Qué bonita la vida. (Capítulo 32) 07/05 TERMINADO
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Re: Qué bonita la vida. (Capítulo 32) 07/05 TERMINADO
Claro que se puede saber la canción xD o mejor dicho canciones jaja antes de empezar a leer estaba escuchando ésta
y esta
Que no tienen mucho que ver pero Leonel García me gusta mucho
PD: Josh Groban con la canción Brave tiene un video de Beckett y ayyyyyy que bonito Saludos el 20 cómo va?
y esta
Que no tienen mucho que ver pero Leonel García me gusta mucho
PD: Josh Groban con la canción Brave tiene un video de Beckett y ayyyyyy que bonito Saludos el 20 cómo va?
dcastle- As del póker
- Mensajes : 494
Fecha de inscripción : 25/10/2012
Edad : 28
Re: Qué bonita la vida. (Capítulo 32) 07/05 TERMINADO
La primera me suena de haberla escuchado antes, y la segunda me gusta mucho! (no lo había escuchado antes, al menos que yo recuerde)doricastle escribió:Claro que se puede saber la canción xD o mejor dicho canciones jaja antes de empezar a leer estaba escuchando ésta
y esta
Que no tienen mucho que ver pero Leonel García me gusta mucho
PD: Josh Groban con la canción Brave tiene un video de Beckett y ayyyyyy que bonito Saludos el 20 cómo va?
El vídeo de Beckett es muy bonito como tú dices jeje creo que ya lo había visto, pero he visto tanto que no estoy muy segura xD
El 20 bueno, ahí va... xD Ahora verás...
Lo siento al final fue más...Ruth Maria escribió:Que llegue mañana entonces!!
Caskett23- As del póker
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Fecha de inscripción : 30/03/2013
Edad : 30
Localización : Cádiz
Re: Qué bonita la vida. (Capítulo 32) 07/05 TERMINADO
Hola! Se supone que yo iba a subir este capítulo el Sábado pero fue mi cumple y fue un poco imposible. Luego muchas cosas que hacer. Es solo la primera parte pero llevo muchos días sin subir nada. Además, una amiga viene unos días a pasar unos días a casa y en esos días nada de escribir ni nada... así que, como voy a tardar en poder escribir pues...
No me termina de gustar. Nada, vamos. Pero como la torpeza es mi segundo nombre, me he dado un golpe en la mano derecha y la tengo mal... así que esto es lo que escribí hace unos días, hoy iba a "acabarlo" pero...
Siento si hay muchos errores...
Se sentó en el gran sillón de la sala. Tiró de su mano, invitándola a que se sentase encima de él. Ella aceptó sonriente y se sentó pegándose completamente a su cuerpo. Abrazándolo. Pasando sus manos alrededor de su cuello, escondiendo su cara en el cuello de él. Aspirando su aroma, perdiéndose en él.
Ninguno dijo nada durante minutos. Solo se quedaron así. Disfrutando de ese momento de intimidad. Solo ellos dos.
-Pensé que querías hablar –rompió el silencio Kate, separándose un poco de él para poder mirarlo a los ojos.
-Sí, y quiero pero, también, me encanta estar así contigo. Sin hacer nada, solo estar el uno con el otro. –A Beckett se le escapó una sonrisa.
-Rick… -se puso seria.
-Dime –Acarició su espalda en círculos.
-Yo sé que tú quieres mucho a Sophie y que es tu mejor amiga –una tímida sonrisa apareció en sus labios –pero… ¿no te molesta no tener esa intimidad que tienen todas las parejas? Digo, tú y yo estamos empezando y Sophie, cada vez que nos ve abrazarnos o acariciarnos, ella también quiere. –Castle que la escuchaba atento la dejó continuar. – Además, cualquier pareja ahora… ya sabes, -dijo con cierta timidez -pero en la cama está Sophie y…
-Y nada, Kate. –Rick tomó una mano de la abogada entre las suyas. –Como tú has dicho, yo adoro a Sophie y no me molesta no tener esa intimidad o que ella venga a pedirnos besos y abrazos. Me encanta que lo haga. Es tan tierna y tan dulce que nunca se lo podría negar. La quiero y me encanta que sea tu hija y, por supuesto, me encanta que tú seas mi novia. –La besó. –No te preocupes por eso porque eso nunca va a ser algo que me moleste de ti, al revés, ya te lo dije una vez, ¿recuerdas? “Para mí, no sería un impedimento que tengas a Sophie, es más, si algún día me vuelvo a enamorar, estoy seguro de que sería de alguien como tú.” –Recitó de memoria. Kate sonrió en sus labios antes de besarlo.
Se volvieron a quedar en silencio, abrazados. Esta vez fue Richard el encargado romperlo. –Yo mejor que nadie puedo comprender a Sophie. Sé lo que es desear tener eso que nunca has tenido, un padre. Me acuerdo de los novios de mi madre. Yo también quería atenciones, besos, abrazos,… sobre todo, cuando era un niño pequeño, pero las parejas de mi madre me veían más como un estorbo que como alguien a quien querer. Yo nunca podría hacerle eso a Sophie, y más, siendo mi mejor amiga. –sonrió para quitarle importancia a su confesión.
-Lo siento mucho, Rick. Debió de ser duro para ti.
-Bueno,… al principio, sí. La luego crecí y como que me daba igual o tal vez me acostumbré, no sé –se encogió de hombros sin dejar de sonreír.
Kate le acarició la mejilla antes de dejarle un beso sobre la misma. –Gracias por ser así, tan bueno conmigo y con Sophie.
-No hay nada qué agradecer, Kate. Vosotras me dais la vida –dijo sincero. Ambos sonrieron y acortaron la distancia a la vez para besarse de nuevo.
-Rick… -titubeó. No sabía si debería seguir por ahí.
-Dime.
-¿Puedo preguntarte algo? –el escritor asintió. –Pero si no quieres no conteste, yo no quiero que te sientas incómodo ni…
-Pregunta –la interrumpió sin dejar que acabase la frase.
-¿Por qué creciste sin tu padre? ¿Os abandonó? –La sonrisa desapareció del rostro del escritor. –Rick yo no quería…
-No pasa nada, Kate. Es solo que… yo antes no había hablado de esto tanto como contigo –Sonrió, fingiendo normalidad. Pero no era así. Hablar de eso le traía recuerdos dolorosos. –No, no nos abandonó o no sé –tomó aire para ganar tiempo. –Solo sé que solo fue una noche. Mi madre dice que se enamoró de él en esas horas y que fue una noche de amor. Cuando se despertó por la mañana ya se había ido. Ni siquiera le dijo su nombre.
-¿No lo volvió a ver más? –Castle negó.
-No, además, se conocieron en Nueva york y poco tiempo después de enterarse de su embarazo, mi madre, tuvo que salir de país. Por eso vivíamos en Colombia. –Kate se aguantó las ganas de preguntar pero sus ojos la delataron. –Mis abuelos no se tomaron bien la noticia, no la apoyaron. Al revés, renegaron de ella. Le quitaron cualquier tipo de ayuda. Mi madre se vio sola con un bebé en camino con tan solo 19 años.
-Lo siento, Rick. Debió de ser muy duro para ella. –Acarició su pelo, enredando sus dedos en él.
-Lo fue. Lo fue para los dos. Yo no he sido siempre rico, Kate. Nos costó encontrar una cierta estabilidad. –Castle la apretó más contra él. –Durante años estuvimos viajando de un lugar a otro del país. Por trabajo. No teníamos una casa, un hogar fijo. Solo durábamos meses en un mismo lugar. Pero a pesar de todo, de toda la inestabilidad, de todos los esfuerzos y de toda la precariedad, nos teníamos el uno al otro. Y, a pesar de todo, fui un niño feliz. Mi madre se las ingeniaba para que cada día me fuese a dormir con una sonrisa, aunque tan solo hubiésemos cenado las sobras del día anterior. Tuve mucho amor por parte de ella. Fue muy valiente enfrentándose a todos, a mis abuelos que querían obligarla a abortar. Todo lo que soy, se lo debo a ella. –Terminó con un suspiro.
Lo abrazó como respuesta. No sabía que contestarle después de aquello. –Siento no saber qué decir, Rick.
-No tienes que decir nada, Kate. Está bien así, con que me abraces. Me encanta que lo hagas. –Sonrió. Kate lo volvió a abrazar y le dio un suave beso en el cuello.
Volvió a meterse en la cama tras dejar la bandeja del desayuno encima de la mesita de noche. La observó dormir. Se veía tranquila, relajada. Podría decirse que se veía feliz. Sonrió.
Se acercó más a ella. Le quitó algunos mechones rebeldes de la cara, poniéndoselos detrás de su oreja. Acercó sus labios a los suyos y la besó con delicadeza. Se separó y fue dejando un rastro de besos por todo su rostro. Para terminar besando su cuello.
-Rick… -dijo removiéndose cuando sintió los labios del escritor en esa zona.
-Buenos días –Sonrió sobre sus labios antes de besarla de nuevo.
-Buenos días, Rick –ahora más despierta. Agarró a Castle por el cuello para volver a besarlo.
-¿Dormiste bien? –preguntó posando su mano en la cintura de ella.
-Muy bien. –Se acurró en su pecho, rodeando el cuerpo del escritor con uno de sus brazos. - ¿Y tú?
-¿Durmiendo con vosotras? Perfecto -sonrió.
-¿Despertamos a nuestra bella durmiente para que desayune con nosotros?
XXX
Kate comenzó a darle besos en la mejilla derecha de la niña mientras que Rick lo hacía por la izquierda. La niña se removió.
-Buenos días, cariño –la saludó entre beso y beso. La niña abrió un poco los ojos y la miró sonriendo, siendo ahora más consciente de los besos que le estaban dando su madre y su amigo. Sonrió.
-Buenos días, pequeña.
-Buenos días. –Dijo con una sonrisa.
-Te he hecho tortitas para desayunar –el escritor sonrió al recordar el tercer deseo de la pequeña –solo son tres pero si quieres puedo hacerte más.
Sophie se levantó y se desperezó. -¡Tortitas! –exclamó feliz, con los brazos aún levantado. Castle se puso de pie para coger la bandeja que había traído con el desayuno.
Con ayuda de su madre, la pequeña, se sentó en sus piernas para poder desayunar mejor. Kate recogió el pelo de su hija en un moño para que pudiese comer sin que el pelo le estorbase tras hacer lo mismo con el de ella.
-No podéis negar que sois madre e hija. No podéis ser más iguales –observó el escritor, sentándose al lado de la abogada, en su derecha.
Madre e hija sonrieron y Kate dejó un beso en el pelo de la niña. Ésta se frotó las manos contenta cuando Richard le pasó uno de los platos con tortitas, solo para ella. Beckett ayudó a su hija a ponérselo en sus piernas para que no se le cayera a la cama.
-Cariño, cuidado –le dijo Kate con una sonrisa.
-Sí -fue lo único que dijo la pequeña antes de llevarse torpemente el primer bocado de tortitas con chocolate a la boca.
La sonrisa de la abogada se agrandó cuando Rick le dio su café y comprobó que se había fijado en los detalles y era tal y como a ella le gustaba. Con dos de azúcar y vainilla.
Richard se acercó y besó a su novia. Fue un beso tierno. Sophie dejó el tenedor a un lado de su plató y puso sus bracitos en jarras cuando vio que los dos adultos volvieron a comer sin más.
Se movió, Kate evitó que el plató de su hija cayese a la cama por un acto reflejo.
-Yo también quiero un beso. –Pidió entrecerrando los ojos mirando a su amigo.
-¿Uno? –preguntó riendo. –Yo pensaba darte muchos, muchos besos –confesó antes de comenzar a besar a la pequeña por toda la cara, haciéndola reír.
Cuando se separó, vio cómo su novia lo miraba con ¿emoción? -¿Qué? –inquirió con una sonrisa. Ella se encogió de hombro y siguió comiendo.
La cara de la niña estaba toda manchada de chocolate por culpa de su desayuno.
-¿No quieres darle un beso a mamá? –Sugirió Rick con una sonrisa daleada. –Creo que quiere que le des un beso.
La niña sonrió y se puso de rodillas para poder darle el beso a su madre, pero, al ver la cara manchada de su hija, Kate se echó hacia atrás.
