preguntó al Castle al notar su expresión.
-No sé dónde he dejado mi placa. Estoy segura de haberla llevado esta mañana, y cuando me duche la busqué y no la encontré.- Explicó intentando hacer memoria mientras Luckas y Esposito se perdían entre la multitud.
-Tal vez la olvidaste en la habitación.- Beckett negó con la cabeza, estaba segura de haberla llevado antes.
-Bueno eso es lo de menos ahora. Iré a buscar la evidencia. –Dijo disponiéndose a caminar, pero Castle de pronto la tomó pro el brazo.
-¿Qué ocurre si te encuentras con Laura?- Preguntó preocupado.
-Castle…
-Andas con un arma. Ya lo sé. Ten cuidado.- Dijo bajando su mano hasta encontrarse con la de ella. Y sin decir nada salió para seguir las instrucciones de Kate.

Kate observó cómo Castle aprovechó el que Chris no estaba con ellos para acercarse a la familia y pedirle que lo acompañaran a un sitio más privado.


Rápidamente volvió a lo suyo, dejó su champaña en la mesa y salió directamente a la habitación de Laura esperando que estuviera ahí.
Pasó por entre la multitud con expresión normal, y entró por la misma puerta de la noche anterior, aquella que daba a la cocina.
Al entrar pudo ver a un grupo de mozos arreglando bandejas para repartir aperitivos en la terraza, y poniendo cara de buenos amigos los ignoró.
Siguió caminando hasta encontrarse fuera de la habitación de Laura. Metió su mano bajo el vestido y sacó su arma. Respiró profundamente e intentó abrir la puerta como la primera vez, pero ahora estaba con llave. Kate miró a ambos lados y sin pensarlo dos veces, derribó la puerta de una patada.
Con su arma apuntando hacia el frente y su dedo en el gatillo listo para jalar, Beckett comprobó que no había nadie en la habitación. Se dirigió rápidamente hacia el lugar en dónde había encontrado el bolso. Lo registró y notó que estaba tal cual. Volvió a cerrarlo pensando en salir lo más rápido de ahí, pero cuando se disponía a ponerse de pie nuevamente, sintió como el cañón de un arma se pegaba a su nuca, mientras quitaban el seguro.
-¡Suelta el arma!- Beckett obedeció tratando de no alarmarse. -¡Levántate!- Ordenó una vez más.
Al hacerlo, comprobó sus sospechas a través del espejo de en frente. Era Laura, quien sostenía su mirada alerta ante cualquier movimiento en falso de Kate.
-Saldremos de esta habitación y caminarás siguiendo el pasillo hacia la izquierda. No mirarás hacia atrás, ni hablarás. ¿Entendido? –Beckett no contestó de ninguna manera, simplemente acató las reglas de la mujer, quien no mostraba compasión.
Salieron de la habitación, y caminaron hacia la izquierda al fondo del pasillo hasta encontrar una nueva puerta que no estaba numerada. Beckett la abrió. Sólo las luces de la terraza la iluminaban por entre las cortinas. Y sin verlo venir, sintió un pinchazo en su cuello y lentamente comenzó a perder fuerzas en las piernas, hasta que finalmente no se pudo sostener.

Luego de que Castle terminara de hablar con la familia, pensó que Beckett estaría junto a Esposito y Luckas cuidando de Will.
Salió a toda velocidad del cuarto en donde estaba la familia, y rogó para que Kate no se hubiera encontrado con Laura.

Llegó hasta el dormitorio en donde se encontraba Will, y ahí estaba Esposito junto a Luckas escuchando lo que había sucedido.
-Castle, ¿Dónde está Beckett?- Preguntó Esposito de inmediato al ver que no lo acompañaba.
-¿No ha vuelto?- Preguntó preocupado comprobando en su reloj que ya había pasado poco mas de 20 minutos. Tiempo suficiente para que Beckett apareciera.
-Creí que tú andabas con ella.- comentó Luckas igualmente preocupado.
-No, nos separamos al igual que ustedes.-Explicó.
-De acuerdo, iré a buscarla. Castle, si aparece por acá házmelo saber.- ordenó esposito.
-No.- Lo detuvo en seco.
-Yo iré a buscarla. Sería mejor que tú te quedaras aquí por si Laura aparece.- Se rehusó con voz de mando.
Esposito se quedo viéndolo. En la expresión de Castle se veía la preocupación que sentía. Así que sin decir nada, asintió con la cabeza.
-Habitación 24.- Agregó Luckas tratando de ayudar.
-¡Hey Castle!- Llamó Esposito justo antes de que abriera la puerta. –Toma. Solo por si acaso.-Se acercó a él y le dio una segunda arma que llevaba.
Castle la metió por su pantalón debajo de su chaqueta, y salió tratando de no imaginarse lo peor.

