In dubio pro reo [COMPLETO]
+38
Caskett(sariita)
28Caskett
madigo03
Teresita_yocastle$$NYPD
nusky
Verispu
asita24
treinta y uno
laurichitorres10
Castlefica
Anita-C&Kalways
Delta5
castle&beckett..cris
AlwaysSerenity
_Caskett_
MARIAFV
caskett_10fogue
erikal
Ruth Maria
lovecastlebeckett
evaelica2
lovecaskett
choleck
Carelyn
castle4ever
forever23
SaraS17
cururi
rubiodav
agecastbet
saratheplatypus
Yaye
Laura413192
KateC_17
Kynu
xisaa
Anver
ZOMAtitos&Oreos
42 participantes
Foro Castle :: OffTopic :: Fan Fics
Página 8 de 20.
Página 8 de 20. • 1 ... 5 ... 7, 8, 9 ... 14 ... 20
Re: In dubio pro reo [COMPLETO]
Ahhh si no fuese por lannie hubieran embarrando todos sus rinconcitos de harina jajaja! Ojala pronto se sinseren y asi puedan estar juntos!
Verispu- As del póker
- Mensajes : 437
Fecha de inscripción : 24/06/2013
Edad : 46
Localización : Mexico, Oaxaca
Re: In dubio pro reo [COMPLETO]
No tardes en continuaaaaar!!
caskett_10fogue- Actor en Broadway
- Mensajes : 168
Fecha de inscripción : 16/08/2013
Edad : 39
Re: In dubio pro reo [COMPLETO]
Capítulo 36:
- Cla-claro – articulé, apañándomelas para hacerme entender a pesar del nudo de mi garganta.
Ella me hizo un gesto de agradecimiento, e iba a sentarse en el sillón cuando el timbre de la puerta nos sobresaltó. La miré fijamente, viendo como ella me devolvía la mirada, confusa.
- ¿Esperas algo? – preguntó.
- No. ¿Tú?
Beckett negó con la cabeza, encogiendo los hombros ligeramente. Miré el reloj que adornaba una de las paredes de la cocina, y vi que aún eran las 9.30. No era tarde para alguna entrega a domicilio, pero la cuestión era, ¿qué venían a traer si ninguno había pedido nada? Con cautela, me acerqué a la puerta y miré por la mirilla. Las imágenes de cientos de películas y libros en los que la persona que miraba se encontraba con el cañón de una pistola apuntándole y le volaban los sesos, se reprodujeron con bastante nitidez en mi cabeza, inquietándome.
Quien estuviera al otro lado de la puerta se impacientó y volvió a timbrar, pero yo no me moví. Seguía montándome una película a base de otras, aterrorizándome a mí mismo. ¿¡Dónde se había visto eso antes?! Beckett resopló, molesta.
- No te van a comer, ¿eh? – dijo, empujándome con un hombro para sacarme de en medio.
Me apoyé contra la pared y la vi fruncir el ceño mientras miraba por la mirilla para ver quién era. Dato importante: nadie disparó, lógicamente. Me regañé a mí mismo mentalmente, llamándome estúpido y otro tipo de insultos, mi estupenda imaginación, tan útil para algunas cosas, me había jugado una mala pasada esta vez…
La detective abrió la puerta, saludando cordialmente al que esperaba al otro lado. Yo no podía ver nada ya que estaba encajado entre la pared y la puerta, y si miraba por la mirilla, lo único que podía ver era a Beckett distorsionada. Aunque era una imagen bastante interesante, prefería saber quién estaba haciéndola sonreír.
- Perdona, estaba atendiendo la comida – mintió la detective, excusándose por la tardanza. Noté que podía contarte una mentira con bastante desenvoltura y lograr que no dudaras de su palabra.
- Más vale tarde que nunca, ¿no? – dijo una voz masculina al otro lado. Sacudí la cabeza, molesto. ¿Por qué todos los repartidores tenían que ser hombres? Iba a presentar una reclamación…
- Exactamente. ¿En qué puedo ayudarte?
- Traigo un paquete para… - supuse que estaba leyendo algo porque tardo un rato en contestar – Katherine Houghton Beckett.
Se me escapó una risita y recibí como compensación un golpe con la puerta por parte de Beckett. Contuve un gemido de dolor, y me froté la frente, dolorido. Aunque seguía haciéndome gracia el segundo nombre de la detective.
- Soy yo – dijo ella, haciendo lo que podría denominarse porno con un movimiento de su pelo. Carraspeé, buscando centrarme y dejar de mirarla.
- Vale… Una firmita aquí y aquí y todo listo.
- Peeeeerfecto – contestó Beckett, alargando la palabra mientras firmaba el recibo. Vi cómo se mordía el labio inferior, concentrada en no perforar el papel o firmar mal por culpa de las irregularidades del paquete que estaba usando de apoyo.
- ¿Me…? ¿Puedo? – preguntó el repartidor, entrando en mi campo de visión, o más bien el de la mirilla, cuando se giró para ofrecerle la espalda a Kate de forma que le fuera más fácil firmar. Ella sonrió, agradecida, y se apoyó en él.
Le examiné con ojo crítico, fijándome bien en él. Debo decir que el ojo de pez de la mirilla no le favorecía nada, pero aun así, pude apreciar que el chaval era bastante atractivo. Era alto, moreno, con pelo castaño clarito corto, ojos verdes y sonrisa deslumbrante. Me crucé de brazos, enfurruñado, queriendo golpear la puerta para que le diera al repartidor y le borrara aquella sonrisita de superioridad de la cara.
- Muchas gracias – dijo él, cogiendo el recibo y volviendo a desaparecer de mi vista.
- A ti – contestó Beckett, sonriendo. ¿Estaba ligando? ¡Estaba ligando! ¡Conmigo delante! "Será…" pensé, molesto.
- Nada, siempre un placer.
Me harté de estar ahí de sujeta velas, porque era eso lo que estaba haciendo, la verdad. Empujé ligeramente la puerta, lo suficiente como para permitirme escurrirme por el hueco que dejó libre, y me apoyé en ella, mi pecho casi tocando la espalda de Beckett. Sonreí, con falsedad, ignorando la cara de sorpresa y molestia de la detective.
- Hasta luego – le despedí, borrando la sonrisa de mi cara en cuanto Kate dejó de mirarme.
- Adiós – contestó el chaval, algo descolocado por mi repentina aparición.
Le vi subirse a una furgoneta blanca con las letras negras estampadas en un lateral, para que se leyera claramente "FedEx".
- Espero que no use eso para recoger a sus citas… - comenté despectivamente.
Beckett se giró hacia mí, cabreada, con los brazos en jarras.
- ¿Y a ti que más te da?
- Oh, nada, nada. Solo que tú parecías la siguiente.
- Sigue siendo mi problema, no el tuyo.
- Eres mi compañera, todo lo que te afecta me afecta a mí.
- ¡Arg! – gruñó, exasperada con la lógica de mi argumento.
Me empujó al pasar, dejándome claro que estaba enfadada conmigo, pero en esos momentos me sentía satisfecho. La seguí, con curiosidad por saber qué era lo que llevaba la caja que le habían traído. Ella se sentó en el sillón, tirando el envoltorio de FedEx al suelo. Me asomé sobre su hombro, apoyándome en el respaldo, y cotilleé un poco. Pude ver una caja marrón, más grande que una de zapatos, más parecida a las de los…
- ¿Eso son archivos policiales? – pregunté, la curiosidad desvaneciéndose para dar paso a la preocupación y el miedo.
La tapa quedó sobre la mesa, el escudo del NYPD bien claro, pintado en negro contra el marrón de la caja, la luz de la lámpara cayendo sobre ella. Sentí un escalofrío recorrerme la espalda.
- Sí, les pedí algunas cosas a mis compañeros. – Contestó Beckett – No lo esperaba tan pronto, pero debieron de mandarlo por urgente.
- Ah – fue lo único que logré articular en esos momentos.
¿Tendría ahí el caso de Alexis? ¿Iba a investigar su muerte? ¿Se enteraría de que había sido mi culpa? ¿Dejaría de trabajar conmigo después? ¿Me culparía ella también de lo que pasó?
- Castle – me llamó Beckett, chasqueando los dedos frente a mi perdida mirada.
- ¿Sí? – contesté a duras penas.
- ¿Estás bien?
"Por supuesto" pensé en decir, mintiendo y guardándomelo todo como siempre hacía. Pero entonces aquello no funcionaría, no con tantos secretos por ambas partes.
- No.
- Val… ¿Qué? – se interrumpió la detective, pensando que le iba a decir que iba todo bien. Me miró, la preocupación luchando con la distancia que ella había impuesto.
- No estoy bien. Estoy preocupado.
- ¿De qué?
- La pregunta correcta sería porqué, y la respuesta correcta es que tengo miedo de que hayas pedido el caso de Alexis.
Beckett se quedó mirándome fijamente, muda. Rehuí su mirada, temeroso de su reacción. ¿Y si no lo había pedido y ahora se sentía molesta por mi falta de confianza? Pero ella bajó la cabeza, e inspiró aire varias veces, buscando las palabras. Sentí que algo dentro de mí se desmoronaba, y me apoyé más en el sillón para no caerme. Lo había hecho. Había pedido el expediente…
- Mira, Castle… - empezó a decir ella.
- No, no hacen falta explicaciones – la corté con un gesto de la mano.
Me di la vuelta, no sabía a donde quería ir, solo quería irme. Necesitaba aire y espacio. No quería estar allí cuando ella comenzara a leer aquel reporte policial que yo ya me sabía de memoria. No quería ver su mirada acusadora. No quería…
Pero me agarró del brazo, parándome.
- ¡Castle! ¡Escúchame!
Me quedé quieto, aun sin volverme, simplemente esperando a que hablara.