-Mami, ¿no quiere que te dé un beso? –preguntó con un deje de tristeza en su voz.
-No, claro que sí, cariño. –Ella misma acercó su mejilla para que su hija le diese el beso, mirando a Rick con los ojos entrecerrados. La pequeña dejó una mancha de chocolate en su rostro.
-¡Uy! –exclamó la niña al ver el resto de chocolate riendo y limpiándoselo con su manita.
-Cariño, creo que Rick se ha puesto celoso, ¿por qué no le das muchos, muchos besos como él antes? –La niña giró su cara y vio como Castle miraba con horror a su madre. Luego miro a ésta y vio cómo le sonreía burlona.
La niña frunció el ceño y se llevó las manitas a la cintura. -¿Qué? –Los dos adultos rieron al ver la expresión de la pequeña.
Kate puso una mano en la frente de su hija, sujetándole la cabeza entre su mano y su pecho, para poder limpiarle los mofletes y la barbilla mejor, con la servilleta que le había pasado Castle.
Richard metió todo lo que habían desayunado en la bandeja y la volvió a poner en la mesita para que no les estorbase.
La niña, cuando su madre la dejó libre, se subió a las piernas del escritor y comenzó a mirarlo, sin atreverse a preguntar lo que quería. Castle también la miraba y comenzó a alzar sus cejas repetidamente, provocando que la niña riera.
-Rick… -dijo la niña por fin, dejando de reír.
-Dime, pequeña. –Acarició su espalda.
-Yo… yo quiero que mañanas venga conmigo al colegio, con mamá. –Soltó deprisa.
Castle sonrió. –¿Era solo eso? –La niña asintió. –Entonces, quieres que te acompañe a clases, ¿no? –La pequeña volvió a asentir. –Está bien. –Aceptó con una sonrisa. –Pero con una condición.
-¿Qué? –preguntó nerviosa.
Se acercó a su oído para susurrarle. –Me tienes que dar un beso y un abrazo antes de entrar a clases.
-¡Sí! ¡Sí! ¡Sí! –exclamó la pequeña abalanzándose sobre él, dándole besos y abrazos. El escritor hizo lo mismo, escuchándose la risa de los dos como único sonido en esa habitación.
Beckett se puso de rodillas y con una sonrisa, y algo emocionada, se acercó a su hija y a su novio. Abrazándolos a los dos. Escondiendo su cara en el cuello de Rick.
-Nunca imaginé que encontraría a alguien como tú. Gracias por hacernos tan felices a las dos. –Siseó en su oído. Rick pasó uno de sus brazos por detrás de la espalda de su novia.
-Vosotras sois lo mejor que me ha pasado. Él único agradecido soy yo. –Eso fue lo último que dijo Richard antes de que Kate atrapase sus labios con los suyos.
No me termina de gustar. Nada, vamos. Pero como la torpeza es mi segundo nombre, me he dado un golpe en la mano derecha y la tengo mal... así que esto es lo que escribí hace unos días, hoy iba a "acabarlo" pero...
Siento si hay muchos errores...
Capítulo 20
Se sentó en el gran sillón de la sala. Tiró de su mano, invitándola a que se sentase encima de él. Ella aceptó sonriente y se sentó pegándose completamente a su cuerpo. Abrazándolo. Pasando sus manos alrededor de su cuello, escondiendo su cara en el cuello de él. Aspirando su aroma, perdiéndose en él.
Ninguno dijo nada durante minutos. Solo se quedaron así. Disfrutando de ese momento de intimidad. Solo ellos dos.
-Pensé que querías hablar –rompió el silencio Kate, separándose un poco de él para poder mirarlo a los ojos.
-Sí, y quiero pero, también, me encanta estar así contigo. Sin hacer nada, solo estar el uno con el otro. –A Beckett se le escapó una sonrisa.
-Rick… -se puso seria.
-Dime –Acarició su espalda en círculos.
-Yo sé que tú quieres mucho a Sophie y que es tu mejor amiga –una tímida sonrisa apareció en sus labios –pero… ¿no te molesta no tener esa intimidad que tienen todas las parejas? Digo, tú y yo estamos empezando y Sophie, cada vez que nos ve abrazarnos o acariciarnos, ella también quiere. –Castle que la escuchaba atento la dejó continuar. – Además, cualquier pareja ahora… ya sabes, -dijo con cierta timidez -pero en la cama está Sophie y…
-Y nada, Kate. –Rick tomó una mano de la abogada entre las suyas. –Como tú has dicho, yo adoro a Sophie y no me molesta no tener esa intimidad o que ella venga a pedirnos besos y abrazos. Me encanta que lo haga. Es tan tierna y tan dulce que nunca se lo podría negar. La quiero y me encanta que sea tu hija y, por supuesto, me encanta que tú seas mi novia. –La besó. –No te preocupes por eso porque eso nunca va a ser algo que me moleste de ti, al revés, ya te lo dije una vez, ¿recuerdas? “Para mí, no sería un impedimento que tengas a Sophie, es más, si algún día me vuelvo a enamorar, estoy seguro de que sería de alguien como tú.” –Recitó de memoria. Kate sonrió en sus labios antes de besarlo.
Se volvieron a quedar en silencio, abrazados. Esta vez fue Richard el encargado romperlo. –Yo mejor que nadie puedo comprender a Sophie. Sé lo que es desear tener eso que nunca has tenido, un padre. Me acuerdo de los novios de mi madre. Yo también quería atenciones, besos, abrazos,… sobre todo, cuando era un niño pequeño, pero las parejas de mi madre me veían más como un estorbo que como alguien a quien querer. Yo nunca podría hacerle eso a Sophie, y más, siendo mi mejor amiga. –sonrió para quitarle importancia a su confesión.
-Lo siento mucho, Rick. Debió de ser duro para ti.
-Bueno,… al principio, sí. La luego crecí y como que me daba igual o tal vez me acostumbré, no sé –se encogió de hombros sin dejar de sonreír.
Kate le acarició la mejilla antes de dejarle un beso sobre la misma. –Gracias por ser así, tan bueno conmigo y con Sophie.
-No hay nada qué agradecer, Kate. Vosotras me dais la vida –dijo sincero. Ambos sonrieron y acortaron la distancia a la vez para besarse de nuevo.
-Rick… -titubeó. No sabía si debería seguir por ahí.
-Dime.
-¿Puedo preguntarte algo? –el escritor asintió. –Pero si no quieres no conteste, yo no quiero que te sientas incómodo ni…
-Pregunta –la interrumpió sin dejar que acabase la frase.
-¿Por qué creciste sin tu padre? ¿Os abandonó? –La sonrisa desapareció del rostro del escritor. –Rick yo no quería…
-No pasa nada, Kate. Es solo que… yo antes no había hablado de esto tanto como contigo –Sonrió, fingiendo normalidad. Pero no era así. Hablar de eso le traía recuerdos dolorosos. –No, no nos abandonó o no sé –tomó aire para ganar tiempo. –Solo sé que solo fue una noche. Mi madre dice que se enamoró de él en esas horas y que fue una noche de amor. Cuando se despertó por la mañana ya se había ido. Ni siquiera le dijo su nombre.
-¿No lo volvió a ver más? –Castle negó.
-No, además, se conocieron en Nueva york y poco tiempo después de enterarse de su embarazo, mi madre, tuvo que salir de país. Por eso vivíamos en Colombia. –Kate se aguantó las ganas de preguntar pero sus ojos la delataron. –Mis abuelos no se tomaron bien la noticia, no la apoyaron. Al revés, renegaron de ella. Le quitaron cualquier tipo de ayuda. Mi madre se vio sola con un bebé en camino con tan solo 19 años.
-Lo siento, Rick. Debió de ser muy duro para ella. –Acarició su pelo, enredando sus dedos en él.
-Lo fue. Lo fue para los dos. Yo no he sido siempre rico, Kate. Nos costó encontrar una cierta estabilidad. –Castle la apretó más contra él. –Durante años estuvimos viajando de un lugar a otro del país. Por trabajo. No teníamos una casa, un hogar fijo. Solo durábamos meses en un mismo lugar. Pero a pesar de todo, de toda la inestabilidad, de todos los esfuerzos y de toda la precariedad, nos teníamos el uno al otro. Y, a pesar de todo, fui un niño feliz. Mi madre se las ingeniaba para que cada día me fuese a dormir con una sonrisa, aunque tan solo hubiésemos cenado las sobras del día anterior. Tuve mucho amor por parte de ella. Fue muy valiente enfrentándose a todos, a mis abuelos que querían obligarla a abortar. Todo lo que soy, se lo debo a ella. –Terminó con un suspiro.
Lo abrazó como respuesta. No sabía que contestarle después de aquello. –Siento no saber qué decir, Rick.
-No tienes que decir nada, Kate. Está bien así, con que me abraces. Me encanta que lo hagas. –Sonrió. Kate lo volvió a abrazar y le dio un suave beso en el cuello.
XXX
Volvió a meterse en la cama tras dejar la bandeja del desayuno encima de la mesita de noche. La observó dormir. Se veía tranquila, relajada. Podría decirse que se veía feliz. Sonrió.
Se acercó más a ella. Le quitó algunos mechones rebeldes de la cara, poniéndoselos detrás de su oreja. Acercó sus labios a los suyos y la besó con delicadeza. Se separó y fue dejando un rastro de besos por todo su rostro. Para terminar besando su cuello.
-Rick… -dijo removiéndose cuando sintió los labios del escritor en esa zona.
-Buenos días –Sonrió sobre sus labios antes de besarla de nuevo.
-Buenos días, Rick –ahora más despierta. Agarró a Castle por el cuello para volver a besarlo.
-¿Dormiste bien? –preguntó posando su mano en la cintura de ella.
-Muy bien. –Se acurró en su pecho, rodeando el cuerpo del escritor con uno de sus brazos. - ¿Y tú?
-¿Durmiendo con vosotras? Perfecto -sonrió.
-¿Despertamos a nuestra bella durmiente para que desayune con nosotros?
XXX
Kate comenzó a darle besos en la mejilla derecha de la niña mientras que Rick lo hacía por la izquierda. La niña se removió.
-Buenos días, cariño –la saludó entre beso y beso. La niña abrió un poco los ojos y la miró sonriendo, siendo ahora más consciente de los besos que le estaban dando su madre y su amigo. Sonrió.
-Buenos días, pequeña.
-Buenos días. –Dijo con una sonrisa.
-Te he hecho tortitas para desayunar –el escritor sonrió al recordar el tercer deseo de la pequeña –solo son tres pero si quieres puedo hacerte más.
Sophie se levantó y se desperezó. -¡Tortitas! –exclamó feliz, con los brazos aún levantado. Castle se puso de pie para coger la bandeja que había traído con el desayuno.
Con ayuda de su madre, la pequeña, se sentó en sus piernas para poder desayunar mejor. Kate recogió el pelo de su hija en un moño para que pudiese comer sin que el pelo le estorbase tras hacer lo mismo con el de ella.
-No podéis negar que sois madre e hija. No podéis ser más iguales –observó el escritor, sentándose al lado de la abogada, en su derecha.
Madre e hija sonrieron y Kate dejó un beso en el pelo de la niña. Ésta se frotó las manos contenta cuando Richard le pasó uno de los platos con tortitas, solo para ella. Beckett ayudó a su hija a ponérselo en sus piernas para que no se le cayera a la cama.
-Cariño, cuidado –le dijo Kate con una sonrisa.
-Sí -fue lo único que dijo la pequeña antes de llevarse torpemente el primer bocado de tortitas con chocolate a la boca.
La sonrisa de la abogada se agrandó cuando Rick le dio su café y comprobó que se había fijado en los detalles y era tal y como a ella le gustaba. Con dos de azúcar y vainilla.
Richard se acercó y besó a su novia. Fue un beso tierno. Sophie dejó el tenedor a un lado de su plató y puso sus bracitos en jarras cuando vio que los dos adultos volvieron a comer sin más.
Se movió, Kate evitó que el plató de su hija cayese a la cama por un acto reflejo.
-Yo también quiero un beso. –Pidió entrecerrando los ojos mirando a su amigo.
-¿Uno? –preguntó riendo. –Yo pensaba darte muchos, muchos besos –confesó antes de comenzar a besar a la pequeña por toda la cara, haciéndola reír.