Hasta ese momento, la enfermera de Will se encontraba con Jane tratando de calmarla. Tom estaba en busca de Laura. Luckas y Esposito cuidaban de Will, y Beckett estaba sola en algún lugar de aquella tremenda casa hacía mucho rato.

Castle se acercó a la habitación que Luckas le había indicado. La puerta estaba abierta de par en par. Rápidamente sacó el arma y con ella en frente se acercó sigilosamente para comprobar que ya no había nadie en aquella habitación.
Miró a su alrededor y sobre una gran cómoda encontró lo que Beckett había extraviado: su placa. Laura sabía quiénes eran, y no le tomó tiempo darse cuenta de que Laura estaría junto a Beckett en algún lugar escondido de aquella mansión.
Con un ágil movimiento sacó su móvil del bolsillo y marcó a Esposito informándole la situación. Tomó la placa de Beckett y la metió en su bolsillo, y se dispuso a encontrar a Beckett.

-¿Qué ocurre?- Quiso saber Luckas al ver la expresión de Esposito al cortar el teléfono.
-Castle encontró la placa de Beckett en la habitación de Laura. No hay rastros de ninguna de las dos. –Explicó esperando que Luckas le diera algún dato de dónde se podrían encontrar.
Luckas se acercó a uno de los muebles en la habitación contigua a la que se encontraban, abrió uno de los cajones y sacó un plano del lugar. Volvió rápidamente y le indicó las distribuciones a Esposito.
-Aquí está la cochera - dijo señalando un punto en el papel.-Tal vez pueda encontrarla ahí.- Explicó.
-De acuerdo.- Dijo esperando que le indicara otros sitios.
-Saliendo por una puerta del pasillo de las habitaciones.- volvió a decir Luckas señalando otro punto en el plano.- llegas a una pequeña habitación llena de muebles antiguos. En una de las esquinas de esa habitación hay una puerta que da a un sótano.- Finalizó.
-De acuerdo. – Asintió sacando su teléfono.
-Hey Castle, escucha, hay dos posibles lugares en donde puede estar Laura y Beckett. Uno de ellos es el sótano. Para llegar a él tienes que continuar caminando por el pasillo de las habitaciones hasta la puerta del fondo. Dentro de esa habitación encontrarás una escalera que lleva al nivel de abajo. Yo iré a revisar la cochera.- Castle sólo asintió.
-Estamos en contacto. Si crees que puedan estar ahí, llámame. No aparezcas hasta que yo llegue, entiendes. –Esposito fue tajante con su orden. Y sin más ambos colgaron.
-De acuerdo- dijo dirigiéndose a Luckas.- Yo saldré unos momentos. No importa lo que pase, por ningún motivo abras esta puerta.- Luckas quería protestar, pero Esposito desapareció antes de que dijera algo.

Castle salió al pasillo una vez más y continúo caminando temeroso en busca de Kate. Abrió la puerta del fondo tal como esposito lo indicó. A esa hora estaba completamente oscuro. Se sentía el bullicio de la gente de la terraza, riendo y celebrando. Parecían no notar la ausencia de la familia anfitriona.
Agradeció una vez más la luz que propagaba su móvil, e intentó alumbrar el lugar en busca de una escalera o algo que conectara la habitación con el sótano que su compañero le había indicado, pero no encontró nada.
De pronto recordó que en su casa en Los Hamptons, se llegaba al sótano a través de una puerta en el suelo de la habitación.
Se paseó por ella agachado, levantando alfombras cubiertas de polvo y suciedad, claramente esas decoraciones ya no las ocupaban más.
Se adentró un poco más en la habitación, y en una de las esquinas más recónditas vio lo que andaba buscando. Lentamente y con mucho cuidado levantó una puerta que daba a una escalera, y escuchó movimiento. Espero a escuchar a Beckett, pero solo oía los pasos una persona.
Se alejó de la escalera y llamó a esposito evitando hacer ruido.

