In dubio pro reo [COMPLETO]
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Re: In dubio pro reo [COMPLETO]
Capítulo 41:
Frené quizá un poco bruscamente en la entrada a la mansión de Rob. Apagué la moto enseguida, oyendo la gran puerta de hierro cerrarse a nuestras espaldas. Bajé despacio, con cuidado de no darle a Beckett, y me desembaracé del casco con ganas.
- ¡Por fin! – exclamó ella mientras se sacaba el suyo.
Vi cómo se recogía esos rebeldes rizos en un moño alto, resoplando cuando un mechón le cayó en los ojos. Era adorable… Carraspeé y aparté la mirada rápidamente, antes de que ella se diera cuenta y volviera a subir aquella barrera de protección. Aunque ese muro tenía una razón que yo todavía no había descubierto, y por lo tanto no sabía cómo contrarrestarlo, comprendía que a la detective le era útil a veces. Yo también había construido uno tiempo atrás, pero supe cuando era el momento de derrumbarlo. Esas murallas te protegen, es cierto, pero también hacen que te quedes estancado en el pasado.
- ¡Tío Rick! – gritó Jace, corriendo hacia nosotros con un dinosaurio de juguete en una mano.
- Hola, enano – saludé, revolviéndole el pelo.
- ¿Otra vez aquí? – inquirió él, sonrojándose cuando Beckett le saludó con una mano.
- Ya ves…
El niño nos acompañó hasta la oficina de su padre, ya ordenada y sin dar señales de que hubiera pasado nada allí. Rob no alzó la cabeza de unos papeles que estaba mirando cuando entramos, sino que tuve que llamarle para que se percatara de nuestra presencia. Sonrió, azorado, y se disculpó.
- ¿Qué os trae por estos lares? – preguntó, metiendo las manos en los bolsillos.
- Pues verá… – comenzó a decir Beckett, pero se cortó a mitad de la frase y me miró, suplicante.
- Veníamos a proponerte un trato – continué yo, con una sonrisa.
- ¿Un trato? ¿De quién fue la idea?
Yo me aclaré la garganta y señalé disimuladamente a la detective, quien sacudió la cabeza cuando se dio cuenta.
- Mayoritariamente, fue mía, señor.
- Ah, entonces me fío. Si hubiera sido de Rick habría desconfiado más – comentó el alcalde, jocoso.
Yo solté una exclamación de fingida indignación.
- El caso es que veníamos a pedirte el Jeep, ese magnífico coche que tienes muerto de asco en el garaje.
- ¿Sólo eso? ¿Y que recibo yo a cambio?
- ¿Mi amor incondicional? – bromeé, parpadeando varias veces.
Beckett contuvo una sonrisa pero Rob dejó escapar una sonora carcajada mientras sacudía la cabeza, divertido.
- Tengo una idea mejor – propuso el alcalde.
- Miedo me da – le susurré a la detective, haciendo una mueca.
- Tsss – resopló Rob, poniendo los ojos en blanco. - ¿Por qué no venís el sábado a comer? Teníamos pensado hacer una barbacoa.
- ¿El sábado? ¿En qué día vivimos? – pregunté yo, totalmente perdida la noción del tiempo.
- Estamos a miércoles, Castle – intervino Beckett. Asentí, agradecido.
- Pueeees, por mí no hay ningún problema. ¿Detective?
- Encantada – dijo ella, con una sincera sonrisa.
- ¡Genial! Ya veréis que contenta se va a poner Marissa cuando se lo diga – Rob sonrió de oreja a oreja.
Hablamos de un par de trivialidades más antes de irnos. El alcalde se levantó de la silla para acompañarnos a la salida pero le indiqué con un gesto que se quedara sentado.
- Conozco esta casa como si fuera mía – alegué, a lo que él tuvo que asentir.
- Ya sabes dónde están las llaves – dijo él, despidiéndose con un gesto de la mano.
Guie a Beckett por la casa, viendo como ella miraba fascinada los cuadros que adornaban las paredes y los jarrones que reposaban encima de labrados aparadores en los pasillos.
- ¿Te gusta el arte? – pregunté, cuando ella se retrasó por mirar un cuadro.
- Bastante, cuando estaba en la universidad solía escaparme al museo que había al lado.
- ¿Fuiste a la universidad? Vaya, yo pensé que siempre habías tenido claro que querías ser policía.
- No – contestó ella, cerrándose un poco en banda, pero continuó hablando – Estaba estudiando derecho.
- ¿Y de abogada pasaste a detective? – me quedé pensando en ello, tratando de averiguar que puede motivar a una persona a un cambio tan drástico. Beckett se encogió de hombros, restándole importancia.
- Cosas de la vida.
Asentí, pensativo, y le indiqué una puerta que había a la derecha. La detective la abrió y bajo las empinadas escaleras por delante de mí. Al llegar al garaje dejó escapar un silbido ante la imagen del gran Jeep verde camuflaje, de esos que en la parte de arriba no tienen techo y si llueve tienes que echar una capota.
- Yo buscaba algo más discretito – comentó ella, admirando el imponente morro.
Yo rebusqué en los cajones de una mesa de trabajo que estaba abandonada en un lateral. Encontré las llaves rápidamente y presioné el botón para que las puertas del garaje se abrieran. La luz del sol se fue colando poco a poco en la antes oscura estancia.
- Eso es lo más discreto aquí. Ir con un Crown Victoria, como habrías escogido de haberlo alquilado, es llevar un letrero de neón que diga "Soy policía, mírame". En cambio con esto lo único que dices es "Soy un turista más, ignórame".
La detective me miró, un poco incrédula, y yo asentí para darle más credibilidad.
- Bueno… Tú sabrás. – dijo al final.
- Voy a guardar la moto – dije, corriendo hacia donde la había dejado aparcada, no muy lejos de allí.
Cuando ya estaba apoyada en su pata de cabra y en la seguridad del garaje, me giré hacia Beckett, listo para irme. Ella tendió su mano en espera de que le diera algo, pero yo la miré con el ceño fruncido, desconcertado.
- Las llaves – me urgió la detective.
- ¿¡Qué?! – exclamé, cerrando impulsivamente la mano alrededor de ellas.
- Ahora que tenemos coche conduzco yo.
- ¿Por qué? – me quejé.
- Porque soy la policía.
Hice un mohín y le entregué las llaves a regañadientes. Ella sonrió, agradeciéndomelo con una inclinación de cabeza. Las metió en el contacto y arrancó, deleitándose con el rugido del potente motor.
- Toma – dijo, sacándose el iPhone del bolsillo y entregándomelo – Busca en mi agenda a Esposito o a Ryan.
- A sus órdenes – bromeé, desbloqueando la pantalla. – Que guapa sales aquí – comenté, mirando el fondo de pantalla. Era una foto de ella unos cuantos años más joven y a su lado debía de estar su madre porque tenían la misma cara.
Beckett apartó la mirada unos segundos de la carretera y me instó a buscar la agenda telefónica.
- Fue un invierno, en la pista de hielo de Central Park – explicó – Mi padre sacó la foto.
- ¿Cuántos años tenías? – pregunté, mientras bajaba por la lista de contactos.
- Mmmm… 18, creo, acababa de empezar la universidad.
