Cuando te veo (FIN)
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Castle y Beckett
josemg95
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Re: Cuando te veo (FIN)
Precioso, adoro tu fic!!!! Me encanta la idea de que Aly vaya a vivir con ellos, seguro que te queda perfecto!!! Sigue cuando puedaaas!!
Castle y Beckett- As del póker
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Fecha de inscripción : 28/10/2014
Edad : 24
Re: Cuando te veo (FIN)
¡Buenas noches!
¡Sorpresa! Vengo con otro capítulo para hoy..
A ver si os gusta.
Qué bien que os parezca bien la idea de que Aly se vaya con ellos!
GRACIAS por pasaros, leer y comentar!
Beckett se encontraba sentada en la butaca de la habitación de hospital de Alyson. La pequeña estaba dormitando en su cama. Aún era temprano. Según les habían dicho, el médico pasaría pronto con el alta de la niña.
Castle había ido a aceptar la custodia de la niña temporalmente, hasta que comprobaran cómo se adaptaban todos. Después de hablar con los asistentes sociales encargados del caso de Aly, fue a comprar algún juguete para que le llevara Papá Noel en Navidad a la niña, pues esa noche ya era Nochebuena.
Ryan y Espo habían conseguido la orden para detener a los abuelos paternos de Alyson. Las pruebas estaban claras: ellos habían sido los causantes de que el coche en el que iba la pequeña perdiera el control y se estrellara, provocando la muerte de los padres de Paula.
Kate estaba jugueteando con su móvil después de haber hablado por teléfono con su padre. La había llamado para despedirse porque se iba fuera de la ciudad por Navidades, como llevaba haciendo desde que su mujer Johanna había sido asesinada. Pero aquel año se iba más tranquilo pensando que su huja no se quedaba haciendo turnos, sino que se encontraba feliz, en familia, con el hombre al que amaba.
“Kate…”
La voz de la niña la sacó de sus pensamientos. Alzó la cabeza para mirarla con una pequeña sonrisa. Se levantó de la butaca acercándose a su cama. Le acarició la frente con cariño. “Dime…”.
“¿Me dejarás esta noche a Rabbit para dormir?”. Susurró mirándola a los ojos.
Beckett sonrió ampliamente y asintió. “Claro que sí. Te lo dejaré siempre que quieras, pero hay que cuidarlo muy bien, ¿vale?”. La niña asintió contenta y sonriente.
“¿A qué casa vamos a ir? ¿La tuya con Rick o en la que está también Alexis?”.
“De momento a la que están Alexis y Martha”. Jugueteo con los mechones rubios de la niña. “Allí es donde viene Papá Noel a dejar sus regalos”. Observó cómo sus ojos se abrían mucho, sorprendida y soltó una pequeña carcajada.
Un par de segundos después la mirada de la pequeña se teñía de tristeza y bajaba la cabeza. “Pero… para mí no va a traer nada porque no sabe que estoy allí con vosotros”.
Una ternura enorme invadió el cuerpo de Kate. Le agarró suavemente el mentón haciendo que elevara la cabeza y la mirara. “Yo ya le he avisado de que vas a estar con nosotros y que ponga tus regalos debajo de nuestro árbol”. Aly sonrió más animada. “¡Te va a encantar el árbol que ha montado Rick! ¡Es enorme! Y tiene un montón de adornos, ya lo verás”. Le besó la cabeza mirándola con cariño y los ojos de Aly se iluminaron deseando llegar a la casa y descubrir ese árbol.
Un rato después, el médico aparecía en la habitación con el alta de Alyson. Beckett ayudó a la pequeña a ponerse la ropa con cuidado de que no se hiciera daño en la cicatriz de la operación. Recogieron sus cosas y con la niña en brazos, salieron hasta el coche de Beckett. Allí tenían ya una silla para el coche para la pequeña y en el maletero había un montón de ropa de la niña que Castle y ella habían cogido de la casa de sus abuelos.
Mientras conducía, y con el manos libres, Kate llamó a Castle para ver cómo iba. “Ya tenemos el alta y vamos de camino a casa”. Informó mirando un segundo por el espejo a la niña, que iba concentrada mirando las calles de Nueva York.
“Perfecto, yo estoy llegando ya a casa, así que nos vemos allí”. El escritor iba en su coche también con el manos libres puesto.
Quince minutos después Beckett con Alyson en brazos y alguna bolsa con ropa de la niña llegaban a la puerta del loft de Castle. Kate llamó al timbre esperando a que les abrieran y bajó a la pequeña al suelo. Quería que disfrutara del árbol de Navidad desde su altura.
Castle abrió la puerta del loft, sonriente y las dejó pasar dentro ayudando a Beckett con las bolsas que llevaba. Alexis y Marta observaban a la pareja con la niña desde la cocina.
Alyson, según entró, se acercó corriendo al árbol de Navidad. Sus ojos brillaban considerablemente. Estaba totalmente sorprendida y emocionada por lo que estaba viendo. Jamás había visto un árbol tan grande dentro de una casa. Empezó a tocar los detalles del árbol que estaban a su alcance, sonriendo enormemente. Castle dejó las bolsas con la ropa en la entrada, agarró la mano de Kate y los dos juntos se acercaron a Alyson por detrás de ella.
“¿Te gusta?”. Preguntó el escritor mirando sonriente a la niña.
“¡Sí, sí, sí!”. Excalmó muy contenta la niña.
Castle y Beckett se miraron sonrientes.
“Mañana bajaremos temprano a ver qué nos ha traído Papá Noel”. Kate llevó su mano libre hasta el hombro de la pequeña.
“Sí, aunque sin duda, el regalo más grande y más bonito ya nos lo ha hecho”. Dijo Castle provocando que tanto Alyson como Kate le miraran interrogantes. “Nos ha traído a esta preciosa niña a casa”. Le guiñó el ojo a Kate y miró sonriente a Alyson.
La niña se abrazó fuerte a la pierna del escritor, sonriente. A pesar de todo lo malo que le había tocado vivir en los últimos mess, se sentía contenta de poder estar con aquellas dos personas que tanto cariño y amor le proporcionaban incluso sin ser de su familia.
“Alyson, cariño”. Se acercó Alexis a ellos. “¿Quieres que te enseñe cuál será tú habitación en esta casa?”. Le ofreció su mano sonriente.
La niña asintió y se agarró a la mano de la pelirroja. Ambas subieron las escaleras del loft. Martha y Alexis habían preparado la habitación de invitados para que fuera, de ahora en adelante, la habitación de Alyson. Estaba decorada con dibujos y adornos propios de una niña de tres años.
Cuando las chicas desaparecieron escaleras arriba, Kate se abrazó a Rick aún frente al árbol de Navidad. Él la rodeó con sus brazos cariñosamente, dejando un beso en su cabeza.
“¿Le has comprado muchas cosas?”. Preguntó susurrando, aunque estaba completamente segura de que la niña sería la que tuviera el mayor número de regalos.
“Bueno, alguna que otra cosilla”. Confesó él sonriente y aún abrazado a ella.
Martha se acercó a los dos mirándolos sonrientes. La pareja deshizo el abrazo y miró a la madre del escritor.
“Chicos, he de deciros que me siento tremendamente orgullosa de vosotros”. Castle abrazó a Beckett por la cintura mientras escuchaban a su madre. “Aceptar la custodia de Alyson os hace aún mejores personas de lo que ya erais”. Se abrazó a los dos dejando un beso en la mejilla de cada uno.
Castle y Beckett le sonrieron agradecidos.
“Y ahora, ¿por qué no vais a guardar las cosas de la niña en su cuarto mientras yo preparo algo de comer?”. Se encaminó hacia la cocina.
Castle besó los labios de Beckett y se acercó a coger las bolsas con la ropa de Aly. “Madre, mejor llama para que nos traigan unas pizzas. No me fío todavía de tu comida”. Subió las escaleras seguido de Beckett dejando en la cocina a una Martha haciéndose la ofendida.
¡Mañana, más!
¡Sorpresa! Vengo con otro capítulo para hoy..
A ver si os gusta.
Qué bien que os parezca bien la idea de que Aly se vaya con ellos!
GRACIAS por pasaros, leer y comentar!
Beckett se encontraba sentada en la butaca de la habitación de hospital de Alyson. La pequeña estaba dormitando en su cama. Aún era temprano. Según les habían dicho, el médico pasaría pronto con el alta de la niña.
Castle había ido a aceptar la custodia de la niña temporalmente, hasta que comprobaran cómo se adaptaban todos. Después de hablar con los asistentes sociales encargados del caso de Aly, fue a comprar algún juguete para que le llevara Papá Noel en Navidad a la niña, pues esa noche ya era Nochebuena.
Ryan y Espo habían conseguido la orden para detener a los abuelos paternos de Alyson. Las pruebas estaban claras: ellos habían sido los causantes de que el coche en el que iba la pequeña perdiera el control y se estrellara, provocando la muerte de los padres de Paula.
Kate estaba jugueteando con su móvil después de haber hablado por teléfono con su padre. La había llamado para despedirse porque se iba fuera de la ciudad por Navidades, como llevaba haciendo desde que su mujer Johanna había sido asesinada. Pero aquel año se iba más tranquilo pensando que su huja no se quedaba haciendo turnos, sino que se encontraba feliz, en familia, con el hombre al que amaba.
“Kate…”
La voz de la niña la sacó de sus pensamientos. Alzó la cabeza para mirarla con una pequeña sonrisa. Se levantó de la butaca acercándose a su cama. Le acarició la frente con cariño. “Dime…”.
“¿Me dejarás esta noche a Rabbit para dormir?”. Susurró mirándola a los ojos.
Beckett sonrió ampliamente y asintió. “Claro que sí. Te lo dejaré siempre que quieras, pero hay que cuidarlo muy bien, ¿vale?”. La niña asintió contenta y sonriente.
“¿A qué casa vamos a ir? ¿La tuya con Rick o en la que está también Alexis?”.
“De momento a la que están Alexis y Martha”. Jugueteo con los mechones rubios de la niña. “Allí es donde viene Papá Noel a dejar sus regalos”. Observó cómo sus ojos se abrían mucho, sorprendida y soltó una pequeña carcajada.
Un par de segundos después la mirada de la pequeña se teñía de tristeza y bajaba la cabeza. “Pero… para mí no va a traer nada porque no sabe que estoy allí con vosotros”.
Una ternura enorme invadió el cuerpo de Kate. Le agarró suavemente el mentón haciendo que elevara la cabeza y la mirara. “Yo ya le he avisado de que vas a estar con nosotros y que ponga tus regalos debajo de nuestro árbol”. Aly sonrió más animada. “¡Te va a encantar el árbol que ha montado Rick! ¡Es enorme! Y tiene un montón de adornos, ya lo verás”. Le besó la cabeza mirándola con cariño y los ojos de Aly se iluminaron deseando llegar a la casa y descubrir ese árbol.
Un rato después, el médico aparecía en la habitación con el alta de Alyson. Beckett ayudó a la pequeña a ponerse la ropa con cuidado de que no se hiciera daño en la cicatriz de la operación. Recogieron sus cosas y con la niña en brazos, salieron hasta el coche de Beckett. Allí tenían ya una silla para el coche para la pequeña y en el maletero había un montón de ropa de la niña que Castle y ella habían cogido de la casa de sus abuelos.
Mientras conducía, y con el manos libres, Kate llamó a Castle para ver cómo iba. “Ya tenemos el alta y vamos de camino a casa”. Informó mirando un segundo por el espejo a la niña, que iba concentrada mirando las calles de Nueva York.
“Perfecto, yo estoy llegando ya a casa, así que nos vemos allí”. El escritor iba en su coche también con el manos libres puesto.
Quince minutos después Beckett con Alyson en brazos y alguna bolsa con ropa de la niña llegaban a la puerta del loft de Castle. Kate llamó al timbre esperando a que les abrieran y bajó a la pequeña al suelo. Quería que disfrutara del árbol de Navidad desde su altura.
Castle abrió la puerta del loft, sonriente y las dejó pasar dentro ayudando a Beckett con las bolsas que llevaba. Alexis y Marta observaban a la pareja con la niña desde la cocina.
Alyson, según entró, se acercó corriendo al árbol de Navidad. Sus ojos brillaban considerablemente. Estaba totalmente sorprendida y emocionada por lo que estaba viendo. Jamás había visto un árbol tan grande dentro de una casa. Empezó a tocar los detalles del árbol que estaban a su alcance, sonriendo enormemente. Castle dejó las bolsas con la ropa en la entrada, agarró la mano de Kate y los dos juntos se acercaron a Alyson por detrás de ella.
“¿Te gusta?”. Preguntó el escritor mirando sonriente a la niña.
“¡Sí, sí, sí!”. Excalmó muy contenta la niña.
Castle y Beckett se miraron sonrientes.
“Mañana bajaremos temprano a ver qué nos ha traído Papá Noel”. Kate llevó su mano libre hasta el hombro de la pequeña.
“Sí, aunque sin duda, el regalo más grande y más bonito ya nos lo ha hecho”. Dijo Castle provocando que tanto Alyson como Kate le miraran interrogantes. “Nos ha traído a esta preciosa niña a casa”. Le guiñó el ojo a Kate y miró sonriente a Alyson.
La niña se abrazó fuerte a la pierna del escritor, sonriente. A pesar de todo lo malo que le había tocado vivir en los últimos mess, se sentía contenta de poder estar con aquellas dos personas que tanto cariño y amor le proporcionaban incluso sin ser de su familia.
“Alyson, cariño”. Se acercó Alexis a ellos. “¿Quieres que te enseñe cuál será tú habitación en esta casa?”. Le ofreció su mano sonriente.
La niña asintió y se agarró a la mano de la pelirroja. Ambas subieron las escaleras del loft. Martha y Alexis habían preparado la habitación de invitados para que fuera, de ahora en adelante, la habitación de Alyson. Estaba decorada con dibujos y adornos propios de una niña de tres años.
