Rise Again (Cap 11 parte 1)
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Re: Rise Again (Cap 11 parte 1)
Esperare impaciente
choleck- Escritor - Policia
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Localización : en la parra
Re: Rise Again (Cap 11 parte 1)
ooooh me ha gustado muchooooo ains estoy ansiosa de ver ese reencuentrooooo quier ver como será jajaja
en fin estaré esperando ansiosa la contiii ¡nos vemos!
besotesssss
en fin estaré esperando ansiosa la contiii ¡nos vemos!
besotesssss
Re: Rise Again (Cap 11 parte 1)
Me encanta, es una historia super bonita.
Continua pronto.
Continua pronto.
_Caskett_- Escritor - Policia
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Re: Rise Again (Cap 11 parte 1)
Asta finales de mes! Quieres matarme!!! ODIO A LA PELIRROJA ESA QUE NO SE META QUE LA MATOOOOO! Contiiiinua cuando puedas
Re: Rise Again (Cap 11 parte 1)
CONTINUA PRONTO
AlwaysSerenity- Autor de best-seller
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Edad : 27
Localización : Málaga (Andalucia) España
Re: Rise Again (Cap 11 parte 1)
Intentaré escribir algo mas corto entre medias, pero no prometo nada. Para el reencuentro habrá que esperar a Junio.
Me temo que se va a meter, pero solo un poco XD Hará las veces de la consultora de arte/ladrona de la 4ª temporada.
Cuando pueda escribir me gustaría seguir con lo que podría haber sido, en mi opinion, la temporada 4 si le hubiera disparado a Castle. Mezclaré partes nuevas con situaciones de la serie, asique seguramente acaben esposados, como rehenes en un atraco o con una horda de zombies persiguiendoles.
ODIO A LA PELIRROJA ESA QUE NO SE META QUE LA MATOOOOO!
Me temo que se va a meter, pero solo un poco XD Hará las veces de la consultora de arte/ladrona de la 4ª temporada.
Cuando pueda escribir me gustaría seguir con lo que podría haber sido, en mi opinion, la temporada 4 si le hubiera disparado a Castle. Mezclaré partes nuevas con situaciones de la serie, asique seguramente acaben esposados, como rehenes en un atraco o con una horda de zombies persiguiendoles.
-CM-- Ayudante de policia
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Fecha de inscripción : 14/04/2013
Re: Rise Again (Cap 11 parte 1)
Os dejo un fragmento que he conseguido terminar estos días. Es bastante más corto que los anteriores pero tendra parte 2 en cuento pueda sacar un rato para escribir (o cuando me recupere del shock de watershed).
Espero que os guste a pesar de ser breve, y los comentarios siempre se aprecian.
Capítulo 5. Parte 1
Habían transcurrido dos semanas desde que la inspectora Beckett mantuvo una conversación con su compañero con cierto sabor a despedida. Dos semanas sin saber nada de Castle y el peso de sus últimas palabras le comprimían el pecho a cada minuto. En esta ocasión la detective se encontraba enfrasca en un caso de asesinato que había sucedido unos días atrás. Ryan y Expósito trataban de localizar alguna pista en la vivienda de la victima que les ayudara con el misterio mientras ella permanecía en comisaría. Kate paseaba nerviosa frente a la pizarra, buscando sin mucho éxito cualquier conexión que se le escapara. Se detuvo por un momento y anotó brevemente una idea, pero rápidamente la borró con las manos al descartarla; su mente se encontraba completamente bloqueada.
Pasaron varios minutos de infructuosas idas y venidas entre la pizarra y el escritorio hasta que recibió una llamada. La doctora Parish podría haber descubierto algo sobre el asesinato. Rápidamente Beckett cogió su chaqueta del respaldo de la silla y puso rumbo al depósito donde aguardaba su compañera junto a la víctima.
—Hola Lanie, ¿Qué tienes? — preguntó Beckett tras acceder a la sala de autopsias. —He encontrado restos de piel bajo las uñas de la víctima. Conseguí aislar suficiente ADN, pero no coincide con nadie que esté en las bases de datos— contestó la doctora enseñándole la muestra. —Para algo así podrías habérmelo dicho por teléfono— protestó Kate cruzándose de brazos, frustrada por no recibir nuevos datos relevantes para el caso. —Espera, que aun no he acabado —Aclaró Lanie. Beckett cambio su expresión a la espera de la información que guardaba su amiga —No te he llamado por lo que he encontrado, sino lo que no he encontrado. No hay orificio de salida como ya vistes en la escena del crimen, pero aquí viene el problema… no he encontrado ninguna bala en el interior de la víctima— explicó la doctora Parish mientras regresaba a la mesa. — ¿Qué? —Preguntó Kate confundida —Así es, se han esfumado. Alguien debió sacarlas del cadáver antes de que llegáramos— remarcó Lanie para acabar con las dudas de la inspectora.
—Y hablando de ausencias. ¿Dónde está Castle? — comentó Lanie intrigada. —En su casa, supongo. Todavía tiene que recuperarse un tiempo—indicó Beckett, agachando la mirada para evitar los ojos de su amiga. — ¿Supones? ¿No sabes nada de él? — reprochó la doctora con aquel tono que tanto desquiciaba a la detective. —La verdad es que no hemos hablado desde…el funeral— explicó ella. La doctora cambió de postura, cargando el peso sobre la mesa y colocando la otra mano sobre su cintura — No es culpa suya Lanie, me dijo que le llamara y no lo he hecho— aclaró como respuesta a la inquieta mirada de su amiga. —Tía, voy a darte un cachete ¿A que estas esperando? — Exclamó la doctora, casi enfadada por la actitud orgullosa de su amiga. — Puedo arreglármelas perfectamente, Lanie— Manifestó Beckett, negándose a aceptar que la presencia del escritor le había ayudado a resolver multitud de asesinatos. —Con el caso sí. Con lo demás… Kate, no te he visto sonreír desde que Castle no está por aquí— señaló Lanie con un tono que mostraba cierta preocupación por el estado de Beckett.
—Lo sé, tienes problemas que resolver. Pero ¿Cuántos disparos más crees que se va a llevar antes de cansarse? Él te necesita Kate, tanto como tú le necesitas a él— añadió la doctora. — ¡Lanie! ¡Has vuelto a colocarte con los fluidos! — Replicó Beckett, intentando zafarse de la conversación por todos los medios. —Sigue negándolo Kate, ¡Pero ambas sabemos que te mueres por hablar con él!— gritó la doctora para que su amiga pudiera oírlo aunque se encontraba ya huyendo por el pasillo. «Al menos esta vez no me ha contestado» pensó Lanie con una sonrisa antes de volver al trabajo.
Lo cierto es que la doctora tenía razón, echaba de menos escuchar la voz de Castle cada mañana junto con un café y una sonrisa. A tales alturas del caso, el escritor ya habría propuesto una absurda teoría con tecnología alienígena, espectros o balas mágicas que desaparecen. Aquellas historias solían tener nula aplicación en la realidad pero aportaban un toque de humor al trabajo de la detective.
Beckett pasó algunos minutos apoyada sobre la fachada del depósito, pensativa. Su mente volaba inquiera entre el caso y su situación, y la imagen del escritor le impendía concentrarse. Tras sopesar todas las opciones decidió sacar el teléfono de su bolsillo con la mano temblorosa. Comenzó a buscar el nombre del escritor en la agenda. Pero antes de que pudiera pulsar en el correspondiente botón el tono del teléfono la sorprendió. Se llevó el móvil hasta la oreja despacio, emocionada y al mismo tiempo asustada. —Beckett, hemos descubierto algo— la oportuna voz de Expósito sonó al otro lado de la línea. —Estoy en camino— contesto ella antes de finalizar la llamada y entrar en el coche.
Espero que os guste a pesar de ser breve, y los comentarios siempre se aprecian.
Capítulo 5. Parte 1
Habían transcurrido dos semanas desde que la inspectora Beckett mantuvo una conversación con su compañero con cierto sabor a despedida. Dos semanas sin saber nada de Castle y el peso de sus últimas palabras le comprimían el pecho a cada minuto. En esta ocasión la detective se encontraba enfrasca en un caso de asesinato que había sucedido unos días atrás. Ryan y Expósito trataban de localizar alguna pista en la vivienda de la victima que les ayudara con el misterio mientras ella permanecía en comisaría. Kate paseaba nerviosa frente a la pizarra, buscando sin mucho éxito cualquier conexión que se le escapara. Se detuvo por un momento y anotó brevemente una idea, pero rápidamente la borró con las manos al descartarla; su mente se encontraba completamente bloqueada.
Pasaron varios minutos de infructuosas idas y venidas entre la pizarra y el escritorio hasta que recibió una llamada. La doctora Parish podría haber descubierto algo sobre el asesinato. Rápidamente Beckett cogió su chaqueta del respaldo de la silla y puso rumbo al depósito donde aguardaba su compañera junto a la víctima.
—Hola Lanie, ¿Qué tienes? — preguntó Beckett tras acceder a la sala de autopsias. —He encontrado restos de piel bajo las uñas de la víctima. Conseguí aislar suficiente ADN, pero no coincide con nadie que esté en las bases de datos— contestó la doctora enseñándole la muestra. —Para algo así podrías habérmelo dicho por teléfono— protestó Kate cruzándose de brazos, frustrada por no recibir nuevos datos relevantes para el caso. —Espera, que aun no he acabado —Aclaró Lanie. Beckett cambio su expresión a la espera de la información que guardaba su amiga —No te he llamado por lo que he encontrado, sino lo que no he encontrado. No hay orificio de salida como ya vistes en la escena del crimen, pero aquí viene el problema… no he encontrado ninguna bala en el interior de la víctima— explicó la doctora Parish mientras regresaba a la mesa. — ¿Qué? —Preguntó Kate confundida —Así es, se han esfumado. Alguien debió sacarlas del cadáver antes de que llegáramos— remarcó Lanie para acabar con las dudas de la inspectora.
—Y hablando de ausencias. ¿Dónde está Castle? — comentó Lanie intrigada. —En su casa, supongo. Todavía tiene que recuperarse un tiempo—indicó Beckett, agachando la mirada para evitar los ojos de su amiga. — ¿Supones? ¿No sabes nada de él? — reprochó la doctora con aquel tono que tanto desquiciaba a la detective. —La verdad es que no hemos hablado desde…el funeral— explicó ella. La doctora cambió de postura, cargando el peso sobre la mesa y colocando la otra mano sobre su cintura — No es culpa suya Lanie, me dijo que le llamara y no lo he hecho— aclaró como respuesta a la inquieta mirada de su amiga. —Tía, voy a darte un cachete ¿A que estas esperando? — Exclamó la doctora, casi enfadada por la actitud orgullosa de su amiga. — Puedo arreglármelas perfectamente, Lanie— Manifestó Beckett, negándose a aceptar que la presencia del escritor le había ayudado a resolver multitud de asesinatos. —Con el caso sí. Con lo demás… Kate, no te he visto sonreír desde que Castle no está por aquí— señaló Lanie con un tono que mostraba cierta preocupación por el estado de Beckett.
—Lo sé, tienes problemas que resolver. Pero ¿Cuántos disparos más crees que se va a llevar antes de cansarse? Él te necesita Kate, tanto como tú le necesitas a él— añadió la doctora. — ¡Lanie! ¡Has vuelto a colocarte con los fluidos! — Replicó Beckett, intentando zafarse de la conversación por todos los medios. —Sigue negándolo Kate, ¡Pero ambas sabemos que te mueres por hablar con él!— gritó la doctora para que su amiga pudiera oírlo aunque se encontraba ya huyendo por el pasillo. «Al menos esta vez no me ha contestado» pensó Lanie con una sonrisa antes de volver al trabajo.
Lo cierto es que la doctora tenía razón, echaba de menos escuchar la voz de Castle cada mañana junto con un café y una sonrisa. A tales alturas del caso, el escritor ya habría propuesto una absurda teoría con tecnología alienígena, espectros o balas mágicas que desaparecen. Aquellas historias solían tener nula aplicación en la realidad pero aportaban un toque de humor al trabajo de la detective.
Beckett pasó algunos minutos apoyada sobre la fachada del depósito, pensativa. Su mente volaba inquiera entre el caso y su situación, y la imagen del escritor le impendía concentrarse. Tras sopesar todas las opciones decidió sacar el teléfono de su bolsillo con la mano temblorosa. Comenzó a buscar el nombre del escritor en la agenda. Pero antes de que pudiera pulsar en el correspondiente botón el tono del teléfono la sorprendió. Se llevó el móvil hasta la oreja despacio, emocionada y al mismo tiempo asustada. —Beckett, hemos descubierto algo— la oportuna voz de Expósito sonó al otro lado de la línea. —Estoy en camino— contesto ella antes de finalizar la llamada y entrar en el coche.