Puse el altavoz bajo las indicaciones de Beckett y sostuve el teléfono entre los dos mientras escuchaba los bips.
- Esposito. – contestó un varón con acento latino al cuarto pitido.
- Hola, Espo.
- Hombre, la hija pródiga necesita nuestra ayuda – saludó él – Espera que te pongo en altavoz para que Ryan oiga lo que tienes que decirnos.
- ¿A parte de que sois los mejores? – peloteó Beckett. Vi como una chispa se encendía en sus ojos, una que no había visto antes en ella.
- A parte de eso – contestó otro hombre con acento irlandés. Supuse que era Ryan.
La detective dejó escapar una sonrisa, con la vista siempre fija en la carretera.
- Vale, coger papel y lápiz – indicó.
- ¿Volvemos al colegio? – bromeó Esposito.
Se me escapó una carcajada que no pasó desapercibida a los dos hombres.
- ¿Tienes compañía, Beckett? ¿Y no nos avisas? – preguntó Ryan.
Re: In dubio pro reo [COMPLETO]
Capítulo 42:
Beckett puso los ojos en blanco e hizo las presentaciones.
- Ahora que todos conocen a todos, ¿podéis investigar unas cosillas para mí, por favor?
- Dispara.
- Pero no literalmente – añadió el irlandés, jocoso.
- Ryan, céntrate.
- Sí, señora.
- Vale, necesito que me deis la localización de la casa del dueño de Plantación. – dijo Beckett.
- ¿La marca de vinos? ¿Vais a hacer una cata o algo? – preguntó Espo.
- Algo así – contesté, enigmático. Noté como la detective me fulminaba con la mirada pero no me di por aludido.
- Apunta, Castle – pidió Ryan.
- Espera.
Busqué un papel y bolígrafo por todos lados. En el cajón de mi puerta encontré un desmadejado bloc de notas, pero servía. Cogí el boli que Beckett me ofrecía y, quitándole la tapa con la boca a pesar de las protestas de la detective, garabateé la dirección que el compañero me dictaba. Asentí cuando la tuve, pero me di cuenta de que ellos no me veían así que me limité a hacer un ruidito de afirmación, con la tapa todavía entre mis dientes.
- Gracias, chicos.
- A su servicio, jefa – bromeó Esposito.
- Ah, una última cosa. ¿Recordáis que os pedí que investigarais a una víctima desconocida? – ante los asentimientos de sus compañeros, Beckett continuó – Pues ya tenemos nombre. Mirar a ver si os sale algo destacable… Castle, el archivo.
Desperté de mi embobamiento y busqué la carpeta que la detective me pedía. Abrí la cubierta y dije, deletreando para que les fuera más fácil:
- Petrov Kovitski, Ian Sckuss, Jonas Pike y Stuart Ston.
- Joder con los padres, yo soy el hijo y les denuncio por amargarme la vida – se quejó Ryan.
Beckett y yo nos reímos y, por el quejido que soltó él, supuse que Espo le había dado un golpe amistoso.
- Te llamaremos cuando tengamos algo – informó el latino.
- Perfecto. Gracias de nuevo.
- Lo que necesites.
Colgué el teléfono, y, tras echarle un último vistazo al salvapantallas de la detective, se lo entregué. Ella lo metió en el bolsillo trasero de sus vaqueros y puso el intermitente para indicarle a los coches invisibles que nos seguían que íbamos a girar.
- Eres demasiado legal – observé.
- Soy policía, Castle.
- ¿Y? Eso no implica que no puedas desmelenarte un poco alguna vez.
- ¿Otra vez con los desmelenamientos? La última vez nos fuimos de fiesta, ¿ahora qué vas a proponer? ¿Atacar un banco? – preguntó ella, medio en broma.
- Mmmm… Sería divertido.
- Estaba de coña, lo sabes, ¿verdad?
- ¡Claro! – Dije, sonriendo – Pero, venga… ¿Nunca has sentido la atracción de hacer algo ilegal? – mientras preguntaba, analicé su cara.
La detective se mordió el labio inferior, pensativa. Luego negó con la cabeza.
- No me lo creo.
- Pues no lo hagas – replicó ella. – Mi etapa rebelde ya quedó muy atrás, ahora soy detective y no puedo dejarme llevar por impulsos alocados. ¿Qué quieres que te diga? ¿Qué nunca he sentido el impulso de robar algo? Pues te mentiría porque lo siento cada vez que voy de compras y miro los precios de los zapatos que me gustan.
Contuve una sonrisa, el ejemplo era algo raro pero viendo su gusto con la ropa, no me extrañaría que se dejara una pequeña fortuna cada vez que se daba un capricho. Eso sí, menudos caprichos…
- Eso es lo bueno de ser rico – comenté – No te preocupas tanto por el dinero.
- Ya, claro. No todos hemos crecido en una familia donde la madre es una actriz famosa.
Me giré hacia ella, con cara seria. ¿Por qué todo el mundo pensaba que mi vida había sido un camino de rosas?
- No siempre he sido rico. – dije, con gravedad. – Ni mi madre siempre fue famosa. Además, la fama no siempre va de la mano del dinero, te lo puedo asegurar.
Ella me miró brevemente, con una ceja enarcada.
- En serio – remarqué las palabras, tratando de que me creyera – Mi madre tuvo un Boom en un momento de su vida, le caían papeles de todos lados, tantos que no podía aceptarlos todos. Pero la carrera de los actores tiene muchos altibajos, un día estas en la cima y al siguiente algo ocurre, te dan la patada, y te ves haciendo anuncios de poca monta para poder comer. Yo fui ese "suceso" – dibuje las comillas con los dedos – que precipitó a mi madre a la caída. Y a mí nacimiento le siguieron una serie de relaciones con hombres que le quitaron los pocos ahorros que nos quedaban. Así que, sí, sé lo que es tener que robar para comer.
Terminé mi relato y pude ver como Beckett se arrepentía de su comentario. La detective tragó saliva y evitó mirarme. Cuando pensé que se iba a pasar el resto del trayecto en silencio, su voz me sorprendió:
- Lo siento.
- No pasa nada, la gente siempre comete el mismo error conmigo. Se olvidan de un detalle muy importante.
Beckett me miró, esperando mi respuesta.
- Soy una caja de sorpresas – bromeé, guiñando un ojo.
- Así que… De robar para comer pasaste a robar por diversión – comentó ella.
- Créeme cuando te digo que no lo hago por diversión, detective.
- ¿Entonces? ¿Cuál es tu motivación?
Miré por la ventana por unos minutos, sin contestar a la pregunta. Reflexioné sobre si era el momento indicado o si debía de seguir manteniendo eso en secreto.
- Dejémoslo en que es una especie de misión – dije finalmente.
Por el rabillo del ojo vi como Beckett fruncía el ceño mientras analizaba mi respuesta.
- ¿Eres un Indiana Jones de la vida?
Solté una carcajada. Aquello me había pillado totalmente desprevenido.
- Más bien un Tadeo Jones.
Eso le arrancó una sonrisa a Beckett, quien ya no hizo más preguntas. Yo alargué el brazo y encendí la radio, sintonizando la primera cadena donde ponían música aceptable.