Cuando se separó, vio cómo su novia lo miraba con ¿emoción? -¿Qué? –inquirió con una sonrisa. Ella se encogió de hombro y siguió comiendo.
XXX
La cara de la niña estaba toda manchada de chocolate por culpa de su desayuno.
-¿No quieres darle un beso a mamá? –Sugirió Rick con una sonrisa daleada. –Creo que quiere que le des un beso.
La niña sonrió y se puso de rodillas para poder darle el beso a su madre, pero, al ver la cara manchada de su hija, Kate se echó hacia atrás.
-Mami, ¿no quiere que te dé un beso? –preguntó con un deje de tristeza en su voz.
-No, claro que sí, cariño. –Ella misma acercó su mejilla para que su hija le diese el beso, mirando a Rick con los ojos entrecerrados. La pequeña dejó una mancha de chocolate en su rostro.
-¡Uy! –exclamó la niña al ver el resto de chocolate riendo y limpiándoselo con su manita.
-Cariño, creo que Rick se ha puesto celoso, ¿por qué no le das muchos, muchos besos como él antes? –La niña giró su cara y vio como Castle miraba con horror a su madre. Luego miro a ésta y vio cómo le sonreía burlona.
La niña frunció el ceño y se llevó las manitas a la cintura. -¿Qué? –Los dos adultos rieron al ver la expresión de la pequeña.
XXX
Kate puso una mano en la frente de su hija, sujetándole la cabeza entre su mano y su pecho, para poder limpiarle los mofletes y la barbilla mejor, con la servilleta que le había pasado Castle.
Richard metió todo lo que habían desayunado en la bandeja y la volvió a poner en la mesita para que no les estorbase.
La niña, cuando su madre la dejó libre, se subió a las piernas del escritor y comenzó a mirarlo, sin atreverse a preguntar lo que quería. Castle también la miraba y comenzó a alzar sus cejas repetidamente, provocando que la niña riera.
-Rick… -dijo la niña por fin, dejando de reír.
-Dime, pequeña. –Acarició su espalda.
-Yo… yo quiero que mañanas venga conmigo al colegio, con mamá. –Soltó deprisa.
Castle sonrió. –¿Era solo eso? –La niña asintió. –Entonces, quieres que te acompañe a clases, ¿no? –La pequeña volvió a asentir. –Está bien. –Aceptó con una sonrisa. –Pero con una condición.
-¿Qué? –preguntó nerviosa.
Se acercó a su oído para susurrarle. –Me tienes que dar un beso y un abrazo antes de entrar a clases.
-¡Sí! ¡Sí! ¡Sí! –exclamó la pequeña abalanzándose sobre él, dándole besos y abrazos. El escritor hizo lo mismo, escuchándose la risa de los dos como único sonido en esa habitación.
Beckett se puso de rodillas y con una sonrisa, y algo emocionada, se acercó a su hija y a su novio. Abrazándolos a los dos. Escondiendo su cara en el cuello de Rick.
-Nunca imaginé que encontraría a alguien como tú. Gracias por hacernos tan felices a las dos. –Siseó en su oído. Rick pasó uno de sus brazos por detrás de la espalda de su novia.
-Vosotras sois lo mejor que me ha pasado. Él único agradecido soy yo. –Eso fue lo último que dijo Richard antes de que Kate atrapase sus labios con los suyos.
Caskett23- As del póker
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Edad : 30
Localización : Cádiz
Caskett(sariita)- Policia de homicidios
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Fecha de inscripción : 25/10/2013
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Re: Qué bonita la vida. (Capítulo 32) 07/05 TERMINADO
Que bonitoooo, ya han pasado todo un fin de semana juntitos entre besos y arrumacos. Ya mismo no hay quien los separe
Cada vez me gusta mas esta historia. Espero que puedas continuar pronto.
Cada vez me gusta mas esta historia. Espero que puedas continuar pronto.
Yaye- Escritor - Policia
- Mensajes : 1751
Fecha de inscripción : 05/06/2012
Localización : Huelva
Re: Qué bonita la vida. (Capítulo 32) 07/05 TERMINADO
me gusto mucho el capitulo, todo tierno *W*
CaskettGirl- Ayudante de policia
- Mensajes : 146
Fecha de inscripción : 13/12/2012
Edad : 35
colombianita- Ayudante de policia
- Mensajes : 78
Fecha de inscripción : 03/05/2013
Re: Qué bonita la vida. (Capítulo 32) 07/05 TERMINADO
El capitulo muy tierno con los tres juntitos pasando el fin de semana y yo me pregunto con esta niña todo el día con ellos les quedara poco tiempo para la intimidad
trolido- As del póker
- Mensajes : 387
Fecha de inscripción : 04/12/2012
Re: Qué bonita la vida. (Capítulo 32) 07/05 TERMINADO
me encanto cada vez mas tiernos estos 3 esperemos k los abuelos les den una mano pork sino no ahy tiempo para los 2!!! lo senti medio corto pero excelente como siempre! espero leerte pronto!
cururi- As del póker
- Mensajes : 447
Fecha de inscripción : 15/03/2013
Edad : 36
Localización : World Citizen
Re: Qué bonita la vida. (Capítulo 32) 07/05 TERMINADO
Me ha gustado mucho ya parecen una familia! Pero nos sigues debiendo esa charla sobre Martha. Pero hemos de esperar un poco mas Continua en cuanto puedas ok
Verispu- As del póker
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Fecha de inscripción : 24/06/2013
Edad : 46
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castle&beckett..cris- Escritor - Policia
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Fecha de inscripción : 20/03/2011
Edad : 33
Localización : Menorca..I LOVE NEW YORK..NYPD..RICK CASTLE & KATE BECKETT
Re: Qué bonita la vida. (Capítulo 32) 07/05 TERMINADO
Intentaré seguirlo el findecastle&beckett..cris escribió:Sigueee
Gracias! Sí, a ver si tienen esa charla... jejejeVerispu escribió:Me ha gustado mucho ya parecen una familia! Pero nos sigues debiendo esa charla sobre Martha. Pero hemos de esperar un poco mas Continua en cuanto puedas ok
Sí, a ver si los abuelos o Martha se ofrece en ayudarlos un poco con la niña porque si no... xD Era más cortos que los otros pero corto, corto no En realidad es solo una parte del capi pero es que no me dio tiempo a escribirlo entero.cururi escribió:me encanto cada vez mas tiernos estos 3 esperemos k los abuelos les den una mano pork sino no ahy tiempo para los 2!!! lo senti medio corto pero excelente como siempre! espero leerte pronto!
Pues por ahora, les ha quedado poco... a ver cómo hacen para tener intimidad.trolido escribió:El capitulo muy tierno con los tres juntitos pasando el fin de semana y yo me pregunto con esta niña todo el día con ellos les quedara poco tiempo para la intimidad
Gracias!!colombianita escribió:Hermoso!!!!!
Muchas graciasCaskettGirl escribió:me gusto mucho el capitulo, todo tierno *W*
Gracias, intentaré seguir el findeYaye escribió:Que bonitoooo, ya han pasado todo un fin de semana juntitos entre besos y arrumacos. Ya mismo no hay quien los separe
Cada vez me gusta mas esta historia. Espero que puedas continuar pronto.
GraciasmoxaCaSkett(sariita) escribió:muy lindo!
Caskett23- As del póker
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Re: Qué bonita la vida. (Capítulo 32) 07/05 TERMINADO
¡Al fin! Sí, al fin, porque me ha costado bastante escribirlo. Entre la mano, mi amiga, la falta de inspiración, la pereza y los estudios pensaba que no lo acabaría nunca, pero sí.
Siento si hay muchas faltas, me lo he leído dos veces pero hoy parece que estoy disléxica o yo que sé, así que miedo me da lo que pueda haber por ahí...
Espero que os guste y que no me matéis. El próximo, supongo, que no tardaré mucho ya que lo tengo casi escrito.
Richard caminaba nervioso revisando la mesa preparada para el primer almuerzo oficial con sus suegros. Había comido antes con Jim y Johanna pero en condición de amigo de Kate y Sophie. Ahora era distinto y, eso, lo hacía sentir intranquilo.
Ahora, más que nunca, tenía que darles buena impresión. Ordenó uno de los tenedores, que no estaba totalmente resto. Volvió a poner bien las sillas y pasó una mano por el mantel verde que cubría la mesa para quitar una “arruga”.
Kate sonreía divertida al ver a su novio tan nervioso por algo tan absurdo. Él ya le caía perfectamente a sus padres. No tenía que estar así. No tenía que ganarse su confianza porque, simplemente, ya la tenía. De los dos. ¡Si hasta su madre le había dicho mil veces que ellos acabarían juntos! Sacudió la cabeza ante ese pensamiento. En su mente podía ver a Johanna con una sonrisa de suficiencia diciéndole “Te lo dije”.
-Rick –lo llamó, caminado hacia él. Cogiéndolo de las manos para que parase de dar vueltas – Rick, tranquilo –una sonrisa escapó de sus labios-. No tienes que estar nervioso.
-Pero, Kate, tiene que estar todo perfecto. Tengo que darles buena impresión –una carcajada resonó en toda la sala.
-Perdón –se disculpó la abogada, tapándose la boca con una de sus manos. –Rick –rodeó su cuello con sus brazos, pegándose más a él. Él pasó sus brazos alrededor de la cintura de su novia. –Te aseguro que no tienes que hacer nada. Ellos ya te adoran. –Acercó sus labios hasta los de Richard, besándolo dulcemente.
Sophie, que bajaba con Martha las escaleras, bañada y vestida. La actriz había querido ocuparse de ella. Corrió hasta abrazarse a las piernas de Castle y su madre, inclinando la cabeza, sonriente, mirándolos.
Se separó de Rick para tomar a su hija en brazos. –Cariño, ¿me ayudas a tranquilizar a Rick? –le preguntó con una sonrisa, mirando a los ojos a su novio. –Rick está nervioso porque los abus vienen ahora. –Su hija la miró sin comprender. –Es que como ahora es mi novio…
-Le da vergüenza –siguió la niña riendo. Aprovechó que su madre la tenía en brazos para pasar una de sus manitas por la mejilla de Richard. –No pasa nada Rick, mis abuelos te quieren muchos. –Tendió sus bracitos a su amigo para que la cogiera. Cuando estuvo entre sus brazos, se acercó a su oído para susurrarle, todo lo bajito que un niño puede hacerlo: -Mi abue me dijo que ella quería que tú fueses el novio de mami. –Rio cuando se separó, encogiéndose de hombros.
El escritor buscó la mirada de su novia que, al igual que su hija, se encogió de hombros sonriente.
En ese momento el timbre sonó. Sophie se bajó de los brazos de Richard y corrió hacia la puerta que abría Martha.
Kate alargó su mano y cogió la de Rick, tirando de él para ir a recibir a sus padres.
Johanna y Jim, que saludaban a Martha y Sophie animadamente, miraron a la pareja que se aproximaba a ellos. La señora Beckett se fijó en sus manos unidas y alzó sus cejas mirando a su hija sonriendo.
Kate sacudió la cabeza. Madre e hija se abrazaron como saludó y Johanna aprovechó para susurrarle un “Te lo dije” en el oído, haciendo que Beckett rodara los ojos.
Después de los saludos, Castle se acercó de nuevo a Kate, abrazándola por la espalda. Nervioso.
-¡Abus! –exclamó feliz la niña. -¡Mi mami y Rick son novios!
-Ya era hora, muchachos. –Fue lo que dijo Jim antes de ir a felicitarlos.
Johanna se acercó también a ellos y los felicitó, aprovechando la oportunidad para seguir molestando un poco a su hija que siempre, por una cosa u otra, se había negado a algo así.
28 de mayo
Rick había quedado en cenar en casa de las Beckett. Hacía unos días que eran novios. Desde el día de la comida con sus padres, el pasado domingo, no habían vuelto a dormir juntos. Al ser entre semana, era difícil hacerlo. Sophie tenía que ir a clases y Castle no podía dejar a su madre sola.
Aún así, se habían visto todos los días. Castle había acompañado todas las mañanas a la pequeña a clases y, luego había ido a recogerla. Algún día habían ido a comer a un restaurante, otro a la casa de él y los otros dos días a la casa de Kate.