-CM-- Ayudante de policia
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Fecha de inscripción : 14/04/2013
Re: Rise Again (Cap 11 parte 1)
Continuaaaaaa
_Caskett_- Escritor - Policia
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Localización : en un mundo feliz
Re: Rise Again (Cap 11 parte 1)
Que me ha gustado el capítulo. Esta Lanie tiene que meterle más caña a Kate, a ver si se decide de una vez, jejejeje.
Continúa pronto
Continúa pronto
Yaye- Escritor - Policia
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Localización : Huelva
Re: Rise Again (Cap 11 parte 1)
Muchas gracias por los comentarios. La segunda parte ya casi esta terminada, intentaré subirla esta noche o mañana temprano
-CM-- Ayudante de policia
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Re: Rise Again (Cap 11 parte 1)
continua pronto por favor esta genial
rubiodav- Actor en Broadway
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Re: Rise Again (Cap 11 parte 1)
Carpítulo 5 Parte 2.
Castle acomodó correctamente el nudo de su corbata y se dispuso a pulsar el timbre de nuevo. Después de algunas sesiones las visitas a la doctora Peterson resultaban más frecuentes y los recuerdos comenzaban a regresar a su mente. —Está abierto—respondió una voz en el interior de la vivienda invitándole a entrar. —Buenos días Christine— exclamó el escritor estático en el centro de la consulta ante la ausencia de la psicóloga. —Estaba terminando de ducharme— replicó una voz a su espalda. Castle se giró en la dirección de la que provenía el sonido. En ese momento la mujer atravesaba umbral del dormitorio principal ofreciéndole una escena que sin duda sorprendió al escritor. Su seductora figura se hallaba cubierta únicamente por una toalla ligeramente anudad a la altura del pecho. El improvisado atuendo se extendía únicamente unos centímetros por debajo de su cintura, revelando las atractivas piernas de la psicóloga, mientras el cabello aun mojado descansaba sobre sus hombros desnudos.
—Perdona, he llegado un poco pronto— explicó Castle avergonzado ante la escena. —Enseguida estoy contigo—sonrió ella —Mientras puedes beber algo— añadió señalando la cocina antes de volver al interior del dormitorio. El autor decidió tomar asiento sin aceptar la oferta. Algunos minutos más tarde la psicóloga apareció de nuevo en la consulta con un vestido más apropiado. —Gracias por atenderme— murmuró Castle. La doctora debía acudir a un importante congreso ese mismo día, por lo que ambos habían acordado citarse a primera hora de la mañana antes de que ella partiera en su viaje. —Me gustan los hombres madrugadores— contestó Christine con una pícara sonrisa. Castle echo un vistazo al reloj que colgaba de la pared de la consulta. «Las 8 de la mañana, sí que he madrugado» pensó tras leer mas manecillas.
Había pasado un mes desde la primera consulta y la amnesia comenzaba a remitir. Las imágenes se presentaban cada vez con más nitidez y la pesadilla se había esfumado. — ¿Cómo va tu memoria? ¿Algo nuevo desde la última vez? —comenzó la psicóloga —Si, ahora recuerdo mejor la escena. Haber visto el reflejo del sol en la mira del rifle y haber tirado a la inspectora al suelo. La bala, bueno, tengo una bonita cicatriz para evocar el momento— bromeó el escritor.
— ¿Has traído lo que te pedí? —Pregunto Christine a su paciente. —Si, aquí están. Es todo lo que he encontrado— confirmó Castle mientras extraía unos recortes de periódico de una liviana carpeta. En su última sesión la doctora le había sugerido recopilar cuantas imágenes pudiera del suceso para ayudarle a recobrar la memoria. A penas había logrado reunir algunas fotografías publicadas en los diarios junto a la noticia, pero confiaba en que la doctora las considerase suficiente apoyo. —Comencemos por esta— propuso Christine seleccionando uno de los fragmentos. En aquel fotograma la inspectora Beckett se encontraba junto al féretro del capitán Montgomery pronunciando su discurso con Castle a su lado. La instantánea pertenecía a uno de los reporteros que acudieron al funeral para constatar la noticia sobre la muerte del policía, ajenos a los hechos que se producirían durante el evento. — ¿Que te sugiere Castle? — preguntó tras depositar la imagen de nuevo en la mesa para que el escritor pudiera verla.
Castle tomo el recorte y se tumbó en el diván para observarlo con detalle. Recordaba con claridad esa escena y a pesar de ello experimentaba fuertes emociones al contemplarla. La sensación de que su musa se hallaba en peligro y debía actuar sin dudarlo, junto a la tristeza por la trágica muerte del capitán, surgía de nuevo. « No hay motivo para preocuparse más » pensó Castle; a fin de cuentas Beckett había salido ilesa del altercado y se encontraba a salvo. Al menos eso creía, había pasado un mes desde la última vez que escuchó su voz y no tenía noticia alguna de la inspectora. —Frustración. Mi compañera estaba a punto de recibir un disparo y no pudimos atrapar al francotirador — comentó Castle finalmente —si no hubiera interceptado la bala, quien sabe lo que habría pasado — añadió con preocupación. —Por suerte estabas allí para protegerla — señaló la psicóloga con un matiz humorístico. La doctora se imaginaba a Beckett como una joven indefensa que requería los servicios del escritor.
Castle ladeó la cabeza, acompañando el gesto con una leve mueca de desaprobación. Nada más lejos de la realidad, Kate era una mujer extraordinaria, fuerte e independiente, y no necesitaba que ningún hombre cuidara de ella como si se tratase de una damisela en apuros. Consciente de este hecho, el escritor mantenía la esperanza de acabar pelando todas las capas de la cebolla. — ¿Y esta otra? — La voz de la psicóloga interrumpió sus pensamientos.
En esta ocasión la imagen mostraba la ambulancia de los servicios de urgencias que habían acudido tras el disparo. A unos metros del vehículo se apreciaba un tumulto, apelotonado en círculo entorno a un punto que no se llegaba a distinguir con claridad. La densidad de la muchedumbre impedía reconocer las caras de aquellos retratados en la instantánea. — En esa ya me habían disparado — contestó Castle. —Aun así, ¿puedes acordarte de algo? — insistió Christine. El escritor realizó un gran esfuerzo, buceando entre los traumáticos recuerdos del tiroteo, pero no alcanzó ningún progreso. —Nada. Todo se vuelve negro después del disparo, y la voz… aun no he logrado reconocerla — reveló Castle con resignación.
La psicóloga procedió a explicar como el subconsciente, en ocasiones como aquella, almacenaba algunos recuerdos en formas insospechadas. Él, sin embargo, ignoró gran parte de la exposición; su atención se concentraba en otra tarea. Sus ojos buscaban incesantes un rostro entre la multitud, pero el intento resultó en vano. — ¡Castle! ¿Me estas escuchando? — interrumpió de nuevo la doctora. —Mmm, Si — replicó el escritor procurando que sonara convincente. —Como te iba diciendo. A veces no son las imágenes o los sonidos los que quedan grabados, sino el tacto o los olores. Y estos pueden ayudarte a recordar lo demás—
Castle asintió, habiendo comprendido la intención de Christine. — Túmbate y cierra los ojos — ordenó la psicóloga. Él obedeció y se recostó de nuevo en el sofá — Olvida las imágenes y las voces e intenta concentrarte en otros detalles— de nuevo el novelista accedió a las peticiones de la doctora. — Noto la hierba junto a mis manos. Está húmeda, pero no ha llovido. Debe ser mi sangre. Y puedo oler un perfume… huele a…—
De pronto el escritor se levanto sobresaltado del diván y tomó de nuevo la imagen. Reparó en que a los pies de la muchedumbre se distinguían dos formas, demasiado borrosas para apreciar su forma. Pero no necesitaba más. — ¿Qué pasa Castle? ¿Qué has descubierto? —
Él respiraba de forma entrecortada, como si faltara tiempo para tomar aire —A guindas. Huele a guindas — consiguió finalmente completar la frase. Sin borrar la sonrisa de su rostro comenzó a recoger las fotos a toda prisa. — ¡Tengo que irme!— alcanzó a pronunciar atropelladamente. —Pero ¡Castle! —replicó la psicóloga confundida. El escritor continuo con su tarea, completamente ajeno a su interlocutora. Echó a correr hacia la entrada, recogiendo las imágenes que se desprendían de la carpeta por el trayecto —Lo siento, es importante— explicó mientras alcanzaba su chaqueta con una mano y trataba, sin mucho éxito, de girar el pomo con la otra. —Hay un sitio donde tengo que estar — exclamó finalmente, cerrando la puerta tras de sí.
***********************************************************************************************
Y con la segunda parte me despido hasta dentro de dos semanas . El lunes empiezo los exámenes finales y no voy a poder escribir nada, pero prometo seguir cuando acabe y actualizarlo más a menudo. Muchas gracias a todos los que comentais y tambíen a los lectores anónimos. Las criticas constructivas siempre son bienvenidas y ayudan a mejorar la historia para que todos podamos disfrutarla (ya sea escribiendo o leyendo). Hasta pronto
Castle acomodó correctamente el nudo de su corbata y se dispuso a pulsar el timbre de nuevo. Después de algunas sesiones las visitas a la doctora Peterson resultaban más frecuentes y los recuerdos comenzaban a regresar a su mente. —Está abierto—respondió una voz en el interior de la vivienda invitándole a entrar. —Buenos días Christine— exclamó el escritor estático en el centro de la consulta ante la ausencia de la psicóloga. —Estaba terminando de ducharme— replicó una voz a su espalda. Castle se giró en la dirección de la que provenía el sonido. En ese momento la mujer atravesaba umbral del dormitorio principal ofreciéndole una escena que sin duda sorprendió al escritor. Su seductora figura se hallaba cubierta únicamente por una toalla ligeramente anudad a la altura del pecho. El improvisado atuendo se extendía únicamente unos centímetros por debajo de su cintura, revelando las atractivas piernas de la psicóloga, mientras el cabello aun mojado descansaba sobre sus hombros desnudos.
—Perdona, he llegado un poco pronto— explicó Castle avergonzado ante la escena. —Enseguida estoy contigo—sonrió ella —Mientras puedes beber algo— añadió señalando la cocina antes de volver al interior del dormitorio. El autor decidió tomar asiento sin aceptar la oferta. Algunos minutos más tarde la psicóloga apareció de nuevo en la consulta con un vestido más apropiado. —Gracias por atenderme— murmuró Castle. La doctora debía acudir a un importante congreso ese mismo día, por lo que ambos habían acordado citarse a primera hora de la mañana antes de que ella partiera en su viaje. —Me gustan los hombres madrugadores— contestó Christine con una pícara sonrisa. Castle echo un vistazo al reloj que colgaba de la pared de la consulta. «Las 8 de la mañana, sí que he madrugado» pensó tras leer mas manecillas.
Había pasado un mes desde la primera consulta y la amnesia comenzaba a remitir. Las imágenes se presentaban cada vez con más nitidez y la pesadilla se había esfumado. — ¿Cómo va tu memoria? ¿Algo nuevo desde la última vez? —comenzó la psicóloga —Si, ahora recuerdo mejor la escena. Haber visto el reflejo del sol en la mira del rifle y haber tirado a la inspectora al suelo. La bala, bueno, tengo una bonita cicatriz para evocar el momento— bromeó el escritor.
— ¿Has traído lo que te pedí? —Pregunto Christine a su paciente. —Si, aquí están. Es todo lo que he encontrado— confirmó Castle mientras extraía unos recortes de periódico de una liviana carpeta. En su última sesión la doctora le había sugerido recopilar cuantas imágenes pudiera del suceso para ayudarle a recobrar la memoria. A penas había logrado reunir algunas fotografías publicadas en los diarios junto a la noticia, pero confiaba en que la doctora las considerase suficiente apoyo. —Comencemos por esta— propuso Christine seleccionando uno de los fragmentos. En aquel fotograma la inspectora Beckett se encontraba junto al féretro del capitán Montgomery pronunciando su discurso con Castle a su lado. La instantánea pertenecía a uno de los reporteros que acudieron al funeral para constatar la noticia sobre la muerte del policía, ajenos a los hechos que se producirían durante el evento. — ¿Que te sugiere Castle? — preguntó tras depositar la imagen de nuevo en la mesa para que el escritor pudiera verla.
