I finally found someone Cap. XXI Y FINAL (Cont. de I Love Affair)
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Re: I finally found someone Cap. XXI Y FINAL (Cont. de I Love Affair)
jo Castle, con lo bien que te iba,... que comentario mas poco afortunado...
GRan capitulo Genial como siempre!!!!
GRan capitulo Genial como siempre!!!!
IsaVera- Autor de best-seller
- Mensajes : 762
Fecha de inscripción : 10/01/2011
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Re: I finally found someone Cap. XXI Y FINAL (Cont. de I Love Affair)
increibleeeeeeeeeeeeeeeeeee..me encantaaa
castle&beckett..cris- Escritor - Policia
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Fecha de inscripción : 20/03/2011
Edad : 33
Localización : Menorca..I LOVE NEW YORK..NYPD..RICK CASTLE & KATE BECKETT
Re: I finally found someone Cap. XXI Y FINAL (Cont. de I Love Affair)
increíble capitulo
gracias por otro capitulo
gracias por otro capitulo
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CASKETT ALWAYS
Re: I finally found someone Cap. XXI Y FINAL (Cont. de I Love Affair)
Vaya Castle cagarla en el ultimo momento,muy mal eh jaja.
Sigue asi
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Raúl- Moderador
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Fecha de inscripción : 18/05/2011
Edad : 32
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Re: I finally found someone Cap. XXI Y FINAL (Cont. de I Love Affair)
El primer objeto voladizo que salió de la mano de Kate hacia la cabeza de Castle fue la paleta con la que había estado removiendo las verduras asadas del horno que habían acabado… chamuscadas. Y dio justo en el blanco. Castle salió disparado a parapetarse detrás del sofá, mientras las venas de Kate se hinchaban desmesuradamente y los ojos parecían a punto de salirse de sus órbitas.
K - ¡Chino! ¡Italiano! ¡Sal de ahí! ¡Cobarde! Te voy a dar yo a ti chino ¡Martirio chino!
R – Mujer… es una broma. Anda…
Otro cacharro salió disparado hacia Caslte, pero como Kate ya no lo veía, solo acertó a medias.
R - ¡Eh! Mi cabeza. Que solo tengo una neurona y me sirve para escribir best – seller.
Lejos de calmarla, Kate siguió disparando utensilios de cocina, con más o menos resultado y gritando histéricamente frases como ¡Bruto! ¡Insensible! Llevo dos horas, ¡dos horas! Aquí metida para esto. Él, mientras tanto, se ha dedicado a buscar una tienda para comprar una botella de vino. ¿Cómo se puede tardar tanto en esta ciudad para comprar una botella? ¡Aunque sea fiesta! Cuando ya no tuvo nada que tirarle, se sentó en el suelo y empezó a llorar ruidosamente.
K – Yo solo quería darte una sorpresa. Soy un desastre. Un completo y absoluto desastre.
Poco a poco, y con cierta precaución, Castle se acerco hasta Kate y se arrodillo delante de ella. Kate había ocultado su cara con las manos y seguía emitiendo pequeños sollozos.
R – Kate… de verdad… lo siento. ¿Qué te pasa? Acaso has empezado con eso del ciclo de las mujeres. Mírame… venga.
Kate se fue calmando y algo avergonzada lo miro a los ojos.
R – Si… es cierto. Te has enamorado de un bruto e insensible escritorzuelo que muchas veces mete la pata sin querer hacerlo. Ya verás… como todo tiene solución.
Y dándole un rápido beso en la boca cogió los restos de la comida y se hizo un atípico almuerzo compuesto por unas codornices bastante crudas acompañados por una salsa de aspecto innombrable y verduras chamuscadas. Se sentó a la mesa y ante la mirada incrédula de Kate, empezó a comer sin rechistar. A pesar de que estaba… asqueroso, Castle intentaba disimular todo lo máximo que podía. Cinco minutos después y tras hacer un supremo esfuerzo para tragarse un pedazo de carne cruda, no… fresca… como salida de la carnicería, Kate se levanto del suelo y se acerco hasta él.
K - ¿Estas loco? Acaso quieres acabar… envenenado o infectado con algo.
Y cogiendo el plato que Castle se estaba comiendo lo llevo hasta la cocina y lo echo a la basura. Después se acerco hasta Castle. Éste la invito a sentarse en sus rodillas y Kate accedió a hacerlo.
R – Ven aquí… anda. De nuevo lo siento. ¿Me has perdonado ya?
K – A… medias. Ya me buscaré la forma de que me la pagues.
R - ¿No has tenido suficiente con el intento patético de… suicidio?
K – Mmm… no. Llamare a un chino. No nos queda más remedio.
R – Nada de eso. Hace dos días rellene la nevera y seguro que hay cosas más sencillas que puedas hacer, porque la vas hacer tú y yo te ayudare. Pero antes…
K – ¿Si?
Castle se levantó sin previo aviso y casi tiro a Kate del suelo. Su cara había cogido un blanco pálido bastante sospechoso.
R – Voy a… vomitar. ¡Mierda!
Y salio disparado para el cuarto de baño. En ese momento Kate no supo si debía preocuparse o reírse. Opto por lo segundo ya que oyendo a Castle en el cuarto de baño era más melodrama que otra cosa y termino de recoger los restos del almuerzo… perfecto. Castle salió del cuarto de baño con mejor color y sin prácticamente decirse nada más, empezaron a hacer una comida más sencilla entre los dos. Comieron con mucho apetito mientras hablaban de cosas triviales y del caso. Cuando terminaron empezaron a recoger la cocina.
R – Oye… si no… te molesta… quisiera saber…
K – ¿Qué?
R - ¿Qué tenías preparado para el postre? O es que no habías caído en eso.
K – Si lo había echo… el postre… eres tú.
Y dejando lo que estaba haciendo se acercó hasta Castle y empezó a lamer su oreja derecha.
K – El postre es un experimento que quería realizar contigo.
R – Yo… ¿Conmigo?
K – Quiero comprobar si eres capaz de llegar hasta nuestra habitación o… no.
Sin mediar más palabra Kate empezó a besar a Castle y le quito la camiseta que llevaba puesta. Poco a poco empezó a bajar con su boca y sus besos cada vez se hacia más profundos y más salvajes. Le libero de sus pantalones y de sus boxers y comenzó a buscar zonas más comprometidas. Castle estaba hipnotizado. Aquella prueba iba a suponer un tremendo esfuerzo de autocontrol. No… por Dios… por ahí no… esa mujer esta loca.
R – Jesús… Kate. Para… para.
Pero Kate no le hizo caso y siguió jugueteando con su boca por las zonas más íntimas de Castle. Casi con violencia, Castle le obligo a subir agarrándola del pelo y buscando el contacto entre sus bocas. La subió a horcajadas y empezaron a caminar hacia las escaleras que daban a la zona de arriba del loft de Kate mientras la besaba presa de la locura en que aquella mujer le había envuelto. La urgencia en Castle le hizo buscar violentamente la ropa interior de Kate y arrancársela prácticamente de un tirón con las manos. Comprendiendo que sería inútil y que no llegaría arriba, Castle se acomodo entre las escaleras y la pared y con Kate encima de él busco el sexo de la detective con las manos. Esta estaba mojada y Castle no espero más. Se introdujo en ella con fuerza, no exenta de cierta violencia y Kate gimió de placer. Castle exploto en su interior con sacudidas cada vez más fuertes y violentas.
K - ¡Mas! ¡Más! ¡Dame más!
Castle accedió a sus deseos y en una postrera embestida entregó todo lo que tenía en su interior emitiendo un sonido gutural que más pareció salir de su alma que de su garganta. Casi en ese mismo momento Kate llego al éxtasis y relajo todo su cuerpo, acurrucándose en el cuerpo de Castle. Durante unos minutos se quedaron allí, sudorosos y agotados, sin querer moverse. Castle tenía cerrado los ojos y parecía haber quedado en trance. Después los abrió y miro a Kate dulcemente. Sin mediar palabra Castle cogió a Kate en sus brazos y así, desnudos completamente, terminaron de subir el tramo de escaleras que le quedaba. Cuando llegaron arriba Kate abrió los ojos y se miraron.