También, habían estado en el parque jugando o compartiendo alguna que otra cena, como harían esa noche.
Con una sonrisa y agarrado del brazo de su madre, Rick, tocó la puerta, impaciente porque Kate abriese.
Segundos después escucharon como varios pasos se acercaron a la puerta. Kate, con su hija de la mano, les abrió y los invitó a pasar.
Castle, dejó un beso en los labios en los de su novia al pasar por su lado y tomó en sus brazos a Sophie que le pedía que la cogiese.
Martha se ofreció a ayudarla a terminar la cena mientras Sophie tiraba de la mano del escritor para que la acompañase a jugar a su habitación.
-Siéntate aquí –le pidió la niña, señalando el pequeño sofá que tenía en su cuarto. Rick le hizo caso y se sentó y observó cómo la pequeña cogía varias de sus muñecas para jugar. -¿Cuál quiere que sea tu hija? –le preguntó mostrándole las muñecas que había traído. –Yo he elegido a Noa –alzó a la muñeca.
Richard miró las otras dos y eligió la del vestido púrpura. Sophie dejó a su hija encima del sofá y fue a buscar los demás juguetes para jugar a las casitas con su amigo.
Minutos más tardes, los amigos, se encontraban tomando el té en la mesita que tenía la pequeña. Era demasiado pequeña para Castle, así que éste, estaba sentado en el suelo “bebiendo” el té en la mini taza rosa de la vajilla de juguetes de Sophie.
Reían sin parar, los dos decían tonterías. Cosas sin sentido alguno que hacían que sus risas se escuchasen hasta donde estaban las dos mujeres preparando la cena.
-Ya está la cena –avisó Kate entrando en la habitación de su hija, sin poder evitar sonreír al ver a su novio jugando con su niña a las casitas.
En ese momento, Castle, cambiaba el pañal a su “hija”. Y lo hacía bastante bien para sorpresa de Beckett. Su hija, a su derecha, intentaba hacer lo mismo pero con menos éxito.
-Veo que estás hecho un auténtico padrazo –dijo abrazándolo por detrás.
-Ya ves, aboga –giró su cara y le guiñó un ojo.
Cuando terminó de ponerle el pañal y de ponerle la ropa de nuevo. Se volvió en el abrazo, besándola, agarrándola por la nunca para ahondar más el beso.
-Sophie –dijo Kate como pudo. Castle se separó y apoyó su frente en el hombro de ella. En todos esos días no habían tenido ni un minuto para estar ellos solos. No es que le molestase ni Sophie ni su madre pero quería disfrutar de un momento con su novia asolas. Poder besarla sin tener en cuenta nadie y, tal vez, ir más allá de un beso. “Menos mal que era jueves” pensó.
Martha observó feliz cómo su hijo, abrazando por la espalda a su novia, que traía a la niña en brazos, con su barbilla apoyada en su hombro, aparecía con ellas por el pasillo.
Se sentaron a cenar disfrutando de ese momento en familia. Después de comer y de disfrutar una copa de vino tras acostar a Sophie, Rick le había contado un cuento para que se durmiese, regresaron a su casa.
Al día siguiente, Kate y Sophie volverían a su lotf para pasar el fin de semana.
El viernes, después de que Sophie saliese de clases, comer en un restaurante y jugar en el parque. Martha, Richard, Kate y Sophie entraban por la puerta de loft del escritor.
Madre e hija fueron a ducharse mientras Castle preparaba la cena. Y hablaba con su madre.
Martha se ofreció para quedarse con la niña esa noche y que, así, Rick y Kate tuvieran esa noche para ellos solo. Su hijo se negó, alegando que la pequeña estaba demasiado ilusionada con dormir con ellos, pero que tal vez podría hacerlo al día siguiente.
Tras cenar, Martha fue a dormir y la pequeña familia se quedó un rato más jugando a un juego de niños que había traído Sophie.
La niña se quedó dormida en los brazos de su madre. La acostaron y ellos se quedaron charlando en el salón. Bueno, más bien, ésa había sido la idea “conversar” pero la realidad era otra. No podían dejar de besarse, así que lo que menos hubo entre ellos esa noche fueron palabras.
Rick se acercó a Kate, que miraba cómo su hija, sonriente, se marchaba con Martha a su habitación para dormir juntas, y pasó su brazo por la espalda y reposó su cálida mano sobre la cadera de su novia. Kate lo miró y le sonrió tímidamente. Él le dio un tierno beso en la mejilla y observando a Sophie junto a su madre subir el último escalón visible desde la sala. Cuando ambas se perdieron por detrás de la pared, la abogada se giró y lo abrazó, escondiendo su cara en su pecho. Apretándose contra él.
Castle le ofreció su mano derecha, Kate la aceptó y lo miró directamente a los ojos. Sonrieron. Rick la cogió en brazo y se marchó hacia el dormitorio.
Ambos estaban muy próximos el uno del otro, Richard posó sus labios sobre los de Kate y ambos se embarcaron en un apasionado beso. Cuando se separaron, con las respiraciones entrecortadas, sonrieron.
Lentamente, el escritor, comenzó a subir la camiseta de pijama de Kate, hasta terminar pasándosela por la cabeza. Con las yemas de sus dedos, acarició los hombros de Beckett, bajando por sus brazos, suavemente, provocando pequeñas cosquillas a la abogada, que se estremecía con ese leve contacto. Rick sonrió al notarlo.
Sus ojos, que estaban fijos en los de ella, se posaron en el sujetador de encaje negro que lleva la abogada y paseó su mirada por su cuerpo semidesnudo. Kate se ruborizó. Con la mano derecha, Castle, le acarició la mejilla, con la otra la agarró de la cintura, atrayéndola más hacia él.
Richard le sonrió, haciendo que ella también lo hiciera. Acortó la pequeña distancia entre sus labios, besándola tiernamente, al principio, para luego convertir el beso en uno apasionado.
Con ayuda de Rick, Kate, consiguió quitarle la camiseta, separándose unos segundos solo para poder sacársela por la cabeza. Se volvieron a besar con el mismo frenesí que segundos antes.
Agarrándola de la cintura, caminó varios pasos hasta que cayeron en la cama del escritor. Riéndose. Él encima de ella. Mirándose a los ojos. Felices por el paso que van a dar.
Kate rodeó su cuello con sus brazos, reduciendo los pocos centímetros que separaban sus bocas a nada. Atrapando sus labios con los suyos. Mordiéndole el labio inferior para luego tirar de él. Riendo al notar su reacción. Escuchándolo suspirar.
Y así, entre risas y besos, ambos se ven inmersos en una acalorada y sentimental escena de baile en la habitación.
Castle, acostado de espalda en la cama, miraba al techo mientras abrazaba a Beckett. Ésta tumbada sobre su pecho, se dejaba abrazar y apoyaba su mano izquierda en el pecho de Rick. El escritor, paseaba sus dedos suavemente por la espalda desnuda de su novia.
Ninguno decía nada. Tan solo disfrutaban del momento. Compartiendo ese silencio cómodo que se había instalado en ellos.
-Kate –la llamó, dirigiendo su mirada a ella.
-Mmm… -contestó irguiéndose para poder mirarlo a los ojos.
-¿Estás bien? –titubeó, dudoso por el silencio de ella.
Como respuesta, Kate, le dio un tierno beso en los labios. –Muy bien. ¿Y tú?
Con un rápido movimiento, Castle, hizo que el cuerpo de su novia quedase totalmente encima del de él. –Perfectamente. Nunca he estado mejor. –Respondió con una sonrisa.
Una gran sonrisa apareció en el rostro de la abogada y acercó sus labios a los de su novio hasta rozarse. Antes de enlazarse en un nuevo beso que vuelva a desatar otra vez la pasión, lo miró intensamente y cuando Rick fue a besarla, se separó un poco y sonrió pícaramente antes de besarlo ella.
Richard la ayudó a salir de la gran bañera después de un relajante baño de espuma, el cual habían compartido.
Ella aceptó con una sonrisa la mano que le tendía y se dejó secar y mimar por el escritor, que pasaba una toalla, delicadamente, por todo su cuerpo.
-Gracias –le agradeció ya vestida de nuevo con su pijama rodeando el cuello de su novio con sus brazos. Dándole un beso en los labios.
-Siempre –respondió, provocando que ella sonriese sobre sus labios.
Castle estaba sentado en la cama, con la espalda apoyada en el respaldar de ésta, entre sus piernas, Kate, estaba sentada.
Él la rodeaba con sus grandes brazos. Ella simplemente se dejaba abrazar y sonreía a sentir las pequeñas cosquillas que Rick le proporcionaba sobre su cuello. Éste rozaba con su nariz el cuello de su novia intercalando pequeños besos.
Beckett entrelazó sus dedos con los de él, ladeando la cabeza para que le fuese más fácil.
Martha preparaba el desayuno con ayuda de Sophie. Ambas charlaban mientras tanto. La niña reía sin parar por los gestos dramáticos que la actriz hacía, enfatizándolos más para que la pequeña se riese.
Cuando terminaron y lo prepararon todo en una bandeja, caminaron hasta el dormitorio del escritor. Su madre llamó antes de abrir, escuchando la risa de su hijo y de su nuera.
-Buenos días –los saludó entrando acompañada de Sophie. La niña sonreía pegada a Martha. –Os hemos preparado el desayuno. –Les informó dejando, con su ayuda, la bandeja en las piernas de la abogada.
La niña se subió a la cama y les dio un beso en la mejilla a su madre y a Rick como saludo.
-Bueno, os dejo solos, espero que lo disfrutéis. –sonrió, dándose la vuelta. Sophie se bajó de la cama para seguir a Martha.
-Pequeña, -la llamó Richard –¿quieres desayunar con nosotros o ya has desayunado? –La niña negó y corrió montándose en la cama deprisa ante la mirada divertida de los adultos.
-Que aprovechéis, familia –Les deseó Martha antes de salir por la puerta.
Sophie, aprovechando que su madre apoyaba su espalda en el pecho de Rick, hizo lo mismo y se sentó entre las piernas de Kate. Lista para desayunar las tortitas que ella había ayudado a hacer a la madre de su amigo.
Entre risas y bromas a la pequeña por lo glotona que era, desayunaron. Kate, también, había sufrido de esas bromas, ya que tanto su hija como su novio le habían manchado la nariz y las mejillas de chocolate. Al estar en medio de ellos dos, poco había podido hacer para defenderse.
Esa tarde habían decidido pasarla en casa del escritor viendo películas Disney. Martha y Kate dudaban de quién estaba más disfrutado de ese “plan”, si Sophie o Richard.
Más de una vez, Castle, había sido pillado cantando a pleno pulmón alguna que otra canción de la banda sonora de las películas.
Martha y Kate negaban mientras lo miraban sin dar crédito, Sophie, en cambio, se reía y lo defendía.
Después de cenar, llegó el momento de la despedida. Castle le había pedido que se quedase esa noche a dormir también, pero Kate se había negado. Desde allí el colegio de Sophie le pillaba muy lejos y tendría que despertar a Sophie mucho más temprano de lo normal. Además, la niña tenía todo lo necesario, la pequeña mochila, el babi y demás, en su casa.
Ella también prefería quedase, pero no podía.
Castle acompañó a Sophie y a Kate hasta el coche de la abogada. Montó a la pequeña en su sillita y le dio un beso en la mejilla como despedida. Luego, cerró la puerta y atrajo hacia él a su novia para besarla.
Entre besos y besos, Beckett, logró montarse en el coche y arrancarlo mientras Rick le decía adiós con la mano desde la acera.
Martha respiraba con dificultad. No hablaba. . Estaba pálida. El corazón le latía a mil por hora. Se apoderó de ella una sensación extraña. Las piernas le flaqueaban, ya no la sujetaban. La cocina le daba vueltas y se le nublaba la vista. Tenía un sudor frío, le parecía que se quedaba sin aliento. Trató de agarrarse a la pared para no caerse al suelo, pero no tenía fuerzas en los brazos. Aunque abrió la boca para pedir ayuda, no pudo emitir siquiera un débil sonido.
