I finally found someone Cap. XXI Y FINAL (Cont. de I Love Affair)
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I finally found someone Cap. XXI Y FINAL (Cont. de I Love Affair)
Bueno, aquí estoy de nuevo. Siguiendo vuestra propuesta voy a intentar seguir la vía creada por el fic I Love Affair. Esta es una historia que había escrito hace tiempo pero no me había animado a subirla, pero he conseguido modificarla en parte para que se adaptara a nuestra continuación y la verdad es que esta quedando bastante honrosa. En principio no voy a seguir la pauta del anterior fic y no os haré preguntas al final de cada capítulo. Aunque según vaya la historia puede que si lo haga en algún momento dado.
…cuando Castle subió al avión vio como su madre y Jim Beckett se habían sentado juntos. Alexis hablaba emocionada con Ashley por el móvil, mientras que Kate le esperaba con una sonrisa en los labios. Se sentó junto a ella y Kate se recostó en su pecho.
K - ¿Todo bien?
R – Perfectamente.
Durante todo el camino hacia Nueva York estuvieron en silencio y abrazados. Los dos sentían que comenzaba una nueva vida que los llevaría por muy diferentes caminos y sorpresas, pero también sabían que a partir de ahora habían decidido intentar vivirla juntos.
CAPITULO I
…seis meses después…
Castle caminaba despacio y en silencio por los alrededores del Hospital Presbiteriano de Nueva York. Hacía veinte minutos que había hablado con el doctor Perkins, el traumatólogo que llevaba su caso desde que volvieran de su encierro de tres semanas en Pensilvania. Las noticias no eran nada halagüeñas. Desde que habían vuelto a Nueva York habían tenido que operarle la mano derecha dos veces y según los últimos resultados tendría que hacerlo una tercera vez. Aquel tema le empezaba a sumir cada vez más en la frustración. Menos mal que tenía a Kate a su lado, porque sino las cosas hubiesen sido mucho peor.
A pesar de que en principio se mostró reticente Alexis había vuelto a Stanford. No quería que su hija cambiara sus planes por él y aunque estaba siendo duro estar separados lo sobrellevaba bastante bien. En cuanto a su madre iba y venía de manera intermitente ya que estaba con una obra de gira por todo el país. En cuanto a él, vivía más en casa de Kate que en la suya propia. Desde el destrozo en su loft y la marcha de su hija y de su madre allí dentro se sentía triste y poco a poco y casi sin darse cuenta había ido trasladando buena parte de sus cosas a casa de Kate. Esta no le había dicho nada al respecto, así que supuso que lo aceptaba.
Seguía colaborando con la 12 y la capitana Gates, ante su sorpresa y la de la propia Kate le había dicho que mientras el quisiera podía seguir colaborando con la policía, sin tener que depender de las novelas. Más difícil era tener que lidiar con Paula y sobre todo con Gina. Como escribir le resultaba bastante problemático por ahora, esta le instigaba para que viajara y participara en cuanto evento literario, presentación o programa cultural pudiera asistir. El había accedido con una serie de condiciones. Estos debían producirse los fines de semana y como mucho estaba un par de días fuera de Nueva York. No quería estar muy alejado de Kate ahora que eran pareja.
Aunque eso también les traía algunas complicaciones. Por ahora solo los más allegados sabían de su relación. A petición de Kate, nadie de su entorno más íntimo sabía que estaban juntos. Esto le suponía varios problemas. El quería gritarle a todo el mundo que estaba enamorado de ella, pero por ahora no podía hacerlo. Cada vez que salían tenían que hacerlo casi a escondidas y a lugares donde hubiese poca gente para que no les reconociesen. A veces pensaba que Kate seguía sin fiarse de él y por eso…
K – Un penique por tus pensamientos.
Castle miro a Kate que estaba paseando a su lado. Iba tan absorto en sus pensamientos que ni siquiera se había dado cuenta de su presencia hasta ahora.
K - ¿Qué pasa? ¿No ha ido bien?
R – No. Debo… operarme de nuevo.
Kate lo insto a sentarse en un banco que había allí y durante un rato se quedaron en silencio.
K – Cuenta.
R – Bueno. En resumen me ha dicho lo que me dijo las dos veces anteriores. Que es una cuestión de movilidad y que con los ejercicios que realizo no es suficiente. Ya empiezo a no saber que hacer. Quizás debería darme por vencido y…
K – De eso nada. Y si no confías en este médico vamos a otro. Tú no eres de los que se acobardan. De eso me he dado bastante cuenta en estos años.
R – Es el mejor traumatólogo de la ciudad y si confío en él, pero…
K – Pero nada. Te vuelves a operar y ya verás como las cosas empiezan a mejorar. Y si no es así ya sabes que yo siempre voy a estar apoyándote en todo y…
En ese momento Castle no pudo aguantarse y le dio a Kate un dulce beso en los labios.
K – Creía que ya habíamos hablado de esto Richard. Yo…
Castle se levanto como un resorte y empezó a caminar enfadado hacia el coche de Kate.
K – Hey… espera. Vamos a hablar.
R – ¿De que quieres que hablemos? Me dices que vas a estar ahí siempre y que me apoye en ti, pero no quieres mostrarte cariñosa conmigo en un absurdo parque de la ciudad por si alguien nos conoce. Empiezo a no entenderte.
K – Lo se. Y lo siento.
R – ¿Qué pasa? En serio, Kate ¿es que no te fías de mí? ¿O es que todo esto es para agradecerme lo que hice por ti con el juez Lawford y en realidad no estas enamorada de mí?
K – Yo…si me fío de ti. Y creo que me conoces lo suficiente para saber que lo segundo que has dicho no es propio de mí.
R – Yo… lo siento, no pretendía ofenderte. Pero es que algunas veces tu actitud me confunde.
Todavía algo enojados se subieron en el coche de Kate y empezaron a recorrer la ciudad hasta la comisaría. Durante cinco minutos estuvieron en silencio.
R – Kate. Solo quiero que me comprendas. Durante estos viajes que debo hacer por mi… trabajo y a los que Gina casi me obliga muchas mujeres se me acercan buscando… ya sabes… se supone que soy el soltero de oro numero… bueno no me acuerdo de que numero. El caso es que se acercan buscando algo que yo no quiero darles, porque solo quiero dártelo a ti y… para siempre. Eso si tu me dejas. Quisiera gritar de alguna forma a esas mujeres que estoy atrapado… para siempre… por ti.
Kate lo miro por un momento, paro el coche en un semáforo en rojo y volviéndose a él lo beso con ternura.
K – Creo que… nunca me habían dicho nada tan bonito en toda mi vida. Solo te pido un poco de paciencia… por favor.
R – De acuerdo. La tendré.
El resto del día los dos se dedicaron al papeleo en comisaría porque no tenían ningún caso. Después Castle fue a su casa a recoger el correo, lo hacía un par de veces por semana y compró comida china para cenar. Cuando llego al loft de Kate, esta ya lo esperaba. Estaba vestida de manera informal y lo recibió con un dulce beso.
R – Me encanta que me recibas así. Podría acostumbrarme a esto para el resto de mi vida.
K – Eso espero.
Durante la cena estuvieron bromeando y haciendo zapping con la televisión. Kate se alegraba de que Castle volviese a estar risueño y la mala noticia del médico y su pequeña pelea no hubiera causado muchos estragos en él. Y es que sabía que Castle llevaba razón en cuanto a su relación. Hasta Lanie se lo había dicho hasta la saciedad. Pero no era una cuestión de confianza. Era… otra cosa. Distraídamente miro una de las cartas que Castle había recogido en su casa y la cogió con curiosidad. El matasellos era de Pensilvania.
K - ¿Qué es esto?
R – No te lo vas a creer. Es una carta del doctor Monroe. Como… allí no hay ni Internet, ni ordenadores, ni… nada, me manda una carta a la antigua.
K - ¿Y que te dice?
R – Veras…
K - ¿Richard?
R – Es que… cuando nos fuimos de allí le comente, ya sabes, en plan cortés, que si alguna vez necesitaba algún favor que pudiese hacerle contara conmigo. El dijo que dudara que eso ocurriese, pero en realidad es que ahora me pide que le haga un favor.
Kate cogió la carta del doctor Monroe que Castle tenía en la mano y empezó a leerla.
K – Estimado Señor Castle, jo que hombre más cumplido, espero que usted y todos los miembros de su familia se encuentren bien. Hace seis meses, cuando usted y yo nos despedimos me dejo caer que si algún día necesitaba su ayuda no tuviese ningún reparo en requerirla. El vocabulario de este hombre es más rico incluso que el tuyo…
R – Sigue.
K – Ni que decir tiene que supuse aquello no era mas que puro cortesía de su parte, pero ahora le tomo la palabra. Iré al grano. Tengo una hermana que se llama Laura y vive en Nueva York. Lleva toda su vida como asistenta social y tiene un centro de menores en el Bronx. Allí se encargan de buscar familias a los chicos con problemas con edades comprendidas entre los 1 – 12 años y también tienen abogados que se encargan de ellos por si se meten en algún problema con la justicia o al revés. El tema es que los fondos públicos cada vez se recortan más y con los privados apenas se sostienen ¿Quiere que hagas una donación benéfica?
R – No… sigue.
K – Como es usted escritor supongo que tendrá carrera universitaria… vaya eso ha tenido gracia.
R – ¡Kate!
