Qué bonita la vida. (Capítulo 32) 07/05 TERMINADO
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Re: Qué bonita la vida. (Capítulo 32) 07/05 TERMINADO
ME ENCANTA. No tengo palabras. Sigue pronto porfavor!!!1!
Apocalipsis.- As del póker
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Re: Qué bonita la vida. (Capítulo 32) 07/05 TERMINADO
Apocalipsis. escribió:ME ENCANTA. No tengo palabras. Sigue pronto porfavor!!!1!
Gracias
Pues ahora mismo lo suboRuth Maria escribió:Esperaremos con ansias el día de mañana!!
Caskett23- As del póker
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Re: Qué bonita la vida. (Capítulo 32) 07/05 TERMINADO
Capítulo 22
Estuvo caminando por horas por las calles de Nueva York. Deseó poder entrar en un bar y beber hasta perder el sentido, pero no podía hacerlo. No podía hacerle eso a su madre. Su madre lo necesitaba fresco y bien. No verlo llorar y destrozado por una persona que no valía la pena.
Por una persona que había jugado con sus sentimientos por lástima y agradecimiento. Pero Sophie, la actitud de la niña también le había calado hondo. No entendía esa repentina desconfianza. Más bien, no entendía nada.
Era tarde, tenía que regresar a casa. Tenía que estar allí antes de que las amigas de su madre se fueran. No podía dejarla sola. Se limpió las lágrimas y se levantó del bordillo de la acera de la calle a donde había ido a parar.
XXX
Richard intentó mostrarse lo más entero que pudo delante de su madre. Sabía que los disgustos y los malos momentos no le hacían bien. Al contrario.
Ese día, después de llegar a casa, le había contado que él y Kate no estaban juntos. No podía mentirle, pues su madre sabía lo que había pasado en los últimos días.
No le dijo la verdad. Prefirió utilizar su imaginación de escritor e inventarse una historia menos dolorosa. Kate estaba confundida y necesitaba tiempo y espacio. Martha al principio no se lo había creído mucho pero, tras un rato de conversación, había conseguido convencerla.
XXX
-No te entiendo, de verdad que no. Por mucho que lo intento no logro entenderte. –Johanna caminaba por el salón de la casa de su hija. No podía parar quieta. –Me voy unos días y mira. ¡Es que no!
Kate se limpió las lágrimas con el pañuelo que tenía estrujado en su mano derecha. -¿Y qué querías que hiciera? ¿Que dejase que me siguiese utilizando? No. –Gritó y su voz se quebró. –Ya me lo dijo, él solo quiere a las mujeres para una noche y no más. ¡Si hasta me lo dijo! Y yo me dejé engatusar.
-¿Estás segura de eso? Tú misma me has dicho que te estuvo llamando y ¡que fue a buscarte al parque! –Johanna bufó exasperada. –No creo que Rick, quisiese pasar solo una noche contigo, no después de cómo se ha comportado contigo y con Sophie. ¿Lo has olvidado?
Negó. –Pero eso solo era parte de su estrategia.
-¿Estrategia? –preguntó incrédula sentándose al lado de su hija. Kate asintió. –Katie, hija, no creo que la solución de todo esto sea casarte con un hombre que no quieres. Te…
-Entonces, ¿cuál es? –gritó, interrumpiéndola. –¿Dejar que siga jugando conmigo?
-No, pero ¿hablar con él, tal vez? –Sugirió como si no fuese algo obvio.
-No, no tengo nada qué hablar con él. Yo los vi.
-Hija, espero que no te estés equivocando. De verdad, que lo deseo, porque como sea así… -puso una mano encima de la rodilla doblada de Kate.
-No, no me estoy equivocando. –Sentenció segura.
XXX
18 de junio.
Martha se estaba preparando para salir con su hijo. Sabía que desde que había dejado su relación con Katherine no se sentía muy bien. Al igual, que sabía que intentaba disimular y hacerse el fuerte por ella. Para que no sufriera. Ya habían pasado varios días desde la ruptura. Y deseaba con todo su corazón que todo entre ellos se arreglase. No podía irse sabiendo que Richard, su único hijo, se quedaba solo. Él era su vida. Siempre lo había sido. Siempre ellos dos. El uno para el otro. Juntos pasase lo que pasase. Y a ella se le acaba el tiempo y… de repente toda la angustia que estaba sintiendo se convirtió en dolor. En una opresión en el pecho que la asfixiaba.
Tenía la sensación de que el corazón le iba a estallar. Y tal vez realmente le estaba estallando. Sintió una punzada espantosa en el pecho, que enseguida se extendió a todo el brazo izquierdo. Temblaba sin parar, pero no era precisamente un temblor, era como si alguien la obligase a hacer unos movimientos raros, como una marioneta atada a sus hilos. Se caía, caía al suelo y no podía impedirlo. Era como si la escena tuviese lugar a cámara lenta, como si ella se mirase desde fuera.
Vio a Rick que entraba a su habitación, hablaba pero ella no lograba escucharlo. Era como si ese sentido, lo hubiese perdido. Castle corrió hacia ella.
Se vio en brazos de su hijo, mientras cerraba los ojos y perdía el conocimiento. Se sentía flotando en el aire, muy ligera y muy pesada a la vez. Escuchaba ruidos que no lograba descifrar, era como un pitido. Algo que no cesaba, que la envolvía sin hacerle daño, que la acunaba, que se la llevaba, que la arrastraba hacia la muerte.
Y luego notaba unos pellizcos en las mejillas, como si una serpiente fastidiosa la estuviese mordiendo. Y estaba cansada, terriblemente cansada, sin fuerzas. Demasiado cansada para volver con Richard. Quería quedarse sola, a oscuras.
XXX
Richard estaba en el pasillo del hospital, caminando nerviosamente de un lado a otro, como se hace siempre en esos casos. Café, caras tensa, mirada de incredulidad, desesperada. Y el olor, ese olor pesado que te pone malo y te obliga a salir a la calle a tomar un poco de aire fresco.
Qué espantosa es la espera, tener que estar ahí sin poder hacer nada, mientras en la habitación de al lado tu madre se debate entre la vida y la muerte.
El tiempo que pasa. Las noticias que no llegan. El reloj que pérfidamente prescinde del mundo entero y avanza inexorable.
No te queda más remedio que esperar y rogar que todo salga bien, y decirte que querrías estar tú en su lugar. Es imposible apretar el botón de parada y volver atrás. Solo se puede avanzar, con o sin ella. Qué atroz no tener elección, mirar hacia atrás y decir: “¡Hay que aceptar las cosas!”. Qué horrible la palabra “aceptar”. Quién sabe si la gente se da cuenta. Es una palabra tan espantosa como la palabra “muerte”.
Quién sabe si habrá tiempo para otro beso, para otro abrazo, para otra despedida.
