Colaboradores. EPILOGO 21/03/2013
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Re: Colaboradores. EPILOGO 21/03/2013
Yo no creo en ese de las superticiones y puedo decirte que mucho menos con tu historia y con este capítulo, me he pasado todo el capítulo riéndome con Lanie, Espo, Cam y Vaziri, vaya día eligen para emborracharse jaja
Me gusta mucho lo relajada que se ve Kate estando fuera de los ojos de Gates, se muestra más cercana a Castle y las muestras de afecto son mayores de lo que vemos en la comisaría.
Me alegro que Brennan entendiera lo que Kate quería decirle con respecto a Vaziri, si no le llega a decir nada, pobre la que le espera al chico conociendo a Brennan jajaja
Me esperaba paseo turístico de lapareja por Whasington porque tus capítulos donde se dedican a visitar ciudades son geniales, pero la verdad es que la idea de Kate me ha encantado
Espero con muchas ganas el capítulo del lunes Ana!
Me gusta mucho lo relajada que se ve Kate estando fuera de los ojos de Gates, se muestra más cercana a Castle y las muestras de afecto son mayores de lo que vemos en la comisaría.
Me alegro que Brennan entendiera lo que Kate quería decirle con respecto a Vaziri, si no le llega a decir nada, pobre la que le espera al chico conociendo a Brennan jajaja
Me esperaba paseo turístico de lapareja por Whasington porque tus capítulos donde se dedican a visitar ciudades son geniales, pero la verdad es que la idea de Kate me ha encantado
Espero con muchas ganas el capítulo del lunes Ana!
Re: Colaboradores. EPILOGO 21/03/2013
Yo solo te puedo decir que continues cuanto antes.
Delta5- Escritor - Policia
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Re: Colaboradores. EPILOGO 21/03/2013
Lo cuentas y describes todo tan bien, que parece que los estoy viendo en el Jeffersonian. Has captado muy bien la esencia de cada personaje, a Castle y a Becket, ya los tienes calados y bordas sus personajes, a los de Bones, también les has cogido muy bien el tranquillo, a pesar de lo difícil que es Brennan, por ejemplo.
Me gusta el caso y como lo cuentas y documentas, pero te confieso que prefiero las escenas de ellos dos, y los capis eminentemente Casket son mis preferidos.
Me gusta el caso y como lo cuentas y documentas, pero te confieso que prefiero las escenas de ellos dos, y los capis eminentemente Casket son mis preferidos.
Cata Castillo- Escritor - Policia
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Re: Colaboradores. EPILOGO 21/03/2013
Acabo de leerme los capítulos que me quedaban para ponerme al día. Me encanta!!! Lo que me deja con la boca abierta es la cantidad de detalles que tienes a la hora de plasmas las escenas del laboratorio!! Eso tiene que tener un gran trabajo de investigación y te admiro mucho por ello!!
Y has conseguido a la perfección plasmar las personalidades de los personajes de Bones.
Sobre las escenas Caskett, qué decirte que no hayan dicho ya?? Me está encantado ese pasado que le has puesto a Castle. Muy curioso e interesante!! Aunque me has dejado como a Castle, con una curiosidad horrible sobre qué hizo Beckett a sus 18 años jeje
Le contará Kate algo sobre su época de instituto??
Me tienes conquistada con tu historia y yo sí quiero que sigas porque me encanta y, como yate he dicho, admiro mucho tu investigación!!
Y has conseguido a la perfección plasmar las personalidades de los personajes de Bones.
Sobre las escenas Caskett, qué decirte que no hayan dicho ya?? Me está encantado ese pasado que le has puesto a Castle. Muy curioso e interesante!! Aunque me has dejado como a Castle, con una curiosidad horrible sobre qué hizo Beckett a sus 18 años jeje
Le contará Kate algo sobre su época de instituto??
Me tienes conquistada con tu historia y yo sí quiero que sigas porque me encanta y, como yate he dicho, admiro mucho tu investigación!!
LeFleur89- Actor en Broadway
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Re: Colaboradores. EPILOGO 21/03/2013
Lunes... recién estrenado, pero lunes...
Gracias por vuestros comentarios... no sabéis que complicado es todo esto... ¿quién me mandaría a mi meterme en el pasado de estos dos? a ver si hoy hay suerte y os gusta, Cata, supongo que te gustará, porque este capítulo es escaso en protagonistas. Alba, aún no conozco Washigton, pero si quieres en un par de meses te rehago el capítulo .
Gracias de nuevo por leer, se que hoy es largo... pero a veces me cuesta eliminar frases...
CAPITULO 14.
Castle pasó uno de sus brazos por la cintura de ella en cuanto salieron a la calle. Ella le miró sonriendo y se apretujó contra el costado de él pasando su brazo por detrás hasta colar su mano en el bolsillo del pantalón trasero de Castle que pegó un pequeño respingo al notar como los dedos de ella le estrujaban levemente el trasero por encima de la tela.
- ¿Estas segura que quieres dar un paseo? – le preguntó con picardía - ¿no prefieres que subamos a la habitación?
- ¿No te apetece pasear Castle? – respondió ella volviendo a estrujarle.
- Si continuas así, no se si voy a poder contenerme – avisó y ella soltó una sonora carcajada.
- ¿Te provoco? – le preguntó
- Lo haces a todas horas – confesó – pero si sigues tocándome el culo así…
- ¿Tú sabes lo que es soportarte a ti en comisaría? – le preguntó parándose en seco
- Oye… yo no te toco el culo en comisaría – contestó el riendo mientras tiraba de ella para volver a caminar – tan sólo…
- ¿Tan sólo que, Castle? – le preguntó medio riendo - ¿tan sólo me rozas cada vez que puedes? ¿tan sólo te acercas demasiado con cualquier excusa? ¿tan solo te pones más colonia que antes?
- Ni que eso fuese un delito – contestó sonriendo.
- No lo es, pero a veces me dan unas ganas de… - le dijo callándose y apretando los labios.
- ¿De detenerme y llevarme tu misma a los calabozos? – preguntó divertido.
- No sé si llegaríamos a los calabozos – afirmó y ambos rieron.
Cruzaron la calle hasta la valla del parque Lafayette, Castle bromeó al mirar hacía la Casa Blanca, asegurando haber visto a Obama a través de una ventana, y ganándose un manotazo de Kate por haberla asustado al elevar la voz y por haber provocado que las decenas de turistas que tomaban fotografías desde la puerta, se alterasen arremolinándose contra la valla y lanzando un torpedeo continuo de “clicks” con sus cámaras.
Continuaron bordeando el parque, inaccesible a los turistas y rodeado de seguridad, hasta la Avenida 17 noroeste, por la que pasearon hasta llegar al monumento en recuerdo a los caídos de la primera división, atravesando el pequeño parque tras el monumento dirigiéndose hasta el parque de la elipse.
- ¿Dónde quieres ir por aquí? – preguntó Castle viendo que ella le conducía a través del parque.
- Quiero que leas algo – le dijo – y a ser posible lo grabes en tu mente.
Él la miró sin saber muy bien a lo que se refería. La besó en la mejilla y se dejó conducir. Caminaron hasta una escultura de bronce, con la figura de un hombre y una mujer flanqueando a un niño vestido de boy scout.
- ¿El monumento en memoria de los scouts? – preguntó él medio riendo.
- Lee - ordenó ella.
- ¿De verdad quieres que..? –
- Lee…
- Está bien – dijo él suspirando y comenzó a leer:
Por mi honor haré todo lo posible para cumplir con mi deber hacia Dios y mi patria y obedecer la Ley Scout para ayudar a los demás en todo momento, mantenerme físicamente fuerte, mentalmente alerta y moralmente recto.
- La próxima vez que prometas algo con “palabra de Boy Scouts”…
- ¿Todavía te acuerdas? – le preguntó rodeándola la cintura con ambos brazos y atrayéndola hacía él.
- Claro que me acuerdo – le contestó molesta por la duda.
- ¿Te acuerdas de más cosas que haya hecho? – preguntó besándola.
- Me acuerdo de todo – aseguró en sus labios y él comenzó a reír
- Lo sé… y eso lo podías haber dicho antes – le dijo sonriendo – me hubiese ahorrado casi un año de hacer el tonto…
- No hiciste el tonto – dijo ella besándole – necesitaba espacio.
- Bueno, ya da igual – afirmó – tengo lo que quiero – dijo abrazándola fuerte contra él.
Continuaron caminando por el parque de la Elipse, dirigiéndose al monumento a Washington, el primer presidente de los Estados Unidos, un impresionante obelisco de ciento setenta metros de altura construido en mármol y granito. Kate comenzó a hablar sobre la construcción del mismo, la más alta de la ciudad desde su construcción, y la más alta del mundo hasta que fue desbancada por la Torre Eifell de París, hablaba sobre como fueron donadas muchas de las piedras utilizadas y como tuvieron que pararla por falta de dinero, le señaló la diferencia visible del tipo de piedra en el primer tercio del monumento.
Castle la miraba entusiasmado, le gustaba la facilidad con la que Kate hablaba de la historia, en especial de aquella que representaba los valores y pilares sobre los que fue fundado su país, y por un momento viajó en la historia, imaginando a una revolucionaria Kate luchando por la independencia de los ingleses en 1776, y defendiendo ante todos la creación de un lugar donde todos fuesen libres, independientes e iguales, y no podía imaginarse a él mismo de otra forma que no fuese estar cerca de ella, cuidando de su caballo, preparándole café y abrazándola en la fría noche de las tiendas de campaña después de las batallas.
- Rick… ¿ocurre algo? – le preguntó al ver que tenía sus ojos perdidos en algún lugar de los suyos.
- No… - contestó el sonriendo – te escuchaba.
- Escuchabas pero no procesabas – le dijo – siento aburrirte, me apasiona la historia de nuestro país.
- No me aburres – aseguró – al contrario Kate. Te imaginaba en otro lugar, en otro tiempo.
- Eso me recuerda que tú – le dijo clavándole el dedo índice en el pecho – tienes que situarme en otro tiempo de tu vida.
- Vamos al estanque del reflejo – le dijo – nos sentaremos y seguiré.
- Vamos – dijo ella inquieta tirándole de la mano mientras caminaba de espaldas hacia el estanque.
El turno le tocó a Castle, que le explicó que estanque del reflejo, era una gran piscina de casi setecientos metros de largo por cincuenta de ancho, que no superaba los setenta y cinco centímetros de profundidad y que separaba los monumentos de Washington y Lincoln. La escasa profundidad y la ausencia de fuentes, hacía que la calma la inundase y su superficie se convirtiese en un espejo sobre el que se reflejaban los monumentos y la vegetación que la rodeaban.
- ¿No te interesa verdad? – le preguntó cuando vio su cara de decepción.
- Es sólo un estanque, bonito pero un estanque – contestó.
- ¿Ves ese banco de ahí? – le dijo – vamos.
Él se sentó y la colocó sobre su regazo, pasando sus brazos alrededor de la cintura de ella.
- ¿Por donde íbamos? – preguntó sonriéndola.
- Ligabas en el parque mientras Alexis jugaba – aseguró Kate.
- Si claro – río él – eso… no era para tanto… la mayoría eran madres casadas y nunca he intentado ligar con una mujer con novio o marido.
- A mi me besaste y estaba con Josh – le dijo ella separándose y mirándole.
- Y no me arrepiento en absoluto de haberlo hecho – aseguró ladeando la cabeza - ¿te molestó?
- No – dijo ella riendo suavemente – no me molestó, me pilló por sorpresa – admitió.
- Había que hacer algo o ese tipo… - comenzó.
- ¡Venga ya Rick! – le dijo riendo - lo estabas deseando y no perdiste la oportunidad, podías haber hecho cualquier cosa en vez de besarme.
- Era más creíble besarte – le dijo – e increíble además –añadió -y yo creo que te gustó ¿eh pillina? Porque cuando me lo devolviste casi me dejas sin respiración.
- Había que hacer algo o ese tipo… - replicó ella repitiendo sus palabras mientras le sonreía.
- Lo estabas deseando – le dijo – admítelo.
- No lo estaba deseando – negó ella – además yo estaba con Josh y...
- No me lo recuerdes – pidió él – seguro que tu doctorcito besaba muy bien.
- ¿Celos Rick? – preguntó graciosa.
- Creo que ya lo he superado – le dijo besándola en la nariz.
- Si, admito que lo has superado – le dijo Kate sonriendo – tu besas mejor – admitió.
- Y… también ¿estoy más bueno? – le preguntó acercándose a sus labios.
- ¡Rick! – regañó ella – no me hagas esas preguntas. Ligabas en el parque – le recordó.
- Conocí a un buen número de madres divorciadas – aseguró – así el parque no se hacía tan aburrido – confesó – era divertido estar con Alexis, pero cuando se juntaba con otros niños, pasaba de su padre y me aburría soberanamente… algo tenía que hacer.
- ¿No podías llevarte un libro como todo el mundo? – preguntó ella.
- Si leía no estaba pendiente de mi niña – aseguró – ya sabes cuando me meto en la lectura…
- Claro, claro, mirar mujeres no te distraía de cuidar a Alexis – espetó Kate.
- ¿Celos Kate? – devolvió él.
- Tu sabrás lo que haces… - contestó.
- Lo sé – dijo él llevando su mano a la espalda de ella justo en la cinturilla de pantalón de Kate – tienes esto y no dudarás en usarlo – dijo palpando el arma escondida.
- Aprendes rápido – dijo besándole – continua…
- No sé si esta parte va a gustarte – aseguró.
- Gina – adivinó ella y el asintió – y no tenemos una copa – le dijo sonriendo.
- Yo tenía como editor a John – comenzó – un buen día mientras hacía deporte por Central Park su corazón le dio un aviso serio y pasó en el hospital más de tres meses, la editorial me asigno a Gina.
- No te pares – le dijo.
- Al principio Gina me pareció una estúpida niña pija y malcriada – comenzó – poco a poco fui descubriendo que tan sólo era exigente con el trabajo, muy exigente. Y en ese momento esa forma de exigirme puso un punto de tranquilidad en mi vida. Creo que fue la primera vez que entregué una novela antes de tiempo y para celebrarlo la invité a cenar. Alexis ya tenía ocho años y era condenadamente preguntona y yo no podía responder a todas sus preguntas, lo intentaba, pero hacer de padre y de madre era bastante complicado, y te juro que fue entonces cuando entendí por lo que tuvo que pasar mi madre criándome sin ayuda – dijo fijando la vista en el estanque.
- No te pares Rick – le apremió Kate poniendo su mano sobre la cara de él y obligándole a mirarla.
- Empezamos a quedar con asiduidad – continuo él - ella sabía que yo tenía a Alexis y quiso conocerla, así que, un día quedamos para ir al zoo de Central Park y sorprendentemente resultó increíble. Alexis y Gina compartían gustos sobre los pingüinos y cuando quise darme cuenta una de sus manitas se agarraba a la de Gina y la otra a la mía. Esa fue la señal.
- Y le pediste que se casase contigo… - aseguró Kate.
- No tan rápido– dijo lanzando una carcajada – pero si lo hicimos más serio, no podía meter la pata con Alexis de por medio. Meredith se había ido a Los Ángeles y apenas la veía dos o tres veces al año, no podía darle a mi niña esperanzas de tener una familia sin estar seguro de que iba a funcionar, Alexis estaba entusiasmada, Gina la llevaba de compras, iban juntas a la peluquería, se probaban ropa durante horas…
- Cosas de chicas – aseguró Kate
- Exacto, cosas que no podía hacer conmigo –aseguró - y aunque mi madre pasaba mucho tiempo con ella, poco a poco fue dejándole sitio a Gina.
- ¿Martha y Gina se llevan bien? – preguntó curiosa Kate.
- Bueno, después de la pasta que me costó divorciarme – le dijo – su simpatía hacía ella bajo un poco, pero si, en general no se llevan mal.
- Así que ¿yo soy afortunada con tu madre? – preguntó sonriendo.
- Es de tu club de fans – aseguró – ya te lo he dicho.
- ¿Cuándo te casaste? – preguntó Kate cambiando de tema y sonriendo al pensar en Martha.
- Como buena organizadora – comenzó él - Gina tenía que organizarse una boda digna de su nivel y eso llevaba su tiempo, desde que le pedí que se casase conmigo hasta que nos casamos paso casi un año, aunque vivíamos juntos.
- ¿En tu loft? – preguntó Kate.
- No – contestó él y Kate se alegró secretamente de su respuesta – nos mudamos a una casa en Tribeca, muy cerca de la editorial, no quise vender mi casa, y me alegro de no haberlo hecho – le dijo sonriendo.