No pasó mucho tiempo hasta que ese silencio instaurado entre nosotros me aburrió. El paisaje que pasaba por mi ventana era siempre el mismo y estaban poniendo una serie de canciones que ni conocía ni me gustaban. Comencé a cambiar de emisoras, sin pararme en ninguna porque no me convencían.
- Castle – dijo Beckett con voz amenazadora, mientras me sujetaba el brazo. – Para.
- ¿Por qué? Esta música es un asco – me quejé.
- Pues por una cadena y estate quieto. No hay nada que me moleste más que el zapping.
Solté un resoplido de aburrimiento y dejé la radio en paz. La detective soltó mi brazo, y casi tuve ganas de volver a molestarla si eso hacía que me tocara de nuevo. Sacudí la cabeza, sintiéndome estúpido.
- ¿Vamos a tardar mucho? – pregunté, tratando de distraerme.
- Unas horillas. – contestó ella, sin apartar la vista de la carretera.
Un bostezo me interrumpió cuando iba a hablar.
- Pues creo que voy a dar una cabezada. O dos.
Beckett asintió y yo me recosté en el asiento, echándolo un poco para atrás.
Re: In dubio pro reo [COMPLETO]
Me encanta!, los dos son adorables!!!, cuando puedas, por favor, continua!!
MARIAFV- Ayudante de policia
- Mensajes : 90
Fecha de inscripción : 09/10/2013
Re: In dubio pro reo [COMPLETO]
buenisimo como siempre!!! continua cuando puedas!
cururi- As del póker
- Mensajes : 447
Fecha de inscripción : 15/03/2013
Edad : 36
Localización : World Citizen
Re: In dubio pro reo [COMPLETO]
Que bien ahora si empiezan a trabajar! Muy buen capi gracias por no dejarnos sin lectura!
Verispu- As del póker
- Mensajes : 437
Fecha de inscripción : 24/06/2013
Edad : 46
Localización : Mexico, Oaxaca
Re: In dubio pro reo [COMPLETO]
Muy bueno, ya van de misión, jejejejeje. Espero que no les pase nada en plantacióa la espera de un buevo capítulo.
Yaye- Escritor - Policia
- Mensajes : 1751
Fecha de inscripción : 05/06/2012
Localización : Huelva
Re: In dubio pro reo [COMPLETO]
Muy buena la continuación, a ver que les depara la visita "plantaciones". Me gustaría que develaras ya la historia de Rick para que Kate se enterase, pero bueno, espero que sigas pronto y gracias.
erikal- Actor en Broadway
- Mensajes : 153
Fecha de inscripción : 21/07/2013
Re: In dubio pro reo [COMPLETO]
bueno Raquel, yo te comento por FF pero hija decirte, que aparte de recomendar hoy de nuevo tu fic a gente que se ha enganchado xDDD me he leido hoy del tiron los 42 capis
¿para cuando dices que hacen la serie?
¿para cuando dices que hacen la serie?
Re: In dubio pro reo [COMPLETO]
Hayyyy!!!!!! qué rabia, ya se terminaron los dos capítulos, con lo interesantes que estan!!!! Bien por ellos, al fin van a trabajar en serio, claro que eso no se si es posible con Castle al lado, pobre Kate, tener que aguantarle, jajajajaja
Lo malo es que no acaban de sincerarse el uno con la otra y viceversa, espero que tengan esa intimidad de nuevo, que consigan hacerse lo suficientemente amigos como para dar pie a algo más entre ellos. Y ella deje de lado esa cabezoneria que la caracteriza, jajajajaja y deje paso a todos los sentimientos que él despierta en ella, pero eso no se si va a ser pronto. Claro que espero que no tengan que pasar muchos años, que me voy a hacer vieja sólo de tanto esperar, jajajajaja
Muy buenos planteamientos los tuyos, es una historia que se mantiene creíble y muy centrada en un objetivo, la misión que les han encomendado, y espero que al fin terminen juntos, pero ese es otro cantar. Sabes mantener el interés en la historia y de vez en vez introduces pequeños toques de acercamiento entre ellos, cosa que me parece estupenda, sabes darle el punto.
Sigue pronto que me tienes muy enganchada y quiero saber, bueno más bien necesito saber más, jajajajaja
BESOTESSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSS
Lo malo es que no acaban de sincerarse el uno con la otra y viceversa, espero que tengan esa intimidad de nuevo, que consigan hacerse lo suficientemente amigos como para dar pie a algo más entre ellos. Y ella deje de lado esa cabezoneria que la caracteriza, jajajajaja y deje paso a todos los sentimientos que él despierta en ella, pero eso no se si va a ser pronto. Claro que espero que no tengan que pasar muchos años, que me voy a hacer vieja sólo de tanto esperar, jajajajaja
Muy buenos planteamientos los tuyos, es una historia que se mantiene creíble y muy centrada en un objetivo, la misión que les han encomendado, y espero que al fin terminen juntos, pero ese es otro cantar. Sabes mantener el interés en la historia y de vez en vez introduces pequeños toques de acercamiento entre ellos, cosa que me parece estupenda, sabes darle el punto.
Sigue pronto que me tienes muy enganchada y quiero saber, bueno más bien necesito saber más, jajajajaja
BESOTESSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSS
agecastbet- Escritor - Policia
- Mensajes : 2971
Fecha de inscripción : 27/12/2012
Localización : En la colina del loco - Madrid
Re: In dubio pro reo [COMPLETO]
¡Tan genial como siempre! No esperaba capis nuevos hasta mañana por la tarde como mínimo, pero me alegro y mucho de que consiguieses hueco para subir, ¡gracias!
Estos dos cada día son más cómicos, en serio, me encanta el rollito que se traen, por mucho que Kate quiera guardar distancias, es imposible resistirse Y lo mejor de todo es que, a veces incluso sin darse cuenta, poco a poco van cediendo y permitiendo al otro entrar más en su terreno, y compartir más cosas de su intimidad, y eso es muuuuuy bueno, necesitan confianza para soltar los bombazos que guardan cada uno, pero las cosas van viento en popa Hasta hay buen rollo ya de Castle con Espo y Ryan, así que, ¿que más se puede pedir?
Gracias por dos fantásticos capítulos más, y como no podía ser menos con este gran fic, me quedo con ganas de seguir leyendo, estaré pendiente, ¡besos!
Estos dos cada día son más cómicos, en serio, me encanta el rollito que se traen, por mucho que Kate quiera guardar distancias, es imposible resistirse Y lo mejor de todo es que, a veces incluso sin darse cuenta, poco a poco van cediendo y permitiendo al otro entrar más en su terreno, y compartir más cosas de su intimidad, y eso es muuuuuy bueno, necesitan confianza para soltar los bombazos que guardan cada uno, pero las cosas van viento en popa Hasta hay buen rollo ya de Castle con Espo y Ryan, así que, ¿que más se puede pedir?
Gracias por dos fantásticos capítulos más, y como no podía ser menos con este gran fic, me quedo con ganas de seguir leyendo, estaré pendiente, ¡besos!
Re: In dubio pro reo [COMPLETO]
muy bueno, me encata. Continua pronto.
