(+18) Desde el umbral- CAPITULO XXIII (ATENCIÓN!! ACTUALIZADO 22/08/17)

excelente!!! cada vez me encanta mas el fic aunk cada vez tengo mas ganas de asesinar a ese Dan!!! esperemos k rick pueda ayudarla y protegerla como el kiere y k ala vez las cosas avancen entre ellos!!! continua pronto!

GENIAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAL
Daniel deberia de aprender a respetar a lals mujeres, a ver si Kate se da cuenta o Rick se mete por medio...
CONTINUA PRONTO

me encanto el capitulo,aunque quiero matar a Daniel!

Toc toc toc... estas??
Mi paciencia esta al limite, -0 es la escala que podría definirla, dinos algo, buena mujer!!!, como estoy trabajado en el proximo capitulo... etc, etc, etc.
Voy al grano: ¡ manifiestateee collonss!

Me has matado Choleck pero apoyo tu moción. Aunque sea dinos un simple Hola estoy en ello. Jajaja

Si yo tambien doy mi apoyo! Mira k para k te inventas una historia tan buena ahora nos tienes pendientes de otra actualizacion, ya vamos para un mes esperando que des señales de vida, pf pf pf pf pf pf pf pf    A c t u a l i z a  

Se me esta haciendo eterna la espera!!! Sigue pronto porfavor

Aleluya! No te matamos porque nos gusta tu historia que sino Aqui te esperamos

Que felicidad aaaaaaaaaaaaaaahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh! Lo siento soy muy gritona cuando me emcociono con algo que me apasiona tanto como tu historia es merecido ese grito!    Que bien que ya estas de regreso y con la escritura avanzada, como muchas te lo hemos dicho la extension de los capis no es ningun problema al contrario te lo agredecemos mucho en vdd, calmas mis ansias por un momento aunque al final quisiera mas y mas jajajaja! que emocion esperare con ancias la actualizacion. cuidate y por aqui nos leemos!

Hola a tod@s!!! Acá les traigo el nuevo capítulo recién terminado. Muchas gracias por saber esperar!!!
Ojalá que les guste y que la espera haya valido la pena…
 



Capítulo VI
 
 
Desde el umbral de su casa, Richard  la despedía todas las mañanas con alguna broma, sólo para robarle una sonrisa que guardaría hasta volver a verla. Desde otro umbral, el que se había impuesto él mismo, el que no se atrevía a cruzar aun, pese a haberse acercado más de una vez al borde, seguiría deseándola en silencio, y por ahora sólo tenía eso.
 
Muchas cosas  habían cambiado en él desde que la joven se quedaba en su casa. El escritor había experimentado un profundo cambio en la forma de tratar a su empleada. No había dejado de molestarla con sus arrogantes comentarios y su fastidiosa presunción, ya que divertía horrores esperando oír sus filosas respuestas  y  eso era algo que no creía poder dejar de hacer; pero sí había cambiado su forma de mirarla, de hablarle, de escucharla.
También había cambiado su humor, todo su espíritu renacía, dotándolo de nuevas ideas, volvía a tener muchas ganas de escribir; de hecho ya había terminado su última novela y se la había enviado a su editor firmada con su nuevo seudónimo. El tiempo que había pasado escribiendo en las noches mientras Kate estudiaba, le había permitido terminar con lo que tenía atrasado, cerrando la historia en la cual había estado estancado durante meses. Miles de frases se le venían a la mente con sólo mirarla,  pero esas las utilizaría para su nueva historia, por lo que  rápidamente  debía anotar todas las nuevas ideas que rondaban su cabeza y comenzar con una nueva novela de inmediato.  Aunque él todavía no lo sabía, de alguna u otra manera ella formaría parte de sus libros, libros que desde ahora firmaría como Richard Castle.
 
Sin querer, Beckett se había convertido en su musa, en su fuente de inspiración, sin embargo jamás se atrevería a decírselo. Como tampoco le diría que su seudónimo había aparecido en su cabeza después de convencerla para que se quede en su casa, en su castillo. Desde ese día, Kate había logrado que su primer nombre volviese a agradarle. Se había acostumbrado a que  lo llame así y ya no le molestaba, sino más bien le encantaba escucharlo salir de su boca; ella elegía muy bien cuando usarlo, sabía perfectamente como dejar escapar ese “Rick”  de sus perfectos labios, convirtiéndolo en un hechizo irresistible para el escritor. Si le hablaba de esa forma, llenando de miel sus palabras, cualquier cosa podía pedirle: cualquier locura, cualquier imposible. Pero claro, eso tampoco se lo diría.
 
 
 
                                                                                          ***
 
 
La noche anterior había sido la última que ella dormiría en su casa, o al menos ya no sería cosa de todos los días. El escritor sabía que la extrañaría, pero ¿Cómo se sentía Kate al respecto?
 
La joven había disfrutado enormemente de su estadía en la casa de los hermanos Rodgers, pero sobre todo le había encantado pasar más tiempo con Rick fuera del trabajo. Los desayunos que él le preparaba todas las mañanas acompañados de profundas conversaciones, era una de las cosas que más extrañaría junto con las pausas en las noches de estudio. Sin querer, el escritor se había convertido en la mejor compañía que había tenido. Se sentía muy cómoda hablando con él, le resultaba fácil contarle las cosas de todos los días. Él siempre la escuchaba con atención, haciéndola reír si ella se encontraba molesta con algo o dándole su opinión sobre cosas importantes si así lo necesitaba. Poco a poco se había convertido en su consejero, en alguien en quien confiar, alguien a quien contarle sus problemas y aflicciones, y eso era lo que más iba a extrañar de su estadía ahí. Curiosamente, la joven no extrañaría vivir con Daniel, sino con su hermano, con el que había atesorado momentos grandiosos, y eso empezaba a sonar en su cabeza de forma estridente.
 