- No pensaba leerlo hasta que tú no me dejaras. De hecho, te lo iba a dar a ti, para que lo guardaras y cuando te sintieras preparado, me lo contaras todo. Soy policía, ¿recuerdas? Me sé todos los trapicheos y los trapos sucios de mis compañeros, no me fío de los expedientes hasta que no tengo las versiones de las víctimas. Oídas por mí.
Tragué saliva, recuperando la capacidad del habla, del pensamiento, del remordimiento… Despacio, me giré para encontrarme con ella, parada tras de mí con la indecisión marcada en su rostro.
Sonreí de lado, aunque no sé si quedó como una mueca al final.
- Lo siento… No quería dudar de ti.
- No pasa nada, lo entiendo.
Beckett se dio la vuelta y fue a la mesa. Se recogió el pelo tras una oreja para poder ver mientras pasaba carpetas hasta que encontró la que buscaba. Sin abrirla, ni tan siquiera mirarla, volvió a donde yo seguía parado y me la ofreció. Mi mirada, reticente, se paseó por la cubierta marrón con el escudo en negro del NYPD, como la caja. Bajo el escudo había unas líneas negras, y en ellas escritas, con letra curvada y apretada, se podía leer claramente "Alexis Castle".
Mi corazón dio un brinco en mi pecho, y fue como si volviera a encontrarme tirado en el suelo de madera de mi casa, abrazando el cuerpo inerte y demasiado pequeño para estar muerto de mi hija. Noté las lágrimas picándome en los ojos y los cerré con fuerza, luchando contra los recuerdos.
- Gracias – susurré con un hilo de voz.
- Lo siento, Castle. No pensé en cómo te afectaría – se disculpó ella, el muro que había establecido entre ambos derrumbado por un momento. Beckett bajó la cabeza, recogiéndose otra vez el pelo tras la oreja. Sentí unas ganas inmensas de abrazarla y de dejarle claro que todo estaba bien, pero sabía que no sería lo correcto. Ella quería su espacio y yo el mío. Debíamos respetarlos.
- No pasa nada. Estoy bien.
Y, en cierto modo, era verdad.
Re: In dubio pro reo [COMPLETO]
Jo que corto se me ha hecho, a ver si por fin van descubriendo los secretos y avanzan. Gracias por el nuevo capitulo
erikal- Actor en Broadway
- Mensajes : 153
Fecha de inscripción : 21/07/2013
Re: In dubio pro reo [COMPLETO]
Jooooo, pobre Castle, lo mal que lo ha pasado al descubrir que ella ha podido pedir el expediente de su hija. Yo aun sigo preguntándome que será lo que le ha pasado a Kate para que se cierre de esa forma.
Cada vez me gusta mas esta historia.
Cada vez me gusta mas esta historia.
Yaye- Escritor - Policia
- Mensajes : 1751
Fecha de inscripción : 05/06/2012
Localización : Huelva
Re: In dubio pro reo [COMPLETO]
K bonitos muchachitos ya la mayoria ha echo su tarea! excelente capi por lo menos la tension bajo un poco!
Verispu- As del póker
- Mensajes : 437
Fecha de inscripción : 24/06/2013
Edad : 46
Localización : Mexico, Oaxaca
Re: In dubio pro reo [COMPLETO]
Vaya, vaya, parece que la cosa de está distendiendo algo, no es para menos, a este paso me da un yuyu a mí, pues con estos saltos de atrás hacia adelante y viceversa, creo que me puedo marear de la impresión. jajajajajaja
Me gusta mucho este relato, que ha ido creciendo continuamente, y además se está poniendo cada vez más interesante, y espero que aumente más. mucho más.
Sigue pronto no me dejes con las dudas de si estos dos se van a atrever o no que ya están tardando mucho, jajajajajajaja
BESOTESSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSS
Me gusta mucho este relato, que ha ido creciendo continuamente, y además se está poniendo cada vez más interesante, y espero que aumente más. mucho más.
Sigue pronto no me dejes con las dudas de si estos dos se van a atrever o no que ya están tardando mucho, jajajajajajaja
BESOTESSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSS
agecastbet- Escritor - Policia
- Mensajes : 2971
Fecha de inscripción : 27/12/2012
Localización : En la colina del loco - Madrid
Re: In dubio pro reo [COMPLETO]
se ve quie Casle esta traumado espero que se logre sincerar con Kate para que le ayude a resolver el caso de Alexis
Ruth Maria- Policia de homicidios
- Mensajes : 565
Fecha de inscripción : 14/11/2012
Re: In dubio pro reo [COMPLETO]
Hey se echa de menos esta historia, espero que la continues que me tenia enganchada.
erikal- Actor en Broadway
- Mensajes : 153
Fecha de inscripción : 21/07/2013
Re: In dubio pro reo [COMPLETO]
Continuaaaaaaaaa
_Caskett_- Escritor - Policia
- Mensajes : 2936
Fecha de inscripción : 22/01/2013
Localización : en un mundo feliz
Re: In dubio pro reo [COMPLETO]
Castigados por que? Que te hicimos? Continua por favor!
Verispu- As del póker
- Mensajes : 437
Fecha de inscripción : 24/06/2013
Edad : 46
Localización : Mexico, Oaxaca
Re: In dubio pro reo [COMPLETO]
Y después de mucho tiempo sin pasarme por el foro y con muchos fics atrasados, aquí estoy leyendo y comentando el tuyo el primero, tal y como te prometí
Y sólo puedo decir que... Woooow! Son demasiados capítulos y demasiadas sensaciones distintas como para poder comentarlas todas del tirón, pero lo que si se puede decir es que cada vez escribes mejor, me enganchas más con cada capítulo
Comentaré muy por encima un par de cosillas, pero prometo comentar el siguiente más en condiciones ;)Genial el momentazo de la pizza, me imagino como tuvieron que acabar los dos, ¡vaya cristo! Adoro a Lanie, pero bien se podía estar quieta en algunos momentos, de verdad, eh! Esta chica siempre tan oportuna... lo que podría haber sido y no fue, y no sólo eso, sino que además ahora Kate piensa distanciarse de él y tratarlo de una manera meramente profesional, pobre Rick, lo que le espera, que entre eso y lo del archivo del caso de Alexis
Y ahora que volví a entrar sólo espero que el siguiente no tarde mucho en llegar, porque a pesar de leerme unos cuantos de golpe, necesito más. En serio, está historia es demasiado adictiva, y además está genial, una vez más me quito el sombrero Y lo dicho, perdona este cutre comentario, pero es que no me da la cabeza para más
¡Un besazo enorme!
Y sólo puedo decir que... Woooow! Son demasiados capítulos y demasiadas sensaciones distintas como para poder comentarlas todas del tirón, pero lo que si se puede decir es que cada vez escribes mejor, me enganchas más con cada capítulo
Comentaré muy por encima un par de cosillas, pero prometo comentar el siguiente más en condiciones ;)Genial el momentazo de la pizza, me imagino como tuvieron que acabar los dos, ¡vaya cristo! Adoro a Lanie, pero bien se podía estar quieta en algunos momentos, de verdad, eh! Esta chica siempre tan oportuna... lo que podría haber sido y no fue, y no sólo eso, sino que además ahora Kate piensa distanciarse de él y tratarlo de una manera meramente profesional, pobre Rick, lo que le espera, que entre eso y lo del archivo del caso de Alexis
Y ahora que volví a entrar sólo espero que el siguiente no tarde mucho en llegar, porque a pesar de leerme unos cuantos de golpe, necesito más. En serio, está historia es demasiado adictiva, y además está genial, una vez más me quito el sombrero Y lo dicho, perdona este cutre comentario, pero es que no me da la cabeza para más
¡Un besazo enorme!
Re: In dubio pro reo [COMPLETO]
Miles de disculpas por la tardanza, pero traigo unos cuantos ¡Espero comentarios!
--------------------------------------------------------------------------------------
Subí las escaleras sumido en mis pensamientos, sin fijarme en lo que hacía, tan despistado que cuando se terminaron los escalones no me di cuenta y me tropecé al intentar subir escaleras imaginarias. Apreté instintivamente el archivo contra mi pecho y sacudí la cabeza, tratando en enfocar la mirada y dejar de reproducir todo lo que había pasado aquella noche.
¿Por qué todo, irremediablemente, terminaba conduciéndome a ella? ¿Por qué? ¿Iba a ser capaz algún día de oír la palabra "asesinato" y no sentir un escalofrío recorrerme? ¿Podría mirarme al espejo y ver aquellas cicatrices sin que fueran un constante recordatorio de que hice que mataran a mi hija? La única que me adoraba incondicionalmente, que me perdonaba mis errores y que, aun cuando se enfadaba conmigo, no podía evitar reírse de mis bromas. Mi pequeña calabaza…
Con lágrimas en los ojos, metí el archivo debajo de toda la ropa que guardaba en la maleta. Ni siquiera la había deshecho. ¿Para qué?
Me dejé caer al suelo, sin notar el dolor de mis rodillas cuando chocaron contra el parqué. Me cogí la cabeza entre las manos, notando las lágrimas desbordarse, sintiéndome superado por todo aquello. ¿Por qué volvía a estar como meses después de que la mataran? ¿No se suponía que ya lo había aceptado, que había aprendido a convivir con aquel peso? Al parecer, nada es lo que parece. Podía sonar redundante pero era exactamente así.