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Luego de unos minutos esperando, esposito entró con sumo cuidado a la habitación, y vio cómo Castle iluminaba su propio rostro para que su compañero lo reconociera. Éste se acercó a él, y en silencio intentó escuchar lo que ocurría en el otro nivel, pero sólo escuchaba cosas chocando unas con otras.
-De acuerdo, yo bajaré primero. Intentaré que no me vea. –Castle asintió y se dispuso a seguirlo.
Esposito se deshizo de su chaqueta para que no le quitase agilidad y en completo silencio comenzó a bajar los escalones.

Al principio veía solo antiguos juguetes, bicicletas y otros artefactos que estaban arrumbados. En la pared de la derecha pegada a la escalera, vio la ranura de una puerta. Seguramente aquel lugar daba a algún patio o terraza de la mansión. Hizo un par de gestos a Castle indicándole que seguiría bajando.
Al hacerlo, esposito pudo ver a una mujer que estaba metiendo dinero, y más artículos dentro de un bolso. Comprobó que Beckett permanecía inconsciente en una silla, atada de pies y manos.
-Beckett.- Dijo casi inaudiblemente.

Esposito siguió observando los movimientos de la mujer sin ser visto. Estaba esperando el mejor momento para bajar y acercarse lo más posible a Beckett. Pudo notar que sobre un mesón, al lado de Kate había un arma con un silenciador.
Esposito subió un par de peldaños y se acercó a Castle.
-Este es el plan. Tú bajarás cuando Laura te dé la espalda. Tienes que estar listo. Mientras, me daré la vuelta por detrás de esos muebles. –Indicó con su mano apuntando grandes estructuras de madera perfectas para esconderse.- Así la rodearemos y no tendrá escapatoria.- Explicó concisamente.
-¿Qué ocurre si nos descubren antes de que lleguemos a Beckett?- No pudo evitar mostrar su miedo.
-Esperemos que no lo haga. –Respondió esperanzado.

Esposito volvió al último escalón en donde Laura no podía verlo y cedió su lugar a Castle. Esperó que la mujer siguiera haciendo los bolsos, claramente para escapar. Estaba alerta para indicar a Castle cuándo bajar.
De pronto Laura se volvió, dándoles la espalda a los dos hombres, fue entonces cuando Esposito indicó a Castle que tenía que bajar. Rick entendió rápidamente el mensaje, y mientras Laura no lo veía intentó avanzar lo más posible a Beckett.
Al mismo tiempo, Esposito corrió en pintillas intentando llegar a los muebles que le servirían de escudo.
Al verlo, Laura rápidamente tomó el arma que tenía sobre la mesa y lo apuntó lista para disparar.
-¿Necesitas ayuda?- Preguntó Castle encantadoramente sarcástico.
-¿Quién eres tú?- Dijo acercándose también un poco a Beckett.
-Rick Castle.- Dijo sin titubeos esperando que Esposito apareciera rápidamente a espaldas de la mujer.
-¿Qué estás haciendo acá?- Preguntó una vez más con odio en su mirada.
-¿Qué estás haciendo tú?- devolvió la pregunta. –¿Intentando escapar? -Sabes que tu hijo en este momento está pagando por ti.- Atacó rápidamente su lado sentimental, era bueno para eso.
-Él no sabe nada. –Dijo la mujer evitando las lágrimas sin bajar el arma.
-¿Te refieres a que Will es su padre?, porque te puedo asegurar que eso si lo sabe.- De pronto se oyó un ruido proveniente del otro lado de los muebles.
Laura miró hacia atrás asustada, lo cual le dio tiempo a Castle para sacar su arma y apuntarla.
La mujer sintió los pasos de Esposito acercándose por detrás de los muebles y volvió su mirada a Rick para comprobar qué este también la apuntaba a ella. Y sin saber qué hacer, cambió su blanco. Ahora era Beckett, quien sin poder defenderse, se encontraba amenazada de muerte.
-Suelta el arma.- Dijo Esposito apareciendo entre los muebles amontonados al otro extremo de la habitación.
Laura permaneció en silencio, y mientras los ojos se le llenaban de lágrimas, tomó a Beckett por el pelo obligándola a echar su cabeza hacia atrás.
-Suelten sus armas.- Amenazó esta vez la mujer.
Castle pudo notar que de a poco Beckett hacia un intento por abrir los ojos. Seguramente el movimiento brusco la hizo reaccionar.
-Se acabó.- Dijo Esposito tratando de acercarse de a poco y cuidadosamente.
-¡Aléjate!- Ordenó la mujer a gritos.
Beckett, hacía un gran intento para enfocar su mirada en Castle sin moverse. Sentía dolor en todo el cuerpo, como si le hubieran dado una paliza. Intentó mover sus manos, pero ni de eso era capaz. Cerró los ojos una vez más mientras sentía las voces de Laura y Esposito retumbaban en sus oídos. Unió las pocas fuerzas que le quedaban, y volvió a abrir los ojos para mirar directamente a Castle, intuyendo su plan.
-¡Kate!- Gritó de pronto Richard.
Laura se volvió a él, al mismo tiempo en que Beckett tiró su cabeza hacia adelante y sentía el sonido de un disparo.

