I finally found someone Cap. XXI Y FINAL (Cont. de I Love Affair)
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Re: I finally found someone Cap. XXI Y FINAL (Cont. de I Love Affair)
Antes de seguir, quiero agradeceros a todos los que me leéis vuestros consejos y ánimos. No sabéis cuanto me ayudan. Espero que os guste.
CAPITULO IV
Kate miraba preocupada el ascensor de la comisaría. Eran ya las 9 de la noche y Castle no había aparecido después de su clase. Le había llamado varias veces y también le había dejado algún mensaje, pero este no le había contestado. Como había quedado con él en comisaría después de la clase no sabía si debía irse a casa o seguir esperándole. La tarde había sido totalmente infructuosa en referencia al caso que les ocupaba. Quizás debería archivarlo y dedicarse a otro delito. Así se lo había insinuado la capitana Gates y esto le molestaba bastante.
No es que sucediera muy a menudo, pero siempre que debía dar un caso por perdido sentía un vacío en su alma difícil de explicar. Era como si con ello le fallara un poco a su madre. Al menos no tendría que disculparse ante ninguna familia porque no parecía que nadie hubiese puesto ninguna denuncia por desaparición con las características de la victima (con o sin cabeza). En ese momento se abrieron las puertas del ascensor y Kate miro con aprensión. Pero era Lanie que viendo su cara se acerco hasta ella.
L - ¿Aún no ha aparecido?
K – No.
L – Estoy segura de que no le ha ocurrido nada. Quizás este celebrando su primer día de clase.
K – No se, no se. Voy a ir a su loft. Quizás este allí.
L – Como quieras. Como tengo que esperar a que Javier termine su turno si aparece por aquí yo te aviso. ¿Cómo va el caso?
K – Un desastre. No va. Gates me ha dicho que si mañana no descubrimos nada lo archivemos y pasemos a otra cosa. Javier y Kevin han estado casi todo el día por el barrio chino pero no han conseguido nada. Bueno… me voy.
L – Será lo mejor. Y ya verás como aparece.
Cuando Kate llego a las puertas del apartamento de Castle se quedo un momento en silencio junto a la misma. Después llamo insistentemente.
K - ¿Castle? Soy yo. ¿Estas ahí?
Silencio. Kate volvió a insistir.
K - ¿Richard? Si estas ahí, dime algo. ¡Por favor!
Más llamadas.
R – (Afónico) ¡¡¡No hay nadie!!!
K - ¿Castle? ¿Eres tú?
R – Vete… por favor.
K – Anda… ábreme. No puede ser tan grave. No me seas crío.
R - ¡Críos! ¡Críos! No me hables de ellos. Son unos monstruos.
K – No digas tonterías y abre de una vez.
Kate oyó como algo se movía lentamente por el apartamento y llegaba hasta la puerta. Después de transcurridos unos segundos Castle se decidió y le abrió. Su aspecto era caótico. El pelo estaba totalmente revuelto y su mirada denotaba que había llorado. La corbata que llevaba puesta era un amasijo de arrugas así como toda su ropa. Sin casi ni mirarla se volvió y empezó a andar hacia el sofá del salón cojeando visiblemente.
K – Pero ¿Qué demonios te ha pasado? ¿Y por que cojeas?
R – Quise pillar a uno de esos hijos de… diablo y la rodilla me falló. He tenido que ponerme eso que me dieron por si volvía a tener problemas, pero me duele y…
Cuando llego al sofá Castle se dejo caer pesadamente sobre unos cojines que había y oculto su cara. Kate se sentó a su lado e intento consolarle tocándole suavemente la espalda.
K – ¿No ha ido como tú esperabas? ¿Eh?
R – Ha sido… un desastre. Yo… Kate ¿Qué voy a hacer?
K – Que preguntas es esa. Pues intentar hacerlo mejor mañana.
R – No… eso… no me refiero a eso.
K - ¿Entonces a que?
R – Con mi vida. Casi no puedo escribir. Se que es más cuestión de mi cabeza, pero…
K – Si quieres podemos hablar con el…
R – No quiero loqueros.
K – Pues a mí me han servido.
R – Lo… siento. No quería decir eso. Quizás lleves razón y si lo necesite. Yo… últimamente siento que no sirvo para nada. Ni para escribir, ni para ayudarte a ti en los casos, ni para… ser…
K – Eso no es verdad. Me sigues ayudando mucho en el trabajo. Sin ti… no sería lo mismo. Aunque entiendo que tarde o temprano tendrás que dejarlo.
R – A eso me refiero. Y después ¿Qué?
K – Pues sigues escribiendo, como lo has hecho siempre. ¿O es que ya no te gusta hacerlo?
R – Pues claro que me gusta, pero con esto de la mano me cuesta un mundo y aunque tu estas aquí yo…
K – Echas mucho de menos a Alexis.
R – Y a mi madre, que eso es hasta increíble. Y muy idiota de mí pensé que con esto de las clases quizás encontrara…
K – ¿Si?
R – Nada. No he encontrado nada. Y Paula y Gina no hacen más que agobiarme y…
K – Richard Alexander Rogers… haz el favor de mirarme.
Castle se incorporó y se sentó junto a Kate. Durante unos segundos eternos se miraron a los ojos.
K – Quiero que me escuches atentamente, para no tener que decírtelo de nuevo. Tú eres una persona… maravillosa. Has creado a tu alrededor una vida llena de amor, confianza y amistad que pocos consiguen. A pesar de que muchas veces, sobre todo al principio, pensé lo contrario se que eres una hombre generoso, bueno y cariñoso. Más de lo que parece que tú mismo crees.
R – No… yo soy un desastre…
K – No lo eres.
R – Tu… tu… si que eres perfecta.
Kate se levanto y miro a Castle con enojo.
K – No digas eso…
R - ¿Por qué? ¿Qué hay de malo en ello? ¿Por qué te enfadas?
K – Porque… eso no es verdad… tú… no digas esas cosas. Yo… voy a darme una ducha. Creo que tengo algo de ropa mía en esta casa. Y tú deja de auto compadecerte y pide algo de cenar, que ya es muy tarde.
Como un resorte Kate salió disparada hacia arriba, hacia el cuarto de baño, dejando a Castle sentado y bastante extrañado. Pero bueno, que diablos le había pasado a aquella mujer. Se había enfadado por decirle que es… perfecta. No idiota… se habrá enfadado porque lleva razón. Lo tienes prácticamente todo y tú no haces más que quejarte. Ni siquiera le has preguntado como va el caso de la cabeza… desaparecida. Despacio y en silencio subió las escaleras del loft y se dirigió hasta el cuarto de baño. Abrió la puerta y entro. Durante unos segundos se quedo mirando el cuerpo desnudo de Kate que se medio reflejaba por el cristal donde se duchaba despacio y en silencio.
K - ¿Qué haces ahí?
R – Yo… quería preguntarte si… ¿chino o italiano?
K – Chino.
R – Kate… lo siento… no quería insultarte… si te molesta que te diga perfecta yo…
Kate abrió un poco la puerta de la ducha y con una mano lo invito a entrar.
K - ¿Ves? A eso me refiero. No tienes porque estar disculpándote siempre. Ven aquí.
R – Estoy vestido.
K – ¿Es eso un problema?
R – Supongo que no.
Castle entro en la ducha. Durante un par de minutos dejo que el agua empapara todo su cuerpo mientras que Kate lo besaba dulcemente y poco a poco iba quitándole la ropa. Todo este proceso lo vivió con los ojos cerrados. Cuando los abrió y vio a Kate decidió que debía pasar a la acción y con su boca busco afanosamente los pechos mojados y preparados de Kate que le demandaba con la mirada. Empezó a mordisquearlos con fruición y Kate empezó a gemir dulcemente mientras que le instigaba a continuar.
R – Si… te… levanto… puede que… la rodilla…
Empezaron a salir de la ducha mientras seguían besándose con pasión. Kate se tumbo en la cama de la habitación toda mojada y Castle empezó a recorrer todo su cuerpo con su boca empezando por los pies y parándose eternamente en su sexo. Con su mano Kate lo agarro del pelo y suavemente le insto a llegar hasta su cara para seguir besándolo. Sentía bajo su piel la urgencia de Castle que ya se mostraba en todo su apogeo y decidió no hacerle esperar más. Abrió sus caderas en señal de admisión y Castle lo entendió perfectamente. La penetro con suavidad, amoldándose a su cuerpo como un pintor lo hace con su cuadro o un pianista con una partitura, como su…obra de arte. Poco a poco, esos movimientos suaves y rítmicos se volvieron mucho más salvajes y frenéticos, exigiéndole a ambos una entrega completa. Llegaron al clímax prácticamente a la vez y rendidos y mojados se abrazaron el uno al otro mientras que sus cuerpos volvían a recuperar su normal respiración.
K – Supongo que abra que pedir la cena.
R – Supones bien. Porque yo estoy hambriento.
Los dos se levantaron de la cama y se vistieron informalmente. Llamaron al chino que treinta minutos después le servía la comida. Prácticamente comieron en silencio, sentados en el sofá del salón.
R – No te he preguntado… ¿Cómo va el caso?
K – Es un… desastre. Tu detective perfecta esta en un callejón sin salida. Gates me ha instado a que si mañana no conseguimos descubrir nada le demos carpetazo y sigamos con otra cosa.
R – Intentaré ser más útil mañana.
K – Lo primero que haremos será volver al lugar del crimen, a ver si se nos paso algo que pueda sernos útil. Javier y Kevin han estado en el barrio chino pero no han conseguido nada.
R – Suelen ser personas bastante herméticas para sus cosas.
K – Por cierto ¿Qué me contabas sobre uno de esos chicos que era oriental? ¿Se te escapo?
R – No me lo recuerdes. Dejemos este capítulo de mi vida como una mala anécdota.
K – Ni hablar. Tú vuelves mañana a esa clase.
R – Pero ¿Kate?
K – Pero nada. Ahora que se te ha pasado el disgusto me vas a contar que diablos te ha pasado con esos chicos durante esas dos horas.
R - … esta bien… cabezona. Ha sido como una mala película B de terror. Verás…
CONTINUARA
CAPITULO IV
Kate miraba preocupada el ascensor de la comisaría. Eran ya las 9 de la noche y Castle no había aparecido después de su clase. Le había llamado varias veces y también le había dejado algún mensaje, pero este no le había contestado. Como había quedado con él en comisaría después de la clase no sabía si debía irse a casa o seguir esperándole. La tarde había sido totalmente infructuosa en referencia al caso que les ocupaba. Quizás debería archivarlo y dedicarse a otro delito. Así se lo había insinuado la capitana Gates y esto le molestaba bastante.
No es que sucediera muy a menudo, pero siempre que debía dar un caso por perdido sentía un vacío en su alma difícil de explicar. Era como si con ello le fallara un poco a su madre. Al menos no tendría que disculparse ante ninguna familia porque no parecía que nadie hubiese puesto ninguna denuncia por desaparición con las características de la victima (con o sin cabeza). En ese momento se abrieron las puertas del ascensor y Kate miro con aprensión. Pero era Lanie que viendo su cara se acerco hasta ella.
L - ¿Aún no ha aparecido?
K – No.
L – Estoy segura de que no le ha ocurrido nada. Quizás este celebrando su primer día de clase.
K – No se, no se. Voy a ir a su loft. Quizás este allí.
L – Como quieras. Como tengo que esperar a que Javier termine su turno si aparece por aquí yo te aviso. ¿Cómo va el caso?
K – Un desastre. No va. Gates me ha dicho que si mañana no descubrimos nada lo archivemos y pasemos a otra cosa. Javier y Kevin han estado casi todo el día por el barrio chino pero no han conseguido nada. Bueno… me voy.
L – Será lo mejor. Y ya verás como aparece.
Cuando Kate llego a las puertas del apartamento de Castle se quedo un momento en silencio junto a la misma. Después llamo insistentemente.
K - ¿Castle? Soy yo. ¿Estas ahí?
Silencio. Kate volvió a insistir.
K - ¿Richard? Si estas ahí, dime algo. ¡Por favor!