Cuando las chicas desaparecieron escaleras arriba, Kate se abrazó a Rick aún frente al árbol de Navidad. Él la rodeó con sus brazos cariñosamente, dejando un beso en su cabeza.
“¿Le has comprado muchas cosas?”. Preguntó susurrando, aunque estaba completamente segura de que la niña sería la que tuviera el mayor número de regalos.
“Bueno, alguna que otra cosilla”. Confesó él sonriente y aún abrazado a ella.
Martha se acercó a los dos mirándolos sonrientes. La pareja deshizo el abrazo y miró a la madre del escritor.
“Chicos, he de deciros que me siento tremendamente orgullosa de vosotros”. Castle abrazó a Beckett por la cintura mientras escuchaban a su madre. “Aceptar la custodia de Alyson os hace aún mejores personas de lo que ya erais”. Se abrazó a los dos dejando un beso en la mejilla de cada uno.
Castle y Beckett le sonrieron agradecidos.
“Y ahora, ¿por qué no vais a guardar las cosas de la niña en su cuarto mientras yo preparo algo de comer?”. Se encaminó hacia la cocina.
Castle besó los labios de Beckett y se acercó a coger las bolsas con la ropa de Aly. “Madre, mejor llama para que nos traigan unas pizzas. No me fío todavía de tu comida”. Subió las escaleras seguido de Beckett dejando en la cocina a una Martha haciéndose la ofendida.
¡Mañana, más!
livingmylife- As del póker
- Mensajes : 303
Fecha de inscripción : 30/12/2014
Re: Cuando te veo (FIN)
Bueno si mañana hay más capítulos me quedo más tranquila por que con este capítulo tan bonito,cariñoso y tan...No encuentro palabras para definirlo pero en resumen tan maravilloso me quedo tranquila sabiendo que tendré más como este o eso creo
love.C.and.B.Marbele- As del póker
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Localización : barcelona
Re: Cuando te veo (FIN)
Jajajaja pobre Martha XD
Sigueeee
Sigueeee
writerdetective47- Actor en Broadway
- Mensajes : 205
Fecha de inscripción : 26/12/2014
Re: Cuando te veo (FIN)
¡Buenos días!
Traigo un capítulo mañanero!
A ver si os gusta!
La cena de Nochebuena iba a ser todo un banquete. Castle se pasó toda la tarde cocinando y no dejó que Beckett le ayudara. La inspectora sólo pudo poner la mesa. A media tarde, subió a la habitación de Aly donde estaba la pequeña jugando con Alexis.
“¿A qué jugáis?”. Se sentó en el suelo al lado de Alexis y mirando de frente a Alyson.
“A las muñecas”. Contestó la niña concentrada en mover a su muñeca y que pareciera que ésta andaba por sí sola.
Kate miró sonriente cómo la pelirroja hacía lo que la niña le decía con las muñecas.
“Aly, tengo que curarte la herida para que no se te ponga malita y no se te infecte”.
En cuanto Kate pronunció aquellas palabras, la pequeña dejó las muñecas y negó con la cabeza, cambiando su expresión divertida a una seria y triste.
“Es muy importante que te la curemos para que no tengas que volver al hospital y te puedas quedar con nosotros Aly”. Intentó convencerla Alexis para echarle un cable a Beckett.
“No”. Contestó escuetamente la niña.
“A ver, ¿por qué no quieres que te la cure? En el hospital lo han estado haciendo todos los días”. La voz de Beckett sonó tranquila, intentando infundirle confianza a la niña.
Alyson se cruzó de brazos acurrucándose en sí misma. Negó con la cabeza de nuevo. “No quiero”.
Alexis miró a Kate sin entender la reacción de la niña. Kate miró a la joven y después centro su mirada en Aly. “No quieres que te veamos la cicatriz. ¿Es eso?”. Preguntó con voz cariñosa.
La niña ni se inmutó, ni negó ni afirmó. Kate se acercó a ella acariciando su pelo con ternura. “Cariño, no pasa nada por tener una herida. Además, no es muy grande. Yo no me voy a asustar por vértela”.
Aly bajó más la cabeza sin querer mirar a Alexis ni a Kate. La pelirroja observaba la escena en silencio. Pensó que a lo mejor Beckett se las arreglaba mejor sin ella allí para que Aly cediera y le pudiera currar la herida. Miró a Kate con una pequeña sonrisa. “Voy a ver si mi padre necesita que le ayude”. Beckett asintió dedicándole una rápida sonrisa.
Alexis salió de la habitación dejando la puerta vuelta. Beckett se levantó y se acercó a una cómoda sobre la que había diferentes peluches. Entre ellos, su Rabbit. Lo cogió y se volvió a sentar en el suelo al lado de Alyson. “Toma”. Se lo ofreció con cariño, sonriéndole.
Aly levantó la mirada para ver qué le ofrecía y una pequeña sonrisa se dibujó en sus labios cuando descubrió aquel peluche que tanto le gustaba. Lo cogió entre sus manitas abrazándolo con fuerza.
“¿Te puedo contar un secreto?”. Susurró la inspectora intentando crear un ambiente relajado. Aly la miró y asintió, aunque aún estaba algo recelosa. “Hace un tiempo, a mi también me tuvieron que operar”. Apretó los labios para que aquellos recuerdos no la asaltaran demasiado. “Así que también tengo una cicatriz. Es pequeñita, pero al principio no quería que nadie me la viera”. Alyson prestaba especial atenció a las palabras de Kate. “Un día, Rick me convenció de que era una tontería que no dejara que nadie me la viera. Me dijo que él me quería y que me seguiría queriendo siempre a pesar de tener esa cicatriz. Esa marca le recordaba lo valiente y fuerte que yo había sido”. Acarició la mejilla de Alyson con ternura y le sonrió. “Yo a ti te digo lo mismo cariño. Te quiero, mucho. Y aunque tengas una cicatriz, una marca,, un golpe o lo que sea, jamás dejaré de hacerlo”. La niña se relajó un poco. “Te propongo un trato”. Aly se incorporó un poco para mirarla mejor, atenta. “Si te enseño mi cicatriz, tú me dejas que te cure la tuya, para que no quede fea y no pase nada al enseñarla”. Le ofreció su mano esperando que se la estrechara.
Alyson dudó durante unos segundos, pero le acabó convenciendo la sonrisa y la amabilidad de Beckett. Chocó su manita con la de ella y se dieron un ligero apretón de manos.
“Perfecto. Ven”. Kate se levantó del suelo ayudándola a ella a levantarse y la sentó sobre su camita. Ella se sentó a su lado quitándose la camiseta y quedándose en sujetador delante de Aly. “Mira”. Se inclinó ligeramente hacia delante para que Alyson pudiera ver la cicatriz del pecho. “Así más o menos se quedará la tuya dentro de un tiempo”. Vio a la niña concentrada mirando la marca y se mordió fuerte el labio. Los recuerdos de ese día venían a su cabeza y no quería ponerse mal delante de la niña. “¿Quieres tocarla?”. Susurró con cariño. Aly asintió y llevó su mano con mucha suavidad y algo de miedo hasta el pecho de Kate, rozando ligeramente la cicatriz.
“¿Duele?”. Preguntó la niña aún con sus deditos sobre la marca.
“No, ya no duele. Al principio sí, pero dejó de doler”. Vio cómo seguía acariciándole la cicatriz y le sonrió tiernamente.
Alyson, más tranquila se tumbó en su cama levantándose la camiseta para que Beckett pudiera quitarle el apósito y curarle la cicatriz. Kate sonrió ante la seguridad de la niña y le besó la frente levantándose de la cama para alcanzar el botiquín que había llevado hasta allí. Volvió a sentarse en la cama con él, sin ponerse la camiseta, aún en sujetador. Con cuidado, despegó el apósito de la herida de Alyson y fue curándosela con mimo, trantado de hacerle en menor daño posible.
“Esto ya está cariño”. Volvió a cubrirle la herida con un apósito nuevo y le ayudó a bajarse la camiseta.
En el momento en el que la niña se volvía a sentar en la cama, la puerta de la habitación se abrió dejando paso al escritor. “La cena ya está preparada. Cuando queráis, bajamos a cenar”. Entró sonriente de verlas a las dos en la cama con complicidad, pero frunció el ceño al darse cuenta de que Kate estaba sin su camiseta.
“Nosotras ya hemos terminado de curar la herida de Aly así que estamos listas para bajar a cenar”. Respondió la inspectora cogiendo su camiseta y poniéndosela de nuevo. Se levantó de la cama acercándose a Rick al verlo mirarla interrogante. Le dio un rápido beso en los labios.
Alexis apareció también por la puerta asomándose para mirar a los tres. “Me muero de hambre, así que o bajáis ya o me como yo todo”. Aly fue rápida y salió de la habitación agarrándose a la mano de la pelirroja. Las dos, sonrientes bajaron al salón dispuestas a disfrutar de la cena.
Castle se quedó mirando a Beckett y ésta se abrazó a él colocando las manos en su espalda y apoyando la cabeza en su pecho. Rick la rodeó con sus brazos también.
“¿Todo bien?”. Preguntó un poco preocupado.
“Uhum. Perfectamente”. Le besó el pecho con cariño y se separó de él lo justo para mirarle a los ojos. “No quería que le curara la herida porque no quería que se la viera. Me ha costado un poquito convencerla de que no pasaba nada, pero al final, me ha dejado hacerlo sin problema”. Informó mirándole a los ojos.
“¿Le has enseñado tu cicatriz?”. Preguntó adivinando entonces por qué ella estaba sin la camiseta hacía unos minutos. Kate asintió y sin decir nada volvió a abrazarse a él, cerrando los ojos. Rick le besó el pelo con ternura. “Mi chica valiente…”. Susurró en su oído haciendo que un escalofrío recorriera de arriba abajo la espalda de Beckett.
Permanecieron unos minutos más abrazados, disfrutando el uno del otro, en silencio, únicamente roto por sus respiraciones pausadas. Después, salieron de la habitación y bajaron de la mano para cenar con Martha, Alexis y Alyson que los esperaban ya sentadas. Disfrutaron de una cena agradable y divertida donde no faltaron las risas de la pequeña, que a cada minuto que pasaba se sentía más a gusto rodeada por aquellas personas.
¿Más?
GRACIAS POR PASAROS Y POR NO DEJAR DE COMENTAR!
Traigo un capítulo mañanero!
A ver si os gusta!
La cena de Nochebuena iba a ser todo un banquete. Castle se pasó toda la tarde cocinando y no dejó que Beckett le ayudara. La inspectora sólo pudo poner la mesa. A media tarde, subió a la habitación de Aly donde estaba la pequeña jugando con Alexis.
“¿A qué jugáis?”. Se sentó en el suelo al lado de Alexis y mirando de frente a Alyson.
“A las muñecas”. Contestó la niña concentrada en mover a su muñeca y que pareciera que ésta andaba por sí sola.
Kate miró sonriente cómo la pelirroja hacía lo que la niña le decía con las muñecas.
“Aly, tengo que curarte la herida para que no se te ponga malita y no se te infecte”.
En cuanto Kate pronunció aquellas palabras, la pequeña dejó las muñecas y negó con la cabeza, cambiando su expresión divertida a una seria y triste.
“Es muy importante que te la curemos para que no tengas que volver al hospital y te puedas quedar con nosotros Aly”. Intentó convencerla Alexis para echarle un cable a Beckett.
“No”. Contestó escuetamente la niña.
“A ver, ¿por qué no quieres que te la cure? En el hospital lo han estado haciendo todos los días”. La voz de Beckett sonó tranquila, intentando infundirle confianza a la niña.
Alyson se cruzó de brazos acurrucándose en sí misma. Negó con la cabeza de nuevo. “No quiero”.
Alexis miró a Kate sin entender la reacción de la niña. Kate miró a la joven y después centro su mirada en Aly. “No quieres que te veamos la cicatriz. ¿Es eso?”. Preguntó con voz cariñosa.
La niña ni se inmutó, ni negó ni afirmó. Kate se acercó a ella acariciando su pelo con ternura. “Cariño, no pasa nada por tener una herida. Además, no es muy grande. Yo no me voy a asustar por vértela”.
Aly bajó más la cabeza sin querer mirar a Alexis ni a Kate. La pelirroja observaba la escena en silencio. Pensó que a lo mejor Beckett se las arreglaba mejor sin ella allí para que Aly cediera y le pudiera currar la herida. Miró a Kate con una pequeña sonrisa. “Voy a ver si mi padre necesita que le ayude”. Beckett asintió dedicándole una rápida sonrisa.
Alexis salió de la habitación dejando la puerta vuelta. Beckett se levantó y se acercó a una cómoda sobre la que había diferentes peluches. Entre ellos, su Rabbit. Lo cogió y se volvió a sentar en el suelo al lado de Alyson. “Toma”. Se lo ofreció con cariño, sonriéndole.
Aly levantó la mirada para ver qué le ofrecía y una pequeña sonrisa se dibujó en sus labios cuando descubrió aquel peluche que tanto le gustaba. Lo cogió entre sus manitas abrazándolo con fuerza.
“¿Te puedo contar un secreto?”. Susurró la inspectora intentando crear un ambiente relajado. Aly la miró y asintió, aunque aún estaba algo recelosa. “Hace un tiempo, a mi también me tuvieron que operar”. Apretó los labios para que aquellos recuerdos no la asaltaran demasiado. “Así que también tengo una cicatriz. Es pequeñita, pero al principio no quería que nadie me la viera”. Alyson prestaba especial atenció a las palabras de Kate. “Un día, Rick me convenció de que era una tontería que no dejara que nadie me la viera. Me dijo que él me quería y que me seguiría queriendo siempre a pesar de tener esa cicatriz. Esa marca le recordaba lo valiente y fuerte que yo había sido”. Acarició la mejilla de Alyson con ternura y le sonrió. “Yo a ti te digo lo mismo cariño. Te quiero, mucho. Y aunque tengas una cicatriz, una marca,, un golpe o lo que sea, jamás dejaré de hacerlo”. La niña se relajó un poco. “Te propongo un trato”. Aly se incorporó un poco para mirarla mejor, atenta. “Si te enseño mi cicatriz, tú me dejas que te cure la tuya, para que no quede fea y no pase nada al enseñarla”. Le ofreció su mano esperando que se la estrechara.