Castle tomo el recorte y se tumbó en el diván para observarlo con detalle. Recordaba con claridad esa escena y a pesar de ello experimentaba fuertes emociones al contemplarla. La sensación de que su musa se hallaba en peligro y debía actuar sin dudarlo, junto a la tristeza por la trágica muerte del capitán, surgía de nuevo. « No hay motivo para preocuparse más » pensó Castle; a fin de cuentas Beckett había salido ilesa del altercado y se encontraba a salvo. Al menos eso creía, había pasado un mes desde la última vez que escuchó su voz y no tenía noticia alguna de la inspectora. —Frustración. Mi compañera estaba a punto de recibir un disparo y no pudimos atrapar al francotirador — comentó Castle finalmente —si no hubiera interceptado la bala, quien sabe lo que habría pasado — añadió con preocupación. —Por suerte estabas allí para protegerla — señaló la psicóloga con un matiz humorístico. La doctora se imaginaba a Beckett como una joven indefensa que requería los servicios del escritor.
Castle ladeó la cabeza, acompañando el gesto con una leve mueca de desaprobación. Nada más lejos de la realidad, Kate era una mujer extraordinaria, fuerte e independiente, y no necesitaba que ningún hombre cuidara de ella como si se tratase de una damisela en apuros. Consciente de este hecho, el escritor mantenía la esperanza de acabar pelando todas las capas de la cebolla. — ¿Y esta otra? — La voz de la psicóloga interrumpió sus pensamientos.
En esta ocasión la imagen mostraba la ambulancia de los servicios de urgencias que habían acudido tras el disparo. A unos metros del vehículo se apreciaba un tumulto, apelotonado en círculo entorno a un punto que no se llegaba a distinguir con claridad. La densidad de la muchedumbre impedía reconocer las caras de aquellos retratados en la instantánea. — En esa ya me habían disparado — contestó Castle. —Aun así, ¿puedes acordarte de algo? — insistió Christine. El escritor realizó un gran esfuerzo, buceando entre los traumáticos recuerdos del tiroteo, pero no alcanzó ningún progreso. —Nada. Todo se vuelve negro después del disparo, y la voz… aun no he logrado reconocerla — reveló Castle con resignación.
La psicóloga procedió a explicar como el subconsciente, en ocasiones como aquella, almacenaba algunos recuerdos en formas insospechadas. Él, sin embargo, ignoró gran parte de la exposición; su atención se concentraba en otra tarea. Sus ojos buscaban incesantes un rostro entre la multitud, pero el intento resultó en vano. — ¡Castle! ¿Me estas escuchando? — interrumpió de nuevo la doctora. —Mmm, Si — replicó el escritor procurando que sonara convincente. —Como te iba diciendo. A veces no son las imágenes o los sonidos los que quedan grabados, sino el tacto o los olores. Y estos pueden ayudarte a recordar lo demás—
Castle asintió, habiendo comprendido la intención de Christine. — Túmbate y cierra los ojos — ordenó la psicóloga. Él obedeció y se recostó de nuevo en el sofá — Olvida las imágenes y las voces e intenta concentrarte en otros detalles— de nuevo el novelista accedió a las peticiones de la doctora. — Noto la hierba junto a mis manos. Está húmeda, pero no ha llovido. Debe ser mi sangre. Y puedo oler un perfume… huele a…—
De pronto el escritor se levanto sobresaltado del diván y tomó de nuevo la imagen. Reparó en que a los pies de la muchedumbre se distinguían dos formas, demasiado borrosas para apreciar su forma. Pero no necesitaba más. — ¿Qué pasa Castle? ¿Qué has descubierto? —
Él respiraba de forma entrecortada, como si faltara tiempo para tomar aire —A guindas. Huele a guindas — consiguió finalmente completar la frase. Sin borrar la sonrisa de su rostro comenzó a recoger las fotos a toda prisa. — ¡Tengo que irme!— alcanzó a pronunciar atropelladamente. —Pero ¡Castle! —replicó la psicóloga confundida. El escritor continuo con su tarea, completamente ajeno a su interlocutora. Echó a correr hacia la entrada, recogiendo las imágenes que se desprendían de la carpeta por el trayecto —Lo siento, es importante— explicó mientras alcanzaba su chaqueta con una mano y trataba, sin mucho éxito, de girar el pomo con la otra. —Hay un sitio donde tengo que estar — exclamó finalmente, cerrando la puerta tras de sí.
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Y con la segunda parte me despido hasta dentro de dos semanas . El lunes empiezo los exámenes finales y no voy a poder escribir nada, pero prometo seguir cuando acabe y actualizarlo más a menudo. Muchas gracias a todos los que comentais y tambíen a los lectores anónimos. Las criticas constructivas siempre son bienvenidas y ayudan a mejorar la historia para que todos podamos disfrutarla (ya sea escribiendo o leyendo). Hasta pronto
-CM-- Ayudante de policia
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Fecha de inscripción : 14/04/2013
Re: Rise Again (Cap 11 parte 1)
Ooohhh, que será lo que ha recordado para que salga de esa forma tan apresurada??? me has dejado intrigada, jejeje.
Mucha suerte en tus exámenes.
Mucha suerte en tus exámenes.
Yaye- Escritor - Policia
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Re: Rise Again (Cap 11 parte 1)
estooo se esta volviendo muy interesanteeee ya quiero ver a donde va rick y me lo imagino ¡ya quiero ver que pasara!!!
me ha gustadoo muchooo el capitulo y estaré esperando con ansias la contiii... y suerte con los examenes jeje ¡nos vemos!
besotesss
me ha gustadoo muchooo el capitulo y estaré esperando con ansias la contiii... y suerte con los examenes jeje ¡nos vemos!
besotesss
Re: Rise Again (Cap 11 parte 1)
Y con la segunda parte me despido hasta dentro de dos semanas . El lunes empiezo los exámenes finales y no voy a poder escribir nada, pero prometo seguir cuando acabe y actualizarlo más a menudo. Muchas gracias a todos los que comentais y tambíen a los lectores anónimos. Las criticas constructivas siempre son bienvenidas y ayudan a mejorar la historia para que todos podamos disfrutarla (ya sea escribiendo o leyendo). Hasta pronto
Dos semanas ??????????? XD
Me acabo de leer todo tu fic, es estupendo y me encanta que hagas cambios tan significativos como quién recibe el disparo, eso demuestra que tienes iniciativa y no te gusta seguir a la mayoría, sigues por tu propio camino, me parece estupendo.
Lo haces muy bien y la forma en que la inspectora se ha deshecho del molesto Josh es de lo mejor que se ha escrito por aquí, con rotundidad, con claridad, sin dejar dudas de ningún tipo, así me gusta directo y firme.
Como ves por mis comentarios me has impresionado, por lo que has captado toda mi atención, eso si me has dejado fuera de juego cuando he leído que no seguirás hasta dentro de dos semanas; pero por otra parte entiendo los motivos, más que justificados por lo que también tengo que felicitarte, eres responsable y primero es la obligación y después vendrá la devoción, muy madura tu decisión.
Eso no quita para decirte que estaré esperando, ávida de conocimientos sobre este relato que tiene pinta de llegar a ser uno de los importantes dentro del foro, y normalmente mi instinto no me suele fallar, así que termina con tus quehaceres, para lo que te deseo la mejor de las situaciones, que apruebes todo y puedas tener un verano de tranquilidad y ESCRITURA/lectura ameno y entretenido.
BESOTESSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSS
Dos semanas ??????????? XD
Me acabo de leer todo tu fic, es estupendo y me encanta que hagas cambios tan significativos como quién recibe el disparo, eso demuestra que tienes iniciativa y no te gusta seguir a la mayoría, sigues por tu propio camino, me parece estupendo.
Lo haces muy bien y la forma en que la inspectora se ha deshecho del molesto Josh es de lo mejor que se ha escrito por aquí, con rotundidad, con claridad, sin dejar dudas de ningún tipo, así me gusta directo y firme.
Como ves por mis comentarios me has impresionado, por lo que has captado toda mi atención, eso si me has dejado fuera de juego cuando he leído que no seguirás hasta dentro de dos semanas; pero por otra parte entiendo los motivos, más que justificados por lo que también tengo que felicitarte, eres responsable y primero es la obligación y después vendrá la devoción, muy madura tu decisión.
Eso no quita para decirte que estaré esperando, ávida de conocimientos sobre este relato que tiene pinta de llegar a ser uno de los importantes dentro del foro, y normalmente mi instinto no me suele fallar, así que termina con tus quehaceres, para lo que te deseo la mejor de las situaciones, que apruebes todo y puedas tener un verano de tranquilidad y ESCRITURA/lectura ameno y entretenido.
BESOTESSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSS
agecastbet- Escritor - Policia
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Re: Rise Again (Cap 11 parte 1)
Me encanta, continua pronto
_Caskett_- Escritor - Policia
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Re: Rise Again (Cap 11 parte 1)
me encanta yo empiezo con los examenes hoy..... es un asco, esperaremos a que termines!
Re: Rise Again (Cap 11 parte 1)
genial, suerte con los exámenes
rubiodav- Actor en Broadway
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Re: Rise Again (Cap 11 parte 1)
Me gusta la intriga mantenida. Muchisima suerte en los examenes!!
Nos vemos a la vuelta con esa misteriosa sombra que ha recordado con ese periodico y en el subconsciente ^^
Nos vemos a la vuelta con esa misteriosa sombra que ha recordado con ese periodico y en el subconsciente ^^
Re: Rise Again (Cap 11 parte 1)
Bueno, después de sobrevivir (a duras penas) a los exámenes finales, he vuelto como prometí. La verdad es que tenía muchas ganas de escribir, pero lo primero es lo primero. Muchas gracias por desearme suerte, creo que ha funcionado XD
Gracias también a todos los que leeis la historia y a los que comentais, me animais a seguir escribiendo y a intentar mejorar. Y en especial a los veteranos del foro, que habran visto de todo pasar por aqui . Va por todos vosotros
Este capitulo es, como ya dije, el reencuentro entre el escritor y su musa. El resultado ha sido bastante largo (van casi 5000 palabras) pero tengo entendido que los preferís asi, ¿no? .Un Castle-point para quien sepa de donde he sacado la primera frase. Sin más dilación, espero que disfruteis leyendo tanto como yo he disfrutado escribiendolo.
Kate sentía el peso del mes de mañanas a las que se había enfrentado sin Castle. Un mes carente de sonrisas, de teorías extravagantes y de miradas repletas de complicidad. Un mes sin su escritor y la incertidumbre la carcomía por dentro. Para alguien que lidiaba a diario con criminales, le resultaba difícil reunir el coraje suficiente para llamarle. Desde su última conversación Beckett había tratado de marcar su número en varias ocasiones, deseando oír su voz una vez más al otro lado de la línea, pero algo se lo impedía. Seguía encerrada en su baluarte, un muro que no le permitía ver más allá, que la mantenía encerrada al resto del mundo. Castle decía la verdad; ella tenía miedo. Miedo de elegir su presente y olvidar el pasado. Miedo de atreverse a ser feliz y que toda la fortaleza se derrumbase. Luchaba por lograr abrir la puerta y escapar de su cautiverio, por conseguir ser algo más que el caso de su madre. Pero Beckett no se sentía segura de poder ganar esta batalla. No sin Castle.
La inspectora contemplaba absorta la silla junto a su escritorio, en apariencia idéntica a todas las demás sillas de la comisaría. La misma madera, el mismo tejido en el tapizado y la misma estructura, pero aquella resultaba especial. Aquella daba asiento a Richard Castle, su escritor, su compañero, su amigo y el único hombre con la determinación para seguir golpeando su muro pese a no recibir respuesta. Mientras observaba la silla, Beckett recordó aquella noche cuando apareció en la presentación de su última novela para interrogarle sobre un asesinato. Tres años atrás Beckett había intentado por todos los medios librase del molesto, egocéntrico e irresponsable escritor, y ahora… ahora le necesitaba allí, pero la silla permanecía vacía y cada mirada la estaba matando.