_Caskett_- Escritor - Policia
- Mensajes : 2936
Fecha de inscripción : 22/01/2013
Localización : en un mundo feliz
Re: In dubio pro reo [COMPLETO]
Espero que lo puedas continuar pronto
rubiodav- Actor en Broadway
- Mensajes : 240
Fecha de inscripción : 04/03/2012
Re: In dubio pro reo [COMPLETO]
Lo sé, lo tengo muy abandonado, pero intento sacar tiempo de donde puedo para escribir
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Castle suspiró, en sueños, y se acomodó mejor en el asiento.
Beckett mantuvo la mirada al frente, escuchando la música y mirando la carretera pero sin verla realmente. Su mente estaba muy lejos de allí… Más bien estaba pensando en que el sábado iría a comer con el alcalde de NY y su mujer, cosa que hasta hacía unas semanas le habría hecho reírse y decir "¡Qué broma más buena!". Ella era una detective de Robos, ni siquiera llegaba al rango de homicidios (porque no había querido), era una simple funcionaria que ni con la paga de un año entero igualaba al dinero que tendría el alcalde o a lo que ganaba el hombre que ahora estaba dormido a su lado con la venta de un libro. ¡Solo un libro!
No quería quitarle el mérito a su trabajo, ella era una gran seguidora de sus libros aunque antes muerta que admitirlo ante él. ¿Para qué? ¿Para subirle más el ego? ¡Ni loca! Pero, si se paraba a pensarlo, resultaba ridículo que Castle, con sentarse frente al ordenador e inventar una historia con enganche, ganara mucho más que ella en todo un año de duro trabajo resolviendo casos y persiguiendo a ladrones.
Ahora bien, aquello había sido su elección. No se arrepentía de ella, al contrario, adoraba su trabajo. Katherine Beckett podía considerarse a sí misma una adicta al trabajo. Era su droga, su manera de huir de la inestabilidad emocional que la acompañaba desde los 19 años. Ella se había impuesto una especie de misión: cuidar que nadie más pasara por lo que ella había pasado. Con cada ladrón, violador, maltratador o simple "villano" que metía tras las rejas notaba que el peso que soportaba sobre sus hombros disminuía un poco, casi imperceptiblemente. A pesar de esta misión, no llevaba una cuenta o una lista de casos resueltos. Para ella cada víctima era única y especial, no una cifra más. Eran personas, seres humanos.
Y su trabajo era hacer justicia para ellos. Aquella justicia que no hicieron con ella.
Podía contar con los dedos de sus manos cuanta gente sabía lo que realmente había pasado. Lo que la había dejado marcada. No era que nunca hubieran resuelto el caso, ni pillado a quienes lo hicieron, sino la pérdida que supuso para Beckett. Aquel día perdió más su carrera de derecho, más que la confianza en la justicia y la capacidad de confiar en las personas. Aquel suceso no solo la hizo alzar una muralla impenetrable a su alrededor, también logró sumirla en un oscuro pozo de venganza y rabia. Había gente que terminaba odiando a los policías y buscando impartir justicia a su manera, como Castle. Y luego estaba ella, convencida de que la única manera de lograrlo era pillándoles, y para ello tenía que dejar todo atrás y convertirse en policía. Adiós a sus sueños de estar algún día detrás del atril del Tribunal Supremo, adiós a su pareja estable de la universidad, adiós a sus viejos amigos…
Había dejado mucho atrás y había ganado más bien poco por el camino. Pero ¿acaso no le había pasado igual a Castle? Es lo que tiene la venganza. Es el más peligroso de los venenos. Te corroe, te reconcome, te corrompe…
Beckett sacudió la cabeza y se sorprendió de cómo estar pensando en una tranquila barbacoa de fin de semana la había conducido a aquello. Parecía que cada pensamiento suyo terminaba siempre allí, como si hubiera una carretera imaginaria en su cabeza que guiara todo a aquel suceso. El olvido no era una salida en este caso…
Castle resopló y cambió de postura, sobresaltándola. Se centró en la carretera y le miró de reojo, comprobando si estaba bien. El escritor estaba con la cabeza en una posición un tanto extraña, pero Beckett había podido comprobar que una vez dormido, él tendía a adoptar posturas raras. Una sonrisa involuntaria se dibujó en el rostro de la detective, que volvió a fijar la vista en la solitaria carretera que se extendía ante ellos. En la radio comenzó a sonar una suave balada, tan suave que le estaba dando sueño. Estiró la mano y comenzó a toquetear botones hasta que logró cambiar de emisora. Se quedó en una donde estaban sonando 30 Seconds To Mars y tatareó la canción entre dientes, moviendo los dedos al compás.
Sin querer, sospechando que el escritor tenía un imán que la atraía, volvió a mirarle. La cabeza inclinada hacia un lado, el pelo alborotado en la nuca, los labios húmedos ligeramente entreabiertos, dejando escuchar unos suaves suspiros de vez en cuando. La cara totalmente relajada, sin miradas de ironía, su habitual sonrisa o aquella tristeza que cada vez se hacía más evidente en sus transparentes ojos azules. Se quedó tan abstraída mirándole que se le olvidó que tenía que fijarse en la carretera.
Un fuerte pitido la sacó de su trance y miró hacia el frente, viendo que estaba a nada de comerse a un tractor. Castle se despertó de golpe, desorientado, y lo primero que vio era que se dirigían de frente contra el tractor:
- ¡Beckett! – gritó, asustado, cerrando los ojos.
Ésta dio un brusco volantazo, evitando el choque por poco. El coche se bamboleó, los sensibles amortiguadores tratando de estabilizarlo. Beckett frenó en seco en el arcén, haciendo que el cinturón se bloqueara y sonara un "crack". Castle se palpó el pecho:
- ¿Estamos ya en el cielo? – preguntó, abriendo los ojos.
A la detective se le escapó una carcajada. Sabía que no tenía gracia pero era su forma de dejar salir la tensión del momento. El escritor la miró, sin pillarlo.
- Yo no veo el chiste por ningún lado.
- Es que… Tendrías que… Haberte visto la cara – jadeó ella, agarrándose el estómago y tranquilizándose.
- ¡Cara de miedo! ¿¡Cómo reaccionarías tú si te despertaras y vieras que te vas a chocar contra un tractor?!
- Ay, lo sé, lo sé.
- ¿Qué demonios ibas haciendo? ¿Te quedaste dormida?
"Iba mirándote" pensó Beckett. Pero se mordió la lengua. No le iba a decir eso…
- Me despisté.
- ¿¡Te despistaste?! ¡Pues menudo despiste! – exclamó Castle, sentándose bien en el asiento.
- Bueno, vale, perdona. No volverá a pasar.
- Claro que no, a partir de ahora conduzco yo.
- ¿¡Qué?! ¡No!
- ¡Oh, sí!
- Solo iba cambiando de emisora y dejé de mirar la carretera. Ya está. La próxima vez me aguantaré con lo que toque – mintió Beckett, poniendo cara de buena.
- Eso no funciona conmigo – dijo Castle, señalándola con un dedo.
- ¿El qué?
- Los ojos de cachorrito. No, señor. – Negó con fuerza - Estoy inmunizado.