La bala incrustada en su pecho hizo que la mujer soltara su arma y callera redonda al piso al lado de Beckett. Esposito rápidamente se acercó a ella y apartó el arma del cuerpo derrotado de la mujer. Se apresuró a buscar su pulso apenas perceptible, para comprobar que estaba muriendo.

Por su parte, Castle se apresuró a Kate, quien aparentemente volvía a su estado intermitente de inconsciencia. La desató de manos y pies, y trató de despertarla dando pequeños golpes en sus pálidas mejillas.
-Está muerta.- Informó Esposito refiriéndose a Laura.
Castle sintió un escalofrío recorrerle la espalda. Y quedó pasmado mirando como la mujer se desangraba a sus pies.
-Lleva a Beckett a la habitación, has que la enfermera la revise, y quédate con ella.- Intentó sacarlo del shock.
Castle le dedicó una mirada a Esposito, y sin pensar hizo lo que le ordenaba.
Tomó a Beckett en brazos y evitando pensar en nadie más que en ella, se dispuso a sacarla de ahí.
Subió la escalera, mientras Beckett intentaba decir algunas palabras. Castle se apresuró a llevarla hasta la habitación que les correspondía. Haciendo malabares con Kate en brazos, se las arregló para abrir sin ayuda la puerta, y mientras Beckett parecía entender lo que estaba ocurriendo, se abrazó a su cuello e intentó hacer las cosas más fáciles.