Más llamadas.
R – (Afónico) ¡¡¡No hay nadie!!!
K - ¿Castle? ¿Eres tú?
R – Vete… por favor.
K – Anda… ábreme. No puede ser tan grave. No me seas crío.
R - ¡Críos! ¡Críos! No me hables de ellos. Son unos monstruos.
K – No digas tonterías y abre de una vez.
Kate oyó como algo se movía lentamente por el apartamento y llegaba hasta la puerta. Después de transcurridos unos segundos Castle se decidió y le abrió. Su aspecto era caótico. El pelo estaba totalmente revuelto y su mirada denotaba que había llorado. La corbata que llevaba puesta era un amasijo de arrugas así como toda su ropa. Sin casi ni mirarla se volvió y empezó a andar hacia el sofá del salón cojeando visiblemente.
K – Pero ¿Qué demonios te ha pasado? ¿Y por que cojeas?
R – Quise pillar a uno de esos hijos de… diablo y la rodilla me falló. He tenido que ponerme eso que me dieron por si volvía a tener problemas, pero me duele y…
Cuando llego al sofá Castle se dejo caer pesadamente sobre unos cojines que había y oculto su cara. Kate se sentó a su lado e intento consolarle tocándole suavemente la espalda.
K – ¿No ha ido como tú esperabas? ¿Eh?
R – Ha sido… un desastre. Yo… Kate ¿Qué voy a hacer?
K – Que preguntas es esa. Pues intentar hacerlo mejor mañana.
R – No… eso… no me refiero a eso.
K - ¿Entonces a que?
R – Con mi vida. Casi no puedo escribir. Se que es más cuestión de mi cabeza, pero…
K – Si quieres podemos hablar con el…
R – No quiero loqueros.
K – Pues a mí me han servido.
R – Lo… siento. No quería decir eso. Quizás lleves razón y si lo necesite. Yo… últimamente siento que no sirvo para nada. Ni para escribir, ni para ayudarte a ti en los casos, ni para… ser…
K – Eso no es verdad. Me sigues ayudando mucho en el trabajo. Sin ti… no sería lo mismo. Aunque entiendo que tarde o temprano tendrás que dejarlo.
R – A eso me refiero. Y después ¿Qué?
K – Pues sigues escribiendo, como lo has hecho siempre. ¿O es que ya no te gusta hacerlo?
R – Pues claro que me gusta, pero con esto de la mano me cuesta un mundo y aunque tu estas aquí yo…
K – Echas mucho de menos a Alexis.
R – Y a mi madre, que eso es hasta increíble. Y muy idiota de mí pensé que con esto de las clases quizás encontrara…
K – ¿Si?
R – Nada. No he encontrado nada. Y Paula y Gina no hacen más que agobiarme y…
K – Richard Alexander Rogers… haz el favor de mirarme.
Castle se incorporó y se sentó junto a Kate. Durante unos segundos eternos se miraron a los ojos.
K – Quiero que me escuches atentamente, para no tener que decírtelo de nuevo. Tú eres una persona… maravillosa. Has creado a tu alrededor una vida llena de amor, confianza y amistad que pocos consiguen. A pesar de que muchas veces, sobre todo al principio, pensé lo contrario se que eres una hombre generoso, bueno y cariñoso. Más de lo que parece que tú mismo crees.
R – No… yo soy un desastre…
K – No lo eres.
R – Tu… tu… si que eres perfecta.
Kate se levanto y miro a Castle con enojo.
K – No digas eso…
R - ¿Por qué? ¿Qué hay de malo en ello? ¿Por qué te enfadas?
K – Porque… eso no es verdad… tú… no digas esas cosas. Yo… voy a darme una ducha. Creo que tengo algo de ropa mía en esta casa. Y tú deja de auto compadecerte y pide algo de cenar, que ya es muy tarde.
Como un resorte Kate salió disparada hacia arriba, hacia el cuarto de baño, dejando a Castle sentado y bastante extrañado. Pero bueno, que diablos le había pasado a aquella mujer. Se había enfadado por decirle que es… perfecta. No idiota… se habrá enfadado porque lleva razón. Lo tienes prácticamente todo y tú no haces más que quejarte. Ni siquiera le has preguntado como va el caso de la cabeza… desaparecida. Despacio y en silencio subió las escaleras del loft y se dirigió hasta el cuarto de baño. Abrió la puerta y entro. Durante unos segundos se quedo mirando el cuerpo desnudo de Kate que se medio reflejaba por el cristal donde se duchaba despacio y en silencio.
K - ¿Qué haces ahí?
R – Yo… quería preguntarte si… ¿chino o italiano?
K – Chino.
R – Kate… lo siento… no quería insultarte… si te molesta que te diga perfecta yo…
Kate abrió un poco la puerta de la ducha y con una mano lo invito a entrar.
K - ¿Ves? A eso me refiero. No tienes porque estar disculpándote siempre. Ven aquí.
R – Estoy vestido.
K – ¿Es eso un problema?
R – Supongo que no.
Castle entro en la ducha. Durante un par de minutos dejo que el agua empapara todo su cuerpo mientras que Kate lo besaba dulcemente y poco a poco iba quitándole la ropa. Todo este proceso lo vivió con los ojos cerrados. Cuando los abrió y vio a Kate decidió que debía pasar a la acción y con su boca busco afanosamente los pechos mojados y preparados de Kate que le demandaba con la mirada. Empezó a mordisquearlos con fruición y Kate empezó a gemir dulcemente mientras que le instigaba a continuar.
R – Si… te… levanto… puede que… la rodilla…
Empezaron a salir de la ducha mientras seguían besándose con pasión. Kate se tumbo en la cama de la habitación toda mojada y Castle empezó a recorrer todo su cuerpo con su boca empezando por los pies y parándose eternamente en su sexo. Con su mano Kate lo agarro del pelo y suavemente le insto a llegar hasta su cara para seguir besándolo. Sentía bajo su piel la urgencia de Castle que ya se mostraba en todo su apogeo y decidió no hacerle esperar más. Abrió sus caderas en señal de admisión y Castle lo entendió perfectamente. La penetro con suavidad, amoldándose a su cuerpo como un pintor lo hace con su cuadro o un pianista con una partitura, como su…obra de arte. Poco a poco, esos movimientos suaves y rítmicos se volvieron mucho más salvajes y frenéticos, exigiéndole a ambos una entrega completa. Llegaron al clímax prácticamente a la vez y rendidos y mojados se abrazaron el uno al otro mientras que sus cuerpos volvían a recuperar su normal respiración.
K – Supongo que abra que pedir la cena.
R – Supones bien. Porque yo estoy hambriento.
Los dos se levantaron de la cama y se vistieron informalmente. Llamaron al chino que treinta minutos después le servía la comida. Prácticamente comieron en silencio, sentados en el sofá del salón.
R – No te he preguntado… ¿Cómo va el caso?
K – Es un… desastre. Tu detective perfecta esta en un callejón sin salida. Gates me ha instado a que si mañana no conseguimos descubrir nada le demos carpetazo y sigamos con otra cosa.
R – Intentaré ser más útil mañana.
K – Lo primero que haremos será volver al lugar del crimen, a ver si se nos paso algo que pueda sernos útil. Javier y Kevin han estado en el barrio chino pero no han conseguido nada.
R – Suelen ser personas bastante herméticas para sus cosas.
K – Por cierto ¿Qué me contabas sobre uno de esos chicos que era oriental? ¿Se te escapo?
R – No me lo recuerdes. Dejemos este capítulo de mi vida como una mala anécdota.
K – Ni hablar. Tú vuelves mañana a esa clase.
R – Pero ¿Kate?
K – Pero nada. Ahora que se te ha pasado el disgusto me vas a contar que diablos te ha pasado con esos chicos durante esas dos horas.
R - … esta bien… cabezona. Ha sido como una mala película B de terror. Verás…
CONTINUARA
amnigl- Autor de best-seller
- Mensajes : 956
Fecha de inscripción : 23/02/2011
Edad : 55
Localización : Córdoba
Re: I finally found someone Cap. XXI Y FINAL (Cont. de I Love Affair)
Quiero ver la segunda clase jajaja
Muy buen capítulooo!!! =)
Muy buen capítulooo!!! =)
Re: I finally found someone Cap. XXI Y FINAL (Cont. de I Love Affair)
Muy buen capitulo!!!
Cada vez se pone mejor!!!!!!!!!!
Gracias por escribirlo
Cada vez se pone mejor!!!!!!!!!!
Gracias por escribirlo
silvanalino- Escritor - Policia
- Mensajes : 2439
Fecha de inscripción : 01/12/2010
Edad : 51
Re: I finally found someone Cap. XXI Y FINAL (Cont. de I Love Affair)
wooooohohoooooooooo...que pasadaaaa
por lo que se ve estan mas unidos que nunca!!!!
sigueloooo
por lo que se ve estan mas unidos que nunca!!!!
sigueloooo
castle&beckett..cris- Escritor - Policia
- Mensajes : 5471
Fecha de inscripción : 20/03/2011
Edad : 33
Localización : Menorca..I LOVE NEW YORK..NYPD..RICK CASTLE & KATE BECKETT
Re: I finally found someone Cap. XXI Y FINAL (Cont. de I Love Affair)
esta geniaal!!
siguelo pronto porfa!!
siguelo pronto porfa!!
kate_beckett- As del póker
- Mensajes : 430
Fecha de inscripción : 07/07/2011
Edad : 30
Localización : Huelva, Andalucia / NYK (L)
Re: I finally found someone Cap. XXI Y FINAL (Cont. de I Love Affair)
excelente
capituloooo
gracias por otro capitulo
capituloooo
gracias por otro capitulo
Re: I finally found someone Cap. XXI Y FINAL (Cont. de I Love Affair)
Que pasara en la 2º clase??sigue sigue que esto pinta bien
Raúl- Moderador
- Mensajes : 1189
Fecha de inscripción : 18/05/2011
Edad : 32
Localización : Parla City
Re: I finally found someone Cap. XXI Y FINAL (Cont. de I Love Affair)
…verás. Se suponía que iban a ser quince chicos, pero en realidad solo han aparecido once. Y menos mal, porque parecían mil.
K – ¿Y los otros cuatro?
R – No lo se. Dos de ellos son… espera tengo por aquí la ficha de los chicos… me las había leído anoche. Por eso me quede dormido en el salón de tu casa.
Castle cogió de un maletín unos papeles que llevaba. Por lo que Kate pudo observar había trabajado a fondo cada uno de los expedientes de aquellos chicos porque había anotaciones suyas a lápiz.
R – Si… aquí están. Lim Peig y Suao Cheng, dos niñas chinas de unos diez años. No han aparecido. Tampoco lo han hecho Clara y Michael Shawn que son hermanos.
K - ¿Y los demás?
R - ¿Por donde quieres empezar? Los tengo para todos los gustos. Primero están Mark y Amy Sullivan. Hermanos, son como la noche y el día, pero no se cual de ellos es peor. Al principio no sabía si el tal Mark era niño o niña. Llevaba tanto maquillaje que me tenía confundido. Es como uno de eso estilo serie de vampiros que tanto les gusta a los jóvenes de ahora. Se ha pasado las dos horas leyendo comics sin ni siquiera mirarme a la cara. Pero lo de su hermana es peor. Es la más pequeña de todos. Rubita, ojitos azules y descendiente de Atila.
K – Venga ya.
R – Se ha pasado buena parte de las dos horas chillando como un energúmeno subida en una silla. Cuando por fin conseguí que se bajara de allí tuve que correr para que no se escapara y me dio una patada en la espinilla. Jo… Kate… no te rías.
K - ¿Y su familia?
R – Eso… viven con su madre que trabaja en un night club como camarera. Ya sabes… es…
K – Prostituta.
R – Eso. Siguiendo con los hermanos están Julio e Isabel Suárez. El tal Julio y otro amigo suyo que se llama Manuel se han pasado las dos horas cuchicheando y creo incluso que llevaban navajas o algún tipo de arma. Para mí que son de alguna banda juvenil o algo por el estilo. Isabel ha sido la única que me ha prestado un poco de atención en mi clase…
K - ¿Pero has dado tu clase?