Quién sabe. Demasiados quién sabe en la vida. Si solo se pudiese elegir. Pero no se puede. Solo se puede confiar. Confiar y esperar, confiar y rezar. Creas o no en Dios. Tengas o no tengas fe. Porque en esas circunstancias te aferras a un clavo ardiendo. Y les pides a Dios y a todos los Dioses que conoces que tengan piedad. Que no se la lleve. Ella se merece vivir.
—Por fin… -exhaló, cuando vio aparecer al cirujano por aquellas puertas. El cirujano, que, con bata blanca y expresión impenetrable, avanzaba hacia él.
Castle fue al encuentro del médico.
-Doctor, ¿qué me puede contar?
—De momento está fuera de peligro. Ha recuperado el conocimiento, y las constantes se han estabilizado.
Suspiro de alivio. —¿Puedo verla? —preguntó.
—Sí, pero en la unidad de reanimación las reglas son muy estrictas. Tendrá que ponerse bata y mascarilla. Desgraciadamente, su madre está muy débil y es imprescindible que no entre en contacto con posibles fuentes de infección. Una cosa más. A partir de ahora, su madre tendrá que quedarse ingresada, ya no la puede tener en casa. Sería muy peligroso. A decir verdad, tendríamos que haber actuado hace unas semanas. Por lo demás, que Dios los ayude…
Richard de tapó con las manos su cara, frustrado. Abatido. No podía creer que estuviese escuchando esas palabras.
—Ánimo, vamos.
Castle asintió y desapareció con el médico detrás de una puerta de cristales opacos. Le pidió que dejara sus objetos personales en una mesilla; luego la enfermera lo ayudó a ponerse la bata, la cofia, la mascarilla y las fundas para los zapatos. Se lavó muy bien las manos y lo llevaron delante de la puerta. Antes de hacerlo pasar, el médico le susurró:
—Por favor, nada de besos. Ni siquiera en la mano o en la frente. Y nada de lágrimas, su madre necesita ahora sonreír.
—¡Querido! —El rostro de Martha se iluminó en cuanto lo vio.
—¡Madre! —exclamó él haciendo esfuerzos para no llorar.
Estaba llena de tubos, pequeña y frágil, indefensa y asustada en esa cama de un hospital. Su madre.
-¿Cómo estás? –El escritor se acercó despacio a la cama donde estaba acostada su madre, intentando controlar las lágrimas pero, sus ojos vidriosos, lo delataban.
-¿Cómo estás tú? –respondió con otra pregunta. La cara de Richard se contrajo en un gesto de dolor que no pudo evitar. -—No te preocupes, querido, yo estoy feliz. No tengo miedo, ya no tengo miedo, porque estás conmigo. No querría otra cosa en la vida, que estar contigo. Sé que no es la mejor situación, –una pequeña sonrisa apareció en sus labios, quería quitar un poco de hierro al asunto - tú eres mi mayor sueño, eres todo lo que una vez quise en mi vida. Lo que soñé de niña y te he conseguido. Puedo morir, porque sé que guardarás siempre mi recuerdo en tu corazón. Y cuando ya no esté, quiero que sigas con tu vida. Busca a Katherine, hijo. Cásate con ella, y que luego, si lo deseas, llama a tu primera niña Martha así seguiré viviendo en ella, y estaré siempre a tu lado, con un vínculo aún más fuerte. No llores, hijo, yo estoy serena, ¿no te basta con eso?
—¡Shh! —le susurró dulcemente él estrechándole una mano entre las suyas—. No digas eso, ya ha pasado todo, no le des más vueltas. Solo debes pensar en curarte y en salir de aquí lo antes posible, ¿de acuerdo? Yo estaré esperándote cada día, hasta que estés de nuevo en casa.
—Hijo, no voy a salir de aquí, me estoy muriendo…
—¡No es verdad! Tienes que esforzarte y reaccionar, no te estás muriendo, vivirás conmigo…
—Cuando te enfrentas a la muerte comienzas a verlo todo de otra manera. Hijo, sabes que es muy difícil. – Los ojos de la actriz se humedecieron. Martha hizo un esfuerzo sobrehumano, para ella en esos momentos, y acarició la mejilla de Richard.
Incapaz de pronunciar palabra, Rick sacudía la cabeza y bajaba la barbilla para ocultar las lágrimas que corrían por su rostro.
En ese momento, cual heroína involuntaria, una enfermera entró en la habitación para pedirle que saliera, rescatándolo.
—¡Hijo!
—¿Sí?
—¡Te quiero!
—Yo también te quiero, madre.
Martha le mandó un beso con la mano y lo observó marcharse. Luego cerró los ojos y se durmió.
Caskett23- As del póker
- Mensajes : 337
Fecha de inscripción : 30/03/2013
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Localización : Cádiz
Re: Qué bonita la vida. (Capítulo 32) 07/05 TERMINADO
pobre Martha, que penita me ha dado hablando con su hijo y diciéndole que tenia todo asumido y que buscase a Katherin y fuese feliz.
Por otro lado, Johana tiene razón, debería hablar con el e intentar arreglar las cosas antes de que sea tarde.
Espero que puedas continuar pronto, me he quedado con ganas de más.
Por otro lado, Johana tiene razón, debería hablar con el e intentar arreglar las cosas antes de que sea tarde.
Espero que puedas continuar pronto, me he quedado con ganas de más.
Yaye- Escritor - Policia
- Mensajes : 1751
Fecha de inscripción : 05/06/2012
Localización : Huelva
Re: Qué bonita la vida. (Capítulo 32) 07/05 TERMINADO
Hay, me has hecho hasta llorar.
Caskett_Dever- Ayudante de policia
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Localización : cantabria
Re: Qué bonita la vida. (Capítulo 32) 07/05 TERMINADO
Juntalos arreglalooo siguelooo
castle&beckett..cris- Escritor - Policia
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Edad : 33
Localización : Menorca..I LOVE NEW YORK..NYPD..RICK CASTLE & KATE BECKETT
Re: Qué bonita la vida. (Capítulo 32) 07/05 TERMINADO
Continualo. Ya. Porfis.
Na, sigue muy bien y está en tu línea, es decir. Exelente.
QUEREMOS CASKETT. Sacia nuestra sed de la falta que nos dan en la serie T_T
Solo una pregunta. Eres/conoces/estudias enfermería o eres enfermera?
Na, sigue muy bien y está en tu línea, es decir. Exelente.
QUEREMOS CASKETT. Sacia nuestra sed de la falta que nos dan en la serie T_T
Solo una pregunta. Eres/conoces/estudias enfermería o eres enfermera?
K//S- Ayudante de policia
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Fecha de inscripción : 25/02/2012
Re: Qué bonita la vida. (Capítulo 32) 07/05 TERMINADO
que triste pobre martha ,porque no pueden ser felices???