Me levanté, y fui al baño como un autómata, el piloto automático guiando mi cuerpo. Tiré la ropa manchada de harina, viendo como el polvillo salía de ella y se quedaba flotando por el aire. Abrí el agua caliente, notando como un chorro, al principio frío, chocaba contra mi piel y me hacía sobresaltarme ligeramente, despertándome de mi… ¿ensoñamiento? Podría decirse así. Reaccioné y giré el grifo más hacia la izquierda, esperando a que la caldera se pusiera en funcionamiento antes de que yo me congelara. Estaba en Barbados, con un clima tropical y, por lo menos, a 30 grados. Pero para mí era como si me hubiera tele-transportado mágicamente a la Antártida. El miedo me había dejado helado. Miedo a que Beckett leyera todo aquello y quisiera cortar lazos conmigo. Miedo a que, otra más, me mirara con la acusación marcada en el rostro y me lo reprochara. Miedo a que me abandonara alguien más.
Unos 20 minutos más tarde, me envolví una toalla en la cintura y me sequé el pelo. El espejo se desempañó con lentitud, dejando ver mi reflejo. Me miré a los ojos, viendo las ojeras de mis noches con pesadillas, y el azul apagado que me devolvía mi otro yo. Bajé la mirada y la fijé en el hombro, en ese pequeño circulito justo debajo del final de la clavícula. Llevé la mano hacia allí y la acaricié, respirando bruscamente. No me dolía físicamente, era un dolor más bien psicológico. Las heridas se curaban y desaparecían con el tiempo, a veces dejaban un pequeño recordatorio de su presencia, otras veces no. Sin embargo, dependiendo de la repercusión que tuvieran, dejaban una marca imborrable en tus recuerdos. Y, aquellas otras heridas, las que guardas en la mente a veces sin saberlo… Esas son las verdaderamente peligrosas.
Me puse la camisa, y volví a mirarme en el espejo. No era una cuestión de vanidad, sino un ejercicio de superación. O eso me había dicho el Dr. Burke. Tenía que hacer las paces conmigo mismo, y eso suponía aceptarme tal y como era. Pero jamás lo había logrado y comenzaba a pensar que jamás lo lograría. Con un suspiro de resignación, terminé de vestirme. Cogí el colgante que reposaba en el lavabo, la placa estilo militar que de allí colgaba, y pasé un dedo por encima del nombre que había grabado en ella. Luego, una vez terminado el ritual, apagué la luz del baño y bajé las escaleras con rapidez.
Al llegar a la última, alcé la mirada y me paré de golpe en el escalón, dejando que un silbido escapara de mis labios. Beckett se giró hacia mí, sorprendida.
- Wow… Esto parece sacado de una película – comenté, observando con los ojos bien abiertos la pared antes vacía, y ahora cubierta por fotos y post-it con anotaciones.
- Siempre trabajo con una pizarra, me ayuda a tener todos los datos ordenados y a la vista. Así, cuando no avanzo, la repaso y normalmente algo sale de ahí – explicó la detective, pegando un post-it azul donde se leía "¿Conexión con el alcalde?".
Asentí. Conocía el procedimiento. Yo mismo lo hacía a veces en la pizarra digital que tenía en mi despacho. Revisé su trabajo, leyendo todas las notas y siguiendo las flechas indicadoras que unían unos hechos con otros.
- Si quieres le pedimos una pizarra real a Rob.
- Nah, da igual. Con esto me apaño. – contestó ella, garabateando rápidamente "4.00 am asalto" y pegándolo en la línea del tiempo que ya había hecho con un poco de cinta americana pegada. Se notaba que tenía experiencia y que le gustaba.
- ¿Te ayudo con algo? – pregunté, deseoso de ayudar y sentirme como un auténtico policía.
- Mmmm… ¿Por qué no haces la cena? – dijo Beckett, sonriendo burlonamente.
- Esto es discriminación, que lo sepas – protesté, mientras iba hacia la cocina con paso cansino.
Miré el desastre que era la encimera, con la pizza a medio hacer y la masa más dura que una piedra. Con un suspiro, tiré todo aquello a la basura y me dispuse a hacer una ensalada, mucho más sencillo y rápido. Cuando terminé, lo serví todo en dos bandejas y las llevé al salón, donde Beckett ya había terminado con su pizarra. Me fijé en que había añadido un espacio para los sospechosos y que, para desgracia mía, había un apartado dedicado especialmente al asesino de Alexis.
- ¿Ya está? Bien, tengo que ponerte al día en varias cosas – dijo ella en cuanto notó mi presencia. Se giró, dejando el teléfono en la mesa y sentándose en el sillón.
Le pasé su bandeja y me acomodé yo con la mía. Mientras le daba un mordisco a mi cena, esperé a las noticias. Beckett le dio un sorbo a su Sprite y comenzó a hablar:
- He hablado con mis compañeros en el NYPD. Han estado investigando a nuestro John Doe – señaló al apartado especial para mi asesino – pero como todavía no hay una identidad, ha sido algo inútil. Lo único que pueden dar por hecho es que se trata de un mercenario al que se van pasando de banda en banda y que no pertenece a ninguna específica. Va a donde el dinero vaya, básicamente. No es nada nuevo pero tendremos más cuando vayamos a la policía mañana. Recuerda que tenemos que testificar por todo lo que pasó.
Cerré los ojos momentáneamente, fastidiado. Se me había olvidado que habíamos quedado con aquel oficial tan pesado para que nos tomaran declaración por decimonovena vez. Puse los ojos en blanco y Beckett sonrió.
- O sea, que no tenemos nada. – resumí, mirando las fotos de la pared como si su fueran a poner a hablar en cualquier momento.
- Tampoco es que no tengamos nada, yo veo ahí muchos cabos sueltos – señaló con el tenedor la "pizarra" – Lo que pasa es que tu mente de escritor no los verá.
- Eh, cuidado, que yo también me monto mis pizarras para las escenas de crímenes. – me defendí.
- ¿Sí? Pues cualquiera lo diría. Encontré una cosa que está mal en tu primer libro. Ese de la detective que tiene nombre de stripper.
- ¿Nombre de qué? – exclamé, tratando de no escupir el refresco. Tragué a duras penas, luchando con las burbujas que se empeñaban en irse por el lado equivocado. - ¿Stripper, dices? ¡Nikki Heat no es nombre de stripper!
- ¿No? – preguntó ella retóricamente, alzando una ceja. – Nikki Fuego, como dicen en México. ¡Por favor!
- ¿Cómo…? – Fruncí el ceño y luego abrí mucho los ojos - ¿No me digas que estoy frente a una fan?
- ¿¡Qué?! ¡No! – intentó mentir Beckett, pero sabiéndose pillada.
- ¡Oh, sí! – Dije, emocionado – Ese detalle solo se sabe si entras en mi página oficial.
- Mentira, eso lo leí en… - se calló de golpe, quizá porque iba a revelar algo mucho peor.
Solté una carcajada, incrédulo. ¿Quién me iba a decir a mí que esa detective tan gruñona al principio se había leído todos mis libros?
- Esto es para twittearlo – bromeé.
- Ni se te ocurra – me amenazó ella. – Solo soy una seguidora del género.
- Claro, claro… Como no tienes suficiente en tu día a día, buscas más para tus tiempos libres. Y digo yo, detective, no sería más divertido salir de fiesta con su amiga la latina sexy, o con el novio…
- Uno: no vuelvas a decir "la latina sexy" por favor, como Lanie se entere la tendrás colgada al cuello lo que te queda de vida. Dos: mi vida privada es privada y hago con ella lo que quiero.
- En otras palabras, que no tienes novio y por eso te encierras en casa a leer. – resumí, buscando molestarla.
- Bueno, por lo menos no me visto de ladrón por las noches y salgo de cacería – rebatió ella.
"Uuuy, Touché" pensé.
- ¿En serio hay gente que hace eso? Wow, preséntamela que baso un libro en ellos. – bromeé, esquivando la acusación.
- ¿Te traigo un espejo y así la ves? – contestó Beckett, siguiéndome el juego.
- Ay, no. Todo quedaría eclipsado por mi belleza. Soy terriblemente atractivo, ¿no lo ves?
Beckett soltó una carcajada algo exagerada e hizo como que se secaba una lágrima de la risa. Fingí que me había dolido aquello, pero se me escapó un bostezo por el medio.
- Creo que el escritor se va a soñar un nuevo libro – dije, dejando que mi voz denotara el cansancio que realmente sentía.
- Pues dulces sueños, ladronzuelo. – contestó ella, mirando la televisión.
- Detective, la voy a denunciar por acoso.
Beckett hizo un gesto algo vulgar y sonrió. Puse cara de fingida sorpresa y me fui a la cocina a guardar mis platos.
- Buenas noches, Beckett. – dije a mi paso por el salón para subir.
- Buenas noches, Castle – contestó ella, hecha una bola en un lado del sillón y viendo algo de fantasía en la tele.
--------------------------------------------------------------------------------------
Capítulo 37:
Subí las escaleras sumido en mis pensamientos, sin fijarme en lo que hacía, tan despistado que cuando se terminaron los escalones no me di cuenta y me tropecé al intentar subir escaleras imaginarias. Apreté instintivamente el archivo contra mi pecho y sacudí la cabeza, tratando en enfocar la mirada y dejar de reproducir todo lo que había pasado aquella noche.
¿Por qué todo, irremediablemente, terminaba conduciéndome a ella? ¿Por qué? ¿Iba a ser capaz algún día de oír la palabra "asesinato" y no sentir un escalofrío recorrerme? ¿Podría mirarme al espejo y ver aquellas cicatrices sin que fueran un constante recordatorio de que hice que mataran a mi hija? La única que me adoraba incondicionalmente, que me perdonaba mis errores y que, aun cuando se enfadaba conmigo, no podía evitar reírse de mis bromas. Mi pequeña calabaza…
Con lágrimas en los ojos, metí el archivo debajo de toda la ropa que guardaba en la maleta. Ni siquiera la había deshecho. ¿Para qué?