K – Perdón, perdón. Durante años y en el centro Laura había conseguido instaurar una clase de refuerzo para muchachos del barrio que hubiesen pasado por su centro y con algunos problemas. La persona que se encargaba de aquella clase murió hace un par de años y la clase se cerró. Laura me mando una carta y por lo que me escribía supuse que estaba muy triste por no poder continuar con aquel cometido. Yo quisiera pedirle que durante unos meses se ocupara usted de nuevo… de esa clase. Yo no se como se le dan a usted los niños, pero pudo observar la relación que tenía con su hija y me pareció bastante buena para lo que se ve ahora en la actualidad. Quizás y por su profesión sea usted bueno en cuestiones de literatura, quizás historia…
R – Con los números soy un desastre.
K – Pero… yo no. Si la clase vuelve a instaurarse y las personas que se encargan de los fondos tantos públicos como privados comprueban que es positiva para los chicos puede que den fondos para su total instauración. Yo ya le he hablado a Laura de usted y he pensado que podría usted acercarse a hablar con mi hermana. Y bla… bla… bla… despedida cortés y todo eso.
Durante unos segundos Kate miro a Castle fijamente y sonrió.
R – Vaya tontería. Ese hombre debe haberse vuelto loco de remate.
K - ¿Por qué?
R – No me dirás en serio que me ves realizando ese trabajo.
K – Siempre he admirado como has educado a Alexis y muchas veces te he oído decir que la enseñanza es una pieza clave para el futuro de nuestra sociedad y…
R - ¿Me escuchas cuando digo esas cosas? Vaya, pero… además… lo de Alexis es más merito suyo que mío…
K – Yo creo que en realidad no quieres aceptar porque te da miedo y…
R - ¿Miedo? Que miedo puede darme a mí diez o quince mocosos en una clase. Seguramente si se toparan conmigo tendrían una gran suerte en su vida y…
K – Pues entonces inténtalo.
Durante unos segundos se miraron en silencio.
R - ¿Me lo estas diciendo en serio?
K – Si. Creo que podrías ser muy útil para esos chicos. Es más… te propongo algo.
R – Dispara.
K – Si aceptas y comienzas a trabajar con esos chicos yo… te prometo que dentro de dos meses cuando celebremos la fiesta por la beca benéfica de mi madre le demostraré a todo el mundo que tú y yo estamos juntos.
R – Trato hecho.
CONTINUARA
…cuando Castle subió al avión vio como su madre y Jim Beckett se habían sentado juntos. Alexis hablaba emocionada con Ashley por el móvil, mientras que Kate le esperaba con una sonrisa en los labios. Se sentó junto a ella y Kate se recostó en su pecho.
K - ¿Todo bien?
R – Perfectamente.
Durante todo el camino hacia Nueva York estuvieron en silencio y abrazados. Los dos sentían que comenzaba una nueva vida que los llevaría por muy diferentes caminos y sorpresas, pero también sabían que a partir de ahora habían decidido intentar vivirla juntos.
CAPITULO I
…seis meses después…
Castle caminaba despacio y en silencio por los alrededores del Hospital Presbiteriano de Nueva York. Hacía veinte minutos que había hablado con el doctor Perkins, el traumatólogo que llevaba su caso desde que volvieran de su encierro de tres semanas en Pensilvania. Las noticias no eran nada halagüeñas. Desde que habían vuelto a Nueva York habían tenido que operarle la mano derecha dos veces y según los últimos resultados tendría que hacerlo una tercera vez. Aquel tema le empezaba a sumir cada vez más en la frustración. Menos mal que tenía a Kate a su lado, porque sino las cosas hubiesen sido mucho peor.
A pesar de que en principio se mostró reticente Alexis había vuelto a Stanford. No quería que su hija cambiara sus planes por él y aunque estaba siendo duro estar separados lo sobrellevaba bastante bien. En cuanto a su madre iba y venía de manera intermitente ya que estaba con una obra de gira por todo el país. En cuanto a él, vivía más en casa de Kate que en la suya propia. Desde el destrozo en su loft y la marcha de su hija y de su madre allí dentro se sentía triste y poco a poco y casi sin darse cuenta había ido trasladando buena parte de sus cosas a casa de Kate. Esta no le había dicho nada al respecto, así que supuso que lo aceptaba.
Seguía colaborando con la 12 y la capitana Gates, ante su sorpresa y la de la propia Kate le había dicho que mientras el quisiera podía seguir colaborando con la policía, sin tener que depender de las novelas. Más difícil era tener que lidiar con Paula y sobre todo con Gina. Como escribir le resultaba bastante problemático por ahora, esta le instigaba para que viajara y participara en cuanto evento literario, presentación o programa cultural pudiera asistir. El había accedido con una serie de condiciones. Estos debían producirse los fines de semana y como mucho estaba un par de días fuera de Nueva York. No quería estar muy alejado de Kate ahora que eran pareja.
Aunque eso también les traía algunas complicaciones. Por ahora solo los más allegados sabían de su relación. A petición de Kate, nadie de su entorno más íntimo sabía que estaban juntos. Esto le suponía varios problemas. El quería gritarle a todo el mundo que estaba enamorado de ella, pero por ahora no podía hacerlo. Cada vez que salían tenían que hacerlo casi a escondidas y a lugares donde hubiese poca gente para que no les reconociesen. A veces pensaba que Kate seguía sin fiarse de él y por eso…
K – Un penique por tus pensamientos.
Castle miro a Kate que estaba paseando a su lado. Iba tan absorto en sus pensamientos que ni siquiera se había dado cuenta de su presencia hasta ahora.
K - ¿Qué pasa? ¿No ha ido bien?
R – No. Debo… operarme de nuevo.
Kate lo insto a sentarse en un banco que había allí y durante un rato se quedaron en silencio.
K – Cuenta.
R – Bueno. En resumen me ha dicho lo que me dijo las dos veces anteriores. Que es una cuestión de movilidad y que con los ejercicios que realizo no es suficiente. Ya empiezo a no saber que hacer. Quizás debería darme por vencido y…
K – De eso nada. Y si no confías en este médico vamos a otro. Tú no eres de los que se acobardan. De eso me he dado bastante cuenta en estos años.
R – Es el mejor traumatólogo de la ciudad y si confío en él, pero…
K – Pero nada. Te vuelves a operar y ya verás como las cosas empiezan a mejorar. Y si no es así ya sabes que yo siempre voy a estar apoyándote en todo y…
En ese momento Castle no pudo aguantarse y le dio a Kate un dulce beso en los labios.
K – Creía que ya habíamos hablado de esto Richard. Yo…
Castle se levanto como un resorte y empezó a caminar enfadado hacia el coche de Kate.
K – Hey… espera. Vamos a hablar.
R – ¿De que quieres que hablemos? Me dices que vas a estar ahí siempre y que me apoye en ti, pero no quieres mostrarte cariñosa conmigo en un absurdo parque de la ciudad por si alguien nos conoce. Empiezo a no entenderte.
K – Lo se. Y lo siento.
R – ¿Qué pasa? En serio, Kate ¿es que no te fías de mí? ¿O es que todo esto es para agradecerme lo que hice por ti con el juez Lawford y en realidad no estas enamorada de mí?
K – Yo…si me fío de ti. Y creo que me conoces lo suficiente para saber que lo segundo que has dicho no es propio de mí.
R – Yo… lo siento, no pretendía ofenderte. Pero es que algunas veces tu actitud me confunde.
Todavía algo enojados se subieron en el coche de Kate y empezaron a recorrer la ciudad hasta la comisaría. Durante cinco minutos estuvieron en silencio.
R – Kate. Solo quiero que me comprendas. Durante estos viajes que debo hacer por mi… trabajo y a los que Gina casi me obliga muchas mujeres se me acercan buscando… ya sabes… se supone que soy el soltero de oro numero… bueno no me acuerdo de que numero. El caso es que se acercan buscando algo que yo no quiero darles, porque solo quiero dártelo a ti y… para siempre. Eso si tu me dejas. Quisiera gritar de alguna forma a esas mujeres que estoy atrapado… para siempre… por ti.
Kate lo miro por un momento, paro el coche en un semáforo en rojo y volviéndose a él lo beso con ternura.
K – Creo que… nunca me habían dicho nada tan bonito en toda mi vida. Solo te pido un poco de paciencia… por favor.
R – De acuerdo. La tendré.
El resto del día los dos se dedicaron al papeleo en comisaría porque no tenían ningún caso. Después Castle fue a su casa a recoger el correo, lo hacía un par de veces por semana y compró comida china para cenar. Cuando llego al loft de Kate, esta ya lo esperaba. Estaba vestida de manera informal y lo recibió con un dulce beso.
R – Me encanta que me recibas así. Podría acostumbrarme a esto para el resto de mi vida.
K – Eso espero.
Durante la cena estuvieron bromeando y haciendo zapping con la televisión. Kate se alegraba de que Castle volviese a estar risueño y la mala noticia del médico y su pequeña pelea no hubiera causado muchos estragos en él. Y es que sabía que Castle llevaba razón en cuanto a su relación. Hasta Lanie se lo había dicho hasta la saciedad. Pero no era una cuestión de confianza. Era… otra cosa. Distraídamente miro una de las cartas que Castle había recogido en su casa y la cogió con curiosidad. El matasellos era de Pensilvania.
K - ¿Qué es esto?
R – No te lo vas a creer. Es una carta del doctor Monroe. Como… allí no hay ni Internet, ni ordenadores, ni… nada, me manda una carta a la antigua.
K - ¿Y que te dice?
R – Veras…
K - ¿Richard?