Caskett(sariita)- Policia de homicidios
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Edad : 24
Localización : En el mundo de los sueños
Re: Qué bonita la vida. (Capítulo 32) 07/05 TERMINADO
Sigo pensando, porque tanto sufrimiento cuando todo pintaba excelente...necesito una dosis de ternura y amor en esta historia por fis!!!!!!
colombianita- Ayudante de policia
- Mensajes : 78
Fecha de inscripción : 03/05/2013
Re: Qué bonita la vida. (Capítulo 32) 07/05 TERMINADO
dios me a encantado pero k capitulo mas triste menos mal estaba sola en la pega sino iban a pensar k estaba loca! me encantaron tus palabras del "aceptar" es la parte mas triste ami me acaba de pasar ahace menos de un mes y todabia me cuesta aceptarlo!!! vamos continua prontito para saber como sale del hoyo en el k esta callendo castle!
cururi- As del póker
- Mensajes : 447
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Edad : 36
Localización : World Citizen
Re: Qué bonita la vida. (Capítulo 32) 07/05 TERMINADO
Aquí me tienes después de leer el capitulo estoy llorando cada vez mas triste espero qu valla mejorando poco a poco
trolido- As del póker
- Mensajes : 387
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Re: Qué bonita la vida. (Capítulo 32) 07/05 TERMINADO
jo A ver si mejora pero ahora mismo la situación de Martha es complicada..trolido escribió:Aquí me tienes después de leer el capitulo estoy llorando cada vez mas triste espero qu valla mejorando poco a poco
cururi escribió:dios me a encantado pero k capitulo mas triste menos mal estaba sola en la pega sino iban a pensar k estaba loca! me encantaron tus palabras del "aceptar" es la parte mas triste ami me acaba de pasar ahace menos de un mes y todabia me cuesta aceptarlo!!! vamos continua prontito para saber como sale del hoyo en el k esta callendo castle!
en la pega? (Si quieres contestar, es curiosidad...)
Lo siento.. :(A mí me ha pasado demasiadas veces ya y.. bueno aceptar es muy complicado, lo peor.
Intentaré seguir pronto
PD: la canción muy bonita y muy acorde
A ver que se puede hacer porque ahora mismo no está la cosa para eso jejecolombianita escribió:Sigo pensando, porque tanto sufrimiento cuando todo pintaba excelente...necesito una dosis de ternura y amor en esta historia por fis!!!!!!
Todo en la vida no es fácil. Y lo de Martha se veía venir, no?moxaCaSkett(sariita) escribió:que triste pobre martha ,porque no pueden ser felices???
Pff,.. la verdad no sé cuándo podré continuarloK//S escribió:Continualo. Ya. Porfis.
Na, sigue muy bien y está en tu línea, es decir. Exelente.
QUEREMOS CASKETT. Sacia nuestra sed de la falta que nos dan en la serie T_T
Solo una pregunta. Eres/conoces/estudias enfermería o eres enfermera?
Gracias!!
Ahora mismo están peleados, va a ser difícil...
Ni uno ni lo otro. Sé algunas cosas por asuntos personales/pelis/libros/Internet
jajaja juntarlos? Por ahora va a estar difícilcastle&beckett..cris escribió:Juntalos arreglalooo siguelooo
Lo siento (?)Caskett_Dever escribió:Hay, me has hecho hasta llorar.
Esperemos que cuando Kate lo haga no sea demasiado tarde.Yaye escribió: pobre Martha, que penita me ha dado hablando con su hijo y diciéndole que tenia todo asumido y que buscase a Katherin y fuese feliz.
Por otro lado, Johana tiene razón, debería hablar con el e intentar arreglar las cosas antes de que sea tarde.
Espero que puedas continuar pronto, me he quedado con ganas de más.
Sí, pena tb me da penita a mí
Caskett23- As del póker
- Mensajes : 337
Fecha de inscripción : 30/03/2013
Edad : 30
Localización : Cádiz
Re: Qué bonita la vida. (Capítulo 32) 07/05 TERMINADO
Espero que no haya quedado muy mal...
Castle aprovechaba todo el tiempo que los médicos le permitían para estar con su madre, para reconfortarla, para reír juntos, para soñar con un futuro, para escribir las últimas páginas de su historia y para planear nuevos recuerdos que guardar celosamente.
Martha estaba serena, esperaba sin miedo a aquel que debía venir a buscarla para llevársela. No tenía miedo, ya no, porque Richard la había enseñado a ser fuerte y valiente cuando él mismo decidió sufrir solo todo ese dolor a saber la verdad y, además, sus compañeros de teatro, sus alumnos, sus amigos de Colombia, todos estaban a su lado para que no se sintiera sola.
También las enfermeras eran muy dulces con ella. Se quedaban charlando y haciéndole compañía.
Y aunque estaba tan débil que ya no podía levantarse de la cama, en su interior se sentía fuerte y viva, pero sobre todo querida, hinchada de un sentimiento que no creía que se pudiese experimentar de lo grande que era.
-Querido, -lo llamó –ven, túmbate aquí conmigo. –Le pidió, palmeando uno de los lados de la cama.
-Madre, no debería. Ya sabes lo que pasó la última vez. –Martha se encogió de hombros.
-Me da igual, te quiero cerca, Richard.
El escritor sonrió y se acercó, tumbándose como cuando era pequeño, con la cabeza apoyada en el pecho de su madre. Abrazados.
-¿Te acuerdas cuando una vez mientras yo preparaba un papel para una audición, tú te entretuviste en llenar toooda la cocina de harina? –le preguntó con una sonrisa mientras acariciaba el cabello de su hijo.
-Solo quería darte una sorpresa –contestó.
-¿Ensuciándome toda la cocina? Porque si ese era tu plan, funcionó.
Rick gruñó e hizo una mueca. –Sabes que no, quería prepararte algo para comer, una buena cena. Pero solo tenía 8 años. ¿Qué esperabas? –Preguntó con una sonrisa.
Martha rio. –Eras un auténtico trasto.
-Cariño, la cena está lista –anunció Kate entrando en la habitación de su hija. Se quedó quieta cuando se encontró a Sophie sentada en el pequeño sofá con las piernas encima, abrazándose a ellas. Se suponía que estaba jugando. -¡Eh! Cariño, ¿qué pasa? –le preguntó andando deprisa hasta ella, sentándose a su lado.
Como contestación la niña se encogió de hombros y sus ojos se aguaron.
-Cariño, ¿no quieres contarle a mami lo que te pasa? –inquirió sentándola en sus piernas. Sophie se acurrucó en su pecho, buscando su calor y su cariño.
-Es que… -la niña se calló, dudosa de seguir.
-Sophie… -insistió.
-Echo de menos a Rick y jugar con él. –Rápidamente, la pequeña, se llevó sus manitas a la boca, tapándosela. –Yo no… no.