La relación con su jefe en su casa era completamente diferente que en el trabajo. En el café mantenían una relación cordial de risas y bromas entre todos los que trabajaban ahí, pero al llegar a su casa, el escritor no descuidaba un detalle para que ella estuviese lo más cómoda posible. Preparaba la cena para los tres, mientras Dan y ella estudiaban un poco, aunque el último tiempo, su hermano menor no había estado presente en la mesa alegando estar con algún grupo de estudio terminando alguna maqueta.
Esas noches en la que Beckett se quedaba sola con Rick lo ayudaba a cocinar, o mejor dicho, lo acompañaba mientras él cocinaba, aprovechando el tenerlo cerca para disfrutarlo en secreto.
Cada día que pasaba con él, se volvía más y más irresistible para la joven y eso comenzaba a preocuparla ¿Qué diablos estaba pasando con ella, que no podía dejar de pensar en su cuñado? -¡¡Es tu cuñado y además tu jefe, maldita sea!! ¿Cómo es que no puedes sacártelo de la cabeza?- se reprochaba cada noche antes de dormir.
¿Cómo podía ser que le gustara pasar más tiempo con él que con su propio novio? Algo no estaba bien. Algo no estaba funcionando como debía ser, y la joven se lo atribuía a las muchas ausencias de Dan, y por supuesto a pasar tanto tiempo juntos debido a su estadía en la casa y a trabajar ambos en el turno tarde. Suponía que la cotidianeidad los acercaba, comprendiendo que tenían más en común que lo verdaderamente aceptaban,  pero la joven,  muy en el fondo sabía que había algo más, algo que no podía explicar, una conexión especial, un lazo invisible que día a día se iba haciendo más fuerte. La joven sabía que Rick no permanecía ajeno a ello, sino más bien todo lo contrario; lo que irremediablemente la llevaba a preguntarse ¿Qué era lo que buscaba el escritor con sus “para nada” inocentes jueguitos  sensuales a los que muy mal acostumbrada la tenía? ¿Qué era lo que realmente pretendía? ¿Qué no pudiese evitar caer rendida en sus fuertes brazos sin que nada más le importe? ¿Y si lo lograba y ella cedía? ¿Después qué? ¿Podría Rick hacerse cargo de tremenda traición hacia Daniel? ¿O tan falto de escrúpulos estaba Rodgers como para no importarle en absoluto la felicidad de su hermano?
Ninguna de sus preguntas tenía un respuesta verdadera, sólo argumentos vacíos que ella misma esgrimía sin siquiera convencerse.
 
 
 
                                                                                          ***
 
 
 
 
La tarde en el Café de la Rue Morgue pasó con celeridad y el turno llegaba a su fin. Parecía que hasta el tiempo estaba en su contra, acortando el momento en que todavía disfrutaría de la compañía de la bella joven.  Phil y Juan salieron de la cocina saludando a Rick y a Kate rápidamente, ya que ambos debían llegar hasta la parada del autobús si no querían tener que esperar otra media hora hasta que pase otro. Usualmente, esto no ocurriría si Phil no tuviese el auto en el taller, ya que cada tarde después de terminar de trabajar, el reconocido pastelero francés acercaba a su discípulo hasta su casa o hasta la casa de su novia, según fuese la ocasión.    
 
 
-¡Adiós, muchachos y hasta mañana! Y tú también  puedes irte Beckett. El día laboral ha llegado a su final…- dijo el escritor dirigiéndose a ella con fingida solemnidad.
-¿En cuánto tiempo te vas? Quedé con Dan que pasaría a buscarme por aquí…- mencionó la joven.
-Tengo para un rato más.  Aun debo contabilizar la caja de hoy y rellenar la moledora de café para dejarla lista para mañana.
-Espero que llegue para ese entonces.
-No te preocupes, lo esperaremos hasta que venga ¡No tengo nada importante que hacer ahora que no debo ocuparme de preparar tu cena!- explicó el escritor con una sonrisa, intentando despreocupar a Kate.
-Nunca te pedí que me prepares la cena, Rodgers. Fue idea tuya…
-Es verdad, lo admito. Todo fue idea mía, pero sólo porque me gusta cocinar… No vayas a pensar que no confío en tu mano para la cocina…- bromeó con sarcasmo.
-No puedes decir nada de mi forma de cocinar. No tuviste el placer de probar uno de mis deliciosos platos y de seguir con esa actitud, Richard ¡Tampoco vas a probarlo pronto!
-Mmm… Así que cocinas bien ¿No es así, chiquilla? Me encantaría que me lo demuestres…
-Pues, te quedarás con las ganas…
-De eso y de mucho más…-largó el escritor sin pensar.
-¿Qué dijiste?- preguntó Kate sin querer creer lo que había escuchado.
 
Rick quedó en evidencia ante ella y no sabía cómo salir elegantemente de la situación, nada inteligente se le cruzaba por la cabeza. Convenientemente, el teléfono comenzó a sonar estrepitoso sobre la barra, salvando con su campanilla al atolondrado escritor.
 
-Rue Morgue.- respondió al acercarse el tubo a la oreja.
-¿Alex? Soy Dan ¿Kate está por ahí? Tengo que hablar con ella…
-Sí, hermanito ya te paso.
 
El escritor le pasó el tubo a la joven y comenzó a contar los billetes que había en la registradora para dejarlo asentado en el libro diario, intentando concentrarse en los números y no en la discusión que estaban manteniendo su hermano y su cuñada.
 
 
-¿Cómo que no vas a venir a buscarme? Habíamos quedado en que me llevarías a buscar el bolso que está en tu casa…
-¡Lo siento, Kate! Todavía tenemos mucho para hacer con mis compañeros y no puedo irme y dejarlos con todo el trabajo…
-Daniel, insististe durante toda la tarde de ayer para que deje la moto en el estacionamiento de los dormitorios y ahora debo viajar a buscarla para poder pasar a buscar mis cosas ¿Cómo puedes ser tan desconsiderado?
-¡No soy desconsiderado! Este trabajo práctico es muy importante para la cursada y precisamente soy muy considerado con mis compañeros de estudio al no dejarlos solos con la maqueta...
-¡Bien lo has dicho! ¡Lo eres con tus compañeros de estudio y sólo porque tu nota depende de ellos, pero en verdad eres un egoísta y en lo único que piensas es en ti mismo!¡Eres un imbécil, Daniel!
-¡Kate, espera…- se oyó gritar a Dan antes de que ella colgara el tubo con violencia.
 
Rodgers se la quedó mirando en silencio sin atreverse a decir ni una palabra. Se la veía muy cabreada y no tenía intención de que se enoje con él también.
 