K – Entre tus brazos… es mi estado natural.
R – Siempre.
K – Siempre.
Llegaron a la habitación y se metieron en la cama rendidos y abrazados. No tardaron en caer en un profundo sueño relajante y reparador después del esfuerzo realizado. Cuando Castle abrió los ojos estuve un rato mirando a Kate en silencio. Kate le transmitía una paz que difícilmente hubiese pensado hacía un año. Después, la detective abrió los ojos suavemente, le miro y sonrió.
K – Hola.
R – Hola.
K – ¿Qué hora es?
Castle se volvió para mirar el reloj que había en la mesilla de noche.
R – Las seis y cuarto… ¡las seis y cuarto! Kate… Kate vamos a llegar tarde a nuestra cena.
K – Voy… voy. Anda… ve duchándote tu primero.
Castle se levanto de la cama y se metió en la ducha rápidamente. En menos de cuarenta y cinco minutos estaban los dos duchados y vestidos y fueron a coger el coche.
K - ¿Has cogido la botella?
R – Si. Menuda falta de educación vamos a tener llegando media hora tarde.
K – Si quieres le contamos una excusa.
R - ¿Mentir?
K - No. Decirle la verdad. Que no habíamos dormido mucha esta noche y que en el postre…
R – Mira que graciosa.
Cuando llegaron a casa de Laura, ésta les abrió e invito a pasar.
R – Perdón por el retraso… nos hemos entretenido y…
Laura – Disculpados. Además decidí invitar a Alice a la cena y estamos charlando. Pasad y poneros cómodos.
Kate y Castle entraron en el pequeño pero coqueto salón de Laura y saludaron a Alice. Aunque claramente los muebles tenían bastantes años, todo estaba decorado con mucho gusto que lo hacía un lugar bastante acogedor. Castle le entrego a Laura la botella de vino que habían traído.
R – Se me olvidaba… tome.
Laura – Gracias. No tenías porque haberte molestado. Espero que os guste la cena que he preparado.
Alice – Laura ha hecho su plato especial. Codornices en salsa de almendras acompañada por unas verduras asadas ¿Qué pasa? ¿Qué he dicho?
Sin poder resistirse, Castle se sentó en un cómodo sillón de orejas y empezó a desternillarse de risa, mientras Kate pasaba por todos los colores del arco iris.
K – Nada. No pasa nada. Que mi… compañero es muy gracioso.
R – Perdón… perdón. Prometo comportarme.
Sin entender muy bien el chiste, Laura y Alice se encogieron de hombros. Entre los cuatro pusieron la mesa y disfrutaron de la cena. Tanto Alice como Laura resultaron unas tertulianas bastante divertidas e hicieron pasar un buen rato a nuestra pareja contando una gran cantidad de anécdotas en los muchos años que llevaban en aquel centro. Después se sentaron cómodamente en el sofá y los sillones que había y hablaron mientras se tomaban una copa.
Todo había comenzado con la iniciativa de Andrew Monroe, maestro liberal, primo y esposo de Laura durante cuarenta años. Se enamoraron en el famoso festival hippie de Woodstock y su relación supuso un gran revuelo en sus familias, ya que Andrew era prácticamente veinte años mayor que Laura cuando empezaron su relación. Por desgracia, no tuvieron hijos, pero gracias al empeño de los dos pusieron en marcha aquel centro social en plena crisis de los setenta. Andrew había muerto hacia un par de años.
R – Entonces su marido era la persona que se encargaba de… mi clase hasta que murió.
Laura – Si.
R – Yo… creo que… me abruma.
Laura - ¿Por qué? Anda, ayúdeme a recoger la cocina mientras Alice y su… compañera se quedan en el salón. Creo que deberíamos hablar un poco de… su clase.
Durante treinta minutos Laura y Castle estuvieron hablando ininterrumpidamente. Mientras Alice le enseño a Kate buena parte del álbum fotográfico que ella y Laura habían estado coleccionando durante todos estos años. Alice y Laura se conocían prácticamente desde que el centro se abrió. Laura y Andrew le ayudaron en unos momentos muy malos de su vida y allí se quedo. Kate estaba admirada con todo aquello. Era como ver la vida de aquellas personas… en fotografías. Cada foto era una anécdota divertida.
Cuando Castle y Laura llegaron al salón, Kate se levanto de su asiento y se acerco hasta ellos.
K – Creo que…
R – Deberíamos irnos. Ha sido una velada muy agradable, pero Kate y yo tenemos que trabajar esta noche.
Alice – ¿En serio?
Kate – Si.
Laura – Entonces nos vemos mañana y tengan mucho cuidado ahí fuera.
Alice – Eso era de una serie, pero ahora mismo no recuerdo cual.
Todos rieron ante el comentario de Alice. Castle y Kate se despidieron de ellas y comenzaron a andar juntos, despacio y en silencio hasta el coche de Castle que se encontraba a un par de manzanas.
K – Creo que se han dado cuenta.
R – ¿De que?
K – De que tú y yo somos pareja.
R - ¿Es eso un problema?
K – No. Creo que pueden entrar en nues… en mi selecto grupo de las personas que lo saben.
R – De acuerdo.
En ese momento Kate cogió la mano de Castle suavemente y siguió andando.
R - ¿Y esto?
K – Supongo que en esta parte de Long Island y a estas horas de la noche no hay ningún paparazzi ni curioso que nos siga y porque… me apetece.
Siguieron andando así hasta que llegaron al coche. Castle se volvió hacia Kate y le dio un suave beso en los labios.
R - ¿Quieres hacerme un favor?
K – Dime.
R – Si alguna vez me pongo muy pesado quejándome porque mi mano no funciona como yo quisiera, porque Paula y Gina me matan con sus llamadas, porque echo en falta a Alexis y a mi madre, porque nos hemos atascado en un caso, porque…
K – Lo entiendo, lo entiendo. Quieres que te tire de las orejas.
R – No. Quiero que me recuerdes este día y la suerte que tengo en esta vida.
K – De acuerdo. Y yo quiero que… ídem.
CONTINUARA
K - ¡Chino! ¡Italiano! ¡Sal de ahí! ¡Cobarde! Te voy a dar yo a ti chino ¡Martirio chino!
R – Mujer… es una broma. Anda…
Otro cacharro salió disparado hacia Caslte, pero como Kate ya no lo veía, solo acertó a medias.
R - ¡Eh! Mi cabeza. Que solo tengo una neurona y me sirve para escribir best – seller.
Lejos de calmarla, Kate siguió disparando utensilios de cocina, con más o menos resultado y gritando histéricamente frases como ¡Bruto! ¡Insensible! Llevo dos horas, ¡dos horas! Aquí metida para esto. Él, mientras tanto, se ha dedicado a buscar una tienda para comprar una botella de vino. ¿Cómo se puede tardar tanto en esta ciudad para comprar una botella? ¡Aunque sea fiesta! Cuando ya no tuvo nada que tirarle, se sentó en el suelo y empezó a llorar ruidosamente.
K – Yo solo quería darte una sorpresa. Soy un desastre. Un completo y absoluto desastre.
Poco a poco, y con cierta precaución, Castle se acerco hasta Kate y se arrodillo delante de ella. Kate había ocultado su cara con las manos y seguía emitiendo pequeños sollozos.
R – Kate… de verdad… lo siento. ¿Qué te pasa? Acaso has empezado con eso del ciclo de las mujeres. Mírame… venga.
Kate se fue calmando y algo avergonzada lo miro a los ojos.
R – Si… es cierto. Te has enamorado de un bruto e insensible escritorzuelo que muchas veces mete la pata sin querer hacerlo. Ya verás… como todo tiene solución.
Y dándole un rápido beso en la boca cogió los restos de la comida y se hizo un atípico almuerzo compuesto por unas codornices bastante crudas acompañados por una salsa de aspecto innombrable y verduras chamuscadas. Se sentó a la mesa y ante la mirada incrédula de Kate, empezó a comer sin rechistar. A pesar de que estaba… asqueroso, Castle intentaba disimular todo lo máximo que podía. Cinco minutos después y tras hacer un supremo esfuerzo para tragarse un pedazo de carne cruda, no… fresca… como salida de la carnicería, Kate se levanto del suelo y se acerco hasta él.