- ¿Qué pasó para que te divorciases? – preguntó Kate
- ¿Te puedo contestar mientras andamos un rato? – preguntó él – hace frío.
- Si – dijo ella levantándose - ¿hacia el monumento de Lincoln
- n? – preguntó tendiéndole la mano para ayudarle a levantarse.
- Vamos – contestó incorporándose y tirando de ella para acercarla y abrazarla mientras andaban.
- ¿Qué paso? – insistió Kate metiendo su mano en el bolsillo trasero del pantalón de él.
- Me encanta que hagas eso – le aseguró sonriendo y ella volvió a estrujarle el trasero - ¿te podré pedir que lo hagas en comisaría?
- ¿Quieres dejar de cambiar de tema y continuar? – preguntó ella pellizcándole levemente.
- ¡Auch! – protestó – está bien… la verdad es que no me case demasiado convencido – afirmó – la convivencia con Gina empezaba a saturarme. Quise pensar que eran los nervios, Gina quería tener todo bajo control, a la milésima y eso la estresaba y me estresaba a mi también, pero con Alexis era diferente, seguía dedicándole tiempo y le ayudaba con sus tareas y me aliviaba con sus preguntas y simplemente pensé que tenía que hacerlo, que tenía que casarme, que era lo mejor para los tres – aseguró – de vez en cuando volvía a mi casa allí podía escribir con tranquilidad. Gina poco a poco fue haciéndose más y más exigente. No sé si aquello era un matrimonio o una relación de esclavitud.
- No exageres – le dijo ella riendo.
- No exagero Kate – afirmó – no podía negarme a ninguna fiesta, a ninguna presentación o firma, era como un pelele moviéndome al antojo de mi mujer, que además ejercía de jefa, cuando no era por acompañarla era para promocionarme. Alexis era lo más importante para mi y aunque ella estaba feliz, yo cada vez estaba más triste, mi vida cambiaba de vida a trabajo, y poco a poco íbamos discutiendo cada vez más, y yo iba huyendo a mi casa con más asiduidad, o aceptando firmas lejos de casa, y en uno de esos viajes me lleve conmigo a Alexis, estuvimos una semana en Canadá con la promoción de mi último libro, y como no, mi hija la gran preguntona me preguntó si era feliz
- ¿Cuántos años tenía? – preguntó Kate.
- Doce o trece – contestó pensativo él – trece… y eran los suficientes para hacerme entender que ella no sería feliz viéndome cada vez menos por casa y cuando lo hacía sólo oyendo como Gina y yo discutíamos por trabajo. Solo trabajo. Así que cuando volvimos de Canadá, ni pasamos por Tribeca, fuimos directos a casa y después de hablarlo o discutirlo durante un par de meses, pedí el divorcio.
- ¿Lo pediste tú? – preguntó extrañada.
- Gina no es tonta Kate – aseguró él – cuanto más ganase yo con mi último libro, más se embolsaba ella con el divorcio, así que, ella no tenía prisa.
- Y después de divorciarte apareció de nuevo el Castle mujeriego – aseguró Kate.
- Si – sonrió él – mi madre se mudo a vivir con nosotros, su último marido la había dejado en la ruina, ella recuperó a su nieta y poco a poco las ganas de volver a salir y divertirse, pero mientras lo hacia, era yo quien salía, tranquilo porque Alexis estaba con mi madre.
Llegaron hasta el monumento a Lincoln, un templo griego de estilo dórico, en cuyo interior y sentado mirando hacía el obelisco en memoria del primer presidente, la figura del decimosexto presidente de los Estados Unidos. Kate escuchó las leyendas sobre la posición de las manos del presidente, que según afirmaba Castle formaban en lenguaje de signos las iniciales de su nombre AL. Otra leyenda contaba que la parte posterior de la cabeza de la escultura era la cara de Robert E. Lee, el general confederado que se rindió ante Ulysses Grant poniendo fin a la guerra civil. Un confederado y defensor de la esclavitud compartiendo cabeza con el presidente de los Estados Unidos que abolió la misma. La leyenda cuenta que el general Lee mira hacia el cementerio de Arlington, construido sobre las que fueron sus tierras.
- Eso son… – protestó Kate
- Leyendas urbanas – continuó él – pero mira sus manos y mira detrás, su cabeza…
- No digas tonterías – le reprendió- anda vamos cruzar el Potomac.
Continuaron andando bordeando el monumento a Linconl y divisaron el puente de Arlington, si lo cruzaban, al otro lado del Potomac estaba el cementerio de Arlington, donde estaban enterrados los restos de los veteranos de las diferentes guerras en las que habían participado los Estados Unidos. También descansaban los restos de la familia Kennedy, y los restos de los tripulantes de los transbordadores Challenger y Columbia.
Al llegar al principio del puente, dos grandes esculturas equestres doradas flanqueaban cada lado del puente. Representaban el valor y el sacrificio.
Accedieron al puente, Castle tenía que elevar la voz para hacerse oír entre el tráfico.
- Entonces tu madre vive con vosotros desde hace cinco años – aseguró Kate.
- Y creo que no hay forma de echarla – se lamentó él y Kate se puso a reír.
- Martha es un encanto Rick – aseguró.
- Eso es porque no has vivido con ella – le dijo.
- ¿Los días que estuve en tu casa no cuentan? – preguntó ella sonriendo.
- No cuentan, estaba Meredith – dijo él – no tenía fuerzas para atacar a nadie más, se reservaba para ella.
- Vamos Rick – se quejó ella – la pintas como una arpía cuando en realidad…
- ¿Cuántas veces nos ha interrumpido? – preguntó él sonriendo.
- Pero, ella estaba en su casa – contestó ella – yo no…
- ¿Y el día de la explosión en el banco? – preguntó él directamente y Kate se paró apoyándose sobre la barandilla mirando un avión que sin duda iba a aterrizar en el cercano aeropuerto Ronald Reagan.
- Ese día… - dijo ella
- ¿Pensabas que había muerto? – preguntó él
- Alexis estaba fuera – comenzó ella – estaba muy nerviosa e incluso yo diría que enfadada conmigo, ella sabía que estabais los dos dentro y cuando oí la explosión… me asusté, temí por ti, por Martha y porque no sabría que decirle a Alexis… y me vino a la mente aquella vez que me hiciste prometerte que cuidaría de ella si te pasaba algo y…
- Entonces si lo pensaste – le aclaró él poniéndose detrás de ella y colocando sus manos sobre la barandilla, una a cada lado del cuerpo de ella que se inclinó hacía atrás apoyándose en él.
- Si – confesó ella – lo pensé y tuve miedo, y cuando te vi allí sentado en el suelo, tranquilo y mirándome, yo… - dijo dándose la vuelta en su abrazo – me hubiese gustado besarte ¿sabes?
- Y a mi me hubiese gustado que lo hicieses – le dijo con una media sonrisa.
- Ese día fue especial Rick – le dijo acercando sus labios a los de él – tenía tantas dudas… pero cuando me di cuenta que podías haber muerto ahí…
- Llego mi madre y lo estropeo – le dijo él besándola – pero no importa, estoy convencido, completamente convencido que mereció la pena la espera.
Tras un largo abrazo, volvieron a caminar hasta llegar al otro lado del puente, llegando hasta el cementerio.
- ¿Saludamos a los Kennedy? – preguntó él sonriendo.
- Si, pero desde allí volvemos en taxi – dijo señalando sus tacones.
- Como tú quieras – le dijo sonriendo.
- Yo quiero que continúes – le dijo.
- Creo que desde el divorcio hasta el día que fuiste a la presentación del último libro de Derrick Storm – le dijo – mi vida fue una continua fiesta, pero ya no eran las fiestas a las que tenía que ir con Gina. Me sentía libre de órdenes y el color de mi cara había cambiado, ahora eran mis fiestas, era mi momento. Mi niña estaba creciendo, mi madre estaba en casa con ella, mis libros triunfaban, tenía dinero, fama… y estaba muy bueno – le dijo riendo – en esa época fue lo del caballo – dijo riendo – tendrías que ver la cara de tus compañeros persiguiéndome por Central Park – le dijo – claro que tendrías que haber visto también los cardenales que tuve en ciertas partes – sonrío.
- Y retiraron la denuncia – afirmó ella.
- Weldon… - dijo él – el alcalde estuvo riéndose de mi forma de andar durante semanas.
- No entiendo porque no dejo que al menos te pusiesen una multa – se preguntó.
- Hice una donación – aseguró – creo que alguno de los caballos de la policía montada de Nueva York lleva mi nombre.
- Los ricos siempre os libráis – le dijo – dinero…
- Weldon sabía que lo hice sin maldad – le explicó.
- Lo que hiciste con maldad fue perseguirme – aseguró ella.
- Eso fue culpa tuya detective – le dijo – apareciste en mi fiesta justo cuando yo le decía a Alexis que tenía que cambiar de vida, estaba harto de no saber el nombre de la chica con la que amanecía.
- ¡Oh! – dijo Kate parándose.
- ¿Qué ocurre? – preguntó él asustado.
- Oye, con ese pasado tuyo y no te he pedido ningún certificado médico – le dijo.
- ¡Kate! – protestó él – oye que siempre he tenido cuidado, estaría borracho más de una vez, pero eso de tener embarazadas llamando a mi puerta…
- Tendré que hablar con tu médico – le dijo ella.
- ¿Quieres su número? – preguntó sacando del bolsillo su IPhone – mis revisiones siempre han salido bien. ¿Y tú que? ¿A qué llamo a tú médico?
- ¿Quieres el teléfono de Josh? – le dijo graciosa – Creo que no eres su tipo…
- Que graciosilla eres – le dijo abrazándola con más fuerza contra él mientras andaban.
- ¿Qué paso después de que te sacase de esa fiesta? – le preguntó.
- Me pareciste tan… - comenzó – tan fuerte, tan indomable, un reto… y cuando atrapamos a aquel niño rico y me rechazaste, fui a casa y escribí durante horas – le dijo - ¿sabes cuanto tiempo llevaba sin escribir? No me quedaba más remedio que pedirle a Weldon que me hiciese el favor.
- Me costó mucho perdonártelo – le aseguró ella – y a Montgomery le hacia tanta gracia…
- A veces miró al despacho de Gates y me parece verle – confesó él.
- Oye Rick – le dijo volviendo a parar - ¿en que parte de tu vida está Sophia?
- Sophia no fue… - explicó – es cierto que nos acostamos pero… fue antes de Gina – dijo cortando – si no te importa no me apetece hablar de ella.
Caminaron en silencio durante unos minutos, Kate entendió su silencio, entendió que aquella mujer le había decepcionado y quería borrarla de su vida, como si fuese una mancha que salpicase su propio historial, se alegraba de haber participado en aquel caso, pero cada vez que venía a su mente la consecuencias que matar a aquella niña habían podido tener para el mundo le entraban nauseas, y más al pensar que la mujer a la que admiraba podía haber sido la causante de tal caos.
Kate le paró y le acarició la cara, besándole.
- ¿Algo más que confesar que yo no conozca de los cuatro años que llevas incordiándome? – preguntó Kate.
- Creo que lo sabes todo sobre mí, detective – confesó él – tal vez no sabes que me matabas de celos cada vez que aparecías con un novio nuevo
- ¿Un novio nuevo? – preguntó ella sorprendida
- Sorenson, Deming, Josh…
- ¿Sorenson? – le dijo riendo – un buen amigo.
- Espero que no sigas besando a tus amigos así – le dijo recordándole que les había pillado besándose.
- Soy irresistible – le contestó riendo – ya te lo dije.
- ¡Oye! – regañó él – esa frase es mía.
Llegaron hasta la tumba del matrimonio Kennedy y él llamó a un taxi para que fuese a recogerles y llevarles de regreso al hotel.
Mientras Kate hablaba con Gates sentada en el sofá, Castle preparaba el prometido baño ardiendo y llenaba dos copas con el vino que había encargado a la hora de la comida. Kate seguía hablando y decidió esperarla dentro de la bañera, cerró los ojos, cansado por la larga caminata que habían dado y se quedó ligeramente dormido.
Kate entró en el baño y le miró sonriendo, se desnudo deprisa despertándole cuando apoyó su cabeza en el hombro de él.
- ¿Todo bien con Gates? – preguntó
- Si, todo bien – contestó – estas agotado ¿eh?
- Sólo un poco cansado – afirmó - ¿quieres que te de un masaje en los pies? – preguntó al ver como ella se masajeaba.
- ¿Lo harías? – preguntó deseando que la respuesta fuese afirmativa.
- Date la vuelta – le pidió y ella apoyó su espalda al otro lado de la bañera él atrapó su pie izquierdo entre sus manos y comenzó a hundir sus dedos con maestría.
- ¡Guau! Rick…
- Mejor ¿Verdad? – preguntó
- Genial – dijo ella cerrando los ojos
- ¿Qué pasó cuando tenías dieciocho? – preguntó de improviso él y Kate abrió los ojos y él ni siquiera se dio cuenta, seguía masajeando con fuerza el pie de Kate.
- Después de cenar – le contestó y él paro sus dedos.
- Ahora – ordenó – después de cenar el resto de tu vida pero ahora quiero saber como fue tu primera vez.
- Yo no he dicho que se tratase de eso – protestó.
- Kate…
- Vale… pero continua – dijo moviendo el pie – por favor.
- No hasta que no empieces.
Kate cerró los ojos, como si al no verlo pudiese sentir menos vergüenza.
- Tenía casi dieciocho años – comenzó y él volvió a su masaje – había empezado en Standford, ya sabes los primeros días son un caos, lejos de casa, de los amigos…
- Sigue o pararé – amenazó él.
- No me costó hacerme amiga de la chica con la que compartía habitación – continuó Kate – ella era de San Francisco y tenía un gran número de conocidos, ya sabes, la cercanía… y el primer fin de semana me llevó con ella a una de las fiestas que daban sus amigos más mayores en la casa que compartían y allí conocí a Laurent…
- ¿Laurent? – preguntó Castle
- Si… Laurent, francés – explico Kate – estudiante de tercer año de derecho.
- ¿Francés? – interrumpió de nuevo él - ¿el de la realeza que decía Madison?
- ¿Oye quieres que te lo cuente o…?
- Perdona, perdona… - se apresuró a decir- continua
- Me has interrumpido tantas veces que ya no sé ni como seguir – le dijo.
- ¿Dónde fue? – preguntó para que ella retomase la conversación.
- Había quedado en volver a Nueva York para acción de gracias – continuo – mis padres estaban pasando unos días en su cabaña, al norte, y volverían en coche el día antes, pero yo no tenía clases y regresé el fin de semana anterior. Laurent y yo hablábamos por teléfono se suponía que iba a viajar a Francia para estar con su familia unos días, pero decidió hacer escala en Nueva York sin avisarme. No tengo ni idea de cómo consiguió mi dirección, pero se presentó en mi casa… su avión salía al día siguiente, cenamos en casa y como mis padres no estaban le dije que se podía quedar allí y…
- No se enteraron.
- Creo que mi madre siempre lo supo – afirmó – pero nunca lo hablamos, así que tendré siempre esa duda.
- ¿Por qué crees que lo sabía?
- ¡Rick! Mi habitación era la de una adolescente llena de fotos de actores y…
- ¡Kate! ¿En serio? – comenzó a reír - ¿en la cama de tus padres?
- No creo que haya sido la primera hija en …
- Para, para, para – le dijo él – como a Alexis se le ocurra meter a un chico en nuestra cama la desheredo – dijo alarmado.
- Para eso tendrías que enterarte – le dijo sonriendo – y supongo que Alexis procuraría borrar sus huellas.
- La desheredo – advirtió.
- Exagerado – le dijo salpicándole en la cara
- ¡Oye! No hagas eso – le dijo tirando de su pie y haciendo que ella se sumergiese en el agua.
- ¡Rick!– le regaño al sacar la cabeza y volvió a salpicarle
- ¡Tú te lo has buscado! – dijo agarrándola de ambos pies y arrastrándola hacia él hasta pegarla a su cuerpo inmovilizándola con sus brazos - ¿y ahora que, detective? – le dijo riendo.
- Cállate y bésame … - dijo ella besándole y pasando sus manos por el cuello de él.
*** *** ***
FIN DEL CAPITULO CATORCE.
G R A C I A S por leer hasta aqui.
Hum... no sé no sé .... espero que os guste.
Gracias por vuestros comentarios... no sabéis que complicado es todo esto... ¿quién me mandaría a mi meterme en el pasado de estos dos? a ver si hoy hay suerte y os gusta, Cata, supongo que te gustará, porque este capítulo es escaso en protagonistas. Alba, aún no conozco Washigton, pero si quieres en un par de meses te rehago el capítulo .