R – Es que… cuando nos fuimos de allí le comente, ya sabes, en plan cortés, que si alguna vez necesitaba algún favor que pudiese hacerle contara conmigo. El dijo que dudara que eso ocurriese, pero en realidad es que ahora me pide que le haga un favor.
Kate cogió la carta del doctor Monroe que Castle tenía en la mano y empezó a leerla.
K – Estimado Señor Castle, jo que hombre más cumplido, espero que usted y todos los miembros de su familia se encuentren bien. Hace seis meses, cuando usted y yo nos despedimos me dejo caer que si algún día necesitaba su ayuda no tuviese ningún reparo en requerirla. El vocabulario de este hombre es más rico incluso que el tuyo…
R – Sigue.
K – Ni que decir tiene que supuse aquello no era mas que puro cortesía de su parte, pero ahora le tomo la palabra. Iré al grano. Tengo una hermana que se llama Laura y vive en Nueva York. Lleva toda su vida como asistenta social y tiene un centro de menores en el Bronx. Allí se encargan de buscar familias a los chicos con problemas con edades comprendidas entre los 1 – 12 años y también tienen abogados que se encargan de ellos por si se meten en algún problema con la justicia o al revés. El tema es que los fondos públicos cada vez se recortan más y con los privados apenas se sostienen ¿Quiere que hagas una donación benéfica?
R – No… sigue.
K – Como es usted escritor supongo que tendrá carrera universitaria… vaya eso ha tenido gracia.
R – ¡Kate!
K – Perdón, perdón. Durante años y en el centro Laura había conseguido instaurar una clase de refuerzo para muchachos del barrio que hubiesen pasado por su centro y con algunos problemas. La persona que se encargaba de aquella clase murió hace un par de años y la clase se cerró. Laura me mando una carta y por lo que me escribía supuse que estaba muy triste por no poder continuar con aquel cometido. Yo quisiera pedirle que durante unos meses se ocupara usted de nuevo… de esa clase. Yo no se como se le dan a usted los niños, pero pudo observar la relación que tenía con su hija y me pareció bastante buena para lo que se ve ahora en la actualidad. Quizás y por su profesión sea usted bueno en cuestiones de literatura, quizás historia…
R – Con los números soy un desastre.
K – Pero… yo no. Si la clase vuelve a instaurarse y las personas que se encargan de los fondos tantos públicos como privados comprueban que es positiva para los chicos puede que den fondos para su total instauración. Yo ya le he hablado a Laura de usted y he pensado que podría usted acercarse a hablar con mi hermana. Y bla… bla… bla… despedida cortés y todo eso.
Durante unos segundos Kate miro a Castle fijamente y sonrió.
R – Vaya tontería. Ese hombre debe haberse vuelto loco de remate.
K - ¿Por qué?
R – No me dirás en serio que me ves realizando ese trabajo.
K – Siempre he admirado como has educado a Alexis y muchas veces te he oído decir que la enseñanza es una pieza clave para el futuro de nuestra sociedad y…
R - ¿Me escuchas cuando digo esas cosas? Vaya, pero… además… lo de Alexis es más merito suyo que mío…
K – Yo creo que en realidad no quieres aceptar porque te da miedo y…
R - ¿Miedo? Que miedo puede darme a mí diez o quince mocosos en una clase. Seguramente si se toparan conmigo tendrían una gran suerte en su vida y…
K – Pues entonces inténtalo.
Durante unos segundos se miraron en silencio.
R - ¿Me lo estas diciendo en serio?
K – Si. Creo que podrías ser muy útil para esos chicos. Es más… te propongo algo.
R – Dispara.
K – Si aceptas y comienzas a trabajar con esos chicos yo… te prometo que dentro de dos meses cuando celebremos la fiesta por la beca benéfica de mi madre le demostraré a todo el mundo que tú y yo estamos juntos.
R – Trato hecho.
CONTINUARA
Última edición por amnigl el Dom Sep 18, 2011 10:42 am, editado 20 veces
amnigl- Autor de best-seller
- Mensajes : 956
Fecha de inscripción : 23/02/2011
Edad : 55
Localización : Córdoba
Re: I finally found someone Cap. XXI Y FINAL (Cont. de I Love Affair)
ME ENCANTA!!!!!!!!!!!!!!!!!!! Muchas gracias por otro fic!! Estaba deseando que lo continuaras.
ERES UNA GENIA!!
ERES UNA GENIA!!
rakel- Escritor - Policia
- Mensajes : 1218
Fecha de inscripción : 08/01/2011
Edad : 32
Re: I finally found someone Cap. XXI Y FINAL (Cont. de I Love Affair)
molaaaaaaaaaaaaa siguelooooooooo
castle&beckett..cris- Escritor - Policia
- Mensajes : 5471
Fecha de inscripción : 20/03/2011
Edad : 33
Localización : Menorca..I LOVE NEW YORK..NYPD..RICK CASTLE & KATE BECKETT
Re: I finally found someone Cap. XXI Y FINAL (Cont. de I Love Affair)
Muy bueno el capi!! me gusta!! síguelo pronto!
BrujaAle- Escritor - Policia
- Mensajes : 1361
Fecha de inscripción : 08/07/2011
Edad : 41
Localización : En el Sur
Re: I finally found someone Cap. XXI Y FINAL (Cont. de I Love Affair)
genial capitulo
esta interesante
continua
pronto
esta interesante
continua
pronto
Re: I finally found someone Cap. XXI Y FINAL (Cont. de I Love Affair)
Buen comienzo! Y buen trato jajaja
Quiero más!!!!!
Quiero más!!!!!
Re: I finally found someone Cap. XXI Y FINAL (Cont. de I Love Affair)
WuuuooooUUuuu que bien que has continuado me encanta!!
Tengo grandes espectativas con tu Fic jajaj megusta mucho.
Haber que tal Castle dando clase!!!!
Tengo grandes espectativas con tu Fic jajaj megusta mucho.
Haber que tal Castle dando clase!!!!
IsaVera- Autor de best-seller
- Mensajes : 762
Fecha de inscripción : 10/01/2011
Edad : 40
Localización : Cartagena, Murcia
Re: I finally found someone Cap. XXI Y FINAL (Cont. de I Love Affair)
Has vuelto siiiiii. Me parece un trato justo,Castle enseñando a niños reveldes,este fic promete jaja
Raúl- Moderador
- Mensajes : 1189
Fecha de inscripción : 18/05/2011
Edad : 32
Localización : Parla City
Re: I finally found someone Cap. XXI Y FINAL (Cont. de I Love Affair)
CAPITULO 2
Castle miraba desde la calle el antiguo edificio de cinco plantas del Bronx donde tenía que encontrarse con Laura Monroe. Cada vez estaba más seguro de que aquello no iba a ser… una buena idea. O quizás si, Quien sabe. Había hablado con ella por teléfono y habían decidido que probara durante un par de tardes a ver como resultaba la experiencia. Kate le había animado a ir hasta allí y no entendía muy bien porque. Esa mujer cada día estaba más loca. Cuando decidió entrar en el edificio se dirigió hacia el ascensor.
A su lado una chica que no debía tener más de doce años, bastante maquillada y con un atuendo indescriptible incluso para un escritor, escuchaba música en su MP4 tan fuerte que Castle apostó allí mismo que en menos de diez años esa muchacha estaba sorda como una tapia. Cuando las puertas del ascensor se abrieron y la chica salió en tromba tropezó con Castle y le tiro buena parte de las cosas que éste llevaba en una caja pequeña de cartón. Ni siquiera se volvió a mirarlo.
R - Menuda educación ¿Pero que diablos es esto?
Durante unos segundos en los que parecía haberse detenido el tiempo y mientras recogía las cosas que la chica le había tirado en el suelo, Castle observo sorprendido el panorama que se le presentaba ante sus ojos. Aquello no son unas oficinas de asuntos sociales. Aquello era el Apocalipsis. Debía de haber unas quince mesas de despacho en aquel lugar. La mayoría de ellas estaban ocupadas por lo que supuso eran empleados del servicio de asuntos sociales que atendían a la más variopinta fauna humana que Castle hubiese visto en su vida. Todos hablaban en un tono bastante alto para hacerse oír y las conversaciones se solapaban prácticamente unas con otras.
Cuando hubo recogido sus cosas se dirigió hacia lo que supuso era un mostrador donde una mujer afro americana de unos cincuenta años despachaba por teléfono. Hasta llegar allí, Castle se tropezó con un par de chicos que parecían estar jugando a indios y vaqueros y con otro niño de unos doce años de edad y con el pelo rapado que sorprendentemente absorto a la algarabía que se sucedía a su alrededor parecía estar leyendo un libro.
R - Perdón, señora, yo…
Ali - Si quiere poner algún tipo de denuncia por algún tema relacionado con menores rellene este papel. Si quiere entrar en el programa de acogida o adopción de algún niño rellene este papel. Si quiere…
R - No, no… esta usted confundida. Yo soy Richard Castle.
Ali - Pues muy bien. Y yo soy Alice Robbins y no tengo el día para perderlo en presentaciones absurdas. Ya le he dicho que si quiere…
En un rápido y sorprendente gesto, Castle le puso un dedo en la boca a Alice para conseguir que se callara. Después dejo sus cosas en el mostrador y empezó a hablarle en un tono bastante bajo y calmado para lo que se podía oír a su alrededor.
R - Vamos a ver si nos entendemos. No quiero ningún papel relacionado con menores, ni con adopciones, ni con nada. He venido aquí a trabajar un par de tardes a la semana en este lugar como maestro. Vengo de parte del doctor Monroe y si fuese usted tan amable de…
Ali - ¿Es usted el maestro? Haber empezado por ahí, hombre.