K - ¿Estas loco? Acaso quieres acabar… envenenado o infectado con algo.
Y cogiendo el plato que Castle se estaba comiendo lo llevo hasta la cocina y lo echo a la basura. Después se acerco hasta Castle. Éste la invito a sentarse en sus rodillas y Kate accedió a hacerlo.
R – Ven aquí… anda. De nuevo lo siento. ¿Me has perdonado ya?
K – A… medias. Ya me buscaré la forma de que me la pagues.
R - ¿No has tenido suficiente con el intento patético de… suicidio?
K – Mmm… no. Llamare a un chino. No nos queda más remedio.
R – Nada de eso. Hace dos días rellene la nevera y seguro que hay cosas más sencillas que puedas hacer, porque la vas hacer tú y yo te ayudare. Pero antes…
K – ¿Si?
Castle se levantó sin previo aviso y casi tiro a Kate del suelo. Su cara había cogido un blanco pálido bastante sospechoso.
R – Voy a… vomitar. ¡Mierda!
Y salio disparado para el cuarto de baño. En ese momento Kate no supo si debía preocuparse o reírse. Opto por lo segundo ya que oyendo a Castle en el cuarto de baño era más melodrama que otra cosa y termino de recoger los restos del almuerzo… perfecto. Castle salió del cuarto de baño con mejor color y sin prácticamente decirse nada más, empezaron a hacer una comida más sencilla entre los dos. Comieron con mucho apetito mientras hablaban de cosas triviales y del caso. Cuando terminaron empezaron a recoger la cocina.
R – Oye… si no… te molesta… quisiera saber…
K – ¿Qué?
R - ¿Qué tenías preparado para el postre? O es que no habías caído en eso.
K – Si lo había echo… el postre… eres tú.
Y dejando lo que estaba haciendo se acercó hasta Castle y empezó a lamer su oreja derecha.
K – El postre es un experimento que quería realizar contigo.
R – Yo… ¿Conmigo?
K – Quiero comprobar si eres capaz de llegar hasta nuestra habitación o… no.
Sin mediar más palabra Kate empezó a besar a Castle y le quito la camiseta que llevaba puesta. Poco a poco empezó a bajar con su boca y sus besos cada vez se hacia más profundos y más salvajes. Le libero de sus pantalones y de sus boxers y comenzó a buscar zonas más comprometidas. Castle estaba hipnotizado. Aquella prueba iba a suponer un tremendo esfuerzo de autocontrol. No… por Dios… por ahí no… esa mujer esta loca.
R – Jesús… Kate. Para… para.
Pero Kate no le hizo caso y siguió jugueteando con su boca por las zonas más íntimas de Castle. Casi con violencia, Castle le obligo a subir agarrándola del pelo y buscando el contacto entre sus bocas. La subió a horcajadas y empezaron a caminar hacia las escaleras que daban a la zona de arriba del loft de Kate mientras la besaba presa de la locura en que aquella mujer le había envuelto. La urgencia en Castle le hizo buscar violentamente la ropa interior de Kate y arrancársela prácticamente de un tirón con las manos. Comprendiendo que sería inútil y que no llegaría arriba, Castle se acomodo entre las escaleras y la pared y con Kate encima de él busco el sexo de la detective con las manos. Esta estaba mojada y Castle no espero más. Se introdujo en ella con fuerza, no exenta de cierta violencia y Kate gimió de placer. Castle exploto en su interior con sacudidas cada vez más fuertes y violentas.
K - ¡Mas! ¡Más! ¡Dame más!
Castle accedió a sus deseos y en una postrera embestida entregó todo lo que tenía en su interior emitiendo un sonido gutural que más pareció salir de su alma que de su garganta. Casi en ese mismo momento Kate llego al éxtasis y relajo todo su cuerpo, acurrucándose en el cuerpo de Castle. Durante unos minutos se quedaron allí, sudorosos y agotados, sin querer moverse. Castle tenía cerrado los ojos y parecía haber quedado en trance. Después los abrió y miro a Kate dulcemente. Sin mediar palabra Castle cogió a Kate en sus brazos y así, desnudos completamente, terminaron de subir el tramo de escaleras que le quedaba. Cuando llegaron arriba Kate abrió los ojos y se miraron.
K – Entre tus brazos… es mi estado natural.
R – Siempre.
K – Siempre.
Llegaron a la habitación y se metieron en la cama rendidos y abrazados. No tardaron en caer en un profundo sueño relajante y reparador después del esfuerzo realizado. Cuando Castle abrió los ojos estuve un rato mirando a Kate en silencio. Kate le transmitía una paz que difícilmente hubiese pensado hacía un año. Después, la detective abrió los ojos suavemente, le miro y sonrió.
K – Hola.
R – Hola.
K – ¿Qué hora es?
Castle se volvió para mirar el reloj que había en la mesilla de noche.
R – Las seis y cuarto… ¡las seis y cuarto! Kate… Kate vamos a llegar tarde a nuestra cena.
K – Voy… voy. Anda… ve duchándote tu primero.
Castle se levanto de la cama y se metió en la ducha rápidamente. En menos de cuarenta y cinco minutos estaban los dos duchados y vestidos y fueron a coger el coche.
K - ¿Has cogido la botella?
R – Si. Menuda falta de educación vamos a tener llegando media hora tarde.
K – Si quieres le contamos una excusa.
R - ¿Mentir?
K - No. Decirle la verdad. Que no habíamos dormido mucha esta noche y que en el postre…
R – Mira que graciosa.
Cuando llegaron a casa de Laura, ésta les abrió e invito a pasar.
R – Perdón por el retraso… nos hemos entretenido y…
Laura – Disculpados. Además decidí invitar a Alice a la cena y estamos charlando. Pasad y poneros cómodos.
Kate y Castle entraron en el pequeño pero coqueto salón de Laura y saludaron a Alice. Aunque claramente los muebles tenían bastantes años, todo estaba decorado con mucho gusto que lo hacía un lugar bastante acogedor. Castle le entrego a Laura la botella de vino que habían traído.
R – Se me olvidaba… tome.
Laura – Gracias. No tenías porque haberte molestado. Espero que os guste la cena que he preparado.
Alice – Laura ha hecho su plato especial. Codornices en salsa de almendras acompañada por unas verduras asadas ¿Qué pasa? ¿Qué he dicho?
Sin poder resistirse, Castle se sentó en un cómodo sillón de orejas y empezó a desternillarse de risa, mientras Kate pasaba por todos los colores del arco iris.
K – Nada. No pasa nada. Que mi… compañero es muy gracioso.
R – Perdón… perdón. Prometo comportarme.
Sin entender muy bien el chiste, Laura y Alice se encogieron de hombros. Entre los cuatro pusieron la mesa y disfrutaron de la cena. Tanto Alice como Laura resultaron unas tertulianas bastante divertidas e hicieron pasar un buen rato a nuestra pareja contando una gran cantidad de anécdotas en los muchos años que llevaban en aquel centro. Después se sentaron cómodamente en el sofá y los sillones que había y hablaron mientras se tomaban una copa.
Todo había comenzado con la iniciativa de Andrew Monroe, maestro liberal, primo y esposo de Laura durante cuarenta años. Se enamoraron en el famoso festival hippie de Woodstock y su relación supuso un gran revuelo en sus familias, ya que Andrew era prácticamente veinte años mayor que Laura cuando empezaron su relación. Por desgracia, no tuvieron hijos, pero gracias al empeño de los dos pusieron en marcha aquel centro social en plena crisis de los setenta. Andrew había muerto hacia un par de años.
R – Entonces su marido era la persona que se encargaba de… mi clase hasta que murió.
Laura – Si.
R – Yo… creo que… me abruma.
Laura - ¿Por qué? Anda, ayúdeme a recoger la cocina mientras Alice y su… compañera se quedan en el salón. Creo que deberíamos hablar un poco de… su clase.