-No pasa nada, Sophie. Puedes echarlo de menos. –Dijo tranquilamente.
-¿Tú también lo echas de menos, mami? –Kate asintió, cerrando levemente los ojos. Lo echaba muchísimo de menos, más de lo jamás había pensado que lo haría. Y odiaba hacerlo. Él no se merecía eso. No después de todo. No después de haber jugado con sus sentimientos, después de haber conseguido lo que quería y buscarse a otra. -¿Crees que si hablamos con él… a lo mejor sí que nos quiere, mami. –Dijo Sophie intentando buscar consuelo y algo a lo que agarrarse para tener a su amigo de vuelta.
-Sophie, cariño, Rick a ti, sí te quiere y mucho –Sonrió para calmar a su hija, pero fue una sonrisa amarga. A Sophie sí la quería, todo ese cariño no podría ser mentira pero a ella… a ella no. No al menos como ella quería que lo hiciese.
-Pero… tú lloras por su culpa y… y –la niña sorbió por la nariz –yo no quiero que llores por su culpa.
Kate acarició la mejilla de su hija antes de darle un beso. –Yo ya no lloro.
-¿No? –preguntó separándose de su pecho para mirar a su madre a los ojos.
-No –contestó. -¿Y sabes por qué? –La pequeña negó con la cabeza. –Porque te tengo a ti y tú me quieres mucho, mucho y eso me hace muy, muy feliz –Sonrió.
-¡Sí! ¡Sí! ¡Sí! ¡Yo te quiero mucho, mucho, mami! –gritó la pequeña abalanzándose sobre su madre y llenándole la cara de besos. Kate rio y la apretó más contra ella.
En el pasillo se encontró con algunas enfermeras que estaban hablando con el médico jefe. Se acercó para saludarlos y advirtió que el médico había callado en cuanto lo había visto llegar.
—¿Qué pasa? —preguntó angustiado.
—¡Nada, tranquilízate! ¡Todo está bien!
-Precisamente el doctor Mancini nos estaba diciendo que no hay motivo de preocupación —Enora, la enfermera que aprovecha todos sus ratos libres para reconfortarlo, le puso una mano en el hombro.
—Tranquilízate, en serio, ahora ve a comer algo.
Castle asintió y giró al final del pasillo, pero en vez de bajar las escaleras para ir a la planta baja se quedó junto a una puerta para escuchar. Había notado que le estaban ocultando algo, pero por mucho que se esforzaba estaba demasiado lejos para oír claramente lo que decían.
Solo oía que el doctor Mancini hablaba lentamente, como si estuviese explicando algo, y que algunas enfermeras lo interrumpían cada dos por tres con preguntas.
Era realmente imposible saber qué se estaban diciendo, porque, además, los sollozos de Ambra, una enfermera que se había encariñado con su madre, tapaban las voces. Lo único que lograba distinguir perfectamente era el llanto de aquella mujer, que, aunque ahogado, resonaba en el pasillo como el presagio de un hecho terrible. Sintió que un escalofrío le recorría la espalda.
Dos días más tarde de aquel encuentro con el médico y la enfermera Rick hablaba animadamente con su madre. Recordando viejos tiempos.
-¿Qué harás con Katherine? –preguntó Martha.
-¿Cómo que qué haré? –respondió con otra pregunta para ganar tiempo y que su imaginación pudiese inventarse algo creíble.
-Sí, eso. Me dijiste que ella necesitaba tiempo y ya ha pasado dos semanas desde que fuiste a buscarla y no habéis vuelto a hablar, ¿o sí?
-No, ella me dijo que me llamaría.
-Y, ¿y si la llamas tú? –inquirió. –Ahora mismo la necesitas, Richard. Yo sé que aunque intentas fingir delante de mí que estás bien, no lo estás. Ella y su hija te harán bien.
-No, madre, no puedo hacer eso. No quiero que se sienta presionada a estar conmigo…
-Pero esa muchacha te quiere, hijo, y no creo que se sienta presionada.
Rick se aguantó la risa y la mala contestación al escuchar que Kate lo quería. Martha no sabía la verdad y así debía de seguir siendo.
-De todas formas, ella me pidió tiempo y se lo voy a dar. –Sentenció.
-Richard, pero…
-Madre, ya lo hemos hablado más veces y siempre hemos llegado a la misma conclusión.
-Has llegado tú, querido, porque yo opino todo lo contrario.
Para la suerte de Rick una enfermera los interrumpió y Castle aprovechó la oportunidad para cambiar de tema cuando la enfermera salió.
Sophie colocó una de su manitas en la mejilla derecha de su madre, que tumbada de lado en la cama le sonreía. La niña también esbozó una sonrisa y se dejó acercar más al cuerpo de su madre cuando ésta le rodeó la cintura con uno de sus brazos y la atrajo hacia ella.
-Mami, te quiero mucho. –La pequeña se acercó para darle un beso en la mejilla a su madre pero al cerrar los ojos y no mirar, terminó dándoselo sobre los labios. –¡Uy!- exclamó Sophie riendo ante el error. –Me he equivocado, mami.
-No pasa nada, cariño. –Sonrió. –Tú puedes darme besos en los labios siempre que quieras.
-Pero los besos en la boca se lo dan los novios, mami. –Dijo su hija como si fuese algo obvio, que lo era. –Tú novio es Will –la niña se llevó una de sus manitas a la boca. –Papi –se corrigió sin entusiasmo.
-Sophie, ¿te gusta llamar a Will papá? –La pequeña se quedó callada. –Cariño, no tienes porqué llamarlo así entonces si no quieres. Él solo te lo dijo por si querías pero si no quieres lo llamas Will y ya está. –Sonrió para que su hija viese que no pasaba nada.
-Entonces, ¿puedo llamarlo Will? –Kate asintió. –Vale –dijo ahora más contenta. Beckett se acercó y le dio un beso a su hija en la mejilla.
-Mami, -la llamó después de unos minutos en silencio -¿Will sí te quiere? –Kate asintió. –Ah –fue la única respuesta de la niña que intentó sonreír pero le quedó una mueca rara.
-¿Por qué, cariño? ¿No te gusta Will? –le preguntó a su hija ante el gesto de ésta.
-Sí, pero…
-¿Pero? –inquirió, ya que su hija se había quedado callada.
-Me gustaba más, Rick… -Sophie agachó la mirada. Ahora la que se quedó en silencio fue Kate. No sabía muy bien qué decirle. Ella también prefería Rick, pero él… -¿Te acuerdas cuando dormimos aquí todos juntos? –le preguntó sonriendo. -¿Y cuándo Rick lloró con El rey león? –La niña rio al acordarse. Kate forzó una sonrisa y se obligó a seguir la conversación de la niña y no cambiarla por una menos dolorosa.