Entretanto, Rick caminaba la distancia entre el ascensor y la puerta de su lotf. Cuando entró, se encontró con su madre desmayada en el suelo. Rápidamente la cogió entre sus brazos y la llevó hasta el sofá de la sala. Llamó a una ambulancia.
Pocos minutos después su madre era traslada al hospital.
EL médico que la atendió, le dijo a Richard que la dejaría unos días ingresada, en observación. Su enfermedad estaba llegando a su fase final. Si en esos tres días, no pasaba nada, podrían regresar a su casa, al menos, hasta un nuevo ataque.
Rick después de estar con su madre, buscó su móvil en sus bolsillos para llamar a Katherine pero recordó que lo había dejado en la mesa olvidado después de llamar a la ambulancia. Se maldijo por su torpeza, ya que no sabía el número de móvil de Kate y le iba a ser imposible hablar con ella, no solo para avisarle lo sucedido sino, también, para cancelar la cita del lunes.
Él iría a buscarla al colegio y las invitaría a comer en algún restaurante.
Miércoles 4 de junio
Durante esos tres días Kate intentó ponerse en contacto con Richard pero éste no le cogía las llamadas ni le contestaba los mensajes. Había pasado de darle llamada a saltarle el aviso de que el móvil al que llamaba se encontraba apagado o fuera de cobertura.
Al levantarse y volver a no tener respuesta, decidió que se pasaría por su lotf para saber de él. Estaba preocupada.
En el hospital no había habido ningún sobresalto, por lo que, ese mismo día Martha recibiría el alta.
Richard aprovechó que su madre estaría en el hospital hasta el mediodía para salir un rato e ir hasta el hospital donde él había estado ayudando informando a la gente para que se hiciesen donantes. Había hecho algunos amigos allí y seguro que alguien le decía en qué estado estaba el trasplante para su madre. De camino hacia allí, pasaría por la cafetería de siempre por un buen café. El café de máquina del hospital lo estaba matando.
Kate abrió la puerta de aquella cafetería a la que solía ir, Rick no le había llevado el café matutino como toda esa semana, así que decidió pasar por ahí antes de dirigirse a trabajar.
Cuando abrió la puerta y enfocó su vista adentro, no pudo creerse lo que tenía justo en frente: Richard besándose con otra mujer. Allí, en mitad de aquella cafetería, sin importarle nada.
Ella había supuesto que estaba ocupada con algo relacionado a toda esa parte de su vida que aún desconocía. Y Claro, ocupado sí que estaba. Ligándose a otras tías.
Luchó contra las lágrimas que amenazaban con salir de sus ojos. No iba a permitirse llorar allí, delante de ellos. Finalmente, ella había sido una más en su lista. Se había dejado llevar y él se había salido con la suya. Su miedo, se había hecho realidad. Ella no había sido especial como había creído.
Con la poca dignidad que le quedaba, salió de la cafetería. Ya había caído en sus redes, no iba a dejar que la volviese a humillar.
Salió de prisa y casi corriendo se dirigió de nuevo a su coche. Cuando estuvo dentro se tapó la cara con sus manos. Se sentía traicionada, humillada, ofendida y espantosamente herida.
Se secó las lágrimas con furia y se prometió a sí misma que nunca más se volvería a enamorar.
En ese momento, comprendió la desaparición del escritor. Una vez que había conseguido su objetivo se había olvidado de ella y se había buscado a otras.
Se maldijo por haber caído, por haber sido una más ¡si hasta el mismo se lo había dicho! Era un maldito mujeriego.
Arrancó su coche y bruscamente salió del aparcamiento. Incapaz de razonar, de aceptar, de dejar de llorar, de sollozar, incapaz de reaccionar. Incapaz de creérselo, de imaginárselo, con ese dolor desgarrador en el corazón que le quitaba la respiración, el hambre, el sueño, las ganas de vivir, dejándola abatida, postrada.
Había aprendido la lección. Nunca volvería a dejar que nadie la hiriera de esa manera, porque era verdad, era como decía Lanie, “Todos los hombres son iguales, todos son unos cabronazos, y no merece la pena perder el tiempo con ellos. ¡No existe el amor, no existe la amistad, no existe nada! La gente cree amar y ser amada. La gente se engaña. La gente da asco. El mundo da asco”.
Lo primero que hizo al llegar a casa fue poner su móvil a cargar. Cuando lo hubo encendido, decenas de mensajes y de llamadas aparecieron en su pantalla. Algunas de la editorial, pero casi todas de Kate. La última, de esa misma mañana. La llamó pero no tuvo respuesta.
Al igual que los 8 días siguientes. Había pensado en irla a buscar pero su madre estaba demasiado débil para sacarla de casa. Necesitaba tranquilidad y cariño.
Tres días después de haberse encontrado a Richard besando con la otra chica, Kate, se reencontró con Will, un antiguo amigo mientras caminaba por las calles de Nueva York, aprovechando dos horas libres en su mañana de trabajo.
Recordaron viejos tiempo, Will, que conocía bien a su amiga, logró sonsacarle algo por lo que sus ojos se veían tan tristes.
Después de que Kate se desahogase, su amigo volvió ofrecerle la posibilidad de casarse y ser el padre de Sophie. Para su sorpresa, esta vez Kate aceptó.
Su hija, no paraba de preguntar por Rick y sabía que no dejaría de hacerlo. Él era su “amigo” y el único referente como padre que había tenido. Pensó que tal vez la figura de Will la ayudaría a llevar esa separación.
Eso y el despecho que sentía habían sido los culpables de su “Sí”. Will le prometió que con su ayuda tanto ella como su hija terminarían por olvidar al escritor y que ella, con el tiempo, se enamoraría de él. Que él mismo se encargaría de que así fuese.
2 días más tarde
Kate, como antiguamente, se desahoga con su amigo, ahora prometido, en la sala de su casa, mientras su hija jugaba en su habitación. O eso creía ella, porque Sophie había escuchado más de la mitad de la conversación.
Su mente procesó toda la información como su corta edad le permitió. Rick había hecho daño a su madre y por eso lloraba y estaba triste. Su amigo era malo y ya no quería saber nada de él. No solo había hecho llorar a su madre, sino que, también, había olvidado su promesa de ir a buscarla al salir de clases. Tampoco había ido al parque a jugar con ella, ni a su casa a verla, ni había llamado. Rick era malo. Además, había escuchado cómo su madre le contaba a Will que Rick no la quería.
Un sollozo, fue lo que delató a la pequeña haciendo que Kate se volviese y la viese pegada a la pared que separaba el salón con el pasillo.
Rápidamente fue a cogerla y a acariciarla para calmarla.
-Mami –dijo la pequeña intentando controlar sus sollozos –no llores, mami, porque yo sí te quiero mucho. –Besó su mejilla y se abrazó todo lo fuerte que sus bracitos le permitían al cuello de su madre.
Kate comenzó a llorar más fuerte al escuchar las palabras de su hija y la apretó más a ella. Dándole besos en el hombro.
10 días después
Richard llegó al parque. Unas amigas de su madre habían venido desde Colombia para verla, luego de que Martha les contase la verdad. Castle, aprovechó que su madre no estaría sola para ir a buscar a Kate. Demasiados días sin saber de ellas. Cortando sus llamadas o dejando que la llamada terminase sin respuesta. Sin que sus mensajes fueran respondidos. Estaba desesperado por saber qué había pasado.
En seguida, se dirigió al banco donde Kate siempre se sentaba para vigilar a su hija. Y allí estaba, sentada, viendo como Sophie jugaba con otros niños.
-Hola –la saludó.
Beckett giró su mirada hasta Richard al escuchar su voz. Éste, de pie y con las manos en los bolsillos, la miraba serio.
-¿Qué haces aquí? –preguntó enfadada.
-Hablar contigo, ya que ni contestas mis mensajes ni aceptas mis llamadas.
-Vete –dijo alterada, volviéndose a sentar, ignorándolo.
-Kate… tenemos que hablar. No entiendo tu actitud. Se supone que somos novios y…
-No somos novios –Beckett se levantó y lo miró fríamente. Rick fue a decir algo pero se vio interrumpido por la abogada. –Olvídate de mí y de mi hija… vete.
El escritor sintió cómo su corazón se rompía al escuchar esas palabras. -¿Qué se supone que ha pasado? ¿Me puedes explicar? Porque no entiendo nada –confesó intentando controlar los nervios. –Nos despedimos bien y de repente ahora ¿me echas?
-Pues es muy fácil de entender. No quiero saber nada de ti. Tú por tu lado y yo por el mío. Sigue con tu vida y olvídate de nosotras. Es así de simple.
-Kate… -intentó cogerla del brazo pero Beckett lo retiró antes de que pudiese tocarla. -¿Se puede saber qué te pasa? –inquirió levantando el volumen de su voz. Estaba demasiado alterado. La situación con su madre, ya hacía que, de por sí, tuviese los nervios a flor de piel.
-Que no quiero saber nada de ti. Eso es lo que me pasa. –Contestó de forma seca.
Dio dos pasos hacia ella, ella retrocedió tres. Alargó su mano pero ésta, la esquivó. –Kate, por favor, explícame porque estoy totalmente perdido… -Cruzó su mirada con ella, intentó trasmitirle su angustia pero en los ojos de Beckett solo había frialdad. –Kate,…
Y entonces sucedió. Todo su mundo se vino abajo, bueno, mejor dicho, las ruinas que quedaban de él.
Un hombre, que había parecido de la nada, había agarrado a Kate de la cintura y la estaba besando. Besaba a su novia, o su exnovia. Estaba demasiado confundido
Ella, no hizo nada, no se apartó ni puso ningún tipo de resistencia. Más bien, le correspondió el beso.
Sintió un dolor profundo en el pecho, como si alguien le estuviese pisoteando el corazón. Porque así era cómo se sentía, pisoteado y humillado. Paralizado.
Aquel hombre se separó y rodeó su cintura con uno de sus brazos, marcando territorio. ¿Qué territorio? Pensó Rick.
-¿Te está molestando, Katie? –preguntó el recién llegado observando a Richard.
Beckett volvió a mirarlo con la misma mirada gélida. –No, ya se iba, cariño.
¿Cariño? Lo había llamado cariño. Escuchar esa palabra salir de la boca de Kate, dirigida a otro hombre, le atravesó el corazón. Aún, así, intentó seguir guardando la compostura. Si lo que ella quería era humillarlo, no lo iba a conseguir. Al menos, no se lo iba demostrar.
-No, no me iba. ¿Podemos hablar? –Esta vez sí logró agarrar su muñeca y tiró de ella para soltarla de él. Beckett intentó soltarse sin éxito. Y Will empujó a Richard para que lo hiciese.
-¡Mami! ¡Mami! –gritó Sophie llegando hasta ellos. Se abrazó a las piernas de su madre asustada.
-Sophie,… -la llamó pero la niña ni siquiera se volteó para mirarlo. –Pequeña… -lo volvió a intentar con el mismo resultado.
-Rick, vete. Entiende que lo que hubo entre tú y yo, fue agradecimiento y por…
Recordó el día que se hicieron novios, él lloraba. -¿Lástima? –Gritó. -¡Vaya! –El escritor levantó sus brazos, dejándolo caer como si le pesasen. Dando en sus piernas al caer, haciendo ruido por la fuerza. Fue a decir algo, pero vio lo asustada que estaba la niña y se calló.
-Papi, mami, vámonos –gimoteó sin separarse de su madre. Will acarició la cabecita de la Sophie.
El escritor se quedó de piedra al escuchar llamar “Papi” a aquel desconocido para él.
-Ey, pequeña, ¿no me vas a saludar? –fue a acariciar su espalda pero vio cómo la niña apretaba más el agarre con su madre y estaba reticente. Se quedó a medio camino y se giró, dispuesto a irse. No se iba a dejar humillar más. Anduvo hasta salir del recinto del parque sin mirar atrás. No quería que viesen sus ojos brillantes por las lágrimas. No les daría ese lujo.
Siento si hay muchas faltas, me lo he leído dos veces pero hoy parece que estoy disléxica o yo que sé, así que miedo me da lo que pueda haber por ahí...
Espero que os guste y que no me matéis. El próximo, supongo, que no tardaré mucho ya que lo tengo casi escrito.