Alyson dudó durante unos segundos, pero le acabó convenciendo la sonrisa y la amabilidad de Beckett. Chocó su manita con la de ella y se dieron un ligero apretón de manos.
“Perfecto. Ven”. Kate se levantó del suelo ayudándola a ella a levantarse y la sentó sobre su camita. Ella se sentó a su lado quitándose la camiseta y quedándose en sujetador delante de Aly. “Mira”. Se inclinó ligeramente hacia delante para que Alyson pudiera ver la cicatriz del pecho. “Así más o menos se quedará la tuya dentro de un tiempo”. Vio a la niña concentrada mirando la marca y se mordió fuerte el labio. Los recuerdos de ese día venían a su cabeza y no quería ponerse mal delante de la niña. “¿Quieres tocarla?”. Susurró con cariño. Aly asintió y llevó su mano con mucha suavidad y algo de miedo hasta el pecho de Kate, rozando ligeramente la cicatriz.
“¿Duele?”. Preguntó la niña aún con sus deditos sobre la marca.
“No, ya no duele. Al principio sí, pero dejó de doler”. Vio cómo seguía acariciándole la cicatriz y le sonrió tiernamente.
Alyson, más tranquila se tumbó en su cama levantándose la camiseta para que Beckett pudiera quitarle el apósito y curarle la cicatriz. Kate sonrió ante la seguridad de la niña y le besó la frente levantándose de la cama para alcanzar el botiquín que había llevado hasta allí. Volvió a sentarse en la cama con él, sin ponerse la camiseta, aún en sujetador. Con cuidado, despegó el apósito de la herida de Alyson y fue curándosela con mimo, trantado de hacerle en menor daño posible.
“Esto ya está cariño”. Volvió a cubrirle la herida con un apósito nuevo y le ayudó a bajarse la camiseta.
En el momento en el que la niña se volvía a sentar en la cama, la puerta de la habitación se abrió dejando paso al escritor. “La cena ya está preparada. Cuando queráis, bajamos a cenar”. Entró sonriente de verlas a las dos en la cama con complicidad, pero frunció el ceño al darse cuenta de que Kate estaba sin su camiseta.
“Nosotras ya hemos terminado de curar la herida de Aly así que estamos listas para bajar a cenar”. Respondió la inspectora cogiendo su camiseta y poniéndosela de nuevo. Se levantó de la cama acercándose a Rick al verlo mirarla interrogante. Le dio un rápido beso en los labios.
Alexis apareció también por la puerta asomándose para mirar a los tres. “Me muero de hambre, así que o bajáis ya o me como yo todo”. Aly fue rápida y salió de la habitación agarrándose a la mano de la pelirroja. Las dos, sonrientes bajaron al salón dispuestas a disfrutar de la cena.
Castle se quedó mirando a Beckett y ésta se abrazó a él colocando las manos en su espalda y apoyando la cabeza en su pecho. Rick la rodeó con sus brazos también.
“¿Todo bien?”. Preguntó un poco preocupado.
“Uhum. Perfectamente”. Le besó el pecho con cariño y se separó de él lo justo para mirarle a los ojos. “No quería que le curara la herida porque no quería que se la viera. Me ha costado un poquito convencerla de que no pasaba nada, pero al final, me ha dejado hacerlo sin problema”. Informó mirándole a los ojos.
“¿Le has enseñado tu cicatriz?”. Preguntó adivinando entonces por qué ella estaba sin la camiseta hacía unos minutos. Kate asintió y sin decir nada volvió a abrazarse a él, cerrando los ojos. Rick le besó el pelo con ternura. “Mi chica valiente…”. Susurró en su oído haciendo que un escalofrío recorriera de arriba abajo la espalda de Beckett.
Permanecieron unos minutos más abrazados, disfrutando el uno del otro, en silencio, únicamente roto por sus respiraciones pausadas. Después, salieron de la habitación y bajaron de la mano para cenar con Martha, Alexis y Alyson que los esperaban ya sentadas. Disfrutaron de una cena agradable y divertida donde no faltaron las risas de la pequeña, que a cada minuto que pasaba se sentía más a gusto rodeada por aquellas personas.
¿Más?
GRACIAS POR PASAROS Y POR NO DEJAR DE COMENTAR!
livingmylife- As del póker
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Re: Cuando te veo (FIN)
Precioso, perfecto!!!!!! Me encanta por dónde va la historia!!!!! Sigue cuando puedaas!!!
Castle y Beckett- As del póker
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Re: Cuando te veo (FIN)
Que bonito y como siempre espectacular me gusta mucho como escribes y espero más capítulos cuanto antes
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Re: Cuando te veo (FIN)
Perfecto como siempre
Estoy deseando que llegue la escena de los regalos
Sigueee
Estoy deseando que llegue la escena de los regalos
Sigueee
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Re: Cuando te veo (FIN)
¡Buenas noches!
Último capítulo antes de la season finale... (Miedo me da lo que pueda pasar en el capítulo de esta noche...)
En fin, que espero que os guste!
No os olvidéis de comentar!
GRACIAS!
Sintió cómo su cuerpo era rodeado por fuertes brazos. Sus hombros empezaron a sentir cálidos besos. Sonrió pegándose más a la cama. Debía ser temprano aún, por la poca luz que entraba por las ventanas de la habitación. Se acurrucó en sus brazos intentando alargar el momento de sueño y sonrió cuando notó sus manos empezar a recorrer su espalda y su abdomen.
“Umm…”. Protestó medio dormida.
“Va… despierta… que es Navidad y hay que ir a abrir los regalos”. Susurró en su oído provocándole cientos de escalofríos.
“¿Abrir los regalos? ¡Pero si no pueden ser ni las 7 de la mañana! Castle, que estoy de vacaciones. Me gustaría poder dormir un poco más”. Protestó con la voz aún ronca y adormilada, pero la sonrisa en sus labios delataban que le encantaba que él la despertara así.
“Vaya, ahora soy Castle. Sí que te he debido de molestar mucho para que me llames así”. Mordió su oreja sin estar para nada enfadado.
Kate encogió el cuello intentando rehuir los besos de él en su oreja, pero sin dejar de sonreír. “Te lo ganas tú solito despertándome el día de Navidad a las 7 de la mañana”. Le riñó cariñosa y se dio la vuelta entre sus brazos para quedar frente a él.
Se quedaron mirando a los ojos durante unos segundos, embelesados. Rick se acercó más a ella y la besó con ternura. Beso que Kate no dudó en prolongar agarrándole de la nuca mientras le daba suaves caricias por el cuello y el pelo.
“Buenos días”. Susurró aún en sus labios atrayéndola más a él.
“Buenos días…”. Correspondió ella volviendo a besarle.
“Feliz Navidad”. Le acarició la mejilla con cariño.
Kate le sonrió ladeando ligeramente la cabeza para intensificar el contacto de la mano de él en su mejilla. “Feliz Navidad”.
Castle posó las manos en su espalda pegándola por completo a él, abrazándola. Beckett se dejó hacer, sintiéndose increíblemente tranquila y feliz entre sus brazos.
“¿Cómo crees que habrá dormido Alyson?”. Preguntó ella pegada totalmente a su cuerpo.
“Perfectamente”. Separó un brazo de ella, alargándolo hasta coger un cacharro de escucha de bebés. Se lo enseñó a Kate. “Ha estado toda la noche encendido y no hemos oído nada. Así que yo diría que la niña no ha tenido ni una pesadilla”. Volvió a dejar el cacharro sobre la mesita de noche y besó la frente de Beckett.
“Menos mal”. Se acomodó en él cerrando los ojos mientras acariciaba suavemente sus brazos.
Castle la abrazó más sintiendo su respiración calmada. Sonrió sin dejar de mirarla. “¿Sabes? Creo que el mejor regalo de Navidad es poder estar así contigo”. Susurró en su oído.
Kate abrió los ojos y le miró con una gran sonrisa. “¿Estás seguro de que no prefieres una espadas láser de las Guerras de las Galaxias?”. Bromeó.
Los ojos del escritor se abrieron de par en par, ilusionados. “Dime, por favor, que ese es mi regalo de Papá Noel”.
Beckett soltó una carcajada negando con la cabeza. Le encantaba verlo como un niño. “¿Quién te ha dicho que vayas a tener regalo de Papá Noel?”. También le encantaba picarle.
Ahora era la boca de Castle la que se abría de golpe. “No te puedo creer que en nuestra primera Navidad juntos no me hayas comprado nada…”. Susurró ofendido.
Kate estalló en una fuerte risa. “¡Pero mira que picas con felicidad Castle!”. Le besó en los labios con amor. “Creo que… mi regalo te va a encantar…”. Le mordió el labio sensualmente mientras acariciaba sus pectorales con picardía.
“Si es lo que estoy pensando, sí, me va a encantar”. La pegó del todo a él agarrándola por la espalda para besarla con intensidad.
Durante el beso, la puerta de su habitación se abrió dando paso a una Alyson en pijama con Rabbit entre sus brazos, aún adormilada. Ellos no se dieron cuenta hasta que la pequeña se subió de golpe a la cama saltando en ella.
“¡Ha vendio Papá Noel, ha venido Papá Noel!”. Gritó mientras daba más saltos sobre la cama sobresaltando a la pareja.
“¡Pero Alyson!”. Exclamó Rick con una mano en el pecho tras el susto que le había dado la niña. Kate rió al verlo asustado. “Eso, tú encima ríele las gracias”. Negó con la cabeza mirando a Kate con un brillo especial.
Beckett se había sentado en la cama poyando la espalda en el cabecero. Aly se sentó sobre ella y le dio un sonoro beso en la mejilla. Kate abrazó a la pequeña dejando que ésta se acomodara sobre su pecho. Castle se sentó también en la cama, en la mitad del colchón y se quedó mirándolas, embobado. Le encantaba esa imagen de su chica con la niña en brazos. No podría despertarle mayor ternura ver a Kate con niños. Suspiró mordiéndose el labio y sacudió ligeramente la cabeza para no perderse en sus pensamientos.
“Bueno, así que dices que ha venido Papá Noel… ¿Estás segura?”.
“¡Sí! ¡He visto los regalos debajo del árbol! ¡Y tienen nombres! ¡Yo tengo muuuuuuchos regalos!”. Dijo la niña feliz, abrazada a Kate.
“Pues habrá que ir a abrirlos, ¿no?”. Dijo el escritor mirando sobre todo a Kate para que ésta le diera el visto bueno.
“Alexis y Martha están ya despiertas en la cocina”. Informó la pequeña antes de que la inspectora preguntara por ellas, como si le hubiera leído el pensamiento. “Ellas me han dicho que viniera a despertaros que quieren ver ya sus regalos”.
“Tan impacientes con tú”. Dijo Kate acercándose a él con la niña en brazos y dándole un cariñoso beso en los labios. “Anda, vamos a abrir los regalos”.
Rick y Aly se bajaron de la cama saltando contentos y salieron de la mano deseando abrir cuanto antes los regalos. Kate negó con la cabeza, mirándolos sonriente mientras se bajaba de la cama, se ponía una bata y salía también al salón.
“Buenos días”. Dijeron Martha y Alexis al verlos aparecer a los tres. Las dos mujeres sonrieron ampliamente al observarles como una familia, con la niña de la mano de ambos.
“Buenos días”. Contestaron a la vez y se dieron dos besos los 4 adultos felicitándose la Navidad con cariño.
“¿Queréis un poco de café?”. Ofreció Beckett. Castle y Alyson la miraron enfurruñados sin querer esperar al café para ir directos al árbol. “No me miréis así, yo sin mi cafeína diaria no puedo ni caminar”. Dijo divertida mientras preparaba el café.
Al final, desayunaron un poco antes de abrir los regalos. Después, los 5 se sentaron en el suelo delante del árbol, donde estaban todos los regalos puestos.
¡Mañana, regalos!
Último capítulo antes de la season finale... (Miedo me da lo que pueda pasar en el capítulo de esta noche...)
En fin, que espero que os guste!
No os olvidéis de comentar!
GRACIAS!
Sintió cómo su cuerpo era rodeado por fuertes brazos. Sus hombros empezaron a sentir cálidos besos. Sonrió pegándose más a la cama. Debía ser temprano aún, por la poca luz que entraba por las ventanas de la habitación. Se acurrucó en sus brazos intentando alargar el momento de sueño y sonrió cuando notó sus manos empezar a recorrer su espalda y su abdomen.
“Umm…”. Protestó medio dormida.
“Va… despierta… que es Navidad y hay que ir a abrir los regalos”. Susurró en su oído provocándole cientos de escalofríos.
“¿Abrir los regalos? ¡Pero si no pueden ser ni las 7 de la mañana! Castle, que estoy de vacaciones. Me gustaría poder dormir un poco más”. Protestó con la voz aún ronca y adormilada, pero la sonrisa en sus labios delataban que le encantaba que él la despertara así.
“Vaya, ahora soy Castle. Sí que te he debido de molestar mucho para que me llames así”. Mordió su oreja sin estar para nada enfadado.
Kate encogió el cuello intentando rehuir los besos de él en su oreja, pero sin dejar de sonreír. “Te lo ganas tú solito despertándome el día de Navidad a las 7 de la mañana”. Le riñó cariñosa y se dio la vuelta entre sus brazos para quedar frente a él.
Se quedaron mirando a los ojos durante unos segundos, embelesados. Rick se acercó más a ella y la besó con ternura. Beso que Kate no dudó en prolongar agarrándole de la nuca mientras le daba suaves caricias por el cuello y el pelo.
“Buenos días”. Susurró aún en sus labios atrayéndola más a él.
“Buenos días…”. Correspondió ella volviendo a besarle.