Castle se aceró a la cama y la dejó delicadamente sobre ella evitando perder el equilibrio. Con su mano izquierda intentó acomodar su cabeza entre las almohadas, acercándose, sin querer, cada vez más a su rostro.
Se quedó observándola un par de segundos aliviándose de que estaba bien.
A Beckett le tomó varios segundos en darse cuenta de que estaba acostada en algún lugar y abrazada a alguien. Intentó recordar lo que ocurría, pero la sensación de letargo era demasiado fuerte como para encajar las piezas. Sintió de pronto el aroma de Castle impregnado en ella. Y haciendo, nuevamente un gran esfuerzo, abrió los ojos para comprobar que Richard se encontraba a pocos centímetros de ella y que lo tenía por el cuello abrazado. Su cabeza ni siquiera funcionaba como para creer que podría ser una alucinación, y claramente, sin pensar, acarició dificultosamente su cuello, apenas manejando el peso de sus brazos, hasta que con un golpe de energía irracional, levantó su cabeza para llegar a sus labios. Castle se quedó inmóvil ante la situación. Sintió el calor y la suavidad de sus labios rozando los de él. Y de pronto sintió el deseo que recorría su pecho. Su beso duró pocos segundos. Castle se separó unos centímetros para ver que Kate luchaba por mantener sus ojos abiertos. “¿Estaba ocurriendo eso realmente?”, pensó. “¿Qué importa?”, pensó de nuevo él, y totalmente consciente de lo que hacía, se sentó a su lado, y volvió a besarla con toda la pasión que tenía guardada. Pasó una mano por debajo de su espalda para sentir su cuerpo esforzándose para disfrutar la plenitud de su beso.
Pero de pronto Beckett sintió como todo le daba vueltas. No quiso abrir los ojos, y lentamente fue perdiendo esa energía que le permitía seguir besándolo. Poco a poco fue cayendo dentro de su inconsciencia una vez más. Castle se alejó completamente de ella. Se puso de pie, e intentó acomodarla en la cama. Contemplándola, su mano recorrió su cintura, bajó por su cadera y continuó hasta su muslo. Notó como el extensor de la funda de su pistola comprimía la parte superior de su pierna. Se preguntó si sería buena idea quitárselo. Lo pensó una vez más, y antes de negárselo a sí mismo, subió su vestido hasta el broche del extensor, y lo desabrochó, sin antes admirar la perfección de sus piernas. Quitó además sus zapatos de taco alto, y los dejó descuidadamente en el suelo. Se volvió a ella y la abrigó con una frazada y aprovechándose de la situación, volvió a besarla dulcemente.
-Buenas noches.- Susurró sin querer despertarla, y salió en búsqueda de la enfermera.

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Para cuando volvió, Kate seguía en la misma posición en la que él la había dejado y dio paso para que la enfermera la revisara.
-Se pondrá bien.- Dijo la enfermera con tono seguro.
-¿Esta segura?- Preguntó algo incrédulo.
-Sólo hay que dejarla dormir para que se le pase el efecto de la droga. Mañana probablemente sienta dolor en los músculos, y andará algo débil.- Finalizó con expresión seria.
-¿Esa es su manera de decirme que se pondrá bien?- Comentó poco animado.
-Agradezca que no fue una gran dosis, algo más de ella, y su condición sería diferente.- Contestó la enfermera alegrándose de que no era el caso de Beckett.
¿Cómo está?- Preguntó a Castle, Esposito, quien entraba en la habitación, al tiempo que la enfermera recogía sus cosas y se despedía de ambos.
-Se pondrá bien. La enfermera dice que la dosis no fue alta, así que hay que esperar a que pase el efecto.-Sonrió de mala manera.
-¿Te quedas con ella?- Preguntó sabiendo ya la respuesta. Castle asintió. –Muy bien. Cuando termine acá, me iré al precinto. Cualquier cosa te le haré saber.- Afirmó dándole una palmada en el hombro y se dispuso a salir del lugar.
-Cuídala bien.- Advirtió.
Castle sólo sonrió, y salió con él. Se despidió finalmente de Esposito y volvió a la habitación arrastrando un pequeño sillón para sentarse junto a Beckett, alerta ante cualquier eventualidad.
Apagó la luz, y se acomodó. Por su cabeza pasaron los sucesos ocurridos en su estancia en la mansión y como queriendo declarar todos sus sentimientos hacia Beckett, se acercó y tomó su mano delicadamente intentando no despertarla.
Beckett sintió como el calor de la mano de Castle se aferraba a la suya, y como un acto reflejo, intentó entrelazar sus dedos con los de él. Castle sin dudar, se aferró a ella, quedándose así tranquilamente dormido a su lado, en aquel sillón.