R - Pero si usted no me ha…pero yo no soy maes…
Alice salió del mostrador dejando a Castle con la palabra en la boca y se dirigió hacia una de las dos puertas que había al fondo de aquel lugar. Después de llamar entró dejando la puerta abierta y gritando para hacerse oír bien.
Ali - Laura, que ya esta aquí el chico que manda su hermano. ¿Qué diablos hago con él?
Laura Monroe, una mujer que debía rondar ya los sesenta años levanto la mirada de los papeles en los que estaba trabajando y suspiro con resignación.
Lau - Alice, Alice, cuantas veces tengo que decirte que intentes modelar tu tono de voz.
Ali - Es que tengo la impresión que con todo este jaleo diario no se me va a escuchar.
Lau - Si se te escucha. ¿Qué pasa?
Ali - El nuevo, el maestro, que ya esta ahí.
Lau - Vaya por Dios. No me había acordado de eso. Tendré que atenderle.
Ali - Si quieres lo hago yo.
Lau - No. Es un tipo más o menos importante y es mejor que lo atienda yo.
Ali - ¿Qué quieres decir con importante?
Lau - Ese al que tú ya has apodado el nuevo maestro es un escritor famoso y de renombre en el mundo de la novela policíaca. Mi hermano tuvo que… ayudarlo hace unos meses y esto es una especie de favor que le esta devolviendo. Espero que eso no nos traiga problemas.
Alice se volvió hacia fuera y estuvo un rato mirando a Castle que seguía esperando pacientemente en el mostrador.
Ali - Y de verdad es famoso y supongo que también muy rico.
Lau - Si lo es.
Ali - ¿Ves? Por eso no me he casado nunca.
Lau - ¿Por qué?
Ali - Porque se me pone por delante un hombre atractivo, rico y famoso y no se distinguirlo. Lo mío con los hombres no tiene cura.
Lau - Alice, Alice.
Laura se dirigió hacia Castle con la mejor sonrisa que tenía y le tendía la mano.
Lau - Bienvenido, señor Castle. Espero no haberle echo esperar mucho. Soy Laura Monroe, la directora de este centro. Si quiere usted
acompañarme.
R - Por supuesto. Y no me llame señor Castle. Mejor lo dejamos en Richard.
Lau - Como quiera. Espero que no se haya asustado mucho con este jaleo. Tenemos otro centro en el Bronx a unas siete manzanas de aquí, pero lleva en obras desde hace más de seis meses y no se cuando van a acabar con ellas. Ya sabe. Los presupuestos municipales no dan para mucho. Y mientras acaban o no, nosotros tenemos que atender el doble de casos de los que solemos tener, que ya suelen ser demasiados. Bueno, ya hemos llegado.
Laura abrió la puerta de la clase seguida por Castle. Lo primero que éste pensó es que aquel lugar no lo habían abierto en años, o en siglos. Todo el polvo acumulado se le vino prácticamente a la cara como una bofetada y estuvo a punto de empezar a estornudar. Aunque la señora Monroe había encendido la luz la clase era bastante oscura, porque las persianas que daban a la calle estaban rotas. Las mesas y las sillas estaban manchadas con pintadas varias y algunas estaban inservibles. La pizarra parecía llevar allí cien o doscientos años. Tanto la mesa como la silla que le correspondía como profesor no tenia indicios de aguantar mucho más.
Lau - Se que es desolador. Le aconsejo que deje la puerta abierta mientras trabaje aquí hasta que consiga adecentarlo por motivos evidentes. Alice y yo le echaremos una mano en cuanto terminemos nuestro trabajo. Lo del ruido de fondo no puedo evitarlo. El trabajo de hoy lo tiene a la vista. Son quince chicos los que va usted a tener que enseñar. Ellos pertenecen a escuelas públicas de los alrededores y nosotros promovimos esta clase como refuerzo. No le voy a engañar. Son chicos bastante difíciles de llevar y tendrá que utilizar su imaginación para conseguir algo positivo de ellos. El profesor Martins, que estuvo trabajando aquí durante veinte años después de jubilarse y de manera desinteresada consiguió verdaderos milagros con algunos muchachos. No le voy a pedir a usted lo mismo. Yo solo quiero que dentro de seis meses cuando la junta municipal venga a revisar nuestros servicios compruebe si esta clase es como decirlo de una forma…
R - Rentable.
Lau - Si… por desgracia creo que esa es la palabra. ¿Alguna pregunta?
Castle miro aquel lugar intentando disimular delante de la señora Monroe lo que en aquel momento estaba pensando y se volvió hacia ella.
R - En principio, no.
Lau - Pues entonces le dejo. Tengo que terminar algunos asuntos importantes durante esta tarde y no puedo demorarme más. Buena suerte.
Cuando la señora Monroe se marcho, Castle dejo despacio y en silencio sus cosas en aquella pequeña mesa y observo de nuevo aquel lugar con muestras cada vez mayores de evidente confusión.
R - Definitivamente esto va a resultar una mala idea. ¿Quién diablos me llama a mí a meterme en estos líos? Kate… maldita sea… ha sido Kate. ¡Dios mío! Esto es el siglo XIX. Que digo al diecinueve. Esto es el jodido Pleistoceno.
------------------
Kate esperaba pacientemente a las puertas del cine a que Castle viniera. Habían quedado allí para ver la última película de Wooddy Allen y Richard no había aparecido todavía. Llevaban dos días sin un caso interesante entre manos y eso resultaba hasta raro. Raro era que no hubiese aparecido en tantas horas. Creía que solo iba a dejar sus cosas en el centro de menores y hablar con la señora Monroe, pero se ve que estaba resultando más largo de lo esperado. De repente sonó su móvil. Era un mensaje. O es un caso o es Castle. Vaya… es Castle.
“Llego tarde y ya lo se. Entra a ver la película. Estaré allí en veinte minutos. Deja mi entrada en la taquilla. Te quiero. Richard.”
Kate entro en el cine y comenzó a ver la película. ¿Por qué estaría tardando tanto en venir? Esperaba que aquello de las clases fuese una buena idea. Pensaba que podía ayudar a Castle con sus problemas físicos y que también le animaría a escribir más a menudo. Ahora apenas lo hacía, ya fuese por su mano o porque su cabeza no estaba en ello. Menos mal que Alexis y Martha le habían apoyado en esto y las dos le habían insinuado a Castle que podía ser una buena idea.
R – Perdón… lo siento… si me disculpa.
Castle llego hasta su asiento y se dejo caer en él pesadamente. Le dio un beso a Kate en la cara y suspiró. En un susurro.
K – Ya era hora. ¿Qué ha pasado?
R – Ya… ya te contaré.
K – Dame un adelanto.
- Por favor señorita, que estamos viendo la película
R – (más bajo) Kate, en serio, esto va a ser un… desastre. Aquello parece sacado de una novela de Dickens o alguna época más antigua. Quiere que haga un trabajo para el que no estoy preparado y…
K - Exagerado. ¿A que hueles?
R - Es polvo acumulado durante mil años. He tenido que adecentar la clase para que este presentable mañana. Para colmo hay tanta gente que deben atender que he tenido que oír de fondo mientras trabajaba quince o veinte conversaciones a la vez. Menos mal que la clase esta un poco apartada del resto y puede llegar a ser soportable. La señora Monroe y su secretaria, que son dos personajes bastante peculiares, me han ayudado un poco. Es increíble descubrir…
K - La cantidad de personas que tienen problemas y necesitan ayuda. Si… supongo que sí.
R - No iba a decir eso.
- ¡Que estamos viendo la película!
R – Perdón, (mas bajo todavía) aunque supongo que tienes razón. Hay niños que han pasado ya en diez o doce años de vida por varias casas de acogida y lo más extraño es que siguen teniendo una sonrisa en su cara. He podido ver a alguno de ellos mientras se paseaban por delante de la clase. Uno de ellos, que no se si será alumno mío o no, se veía bastante curioso, pero no ha querido entablar conversación conmigo. Era un chico… extraño.
K - Y todo eso lo has podido descubrir en cuatro horas mientras limpiabas una clase de polvo.
R - Que haya oído quince conversaciones a la vez no significa que no sea selectivo al escucharlas.
Kate miro a Castle en silencio por un momento. A pesar de todo lo que le estuviese diciendo empezaba a estar cada vez más segura de que aquello podía ser una buena idea. Aquel hombre seguía teniendo la capaz de sorprenderle cada día. En esto sonó un móvil.
- ¡Vaya por Dios! ¿Quién es el del móvil?
K – Vaya… es el mío…
R - ¿Qué ocurre?
K – Es un mensaje de Javier. Se nos acabo el chollo. Tenemos un caso. Debemos irnos.
R – Ya decía yo que era mucha suerte…
CONTINUARA
Castle miraba desde la calle el antiguo edificio de cinco plantas del Bronx donde tenía que encontrarse con Laura Monroe. Cada vez estaba más seguro de que aquello no iba a ser… una buena idea. O quizás si, Quien sabe. Había hablado con ella por teléfono y habían decidido que probara durante un par de tardes a ver como resultaba la experiencia. Kate le había animado a ir hasta allí y no entendía muy bien porque. Esa mujer cada día estaba más loca. Cuando decidió entrar en el edificio se dirigió hacia el ascensor.
A su lado una chica que no debía tener más de doce años, bastante maquillada y con un atuendo indescriptible incluso para un escritor, escuchaba música en su MP4 tan fuerte que Castle apostó allí mismo que en menos de diez años esa muchacha estaba sorda como una tapia. Cuando las puertas del ascensor se abrieron y la chica salió en tromba tropezó con Castle y le tiro buena parte de las cosas que éste llevaba en una caja pequeña de cartón. Ni siquiera se volvió a mirarlo.