“Feliz Navidad”. Le acarició la mejilla con cariño.
Kate le sonrió ladeando ligeramente la cabeza para intensificar el contacto de la mano de él en su mejilla. “Feliz Navidad”.
Castle posó las manos en su espalda pegándola por completo a él, abrazándola. Beckett se dejó hacer, sintiéndose increíblemente tranquila y feliz entre sus brazos.
“¿Cómo crees que habrá dormido Alyson?”. Preguntó ella pegada totalmente a su cuerpo.
“Perfectamente”. Separó un brazo de ella, alargándolo hasta coger un cacharro de escucha de bebés. Se lo enseñó a Kate. “Ha estado toda la noche encendido y no hemos oído nada. Así que yo diría que la niña no ha tenido ni una pesadilla”. Volvió a dejar el cacharro sobre la mesita de noche y besó la frente de Beckett.
“Menos mal”. Se acomodó en él cerrando los ojos mientras acariciaba suavemente sus brazos.
Castle la abrazó más sintiendo su respiración calmada. Sonrió sin dejar de mirarla. “¿Sabes? Creo que el mejor regalo de Navidad es poder estar así contigo”. Susurró en su oído.
Kate abrió los ojos y le miró con una gran sonrisa. “¿Estás seguro de que no prefieres una espadas láser de las Guerras de las Galaxias?”. Bromeó.
Los ojos del escritor se abrieron de par en par, ilusionados. “Dime, por favor, que ese es mi regalo de Papá Noel”.
Beckett soltó una carcajada negando con la cabeza. Le encantaba verlo como un niño. “¿Quién te ha dicho que vayas a tener regalo de Papá Noel?”. También le encantaba picarle.
Ahora era la boca de Castle la que se abría de golpe. “No te puedo creer que en nuestra primera Navidad juntos no me hayas comprado nada…”. Susurró ofendido.
Kate estalló en una fuerte risa. “¡Pero mira que picas con felicidad Castle!”. Le besó en los labios con amor. “Creo que… mi regalo te va a encantar…”. Le mordió el labio sensualmente mientras acariciaba sus pectorales con picardía.
“Si es lo que estoy pensando, sí, me va a encantar”. La pegó del todo a él agarrándola por la espalda para besarla con intensidad.
Durante el beso, la puerta de su habitación se abrió dando paso a una Alyson en pijama con Rabbit entre sus brazos, aún adormilada. Ellos no se dieron cuenta hasta que la pequeña se subió de golpe a la cama saltando en ella.
“¡Ha vendio Papá Noel, ha venido Papá Noel!”. Gritó mientras daba más saltos sobre la cama sobresaltando a la pareja.
“¡Pero Alyson!”. Exclamó Rick con una mano en el pecho tras el susto que le había dado la niña. Kate rió al verlo asustado. “Eso, tú encima ríele las gracias”. Negó con la cabeza mirando a Kate con un brillo especial.
Beckett se había sentado en la cama poyando la espalda en el cabecero. Aly se sentó sobre ella y le dio un sonoro beso en la mejilla. Kate abrazó a la pequeña dejando que ésta se acomodara sobre su pecho. Castle se sentó también en la cama, en la mitad del colchón y se quedó mirándolas, embobado. Le encantaba esa imagen de su chica con la niña en brazos. No podría despertarle mayor ternura ver a Kate con niños. Suspiró mordiéndose el labio y sacudió ligeramente la cabeza para no perderse en sus pensamientos.
“Bueno, así que dices que ha venido Papá Noel… ¿Estás segura?”.
“¡Sí! ¡He visto los regalos debajo del árbol! ¡Y tienen nombres! ¡Yo tengo muuuuuuchos regalos!”. Dijo la niña feliz, abrazada a Kate.
“Pues habrá que ir a abrirlos, ¿no?”. Dijo el escritor mirando sobre todo a Kate para que ésta le diera el visto bueno.
“Alexis y Martha están ya despiertas en la cocina”. Informó la pequeña antes de que la inspectora preguntara por ellas, como si le hubiera leído el pensamiento. “Ellas me han dicho que viniera a despertaros que quieren ver ya sus regalos”.
“Tan impacientes con tú”. Dijo Kate acercándose a él con la niña en brazos y dándole un cariñoso beso en los labios. “Anda, vamos a abrir los regalos”.
Rick y Aly se bajaron de la cama saltando contentos y salieron de la mano deseando abrir cuanto antes los regalos. Kate negó con la cabeza, mirándolos sonriente mientras se bajaba de la cama, se ponía una bata y salía también al salón.
“Buenos días”. Dijeron Martha y Alexis al verlos aparecer a los tres. Las dos mujeres sonrieron ampliamente al observarles como una familia, con la niña de la mano de ambos.
“Buenos días”. Contestaron a la vez y se dieron dos besos los 4 adultos felicitándose la Navidad con cariño.
“¿Queréis un poco de café?”. Ofreció Beckett. Castle y Alyson la miraron enfurruñados sin querer esperar al café para ir directos al árbol. “No me miréis así, yo sin mi cafeína diaria no puedo ni caminar”. Dijo divertida mientras preparaba el café.
Al final, desayunaron un poco antes de abrir los regalos. Después, los 5 se sentaron en el suelo delante del árbol, donde estaban todos los regalos puestos.
¡Mañana, regalos!
livingmylife- As del póker
- Mensajes : 303
Fecha de inscripción : 30/12/2014
Re: Cuando te veo (FIN)
Nos falta lo mejor...los regalos y nos dejas con la intriga... bueno tendré que soportar la espera sigueee
love.C.and.B.Marbele- As del póker
- Mensajes : 314
Fecha de inscripción : 21/11/2014
Edad : 23
Localización : barcelona
Re: Cuando te veo (FIN)
Qué bonito!!!! Perfecto,como siempre!!! Siguee!!!
Castle y Beckett- As del póker
- Mensajes : 293
Fecha de inscripción : 28/10/2014
Edad : 24
Re: Cuando te veo (FIN)
Que ganas tengo de leer el siguiente capi
Sigue pronto!!!
Sigue pronto!!!
writerdetective47- Actor en Broadway
- Mensajes : 205
Fecha de inscripción : 26/12/2014
Re: Cuando te veo (FIN)
¡Hola!
Vengo con parte de los regalos.
Esta noche colgaré el resto, lo prometo.
Espero que os gusten mis ideas...
Contadme, por favor.
Allá va!
“A ver, ¿quién quiere ser la primera en abrir su regalo?”. Miró a sus chicas, a sus cuatro chicas, tal vez él más ilusionado que ellas, aunque en los ojos de todas podía ver un brillo especial. Sí, en los de Kate también. De una forma u otra había conseguido transmitirle esa magia y esa emoción de la Navidad que él sentía como si fuera un niño de 3 años, como Alyson.
“¡Yo, yo, yo!”. Alzó su manita Aly varias veces intentando convencerlos a todos.
Kate rió ante la efusividad de la niña y miró a Rick asintiendo para que permitiera que la niña fuera la primera en abrir sus regalos.
“Está bien. Veamos”. Empezó a pasear su vista por todos los regalos buscando aquellos en los que ponía el nombre de la pequeña, a pesar de haber sido él mismo quien con la ayuda de Kate había envuelto y nombrado todos los regalos, excepto los de la inspectora, que lo había hecho él por su cuenta. “Éstos son para ti”. Le dio los 4 paquetes que llevaban su nombre.
Alyson los abrió uno tras otro, a todo correr, sin pararse siquiera a desenvolverlos sin romper el envoltorio. Papá Noel le había traído un peluche nuevo, muy parecido al Rabbit de Kate, una muñeca que lloraba y comía, un trenecito de madera y, por supuesto, una pequeña espada láser. La pequeña miró sus cuatro regalos, sonriendo totalmente, contenta, feliz, ilusionada. Se dispuso a desenvolver la espada láser para ver cómo se encendía.
“Espera, que te ayudo”. Rick se sentó a su lado ayudándola con el juguete. “¿Te han gustado tus regalos?”. Preguntó con cariño.
“Sí, ¡mucho!”. Le sonrió fugazmente para volver a centrar su mirada en todos sus regalos. “¿Cómo ha sabido Papá Noel que quería esta muñeca si no me había dado tiempo a escribir mi carta?”. Preguntó curiosa mientras se concentraba en abrazar fuerte el peluche.
“Magia cariño, magia”. Rick besó su pelo suavemente dándole la espada láser ya fuera del cartón para que la niña jugara.
Los ojos de Alyson brillaban fuertemente mientras jugaba con todos los juguetes a la vez, sentada en el suelo en el centro del círculo que habían creado los cuatro adultos.
“Bien, ¿seguimos por edad?”. Preguntó mirando a su hija y viendo cómo a esta se le iluminaba el rostro esperando recibir los regalos de los tres.
“Pero hijo, eso no es justo”. Protestó Martha. “Me dejas a mí para la última”.
“Madre, ¿quién te ha dicho que para ti vaya a haber regalo?”. Se hizo el gracioso mientras cogía un paquete y se lo ofrecía a Alexis para que lo abriera.
Martha le dedicó una mirada asesina negando con la cabeza pero después rió cuando Richard le sacó la lengua, divertido.
Kate observaba aquella escena con una pequeña sonrisa entre contenta y nostálgica. Recordaba las Navidades junto a sus padres, disfrutando tanto como ellos. Después de lo de su madre, jamás volvieron a hacerlo. Hoy se estaba dando cuenta de cuánto había echado de menos disfrutar de una fiesta tan familiar. Suspiró concentrada en sus propios pensamientos mientras miraba cómo Alexis saltaba de alegría al comprobar que Papá Noel, en este caso Castle, le había traído las llaves de una moto, con una nota pidiéndole que tuviera cuidado.
La pelirroja se abrazó fuerte a su padre dándole las gracias y se volvió a sentar en el suelo recibiendo el regalo de su abuela: un precioso (y caro) bolso que hacía juego con el color de sus ojos. Mientras abuela y nieta se abrazaban, Rick se acercó a Kate pasándole un brazo por la cintura para abrazarla. Le besó la mejilla con cariño. Conocía esa expresión de la inspectora y sabía que estaba sumida en sus recuerdos, probablemente no muy felices. Kate, al notarle giró la cabeza para dedicarle una pequeña sonrisa de agradecimiento. Después, se alargó para coger una cajita envuelta y se la ofreció a Alexis.
“¡Wow, es preciosa Kate, gracias!”. La joven abrazó con fuerza a Beckett, dándole un sonoro beso en la mejilla y se colocó con destreza una fina pulserita de plata: el regalo de Kate.
“Bueno, pues ahora te toca a ti”. Castle miró a Beckett y esta le correspondió la mirada, llena de ilusión. Le dio un par de paquetes convenientemente envueltos.
Kate los cogió mordiéndose el labio, algo avergonzada porque todas las miradas estaban posadas en ella, incluso las de Alyson que había dejado de jugar para prestar atención a los regalos de los demás. Decidió bajar la mirada para no sonrojarse más y entrarse en desenvolver el primer paquete. Cuando consiguió verlo al completo, sus ojos empezaron a anegarse de lágrimas.
Se trataba de un álbum de fotos pequeño, en el que Rick había puesto diferentes fotos en las que salía ella con su madre o con los dos. Eran fotos que Kate tenía guardadas en una caja, pero que por el paso del tiempo y todas las veces que las había tenido en sus manos llorando la ausencia de su madre, se habían desgastado y alguna incluso se había llegado a romper. Rick había mandado que las restauraran y habían quedado perfectas. La portada del álbum decía: Recuerdo de una madre extraordinaria.
Fue mirando todas las fotos, una a una, sintiendo cómo sus lágrimas empapaban sus mejillas. Pero no hizo amago de secárselas. Cuando terminó de verlas todas, cerró el álbum, tomo aire profundamente intentando calmarse, se secó las lágrimas y consiguió alzar la mirada y fijarla en Rick, que no había perdido detalle de todo lo que ella había hecho mientras miraba las fotos.
“Gracias…”. Susurró como pudo a causa del llanto. Se aproximó a él y lo abrazó con fuerza, enterrando la cara en su cuello, mojándole la camiseta con sus lágrimas. “De verdad, gracias”. Volvió a susurrar sin dejar de abrazarle.
Rick correspondió al abrazo apretándola con cariño mientras dejaba suaves besos en su pelo. No dijo nada. No les hacía falta. Con la reacción de ella sabía que había sido una buena idea recuperar esas fotos y colocarlas en el álbum.
Martha y Alexis sonrieron emocionadas ante la escena. Permanecieron en silencio mirándoles y admirándoles.
Alyson, que hasta entonces también había estado en silencio, agarró la camiseta de Kate y dio un par de tirones suaves de ella. “¿No te ha gustado el regalo que te ha traído Papá Noel?”. Preguntó un poco triste de ver llorar a la inspectora.
Kate al notarla y escucharla, le dio un profundo beso en los labios a Rick agradeciéndole así nuevamente el detalle que había tenido y se separó de su abrazo un poco para poder mirar a Aly. “No cariño. Me ha encantado el regalo. Me ha gustado tanto que por eso estoy llorando”. Acarició su mejilla y la niña sonrió más contenta. “No te preocupes”. Kate le devolvió al sonrisa y la niña volvió a centrarse en sus juguetes.
“Te queda otro regalo”. Acarició la espalda de Kate que aún seguía entre sus brazos.
Beckett, sin despegarse del cuerpo del escritor cogió el otro regalo y lo desenvolvió, algo nerviosa y todavía con lágrimas en los ojos. Su corazón dio un vuelco cuando leyó la nota que acompañaba al regalo.
¿Cómo va la cosa?
Vengo con parte de los regalos.
Esta noche colgaré el resto, lo prometo.
Espero que os gusten mis ideas...
Contadme, por favor.
Allá va!