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Estaba comenzando a amanecer y Kate comenzaba a moverse. Algo aturdida aún, abrió los ojos tratando de ubicarse en el tiempo y espacio. Sentía un fuerte dolor de cabeza, y de cuerpo en general. Intentaba recordar, pero nada se le venía a la mente. Sintió que sostenía la mano de alguien, y miró hacia su derecha para ver a Castle incómodamente durmiendo en un pequeño sillón, y de paso, sus manos aferradas con fuerza descansaban sobre su abdomen.
Intentó sentarse sin querer soltar la mano de Castle, y al hacerlo, Castle despertó también.
-¡Hey!- dijo él retirando su mano, en contra de su voluntad, evitando hacerla sentir incómoda.
-¡Hey!- miró decepcionada. -¿Qué ocurrió?- preguntó sabiendo que él tenía mejores respuesta.
-Llegamos acá hace dos días para investigar…
-Castle.- Interrumpió sonriendo. –Sé breve.-Castle se alegró de ver esa sonrisa nuevamente en su rostro, y pensó que tal vez debía omitir ciertas cosas.
-Investigación, Laura, Droga. –Resumió lo que más pudo.
-¿Laura me drogó?- Preguntó asustada.
-Así es.
Castle le contó a Beckett lo ocurrido. Lo de Laura, de cómo la habían atrapado y cómo había acabado la historia. Y a pesar de la manera cómica de cómo contó su versión de los hechos, Beckett pudo notar con qué dificultad relataba ese episodio.
Beckett bajó la mirada, lamentaba haber hecho pasar por eso a Castle. Sabía que no era algo fácil de superar, pero confiaba en que él era un hombre fuerte.
Explicó también como Esposito se había hecho cargo de todo en su “ausencia”.
-Al menos las cosas salieron bien. –Comentó Beckett cuando Castle acababa con su historia.
-Nada de qué preocuparse.- Dijo con tristeza pensando en el íntimo momento de la noche anterior.
-¿Algo más que acotar?- Preguntó al verlo con la mirada perdida y su expresión de decepción.
Castle no respondió, parecía totalmente perdido en sus pensamientos. Recordaba con exactitud la calidez de sus labios, y la pasión de su beso. Podía describir cada movimiento de ambos durante aquel minuto de cercanía, pero eso era algo que nunca comentaría. Ese momento pasó a ser algo sagrado para él, incluso en la condición de Kate en ese entonces. Pero no se lo diría, no la creía capaz de asumirlo de buena manera, y él no creía tener la capacidad de poder describir ese momento de manera imparcial. No podría soportar la idea de que había sido sólo un accidente.
-¿Castle, ocurre algo?- Preguntó trayéndolo de vuelta a la tierra.
-No, nada.- Contestó sólidamente sin darle la cara.

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Luego de que Beckett recuperara un poco de su energía, y después de despedirse de la Familia Roach y recibir todos los agradecimientos que alguna familia pueda hacer, se marcharon de vuelta a Manhattan.
Subieron al auto, y el mismo hombre que los había llevado hasta ahí conducía de vuelta con ellos.
Castle echo un vistazo a la casa desde el interior del vehículo como queriendo congelar esos recuerdos en su mente.
-¿Estás bien?- Preguntó Beckett nuevamente con la impresión de que había cosas que Castle no le había dicho.
-Todo bien.- Contestó mostrando una sonrisa poco convincente, y antes de que Kate siguiera preguntando se acomodó al interior del espacioso automóvil.
-¿Te molesta si duermo un poco durante el viaje?- Beckett lo miró extrañada. Definitivamente algo ocurría, de otra manera Castle iría como siempre, hablando y bromeando acerca de los casos, y estaba casi segura de que no tenía nada que ver con la manera en que el caso terminó.
-No.- Mintió. –Creo que yo hare lo mismo. –respondió a su vez acomodándose en el asiento, más que mal las 2 o 3 horas que demorara el viaje se harían más cortas si dormía.


Entrando a la ciudad, Beckett comenzó a abrir los ojos. Se dio cuenta que mientras dormían, la distancia entre su cuerpo y el de Rick había desaparecido. Estaban durmiendo con sus rostros frente a frente, respirando el mismo aire.
Se espantó al ver la cercanía, pero no se alejó. Una extraña sensación la invadía, tenía la impresión de que ya habían estado así de cerca anteriormente. Intentó forzar sus recuerdos, pero eran muy confusos.
Permaneció así durante largos cinco minutos, hasta que finalmente lo descifró: Se habían besado.
Trató recordar bajo que circunstancias había ocurrido, pero lo único que consiguió recordar fue lo bien que se sentía besar a Castle. Y bajo ese pensamiento fue sacando sus propias conclusiones de aquel fin de semana en Los Hamptons.