Recordó también su última discusión en su apartamento, antes del sacrificio de Montgomery. El escritor solo quería mantenerla a salvo y ella le había expulsado de su comisaría y de su vida. Y sin embargo él había vuelto para protegerla. Por muchos obstáculos que interpusiera, él siempre se las arreglaba para volver. Beckett extrajo de nuevo el móvil del bolsillo de su chaqueta, una llamada perdida de su padre, ni rastro del escritor. Titubeo unos segundos antes de guardarlo de nuevo. Hacía tan solo un mes la vida del escritor se había balanceado en la cuerda floja por un disparo, y en esta ocasión podía perderlo de nuevo por una mezcla de orgullo y miedo. Quizá era mejor así. Beckett se había prometido no volver a caer en las embaucadoras redes del escritor cuando le perdió de vista el verano anterior acompañado de su exmujer. Sin embargo no podía evitar extrañarle, como si una parte de ella se negara a aceptar los designios de la razón. La más antigua de las batallas se libraba en su interior, el cerebro contra el corazón, y no parecía dirimirse un claro vencedor. Su mente se encontraba completamente bloqueada, estancada con el mismo caso durante dos semanas. Beckett temía que la ausencia de Castle le impidiera desarrollar su trabajo y eso, al mismo tiempo, le asustaba.
Casi como un espejismo Beckett se imaginaba al escritor sentado a su lado. Pero la voz de la nueva capitana la transportó de vuelta a la realidad.
—Detective Beckett, a menos que haya descubierto algo nuevo sobre el caso, le sugiero que continúe rellenado el informe— ordenó Gates con su tono autoritario tras percatarse de la fijación de la inspectora por la silla.
—Si señor— respondió ella antes de volver al trabajo.
«Y solo acaba de empezar el día» pensó Beckett suspirando. Otro día eterno e insípido sin Castle. Kate decidió obedecer a la capitana y se enfrascó de nuevo en el papeleo. Pasaron unos monótonos minutos entre firmas, casillas y anotaciones en los que se negó a levantar la mirada de los papeles. De lo contrario solo encontraría a su lado una silla vacía. Luchaba por contener sus emociones escribiendo impasible hoja tras hoja, apretando cada vez más con el bolígrafo como llevaba haciendo durante unos días.
De pronto algo llamo su atención, justo delante de sus ojos. Un leve golpe sobre la mesa, seguido del sonido de unas gotas al regresar al seno del fluido. Su corazón se olvidó de latir por un instante cuando sus ojos se toparon de frente con un recipiente blanco y marrón que le resultaba familiar. Sus ojos subieron lentamente a lo largo de este, con cautela. El mundo se detuvo a su alrededor, congelándose el tiempo por un instante cuando su mirada terminó por encontrarse con los ojos azules que tanto deseaba.
—Buenos días inspectora—
Tras unos segundos sojuzgados al intenso cruce de miradas, Beckett reaccionó ante la repentina aparición del escritor
— ¡Castle! ¿Qué haces aquí? —exclamó Kate, intentado esconder el exceso de felicidad que sentía en aquel momento
—Bueno, ya ha terminado mi rehabilitación—Comentó Castle sin darle mayor importancia —Después de un mes me estaba aburriendo mucho, asique he decidido pasar por comisaria a ver si teníamos algún caso— explicó echando un vistazo a la pizarra —Te he traído un café — añadió con tono inocente señalando el vaso que seguía sobre el escritorio de la inspectora.
Beckett recordó de inmediato la bebida, ¿cómo olvidar su café? Rodeó el recipiente con las manos, parándose para sentir el calor que emanaba del mismo. Después se lo acercó a la nariz para apreciar el aroma lentamente
—Gracias, es todo un detalle—
Castle no pudo evitar que sus labios se curvaran, mostrándose satisfecho al ver de nuevo a su musa saboreando el café como cada mañana. La felicidad pronto se contagió a la inspectora. El calor de la bebida se extendió por su cuerpo, conquistando cualquier resquicio de la sombra provocada por el mes de silencio. De este modo la luz volvió a invadir el rostro de la detective y sonrió a su escritor. Una sonrisa cuyo brillo podría iluminar la más oscura de las tinieblas
—Y bien ¿Qué tenemos? — Preguntó Castle tras sentarse en su silla frente a la inspectora
Beckett tardo unos segundos en asimilar la imagen del escritor ocupando de nuevo su asiento. Tras reaccionar comenzó a exponer el caso.
— Bryan Chamberts, 28 años, lo encontramos en callejón un día después del asesinato. Tres disparos en el pecho y no hay rastro de las balas. — explicó la inspectora.
— ¿Como que no hay rastro de las balas? — indagó Castle
— Así es, Lanie no las encontró en el cadáver y los técnicos peinaron la zona, pero tampoco había fragmentos en la escena del crimen. Ryan y Espo han ido a la empresa donde trabajaba a ver si encuentran algo— aclaró Beckett
— ¡Discutió con un mago y este le mató con balas de desaparecen! No, no, mejor. ¡Había descubierto una base secreta alienígena y tuvieron que eliminarlo con su avanzada tecnología!— exclamó Castle ansioso —El misterio de un asesinato sin balas, ¡el mejor regalo de bienvenida de la historia! —
—Castle, hay un hombre muerto y yo tengo que pillar a un asesino— le reprochó Beckett con una de sus miradas
— ¿Entonces porque está sonriendo, inspectora? — Castle advirtió que su compañera aun no había borrado aquella expresión
«Porque creí que no volverías» rugía una voz dentro de Beckett. Sin embargo su muro interior ahogó aquellas palabras, impidiendo que llegaran hasta sus labios.
— ¿Qué dices Castle? ¡Yo no estoy sonriendo! —replicó ella como defensa, tratando de sonar enfadada.
El escritor se disponía a contraatacar cuando una puerta se abrió detrás de ellos y una voz autoritaria le interrumpió antes de que pudiera articular alguna palabra
—Detective Beckett, y usted debe ser el señor Castle. A mi despacho, ahora— ordenó Gates
Debido a la emoción de la imprevista llegada de Castle, Beckett había olvidado presentarle al capitán. La cadena de mando instaurada por Victoria Gates difería de la metodología del capitán Montgomery y la comisaría se regía por nuevas y estrictas normas. Normas que sin duda el escritor ignoraría una por una.
—Castle, ¿Qué has hecho? Yo no le he dicho nada sobre ti— susurró Beckett intentando no mover los labios y confundida por el hecho de que Gates conociera al escritor
—Puede que de camino hiciera una llamada al alcalde para que se asegurase de que podía volver a comisaría— murmuró Castle como respuesta, pretendiendo también que la capitana no le escuchara
Gates cerró el despacho con un portazo tras ellos y corrió a tomar asiento
—Señor Castle se cree usted muy listo ¿no es así? Utilizando su relación con el alcalde para humillarme y dejarme en evidencia delante de mis detectives. Permítame decirle que sus trucos de famosillo ricachón le serán muy útiles en otros lugares, pero en mi comisaría no hay sitio para un escritor jugando a ser policía. — espetó la capitana enojada —Un fallo, uno solo, ya sea una huella suya en la escena de un crimen o una prueba que queda invalidad por su presencia, y presentaré cargos contra usted y entonces ninguno de sus amigos podrá librarle de ir a prisión. ¿Queda claro?—
—Si señor — contestó Castle realizando un saludo militar como burla
Beckett desvió la mirada, luchando para contener una carcajada provocada por la actuación del escritor.
—Y en cuanto a usted, detective. El caso de Bryan Chamberts está llevando demasiado tiempo. Le sugiero que deje el caso y dedique su tiempo a otras cosas más importantes— continuó Gates
—Con el debido respeto señor, una mujer ha perdido a su marido y un asesino anda suelto. No creo que haya algo más importante que resolver esto—Contestó Beckett con una mirada desafiante
—Entonces no es una sugerencia sino de una orden— respondió la capitana poniéndose en pie y dejando las gafas sobre la mesa como muestra de autoridad
—Señor, ya me obligó a cerrar un caso sin resolver— exclamó Beckett avanzando un paso más en la dirección de su superior —Déjeme continuar con este, al menos hasta que haya otro asesinato—
—Está bien inspectora. Pero lleva dos semanas estancada con este misterio, ¿Qué me hace pensar que podrá resolverlo ahora? — accedió la capitana
Beckett no contesto a la pregunta de la dama de hierro, pero el nombre de su compañero apareció al instante en sus pensamientos. Castle se encontraba distraído escrutando el despacho de Victoria Gates, por lo que la inspectora trató de llamar su atención golpeándole discretamente en una pierna.
—Pueden retirarse — ordenó Gates señalando la puerta con un gesto —Ah y una cosa más inspectora. Si su “mono de feria” comete algún error, usted responderá también por sus actos, ¿Lo ha entendido? —
Beckett asintió con la cabeza y abandonó el despacho
— ¿En qué demonios estabas pensando Castle? — replicó Beckett entre risas
— Solo quería asegurarme — «De que nada me impedía venir a verte» pensó para sus adentros —Además ¿Has visto que cara? Creo que acabaré gustándole —
— Odio decir esto Castle, pero Gates puede tener razón— señaló Beckett después de asegurarse de que la capitana no podía escucharla —Después de tantos días los testigos se vuelven poco fiables y las pruebas empiezan a desaparecer—
— ¿Y desde cuando las dificultades te han impedido seguir con un caso?—recordó Castle.
Beckett esbozó una breve expresión de agradecimiento por su apoyo, y ambos se concentraron en la información presente en la pizarra. Las imágenes de la víctima y los sospechosos, junto con la línea temporal y los detalles del asesinato habían permanecido expuestos en comisaría durante un par de semanas; pero ahora la inspectora las veía con otros ojos. Decidieron comenzar por repasar el caso, buscando algún dato que se les hubiera escapado anteriormente a los detectives. Los tres disparos y el meticuloso trabajo para eliminar las pruebas parecían indicar un ajuste de cuentas, sin embargo los amigos y familiares de la victima aseguraban que él nunca se relacionaría con ese tipo de personas.
— ¡Tenía una doble vida! — exclamó Castle ojiplático
—No, eso ya lo hemos investigado — contestó Beckett con total normalidad sin apartar la vista de la pizarra. Castle se mostró confundido; esperaba que la inspectora se molestase por su teoría, no que ya la hubiera barajado.
—A lo mejor necesitaba dinero y se lo pidió a la persona equivocada — comentó el escritor
— También hemos analizado sus datos bancarios, no hay nada fuera de lo común— explicó Beckett con una mueca de resignación
En las últimas semanas habían tratado de investigar toda la vida de la víctima. Un hombre joven, con un trabajo honrado y estable que comenzaba a formar una familia con su esposa. Desde luego no resulta el tipo de persona que aparece en un callejón con tres disparos. Pasaron algunas horas hasta que la inspectora logró exponer todos los datos que habían recopilado acerca del caso. Castle por su parte la escuchaba con la atención que presta un niño cuando le relatan un cuento, sin poder despegar sus ojos de Beckett.
—Le quitaron la chaqueta, la cartera y el móvil y además extrajeron las balas. ¿Cómo puede ser que no hubiera ninguna huella en la escena? — preguntó Castle contrariado
—Tardamos demasiado tiempo en encontrar el cuerpo, algunas pistas ya se habían esfumado, disuelto— contestó Beckett con tono de frustración
De pronto el escritor levantó la mirada con un brillo especial en los ojos. Un brillo que solo aparecía cuando descubría algo sobre un caso
— ¡Disuelto! — exclamó Castle emocionado
— ¿Qué pasa Castle? — reaccionó Beckett, sorprendida por el repentino cambio en el comportamiento del escritor
—Se disuelven. Beckett, las balas. No las extrajeron, las balas se disuelven y por eso Lanie no pudo encontrarlas— explicó Castle gritando por toda la comisaría mientras se dirigía al escritorio de su compañera.
—No digas tonterías Castle, como se van a disolver las ba… — el enfado de Kate se vio interrumpido por su propia conciencia — ¡El caso de los Angeles! ¡Las balas que había robado Ganz!— indicó Beckett al recordarlo.
En ese momento Castle ya había descolgado el teléfono de Beckett y se disponía a marcar cuando su expresión de alegría se vio interrumpida. Miró rápidamente a su musa, que se acercaba también a su puesto de trabajo.
—No se me el numero del depósito— manifestó Castle
—Yo si— respondió la inspectora tras apoderarse del teléfono.
En unos minutos Lanie confirmó que había una concentración excesiva de metales ligeros en los orificios de bala. Sin duda podía tratarse de las mismas balas que habían incautado durante sus breves vacaciones en L. A.
— ¿Vamos a ir otra vez a Los Ángeles? — Preguntó Castle emocionado —Si es así, dime que vas a volver a salir de la piscina con un bikini —
—No Castle, voy a llamar a la policía de L. A. para que hablen con Russel Ganz. Con un poco de suerte conseguiremos la información que necesitamos — contestó ella mirándole de reojo mientras extendía la mano para alcanzar el teléfono.