“A ver, ¿quién quiere ser la primera en abrir su regalo?”. Miró a sus chicas, a sus cuatro chicas, tal vez él más ilusionado que ellas, aunque en los ojos de todas podía ver un brillo especial. Sí, en los de Kate también. De una forma u otra había conseguido transmitirle esa magia y esa emoción de la Navidad que él sentía como si fuera un niño de 3 años, como Alyson.
“¡Yo, yo, yo!”. Alzó su manita Aly varias veces intentando convencerlos a todos.
Kate rió ante la efusividad de la niña y miró a Rick asintiendo para que permitiera que la niña fuera la primera en abrir sus regalos.
“Está bien. Veamos”. Empezó a pasear su vista por todos los regalos buscando aquellos en los que ponía el nombre de la pequeña, a pesar de haber sido él mismo quien con la ayuda de Kate había envuelto y nombrado todos los regalos, excepto los de la inspectora, que lo había hecho él por su cuenta. “Éstos son para ti”. Le dio los 4 paquetes que llevaban su nombre.
Alyson los abrió uno tras otro, a todo correr, sin pararse siquiera a desenvolverlos sin romper el envoltorio. Papá Noel le había traído un peluche nuevo, muy parecido al Rabbit de Kate, una muñeca que lloraba y comía, un trenecito de madera y, por supuesto, una pequeña espada láser. La pequeña miró sus cuatro regalos, sonriendo totalmente, contenta, feliz, ilusionada. Se dispuso a desenvolver la espada láser para ver cómo se encendía.
“Espera, que te ayudo”. Rick se sentó a su lado ayudándola con el juguete. “¿Te han gustado tus regalos?”. Preguntó con cariño.
“Sí, ¡mucho!”. Le sonrió fugazmente para volver a centrar su mirada en todos sus regalos. “¿Cómo ha sabido Papá Noel que quería esta muñeca si no me había dado tiempo a escribir mi carta?”. Preguntó curiosa mientras se concentraba en abrazar fuerte el peluche.
“Magia cariño, magia”. Rick besó su pelo suavemente dándole la espada láser ya fuera del cartón para que la niña jugara.
Los ojos de Alyson brillaban fuertemente mientras jugaba con todos los juguetes a la vez, sentada en el suelo en el centro del círculo que habían creado los cuatro adultos.
“Bien, ¿seguimos por edad?”. Preguntó mirando a su hija y viendo cómo a esta se le iluminaba el rostro esperando recibir los regalos de los tres.
“Pero hijo, eso no es justo”. Protestó Martha. “Me dejas a mí para la última”.
“Madre, ¿quién te ha dicho que para ti vaya a haber regalo?”. Se hizo el gracioso mientras cogía un paquete y se lo ofrecía a Alexis para que lo abriera.
Martha le dedicó una mirada asesina negando con la cabeza pero después rió cuando Richard le sacó la lengua, divertido.
Kate observaba aquella escena con una pequeña sonrisa entre contenta y nostálgica. Recordaba las Navidades junto a sus padres, disfrutando tanto como ellos. Después de lo de su madre, jamás volvieron a hacerlo. Hoy se estaba dando cuenta de cuánto había echado de menos disfrutar de una fiesta tan familiar. Suspiró concentrada en sus propios pensamientos mientras miraba cómo Alexis saltaba de alegría al comprobar que Papá Noel, en este caso Castle, le había traído las llaves de una moto, con una nota pidiéndole que tuviera cuidado.
La pelirroja se abrazó fuerte a su padre dándole las gracias y se volvió a sentar en el suelo recibiendo el regalo de su abuela: un precioso (y caro) bolso que hacía juego con el color de sus ojos. Mientras abuela y nieta se abrazaban, Rick se acercó a Kate pasándole un brazo por la cintura para abrazarla. Le besó la mejilla con cariño. Conocía esa expresión de la inspectora y sabía que estaba sumida en sus recuerdos, probablemente no muy felices. Kate, al notarle giró la cabeza para dedicarle una pequeña sonrisa de agradecimiento. Después, se alargó para coger una cajita envuelta y se la ofreció a Alexis.
“¡Wow, es preciosa Kate, gracias!”. La joven abrazó con fuerza a Beckett, dándole un sonoro beso en la mejilla y se colocó con destreza una fina pulserita de plata: el regalo de Kate.
“Bueno, pues ahora te toca a ti”. Castle miró a Beckett y esta le correspondió la mirada, llena de ilusión. Le dio un par de paquetes convenientemente envueltos.
Kate los cogió mordiéndose el labio, algo avergonzada porque todas las miradas estaban posadas en ella, incluso las de Alyson que había dejado de jugar para prestar atención a los regalos de los demás. Decidió bajar la mirada para no sonrojarse más y entrarse en desenvolver el primer paquete. Cuando consiguió verlo al completo, sus ojos empezaron a anegarse de lágrimas.
Se trataba de un álbum de fotos pequeño, en el que Rick había puesto diferentes fotos en las que salía ella con su madre o con los dos. Eran fotos que Kate tenía guardadas en una caja, pero que por el paso del tiempo y todas las veces que las había tenido en sus manos llorando la ausencia de su madre, se habían desgastado y alguna incluso se había llegado a romper. Rick había mandado que las restauraran y habían quedado perfectas. La portada del álbum decía: Recuerdo de una madre extraordinaria.
Fue mirando todas las fotos, una a una, sintiendo cómo sus lágrimas empapaban sus mejillas. Pero no hizo amago de secárselas. Cuando terminó de verlas todas, cerró el álbum, tomo aire profundamente intentando calmarse, se secó las lágrimas y consiguió alzar la mirada y fijarla en Rick, que no había perdido detalle de todo lo que ella había hecho mientras miraba las fotos.
“Gracias…”. Susurró como pudo a causa del llanto. Se aproximó a él y lo abrazó con fuerza, enterrando la cara en su cuello, mojándole la camiseta con sus lágrimas. “De verdad, gracias”. Volvió a susurrar sin dejar de abrazarle.
Rick correspondió al abrazo apretándola con cariño mientras dejaba suaves besos en su pelo. No dijo nada. No les hacía falta. Con la reacción de ella sabía que había sido una buena idea recuperar esas fotos y colocarlas en el álbum.
Martha y Alexis sonrieron emocionadas ante la escena. Permanecieron en silencio mirándoles y admirándoles.
Alyson, que hasta entonces también había estado en silencio, agarró la camiseta de Kate y dio un par de tirones suaves de ella. “¿No te ha gustado el regalo que te ha traído Papá Noel?”. Preguntó un poco triste de ver llorar a la inspectora.
Kate al notarla y escucharla, le dio un profundo beso en los labios a Rick agradeciéndole así nuevamente el detalle que había tenido y se separó de su abrazo un poco para poder mirar a Aly. “No cariño. Me ha encantado el regalo. Me ha gustado tanto que por eso estoy llorando”. Acarició su mejilla y la niña sonrió más contenta. “No te preocupes”. Kate le devolvió al sonrisa y la niña volvió a centrarse en sus juguetes.
“Te queda otro regalo”. Acarició la espalda de Kate que aún seguía entre sus brazos.
Beckett, sin despegarse del cuerpo del escritor cogió el otro regalo y lo desenvolvió, algo nerviosa y todavía con lágrimas en los ojos. Su corazón dio un vuelco cuando leyó la nota que acompañaba al regalo.
¿Cómo va la cosa?
livingmylife- As del póker
- Mensajes : 303
Fecha de inscripción : 30/12/2014
Re: Cuando te veo (FIN)
Ojala q le pida matrimonio!!!!
Sigueeee q tierno todo
Sigueeee q tierno todo
writerdetective47- Actor en Broadway
- Mensajes : 205
Fecha de inscripción : 26/12/2014
Re: Cuando te veo (FIN)
Precioso!!!!! Sigue prontoo!!!
Castle y Beckett- As del póker
- Mensajes : 293
Fecha de inscripción : 28/10/2014
Edad : 24
Re: Cuando te veo (FIN)
¡Vengo a continuar la historia!
Espero que os guste. Me ha encantando escribir este capítulo.
¡Ahí va!
¡Feliz Navidad cariño!
En esta nuestra primera Navidad juntos, me gustaría hacerte un regalo especial. Se trata de un pequeño libro en el que he plasmado nuestra historia, tal y como yo la he vivido y sentido, desde particular y peculiar mi punto de vista.
He intentado expresar algunas de las situaciones más importantes que hemos pasado juntos. Desde el primer día que te presentaste en mi fiesta para poner mi mundo patas arriba y hacer que me diera cuenta de lo fuerte y profundo que puede llegar a ser el amor.
Gracias, una vez más, por abrirme los ojos; salvarme de una vida que aunque quisiera aparentar que sí, no me gustaba; ayudarme a conocer el amor verdadero y, sobre todo, abrirte a mí y dejarme ir descubriendo cada capa de tu misteriosa y extraordinaria cebolla.
Espero que lo disfrutes, al menos casi tanto como sé que te gustan mis libros. Sí, aquí ha vuelto a salir mi ego, pero también sé que a veces lo adoras, aunque sólo sea un poquito.
Dicho esto,
¡Te quiero!
Tuyo SIEMPRE.
Rick.
Ojeó por encima el libro que tenía entre sus manos y que contenía numerosos detalles de los encuentros que Rick había considerado importante, bien para él o bien para ella. Se mordió fuerte el labio y se aproximó a los de su novio para besárselos con infinito cariño. “Gracias…”. Susurró separándose lo justo para mirarle a los ojos y acariciarle la mejilla. “Son los dos mejores regalos que nadie me ha hecho nunca”. Confesó volviendo a fijar la mirada en la nota y el libro y después en el álbum con las fotos de su madre.
“Te los mereces”. Susurró él en su oído provocando que Kate apoyara la cabeza sobre su hombro. Él le besó el pelo con cariño.
“Bueno, tortolitos, ¿seguimos?”. Preguntó Martha muy sonriente por observarlos así de cómplices el uno con el otro. Kate se sonrojó bajando la mirada con una pequeña sonrisa. Se había centrado tanto en sus regalos y en agradecérselo a Rick que casi se le olvida que ante ellos estaban Martha, Alexis y Alyson.
“Toma Kate”. La pelirroja se estiró para darle su regalo de Navidad.
Kate lo cogió mirándola con ternura y agradecimiento. Abrió el regalo y sonrió cuando descubrió lo que había en el interior. “Alexis, de verdad, gracias”. Sacó una preciosa y gustosa bufanda igual que una que tenía Alexis y que a Kate le había gustado siempre que se la había visto. Se la puso alrededor del cuello y sonrió. Entonces, descubrió que en el papel de envoltorio había una pequeña cajita. La cogió con cuidado abriéndola para encontrarse con una preciosa pulsera de Pandora, rellena de figuritas y piedras. “Vaya, es preciosa Alexis, gracias. De verdad”. Se levantó para abrazarla con cariño. Abrazo que la pelirroja correspondió encantada.
“Katherine, este es mi regalo”. Le ofreció un sobre que la inspectora cogió agradecida.
Lo abrió y descubrió varios vales para spa, masajes y saunas en el mejor centro para ello en Nueva York. Sonrió y se abrazó a ella. “Gracias Martha. Creo que me serán muy útiles en esos días en los que no conseguimos nada en algún caso”. Rió volviendo a sentarse en el suelo y mirando a Rick que había contemplado la escena muy sonriente.
“Bueno, es mi turno. ¿Qué tenéis para mí?”. Preguntó ansioso por abrir sus regalos.
“Pero mira que eres infantil”. Rió Kate al verlo nervioso. Negó con la cabeza mordiéndose el labio. Castle al miró con ojos de inocente y ambos sonrieron divertidos, relajados, felices.
Alexis fue la primera en darle su regalo. Rick lo cogió rápidamente rasgando el papel y desenvolviendo una preciosa pluma de plata. “Woooww” Casi gritó al descubrir lo que era.
“Ya sé que tú escribes a ordenador, pero todo buen escritor debería tener una pluma”. Le guiñó Alexis el ojo a Kate agradecida por haberle ayudado a elegir el regalo para su padre. La inspectora le sonrió. “Por cierto, tienes tinta también. Si se te acaba, te la compras tú solito”. Dijo divertida la joven.
“Gracias Lex”. Rick se abrazó fuerte a su hija dándole un beso en el pelo.
“Toma querido”. Martha extendió su mano para darle una pequeña cajita perfectamente envuelta.
Castle la cogió agradecido y la desenvolvió. Después abrió la cajita y descubrió un par de preciosos gemelos, de plata y con una especie de piedra azul marino. “Madre… son preciosos”. Dijo Rick mirándola un segundo para volver a centrar la vista en el regalo.
“Eran de mi padre”. Confesó la actriz dejando atónitos a todos los allí presentes, excepto a la pequeña que seguía jugando. Richard la miró interrogante. “Los encontré el otro día. Ni me acordaba de que los tenía. Él me los dio a mi diciéndome que los guardara para el hombre que más mereciera la pena en mi vida. Y ese, sin duda, eres tú, hijo”. Sonrió al escritor mirándolo con infinito amor.
“Gracias…”. Castle se abrazó fuerte a ella y le besó la mejilla sonoramente. Sin duda, parecía que esos regalos estaban resultado ser la llave para abrir miles de sentimientos de cada uno de ellos.
Kate observó el abrazo entre madre e hijo y suspiró con un pequeño nudo en su estómago. Daría lo que fuera por poder abrazar ella a su madre, aunque fuera sólo una vez más. Se mordió el labio obligándose a salir de esos pensamientos y centrarse en disfrutar de esa familia que tanto le estaba ofreciendo.
Rick se había quedado mirándola, con cariño. La besó en los labios y ella le ofreció un regalo que el escritor se dispuso a abrir con agilidad. Se trataba de una foto que ellos habían hecho cuando estuvieron en España, a tamaño enorme. A Castle se le iluminó la mirada al descubrirlo.
“Es de aquel atardecer que vimos en Vizcaya. Me encantó esa foto y he pensado que podrías buscarle un sitio por casa”. Rick le sonrió con cariño. “O… tal vez podrías sustituir a Linus por esta foto”. Se mordió el labio mirándole sonriente, divertida, intentando picarle.