Capítulo 21
Richard caminaba nervioso revisando la mesa preparada para el primer almuerzo oficial con sus suegros. Había comido antes con Jim y Johanna pero en condición de amigo de Kate y Sophie. Ahora era distinto y, eso, lo hacía sentir intranquilo.
Ahora, más que nunca, tenía que darles buena impresión. Ordenó uno de los tenedores, que no estaba totalmente resto. Volvió a poner bien las sillas y pasó una mano por el mantel verde que cubría la mesa para quitar una “arruga”.
Kate sonreía divertida al ver a su novio tan nervioso por algo tan absurdo. Él ya le caía perfectamente a sus padres. No tenía que estar así. No tenía que ganarse su confianza porque, simplemente, ya la tenía. De los dos. ¡Si hasta su madre le había dicho mil veces que ellos acabarían juntos! Sacudió la cabeza ante ese pensamiento. En su mente podía ver a Johanna con una sonrisa de suficiencia diciéndole “Te lo dije”.
-Rick –lo llamó, caminado hacia él. Cogiéndolo de las manos para que parase de dar vueltas – Rick, tranquilo –una sonrisa escapó de sus labios-. No tienes que estar nervioso.
-Pero, Kate, tiene que estar todo perfecto. Tengo que darles buena impresión –una carcajada resonó en toda la sala.
-Perdón –se disculpó la abogada, tapándose la boca con una de sus manos. –Rick –rodeó su cuello con sus brazos, pegándose más a él. Él pasó sus brazos alrededor de la cintura de su novia. –Te aseguro que no tienes que hacer nada. Ellos ya te adoran. –Acercó sus labios hasta los de Richard, besándolo dulcemente.
Sophie, que bajaba con Martha las escaleras, bañada y vestida. La actriz había querido ocuparse de ella. Corrió hasta abrazarse a las piernas de Castle y su madre, inclinando la cabeza, sonriente, mirándolos.
Se separó de Rick para tomar a su hija en brazos. –Cariño, ¿me ayudas a tranquilizar a Rick? –le preguntó con una sonrisa, mirando a los ojos a su novio. –Rick está nervioso porque los abus vienen ahora. –Su hija la miró sin comprender. –Es que como ahora es mi novio…
-Le da vergüenza –siguió la niña riendo. Aprovechó que su madre la tenía en brazos para pasar una de sus manitas por la mejilla de Richard. –No pasa nada Rick, mis abuelos te quieren muchos. –Tendió sus bracitos a su amigo para que la cogiera. Cuando estuvo entre sus brazos, se acercó a su oído para susurrarle, todo lo bajito que un niño puede hacerlo: -Mi abue me dijo que ella quería que tú fueses el novio de mami. –Rio cuando se separó, encogiéndose de hombros.
El escritor buscó la mirada de su novia que, al igual que su hija, se encogió de hombros sonriente.
En ese momento el timbre sonó. Sophie se bajó de los brazos de Richard y corrió hacia la puerta que abría Martha.
Kate alargó su mano y cogió la de Rick, tirando de él para ir a recibir a sus padres.
Johanna y Jim, que saludaban a Martha y Sophie animadamente, miraron a la pareja que se aproximaba a ellos. La señora Beckett se fijó en sus manos unidas y alzó sus cejas mirando a su hija sonriendo.
Kate sacudió la cabeza. Madre e hija se abrazaron como saludó y Johanna aprovechó para susurrarle un “Te lo dije” en el oído, haciendo que Beckett rodara los ojos.
Después de los saludos, Castle se acercó de nuevo a Kate, abrazándola por la espalda. Nervioso.
-¡Abus! –exclamó feliz la niña. -¡Mi mami y Rick son novios!
-Ya era hora, muchachos. –Fue lo que dijo Jim antes de ir a felicitarlos.
Johanna se acercó también a ellos y los felicitó, aprovechando la oportunidad para seguir molestando un poco a su hija que siempre, por una cosa u otra, se había negado a algo así.
XXX
28 de mayo
Rick había quedado en cenar en casa de las Beckett. Hacía unos días que eran novios. Desde el día de la comida con sus padres, el pasado domingo, no habían vuelto a dormir juntos. Al ser entre semana, era difícil hacerlo. Sophie tenía que ir a clases y Castle no podía dejar a su madre sola.
Aún así, se habían visto todos los días. Castle había acompañado todas las mañanas a la pequeña a clases y, luego había ido a recogerla. Algún día habían ido a comer a un restaurante, otro a la casa de él y los otros dos días a la casa de Kate.
También, habían estado en el parque jugando o compartiendo alguna que otra cena, como harían esa noche.
Con una sonrisa y agarrado del brazo de su madre, Rick, tocó la puerta, impaciente porque Kate abriese.
Segundos después escucharon como varios pasos se acercaron a la puerta. Kate, con su hija de la mano, les abrió y los invitó a pasar.
Castle, dejó un beso en los labios en los de su novia al pasar por su lado y tomó en sus brazos a Sophie que le pedía que la cogiese.
Martha se ofreció a ayudarla a terminar la cena mientras Sophie tiraba de la mano del escritor para que la acompañase a jugar a su habitación.
-Siéntate aquí –le pidió la niña, señalando el pequeño sofá que tenía en su cuarto. Rick le hizo caso y se sentó y observó cómo la pequeña cogía varias de sus muñecas para jugar. -¿Cuál quiere que sea tu hija? –le preguntó mostrándole las muñecas que había traído. –Yo he elegido a Noa –alzó a la muñeca.
Richard miró las otras dos y eligió la del vestido púrpura. Sophie dejó a su hija encima del sofá y fue a buscar los demás juguetes para jugar a las casitas con su amigo.
Minutos más tardes, los amigos, se encontraban tomando el té en la mesita que tenía la pequeña. Era demasiado pequeña para Castle, así que éste, estaba sentado en el suelo “bebiendo” el té en la mini taza rosa de la vajilla de juguetes de Sophie.
Reían sin parar, los dos decían tonterías. Cosas sin sentido alguno que hacían que sus risas se escuchasen hasta donde estaban las dos mujeres preparando la cena.
XXX
-Ya está la cena –avisó Kate entrando en la habitación de su hija, sin poder evitar sonreír al ver a su novio jugando con su niña a las casitas.
En ese momento, Castle, cambiaba el pañal a su “hija”. Y lo hacía bastante bien para sorpresa de Beckett. Su hija, a su derecha, intentaba hacer lo mismo pero con menos éxito.
-Veo que estás hecho un auténtico padrazo –dijo abrazándolo por detrás.
-Ya ves, aboga –giró su cara y le guiñó un ojo.
Cuando terminó de ponerle el pañal y de ponerle la ropa de nuevo. Se volvió en el abrazo, besándola, agarrándola por la nunca para ahondar más el beso.
-Sophie –dijo Kate como pudo. Castle se separó y apoyó su frente en el hombro de ella. En todos esos días no habían tenido ni un minuto para estar ellos solos. No es que le molestase ni Sophie ni su madre pero quería disfrutar de un momento con su novia asolas. Poder besarla sin tener en cuenta nadie y, tal vez, ir más allá de un beso. “Menos mal que era jueves” pensó.
XXX
Martha observó feliz cómo su hijo, abrazando por la espalda a su novia, que traía a la niña en brazos, con su barbilla apoyada en su hombro, aparecía con ellas por el pasillo.
Se sentaron a cenar disfrutando de ese momento en familia. Después de comer y de disfrutar una copa de vino tras acostar a Sophie, Rick le había contado un cuento para que se durmiese, regresaron a su casa.
Al día siguiente, Kate y Sophie volverían a su lotf para pasar el fin de semana.
XXX
El viernes, después de que Sophie saliese de clases, comer en un restaurante y jugar en el parque. Martha, Richard, Kate y Sophie entraban por la puerta de loft del escritor.
Madre e hija fueron a ducharse mientras Castle preparaba la cena. Y hablaba con su madre.
Martha se ofreció para quedarse con la niña esa noche y que, así, Rick y Kate tuvieran esa noche para ellos solo. Su hijo se negó, alegando que la pequeña estaba demasiado ilusionada con dormir con ellos, pero que tal vez podría hacerlo al día siguiente.
Tras cenar, Martha fue a dormir y la pequeña familia se quedó un rato más jugando a un juego de niños que había traído Sophie.
La niña se quedó dormida en los brazos de su madre. La acostaron y ellos se quedaron charlando en el salón. Bueno, más bien, ésa había sido la idea “conversar” pero la realidad era otra. No podían dejar de besarse, así que lo que menos hubo entre ellos esa noche fueron palabras.
XXX
Rick se acercó a Kate, que miraba cómo su hija, sonriente, se marchaba con Martha a su habitación para dormir juntas, y pasó su brazo por la espalda y reposó su cálida mano sobre la cadera de su novia. Kate lo miró y le sonrió tímidamente. Él le dio un tierno beso en la mejilla y observando a Sophie junto a su madre subir el último escalón visible desde la sala. Cuando ambas se perdieron por detrás de la pared, la abogada se giró y lo abrazó, escondiendo su cara en su pecho. Apretándose contra él.
Castle le ofreció su mano derecha, Kate la aceptó y lo miró directamente a los ojos. Sonrieron. Rick la cogió en brazo y se marchó hacia el dormitorio.
Ambos estaban muy próximos el uno del otro, Richard posó sus labios sobre los de Kate y ambos se embarcaron en un apasionado beso. Cuando se separaron, con las respiraciones entrecortadas, sonrieron.
Lentamente, el escritor, comenzó a subir la camiseta de pijama de Kate, hasta terminar pasándosela por la cabeza. Con las yemas de sus dedos, acarició los hombros de Beckett, bajando por sus brazos, suavemente, provocando pequeñas cosquillas a la abogada, que se estremecía con ese leve contacto. Rick sonrió al notarlo.
Sus ojos, que estaban fijos en los de ella, se posaron en el sujetador de encaje negro que lleva la abogada y paseó su mirada por su cuerpo semidesnudo. Kate se ruborizó. Con la mano derecha, Castle, le acarició la mejilla, con la otra la agarró de la cintura, atrayéndola más hacia él.
Richard le sonrió, haciendo que ella también lo hiciera. Acortó la pequeña distancia entre sus labios, besándola tiernamente, al principio, para luego convertir el beso en uno apasionado.
Con ayuda de Rick, Kate, consiguió quitarle la camiseta, separándose unos segundos solo para poder sacársela por la cabeza. Se volvieron a besar con el mismo frenesí que segundos antes.
Agarrándola de la cintura, caminó varios pasos hasta que cayeron en la cama del escritor. Riéndose. Él encima de ella. Mirándose a los ojos. Felices por el paso que van a dar.
Kate rodeó su cuello con sus brazos, reduciendo los pocos centímetros que separaban sus bocas a nada. Atrapando sus labios con los suyos. Mordiéndole el labio inferior para luego tirar de él. Riendo al notar su reacción. Escuchándolo suspirar.
Y así, entre risas y besos, ambos se ven inmersos en una acalorada y sentimental escena de baile en la habitación.
XXX
Castle, acostado de espalda en la cama, miraba al techo mientras abrazaba a Beckett. Ésta tumbada sobre su pecho, se dejaba abrazar y apoyaba su mano izquierda en el pecho de Rick. El escritor, paseaba sus dedos suavemente por la espalda desnuda de su novia.
Ninguno decía nada. Tan solo disfrutaban del momento. Compartiendo ese silencio cómodo que se había instalado en ellos.
-Kate –la llamó, dirigiendo su mirada a ella.
-Mmm… -contestó irguiéndose para poder mirarlo a los ojos.
-¿Estás bien? –titubeó, dudoso por el silencio de ella.
Como respuesta, Kate, le dio un tierno beso en los labios. –Muy bien. ¿Y tú?
Con un rápido movimiento, Castle, hizo que el cuerpo de su novia quedase totalmente encima del de él. –Perfectamente. Nunca he estado mejor. –Respondió con una sonrisa.
Una gran sonrisa apareció en el rostro de la abogada y acercó sus labios a los de su novio hasta rozarse. Antes de enlazarse en un nuevo beso que vuelva a desatar otra vez la pasión, lo miró intensamente y cuando Rick fue a besarla, se separó un poco y sonrió pícaramente antes de besarlo ella.
XXX
Richard la ayudó a salir de la gran bañera después de un relajante baño de espuma, el cual habían compartido.