Me dejé caer al suelo, sin notar el dolor de mis rodillas cuando chocaron contra el parqué. Me cogí la cabeza entre las manos, notando las lágrimas desbordarse, sintiéndome superado por todo aquello. ¿Por qué volvía a estar como meses después de que la mataran? ¿No se suponía que ya lo había aceptado, que había aprendido a convivir con aquel peso? Al parecer, nada es lo que parece. Podía sonar redundante pero era exactamente así.
Me levanté, y fui al baño como un autómata, el piloto automático guiando mi cuerpo. Tiré la ropa manchada de harina, viendo como el polvillo salía de ella y se quedaba flotando por el aire. Abrí el agua caliente, notando como un chorro, al principio frío, chocaba contra mi piel y me hacía sobresaltarme ligeramente, despertándome de mi… ¿ensoñamiento? Podría decirse así. Reaccioné y giré el grifo más hacia la izquierda, esperando a que la caldera se pusiera en funcionamiento antes de que yo me congelara. Estaba en Barbados, con un clima tropical y, por lo menos, a 30 grados. Pero para mí era como si me hubiera tele-transportado mágicamente a la Antártida. El miedo me había dejado helado. Miedo a que Beckett leyera todo aquello y quisiera cortar lazos conmigo. Miedo a que, otra más, me mirara con la acusación marcada en el rostro y me lo reprochara. Miedo a que me abandonara alguien más.
Unos 20 minutos más tarde, me envolví una toalla en la cintura y me sequé el pelo. El espejo se desempañó con lentitud, dejando ver mi reflejo. Me miré a los ojos, viendo las ojeras de mis noches con pesadillas, y el azul apagado que me devolvía mi otro yo. Bajé la mirada y la fijé en el hombro, en ese pequeño circulito justo debajo del final de la clavícula. Llevé la mano hacia allí y la acaricié, respirando bruscamente. No me dolía físicamente, era un dolor más bien psicológico. Las heridas se curaban y desaparecían con el tiempo, a veces dejaban un pequeño recordatorio de su presencia, otras veces no. Sin embargo, dependiendo de la repercusión que tuvieran, dejaban una marca imborrable en tus recuerdos. Y, aquellas otras heridas, las que guardas en la mente a veces sin saberlo… Esas son las verdaderamente peligrosas.
Me puse la camisa, y volví a mirarme en el espejo. No era una cuestión de vanidad, sino un ejercicio de superación. O eso me había dicho el Dr. Burke. Tenía que hacer las paces conmigo mismo, y eso suponía aceptarme tal y como era. Pero jamás lo había logrado y comenzaba a pensar que jamás lo lograría. Con un suspiro de resignación, terminé de vestirme. Cogí el colgante que reposaba en el lavabo, la placa estilo militar que de allí colgaba, y pasé un dedo por encima del nombre que había grabado en ella. Luego, una vez terminado el ritual, apagué la luz del baño y bajé las escaleras con rapidez.
Al llegar a la última, alcé la mirada y me paré de golpe en el escalón, dejando que un silbido escapara de mis labios. Beckett se giró hacia mí, sorprendida.
- Wow… Esto parece sacado de una película – comenté, observando con los ojos bien abiertos la pared antes vacía, y ahora cubierta por fotos y post-it con anotaciones.
- Siempre trabajo con una pizarra, me ayuda a tener todos los datos ordenados y a la vista. Así, cuando no avanzo, la repaso y normalmente algo sale de ahí – explicó la detective, pegando un post-it azul donde se leía "¿Conexión con el alcalde?".
Asentí. Conocía el procedimiento. Yo mismo lo hacía a veces en la pizarra digital que tenía en mi despacho. Revisé su trabajo, leyendo todas las notas y siguiendo las flechas indicadoras que unían unos hechos con otros.
- Si quieres le pedimos una pizarra real a Rob.
- Nah, da igual. Con esto me apaño. – contestó ella, garabateando rápidamente "4.00 am asalto" y pegándolo en la línea del tiempo que ya había hecho con un poco de cinta americana pegada. Se notaba que tenía experiencia y que le gustaba.
- ¿Te ayudo con algo? – pregunté, deseoso de ayudar y sentirme como un auténtico policía.
- Mmmm… ¿Por qué no haces la cena? – dijo Beckett, sonriendo burlonamente.
- Esto es discriminación, que lo sepas – protesté, mientras iba hacia la cocina con paso cansino.
Miré el desastre que era la encimera, con la pizza a medio hacer y la masa más dura que una piedra. Con un suspiro, tiré todo aquello a la basura y me dispuse a hacer una ensalada, mucho más sencillo y rápido. Cuando terminé, lo serví todo en dos bandejas y las llevé al salón, donde Beckett ya había terminado con su pizarra. Me fijé en que había añadido un espacio para los sospechosos y que, para desgracia mía, había un apartado dedicado especialmente al asesino de Alexis.
- ¿Ya está? Bien, tengo que ponerte al día en varias cosas – dijo ella en cuanto notó mi presencia. Se giró, dejando el teléfono en la mesa y sentándose en el sillón.
Le pasé su bandeja y me acomodé yo con la mía. Mientras le daba un mordisco a mi cena, esperé a las noticias. Beckett le dio un sorbo a su Sprite y comenzó a hablar:
- He hablado con mis compañeros en el NYPD. Han estado investigando a nuestro John Doe – señaló al apartado especial para mi asesino – pero como todavía no hay una identidad, ha sido algo inútil. Lo único que pueden dar por hecho es que se trata de un mercenario al que se van pasando de banda en banda y que no pertenece a ninguna específica. Va a donde el dinero vaya, básicamente. No es nada nuevo pero tendremos más cuando vayamos a la policía mañana. Recuerda que tenemos que testificar por todo lo que pasó.
Cerré los ojos momentáneamente, fastidiado. Se me había olvidado que habíamos quedado con aquel oficial tan pesado para que nos tomaran declaración por decimonovena vez. Puse los ojos en blanco y Beckett sonrió.
- O sea, que no tenemos nada. – resumí, mirando las fotos de la pared como si su fueran a poner a hablar en cualquier momento.
- Tampoco es que no tengamos nada, yo veo ahí muchos cabos sueltos – señaló con el tenedor la "pizarra" – Lo que pasa es que tu mente de escritor no los verá.
- Eh, cuidado, que yo también me monto mis pizarras para las escenas de crímenes. – me defendí.
- ¿Sí? Pues cualquiera lo diría. Encontré una cosa que está mal en tu primer libro. Ese de la detective que tiene nombre de stripper.
- ¿Nombre de qué? – exclamé, tratando de no escupir el refresco. Tragué a duras penas, luchando con las burbujas que se empeñaban en irse por el lado equivocado. - ¿Stripper, dices? ¡Nikki Heat no es nombre de stripper!
- ¿No? – preguntó ella retóricamente, alzando una ceja. – Nikki Fuego, como dicen en México. ¡Por favor!
- ¿Cómo…? – Fruncí el ceño y luego abrí mucho los ojos - ¿No me digas que estoy frente a una fan?
- ¿¡Qué?! ¡No! – intentó mentir Beckett, pero sabiéndose pillada.
- ¡Oh, sí! – Dije, emocionado – Ese detalle solo se sabe si entras en mi página oficial.
- Mentira, eso lo leí en… - se calló de golpe, quizá porque iba a revelar algo mucho peor.
Solté una carcajada, incrédulo. ¿Quién me iba a decir a mí que esa detective tan gruñona al principio se había leído todos mis libros?
- Esto es para twittearlo – bromeé.
- Ni se te ocurra – me amenazó ella. – Solo soy una seguidora del género.
- Claro, claro… Como no tienes suficiente en tu día a día, buscas más para tus tiempos libres. Y digo yo, detective, no sería más divertido salir de fiesta con su amiga la latina sexy, o con el novio…
- Uno: no vuelvas a decir "la latina sexy" por favor, como Lanie se entere la tendrás colgada al cuello lo que te queda de vida. Dos: mi vida privada es privada y hago con ella lo que quiero.
- En otras palabras, que no tienes novio y por eso te encierras en casa a leer. – resumí, buscando molestarla.
- Bueno, por lo menos no me visto de ladrón por las noches y salgo de cacería – rebatió ella.
"Uuuy, Touché" pensé.
- ¿En serio hay gente que hace eso? Wow, preséntamela que baso un libro en ellos. – bromeé, esquivando la acusación.
- ¿Te traigo un espejo y así la ves? – contestó Beckett, siguiéndome el juego.
- Ay, no. Todo quedaría eclipsado por mi belleza. Soy terriblemente atractivo, ¿no lo ves?
Beckett soltó una carcajada algo exagerada e hizo como que se secaba una lágrima de la risa. Fingí que me había dolido aquello, pero se me escapó un bostezo por el medio.
- Creo que el escritor se va a soñar un nuevo libro – dije, dejando que mi voz denotara el cansancio que realmente sentía.
- Pues dulces sueños, ladronzuelo. – contestó ella, mirando la televisión.
- Detective, la voy a denunciar por acoso.
Beckett hizo un gesto algo vulgar y sonrió. Puse cara de fingida sorpresa y me fui a la cocina a guardar mis platos.
- Buenas noches, Beckett. – dije a mi paso por el salón para subir.
- Buenas noches, Castle – contestó ella, hecha una bola en un lado del sillón y viendo algo de fantasía en la tele.
Re: In dubio pro reo [COMPLETO]
Capítulo 38:
Beckett se despertó sobresaltada por el estruendo de un coche explotando en la película que estaban echando.
Parpadeó varias veces, con la vista borrosa por el cansancio, y se dio cuenta de que se había quedado dormida en el sillón viendo una serie bastante coñazo. Se levantó poco a poco, con el cuerpo dolorido por todos los bultos que tenían los cojines de aquel viejo sillón. Cuando coincidiera, tendría que hablar seriamente con el alcalde sobre cambiarlo por uno más cómodo.