R - Menuda educación ¿Pero que diablos es esto?
Durante unos segundos en los que parecía haberse detenido el tiempo y mientras recogía las cosas que la chica le había tirado en el suelo, Castle observo sorprendido el panorama que se le presentaba ante sus ojos. Aquello no son unas oficinas de asuntos sociales. Aquello era el Apocalipsis. Debía de haber unas quince mesas de despacho en aquel lugar. La mayoría de ellas estaban ocupadas por lo que supuso eran empleados del servicio de asuntos sociales que atendían a la más variopinta fauna humana que Castle hubiese visto en su vida. Todos hablaban en un tono bastante alto para hacerse oír y las conversaciones se solapaban prácticamente unas con otras.
Cuando hubo recogido sus cosas se dirigió hacia lo que supuso era un mostrador donde una mujer afro americana de unos cincuenta años despachaba por teléfono. Hasta llegar allí, Castle se tropezó con un par de chicos que parecían estar jugando a indios y vaqueros y con otro niño de unos doce años de edad y con el pelo rapado que sorprendentemente absorto a la algarabía que se sucedía a su alrededor parecía estar leyendo un libro.
R - Perdón, señora, yo…
Ali - Si quiere poner algún tipo de denuncia por algún tema relacionado con menores rellene este papel. Si quiere entrar en el programa de acogida o adopción de algún niño rellene este papel. Si quiere…
R - No, no… esta usted confundida. Yo soy Richard Castle.
Ali - Pues muy bien. Y yo soy Alice Robbins y no tengo el día para perderlo en presentaciones absurdas. Ya le he dicho que si quiere…
En un rápido y sorprendente gesto, Castle le puso un dedo en la boca a Alice para conseguir que se callara. Después dejo sus cosas en el mostrador y empezó a hablarle en un tono bastante bajo y calmado para lo que se podía oír a su alrededor.
R - Vamos a ver si nos entendemos. No quiero ningún papel relacionado con menores, ni con adopciones, ni con nada. He venido aquí a trabajar un par de tardes a la semana en este lugar como maestro. Vengo de parte del doctor Monroe y si fuese usted tan amable de…
Ali - ¿Es usted el maestro? Haber empezado por ahí, hombre.
R - Pero si usted no me ha…pero yo no soy maes…
Alice salió del mostrador dejando a Castle con la palabra en la boca y se dirigió hacia una de las dos puertas que había al fondo de aquel lugar. Después de llamar entró dejando la puerta abierta y gritando para hacerse oír bien.
Ali - Laura, que ya esta aquí el chico que manda su hermano. ¿Qué diablos hago con él?
Laura Monroe, una mujer que debía rondar ya los sesenta años levanto la mirada de los papeles en los que estaba trabajando y suspiro con resignación.
Lau - Alice, Alice, cuantas veces tengo que decirte que intentes modelar tu tono de voz.
Ali - Es que tengo la impresión que con todo este jaleo diario no se me va a escuchar.
Lau - Si se te escucha. ¿Qué pasa?
Ali - El nuevo, el maestro, que ya esta ahí.
Lau - Vaya por Dios. No me había acordado de eso. Tendré que atenderle.
Ali - Si quieres lo hago yo.
Lau - No. Es un tipo más o menos importante y es mejor que lo atienda yo.
Ali - ¿Qué quieres decir con importante?
Lau - Ese al que tú ya has apodado el nuevo maestro es un escritor famoso y de renombre en el mundo de la novela policíaca. Mi hermano tuvo que… ayudarlo hace unos meses y esto es una especie de favor que le esta devolviendo. Espero que eso no nos traiga problemas.
Alice se volvió hacia fuera y estuvo un rato mirando a Castle que seguía esperando pacientemente en el mostrador.
Ali - Y de verdad es famoso y supongo que también muy rico.
Lau - Si lo es.
Ali - ¿Ves? Por eso no me he casado nunca.
Lau - ¿Por qué?
Ali - Porque se me pone por delante un hombre atractivo, rico y famoso y no se distinguirlo. Lo mío con los hombres no tiene cura.
Lau - Alice, Alice.
Laura se dirigió hacia Castle con la mejor sonrisa que tenía y le tendía la mano.
Lau - Bienvenido, señor Castle. Espero no haberle echo esperar mucho. Soy Laura Monroe, la directora de este centro. Si quiere usted
acompañarme.
R - Por supuesto. Y no me llame señor Castle. Mejor lo dejamos en Richard.
Lau - Como quiera. Espero que no se haya asustado mucho con este jaleo. Tenemos otro centro en el Bronx a unas siete manzanas de aquí, pero lleva en obras desde hace más de seis meses y no se cuando van a acabar con ellas. Ya sabe. Los presupuestos municipales no dan para mucho. Y mientras acaban o no, nosotros tenemos que atender el doble de casos de los que solemos tener, que ya suelen ser demasiados. Bueno, ya hemos llegado.
Laura abrió la puerta de la clase seguida por Castle. Lo primero que éste pensó es que aquel lugar no lo habían abierto en años, o en siglos. Todo el polvo acumulado se le vino prácticamente a la cara como una bofetada y estuvo a punto de empezar a estornudar. Aunque la señora Monroe había encendido la luz la clase era bastante oscura, porque las persianas que daban a la calle estaban rotas. Las mesas y las sillas estaban manchadas con pintadas varias y algunas estaban inservibles. La pizarra parecía llevar allí cien o doscientos años. Tanto la mesa como la silla que le correspondía como profesor no tenia indicios de aguantar mucho más.
Lau - Se que es desolador. Le aconsejo que deje la puerta abierta mientras trabaje aquí hasta que consiga adecentarlo por motivos evidentes. Alice y yo le echaremos una mano en cuanto terminemos nuestro trabajo. Lo del ruido de fondo no puedo evitarlo. El trabajo de hoy lo tiene a la vista. Son quince chicos los que va usted a tener que enseñar. Ellos pertenecen a escuelas públicas de los alrededores y nosotros promovimos esta clase como refuerzo. No le voy a engañar. Son chicos bastante difíciles de llevar y tendrá que utilizar su imaginación para conseguir algo positivo de ellos. El profesor Martins, que estuvo trabajando aquí durante veinte años después de jubilarse y de manera desinteresada consiguió verdaderos milagros con algunos muchachos. No le voy a pedir a usted lo mismo. Yo solo quiero que dentro de seis meses cuando la junta municipal venga a revisar nuestros servicios compruebe si esta clase es como decirlo de una forma…
R - Rentable.
Lau - Si… por desgracia creo que esa es la palabra. ¿Alguna pregunta?
Castle miro aquel lugar intentando disimular delante de la señora Monroe lo que en aquel momento estaba pensando y se volvió hacia ella.
R - En principio, no.
Lau - Pues entonces le dejo. Tengo que terminar algunos asuntos importantes durante esta tarde y no puedo demorarme más. Buena suerte.
Cuando la señora Monroe se marcho, Castle dejo despacio y en silencio sus cosas en aquella pequeña mesa y observo de nuevo aquel lugar con muestras cada vez mayores de evidente confusión.
R - Definitivamente esto va a resultar una mala idea. ¿Quién diablos me llama a mí a meterme en estos líos? Kate… maldita sea… ha sido Kate. ¡Dios mío! Esto es el siglo XIX. Que digo al diecinueve. Esto es el jodido Pleistoceno.
------------------
Kate esperaba pacientemente a las puertas del cine a que Castle viniera. Habían quedado allí para ver la última película de Wooddy Allen y Richard no había aparecido todavía. Llevaban dos días sin un caso interesante entre manos y eso resultaba hasta raro. Raro era que no hubiese aparecido en tantas horas. Creía que solo iba a dejar sus cosas en el centro de menores y hablar con la señora Monroe, pero se ve que estaba resultando más largo de lo esperado. De repente sonó su móvil. Era un mensaje. O es un caso o es Castle. Vaya… es Castle.
“Llego tarde y ya lo se. Entra a ver la película. Estaré allí en veinte minutos. Deja mi entrada en la taquilla. Te quiero. Richard.”
Kate entro en el cine y comenzó a ver la película. ¿Por qué estaría tardando tanto en venir? Esperaba que aquello de las clases fuese una buena idea. Pensaba que podía ayudar a Castle con sus problemas físicos y que también le animaría a escribir más a menudo. Ahora apenas lo hacía, ya fuese por su mano o porque su cabeza no estaba en ello. Menos mal que Alexis y Martha le habían apoyado en esto y las dos le habían insinuado a Castle que podía ser una buena idea.
R – Perdón… lo siento… si me disculpa.
Castle llego hasta su asiento y se dejo caer en él pesadamente. Le dio un beso a Kate en la cara y suspiró. En un susurro.
K – Ya era hora. ¿Qué ha pasado?
R – Ya… ya te contaré.
K – Dame un adelanto.
- Por favor señorita, que estamos viendo la película
R – (más bajo) Kate, en serio, esto va a ser un… desastre. Aquello parece sacado de una novela de Dickens o alguna época más antigua. Quiere que haga un trabajo para el que no estoy preparado y…
K - Exagerado. ¿A que hueles?