Apenas pasaron unos minutos cuando logró contactar con el inspector Seeger, con quien habían colaborado durante su estancia en la ciudad californiana. Como agradecimiento por su ayuda el policía accedió a contactar con el criminal que se encontraba bajo custodia tras su detención.
Unas horas más tarde Beckett recibió la información. Ganz había colaborado a cambio de una breve reducción de condena, exponiendo a todos sus asociados.
—Según la policía de los Ángeles el contrabandista al que atrapamos confesó tener 50 cajas con la munición que encontramos en la furgoneta— manifestó Beckett
—Déjame adivinar, en el recuento que hicieron para el informe faltaba alguna de las cajas— propuso Castle.
—Tres para ser exactos. Solo encontraron 47 cajas— Beckett realizó una pausa mientras se dirigía a su ordenador —Solo los compañeros de Ganz tenían acceso a esa mercancía, van a mandarnos una lista de sus asociados —
—Lo tenemos — exclamó Castle colocándose tras la inspectora, apoyado en el respaldo de la silla
—No tan rápido Castle, pudieron haberlas vendido en el mercado negro, y aunque encontremos alguna relación con la víctima, aun nos falta descubrir el móvil— comentó ella con prudencia —Sin eso ningún jurado condenaría a un sospechoso—
—Entonces supongo que te será de ayuda tener a cierto escritor en tu equipo — respondió Castle arqueando una ceja.
En aquel momento Ryan y Esposito regresaban a comisaría para comunicar a Beckett lo que habían descubierto. Al parecer nadie en la empresa había percibido cambios de humor o de conducta en la victima. Ambos detectives enmudecieron cuando se toparon de pronto con el escritor
—Hola Chicos, ¡me alegro de veros! — exclamó él
—Castle, ¡has vuelto! — Ryan corrió a saludarle
— ¿Qué te trae por aquí? — preguntó Esposito con una sonrisa
El escritor y su musa compartieron una cómplice mirada. Durante unos segundos, de nuevo nada a su alrededor existía excepto los ojos del otro.
—Digamos que hay… novedades — explicó Beckett
Pronto la inspectora hubo informado a sus compañeros sobre la situación. La idea de Castle sobre las balas había producido una brecha en el complejo caso que les permitiría avanzar. Beckett coordinó el trabajo de todo el equipo para acelerar el proceso y en unos minutos obtuvieron los primeros frutos
—Hey Beckett, creo que tenemos algo — exclamó Ryan tras su ordenador
El escritor y su musa acudieron a la llama de su compañero, colocándose detrás de su escritorio para poder ver el monitor.
—La mayoría no tienen ninguna conexión, pero uno de ellos fue arrestado en varias ocasiones por tráfico de drogas en Brownsville, donde se crio la víctima— explicó Ryan mientras buscaba la imagen del sospechoso —Aquí lo tengo, su nombre es Joe Velluti—
—Espo, llama a la mujer de la víctima y que venga a hablar con nosotros. Quizás ella pueda decirnos si se conocían— solicitó Beckett a su compañero — Castle y yo nos encargamos de eso, mientras vosotros intentad localizar al sospechoso y traedlo para un interrogatorio—
Esposito asintió mientras descolgaba el teléfono.
La esposa llegó a comisaría unos minutos más tarde. Se trataba de uno mujer joven, de edad similar a la de su marido. Lucía una camiseta sencilla y unos vaqueros. Castle rápidamente se percató de sus ojos, hinchados y enrojecidos por las noches en vela llorando por la muerte de su marido. Beckett estrechó su mano y le presentó al escritor. Tras el saludo invitó a la mujer a pasar a la sala de descanso donde ambas se sentaron. Castle por su parte comenzó a preparar un café para cada una. «Siempre tan atento» pensó Beckett al comprobar el esfuerzo del escritor por reconfortar a la joven.
—Disculpe que volvamos a llamarla señora Chamberts — comenzó Beckett después de que el escritor les sirviera sus bebidas y tomara asiento
—No se preocupe inspectora, lo que sea por encontrar a los que hicieron esto— respondió la joven con los ojos vidriosos
—Uno de los sospechosos trabajó durante unos años en el mismo barrio en el que se crio su marido— continuó Beckett extrayendo una fotografía del hombre y mostrándosela a la mujer de la víctima — ¿Le suena de algo este hombre? —
— Me temo que no detective, nunca antes le había visto— contestó ella devolviéndoles la foto.
—Háblenos de la infancia de su marido— interrumpió Castle
—Lo cierto es que no sé mucho, no le gustaba hablar de ello. Brownsville nunca ha sido un buen lugar para criarse. Bryan se quedó huérfano a los 14 años y apenas recibió ayuda de su familia — reveló la joven bajando la mirada —Pero consiguió huir de esa vida gracias a su esfuerzo, fue a la universidad y encontró un buen trabajo. Siempre estaba dando gracias por su situación, decía que marcharse de ese barrio fue la mejor decisión que había tomado. Y ahora está muerto— rompió a llorar desconsoladamente
—Le prometo que encontraremos a quien lo hizo y todo el peso de la justicia caerá sobre él— aseguró Beckett con un tono cálido y sereno. La expresión de determinación de la detective logró calamar el llanto de la mujer.
—Todo eso pasó hace más de 10 años inspectora— comentó la mujer después de tranquilizarse y limpiar las lágrimas que aun caían por sus mejillas — no entiendo como alguien ha podido hacer esto—
—Muchas Gracias señora Chamberts, la llamaremos en cuanto sepamos algo—se despidió Beckett después de acompañar a la joven hasta el ascensor
—Gracias a usted inspectora, y a su compañero — respondió la mujer agradecida
Castle observaba la escena desde la lejanía, a través del cristal de la sala de descanso. Incluso después de tres años siguiendo a Beckett como una sombra continuaba sorprendiéndose de su capacidad para restituir la esperanza de los familiares de la víctima.
—Por primera vez, tengo que admitir que creo que dice la verdad — murmuró Castle
—Yo también lo creo — respondió Beckett
—Está claro que la clave se encuentra en su pasado— sugirió el escritor de vuelta en la pizarra
—Hemos revisado varias veces los registros y no tiene ningún antecedente—indicó Beckett pasándose una mano por el cabello—Desde luego nada que pudiera suponer un ajuste de cuentas—
—Entonces le invito a dar una vuelta por Brownsville, detective —exclamó Castle levantando ambas cejas
—Vale. Pero… yo conduzco — Kate arrancó las llaves del vehículo de las manos del escritor sin que este pudiera reaccionar.
Decidieron comenzar preguntando a los vecinos de las viviendas colindantes a la que ocupaba Bryan Chamberts durante su juventud. Tras varios intentos una mujer de avanzada edad reconoció la fotografía de la víctima. Poca gente lo recordaba, ya que había pasado una década desde que abandonó el barrio. Sin embargo la mujer logró indicarles donde encontrar a John Boyle, otro joven que solía pasar tiempo con la víctima en su infancia. Tal como la anciana había señalado encontraron al hombre en una carpintería cercana
— Disculpe ¿John Boyle? — preguntó la inspectora
—Soy yo, ¿que desean? — contestó este dejando el trabajo por un momento
—Soy la detective de homicidios Kate Beckett, y este es Richard Castle — se presentó la inspectora — ¿conocía usted a Bryan Chamberts?
—Sí, fuimos amigos de la infancia. ¿Se ha metido en algún lío? — John se mostró preocupado
—Lo cierto es que le han asesinado— Beckett extrajo la imagen del sospechoso de su carpeta —¿Reconoce a este hombre?
—Es Joe Velluti, si alguien ha matado a Bryan, tiene que ser él— masculló el hombre, sentándose en una silla cercana para sobrellevar la noticia
— ¿Y puede decirnos porque? —preguntó Castle, interesado por la historia subyacente al homicidio.
—Brownsville es un barrio peligroso y más para los huérfanos como nosotros. Joe solía reclutar a esos jóvenes bajo su protección, pero a cambio teníamos que cometer algunos delitos para él. Al principio solo eran cosas pequeñas pero Bryan siempre se mostro… reticente. Mire inspectora, yo ya pague por mis crímenes en la cárcel, pero Bryan logró escapar antes de que fuera tarde y eso molestó mucho a Joe —
En ese momento sonó el teléfono de Beckett. Esposito y Ryan habían localizado al sospechoso y se encontraba ahora bajo custodia en la comisaría. Lo retendrían allí hasta que ella pudiera completar el interrogatorio.
—Muchas gracias señor Boyle— agradeció la inspectora — ¡Vamos Castle! —
En esta ocasión Castle decidió observar el interrogatorio desde la habitación contigua, permitiendo a Beckett emplear todas sus herramientas. El sospechoso se negó a hablar con la policía pero ella no pensaba rendirse, asique comenzó a desplegar las pruebas en su contra
—Este es Bryan Chamberts, le dispararon tres veces en el pecho y lo dejaron en un callejón— empezó Beckett sacándolas imágenes de la escena del crimen —Sabemos que usted recluta jóvenes para hacer sus trabajos a cambio de protección. Bryan escapó y sabía demasiado asique tuviste que acabar con él ¿No es así? —
—Puede especular todo lo que quiera inspectora, pero no tienen nada. Conozco mis derechos. Dentro de 24 horas me marcharé de aquí y no volverán a cogerme— Joe Velluti parecía tranquilo, como si dominara la situación.
—Yo no estaría tan seguro— sonrió Beckett mostrándole otra fotografía —Estas son las balas solubles que hemos encontrado en el registro de su casa, las mismas que utilizaste para matarle— La inspectora se puso en pie, acortando la distancia con el asesino —Personalmente no tengo ninguna duda de que fue usted, y con las balas hay suficiente para mandarte a prisión durante una temporada. Pero ahí fuera hay gente que necesita conocer toda la historia, asique empiece a contarla y le diré al fiscal que colaboraste—
— Esos jóvenes son mi mano de obra, mis chivos expiatorios. Me gusta tener las manos limpias y usar menores para ello resulta efectivo. Pero ese chico nunca seguía mis órdenes, siempre rechistando. Un día fui a encargarle un trabajo y había desparecido. Somos como una familia para esos huérfanos y NADIE puede abandonarla sin mi permiso— el homicida se incorporó para continuar —Le seguí durante años, pero no encontraba ninguna forma de eliminarlo hasta que robamos aquellas balas. El muy idiota pensaba que podía huir del pasado, pero ya era demasiado tarde para él—
—Diez años. Esperó diez años para su venganza y pensó que se libraría, pero cometió un grave error al utilizar esa munición — exclamó Beckett antes dejar la sala de interrogatorios
La inspectora decidió llamar de nuevo a la señora Chamberts para comunicarle el cierre del caso de su marido. Esta acudió a la comisaría con el mismo atuendo y los ojos aun enrojecidos.
—Supongo que le gustaría recuperar esto — comentó Beckett entregándole la chaqueta y la cartera de su marido a la joven —Lo encontramos en el registro—
—Muchas gracias inspectora —la mujer echó a llorar de nuevo —Gracias por no dudar de mi palabra. Sabía que Bryan nunca hubiera cometido un delito—
— No tiene por qué darlas, y puedes llamarme Kate— contesto Beckett
En aquel momento Castle se dirigía a la sala de descanso, donde se encontraban las dos mujeres, para preparar un café en la máquina. Al verlas en el interior, sin embargo, cambió de opinión permitiendo que mantuvieran una conversación privada. Tanto la joven como la detective se percataron de la presencia del escritor al otro lado de la puerta antes de que este regresara a la pizarra.
—Sabes Kate, Bryan y yo fuimos amigos durante mucho tiempo. Tardé más de seis años en decirle lo que sentía, y ahora daría lo que fuera por poder volver a decírselo— susurró la joven —No dejes que a ti te ocurra lo mismo—
—Parece increíble que no se me ocurriera antes lo de las balas— Comentó Beckett mientras recogía las fotografías de la pizarra como hacía al final de cada caso
—Cuidado inspectora, o acabarás admitiendo que he sido de ayuda en este misterio— replicó Castle en tono juguetón antes de pasarle la caja para guardas las pruebas del caso a su musa
—Quien sabe Castle, quizás algún día aciertes con una de tus teorías esotéricas— contestó ella para seguirle el juego.
— ¿Has dicho “esotéricas”? — Repitió Castle —Por alguna extraña razón, encuentro eso terriblemente atractivo—
—Que sea policía no significa que no lea— respondió Beckett alzando una ceja —Pero literatura de verdad, no uno de tus libros— añadió con una carcajada
— ¡Eh! En mi defensa diré que Nikki Heat tiene una profundidad artística solo comparable a los personajes de grandes obras de la humanidad— trató de reprochar el escritor
—Ya, ¿y en que personaje histórico te inspiraste para crear su faceta de guarrilla? — sentenció Beckett sin poder evitar que una mueca de triunfo se dibujara en sus labios.