Gracias de nuevo por leer, se que hoy es largo... pero a veces me cuesta eliminar frases...
CAPITULO 14.
Castle pasó uno de sus brazos por la cintura de ella en cuanto salieron a la calle. Ella le miró sonriendo y se apretujó contra el costado de él pasando su brazo por detrás hasta colar su mano en el bolsillo del pantalón trasero de Castle que pegó un pequeño respingo al notar como los dedos de ella le estrujaban levemente el trasero por encima de la tela.
- ¿Estas segura que quieres dar un paseo? – le preguntó con picardía - ¿no prefieres que subamos a la habitación?
- ¿No te apetece pasear Castle? – respondió ella volviendo a estrujarle.
- Si continuas así, no se si voy a poder contenerme – avisó y ella soltó una sonora carcajada.
- ¿Te provoco? – le preguntó
- Lo haces a todas horas – confesó – pero si sigues tocándome el culo así…
- ¿Tú sabes lo que es soportarte a ti en comisaría? – le preguntó parándose en seco
- Oye… yo no te toco el culo en comisaría – contestó el riendo mientras tiraba de ella para volver a caminar – tan sólo…
- ¿Tan sólo que, Castle? – le preguntó medio riendo - ¿tan sólo me rozas cada vez que puedes? ¿tan sólo te acercas demasiado con cualquier excusa? ¿tan solo te pones más colonia que antes?
- Ni que eso fuese un delito – contestó sonriendo.
- No lo es, pero a veces me dan unas ganas de… - le dijo callándose y apretando los labios.
- ¿De detenerme y llevarme tu misma a los calabozos? – preguntó divertido.
- No sé si llegaríamos a los calabozos – afirmó y ambos rieron.
Cruzaron la calle hasta la valla del parque Lafayette, Castle bromeó al mirar hacía la Casa Blanca, asegurando haber visto a Obama a través de una ventana, y ganándose un manotazo de Kate por haberla asustado al elevar la voz y por haber provocado que las decenas de turistas que tomaban fotografías desde la puerta, se alterasen arremolinándose contra la valla y lanzando un torpedeo continuo de “clicks” con sus cámaras.
Continuaron bordeando el parque, inaccesible a los turistas y rodeado de seguridad, hasta la Avenida 17 noroeste, por la que pasearon hasta llegar al monumento en recuerdo a los caídos de la primera división, atravesando el pequeño parque tras el monumento dirigiéndose hasta el parque de la elipse.
- ¿Dónde quieres ir por aquí? – preguntó Castle viendo que ella le conducía a través del parque.
- Quiero que leas algo – le dijo – y a ser posible lo grabes en tu mente.
Él la miró sin saber muy bien a lo que se refería. La besó en la mejilla y se dejó conducir. Caminaron hasta una escultura de bronce, con la figura de un hombre y una mujer flanqueando a un niño vestido de boy scout.
- ¿El monumento en memoria de los scouts? – preguntó él medio riendo.
- Lee - ordenó ella.
- ¿De verdad quieres que..? –
- Lee…
- Está bien – dijo él suspirando y comenzó a leer:
Por mi honor haré todo lo posible para cumplir con mi deber hacia Dios y mi patria y obedecer la Ley Scout para ayudar a los demás en todo momento, mantenerme físicamente fuerte, mentalmente alerta y moralmente recto.
- La próxima vez que prometas algo con “palabra de Boy Scouts”…
- ¿Todavía te acuerdas? – le preguntó rodeándola la cintura con ambos brazos y atrayéndola hacía él.
- Claro que me acuerdo – le contestó molesta por la duda.
- ¿Te acuerdas de más cosas que haya hecho? – preguntó besándola.
- Me acuerdo de todo – aseguró en sus labios y él comenzó a reír
- Lo sé… y eso lo podías haber dicho antes – le dijo sonriendo – me hubiese ahorrado casi un año de hacer el tonto…
- No hiciste el tonto – dijo ella besándole – necesitaba espacio.
- Bueno, ya da igual – afirmó – tengo lo que quiero – dijo abrazándola fuerte contra él.
Continuaron caminando por el parque de la Elipse, dirigiéndose al monumento a Washington, el primer presidente de los Estados Unidos, un impresionante obelisco de ciento setenta metros de altura construido en mármol y granito. Kate comenzó a hablar sobre la construcción del mismo, la más alta de la ciudad desde su construcción, y la más alta del mundo hasta que fue desbancada por la Torre Eifell de París, hablaba sobre como fueron donadas muchas de las piedras utilizadas y como tuvieron que pararla por falta de dinero, le señaló la diferencia visible del tipo de piedra en el primer tercio del monumento.
Castle la miraba entusiasmado, le gustaba la facilidad con la que Kate hablaba de la historia, en especial de aquella que representaba los valores y pilares sobre los que fue fundado su país, y por un momento viajó en la historia, imaginando a una revolucionaria Kate luchando por la independencia de los ingleses en 1776, y defendiendo ante todos la creación de un lugar donde todos fuesen libres, independientes e iguales, y no podía imaginarse a él mismo de otra forma que no fuese estar cerca de ella, cuidando de su caballo, preparándole café y abrazándola en la fría noche de las tiendas de campaña después de las batallas.
- Rick… ¿ocurre algo? – le preguntó al ver que tenía sus ojos perdidos en algún lugar de los suyos.
- No… - contestó el sonriendo – te escuchaba.
- Escuchabas pero no procesabas – le dijo – siento aburrirte, me apasiona la historia de nuestro país.
- No me aburres – aseguró – al contrario Kate. Te imaginaba en otro lugar, en otro tiempo.
- Eso me recuerda que tú – le dijo clavándole el dedo índice en el pecho – tienes que situarme en otro tiempo de tu vida.
- Vamos al estanque del reflejo – le dijo – nos sentaremos y seguiré.
- Vamos – dijo ella inquieta tirándole de la mano mientras caminaba de espaldas hacia el estanque.
El turno le tocó a Castle, que le explicó que estanque del reflejo, era una gran piscina de casi setecientos metros de largo por cincuenta de ancho, que no superaba los setenta y cinco centímetros de profundidad y que separaba los monumentos de Washington y Lincoln. La escasa profundidad y la ausencia de fuentes, hacía que la calma la inundase y su superficie se convirtiese en un espejo sobre el que se reflejaban los monumentos y la vegetación que la rodeaban.
- ¿No te interesa verdad? – le preguntó cuando vio su cara de decepción.
- Es sólo un estanque, bonito pero un estanque – contestó.
- ¿Ves ese banco de ahí? – le dijo – vamos.
Él se sentó y la colocó sobre su regazo, pasando sus brazos alrededor de la cintura de ella.
- ¿Por donde íbamos? – preguntó sonriéndola.
- Ligabas en el parque mientras Alexis jugaba – aseguró Kate.
- Si claro – río él – eso… no era para tanto… la mayoría eran madres casadas y nunca he intentado ligar con una mujer con novio o marido.
- A mi me besaste y estaba con Josh – le dijo ella separándose y mirándole.
- Y no me arrepiento en absoluto de haberlo hecho – aseguró ladeando la cabeza - ¿te molestó?
- No – dijo ella riendo suavemente – no me molestó, me pilló por sorpresa – admitió.
- Había que hacer algo o ese tipo… - comenzó.
- ¡Venga ya Rick! – le dijo riendo - lo estabas deseando y no perdiste la oportunidad, podías haber hecho cualquier cosa en vez de besarme.
- Era más creíble besarte – le dijo – e increíble además –añadió -y yo creo que te gustó ¿eh pillina? Porque cuando me lo devolviste casi me dejas sin respiración.
- Había que hacer algo o ese tipo… - replicó ella repitiendo sus palabras mientras le sonreía.
- Lo estabas deseando – le dijo – admítelo.
- No lo estaba deseando – negó ella – además yo estaba con Josh y...
- No me lo recuerdes – pidió él – seguro que tu doctorcito besaba muy bien.
- ¿Celos Rick? – preguntó graciosa.
- Creo que ya lo he superado – le dijo besándola en la nariz.
- Si, admito que lo has superado – le dijo Kate sonriendo – tu besas mejor – admitió.
- Y… también ¿estoy más bueno? – le preguntó acercándose a sus labios.
- ¡Rick! – regañó ella – no me hagas esas preguntas. Ligabas en el parque – le recordó.
- Conocí a un buen número de madres divorciadas – aseguró – así el parque no se hacía tan aburrido – confesó – era divertido estar con Alexis, pero cuando se juntaba con otros niños, pasaba de su padre y me aburría soberanamente… algo tenía que hacer.
- ¿No podías llevarte un libro como todo el mundo? – preguntó ella.
- Si leía no estaba pendiente de mi niña – aseguró – ya sabes cuando me meto en la lectura…
- Claro, claro, mirar mujeres no te distraía de cuidar a Alexis – espetó Kate.
- ¿Celos Kate? – devolvió él.
- Tu sabrás lo que haces… - contestó.
- Lo sé – dijo él llevando su mano a la espalda de ella justo en la cinturilla de pantalón de Kate – tienes esto y no dudarás en usarlo – dijo palpando el arma escondida.
- Aprendes rápido – dijo besándole – continua…
- No sé si esta parte va a gustarte – aseguró.
- Gina – adivinó ella y el asintió – y no tenemos una copa – le dijo sonriendo.
- Yo tenía como editor a John – comenzó – un buen día mientras hacía deporte por Central Park su corazón le dio un aviso serio y pasó en el hospital más de tres meses, la editorial me asigno a Gina.
- No te pares – le dijo.
- Al principio Gina me pareció una estúpida niña pija y malcriada – comenzó – poco a poco fui descubriendo que tan sólo era exigente con el trabajo, muy exigente. Y en ese momento esa forma de exigirme puso un punto de tranquilidad en mi vida. Creo que fue la primera vez que entregué una novela antes de tiempo y para celebrarlo la invité a cenar. Alexis ya tenía ocho años y era condenadamente preguntona y yo no podía responder a todas sus preguntas, lo intentaba, pero hacer de padre y de madre era bastante complicado, y te juro que fue entonces cuando entendí por lo que tuvo que pasar mi madre criándome sin ayuda – dijo fijando la vista en el estanque.
- No te pares Rick – le apremió Kate poniendo su mano sobre la cara de él y obligándole a mirarla.
- Empezamos a quedar con asiduidad – continuo él - ella sabía que yo tenía a Alexis y quiso conocerla, así que, un día quedamos para ir al zoo de Central Park y sorprendentemente resultó increíble. Alexis y Gina compartían gustos sobre los pingüinos y cuando quise darme cuenta una de sus manitas se agarraba a la de Gina y la otra a la mía. Esa fue la señal.
- Y le pediste que se casase contigo… - aseguró Kate.
- No tan rápido– dijo lanzando una carcajada – pero si lo hicimos más serio, no podía meter la pata con Alexis de por medio. Meredith se había ido a Los Ángeles y apenas la veía dos o tres veces al año, no podía darle a mi niña esperanzas de tener una familia sin estar seguro de que iba a funcionar, Alexis estaba entusiasmada, Gina la llevaba de compras, iban juntas a la peluquería, se probaban ropa durante horas…
- Cosas de chicas – aseguró Kate
- Exacto, cosas que no podía hacer conmigo –aseguró - y aunque mi madre pasaba mucho tiempo con ella, poco a poco fue dejándole sitio a Gina.
- ¿Martha y Gina se llevan bien? – preguntó curiosa Kate.
- Bueno, después de la pasta que me costó divorciarme – le dijo – su simpatía hacía ella bajo un poco, pero si, en general no se llevan mal.
- Así que ¿yo soy afortunada con tu madre? – preguntó sonriendo.
- Es de tu club de fans – aseguró – ya te lo he dicho.
- ¿Cuándo te casaste? – preguntó Kate cambiando de tema y sonriendo al pensar en Martha.
- Como buena organizadora – comenzó él - Gina tenía que organizarse una boda digna de su nivel y eso llevaba su tiempo, desde que le pedí que se casase conmigo hasta que nos casamos paso casi un año, aunque vivíamos juntos.
- ¿En tu loft? – preguntó Kate.
- No – contestó él y Kate se alegró secretamente de su respuesta – nos mudamos a una casa en Tribeca, muy cerca de la editorial, no quise vender mi casa, y me alegro de no haberlo hecho – le dijo sonriendo.
- ¿Qué pasó para que te divorciases? – preguntó Kate
- ¿Te puedo contestar mientras andamos un rato? – preguntó él – hace frío.
- Si – dijo ella levantándose - ¿hacia el monumento de Lincoln
- n? – preguntó tendiéndole la mano para ayudarle a levantarse.
- Vamos – contestó incorporándose y tirando de ella para acercarla y abrazarla mientras andaban.
- ¿Qué paso? – insistió Kate metiendo su mano en el bolsillo trasero del pantalón de él.
- Me encanta que hagas eso – le aseguró sonriendo y ella volvió a estrujarle el trasero - ¿te podré pedir que lo hagas en comisaría?
- ¿Quieres dejar de cambiar de tema y continuar? – preguntó ella pellizcándole levemente.
- ¡Auch! – protestó – está bien… la verdad es que no me case demasiado convencido – afirmó – la convivencia con Gina empezaba a saturarme. Quise pensar que eran los nervios, Gina quería tener todo bajo control, a la milésima y eso la estresaba y me estresaba a mi también, pero con Alexis era diferente, seguía dedicándole tiempo y le ayudaba con sus tareas y me aliviaba con sus preguntas y simplemente pensé que tenía que hacerlo, que tenía que casarme, que era lo mejor para los tres – aseguró – de vez en cuando volvía a mi casa allí podía escribir con tranquilidad. Gina poco a poco fue haciéndose más y más exigente. No sé si aquello era un matrimonio o una relación de esclavitud.
- No exageres – le dijo ella riendo.
- No exagero Kate – afirmó – no podía negarme a ninguna fiesta, a ninguna presentación o firma, era como un pelele moviéndome al antojo de mi mujer, que además ejercía de jefa, cuando no era por acompañarla era para promocionarme. Alexis era lo más importante para mi y aunque ella estaba feliz, yo cada vez estaba más triste, mi vida cambiaba de vida a trabajo, y poco a poco íbamos discutiendo cada vez más, y yo iba huyendo a mi casa con más asiduidad, o aceptando firmas lejos de casa, y en uno de esos viajes me lleve conmigo a Alexis, estuvimos una semana en Canadá con la promoción de mi último libro, y como no, mi hija la gran preguntona me preguntó si era feliz
- ¿Cuántos años tenía? – preguntó Kate.
- Doce o trece – contestó pensativo él – trece… y eran los suficientes para hacerme entender que ella no sería feliz viéndome cada vez menos por casa y cuando lo hacía sólo oyendo como Gina y yo discutíamos por trabajo. Solo trabajo. Así que cuando volvimos de Canadá, ni pasamos por Tribeca, fuimos directos a casa y después de hablarlo o discutirlo durante un par de meses, pedí el divorcio.
- ¿Lo pediste tú? – preguntó extrañada.
- Gina no es tonta Kate – aseguró él – cuanto más ganase yo con mi último libro, más se embolsaba ella con el divorcio, así que, ella no tenía prisa.
- Y después de divorciarte apareció de nuevo el Castle mujeriego – aseguró Kate.
- Si – sonrió él – mi madre se mudo a vivir con nosotros, su último marido la había dejado en la ruina, ella recuperó a su nieta y poco a poco las ganas de volver a salir y divertirse, pero mientras lo hacia, era yo quien salía, tranquilo porque Alexis estaba con mi madre.
Llegaron hasta el monumento a Lincoln, un templo griego de estilo dórico, en cuyo interior y sentado mirando hacía el obelisco en memoria del primer presidente, la figura del decimosexto presidente de los Estados Unidos. Kate escuchó las leyendas sobre la posición de las manos del presidente, que según afirmaba Castle formaban en lenguaje de signos las iniciales de su nombre AL. Otra leyenda contaba que la parte posterior de la cabeza de la escultura era la cara de Robert E. Lee, el general confederado que se rindió ante Ulysses Grant poniendo fin a la guerra civil. Un confederado y defensor de la esclavitud compartiendo cabeza con el presidente de los Estados Unidos que abolió la misma. La leyenda cuenta que el general Lee mira hacia el cementerio de Arlington, construido sobre las que fueron sus tierras.
- Eso son… – protestó Kate
- Leyendas urbanas – continuó él – pero mira sus manos y mira detrás, su cabeza…
- No digas tonterías – le reprendió- anda vamos cruzar el Potomac.