R – Eso viene después. Sigamos con los chicos. Después está Jimmy Brighton. Afro americano, diez años, mal bicho. Es un listillo. Se ha pasado casi las dos horas hablando por un móvil último modelo que intuyo es robado. Ha estado haciendo…
K - ¿Qué?
R – Sus… negocios.
K - ¿Cómo sus negocios?
R – Eso… apuestas de todo tipo, carreras, baloncesto, fútbol. Le he amenazado con llamar a la policía y ha pasado de mí como de la peste. Siguiendo con lo afro americanos están Claire y Susan. Se han pasado con la radio puesta las dos horas y no he conseguido que la apagaran. Son las que me han dejado afónico y… medio sordo. Después está Gabriel. Solo tiene ocho años. Las dos horas se las ha pasado sin hablar y muy asustado. No se si es mudo, sordo o que… según su expediente tuvo un trauma infantil y ahí se ha quedado. ¿Cómo diablos voy yo a trabajar esas cosas?
K – ¿No le has pedido consejo a la señora Monroe?
R – No… yo… pensé que…
K – No lo necesitarías. Has llegado allí a dar tu clase magistral de… espera que mire en tus papeles…, historia, literatura y ¿Musicales?
R – Si… pensé que sería algo ameno. Introducir algo de historia y literatura a través de los musicales de Broadway.
K - ¿Pero tú crees que esos chicos han oído hablar en sus vidas de lo que es un musical o de…? Por cierto… te has dejado un chico atrás.
R – No… ese…
K - ¿Sí?
R – Albert Delano Pickford. Doce años. Muy listo. Llevaba el Fantasma de la Opera de Gaston Leroux en sus manos… mira tu que casualidad… ese… fue el primero que se dirigió a mí… me dijo antes de que yo lo comprobase lo que para el ya era evidente nada más empezar la clase.
K - ¿Y eso era?
R – Que iba a ser un rotundo fracaso. Creo que me enfade por su franqueza y le llame pasota o algo así… yo… no me había dado cuenta… me quede dormido anoche leyendo su expediente…
Kate cogió el expediente del chico que Castle le indicaba y lo leyó en silencio mientras Castle terminaba de recoger los restos de la cena.
K - ¡Oh! Richard… lo siento… pero tú no tienes…
R – Debí darme cuenta. Estaba tan concentrado en que me saliese bien mi absurda clase magistral que no pensaba en… de todas formas que mas da… no pienso volver…
K – Ven, siéntate aquí y escúchame.
Castle se sentó y miro a Kate dulcemente a los ojos.
K – Vamos a ver… has hecho un trabajo increíble en un par de noches con los expedientes de estos chicos. Habías empezado bien… pero…
R – El resultado ha sido un desastre.
K – Contéstame algo ¿Qué crees que estarán pensando ahora mismo esos chicos sobre ti? Imagina que eres uno de ellos.
R – Pues que soy un tremendo… hilipollas. Con todas las letras.
K – Para ellos esta clase era algo nuevo y supongo, aunque tu no lo creas ahora, que se habían echo sus expectativas.
R – Pero en cambio se encuentran conmigo… un idiota integral.
K – Mas o menos. Seguramente tenían tanto miedo como tú a la novedad.
R – Y supongo que yo los he defraudado. Porque estaba más aterrorizado que ellos.
K – Empieza de nuevo.
R - ¿Cómo?
K – Usa tu imaginación. No desaproveches una de tus mayores cualidades. Presentarte allí mañana ya será un punto a tu favor. Ellos creen que…
R – Me han dado una paliza y han vencido por KO rotundo.
K – Eso… pero tú les vas a demostrar que no es así.
R – Kate… no se.
K – Richard, empiezo a conocerte bastante bien y a mi no me engañas. Se que quieres hacer esto bien, es más, que necesitas hacer esto bien… no lo dejes.
R – Esta bien. De acuerdo. Se me esta ocurriendo algo que… quizás pueda resultar.
K – Vale. Pero ahora nos vamos a la cama y durmamos algo. A ver si el sueño te ayuda a ti con tu clase y a mi con mi cabeza desaparecida.
Durante la noche, Castle se mostró agitado y estuvo casi toda ella dando vueltas como si fuese un perro buscando la mejor postura y resoplando de vez en cuando. Kate consiguió dormir a ratos. En los momentos en los que se quedo dormida soñó con cabezas dibujadas en miles de pizarras de la comisaría y en ella y Castle perseguidos por Atila y los hunos que se confundían con una jauría… infantil. Total, una auténtica pesadilla. Cuando despertó y vio los primeros rayos de sol colarse por el balcón de la habitación de Castle, se volvió para buscarlo y ya no le encontró. Bajo las escaleras del loft. Castle estaba preparando el desayuno con aspecto algo cansado.
K – Buenos días. ¿Mala noche?
R – Más o menos. Buenos días a ti también.
Kate se acerco hasta el y le dio un profundo y beso tierno.
R – Ahora ya mejor.
En ese momento sonó el móvil de Kate.
K – Vaya… es Javier. ¿Sí? Dime ¿En serio? No puede ser. Esta bien, ahora mismo vamos para allá ¿Cómo dices? De acuerdo, lo haremos así. Adiós. No te lo vas a creer.
R – ¿Qué ocurre?
K – Han encontrado en otro parque otro cuerpo sin cabeza. Al parecer es una mujer… también de rasgos orientales y algo más mayor que nuestra primera víctima.
R – No me digas que tenemos a un maldito asesino en serie.
K – Eso me temo. Y que se dedica además.
R – A coleccionar…
K – Dice Javier que no hace falta que vayamos al lugar donde se encuentra la victima. Gates quiere vernos inmediatamente en su despacho.
Cuarenta y cinco minutos después, Castle y Kate se dirigían al despacho de la capitana por los pasillos de la comisaría.
R – Recuérdame que cuando salgamos a desayunar si es que el caso nos deja tengo que hacer algunas compras para mi clase de esta tarde.
K - ¿Compras? ¿De que clase?
R – Ya lo verás.
Cuando entraron en el despacho, la capitana los esperaba con aspecto muy serio.
G – Cierre la puerta por favor y siéntense.
R – Si señora.
G – Me han llamado del FBI hace un par de horas en referencia al caso que estamos llevando y dicho de manera suave… nos dan la patada. Ellos se encargaran desde ahora.
K y R - ¿Cómo? ¿Por qué?
G – Eso mismo les he preguntado yo, pero no han querido contestarme. Ni siquiera me han solicitado todo lo que hasta ahora llevamos investigado. Por supuesto le he pedido explicaciones. Al parecer sospechan que todo esto tiene que ver con una banda de extrema derecha. Llevan tiempo sospechando por conversaciones que se han dado en algunos foros que estaban preparando una especie de encuentro y estas muertes pudiesen ser una especie de…
R – Ejecuciones.
G – Si… algo por el estilo. Y no solo atentarían con personas de ascendencia oriental, sino con…
K – Afro americanos, hispanos…
G – Si.
R – Malditos hijos de puta.
K – Si esto llega a los medios de comunicación puede hablar problemas en las calles.
G – Eso me temo.
K – ¿Qué quiere que hagamos? Supongo que no nos ha contado todo esto para que nos crucemos de brazos y ya esta.
G – Empieza a conocerme bien detective. Sigan investigando. Les doy a ustedes dos, Expósito y Ryan libertad absoluta para continuar. Confío en ustedes y en su buen hacer.
K – Muchas gracias, capitán.
R – No le defraudaremos.
Cuando salieron del despacho del capitán se reunieron con Javier y Kevin y empezaron a coordinar el trabajo que iban a realizar a partir de ahora.
K – Castle, quiero que te dediques a indagar por Internet. Foros, Chat, twitter… eso te da bien.
R – Oído jefa.
K – Nosotros tres nos vamos a encargar de buscar alguna relación con los dos casos para ver si nos lleva a suponer donde puede cometerse el siguiente asesinato.
J – Esta claro que han seguido una pauta… y no solo me refiero a lo de las cabezas.
K – Nosotros tres nos vamos, tú (señalando a Castle) te quedas aquí. Nos vemos en unas cuatro horas.
R – Okay.
Durante las siguientes cuatro horas Castle se dedico a indagar en Internet todo lo que pudo sobre grupos neonazis y grupos extremistas. Todo lo que veía le daba un asco descomunal. Pensaba en los chicos de… su clase y no podía dejar de pensar como había gente todavía que hiciese cosas como esa. Prácticamente no se movió de la silla en esas cuatro horas. Tan absorto estaba en su trabajo que no se dio cuenta en la llegada de Kate que se acerco sigilosamente con un par de pizzas. Fue el olor lo que le puso en alerta. Sin volver la cara sonrío.
R – Carbonara con extra de queso. Es mi favorita. Dame un beso, cariño.
K - ¿Cómo sabías…? (Le da el beso) Debes tener hambre.
R – Mucha. ¿Habéis averiguado algo interesante?
K – Puede. Quizás hayamos encontrado una pauta y sepamos más o menos donde puede cometerse el siguiente asesinato. Claro, que tendremos que hacer guardia en un par o tres de sitios durante esta noche. ¿Y tú?
R – Muchas cosas. Ahí en la mesa te dejo un resumen de todo lo que me ha parecido más interesante. Todo esto puede tener como resultado una especie de encuentro que esta preparando esta gentuza.
K – No comas tan rápido que te vas a atragantar.
R – Es que se me hace tarde. Quiero hacer unas cuantas cosas antes de que lleguen mis… alumnos y ya voy con el tiempo justo. ¿Puedes llevarme en el coche?
K – De acuerdo.
R – Pues vamos.
Una vez en el coche donde Castle se termino su pizza, y a un par de manzanas, Kate detuvo el coche.
K - ¿Qué vas a comprar?
Castle no le respondió. Unos quince minutos después aparecía con unas cuantas latas de pintura de varios tamaños y colores y ayudado por un empleado de la tienda. También llevaba rulos y pinceles de todos los tamaños.
K – Pero ¿Qué diablos estás haciendo? ¿Y para que quieres todo esto?
R – No preguntes. Forma parte de mi plan. Lo he llamado “Operación Rulo”
K - ¿Operación ru…? Ay, Richard Castle, creo que te has vuelto loco de remate.
CONTINUARA
K – ¿Y los otros cuatro?
R – No lo se. Dos de ellos son… espera tengo por aquí la ficha de los chicos… me las había leído anoche. Por eso me quede dormido en el salón de tu casa.
Castle cogió de un maletín unos papeles que llevaba. Por lo que Kate pudo observar había trabajado a fondo cada uno de los expedientes de aquellos chicos porque había anotaciones suyas a lápiz.
R – Si… aquí están. Lim Peig y Suao Cheng, dos niñas chinas de unos diez años. No han aparecido. Tampoco lo han hecho Clara y Michael Shawn que son hermanos.
K - ¿Y los demás?
R - ¿Por donde quieres empezar? Los tengo para todos los gustos. Primero están Mark y Amy Sullivan. Hermanos, son como la noche y el día, pero no se cual de ellos es peor. Al principio no sabía si el tal Mark era niño o niña. Llevaba tanto maquillaje que me tenía confundido. Es como uno de eso estilo serie de vampiros que tanto les gusta a los jóvenes de ahora. Se ha pasado las dos horas leyendo comics sin ni siquiera mirarme a la cara. Pero lo de su hermana es peor. Es la más pequeña de todos. Rubita, ojitos azules y descendiente de Atila.
K – Venga ya.
R – Se ha pasado buena parte de las dos horas chillando como un energúmeno subida en una silla. Cuando por fin conseguí que se bajara de allí tuve que correr para que no se escapara y me dio una patada en la espinilla. Jo… Kate… no te rías.
K - ¿Y su familia?
R – Eso… viven con su madre que trabaja en un night club como camarera. Ya sabes… es…
K – Prostituta.