Rick abrió la boca haciéndose el ofendido. “Eso heriría los sentimientos del pobre Linus”. Se rió acercándose a ella y la besó con amor. “Gracias. Es preciosa y me trae buenos recuerdos”.
Kate le guiñó el ojo acariciándole la mejilla. “Tengo otro”. Lo cogió de su espalda y se lo dio.
Castle lo abrió rápidamente y descubrió un precioso reloj de plata con detalles que le daban un toque muy elegante. “Kate, es precioso”. Lo sacó de la caja observándolo mejor. Le dio la vuelta y descubrió que en el interior de la circunferencia había algo grabado. Una palabra, 6 letras. Y no una palabra cualquiera, sino la suya: Always. “Me encanta, gracias”. Volvió a besarla abrazándola con cariño.
Beckett se abrazó a él con ternura, sonriendo. Parecía que le habían gustado sus regalos. Se acercó a su oreja y susurró. “Esta noche… te daré mi tercer regalo”. Le mordió el lóbulo de la oreja sensualmente haciendo que todo su cuerpo se estremeciera.
A Martha, los tres habían coincidido en qué era lo mejor que le podían regalar: ropa. La actriz quedó encantada con todos los regalos que recibió y abrazó efusivamente a su nieta, a su hijo y a Kate.
La familia Castle con Beckett y Alyson disfrutó de ese día de Navidad. Jugaron con la niña, salieron a pasear e incluso Castle y Beckett se pasaron por comisaría para celebrar a sus compañeros la Navidad. Esa noche, Kate se puso un modelo de lencería que se había comprado hacía poco, para él, para que Rick disfrutara de su cuerpo, como a ella le gustaba. Se amaron hasta el amanecer, agradecidos por no tener que ir a trabajar hasta unos cuantos días después.
¿Alguien quiere más? jajajaa
GRACIAS por tomaros la molestia de comentar!
Espero que os guste. Me ha encantando escribir este capítulo.
¡Ahí va!
¡Feliz Navidad cariño!
En esta nuestra primera Navidad juntos, me gustaría hacerte un regalo especial. Se trata de un pequeño libro en el que he plasmado nuestra historia, tal y como yo la he vivido y sentido, desde particular y peculiar mi punto de vista.
He intentado expresar algunas de las situaciones más importantes que hemos pasado juntos. Desde el primer día que te presentaste en mi fiesta para poner mi mundo patas arriba y hacer que me diera cuenta de lo fuerte y profundo que puede llegar a ser el amor.
Gracias, una vez más, por abrirme los ojos; salvarme de una vida que aunque quisiera aparentar que sí, no me gustaba; ayudarme a conocer el amor verdadero y, sobre todo, abrirte a mí y dejarme ir descubriendo cada capa de tu misteriosa y extraordinaria cebolla.
Espero que lo disfrutes, al menos casi tanto como sé que te gustan mis libros. Sí, aquí ha vuelto a salir mi ego, pero también sé que a veces lo adoras, aunque sólo sea un poquito.
Dicho esto,
¡Te quiero!
Tuyo SIEMPRE.
Rick.
Ojeó por encima el libro que tenía entre sus manos y que contenía numerosos detalles de los encuentros que Rick había considerado importante, bien para él o bien para ella. Se mordió fuerte el labio y se aproximó a los de su novio para besárselos con infinito cariño. “Gracias…”. Susurró separándose lo justo para mirarle a los ojos y acariciarle la mejilla. “Son los dos mejores regalos que nadie me ha hecho nunca”. Confesó volviendo a fijar la mirada en la nota y el libro y después en el álbum con las fotos de su madre.
“Te los mereces”. Susurró él en su oído provocando que Kate apoyara la cabeza sobre su hombro. Él le besó el pelo con cariño.
“Bueno, tortolitos, ¿seguimos?”. Preguntó Martha muy sonriente por observarlos así de cómplices el uno con el otro. Kate se sonrojó bajando la mirada con una pequeña sonrisa. Se había centrado tanto en sus regalos y en agradecérselo a Rick que casi se le olvida que ante ellos estaban Martha, Alexis y Alyson.
“Toma Kate”. La pelirroja se estiró para darle su regalo de Navidad.
Kate lo cogió mirándola con ternura y agradecimiento. Abrió el regalo y sonrió cuando descubrió lo que había en el interior. “Alexis, de verdad, gracias”. Sacó una preciosa y gustosa bufanda igual que una que tenía Alexis y que a Kate le había gustado siempre que se la había visto. Se la puso alrededor del cuello y sonrió. Entonces, descubrió que en el papel de envoltorio había una pequeña cajita. La cogió con cuidado abriéndola para encontrarse con una preciosa pulsera de Pandora, rellena de figuritas y piedras. “Vaya, es preciosa Alexis, gracias. De verdad”. Se levantó para abrazarla con cariño. Abrazo que la pelirroja correspondió encantada.
“Katherine, este es mi regalo”. Le ofreció un sobre que la inspectora cogió agradecida.
Lo abrió y descubrió varios vales para spa, masajes y saunas en el mejor centro para ello en Nueva York. Sonrió y se abrazó a ella. “Gracias Martha. Creo que me serán muy útiles en esos días en los que no conseguimos nada en algún caso”. Rió volviendo a sentarse en el suelo y mirando a Rick que había contemplado la escena muy sonriente.
“Bueno, es mi turno. ¿Qué tenéis para mí?”. Preguntó ansioso por abrir sus regalos.
“Pero mira que eres infantil”. Rió Kate al verlo nervioso. Negó con la cabeza mordiéndose el labio. Castle al miró con ojos de inocente y ambos sonrieron divertidos, relajados, felices.
Alexis fue la primera en darle su regalo. Rick lo cogió rápidamente rasgando el papel y desenvolviendo una preciosa pluma de plata. “Woooww” Casi gritó al descubrir lo que era.
“Ya sé que tú escribes a ordenador, pero todo buen escritor debería tener una pluma”. Le guiñó Alexis el ojo a Kate agradecida por haberle ayudado a elegir el regalo para su padre. La inspectora le sonrió. “Por cierto, tienes tinta también. Si se te acaba, te la compras tú solito”. Dijo divertida la joven.
“Gracias Lex”. Rick se abrazó fuerte a su hija dándole un beso en el pelo.
“Toma querido”. Martha extendió su mano para darle una pequeña cajita perfectamente envuelta.
Castle la cogió agradecido y la desenvolvió. Después abrió la cajita y descubrió un par de preciosos gemelos, de plata y con una especie de piedra azul marino. “Madre… son preciosos”. Dijo Rick mirándola un segundo para volver a centrar la vista en el regalo.
“Eran de mi padre”. Confesó la actriz dejando atónitos a todos los allí presentes, excepto a la pequeña que seguía jugando. Richard la miró interrogante. “Los encontré el otro día. Ni me acordaba de que los tenía. Él me los dio a mi diciéndome que los guardara para el hombre que más mereciera la pena en mi vida. Y ese, sin duda, eres tú, hijo”. Sonrió al escritor mirándolo con infinito amor.
“Gracias…”. Castle se abrazó fuerte a ella y le besó la mejilla sonoramente. Sin duda, parecía que esos regalos estaban resultado ser la llave para abrir miles de sentimientos de cada uno de ellos.
Kate observó el abrazo entre madre e hijo y suspiró con un pequeño nudo en su estómago. Daría lo que fuera por poder abrazar ella a su madre, aunque fuera sólo una vez más. Se mordió el labio obligándose a salir de esos pensamientos y centrarse en disfrutar de esa familia que tanto le estaba ofreciendo.
Rick se había quedado mirándola, con cariño. La besó en los labios y ella le ofreció un regalo que el escritor se dispuso a abrir con agilidad. Se trataba de una foto que ellos habían hecho cuando estuvieron en España, a tamaño enorme. A Castle se le iluminó la mirada al descubrirlo.
“Es de aquel atardecer que vimos en Vizcaya. Me encantó esa foto y he pensado que podrías buscarle un sitio por casa”. Rick le sonrió con cariño. “O… tal vez podrías sustituir a Linus por esta foto”. Se mordió el labio mirándole sonriente, divertida, intentando picarle.
Rick abrió la boca haciéndose el ofendido. “Eso heriría los sentimientos del pobre Linus”. Se rió acercándose a ella y la besó con amor. “Gracias. Es preciosa y me trae buenos recuerdos”.
Kate le guiñó el ojo acariciándole la mejilla. “Tengo otro”. Lo cogió de su espalda y se lo dio.
Castle lo abrió rápidamente y descubrió un precioso reloj de plata con detalles que le daban un toque muy elegante. “Kate, es precioso”. Lo sacó de la caja observándolo mejor. Le dio la vuelta y descubrió que en el interior de la circunferencia había algo grabado. Una palabra, 6 letras. Y no una palabra cualquiera, sino la suya: Always. “Me encanta, gracias”. Volvió a besarla abrazándola con cariño.
Beckett se abrazó a él con ternura, sonriendo. Parecía que le habían gustado sus regalos. Se acercó a su oreja y susurró. “Esta noche… te daré mi tercer regalo”. Le mordió el lóbulo de la oreja sensualmente haciendo que todo su cuerpo se estremeciera.
A Martha, los tres habían coincidido en qué era lo mejor que le podían regalar: ropa. La actriz quedó encantada con todos los regalos que recibió y abrazó efusivamente a su nieta, a su hijo y a Kate.
La familia Castle con Beckett y Alyson disfrutó de ese día de Navidad. Jugaron con la niña, salieron a pasear e incluso Castle y Beckett se pasaron por comisaría para celebrar a sus compañeros la Navidad. Esa noche, Kate se puso un modelo de lencería que se había comprado hacía poco, para él, para que Rick disfrutara de su cuerpo, como a ella le gustaba. Se amaron hasta el amanecer, agradecidos por no tener que ir a trabajar hasta unos cuantos días después.
¿Alguien quiere más? jajajaa
GRACIAS por tomaros la molestia de comentar!
livingmylife- As del póker
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Fecha de inscripción : 30/12/2014
Re: Cuando te veo (FIN)
Continuaaa masss
castle_always_annarodgers- Actor en Broadway
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Edad : 28
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Re: Cuando te veo (FIN)
Me gusta como Siempre y los regalos prefectos me han encantado sigueeee
love.C.and.B.Marbele- As del póker
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Fecha de inscripción : 21/11/2014
Edad : 23
Localización : barcelona
Re: Cuando te veo (FIN)
Que perfección de capítulo
Sigueeee
Sigueeee
writerdetective47- Actor en Broadway
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Fecha de inscripción : 26/12/2014
Re: Cuando te veo (FIN)
¡Buenos días!
Mil gracias por todos vuestros comentarios. ¿Seguimos?
Jim Beckett había podido volver a la ciudad antes de lo esperado. Aprovechando que era Nochevieja invitó a su hija y a la familia del escritor a cenar esa noche todos juntos en su casa. Kate y él habían estado toda la tarde preparando la cena para aquella noche, mientras Alyson y Castle iban al parque a patinar. Decidieron hacer la misma receta que hacía Johanna cada fin de año. Desde que ella no estaba, no la habían vuelto a probar. Y ambos sabían que no les quedaría para nada similar a como ella lo preparaba. Pero los dos coincidieron en que sería una bonita manera de honrar su memoria y disfrutar de ese plato tan delicioso.
Sobre las 8 y media de la tarde llegaron el escritor y la niña, agotados de tanto patinar, correr y reírse y después de haber ido al loft para ponerse algo de ropa más elegante para aquella noche. La cena ya estaba casi lista y sólo faltaba poner la mesa. Rick llamó al timbre esperando a que les abrieran, con la niña en brazos.
Jim fue a abrir mientras Kate terminaba de fregar los cacharros utilizados. “Buenas noches”. Saludó el abogado y miró a Aly con una gran sonrisa. Cuando su hija le contó la historia de aquella niña, hasta él habría aceptado la custodia. Y parecía que esa niña estaba muy a gusto con ellos, y ellos con ella también.
Alyson escondió la cara en el cuello de Rick, algo avergonzada. Con Jim todavía no tenía mucha confianza, pero poco a poco se iba soltando.
“Aly, saluda a Jim”. La animó el escritor haciendo que se separara un poco y mirara al padre de Kate.
“Hola…”. Saludó la pequeña bajando la cabeza sonrojándose.
Jim sonrió y se hizo a un lado para dejarles pasar.
“Gracias”. Agradeció el escritor el gesto y dejó a la niña y la bolsa que llevaba en el sofá. “¿Y Kate?”. Preguntó a su padre mientras le quitaba la chaqueta a la niña.
“Está en la cocina, terminando”. Cogió la chaqueta de la niña y esperó a que Rick se quitara la suya para llevar las dos a su habitación.
“¿Vamos a ver a Kate?”. Le dio la mano a la niña y ella rápidamente se bajó del sofá y caminó de la mano de Rick.
“¡Hey, hola!”. Saludó la inspectora muy sonriente al verlos entrar. “¿Qué tal ha ido el patinaje?”. Siguió fregando pero sin dejar de mirar a los dos.
Alyson corrió donde ella y se abrazó fuerte a sus piernas. Kate la miró con ternura, se secó las manos y la alzó en sus brazos dándole un beso en la mejilla que rápidamente fue correspondido por la niña. “Hola enana”. Le revolvió el pelo cariñosamente.
“Hemos patinado por tooodo el parque”. Exageró la niña logrando sacar una carcajada a Kate y a Rick. “Y no me he caído ninguna vez. Pero Rick sí se ha caído. Ha sido muy divertido”. Beckett bajó a la niña al suelo, sonriéndole.
“Eres un poco chivata tú eh… Esas cosas no se dicen”. Le regañó suavemente el escritor con una gran sonrisa. “Anda, ve a lavarte las manos que cenaremos en cuanto lleguen mi madre y Alexis”.