-Siento el escándalo de recién…  ¡Tú hermano sí que logra sacarme de las casillas!- explicó con el entrecejo aun fruncido.
-No tienes porque disculparte. Sé a lo que te refieres… ¡Mi hermano tiene esa habilidad!
-Estoy cansada de discutir por estas cosas, ¡es la tercera vez que me planta esta semana! Creo que Daniel y yo nos debemos una larga charla…- se sinceró ante su jefe.
-Siempre es mejor hablar antes que nada, pero te recomiendo que te serenes un poco y no digas las cosas en caliente. No suele ser lo mejor en estos casos…
-Gracias por el consejo. Veremos de qué humor me encuentro cuando me lo cruce. Ahora me voy corriendo a tomar el bus hasta el dormitorio. Más tarde, si no te molesta pasaré por tu casa a buscar mis cosas.
-¡Tengo una mejor idea! ¿Por qué mejor no me esperas a que termine y yo mismo te llevo a buscar tu bolso por casa? Después te llevaré a tu cuarto ¿Te parece?      
-No es necesario, Rodgers. Puedo arreglarme yo sola…- respondió con orgullo, a pesar que en fondo no le desagradaba la idea de pasar un rato más con él.
-¡Cierto! ¡Olvidé lo autosuficiente que eres!- se burló el escritor logrando arrancarle una sonrisa que le dio el pie para continuar: -¿Qué te parece un trueque? Yo te llevo hasta mi casa y después hasta tu cuarto y entre medio cenamos la deliciosa comida que tú me vas a preparar.
-No puedes quedarte con las ganas de verme cocinar ¿No es verdad, Rick?
-¡Es verdad! ¿Serías capaz de negarme ese placer?- el escritor largó la pregunta con su mejor voz de galán, clavándole sus preciosos ojos azules en una mirada capaz de derretir ambos polos, y la que difícilmente podría ella resistirse.  
-De acuerdo, te prepararé una de mis especialidades. Pasaremos por el súper al salir de aquí para comprar lo que necesito ¿Quieres que vaya al sótano por la bolsa de café para rellenar el molinillo?
-¡Perfecto! ¡Así ahorraremos tiempo!
 
Inmediatamente después de que el escritor le indicase donde se encontraba la bolsa de café, la joven salió disparada al sótano para cumplir el encargo, entretanto Rick, cerraba con llave la puerta principal para luego regresar a la barra a terminar de anotar los números del día en el libro.
Pasaron varios minutos en los que el escritor había estado entretenido con las cuentas, sin notar que la joven no había subido aun.
 
-¿Becks…? ¿encontraste el café?- gritó Rodgers en dirección al sótano. Nada se oyó como respuesta, por lo que pensó que la joven no lo había escuchado. Se acercó hasta la puerta del depósito que utilizaba para almacenar mercadería, situado justo abajo del café, encontrando la puerta cerrada. Abrió con algo de extrañeza en su rostro, ya que no pensaba encontrarla así.
 
-¿Beckett? ¿Estás ahí?- preguntó al soltar la pesada puerta para bajar las escaleras de madera.
-¡No dejes que se cierre!¡El picaporte está…- gritó la joven mientras salía al encuentro del escritor. Rodgers, sobresaltado no llegó a comprender lo que ella le pedía y se vio obligado a preguntar interrumpiéndola:
-¡¿Qué?!
-…roto!- terminó de decir ella.
-¡¿Qué está roto?!... – volvió a preguntar un segundo antes de entender lo que Kate le pedía. Con gran velocidad pegó un salto infructuoso subiendo un par de escalones para tratar de atajar la puerta antes de que golpee contra el marco.-¡Demonios! ¡El maldito picaporte!- maldijo él al notar que había llegado tarde y se encontraban encerrados.
-¡Diablos!- agregó ella.
-¡Le dije a Daniel que se ocupara de arreglarlo! ¡El muy infeliz me dijo que se había encargado de todo! ¡¿Qué es lo que pasa con ese chico?! ¡¿No hay nada que pueda hacer bien?! ¡Cuando lo agarre voy a matarlo!- Richard sonaba furioso y Beckett comprendía perfectamente la frustración que lo invadía. Lo comprendía, porque ella sentía exactamente lo mismo.
-¡Ponte en la fila, Rodgers! ¡Quizás te guarde un pedazo para cuando yo termine con él!- explicó Kate con tal enfado en su voz,  que causó una carcajada espontanea en el escritor, contagiándola también al verlo reír con tantas ganas.
-Te diré lo que haremos. Yo planearé el asesinato… ¡Será el crimen perfecto!- bromeó el escritor al sentarse en la escalera
-¿Y yo? ¿Qué hago?
-Tú serás mi abogada, en caso de que no sea tan perfecto…
-Si yo te represento saldrás libre en unas horas. ¡No tienes por qué preocuparte!- se ufanó la joven.
-¡Vaya! ¡Parece que la vanidad se esparce como un virus! ¡¿Te contagié, chiquilla?- preguntó divertido
-No es vanidad, es seguridad en mi misma, Rick. Vengo de una familia de excelentes abogados y yo no voy a ser la excepción…
-No lo dudo. Estoy seguro de que superarás a tus padres en tu carrera. Puedo darme cuenta que eres brillante…
-No soy brillante, pero reconozco que no me va mal. En cuanto a superar a mis padres… lo veo difícil, sobre todo con mamá.
-¿Por qué lo dices?
-Porque ella es un cerebro, un verdadero talento como abogada y difícilmente pueda ser mejor que ella. Para que te des una idea, en unos días van a entregarle una placa, aquí en la universidad. Los mejores promedios de todo Stanford van a ser premiados y mi madre es uno de ellos.
-¡¿No digas?! Escuché algo sobre eso… creo que después habrá una recepción.
-Así es. ¡Estoy muy feliz por mi madre!
-Me imagino. Además podrás ver a tus padres.
-Sí… De hecho les voy a presentar a Daniel ese día… O al menos eso era lo que había quedado con él…
-¡Wow! ¡¿Presentarles a tus padres?! Realmente van en serio ¿No?- averiguó Rodgers, sin mostrar el verdadero desánimo que repentinamente lo invadía, al enterarse de que la relación con su hermano se volvía completamente formal, como si eso fuera a definir su relación con Kate, como si eso le informara con exactitud que en definitiva,  debía dar un paso al costado y sacársela de una vez por todas de sus pensamientos. Como si eso verdaderamente le hiciese falta para comprender que ella no estaba a su alcance, ni ahora ni nunca.
 