Notando que el moño que se había hecho para cenar se le había deshecho totalmente y ahora era una maraña de rizos castaños colgando sin sentido, se quitó la goma que lo sujetaba y lo dejó caer contra su espalda, cosquillitas recorriendo su piel con el contacto del pelo. Apagó la televisión y se apresuró a subir las escaleras. Nunca le había gustado estar por la casa, de noche, y a oscuras. Tenía la sensación de que detrás de todas las esquinas había algún loco maníaco a lo Freddy Krueger que la atacaría por la espalda. Podía parecer una tontería, pero, al fin y al cabo, ¿no tenemos todos una fobia tonta? Pues esa era la de la detective.
Abrió la puerta de su habitación, la cual Castle debía de haber dejado entrecerrada, solo para volver a dejarla como estaba y dirigirse al baño para lavarse los dientes. No sabía qué hora era pero si se acostaba con los dientes sucios luego se despertaba con un sabor de boca asqueroso. Beckett se cepilló a conciencia, con los ojos casi cerrados por culpa de la luz y el sueño, y luego cruzó el pasillo casi a la carrera, no sintiéndose segura hasta que cerró la puerta de la habitación tras su espalda. Dejó escapar un suspiro casi imperceptible y fue a la cama.
Pero entonces se encontró con un nuevo problema.
Castle se habría quedado dormido en su lado, pero, acostumbrado a tener la cama para sí solo, se había expandido en sueños y ahora estaba en diagonal, ocupando ambos lados. La sombra de una sonrisa apareció en los labios de Beckett, que giró la cabeza para verle dormir, con una postura tan rara que a veces se le escapaban suaves ronquidos. Un bostezo de la detective interrumpió el momento, y ésta se inclinó sobre Castle para despertarle.
- Castle – susurró, moviéndole suavemente el hombro.
El escritor dejó escapar un gruñido y se movió un poco, todavía dormido.
- Castle, venga – dijo Beckett, alzando un poco más la voz. – Castle.
Pero él no reaccionaba. Con un suspiro de pena, la detective tomó medidas drásticas.
- ¡Castle! – gritó, aun inclinada sobre él.
El escritor se despertó de golpe, asustado, y su reacción fue incorporarse en la cama. Pero Beckett estaba sobre él, así que ambos chocaron.
- ¡Auch! – exclamó la detective, frotándose la frente.
- ¿Eh? Perdón, ¿te he dado? – preguntó el, desorientado.
- No, me froto la frente porque así huelo a cerezas. – contestó Beckett, borde.
- Vale, me vuelvo a dormir que el panorama no pinta bien.
Castle se tumbó en su lado, y al minuto ya estaba otra vez dormido, como si hubiera presionado un botón del sueño. La detective sacudió la cabeza, asombrada, y quejándose todavía del golpe, se dejó caer en la cama. Cerró los ojos, con cansancio, notando como el mundo de los sueños tiraba de su cuerpo, reclamándolo. Se dejó llevar, flotando, ingrávida.
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-
Algo me estaba haciendo cosquillas. En la nariz. Y, o dejaba de respirar, o me apartaba de lo que me estaba molestando. Pero estaba tan cómodo que daba pena moverse… Ahora mismo no notaba mi cuerpo, solo la nariz.
Sin embargo, había algo raro. Algo en mi cabeza que no encajaba, y que podría tener que ver con la detective. ¿Qué…? Abrí los ojos, asustado, pensando lo que no era. Yo no recordaba haber… No. No podía ser eso. Con alivio, comprobé que estaba vestido con mi pijama. Dejé escapar un suspiro, y entonces algo se movió en mi campo de visión, haciéndome cosquillas otra vez. Moví la nariz en círculos y enfoqué la vista, aun algo dormido. Parpadeé varias veces, notando que tenía legañas. Me froté los ojos cual niño pequeño y miré que era lo que me molestaba.
El pelo de Beckett.
Aún recordaba el tacto sedoso de éste en nuestra noche de fiesta. Y deseaba volver a tocar aquellos rizos rebeldes, pero no era el momento ni el lugar. Tampoco era plan de parecer el loco de los Ángeles de Charlie… Era tentador pero no tanto. Me di la vuelta para huir de ello, pero me encontré con la luz de las ventanas dándome en la cara. Así iba a ser imposible dormirse. Volví a girarme al otro lado, y entonces una voz ronca me sobresaltó.
- Castle, para quieto – murmuró Beckett.
- Perdón – susurré.
Tuve una gran sensación de dèja-vù pero no lograba recordar porqué. Tenía la sensación de que ya me había disculpado con la detective hace poco. Fruncí el ceño, tratando de recordar…
- ¿Te pegué anoche? – pregunté, con miedo de la respuesta.
Beckett soltó un suspiró y se giró, quedándonos cara a cara. Buscó mis ojos, aun algo somnolienta.
- Algo así, pero fue sin querer.
- Perdón – repetí por tercera vez en unas horas.
- Nada, en realidad fue mi culpa. Tú estabas plácidamente dormido ocupando toda la cama y traté de despertarte suave – un bostezo interrumpió la historia de Beckett y ésta se tapó la boca, frotándose los ojos luego. Parecía un gatito – Pero el señorito no hacía caso así que te grité. Y te asustaste… - otro bostezo – Entonces se incorporaste sin saber que yo estaba ahí y chocamos.
- Perdón.
- Pareces un disco rayado – se quejó Beckett, con los ojos llorosos por el sueño.
Abrí la boca para decir para disculparme pero caí en que sería volver a repetirlo y me callé. Se me escapó una sonrisa que fue correspondida por ella. Y entonces fuimos conscientes de que estábamos cara a cara, en la misma cama, manteniendo una conversación tan tranquilamente. Casi pude ver como la misma muralla de ayer volvía a alzarse tras los ojos verde avellana de la detective, y dejé que un suspiro se escapara de mis labios mientras me levantaba lentamente. Beckett carraspeó, se rascó la cabeza y fue a vestirse.
- Tenemos que ir a la comisaria.
- Lo sé, lo sé – dije, rebuscando en la maleta.
- Solo lo recordaba – contestó ella, antes de salir de la habitación con la ropa en una mano.
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-
- Señor Castle, siéntese – pidió el mismo policía que me había tomado declaración la noche del ataque en casa de alcalde.
Conteniendo un gruñido, tomé asiento en aquel mullido sillón y esperé la ronda de preguntas.
- La otra noche identificó a uno de los atacantes como "el que mató a Alexis", ¿correcto? – preguntó el policía, leyendo de la libreta.
Asentí, sin ganas de tener que pasar por aquello. Otra vez.
- ¿Qué ocurrió? ¿De qué le conoce?
- Como ya sabrá, detective… - busqué una placa o algo donde leer el nombre pero no había nada.
- Slaughter. Detective Slaughter – dijo él.
- …Slaughter, fui atacado en mi casa hará 3 años. Mi hija murió aquella noche.
- Aja – asintió el detective mientras apuntaba en aquella libretita. – Así que el John Doe que ahora mismo reposa encima de la mesa del forense es el mismo que mató a su hija 3 años atrás. Y el mismo que atacó a su amigo el alcalde de New York.
- Eso parece.
- Muy bien, señor Castle. Parece evidente que alguien tiene algo en contra suyo. ¿Tiene usted enemigos?
Se me escapó una carcajada y a modo de recompensa recibí una mirada de fastidio del detective Slaughter.
- Oiga, soy un escritor multimillonario. Créaselo o no, en mi carrera hay mucha competencia.
- ¿Ha recibido amenazas últimamente?
- ¿Quiere echarle un vistazo a mi fan mail? Tengo desde locas que saben cuándo voy al baño hasta locas que quieren matarme. Ser famoso es lo que tiene, supongo. – dije, la verdad es que era la parte que más odiaba de ello. Y los paparazzi.
- Comprendo… - me miró fijamente, quizá considerando si confiar en mi palabra o no. Puse cara de inocente, a ver si colaba.
- Mire, el asesinato de mi hija fue un ajuste de cuentas. Fue mi culpa. Y desde entonces me he mantenido fuera del radar de esas personas, me he dedicado a escribir y aparecer en los eventos necesarios para promocionar mis libros. Creo que lo del John Doe este ha sido una simple coincidencia.
- Ya. ¿Considera mantenerse fuera del radar a esto? – preguntó el detective, tirando el periódico encima de la mesa que nos separaba. Miré, curioso, y vi que se refería al artículo de Josh Davidson.
- Arg… - aparté la vista, empujando el periódico de vuelta a su dueño - ¿Se puede poner una orden de alejamiento a un paparazzi? – pregunté.
- ¿Qué opina su compañera? – inquirió Slaughter a su vez, sonriendo de lado cuando me vio palidecer.
- Sé que no hemos empezado con buen pie pero… Le agradecería enormemente que no se lo enseñara. Fue caso aislado y no quiero que la juzguen por él.
Él detective se encogió de hombros y guardo el periódico.
- La detective Beckett es de las mejores en New York. ¿Qué hace trabajando con un escritor?
- Condiciones del alcalde. Él quería mi colaboración en este caso. – me encogí de hombros.
- ¿Cómo escritor o extraoficialmente?
- Yo no soy periodista. Si puedo usar algún detalle de lo que ocurra en un libro y Rob me deja, pues lo usaré. Pero nunca se me ocurriría distorsionar la realidad.
- Claro, claro… - El detective Slaughter le dio un sorbo a su taza de café y miró su libreta con el ceño fruncido – Creo que eso es todo.
- ¡Bien! – exclamé, relajándome.
Nos levantamos ambos y abrí la puerta de la salita. Estaba a punto de salir cuando me llamó el detective:
- ¿Señor Castle? ¿Por qué le acusó la detective de robo?