5 de julio
Ambra apareció corriendo detrás de él, sollozando e intentando regular su respiración a causa de la carrera, incapaz de expresarse correctamente, de recalcar las palabras. La voz de una amiga, más que una enfermera, que le rogaba que se diese prisa, que corriese, que fuese a darle el último beso a su madre, antes de que fuese demasiado tarde. Porque sí, la vida la estaba abandonando, y quería verlo para una última despedida antes de irse para siempre. Y para no volver nunca.
A toda carrera, pálido y desesperado, con el corazón hecho pedazos, con los ojos inundados en lágrimas, que no lo dejaban ver, mientras el personal del hospital, que se iba encontrando, lo observaban consternados.
Castle rogaba llegar a tiempo, poder decirle adiós, incapaz de creérselo, incapaz de aceptar, incapaz de entender.
Los médicos podían mantenerla con vida apenas unos minutos y él tenía que apresurarse, tenía que correr más rápido que el viento, tenía que acudir a su lado. Va disparado por el pasillo y luego cruza como una exhalación la puerta que lo comunica con las escaleras. No hay tiempo para esperar al ascensor. Sube las escaleras de dos en dos mientras se reprocha haberle hecho caso, haberla dejado sola para salir un rato a tomar el aire, y trata de ignorar esa dolorosa punzada en el pecho y le pide a Dios un último milagro.
“¡Déjala vivir, Dios, déjala vivir! ¡Mi vida no tiene sentido sin ella! Te lo ruego, Dios, ¡no te la lleves de mi lado, por favor!”
Cruza la puerta empujándola sin cuidado, volviendo a los pasillos del hospital. En la planta donde se encuentra su madre.
“¡Te lo ruego, Dios, sálvala, te lo ruego, sálvala! No te la lleves de mi lado, te lo ruego. Ahora no, todavía no. No estoy preparado, no llego a tiempo. Déjame llegar a tiempo, Dios, por favor.”
Está destrozado por la angustia, el sudor le chorrea de la frente, el corazón late con fuerza, la angustia aumenta.
A toda carrera, por el pasillo, con la mirada nublada por las lágrimas y el corazón estallándole en el pecho, solo con su dolor.
-Madre – sollozó nada más entrar por la puerta. Le enfermera, que le sujetaba la mano a Martha, se apartó y salió de la habitación para dejarlos solos. Rick tomó la mano de su madre entre la suyas y comenzó a acariciársela. –Madre… -repitió incapaz de decir algo más. Incapaz de despedirse de ella.
Martha levantó su otro brazo, haciendo un gran esfuerzo para ella en esos momentos, y limpió las lágrimas que brotaban de los ojos de su hijo. –No llores, querido, no tienes que llorar. Yo estoy feliz. No llores, por favor,… -le pidió intentando que su voz no se quebrara.
-Siento no haberlo conseguido, siento no haber cumplido mi promesa. Todo esto es por mi culpa. Tendría que haber… Tal vez… Si yo… -Decía el escritor incapaz de acabar las frases, incapaz de poder pensar en esos momentos. Solo era capaz de llorar.
-Shh… -La actriz puso el dedo con el que acariciaba su mejilla sobre sus labios para que se callase. –Tú no tienes la culpa de nada, Richard, has hecho más de lo que has podido. Has convertido estos últimos meses en lo más felices de mi vida. Me has cuidado y has estado completamente atento a mí. Te has desvivido porque fuese feliz. Y lo has conseguido, créeme. –Sonrió débilmente. -No puedo ser más feliz en estos momentos teniéndote como hijo. Sabiendo lo que eres capaz de hacer por mí.
-Pero seguro que habría podido hacer más… -se quejó entre sollozos.
-No, te aseguro que no has podido hacer más. Me has dado todo, hijo. Y yo me voy feliz. Pero, por favor, no llores. Tienes que ser fuerte no puedo irme sabiendo que tú te quedas aquí así… por favor. Busca a Katherine, Richard, búscala. No quiero que te quedes solo. Prométemelo, por favor.
-Te lo prometo, madre –En ese momento, no era capaz de inventar ninguna excusa ni mucho menos de llevarle la contraria. Rick se inclinó y la abrazó. –Te quiero mucho –la abrazó con más fuerza.
-Yo también te quiero mucho, hijo. No lo olvides nunca. Quédate con eso. Puede que no veas pero yo siempre estaré contigo. Siempre.
-Siempre te llevaré conmigo. Siempre. No te voy a olvidar. Gracias por haber luchado tanto por mí, para darme siempre lo mejor. Gracias por todo tu esfuerzo para que sea quien soy. –Richard notó cómo el cuerpo de su madre se hacía más pesado. Notó cómo sus brazos se aflojaban alrededor de su cuerpo. Se separó un poco para mirarla y vio cómo los ojos de su madre se apagaban.
-Te quiero –le escuchó decir en un leve susurro antes de que la máquina a la que estaba conectada comenzara a pitar.
-Te quiero –repitió Castle abrazándola más fuerte. Aferrándose al cuerpo inerte de su madre. Llorando, sintiendo cómo algo en su interior se había apagado también. Sintiendo un dolor insoportable en su pecho. Rezando para que todo fuese un mal sueño del que pronto se iba a despertar. Pero no, no lo era. Era su maldita realidad.
Capítulo 23
Castle aprovechaba todo el tiempo que los médicos le permitían para estar con su madre, para reconfortarla, para reír juntos, para soñar con un futuro, para escribir las últimas páginas de su historia y para planear nuevos recuerdos que guardar celosamente.
Martha estaba serena, esperaba sin miedo a aquel que debía venir a buscarla para llevársela. No tenía miedo, ya no, porque Richard la había enseñado a ser fuerte y valiente cuando él mismo decidió sufrir solo todo ese dolor a saber la verdad y, además, sus compañeros de teatro, sus alumnos, sus amigos de Colombia, todos estaban a su lado para que no se sintiera sola.
También las enfermeras eran muy dulces con ella. Se quedaban charlando y haciéndole compañía.
Y aunque estaba tan débil que ya no podía levantarse de la cama, en su interior se sentía fuerte y viva, pero sobre todo querida, hinchada de un sentimiento que no creía que se pudiese experimentar de lo grande que era.
-Querido, -lo llamó –ven, túmbate aquí conmigo. –Le pidió, palmeando uno de los lados de la cama.
-Madre, no debería. Ya sabes lo que pasó la última vez. –Martha se encogió de hombros.
-Me da igual, te quiero cerca, Richard.
El escritor sonrió y se acercó, tumbándose como cuando era pequeño, con la cabeza apoyada en el pecho de su madre. Abrazados.
-¿Te acuerdas cuando una vez mientras yo preparaba un papel para una audición, tú te entretuviste en llenar toooda la cocina de harina? –le preguntó con una sonrisa mientras acariciaba el cabello de su hijo.