Durante treinta minutos Laura y Castle estuvieron hablando ininterrumpidamente. Mientras Alice le enseño a Kate buena parte del álbum fotográfico que ella y Laura habían estado coleccionando durante todos estos años. Alice y Laura se conocían prácticamente desde que el centro se abrió. Laura y Andrew le ayudaron en unos momentos muy malos de su vida y allí se quedo. Kate estaba admirada con todo aquello. Era como ver la vida de aquellas personas… en fotografías. Cada foto era una anécdota divertida.
Cuando Castle y Laura llegaron al salón, Kate se levanto de su asiento y se acerco hasta ellos.
K – Creo que…
R – Deberíamos irnos. Ha sido una velada muy agradable, pero Kate y yo tenemos que trabajar esta noche.
Alice – ¿En serio?
Kate – Si.
Laura – Entonces nos vemos mañana y tengan mucho cuidado ahí fuera.
Alice – Eso era de una serie, pero ahora mismo no recuerdo cual.
Todos rieron ante el comentario de Alice. Castle y Kate se despidieron de ellas y comenzaron a andar juntos, despacio y en silencio hasta el coche de Castle que se encontraba a un par de manzanas.
K – Creo que se han dado cuenta.
R – ¿De que?
K – De que tú y yo somos pareja.
R - ¿Es eso un problema?
K – No. Creo que pueden entrar en nues… en mi selecto grupo de las personas que lo saben.
R – De acuerdo.
En ese momento Kate cogió la mano de Castle suavemente y siguió andando.
R - ¿Y esto?
K – Supongo que en esta parte de Long Island y a estas horas de la noche no hay ningún paparazzi ni curioso que nos siga y porque… me apetece.
Siguieron andando así hasta que llegaron al coche. Castle se volvió hacia Kate y le dio un suave beso en los labios.
R - ¿Quieres hacerme un favor?
K – Dime.
R – Si alguna vez me pongo muy pesado quejándome porque mi mano no funciona como yo quisiera, porque Paula y Gina me matan con sus llamadas, porque echo en falta a Alexis y a mi madre, porque nos hemos atascado en un caso, porque…
K – Lo entiendo, lo entiendo. Quieres que te tire de las orejas.
R – No. Quiero que me recuerdes este día y la suerte que tengo en esta vida.
K – De acuerdo. Y yo quiero que… ídem.
CONTINUARA
amnigl- Autor de best-seller
- Mensajes : 956
Fecha de inscripción : 23/02/2011
Edad : 55
Localización : Córdoba
Re: I finally found someone Cap. XXI Y FINAL (Cont. de I Love Affair)
Me encanta este fic!! ¿volverá a escribir Castle?, digo..........¿se recuperará del todo de la mano? pobre!!
Gracias por otro capítulo!!
Gracias por otro capítulo!!
rakel- Escritor - Policia
- Mensajes : 1218
Fecha de inscripción : 08/01/2011
Edad : 32
Re: I finally found someone Cap. XXI Y FINAL (Cont. de I Love Affair)
fantasticoooooooooooooooo
castle&beckett..cris- Escritor - Policia
- Mensajes : 5471
Fecha de inscripción : 20/03/2011
Edad : 33
Localización : Menorca..I LOVE NEW YORK..NYPD..RICK CASTLE & KATE BECKETT
Re: I finally found someone Cap. XXI Y FINAL (Cont. de I Love Affair)
He terminado los dos últimos capis, que he estado liada últimamente... Me han encantado, perfecto, son geniales
BrujaAle- Escritor - Policia
- Mensajes : 1361
Fecha de inscripción : 08/07/2011
Edad : 41
Localización : En el Sur
Re: I finally found someone Cap. XXI Y FINAL (Cont. de I Love Affair)
Muy tierno el capítulo!
El principio me descostille de risa, fue espectacular!!!
El principio me descostille de risa, fue espectacular!!!
Re: I finally found someone Cap. XXI Y FINAL (Cont. de I Love Affair)
Me encanta que hayas decidido continuar con la historia. Esta también está genial. Acabo de leérmela entera y tengo ya ganas de seguir con otro capítulo.
Cata Castillo- Escritor - Policia
- Mensajes : 1729
Fecha de inscripción : 25/09/2010
Localización : Al sur del sur
Re: I finally found someone Cap. XXI Y FINAL (Cont. de I Love Affair)
Me parece a mi que Castle no se esperaba ese postre jajajajaja y como no siempre llegando tarde.Que buen capitulo,siguelo pronto
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Grupo de la muerte,división: ALWAYS LOVE
Firma con copyright by MelaDeniz,mil grache
Raúl- Moderador
- Mensajes : 1189
Fecha de inscripción : 18/05/2011
Edad : 32
Localización : Parla City
Re: I finally found someone Cap. XXI Y FINAL (Cont. de I Love Affair)
Perdón por el retraso. Suelo ser más constante, pero me quede algo bloqueada y aún lo estoy. Se a donde quiero ir con la historia pero el camino para llegar hasta ahí cada vez se hace más oscuro. Espero que a partir de ahora las ideas se aclaren y la historia vaya más fluida.
CAPITULO IX
Casi una hora después de despedirse de Laura y Alice, Castle y Beckett llegaron a su primer destino aquella noche. Habían quedado con Expósito y Ryan en realizar más controles y estacionar en más lugares, así que la noche sería incluso más movidita que la anterior.
R – Si me permites, quiero comenzar la guardia y prometo llamarte cuando llegue tu hora.
K – Como quieras. A cambio quiero que me cuentes lo que habéis hablado en la cocina Laura y tú.
R – Es muy largo.
K – Quiero oírlo.
R – De acuerdo. Esencialmente me ha contado lo que no viene en los papeles. Mark y Amy, los dos hermanos de los que te hable y su madre, Priscilla, que es prostituta, viven en uno de las peores calles que hay en todo el Bronx. Digamos que Priscilla no ha tenido buena suerte en la vida. Tuvo a Mark cuando era una adolescente y su familia no le ayudo. Así que lo intento con variados oficios, pero como no consiguió nada empezó a prostituirse para conseguir dinero. Después llego Amy y así viven. Según Laura, Priscilla es una buena madre, con sus limitaciones. Mark es un chico bastante listo, pero ha tenido varios encontronazos con alguno de sus compañeros. Es bastante retraído y eso le acarrea problemas. Amy es lista, espabilada y tiene un genio de mil demonios. Eso no me hizo falta que me lo dijese ella.
K – ¿Y ese tal Jimmy?
R - ¡Ah! Sí. Al Capone II parte. Nos hemos reído mucho hablando de él y hemos llegado a la conclusión de que dentro de treinta años será el nuevo capo del hampa de esta ciudad o el alcalde de la misma. No nos hemos puesto de acuerdo en cuanto a eso.
Kate rió ante el comentario de Castle.
R – Después están Isabel, Julio y Manuel. Los dos primeros son hermanos. Sus padres son trabajadores de la construcción, legales, legales, me he informado bien. Isabel es una chica muy lista y si consigue una beca universitaria dentro de diez o doce años llegará lejos. En cuanto a los muchachos el problema es su edad y las bandas callejeras.
K – De eso también te puedo dar yo información. Están en una edad clave en este sentido, ya que todavía son unos niños, pero dentro de poco dejarán de serlo. Y es cuando son más vulnerables a caer en ese tipo de cuestiones.
R – Si… y además con Manuel el problema llega más lejos. Un hermano suyo murió hace unos años en un enfrentamiento con la policía. Así que ya me contarás.
K – ¿Y Gabriel?
R – Ese es un misterio. Sus padres murieron en un incendio que se provoco cuando era un bebe. Se están criando con unos tíos suyos, pero estos no le tratan muy bien. Laura no tiene pruebas de que el chico haya sufrido alguna vez maltrato físico, pero cree que algo de eso hay. En la escuela lo tienen por un tonto. Laura quiere que le hagan un buen chequeo tanto médico como psicológico, pero eso…
K – Cuesta un dinero.