Cerré los ojos, de espaldas a él, y pensé en posibles contestaciones.
- Verá… La detective Beckett y yo tampoco comenzamos con buen pie.
- Ah… Comienzo a ver un patrón.
Fruncí el ceño, y en lo que tardé en descifrar ese comentario jocoso, Slaughter pasó por mi lado y se despidió con un gesto de la mano. Me apoyé contra el marco de la puerta, molesto. ¡Se había metido conmigo! Me maldije interiormente por no haber sido lo suficientemente rápido para contestarle.
Re: In dubio pro reo [COMPLETO]
Capítulo 39:
- ¿Castle? – peguntó Beckett, sobresaltándome.
Tapé la hoja en la que me había dedicado a garabatear y giré el taburete para mirarla.
- ¿Ya? – bajé de un salto y me apresuré para ponerme a su altura.
- Sí, ya hemos terminado aquí. – respondió, caminando hacia el ascensor.
- ¡Genial! No me gustan las comisarias.
- ¿Mucho tiempo pasado en ellas? – preguntó ella, con una sonrisita de suficiencia.
Sabía que se refería a cuando me estuvo persiguiendo por los robos, pero yo me desvié a todo el tiempo pasado después de la muerte de Alexis. Todo me llevaba a aquel suceso.
- No sabes cuánto – murmuré.
Beckett se dio cuenta de que había metido la pata y apretó los labios, formando una fina línea. Presioné el botón de bajada en el ascensor, y justo cuando las puertas se estaban cerrando, una mano estirada se interpuso entre ellas y el detective Slaughter entró. Cuando vio quienes estábamos dentro su cara fue una mezcla de fastidio y algo de lascivia. Me dio ganas de vomitar…
- Hola de nuevo, detective – saludé, tratando de que éste desviara su atención de Beckett. Pero ella no me ayudo.
La detective estiró su mano, estrechando la de Slaughter con una sonrisa.
- Soy Beckett.
- Yo Slaughter.
- ¡Y yo Castle! – bromeé, recibiendo sendas miradas de fastidio.
- Quería preguntarle si es posible que mantuviéramos el contacto sobre cualquier detalle referente a esta investigación. Me sería bastante útil para mi caso – pidió Beckett.
- Primero, tutéame. Los compañeros de profesión son como de la familia para mí.
"Excepto que tú te acostarías con tu familia" pensé amargamente.
- Segundo – continuó Slaughter – Sería un auténtico placer ayudarte.
- ¡Genial! – Beckett sonrió ampliamente, y le entregó una tarjeta al detective – Ahí viene mi e-mail, siempre estoy disponible por ahí.
- ¿Y si necesito llamarte? – preguntó él. Carraspeé, tratando de aguantar las ganas de vomitar. Era repelente.
Beckett le dio la vuelta a la tarjeta y garabateó su número antes de volver a entregársela a Slaughter.
- Perfecto, pues.
Afortunadamente, las puertas se abrieron en ese momento y pudimos salir del ascensor. Me situé al lado de la detective, y nos dirigimos ambos a la salida. Aun pudimos oír como el detective Slaughter se paraba a medio camino para responder una llamada telefónica. Yo ya estaba casi saliendo por la puerta cuando la mano de Beckett me agarró el brazo. Me paré de golpe, mirando su mano y deleitándome de aquel contacto. Entonces, la miré a ella con cara interrogativa.
- ¡Slaughter! – llamó Beckett.
Éste se giró, con el móvil aun en la mano. Pulsó un botón en la pantalla y se acercó a nosotros. La detective tiró de mí, aun sin soltarme, y yo la seguí cual perrito faldero.
- ¿Esa llamada era sobre el John Doe que nos atacó?
- Sí, bueno, sobre todos los muertos de aquel asalto. Mi forense ya tiene las autopsias listas.
- ¿Podemos acompañarte? – preguntó ella. Yo abrí mucho los ojos y traté de llamar su atención pero pasó de mí olímpicamente.
- Un placer – Slaughter me guiñó un ojo a espaldas de Beckett.
- ¿Beckett? ¿Podemos hablar un momento?
- No – contestó ella.
- Sí – dije, cambiando puestos. Ahora era yo el que la agarraba y tiraba de ella.
La arrastré hasta un lugar más apartado y me enfrenté a su cara de molestia.
- ¿Es necesario trabajar con él? – siseé.
- ¿Qué problema tienes? – contestó ella en el mismo tono.
- Es obvio. Este tío es un capullo y, o no has visto cómo te mira, o no te importa.
- ¡Arg, Castle! Déjate de celos y céntrate. Necesitamos acceso a todo lo que haya sobre este caso, y la mejor forma es aliarse con el que lo lleva. Hazme caso.
- Pero… - intenté decir.
- No. Vamos a colaborar con él. Y si no te gusta ya sabes dónde tienes la puerta. – dijo ella, mirándome fijamente.
Le sostuve la mirada un rato pero al final me di por vencido. Volvimos a donde estaba el detective, mirando impaciente el reloj.
- ¿Todo bien? Bien, porque tengo algo de prisa. – preguntó y contestó él, sin darnos opción a replicar.
Resoplé por lo bajini y puse los ojos en blanco. Nos dirigimos a la morgue, y por el camino podría decirse que Slaughter me abordó.
- ¿Tienes algo con Beckett? – preguntó en voz baja.
Yo tragué saliva y la miré. Ella iba por delante, hablando por teléfono.
- ¿Qué? ¡No!
- Pues lo parece.
- Pues no.
- Bien, porque estoy interesado, y si tratas de ponerme alguna traba que sepas que tengo en mi poder cierto artículo del que ella no tiene noción.
Apreté los dientes tan fuerte que creo que rechinaron. El detective sonrió y, tras darme unos golpecitos en el hombro, le indicó a Beckett que entrara por la siguiente puerta a la derecha.
La fuerte luz blanca me hizo daño en los ojos. Parpadeé varias veces tratando de adaptarme y me di cuenta de que era el único con problemas para ver. El resto de los presentes estaba acostumbrado. El olor a cadáver también era algo molesto pero con respirar por la boca todo estaba solucionado. Cuatro cuerpos descansaban en camillas metálicas, tapados por una sábana azul pálida.
- Tu madre se olvidó de enseñarte la puntualidad, Slaughter – comentó un hombre mayor, sin levantar la vista del pecho que estaba cosiendo.
Me tragué la sonrisa y tuve la sensación de que aquel hombre me iba a caer bien.
- Tenía visita, Permutter – se disculpó Slaughter con cara de desagrado.
El forense levantó la vista del cadáver y reparó en nuestra presencia. Con parsimonia, cortó el hilo sobrante y dejó la aguja encima de una bandeja con todos sus aparatejos. Se quitó los guantes manchados de sangre y estrechó la mano de Beckett.
- Perdone mi mala educación, señorita. Señor. – me saludó con una inclinación de cabeza.
- Nada – dije yo, sonriendo.
- Permutter a su servicio. – dijo el hombre, haciendo una burlona reverencia.
- Beckett, Detective Kate Beckett.
- Yo soy Castle. – me presenté.
- No me suenan vuestros nombres, ¿deberían? – preguntó.
- No, yo trabajo en el NYPD, departamento de Robos. – contestó Kate, con una sonrisa. A ella también le caía bien aquel peculiar hombre.
- Aaah… Esto le pilla algo lejos.
Tanto Beckett como yo nos encogimos de hombros a la vez, hecho que no pasó desapercibido para ninguno de los allí presentes, con la excepción de los cadáveres.
- ¿Y usted? Castle sí me suena familiar… No sé dónde lo he leído recientemente…
- Puede que en periódico – apuntó Slaughter. Beckett entrecerró los ojos y me miró fijamente.
- Soy un famoso escritor allí en New York, tengo una buena lista de best-sellers en librerías de todo el mundo, y a veces hacen reportajes sobre mí. – expliqué, tratando de distraer.
Permutter asintió, todavía con cara pensativa.
- ¿Debo entender que van a acompañar al Detective Slaughter en este caso?
- Algo así – contestó Beckett.
- Bien, pues lo lamento sinceramente.
Carraspeé para disimular la risa e hice como que inspeccionaba la morgue cuando Slaughter me fulminó con la mirada.
- ¿Qué tienes?
- Para empezar, la identidad de estos cuatro hombres aquí presentes. – el forense se acercó a su mesa y cogió las carpetas correspondientes a los cadáveres. – Ahora podrán dejar de llamarse Desconocidos.
Miré por encima del hombro de Beckett las fichas policiales de las víctimas. Todas habían estado en la cárcel por asaltos a mano armada, posesión de droga y delitos varios. Pero ninguno tenía antecedentes relacionados con muertes. Ni siquiera Petrov Kovitski, el ucraniano que había matado a Alexis. La detective se giró para mirarme y me encontró muy cerca, quizá demasiado para que ella estuviera cómoda. A pesar de todo, mantuvo mi mirada unos segundos.
- ¿Estás bien? – preguntó en voz baja.
- Voy tirando – contesté en el mismo tono, con una sonrisa triste.
Ella asintió, cerró la carpeta y me la pasó para que pudiera leerla. Pude notar la mirada de Slaughter fija en nosotros, pero le ignoré totalmente. Pensaba actuar como si fuera una mosca cojonera, si se me acercaba la espantaría. Si me molestaba demasiado, sacaría el matamoscas.
Permutter seguía con su perorata científica, hablándonos del contenido de los estómagos y de que uno de ellos estaba bastante excitado. Beckett hizo una mueca cuando escuchó ese dato y el forense se dio cuenta, así que evitó ese tema.
- Permutter, ¿tienes algo útil? – preguntó Slaughter con voz de exasperación.
- Define útil.
El detective resopló y yo contuve una sonrisa.