—Touché— contesto el escritor falto de argumentos
Ambos rieron ante la expresión de resignación del Castle. Después de un mes anhelaban continuar el baile que comenzaron años atrás. Resultaba increíble que, pese a las dificultades a las que se habían enfrentado, el escritor y su musa parecían más unidos que nunca.
—Bueno, esto ya está— exclamó Beckett transportando la caja hasta su mesa.
— ¿Y los chicos? —indagó Castle intrigado por no haberlos visto desde hacía unas horas
— Estaban terminando unos asuntos sobre el caso, deberían llegar en un rato— respondió Beckett
—Vamos a esperarles entonces, tengo una propuesta que haceros a todos— reveló Castle.
—Acompáñame a bajar esto al almacén y me lo cuentas por el camino— solicitó Kate señalando las escaleras con la cabeza.
Castle, que descansaba apoyado sobre la mesa de la detective, se puso en pie de un salto; siempre dispuesto a seguir a su musa a cualquier parte. Antes de que pudiera llegar hasta ella el timbre del teléfono les interrumpió.
—Disculpa un momento— se excusó el escritor al detenerse.
—Rick Castle— contestó. Al otro lado del teléfono replicó la voz de su psicóloga. —Lo siento Christine, pero hasta el viernes no puedo. — Respondió él —Vale, nos vemos— añadió por ultimo antes de finalizar la llamada.
Castle guardó el teléfono de nuevo en el bolsillo y se dirigió hacia donde la inspectora le esperaba. El paquete parecía algo pesado, asique el escritor se ofreció a trasportarlo él mismo; arrancándoselo prácticamente de las manos a Beckett.
— ¿Quién es Christine? — preguntó ella con curiosidad.
—Mi psicóloga— reveló Castle encogiéndose de hombros —Después del disparo mi madre y Alexis insistieron en que fuera, asique tuve que hacerles caso— aclaró ante la expresión intrigada de su musa
— ¡Ha! Si —Beckett dejó escapar una breve carcajada que solía acompañar a sus momentos de celos
— Y la verdad es que está muy buena— añadió él con el tono que caracterizaba su lado más mujeriego
—Vaya, ¡Qué casualidad! — exclamó la inspectora ladeando ligeramente la cabeza antes de comenzar a descender por las escaleras. Castle tardo unos segundos en reaccionar antes de seguirla al almacén. Aprovechando que este no podía verla, Kate permitió que una sonrisa amplia y sincera se dibujara en su rostro. Sonrió porque, a pesar de que preferiría no haber oído esa última frase, aquella expresión resultaba tan típica de Castle que solo podía significar una cosa: su escritor había vuelto.
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Espero que os haya gustado, gracias por leer y comentar. Y espero poder dedicarle más tiempo ahora que me he librado de examenes por el momento.
PD: cuando he ido a subir la primera imagen a TinyPic ha salido un capcha que decía "she loves him". Creo que hasta el ordenador lo sabe.
Gracias también a todos los que leeis la historia y a los que comentais, me animais a seguir escribiendo y a intentar mejorar. Y en especial a los veteranos del foro, que habran visto de todo pasar por aqui . Va por todos vosotros
Este capitulo es, como ya dije, el reencuentro entre el escritor y su musa. El resultado ha sido bastante largo (van casi 5000 palabras) pero tengo entendido que los preferís asi, ¿no? .Un Castle-point para quien sepa de donde he sacado la primera frase. Sin más dilación, espero que disfruteis leyendo tanto como yo he disfrutado escribiendolo.
Capítulo 6 Light up the Darkness
Kate sentía el peso del mes de mañanas a las que se había enfrentado sin Castle. Un mes carente de sonrisas, de teorías extravagantes y de miradas repletas de complicidad. Un mes sin su escritor y la incertidumbre la carcomía por dentro. Para alguien que lidiaba a diario con criminales, le resultaba difícil reunir el coraje suficiente para llamarle. Desde su última conversación Beckett había tratado de marcar su número en varias ocasiones, deseando oír su voz una vez más al otro lado de la línea, pero algo se lo impedía. Seguía encerrada en su baluarte, un muro que no le permitía ver más allá, que la mantenía encerrada al resto del mundo. Castle decía la verdad; ella tenía miedo. Miedo de elegir su presente y olvidar el pasado. Miedo de atreverse a ser feliz y que toda la fortaleza se derrumbase. Luchaba por lograr abrir la puerta y escapar de su cautiverio, por conseguir ser algo más que el caso de su madre. Pero Beckett no se sentía segura de poder ganar esta batalla. No sin Castle.
La inspectora contemplaba absorta la silla junto a su escritorio, en apariencia idéntica a todas las demás sillas de la comisaría. La misma madera, el mismo tejido en el tapizado y la misma estructura, pero aquella resultaba especial. Aquella daba asiento a Richard Castle, su escritor, su compañero, su amigo y el único hombre con la determinación para seguir golpeando su muro pese a no recibir respuesta. Mientras observaba la silla, Beckett recordó aquella noche cuando apareció en la presentación de su última novela para interrogarle sobre un asesinato. Tres años atrás Beckett había intentado por todos los medios librase del molesto, egocéntrico e irresponsable escritor, y ahora… ahora le necesitaba allí, pero la silla permanecía vacía y cada mirada la estaba matando.
Recordó también su última discusión en su apartamento, antes del sacrificio de Montgomery. El escritor solo quería mantenerla a salvo y ella le había expulsado de su comisaría y de su vida. Y sin embargo él había vuelto para protegerla. Por muchos obstáculos que interpusiera, él siempre se las arreglaba para volver. Beckett extrajo de nuevo el móvil del bolsillo de su chaqueta, una llamada perdida de su padre, ni rastro del escritor. Titubeo unos segundos antes de guardarlo de nuevo. Hacía tan solo un mes la vida del escritor se había balanceado en la cuerda floja por un disparo, y en esta ocasión podía perderlo de nuevo por una mezcla de orgullo y miedo. Quizá era mejor así. Beckett se había prometido no volver a caer en las embaucadoras redes del escritor cuando le perdió de vista el verano anterior acompañado de su exmujer. Sin embargo no podía evitar extrañarle, como si una parte de ella se negara a aceptar los designios de la razón. La más antigua de las batallas se libraba en su interior, el cerebro contra el corazón, y no parecía dirimirse un claro vencedor. Su mente se encontraba completamente bloqueada, estancada con el mismo caso durante dos semanas. Beckett temía que la ausencia de Castle le impidiera desarrollar su trabajo y eso, al mismo tiempo, le asustaba.
Casi como un espejismo Beckett se imaginaba al escritor sentado a su lado. Pero la voz de la nueva capitana la transportó de vuelta a la realidad.
—Detective Beckett, a menos que haya descubierto algo nuevo sobre el caso, le sugiero que continúe rellenado el informe— ordenó Gates con su tono autoritario tras percatarse de la fijación de la inspectora por la silla.
—Si señor— respondió ella antes de volver al trabajo.
«Y solo acaba de empezar el día» pensó Beckett suspirando. Otro día eterno e insípido sin Castle. Kate decidió obedecer a la capitana y se enfrascó de nuevo en el papeleo. Pasaron unos monótonos minutos entre firmas, casillas y anotaciones en los que se negó a levantar la mirada de los papeles. De lo contrario solo encontraría a su lado una silla vacía. Luchaba por contener sus emociones escribiendo impasible hoja tras hoja, apretando cada vez más con el bolígrafo como llevaba haciendo durante unos días.
De pronto algo llamo su atención, justo delante de sus ojos. Un leve golpe sobre la mesa, seguido del sonido de unas gotas al regresar al seno del fluido. Su corazón se olvidó de latir por un instante cuando sus ojos se toparon de frente con un recipiente blanco y marrón que le resultaba familiar. Sus ojos subieron lentamente a lo largo de este, con cautela. El mundo se detuvo a su alrededor, congelándose el tiempo por un instante cuando su mirada terminó por encontrarse con los ojos azules que tanto deseaba.
—Buenos días inspectora—
*****fundido en negro y entra la música: Pananana pa nanana!*****
Tras unos segundos sojuzgados al intenso cruce de miradas, Beckett reaccionó ante la repentina aparición del escritor
— ¡Castle! ¿Qué haces aquí? —exclamó Kate, intentado esconder el exceso de felicidad que sentía en aquel momento
—Bueno, ya ha terminado mi rehabilitación—Comentó Castle sin darle mayor importancia —Después de un mes me estaba aburriendo mucho, asique he decidido pasar por comisaria a ver si teníamos algún caso— explicó echando un vistazo a la pizarra —Te he traído un café — añadió con tono inocente señalando el vaso que seguía sobre el escritorio de la inspectora.
Beckett recordó de inmediato la bebida, ¿cómo olvidar su café? Rodeó el recipiente con las manos, parándose para sentir el calor que emanaba del mismo. Después se lo acercó a la nariz para apreciar el aroma lentamente
—Gracias, es todo un detalle—
Castle no pudo evitar que sus labios se curvaran, mostrándose satisfecho al ver de nuevo a su musa saboreando el café como cada mañana. La felicidad pronto se contagió a la inspectora. El calor de la bebida se extendió por su cuerpo, conquistando cualquier resquicio de la sombra provocada por el mes de silencio. De este modo la luz volvió a invadir el rostro de la detective y sonrió a su escritor. Una sonrisa cuyo brillo podría iluminar la más oscura de las tinieblas
—Y bien ¿Qué tenemos? — Preguntó Castle tras sentarse en su silla frente a la inspectora
Beckett tardo unos segundos en asimilar la imagen del escritor ocupando de nuevo su asiento. Tras reaccionar comenzó a exponer el caso.
— Bryan Chamberts, 28 años, lo encontramos en callejón un día después del asesinato. Tres disparos en el pecho y no hay rastro de las balas. — explicó la inspectora.
— ¿Como que no hay rastro de las balas? — indagó Castle
— Así es, Lanie no las encontró en el cadáver y los técnicos peinaron la zona, pero tampoco había fragmentos en la escena del crimen. Ryan y Espo han ido a la empresa donde trabajaba a ver si encuentran algo— aclaró Beckett
— ¡Discutió con un mago y este le mató con balas de desaparecen! No, no, mejor. ¡Había descubierto una base secreta alienígena y tuvieron que eliminarlo con su avanzada tecnología!— exclamó Castle ansioso —El misterio de un asesinato sin balas, ¡el mejor regalo de bienvenida de la historia! —
—Castle, hay un hombre muerto y yo tengo que pillar a un asesino— le reprochó Beckett con una de sus miradas
— ¿Entonces porque está sonriendo, inspectora? — Castle advirtió que su compañera aun no había borrado aquella expresión
«Porque creí que no volverías» rugía una voz dentro de Beckett. Sin embargo su muro interior ahogó aquellas palabras, impidiendo que llegaran hasta sus labios.
— ¿Qué dices Castle? ¡Yo no estoy sonriendo! —replicó ella como defensa, tratando de sonar enfadada.
El escritor se disponía a contraatacar cuando una puerta se abrió detrás de ellos y una voz autoritaria le interrumpió antes de que pudiera articular alguna palabra
—Detective Beckett, y usted debe ser el señor Castle. A mi despacho, ahora— ordenó Gates
Debido a la emoción de la imprevista llegada de Castle, Beckett había olvidado presentarle al capitán. La cadena de mando instaurada por Victoria Gates difería de la metodología del capitán Montgomery y la comisaría se regía por nuevas y estrictas normas. Normas que sin duda el escritor ignoraría una por una.
—Castle, ¿Qué has hecho? Yo no le he dicho nada sobre ti— susurró Beckett intentando no mover los labios y confundida por el hecho de que Gates conociera al escritor
—Puede que de camino hiciera una llamada al alcalde para que se asegurase de que podía volver a comisaría— murmuró Castle como respuesta, pretendiendo también que la capitana no le escuchara
Gates cerró el despacho con un portazo tras ellos y corrió a tomar asiento
—Señor Castle se cree usted muy listo ¿no es así? Utilizando su relación con el alcalde para humillarme y dejarme en evidencia delante de mis detectives. Permítame decirle que sus trucos de famosillo ricachón le serán muy útiles en otros lugares, pero en mi comisaría no hay sitio para un escritor jugando a ser policía. — espetó la capitana enojada —Un fallo, uno solo, ya sea una huella suya en la escena de un crimen o una prueba que queda invalidad por su presencia, y presentaré cargos contra usted y entonces ninguno de sus amigos podrá librarle de ir a prisión. ¿Queda claro?—
—Si señor — contestó Castle realizando un saludo militar como burla
Beckett desvió la mirada, luchando para contener una carcajada provocada por la actuación del escritor.