R – Si… y yo ya me he ofrecido, pero no ha querido oí hablar del tema. Dice que es algo que debe conseguir ella convenciendo a la junta que lleva el centro. No he querido entrometerme más. Me da que es una mujer bastante testaruda y decidida y no quiero cuestionar sus decisiones. En cuanto a Susan y Claire no son malas estudiantes, aunque si siguen escuchando música tan alta todo el día, se quedarán sordas como una tapia. Vienen de familias trabajadoras y numerosas.
K - ¿Y que te ha contado del que se te escapa siempre?
R – Este es un capítulo aparte. Según ella, quedo con su familia en que viniese a las clases, pero se ve que fue una promesa dicha muy rápidamente. Laura sospecha que tanto él, como las dos chicas chinas que no han aparecido todavía, trabajan para su familia. En el colegio también suelen tener épocas de bastante absentismo. Lo que no entiendo es porque llega, me ve y sale corriendo.
K – Quizás sea una forma de llamar la atención. El quiere estar allí, pero…
R – No le dejan. Los otros dos que no han aparecido todavía tienen un padre que según ella es una mala bestia y seguramente el problema será él. Queremos ir a hablar…
K – No vayas a meterte en líos.
R – Descuida y confía en mí.
K – Ya lo hago. Y si quieres algún tipo de ayuda en este sentido no tienes más que pedirla.
R – Ya lo sé.
K – Y… ¿Albert?
Castle se quedo callado durante un minuto después de la pregunta de Kate.
R – Eso es… frustrante. Según Laura, ya ha hecho todo lo humanamente posible para descubrir si hay algún tipo de solución al problema, pero no lo hay. Me ha prohibido intentar hacer algo, ya que las pruebas, los tratamientos y demás estuvieron a punto de acabar con él incluso antes de tiempo. Sus padres tuvieron un accidente de coche hace un par de años y el sobrevivió. Se fue a vivir con unos familiares, pero cuando llego el problema de la enfermedad, prácticamente se deshicieron de él. Kate…
K - ¿Dime?
R - ¿Tú crees en Dios? Y… bueno eso del más allá, y del…
K – Yo creo que mi madre sigue aquí. De alguna forma me aconseja, me protege, me quiere, me… si supongo que eso significa de alguna forma que creo en Dios y que pienso que este mundo no se acaba aquí. Que hay algo… y que mucho de lo que hagas o dejes de hacer aquí tiene que ver con eso…
R – Ya… pues a mí me cuesta.
Kate se acerco a él y le dio un dulce beso en la cara.
K – Voy a tenderme detrás.
R – De acuerdo. Y yo… voy a leer un rato.
Después de que Kate se fuese a la parte de atrás del coche y se quedase rápidamente dormida, Castle empezó a leer. También escribió algo en su portátil. Aquel día se sentía con fuerzas para hacerlo.
El resto de la noche transcurrió con total tranquilidad. Cuando llego el día fueron a comisaría y estuvieron hablando con Ryan y Expósito del asunto. No sabía si aquello era frustrante o que no tenía nada que ver con lo que habían sospechado y eran dos casos puntuales. Estaban discutiendo si continuar o no en el caso, cuando la capitana Gates los llamo a los cuatro.
G – Entren por favor. Quisiera saber como va el caso que les encomendé.
K – Siento mucho decirle que no hemos averiguado nada. Seguimos una pista que creímos podría sernos útil, pero no ha sido así.
J – Al menos los crímenes han cesado por ahora. Quizás fuesen dos casos puntuales y…
G – No lo creo. El FBI no es de los que hacen chapuzas en su trabajo. Estoy segura de que estos casos tienen que ver con lo que ellos están investigando, pero…
K – Vamos a tener que dejarlo.
G – Lo siento. No es que no confíe en el trabajo que están ustedes haciendo, pero no puedo tener a mis cuatro mejores agentes en esto. Debemos avanzar. Es más. Quiero que vayan al hotel Hilton. Han descubierto el cadáver de un prestigioso abogado en una de sus suites.
A Castle casi se le hizo la boca agua con los preliminares del nuevo caso. Kate se dio cuenta y lo reprendió con la mirada. Cuando salieron del despacho, Castle no pudo contenerse.
R - ¡Que guay! Dexter Michaels, abogado influyente, dos veces divorciado, enemigos hasta debajo de las piedras y encontrado muerto en extrañas circunstancias en una de las suites mas lujosas del mundo.
K – No te emociones… que te conozco.
Durante el trayecto hasta el hotel Kate tuvo que oír pacientemente al menos tres sólidas, según Castle, teorías de lo que podía haberle sucedido al abogado. Cuando llegaron Lanie ya les estaba esperando.
K - ¿Qué tenemos?
L – El cadáver no sufre signos de violencia, aunque si he podido detectar una coloración extraña en su cara y en parte de su cuerpo que me hace pensar que ingirió algún tipo de sustancia que le causo la muerte.
R - ¿Drogas, envenenamiento… carne cruda?
L - ¿Carne…? Me decanto por tu segunda suposición, aunque tendré que hacerle unas pruebas más en profundidad en mi laboratorio.
K – De acuerdo. Vamos a ver a Ryan y Expósito a ver si han conseguido descubrir algo con los empleados del hotel.
Unos minutos después los cuatro se encontraban sentados en el lujoso hall del hotel.
J – No hemos averiguado mucho de la noche pasada, pero…
Ke – Según algunos de los empleados el señor Michaels se veía con alguien en la suite del hotel. Casi siempre el mismo día a la misma hora.
R - ¿Una misteriosa…. mujer?
K – Que yo sepa el señor Michaels estaba libre. Se había divorciado hace un año de su segunda esposa y no tenía porque esconder…
J – Pero no hacía ni un par de semanas se había anunciado su nuevo compromiso con nada más ni nada menos que Esther Westin.
R - ¿No jodas? La estrella de las noticias de la ABC. Su familia es una de las más influyentes de este país y… creo que la conozco de alguna fiesta.
K - ¿En serio?
R – Si… pero de eso hace ya mucho tiempo… tu sabes que yo a fiestas… hace mucho que no…
K – Ya, ya. Pues vamos a ir a verla.
R - ¿Ahora? No queda mucho para que comiencen las noticias del mediodía. No creo que sea muy acertado. He oído decir que tiene un genio de mil demonios y que…
K – Vamos.
Cuando llegaron a la cadena y después de aguantar a Castle que parecía estar allí como un niño con un juguete nuevo fueron a entrevistarse con Esther… pero increíblemente y después de prácticamente tres años sin faltar de su trabajo…
- Lo siento, pero la señorita Westin no esta.
K - ¿Y usted es?
- Sarah Milton, su secretaria.
R - ¿No sabe usted donde puede encontrarse?
- No. Todo es muy extraño. Ayer se despidió como siempre y cuando he visto que no llegaba a su hora habitual la he llamado. Últimamente se ha retrasado algunos días por los preparativos de su boda, pero si hubiese tenido algún problema, ella me hubiese avisado de inmediato. Es muy estricta con eso.
K – Muchas gracias.
Cuando salieron de los estudios se subieron al coche hacía la comisaría.
R - ¿Qué hacemos ahora?
K – Mientras tú estabas embobado viendo los estudios, hable con Gates. Esta se ha puesto en contacto con Alex Westin y nos espera en comisaría.
R - ¿En serio? Ese tipo es uno de los magnates más influyentes de la comunicación. Nunca he estado en ninguna de las cadenas o periódicos o emisoras que él maneja. Si lo consiguiese sería de gran ayuda y Paula y Gina me dejarían en paz por un tiempo.
K – Como Gates te oiga planear sacar tajada personal por alguno de los casos te mata. Aunque… con tal de deshacer…nos de ellas durante un tiempo cuenta con mi ayuda.
Castle le dirigió una de sus mejores miradas y le dio un tierno beso.
K - ¡El tráfico! No me distraigas… zalamero.
J – Chicos… ¿estáis ahí?
K - Dinos Javier.
J – No se como deciros esto. Castle, no te va a gustar. Hermano…
R - ¿Ocurre algo grave?
J – No… exactamente. La señorita Westin acaba de entregarse a la policía. Se ha confesado autora del crimen. Se nos acabo el caso.