Continuaron andando bordeando el monumento a Linconl y divisaron el puente de Arlington, si lo cruzaban, al otro lado del Potomac estaba el cementerio de Arlington, donde estaban enterrados los restos de los veteranos de las diferentes guerras en las que habían participado los Estados Unidos. También descansaban los restos de la familia Kennedy, y los restos de los tripulantes de los transbordadores Challenger y Columbia.
Al llegar al principio del puente, dos grandes esculturas equestres doradas flanqueaban cada lado del puente. Representaban el valor y el sacrificio.
Accedieron al puente, Castle tenía que elevar la voz para hacerse oír entre el tráfico.
- Entonces tu madre vive con vosotros desde hace cinco años – aseguró Kate.
- Y creo que no hay forma de echarla – se lamentó él y Kate se puso a reír.
- Martha es un encanto Rick – aseguró.
- Eso es porque no has vivido con ella – le dijo.
- ¿Los días que estuve en tu casa no cuentan? – preguntó ella sonriendo.
- No cuentan, estaba Meredith – dijo él – no tenía fuerzas para atacar a nadie más, se reservaba para ella.
- Vamos Rick – se quejó ella – la pintas como una arpía cuando en realidad…
- ¿Cuántas veces nos ha interrumpido? – preguntó él sonriendo.
- Pero, ella estaba en su casa – contestó ella – yo no…
- ¿Y el día de la explosión en el banco? – preguntó él directamente y Kate se paró apoyándose sobre la barandilla mirando un avión que sin duda iba a aterrizar en el cercano aeropuerto Ronald Reagan.
- Ese día… - dijo ella
- ¿Pensabas que había muerto? – preguntó él
- Alexis estaba fuera – comenzó ella – estaba muy nerviosa e incluso yo diría que enfadada conmigo, ella sabía que estabais los dos dentro y cuando oí la explosión… me asusté, temí por ti, por Martha y porque no sabría que decirle a Alexis… y me vino a la mente aquella vez que me hiciste prometerte que cuidaría de ella si te pasaba algo y…
- Entonces si lo pensaste – le aclaró él poniéndose detrás de ella y colocando sus manos sobre la barandilla, una a cada lado del cuerpo de ella que se inclinó hacía atrás apoyándose en él.
- Si – confesó ella – lo pensé y tuve miedo, y cuando te vi allí sentado en el suelo, tranquilo y mirándome, yo… - dijo dándose la vuelta en su abrazo – me hubiese gustado besarte ¿sabes?
- Y a mi me hubiese gustado que lo hicieses – le dijo con una media sonrisa.
- Ese día fue especial Rick – le dijo acercando sus labios a los de él – tenía tantas dudas… pero cuando me di cuenta que podías haber muerto ahí…
- Llego mi madre y lo estropeo – le dijo él besándola – pero no importa, estoy convencido, completamente convencido que mereció la pena la espera.
Tras un largo abrazo, volvieron a caminar hasta llegar al otro lado del puente, llegando hasta el cementerio.
- ¿Saludamos a los Kennedy? – preguntó él sonriendo.
- Si, pero desde allí volvemos en taxi – dijo señalando sus tacones.
- Como tú quieras – le dijo sonriendo.
- Yo quiero que continúes – le dijo.
- Creo que desde el divorcio hasta el día que fuiste a la presentación del último libro de Derrick Storm – le dijo – mi vida fue una continua fiesta, pero ya no eran las fiestas a las que tenía que ir con Gina. Me sentía libre de órdenes y el color de mi cara había cambiado, ahora eran mis fiestas, era mi momento. Mi niña estaba creciendo, mi madre estaba en casa con ella, mis libros triunfaban, tenía dinero, fama… y estaba muy bueno – le dijo riendo – en esa época fue lo del caballo – dijo riendo – tendrías que ver la cara de tus compañeros persiguiéndome por Central Park – le dijo – claro que tendrías que haber visto también los cardenales que tuve en ciertas partes – sonrío.
- Y retiraron la denuncia – afirmó ella.
- Weldon… - dijo él – el alcalde estuvo riéndose de mi forma de andar durante semanas.
- No entiendo porque no dejo que al menos te pusiesen una multa – se preguntó.
- Hice una donación – aseguró – creo que alguno de los caballos de la policía montada de Nueva York lleva mi nombre.
- Los ricos siempre os libráis – le dijo – dinero…
- Weldon sabía que lo hice sin maldad – le explicó.
- Lo que hiciste con maldad fue perseguirme – aseguró ella.
- Eso fue culpa tuya detective – le dijo – apareciste en mi fiesta justo cuando yo le decía a Alexis que tenía que cambiar de vida, estaba harto de no saber el nombre de la chica con la que amanecía.
- ¡Oh! – dijo Kate parándose.
- ¿Qué ocurre? – preguntó él asustado.
- Oye, con ese pasado tuyo y no te he pedido ningún certificado médico – le dijo.
- ¡Kate! – protestó él – oye que siempre he tenido cuidado, estaría borracho más de una vez, pero eso de tener embarazadas llamando a mi puerta…
- Tendré que hablar con tu médico – le dijo ella.
- ¿Quieres su número? – preguntó sacando del bolsillo su IPhone – mis revisiones siempre han salido bien. ¿Y tú que? ¿A qué llamo a tú médico?
- ¿Quieres el teléfono de Josh? – le dijo graciosa – Creo que no eres su tipo…
- Que graciosilla eres – le dijo abrazándola con más fuerza contra él mientras andaban.
- ¿Qué paso después de que te sacase de esa fiesta? – le preguntó.
- Me pareciste tan… - comenzó – tan fuerte, tan indomable, un reto… y cuando atrapamos a aquel niño rico y me rechazaste, fui a casa y escribí durante horas – le dijo - ¿sabes cuanto tiempo llevaba sin escribir? No me quedaba más remedio que pedirle a Weldon que me hiciese el favor.
- Me costó mucho perdonártelo – le aseguró ella – y a Montgomery le hacia tanta gracia…
- A veces miró al despacho de Gates y me parece verle – confesó él.
- Oye Rick – le dijo volviendo a parar - ¿en que parte de tu vida está Sophia?
- Sophia no fue… - explicó – es cierto que nos acostamos pero… fue antes de Gina – dijo cortando – si no te importa no me apetece hablar de ella.
Caminaron en silencio durante unos minutos, Kate entendió su silencio, entendió que aquella mujer le había decepcionado y quería borrarla de su vida, como si fuese una mancha que salpicase su propio historial, se alegraba de haber participado en aquel caso, pero cada vez que venía a su mente la consecuencias que matar a aquella niña habían podido tener para el mundo le entraban nauseas, y más al pensar que la mujer a la que admiraba podía haber sido la causante de tal caos.
Kate le paró y le acarició la cara, besándole.
- ¿Algo más que confesar que yo no conozca de los cuatro años que llevas incordiándome? – preguntó Kate.
- Creo que lo sabes todo sobre mí, detective – confesó él – tal vez no sabes que me matabas de celos cada vez que aparecías con un novio nuevo
- ¿Un novio nuevo? – preguntó ella sorprendida
- Sorenson, Deming, Josh…
- ¿Sorenson? – le dijo riendo – un buen amigo.
- Espero que no sigas besando a tus amigos así – le dijo recordándole que les había pillado besándose.
- Soy irresistible – le contestó riendo – ya te lo dije.
- ¡Oye! – regañó él – esa frase es mía.
Llegaron hasta la tumba del matrimonio Kennedy y él llamó a un taxi para que fuese a recogerles y llevarles de regreso al hotel.
Mientras Kate hablaba con Gates sentada en el sofá, Castle preparaba el prometido baño ardiendo y llenaba dos copas con el vino que había encargado a la hora de la comida. Kate seguía hablando y decidió esperarla dentro de la bañera, cerró los ojos, cansado por la larga caminata que habían dado y se quedó ligeramente dormido.
Kate entró en el baño y le miró sonriendo, se desnudo deprisa despertándole cuando apoyó su cabeza en el hombro de él.
- ¿Todo bien con Gates? – preguntó
- Si, todo bien – contestó – estas agotado ¿eh?
- Sólo un poco cansado – afirmó - ¿quieres que te de un masaje en los pies? – preguntó al ver como ella se masajeaba.
- ¿Lo harías? – preguntó deseando que la respuesta fuese afirmativa.
- Date la vuelta – le pidió y ella apoyó su espalda al otro lado de la bañera él atrapó su pie izquierdo entre sus manos y comenzó a hundir sus dedos con maestría.
- ¡Guau! Rick…
- Mejor ¿Verdad? – preguntó
- Genial – dijo ella cerrando los ojos
- ¿Qué pasó cuando tenías dieciocho? – preguntó de improviso él y Kate abrió los ojos y él ni siquiera se dio cuenta, seguía masajeando con fuerza el pie de Kate.
- Después de cenar – le contestó y él paro sus dedos.
- Ahora – ordenó – después de cenar el resto de tu vida pero ahora quiero saber como fue tu primera vez.
- Yo no he dicho que se tratase de eso – protestó.
- Kate…
- Vale… pero continua – dijo moviendo el pie – por favor.
- No hasta que no empieces.
Kate cerró los ojos, como si al no verlo pudiese sentir menos vergüenza.
- Tenía casi dieciocho años – comenzó y él volvió a su masaje – había empezado en Standford, ya sabes los primeros días son un caos, lejos de casa, de los amigos…
- Sigue o pararé – amenazó él.
- No me costó hacerme amiga de la chica con la que compartía habitación – continuó Kate – ella era de San Francisco y tenía un gran número de conocidos, ya sabes, la cercanía… y el primer fin de semana me llevó con ella a una de las fiestas que daban sus amigos más mayores en la casa que compartían y allí conocí a Laurent…
- ¿Laurent? – preguntó Castle
- Si… Laurent, francés – explico Kate – estudiante de tercer año de derecho.
- ¿Francés? – interrumpió de nuevo él - ¿el de la realeza que decía Madison?
- ¿Oye quieres que te lo cuente o…?
- Perdona, perdona… - se apresuró a decir- continua
- Me has interrumpido tantas veces que ya no sé ni como seguir – le dijo.
- ¿Dónde fue? – preguntó para que ella retomase la conversación.
- Había quedado en volver a Nueva York para acción de gracias – continuo – mis padres estaban pasando unos días en su cabaña, al norte, y volverían en coche el día antes, pero yo no tenía clases y regresé el fin de semana anterior. Laurent y yo hablábamos por teléfono se suponía que iba a viajar a Francia para estar con su familia unos días, pero decidió hacer escala en Nueva York sin avisarme. No tengo ni idea de cómo consiguió mi dirección, pero se presentó en mi casa… su avión salía al día siguiente, cenamos en casa y como mis padres no estaban le dije que se podía quedar allí y…
- No se enteraron.
- Creo que mi madre siempre lo supo – afirmó – pero nunca lo hablamos, así que tendré siempre esa duda.
- ¿Por qué crees que lo sabía?
- ¡Rick! Mi habitación era la de una adolescente llena de fotos de actores y…
- ¡Kate! ¿En serio? – comenzó a reír - ¿en la cama de tus padres?
- No creo que haya sido la primera hija en …
- Para, para, para – le dijo él – como a Alexis se le ocurra meter a un chico en nuestra cama la desheredo – dijo alarmado.
- Para eso tendrías que enterarte – le dijo sonriendo – y supongo que Alexis procuraría borrar sus huellas.
- La desheredo – advirtió.
- Exagerado – le dijo salpicándole en la cara
- ¡Oye! No hagas eso – le dijo tirando de su pie y haciendo que ella se sumergiese en el agua.
- ¡Rick!– le regaño al sacar la cabeza y volvió a salpicarle
- ¡Tú te lo has buscado! – dijo agarrándola de ambos pies y arrastrándola hacia él hasta pegarla a su cuerpo inmovilizándola con sus brazos - ¿y ahora que, detective? – le dijo riendo.
- Cállate y bésame … - dijo ella besándole y pasando sus manos por el cuello de él.
*** *** ***
FIN DEL CAPITULO CATORCE.
G R A C I A S por leer hasta aqui.
Hum... no sé no sé .... espero que os guste.
Anver- Policia de homicidios
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Re: Colaboradores. EPILOGO 21/03/2013
[quote= Dicen que el que se pica, ajos come...... jajajajajaja Si prefieres pezqueñina, te lo cambio jejeje, en que sentido???????? no tengo ni la menor idea de a qué te refieres, me lo aclaras???. Por si acaso voy por el rollo oso amoroso......... aunque a veces¡¡¡¡¡¡¡
Rectificar es de sabios, pero es que no he visto la necesidad, por que lo haces de lujo, tus capítulos son perfectos, pero como eres la ESCRITORA, tienes mi total confianza en que si lo piensas, debe ser porque es así, y eso para mí es suficiente. POR FAVOR, ESO SÍ QUE TE LO PIDO, NO TARDES TANTO¡¡¡¡¡¡¡ EN SUBIR EL SIGUIENTE, A MI PESAR LO TENGO QUE RECONOCER, SOY COMO TODOS ELLOS, UNA GRAN COTILLA, PERO ADEMÁS MUY IMPACIENTE, JAJAJAJAJAJA BESOTESSSSSSSSSSSS[/quote]
pequeñina por edad o por tamaño? jaja
Si te das cuenta subo lunes y jueves, y ambos mínimo 7 hojas, no puedo darme mas prisa!!
Rectificar es de sabios, pero es que no he visto la necesidad, por que lo haces de lujo, tus capítulos son perfectos, pero como eres la ESCRITORA, tienes mi total confianza en que si lo piensas, debe ser porque es así, y eso para mí es suficiente. POR FAVOR, ESO SÍ QUE TE LO PIDO, NO TARDES TANTO¡¡¡¡¡¡¡ EN SUBIR EL SIGUIENTE, A MI PESAR LO TENGO QUE RECONOCER, SOY COMO TODOS ELLOS, UNA GRAN COTILLA, PERO ADEMÁS MUY IMPACIENTE, JAJAJAJAJAJA BESOTESSSSSSSSSSSS[/quote]
pequeñina por edad o por tamaño? jaja
Si te das cuenta subo lunes y jueves, y ambos mínimo 7 hojas, no puedo darme mas prisa!!
Anver- Policia de homicidios
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Re: Colaboradores. EPILOGO 21/03/2013
LeFleur89 escribió:Acabo de leerme los capítulos que me quedaban para ponerme al día. Me encanta!!! Lo que me deja con la boca abierta es la cantidad de detalles que tienes a la hora de plasmas las escenas del laboratorio!! Eso tiene que tener un gran trabajo de investigación y te admiro mucho por ello!!
Y has conseguido a la perfección plasmar las personalidades de los personajes de Bones.
Sobre las escenas Caskett, qué decirte que no hayan dicho ya?? Me está encantado ese pasado que le has puesto a Castle. Muy curioso e interesante!! Aunque me has dejado como a Castle, con una curiosidad horrible sobre qué hizo Beckett a sus 18 años jeje
Le contará Kate algo sobre su época de instituto??
Me tienes conquistada con tu historia y yo sí quiero que sigas porque me encanta y, como yate he dicho, admiro mucho tu investigación!!
Gracias por tener en cuenta como me como el tarro para encontrar cosas que sean coherentes (aunque supongo que algunas ni lo serán) en cuanto a los personajes... ufs... que dolores de cabeza... jajaja... gracias!!!
Anver- Policia de homicidios
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Re: Colaboradores. EPILOGO 21/03/2013
Un capitulazo, me ha encantado, y largo como a mi gustan. Te has superado.
Delta5- Escritor - Policia
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Re: Colaboradores. EPILOGO 21/03/2013
Anver escribió:[quote= Dicen que el que se pica, ajos come...... jajajajajaja Si prefieres pezqueñina, te lo cambio jejeje, en que sentido???????? no tengo ni la menor idea de a qué te refieres, me lo aclaras???. Por si acaso voy por el rollo oso amoroso......... aunque a veces¡¡¡¡¡¡¡
Rectificar es de sabios, pero es que no he visto la necesidad, por que lo haces de lujo, tus capítulos son perfectos, pero como eres la ESCRITORA, tienes mi total confianza en que si lo piensas, debe ser porque es así, y eso para mí es suficiente. POR FAVOR, ESO SÍ QUE TE LO PIDO, NO TARDES TANTO¡¡¡¡¡¡¡ EN SUBIR EL SIGUIENTE, A MI PESAR LO TENGO QUE RECONOCER, SOY COMO TODOS ELLOS, UNA GRAN COTILLA, PERO ADEMÁS MUY IMPACIENTE, JAJAJAJAJAJA BESOTESSSSSSSSSSSS
pequeñina por edad o por tamaño? jaja
Si te das cuenta subo lunes y jueves, y ambos mínimo 7 hojas, no puedo darme mas prisa!![/quote]
Pezqueñina porque, te has parado a pensar cómo suena, grandezota, grandotota, que ideas más raras se me están pasando por la mente, !Jo¡, mejor lo dejamos, simplemente pezqueñina por cariño. y hasta aquí puedo leer.¡¡
Ya si cuenta me doy pero eso mismo si se lo digo a mi curiosidad,- no te voy a contar lo que me ha contestado,- porque no es apto para menores de edad y en este foro por si no lo sabes hay varios, detectados, otros vuelan por debajo del radar-, y a qué lugar me ha enviado y sin sello.