-Solo quería darte una sorpresa –contestó.
-¿Ensuciándome toda la cocina? Porque si ese era tu plan, funcionó.
Rick gruñó e hizo una mueca. –Sabes que no, quería prepararte algo para comer, una buena cena. Pero solo tenía 8 años. ¿Qué esperabas? –Preguntó con una sonrisa.
Martha rio. –Eras un auténtico trasto.
XXX
-Cariño, la cena está lista –anunció Kate entrando en la habitación de su hija. Se quedó quieta cuando se encontró a Sophie sentada en el pequeño sofá con las piernas encima, abrazándose a ellas. Se suponía que estaba jugando. -¡Eh! Cariño, ¿qué pasa? –le preguntó andando deprisa hasta ella, sentándose a su lado.
Como contestación la niña se encogió de hombros y sus ojos se aguaron.
-Cariño, ¿no quieres contarle a mami lo que te pasa? –inquirió sentándola en sus piernas. Sophie se acurrucó en su pecho, buscando su calor y su cariño.
-Es que… -la niña se calló, dudosa de seguir.
-Sophie… -insistió.
-Echo de menos a Rick y jugar con él. –Rápidamente, la pequeña, se llevó sus manitas a la boca, tapándosela. –Yo no… no.
-No pasa nada, Sophie. Puedes echarlo de menos. –Dijo tranquilamente.
-¿Tú también lo echas de menos, mami? –Kate asintió, cerrando levemente los ojos. Lo echaba muchísimo de menos, más de lo jamás había pensado que lo haría. Y odiaba hacerlo. Él no se merecía eso. No después de todo. No después de haber jugado con sus sentimientos, después de haber conseguido lo que quería y buscarse a otra. -¿Crees que si hablamos con él… a lo mejor sí que nos quiere, mami. –Dijo Sophie intentando buscar consuelo y algo a lo que agarrarse para tener a su amigo de vuelta.
-Sophie, cariño, Rick a ti, sí te quiere y mucho –Sonrió para calmar a su hija, pero fue una sonrisa amarga. A Sophie sí la quería, todo ese cariño no podría ser mentira pero a ella… a ella no. No al menos como ella quería que lo hiciese.
-Pero… tú lloras por su culpa y… y –la niña sorbió por la nariz –yo no quiero que llores por su culpa.
Kate acarició la mejilla de su hija antes de darle un beso. –Yo ya no lloro.
-¿No? –preguntó separándose de su pecho para mirar a su madre a los ojos.
-No –contestó. -¿Y sabes por qué? –La pequeña negó con la cabeza. –Porque te tengo a ti y tú me quieres mucho, mucho y eso me hace muy, muy feliz –Sonrió.
-¡Sí! ¡Sí! ¡Sí! ¡Yo te quiero mucho, mucho, mami! –gritó la pequeña abalanzándose sobre su madre y llenándole la cara de besos. Kate rio y la apretó más contra ella.
XXX
En el pasillo se encontró con algunas enfermeras que estaban hablando con el médico jefe. Se acercó para saludarlos y advirtió que el médico había callado en cuanto lo había visto llegar.
—¿Qué pasa? —preguntó angustiado.
—¡Nada, tranquilízate! ¡Todo está bien!
-Precisamente el doctor Mancini nos estaba diciendo que no hay motivo de preocupación —Enora, la enfermera que aprovecha todos sus ratos libres para reconfortarlo, le puso una mano en el hombro.
—Tranquilízate, en serio, ahora ve a comer algo.
Castle asintió y giró al final del pasillo, pero en vez de bajar las escaleras para ir a la planta baja se quedó junto a una puerta para escuchar. Había notado que le estaban ocultando algo, pero por mucho que se esforzaba estaba demasiado lejos para oír claramente lo que decían.
Solo oía que el doctor Mancini hablaba lentamente, como si estuviese explicando algo, y que algunas enfermeras lo interrumpían cada dos por tres con preguntas.
Era realmente imposible saber qué se estaban diciendo, porque, además, los sollozos de Ambra, una enfermera que se había encariñado con su madre, tapaban las voces. Lo único que lograba distinguir perfectamente era el llanto de aquella mujer, que, aunque ahogado, resonaba en el pasillo como el presagio de un hecho terrible. Sintió que un escalofrío le recorría la espalda.
XXX
Dos días más tarde de aquel encuentro con el médico y la enfermera Rick hablaba animadamente con su madre. Recordando viejos tiempos.
-¿Qué harás con Katherine? –preguntó Martha.
-¿Cómo que qué haré? –respondió con otra pregunta para ganar tiempo y que su imaginación pudiese inventarse algo creíble.
-Sí, eso. Me dijiste que ella necesitaba tiempo y ya ha pasado dos semanas desde que fuiste a buscarla y no habéis vuelto a hablar, ¿o sí?
-No, ella me dijo que me llamaría.
-Y, ¿y si la llamas tú? –inquirió. –Ahora mismo la necesitas, Richard. Yo sé que aunque intentas fingir delante de mí que estás bien, no lo estás. Ella y su hija te harán bien.
-No, madre, no puedo hacer eso. No quiero que se sienta presionada a estar conmigo…
-Pero esa muchacha te quiere, hijo, y no creo que se sienta presionada.
Rick se aguantó la risa y la mala contestación al escuchar que Kate lo quería. Martha no sabía la verdad y así debía de seguir siendo.
-De todas formas, ella me pidió tiempo y se lo voy a dar. –Sentenció.
-Richard, pero…
-Madre, ya lo hemos hablado más veces y siempre hemos llegado a la misma conclusión.
-Has llegado tú, querido, porque yo opino todo lo contrario.
Para la suerte de Rick una enfermera los interrumpió y Castle aprovechó la oportunidad para cambiar de tema cuando la enfermera salió.
XXX
Sophie colocó una de su manitas en la mejilla derecha de su madre, que tumbada de lado en la cama le sonreía. La niña también esbozó una sonrisa y se dejó acercar más al cuerpo de su madre cuando ésta le rodeó la cintura con uno de sus brazos y la atrajo hacia ella.
-Mami, te quiero mucho. –La pequeña se acercó para darle un beso en la mejilla a su madre pero al cerrar los ojos y no mirar, terminó dándoselo sobre los labios. –¡Uy!- exclamó Sophie riendo ante el error. –Me he equivocado, mami.
-No pasa nada, cariño. –Sonrió. –Tú puedes darme besos en los labios siempre que quieras.
-Pero los besos en la boca se lo dan los novios, mami. –Dijo su hija como si fuese algo obvio, que lo era. –Tú novio es Will –la niña se llevó una de sus manitas a la boca. –Papi –se corrigió sin entusiasmo.