CONTINUARA
CAPITULO IX
Casi una hora después de despedirse de Laura y Alice, Castle y Beckett llegaron a su primer destino aquella noche. Habían quedado con Expósito y Ryan en realizar más controles y estacionar en más lugares, así que la noche sería incluso más movidita que la anterior.
R – Si me permites, quiero comenzar la guardia y prometo llamarte cuando llegue tu hora.
K – Como quieras. A cambio quiero que me cuentes lo que habéis hablado en la cocina Laura y tú.
R – Es muy largo.
K – Quiero oírlo.
R – De acuerdo. Esencialmente me ha contado lo que no viene en los papeles. Mark y Amy, los dos hermanos de los que te hable y su madre, Priscilla, que es prostituta, viven en uno de las peores calles que hay en todo el Bronx. Digamos que Priscilla no ha tenido buena suerte en la vida. Tuvo a Mark cuando era una adolescente y su familia no le ayudo. Así que lo intento con variados oficios, pero como no consiguió nada empezó a prostituirse para conseguir dinero. Después llego Amy y así viven. Según Laura, Priscilla es una buena madre, con sus limitaciones. Mark es un chico bastante listo, pero ha tenido varios encontronazos con alguno de sus compañeros. Es bastante retraído y eso le acarrea problemas. Amy es lista, espabilada y tiene un genio de mil demonios. Eso no me hizo falta que me lo dijese ella.
K – ¿Y ese tal Jimmy?
R - ¡Ah! Sí. Al Capone II parte. Nos hemos reído mucho hablando de él y hemos llegado a la conclusión de que dentro de treinta años será el nuevo capo del hampa de esta ciudad o el alcalde de la misma. No nos hemos puesto de acuerdo en cuanto a eso.
Kate rió ante el comentario de Castle.
R – Después están Isabel, Julio y Manuel. Los dos primeros son hermanos. Sus padres son trabajadores de la construcción, legales, legales, me he informado bien. Isabel es una chica muy lista y si consigue una beca universitaria dentro de diez o doce años llegará lejos. En cuanto a los muchachos el problema es su edad y las bandas callejeras.
K – De eso también te puedo dar yo información. Están en una edad clave en este sentido, ya que todavía son unos niños, pero dentro de poco dejarán de serlo. Y es cuando son más vulnerables a caer en ese tipo de cuestiones.
R – Si… y además con Manuel el problema llega más lejos. Un hermano suyo murió hace unos años en un enfrentamiento con la policía. Así que ya me contarás.
K – ¿Y Gabriel?
R – Ese es un misterio. Sus padres murieron en un incendio que se provoco cuando era un bebe. Se están criando con unos tíos suyos, pero estos no le tratan muy bien. Laura no tiene pruebas de que el chico haya sufrido alguna vez maltrato físico, pero cree que algo de eso hay. En la escuela lo tienen por un tonto. Laura quiere que le hagan un buen chequeo tanto médico como psicológico, pero eso…
K – Cuesta un dinero.
R – Si… y yo ya me he ofrecido, pero no ha querido oí hablar del tema. Dice que es algo que debe conseguir ella convenciendo a la junta que lleva el centro. No he querido entrometerme más. Me da que es una mujer bastante testaruda y decidida y no quiero cuestionar sus decisiones. En cuanto a Susan y Claire no son malas estudiantes, aunque si siguen escuchando música tan alta todo el día, se quedarán sordas como una tapia. Vienen de familias trabajadoras y numerosas.
K - ¿Y que te ha contado del que se te escapa siempre?
R – Este es un capítulo aparte. Según ella, quedo con su familia en que viniese a las clases, pero se ve que fue una promesa dicha muy rápidamente. Laura sospecha que tanto él, como las dos chicas chinas que no han aparecido todavía, trabajan para su familia. En el colegio también suelen tener épocas de bastante absentismo. Lo que no entiendo es porque llega, me ve y sale corriendo.
K – Quizás sea una forma de llamar la atención. El quiere estar allí, pero…
R – No le dejan. Los otros dos que no han aparecido todavía tienen un padre que según ella es una mala bestia y seguramente el problema será él. Queremos ir a hablar…
K – No vayas a meterte en líos.
R – Descuida y confía en mí.
K – Ya lo hago. Y si quieres algún tipo de ayuda en este sentido no tienes más que pedirla.
R – Ya lo sé.
K – Y… ¿Albert?
Castle se quedo callado durante un minuto después de la pregunta de Kate.
R – Eso es… frustrante. Según Laura, ya ha hecho todo lo humanamente posible para descubrir si hay algún tipo de solución al problema, pero no lo hay. Me ha prohibido intentar hacer algo, ya que las pruebas, los tratamientos y demás estuvieron a punto de acabar con él incluso antes de tiempo. Sus padres tuvieron un accidente de coche hace un par de años y el sobrevivió. Se fue a vivir con unos familiares, pero cuando llego el problema de la enfermedad, prácticamente se deshicieron de él. Kate…
K - ¿Dime?
R - ¿Tú crees en Dios? Y… bueno eso del más allá, y del…
K – Yo creo que mi madre sigue aquí. De alguna forma me aconseja, me protege, me quiere, me… si supongo que eso significa de alguna forma que creo en Dios y que pienso que este mundo no se acaba aquí. Que hay algo… y que mucho de lo que hagas o dejes de hacer aquí tiene que ver con eso…
R – Ya… pues a mí me cuesta.
Kate se acerco a él y le dio un dulce beso en la cara.
K – Voy a tenderme detrás.
R – De acuerdo. Y yo… voy a leer un rato.
Después de que Kate se fuese a la parte de atrás del coche y se quedase rápidamente dormida, Castle empezó a leer. También escribió algo en su portátil. Aquel día se sentía con fuerzas para hacerlo.
El resto de la noche transcurrió con total tranquilidad. Cuando llego el día fueron a comisaría y estuvieron hablando con Ryan y Expósito del asunto. No sabía si aquello era frustrante o que no tenía nada que ver con lo que habían sospechado y eran dos casos puntuales. Estaban discutiendo si continuar o no en el caso, cuando la capitana Gates los llamo a los cuatro.
G – Entren por favor. Quisiera saber como va el caso que les encomendé.
K – Siento mucho decirle que no hemos averiguado nada. Seguimos una pista que creímos podría sernos útil, pero no ha sido así.
J – Al menos los crímenes han cesado por ahora. Quizás fuesen dos casos puntuales y…
G – No lo creo. El FBI no es de los que hacen chapuzas en su trabajo. Estoy segura de que estos casos tienen que ver con lo que ellos están investigando, pero…
K – Vamos a tener que dejarlo.
G – Lo siento. No es que no confíe en el trabajo que están ustedes haciendo, pero no puedo tener a mis cuatro mejores agentes en esto. Debemos avanzar. Es más. Quiero que vayan al hotel Hilton. Han descubierto el cadáver de un prestigioso abogado en una de sus suites.
A Castle casi se le hizo la boca agua con los preliminares del nuevo caso. Kate se dio cuenta y lo reprendió con la mirada. Cuando salieron del despacho, Castle no pudo contenerse.
R - ¡Que guay! Dexter Michaels, abogado influyente, dos veces divorciado, enemigos hasta debajo de las piedras y encontrado muerto en extrañas circunstancias en una de las suites mas lujosas del mundo.
K – No te emociones… que te conozco.
Durante el trayecto hasta el hotel Kate tuvo que oír pacientemente al menos tres sólidas, según Castle, teorías de lo que podía haberle sucedido al abogado. Cuando llegaron Lanie ya les estaba esperando.
K - ¿Qué tenemos?
L – El cadáver no sufre signos de violencia, aunque si he podido detectar una coloración extraña en su cara y en parte de su cuerpo que me hace pensar que ingirió algún tipo de sustancia que le causo la muerte.
R - ¿Drogas, envenenamiento… carne cruda?
L - ¿Carne…? Me decanto por tu segunda suposición, aunque tendré que hacerle unas pruebas más en profundidad en mi laboratorio.
K – De acuerdo. Vamos a ver a Ryan y Expósito a ver si han conseguido descubrir algo con los empleados del hotel.