-Sí, se supone que va en serio, aunque últimamente siento que las cosas no están como al principio…- respondió ella con algo de desánimo
-¿A qué te refieres?
-No sé… cuando fui a vivir a tu casa con él, todo parecía perfecto. Hablábamos todo el tiempo de lo mucho que disfrutábamos estando juntos, hablamos de vacaciones alejados de todos, hasta llegó a preguntarme cuanto tardaríamos en vivir juntos…
-Quizá se estén apresurando un poco, son muy jóvenes aun… ¿Cuánto hace que están saliendo? ¿dos meses y medio?
-Un poco más de tres meses, pero no pienso que la cantidad de días, meses o años realmente importen en una relación, sino más bien la fortaleza del vínculo que se tiene con la otra persona…
-¡Pero, qué respuesta más elaborada!- bromeó el escritor para luego agregar: -… aunque, supongo que tienes razón. Pero aun así, creo que son muy jóvenes como para planear tan esmeradamente su futuro juntos…
- Sí, puede que seamos jóvenes, pero insisto que si el vínculo es fuerte no importa la edad tampoco.- afirmó con seguridad. De inmediato prosiguió: -De todos modos,  sólo fue una conversación que tuvimos como cualquier pareja que recién comienza y que ve todo color de rosa.  En el momento en que lo hablamos con Daniel no había sonado tan descabellado… Se lo notaba de lo más entusiasmado con todos los proyectos que idealizaba para nuestra pareja. De hecho, él insistió para conocer a mis padres cuanto antes. Quería que viajemos a New York un fin de semana para visitarlos.
-Y justo surgió la entrega de premios que les ahorró el viaje…
-Ajá…
-Bueno… la recepción no es un mal momento para presentaciones, y no creo que mi hermano les caiga mal a tus padres. Si hay algo que Daniel sabe muy bien es como agradar a la gente…
-¡Ni que lo digas! Sé lo encantador que puede ser cuando se lo propone.
-¡Lo que no sabes, es que eso lo aprendió de mi!- se jactó el escritor arqueando una ceja y con una media sonrisa.
-No me cabe la menor duda de que así fue. Y dime  ¿qué más aprendió de ti, Rick? ¿Cómo excusarse cada vez que no cumple su palabra?- inquirió la joven mirándolo desafiante.
-No. Eso lo aprendió solito. Para empezar, yo nunca te hubiese dejado plantada…
-¿Y para terminar?- preguntó ella punzándolo,  deseando verdaderamente saber la respuesta.
-Para terminar, intentaría estar a tu lado, siempre…- respondió con sinceridad al puntazo lanzado por la joven, aunque sin pensar muy bien lo que estaba diciendo. De inmediato intentó salir del paso cambiando de tema, sabiendo que había hablado de más con ese comentario.
-¡Bueno, basta de charla! Creo que tengo una idea de cómo salir de aquí…- dijo levantándose de la escalera donde se encontraba sentado.
 
 
Beckett se lo quedó mirando sin decir nada. Aun intentaba asimilar lo que acababa de escuchar de la boca de Rick. Realmente no se esperaba esa respuesta, pero sin duda esa exigua declaración le confirmaba que no se alejaba tanto de lo que ella pensaba respecto a toda esa extraña relación que había entablado últimamente con el escritor.
Entonces, volvía a preguntarse a sí misma porqué le importaba tanto saber que era lo sentía Rodgers, y más aun porqué pensaba más en él que en su propia pareja. Aun mantenía entre sus más preciados recuerdos todos los momentos en que lo había tenido tan cerca: el día que la atrapó en sus  brazos evitando que cayese al cambiar la lámpara, la fiesta en la playa, donde habían bailado salsa disfrutando con locura cada movimiento que la danza les imponía o esa mañana en el baño cuando lo había visto desnudo, con su esculpido cuerpo de calendario que le resultaba imposible no recordar cada noche antes de quedarse dormida.
La joven lo observaba detenidamente al verlo correr una estantería que cubría una pequeña ventana que daba a la parte de atrás del café, mientras pensaba en lo mucho que le gustaba su cuñado y en lo malo que era eso. Tampoco podía evitar pensar en lo mucho que le gustaría volver a estar en sus brazos, y eso sin dudas, era mucho peor. Sacudió levemente la cabeza para desvanecer sus pensamientos, tratando de no quedar en evidencia con sus miradas hacia él.
 
-¿Qué es lo que tratas de hacer?- preguntó ella al acercarse.
-¿Ves esa ventana?
-Sí.
-Está al ras del piso. Si logro romperla podré salir y volver a entrar por la puerta de atrás del café que se encuentra sin llave.- respondió el escritor al tiempo que terminaba de correr la estantería.
-Lamento desilusionarte, pero no creo que quepas por ahí…
-¿Qué es lo que tratas de insinuar, chiquilla? ¿Qué no estoy lo suficientemente en forma para hacerlo?
-¡No, tu cuerpo es perfecto!- largó sin pensar la joven, provocando una sonrisa en el escritor. Al darse cuenta de lo que había dicho de inmediato explicó: -…pero creo que estás muy grande para pasar por ahí. Yo, en cambio quepo perfecto, así que saldré y abriré la puerta. Tú sólo encárgate de romper el vidrio…
-¡De acuerdo!- dijo el escritor sin dejar de sonreír. Acto seguido se desabrochó la camisa ante la atenta mirada de la joven, quien disfrutaba del pequeño striptease que Rodgers le regalaba. Con la prenda apoyada en el hombro trepó la estantería hasta llegar a una altura que resultase cómoda como para pegarle al vidrio. Con movimientos algo torpes se envolvió la mano con la camisa y de un fuerte golpe rompió el vidrio de la ventana haciéndolo añicos. Luego se dedicó a sacar el resto de los cristales que habían quedado pegados al marco, tratando de dejarlo limpio para que ella no se cortase al salir.
El último pedazo de vidrio que le faltaba retirar se había puesto de lo más rebelde, por lo que tuvo que forcejear con él hasta que finalmente logró sacarlo, pero sin poder evitar cortarse con él.
 