R – Eso. Siguiendo con los hermanos están Julio e Isabel Suárez. El tal Julio y otro amigo suyo que se llama Manuel se han pasado las dos horas cuchicheando y creo incluso que llevaban navajas o algún tipo de arma. Para mí que son de alguna banda juvenil o algo por el estilo. Isabel ha sido la única que me ha prestado un poco de atención en mi clase…
K - ¿Pero has dado tu clase?
R – Eso viene después. Sigamos con los chicos. Después está Jimmy Brighton. Afro americano, diez años, mal bicho. Es un listillo. Se ha pasado casi las dos horas hablando por un móvil último modelo que intuyo es robado. Ha estado haciendo…
K - ¿Qué?
R – Sus… negocios.
K - ¿Cómo sus negocios?
R – Eso… apuestas de todo tipo, carreras, baloncesto, fútbol. Le he amenazado con llamar a la policía y ha pasado de mí como de la peste. Siguiendo con lo afro americanos están Claire y Susan. Se han pasado con la radio puesta las dos horas y no he conseguido que la apagaran. Son las que me han dejado afónico y… medio sordo. Después está Gabriel. Solo tiene ocho años. Las dos horas se las ha pasado sin hablar y muy asustado. No se si es mudo, sordo o que… según su expediente tuvo un trauma infantil y ahí se ha quedado. ¿Cómo diablos voy yo a trabajar esas cosas?
K – ¿No le has pedido consejo a la señora Monroe?
R – No… yo… pensé que…
K – No lo necesitarías. Has llegado allí a dar tu clase magistral de… espera que mire en tus papeles…, historia, literatura y ¿Musicales?
R – Si… pensé que sería algo ameno. Introducir algo de historia y literatura a través de los musicales de Broadway.
K - ¿Pero tú crees que esos chicos han oído hablar en sus vidas de lo que es un musical o de…? Por cierto… te has dejado un chico atrás.
R – No… ese…
K - ¿Sí?
R – Albert Delano Pickford. Doce años. Muy listo. Llevaba el Fantasma de la Opera de Gaston Leroux en sus manos… mira tu que casualidad… ese… fue el primero que se dirigió a mí… me dijo antes de que yo lo comprobase lo que para el ya era evidente nada más empezar la clase.
K - ¿Y eso era?
R – Que iba a ser un rotundo fracaso. Creo que me enfade por su franqueza y le llame pasota o algo así… yo… no me había dado cuenta… me quede dormido anoche leyendo su expediente…
Kate cogió el expediente del chico que Castle le indicaba y lo leyó en silencio mientras Castle terminaba de recoger los restos de la cena.
K - ¡Oh! Richard… lo siento… pero tú no tienes…
R – Debí darme cuenta. Estaba tan concentrado en que me saliese bien mi absurda clase magistral que no pensaba en… de todas formas que mas da… no pienso volver…
K – Ven, siéntate aquí y escúchame.
Castle se sentó y miro a Kate dulcemente a los ojos.
K – Vamos a ver… has hecho un trabajo increíble en un par de noches con los expedientes de estos chicos. Habías empezado bien… pero…
R – El resultado ha sido un desastre.
K – Contéstame algo ¿Qué crees que estarán pensando ahora mismo esos chicos sobre ti? Imagina que eres uno de ellos.
R – Pues que soy un tremendo… hilipollas. Con todas las letras.
K – Para ellos esta clase era algo nuevo y supongo, aunque tu no lo creas ahora, que se habían echo sus expectativas.
R – Pero en cambio se encuentran conmigo… un idiota integral.
K – Mas o menos. Seguramente tenían tanto miedo como tú a la novedad.
R – Y supongo que yo los he defraudado. Porque estaba más aterrorizado que ellos.
K – Empieza de nuevo.
R - ¿Cómo?
K – Usa tu imaginación. No desaproveches una de tus mayores cualidades. Presentarte allí mañana ya será un punto a tu favor. Ellos creen que…
R – Me han dado una paliza y han vencido por KO rotundo.
K – Eso… pero tú les vas a demostrar que no es así.
R – Kate… no se.
K – Richard, empiezo a conocerte bastante bien y a mi no me engañas. Se que quieres hacer esto bien, es más, que necesitas hacer esto bien… no lo dejes.
R – Esta bien. De acuerdo. Se me esta ocurriendo algo que… quizás pueda resultar.
K – Vale. Pero ahora nos vamos a la cama y durmamos algo. A ver si el sueño te ayuda a ti con tu clase y a mi con mi cabeza desaparecida.
Durante la noche, Castle se mostró agitado y estuvo casi toda ella dando vueltas como si fuese un perro buscando la mejor postura y resoplando de vez en cuando. Kate consiguió dormir a ratos. En los momentos en los que se quedo dormida soñó con cabezas dibujadas en miles de pizarras de la comisaría y en ella y Castle perseguidos por Atila y los hunos que se confundían con una jauría… infantil. Total, una auténtica pesadilla. Cuando despertó y vio los primeros rayos de sol colarse por el balcón de la habitación de Castle, se volvió para buscarlo y ya no le encontró. Bajo las escaleras del loft. Castle estaba preparando el desayuno con aspecto algo cansado.
K – Buenos días. ¿Mala noche?
R – Más o menos. Buenos días a ti también.
Kate se acerco hasta el y le dio un profundo y beso tierno.
R – Ahora ya mejor.
En ese momento sonó el móvil de Kate.
K – Vaya… es Javier. ¿Sí? Dime ¿En serio? No puede ser. Esta bien, ahora mismo vamos para allá ¿Cómo dices? De acuerdo, lo haremos así. Adiós. No te lo vas a creer.
R – ¿Qué ocurre?
K – Han encontrado en otro parque otro cuerpo sin cabeza. Al parecer es una mujer… también de rasgos orientales y algo más mayor que nuestra primera víctima.
R – No me digas que tenemos a un maldito asesino en serie.
K – Eso me temo. Y que se dedica además.
R – A coleccionar…
K – Dice Javier que no hace falta que vayamos al lugar donde se encuentra la victima. Gates quiere vernos inmediatamente en su despacho.
Cuarenta y cinco minutos después, Castle y Kate se dirigían al despacho de la capitana por los pasillos de la comisaría.
R – Recuérdame que cuando salgamos a desayunar si es que el caso nos deja tengo que hacer algunas compras para mi clase de esta tarde.
K - ¿Compras? ¿De que clase?
R – Ya lo verás.
Cuando entraron en el despacho, la capitana los esperaba con aspecto muy serio.
G – Cierre la puerta por favor y siéntense.
R – Si señora.
G – Me han llamado del FBI hace un par de horas en referencia al caso que estamos llevando y dicho de manera suave… nos dan la patada. Ellos se encargaran desde ahora.
K y R - ¿Cómo? ¿Por qué?
G – Eso mismo les he preguntado yo, pero no han querido contestarme. Ni siquiera me han solicitado todo lo que hasta ahora llevamos investigado. Por supuesto le he pedido explicaciones. Al parecer sospechan que todo esto tiene que ver con una banda de extrema derecha. Llevan tiempo sospechando por conversaciones que se han dado en algunos foros que estaban preparando una especie de encuentro y estas muertes pudiesen ser una especie de…
R – Ejecuciones.
G – Si… algo por el estilo. Y no solo atentarían con personas de ascendencia oriental, sino con…
K – Afro americanos, hispanos…
G – Si.
R – Malditos hijos de puta.
K – Si esto llega a los medios de comunicación puede hablar problemas en las calles.
G – Eso me temo.
K – ¿Qué quiere que hagamos? Supongo que no nos ha contado todo esto para que nos crucemos de brazos y ya esta.
G – Empieza a conocerme bien detective. Sigan investigando. Les doy a ustedes dos, Expósito y Ryan libertad absoluta para continuar. Confío en ustedes y en su buen hacer.
K – Muchas gracias, capitán.
R – No le defraudaremos.
Cuando salieron del despacho del capitán se reunieron con Javier y Kevin y empezaron a coordinar el trabajo que iban a realizar a partir de ahora.
K – Castle, quiero que te dediques a indagar por Internet. Foros, Chat, twitter… eso te da bien.
R – Oído jefa.
K – Nosotros tres nos vamos a encargar de buscar alguna relación con los dos casos para ver si nos lleva a suponer donde puede cometerse el siguiente asesinato.
J – Esta claro que han seguido una pauta… y no solo me refiero a lo de las cabezas.
K – Nosotros tres nos vamos, tú (señalando a Castle) te quedas aquí. Nos vemos en unas cuatro horas.
R – Okay.
Durante las siguientes cuatro horas Castle se dedico a indagar en Internet todo lo que pudo sobre grupos neonazis y grupos extremistas. Todo lo que veía le daba un asco descomunal. Pensaba en los chicos de… su clase y no podía dejar de pensar como había gente todavía que hiciese cosas como esa. Prácticamente no se movió de la silla en esas cuatro horas. Tan absorto estaba en su trabajo que no se dio cuenta en la llegada de Kate que se acerco sigilosamente con un par de pizzas. Fue el olor lo que le puso en alerta. Sin volver la cara sonrío.
R – Carbonara con extra de queso. Es mi favorita. Dame un beso, cariño.
K - ¿Cómo sabías…? (Le da el beso) Debes tener hambre.
R – Mucha. ¿Habéis averiguado algo interesante?
K – Puede. Quizás hayamos encontrado una pauta y sepamos más o menos donde puede cometerse el siguiente asesinato. Claro, que tendremos que hacer guardia en un par o tres de sitios durante esta noche. ¿Y tú?
R – Muchas cosas. Ahí en la mesa te dejo un resumen de todo lo que me ha parecido más interesante. Todo esto puede tener como resultado una especie de encuentro que esta preparando esta gentuza.
K – No comas tan rápido que te vas a atragantar.
R – Es que se me hace tarde. Quiero hacer unas cuantas cosas antes de que lleguen mis… alumnos y ya voy con el tiempo justo. ¿Puedes llevarme en el coche?
K – De acuerdo.
R – Pues vamos.
Una vez en el coche donde Castle se termino su pizza, y a un par de manzanas, Kate detuvo el coche.
K - ¿Qué vas a comprar?
Castle no le respondió. Unos quince minutos después aparecía con unas cuantas latas de pintura de varios tamaños y colores y ayudado por un empleado de la tienda. También llevaba rulos y pinceles de todos los tamaños.
K – Pero ¿Qué diablos estás haciendo? ¿Y para que quieres todo esto?
R – No preguntes. Forma parte de mi plan. Lo he llamado “Operación Rulo”
K - ¿Operación ru…? Ay, Richard Castle, creo que te has vuelto loco de remate.
CONTINUARA
amnigl- Autor de best-seller
- Mensajes : 956
Fecha de inscripción : 23/02/2011
Edad : 55
Localización : Córdoba
Re: I finally found someone Cap. XXI Y FINAL (Cont. de I Love Affair)
Que me encanta este fic!! Es genial, me lo he pasado muy bien con Castle describiendo a esos pequeños diablos
Gracias por otro capítulo!!
Gracias por otro capítulo!!
rakel- Escritor - Policia
- Mensajes : 1218
Fecha de inscripción : 08/01/2011
Edad : 32
Re: I finally found someone Cap. XXI Y FINAL (Cont. de I Love Affair)
Que es un profesor sin unos diablos a los que enseñar? jajaja
Muy buen capítulo!
Muy buen capítulo!
Re: I finally found someone Cap. XXI Y FINAL (Cont. de I Love Affair)
jajaajajaj un gran capitulo!!!!!!
siguelo!!!
siguelo!!!
castle&beckett..cris- Escritor - Policia
- Mensajes : 5471
Fecha de inscripción : 20/03/2011
Edad : 33
Localización : Menorca..I LOVE NEW YORK..NYPD..RICK CASTLE & KATE BECKETT
Re: I finally found someone Cap. XXI Y FINAL (Cont. de I Love Affair)
Pero este que quiere hacer,una clase de grafities y de estetica.Bien Kate apoyandole y no dejando que se rinda.Sigue asi
Raúl- Moderador
- Mensajes : 1189
Fecha de inscripción : 18/05/2011
Edad : 32
Localización : Parla City
Re: I finally found someone Cap. XXI Y FINAL (Cont. de I Love Affair)
Vaaayaa! Cuando Rick describía sus alumnos me sentía identificada... ¡¡Es la viva imagen de mi clase del instituto!!