—Y en cuanto a usted, detective. El caso de Bryan Chamberts está llevando demasiado tiempo. Le sugiero que deje el caso y dedique su tiempo a otras cosas más importantes— continuó Gates
—Con el debido respeto señor, una mujer ha perdido a su marido y un asesino anda suelto. No creo que haya algo más importante que resolver esto—Contestó Beckett con una mirada desafiante
—Entonces no es una sugerencia sino de una orden— respondió la capitana poniéndose en pie y dejando las gafas sobre la mesa como muestra de autoridad
—Señor, ya me obligó a cerrar un caso sin resolver— exclamó Beckett avanzando un paso más en la dirección de su superior —Déjeme continuar con este, al menos hasta que haya otro asesinato—
—Está bien inspectora. Pero lleva dos semanas estancada con este misterio, ¿Qué me hace pensar que podrá resolverlo ahora? — accedió la capitana
Beckett no contesto a la pregunta de la dama de hierro, pero el nombre de su compañero apareció al instante en sus pensamientos. Castle se encontraba distraído escrutando el despacho de Victoria Gates, por lo que la inspectora trató de llamar su atención golpeándole discretamente en una pierna.
—Pueden retirarse — ordenó Gates señalando la puerta con un gesto —Ah y una cosa más inspectora. Si su “mono de feria” comete algún error, usted responderá también por sus actos, ¿Lo ha entendido? —
Beckett asintió con la cabeza y abandonó el despacho
— ¿En qué demonios estabas pensando Castle? — replicó Beckett entre risas
— Solo quería asegurarme — «De que nada me impedía venir a verte» pensó para sus adentros —Además ¿Has visto que cara? Creo que acabaré gustándole —
— Odio decir esto Castle, pero Gates puede tener razón— señaló Beckett después de asegurarse de que la capitana no podía escucharla —Después de tantos días los testigos se vuelven poco fiables y las pruebas empiezan a desaparecer—
— ¿Y desde cuando las dificultades te han impedido seguir con un caso?—recordó Castle.
Beckett esbozó una breve expresión de agradecimiento por su apoyo, y ambos se concentraron en la información presente en la pizarra. Las imágenes de la víctima y los sospechosos, junto con la línea temporal y los detalles del asesinato habían permanecido expuestos en comisaría durante un par de semanas; pero ahora la inspectora las veía con otros ojos. Decidieron comenzar por repasar el caso, buscando algún dato que se les hubiera escapado anteriormente a los detectives. Los tres disparos y el meticuloso trabajo para eliminar las pruebas parecían indicar un ajuste de cuentas, sin embargo los amigos y familiares de la victima aseguraban que él nunca se relacionaría con ese tipo de personas.
— ¡Tenía una doble vida! — exclamó Castle ojiplático
—No, eso ya lo hemos investigado — contestó Beckett con total normalidad sin apartar la vista de la pizarra. Castle se mostró confundido; esperaba que la inspectora se molestase por su teoría, no que ya la hubiera barajado.
—A lo mejor necesitaba dinero y se lo pidió a la persona equivocada — comentó el escritor
— También hemos analizado sus datos bancarios, no hay nada fuera de lo común— explicó Beckett con una mueca de resignación
En las últimas semanas habían tratado de investigar toda la vida de la víctima. Un hombre joven, con un trabajo honrado y estable que comenzaba a formar una familia con su esposa. Desde luego no resulta el tipo de persona que aparece en un callejón con tres disparos. Pasaron algunas horas hasta que la inspectora logró exponer todos los datos que habían recopilado acerca del caso. Castle por su parte la escuchaba con la atención que presta un niño cuando le relatan un cuento, sin poder despegar sus ojos de Beckett.
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—Le quitaron la chaqueta, la cartera y el móvil y además extrajeron las balas. ¿Cómo puede ser que no hubiera ninguna huella en la escena? — preguntó Castle contrariado
—Tardamos demasiado tiempo en encontrar el cuerpo, algunas pistas ya se habían esfumado, disuelto— contestó Beckett con tono de frustración
De pronto el escritor levantó la mirada con un brillo especial en los ojos. Un brillo que solo aparecía cuando descubría algo sobre un caso
— ¡Disuelto! — exclamó Castle emocionado
— ¿Qué pasa Castle? — reaccionó Beckett, sorprendida por el repentino cambio en el comportamiento del escritor
—Se disuelven. Beckett, las balas. No las extrajeron, las balas se disuelven y por eso Lanie no pudo encontrarlas— explicó Castle gritando por toda la comisaría mientras se dirigía al escritorio de su compañera.
—No digas tonterías Castle, como se van a disolver las ba… — el enfado de Kate se vio interrumpido por su propia conciencia — ¡El caso de los Angeles! ¡Las balas que había robado Ganz!— indicó Beckett al recordarlo.
En ese momento Castle ya había descolgado el teléfono de Beckett y se disponía a marcar cuando su expresión de alegría se vio interrumpida. Miró rápidamente a su musa, que se acercaba también a su puesto de trabajo.
—No se me el numero del depósito— manifestó Castle
—Yo si— respondió la inspectora tras apoderarse del teléfono.
En unos minutos Lanie confirmó que había una concentración excesiva de metales ligeros en los orificios de bala. Sin duda podía tratarse de las mismas balas que habían incautado durante sus breves vacaciones en L. A.
— ¿Vamos a ir otra vez a Los Ángeles? — Preguntó Castle emocionado —Si es así, dime que vas a volver a salir de la piscina con un bikini —
—No Castle, voy a llamar a la policía de L. A. para que hablen con Russel Ganz. Con un poco de suerte conseguiremos la información que necesitamos — contestó ella mirándole de reojo mientras extendía la mano para alcanzar el teléfono.
Apenas pasaron unos minutos cuando logró contactar con el inspector Seeger, con quien habían colaborado durante su estancia en la ciudad californiana. Como agradecimiento por su ayuda el policía accedió a contactar con el criminal que se encontraba bajo custodia tras su detención.
Unas horas más tarde Beckett recibió la información. Ganz había colaborado a cambio de una breve reducción de condena, exponiendo a todos sus asociados.
—Según la policía de los Ángeles el contrabandista al que atrapamos confesó tener 50 cajas con la munición que encontramos en la furgoneta— manifestó Beckett
—Déjame adivinar, en el recuento que hicieron para el informe faltaba alguna de las cajas— propuso Castle.
—Tres para ser exactos. Solo encontraron 47 cajas— Beckett realizó una pausa mientras se dirigía a su ordenador —Solo los compañeros de Ganz tenían acceso a esa mercancía, van a mandarnos una lista de sus asociados —
—Lo tenemos — exclamó Castle colocándose tras la inspectora, apoyado en el respaldo de la silla
—No tan rápido Castle, pudieron haberlas vendido en el mercado negro, y aunque encontremos alguna relación con la víctima, aun nos falta descubrir el móvil— comentó ella con prudencia —Sin eso ningún jurado condenaría a un sospechoso—
—Entonces supongo que te será de ayuda tener a cierto escritor en tu equipo — respondió Castle arqueando una ceja.
En aquel momento Ryan y Esposito regresaban a comisaría para comunicar a Beckett lo que habían descubierto. Al parecer nadie en la empresa había percibido cambios de humor o de conducta en la victima. Ambos detectives enmudecieron cuando se toparon de pronto con el escritor
—Hola Chicos, ¡me alegro de veros! — exclamó él
—Castle, ¡has vuelto! — Ryan corrió a saludarle
— ¿Qué te trae por aquí? — preguntó Esposito con una sonrisa
El escritor y su musa compartieron una cómplice mirada. Durante unos segundos, de nuevo nada a su alrededor existía excepto los ojos del otro.
—Digamos que hay… novedades — explicó Beckett
Pronto la inspectora hubo informado a sus compañeros sobre la situación. La idea de Castle sobre las balas había producido una brecha en el complejo caso que les permitiría avanzar. Beckett coordinó el trabajo de todo el equipo para acelerar el proceso y en unos minutos obtuvieron los primeros frutos
—Hey Beckett, creo que tenemos algo — exclamó Ryan tras su ordenador
El escritor y su musa acudieron a la llama de su compañero, colocándose detrás de su escritorio para poder ver el monitor.
—La mayoría no tienen ninguna conexión, pero uno de ellos fue arrestado en varias ocasiones por tráfico de drogas en Brownsville, donde se crio la víctima— explicó Ryan mientras buscaba la imagen del sospechoso —Aquí lo tengo, su nombre es Joe Velluti—
—Espo, llama a la mujer de la víctima y que venga a hablar con nosotros. Quizás ella pueda decirnos si se conocían— solicitó Beckett a su compañero — Castle y yo nos encargamos de eso, mientras vosotros intentad localizar al sospechoso y traedlo para un interrogatorio—
Esposito asintió mientras descolgaba el teléfono.
La esposa llegó a comisaría unos minutos más tarde. Se trataba de uno mujer joven, de edad similar a la de su marido. Lucía una camiseta sencilla y unos vaqueros. Castle rápidamente se percató de sus ojos, hinchados y enrojecidos por las noches en vela llorando por la muerte de su marido. Beckett estrechó su mano y le presentó al escritor. Tras el saludo invitó a la mujer a pasar a la sala de descanso donde ambas se sentaron. Castle por su parte comenzó a preparar un café para cada una. «Siempre tan atento» pensó Beckett al comprobar el esfuerzo del escritor por reconfortar a la joven.
—Disculpe que volvamos a llamarla señora Chamberts — comenzó Beckett después de que el escritor les sirviera sus bebidas y tomara asiento
—No se preocupe inspectora, lo que sea por encontrar a los que hicieron esto— respondió la joven con los ojos vidriosos
—Uno de los sospechosos trabajó durante unos años en el mismo barrio en el que se crio su marido— continuó Beckett extrayendo una fotografía del hombre y mostrándosela a la mujer de la víctima — ¿Le suena de algo este hombre? —
— Me temo que no detective, nunca antes le había visto— contestó ella devolviéndoles la foto.
—Háblenos de la infancia de su marido— interrumpió Castle
—Lo cierto es que no sé mucho, no le gustaba hablar de ello. Brownsville nunca ha sido un buen lugar para criarse. Bryan se quedó huérfano a los 14 años y apenas recibió ayuda de su familia — reveló la joven bajando la mirada —Pero consiguió huir de esa vida gracias a su esfuerzo, fue a la universidad y encontró un buen trabajo. Siempre estaba dando gracias por su situación, decía que marcharse de ese barrio fue la mejor decisión que había tomado. Y ahora está muerto— rompió a llorar desconsoladamente
—Le prometo que encontraremos a quien lo hizo y todo el peso de la justicia caerá sobre él— aseguró Beckett con un tono cálido y sereno. La expresión de determinación de la detective logró calamar el llanto de la mujer.
—Todo eso pasó hace más de 10 años inspectora— comentó la mujer después de tranquilizarse y limpiar las lágrimas que aun caían por sus mejillas — no entiendo como alguien ha podido hacer esto—
—Muchas Gracias señora Chamberts, la llamaremos en cuanto sepamos algo—se despidió Beckett después de acompañar a la joven hasta el ascensor
—Gracias a usted inspectora, y a su compañero — respondió la mujer agradecida
Castle observaba la escena desde la lejanía, a través del cristal de la sala de descanso. Incluso después de tres años siguiendo a Beckett como una sombra continuaba sorprendiéndose de su capacidad para restituir la esperanza de los familiares de la víctima.
—Por primera vez, tengo que admitir que creo que dice la verdad — murmuró Castle
—Yo también lo creo — respondió Beckett
—Está claro que la clave se encuentra en su pasado— sugirió el escritor de vuelta en la pizarra
—Hemos revisado varias veces los registros y no tiene ningún antecedente—indicó Beckett pasándose una mano por el cabello—Desde luego nada que pudiera suponer un ajuste de cuentas—
—Entonces le invito a dar una vuelta por Brownsville, detective —exclamó Castle levantando ambas cejas
—Vale. Pero… yo conduzco — Kate arrancó las llaves del vehículo de las manos del escritor sin que este pudiera reaccionar.