- En la jerga detectivesca, algo que les ayude a coger al asesino – dije.
- Entonces, puede que sí. – contestó el forense, haciendo que la atención de todos se centrara súbitamente en él.
Re: In dubio pro reo [COMPLETO]
Capítulo 40:
- ¿Tienes algo que nos ayude a pillarlo? – volvió a preguntar Slaughter, quizá para asegurarse.
- Sí – contestó Permutter con voz cansina – No estoy sordo.
- Eso ya lo sé, pero… - el detective decidió que era mejor callarse y dejó que su voz se apagará.
- ¿Qué encontró? – inquirió Beckett, totalmente centrada.
- Verá, cuando estaba a punto de hacer la segunda autopsia me di cuenta de que necesitaba limpiar un poco al pobre hombre porque tenía restos de paja y arena, además de una cantidad importante de sangre en la cara por culpa de una nariz rota.
"Culpable" pensé. Permutter se estaba refiriendo a aquel al que le di de puñetazos hasta que me harté. Aquel que había tratado de violar a Beckett. Ésta se estremeció cuando estableció las mismas conexiones que yo acababa de hacer, y me acerqué a ella para darle un cariñoso apretón en el brazo. La detective respiró hondo y se encerró en aquella bola, dejando los sentimientos personales fuera.
- Así que le tumbé en la ducha y comencé a quitarle la porquería. A parte de notar que estaba con unos niveles de testosterona bastante altos, pude apreciar que tenía una marca bastante peculiar en un brazo, un tatuaje. Podría haberlo pasado por alto si no fuera porque mi mente privilegiada se dio cuenta de que ya lo había visto antes. Así que le saqué varias fotos y las metí en las bases de datos, para ver si algo saltaba.
Mientras relataba su hallazgo, el forense había bajado la sábana del tercer cadáver. Pude apreciar la torcida y algo hundida nariz del hombre al que había matado. Permutter sacó el brazo derecho de la víctima y lo giró de forma que la luz incidiera sobre una pequeña marca hecha con tinta en la parte interior del bíceps. Eran dos rombos, uno pegado al otro, de tal forma que si lo mirabas horizontalmente parecía un infinito pero sin los bordes redondeados.
- Yo conozco ese signo – dije, frunciendo el ceño, tratando de recordar donde lo había visto.
Seis pares de ojos centraron su atención sobre mí.
- Lo crean o no, es bastante conocido, solo que la gente no suele fijarse porque va detrás de las letras. – comentó Permutter.
- No sé si me lo estoy inventando o no, pero creo que es…
- Una marca de vinos – me interrumpió Beckett.
Nos quedamos unos segundos en silencio, rebuscando en nuestras mentes para el nombre. Entonces, nos miramos y ambos dijimos a la vez:
- ¡Plantación!
Tres sonrisas iluminaron la habitación, mientras que Slaughter, apoyado contra una camilla, nos observaba atentamente.
- Exactamente. Y como supongo que sabréis, el dueño de Plantación es un conocido mafioso, solo que nunca se consiguieron pruebas para demostrarlo porque siempre usa secuaces para todos los trabajos sucios…
Beckett asintió, pero yo no lo sabía. ¿El dueño de una de las marcas de vino más famosas de Barbados era un mafioso conocido? Wow, eso era toda una revelación. Aunque con toda la lógica del mundo.
- …Y a esos secuaces les marca. – finalizó Permutter.
- Es como un ritual de iniciación, los mismos que hacen en algunas universidades. – Intervino Slaughter, acercándose a donde estábamos – Solo que en vez de hacer los míticos trucos de quemarse las palmas con cigarrillos o ir desnudo por el campus, tienes que completar una misión satisfactoriamente. Una vez superada, te marcan para que sepas a donde perteneces.
- ¿Estás diciendo que el dueño de Plantación es el que ha ordenado el ataque al alcalde? – pregunté, extrañado.
- No. – Contestó Beckett – Lo más probable es que prescindiera de él – señaló al cadáver – o que éste trabajara en dos bandos.
- O sea, que vamos rumbo a la casa del mafioso para preguntarle por uno de sus secuaces. Esto parece de película.
- No vamos a ir a ningún lado – dijo Slaughter.
Beckett frunció el ceño y le miró, desconcertada. Yo enarqué una ceja y esperé para ver el espectáculo.
- ¿Cómo qué no?
- Pues como que no. No tenemos nada más que un viejo tatuaje, y, como bien has dicho, pudo haber prescindido de él. Lo más probable es que ni siquiera se acuerde de su nombre.
- ¿Y ya está? – Preguntó Beckett, enfadada - ¿Eso es todo? ¿Cómo pudo prescindir de él no vas a ir hasta allí y, por lo menos, sacas algo en claro? Puede que alguien sepa a donde fue después, quien le contrató, si tenía familia…
- Bonita – dijo Slaughter, acercándose a la detective y cogiéndola por la barbilla. Permutter puso una mano en mi brazo cuando iba a apartar a ese de un empujón – Esto no es New York. Aquí nadie sabe nada nunca.
Beckett apartó al detective de un empujón.
- Pues por lo menos, lo habré intentado. Vámonos, Castle.
Le lancé una mirada fulminante a Slaughter, la mejor que tenía, y luego hice un gesto de despedida a Permutter. Para cuando quise darme cuenta, tuve que correr tras la detective porque había salido escopetada de allí. Entré justo a tiempo en el ascensor y pude ver su cara de enfado.
- Tenías razón. – aceptó con resignación. – Es un gilipollas.
- Deberías hacerme caso más a menudo, ¿sabes? Tengo un sexto sentido con las personas, y pocas veces se equivoca.
- Sí, y eres un ladrón redomado.
- ¿Ya estamos otra vez? – pregunté, algo molesto.
- Es que ahora tengo pruebas – dijo Beckett, con una sonrisa, señalando las carpetas policiales que todavía llevaba yo en los brazos.
- Mierda… - mascullé, palideciendo. - ¿Me pueden detener por esto?
La detective soltó una carcajada y me las cogió.
- Tranquilo, yo soy policía – me guiñó un ojo y salió del ascensor.
Tardé unos segundos en reponerme y la seguí con paso apresurado.
- Castle, deja de actuar como si acabaras de robar el diamante más caro del mundo.
- No estoy… - protesté.
- Estás mirando para todos lados como si fueran a salir una partida del SWAT de cualquier esquina y te fueran a llevar a Guantánamo. – dijo ella, haciendo que me diera cuenta de que realmente estaba esperando a que alguien gritara "¡Apresadlo!".
- Es que… ¡estamos robando archivos policiales! – mascullé, de forma que solo ella pudiera oírme.
- El detective Slaughter aceptó nuestra colaboración, y eso conlleva compartir datos. Si cualquiera nos pregunta, usas esa excusa y no te dirán nada. Y si no les vale, ahí es cuando salimos corriendo.
- Vaya, vaya. Detective Beckett, no sabía yo que era una malosa. – bromeé.
- Y yo pensé que eras mejor ladrón.
- Nunca he robado en una comisaria llena de policías. Creo que es el sueño frustrado de cualquier ladrón, poder salir por la puerta de una comisaria con algo que no es tuyo y enfrente de las narices de millones de uniformados.
- Siempre hay una primera vez para todo, ¿no? – preguntó ella retóricamente, alzando las cejas.
Sacudí la cabeza, incapaz de creerme que aquello estuviera pasando. Tampoco es que estuviéramos robando gran cosa pero ya se sentía genial eso de estar pasando las puertas de la comisaria, bajando los escalones principales, con unos archivos policiales en la mano, y que nadie dijera nada.
Llegamos al aparcamiento y, entonces, Beckett se paró. Casi choco contra ella por ir en mi mundo, pero me frené justo a tiempo.
- ¿Qué pasa? – pregunté, mirando a nuestro alrededor.
- Necesito un coche. – dijo ella, arrugando la nariz mientras pensaba.
- ¿No te sirve mi moto?
- No, es poco práctica.
- Me ofendes diciendo eso – fingí que me dolía el comentario, pero tenía razón.
- ¿Conoces algún sitio donde se alquilen coches? – preguntó Beckett, mirándome fijamente.
- ¿Alquilar? ¿¡Qué dices?! Rob tiene un Jeep abandonado en su garaje.
- Es que siento que es abusar.
- Nah, mujer, se lo pido yo y ya está. – dije, haciendo un gesto con la mano para restarle importancia.
Beckett asintió, todavía algo dubitativa. Con el labio inferior atrapado entre los dientes, recorrió con la mirada el aparcamiento. Yo me dediqué a observarla y dejarla pensar.
- Vale. Esto es lo que haremos: cogemos el Jeep en casa del alcalde y llamo a mis compañeros para que me den ciertos datos e investiguen un poco, ya que el detective Slaughter no va a mover un solo dedo.
- Me parece bien – comenté, asintiendo cual figurita de adorno que se pone en los coches.
- ¿Dónde dejaste la moto? – Beckett giró sobre sí misma y la localizó al fondo, entre dos coches patrulla.
Al llegar a ella, saqué las llaves del bolsillo y las dejé balancearse en mi dedo índice, sugerentemente.
- ¿Hoy estás en condiciones? – pregunté, haciéndolas sonar.
- Sí pero no – contestó ella, abrochándose el casco.
- ¿Qué?
Beckett suspiró, con cierta molestia, y supe, sin lugar a dudas, lo que me iba a contar.
- No sé conducir una moto. ¿Contento?
- Yo pensé que… - empecé a decir.
- Mi padre tenía una pero no pudo enseñarme. – me atajó ella, un poco cortante.
- Vale… - me quedé en silencio unos segundos y luego levanté la cabeza como en un momento de inspiración divina. – ¡Yo te enseñaré!