Evissima- As del póker
- Mensajes : 451
Fecha de inscripción : 15/07/2011
Edad : 27
Localización : España xD
Re: I finally found someone Cap. XXI Y FINAL (Cont. de I Love Affair)
Me encanta! muy bueno y divertido! Síguelo pronto!!
BrujaAle- Escritor - Policia
- Mensajes : 1361
Fecha de inscripción : 08/07/2011
Edad : 41
Localización : En el Sur
Re: I finally found someone Cap. XXI Y FINAL (Cont. de I Love Affair)
ohhhhhh brillante capitulo
que gracioso
gracias por otro capitulo
continua
pronto
que gracioso
gracias por otro capitulo
continua
pronto
Re: I finally found someone Cap. XXI Y FINAL (Cont. de I Love Affair)
¿¡¿Operación rulo?!? en estara pensando castle, miedo me da!!
esta geniaaal el capi!!!!
siguelo pronto porfa!!!
esta geniaaal el capi!!!!
siguelo pronto porfa!!!
kate_beckett- As del póker
- Mensajes : 430
Fecha de inscripción : 07/07/2011
Edad : 30
Localización : Huelva, Andalucia / NYK (L)
Re: I finally found someone Cap. XXI Y FINAL (Cont. de I Love Affair)
Cuando Alice Singleton salio del ascensor hacia la jornada de tarde en su trabajo después de haber almorzado, no podía creer lo que se encontró en medio del pasillo. Casi todas las sillas y alguna de las mesas de lo que se suponía era la clase de refuerzo estaban desparramadas aquí y allá sin ningún orden ni concierto.
Ali - ¿Qué diablos es esto?
Laura Monroe salio de su despacho y mirándola con sorna se encogió de hombros.
Lau – Sillas y mesas.
Ali – Eso ya lo veo. ¿Quién esta poniendo todo patas arriba?
Lau – Castle.
Ali – ¿Ha vuelto?
Lau – Creo que es evidente.
Ali - ¿Por qué?
Lau – No lo se. No se lo he preguntado.
Ali - ¿Y porque ha dejado todo por en medio?
Lau – Porque quería meterlo en el almacén del fondo que no utilizamos, pero tu tienes las llaves y estaba esperando a que volvieras.
Ali - ¿Esta desmantelando su clase?
Lau – Eso parece.
Ali - ¿Para que?
Lau – No lo se.
En ese momento apareció Castle por la puerta llevando otras dos sillas. Lo primero que pudo observar es que Castle había cambiado parte de su look. Vestía unos pantalones vaqueros y una camiseta negra, ya bastante sudada por el esfuerzo. También pudo observar que cojeaba levemente.
R – Ya esta aquí. Necesito meter todo esto en el almacén.
Ali – Ya se que no nos conocemos mucho, pero no debería cargar tanto peso. Esa mano que tiene usted lesionada…
R – No se preocupe por mí y déme las llaves. Se cuidarme.
Ali – Como quiera… como quiera.
Sin mediar más palabras Alice le dio las llaves y Castle siguió con sus idas y venidas durante casi otros cuarenta minutos. Cuando termino (incluso cargo con la pizarra) se sentó en una de las sillas que había cerca del ascensor y descanso durante unos minutos. Después fue a la clase. Alice lo siguió con curiosidad y miro lo que había hecho. Después negó con la cabeza y fue al despacho de Laura.
Ali – La ha dejado limpia.
Lau – Lo supongo.
Ali - ¿Para que habrá traído tanta pintura y pinceles?
Lau – No lo se. ¿Qué hace ahora?
Ali – Se ha sentado en una silla en la puerta de la clase. Ha cogido una caja grande de cartón y la ha puesto a su lado y esta… esperando. Espera… si… creo que Mark y Amy acaban de llegar. Esto va a ser divertido.
En efecto, Mark y Amy acababan de salir del ascensor y se dirigieron hacia la clase. Justo cuando iban a entrar Castle se levanto y los chicos se detuvieron.
R – Su comic se queda fuera, señor Sullivan. Déjelo en esta caja. Cuando la clase termine puede usted recogerlo.
Mark - Amy, nos vamos.
Castle estampo su mano izquierda con fuerza contra la pared haciendo un muro entre los chicos y el pasillo.
R – Ustedes dos entran, el comic se queda fuera.
Durante unos segundos eternos, Castle y el chico se retaron con la mirada. Después Mark bajo la mirada y entro en la clase seguido por su hermana. Y el comic… se quedo fuera.
Amy – No hay sillas… ni mesas…
R – No las hay.
Amy - ¿Dónde nos vamos a sentar?
R - ¿Sabe usted sentarse?
Los dos hermanos se miraron y se encogieron de hombros.
R – Yo voy fuera… estoy esperando al resto de sus compañeros. Póngase cómodos.
Castle volvió a sentarse. Al otro lado de la clase no se oía ni un ruido. El siguiente en aparecer fue Albert Pickford que llego hasta la puerta y miro a Castle con curiosidad.
Alb – ¿Ha vuelto?
R – Eso es evidente. Usted entra, la novela no.
Albert dejo la novela en la caja y observo la protección que Castle siempre llevaba en su mano derecha.
Alb - ¿Qué le ocurre en su mano?
R – Ese no es… su problema.
Alb – Touché.
En ese momento apareció Ping por el ascensor. Castle empezó a andar hacia él, pero el chico se olió sus intenciones y no llego a salir del ascensor, volviendo a darle para que bajara. Justo cuando Castle llego, se cerraron las puertas.
R - Tu… ya buscaré la forma de atraparte…
Poco a poco todos los alumnos fueron llegando y Castle utilizo la misma fórmula con ellos. Los más problemáticos fueron Julio y Manuel, pero cuando Castle creía que no sería capaz de convencerlos para que dejaran las navajas que sabía que llevaban… Isabel le echo una mano y obligo a su hermano y al otro chico a hacerle caso. Era increíble como siendo más pequeña que su hermano era mucho mas lista que aquellos dos chicos juntos. Pero… los verdaderos problemas llegaron con Jimmy…
R – Señor Brighton… usted entra… el móvil se queda fuera.
Jimmy – Pero ¿de que vas tío? (imitándolo) Señor Brighton… usted entra… el…
R – No estoy bromeando.
Jimmy – No puedo dárselo… es mi herramienta de trabajo.
R – No se lo voy a repetir…
Lejos de amedrentarse Jimmy ignoró a Castle y con burla le enseño el móvil pasándoselo prácticamente por sus narices.
Jimmy – Es mi herramienta… es mi herramienta.
Y entonces Castle hizo algo para que lo que el chico no estaba preparado. Castle cogió el móvil y sin mediar más palabras lo estampo contra la pared haciéndolo añicos. Jimmy lo miro furioso.
Jimmy – Pero ¿Qué hace? Maldito idiota… yo…
Sin inmutarse.
R – Estoy seguro de que pronto robara otro y seguirá con su… trabajo. No es más que una máquina. Y ahora… entre.
El chico lo seguía mirando furioso pero entro en la clase sin decir nada. Castle lo siguió (ya que Jimmy era el último) y cerro la puerta tras él. Trago hondo y miro a los chicos. La mayoría de ellos se habían sentado en el suelo y parecían esperar con expectación sus próximas acciones. Castle sentía como temblaba su cuerpo, pero intento auto controlarse.
R – Bien… como habrán podido comprobar ustedes he desmantelado… mi clase. Y digo… mi clase, porque ustedes ayer ya me demostraron que no era la suya. Y ahora… pueden ustedes hacer lo mismo que hicieron ayer…
Todos los chicos empezaron a mirarse confundidos. Aquel tipo se había vuelto loco.
Albert - ¿Cómo quiere usted que hagamos eso?
Mark – Nos ha dejado sin…nada.
R – Utilicen su imaginación.
Y dándoles la espalda Castle cogió un pincel fino, un par de latas de pintura y empezó a dibujar en la blanca pared del aula. Los chicos lo miraban con curiosidad, pero siguieron sin hacer nada. Quince minutos después Castle empezó a pensar que aquello estaba resultando una absoluta tontería y que la mano empezaba a dolerle porque había comprobado que no podía hacer mucho trabajo continuado con ella, ya fuera escribir, cocinar o… pintar. Al menos seguían en silencio. Y entonces… ocurrió y de quien menos él lo pensaba. Gabriel, el chico tímido y asustadizo que no había hablado prácticamente nada en los dos días que lo conocía llego junto a él con un pincel nuevo y se coloco enfrente de la pared
R - ¿Desea usted pintar algo, señor García?
Gabriel – Yo… ayer… imaginaba estar en un globo…pero…
R – ¿No sabe usted dibujar globos?
El chico lo miro a los ojos y a Castle le pareció la mirada más bonita que le habían dedicado nunca. Gabriel negó avergonzado.
R – No se preocupe. Yo le ayudaré. Para esto estoy aquí.
Y empezó a perfilar un globo aerostático. Después y sin hablarle, enseño a Gabriel a colorearlo libremente y como el chico quisiera. Los demás seguían sin hacer nada, hasta que Albert se levanto y se puso enfrente de sus compañeros.
Albert – Me llamo Albert Picford y me gusta leer. Laura dice que soy un lector… compulsivo. Me gustan los libros. Como los médicos me han dado un plazo máximo de un año antes de morir, me he propuesto leer todos los libros que pueda antes de irme por si me ayuda allí… arriba… de algo.
Y cogiendo otro pincel empezó a pintar algo que Castle, mirando disimuladamente, pudo ver como quería imitar a la portada del libro del Fantasma de la Opera que le había requisado antes de entrar en el aula. Poco a poco todos los chicos se fueron sumando y cada uno de ellos empezó a pintar, con más o menos éxito, algo que le estimularse o que le gustase y que de alguna forma se relacionara con lo que estuvieron haciendo el día anterior. Castle dejo de pintar lo que estaba haciendo y hablando lo mínimo con cada uno de ellos les ayudaba en sus demandas. Bueno… todos… no pintaban. Jimmy Brighton seguía enfurruñado por su móvil y seguía sin moverse sentado en el suelo. Castle lo miraba de vez en cuando y suspiraba. A su lado estaba Albert con su pintura. Sin mirarle a la cara, Castle comenzó a hablar.
R – Hace seis meses me pegaron una paliza que estuvo a punto de mandarme al… bueno a ese sitio que dice usted que va a visitar dentro de poco. Me partieron la mano y la muñeca por varios sitios y ya me han operado unas cuantas veces y tienen que hacerlo de nuevo. Soy… escritor y me cuesta horrores hacer lo más simple con mi mano. No me gusta abusar de los calmantes porque no quiero parecer un sonámbulo y… todo me resulta más difícil. Gracias al destino o a Dios, si es usted creyente, tengo personas que me quieren a mi alrededor día a día y todo es más llevadero. Sobre todo mi pareja, que es policía, y es… perfecta… aunque ella se enfada si se lo digo. Estoy aquí ahora mismo con usted pagando una especie de favor y… supongo que no lo estoy haciendo muy bien…
Albert – No esta… nada mal. Y en cuanto a Jimmy quizás si invadiese la zona que parece corresponderle y pintara por ejemplo…
R - ¿Caballos?
Albert asintió sonriendo y Castle se fue hacia el lugar donde le correspondía a Jimmy y empezó a pintar. Este empezó a observarlo cada vez más enojado.
Jimmy – Eh… se puede saber ¿Qué esta haciendo?
R – Pintando caballos.
Jimmy – Eso ya lo veo. Pero esta es mi zona. Nos ha hecho respetar la pared que le correspondería a ese tal Ping y a los cuatro chicos que no han aparecido por aquí, ni creo que lo hagan, pero va usted e invade…
R – No creo haber invadido nada. Esos chicos todavía no han tenido la oportunidad de decorar su… zona, como usted ha dicho, pero usted sí y no lo ha hecho. Y he supuesto…
Jimmy se levanto y le quito con rabia el pincel y comenzó a pintar sus…caballos.