 
-¡Mierda!- gritó al sentir el filo penetrar sobre la palma de la mano.
-¿Estás bien?- preguntó preocupada Kate, acercándose al escritor quien bajaba de un salto de la estantería.
-Estoy bien no te preocupes. Es sólo un pequeño corte.
-Déjame ver.- exigió la joven.
-En serio… no es nada.
-¿Cómo que nada? Estás sangrando y bastante. Déjame que te vea la herida…- dijo la joven agarrando con delicadeza la mano del escritor, mientras sacaba un pañuelo de su bolsillo.
-¿Vamos a jugar a la doctora, chiquilla? ¡Me encanta ser el paciente!- señaló traviesamente.
-¿Estás seguro?- preguntó al presionar con fuerza la herida, sacándole un pequeño grito a Rodgers.
-¡Eres malvada, Beckett! ¿De verdad lo estás disfrutando, no es cierto?
-No, sólo estoy tratando de parar la hemorragia. ¿Tienes algo de alcohol por aquí?
-Creo que no es momento de ponerse a beber, pequeña. Además, ya te he dicho que aun no tienes edad suficiente…
-¿Puedes dejar de decir estupideces por un momento, Richard?  Estoy tratando de curarte. Necesito el alcohol para que no se infecte…
-¡No te enojes! Estaba bromeando… Siempre me comporto de forma estúpida frente a algunas situaciones. De verdad lo siento. Creo que tras de ti, en la estantería, hay una botella de Whiskey, es todo lo que tengo aquí…
-Eso servirá por ahora. En cuanto salgamos de acá iremos por la guardia para que un médico te vea…
-No será necesario. Es sólo un pequeño corte y a juzgar por cómo me estás atendiendo, no va a hacer falta ningún médico.
-¡Tonterías!
-¡No! ¡De verdad! Estás haciendo un magnífico trabajo, sólo debes esforzarte un poco en cambiar la expresión de tu rostro. Debes tratar de no disfrutar tanto del dolor que le causas al paciente, al menos que no se note, pero sacando eso, vas de maravillas…- bromeó Rick sin dejar de mirarla con ojos traviesos.
La joven, como respuesta volcó un abundante chorro de alcohol sobre la herida, dejándola completamente limpia. A pesar del fuerte ardor, él no emitió sonido, sólo atinó a apretar fuertemente sus mandíbulas entrecerrando los ojos.
-¿Qué tal ahora mi cara? ¿Mejor?- dijo ella con tono serio y frunciendo levemente el entrecejo.
-¡Muchísimo mejor!- respondió intentando recuperar la compostura.
-¡Genial!- largó ella con una enorme sonrisa de satisfacción. –Dime… por una de esas casualidades ¿tienes un pañuelo? No me gustaría romper la manga de tu camisa…- agregó la joven sin dejar de encargarse de la herida.
-De hecho, si tengo uno. Eso se lo debo a mi madre. Nunca olvidaba decirme antes de salir de casa: “Siempre lleva un pañuelo y la ropa interior limpia”…- respondió alegremente mientras con la mano sana intentaba sacar el pañuelo.
-¿Necesitas ayuda?- preguntó divertida al mirarlo forcejear con el bolsillo de adelante del jean.
-No… a menos que sea estrictamente necesario…- explicó algo nervioso. La sola imagen dentro de su cabeza de ella metiendo su mano dentro del bolsillo delantero de su pantalón, buscando el pañuelo, deslizándose con habilidad,  hurgando profundamente,  era una fantasía que no se podía permitir tener. No en este momento, al menos,  por lo que trató de concentrarse nuevamente en su tarea y consiguió sacar el pañuelo rápidamente.
 
-¡Lástima!- murmuró la joven mordiéndose el labio inconscientemente. Al parecer, compartían una fantasía bastante parecida.  Resopló, tirando el aire hacia arriba, tratando de disimular, al instante, tomó el pañuelo que Richard le ofrecía y de inmediato improvisó una venda que ágilmente ajustó con fuerza a su mano.
 
Rick  miró la recién estrenada curación con detenimiento y luego posó sus ojos sobre ella. Había hecho un muy buen trabajo arreglándose  con las cosas que tenía a su alcance. Sin ninguna duda, además de poseer una enorme belleza, Beckett era una mujer de inagotable ingenio. El escritor se acercó muy despacio hasta su rostro y le depositó un dulce beso en su mejilla, sorprendiendo a la joven.
 
-¿Y eso porqué fue?- averiguó con algo de desconcierto proyectado en su rostro al fruncir levemente el ceño.
-Por curarme… Gracias.
- De nada.- respondió ella con una tímida sonrisa.
 
Sus miradas quedaron suspendidas en el tiempo, colgadas una de la otra y sin querer desprenderse. Tanta magia había en ese instante, que nada ni nadie podía destrabar ese hechizo. Sus ojos, plenamente sinceros, decían más que sus palabras, más que sus acciones, pero ninguno de los dos tenía el suficiente coraje como para leerlos debidamente.  
Kate reaccionó al notar que cada vez se encontraba más cerca de la boca de su cuñado y eso no debía pasar. Se apartó de golpe tratando de actuar lo más normal posible.
 
 
-Ahora, que estás curado voy a salir de aquí para abrir la puerta.- dijo como si nada al dejar de mirarlo.
-¿Te ayudo a subir? Si quieres puedo sostener tus piernas… - comentó con picardía, para no perder la costumbre.
-No es necesario. Puedo trepar por la estantería…
-Como gustes… de todos modos, me mantendré cerca por si acaso…
 
Richard la observó durante todo el tiempo que tardó en desaparecer por la pequeña ventana, mientras se ponía nuevamente la camisa. El  increíble y elástico cuerpo de Beckett se había escabullido hábilmente por el pequeño espacio sin demorar casi nada. A los pocos minutos se escuchó la puerta del sótano abrirse.
 
Salieron del café poco después de haber cargado el molinillo y de cerrar todo. Ya era demasiado tarde para hacer las compras en el supermercado, por lo que Rodgers le propuso dejar la cena, con la que ella pensaba deleitarlo, para otra oportunidad e invitarla a comer afuera después de pasar a buscar sus cosas por la casa.  
No tardaron demasiado en llegar ya que por la hora no había demasiado tráfico. Al entrar, el escritor se encontró con una pequeña sorpresa.
 
-¡Hola, hijo!- dijo Martha al acercarse para besar a Richard.
-¡¿Madre?! ¡¿Qué haces aquí?! ¿No te ibas de gira?- preguntó algo extrañado el escritor al devolverle el abrazo.
-Se pospuso unos días… El problema es que yo arreglé con los albañiles para reformar mi dormitorio y no quiero ir a un hotel ¿Daniel no te dijo nada? Le pedí que te avisara que voy a quedarme unos días… Eso si tú no tienes problema, claro.
-Daniel olvida muchas cosas últimamente… No, madre. No tengo ningún problema en que te quedes, sólo espero que no sea indefinidamente…- bromeó el escritor besando con cariño a su progenitora.
-¡Gracias, Richard! ¡Sabía que te encantaría tenerme aquí!
 