Beckett resopló y volvió a arrancar el Jeep, oyendo el fuerte rugido del motor. Como si nada hubiera pasado. Miró por el espejo retrovisor para comprobar que no venía nadie y se incorporó a la carretera, estableciendo la velocidad que llevaba antes. Se dio cuenta de que Castle la observada atentamente y tragó saliva, nerviosa.
- Castle. – le llamó.
- ¿Qué?
- ¿Por qué me miras?
- ¿Aparte de por tu belleza? – Bromeó el escritor, haciendo que el corazón de Kate diera un pequeño brinco – Para vigilar que no te despistas.
- Castle – repitió ella.
- ¿Qué?
- Quedan… – los ojos de Beckett revolotearon por el salpicadero en busca del reloj, levantando exclamaciones de protesta por parte del escritor - …unos 20 minutos aproximadamente. ¿Vas a estar mirándome todo el rato?
- Sí – afirmó él, moviendo la cabeza exageradamente. Puso una mueca de dolor y se llevó una mano al cuello, haciendo que la detective tuviera que contener una sonrisa.
- Te acabarás cansando.
- ¿De ti? Lo dudo… - volvió a bromear.
Beckett le fulminó con la mirada, molesta. ¿Por qué decía esas cosas? ¿Estaba realmente bromeando o era una forma de camuflar lo que sentía? Sacudió la cabeza, confusa.
Estuvieron un rato en silencio, un incómodo silencio porque la mirada de Castle no se apartaba de la detective, y ésta se sentía casi desnudada y violada por aquellos preciosos ojos azules.
- A 20 metros gire a la derecha – indicó la robótica voz del GPS, sobresaltándoles.
- Sí, señora – murmuró Beckett, fijándose en el dibujito para controlar los 20 metros.
Cuando llegaron al lugar indicado, la detective se quedó totalmente parada en aquella desierta carretera y miró por la ventana del escritor.
- ¿Es por aquí? – preguntó ella, dubitativa.
- Según el "Tontón" sí.
- ¡Pero si eso es césped! ¿No tendría que haber un caminito o algo?
Castle se encogió de hombros, igual de perdido que ella. Beckett soltó un suspiro y giró el coche, pisando el césped. Siguió por aquella llanura, sin verle el sentido, sin signos de civilización – sin contar las cabras- y sin hacer mucho caso a lo que se extendía frente a ellos.
- ¡FRENA! – gritó Castle de repente, haciendo que la detective clavara el pie en el pedal de freno.
El Jeep se detuvo con una sacudida y Kate miró al escritor en espera de una explicación.
- Mira por la ventana – contestó él.
Ella obedeció y vio un maravilloso terraplén a solo unos metros de distancia.
- Gracias, GPS, nos quieres matar.
- No, tú también tienes algo de culpa – comentó Castle.
- ¿Yo?
- ¡Sí, tú! Estás en las nubes, Beckett…
La detective dejó escapar un resoplido y salió del coche, cerrando con demasiada brusquedad. Se encogió cuando oyó el choque de la puerta, recordando súbitamente que era un coche caro y prestado. Casi tuvo que resistir las ganas de darse la vuelta y comprobar que no se había saltado la pintura verde. Con firmeza, guio sus pasos al barranco, sin detenerse ni siquiera cuando estaba demasiado cerca del borde.
Entonces, sintió una fuerte mano rodear su brazo y tirar de ella hacia atrás. Se giró, molesta, encontrándose con la dura mirada de Castle demasiado cerca, demasiado ardiente, demasiado seductora…
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Capítulo 43:
Castle suspiró, en sueños, y se acomodó mejor en el asiento.
Beckett mantuvo la mirada al frente, escuchando la música y mirando la carretera pero sin verla realmente. Su mente estaba muy lejos de allí… Más bien estaba pensando en que el sábado iría a comer con el alcalde de NY y su mujer, cosa que hasta hacía unas semanas le habría hecho reírse y decir "¡Qué broma más buena!". Ella era una detective de Robos, ni siquiera llegaba al rango de homicidios (porque no había querido), era una simple funcionaria que ni con la paga de un año entero igualaba al dinero que tendría el alcalde o a lo que ganaba el hombre que ahora estaba dormido a su lado con la venta de un libro. ¡Solo un libro!
No quería quitarle el mérito a su trabajo, ella era una gran seguidora de sus libros aunque antes muerta que admitirlo ante él. ¿Para qué? ¿Para subirle más el ego? ¡Ni loca! Pero, si se paraba a pensarlo, resultaba ridículo que Castle, con sentarse frente al ordenador e inventar una historia con enganche, ganara mucho más que ella en todo un año de duro trabajo resolviendo casos y persiguiendo a ladrones.
Ahora bien, aquello había sido su elección. No se arrepentía de ella, al contrario, adoraba su trabajo. Katherine Beckett podía considerarse a sí misma una adicta al trabajo. Era su droga, su manera de huir de la inestabilidad emocional que la acompañaba desde los 19 años. Ella se había impuesto una especie de misión: cuidar que nadie más pasara por lo que ella había pasado. Con cada ladrón, violador, maltratador o simple "villano" que metía tras las rejas notaba que el peso que soportaba sobre sus hombros disminuía un poco, casi imperceptiblemente. A pesar de esta misión, no llevaba una cuenta o una lista de casos resueltos. Para ella cada víctima era única y especial, no una cifra más. Eran personas, seres humanos.
Y su trabajo era hacer justicia para ellos. Aquella justicia que no hicieron con ella.
Podía contar con los dedos de sus manos cuanta gente sabía lo que realmente había pasado. Lo que la había dejado marcada. No era que nunca hubieran resuelto el caso, ni pillado a quienes lo hicieron, sino la pérdida que supuso para Beckett. Aquel día perdió más su carrera de derecho, más que la confianza en la justicia y la capacidad de confiar en las personas. Aquel suceso no solo la hizo alzar una muralla impenetrable a su alrededor, también logró sumirla en un oscuro pozo de venganza y rabia. Había gente que terminaba odiando a los policías y buscando impartir justicia a su manera, como Castle. Y luego estaba ella, convencida de que la única manera de lograrlo era pillándoles, y para ello tenía que dejar todo atrás y convertirse en policía. Adiós a sus sueños de estar algún día detrás del atril del Tribunal Supremo, adiós a su pareja estable de la universidad, adiós a sus viejos amigos…
Había dejado mucho atrás y había ganado más bien poco por el camino. Pero ¿acaso no le había pasado igual a Castle? Es lo que tiene la venganza. Es el más peligroso de los venenos. Te corroe, te reconcome, te corrompe…
Beckett sacudió la cabeza y se sorprendió de cómo estar pensando en una tranquila barbacoa de fin de semana la había conducido a aquello. Parecía que cada pensamiento suyo terminaba siempre allí, como si hubiera una carretera imaginaria en su cabeza que guiara todo a aquel suceso. El olvido no era una salida en este caso…
Castle resopló y cambió de postura, sobresaltándola. Se centró en la carretera y le miró de reojo, comprobando si estaba bien. El escritor estaba con la cabeza en una posición un tanto extraña, pero Beckett había podido comprobar que una vez dormido, él tendía a adoptar posturas raras. Una sonrisa involuntaria se dibujó en el rostro de la detective, que volvió a fijar la vista en la solitaria carretera que se extendía ante ellos. En la radio comenzó a sonar una suave balada, tan suave que le estaba dando sueño. Estiró la mano y comenzó a toquetear botones hasta que logró cambiar de emisora. Se quedó en una donde estaban sonando 30 Seconds To Mars y tatareó la canción entre dientes, moviendo los dedos al compás.