Jimmy – Pues ha supuesto mal.
El resto de la clase siguió más o menos con los mismos detonantes y en una extraña armonía que a Castle le suponía un extraño cosquilleo en la barriga. Tal absorto estaba en su trabajo que no vio como Alice y Laura le observaban asombradas desde los cristales donde podía verse la clase. Unos minutos después una Kate Beckett más asombrada aún se unía a aquellas dos mujeres. Alice le miro y…
Alice – Si quiere usted poner una denuncia por…
K - ¿Cómo dice?
Alice - Perdone, es un defecto que tengo que estoy tratando de superar. El tratamiento a veces no funciona y… ¿desea usted algo, señorita?
K – Si… estoy buscándole (señalando dentro de la clase) a él.
Laura - ¿A Castle? Supongo que es usted la detective Beckett, su compañera. Yo soy Laura Monroe.
K - Encantada... yo... ¿Qué están haciendo? ¿Y donde están los muebles?
Alice – Los muebles en el desván del fondo…
Laura – Y están… pintando. No creo que tenga que esperarle mucho. Quedan cinco minutos para terminar la clase.
Y las tres se quedaron allí, quietas y mirando aquel extraño y particular… suceso durante los minutos que quedaban. Si que parece haber resultado la operación… como la llamo… operación rulo. Ese hombre era increíble. Extrañamente increíble.
CONTINUARA
Ali - ¿Qué diablos es esto?
Laura Monroe salio de su despacho y mirándola con sorna se encogió de hombros.
Lau – Sillas y mesas.
Ali – Eso ya lo veo. ¿Quién esta poniendo todo patas arriba?
Lau – Castle.
Ali – ¿Ha vuelto?
Lau – Creo que es evidente.
Ali - ¿Por qué?
Lau – No lo se. No se lo he preguntado.
Ali - ¿Y porque ha dejado todo por en medio?
Lau – Porque quería meterlo en el almacén del fondo que no utilizamos, pero tu tienes las llaves y estaba esperando a que volvieras.
Ali - ¿Esta desmantelando su clase?
Lau – Eso parece.
Ali - ¿Para que?
Lau – No lo se.
En ese momento apareció Castle por la puerta llevando otras dos sillas. Lo primero que pudo observar es que Castle había cambiado parte de su look. Vestía unos pantalones vaqueros y una camiseta negra, ya bastante sudada por el esfuerzo. También pudo observar que cojeaba levemente.
R – Ya esta aquí. Necesito meter todo esto en el almacén.
Ali – Ya se que no nos conocemos mucho, pero no debería cargar tanto peso. Esa mano que tiene usted lesionada…
R – No se preocupe por mí y déme las llaves. Se cuidarme.
Ali – Como quiera… como quiera.
Sin mediar más palabras Alice le dio las llaves y Castle siguió con sus idas y venidas durante casi otros cuarenta minutos. Cuando termino (incluso cargo con la pizarra) se sentó en una de las sillas que había cerca del ascensor y descanso durante unos minutos. Después fue a la clase. Alice lo siguió con curiosidad y miro lo que había hecho. Después negó con la cabeza y fue al despacho de Laura.
Ali – La ha dejado limpia.
Lau – Lo supongo.
Ali - ¿Para que habrá traído tanta pintura y pinceles?
Lau – No lo se. ¿Qué hace ahora?
Ali – Se ha sentado en una silla en la puerta de la clase. Ha cogido una caja grande de cartón y la ha puesto a su lado y esta… esperando. Espera… si… creo que Mark y Amy acaban de llegar. Esto va a ser divertido.
En efecto, Mark y Amy acababan de salir del ascensor y se dirigieron hacia la clase. Justo cuando iban a entrar Castle se levanto y los chicos se detuvieron.
R – Su comic se queda fuera, señor Sullivan. Déjelo en esta caja. Cuando la clase termine puede usted recogerlo.
Mark - Amy, nos vamos.
Castle estampo su mano izquierda con fuerza contra la pared haciendo un muro entre los chicos y el pasillo.
R – Ustedes dos entran, el comic se queda fuera.
Durante unos segundos eternos, Castle y el chico se retaron con la mirada. Después Mark bajo la mirada y entro en la clase seguido por su hermana. Y el comic… se quedo fuera.
Amy – No hay sillas… ni mesas…
R – No las hay.
Amy - ¿Dónde nos vamos a sentar?
R - ¿Sabe usted sentarse?
Los dos hermanos se miraron y se encogieron de hombros.
R – Yo voy fuera… estoy esperando al resto de sus compañeros. Póngase cómodos.
Castle volvió a sentarse. Al otro lado de la clase no se oía ni un ruido. El siguiente en aparecer fue Albert Pickford que llego hasta la puerta y miro a Castle con curiosidad.
Alb – ¿Ha vuelto?
R – Eso es evidente. Usted entra, la novela no.
Albert dejo la novela en la caja y observo la protección que Castle siempre llevaba en su mano derecha.
Alb - ¿Qué le ocurre en su mano?
R – Ese no es… su problema.
Alb – Touché.
En ese momento apareció Ping por el ascensor. Castle empezó a andar hacia él, pero el chico se olió sus intenciones y no llego a salir del ascensor, volviendo a darle para que bajara. Justo cuando Castle llego, se cerraron las puertas.
R - Tu… ya buscaré la forma de atraparte…
Poco a poco todos los alumnos fueron llegando y Castle utilizo la misma fórmula con ellos. Los más problemáticos fueron Julio y Manuel, pero cuando Castle creía que no sería capaz de convencerlos para que dejaran las navajas que sabía que llevaban… Isabel le echo una mano y obligo a su hermano y al otro chico a hacerle caso. Era increíble como siendo más pequeña que su hermano era mucho mas lista que aquellos dos chicos juntos. Pero… los verdaderos problemas llegaron con Jimmy…
R – Señor Brighton… usted entra… el móvil se queda fuera.
Jimmy – Pero ¿de que vas tío? (imitándolo) Señor Brighton… usted entra… el…
R – No estoy bromeando.
Jimmy – No puedo dárselo… es mi herramienta de trabajo.
R – No se lo voy a repetir…
Lejos de amedrentarse Jimmy ignoró a Castle y con burla le enseño el móvil pasándoselo prácticamente por sus narices.
Jimmy – Es mi herramienta… es mi herramienta.
Y entonces Castle hizo algo para que lo que el chico no estaba preparado. Castle cogió el móvil y sin mediar más palabras lo estampo contra la pared haciéndolo añicos. Jimmy lo miro furioso.
Jimmy – Pero ¿Qué hace? Maldito idiota… yo…
Sin inmutarse.
R – Estoy seguro de que pronto robara otro y seguirá con su… trabajo. No es más que una máquina. Y ahora… entre.
El chico lo seguía mirando furioso pero entro en la clase sin decir nada. Castle lo siguió (ya que Jimmy era el último) y cerro la puerta tras él. Trago hondo y miro a los chicos. La mayoría de ellos se habían sentado en el suelo y parecían esperar con expectación sus próximas acciones. Castle sentía como temblaba su cuerpo, pero intento auto controlarse.
R – Bien… como habrán podido comprobar ustedes he desmantelado… mi clase. Y digo… mi clase, porque ustedes ayer ya me demostraron que no era la suya. Y ahora… pueden ustedes hacer lo mismo que hicieron ayer…
Todos los chicos empezaron a mirarse confundidos. Aquel tipo se había vuelto loco.
Albert - ¿Cómo quiere usted que hagamos eso?
Mark – Nos ha dejado sin…nada.
R – Utilicen su imaginación.
Y dándoles la espalda Castle cogió un pincel fino, un par de latas de pintura y empezó a dibujar en la blanca pared del aula. Los chicos lo miraban con curiosidad, pero siguieron sin hacer nada. Quince minutos después Castle empezó a pensar que aquello estaba resultando una absoluta tontería y que la mano empezaba a dolerle porque había comprobado que no podía hacer mucho trabajo continuado con ella, ya fuera escribir, cocinar o… pintar. Al menos seguían en silencio. Y entonces… ocurrió y de quien menos él lo pensaba. Gabriel, el chico tímido y asustadizo que no había hablado prácticamente nada en los dos días que lo conocía llego junto a él con un pincel nuevo y se coloco enfrente de la pared
R - ¿Desea usted pintar algo, señor García?
Gabriel – Yo… ayer… imaginaba estar en un globo…pero…
R – ¿No sabe usted dibujar globos?
El chico lo miro a los ojos y a Castle le pareció la mirada más bonita que le habían dedicado nunca. Gabriel negó avergonzado.
R – No se preocupe. Yo le ayudaré. Para esto estoy aquí.
Y empezó a perfilar un globo aerostático. Después y sin hablarle, enseño a Gabriel a colorearlo libremente y como el chico quisiera. Los demás seguían sin hacer nada, hasta que Albert se levanto y se puso enfrente de sus compañeros.
Albert – Me llamo Albert Picford y me gusta leer. Laura dice que soy un lector… compulsivo. Me gustan los libros. Como los médicos me han dado un plazo máximo de un año antes de morir, me he propuesto leer todos los libros que pueda antes de irme por si me ayuda allí… arriba… de algo.
Y cogiendo otro pincel empezó a pintar algo que Castle, mirando disimuladamente, pudo ver como quería imitar a la portada del libro del Fantasma de la Opera que le había requisado antes de entrar en el aula. Poco a poco todos los chicos se fueron sumando y cada uno de ellos empezó a pintar, con más o menos éxito, algo que le estimularse o que le gustase y que de alguna forma se relacionara con lo que estuvieron haciendo el día anterior. Castle dejo de pintar lo que estaba haciendo y hablando lo mínimo con cada uno de ellos les ayudaba en sus demandas. Bueno… todos… no pintaban. Jimmy Brighton seguía enfurruñado por su móvil y seguía sin moverse sentado en el suelo. Castle lo miraba de vez en cuando y suspiraba. A su lado estaba Albert con su pintura. Sin mirarle a la cara, Castle comenzó a hablar.
R – Hace seis meses me pegaron una paliza que estuvo a punto de mandarme al… bueno a ese sitio que dice usted que va a visitar dentro de poco. Me partieron la mano y la muñeca por varios sitios y ya me han operado unas cuantas veces y tienen que hacerlo de nuevo. Soy… escritor y me cuesta horrores hacer lo más simple con mi mano. No me gusta abusar de los calmantes porque no quiero parecer un sonámbulo y… todo me resulta más difícil. Gracias al destino o a Dios, si es usted creyente, tengo personas que me quieren a mi alrededor día a día y todo es más llevadero. Sobre todo mi pareja, que es policía, y es… perfecta… aunque ella se enfada si se lo digo. Estoy aquí ahora mismo con usted pagando una especie de favor y… supongo que no lo estoy haciendo muy bien…
Albert – No esta… nada mal. Y en cuanto a Jimmy quizás si invadiese la zona que parece corresponderle y pintara por ejemplo…
R - ¿Caballos?
Albert asintió sonriendo y Castle se fue hacia el lugar donde le correspondía a Jimmy y empezó a pintar. Este empezó a observarlo cada vez más enojado.
Jimmy – Eh… se puede saber ¿Qué esta haciendo?
R – Pintando caballos.
Jimmy – Eso ya lo veo. Pero esta es mi zona. Nos ha hecho respetar la pared que le correspondería a ese tal Ping y a los cuatro chicos que no han aparecido por aquí, ni creo que lo hagan, pero va usted e invade…
R – No creo haber invadido nada. Esos chicos todavía no han tenido la oportunidad de decorar su… zona, como usted ha dicho, pero usted sí y no lo ha hecho. Y he supuesto…
Jimmy se levanto y le quito con rabia el pincel y comenzó a pintar sus…caballos.
Jimmy – Pues ha supuesto mal.