Kate se había quedado en la puerta sin decir palabra, divirtiéndose con la conversación madre-hijo. Martha era una persona maravillosa y a la joven  había congeniado perfectamente con ella desde el preciso momento en que Dan se la había presentado.
 
-¡¿Qué haces que no entras, niña?! ¡¿Es que te asusta tu suegra?! Creí que ya habíamos superado esa etapa, cariño… -largó la actriz guiñando un ojo a la joven. Miró por arriba de los hombros de Beckett y preguntó con extrañeza: -¿Dónde está Daniel?
-Eso mismo me gustaría saber a mi…- murmuró la joven al entrar para saludar a Martha. –Supongo que está terminando un trabajo práctico con sus compañeros…- agregó en voz alta.
-Quedó en pasar a buscar a Kate por el café para buscar un bolso que le quedaba aquí, pero a última hora llamó para avisar que estaba retrasado y que no llegaría…
-Así que Rick se ofreció a traerme hasta aquí y después alcanzarme hasta el dormitorio…
-Y como pago por el viaje, Beckett se ofreció a prepararme,  según ella, una deliciosa cena, pero parece que los dioses están de mi lado y no llegamos a tiempo al súper para comprar lo necesario…- explicó riéndose el escritor, ganándose una mirada diabólica por parte de la joven, quien comenzaba a contar lo que había ocurrido en el sótano.
-…Así que después de curarme, salió del sótano para abrir la puerta. Mira, madre ¿No ha hecho un trabajo maravilloso?- preguntó mientras le mostraba su mano vendada.
-¡Ya lo creo! ¡Me alegra que estuvieses ahí, cariño! Si Richard hubiese estado solo se hubiese desangrado…- comentó dirigiéndose a Kate.
-¡No lo dudo!- afirmó sonriendo la joven para después agregar: -Hablando de sangre… si ya paró la hemorragia deberías sacarte la venda. La herida necesita aire…
-¡Y yo necesito comida! Habíamos pensado en ir a cenar a fuera. No tengo nada más que un par de cervezas en el refrigerador… ¿Gustas acompañarnos, madre?- preguntó mientras se retiraba cuidadosamente la venda de su mano.
-¡Me encantaría! ¡De hecho estoy famélica! ¿Vamos?
-Ya mismo. Voy a buscar mi bolso y vuelvo…- dijo Kate dirigiéndose a la habitación de Dan.
-De acuerdo. Te esperamos afuera.- indicó Rodgers.
 
Al abrir la puerta se encontró con su hermano menor que estaba cruzando el umbral de entrada.
-¿Están por salir?- preguntó al darle un beso a su madre.
-Estamos por ir a cenar y luego llevaremos a Kate a su dormitorio. Pensamos que no volverías hasta tarde y yo me ofrecí a llevarla…
-¡¿Kate está aquí?! ¡Diablos! ¡Debe estar furiosa conmigo!
-¡Si, estoy furiosa!- notificó la joven a su novio al aparecer en el living.
-Creo que lo mejor será dejarlos solos para que puedan hablar y tratar de arreglar las cosas. Nos veremos más tarde, Dan, Kate. Traten de no matarse ¿de acuerdo?- agregó Martha saliendo hacia la calle.
-Intentaré devolverlo en una pieza, Martha… Y,  Rick… gracias de todos modos.
-No hay porque…- respondió perdiéndose por la puerta de salida. 
 
 
-Así que ahora no te molesta que te llamen Rick ¿No es así, hijo?- preguntó divertida Martha ni bien se subió al auto. El escritor frunció el entrecejo extrañado ante el comentario de su madre.
 
-¿Quién dice que no me molesta?
-Todo tu rostro al escucharla, Richard…
-¿Y que se supone que quiere decir eso, madre?- inquirió el escritor con cierto enfado.
-Te conozco, hijo. Sé muy bien cuando te sientes atraído por una mujer.
-En primer lugar: no es una mujer, es una niña; y en segundo lugar, es la novia de mi hermano ¿Cómo puedes insinuar que me siento atraído por ella?
-No lo insinúo, lo afirmo. Puedes negarlo todo lo que quieras, pero me di cuenta la forma en que la miras. Tus ojos nunca pudieron mentir. Además ¿Debo recordarte que tú y tu hermano tienen un gusto similar con las mujeres?
-¿Un gusto similar con las mujeres? ¿De qué estás hablando, madre?
-Estoy hablando de Sandy ¿Recuerdas a tu novia Sandy? Tú y tu hermano estuvieron compitiendo por ella hasta que finalmente se decidió por ti. Lo mismo con Laura, quien se quedó con Dan, y si voy más para atrás en mis recuerdos alguna otra también encontraré ¡Hasta la mismísima Meredith estuvo en el medio de los dos hasta que finalmente lograste conquistarla! Siempre creí que las polleras traerían problemas entre ustedes, pero hasta ahora  han sabido manejarlo demostrándome  lo contrario. Espero que esto no cambie ahora… 
 
El escritor se quedó pensando sobre lo que su madre le decía y tenía razón en cada una de sus palabras. A los dos hermanos siempre les habían llamado la atención las mismas mujeres, pero habían mantenido un pacto implícito de caballerosidad entre ellos, dando un paso al costado al momento que uno de los dos resultaba elegido. Esta vez no podía ser de otra forma y él lo sabía muy bien, pese a que cada vez le resultara más  y más difícil.
 