Ella aceptó con una sonrisa la mano que le tendía y se dejó secar y mimar por el escritor, que pasaba una toalla, delicadamente, por todo su cuerpo.
-Gracias –le agradeció ya vestida de nuevo con su pijama rodeando el cuello de su novio con sus brazos. Dándole un beso en los labios.
-Siempre –respondió, provocando que ella sonriese sobre sus labios.
XXX
Castle estaba sentado en la cama, con la espalda apoyada en el respaldar de ésta, entre sus piernas, Kate, estaba sentada.
Él la rodeaba con sus grandes brazos. Ella simplemente se dejaba abrazar y sonreía a sentir las pequeñas cosquillas que Rick le proporcionaba sobre su cuello. Éste rozaba con su nariz el cuello de su novia intercalando pequeños besos.
Beckett entrelazó sus dedos con los de él, ladeando la cabeza para que le fuese más fácil.
Martha preparaba el desayuno con ayuda de Sophie. Ambas charlaban mientras tanto. La niña reía sin parar por los gestos dramáticos que la actriz hacía, enfatizándolos más para que la pequeña se riese.
Cuando terminaron y lo prepararon todo en una bandeja, caminaron hasta el dormitorio del escritor. Su madre llamó antes de abrir, escuchando la risa de su hijo y de su nuera.
-Buenos días –los saludó entrando acompañada de Sophie. La niña sonreía pegada a Martha. –Os hemos preparado el desayuno. –Les informó dejando, con su ayuda, la bandeja en las piernas de la abogada.
La niña se subió a la cama y les dio un beso en la mejilla a su madre y a Rick como saludo.
-Bueno, os dejo solos, espero que lo disfrutéis. –sonrió, dándose la vuelta. Sophie se bajó de la cama para seguir a Martha.
-Pequeña, -la llamó Richard –¿quieres desayunar con nosotros o ya has desayunado? –La niña negó y corrió montándose en la cama deprisa ante la mirada divertida de los adultos.
-Que aprovechéis, familia –Les deseó Martha antes de salir por la puerta.
Sophie, aprovechando que su madre apoyaba su espalda en el pecho de Rick, hizo lo mismo y se sentó entre las piernas de Kate. Lista para desayunar las tortitas que ella había ayudado a hacer a la madre de su amigo.
Entre risas y bromas a la pequeña por lo glotona que era, desayunaron. Kate, también, había sufrido de esas bromas, ya que tanto su hija como su novio le habían manchado la nariz y las mejillas de chocolate. Al estar en medio de ellos dos, poco había podido hacer para defenderse.
XXX
Esa tarde habían decidido pasarla en casa del escritor viendo películas Disney. Martha y Kate dudaban de quién estaba más disfrutado de ese “plan”, si Sophie o Richard.
Más de una vez, Castle, había sido pillado cantando a pleno pulmón alguna que otra canción de la banda sonora de las películas.
Martha y Kate negaban mientras lo miraban sin dar crédito, Sophie, en cambio, se reía y lo defendía.
Después de cenar, llegó el momento de la despedida. Castle le había pedido que se quedase esa noche a dormir también, pero Kate se había negado. Desde allí el colegio de Sophie le pillaba muy lejos y tendría que despertar a Sophie mucho más temprano de lo normal. Además, la niña tenía todo lo necesario, la pequeña mochila, el babi y demás, en su casa.
Ella también prefería quedase, pero no podía.
Castle acompañó a Sophie y a Kate hasta el coche de la abogada. Montó a la pequeña en su sillita y le dio un beso en la mejilla como despedida. Luego, cerró la puerta y atrajo hacia él a su novia para besarla.
Entre besos y besos, Beckett, logró montarse en el coche y arrancarlo mientras Rick le decía adiós con la mano desde la acera.
XXX
Martha respiraba con dificultad. No hablaba. . Estaba pálida. El corazón le latía a mil por hora. Se apoderó de ella una sensación extraña. Las piernas le flaqueaban, ya no la sujetaban. La cocina le daba vueltas y se le nublaba la vista. Tenía un sudor frío, le parecía que se quedaba sin aliento. Trató de agarrarse a la pared para no caerse al suelo, pero no tenía fuerzas en los brazos. Aunque abrió la boca para pedir ayuda, no pudo emitir siquiera un débil sonido.
Entretanto, Rick caminaba la distancia entre el ascensor y la puerta de su lotf. Cuando entró, se encontró con su madre desmayada en el suelo. Rápidamente la cogió entre sus brazos y la llevó hasta el sofá de la sala. Llamó a una ambulancia.
Pocos minutos después su madre era traslada al hospital.
EL médico que la atendió, le dijo a Richard que la dejaría unos días ingresada, en observación. Su enfermedad estaba llegando a su fase final. Si en esos tres días, no pasaba nada, podrían regresar a su casa, al menos, hasta un nuevo ataque.
Rick después de estar con su madre, buscó su móvil en sus bolsillos para llamar a Katherine pero recordó que lo había dejado en la mesa olvidado después de llamar a la ambulancia. Se maldijo por su torpeza, ya que no sabía el número de móvil de Kate y le iba a ser imposible hablar con ella, no solo para avisarle lo sucedido sino, también, para cancelar la cita del lunes.
Él iría a buscarla al colegio y las invitaría a comer en algún restaurante.
XXX
Miércoles 4 de junio
Durante esos tres días Kate intentó ponerse en contacto con Richard pero éste no le cogía las llamadas ni le contestaba los mensajes. Había pasado de darle llamada a saltarle el aviso de que el móvil al que llamaba se encontraba apagado o fuera de cobertura.
Al levantarse y volver a no tener respuesta, decidió que se pasaría por su lotf para saber de él. Estaba preocupada.
En el hospital no había habido ningún sobresalto, por lo que, ese mismo día Martha recibiría el alta.
Richard aprovechó que su madre estaría en el hospital hasta el mediodía para salir un rato e ir hasta el hospital donde él había estado ayudando informando a la gente para que se hiciesen donantes. Había hecho algunos amigos allí y seguro que alguien le decía en qué estado estaba el trasplante para su madre. De camino hacia allí, pasaría por la cafetería de siempre por un buen café. El café de máquina del hospital lo estaba matando.
XXX
Kate abrió la puerta de aquella cafetería a la que solía ir, Rick no le había llevado el café matutino como toda esa semana, así que decidió pasar por ahí antes de dirigirse a trabajar.
Cuando abrió la puerta y enfocó su vista adentro, no pudo creerse lo que tenía justo en frente: Richard besándose con otra mujer. Allí, en mitad de aquella cafetería, sin importarle nada.
Ella había supuesto que estaba ocupada con algo relacionado a toda esa parte de su vida que aún desconocía. Y Claro, ocupado sí que estaba. Ligándose a otras tías.
Luchó contra las lágrimas que amenazaban con salir de sus ojos. No iba a permitirse llorar allí, delante de ellos. Finalmente, ella había sido una más en su lista. Se había dejado llevar y él se había salido con la suya. Su miedo, se había hecho realidad. Ella no había sido especial como había creído.
Con la poca dignidad que le quedaba, salió de la cafetería. Ya había caído en sus redes, no iba a dejar que la volviese a humillar.
Salió de prisa y casi corriendo se dirigió de nuevo a su coche. Cuando estuvo dentro se tapó la cara con sus manos. Se sentía traicionada, humillada, ofendida y espantosamente herida.
Se secó las lágrimas con furia y se prometió a sí misma que nunca más se volvería a enamorar.
En ese momento, comprendió la desaparición del escritor. Una vez que había conseguido su objetivo se había olvidado de ella y se había buscado a otras.
Se maldijo por haber caído, por haber sido una más ¡si hasta el mismo se lo había dicho! Era un maldito mujeriego.
Arrancó su coche y bruscamente salió del aparcamiento. Incapaz de razonar, de aceptar, de dejar de llorar, de sollozar, incapaz de reaccionar. Incapaz de creérselo, de imaginárselo, con ese dolor desgarrador en el corazón que le quitaba la respiración, el hambre, el sueño, las ganas de vivir, dejándola abatida, postrada.
Había aprendido la lección. Nunca volvería a dejar que nadie la hiriera de esa manera, porque era verdad, era como decía Lanie, “Todos los hombres son iguales, todos son unos cabronazos, y no merece la pena perder el tiempo con ellos. ¡No existe el amor, no existe la amistad, no existe nada! La gente cree amar y ser amada. La gente se engaña. La gente da asco. El mundo da asco”.
XXX
Lo primero que hizo al llegar a casa fue poner su móvil a cargar. Cuando lo hubo encendido, decenas de mensajes y de llamadas aparecieron en su pantalla. Algunas de la editorial, pero casi todas de Kate. La última, de esa misma mañana. La llamó pero no tuvo respuesta.
Al igual que los 8 días siguientes. Había pensado en irla a buscar pero su madre estaba demasiado débil para sacarla de casa. Necesitaba tranquilidad y cariño.
Tres días después de haberse encontrado a Richard besando con la otra chica, Kate, se reencontró con Will, un antiguo amigo mientras caminaba por las calles de Nueva York, aprovechando dos horas libres en su mañana de trabajo.
Recordaron viejos tiempo, Will, que conocía bien a su amiga, logró sonsacarle algo por lo que sus ojos se veían tan tristes.
Después de que Kate se desahogase, su amigo volvió ofrecerle la posibilidad de casarse y ser el padre de Sophie. Para su sorpresa, esta vez Kate aceptó.
Su hija, no paraba de preguntar por Rick y sabía que no dejaría de hacerlo. Él era su “amigo” y el único referente como padre que había tenido. Pensó que tal vez la figura de Will la ayudaría a llevar esa separación.
Eso y el despecho que sentía habían sido los culpables de su “Sí”. Will le prometió que con su ayuda tanto ella como su hija terminarían por olvidar al escritor y que ella, con el tiempo, se enamoraría de él. Que él mismo se encargaría de que así fuese.
XXX
2 días más tarde
Kate, como antiguamente, se desahoga con su amigo, ahora prometido, en la sala de su casa, mientras su hija jugaba en su habitación. O eso creía ella, porque Sophie había escuchado más de la mitad de la conversación.
Su mente procesó toda la información como su corta edad le permitió. Rick había hecho daño a su madre y por eso lloraba y estaba triste. Su amigo era malo y ya no quería saber nada de él. No solo había hecho llorar a su madre, sino que, también, había olvidado su promesa de ir a buscarla al salir de clases. Tampoco había ido al parque a jugar con ella, ni a su casa a verla, ni había llamado. Rick era malo. Además, había escuchado cómo su madre le contaba a Will que Rick no la quería.
Un sollozo, fue lo que delató a la pequeña haciendo que Kate se volviese y la viese pegada a la pared que separaba el salón con el pasillo.
Rápidamente fue a cogerla y a acariciarla para calmarla.
-Mami –dijo la pequeña intentando controlar sus sollozos –no llores, mami, porque yo sí te quiero mucho. –Besó su mejilla y se abrazó todo lo fuerte que sus bracitos le permitían al cuello de su madre.
Kate comenzó a llorar más fuerte al escuchar las palabras de su hija y la apretó más a ella. Dándole besos en el hombro.
XXX
10 días después
Richard llegó al parque. Unas amigas de su madre habían venido desde Colombia para verla, luego de que Martha les contase la verdad. Castle, aprovechó que su madre no estaría sola para ir a buscar a Kate. Demasiados días sin saber de ellas. Cortando sus llamadas o dejando que la llamada terminase sin respuesta. Sin que sus mensajes fueran respondidos. Estaba desesperado por saber qué había pasado.
En seguida, se dirigió al banco donde Kate siempre se sentaba para vigilar a su hija. Y allí estaba, sentada, viendo como Sophie jugaba con otros niños.
-Hola –la saludó.
Beckett giró su mirada hasta Richard al escuchar su voz. Éste, de pie y con las manos en los bolsillos, la miraba serio.
-¿Qué haces aquí? –preguntó enfadada.
-Hablar contigo, ya que ni contestas mis mensajes ni aceptas mis llamadas.
-Vete –dijo alterada, volviéndose a sentar, ignorándolo.