No es para que escribas más, sólo es para mantenerte !!!!ALERTA¡¡¡¡, por si te da por dormirte en los laureles, jajajajajajaja.
Bueno al lío, el capítulo impresionante, señora/ita, me quito el sombrero ante usted, es una clara aspirante al nobel de literatura, de algún año no muy lejano. Me ha encantado, mucha imaginación, su pizquita de picante y buen humor, una combinación estupenda. Sólo mantenerte en !!!! ALERTA ¡¡¡¡ no tardes mucho en seguir, "por fa"............ JUA, JUA, JUA, JUA, JUA. BESOTESSSSSSSSS
agecastbet- Escritor - Policia
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Re: Colaboradores. EPILOGO 21/03/2013
Que gran capítulo. Cada día me gusta más.
Ahora le toca a Kate contar su historia.
Continúa pronto.
Ahora le toca a Kate contar su historia.
Continúa pronto.
Yaye- Escritor - Policia
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Re: Colaboradores. EPILOGO 21/03/2013
Anver escribió:LeFleur89 escribió:Acabo de leerme los capítulos que me quedaban para ponerme al día. Me encanta!!! Lo que me deja con la boca abierta es la cantidad de detalles que tienes a la hora de plasmas las escenas del laboratorio!! Eso tiene que tener un gran trabajo de investigación y te admiro mucho por ello!!
Y has conseguido a la perfección plasmar las personalidades de los personajes de Bones.
Sobre las escenas Caskett, qué decirte que no hayan dicho ya?? Me está encantado ese pasado que le has puesto a Castle. Muy curioso e interesante!! Aunque me has dejado como a Castle, con una curiosidad horrible sobre qué hizo Beckett a sus 18 años jeje
Le contará Kate algo sobre su época de instituto??
Me tienes conquistada con tu historia y yo sí quiero que sigas porque me encanta y, como yate he dicho, admiro mucho tu investigación!!
Gracias por tener en cuenta como me como el tarro para encontrar cosas que sean coherentes (aunque supongo que algunas ni lo serán) en cuanto a los personajes... ufs... que dolores de cabeza... jajaja... gracias!!!
Uuuf es que me cuesta a mí con "mi" caso que no tiene tanta chica como el tuyo xD En serio, tienes muchísimo mérito!! Te aplaudo una y mil veces!!
LeFleur89- Actor en Broadway
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Re: Colaboradores. EPILOGO 21/03/2013
Un gran capitulo espero el del jueves con ganas
trolido- As del póker
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Re: Colaboradores. EPILOGO 21/03/2013
Me encantaaaaa Llevo leyendo tu fic un tiempo pero hasta que ayer no me registré no te pude comentar
Nunca he visto Bones la verdad, pero me gustan los personajes.
Espero el proximo día con impaciencia
Nunca he visto Bones la verdad, pero me gustan los personajes.
Espero el proximo día con impaciencia
Re: Colaboradores. EPILOGO 21/03/2013
como siempre el capitulo genial.
Las confesiones de Castle me encantan, y como han dicho por ahí llegó el turno de la detective.
Veamos si nos sorprende un poco.....
saludos
estrella
Las confesiones de Castle me encantan, y como han dicho por ahí llegó el turno de la detective.
Veamos si nos sorprende un poco.....
saludos
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meln- As del póker
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Re: Colaboradores. EPILOGO 21/03/2013
Ya sabemos la vida de Rick, y la primera vez de Kate...ahora falta la vida de Kate...
TE ESTAREMOS ESPERANDO EL ¿JUEVES?
TE ESTAREMOS ESPERANDO EL ¿JUEVES?
AlwaysSerenity- Autor de best-seller
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Re: Colaboradores. EPILOGO 21/03/2013
Aunque suene repetitivo, me encanta Ana, y no hace falta que rehagas nada, el capítulo es precioso así, tal y como está Para no conocer Whasignton, has conseguido trasladarse hasta allí, así que buen trabajo
Me gusta mucho la conversación entre los dos, la complicdad que hay para que no se oculten nada, siendo sinceros el uno con el otro.
Me gusta como Castle le cuenta su relación con Gina, como se fue dando cuenta que era más una relación laboral que personal y al final dedicidió divorciarse.
El final del capítulo con ese baño y esa historia de Kate cuando tenía 18 me ha gustado mucho. Cuando leí que el chico era francés me vino a la mente Stana y su gusto por Francia y el idioma jajaja
¡Genial Ana!
Re: Colaboradores. EPILOGO 21/03/2013
El capi estuvo Genial... Castle q le conto todo lo q le tenia q contar y ahora Beckett... q empieza a contar su historia la cual espero con ansias...
Continua Alba... hasta el jueves
Continua Alba... hasta el jueves
Fanny_123- Autor de best-seller
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Localización : Chile!!! c:
Re: Colaboradores. EPILOGO 21/03/2013
La verdad es que psé a todo, voy a ser sincera y voy a afirmar de que estoy illendo un tanto atrasada, la verdad es que estos días no he podido si quiera leer, he estado con fiebre y me estoy intentando esforzar por comentar, por todos los comentarios que os debo.
Ana que decirte que me esta encantando la historia que nos estas relatando de Castle, ver su vida desde tu imagición y que aparte es realista en cada aspecto de la serie me encanta. Intentaré en estos días comentarte, haber si hoy puedo ponerme al día, me encanta.
Ana que decirte que me esta encantando la historia que nos estas relatando de Castle, ver su vida desde tu imagición y que aparte es realista en cada aspecto de la serie me encanta. Intentaré en estos días comentarte, haber si hoy puedo ponerme al día, me encanta.
Invitado- Invitado
Re: Colaboradores. EPILOGO 21/03/2013
Por fin me he podido poner al día con tu fic........
En mi humildisima opinión, una idea super original, con muy buenos diálogos, acorde con las dos series y has enlazado super bien la vida de cada uno haciendo que sea super creible, por lo menos para mí.
Te felicito, me encanta leerlo y perderme en las imagenes que creas, con todos tus detalles......muchas graciassssss!!!!!!
En mi humildisima opinión, una idea super original, con muy buenos diálogos, acorde con las dos series y has enlazado super bien la vida de cada uno haciendo que sea super creible, por lo menos para mí.
Te felicito, me encanta leerlo y perderme en las imagenes que creas, con todos tus detalles......muchas graciassssss!!!!!!
manora- Escritor novato
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Re: Colaboradores. EPILOGO 21/03/2013
Que ganas de estar en ese lugar yaaaaa
Me encanta, el poder demostrar sus sentimientos sin ningún miedo, fortalecer la relación, compartir momentos de sus vidas...me encanta esta historia
Pero eso ya lo sabes.....
Me encanta, el poder demostrar sus sentimientos sin ningún miedo, fortalecer la relación, compartir momentos de sus vidas...me encanta esta historia
Pero eso ya lo sabes.....
silvanalino- Escritor - Policia
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Re: Colaboradores. EPILOGO 21/03/2013
Estamos a jueves, aun te quedan unas horas para subir, porque tendremos capítulo hoy, ¿no?
Que ganas
Que ganas
Re: Colaboradores. EPILOGO 21/03/2013
Beckett_Castle_Alba escribió:Estamos a jueves, aun te quedan unas horas para subir, porque tendremos capítulo hoy, ¿no?
Que ganas
Voy retrasada, me surgió un imprevisto, pero entre hoy y mañana estará...
¿Porque no lees este otro mientras? a ver que opinas...
https://forocastle.forosactivos.com/t3150-san-valentin-dos-palabras-oculto-bajo-el-poder
jajaja.
Anver- Policia de homicidios
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Re: Colaboradores. EPILOGO 21/03/2013
Anver escribió:Beckett_Castle_Alba escribió:Estamos a jueves, aun te quedan unas horas para subir, porque tendremos capítulo hoy, ¿no?
Que ganas
Voy retrasada, me surgió un imprevisto, pero entre hoy y mañana estará...
¿Porque no lees este otro mientras? a ver que opinas...
https://forocastle.forosactivos.com/t3150-san-valentin-dos-palabras-oculto-bajo-el-poder
jajaja.
Siendo tuyo me voy ahora mismo a leerla mientras espero a que subas el nuevo capítulo
Re: Colaboradores. EPILOGO 21/03/2013
Gracias a tod@s por los comentarios.
Si alguien aparte de Alba, esperaba relato ayer, lo siento. No pudo ser. Pero supongo que dos páginas más de las habituales, compensarán en parte el retraso (o eso espero)
Este capítulo va dedicado a tí, si... a tí... a tí que estas leyendo y que aunque pases por aquí solo de invitado sin dejar huella de comentario alguno, levantas mi ánimo cuando compruebo las visitas.
Gracias por leer.
*** *** ***
CAPITULO 15
Él la observaba secarse el pelo a través del espejo del baño mientras terminaba de ponerse el aftershave y recolocaba su flequillo. Kate apagó el secador y lo colocó en su sitio cruzando su mirada a través del cristal.
- ¿Qué? – le preguntó al observar su sonrisa.
- Nada – contestó riendo – sólo que hoy eres tú quien tiene mucho que contarme.
- Después de cenar – le dijo besándole en el hombro.
- ¿Eso es la puerta? – preguntó él al oír un golpeteo rítmico.
- Parece que sí – contestó Kate – voy yo – le dijo señalando la pequeña toalla con la que él rodeaba su cintura.
Kate salió rápidamente atravesando la habitación y abrió la puerta. No había nadie y salió al pasillo, viendo a Lanie y a Espo alejarse hacía el ascensor y que se giraron al oírla.
- Pensábamos que no estabais – dijo Lanie sonriendo al verla descalza y vestida únicamente con la suave bata del hotel - ¿hemos interrumpido algo?
- Lanie – reprendió ella.
- Íbamos a cenar – comenzó Espo - ¿ya habéis cenado?
La puerta de la habitación se cerró de golpe y Kate miró hacia atrás.
- Y nosotros pensábamos que dormíais – les dijo llamando a la puerta – íbamos a pedir la cena ¿os quedáis y pedimos para los cuatro? – preguntó volviendo a llamar con insistencia.
Lanie miró a Espo, que asintió de buena gana, le dolía la cabeza y no le apetecía en absoluto salir a buscar un restaurante.
- Vale – contestó Lanie acercándose seguida de Espo.
- Abre Castle – dijo Kate volviendo a llamar temiendo que algún cliente del hotel la viese.
- ¿Qué ha pasado? – preguntó Castle abriendo la puerta.
- Ha debido cerrarse con el aire de la ventana abierta – aclaró Kate entrando seguida de Lanie y Espo que sonrieron al ver la guisa del escritor que sujetaba con una mano la pequeña toalla alrededor de su cintura
- ¿De verdad no interrumpimos nada? – preguntó Espo riendo.
- Si hubiésemos estado ocupados ¿De verdad crees que habría salido a abrirte Javi? – contestó Kate – tengo prioridades.
- Guau. Que contestación. Esa es mi detective – dijo Castle abrazándola con la mano libre y besándola en la mejilla.
- Reconocer que tenéis toda la pinta de… - dijo Lanie
- ¿De salir del baño? – preguntó Castle con inocencia.
- ¿Por qué no llamáis a recepción para pedir la cena? – preguntó Kate ruborizada e intentando cambiar de tema.
- ¿Por qué no os ponéis algo de ropa y la elegimos entre los cuatro? – replicó Lanie cogiendo el listado del menú de la mesa.
- Vale – contestó Castle – anoche tenían italiano…
- No quiero italiano de nuevo – se quejó Kate.
- Ahora lo vemos – dijo Castle tirando de ella hacia la habitación.
- Tenemos hambre – les gritó Lanie mientras desaparecían por la puerta – dejar para luego la parte de los besitos.
- Ir pidiendo si tardamos – contestó Castle llevándose un manotazo de Kate.
Salieron cinco minutos más tarde, ambos en pijama y Castle llamó a recepción para saber si esa noche también había algún tipo de especialidad.
- Chicos hoy tienen comida japonesa – les informó.
- Me encanta – dijo Kate entusiasmada.
- ¿Pescado crudo? – preguntó Espo – creo que es justo lo que necesita mi estómago.
- Puedes pedir lo que quieras – apostilló Castle – no tienes porqué comer japonés.
- Si te digo la verdad – aseguró Espo – me conformaría con un sándwich de queso caliente y puré de patatas.
- Vale – le dijo Castle – pues sándwich y puré para ti.
- ¿Tendrán? – preguntó el detective.
- No te preocupes, si no lo tienen lo harán – le afirmó Castle con una sonrisa.
- ¿Lanie? – preguntó Kate.
- Si la comida japonesa esta a la altura del hotel –dijo la morena – elijo japonés.
- ¿Rick? – le dijo Kate – sólo quedas tú.
- Eso Rick – dijo Lanie enfatizando el nombre – sólo quedas tú.
- Japonés – contestó él besando a Kate para intentar incomodar a Lanie - ¿algo en especial o pido una degustación como ayer?
- Por mi degustación – dijo Kate sonriendo – ayer estaba todo buenísimo.
- Vale – afirmó Lanie – está bien.
Castle llamó a recepción y pidió la cena mientras Kate les relataba el paseo que habían realizado aquella tarde y Castle se unió al relato cuando colgó el teléfono.
En menos de treinta minutos, dos camareros preparaban la mesa.
- ¿Cerveza? – sonrió Espo mirando a Castle.
- ¿No es eso lo que bebes? – le contestó con otra pregunta.
- Bah… claro tío – dijo Espo – peor que anoche no creo que acabe – y Lanie le miró con su habitual movimiento lateral de cabeza.
- ¿Y que decisión tomasteis? – preguntó Kate a ambos.
- ¿Decisión? – preguntó Espo - ¿Sobre qué?
- Sobre que Ron es el mejor, claro – afirmó Kate riendo.
- El Don Q sin duda – dijo él.
- ¡Kate! – regañó Lanie – no empieces o acabaremos como anoche. Aunque a mi me gustó más el Matusalem – dijo en voz baja par que solo la oyese Kate.
- Te he oído – dijo Espo.
- Javi – le llamó ella mimosa – a mi me gusta más…
- Chicos vamos a comer – dijo Castle tras cerrar la puerta y entregar una generosa propina a los camareros.
Kate destapó los entrantes y leyó los nombres de los platos.
- Tempura de verduras – dijo señalando el plato – Korokke que es masa de bechamel con mariscos – dijo señalando otro – Hiyayakko, que es tofu – explicó- y tallarines fritos Yakisaba
- Y para ti – le dijo riendo Castle a Espo – puré de patatas – y destapó plato del humeante puré.
Castle sirvió vino blanco en las copas de Kate y Lanie, sin que esta última pusiese ninguna objeción.
Espo y Lanie explicaron detenidamente como la noche anterior habían hecho una degustación del ron con los ojos vendados y que Vaziri había coincidido con Espo eligiendo siempre el mismo, mientras que tanto ella como Cam después del segundo no habían conseguido distinguirlos.
Los cuatro reían cuando Espo les relataba lo mal que le había sentado a Vaziri el alcohol y como le declaraba a Cam todo su amor delante de ellos.
- Vamos a ver lo que hay de plato principal – dijo Castle pasando su sándwich a Espo y descubriendo el resto.
- Guau – exclamó Kate viendo los platos – Gyoza – leyó – raviolis rellenos de verduras, también Kushiyaki brochetas de carne y verduras, Teriyaki de pollo y verduras y…
- Sashimi, sushi, ura maki, karami maki, aamai maki, atsu maki y kudamosno – explicó Lanie que conocía a la perfección los distintos tipos de platos de pescado crudo con arroz, enrollados con algas, picantes, dulces con frutas, flameados…
- ¿No es demasiada comida? – preguntó Espo
- Te lo parece porque estás con el estómago revuelto – afirmó Castle.
Continuaron con la cena, Lanie les decía que tarde o temprano Gates tendría que saber que ambos estaban juntos.