El resto de la clase siguió más o menos con los mismos detonantes y en una extraña armonía que a Castle le suponía un extraño cosquilleo en la barriga. Tal absorto estaba en su trabajo que no vio como Alice y Laura le observaban asombradas desde los cristales donde podía verse la clase. Unos minutos después una Kate Beckett más asombrada aún se unía a aquellas dos mujeres. Alice le miro y…
Alice – Si quiere usted poner una denuncia por…
K - ¿Cómo dice?
Alice - Perdone, es un defecto que tengo que estoy tratando de superar. El tratamiento a veces no funciona y… ¿desea usted algo, señorita?
K – Si… estoy buscándole (señalando dentro de la clase) a él.
Laura - ¿A Castle? Supongo que es usted la detective Beckett, su compañera. Yo soy Laura Monroe.
K - Encantada... yo... ¿Qué están haciendo? ¿Y donde están los muebles?
Alice – Los muebles en el desván del fondo…
Laura – Y están… pintando. No creo que tenga que esperarle mucho. Quedan cinco minutos para terminar la clase.
Y las tres se quedaron allí, quietas y mirando aquel extraño y particular… suceso durante los minutos que quedaban. Si que parece haber resultado la operación… como la llamo… operación rulo. Ese hombre era increíble. Extrañamente increíble.
CONTINUARA
amnigl- Autor de best-seller
- Mensajes : 956
Fecha de inscripción : 23/02/2011
Edad : 55
Localización : Córdoba
Re: I finally found someone Cap. XXI Y FINAL (Cont. de I Love Affair)
que monooo que es castleee!! me encantaa!!
muy bueno el capi!!
siguelo pronto porfa, esta muy interesante
muy bueno el capi!!
siguelo pronto porfa, esta muy interesante
kate_beckett- As del póker
- Mensajes : 430
Fecha de inscripción : 07/07/2011
Edad : 30
Localización : Huelva, Andalucia / NYK (L)
Re: I finally found someone Cap. XXI Y FINAL (Cont. de I Love Affair)
Me hace acordar mis años en el colegio donde nos pasabamos pintando las paredes...
Muy buen capítulo,Kate cada día más enamorada de Castle =P
Muy buen capítulo,Kate cada día más enamorada de Castle =P
Re: I finally found someone Cap. XXI Y FINAL (Cont. de I Love Affair)
Jaja como sabia yo que algo de eso iba a hacer,bueno ahora a esperar que su plan funcione,siguelo pronto
Raúl- Moderador
- Mensajes : 1189
Fecha de inscripción : 18/05/2011
Edad : 32
Localización : Parla City
Re: I finally found someone Cap. XXI Y FINAL (Cont. de I Love Affair)
Ah! qué bueno! sí señor! a ver qué tal le va a partir de ahora. Sigue pronto!
BrujaAle- Escritor - Policia
- Mensajes : 1361
Fecha de inscripción : 08/07/2011
Edad : 41
Localización : En el Sur
Re: I finally found someone Cap. XXI Y FINAL (Cont. de I Love Affair)
como mola!!!!!!!!!yo quiero uun castle asiii
siguelo prontoo por dioos
siguelo prontoo por dioos
castle&beckett..cris- Escritor - Policia
- Mensajes : 5471
Fecha de inscripción : 20/03/2011
Edad : 33
Localización : Menorca..I LOVE NEW YORK..NYPD..RICK CASTLE & KATE BECKETT
Re: I finally found someone Cap. XXI Y FINAL (Cont. de I Love Affair)
Segunda clase magistral!!!!!
muy bien muy divertida.
quiero mas capis.....
muy bien muy divertida.
quiero mas capis.....
IsaVera- Autor de best-seller
- Mensajes : 762
Fecha de inscripción : 10/01/2011
Edad : 40
Localización : Cartagena, Murcia
Re: I finally found someone Cap. XXI Y FINAL (Cont. de I Love Affair)
Cuando la clase termino y después de recoger cada chico sus cosas y marcharse, Castle se quedo unos minutos en silencio y sentado en el suelo. Tanto Laura como Alice volvieron a sus quehaceres habituales y solo Kate se quedo mirándolo sin querer todavía descubrir su presencia. Lo veía tan ensimismado que le daba la sensación que no debía interrumpir aquel momento tan especial. Como despertando de un sueño, Castle se levanto y empezó a recoger las cosas. En ese momento vio a Kate.
R - ¿Qué haces aquí?
K – Yo… quería saber si todo te iba… tenemos una guardia esta noche.
Castle llego hasta ella sonriendo y le dio un profundo y tierno beso.
R - ¿Cuánto tiempo llevas aquí?
K – El suficiente.
R – Kate, ha sido… increíble. No se como describirlo. Y eso que se supone que soy escritor.
K – Por lo poco que he podido ver, creo que tu segunda clase ha sido un éxito.
R – Ya… pero tengo que seguir trabajando para que no sea algo puntual. Como mañana es fiesta y no tengo clase con ellos voy a quedar con la señora Monroe para hablar con ella.
K – Me parece una idea muy acertada.
R - ¿Puedes ayudarme?
K – Claro que sí. Después cenaremos algo donde tú quieras. Y después…
R – Nos toca guardia.
K – Si. Ryan y Expósito van a peinar una zona y nosotros otra. No debemos quedarnos toda la noche en el mismo lugar. Iremos alternando cada dos horas. No es que vayamos a dormir mucho. Hemos informado a Gates de todo lo que hemos descubierto durante el día y lo que vamos a hacer esta noche. Nos ha animado bastante.
R – Al final esta mujer va a ser toda una grata sorpresa.
K – Ahí te le doy la razón.
Cuando terminaron de recoger todas las cosas se despidieron de Laura y Alice, no sin antes quedar con Laura en casa de ésta y se fueron a cenar a su cadena favorita de hamburguesería. Castle estuvo toda la cena contando a Kate con ilusión todo lo que había sucedido aquella tarde y esta le escuchaba atentamente. Hacía tiempo que Kate no veía a Castle tan divertido y entusiasmado con algo y eso le gustaba.
R – Cuando vayamos mañana a cenar con la señora Monroe deberíamos llevarle algo. Creo que es lo que se suele hacer en estos casos.
K – Supongo que sí. ¿Cuánto tiempo crees que llevara trabajando en esto?
R – Algunas malas lenguas dicen que lleva unos cien años. Tanto como el edificio donde trabaja.
K – Que tonto eres.
R – Y Alice… es bastante peculiar. Debe ser una de esas mujeres solitarias que vive con un montón de gatos y gustos raros.
K – Pues a mi me ha parecido alguien muy divertido.
Una vez terminaron la cena cogieron el coche y se fueron a su primera parada. Cuando aparcaron sonó el móvil de Castle.
R – Hey… madre. ¿Qué tal estamos?... ¿En serio?... ¿Y cuando vuelves? No, estamos en la calle. Kate y yo tenemos que hacer una guardia… si, lo tendré. Bye, bye.
K - ¿Qué tal esta?
R – Enamorada.
K – No jo… perdón.
R – Al parecer ha conocido a alguien en una de sus actuaciones y se han vuelto inseparables. Según ella… tiene pasta a raudales. Hay cosas que supongo no cambiaran nunca.
Kate se acerco hasta él y le dio un apasionado beso.
R – Detective, no empecemos, que no respondo.
K – Si quieres puedes descansar un rato. Aunque creas que no me he dado cuenta he podido notar que te has quejado un par de veces de la mano… el lunes sin falta vas a ver al traumatólogo y le pides cita para la nueva operación.
R – Esta bien… esta bien.
Castle salió del coche y se acomodo en la parte de atrás del mismo. En apenas un par de minutos ya estaba durmiendo a pierna suelta. A pesar del entusiasmo esgrimido durante las últimas horas, Kate lo había notado muy cansado y prefirió hacer esa primera guardia. Cuando llego la hora del relevo, le dio tanta pena que arranco el coche, fue a la siguiente parada y no le despertó. Más o menos sobre las tres y media de la mañana, Castle despertó sobresaltado, bostezo ruidosamente y miro su reloj.
R – Las tres y media. Kate… ¡Kate!
K - ¿Qué?
R - ¿Por qué no me has avisado de que era mi turno?
Kate se volvió hacia él y lo miro. Dejo el libro que estaba leyendo en el asiento del copiloto y le hizo un guiño.
K – Estabas tan mono durmiendo.
R – Que graciosa. No me gusta que hagas eso.
K – Vale, vale.
Los dos salieron del coche para intercambiar posiciones. Al juntarse Kate le dio un beso rápido en los labios.
K – No se enfade conmigo, profesor Castle.
R – Es usted muy divertida a las tres y media de la mañana, detective
Beckett.
K – Y más lo seria si estuviésemos en otro sitio.
R – Eres una alumna muy mala. A su sitio, señorita, que si no me va a volver loco y nos van a detener a nosotros por escándalo y nocturnidad.
Una vez intercambiaron los asientos, Kate cerró los ojos y en menos de un minuto ya estaba dormida. Castle se dedico a sacar la libreta y el lápiz que siempre llevaba en un bolsillo de la chaqueta. Se le había pasado el dolor y quería tomar algunos apuntes sobre los chicos de la clase y lo que había descubierto en sus conversaciones con ellos. Sería una forma de distraerse.
Alrededor de las cinco y media de la mañana, Castle dejo de escribir y miro hacia la carretera. Creía haber visto… una furgoneta gris que pasaba por delante de ellos. Lo sospechoso no era que la furgoneta pasara por allí. Lo que le llamo la atención es que creía haber visto esa mismo vehiculo pasar por ahí no hacía ni cinco minutos. No estaba seguro de si era la misma y eso no tenía porque ser algo sospechoso, pero decidió esperar a ver que pasaba. Kate seguía durmiendo tranquilamente y no quiso despertarla. Quizás fuese una tontería. Cinco minutos después, la misma furgoneta paso de nuevo por delante de ellos.
R - ¡Kate! ¡Kate!
K - ¿Qué ocurre?
Kate se incorporó inmediatamente y sin bajarse del coche se situó en el asiento del copiloto.
R – No se si es importante o no. Pero una furgoneta gris ha pasado por aquí al menos tres veces y me ha parecido sospechosa.
K - ¿Te han visto?
R – No. He tomado precauciones. Iban dos hombres de mediana edad en ella. Ves… mira… ahí esta otra vez. Y esta vez…
K – Parece que va a parar en esa esquina ¿Qué haces?
Castle hizo ademán de salir del coche para dirigirse hacia la furgoneta. Kate lo detuvo a tiempo, ya que en ese momento varias personas que venían de varios lugares diferentes se fueron dirigiendo hacia la furgoneta y se subieron a la parte de atrás.
K – Estate quieto aquí. Creo que esto no tiene nada que ver con nuestro caso.
R - ¿Y entonces con que?
Cuando unos diez hombres subieron a la camioneta esta volvió a cerrarse y se perdió en la noche neoyorquina.
R – ¿Qué ha sido eso?
K – Por lo que he podido intuir trabajadores inmigrantes. Seguramente la mayoría de ellos indocumentados. Esos que has visto en la furgoneta supongo que serán empleados de alguna empresa de construcción que los contratan para ahorrarse bastante millones de dólares.
R – Venga ya. Yo suponía que eso no ocurría aquí. En los estados del Sur como Texas o México pero en la gran manzana.
K – Pues también ocurre. Mañana hablare con María Stuart que trabaja en inmigración y le contare…
R - ¿Por qué tenemos que hacer eso?
K – Porque… es nuestro deber.
R – No me refiero a eso. Esas personas que hemos visto subirse a la furgoneta supongo que habrán sufrido mucho hasta llegar aquí y que esta la única forma de ganar dinero para mantener a su familia. No me parece justo… si hacemos eso seguramente acabarán deportados a su países y…
K – Richard… no podemos hacer otra cosa, aunque sea injusto. Si no con nuestro silencio estaríamos encubriendo a esos hijos de… que se aprovechan de ellos y… es un delito.
R – Pero… está bien… supongo que tienes razón. Pero sabes lo que ocurrirá. A esas empresas, si descubren quienes son, les caerá seguramente una multa que incluso tendrán prevista en sus presupuestos anuales y en cambio a ellos…
Kate se acerco hasta él y le dio un dulce beso.