Unos minutos después los cuatro se encontraban sentados en el lujoso hall del hotel.
J – No hemos averiguado mucho de la noche pasada, pero…
Ke – Según algunos de los empleados el señor Michaels se veía con alguien en la suite del hotel. Casi siempre el mismo día a la misma hora.
R - ¿Una misteriosa…. mujer?
K – Que yo sepa el señor Michaels estaba libre. Se había divorciado hace un año de su segunda esposa y no tenía porque esconder…
J – Pero no hacía ni un par de semanas se había anunciado su nuevo compromiso con nada más ni nada menos que Esther Westin.
R - ¿No jodas? La estrella de las noticias de la ABC. Su familia es una de las más influyentes de este país y… creo que la conozco de alguna fiesta.
K - ¿En serio?
R – Si… pero de eso hace ya mucho tiempo… tu sabes que yo a fiestas… hace mucho que no…
K – Ya, ya. Pues vamos a ir a verla.
R - ¿Ahora? No queda mucho para que comiencen las noticias del mediodía. No creo que sea muy acertado. He oído decir que tiene un genio de mil demonios y que…
K – Vamos.
Cuando llegaron a la cadena y después de aguantar a Castle que parecía estar allí como un niño con un juguete nuevo fueron a entrevistarse con Esther… pero increíblemente y después de prácticamente tres años sin faltar de su trabajo…
- Lo siento, pero la señorita Westin no esta.
K - ¿Y usted es?
- Sarah Milton, su secretaria.
R - ¿No sabe usted donde puede encontrarse?
- No. Todo es muy extraño. Ayer se despidió como siempre y cuando he visto que no llegaba a su hora habitual la he llamado. Últimamente se ha retrasado algunos días por los preparativos de su boda, pero si hubiese tenido algún problema, ella me hubiese avisado de inmediato. Es muy estricta con eso.
K – Muchas gracias.
Cuando salieron de los estudios se subieron al coche hacía la comisaría.
R - ¿Qué hacemos ahora?
K – Mientras tú estabas embobado viendo los estudios, hable con Gates. Esta se ha puesto en contacto con Alex Westin y nos espera en comisaría.
R - ¿En serio? Ese tipo es uno de los magnates más influyentes de la comunicación. Nunca he estado en ninguna de las cadenas o periódicos o emisoras que él maneja. Si lo consiguiese sería de gran ayuda y Paula y Gina me dejarían en paz por un tiempo.
K – Como Gates te oiga planear sacar tajada personal por alguno de los casos te mata. Aunque… con tal de deshacer…nos de ellas durante un tiempo cuenta con mi ayuda.
Castle le dirigió una de sus mejores miradas y le dio un tierno beso.
K - ¡El tráfico! No me distraigas… zalamero.
J – Chicos… ¿estáis ahí?
K - Dinos Javier.
J – No se como deciros esto. Castle, no te va a gustar. Hermano…
R - ¿Ocurre algo grave?
J – No… exactamente. La señorita Westin acaba de entregarse a la policía. Se ha confesado autora del crimen. Se nos acabo el caso.
CONTINUARA
amnigl- Autor de best-seller
- Mensajes : 956
Fecha de inscripción : 23/02/2011
Edad : 55
Localización : Córdoba
Re: I finally found someone Cap. XXI Y FINAL (Cont. de I Love Affair)
COMO EXPLICARLO.......FANTASTICOOOOOOOOOOOOOOOO
castle&beckett..cris- Escritor - Policia
- Mensajes : 5471
Fecha de inscripción : 20/03/2011
Edad : 33
Localización : Menorca..I LOVE NEW YORK..NYPD..RICK CASTLE & KATE BECKETT
Re: I finally found someone Cap. XXI Y FINAL (Cont. de I Love Affair)
Wouu!!!!!!!
Capitulazo
Enhorabuena esta impresionante!!!!!!!!!!
si esto lo escribes con bloqueo... que nos pillen confesaos cuando te visiten las musas xDD
GRande, Genial!!!!!!!!!
Capitulazo
Enhorabuena esta impresionante!!!!!!!!!!
si esto lo escribes con bloqueo... que nos pillen confesaos cuando te visiten las musas xDD
GRande, Genial!!!!!!!!!
IsaVera- Autor de best-seller
- Mensajes : 762
Fecha de inscripción : 10/01/2011
Edad : 40
Localización : Cartagena, Murcia
Re: I finally found someone Cap. XXI Y FINAL (Cont. de I Love Affair)
Caso corto pero simpatico xD...
Muy buen cap!!!
Muy buen cap!!!
Re: I finally found someone Cap. XXI Y FINAL (Cont. de I Love Affair)
R - ¡No jodas!
K - ¡Castle!
R – ¿Qué? Llevamos tres días con un caso que hemos tenido que dejar con dos misteriosas desapariciones craneales y dos noches incómodas en el coche y para un caso que nos cae que tenía pintas de ser muy jugoso va la señorita Westin y confiesa en menos de doce horas. Eso no se hace…
Kate podía oír de fondo las risas que los comentarios de Castle provocaban en Javier y en Kevin.
Ke- Pues tío, cuando sepas las motivaciones del asesinato, te va a doler todavía más.
R – Cuenta… cuenta. No me lo digas. Seguramente la señorita Westin se enteró de que su prometido montaba juergas nocturnas en la suite de ese hotel con señoritas ligeras de ropa y los celos la cegaron.
J – Pues… más o menos es eso.
Ke – Pero las juergas nocturnas no eran con jovencitas.
K - ¿Y entonces?
J – Eran con…
R - ¿Jovencitos? ¡OH! ¡Mierda! ¡Mierda! Esto no es serio. El crimen ya no es lo que era. ¿Dónde vamos a llegar a parar?
K - ¡Socorro!
Durante unos minutos Kate y Castle siguieron soltando improperios varios y Javier y Kevin se destornillaban de risa en la comisaría. Cuando Kate consiguió calmar lo suficiente a Castle y su frustración fueron a comer comida casera a un restaurante.
K - ¿Te has tranquilizado ya?
R – No del todo.
K -¡Ay, Señor! Pero que cansino puedes llegar a ser.
R – Yo es por ti.
K - ¿Por mi?
R – Claro. Si tenemos casos que no podemos resolver y los que podemos resolver los asesinos se entregan en menos de doce horas, ya me contarás. Te quedas sin trabajo y yo sin historias.
Kate se acercó hasta Castle y le dio un rápido beso en la boca.
R – Que nos van a ver…y después te quejas.
K - ¡Ay, mi niño! Que se preocupa tanto por mí. Hablando de niños… ¿Has pensado ya lo que vas a hacer esta tarde en tu clase?
R – Va a ser una operación a tres bandas. Primero, quiero ver si atrapo a ese escurridizo de Ping y se queda en clase. Después tendremos que terminar de decorar y por último voy a montar una serie de juicios alternativos que espero me funcionen.
K - ¿Juicios… alternativos?
R – Sí. Me ha quedado claro después de dos días que mi clase tiene que ser todo lo menos convencional y más fructífera que mi imaginación desarrolle. Son quince personas, porque quiero conseguir tenerlos a todos, diferentes, con gustos, anhelos y necesidades diferentes. Por eso quiero dividirnos en grupos de tres y que sean capaces a través de sus presentaciones mostrarme que es lo que ellos esperan de esta clase. El resto de los grupos juzgaremos o no si son aprobadas sus propuestas o…
K - ¿Dividirnos? ¿Juzgaremos?
R – Claro. Yo me incluiré en uno de los grupos como uno más. Así conseguiré seguramente que algunas de mis propuestas sean escuchadas, ya que me apoyaré en los otros miembros de mi grupo. Lo que todavía no tengo claro es quien voy a incluir en mi grupo, porque eso sí, los grupos los hago yo o los haré con algún tipo de juego algo…
K – Amañado, tramposo, embustero…
R – Vale, vale. Tengo casi seguro que quiero a Isabel en mi grupo porque es la más sensata de todos los que están allí… pero…
K – El otro debe ser Jimmy…
R - ¿Estas loca? Pero si es un delincuente en miniatura. Si creo que soy su enemigo público numero uno y viceversa.