- Lanie si Gates se entera no nos dejará trabajar juntos – dijo Kate seria.
- Yo creo que ella ya lo sabe – le dijo Lanie – me parece absurdo que habiendo trabajado en asuntos internos no lo sepa.
- No podemos arriesgarnos – afirmó Castle – aunque confieso que no me importaría – dijo mirando a Kate que le sonrío sabiendo que estaba harto de esconderse.
- Si Gates se entera – empezó Espo – Kate será sancionada, y será su segunda sanción – dijo mirando a Kate y ella asintió – puede ser peor que la otra vez, puede costarle el puesto.
- Contrataré un buen abogado y Weldon no creo que lo permitiese – afirmó Castle – es una norma irracional.
- Es una norma lógica – dijo Kate – tiene su porqué y prefiero que no haya que llegar a nada de eso – dijo Kate – no se enterará y ya esta.
Llegaron al postre.
- Wagashi – dijo Castle – dulces hechos con arroz molido y también tenemos Imagawayaki pasta con relleno de masa de judías dulces.
- Y helado de té – añadió Lanie.
- Yo quiero uno de esos que has dicho al principio – dijo Espo mirando el plato.
- ¿Para el dulce no estás enfermo? – preguntó con malicia Kate.
Castle llamó de nuevo a recepción para que retirasen el resto de la cena.
- ¿Sabes algo de la orden de registro? – preguntó Espo a Kate
- No – contestó ella – Booth dijo que llamaría en cuanto la tuviesen, será que la fiscal no lo ha conseguido aún.
- Cam dice que Caroline es de las mejores – dijo Lanie – lo conseguirá.
- ¿Qué ha dicho Gates? – preguntó Castle a Kate pues sabía que había hablado con ella.
- Que el Lunes nos quiere en comisaría – contestó ella – si nos quedamos aquí el fin de semana será a cuenta de nuestros días libres.
- Pues nos quedan tres días – dijo Espo – hoy es jueves.
- Yo abro la puerta – dijo Castle cuando llamaron.
Castle despidió a los camareros y se acercó riendo a los sofás donde estaban sentados los tres.
- Bueno, bueno… - les dijo - ¿Don Q o Matusalem? – preguntó enseñándoles las dos botellas que había pedido.
- Castle – regañó Kate - ¿Cómo se te ocurre?
- Don Q para mí – dijo Espo.
- Matusalem – añadió Lanie.
- Yo haré caso a Espo – dijo Castle – el caribeño es él.
- ¿No tenéis remedio sabéis? – dijo Kate riendo.
- Lo sabemos – dijo Espo cogiendo vasos pequeños para tragos cortos– pero elige.
- Me fio de Lanie – dijo Kate – tiene mejor cara que tú, será que el ron es mejor.
- Cambiarás en cuanto lo pruebes – le advirtió.
Se sentaron en los sofás, cada pareja en uno y poco a poco, los cuatro fueron repitiendo de ambas bebidas, haciendo que sus mentes y cuerpos se relajasen y sus lenguas comenzasen a soltarse.
- ¿Así que te ha contado toda su vida? – preguntó casi en un grito Lanie – a ver si copias Javi – le dijo a Espo dándole un suave empujón en el brazo.
- Yo soy muy simple cariño – respondió Espo besándola rápido en los labios – soy lo que tienes delante.
- ¡Eh! ¿besitos y todo? – preguntó Castle metiéndose con ellos – dejarlo para luego.
- ¿Te crees que eres el único o que? – le contestó Lanie.
- Yo tengo una razón para esconderme llamada Gates – dijo él – y ahora aprovecho pero vosotros…
- Se los daré cuando se los gane – dijo Lanie mirando a Espo.
- Tío no me la mosquees – le advirtió Espo a Castle.
- Vale vale – dijo Castle levantando ambas manos.
- En cuanto a ti escritor ¿Algo interesante de tu vida que compartir con la afición? – inquirió Lanie que no olvidaba la conversación anterior.
Kate miró a Castle y ambos se echaron a reír.
- Nada Lanie – contestó Kate.
- ¡Oh vamos! – se quejó la forense – ambos os partís de risa… ¿Por qué?
- Lanie – dijo Castle – hay cosas que sólo puedo compartir con mi pareja – añadió.
- ¡Venga ya! – se quejó – Kate soy tu mejor amiga.
- No insistas – le dijo Kate – no es mi vida, es la de él y bastante me ha costado sonsacarle a mí – Castle la abrazó contra él besándola en la mejilla.
- Al menos decirnos que parte de su vida es la que tanta gracia os hace – insistió Lanie – no hace falta detalles.
- Está bien – dijo Castle envalentonado por el efecto del alcohol – nos reímos de mi primera vez.
- Su precoz primera vez –añadió Kate riendo.
- ¿Precoz? – preguntó Espo - ¿Cuántos? Porque yo tenía catorce.
- Quince – contestó Castle – me ganas tío – le dijo riéndose.
- Te ganaré en desastre – le dijo – porque ella tenía uno menos nos pilló su hermano que era mi mejor amigo, y que dejó de serlo claro – dijo Espo y los tres rieron.
- ¿En serio Javi? – preguntó Kate - ¿Cómo se te ocurre con la hermana de tu mejor amigo?
- Estaba muy buena – dijo él encogiéndose de hombros – y yo le gustaba. Y eso que todavía no tenía este cuerpazo – dijo doblando el brazo para enseñar los músculos – y Lanie se echo a reír.
- No te vería esta otra parte cariño – le dijo pellizcándole la tripa a la que le sobraban unas cuantas cervezas.
- ¡Oye! – protestó él – pues bien poco que te quejas cuando me ves sin camiseta.
- Pero eso es porque sólo te miro a los ojos – replico Lanie y Kate soltó una carcajada.
- ¡Seguro Lanie! – le dijo Kate – conociéndote seguro que solo le miras a los ojos.
- Calla anda – le dijo a Kate - ¿ella también te ha contado como fue su primera vez? – le preguntó a Castle.
- Lanie – advirtió Kate.
- Creo que eres demasiado bueno con ella Castle – le dijo al escritor llevándose una mirada medio asesina de Kate.
- Será porque estoy enamorado – contestó de inmediato él y sin pensarlo.
- Guau jefa – dijo Espo – le tienes en el bote.
- Eso espero Javi – contestó Kate dándole un beso a Castle en los labios.
- Sigo pensando que deberías interrogarla – añadió Lanie.
- ¿Y porque en vez de tanto preguntar no empiezas largando tú? – replicó Kate abrazándose más a Castle.
Espo la miró divertido. A él no se le habría ocurrido, al menos por el momento, preguntar al huracán Lanie nada sobre su pasado, aunque intuía que era bastante tempestivo y que estaba marcada por él.
- Yo tenía quince – admitió Lanie – aunque tu eso ya lo sabías, tardona – la espetó.
- Pero veo que Javi no – argumentó Kate.
- ¿Tardona? – preguntó Espo riendo.
- Pues ahora te toca a ti decírselo a Castle – sondeó la forense.
- ¿Y quién te ha dicho que no lo sé? – contestó Castle riendo.
- ¿Lo sabe? – preguntó chillando a Kate – has hecho trampa para que yo hablase – admitió.
- Pero no has dicho con quien – añadió Castle.
- Ni tú – le dijo ella cortante.
- Bueno… yo… - dijo Castle mirando a Kate – fue con una de mis profesoras – dijo sin mentir del todo pero sin dar más explicaciones.
- ¿Profesora? – preguntó Espo – eso suena a que era bastante mayor que tú.
- Digamos que… - asintió Castle – podría casi doblarme la edad.
- Clases particulares – dijo Espo sonriendo - choca esos cinco tío eres un hacha – le dijo tendiéndole la mano para que Castle la chocase.
- Kate… - dijo Lanie – estamos esperando.
- Si eso jefa – añadió Espo – yo ya tengo curiosidad.
- Lanie aún no te ha dicho con quien – contestó Kate sonriendo y provocando que Espo se girase para mirar a Lanie.
- Bueno, fui a un concierto… - dijo ella
- ¿Y? – apremió Kate riendo
- Tenía ganas de conocer al cantante – alegó ella – y resultó ser un encanto.
- ¿Quién? – interrogó Espo
- No, no – dijo Lanie – eso si que no te lo voy a decir, te puedo decir que era un rapero y que tenía cinco años más que yo, pero no pienso decir nada más – espetó la forense.
- Vale – contestó Espo – no voy a preguntarte más – dijo besándola en la mejilla – jefa es tu turno
Kate había notado que Castle no había hecho ningún comentario a Lanie y le miró extrañada, observando que él se había quedado algo pensativo y taciturno.
- ¿Qué ocurre? – le preguntó despertando el interés de Lanie y Espo.
- Alexis – dijo él llenando de nuevo su vaso y haciendo un gesto a Espo que asintió para que le llenase el suyo.
- ¿Le pasa algo a Alexis? – preguntó Lanie preocupada por la chica a la que tenía en gran estima.
Castle con la botella en la mano miró a Lanie y después a Kate y ellas asintieron.
- Estamos aquí – dijo bebiéndose de un trago el ron – hablando de nuestras primeras veces y no me había llegado a dar cuenta que tengo una hija que seguramente ya ha tenido su primera vez – dijo melancólico – o si no lo ha hecho estará a punto – observó - ¿Cuándo se ha hecho tan mayor?
- Vamos, vamos escritor – le dijo Lanie – la vida pasa…
- Y lo que es peor – añadió cambiando la mirada - ¿con quien? – dijo casi en un grito provocando la risa de los otros tres.
- Eso es fácil de contestar – le dijo Kate
- ¿Lo sabes? – le preguntó girándose a toda prisa para mirarla.
- Nooo – contestó rápido Kate - Alexis sólo ha tenido dos o tres novios desde que te conozco.
- ¿Me lo dirías verdad? – le insistió Castle.
- Rick, claro que no – le dijo – eso es algo entre Alexis y tú.
- ¿No me lo dirías? – medio grito – eres mi novia…
- No – insistió Kate – y ella es tu hija, si yo lo supiese no traicionaría su confianza, tendría que ser ella quien te lo dijese.
- Es verdad – apuntó Lanie - ¿tu le dijiste a tu madre cuando y con quien?
- No – dijo él pensativo – pero no estamos hablando de mí – se defendió.
- Yo no les dije nada a mis padres – dijo Kate.
- Ni yo a la mía – dijo Espo.
- Yo tampoco – añadió Lanie.
- Todos, cuando hemos pasado por ello hemos guardado silencio ante nuestros padres – dijo Kate – es lo normal, es lógico que no te lo cuente.
- Seguro que lo sabes y no me dices nada – dijo Castle con ojos interrogantes a Kate.
- Jamás traicionaría su confianza – le repitió ella con decisión.
Castle la miró en silencio, una pequeña sonrisa apareció en sus labios.
- Antes mi madre y Alexis confabulaban contra mí – aseguró – y ahora en vez de unirte a mi contra ellas…
- Basta Rick – le pidió.
- Por ahora – concluyó él.
- Alexis es una chica increíble – dijo Lanie – inteligente sensata y responsable, no deberías preocuparte – añadió mirando a Kate e intuyendo que sabía más de lo que aseguraba.
- No lo entenderéis hasta que no tengáis hijos – les dijo alternando su dedo índice de Lanie a Espo.
- Eso es improbable – contestó Espo esquivando a Castle para que Lanie no se enfadase – jefa estoy a la espera…
- ¿No se te olvida? – preguntó Kate bebiéndose de un trago el ron.
- Creo que es justo – contestó – soy el único que no lo sabe.
- Dieciocho – casi escupió Kate – con un estudiante de mi universidad cuatro años mayor… ¿contento?
- ¿Dieciocho? – preguntó Espo con una sonrisa – así que no eras la chica mala que pensaba… - le dijo y Kate le sacó la lengua.
- ¿Sorprendido? – preguntó Castle – pues eso no es nada, el tipo era de la realeza francesa.
- ¿De la realeza francesa? – preguntó Lanie sorprendida - ¿Por qué no me habías dicho eso?
- Porque eso no es verdad – aseguró Kate – era solo una suposición de Madisson.
- Chica – dijo Espo a Lanie – creo que ya es hora de meterse en la cama.
- Vaya prisas – rio Castle.
- Tío no es lo que piensas – le aclaró – estoy muy cansado – dijo poniéndose en pie.
- ¿Cansado? – preguntó Lanie levantándose y ladeando su cabeza provocando las risas de Castle y Kate.
- ¡Oh! Vamos Lanie – dijo Kate – no seas muy dura con la marmota.
- Anda, marmota – dijo Lanie cogiendo del cinturón a Espo – vamos a dormir. Chicos – les dijo con un gesto de su mano – podéis seguir con lo que estuvieseis haciendo cuando llegamos.
Castle y Kate acompañaron hasta la puerta a la pareja, despidiéndose. Kate cerró la puerta apoyándose en la misma volviéndose hacía él. Castle la miró sonriendo y dio un paso pegándose contra ella.
- Esta situación me suena – dijo besándola.
- ¿Ah si? – respondió ella en su boca – recuérdamelo – le dijo lanzándose a besarle.
- No – contestó él separándose y dejándola sorprendida.
- ¿No? – preguntó desconcertada.
- No vas a distraerme para que lo olvide detective – dijo besándola en la punta de la nariz – tienes algo que contarme.
- Bueno… al menos lo he intentado – confesó ella.
- Y ha sido un buen intento – le dijo – voy un momento al baño ¿preparas una copa y me esperas en el sofá? – le dijo besándola de nuevo y ella asintió mientras andaban hacia el sofá.
Kate le soltó la mano y él fue a la habitación mientras ella sacaba hielo de la nevera y llenaba un par de vasos donde sirvió de una de las botellas de ron. Se sentó en el sofá y le miró mientras él se acercaba.
- ¿Tienes frío? – preguntó señalando la bata del hotel que se había puesto él.
Castle no contestó, se limitó a sentarse encima de ella en el sofá acurrucándose en su regazo.
- ¡Rick! – le dijo divertida – pesas demasiado para mi.
- Oye esto es un cambio de puestos – explicó – tu me abrazas mientras me lo cuentas y si te portas bien, te dejaré que mires que llevo puesto debajo de mi bata.
Kate comenzó a reír sonoramente contagiándole a él que hundió su nariz en el cuello de ella haciéndola cosquillas y dándole suaves besos.
- No seas ganso – le reprendió – pesas demasiado para mi.
- Sabía que reirías y me encanta verte reír – manifestó él sentándose sobre el sofá y obligándola a que ella lo hiciese sobre su regazo.
- Y a mi me encanta que hagas el ganso – le dijo sonriendo - ¿Qué quieres saber? – le preguntó directa.
- ¿Sinceramente? – ella asintió – quiero saber todo de ti, pero quiero que seas tú quien decida lo que quieres contarme, así que, si ahora únicamente decides contarme que te aterraba cuando eras niña, seré feliz de que compartes eso conmigo.
Kate le miró y subió su mano hasta acariciarle la mandíbula, acercándose muy despacio a él y depositando un lento y cálido beso sobre sus labios.
- ¿Recuerdas el día de la presentación de Ola de calor? – le preguntó muy bajito ella mirándole a los ojos y el asintió.
- Recuerdo que estabas preciosa con ese vestido azul de Herve Leger – le dijo sonriendo.
- Aseguraste algo de mí y estabas equivocado – le reveló.
- ¿Qué dije? – preguntó confuso – sabes que digo muchas tonterías al cabo del día – aseguró rozando sus narices.
- Me dijiste que a mi nadie me había puesto los cuernos – declaró.
- ¿Y tú que me dijiste? – preguntó él con curiosidad.
- Que como podías asegurarlo – contestó Kate.
- ¿Qué hombre podría haberte despreciado alguna vez? – preguntó él.
- Eso mismo fue lo que dijiste – sostuvo Kate – y la realidad es que si hubo alguien que lo hizo.
Castle la abrazó contra él, haciendo que ella hundiese su nariz en su cuello y perdiese el contacto visual para que no se sintiese tan avergonzada. Castle sintió como Kate abrió la boca para hablar en un par de ocasiones, él lo notaba en su cuello, por el movimiento de sus labios, besó su cabeza y ella suspiró.
- Seis meses después de empezar a salir con Laurent lo dejamos – comenzó – y poco después conocí a Mark, fue antes de acabar el primer año y pasamos casi todo el verano juntos, conociendo California desde San Francisco a San Diego, antes de que yo tuviese que volver a Nueva York para ir de vacaciones con mis padres y él a Chicago con los suyos.