Beckett soltó una carcajada algo burlona.
- Claro… Muy Crepúsculo todo… Gracias pero no estoy interesada.
- Oh, venga, veo la forma en que la miras. Te encantaría aprender. – dije, remarcando la palabra.
- Sí, pero no contigo.
- ¿Por qué no? – pregunté, poniendo morritos.
Beckett abrió la boca para decir algo pero se lo pensó mejor y se lo calló. Me miró fijamente durante unos segundos y al final suspiró, resignándose.
- Está bien.
- ¡Yujuuuu! – grité. Y entonces solté el freno y salimos disparados dirección: la casa de Rob.
¡Estoy es todo por hoy!
¡Espero que os guste!
Re: In dubio pro reo [COMPLETO]
Gustarme???? me ha encantadoooooo, cuando vuelves a hacer lo mismooooo????? por mí no hay problema, tengo tiempo de sobra para dedicarlo a seguir y más si es una historia tan atrayente como ésta, jajajajaja De verdad que me tienes atrapada, y no veo por dónde quiere salir Kate, no la veo tan segura como quiere aparentar, ese muro él lo está estudiando con mucho interés. No se porqué creo que voy a tener mucha suerte, y va a conseguir escalarlo, como hace con todos los obstáculos que encuentra cada vez que tiene algún trabajito especial, jajajajaja
Lo que me preocupa un poco es la nueva fase de frialdad que ha adoptado Kate frente a él. Pero tampoco me hace gracia que él no tenga aún claro que Kate lea el informe de la muerte de su hija. Creo que esto amerita otra noche como la primera que pasaron bailando, bien cargaditos de alcohol, claro que en el momento en el que ella vea la foto del periódico, no se yo si no le va a dar un tiro, jajajajajaja y me quedo sin bailecito sensual, jajajaja Pero por otro lado veo muchas posibilidades con el tema de enseñarla a conducir la moto, ahí creo que es donde Castle tiene que atacar con toda la artillería, para hacer desaparecer tanto muro y tantas dificultades, jajajaja. Muy bueno lo de Permutter parando a Castle, él ha intuido que la detective, no se iba a dejar acosar por el idiota ese de Slaughter, menudo baboso, jajajajaja. Y Castle tiene que aprender a confiar en ella, y no pensar que es débil, sabe muy bien protegerse de gilipollas como ese o peores, jajajaja es una profesional entrenada y preparada para cualquier imprevisto, aunque la pillaran en fuera de juego, pero claro para eso está Castle, y es lo que hacen los compañeros, protegerse unos a otros, jajajajaja
Sigue pronto que lo has dejado más pronto de lo que me hubiera gustado a mí, casi que se me ha pasado en un suspiro y me quedé con la miel en los labios, relamiéndome como mis gatos, jajajajajaja
BEROTESSSSSSSSSSSSSSSSS
Lo que me preocupa un poco es la nueva fase de frialdad que ha adoptado Kate frente a él. Pero tampoco me hace gracia que él no tenga aún claro que Kate lea el informe de la muerte de su hija. Creo que esto amerita otra noche como la primera que pasaron bailando, bien cargaditos de alcohol, claro que en el momento en el que ella vea la foto del periódico, no se yo si no le va a dar un tiro, jajajajajaja y me quedo sin bailecito sensual, jajajaja Pero por otro lado veo muchas posibilidades con el tema de enseñarla a conducir la moto, ahí creo que es donde Castle tiene que atacar con toda la artillería, para hacer desaparecer tanto muro y tantas dificultades, jajajaja. Muy bueno lo de Permutter parando a Castle, él ha intuido que la detective, no se iba a dejar acosar por el idiota ese de Slaughter, menudo baboso, jajajajaja. Y Castle tiene que aprender a confiar en ella, y no pensar que es débil, sabe muy bien protegerse de gilipollas como ese o peores, jajajaja es una profesional entrenada y preparada para cualquier imprevisto, aunque la pillaran en fuera de juego, pero claro para eso está Castle, y es lo que hacen los compañeros, protegerse unos a otros, jajajajaja
Sigue pronto que lo has dejado más pronto de lo que me hubiera gustado a mí, casi que se me ha pasado en un suspiro y me quedé con la miel en los labios, relamiéndome como mis gatos, jajajajajaja
BEROTESSSSSSSSSSSSSSSSS
agecastbet- Escritor - Policia
- Mensajes : 2971
Fecha de inscripción : 27/12/2012
Localización : En la colina del loco - Madrid
Re: In dubio pro reo [COMPLETO]
Vaya adelanto asi da gusto, me gusta como avanza la historia, pero estoy deseando que Kate se entere de lo de Alexis y le de un toque mas personal a la investigación. Muchas gracias por estos capitulo y sigue pronto please
erikal- Actor en Broadway
- Mensajes : 153
Fecha de inscripción : 21/07/2013
Re: In dubio pro reo [COMPLETO]
Ala, me han encantado todos los capítulos. Ya sabemos el por que Castke se comporta así, pero seguimos sin saber lo que le ha pasado a Beckett para su comportamiento.
Deseando leer esas clases para aprender a montar en moto.
Deseando leer esas clases para aprender a montar en moto.
Yaye- Escritor - Policia
- Mensajes : 1751
Fecha de inscripción : 05/06/2012
Localización : Huelva
Re: In dubio pro reo [COMPLETO]
cada vez mas genial este fic! ese nuevo detective niun brillo! continua protno porfis me tienes intrigada!
cururi- As del póker
- Mensajes : 447
Fecha de inscripción : 15/03/2013
Edad : 36
Localización : World Citizen
Re: In dubio pro reo [COMPLETO]
Explícame por favor como consigues que después de leer 4 capítulos de golpe, todavía necesite más. Menudo subidón me dio al entrar y ver que habías actualizado, ¡eres una crack!
El problema es que en cuatro capis pasan muchas cosas y mi lenta cabecita no sabe ahora por donde empezar a comentar jajajaja Muy buena la manera en que detallas como se siente Castle con lo del informe de Alexis, como se ve a si mismo y el miedo que tiene una vez más a sentirse rechazado y abandonado, esperemos que con el tiempo y con ayuda(de Beckett a poder ser ) consiga deshacerse de ese sentimiento de culpa, porque vivir así es una tortura
Más cosas, Slaughter, que es rematadamente idiota y que me cae mal, no como Permutter, que me cae mejor aquí que en la serie jajajaja Muy cómica la escena de Beckett y Castle "robando" los archivos policiales, ¡vaya par! Y menos mal que ella se dio cuenta de lo estúpido que es Slaughter, esperemos que ahora él no se enfade por el plantón y le enseñe el articulo, porque sino Castle saldrá mal parado de todo esto jajajaja
"- Mi padre tenía una pero no pudo enseñarme. – me atajó ella, un poco cortante.", más datos reveladores sobre lo ocurrido en el pasado de la detective, poco a poco vas dejando caer cosas, tanto del uno como del otro, y eso está bien porque nos haces pensar y nos mantienes enganchados, a ver que más cosas nos vas revelando para conocerles mejor
Y poco más voy a decir, sólo recordarte que eres una pedazo artista, y que aquí me tienes fiel a tus historias
El problema es que en cuatro capis pasan muchas cosas y mi lenta cabecita no sabe ahora por donde empezar a comentar jajajaja Muy buena la manera en que detallas como se siente Castle con lo del informe de Alexis, como se ve a si mismo y el miedo que tiene una vez más a sentirse rechazado y abandonado, esperemos que con el tiempo y con ayuda(de Beckett a poder ser ) consiga deshacerse de ese sentimiento de culpa, porque vivir así es una tortura
Más cosas, Slaughter, que es rematadamente idiota y que me cae mal, no como Permutter, que me cae mejor aquí que en la serie jajajaja Muy cómica la escena de Beckett y Castle "robando" los archivos policiales, ¡vaya par! Y menos mal que ella se dio cuenta de lo estúpido que es Slaughter, esperemos que ahora él no se enfade por el plantón y le enseñe el articulo, porque sino Castle saldrá mal parado de todo esto jajajaja
"- Mi padre tenía una pero no pudo enseñarme. – me atajó ella, un poco cortante.", más datos reveladores sobre lo ocurrido en el pasado de la detective, poco a poco vas dejando caer cosas, tanto del uno como del otro, y eso está bien porque nos haces pensar y nos mantienes enganchados, a ver que más cosas nos vas revelando para conocerles mejor
Y poco más voy a decir, sólo recordarte que eres una pedazo artista, y que aquí me tienes fiel a tus historias
Re: In dubio pro reo [COMPLETO]
Muy bueno, me encanta. Continua pronto.
_Caskett_- Escritor - Policia
- Mensajes : 2936
Fecha de inscripción : 22/01/2013
Localización : en un mundo feliz
Re: In dubio pro reo [COMPLETO]
Diooosss sigueeeee
castle&beckett..cris- Escritor - Policia
- Mensajes : 5471
Fecha de inscripción : 20/03/2011
Edad : 33
Localización : Menorca..I LOVE NEW YORK..NYPD..RICK CASTLE & KATE BECKETT
Página 8 de 20. • 1 ... 5 ... 7, 8, 9 ... 14 ... 20
Temas similares
» If only (COMPLETO)
» Beckett, what do you want ? Nuevo capitulo!! (Cap. 6, 1ºra parte)
» Fui..... sin saber lo que pasaría.
» Mirame.. Cap 9 (Completo)
» Eslabones en la cadena [Completo]
» Beckett, what do you want ? Nuevo capitulo!! (Cap. 6, 1ºra parte)
» Fui..... sin saber lo que pasaría.
» Mirame.. Cap 9 (Completo)
» Eslabones en la cadena [Completo]
Foro Castle :: OffTopic :: Fan Fics
Página 8 de 20.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.