K – Lo se. Bienvenido al mundo real.
R – He podido observar que la mayoría de ellos eran latinos. Espero que ninguno sea familiar de uno de mis chicos. No me gustaría desmantelarme la clase yo solito porque…
K – Por lo poco que he podido conocer a la señora Monroe es muy lista. Y si escogió esos chicos para su clase sería por algo. No creo que haya problemas con eso.
R – Eso espero. Vaya, están abriendo el Starbucks de enfrente. Sin darnos cuenta ha llegado la mañana y nada de nada en referencia a nuestro caso.
K – Espero que no nos hayamos equivocado y en la otra punta de Nueva York aparezca un cuerpo sin cabeza.
R – A ver si nos estamos equivocando desde el principio y todo esto tenga que ver con cierto personaje literario de Washington Irwin.
K – Mira que eres tonto. Anda, ve a por dos cafés. Yo hablare con Javier a ver si ellos han tenido más suerte.
Pero no. Javier y Kevin había obtenido el mismo resultado. Nada. Decidieron ir a la comisaría e informar a Gates. A pesar del aparente fracaso aquella noche no había ocurrido nada y el macabro descubrimiento que temían no llego a producirse. Castle estuvo un par de horas indagando en Internet, pero no encontró nada nuevo. Gates les dio el día del resto libre y fueron a casa de Kate a almorzar.
Ésta quería sorprender a Castle cocinando ella, cosa que no solía hacer muy a menudo. Mientras Castle salio a buscar alguna tienda donde comprara un buen vino para presentarse aquella noche en casa de Laura. Cuando llego, cierto a olor a comida chamuscada le puso en alerta. Kate estaba en medio de la cocina con aspecto fatigado y evidente enojo. Castle no sabía si acercarse a ella o no para no recibir algún tipo de arma arrojadiza. E hizo lo menos adecuado.
R - ¿Comida china? ¿Italiano? ¿Tailandés?
CONTINUARA
R - ¿Qué haces aquí?
K – Yo… quería saber si todo te iba… tenemos una guardia esta noche.
Castle llego hasta ella sonriendo y le dio un profundo y tierno beso.
R - ¿Cuánto tiempo llevas aquí?
K – El suficiente.
R – Kate, ha sido… increíble. No se como describirlo. Y eso que se supone que soy escritor.
K – Por lo poco que he podido ver, creo que tu segunda clase ha sido un éxito.
R – Ya… pero tengo que seguir trabajando para que no sea algo puntual. Como mañana es fiesta y no tengo clase con ellos voy a quedar con la señora Monroe para hablar con ella.
K – Me parece una idea muy acertada.
R - ¿Puedes ayudarme?
K – Claro que sí. Después cenaremos algo donde tú quieras. Y después…
R – Nos toca guardia.
K – Si. Ryan y Expósito van a peinar una zona y nosotros otra. No debemos quedarnos toda la noche en el mismo lugar. Iremos alternando cada dos horas. No es que vayamos a dormir mucho. Hemos informado a Gates de todo lo que hemos descubierto durante el día y lo que vamos a hacer esta noche. Nos ha animado bastante.
R – Al final esta mujer va a ser toda una grata sorpresa.
K – Ahí te le doy la razón.
Cuando terminaron de recoger todas las cosas se despidieron de Laura y Alice, no sin antes quedar con Laura en casa de ésta y se fueron a cenar a su cadena favorita de hamburguesería. Castle estuvo toda la cena contando a Kate con ilusión todo lo que había sucedido aquella tarde y esta le escuchaba atentamente. Hacía tiempo que Kate no veía a Castle tan divertido y entusiasmado con algo y eso le gustaba.
R – Cuando vayamos mañana a cenar con la señora Monroe deberíamos llevarle algo. Creo que es lo que se suele hacer en estos casos.
K – Supongo que sí. ¿Cuánto tiempo crees que llevara trabajando en esto?
R – Algunas malas lenguas dicen que lleva unos cien años. Tanto como el edificio donde trabaja.
K – Que tonto eres.
R – Y Alice… es bastante peculiar. Debe ser una de esas mujeres solitarias que vive con un montón de gatos y gustos raros.
K – Pues a mi me ha parecido alguien muy divertido.
Una vez terminaron la cena cogieron el coche y se fueron a su primera parada. Cuando aparcaron sonó el móvil de Castle.
R – Hey… madre. ¿Qué tal estamos?... ¿En serio?... ¿Y cuando vuelves? No, estamos en la calle. Kate y yo tenemos que hacer una guardia… si, lo tendré. Bye, bye.
K - ¿Qué tal esta?
R – Enamorada.
K – No jo… perdón.
R – Al parecer ha conocido a alguien en una de sus actuaciones y se han vuelto inseparables. Según ella… tiene pasta a raudales. Hay cosas que supongo no cambiaran nunca.
Kate se acerco hasta él y le dio un apasionado beso.
R – Detective, no empecemos, que no respondo.
K – Si quieres puedes descansar un rato. Aunque creas que no me he dado cuenta he podido notar que te has quejado un par de veces de la mano… el lunes sin falta vas a ver al traumatólogo y le pides cita para la nueva operación.
R – Esta bien… esta bien.
Castle salió del coche y se acomodo en la parte de atrás del mismo. En apenas un par de minutos ya estaba durmiendo a pierna suelta. A pesar del entusiasmo esgrimido durante las últimas horas, Kate lo había notado muy cansado y prefirió hacer esa primera guardia. Cuando llego la hora del relevo, le dio tanta pena que arranco el coche, fue a la siguiente parada y no le despertó. Más o menos sobre las tres y media de la mañana, Castle despertó sobresaltado, bostezo ruidosamente y miro su reloj.
R – Las tres y media. Kate… ¡Kate!
K - ¿Qué?
R - ¿Por qué no me has avisado de que era mi turno?
Kate se volvió hacia él y lo miro. Dejo el libro que estaba leyendo en el asiento del copiloto y le hizo un guiño.
K – Estabas tan mono durmiendo.
R – Que graciosa. No me gusta que hagas eso.
K – Vale, vale.
Los dos salieron del coche para intercambiar posiciones. Al juntarse Kate le dio un beso rápido en los labios.
K – No se enfade conmigo, profesor Castle.
R – Es usted muy divertida a las tres y media de la mañana, detective
Beckett.
K – Y más lo seria si estuviésemos en otro sitio.
R – Eres una alumna muy mala. A su sitio, señorita, que si no me va a volver loco y nos van a detener a nosotros por escándalo y nocturnidad.
Una vez intercambiaron los asientos, Kate cerró los ojos y en menos de un minuto ya estaba dormida. Castle se dedico a sacar la libreta y el lápiz que siempre llevaba en un bolsillo de la chaqueta. Se le había pasado el dolor y quería tomar algunos apuntes sobre los chicos de la clase y lo que había descubierto en sus conversaciones con ellos. Sería una forma de distraerse.
Alrededor de las cinco y media de la mañana, Castle dejo de escribir y miro hacia la carretera. Creía haber visto… una furgoneta gris que pasaba por delante de ellos. Lo sospechoso no era que la furgoneta pasara por allí. Lo que le llamo la atención es que creía haber visto esa mismo vehiculo pasar por ahí no hacía ni cinco minutos. No estaba seguro de si era la misma y eso no tenía porque ser algo sospechoso, pero decidió esperar a ver que pasaba. Kate seguía durmiendo tranquilamente y no quiso despertarla. Quizás fuese una tontería. Cinco minutos después, la misma furgoneta paso de nuevo por delante de ellos.
R - ¡Kate! ¡Kate!
K - ¿Qué ocurre?
Kate se incorporó inmediatamente y sin bajarse del coche se situó en el asiento del copiloto.
R – No se si es importante o no. Pero una furgoneta gris ha pasado por aquí al menos tres veces y me ha parecido sospechosa.
K - ¿Te han visto?
R – No. He tomado precauciones. Iban dos hombres de mediana edad en ella. Ves… mira… ahí esta otra vez. Y esta vez…
K – Parece que va a parar en esa esquina ¿Qué haces?
Castle hizo ademán de salir del coche para dirigirse hacia la furgoneta. Kate lo detuvo a tiempo, ya que en ese momento varias personas que venían de varios lugares diferentes se fueron dirigiendo hacia la furgoneta y se subieron a la parte de atrás.
K – Estate quieto aquí. Creo que esto no tiene nada que ver con nuestro caso.
R - ¿Y entonces con que?
Cuando unos diez hombres subieron a la camioneta esta volvió a cerrarse y se perdió en la noche neoyorquina.
R – ¿Qué ha sido eso?
K – Por lo que he podido intuir trabajadores inmigrantes. Seguramente la mayoría de ellos indocumentados. Esos que has visto en la furgoneta supongo que serán empleados de alguna empresa de construcción que los contratan para ahorrarse bastante millones de dólares.
R – Venga ya. Yo suponía que eso no ocurría aquí. En los estados del Sur como Texas o México pero en la gran manzana.
K – Pues también ocurre. Mañana hablare con María Stuart que trabaja en inmigración y le contare…
R - ¿Por qué tenemos que hacer eso?
K – Porque… es nuestro deber.
R – No me refiero a eso. Esas personas que hemos visto subirse a la furgoneta supongo que habrán sufrido mucho hasta llegar aquí y que esta la única forma de ganar dinero para mantener a su familia. No me parece justo… si hacemos eso seguramente acabarán deportados a su países y…
K – Richard… no podemos hacer otra cosa, aunque sea injusto. Si no con nuestro silencio estaríamos encubriendo a esos hijos de… que se aprovechan de ellos y… es un delito.
R – Pero… está bien… supongo que tienes razón. Pero sabes lo que ocurrirá. A esas empresas, si descubren quienes son, les caerá seguramente una multa que incluso tendrán prevista en sus presupuestos anuales y en cambio a ellos…
Kate se acerco hasta él y le dio un dulce beso.
K – Lo se. Bienvenido al mundo real.
R – He podido observar que la mayoría de ellos eran latinos. Espero que ninguno sea familiar de uno de mis chicos. No me gustaría desmantelarme la clase yo solito porque…
K – Por lo poco que he podido conocer a la señora Monroe es muy lista. Y si escogió esos chicos para su clase sería por algo. No creo que haya problemas con eso.
R – Eso espero. Vaya, están abriendo el Starbucks de enfrente. Sin darnos cuenta ha llegado la mañana y nada de nada en referencia a nuestro caso.
K – Espero que no nos hayamos equivocado y en la otra punta de Nueva York aparezca un cuerpo sin cabeza.
R – A ver si nos estamos equivocando desde el principio y todo esto tenga que ver con cierto personaje literario de Washington Irwin.
K – Mira que eres tonto. Anda, ve a por dos cafés. Yo hablare con Javier a ver si ellos han tenido más suerte.
Pero no. Javier y Kevin había obtenido el mismo resultado. Nada. Decidieron ir a la comisaría e informar a Gates. A pesar del aparente fracaso aquella noche no había ocurrido nada y el macabro descubrimiento que temían no llego a producirse. Castle estuvo un par de horas indagando en Internet, pero no encontró nada nuevo. Gates les dio el día del resto libre y fueron a casa de Kate a almorzar.
Ésta quería sorprender a Castle cocinando ella, cosa que no solía hacer muy a menudo. Mientras Castle salio a buscar alguna tienda donde comprara un buen vino para presentarse aquella noche en casa de Laura. Cuando llego, cierto a olor a comida chamuscada le puso en alerta. Kate estaba en medio de la cocina con aspecto fatigado y evidente enojo. Castle no sabía si acercarse a ella o no para no recibir algún tipo de arma arrojadiza. E hizo lo menos adecuado.
R - ¿Comida china? ¿Italiano? ¿Tailandés?
CONTINUARA
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Re: I finally found someone Cap. XXI Y FINAL (Cont. de I Love Affair)
Uy creo que metió la pata con eso!
Lástima que no hayan conseguido nada esa noche!
Buen cap!
Lástima que no hayan conseguido nada esa noche!
Buen cap!
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