Para cuando Castle despertó, ya estaban bajo el edificio de Beckett. Montgomery le había aclarado que no quería verla en el precinto hasta que se sintiera mejor. Y claramente con este nuevo recuerdo que afloró en su mente, prefería meditar en su casa y tomarse el tiempo necesario para digerir esa nueva información que Castle escondió. Le costaría mirar a Richard de la misma manera que hacía antes. Habían dado un gran paso en su relación.
-Te acompaño hasta tu hogar. –Dijo Castle queriendo asegurarse de que Beckett llegara completamente bien a su lugar.
-No es… - Fue lo único que alcanzó a decir antes de que Castle estuviera fuera del auto y de pie junto a él.
Bajaron cada uno sus maletas, Castle con la excusa de que llamaría a alguien para que lo fuera a buscar hasta ese lugar.

Cuando ya habían llegado arriba, Beckett abrió rápidamente la puerta, y volviéndose a Castle sonrió nerviosamente.
-Sé que no digo esto muy a menudo, pero Gracias Castle. De no ser por ti, tal vez no estaría llegando así ahora. –Dio un par de segundos para que Castle respondiera, pero escuchó sólo silencio. –En fin, gracias por salvarme la vida… Otra vez. –Añadió finalmente haciendo alusión a aquella vez cuando Castle la había salvado con sus ideas únicas.
-No fue nada, tú hubieras hecho lo mismo por mí. Además, no creo que el precinto funcione sin ti. –Bromeó para alivianar la tensión.
Kate solo sonrió y sus ojos se encontraron, y pudo ver la misma mirada de la noche anterior. Nerviosa bajó la mirada, aclaró su garganta.
-Bueno, gracias de nuevo.- Castle comprendió la señal, y solo sonrío.
-Hasta mañana.- Dijo volviéndose a su maleta y disponiéndose a salir de ahí.
Beckett cerró la puerta de su departamento viendo como Castle se marchaba sin saber que hacer con ese recuerdo que los perturbaba. Quedó apoyada con su espalda en la puerta y sus ojos cerrados sintiéndose totalmente derrotada. Culpándose a si misma por no tener el valor de decirle a Castle lo que ocurría, y culpándolo a él por no habérselo contado antes.
De pronto el timbre la trajo nuevamente a su triste realidad, se volvió rápidamente y abrió la puerta para ver a un Castle totalmente distinto que hacía segundos atrás.
Castle dio un paso, y decidido a arriesgarse, tomó a Beckett por la cintura con una convicción nunca antes vista. La miró a los ojos, y la besó tal cual lo había hecho la noche anterior. Beckett quedó inmóvil, sin poder decir nada. Estaba de una pieza sintiendo como Richard Castle la besaba.
-No podía dejarlo así, Kate.- dijo casi en susurro alejándose un par de centímetros.
Si la cabeza de Kate estaba hecha un desastre tratando de organizar sus ideas, esto no lo aclaraba. Pero al momento en que Castle se volvía para salir nuevamente de ahí, tiró de su mano hacia ella, se colgó a su cuello, y esta vez, completamente consciente de lo que hacía, volvió a besarlo. No le importaba nada más. Ese fin de semana, había tenido la oportunidad de despertar con él a su lado, había sentido el calor de su cuerpo pegado con el de ella, la efusión de sus besos, y no lo dejaría ir, no sin antes arriesgarse a estar con él.

Castle se alejó, y tomó su rostro entre sus manos, y se alegró de ver esa sonrisa de aprobación, de decisión a arriesgarse con él en aquella aventura.
-Creo detective que este viaje le ha traído demasiados dolores de cabeza.- Sonrió acariciando su rostro.
-Demasiados, ¿Qué puedo decir?- Continuó con tono meloso.
-Si yo fuera tú, me tomaría unas vacaciones.- Caminaron hacia el sillón, ella colgada de su cuello, y él atrayéndola por la cintura.
-¿Tienes algo en mente, Rick?
-¿Qué tal un fin de semana en Los Hamptons?- Kate lo miró a los ojos y lo empujó al sofá sin decir nada. Y una vez sobe él, lo volvió a besar.