La niña obedeció rápidamente preguntándole antes a Jim, con cierta vergüenza aún dónde se encontraba el baño. El abogado la acompañó cariñoso.
“Así que… te has caído patinando”. Dijo divertida acercándose suavemente a él. Rick la miraba mordiéndose el labio, sin decir nada, admirando su belleza. Incluso así vestida con ropa de estar en casa, era preciosa. “Y yo me lo he perdido”. Chasqueó la lengua haciéndose la apenada. “Creo que nuestra próxima escapada va a ser a patinar”. Rió terminando de acercarse a él. Le agarró por la nuca y lo besó con parsimonia, saboreando sus labios. Aquellos que durante toda la tarde tanto había echado de menos.
Rick correspondió gustoso al beso, agarrándola suavemente por la cintura para pegarla más a él. Le mordió y tiró levemente del labio y después susurró. “Al igual que lo de llamarme gatito, queda terminantemente prohibido reírse de mí o de mis caídas patinando”. Se acercó a su oreja dándole un beso justo donde ésta acaba y continua el cuello.
“Ya veremos, gatito”. Ronroneó ella en su oído acariciándole el hombro y se separó de él suavemente cuando vio que su padre y Alyson volvían hacia la cocina.
Castle negó con la cabeza sin poder apartar la mirada de ella. “Esta me la pagas”. Dijo moviendo los dedos pero sin llegar a pronunciar realmente aquellas palabras. Kate rió encaminándose al salón y dándole la espalda.
Entre los cuatro pusieron la mesa y mientra Kate y Jim se cambiaban de ropa Martha y Alexis llegaron para cenar. Los 6 disfrutaron de la cena entre conversación animadas, divertidas y rotas de vez en cuando por la niña pidiendo más comida y simplemente diciendo alguna tontería que hacía que todos rieran. Jim y Kate disfrutaron como hacía tiempo que no disfrutaban. Volvían a llenar la casa de alegría después de la muerte de Johanna y además, su plato favorito para esas fechas, había sido todo un éxito.
Llegó medianoche y con ello el brindis y la despedida de un año que a todos les había dado momentos muy buenos, a pesar de los malos que también les había tocado vivir. Dieron la bienvenida al año con abrazos, besos y sonrisas. Castle y Beckett no dudaron en unir sus labios delante de todos justo en el último segundo del año y lo prolongaron hasta las 00:01 del nuevo año.
Después, y para sorpresa de todos, Castle les pidió que le acompañaran a un lugar. Todos se pusieron sus abrigos para combatir el frió de la primera noche del año y caminaron siguiendo al escritor. Ninguno sabía hacia dónde les llevaba. Tras poco más de 5 minutos caminando llegaron a un edificio, aparentemente sin nada especial. Pero los hizo adentrarse allí y que subieran en el ascensor. Pulsó el último botón y subieron a la azotea. Cuando salieron, todos quedaron maravillados. Se trataba de un apartamento que no estaba muy lejos del centro, pero que sí se encontraba lo suficientemente alejado como para poder contemplar desde allí casi toda la ciudad. Al ser año nuevo, casi todos los ciudadanos de Nueva York habían decidido festejarlo lanzando fuegos artificiales de todo tipo de colores, y desde allí, tenían una vista panorámica inmejorable.
“¡Es precioso papá!” Alexis fue la primera en expresar su emoción por lo que veía. Seguidamente, todos opinaron igual que la joven, incluida Alyson que no podía dejar de mirar los colores de los fuegos artificiales, agarrada de la mano de Kate porque con cada lanzamiento de uno, se asustaba un poco.
“Todos sois importantes para mí y quería compartir este sitio con vosotros. Nunca había traído a nadie aquí. Conozco esta azotea desde hace años. Alexis, tú eras muy pequeña. Yo estaba muy disgustado y enfadado con tu madre cuando, paseando por la ciudad sin rumbo fijo, llegué a este edificio. Ya sabéis lo curioso que soy así que quise investigar qué se veía desde la azotea. Y descubrí un nuevo mundo, una ciudad diferente a la que se ve desde el asfalto. Siempre que me he sentido bloqueado, triste, nervioso, enfadado o enamorado, he subido aquí”. Eso último lo dijo mirando a Kate y ésta le sonrió acercándose a él para agarrar su mano y apoyar la cabeza en su hombro.
Todos disfrutaron de aquellas vistas durante un buen rato. Después, Martha y Alexis se fueron cada una a celebrar el año con sus amigos. Jim, Kate, Rick y Alyson volvieron al piso del primero y le ayudaron a recoger todo. Cuando acabaron era tarde y decidieron dejar solo a Jim para que descansara de haber preparado la cena toda la tarde. Los tres juntos, de la mano pasearon por las calles de Nueva York hasta llegar al loft, donde acostaron a la niña y ellos disfrutaron un rato más de su compañía y de una buena copa de vino.
¿Más?
Mil gracias por todos vuestros comentarios. ¿Seguimos?
Jim Beckett había podido volver a la ciudad antes de lo esperado. Aprovechando que era Nochevieja invitó a su hija y a la familia del escritor a cenar esa noche todos juntos en su casa. Kate y él habían estado toda la tarde preparando la cena para aquella noche, mientras Alyson y Castle iban al parque a patinar. Decidieron hacer la misma receta que hacía Johanna cada fin de año. Desde que ella no estaba, no la habían vuelto a probar. Y ambos sabían que no les quedaría para nada similar a como ella lo preparaba. Pero los dos coincidieron en que sería una bonita manera de honrar su memoria y disfrutar de ese plato tan delicioso.
Sobre las 8 y media de la tarde llegaron el escritor y la niña, agotados de tanto patinar, correr y reírse y después de haber ido al loft para ponerse algo de ropa más elegante para aquella noche. La cena ya estaba casi lista y sólo faltaba poner la mesa. Rick llamó al timbre esperando a que les abrieran, con la niña en brazos.
Jim fue a abrir mientras Kate terminaba de fregar los cacharros utilizados. “Buenas noches”. Saludó el abogado y miró a Aly con una gran sonrisa. Cuando su hija le contó la historia de aquella niña, hasta él habría aceptado la custodia. Y parecía que esa niña estaba muy a gusto con ellos, y ellos con ella también.
Alyson escondió la cara en el cuello de Rick, algo avergonzada. Con Jim todavía no tenía mucha confianza, pero poco a poco se iba soltando.
“Aly, saluda a Jim”. La animó el escritor haciendo que se separara un poco y mirara al padre de Kate.
“Hola…”. Saludó la pequeña bajando la cabeza sonrojándose.
Jim sonrió y se hizo a un lado para dejarles pasar.
“Gracias”. Agradeció el escritor el gesto y dejó a la niña y la bolsa que llevaba en el sofá. “¿Y Kate?”. Preguntó a su padre mientras le quitaba la chaqueta a la niña.
“Está en la cocina, terminando”. Cogió la chaqueta de la niña y esperó a que Rick se quitara la suya para llevar las dos a su habitación.
“¿Vamos a ver a Kate?”. Le dio la mano a la niña y ella rápidamente se bajó del sofá y caminó de la mano de Rick.
“¡Hey, hola!”. Saludó la inspectora muy sonriente al verlos entrar. “¿Qué tal ha ido el patinaje?”. Siguió fregando pero sin dejar de mirar a los dos.
Alyson corrió donde ella y se abrazó fuerte a sus piernas. Kate la miró con ternura, se secó las manos y la alzó en sus brazos dándole un beso en la mejilla que rápidamente fue correspondido por la niña. “Hola enana”. Le revolvió el pelo cariñosamente.
“Hemos patinado por tooodo el parque”. Exageró la niña logrando sacar una carcajada a Kate y a Rick. “Y no me he caído ninguna vez. Pero Rick sí se ha caído. Ha sido muy divertido”. Beckett bajó a la niña al suelo, sonriéndole.
“Eres un poco chivata tú eh… Esas cosas no se dicen”. Le regañó suavemente el escritor con una gran sonrisa. “Anda, ve a lavarte las manos que cenaremos en cuanto lleguen mi madre y Alexis”.
La niña obedeció rápidamente preguntándole antes a Jim, con cierta vergüenza aún dónde se encontraba el baño. El abogado la acompañó cariñoso.
“Así que… te has caído patinando”. Dijo divertida acercándose suavemente a él. Rick la miraba mordiéndose el labio, sin decir nada, admirando su belleza. Incluso así vestida con ropa de estar en casa, era preciosa. “Y yo me lo he perdido”. Chasqueó la lengua haciéndose la apenada. “Creo que nuestra próxima escapada va a ser a patinar”. Rió terminando de acercarse a él. Le agarró por la nuca y lo besó con parsimonia, saboreando sus labios. Aquellos que durante toda la tarde tanto había echado de menos.
Rick correspondió gustoso al beso, agarrándola suavemente por la cintura para pegarla más a él. Le mordió y tiró levemente del labio y después susurró. “Al igual que lo de llamarme gatito, queda terminantemente prohibido reírse de mí o de mis caídas patinando”. Se acercó a su oreja dándole un beso justo donde ésta acaba y continua el cuello.
“Ya veremos, gatito”. Ronroneó ella en su oído acariciándole el hombro y se separó de él suavemente cuando vio que su padre y Alyson volvían hacia la cocina.
Castle negó con la cabeza sin poder apartar la mirada de ella. “Esta me la pagas”. Dijo moviendo los dedos pero sin llegar a pronunciar realmente aquellas palabras. Kate rió encaminándose al salón y dándole la espalda.
Entre los cuatro pusieron la mesa y mientra Kate y Jim se cambiaban de ropa Martha y Alexis llegaron para cenar. Los 6 disfrutaron de la cena entre conversación animadas, divertidas y rotas de vez en cuando por la niña pidiendo más comida y simplemente diciendo alguna tontería que hacía que todos rieran. Jim y Kate disfrutaron como hacía tiempo que no disfrutaban. Volvían a llenar la casa de alegría después de la muerte de Johanna y además, su plato favorito para esas fechas, había sido todo un éxito.
Llegó medianoche y con ello el brindis y la despedida de un año que a todos les había dado momentos muy buenos, a pesar de los malos que también les había tocado vivir. Dieron la bienvenida al año con abrazos, besos y sonrisas. Castle y Beckett no dudaron en unir sus labios delante de todos justo en el último segundo del año y lo prolongaron hasta las 00:01 del nuevo año.
Después, y para sorpresa de todos, Castle les pidió que le acompañaran a un lugar. Todos se pusieron sus abrigos para combatir el frió de la primera noche del año y caminaron siguiendo al escritor. Ninguno sabía hacia dónde les llevaba. Tras poco más de 5 minutos caminando llegaron a un edificio, aparentemente sin nada especial. Pero los hizo adentrarse allí y que subieran en el ascensor. Pulsó el último botón y subieron a la azotea. Cuando salieron, todos quedaron maravillados. Se trataba de un apartamento que no estaba muy lejos del centro, pero que sí se encontraba lo suficientemente alejado como para poder contemplar desde allí casi toda la ciudad. Al ser año nuevo, casi todos los ciudadanos de Nueva York habían decidido festejarlo lanzando fuegos artificiales de todo tipo de colores, y desde allí, tenían una vista panorámica inmejorable.
“¡Es precioso papá!” Alexis fue la primera en expresar su emoción por lo que veía. Seguidamente, todos opinaron igual que la joven, incluida Alyson que no podía dejar de mirar los colores de los fuegos artificiales, agarrada de la mano de Kate porque con cada lanzamiento de uno, se asustaba un poco.
“Todos sois importantes para mí y quería compartir este sitio con vosotros. Nunca había traído a nadie aquí. Conozco esta azotea desde hace años. Alexis, tú eras muy pequeña. Yo estaba muy disgustado y enfadado con tu madre cuando, paseando por la ciudad sin rumbo fijo, llegué a este edificio. Ya sabéis lo curioso que soy así que quise investigar qué se veía desde la azotea. Y descubrí un nuevo mundo, una ciudad diferente a la que se ve desde el asfalto. Siempre que me he sentido bloqueado, triste, nervioso, enfadado o enamorado, he subido aquí”. Eso último lo dijo mirando a Kate y ésta le sonrió acercándose a él para agarrar su mano y apoyar la cabeza en su hombro.
Todos disfrutaron de aquellas vistas durante un buen rato. Después, Martha y Alexis se fueron cada una a celebrar el año con sus amigos. Jim, Kate, Rick y Alyson volvieron al piso del primero y le ayudaron a recoger todo. Cuando acabaron era tarde y decidieron dejar solo a Jim para que descansara de haber preparado la cena toda la tarde. Los tres juntos, de la mano pasearon por las calles de Nueva York hasta llegar al loft, donde acostaron a la niña y ellos disfrutaron un rato más de su compañía y de una buena copa de vino.
¿Más?
livingmylife- As del póker
- Mensajes : 303
Fecha de inscripción : 30/12/2014
Re: Cuando te veo (FIN)
Que bonito me encanta habrír la página y encontrar me nuevo capítulo y que se han tan bonitos y maravillosos también me encanta sigueeee
love.C.and.B.Marbele- As del póker
- Mensajes : 314
Fecha de inscripción : 21/11/2014
Edad : 23
Localización : barcelona
Re: Cuando te veo (FIN)
Me acabo de leer los dos últimos y me han encantado!!!!! Preciosos, me encanta cómo escribes!!!!! Sigue cuando puedaas!!!
Castle y Beckett- As del póker
- Mensajes : 293
Fecha de inscripción : 28/10/2014
Edad : 24
Re: Cuando te veo (FIN)
Me eh leido los capitulos que tenia pendientes :') Estan Hermoso, Aly ds una ternuraaa :33 Continua prontooo
Geovita:33- Ayudante de policia
- Mensajes : 81
Fecha de inscripción : 28/12/2014
Re: Cuando te veo (FIN)
Sigueeee
writerdetective47- Actor en Broadway
- Mensajes : 205
Fecha de inscripción : 26/12/2014
Re: Cuando te veo (FIN)
¡Buenas!