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Decidieron comenzar preguntando a los vecinos de las viviendas colindantes a la que ocupaba Bryan Chamberts durante su juventud. Tras varios intentos una mujer de avanzada edad reconoció la fotografía de la víctima. Poca gente lo recordaba, ya que había pasado una década desde que abandonó el barrio. Sin embargo la mujer logró indicarles donde encontrar a John Boyle, otro joven que solía pasar tiempo con la víctima en su infancia. Tal como la anciana había señalado encontraron al hombre en una carpintería cercana
— Disculpe ¿John Boyle? — preguntó la inspectora
—Soy yo, ¿que desean? — contestó este dejando el trabajo por un momento
—Soy la detective de homicidios Kate Beckett, y este es Richard Castle — se presentó la inspectora — ¿conocía usted a Bryan Chamberts?
—Sí, fuimos amigos de la infancia. ¿Se ha metido en algún lío? — John se mostró preocupado
—Lo cierto es que le han asesinado— Beckett extrajo la imagen del sospechoso de su carpeta —¿Reconoce a este hombre?
—Es Joe Velluti, si alguien ha matado a Bryan, tiene que ser él— masculló el hombre, sentándose en una silla cercana para sobrellevar la noticia
— ¿Y puede decirnos porque? —preguntó Castle, interesado por la historia subyacente al homicidio.
—Brownsville es un barrio peligroso y más para los huérfanos como nosotros. Joe solía reclutar a esos jóvenes bajo su protección, pero a cambio teníamos que cometer algunos delitos para él. Al principio solo eran cosas pequeñas pero Bryan siempre se mostro… reticente. Mire inspectora, yo ya pague por mis crímenes en la cárcel, pero Bryan logró escapar antes de que fuera tarde y eso molestó mucho a Joe —
En ese momento sonó el teléfono de Beckett. Esposito y Ryan habían localizado al sospechoso y se encontraba ahora bajo custodia en la comisaría. Lo retendrían allí hasta que ella pudiera completar el interrogatorio.
—Muchas gracias señor Boyle— agradeció la inspectora — ¡Vamos Castle! —
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En esta ocasión Castle decidió observar el interrogatorio desde la habitación contigua, permitiendo a Beckett emplear todas sus herramientas. El sospechoso se negó a hablar con la policía pero ella no pensaba rendirse, asique comenzó a desplegar las pruebas en su contra
—Este es Bryan Chamberts, le dispararon tres veces en el pecho y lo dejaron en un callejón— empezó Beckett sacándolas imágenes de la escena del crimen —Sabemos que usted recluta jóvenes para hacer sus trabajos a cambio de protección. Bryan escapó y sabía demasiado asique tuviste que acabar con él ¿No es así? —
—Puede especular todo lo que quiera inspectora, pero no tienen nada. Conozco mis derechos. Dentro de 24 horas me marcharé de aquí y no volverán a cogerme— Joe Velluti parecía tranquilo, como si dominara la situación.
—Yo no estaría tan seguro— sonrió Beckett mostrándole otra fotografía —Estas son las balas solubles que hemos encontrado en el registro de su casa, las mismas que utilizaste para matarle— La inspectora se puso en pie, acortando la distancia con el asesino —Personalmente no tengo ninguna duda de que fue usted, y con las balas hay suficiente para mandarte a prisión durante una temporada. Pero ahí fuera hay gente que necesita conocer toda la historia, asique empiece a contarla y le diré al fiscal que colaboraste—
— Esos jóvenes son mi mano de obra, mis chivos expiatorios. Me gusta tener las manos limpias y usar menores para ello resulta efectivo. Pero ese chico nunca seguía mis órdenes, siempre rechistando. Un día fui a encargarle un trabajo y había desparecido. Somos como una familia para esos huérfanos y NADIE puede abandonarla sin mi permiso— el homicida se incorporó para continuar —Le seguí durante años, pero no encontraba ninguna forma de eliminarlo hasta que robamos aquellas balas. El muy idiota pensaba que podía huir del pasado, pero ya era demasiado tarde para él—
—Diez años. Esperó diez años para su venganza y pensó que se libraría, pero cometió un grave error al utilizar esa munición — exclamó Beckett antes dejar la sala de interrogatorios
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La inspectora decidió llamar de nuevo a la señora Chamberts para comunicarle el cierre del caso de su marido. Esta acudió a la comisaría con el mismo atuendo y los ojos aun enrojecidos.
—Supongo que le gustaría recuperar esto — comentó Beckett entregándole la chaqueta y la cartera de su marido a la joven —Lo encontramos en el registro—
—Muchas gracias inspectora —la mujer echó a llorar de nuevo —Gracias por no dudar de mi palabra. Sabía que Bryan nunca hubiera cometido un delito—
— No tiene por qué darlas, y puedes llamarme Kate— contesto Beckett
En aquel momento Castle se dirigía a la sala de descanso, donde se encontraban las dos mujeres, para preparar un café en la máquina. Al verlas en el interior, sin embargo, cambió de opinión permitiendo que mantuvieran una conversación privada. Tanto la joven como la detective se percataron de la presencia del escritor al otro lado de la puerta antes de que este regresara a la pizarra.
—Sabes Kate, Bryan y yo fuimos amigos durante mucho tiempo. Tardé más de seis años en decirle lo que sentía, y ahora daría lo que fuera por poder volver a decírselo— susurró la joven —No dejes que a ti te ocurra lo mismo—
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—Parece increíble que no se me ocurriera antes lo de las balas— Comentó Beckett mientras recogía las fotografías de la pizarra como hacía al final de cada caso
—Cuidado inspectora, o acabarás admitiendo que he sido de ayuda en este misterio— replicó Castle en tono juguetón antes de pasarle la caja para guardas las pruebas del caso a su musa
—Quien sabe Castle, quizás algún día aciertes con una de tus teorías esotéricas— contestó ella para seguirle el juego.
— ¿Has dicho “esotéricas”? — Repitió Castle —Por alguna extraña razón, encuentro eso terriblemente atractivo—
—Que sea policía no significa que no lea— respondió Beckett alzando una ceja —Pero literatura de verdad, no uno de tus libros— añadió con una carcajada
— ¡Eh! En mi defensa diré que Nikki Heat tiene una profundidad artística solo comparable a los personajes de grandes obras de la humanidad— trató de reprochar el escritor
—Ya, ¿y en que personaje histórico te inspiraste para crear su faceta de guarrilla? — sentenció Beckett sin poder evitar que una mueca de triunfo se dibujara en sus labios.
—Touché— contesto el escritor falto de argumentos
Ambos rieron ante la expresión de resignación del Castle. Después de un mes anhelaban continuar el baile que comenzaron años atrás. Resultaba increíble que, pese a las dificultades a las que se habían enfrentado, el escritor y su musa parecían más unidos que nunca.
—Bueno, esto ya está— exclamó Beckett transportando la caja hasta su mesa.
— ¿Y los chicos? —indagó Castle intrigado por no haberlos visto desde hacía unas horas
— Estaban terminando unos asuntos sobre el caso, deberían llegar en un rato— respondió Beckett
—Vamos a esperarles entonces, tengo una propuesta que haceros a todos— reveló Castle.
—Acompáñame a bajar esto al almacén y me lo cuentas por el camino— solicitó Kate señalando las escaleras con la cabeza.
Castle, que descansaba apoyado sobre la mesa de la detective, se puso en pie de un salto; siempre dispuesto a seguir a su musa a cualquier parte. Antes de que pudiera llegar hasta ella el timbre del teléfono les interrumpió.
—Disculpa un momento— se excusó el escritor al detenerse.
—Rick Castle— contestó. Al otro lado del teléfono replicó la voz de su psicóloga. —Lo siento Christine, pero hasta el viernes no puedo. — Respondió él —Vale, nos vemos— añadió por ultimo antes de finalizar la llamada.
Castle guardó el teléfono de nuevo en el bolsillo y se dirigió hacia donde la inspectora le esperaba. El paquete parecía algo pesado, asique el escritor se ofreció a trasportarlo él mismo; arrancándoselo prácticamente de las manos a Beckett.
— ¿Quién es Christine? — preguntó ella con curiosidad.
—Mi psicóloga— reveló Castle encogiéndose de hombros —Después del disparo mi madre y Alexis insistieron en que fuera, asique tuve que hacerles caso— aclaró ante la expresión intrigada de su musa
— ¡Ha! Si —Beckett dejó escapar una breve carcajada que solía acompañar a sus momentos de celos
— Y la verdad es que está muy buena— añadió él con el tono que caracterizaba su lado más mujeriego
—Vaya, ¡Qué casualidad! — exclamó la inspectora ladeando ligeramente la cabeza antes de comenzar a descender por las escaleras. Castle tardo unos segundos en reaccionar antes de seguirla al almacén. Aprovechando que este no podía verla, Kate permitió que una sonrisa amplia y sincera se dibujara en su rostro. Sonrió porque, a pesar de que preferiría no haber oído esa última frase, aquella expresión resultaba tan típica de Castle que solo podía significar una cosa: su escritor había vuelto.
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Espero que os haya gustado, gracias por leer y comentar. Y espero poder dedicarle más tiempo ahora que me he librado de examenes por el momento.
PD: cuando he ido a subir la primera imagen a TinyPic ha salido un capcha que decía "she loves him". Creo que hasta el ordenador lo sabe.
-CM-- Ayudante de policia
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Fecha de inscripción : 14/04/2013
Re: Rise Again (Cap 11 parte 1)
ooohya estaba echando de menos el fic!!! jeje me ha gustado muchooo, y es largo asi que tadavía mas
mola las fotos que has puesto, ayudan a hacer una idela de las caras de Beckett jeje y siii Rick esta de vueltaa!!! I Like
en finnn siguee prontoo plisss que ya quiero saber que pasraaa!!! ¡nos vemos!
besotess
mola las fotos que has puesto, ayudan a hacer una idela de las caras de Beckett jeje y siii Rick esta de vueltaa!!! I Like
en finnn siguee prontoo plisss que ya quiero saber que pasraaa!!! ¡nos vemos!
besotess
Re: Rise Again (Cap 11 parte 1)
KateC_17 escribió:ooohya estaba echando de menos el fic!!! jeje me ha gustado muchooo, y es largo asi que tadavía mas
mola las fotos que has puesto, ayudan a hacer una idela de las caras de Beckett jeje y siii Rick esta de vueltaa!!! I Like
en finnn siguee prontoo plisss que ya quiero saber que pasraaa!!! ¡nos vemos!
besotess
Me alegro de que te haya gustado, yo tambien echaba de menos escribir. Sobre el proximo capitulo ya tengo la idea general y mañana empezaré a escribir, asique espero tenerlo listo en un par de días (eso si, un poco más corto que este)
-CM-- Ayudante de policia
- Mensajes : 94
Fecha de inscripción : 14/04/2013
Re: Rise Again (Cap 11 parte 1)
NADA DE UN POCO MÁS CORTO QUE ESTE
Me alegro de volver a leer esta historia.
Re: Rise Again (Cap 11 parte 1)
Esto es un capítulazo y lo demás son tonterías, genial, si ya sabía yo que este iba a ser un buen relato, jajajajaja
A mi me gustan los capítulos largos, y el tuyo es de los que más me ha gustado, no solo por la longitud, también por el contenido, muy coherente y bien redactado.
Que lo hayas relacionado con el capítulo de LA ha estado muy bien, así recordamos retazos de la serie, que siempre es bueno.
Bueno, felicidades si los exámenes te han salido bien, y ahora no tendrás excusa para seguir escribiendo más y más seguido, jajajajajajaja Bien por mí que voy a tener más dónde entretenerme, jajajajaja
Espero impaciente que sigas y muchas gracias por semejante capítulo, eso sí te advierto, no sabes lo que has hecho escribiendo un capítulo tan largo. jajajaja
BESOTESSSSSSSSSSSSSSSSSSS
A mi me gustan los capítulos largos, y el tuyo es de los que más me ha gustado, no solo por la longitud, también por el contenido, muy coherente y bien redactado.
Que lo hayas relacionado con el capítulo de LA ha estado muy bien, así recordamos retazos de la serie, que siempre es bueno.
Bueno, felicidades si los exámenes te han salido bien, y ahora no tendrás excusa para seguir escribiendo más y más seguido, jajajajajajaja Bien por mí que voy a tener más dónde entretenerme, jajajajaja
Espero impaciente que sigas y muchas gracias por semejante capítulo, eso sí te advierto, no sabes lo que has hecho escribiendo un capítulo tan largo. jajajaja
BESOTESSSSSSSSSSSSSSSSSSS
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