(+18) La primera noche

Aquí tenéis, me está gustando este fic, no sé si al final lo haré más largo...


Salgo de la habitación mientras que ella se queda en la cama. Es mejor así, prefiero hablar con Alexis yo primero, explicárselo todo, además Kate está desnuda, no quiero que mi hija tenga esa imagen en la cabeza, a mí me encanta, pero dudo mucho que mi pelirroja piense igual.

Ha sido una noche fantástica, nunca me lo había pasado tan bien. Voy a echar de menos a mis compañeros, a todos, pero aún así me alegro de que el instituto se haya terminado, por fin empieza mi vida de adulta, una vida que me asusta y me atrae por igual. Sonriendo me apoyo en la puerta con los tacones en la mano, me duelen los pies, no lo notaba mientras que bailaba, pero ahora no hay quien lo aguante. Dejo los zapatos en el suelo y me fijo en la mesa, hay un precioso ramo de rosas blancas en el centro. Me acerco curiosa, huelen increíblemente bien, en un sobre pone mi nombre. Cuando lo abro una sonrisa se dibuja en mis labios y un par de lágrimas se escapan de mis ojos.

“Desde que naciste he soñado con verte con la toga de graduación. Ahora siento que mi niña ya es toda una mujer, pero espero que aún tenga algún tiempo para jugar con su padre. Te quiero mi vida, siempre estaré aquí si me necesitas. Felicidades. Papá”

La veo leer la dedicatoria con los ojos llenos de lágrimas, me acerco a ella y se me echa a los brazos, como cuando era pequeña y venía del colegio. Mi niña… siento que me he hecho viejo y que la vida ha corrido demasiado deprisa, no entiendo como esa preciosa mujer que llora y sonríe al mismo tiempo es el bebé que un día me colocaron en los brazos. Alexis se separa un poco y se limpia las lágrimas, la cojo de la mano y la llevo hasta la cocina, donde su desayuno también está preparado. Me siento a su lado y la oigo hablar, me cuenta lo mucho que se ha divertido, que está emocionada por esa etapa que ha finalizado y esa etapa que empieza, que está deseando conocer a sus compañeros de la Universidad pero que va a echar de menos a los del instituto, que le duelen los pies… mientras que habla saborea las tortitas con fresa, las mismas que le preparo desde los dos años cuando hay algo que celebrar. Cuando termina me mira y me pregunta cómo he pasado yo la noche.

Ha estado muy callado escuchándome mientras que desayunaba, apenas ha hecho comentarios, supongo que se siente triste porque he crecido, pero sé que también está feliz y orgulloso, se lo notaba en la mirada. Pero ahora está pensando en otra cosa, parece que quiere contarme algo, me limpio el rastro de sirope de fresa y le cojo la mano, quiero saber que ha cambiado a mi padre, porque tiene un nuevo brillo en los ojos.

Me dice que se lo cuente, que es mi hija y puedo contarle cualquier cosa, me hace gracia esa frase, se supone que soy yo quien tiene que decirla, pero la relación entre Alexis y yo siempre ha sido así, papeles invertidos. Miro hacia mi habitación, donde Kate me espera y vuelvo a mirar a mi hija. Empiezo a hablar, se lo cuento todo, bueno, omito algunos detalles, detalles que ningún padre le contaría a su hija, pero le hablo de cómo vino a pedirme perdón, de lo feliz que soy, de lo que siento por ella y lo que siente por mí…

No me lo creo, aún no me lo puedo creer. No sé qué pensar, adoro a mi padre y quiero que sea feliz, me encanta ese brillo que tiene en la mirada, sé que ha recuperado la ilusión, pero tengo miedo por él. Mi madre le hizo daño, él nunca lo dice y las pocas veces que viene le sonríe y se acuesta con ella… pero le hizo daño, yo lo sé, mi abuela lo sabe, mi madre lo sabe… Gina parecía la indicada, pero solo parecían marido y mujer en la calle, en casa parecían un escritor y una editora, siempre estaban igual, que sí tiene que escribir más rápido, que si no me presiones porque me bloqueo… hasta que un día decidieron terminar el matrimonio de forma oficial. Y luego… luego apareció ella, Kate Beckett, una inspectora de policía que embrujó a mi padre desde el primer día. Me encantaba oírle hablar de ella, de cómo iba a meterse en su vida y convertirla en su musa, de lo divertido que era jugar a ser policía. Yo era muy feliz viéndolo así, pero luego todo cambió… dispararon a Kate, yo estuve presente, mi abuela estuvo presente y mi padre… mi padre estaba a menos de un metro, justo al lado y quiso salvarla, aún tengo pesadillas en las que mi padre la aparta a tiempo y recibe él el disparo… y luego ella lo apartó durante tres meses, lo vi triste, hundido, se centró en el trabajo… pero ella volvió a buscarle y volvieron las risas y la alegría. Me daba miedo pensar que estar siempre con ella era un camino a la muerte, ya fuera por un disparo, por acabar en un congelador encerrado, o con una bomba a punto de estallar, pero él era feliz. Y ahora, después de que haya pasado un tiempo otra vez triste y deprimido, dolido porque ella le mintió me dice que es feliz, que ella por fin ha reaccionado, que le quiere y que él la quiere. Pero tengo miedo, miedo de que sufra otra vez, miedo de que estar cerca de ella lo ponga en peligro…

Observo como mi hija tiene una discusión consigo misma, espero pacientemente a que se decida a hablar. Mientras recojo las cosas y las guardo, necesito tener las manos ocupadas. Cuando termino cojo las ropas de Kate y las llevo hasta la habitación, ella me mira ansiosa. Le sonrió y la beso, tranquilizándola. –Está sorprendida, pensando, tranquila, todo saldrá bien.