Sin querer, sospechando que el escritor tenía un imán que la atraía, volvió a mirarle. La cabeza inclinada hacia un lado, el pelo alborotado en la nuca, los labios húmedos ligeramente entreabiertos, dejando escuchar unos suaves suspiros de vez en cuando. La cara totalmente relajada, sin miradas de ironía, su habitual sonrisa o aquella tristeza que cada vez se hacía más evidente en sus transparentes ojos azules. Se quedó tan abstraída mirándole que se le olvidó que tenía que fijarse en la carretera.
Un fuerte pitido la sacó de su trance y miró hacia el frente, viendo que estaba a nada de comerse a un tractor. Castle se despertó de golpe, desorientado, y lo primero que vio era que se dirigían de frente contra el tractor:
- ¡Beckett! – gritó, asustado, cerrando los ojos.
Ésta dio un brusco volantazo, evitando el choque por poco. El coche se bamboleó, los sensibles amortiguadores tratando de estabilizarlo. Beckett frenó en seco en el arcén, haciendo que el cinturón se bloqueara y sonara un "crack". Castle se palpó el pecho:
- ¿Estamos ya en el cielo? – preguntó, abriendo los ojos.
A la detective se le escapó una carcajada. Sabía que no tenía gracia pero era su forma de dejar salir la tensión del momento. El escritor la miró, sin pillarlo.
- Yo no veo el chiste por ningún lado.
- Es que… Tendrías que… Haberte visto la cara – jadeó ella, agarrándose el estómago y tranquilizándose.
- ¡Cara de miedo! ¿¡Cómo reaccionarías tú si te despertaras y vieras que te vas a chocar contra un tractor?!
- Ay, lo sé, lo sé.
- ¿Qué demonios ibas haciendo? ¿Te quedaste dormida?
"Iba mirándote" pensó Beckett. Pero se mordió la lengua. No le iba a decir eso…
- Me despisté.
- ¿¡Te despistaste?! ¡Pues menudo despiste! – exclamó Castle, sentándose bien en el asiento.
- Bueno, vale, perdona. No volverá a pasar.
- Claro que no, a partir de ahora conduzco yo.
- ¿¡Qué?! ¡No!
- ¡Oh, sí!
- Solo iba cambiando de emisora y dejé de mirar la carretera. Ya está. La próxima vez me aguantaré con lo que toque – mintió Beckett, poniendo cara de buena.
- Eso no funciona conmigo – dijo Castle, señalándola con un dedo.
- ¿El qué?
- Los ojos de cachorrito. No, señor. – Negó con fuerza - Estoy inmunizado.
Beckett resopló y volvió a arrancar el Jeep, oyendo el fuerte rugido del motor. Como si nada hubiera pasado. Miró por el espejo retrovisor para comprobar que no venía nadie y se incorporó a la carretera, estableciendo la velocidad que llevaba antes. Se dio cuenta de que Castle la observada atentamente y tragó saliva, nerviosa.
- Castle. – le llamó.
- ¿Qué?
- ¿Por qué me miras?
- ¿Aparte de por tu belleza? – Bromeó el escritor, haciendo que el corazón de Kate diera un pequeño brinco – Para vigilar que no te despistas.
- Castle – repitió ella.
- ¿Qué?
- Quedan… – los ojos de Beckett revolotearon por el salpicadero en busca del reloj, levantando exclamaciones de protesta por parte del escritor - …unos 20 minutos aproximadamente. ¿Vas a estar mirándome todo el rato?
- Sí – afirmó él, moviendo la cabeza exageradamente. Puso una mueca de dolor y se llevó una mano al cuello, haciendo que la detective tuviera que contener una sonrisa.
- Te acabarás cansando.
- ¿De ti? Lo dudo… - volvió a bromear.
Beckett le fulminó con la mirada, molesta. ¿Por qué decía esas cosas? ¿Estaba realmente bromeando o era una forma de camuflar lo que sentía? Sacudió la cabeza, confusa.
Estuvieron un rato en silencio, un incómodo silencio porque la mirada de Castle no se apartaba de la detective, y ésta se sentía casi desnudada y violada por aquellos preciosos ojos azules.
- A 20 metros gire a la derecha – indicó la robótica voz del GPS, sobresaltándoles.
- Sí, señora – murmuró Beckett, fijándose en el dibujito para controlar los 20 metros.
Cuando llegaron al lugar indicado, la detective se quedó totalmente parada en aquella desierta carretera y miró por la ventana del escritor.
- ¿Es por aquí? – preguntó ella, dubitativa.
- Según el "Tontón" sí.
- ¡Pero si eso es césped! ¿No tendría que haber un caminito o algo?
Castle se encogió de hombros, igual de perdido que ella. Beckett soltó un suspiro y giró el coche, pisando el césped. Siguió por aquella llanura, sin verle el sentido, sin signos de civilización – sin contar las cabras- y sin hacer mucho caso a lo que se extendía frente a ellos.
- ¡FRENA! – gritó Castle de repente, haciendo que la detective clavara el pie en el pedal de freno.
El Jeep se detuvo con una sacudida y Kate miró al escritor en espera de una explicación.
- Mira por la ventana – contestó él.
Ella obedeció y vio un maravilloso terraplén a solo unos metros de distancia.
- Gracias, GPS, nos quieres matar.
- No, tú también tienes algo de culpa – comentó Castle.
- ¿Yo?
- ¡Sí, tú! Estás en las nubes, Beckett…
La detective dejó escapar un resoplido y salió del coche, cerrando con demasiada brusquedad. Se encogió cuando oyó el choque de la puerta, recordando súbitamente que era un coche caro y prestado. Casi tuvo que resistir las ganas de darse la vuelta y comprobar que no se había saltado la pintura verde. Con firmeza, guio sus pasos al barranco, sin detenerse ni siquiera cuando estaba demasiado cerca del borde.
Entonces, sintió una fuerte mano rodear su brazo y tirar de ella hacia atrás. Se giró, molesta, encontrándose con la dura mirada de Castle demasiado cerca, demasiado ardiente, demasiado seductora…
Re: In dubio pro reo [COMPLETO]
Capítulo 44:
- ¿Planeas suicidarte? – pregunté con dureza.
Ella tragó saliva, su mirada fija en la mía.
- No – contestó, con voz ahogada.
- ¿Entonces? ¿Por qué te acercas tanto?
- Iba a mirar.
- Pues hazlo de lejos – medio ordené.
Beckett frunció el ceño, molesta. Se sacudió mi mano y dio un paso atrás, cruzándose de brazos.
- ¿Eres mi padre ahora? – preguntó.
- No – contesté con voz queda.
- ¿Entonces? – imitó ella.
- No me gusta verte en peligro.
- No lo estaba.
- Nunca lo estás – dije, sarcástico.