- ¿Tus últimas vacaciones con tus padres? – preguntó él adivinándolo por la edad de Kate.
- Si – afirmó ella notando como él la apretaba más contra si – y confieso que no tenía ningunas ganas de volver para estar con ellos, y ahora me lamento de no haberlo hecho antes para haber podido pasar más días juntos – se lamentó- después del verano volvimos a Standford y ambos fuimos a Moscú el primer trimestre. Pasábamos las veinticuatro horas del día juntos.
- Ibais en serio – observó él.
- Eso parecía – dijo dejando escapar una triste carcajada – volvimos a nuestras casas para pasar la Navidad y fue cuando…
- Tu madre – le dijo besándola en la frente y volviendo a apretarla contra él.
- Le llame mas de cien veces y no contestaba – afirmó Kate – necesitaba hablar con él, necesitaba verle, necesitaba que estuviese a mi lado, pero no contestaba.
Castle se mantuvo en silencio, entendía que Kate le estaba abriendo la parte más dolorosa de su vida, la muerte de su madre y ahora descubría que algo más pasó durante esa época, algo que explicaría porque Kate se había cerrado tan completamente al resto del mundo.
- Me llamó tres días después – dijo Kate secándose una lágrima que había rodado por su mejilla – dijo que había ido a la casa de un familiar unos días y había olvidado el teléfono en su casa. Hablamos durante horas y horas durante los siguientes días, y cuando llegó el momento de volver a clase, voló hasta Nueva York para que fuésemos juntos a Standford.
Castle comenzó a acariciar con suavidad su brazo haciéndola saber que estaba ahí para escuchar si ella quería seguir, o para abrazarla y mimarla si decidía parar.
- Después de Moscú habíamos decidido que cuando volviésemos a Standford viviríamos juntos y fue lo que hicimos –dijo- aunque mi cabeza sólo estaba pendiente de saber quien había podido habernos hecho tanto daño a mi padre y a mí. Algunos días no era capaz de concentrarme en clase y tenía que salir para poder respirar. Uno de esos días volví a casa, incapaz de ir a clase…
Kate hizo un silencio y él le limpió las lágrimas, besando sus mejillas.
- Los encontré al entrar en casa – le dijo Kate – ella también estudiaba en Stanford y era de Chicago, no hizo falta sumar mucho para darse cuenta donde había estado Mark cuando le llamaba.
- Lo siento – acertó a decir Castle.
- Metí parte de mis cosas en una maleta y volví a casa en el primer vuelo.
Kate comenzó a llorar más amargamente.
- Y cuando entré en casa ella no estaba ahí para consolarme – dijo entre hipos – mi madre no estaba Castle… y yo sólo tenia rabia, rabia y el corazón doblemente roto y nadie me decía quien había asesinado a mi madre ni porqué… ¿Por qué? ¿Por qué unos meses antes yo era feliz? ¿Por qué me había pasado todo eso?
Castle se incorporó levemente con ella en su regazo y comenzó a moverse acunándola entre sus brazos.
- Shsss tranquila Kate, tranquila mi vida. Lo siento, siento mucho todo por lo que tuviste que pasar – le dijo apretándola muy fuertemente y moviéndose con ella – estoy aquí…
- Lo sé – contestó ella – lo sé, sé que estas aquí. Ojalá hubieses estado entonces – confesó entre hipos.
- Ojalá – dijo él – porque no habrías creado ese escudo.
Se mantuvieron en silencio, abrazados durante unos minutos, los suficientes para que Kate calmase su llanto, ayudada por los suaves besos de él sobre sus mejillas y las caricias de sus manos sobre su espalda y su brazo.
- Deberíamos ir a dormir – le dijo él – no me mires así, he dicho dormir.
- ¿Puedo hacerte dos preguntas? – preguntó Kate con la voz ronca por el llanto.
- Claro – contestó él sonriendo y levantándose del sofá con ella en brazos.
- ¿Qué es lo que quieres de mí Castle? – le preguntó
- Lo quiero todo Kate – contestó mirándola – quiero lo bueno y lo malo que hay en ti, y lo quiero para siempre.
Ella le sonrío y él la beso suavemente mientras empezó a andar hasta la habitación.
- ¿Y la segunda pregunta? – le dijo mirándola muy pegado a ella.
- ¿Qué llevas puesto bajo tu bata?...
*** *** ***
FIN DEL CAPITULO QUINCE.
G R A C I A S por leer hasta aquí. Como de costumbre, espero no estar dando muchas vueltas y no defraudaros.
Si alguien aparte de Alba, esperaba relato ayer, lo siento. No pudo ser. Pero supongo que dos páginas más de las habituales, compensarán en parte el retraso (o eso espero)
Este capítulo va dedicado a tí, si... a tí... a tí que estas leyendo y que aunque pases por aquí solo de invitado sin dejar huella de comentario alguno, levantas mi ánimo cuando compruebo las visitas.
Gracias por leer.
*** *** ***
CAPITULO 15
Él la observaba secarse el pelo a través del espejo del baño mientras terminaba de ponerse el aftershave y recolocaba su flequillo. Kate apagó el secador y lo colocó en su sitio cruzando su mirada a través del cristal.
- ¿Qué? – le preguntó al observar su sonrisa.
- Nada – contestó riendo – sólo que hoy eres tú quien tiene mucho que contarme.
- Después de cenar – le dijo besándole en el hombro.
- ¿Eso es la puerta? – preguntó él al oír un golpeteo rítmico.
- Parece que sí – contestó Kate – voy yo – le dijo señalando la pequeña toalla con la que él rodeaba su cintura.
Kate salió rápidamente atravesando la habitación y abrió la puerta. No había nadie y salió al pasillo, viendo a Lanie y a Espo alejarse hacía el ascensor y que se giraron al oírla.
- Pensábamos que no estabais – dijo Lanie sonriendo al verla descalza y vestida únicamente con la suave bata del hotel - ¿hemos interrumpido algo?
- Lanie – reprendió ella.
- Íbamos a cenar – comenzó Espo - ¿ya habéis cenado?
La puerta de la habitación se cerró de golpe y Kate miró hacia atrás.
- Y nosotros pensábamos que dormíais – les dijo llamando a la puerta – íbamos a pedir la cena ¿os quedáis y pedimos para los cuatro? – preguntó volviendo a llamar con insistencia.
Lanie miró a Espo, que asintió de buena gana, le dolía la cabeza y no le apetecía en absoluto salir a buscar un restaurante.
- Vale – contestó Lanie acercándose seguida de Espo.
- Abre Castle – dijo Kate volviendo a llamar temiendo que algún cliente del hotel la viese.
- ¿Qué ha pasado? – preguntó Castle abriendo la puerta.
- Ha debido cerrarse con el aire de la ventana abierta – aclaró Kate entrando seguida de Lanie y Espo que sonrieron al ver la guisa del escritor que sujetaba con una mano la pequeña toalla alrededor de su cintura
- ¿De verdad no interrumpimos nada? – preguntó Espo riendo.
- Si hubiésemos estado ocupados ¿De verdad crees que habría salido a abrirte Javi? – contestó Kate – tengo prioridades.
- Guau. Que contestación. Esa es mi detective – dijo Castle abrazándola con la mano libre y besándola en la mejilla.
- Reconocer que tenéis toda la pinta de… - dijo Lanie
- ¿De salir del baño? – preguntó Castle con inocencia.
- ¿Por qué no llamáis a recepción para pedir la cena? – preguntó Kate ruborizada e intentando cambiar de tema.
- ¿Por qué no os ponéis algo de ropa y la elegimos entre los cuatro? – replicó Lanie cogiendo el listado del menú de la mesa.
- Vale – contestó Castle – anoche tenían italiano…
- No quiero italiano de nuevo – se quejó Kate.
- Ahora lo vemos – dijo Castle tirando de ella hacia la habitación.
- Tenemos hambre – les gritó Lanie mientras desaparecían por la puerta – dejar para luego la parte de los besitos.
- Ir pidiendo si tardamos – contestó Castle llevándose un manotazo de Kate.
Salieron cinco minutos más tarde, ambos en pijama y Castle llamó a recepción para saber si esa noche también había algún tipo de especialidad.
- Chicos hoy tienen comida japonesa – les informó.
- Me encanta – dijo Kate entusiasmada.
- ¿Pescado crudo? – preguntó Espo – creo que es justo lo que necesita mi estómago.
- Puedes pedir lo que quieras – apostilló Castle – no tienes porqué comer japonés.
- Si te digo la verdad – aseguró Espo – me conformaría con un sándwich de queso caliente y puré de patatas.
- Vale – le dijo Castle – pues sándwich y puré para ti.
- ¿Tendrán? – preguntó el detective.
- No te preocupes, si no lo tienen lo harán – le afirmó Castle con una sonrisa.
- ¿Lanie? – preguntó Kate.
- Si la comida japonesa esta a la altura del hotel –dijo la morena – elijo japonés.
- ¿Rick? – le dijo Kate – sólo quedas tú.
- Eso Rick – dijo Lanie enfatizando el nombre – sólo quedas tú.
- Japonés – contestó él besando a Kate para intentar incomodar a Lanie - ¿algo en especial o pido una degustación como ayer?
- Por mi degustación – dijo Kate sonriendo – ayer estaba todo buenísimo.
- Vale – afirmó Lanie – está bien.
Castle llamó a recepción y pidió la cena mientras Kate les relataba el paseo que habían realizado aquella tarde y Castle se unió al relato cuando colgó el teléfono.
En menos de treinta minutos, dos camareros preparaban la mesa.
- ¿Cerveza? – sonrió Espo mirando a Castle.
- ¿No es eso lo que bebes? – le contestó con otra pregunta.
- Bah… claro tío – dijo Espo – peor que anoche no creo que acabe – y Lanie le miró con su habitual movimiento lateral de cabeza.
- ¿Y que decisión tomasteis? – preguntó Kate a ambos.
- ¿Decisión? – preguntó Espo - ¿Sobre qué?
- Sobre que Ron es el mejor, claro – afirmó Kate riendo.
- El Don Q sin duda – dijo él.
- ¡Kate! – regañó Lanie – no empieces o acabaremos como anoche. Aunque a mi me gustó más el Matusalem – dijo en voz baja par que solo la oyese Kate.
- Te he oído – dijo Espo.
- Javi – le llamó ella mimosa – a mi me gusta más…
- Chicos vamos a comer – dijo Castle tras cerrar la puerta y entregar una generosa propina a los camareros.
Kate destapó los entrantes y leyó los nombres de los platos.
- Tempura de verduras – dijo señalando el plato – Korokke que es masa de bechamel con mariscos – dijo señalando otro – Hiyayakko, que es tofu – explicó- y tallarines fritos Yakisaba
- Y para ti – le dijo riendo Castle a Espo – puré de patatas – y destapó plato del humeante puré.
Castle sirvió vino blanco en las copas de Kate y Lanie, sin que esta última pusiese ninguna objeción.
Espo y Lanie explicaron detenidamente como la noche anterior habían hecho una degustación del ron con los ojos vendados y que Vaziri había coincidido con Espo eligiendo siempre el mismo, mientras que tanto ella como Cam después del segundo no habían conseguido distinguirlos.
Los cuatro reían cuando Espo les relataba lo mal que le había sentado a Vaziri el alcohol y como le declaraba a Cam todo su amor delante de ellos.
- Vamos a ver lo que hay de plato principal – dijo Castle pasando su sándwich a Espo y descubriendo el resto.
- Guau – exclamó Kate viendo los platos – Gyoza – leyó – raviolis rellenos de verduras, también Kushiyaki brochetas de carne y verduras, Teriyaki de pollo y verduras y…
- Sashimi, sushi, ura maki, karami maki, aamai maki, atsu maki y kudamosno – explicó Lanie que conocía a la perfección los distintos tipos de platos de pescado crudo con arroz, enrollados con algas, picantes, dulces con frutas, flameados…
- ¿No es demasiada comida? – preguntó Espo
- Te lo parece porque estás con el estómago revuelto – afirmó Castle.
Continuaron con la cena, Lanie les decía que tarde o temprano Gates tendría que saber que ambos estaban juntos.
- Lanie si Gates se entera no nos dejará trabajar juntos – dijo Kate seria.
- Yo creo que ella ya lo sabe – le dijo Lanie – me parece absurdo que habiendo trabajado en asuntos internos no lo sepa.
- No podemos arriesgarnos – afirmó Castle – aunque confieso que no me importaría – dijo mirando a Kate que le sonrío sabiendo que estaba harto de esconderse.
- Si Gates se entera – empezó Espo – Kate será sancionada, y será su segunda sanción – dijo mirando a Kate y ella asintió – puede ser peor que la otra vez, puede costarle el puesto.
- Contrataré un buen abogado y Weldon no creo que lo permitiese – afirmó Castle – es una norma irracional.
- Es una norma lógica – dijo Kate – tiene su porqué y prefiero que no haya que llegar a nada de eso – dijo Kate – no se enterará y ya esta.
Llegaron al postre.
- Wagashi – dijo Castle – dulces hechos con arroz molido y también tenemos Imagawayaki pasta con relleno de masa de judías dulces.
- Y helado de té – añadió Lanie.
- Yo quiero uno de esos que has dicho al principio – dijo Espo mirando el plato.
- ¿Para el dulce no estás enfermo? – preguntó con malicia Kate.
Castle llamó de nuevo a recepción para que retirasen el resto de la cena.
- ¿Sabes algo de la orden de registro? – preguntó Espo a Kate
- No – contestó ella – Booth dijo que llamaría en cuanto la tuviesen, será que la fiscal no lo ha conseguido aún.
- Cam dice que Caroline es de las mejores – dijo Lanie – lo conseguirá.
- ¿Qué ha dicho Gates? – preguntó Castle a Kate pues sabía que había hablado con ella.
- Que el Lunes nos quiere en comisaría – contestó ella – si nos quedamos aquí el fin de semana será a cuenta de nuestros días libres.
- Pues nos quedan tres días – dijo Espo – hoy es jueves.
- Yo abro la puerta – dijo Castle cuando llamaron.
Castle despidió a los camareros y se acercó riendo a los sofás donde estaban sentados los tres.
- Bueno, bueno… - les dijo - ¿Don Q o Matusalem? – preguntó enseñándoles las dos botellas que había pedido.
- Castle – regañó Kate - ¿Cómo se te ocurre?
- Don Q para mí – dijo Espo.
- Matusalem – añadió Lanie.
- Yo haré caso a Espo – dijo Castle – el caribeño es él.
- ¿No tenéis remedio sabéis? – dijo Kate riendo.
- Lo sabemos – dijo Espo cogiendo vasos pequeños para tragos cortos– pero elige.
- Me fio de Lanie – dijo Kate – tiene mejor cara que tú, será que el ron es mejor.
- Cambiarás en cuanto lo pruebes – le advirtió.
Se sentaron en los sofás, cada pareja en uno y poco a poco, los cuatro fueron repitiendo de ambas bebidas, haciendo que sus mentes y cuerpos se relajasen y sus lenguas comenzasen a soltarse.
- ¿Así que te ha contado toda su vida? – preguntó casi en un grito Lanie – a ver si copias Javi – le dijo a Espo dándole un suave empujón en el brazo.
- Yo soy muy simple cariño – respondió Espo besándola rápido en los labios – soy lo que tienes delante.
- ¡Eh! ¿besitos y todo? – preguntó Castle metiéndose con ellos – dejarlo para luego.
- ¿Te crees que eres el único o que? – le contestó Lanie.
- Yo tengo una razón para esconderme llamada Gates – dijo él – y ahora aprovecho pero vosotros…
- Se los daré cuando se los gane – dijo Lanie mirando a Espo.
- Tío no me la mosquees – le advirtió Espo a Castle.
- Vale vale – dijo Castle levantando ambas manos.
- En cuanto a ti escritor ¿Algo interesante de tu vida que compartir con la afición? – inquirió Lanie que no olvidaba la conversación anterior.
Kate miró a Castle y ambos se echaron a reír.
- Nada Lanie – contestó Kate.
- ¡Oh vamos! – se quejó la forense – ambos os partís de risa… ¿Por qué?
- Lanie – dijo Castle – hay cosas que sólo puedo compartir con mi pareja – añadió.
- ¡Venga ya! – se quejó – Kate soy tu mejor amiga.
- No insistas – le dijo Kate – no es mi vida, es la de él y bastante me ha costado sonsacarle a mí – Castle la abrazó contra él besándola en la mejilla.
- Al menos decirnos que parte de su vida es la que tanta gracia os hace – insistió Lanie – no hace falta detalles.
- Está bien – dijo Castle envalentonado por el efecto del alcohol – nos reímos de mi primera vez.