Todo saldrá bien… necesito que Alexis me apoye, si ella cree que no soy digna de su padre no podré seguir con esto… debería darme igual lo que piense una adolescente, es mi vida, no la suya, pero ella conoce a Rick más que nadie, ella sabrá si soy buena para él. Él sale del baño con una pomada, me dice que me quite la camisa. Lentamente me aplica la crema en los moratones, con cuidado, para no hacerme daño. Siempre es así, siempre se preocupa de que no sufra, quiere protegerme, por eso me acompaña en todos los casos, aunque sean peligrosos, por eso me apartó cuando me dispararon, por eso me mintió, me quiere, y quiere cuidar de mí. Nunca he sido una mujer a la que le gusta que le mimen, pero me siento bien teniéndole así, curando mis cardenales, cardenales que no tendría si ayer lo hubiese escuchado, si no hubiera sido estúpida y hubiera pensado en él y no en mí y mi venganza… Me llama y lo miro, parece preocupado, acercó mis labios a los suyos y lo beso suavemente, quiero que sepa que por mí todo está bien, que le quiero.

Espero que Alexis lo entienda, necesito que las dos mujeres más importantes de mi vida se quieran, sé que Alexis ha pasado un año en el que su relación con Kate se ha resentido bastante, lo entiendo, todo lo que ha pasado la asusta, es normal, pero espero que guarde su miedo y su rencor y recuerde la relación que tenían antes, esa en la que ella le pedía permiso para trabajar en comisaría unos días o en la que la llamaba para consultarle sobre sus estudios. Miro a Kate, que ahora parece más tranquila, después de haber estado unos minutos meditando. Ella se incorpora y sonriéndome empieza vestirse, aprovecho para llevar la crema al botiquín y lavarme las manos, cuando regreso ya está lista. Tomo su rostro y la beso con pasión, en esos momentos quiero que sepa que la quiero, me responde con la misma intensidad hasta que nos quedamos sin aire. -¿Estás lista?

Estoy lista, lista para enfrentarme a Alexis y pedirle perdón por haber hecho sufrir a su padre, pero también lista para decirle que quiero a Rick y que no puedo vivir sin él.

Vienen cogidos de la mano, ella parece nerviosa, mi padre está tranquilo. Beckett se sienta frente a mí y mi padre se queda de pie, apoyado en la encimera de la cocina, mirándonos a ambas. -¿Le quieres?-Es una pregunta sencilla y quiero que sea sincera, quiero que me la responda. -Sí.-No veo la menor duda en sus ojos ni tampoco en sus labios. Asiento con la cabeza, mi padre le sonríe cariñosamente. –No le hagas sufrir, no te lo perdonaré jamás.-Espero también que me responda a esto, mi padre ahora me mira un poco preocupado, pero ella no parpadea. –No quiero hacerle sufrir, por una vez en mi vida voy a pensar en la persona a la que quiero y no en mí. Haré todo lo que esté en mi mano para hacerle feliz. Créeme Alexis, ambas queremos lo mismo. –Clavo mis ojos azules en los suyos, avellana o verdes, no lo sé, jamás he podido distinguirlo, nos miramos durante unos segundos. Ambas notamos el nerviosismo de mi padre. Al final retiro la mirada y sonrío, con sinceridad. –Espero que seáis muy felices.

Genial, tengo su aprobación, me ha aceptado, ha entendido que quiero a su padre y que quiero hacerle feliz. Nos sonreímos durante un rato, Castle nos coge de la mano y pasa la mirada de una a la otra, feliz. Alexis se levanta y bosteza. –Estoy muerta, necesito dormir, ¿me despertáis para almorzar?

Asiento con la mirada y la despido con un beso en la mejilla, Kate hace lo mismo. Cuando estoy seguro de que ya no puede vernos la tomo de la cintura y la beso alegremente. –¡Sí, sí, sí, sí, te quiero, te quiero, te quiero!

Parece un niño, me contagia su alegría, es perfecto para mí. Nos sentamos en el sofá y no nos movemos de allí en toda la mañana. Nos besamos, me acaricia, le acaricio, me hace cosquillas, hablamos sobre mil cosas, pero todavía hay algo que tengo que decirle, debo decirle que he renunciado.

Muchas gracias por los comentarios de la segunda parte y por los futuros de esta, que espero sean muchos.