-No hay de qué preocuparse, madre. Nada va a cambiar…
-Yo no estaría tan segura de eso… Nunca te vi mirar a nadie de la forma que miras a Kate. Ni siquiera tu hermano la mira con esa ternura infinita que tus ojos revelan.  
-Te estás confundiendo, madre. Créeme que no me pasa nada con Beckett…
-Estás enamorado de ella, Richard aunque aun no lo admitas. Todavía no estás preparado para hacerte cargo de todo esto, pero sé con certeza que en algún momento explotará dentro de ti como si fuese una bomba. Te lo digo por experiencia…
 
Nuevamente quedó examinando las palabras de Martha, advirtiendo que probablemente fuese verdad lo que le decía. Se había dado cuenta antes que él de lo que sentía por Beckett; claro,  era su madre y nadie lo conocía mejor que ella, ni siquiera él mismo. Entonces ¿qué era lo que debía hacer? Lo correcto, por supuesto. Y lo correcto era mantenerse alejado de Kate; verdaderamente alejado, sabiendo lo difícil que le resultaría no meterse en medio de ellos dos, permaneciendo en silencio al descifrar cada una de  las mentiras que Dan coleccionaba dentro de su relación. Y eso de no hacer nada para evitarlo, era algo que lo carcomía lentamente. Entonces se preguntaba ¿hasta qué punto eso era hacer lo correcto? Por un lado, su integridad no le permitía romper los códigos que siempre habían respetado con su hermano con respecto a las mujeres, pero por el otro lado, su conciencia le decía que alguien como Kate no se merecía ser traicionada de esa forma, sin siquiera sospecharlo.
¿Y su corazón? ¿Qué decía él al respecto? Su corazón no paraba de gritarle que nunca más podría latir con esa intensidad frente  a otra mujer, que se desbocaba con su proximidad queriéndose salir del pecho,  que tenía la absoluta certeza de que habían nacido para estar juntos siempre. ¿A quién se permitiría escuchar? ¿Quién sería el ganador de esta dura contienda? ¿Integridad o sentimientos? ¿Razón o Corazón?  
 
 
 
                                                                                          ***
 
 
 
Las semanas pasaron lentamente y la joven estudiante de abogacía lo atribuía a la ansiedad de volver a ver a sus padres después de tanto tiempo. Sólo estarían una noche ya que su apretada agenda no les permitía quedarse más en la ciudad. Acudirían al evento y después dormirían un poco antes de tomarse un vuelo a New York, dejando sólo unas pocas horas para el encuentro; y para colmo, Kate sabía que hasta Navidad  no tendría la oportunidad de juntarse nuevamente con ellos, ya que se aproximaba un período complicado lleno de exámenes, por lo que sus ganas de tenerlos cerca se habían triplicado y no veía la hora de poder abrazarlos fuertemente.
Después de tanto esperar, finalmente la noche de la entrega de premios había llegado y Kate por un lado explotaba de felicidad y por el otro, sus nervios la estaban matando. Hoy  les presentaría a sus padres a Dan y debido a que era la primera vez que hacía algo semejante no sabía muy bien cómo manejar la situación.
 
Cerca de las cuatro de la tarde, Rodgers decidió que ya era hora de que su empleada termine su día laboral. Sabía lo importante que esa noche era para ella y quería que por lo menos tuviese unas horas para reposar, y ya que se había rehusado a tomarse el día lo menos que podía hacer era lograr que se vaya temprano.
 
 
-¡Listo por hoy, Becks! Vete a descansar…
-Pero, todavía es temprano. Ya tendré tiempo para descansar…
-¡Nada de eso! ¡Ya mismo te subes a tu motocicleta y te marchas de aquí! Me da lo mismo que te vayas a dormir o a comprarte algo lindo para esta noche, soy tu jefe y te estoy dando el resto del día libre, así que ¡Vamos, sin discutir!- indicó él chasqueando los dedos y mirando en dirección a la puerta
-Ya tengo algo lindo para esta noche, pero si insistes, me largo de aquí…
-Insisto…
-¡Gracias, Rodgers!
-No hay por qué, pequeña. Mucha suerte para hoy a la noche… Ya sabes… por la presentación oficial de tu novio a tus padres… ¿Estás nerviosa por eso?- el escritor preguntó sabiendo la respuesta. La había aprendido a conocer tan bien que muchas veces sobraban las palabras.
-Supongo. Me gustaría que Dan le agrade a mis padres… Todo sería aun más difícil si no fuese así…
-Estoy seguro de que mi hermano sabrá comportarse, no tienes de que preocuparte…
-Eso espero… Quisiera poder tener absoluta confianza en él, pero este último tiempo ha estado más raro que de costumbre. Sólo espero que no lo arruine... Esta noche es muy especial para mí…
-Lo sé. Todo va a salir bien ¡Ya verás!- expresó el escritor con gran optimismo, aunque en verdad él tampoco confiaba en su hermano.
 
La joven camarera se despidió, primero de sus compañeros de trabajo y finalmente de su encantador jefe, agradeciéndole nuevamente el dejarla salir temprano. Rodgers había demostrado estar pendiente de ella una vez más, con esa  capacidad única que parecía tener para hacerla sentir bien. Siempre se las ingeniaba para sacarle una sonrisa y esa era el arma más poderosa que él tenía, y sabía usarla tan bien, que ella no podía siquiera intentar defenderse; y por supuesto, mucho menos, resistirse a su encantadora personalidad. Cada segundo que pasaba junto a él su escudo flaqueaba, dejando penetrar a la insensatez, a la locura, a la fantasía irrealizable de imaginarse enredada en sus brazos. Pero hoy no debía pensar en eso. Hoy debía pensar sólo en la entrega de premios, en que vería a Johanna y a Jim después de varios meses, y sobre todo,  en que les presentaría por primera vez a una pareja a sus padres. Con eso tenía bastante en que ocupar su cabeza por el resto de la tarde.
 
Al llegar a su dormitorio se encontró con su compañera de cuarto, que para suerte de Kate, tenía una reunión con sus compañeras de hermandad. Se despidió rápidamente de la joven camarera y salió diciendo que la vería a la noche, antes de que se fuera a la recepción.
Beckett se dejó caer pesadamente sobre su cama. Hasta ese momento no había notado cuan cansada estaba. Entre las cursadas, los exámenes y el trabajo, poco tiempo le quedaba para descansar, pero al ser tan joven, su vigoroso cuerpo, que tan bien cuidaba con buena alimentación y diario ejercicio, le respondía perfectamente ante tanta exigencia. Aunque eso no quería decir que una buena siesta no fuese necesaria de vez en cuando. Por suerte en su último minuto despierta puso la alarma del despertador, quedándose así plácidamente adormecida con la tranquilidad de saber que tendría el tiempo suficiente para arreglarse antes de que Daniel pase por ella.
 
La ensordecedora alarma del despertador marcó el final de la apetecible siesta disfrutada por la joven. Había dormido poco más de dos horas y sentía su cuerpo completamente descansado. Se desperezó por completo estirando ambos brazos hasta arriba, acompañado de un involuntario bostezo, de esos que desencajan la mandíbula. Volvió a mirar la hora en el reloj, decidiendo que ya debía levantarse y entrar a bañarse si no quería estar a las apuradas más tarde.
Para cuando salió del baño, su compañera de cuarto ya se encontraba de vuelta y con muchas ganas de asesorar a su amiga. Después de curiosear el precioso vestido que pensaba ponerse, Brenda comenzó a escarbar en su maletín de maquillajes seleccionando cuales serían los adecuados para su vestimenta.
 