R - Es polvo acumulado durante mil años. He tenido que adecentar la clase para que este presentable mañana. Para colmo hay tanta gente que deben atender que he tenido que oír de fondo mientras trabajaba quince o veinte conversaciones a la vez. Menos mal que la clase esta un poco apartada del resto y puede llegar a ser soportable. La señora Monroe y su secretaria, que son dos personajes bastante peculiares, me han ayudado un poco. Es increíble descubrir…
K - La cantidad de personas que tienen problemas y necesitan ayuda. Si… supongo que sí.
R - No iba a decir eso.
- ¡Que estamos viendo la película!
R – Perdón, (mas bajo todavía) aunque supongo que tienes razón. Hay niños que han pasado ya en diez o doce años de vida por varias casas de acogida y lo más extraño es que siguen teniendo una sonrisa en su cara. He podido ver a alguno de ellos mientras se paseaban por delante de la clase. Uno de ellos, que no se si será alumno mío o no, se veía bastante curioso, pero no ha querido entablar conversación conmigo. Era un chico… extraño.
K - Y todo eso lo has podido descubrir en cuatro horas mientras limpiabas una clase de polvo.
R - Que haya oído quince conversaciones a la vez no significa que no sea selectivo al escucharlas.
Kate miro a Castle en silencio por un momento. A pesar de todo lo que le estuviese diciendo empezaba a estar cada vez más segura de que aquello podía ser una buena idea. Aquel hombre seguía teniendo la capaz de sorprenderle cada día. En esto sonó un móvil.
- ¡Vaya por Dios! ¿Quién es el del móvil?
K – Vaya… es el mío…
R - ¿Qué ocurre?
K – Es un mensaje de Javier. Se nos acabo el chollo. Tenemos un caso. Debemos irnos.
R – Ya decía yo que era mucha suerte…
CONTINUARA
amnigl- Autor de best-seller
- Mensajes : 956
Fecha de inscripción : 23/02/2011
Edad : 55
Localización : Córdoba
Re: I finally found someone Cap. XXI Y FINAL (Cont. de I Love Affair)
commo molaaaa-...ajajajajajaj
me gusta siguelooo
me gusta siguelooo
castle&beckett..cris- Escritor - Policia
- Mensajes : 5471
Fecha de inscripción : 20/03/2011
Edad : 33
Localización : Menorca..I LOVE NEW YORK..NYPD..RICK CASTLE & KATE BECKETT
Re: I finally found someone Cap. XXI Y FINAL (Cont. de I Love Affair)
Me encanta esta historia!! Cada vez mejor, tengo intriga en como va a ir el tema de Castle como profesor y me encanta como llevas el tema entre ellos dos.
Gracias por otro capítulo!!
Gracias por otro capítulo!!
rakel- Escritor - Policia
- Mensajes : 1218
Fecha de inscripción : 08/01/2011
Edad : 32
Re: I finally found someone Cap. XXI Y FINAL (Cont. de I Love Affair)
[code]rakel escribió:Me encanta esta historia!! Cada vez mejor, tengo intriga en como va a ir el tema de Castle como profesor y me encanta como llevas el tema entre ellos dos.
Gracias por otro capítulo!!
Totalmente de acuerdo con Rakel , me encanta como llevas la relaccion entre Rick y Kate. Estoy super intrigada por lo que puede pasar en la escuela.
Continualo!!!!!!!!!!!!!
IsaVera- Autor de best-seller
- Mensajes : 762
Fecha de inscripción : 10/01/2011
Edad : 40
Localización : Cartagena, Murcia
Re: I finally found someone Cap. XXI Y FINAL (Cont. de I Love Affair)
Quiero ver como se desempeña Castle con los chicos! jajaja
Tiene buena pinta, quiero más!!!
Tiene buena pinta, quiero más!!!
Re: I finally found someone Cap. XXI Y FINAL (Cont. de I Love Affair)
Sigo sin creerme que Castle vaya a ser profesor de niños rebeldes,esto promete,sigue pronto
Raúl- Moderador
- Mensajes : 1189
Fecha de inscripción : 18/05/2011
Edad : 32
Localización : Parla City
Re: I finally found someone Cap. XXI Y FINAL (Cont. de I Love Affair)
increible capi
me gustaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa xDDDDDDDDDDDD
gracias por el capi
me gustaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa xDDDDDDDDDDDD
gracias por el capi
Re: I finally found someone Cap. XXI Y FINAL (Cont. de I Love Affair)
Creo que Castle acabará metiéndose a esos chicos en el bolsillo y que Kete se lo va a pasar muy bien con la "batallitas" que le contará Castle...
Me encanta com llevas el fic!
Me encanta com llevas el fic!
BrujaAle- Escritor - Policia
- Mensajes : 1361
Fecha de inscripción : 08/07/2011
Edad : 41
Localización : En el Sur
Re: I finally found someone Cap. XXI Y FINAL (Cont. de I Love Affair)
ME LEI TODOS LOS CAPITULOS, NO PUDE HACERLO ANTES POR FALTA DE TIEMPO.
ME ENCANTAAAAAAAAAAA COMO EL PRIMERO
QUIERO MAS!!!!!!!!
Muchas gracias por escribirlosssssss
ME ENCANTAAAAAAAAAAA COMO EL PRIMERO
QUIERO MAS!!!!!!!!
Muchas gracias por escribirlosssssss
silvanalino- Escritor - Policia
- Mensajes : 2439
Fecha de inscripción : 01/12/2010
Edad : 51
Re: I finally found someone Cap. XXI Y FINAL (Cont. de I Love Affair)
CAPITULO 3
Mientras miraba por la ventanilla del coche la noche neoyorquina e iba junto a Kate en busca de Lanie y el nuevo caso, Castle no hacía más que pensar en las clases del día siguiente y cierto hormigueo se le metía en el estómago. No sabía si era temor o… pánico. Durante unos días desde que hablo por primera vez con la señora Monroe por teléfono había leído un par de libros que no sabía si le ayudarían o no. Para sentirse más seguro había preparado un par de clases (que el pensaba magistrales) en las que combinaba la literatura y la historia, dos de su pasiones favoritas.
R - ¿Crees que debería llevar corbata?
K - ¿Dónde?
R – Pues mañana, en las clases. Así tendré un aire de cierta… respetabilidad.
K - ¿Estás hablando en serio?
Castle la miro y vio como Kate reía disimuladamente.
R – Pues… si.
K - ¡Ay, Richard! Haz lo que quieras. Que lleves corbata o no, no será un elemento importante de éxito.
R – Pues si que ayudas.
K – Llévala si quieres.
R – Oye, que te ha dicho Lanie sobre el nuevo caso.
K – Que la cosa pinta mal, que es bastante desagradable y que…
R – ¿Si?
K – Que a ti te iba a encantar.
R – Muy graciosa tu amiga la forense.
Cuando llegaron hasta el lugar donde Lanie los había citado, un solitario parque, dejaron el coche y se acercaron hasta ella. Por su vestuario se intuía que también le habían fastidiado la noche.
L – Buenas noches, chicos… por decir algo.
K – Buenas noches, Lanie. ¿Qué tenemos?
L – No lo se.
R - ¿Cómo que no lo sabes?
L – Es decir… si lo se. Aparentemente es un varón, seguramente de mediana edad, por lo que intuyo… de ascendencia oriental y por lo que puedo suponer…
R - ¿Lanie, estás borracha?
L – No… no. Es que…
Y destapo el cadáver.
K - ¡Ahí va!
R - ¡Que flipe! Pero ¿Dónde esta?
K – Su… cabeza.
L – Eso me gustaría a mi saber.
K – Por lo que puedo comprobar el asesino ha limpiado todo antes de irse. No hay rastro de manchas de sangre ni nada que se le parezca por los alrededores del cuerpo.
R – Es como en esa película… no me acuerdo bien ahora… que el protagonista tenía una empresa donde se encargaba de limpiar la escena de un crimen…
K – Creo que no estamos para películas ahora.
L - ¿Crees que puede ser algo relacionado con la mafia china?
K – Lo dudo. Esta muy lejos de la zona de influencia de esa gente y además este no suele ser su método. Si asesinan a alguien suele ser por avisar a otros y no le quitarían la cabeza.
R – A lo mejor es una especie de ritual.
Kate y Lanie lo miraron por unos momentos y negaron a la vez con la cabeza.
R – ¿Qué? ¿Podría ser…? ¿No?
K y L – ¡No!
R – Vale, vale. Está bien.
L – Por las horas que son y lo solitario que esta esto creo que será mejor que os vayáis a casa. Yo intentaré sacar todo lo que pueda del cadáver esta noche, aunque creo que la causa de la muerte es evidente o…no.
K – De acuerdo.
Una vez en el loft de Kate esta se dio una ducha relajante y se puso el pijama para dormir. Mientras tanto Castle encendió el ordenador y empezó a trabajar en la clase del día siguiente.
K - ¿Vas a tardar mucho?
R – Un poco.
Kate se acerco hasta él y le beso dulcemente.
R – No me tiente Catherine Beckett, que no respondo.
K – Como quieras.
Kate se fue hasta su habitación y se durmió enseguida. Cuando despertó pudo comprobar que seguía siendo de noche cerrada y que Castle no estaba con ella junto a la cama. Miro el reloj de su mesilla de noche. Solo eran las cuatro de la mañana. ¿Dónde se había metido ese hombre? Cuando bajo al salón pudo comprobar como Castle se había quedado dormido con el portátil encendido. Despacio y en silencio cogió el portátil y lo puso encima de la mesa y le cogió dulcemente una mano.
K – Castle…
R – Mmmm…
K – Richard… venga, a la cama.