- Su precoz primera vez –añadió Kate riendo.
- ¿Precoz? – preguntó Espo - ¿Cuántos? Porque yo tenía catorce.
- Quince – contestó Castle – me ganas tío – le dijo riéndose.
- Te ganaré en desastre – le dijo – porque ella tenía uno menos nos pilló su hermano que era mi mejor amigo, y que dejó de serlo claro – dijo Espo y los tres rieron.
- ¿En serio Javi? – preguntó Kate - ¿Cómo se te ocurre con la hermana de tu mejor amigo?
- Estaba muy buena – dijo él encogiéndose de hombros – y yo le gustaba. Y eso que todavía no tenía este cuerpazo – dijo doblando el brazo para enseñar los músculos – y Lanie se echo a reír.
- No te vería esta otra parte cariño – le dijo pellizcándole la tripa a la que le sobraban unas cuantas cervezas.
- ¡Oye! – protestó él – pues bien poco que te quejas cuando me ves sin camiseta.
- Pero eso es porque sólo te miro a los ojos – replico Lanie y Kate soltó una carcajada.
- ¡Seguro Lanie! – le dijo Kate – conociéndote seguro que solo le miras a los ojos.
- Calla anda – le dijo a Kate - ¿ella también te ha contado como fue su primera vez? – le preguntó a Castle.
- Lanie – advirtió Kate.
- Creo que eres demasiado bueno con ella Castle – le dijo al escritor llevándose una mirada medio asesina de Kate.
- Será porque estoy enamorado – contestó de inmediato él y sin pensarlo.
- Guau jefa – dijo Espo – le tienes en el bote.
- Eso espero Javi – contestó Kate dándole un beso a Castle en los labios.
- Sigo pensando que deberías interrogarla – añadió Lanie.
- ¿Y porque en vez de tanto preguntar no empiezas largando tú? – replicó Kate abrazándose más a Castle.
Espo la miró divertido. A él no se le habría ocurrido, al menos por el momento, preguntar al huracán Lanie nada sobre su pasado, aunque intuía que era bastante tempestivo y que estaba marcada por él.
- Yo tenía quince – admitió Lanie – aunque tu eso ya lo sabías, tardona – la espetó.
- Pero veo que Javi no – argumentó Kate.
- ¿Tardona? – preguntó Espo riendo.
- Pues ahora te toca a ti decírselo a Castle – sondeó la forense.
- ¿Y quién te ha dicho que no lo sé? – contestó Castle riendo.
- ¿Lo sabe? – preguntó chillando a Kate – has hecho trampa para que yo hablase – admitió.
- Pero no has dicho con quien – añadió Castle.
- Ni tú – le dijo ella cortante.
- Bueno… yo… - dijo Castle mirando a Kate – fue con una de mis profesoras – dijo sin mentir del todo pero sin dar más explicaciones.
- ¿Profesora? – preguntó Espo – eso suena a que era bastante mayor que tú.
- Digamos que… - asintió Castle – podría casi doblarme la edad.
- Clases particulares – dijo Espo sonriendo - choca esos cinco tío eres un hacha – le dijo tendiéndole la mano para que Castle la chocase.
- Kate… - dijo Lanie – estamos esperando.
- Si eso jefa – añadió Espo – yo ya tengo curiosidad.
- Lanie aún no te ha dicho con quien – contestó Kate sonriendo y provocando que Espo se girase para mirar a Lanie.
- Bueno, fui a un concierto… - dijo ella
- ¿Y? – apremió Kate riendo
- Tenía ganas de conocer al cantante – alegó ella – y resultó ser un encanto.
- ¿Quién? – interrogó Espo
- No, no – dijo Lanie – eso si que no te lo voy a decir, te puedo decir que era un rapero y que tenía cinco años más que yo, pero no pienso decir nada más – espetó la forense.
- Vale – contestó Espo – no voy a preguntarte más – dijo besándola en la mejilla – jefa es tu turno
Kate había notado que Castle no había hecho ningún comentario a Lanie y le miró extrañada, observando que él se había quedado algo pensativo y taciturno.
- ¿Qué ocurre? – le preguntó despertando el interés de Lanie y Espo.
- Alexis – dijo él llenando de nuevo su vaso y haciendo un gesto a Espo que asintió para que le llenase el suyo.
- ¿Le pasa algo a Alexis? – preguntó Lanie preocupada por la chica a la que tenía en gran estima.
Castle con la botella en la mano miró a Lanie y después a Kate y ellas asintieron.
- Estamos aquí – dijo bebiéndose de un trago el ron – hablando de nuestras primeras veces y no me había llegado a dar cuenta que tengo una hija que seguramente ya ha tenido su primera vez – dijo melancólico – o si no lo ha hecho estará a punto – observó - ¿Cuándo se ha hecho tan mayor?
- Vamos, vamos escritor – le dijo Lanie – la vida pasa…
- Y lo que es peor – añadió cambiando la mirada - ¿con quien? – dijo casi en un grito provocando la risa de los otros tres.
- Eso es fácil de contestar – le dijo Kate
- ¿Lo sabes? – le preguntó girándose a toda prisa para mirarla.
- Nooo – contestó rápido Kate - Alexis sólo ha tenido dos o tres novios desde que te conozco.
- ¿Me lo dirías verdad? – le insistió Castle.
- Rick, claro que no – le dijo – eso es algo entre Alexis y tú.
- ¿No me lo dirías? – medio grito – eres mi novia…
- No – insistió Kate – y ella es tu hija, si yo lo supiese no traicionaría su confianza, tendría que ser ella quien te lo dijese.
- Es verdad – apuntó Lanie - ¿tu le dijiste a tu madre cuando y con quien?
- No – dijo él pensativo – pero no estamos hablando de mí – se defendió.
- Yo no les dije nada a mis padres – dijo Kate.
- Ni yo a la mía – dijo Espo.
- Yo tampoco – añadió Lanie.
- Todos, cuando hemos pasado por ello hemos guardado silencio ante nuestros padres – dijo Kate – es lo normal, es lógico que no te lo cuente.
- Seguro que lo sabes y no me dices nada – dijo Castle con ojos interrogantes a Kate.
- Jamás traicionaría su confianza – le repitió ella con decisión.
Castle la miró en silencio, una pequeña sonrisa apareció en sus labios.
- Antes mi madre y Alexis confabulaban contra mí – aseguró – y ahora en vez de unirte a mi contra ellas…
- Basta Rick – le pidió.
- Por ahora – concluyó él.
- Alexis es una chica increíble – dijo Lanie – inteligente sensata y responsable, no deberías preocuparte – añadió mirando a Kate e intuyendo que sabía más de lo que aseguraba.
- No lo entenderéis hasta que no tengáis hijos – les dijo alternando su dedo índice de Lanie a Espo.
- Eso es improbable – contestó Espo esquivando a Castle para que Lanie no se enfadase – jefa estoy a la espera…
- ¿No se te olvida? – preguntó Kate bebiéndose de un trago el ron.
- Creo que es justo – contestó – soy el único que no lo sabe.
- Dieciocho – casi escupió Kate – con un estudiante de mi universidad cuatro años mayor… ¿contento?
- ¿Dieciocho? – preguntó Espo con una sonrisa – así que no eras la chica mala que pensaba… - le dijo y Kate le sacó la lengua.
- ¿Sorprendido? – preguntó Castle – pues eso no es nada, el tipo era de la realeza francesa.
- ¿De la realeza francesa? – preguntó Lanie sorprendida - ¿Por qué no me habías dicho eso?
- Porque eso no es verdad – aseguró Kate – era solo una suposición de Madisson.
- Chica – dijo Espo a Lanie – creo que ya es hora de meterse en la cama.
- Vaya prisas – rio Castle.
- Tío no es lo que piensas – le aclaró – estoy muy cansado – dijo poniéndose en pie.
- ¿Cansado? – preguntó Lanie levantándose y ladeando su cabeza provocando las risas de Castle y Kate.
- ¡Oh! Vamos Lanie – dijo Kate – no seas muy dura con la marmota.
- Anda, marmota – dijo Lanie cogiendo del cinturón a Espo – vamos a dormir. Chicos – les dijo con un gesto de su mano – podéis seguir con lo que estuvieseis haciendo cuando llegamos.
Castle y Kate acompañaron hasta la puerta a la pareja, despidiéndose. Kate cerró la puerta apoyándose en la misma volviéndose hacía él. Castle la miró sonriendo y dio un paso pegándose contra ella.
- Esta situación me suena – dijo besándola.
- ¿Ah si? – respondió ella en su boca – recuérdamelo – le dijo lanzándose a besarle.
- No – contestó él separándose y dejándola sorprendida.
- ¿No? – preguntó desconcertada.
- No vas a distraerme para que lo olvide detective – dijo besándola en la punta de la nariz – tienes algo que contarme.
- Bueno… al menos lo he intentado – confesó ella.
- Y ha sido un buen intento – le dijo – voy un momento al baño ¿preparas una copa y me esperas en el sofá? – le dijo besándola de nuevo y ella asintió mientras andaban hacia el sofá.
Kate le soltó la mano y él fue a la habitación mientras ella sacaba hielo de la nevera y llenaba un par de vasos donde sirvió de una de las botellas de ron. Se sentó en el sofá y le miró mientras él se acercaba.
- ¿Tienes frío? – preguntó señalando la bata del hotel que se había puesto él.
Castle no contestó, se limitó a sentarse encima de ella en el sofá acurrucándose en su regazo.
- ¡Rick! – le dijo divertida – pesas demasiado para mi.
- Oye esto es un cambio de puestos – explicó – tu me abrazas mientras me lo cuentas y si te portas bien, te dejaré que mires que llevo puesto debajo de mi bata.
Kate comenzó a reír sonoramente contagiándole a él que hundió su nariz en el cuello de ella haciéndola cosquillas y dándole suaves besos.
- No seas ganso – le reprendió – pesas demasiado para mi.
- Sabía que reirías y me encanta verte reír – manifestó él sentándose sobre el sofá y obligándola a que ella lo hiciese sobre su regazo.
- Y a mi me encanta que hagas el ganso – le dijo sonriendo - ¿Qué quieres saber? – le preguntó directa.
- ¿Sinceramente? – ella asintió – quiero saber todo de ti, pero quiero que seas tú quien decida lo que quieres contarme, así que, si ahora únicamente decides contarme que te aterraba cuando eras niña, seré feliz de que compartes eso conmigo.
Kate le miró y subió su mano hasta acariciarle la mandíbula, acercándose muy despacio a él y depositando un lento y cálido beso sobre sus labios.
- ¿Recuerdas el día de la presentación de Ola de calor? – le preguntó muy bajito ella mirándole a los ojos y el asintió.
- Recuerdo que estabas preciosa con ese vestido azul de Herve Leger – le dijo sonriendo.
- Aseguraste algo de mí y estabas equivocado – le reveló.
- ¿Qué dije? – preguntó confuso – sabes que digo muchas tonterías al cabo del día – aseguró rozando sus narices.
- Me dijiste que a mi nadie me había puesto los cuernos – declaró.
- ¿Y tú que me dijiste? – preguntó él con curiosidad.
- Que como podías asegurarlo – contestó Kate.
- ¿Qué hombre podría haberte despreciado alguna vez? – preguntó él.
- Eso mismo fue lo que dijiste – sostuvo Kate – y la realidad es que si hubo alguien que lo hizo.
Castle la abrazó contra él, haciendo que ella hundiese su nariz en su cuello y perdiese el contacto visual para que no se sintiese tan avergonzada. Castle sintió como Kate abrió la boca para hablar en un par de ocasiones, él lo notaba en su cuello, por el movimiento de sus labios, besó su cabeza y ella suspiró.
- Seis meses después de empezar a salir con Laurent lo dejamos – comenzó – y poco después conocí a Mark, fue antes de acabar el primer año y pasamos casi todo el verano juntos, conociendo California desde San Francisco a San Diego, antes de que yo tuviese que volver a Nueva York para ir de vacaciones con mis padres y él a Chicago con los suyos.
- ¿Tus últimas vacaciones con tus padres? – preguntó él adivinándolo por la edad de Kate.
- Si – afirmó ella notando como él la apretaba más contra si – y confieso que no tenía ningunas ganas de volver para estar con ellos, y ahora me lamento de no haberlo hecho antes para haber podido pasar más días juntos – se lamentó- después del verano volvimos a Standford y ambos fuimos a Moscú el primer trimestre. Pasábamos las veinticuatro horas del día juntos.
- Ibais en serio – observó él.
- Eso parecía – dijo dejando escapar una triste carcajada – volvimos a nuestras casas para pasar la Navidad y fue cuando…
- Tu madre – le dijo besándola en la frente y volviendo a apretarla contra él.
- Le llame mas de cien veces y no contestaba – afirmó Kate – necesitaba hablar con él, necesitaba verle, necesitaba que estuviese a mi lado, pero no contestaba.
Castle se mantuvo en silencio, entendía que Kate le estaba abriendo la parte más dolorosa de su vida, la muerte de su madre y ahora descubría que algo más pasó durante esa época, algo que explicaría porque Kate se había cerrado tan completamente al resto del mundo.
- Me llamó tres días después – dijo Kate secándose una lágrima que había rodado por su mejilla – dijo que había ido a la casa de un familiar unos días y había olvidado el teléfono en su casa. Hablamos durante horas y horas durante los siguientes días, y cuando llegó el momento de volver a clase, voló hasta Nueva York para que fuésemos juntos a Standford.
Castle comenzó a acariciar con suavidad su brazo haciéndola saber que estaba ahí para escuchar si ella quería seguir, o para abrazarla y mimarla si decidía parar.
- Después de Moscú habíamos decidido que cuando volviésemos a Standford viviríamos juntos y fue lo que hicimos –dijo- aunque mi cabeza sólo estaba pendiente de saber quien había podido habernos hecho tanto daño a mi padre y a mí. Algunos días no era capaz de concentrarme en clase y tenía que salir para poder respirar. Uno de esos días volví a casa, incapaz de ir a clase…
Kate hizo un silencio y él le limpió las lágrimas, besando sus mejillas.
- Los encontré al entrar en casa – le dijo Kate – ella también estudiaba en Stanford y era de Chicago, no hizo falta sumar mucho para darse cuenta donde había estado Mark cuando le llamaba.
- Lo siento – acertó a decir Castle.
- Metí parte de mis cosas en una maleta y volví a casa en el primer vuelo.
Kate comenzó a llorar más amargamente.
- Y cuando entré en casa ella no estaba ahí para consolarme – dijo entre hipos – mi madre no estaba Castle… y yo sólo tenia rabia, rabia y el corazón doblemente roto y nadie me decía quien había asesinado a mi madre ni porqué… ¿Por qué? ¿Por qué unos meses antes yo era feliz? ¿Por qué me había pasado todo eso?
Castle se incorporó levemente con ella en su regazo y comenzó a moverse acunándola entre sus brazos.
- Shsss tranquila Kate, tranquila mi vida. Lo siento, siento mucho todo por lo que tuviste que pasar – le dijo apretándola muy fuertemente y moviéndose con ella – estoy aquí…
- Lo sé – contestó ella – lo sé, sé que estas aquí. Ojalá hubieses estado entonces – confesó entre hipos.
- Ojalá – dijo él – porque no habrías creado ese escudo.
Se mantuvieron en silencio, abrazados durante unos minutos, los suficientes para que Kate calmase su llanto, ayudada por los suaves besos de él sobre sus mejillas y las caricias de sus manos sobre su espalda y su brazo.
- Deberíamos ir a dormir – le dijo él – no me mires así, he dicho dormir.
- ¿Puedo hacerte dos preguntas? – preguntó Kate con la voz ronca por el llanto.
- Claro – contestó él sonriendo y levantándose del sofá con ella en brazos.
- ¿Qué es lo que quieres de mí Castle? – le preguntó
- Lo quiero todo Kate – contestó mirándola – quiero lo bueno y lo malo que hay en ti, y lo quiero para siempre.
Ella le sonrío y él la beso suavemente mientras empezó a andar hasta la habitación.
- ¿Y la segunda pregunta? – le dijo mirándola muy pegado a ella.
- ¿Qué llevas puesto bajo tu bata?...
*** *** ***
FIN DEL CAPITULO QUINCE.
G R A C I A S por leer hasta aquí. Como de costumbre, espero no estar dando muchas vueltas y no defraudaros.
Anver- Policia de homicidios
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Re: Colaboradores. EPILOGO 21/03/2013
Por mi parte solo digo que te a quedado genial, y que lo continues cuando puedas.
Delta5- Escritor - Policia
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