-Sophie, ¿te gusta llamar a Will papá? –La pequeña se quedó callada. –Cariño, no tienes porqué llamarlo así entonces si no quieres. Él solo te lo dijo por si querías pero si no quieres lo llamas Will y ya está. –Sonrió para que su hija viese que no pasaba nada.
-Entonces, ¿puedo llamarlo Will? –Kate asintió. –Vale –dijo ahora más contenta. Beckett se acercó y le dio un beso a su hija en la mejilla.
-Mami, -la llamó después de unos minutos en silencio -¿Will sí te quiere? –Kate asintió. –Ah –fue la única respuesta de la niña que intentó sonreír pero le quedó una mueca rara.
-¿Por qué, cariño? ¿No te gusta Will? –le preguntó a su hija ante el gesto de ésta.
-Sí, pero…
-¿Pero? –inquirió, ya que su hija se había quedado callada.
-Me gustaba más, Rick… -Sophie agachó la mirada. Ahora la que se quedó en silencio fue Kate. No sabía muy bien qué decirle. Ella también prefería Rick, pero él… -¿Te acuerdas cuando dormimos aquí todos juntos? –le preguntó sonriendo. -¿Y cuándo Rick lloró con El rey león? –La niña rio al acordarse. Kate forzó una sonrisa y se obligó a seguir la conversación de la niña y no cambiarla por una menos dolorosa.
XXX
5 de julio
Ambra apareció corriendo detrás de él, sollozando e intentando regular su respiración a causa de la carrera, incapaz de expresarse correctamente, de recalcar las palabras. La voz de una amiga, más que una enfermera, que le rogaba que se diese prisa, que corriese, que fuese a darle el último beso a su madre, antes de que fuese demasiado tarde. Porque sí, la vida la estaba abandonando, y quería verlo para una última despedida antes de irse para siempre. Y para no volver nunca.
A toda carrera, pálido y desesperado, con el corazón hecho pedazos, con los ojos inundados en lágrimas, que no lo dejaban ver, mientras el personal del hospital, que se iba encontrando, lo observaban consternados.
Castle rogaba llegar a tiempo, poder decirle adiós, incapaz de creérselo, incapaz de aceptar, incapaz de entender.
Los médicos podían mantenerla con vida apenas unos minutos y él tenía que apresurarse, tenía que correr más rápido que el viento, tenía que acudir a su lado. Va disparado por el pasillo y luego cruza como una exhalación la puerta que lo comunica con las escaleras. No hay tiempo para esperar al ascensor. Sube las escaleras de dos en dos mientras se reprocha haberle hecho caso, haberla dejado sola para salir un rato a tomar el aire, y trata de ignorar esa dolorosa punzada en el pecho y le pide a Dios un último milagro.
“¡Déjala vivir, Dios, déjala vivir! ¡Mi vida no tiene sentido sin ella! Te lo ruego, Dios, ¡no te la lleves de mi lado, por favor!”
Cruza la puerta empujándola sin cuidado, volviendo a los pasillos del hospital. En la planta donde se encuentra su madre.
“¡Te lo ruego, Dios, sálvala, te lo ruego, sálvala! No te la lleves de mi lado, te lo ruego. Ahora no, todavía no. No estoy preparado, no llego a tiempo. Déjame llegar a tiempo, Dios, por favor.”
Está destrozado por la angustia, el sudor le chorrea de la frente, el corazón late con fuerza, la angustia aumenta.
A toda carrera, por el pasillo, con la mirada nublada por las lágrimas y el corazón estallándole en el pecho, solo con su dolor.
XXX
-Madre – sollozó nada más entrar por la puerta. Le enfermera, que le sujetaba la mano a Martha, se apartó y salió de la habitación para dejarlos solos. Rick tomó la mano de su madre entre la suyas y comenzó a acariciársela. –Madre… -repitió incapaz de decir algo más. Incapaz de despedirse de ella.
Martha levantó su otro brazo, haciendo un gran esfuerzo para ella en esos momentos, y limpió las lágrimas que brotaban de los ojos de su hijo. –No llores, querido, no tienes que llorar. Yo estoy feliz. No llores, por favor,… -le pidió intentando que su voz no se quebrara.
-Siento no haberlo conseguido, siento no haber cumplido mi promesa. Todo esto es por mi culpa. Tendría que haber… Tal vez… Si yo… -Decía el escritor incapaz de acabar las frases, incapaz de poder pensar en esos momentos. Solo era capaz de llorar.
-Shh… -La actriz puso el dedo con el que acariciaba su mejilla sobre sus labios para que se callase. –Tú no tienes la culpa de nada, Richard, has hecho más de lo que has podido. Has convertido estos últimos meses en lo más felices de mi vida. Me has cuidado y has estado completamente atento a mí. Te has desvivido porque fuese feliz. Y lo has conseguido, créeme. –Sonrió débilmente. -No puedo ser más feliz en estos momentos teniéndote como hijo. Sabiendo lo que eres capaz de hacer por mí.
-Pero seguro que habría podido hacer más… -se quejó entre sollozos.
-No, te aseguro que no has podido hacer más. Me has dado todo, hijo. Y yo me voy feliz. Pero, por favor, no llores. Tienes que ser fuerte no puedo irme sabiendo que tú te quedas aquí así… por favor. Busca a Katherine, Richard, búscala. No quiero que te quedes solo. Prométemelo, por favor.
-Te lo prometo, madre –En ese momento, no era capaz de inventar ninguna excusa ni mucho menos de llevarle la contraria. Rick se inclinó y la abrazó. –Te quiero mucho –la abrazó con más fuerza.
-Yo también te quiero mucho, hijo. No lo olvides nunca. Quédate con eso. Puede que no veas pero yo siempre estaré contigo. Siempre.
-Siempre te llevaré conmigo. Siempre. No te voy a olvidar. Gracias por haber luchado tanto por mí, para darme siempre lo mejor. Gracias por todo tu esfuerzo para que sea quien soy. –Richard notó cómo el cuerpo de su madre se hacía más pesado. Notó cómo sus brazos se aflojaban alrededor de su cuerpo. Se separó un poco para mirarla y vio cómo los ojos de su madre se apagaban.
-Te quiero –le escuchó decir en un leve susurro antes de que la máquina a la que estaba conectada comenzara a pitar.
-Te quiero –repitió Castle abrazándola más fuerte. Aferrándose al cuerpo inerte de su madre. Llorando, sintiendo cómo algo en su interior se había apagado también. Sintiendo un dolor insoportable en su pecho. Rezando para que todo fuese un mal sueño del que pronto se iba a despertar. Pero no, no lo era. Era su maldita realidad.