R – Mmm…
Como si de un niño pequeño se tratase Kate guió a un Castle
prácticamente sonámbulo hasta la habitación y no sin esfuerzo consiguió meterlo en la cama.
R – Mmm… Kate…
K – ¿Qué?
R – Gracias.
K - … de nada.
Al día siguiente cuando llegaron a comisaría, Ryan y Expósito ya los estaban esperando. Lo primero que observaron fue que algún gracioso se había dedicado a dibujar una especie de cara caricaturesca en su pizarra de trabajo y encima de la fotografía de la víctima.
K – Muy gracioso el que haya sido.
J – Porque venís juntos, si no hubiese apostado con Ryan que tú, (señalando a Castle) eras el gracioso del dibujo.
R – Muy bueno… Expósito. Pero si te das cuenta eso es imposible.
K - ¿Por qué?
En alto.
R – Porque si lo hubiese dibujado yo lo hubiese hecho con más estilo.
Durante toda la mañana estuvieron investigando en el caso de la cabeza desaparecida. Lo único que sacaron en claro es que la victima había muerto… decapitada. A medida que se iba acercando la hora de que Castle tenía que ir a dar su primera clase, Kate podía observarle como cada vez se ponía más nerviosa. La corbata que se había puesto para la ocasión, que había servido de cachondeo para algunos, cada vez parecía apretarle más al cuello. Cuando decidió que era hora de marcharse Kate lo acompaño hasta al ascensor.
K – Sé un niño bueno en clase.
R – Lo intentaré.
K – Respira, que te va a dar algo.
R – Lo… intentaré.
Cuando Castle llego al centro de menores se dirigió hacia donde estaba Alice. Esta al verlo venir con aquel aire nervioso pero confiado, se santiguo un par de veces.
Ali - ¡Ay, Dios mío! Esto va a ser una masacre.
R – Buenas tardes, Alice. Bueno, ya estoy aquí. ¿Qué es ese escándalo? Hay puesta alguna televisión en el centro.
Ali – No. Ese escándalo es… su clase. Buena suerte, muchacho. Creo que
la va a necesitar.
Cuando Castle empezó a dirigirse a su clase, cada vez con aspecto más asustado, Laura se acerco hasta donde estaba Alice.
Ali – Es como eso de la Biblia… lo de Isaías... como cordero llevado al matadero.
Lau – Alice, no seas exagerada.
Ali – Ya te digo yo que a este pobre lo van a crucificar. Veinte pavos a que mañana ya no vuelve, si es que sobrevive a lo de hoy.
Lau - … hecho. Si mi hermano me lo envío supongo que sería por algo.
Ali – Ya… ya.
Cuando Castle se asomo por el pasillo a lo que se suponía era… su clase, pensó utilizando un símil literario en el infierno de Dante o en los cuatro jinetes del Apocalipsis. Huye… huye… pero no, el muy tonto… entro.
R – Perdonad (gritando) Por favor. ¿Quién eres tú?
Un niño chino de unos nueve años se puso delante de él.
- Ping.
Y tan veloz como su nombre salió corriendo pasillo arriba. Castle intentó agarrarlo pero su rodilla falló y se asusto al sentir al crack.
R - ¡Mierda! Lo que me faltaba. Por favor… (gritando más fuerte todavía) ¡¡¡Silencio!!!
Por un par de segundos consiguió lo que pretendía (aunque seguramente se quedaría afónico para el resto del día), pero… el escándalo volvió de nuevo. Dos chicas de unos doce años tenían puesta la radio a toda pastilla y bailaban en mitad de la clase como dos posesas. Un niño de unos diez años hablaba por teléfono con alguien. Por lo que Castle podía entender parecía tratar asuntos de… ¡Apuestas! Una niña rubia de unos seis años chillaba despavorida subida en una silla de la clase. Otros dos muchachos, con pinta de pandilleros, hablaban en voz baja y otro que después de observarlo durante unos segundos llego a la conclusión de que era chico, por su aspecto parecía haber salido de un ataúd de Drácula (otra cita literaria) y parecía leer un comic. Bueno al menos leía algo.
R – Por favor… quiero que… me parece que me he quedado afónico… soy… Richard Castle… podíais…
Alb – Así no va a usted a conseguir nada.
Este que le hablaba, el chico que había conocido el día anterior, el lector compulsivo del primer día, lo observaba con curiosidad.
R – Muy bien listillo y entonces ¿Cómo?
Alb – Ese no es mi problema. Además no creo que usted consiga nada.
R – Y… a ese (señalando a un chico que estaba callado y sentado en un rincón) ¿Qué le pasa?
Alb – Algunos dicen que es sordo y otros que mudo. Aunque yo lo que creo es que esta asustado… como usted. En realidad tampoco es…
R – Su problema. Es usted bastante pasota por lo que veo.
Alb – No. Pero me estoy muriendo de cáncer. Según los médicos me queda un año como mucho y no tengo porque preocuparme por nadie. O es que cree usted que me gusta llevar el pelo rapado por gusto.
R – Yo… lo… no me había… yo.
Durante las siguientes dos horas, las más largas de su vida, Richard Edgar Castle tuvo que lidiar con tres conatos de pelea, dos de fuga, algunos momentos de griterío colectivo y una música ensordecedora que sumado a una rodilla que había empezado a doler y una afonía visible, pretendía dejarle sordo para el resto de su vida. Cuando sonaron las seis de la tarde y la jauría humana desapareció, Castle se quedo sentado en el suelo de la clase y en silencio. Veinte minutos después y algo preocupada Laura se dirigió hacia la clase.
Ali – Teníamos que haber ido a verle en cuanto los chicos se fueron. Mira que si esta muerto.
Lau – No digas tonterías Alice.
Cuando llegaron a la clase, Castle seguía sentado en el suelo y con la mirada pérdida.
Lau – Señor Castle… perdón… Richard ¿Te encuentras bien?
Castle se levanto y miro a Laura durante unos segundos con aspecto hundido y fatigado.
R – Yo… lo siento… creí que podría… lo siento.
Y como Ping hacia unas dos horas y media y tan rápido como le dejaba su rodilla salió corriendo de aquel lugar hacia el ascensor.
Ali – Te lo dije. Me debes veinte dólares.
Lau – Yo… no voy a dártelos todavía. Espera hasta mañana a las cinco de la tarde y… ya veremos. Ya veremos.
CONTINUARA
Mientras miraba por la ventanilla del coche la noche neoyorquina e iba junto a Kate en busca de Lanie y el nuevo caso, Castle no hacía más que pensar en las clases del día siguiente y cierto hormigueo se le metía en el estómago. No sabía si era temor o… pánico. Durante unos días desde que hablo por primera vez con la señora Monroe por teléfono había leído un par de libros que no sabía si le ayudarían o no. Para sentirse más seguro había preparado un par de clases (que el pensaba magistrales) en las que combinaba la literatura y la historia, dos de su pasiones favoritas.
R - ¿Crees que debería llevar corbata?
K - ¿Dónde?
R – Pues mañana, en las clases. Así tendré un aire de cierta… respetabilidad.
K - ¿Estás hablando en serio?
Castle la miro y vio como Kate reía disimuladamente.
R – Pues… si.
K - ¡Ay, Richard! Haz lo que quieras. Que lleves corbata o no, no será un elemento importante de éxito.
R – Pues si que ayudas.
K – Llévala si quieres.
R – Oye, que te ha dicho Lanie sobre el nuevo caso.
K – Que la cosa pinta mal, que es bastante desagradable y que…
R – ¿Si?
K – Que a ti te iba a encantar.
R – Muy graciosa tu amiga la forense.
Cuando llegaron hasta el lugar donde Lanie los había citado, un solitario parque, dejaron el coche y se acercaron hasta ella. Por su vestuario se intuía que también le habían fastidiado la noche.
L – Buenas noches, chicos… por decir algo.
K – Buenas noches, Lanie. ¿Qué tenemos?
L – No lo se.
R - ¿Cómo que no lo sabes?
L – Es decir… si lo se. Aparentemente es un varón, seguramente de mediana edad, por lo que intuyo… de ascendencia oriental y por lo que puedo suponer…
R - ¿Lanie, estás borracha?
L – No… no. Es que…
Y destapo el cadáver.
K - ¡Ahí va!
R - ¡Que flipe! Pero ¿Dónde esta?
K – Su… cabeza.
L – Eso me gustaría a mi saber.
K – Por lo que puedo comprobar el asesino ha limpiado todo antes de irse. No hay rastro de manchas de sangre ni nada que se le parezca por los alrededores del cuerpo.
R – Es como en esa película… no me acuerdo bien ahora… que el protagonista tenía una empresa donde se encargaba de limpiar la escena de un crimen…
K – Creo que no estamos para películas ahora.
L - ¿Crees que puede ser algo relacionado con la mafia china?
K – Lo dudo. Esta muy lejos de la zona de influencia de esa gente y además este no suele ser su método. Si asesinan a alguien suele ser por avisar a otros y no le quitarían la cabeza.
R – A lo mejor es una especie de ritual.
Kate y Lanie lo miraron por unos momentos y negaron a la vez con la cabeza.
R – ¿Qué? ¿Podría ser…? ¿No?
K y L – ¡No!
R – Vale, vale. Está bien.
L – Por las horas que son y lo solitario que esta esto creo que será mejor que os vayáis a casa. Yo intentaré sacar todo lo que pueda del cadáver esta noche, aunque creo que la causa de la muerte es evidente o…no.
K – De acuerdo.
Una vez en el loft de Kate esta se dio una ducha relajante y se puso el pijama para dormir. Mientras tanto Castle encendió el ordenador y empezó a trabajar en la clase del día siguiente.