La detective entrecerró los ojos, fulminándome con la mirada. Giró sobre los talones y se inclinó sobre el barranco, a posta. Me tensé, preparado para agarrarla si la tierra bajo sus pies cedía, pero nada pasó.
- Allí está la casa – señaló Beckett, haciéndose visera con una mano para poder ver mejor.
- ¿Y cómo pretendes llegar? – inquirí, mirando yo también.
- Seguiremos hasta que encontremos una desviación, por algún lugar tienen que entrar.
Asentí, todavía serio, y volví al coche sin decir nada más. Con la mandíbula apretada, me puse el cinturón. La reacción de la detective me había molestado, quizá yo también había sido sobreprotector pero la verdad era que no pensaba que me hubiera excedido, solo me había preocupado por ella…
- Siento haber sido tan brusca – susurró Beckett, la vista fija en la carretera y los dedos fuertemente apretados alrededor del volante.
- No pasa nada…
- No estoy acostumbrada a que la gente se preocupe por mí. En mi trabajo nos damos espacio y no nos entrometemos, aprendí a no depender de nadie, a no necesitar ni pedir ayuda. A veces me cuesta recordar que no soy una superwoman que puede con todo sola.
- No hace falta que me des explicaciones, Beckett. Sé lo que es vivir aislado.
La detective me miró fugazmente, y yo señale a mi derecha, indicándole el desvió. Beckett se concentró en conducir, disminuyó la velocidad, puso el intermitente, y nos adentramos en un camino de arena lleno de baches.
- ¿Puedo ayudarles en algo? – preguntó un uniformado desde una garita al lado de las grandes verjas que impedían la entrada.
- Venimos a ver al señor Gabriel. – dijo Beckett
- ¿Tienen visita concertada?
- Sí, creo que esto valdrá – la detective sacó el brazo por la ventana del Jeep y le mostró la placa de policía.
El uniformado puso cara de acelga y pulsó un botón. Al instante, las verjas comenzaron a abrirse solas, dejándonos el paso libre. Beckett dejó el coche aparcado en la gran entrada de gravilla y llamamos al timbre de la enorme mansión. La casa era, por lo menos, tan grande como la Casa Blanca, y de un color blanco roto, con un gran porche adornado con columnas y un columpio de madera en un lateral. Además, por detrás había metros y metros de jardín meticulosamente cuidado.
Dejé escapar un silbido de admiración y recibí un codazo en las costillas por parte de Beckett. Todavía me estaba quejando cuando una señora de cuarenta y pocos años nos abrió la puerta, su rubio pelo recogido en una deshecha trenza.
- Buenas tardes – saludó con una radiante sonrisa.
- Buenas tardes, señora. Soy la detective Beckett, de Robos; y este es Richard Castle. – nos presentó Kate, enseñando la placa. Yo me limité a un asentimiento de cabeza, encandilado.
- Pasen, por favor. ¿Están buscando a Alexandre?
- Sí, nos gustaría discutir algunos detalles de un caso con él.
- ¿Se ha metido en líos? – preguntó la rubia, frunciendo el ceño.
- No – intervine, antes de que Beckett pudiera siquiera abrir la boca – Es mera rutina.
- Comprendo – la señora sonrió amablemente y se recogió un mechón tras la oreja.
- ¿Dónde podemos encontrar a su marido? – inquirió la detective. Tuve que contener una mueca de desagrado por la relación que acababa de establecer entre la mujer y nuestro sospechoso.
- ¿Marido? ¡Oh, no! Soy su hermana – dijo la señora Gabriel entre risas.
Carraspeé, con una mirada triunfal en mi cara, pero Beckett me ignoró. Sabía que había metido la pata hasta el fondo y que eso la molestaba.
- Perdone, pensé…
- Nada, no pasa nada. Vengan conmigo, les indicaré el camino.
- Muy amable – dije, poniéndome rápidamente a su altura.
La detective resopló a mis espaldas pero ahora fue mi turno de ignorarla, iba demasiado ocupado hablando con la mujer.
- ¿De qué me suena su nombre, señor Castle?
- Llámeme Rick, por favor. Señor me hace sentir mayor – dije, llevándome una mano al pecho con fingida aflicción – Soy escritor en Nueva York.
La señora Gabriel chascó los dedos y asintió:
- ¡Ya sé! ¿Y qué te trae por aquí, Rick?
- Unas cosas y otras, principalmente este caso – contesté, encogiéndome de hombros.
Cruzamos un gran hall de baldosas blancas exquisitamente decorado, y pude ver que toda la pared derecha era una cristalera que daba al jardín y la piscina. La mujer nos guio hasta una de las ventanas, que estaba abierta, e íbamos a cruzarla cuando sonó el teléfono.
- ¡Vaya! – Se lamentó – Alexandre está en laberinto, justo ahí enfrente – nos indicó, rápidamente, mientras ella retrocedía.
- ¿Se va? – pregunté, con tristeza.
- Es un cliente enfadado, si no le respondo lo perderé – dijo como disculpa, mientras desbloqueaba el móvil. Nos dio la espalda y contestó suavemente.
- Pues vaya… - comenté.
- La gente trabaja, Castle – dijo Beckett, saliendo al jardín.
- Sí pero…
- Pero te quedas sin ligue – terminó ella, mirándome con un brillo pícaro en sus verdes ojos.
- No estaba ligando.
Beckett fingió que le hacía gracia mi comentario y bajó las escaleras de piedra que daban a un caminito bien definido de grava. Yo la seguí a paso rápido para alcanzarla. Esquivando unas ramas bajas de un árbol, me puse a su lado, notando un punzante dolor en la parte baja del estómago.
- Tengo un punto.
- ¿Dónde? – preguntó ella, mirándome inquisitivamente.
- Aquí – dije, presionándome la zona dolorida.
- Yo no veo nada.
Solté una carcajada cortada de golpe por otro pinchazo.
- Me refiero a que tengo flato, tonta. – dije cariñosamente, riéndome.
- ¡Aaah! A mi háblame claro, ¿vale? ¿Desde cuándo se dice "punto"?
- Desde siempre.
- Mentira – contestó ella.
- Que poca cultura tienes… - me reí suavemente pero me corté, doblándome por la mitad.
- Karma. – dijo Beckett, sus ojos brillando burlonamente.
- Puf… Maldito karma.
- ¿Estás? – preguntó la detective cuando vio que me incorporaba.
Asentí, ya había pasado. Odiaba cuando tenía flato o puntos, como yo decía, eran horriblemente dolorosos. Reanudamos el camino y pronto llegamos a lo que supusimos que sería el laberinto, pero Alexandre Gabriel no estaba por ningún lado. Rodeé un lado del laberinto, a mi derecha los setos, a la izquierda toda una sucesión de rosas, margaritas, tulipanes y pensamientos. Era una explosión de colores digna de recordar.
- ¿Le ves? – me gritó Beckett desde la entrada.
- No – contesté en el mismo tono.
Me encontré con la detective y nos quedamos mirando el pasillo escoltado por setos a ambos lados, pensativos.
- ¿Tendremos que entrar? Quizá está dentro.
- ¿Y perdernos? No, gracias – dijo Beckett.
- Sé el truco para no perderse – aseguré, mientras tiraba de ella para entrar en el laberinto – Solo hay que poner la mano en la pared derecha y jamás despegarse de ella – paseé mis dedos por las hojas de los arbustos, siguiendo siempre ese lado.