Caskett23- As del póker
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Fecha de inscripción : 30/03/2013
Edad : 30
Localización : Cádiz
Re: Qué bonita la vida. (Capítulo 32) 07/05 TERMINADO
NOOOOOO! QUE TRISTE PORQUE?,
Caskett(sariita)- Policia de homicidios
- Mensajes : 576
Fecha de inscripción : 25/10/2013
Edad : 24
Localización : En el mundo de los sueños
Re: Qué bonita la vida. (Capítulo 32) 07/05 TERMINADO
Dios k triste el capitulo pobre rick lo unico bueno es k la niña empieza a echar de menos a rick esperemos k kate se de cuenta de su gran error y no sea demasiado tarde!!!!
P.D: pega en chile es trabajo.
porfi continua pronto k me matas de la insertidumbre!
P.D: pega en chile es trabajo.
porfi continua pronto k me matas de la insertidumbre!
cururi- As del póker
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Edad : 36
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Re: Qué bonita la vida. (Capítulo 32) 07/05 TERMINADO
Que triste!! Y ahora?? Qué gran pesar tendrá kate al ver que el momento más duro de el tuvo que pasarlo solo, sin una mano amiga a su lado! La vida es muy dura con rick
Ruth Maria- Policia de homicidios
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Fecha de inscripción : 14/11/2012
Re: Qué bonita la vida. (Capítulo 32) 07/05 TERMINADO
K capitulo tan triste! Tocaste fibras muy sensibles en mi. K impotencia tan grande el ver a tu madre morir y saber k no puedes ser mas que espectador, que no hay nada que puedas hacer, aferrarte a su cuerpo inerte inalando una ultima vez su aroma y el calor de su cuerpo y el unico consuelo que te queda es saber que para ella no habra mas sufrimiento y que por siempre vivira en tu corazon. Continua pf!
Verispu- As del póker
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Localización : Mexico, Oaxaca
colombianita- Ayudante de policia
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Fecha de inscripción : 03/05/2013
Re: Qué bonita la vida. (Capítulo 32) 07/05 TERMINADO
desde que lo empecé a leer ya me imaginaba ese final Pobre Rick, cuanto sufrimiento. Ahora a ver como cumple la promesa que le ha hecho a su madre en su lecho de muerte despues de como se ha comportado con él.
Yaye- Escritor - Policia
- Mensajes : 1751
Fecha de inscripción : 05/06/2012
Localización : Huelva
Re: Qué bonita la vida. (Capítulo 32) 07/05 TERMINADO
Arreglalooo x dioos
castle&beckett..cris- Escritor - Policia
- Mensajes : 5471
Fecha de inscripción : 20/03/2011
Edad : 33
Localización : Menorca..I LOVE NEW YORK..NYPD..RICK CASTLE & KATE BECKETT
Re: Qué bonita la vida. (Capítulo 32) 07/05 TERMINADO
No puedo mas con la pena cada vez que leo tu fic tengo que tener al lado un paquete de clínex. Después a ver si rick cumple la promesa que le a hacho a su madre y las cosas van mejorando
trolido- As del póker
- Mensajes : 387
Fecha de inscripción : 04/12/2012
Re: Qué bonita la vida. (Capítulo 32) 07/05 TERMINADO
Espero que no tardes tanto en actualizar!! Nos tienes sufriendo con esta historia
Ruth Maria- Policia de homicidios
- Mensajes : 565
Fecha de inscripción : 14/11/2012
Re: Qué bonita la vida. (Capítulo 32) 07/05 TERMINADO
Se veía venir, no?moxaCaSkett(sariita) escribió:NOOOOOO! QUE TRISTE PORQUE?,
a ver si Kate se entera de todo.. de lo que pasó en la cafetería y lo de Martha..cururi escribió:Dios k triste el capitulo pobre rick lo unico bueno es k la niña empieza a echar de menos a rick esperemos k kate se de cuenta de su gran error y no sea demasiado tarde!!!!
P.D: pega en chile es trabajo.
porfi continua pronto k me matas de la insertidumbre!
P.D: Gracias, no tenía ni idea jeje
Pronto, no creo :/
Ruth Maria escribió:Que triste!! Y ahora?? Qué gran pesar tendrá kate al ver que el momento más duro de el tuvo que pasarlo solo, sin una mano amiga a su lado! La vida es muy dura con rick
Ahora Kate se tiene que enterar y ellos reencontrarse... Pues sí, pobre RickRuth Maria escribió:Espero que no tardes tanto en actualizar!! Nos tienes sufriendo con esta historia
No sé cuánto tardaré, se supone que el capi será larguito y solo llevo escrita una escena de 1000 palabras casi..
Lo siento Yo lo viví con mi abuelo.. y fue horrible, no quiero imaginarme con una madre.Verispu escribió:K capitulo tan triste! Tocaste fibras muy sensibles en mi. K impotencia tan grande el ver a tu madre morir y saber k no puedes ser mas que espectador, que no hay nada que puedas hacer, aferrarte a su cuerpo inerte inalando una ultima vez su aroma y el calor de su cuerpo y el unico consuelo que te queda es saber que para ella no habra mas sufrimiento y que por siempre vivira en tu corazon. Continua pf!
Sí, el único consuelo es que ya no va sufrir más
colombianita escribió: ...
Creo que Martha moría estaba claro desde hace unos cuantos capis, no? Yo nunca he dado esperanzas con ella.. Difícil va a ser después de todo de que la cumpla.Yaye escribió: desde que lo empecé a leer ya me imaginaba ese final Pobre Rick, cuanto sufrimiento. Ahora a ver como cumple la promesa que le ha hecho a su madre en su lecho de muerte despues de como se ha comportado con él.
castle&beckett..cris escribió:Arreglalooo x dioos
Ya no creo que pueda empeorar mucho más
Bueno, mucho no puede empeorar ya.. así que creo que dentro de poco podrás dejar los clínextrolido escribió:No puedo mas con la pena cada vez que leo tu fic tengo que tener al lado un paquete de clínex. Después a ver si rick cumple la promesa que le a hacho a su madre y las cosas van mejorando
Caskett23- As del póker
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Re: Qué bonita la vida. (Capítulo 32) 07/05 TERMINADO
Espero con ansias la continuación de esta historia! No idea como será ese reencuentro pues la verdad kate ha sido bastante injusta con el sin dar oportunidad a explicar nada. Espero que no se la pongas tan facil
Ruth Maria- Policia de homicidios
- Mensajes : 565
Fecha de inscripción : 14/11/2012
Re: Qué bonita la vida. (Capítulo 32) 07/05 TERMINADO
No creo que se lo ponga fácil jejeRuth Maria escribió:Espero con ansias la continuación de esta historia! No idea como será ese reencuentro pues la verdad kate ha sido bastante injusta con el sin dar oportunidad a explicar nada. Espero que no se la pongas tan facil
Ya llevo algo pero aún así me queda bastante.
Caskett23- As del póker
- Mensajes : 337
Fecha de inscripción : 30/03/2013
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