K - ¿Vas a tardar mucho?
R – Un poco.
Kate se acerco hasta él y le beso dulcemente.
R – No me tiente Catherine Beckett, que no respondo.
K – Como quieras.
Kate se fue hasta su habitación y se durmió enseguida. Cuando despertó pudo comprobar que seguía siendo de noche cerrada y que Castle no estaba con ella junto a la cama. Miro el reloj de su mesilla de noche. Solo eran las cuatro de la mañana. ¿Dónde se había metido ese hombre? Cuando bajo al salón pudo comprobar como Castle se había quedado dormido con el portátil encendido. Despacio y en silencio cogió el portátil y lo puso encima de la mesa y le cogió dulcemente una mano.
K – Castle…
R – Mmmm…
K – Richard… venga, a la cama.
R – Mmm…
Como si de un niño pequeño se tratase Kate guió a un Castle
prácticamente sonámbulo hasta la habitación y no sin esfuerzo consiguió meterlo en la cama.
R – Mmm… Kate…
K – ¿Qué?
R – Gracias.
K - … de nada.
Al día siguiente cuando llegaron a comisaría, Ryan y Expósito ya los estaban esperando. Lo primero que observaron fue que algún gracioso se había dedicado a dibujar una especie de cara caricaturesca en su pizarra de trabajo y encima de la fotografía de la víctima.
K – Muy gracioso el que haya sido.
J – Porque venís juntos, si no hubiese apostado con Ryan que tú, (señalando a Castle) eras el gracioso del dibujo.
R – Muy bueno… Expósito. Pero si te das cuenta eso es imposible.
K - ¿Por qué?
En alto.
R – Porque si lo hubiese dibujado yo lo hubiese hecho con más estilo.
Durante toda la mañana estuvieron investigando en el caso de la cabeza desaparecida. Lo único que sacaron en claro es que la victima había muerto… decapitada. A medida que se iba acercando la hora de que Castle tenía que ir a dar su primera clase, Kate podía observarle como cada vez se ponía más nerviosa. La corbata que se había puesto para la ocasión, que había servido de cachondeo para algunos, cada vez parecía apretarle más al cuello. Cuando decidió que era hora de marcharse Kate lo acompaño hasta al ascensor.
K – Sé un niño bueno en clase.
R – Lo intentaré.
K – Respira, que te va a dar algo.
R – Lo… intentaré.
Cuando Castle llego al centro de menores se dirigió hacia donde estaba Alice. Esta al verlo venir con aquel aire nervioso pero confiado, se santiguo un par de veces.
Ali - ¡Ay, Dios mío! Esto va a ser una masacre.
R – Buenas tardes, Alice. Bueno, ya estoy aquí. ¿Qué es ese escándalo? Hay puesta alguna televisión en el centro.
Ali – No. Ese escándalo es… su clase. Buena suerte, muchacho. Creo que
la va a necesitar.
Cuando Castle empezó a dirigirse a su clase, cada vez con aspecto más asustado, Laura se acerco hasta donde estaba Alice.
Ali – Es como eso de la Biblia… lo de Isaías... como cordero llevado al matadero.
Lau – Alice, no seas exagerada.
Ali – Ya te digo yo que a este pobre lo van a crucificar. Veinte pavos a que mañana ya no vuelve, si es que sobrevive a lo de hoy.
Lau - … hecho. Si mi hermano me lo envío supongo que sería por algo.
Ali – Ya… ya.
Cuando Castle se asomo por el pasillo a lo que se suponía era… su clase, pensó utilizando un símil literario en el infierno de Dante o en los cuatro jinetes del Apocalipsis. Huye… huye… pero no, el muy tonto… entro.
R – Perdonad (gritando) Por favor. ¿Quién eres tú?
Un niño chino de unos nueve años se puso delante de él.
- Ping.
Y tan veloz como su nombre salió corriendo pasillo arriba. Castle intentó agarrarlo pero su rodilla falló y se asusto al sentir al crack.
R - ¡Mierda! Lo que me faltaba. Por favor… (gritando más fuerte todavía) ¡¡¡Silencio!!!
Por un par de segundos consiguió lo que pretendía (aunque seguramente se quedaría afónico para el resto del día), pero… el escándalo volvió de nuevo. Dos chicas de unos doce años tenían puesta la radio a toda pastilla y bailaban en mitad de la clase como dos posesas. Un niño de unos diez años hablaba por teléfono con alguien. Por lo que Castle podía entender parecía tratar asuntos de… ¡Apuestas! Una niña rubia de unos seis años chillaba despavorida subida en una silla de la clase. Otros dos muchachos, con pinta de pandilleros, hablaban en voz baja y otro que después de observarlo durante unos segundos llego a la conclusión de que era chico, por su aspecto parecía haber salido de un ataúd de Drácula (otra cita literaria) y parecía leer un comic. Bueno al menos leía algo.
R – Por favor… quiero que… me parece que me he quedado afónico… soy… Richard Castle… podíais…
Alb – Así no va a usted a conseguir nada.
Este que le hablaba, el chico que había conocido el día anterior, el lector compulsivo del primer día, lo observaba con curiosidad.
R – Muy bien listillo y entonces ¿Cómo?
Alb – Ese no es mi problema. Además no creo que usted consiga nada.
R – Y… a ese (señalando a un chico que estaba callado y sentado en un rincón) ¿Qué le pasa?
Alb – Algunos dicen que es sordo y otros que mudo. Aunque yo lo que creo es que esta asustado… como usted. En realidad tampoco es…
R – Su problema. Es usted bastante pasota por lo que veo.
Alb – No. Pero me estoy muriendo de cáncer. Según los médicos me queda un año como mucho y no tengo porque preocuparme por nadie. O es que cree usted que me gusta llevar el pelo rapado por gusto.
R – Yo… lo… no me había… yo.
Durante las siguientes dos horas, las más largas de su vida, Richard Edgar Castle tuvo que lidiar con tres conatos de pelea, dos de fuga, algunos momentos de griterío colectivo y una música ensordecedora que sumado a una rodilla que había empezado a doler y una afonía visible, pretendía dejarle sordo para el resto de su vida. Cuando sonaron las seis de la tarde y la jauría humana desapareció, Castle se quedo sentado en el suelo de la clase y en silencio. Veinte minutos después y algo preocupada Laura se dirigió hacia la clase.
Ali – Teníamos que haber ido a verle en cuanto los chicos se fueron. Mira que si esta muerto.
Lau – No digas tonterías Alice.
Cuando llegaron a la clase, Castle seguía sentado en el suelo y con la mirada pérdida.
Lau – Señor Castle… perdón… Richard ¿Te encuentras bien?
Castle se levanto y miro a Laura durante unos segundos con aspecto hundido y fatigado.
R – Yo… lo siento… creí que podría… lo siento.
Y como Ping hacia unas dos horas y media y tan rápido como le dejaba su rodilla salió corriendo de aquel lugar hacia el ascensor.
Ali – Te lo dije. Me debes veinte dólares.
Lau – Yo… no voy a dártelos todavía. Espera hasta mañana a las cinco de la tarde y… ya veremos. Ya veremos.
CONTINUARA
amnigl- Autor de best-seller
- Mensajes : 956
Fecha de inscripción : 23/02/2011
Edad : 55
Localización : Córdoba
Re: I finally found someone Cap. XXI Y FINAL (Cont. de I Love Affair)
Lo entiendo a Castle, yo los habría matado directamente jajaja
Muy buen capítulo!!!
Muy buen capítulo!!!
Re: I finally found someone Cap. XXI Y FINAL (Cont. de I Love Affair)
Qué bueno! pobre Castle!
BrujaAle- Escritor - Policia
- Mensajes : 1361
Fecha de inscripción : 08/07/2011
Edad : 41
Localización : En el Sur
Re: I finally found someone Cap. XXI Y FINAL (Cont. de I Love Affair)
pobre Castle en menuda jaula de locos lo has metido!!!!!!! jajaj
esta genial
esta genial
IsaVera- Autor de best-seller
- Mensajes : 762
Fecha de inscripción : 10/01/2011
Edad : 40
Localización : Cartagena, Murcia
Re: I finally found someone Cap. XXI Y FINAL (Cont. de I Love Affair)
pobre castle!!!!!...esperemos que kate le ayude con algun consejo o algo..
un fic genial!!!
un fic genial!!!
castle&beckett..cris- Escritor - Policia
- Mensajes : 5471
Fecha de inscripción : 20/03/2011
Edad : 33
Localización : Menorca..I LOVE NEW YORK..NYPD..RICK CASTLE & KATE BECKETT
Re: I finally found someone Cap. XXI Y FINAL (Cont. de I Love Affair)
pobre castle la que ha tenido que pasar pero estoy segura de que volvera,el no se rinde facilmente
sigue pronto porfa!!
sigue pronto porfa!!
kate_beckett- As del póker
- Mensajes : 430
Fecha de inscripción : 07/07/2011
Edad : 30
Localización : Huelva, Andalucia / NYK (L)
Re: I finally found someone Cap. XXI Y FINAL (Cont. de I Love Affair)
pobre castle
esta genial capitulo
continua
pronto
esta genial capitulo
continua
pronto
Re: I finally found someone Cap. XXI Y FINAL (Cont. de I Love Affair)
Pobre Castle,las va a pasar canutas con esos crios,que se inventara para que le hagan caso,sigue pronto
Raúl- Moderador
- Mensajes : 1189
Fecha de inscripción : 18/05/2011
Edad : 32
Localización : Parla City
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