-Tienes suerte, Becks… Con esa piel tan perfecta que tienes no necesitas casi nada de maquillaje…
-La buena alimentación y el ejercicio físico son fundamentales para tener una buena piel…
-¡Lo sé, lo sé! ¡Pero no todas tenemos esa conducta intachable que tú tienes para comer sano, y ni hablemos de tu amor por el deporte! Para las mujeres “más normales” existen diversos productos para disimular las imperfecciones…
-Prefiero comer sano y ejercitarme todos los días. Además, tampoco es que me agrade tanto el maquillaje…
-Lo sé y precisamente es por eso que digo que tienes suerte. No te agrada pintarte y  a parte no lo necesitas ¡Créeme que eres la envidia de más de una!
-Me gustaría que me envidien por algo menos superficial que una buna piel… por mi sagacidad, por ejemplo…- dijo arqueando una ceja con una sonrisa.
-¿En qué mundo vives, Becks? Hoy por hoy todo es belleza y nada es cerebro ¡No lo olvides!
 
 
Mientras charlaban intercambiando opiniones, Beckett se iba preparando para la velada. Luego de ponerse el vestido, maquillarse muy sutilmente, arreglarse el fabuloso cabello largo que le llegaba a la mitad de la espalda y calzarse los zapatos de taco alto preguntó a su amiga:
 
-¿Cómo me veo?  
-¡Estás espléndida! Sólo tengo una duda… ¿Con esos tacazos no dejarás a tu novio por allá abajo?- preguntó su compañera algo divertida, señalando al piso.
-¡Tienes razón! ¡No pensé en eso cuando me compré los zapatos!- se preocupó Kate
-Si tiene la suficiente personalidad, no tendrá problema en llevarte orgulloso de la mano…
-¿Y si no la tiene?
-¡Y si no la tiene, peor para él! ¡Ni se te ocurra cambiártelos! ¡Te quedan pintados!- respondió de inmediato Brenda al momento que miraba el reloj.
-¿Qué hora es?- curioseó Beckett.
-Ocho y media pasadas…
-Daniel ya debería de estar aquí. Por suerte le dije que me pase a buscar con algo más de tiempo, suponiendo que podía retrasarse como siempre…
-Llegará en unos minutos, no te preocupes. Con que salgan nueve menos diez llegarán bien…
 
Los minutos seguían pasando con celeridad y la cara de Beckett iba cambiando de expresión. Un silencio sepulcral reinaba en la habitación, permitiendo escuchar cada segundo caer pesadamente, anunciando de forma contundente el final del plazo para poder  llegar a tiempo.
Tal era el enfado de Kate, tan hondo era su enojo, que su compañera no se atrevía a decir ni media palabra para intentar tranquilizarla. Si Daniel no se presentaba en los próximos cinco minutos, Beckett se vería obligada a asistir sola a la entrega de premios. Si Daniel había sido tan imprudente y desconsiderado como para plantarla esta noche, nada acabaría bien entre ellos. Si Daniel volvía a ser tan estúpido con ella arruinando esta noche tan importante, la relación llegaría indefectiblemente a su fin.
El profundo silencio se vio interrumpido por el sonido lejano de la puerta principal al abrirse. Ambas muchachas se miraron al escuchar pasos en el pasillo aproximándose a su puerta.
 
-¡¿Ves?! ¡Ahí está tu chico!- dijo Brenda con gran alivio al escuchar dos golpes en la puerta. Kate bufó al levantarse de la silla. Su novio iba a escuchar unas cuantas cosas antes de llegar a la recepción, muchas de las cuales se agolpaban en su cabeza mientras abría puerta.
 
-¡Daniel, vamos a llegar tard…!- la joven no pudo terminar la frase. Al abrir la puerta su sorpresa fue tal, que enmudeció durante unos segundos y lo único que logró articular fue: -¡¿Rick?!... ¡¿Qué haces tú aquí?!
 
 
 
 
 
Continuará…
 
 



 
Ya sé, ya sé… En este momento me imagino que deben querer matarme por dejarlo ahí, jajajajajaja, pero creo que el capi  necesitaba un poco de suspenso…jajajajaja Espero que les haya gustado. Muchas gracias por la paciencia, por leer y por comentar. Saludos a tod@s  y hasta la próxima!!!

   Como siempre me encanta la quimica que existe entre nuestros protas, y como que  va siendo hora de darle aire a ese Dan no hace nada para merecercela al contrario la traiciona y la descuida por completo    y como decimos en México le van a comer el mandado!  En cambio Rick es mas encantador y dedicado a ella y creo k por fin estan aceptando lo que sienten el uno por el otro,  me encantan que sus conciencias los tranten de apaciguar pero el deseo es el deseo y en algun momento espero que lleguen a calmarlo jijijijiji!      Como siempre una lectura maravillosa y deseosa de mas! Continua pf!

Aaaaaaleluyaa, aaaleluyaa xDD
Que corte ya de una vez con Dan, pasa de ella y además la engaña
Ella se merece a Rick que la entiende, la hace reír y la apoya, además la quiere, igual que ella a el...
QUE PRESENTE A RICK A SUS PADRES!!
Continua pronto

PorFin capitulo Nuevo!!!!
por dios ahora si k si kiero matar a ese Dan!!!!
menos mal k el principe castle simpre esta ahi para arreglar la velada!
esperemos k ahora si kate termine con su "Novio" y k a sus padres les guste rick!
espero k puedas continuar pronto!

Que bien!!! Capítulo nuevo
Cada vez me va gustando más la relación que se va forjando entre los dos. Indudablemente ambos se estan conteniendo ante la posibilidad de hacerle daño a Dan. Sinceramente no entiendo a Dan, comi la engaña y la de veces que no cumple con lo que han quedado. Merece una buena charla, por lo menos por parte de Rick donde le indique que sabe todo lo que está haciendo y que debe de cambiar.
A ver ahora que explicación da Rick de por qué se presenta ek a recogerla en lugar de su hermano. Se lo presentará a sus padres???
Espero que la puedas continuar pronto.