Estuvimos caminando un buen rato, hasta que casi tenía los dedos insensibilizados ante los constantes golpes de las ramas. Suspiré, cansado y Beckett me miró, insegura.
- ¿No hemos pasado antes por aquí? – preguntó, señalando un seto de color rojizo.
- No, habrá más especies de esas – contesté, sin querer admitir mi derrota.
- ¿Seguro?
- Totalmente.
Continuamos en silencio, y entonces me paré en seco, haciendo que Beckett, que iba detrás de mí algo despistada, chocara conmigo.
- ¿Qu…? - preguntó, cortándose cuando vio el problema. – Estamos perdidos.
- No lo estamos – dije, dándole la espalda a la pared de setos que nos impedía continuar.
- Sí lo estamos, Castle, admítelo.
Suspiré, rindiéndome.
- Estamos perdidos.
Re: In dubio pro reo [COMPLETO]
Muy buenos capítulos!!! Ya me imagino lo que le ha podifo pasar a Kate para que se aisle de todos y no deje a nadie acercarse. Por otra parte, lo que me he podido reir con el final, mira que perderse en el laberinto???? jajajajaja, lo mejor para salir es que se suba a sus hombros y vaya mirando las posibles salidas
Yaye- Escritor - Policia
- Mensajes : 1751
Fecha de inscripción : 05/06/2012
Localización : Huelva
Re: In dubio pro reo [COMPLETO]
Menuda sorpresa, nada mas y nada menos que dos capitulo. me han gustado mucho, pero ahora me reconcome la intriga de saber que fue lo que le paso a Kate aunque estoy deseando que se sinceren el uno con el otro de una buena vez. Gracias por este regalito y sigue pronto please
erikal- Actor en Broadway
- Mensajes : 153
Fecha de inscripción : 21/07/2013
Re: In dubio pro reo [COMPLETO]
Eso mismo pense yo! que se trepe en Rick y asi encuentran la salida! Que agradable sorpresa encontrar 2 capis nuevos se extrañaba mucho tu fic Porfa ya no no hagas sufrir tanto!
Verispu- As del póker
- Mensajes : 437
Fecha de inscripción : 24/06/2013
Edad : 46
Localización : Mexico, Oaxaca
Re: In dubio pro reo [COMPLETO]
Me estoy acostumbrando rápidamente a esto de leer dos capis o más, cada vez que subes tu historia, jajajajaja
Me han gustado mucho, mucho, porque ya empieza a funcionar la demolición por parte de Rick del muro de Beckett, a pesar de ser tan cortante con él, no se arredra y la sigue acosando. Ella por su parte se va acostumbrando a él, e incluso se empieza a abrir, ya le ha contado algo personal de ella, el porqué no la gusta que la ayuden, y ese ladrillo espero que arrastre otros.
Muy divertido el tema del despiste de ella al conducir, nada propio de su forma de actuar, está empezando a preocuparse por la relación que puedan llegar a tener, eso es una pequeña rendija en la puerta de su corazón. Y la aparente normalidad con la que habla del posible ligue perdido de la hermana de Alexandre Gabriel.
Por su parte Rick emplea de nuevo el humor con sus flatos, haciendo que entre ellos se establezca más la complicidad, no se le cuentan esas cosas tan íntimas a las personas con las que no tienes confianza.
Ambos confían mucho en el otro, pues no se sienten violentos al tratar temas personales aunque ella no se abra tan deprisa como lo hizo él, se protegen e instintivamente buscan el bienestar del otro.
Muy buenas las notas de humor, y el remate del laberinto ha sido la guinda del pastel, aunque espero que no les cueste caro y no se trate de una encerrona por parte del tal Gabriel.
Sigue pronto no nos dejes con la miel en los labios cada vez que termina el capítulo, y mira aunque los escribas de uno en uno, con tal de leer más asiduamente no me importa, jajajajajaja Pero también entiendo la falta de disponibilidad a veces, así que como y cuando puedas.
BESOTESSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSS
Me han gustado mucho, mucho, porque ya empieza a funcionar la demolición por parte de Rick del muro de Beckett, a pesar de ser tan cortante con él, no se arredra y la sigue acosando. Ella por su parte se va acostumbrando a él, e incluso se empieza a abrir, ya le ha contado algo personal de ella, el porqué no la gusta que la ayuden, y ese ladrillo espero que arrastre otros.
Muy divertido el tema del despiste de ella al conducir, nada propio de su forma de actuar, está empezando a preocuparse por la relación que puedan llegar a tener, eso es una pequeña rendija en la puerta de su corazón. Y la aparente normalidad con la que habla del posible ligue perdido de la hermana de Alexandre Gabriel.
Por su parte Rick emplea de nuevo el humor con sus flatos, haciendo que entre ellos se establezca más la complicidad, no se le cuentan esas cosas tan íntimas a las personas con las que no tienes confianza.
Ambos confían mucho en el otro, pues no se sienten violentos al tratar temas personales aunque ella no se abra tan deprisa como lo hizo él, se protegen e instintivamente buscan el bienestar del otro.
Muy buenas las notas de humor, y el remate del laberinto ha sido la guinda del pastel, aunque espero que no les cueste caro y no se trate de una encerrona por parte del tal Gabriel.
Sigue pronto no nos dejes con la miel en los labios cada vez que termina el capítulo, y mira aunque los escribas de uno en uno, con tal de leer más asiduamente no me importa, jajajajajaja Pero también entiendo la falta de disponibilidad a veces, así que como y cuando puedas.
BESOTESSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSS
agecastbet- Escritor - Policia
- Mensajes : 2971
Fecha de inscripción : 27/12/2012
Localización : En la colina del loco - Madrid
Re: In dubio pro reo [COMPLETO]
Jjajajajajajajajaja muy bueno, me he reido mucho con el capi, me encanto, es genial. Continua prontooooo.
_Caskett_- Escritor - Policia
- Mensajes : 2936
Fecha de inscripción : 22/01/2013
Localización : en un mundo feliz
Re: In dubio pro reo [COMPLETO]
continuuuuuuuuuuuuuuuuuuuua
AlwaysSerenity- Autor de best-seller
- Mensajes : 966
Fecha de inscripción : 14/10/2012
Edad : 27
Localización : Málaga (Andalucia) España
castle&beckett..cris- Escritor - Policia
- Mensajes : 5471
Fecha de inscripción : 20/03/2011
Edad : 33
Localización : Menorca..I LOVE NEW YORK..NYPD..RICK CASTLE & KATE BECKETT
Re: In dubio pro reo [COMPLETO]
muy buenos y divertidos... al final despues de k se sabia el truco termina igual perdido! jakajkajkaja continua cuando puedas porfi me gusta muxo el fic!
cururi- As del póker
- Mensajes : 447
Fecha de inscripción : 15/03/2013
Edad : 36
Localización : World Citizen
Re: In dubio pro reo [COMPLETO]
Perfecto y bien largo. Sigueee.
Delta5- Escritor - Policia
- Mensajes : 10286
Fecha de inscripción : 30/07/2012
Localización : Ciudadano del Mundo
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