Ayer no pude colgar otro trocito a la noche.
Pero ya estoy de vuelta!
Gracias por todos vuestros comentarios!!! Me alegro mucho de que os gusteeee!!!
“¡No, para!” Gritó entre risas tratando de correr aunque el traje no se lo permitía hacer como ella querría.
Alyson y Castle la seguían de cerca, dispuestos a disparar en cuanto la tuvieran un poco más cerca. Rick cogió ventaja sobre la niña y se abalanzó sobre Kate cayendo los dos al suelo sin poder parar de reír. “¡Ahora Aly!”.
Alyson lanzó las dos bolas de nieve que llevaba en sus manos, consiguiendo que una de ellas le diera a Kate en la cabeza y la otra a Rick en el brazo. “¡Bien, bien! ¡Os he dado!”. La pequeña corría alrededor de ellos con los brazos en alto feliz por haber conseguido alcanzarlos con las bolas de nieve.
“Eso no vale, Rick me ha tirado al suelo”. Protestó Kate divertida sentándose en la nieve y mirando a la niña. Alyson le sacó la lengua y se rió. Beckett se giró para mirar cómo Castle se levantaba y le ofrecía su mano para que ella también se levantara. Ambos se sacudieron la nieve que se les había quedado pegada al traje especial para no congelarse.
“Sí que vale, porque Aly y yo éramos un equipo”. Dijo en tono infantil.
“Que sepáis que esta me la vais a pagar”. Amenazó con el dedo mirándolos a los dos, divertida, suelta, relajada, feliz.
Alyson se rió ante la amenaza, chocó la mano con el escritor y se puso a hacer un muñeco, apelotonando la nieve con forma de bola. Rick se agachó ayudándola y Kate se acercó a donde habían dejado las cosas. Cogió el móvil y se acercó a ellos. Les hizo varias fotos mientras construían el muñeco de nieve.
“¿Sabéis qué?”. Los dos la miraron atentos. “Estoy agotada y muerta de frío”. Rick se sacudió las manos de la nieve levantándose. “¿Qué os parece si volvemos al hotel y nos damos una ducha calentita mientras nos suben tres tazas de chocolate caliente?”.
“¡Chocolate, chocolate!”. La niña se puso en pie rápidamente saltando alegre y los tres, tras recoger sus cosas, se encaminaron al hotel.
Entraron en la habitación y se quitaron las botas y los abrigos. La niña se sentó en una butaca, agotada.
Rick se acercó a Kate por detrás, abrazándola con cariño. Besó su cuello con delicadeza aprovechando que llevaba el pelo recogido en una coleta. “¿Baño a la niña y después te preparo la bañera para que te relajes?”. Acarició su cintura mientras seguía besando repetidamente su cuello.
“Mmm… no. Me apetece bañarme con ella”. Se acurrucó entre sus brazos. Cerró los ojos un momento, dejándose relajar por las caricias y los besos de él. “Habéis estado todo el día tirados por la nieve, divirtiéndoos y me ha encantado veros. Pero la hora del baño, creo que puede venirme bien para acercarme un poco más a ella yo también”. Soltó un suave suspiro entre sus brazos, abriendo los ojos.
“Kate, esta niña te adora”. Hizo que se diera la vuelta entre sus brazos y la besó con cariño. “Llevamos aquí, en el hotel desde hace 5 días. ¿Te has dado cuenta a quién da los buenos días primero? ¿A quién le da el beso de buenas noches antes?”. Kate le miró a los ojos, mordiéndose el labio. “A ti”. Le besó el los labios con ternura. “Que no juegues tanto como yo con ella, no significa que no le guste estar contigo o que no te quiera”. Kate sonrió ante sus palabras. “Ella te quiere y te lo demuestra, igual que lo haces tú con ella”.
“Bueno, puede que tengas razón. Pero de todas formas, me gustaría bañarme con ella”. Le sonrió agradecida.
“Vale”. Concedió él besándola en la frente. “Os voy a preparar la bañera mientras os quitáis la ropa”.
Y así lo hicieron, primero se bañaron Kate y Alyson y después Rick se dio una ducha rápida. Cuando salió, estaban las dos en la mesa del centro de la habitación esprándole con las tres tazas de chocolate. Se estaban riendo a carcajadas cuando él se sentó frente a Aly, al lado de Kate.
“¿Qué es tan divertido? Yo también quiero reirme”. Dio un suave trago a su chocolate.
“Nos estábamos acordando de todas las veces que te has caído al suelo y se te ha quedado algo de nieve en las cejas. Parecía que estabas congelado”. Comentó riéndose mientras guiñaba un ojo a Alyson y ella también reía.
“A ver, señoritas. ¿Cuántas veces tengo que decirles que no me he caído? Simplemente, me he tirado”. Gesticuló mirándolas como si fuera obvio y las dos estallaron en una sonora carcajada.
“Venga Rick, reconócelo. Eres torpe, y sobre todo en la nieve”.
“O sobre patines”. Añadió Aly divertida y juntando su puño con el de Kate.
“Bueno, vale ya de reíros de mí, ¿no?”. Puso carita de cachorrillo triste y Kate aprovechó para darle un rápido beso en los labios.
“Anda bobo. Cuéntanos qué tienes pensado para mañana por la manañana antes de volvernos a casa”. Agarró su mano con cariño. Para ellos ese día era importante. Era su aniversario.
“Sólo voy a contar la mitad del día, porque la otra mitad es sorpresa, para ti”. Añadió mirando a Kate con ternura. Ésta le sonrió y se apoyó en su hombro dispuesta a escuchar lo que tenía pensado el escritor.
“Bien, mañana nos levantaremos temprano, desayunaremos y me gustaría llevaros a ver el amanecer arriba de las pistas. Podemos subir, ver el amanecer allí y después, Kate, puedes bajar esquiando mientras Aly y yo bajamos en el telesilla de nuevo”.
“Yo quiero esquiar”. Dijo la peque cruzándose de brazos.
“Cariño, pero todavía no puedes hacerlo hasta que no aprendas un poquito más. A lo mejor el año que viene, ¿vale?”. Kate agarró la mano de la niña intentando que se le pasara el enfado.
“Vale…”. Susurró aún no convencida del todo, pero más conforme.
“Bueno. Luego cogeremos el coche y volveremos con cuidado y despacio a la ciudad. Llegaremos sobre la hora de comer”. Las miró a las dos con una pequeña sonrisa y después se centro en la niña. “Aly, ¿a ti te gustaría comer mañana con Alexis antes de que se vuelva a la universidad?”.
“¡Sí!”. Exclamó contenta. Tenía una relación increíble con la pelirroja. Se entendían y se compenetraban casi a la perfección.
“Perfecto. Y nosotros…”. Agarró las dos manos de Kate con ternura y giró la cabeza para mirarla. “Tenemos una reserva en uno de los mejores restaurantes de Nueva York. Y ya no te puedo contar nada más”. Le guiñó el ojo y Kate se mordió el labio sonriente.
“Miedo me da lo que tengas pensado…”. Susurró dándole un beso en la mejilla.
“Bueno, sólo espero que te guste”. Confesó poniéndose algo nervioso al recordar lo que tenía planeado.
“Seguro que sí”. Lo tranquilizó y después miró el reloj. “¿Os apetece ver una peli antes de bajar a cenar?”.
Los tres se sentaron a ver la televisión de la habitación para bajar más tarde a cenar, juntos, como una familia.
¡Quiero una familia así!
Ayer no pude colgar otro trocito a la noche.
Pero ya estoy de vuelta!
Gracias por todos vuestros comentarios!!! Me alegro mucho de que os gusteeee!!!
“¡No, para!” Gritó entre risas tratando de correr aunque el traje no se lo permitía hacer como ella querría.
Alyson y Castle la seguían de cerca, dispuestos a disparar en cuanto la tuvieran un poco más cerca. Rick cogió ventaja sobre la niña y se abalanzó sobre Kate cayendo los dos al suelo sin poder parar de reír. “¡Ahora Aly!”.
Alyson lanzó las dos bolas de nieve que llevaba en sus manos, consiguiendo que una de ellas le diera a Kate en la cabeza y la otra a Rick en el brazo. “¡Bien, bien! ¡Os he dado!”. La pequeña corría alrededor de ellos con los brazos en alto feliz por haber conseguido alcanzarlos con las bolas de nieve.
“Eso no vale, Rick me ha tirado al suelo”. Protestó Kate divertida sentándose en la nieve y mirando a la niña. Alyson le sacó la lengua y se rió. Beckett se giró para mirar cómo Castle se levantaba y le ofrecía su mano para que ella también se levantara. Ambos se sacudieron la nieve que se les había quedado pegada al traje especial para no congelarse.
“Sí que vale, porque Aly y yo éramos un equipo”. Dijo en tono infantil.
“Que sepáis que esta me la vais a pagar”. Amenazó con el dedo mirándolos a los dos, divertida, suelta, relajada, feliz.
Alyson se rió ante la amenaza, chocó la mano con el escritor y se puso a hacer un muñeco, apelotonando la nieve con forma de bola. Rick se agachó ayudándola y Kate se acercó a donde habían dejado las cosas. Cogió el móvil y se acercó a ellos. Les hizo varias fotos mientras construían el muñeco de nieve.
“¿Sabéis qué?”. Los dos la miraron atentos. “Estoy agotada y muerta de frío”. Rick se sacudió las manos de la nieve levantándose. “¿Qué os parece si volvemos al hotel y nos damos una ducha calentita mientras nos suben tres tazas de chocolate caliente?”.
“¡Chocolate, chocolate!”. La niña se puso en pie rápidamente saltando alegre y los tres, tras recoger sus cosas, se encaminaron al hotel.
Entraron en la habitación y se quitaron las botas y los abrigos. La niña se sentó en una butaca, agotada.
Rick se acercó a Kate por detrás, abrazándola con cariño. Besó su cuello con delicadeza aprovechando que llevaba el pelo recogido en una coleta. “¿Baño a la niña y después te preparo la bañera para que te relajes?”. Acarició su cintura mientras seguía besando repetidamente su cuello.
“Mmm… no. Me apetece bañarme con ella”. Se acurrucó entre sus brazos. Cerró los ojos un momento, dejándose relajar por las caricias y los besos de él. “Habéis estado todo el día tirados por la nieve, divirtiéndoos y me ha encantado veros. Pero la hora del baño, creo que puede venirme bien para acercarme un poco más a ella yo también”. Soltó un suave suspiro entre sus brazos, abriendo los ojos.
“Kate, esta niña te adora”. Hizo que se diera la vuelta entre sus brazos y la besó con cariño. “Llevamos aquí, en el hotel desde hace 5 días. ¿Te has dado cuenta a quién da los buenos días primero? ¿A quién le da el beso de buenas noches antes?”. Kate le miró a los ojos, mordiéndose el labio. “A ti”. Le besó el los labios con ternura. “Que no juegues tanto como yo con ella, no significa que no le guste estar contigo o que no te quiera”. Kate sonrió ante sus palabras. “Ella te quiere y te lo demuestra, igual que lo haces tú con ella”.
“Bueno, puede que tengas razón. Pero de todas formas, me gustaría bañarme con ella”. Le sonrió agradecida.
“Vale”. Concedió él besándola en la frente. “Os voy a preparar la bañera mientras os quitáis la ropa”.
Y así lo hicieron, primero se bañaron Kate y Alyson y después Rick se dio una ducha rápida. Cuando salió, estaban las dos en la mesa del centro de la habitación esprándole con las tres tazas de chocolate. Se estaban riendo a carcajadas cuando él se sentó frente a Aly, al lado de Kate.
“¿Qué es tan divertido? Yo también quiero reirme”. Dio un suave trago a su chocolate.
“Nos estábamos acordando de todas las veces que te has caído al suelo y se te ha quedado algo de nieve en las cejas. Parecía que estabas congelado”. Comentó riéndose mientras guiñaba un ojo a Alyson y ella también reía.
“A ver, señoritas. ¿Cuántas veces tengo que decirles que no me he caído? Simplemente, me he tirado”. Gesticuló mirándolas como si fuera obvio y las dos estallaron en una sonora carcajada.
“Venga Rick, reconócelo. Eres torpe, y sobre todo en la nieve”.
“O sobre patines”. Añadió Aly divertida y juntando su puño con el de Kate.
“Bueno, vale ya de reíros de mí, ¿no?”. Puso carita de cachorrillo triste y Kate aprovechó para darle un rápido beso en los labios.
“Anda bobo. Cuéntanos qué tienes pensado para mañana por la manañana antes de volvernos a casa”. Agarró su mano con cariño. Para ellos ese día era importante. Era su aniversario.
“Sólo voy a contar la mitad del día, porque la otra mitad es sorpresa, para ti”. Añadió mirando a Kate con ternura. Ésta le sonrió y se apoyó en su hombro dispuesta a escuchar lo que tenía pensado el escritor.
“Bien, mañana nos levantaremos temprano, desayunaremos y me gustaría llevaros a ver el amanecer arriba de las pistas. Podemos subir, ver el amanecer allí y después, Kate, puedes bajar esquiando mientras Aly y yo bajamos en el telesilla de nuevo”.
“Yo quiero esquiar”. Dijo la peque cruzándose de brazos.
“Cariño, pero todavía no puedes hacerlo hasta que no aprendas un poquito más. A lo mejor el año que viene, ¿vale?”. Kate agarró la mano de la niña intentando que se le pasara el enfado.
“Vale…”. Susurró aún no convencida del todo, pero más conforme.
“Bueno. Luego cogeremos el coche y volveremos con cuidado y despacio a la ciudad. Llegaremos sobre la hora de comer”. Las miró a las dos con una pequeña sonrisa y después se centro en la niña. “Aly, ¿a ti te gustaría comer mañana con Alexis antes de que se vuelva a la universidad?”.
“¡Sí!”. Exclamó contenta. Tenía una relación increíble con la pelirroja. Se entendían y se compenetraban casi a la perfección.
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