-Kate… tenemos que hablar. No entiendo tu actitud. Se supone que somos novios y…
-No somos novios –Beckett se levantó y lo miró fríamente. Rick fue a decir algo pero se vio interrumpido por la abogada. –Olvídate de mí y de mi hija… vete.
El escritor sintió cómo su corazón se rompía al escuchar esas palabras. -¿Qué se supone que ha pasado? ¿Me puedes explicar? Porque no entiendo nada –confesó intentando controlar los nervios. –Nos despedimos bien y de repente ahora ¿me echas?
-Pues es muy fácil de entender. No quiero saber nada de ti. Tú por tu lado y yo por el mío. Sigue con tu vida y olvídate de nosotras. Es así de simple.
-Kate… -intentó cogerla del brazo pero Beckett lo retiró antes de que pudiese tocarla. -¿Se puede saber qué te pasa? –inquirió levantando el volumen de su voz. Estaba demasiado alterado. La situación con su madre, ya hacía que, de por sí, tuviese los nervios a flor de piel.
-Que no quiero saber nada de ti. Eso es lo que me pasa. –Contestó de forma seca.
Dio dos pasos hacia ella, ella retrocedió tres. Alargó su mano pero ésta, la esquivó. –Kate, por favor, explícame porque estoy totalmente perdido… -Cruzó su mirada con ella, intentó trasmitirle su angustia pero en los ojos de Beckett solo había frialdad. –Kate,…
Y entonces sucedió. Todo su mundo se vino abajo, bueno, mejor dicho, las ruinas que quedaban de él.
Un hombre, que había parecido de la nada, había agarrado a Kate de la cintura y la estaba besando. Besaba a su novia, o su exnovia. Estaba demasiado confundido
Ella, no hizo nada, no se apartó ni puso ningún tipo de resistencia. Más bien, le correspondió el beso.
Sintió un dolor profundo en el pecho, como si alguien le estuviese pisoteando el corazón. Porque así era cómo se sentía, pisoteado y humillado. Paralizado.
Aquel hombre se separó y rodeó su cintura con uno de sus brazos, marcando territorio. ¿Qué territorio? Pensó Rick.
-¿Te está molestando, Katie? –preguntó el recién llegado observando a Richard.
Beckett volvió a mirarlo con la misma mirada gélida. –No, ya se iba, cariño.
¿Cariño? Lo había llamado cariño. Escuchar esa palabra salir de la boca de Kate, dirigida a otro hombre, le atravesó el corazón. Aún, así, intentó seguir guardando la compostura. Si lo que ella quería era humillarlo, no lo iba a conseguir. Al menos, no se lo iba demostrar.
-No, no me iba. ¿Podemos hablar? –Esta vez sí logró agarrar su muñeca y tiró de ella para soltarla de él. Beckett intentó soltarse sin éxito. Y Will empujó a Richard para que lo hiciese.
-¡Mami! ¡Mami! –gritó Sophie llegando hasta ellos. Se abrazó a las piernas de su madre asustada.
-Sophie,… -la llamó pero la niña ni siquiera se volteó para mirarlo. –Pequeña… -lo volvió a intentar con el mismo resultado.
-Rick, vete. Entiende que lo que hubo entre tú y yo, fue agradecimiento y por…
Recordó el día que se hicieron novios, él lloraba. -¿Lástima? –Gritó. -¡Vaya! –El escritor levantó sus brazos, dejándolo caer como si le pesasen. Dando en sus piernas al caer, haciendo ruido por la fuerza. Fue a decir algo, pero vio lo asustada que estaba la niña y se calló.
-Papi, mami, vámonos –gimoteó sin separarse de su madre. Will acarició la cabecita de la Sophie.
El escritor se quedó de piedra al escuchar llamar “Papi” a aquel desconocido para él.
-Ey, pequeña, ¿no me vas a saludar? –fue a acariciar su espalda pero vio cómo la niña apretaba más el agarre con su madre y estaba reticente. Se quedó a medio camino y se giró, dispuesto a irse. No se iba a dejar humillar más. Anduvo hasta salir del recinto del parque sin mirar atrás. No quería que viesen sus ojos brillantes por las lágrimas. No les daría ese lujo.
Caskett23- As del póker
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Re: Qué bonita la vida. (Capítulo 32) 07/05 TERMINADO
pero...por queeee por que tiene que pasar eso ahora? por que tiene que aparecer Will? que paso en la cafeteria? por que lo has dejado ahi? shooorooo WILL O TE ALEJAS DE KATE O APAREZCO EN LA BODA Y NO TE MATO ANTES TE TORTUROOOOO Y LUEGO TE MATO Y TE REMATO Y TE REMATOO vale me tranquilizo..
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Espero que lo continues pronto por que necesito saber que es lo que ha pasadoooo Siguee prontitooo poorfiiisss
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ZOMAtitos&Oreos- Autor de best-seller
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Fecha de inscripción : 02/02/2013
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Localización : Con los ZOMAtes parlantes XD
Re: Qué bonita la vida. (Capítulo 32) 07/05 TERMINADO
WHAAAAT!?!?!?!?? Que caca es ESTO, CUANTO DRAMAAAAAAA POR DÍOS.
Y Kate, me parece mal que haga eso sin dejarle ninguna oportunidad de explicarse, y haberse buscado a otro... Que poco le quería al pobre Rick, en fin...
Y Kate, me parece mal que haga eso sin dejarle ninguna oportunidad de explicarse, y haberse buscado a otro... Que poco le quería al pobre Rick, en fin...
Caskett_Dever- Ayudante de policia
- Mensajes : 72
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Re: Qué bonita la vida. (Capítulo 32) 07/05 TERMINADO
Como nos haces sufrir así?? Tan desconfiada es kate con el pobre rick?? Entiendo que no sea adivina pero porque no lo enfrento primero y no se fue de buenas a primeras a pensar lo peor??
Ruth Maria- Policia de homicidios
- Mensajes : 565
Fecha de inscripción : 14/11/2012
Re: Qué bonita la vida. (Capítulo 32) 07/05 TERMINADO
wooooow eso si no me esperaba que fuerte ¿porque tanto drama y sufrimiento????????????? no puede haber boda no no puede casarse con Will
continua pronto
continua pronto
Caskett(sariita)- Policia de homicidios
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Fecha de inscripción : 25/10/2013
Edad : 24
Localización : En el mundo de los sueños
Re: Qué bonita la vida. (Capítulo 32) 07/05 TERMINADO
Pero como haces esto todavía estoy en shock, como puedes hacernos esto, y esta kate en vez de enfrentarlo y preguntar se compromete con otro tío esto en un desastre y sopie que la jodia niña tanto mi amigo rick y llega otro hombre a la vida de su madre y a la suya y enseguida le dice papi se han pasado un montón con el pobre
trolido- As del póker
- Mensajes : 387
Fecha de inscripción : 04/12/2012
Re: Qué bonita la vida. (Capítulo 32) 07/05 TERMINADO
Pero que paso????
Estábamos tan contratos todos!!!!
Quiero ver como continúa esta historia...
Siguiente por favor!!!!!!!
Estábamos tan contratos todos!!!!
Quiero ver como continúa esta historia...
Siguiente por favor!!!!!!!
colombianita- Ayudante de policia
- Mensajes : 78
Fecha de inscripción : 03/05/2013
Re: Qué bonita la vida. (Capítulo 32) 07/05 TERMINADO
Pero que es lo que ha pasado??? Pobre rick, que dolor cuando lo ha tratado así sin él saber por qué. Creo que antes de haberse comportado así deberían haber hablado. A ver ahora como se soluciona esto.
Continúa pronto.
Continúa pronto.
Yaye- Escritor - Policia
- Mensajes : 1751
Fecha de inscripción : 05/06/2012
Localización : Huelva
Re: Qué bonita la vida. (Capítulo 32) 07/05 TERMINADO
No dures tanto en actualizar sí nos has dejado súper intrigadas!!
Ruth Maria- Policia de homicidios
- Mensajes : 565
Fecha de inscripción : 14/11/2012
Re: Qué bonita la vida. (Capítulo 32) 07/05 TERMINADO
WTF!!! pero Dios k haz hexo???? no es por ser violenta pero en este momento kiero matarte... como nos haces esto!!! esta kate es peor k niña de 10 años mira k por despexo va a casarse con otro y la nena bueno es entendible esos cambios pero la mama esta LOCA!!! porfa apura el proximo capitulo antes de k nos mates!!!
cururi- As del póker
- Mensajes : 447
Fecha de inscripción : 15/03/2013
Edad : 36
Localización : World Citizen
Re: Qué bonita la vida. (Capítulo 32) 07/05 TERMINADO
Por dios arreglaloo siguelooo
castle&beckett..cris- Escritor - Policia
- Mensajes : 5471
Fecha de inscripción : 20/03/2011
Edad : 33
Localización : Menorca..I LOVE NEW YORK..NYPD..RICK CASTLE & KATE BECKETT
Re: Qué bonita la vida. (Capítulo 32) 07/05 TERMINADO
Mañana subiré el siguiente capítulo jejecastle&beckett..cris escribió:Por dios arreglaloo siguelooo
jajaja Bueno, por ahora ha aceptado la propuesta... Mañana (creo) que lo subirécururi escribió:WTF!!! pero Dios k haz hexo???? no es por ser violenta pero en este momento kiero matarte... como nos haces esto!!! esta kate es peor k niña de 10 años mira k por despexo va a casarse con otro y la nena bueno es entendible esos cambios pero la mama esta LOCA!!! porfa apura el proximo capitulo antes de k nos mates!!!
Ruth Maria escribió:Como nos haces sufrir así?? Tan desconfiada es kate con el pobre rick?? Entiendo que no sea adivina pero porque no lo enfrento primero y no se fue de buenas a primeras a pensar lo peor??
Pues lo lógico sería haberlo enfrentado pero como es un mujeriego y desaparece justo después de haberse acostado con ella...Ruth Maria escribió:No dures tanto en actualizar sí nos has dejado súper intrigadas!!
Mañana intentaré
Pues sí, pero decidió tirar por el lado más "fácil"Yaye escribió:Pero que es lo que ha pasado??? Pobre rick, que dolor cuando lo ha tratado así sin él saber por qué. Creo que antes de haberse comportado así deberían haber hablado. A ver ahora como se soluciona esto.
Continúa pronto.
Mañana... creo. Todo no iba a ser fácilcolombianita escribió:Pero que paso????
Estábamos tan contratos todos!!!!
Quiero ver como continúa esta historia...
Siguiente por favor!!!!!!!
bueno, Rick ha hecho "daño" a su madre y encima ha desaparecido por días...trolido escribió:Pero como haces esto todavía estoy en shock, como puedes hacernos esto, y esta kate en vez de enfrentarlo y preguntar se compromete con otro tío esto en un desastre y sopie que la jodia niña tanto mi amigo rick y llega otro hombre a la vida de su madre y a la suya y enseguida le dice papi se han pasado un montón con el pobre
Todo no iba a ir bien A ver qué pasa con WillmoxaCaSkett(sariita) escribió:wooooow eso si no me esperaba que fuerte ¿porque tanto drama y sufrimiento????????????? no puede haber boda no no puede casarse con Will
continua pronto
jajaja ella ha sacado sus propias conclusiones y se ha tirado por el lado "fácil"Caskett_Dever escribió:WHAAAAT!?!?!?!?? Que caca es ESTO, CUANTO DRAMAAAAAAA POR DÍOS.
Y Kate, me parece mal que haga eso sin dejarle ninguna oportunidad de explicarse, y haberse buscado a otro... Que poco le quería al pobre Rick, en fin...
Lo de la cafetería se sabrá pero aún no... cuando pase un time en el fic. Pobre Will, él mucho que ver no tieneEL ZOMAtitooooo escribió: pero...por queeee por que tiene que pasar eso ahora? por que tiene que aparecer Will? que paso en la cafeteria? por que lo has dejado ahi? shooorooo WILL O TE ALEJAS DE KATE O APAREZCO EN LA BODA Y NO TE MATO ANTES TE TORTUROOOOO Y LUEGO TE MATO Y TE REMATO Y TE REMATOO vale me tranquilizo..
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Caskett23- As del póker
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Re: Qué bonita la vida. (Capítulo 32) 07/05 TERMINADO
Esperaremos con ansias el día de mañana!!
Ruth Maria- Policia de homicidios
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