K – Por eso mismo. Él es un chico inteligente, tú eres un chico…
R – Inteligente… inteligente.
K – Eso. Estoy segura que encontrarás propuestas de él que sean viables y tú defenderás delante de los demás y así conseguirás que él te preste más atención a lo que tú tengas que aportar. Es eso de si no puedes con tu enemigo…
R – Únete a él. Sabes… quizás tengas razón. Pero que lista eres. Oye, a ver si esto de los críos se te va a dejar mejor a ti que mí.
K – Quita…quita. A mi los niños me dan un poco de…
R – ¿Qué?
K – Miedo, pánico, terror… no se muy bien como tratarlos. Una vez tuve que ir con otro compañero de la 12 a hablarle a un grupo de niños sobre lo que hacíamos en la policía y me quede prácticamente en blanco. No me salía nada. Menos mal que mi compañero me echo una mano. Pero yo a casi todo lo que preguntaban contestaba con si, no, no lo sé. Un desastre. Puede que en la teoría no lo haga nada mal, pero lo que es la práctica se me da fatal.
R – Vaya por Dios. Ya has arruinado uno de mis planes.
K - ¿Tus… planes? A ver, Richard Castle, que te tenías guardado que no me habías contado.
R – Nada…mujer. Yo solo había pensado que si todo iba bien, pues dentro de unas semanas quería hacer una especie de encuentro donde cada uno llevase a alguien importante en su vida y… lo que hace… en que trabaja. Y como no voy a llevar a mi madre… porque no se yo si es un ejemplo muy a seguir, había pensado llevarte a ti.
K – Mira que gracioso.
R – Mujer… yo te ayudaría con el miedo escénico.
K – Esta bien… esta bien. No me hagas pucheros.
R – Bueno. Y ahora ¿Qué hacemos? Volvemos a comisaría a hacer el papeleo de este caso… tan rápido. O…
K – Sigo muy frustrada por el caso anterior y como supongo que hoy ya no tendremos nada nuevo…he pensado que después del papeleo me dedicaré a revisar todo lo que habíamos averiguado sobre las dos muertes.
R – Vale. Yo indagaré de nuevo por Internet a ver si encuentro algo mientras tu haces el papeleo y después me iré a clase.
Y así lo hicieron. Los dos estuvieron enfrascados en sus quehaceres muy concentrados en su trabajo. De vez en cuando levantaban la mirada y se echaban miradas llenas de amor y complicidad como si fuesen dos adolescentes. Cuando llego la hora Castle se fue a su clase. Lo primero que hizo fue colocar como hacía dos días la caja de cartón donde los chicos debían dejar sus cosas encima de una silla en la puerta de la clase con un cartel que decía “Caja Multiusos. Pasen ustedes y sigan decorando” Después se dirigió al mostrador donde estaba Alice, entro en él y…
Alice - ¿Qué diablos hace?
R – Esconderme aquí. Cuando llegue Ping me hace un gesto disimuladamente. Hoy le atrapo, vaya que si le atrapo…
Alice - ¡Ay, Señor! Esta usted loco sin remedio.
R – Puede. Pero… ¿A que le divierto?
Alice – Pues sí. Para que negarlo.
Uno a uno empezaron a llegar los chicos a la clase. Ninguno vio a Castle y su escondrijo y sin mediar casi palabra siguieron con la labor del día anterior. Entonces llego Ping y Alice hizo la señal convenida. Se asomo y como no vio a Castle salio del ascensor dirigiéndose a la clase con cautela. Cuando Castle intuyó que el chico estaba en la puerta de la clase salió de su escondrijo y utilizando su corpachón se puso en el pasillo cortándole cualquier salida. El niño lo miro entre asustado y… curioso.
R – Supongo que entiende usted mi idioma. Mi nombre es Richard Castle y usted es… mi alumno. Yo quiero que usted este aquí y usted quiere… estar. Pero no le puedo ayudar si huye… siempre. Así que decide ahora. O entra ahora o no vuelva por aquí. Es usted quien elige… libremente. ¿Qué quiere usted hacer?
El chico se quedo mirándolo durante unos segundos. Estaba como hipnotizado ante las palabras de Castle y éste podía intuir que el muchacho tenia una lucha interna en ese momento. Después… entro en la clase… miro al resto… cogió un pincel y alguna lata y sin que nadie se lo tuviera que decir... empezó a pintar en su zona.
Una hora después, Castle les indico que dejaran de pintar e hizo los grupos mediante un divertido juego. Hizo… trampas, pero consiguió lo que quería. Cada uno de los grupos tenía un líder. Mark en uno, Albert en otro, Gabriel que se mostraba cada vez más abierto y participativo en otro e… Isabel en el suyo. El resto de la clase fue un caos… maravilloso. Tal era el escándalo que Alice y Laura se acercaron alarmadas a ver que ocurría, pero cuando se dieron cuenta de que el peor y el más escandaloso de todos era el… maestro… se volvieron riendo a sus quehaceres.
Tal era la cantidad de propuestas, algunas alocadas y otras muy acertadas que con esa hora no tendría suficiente y decidieron seguir el lunes. Cuando se despidieron, Castle se quedo durante una media hora más apuntando en una libreta cada una de las propuestas aprobadas para que no se le escapara ninguna. Kate no le había llamado, ni siquiera le había mandado un mensaje… así que él le mando uno que decía… maravillosa locura en clase… estoy afónico y agotado… te espero en mi casa… besos…
De camino al loft decidió que iba a darse una buena ducha… descansaría un rato… llamaría a Kate y…
K, M y A - ¡Sorpresa!
Cuando Castle vio a su hija y a su madre que flanqueaban a una sonriente Kate no se lo podía ni creer.
R – Pero ¿Qué hacéis vosotras aquí?
Y abriendo los brazos de par en par… las recibió encantado. Kate sonreía en un segundo plano.
A – Como el lunes es fiesta en California no me lo he pensado ni un minuto y he cogido el primer vuelo que he podido. ¿Estás afónico?
R – Un poco. Y tu madre, que, y ese novio que te has echado. No me digas que ya te has dado cuenta de que solo se había acercado a ti por el dinero… de tu hijo.
M – No. Me he dado cuenta de que solo estaba con él por… su dinero.
R – Madre… eres incorregible.
Y rieron con ganas. El resto de la velada fue muy entrañable y divertida. Como hacía casi mes y medio que no se veían se contaron un montón de cosas. Alexis y Martha pudieron ver con alegría que Castle estaba bastante animado, a pesar de que debía operarse de nuevo. No tenían que ser muy listas para darse cuenta de que Kate tenía buena parte de culpa de eso. Kate disfrutaba de los tres como nunca pensó que lo haría. Aquellas tres personas se habían convertido en… no podía negarlo…su familia y se encontraba muy a gusto con ellos. En cuanto a Castle estaba felizmente agotado aquella noche. Sus tres chicas juntas… no podía pedirle más a la vida en ese momento.
Eran mas de las once de la noche cuando decidieron ir a descansar. Todos estaban muy cansados. En su habitación, Castle esperaba a que Kate saliera del cuarto de baño leyendo un libro y con una sonrisa en la boca. Esta salió bostezando ruidosamente.
R – Ven aquí… dormilona.
Se acerco hasta él y se besaron dulcemente.
K – Por fin. Una cama decente por una noche.
R – Gracias.
K - ¿Por qué?
R – Por esta noche. Seguro que ha sido idea tuya.
K – Más bien ha sido una idea a tres bandas. Oye… estás muy cansado o…
R – Para eso que estás pensando nunca estoy cansado.
K - ¿Seguro?
R – Ni me duele la cabeza.
K – ¿En serio?
R – Mmmm… Kate… Kate… por ahí no… no empieces… no empieces.
CONTINUARA
K - ¡Castle!
R – ¿Qué? Llevamos tres días con un caso que hemos tenido que dejar con dos misteriosas desapariciones craneales y dos noches incómodas en el coche y para un caso que nos cae que tenía pintas de ser muy jugoso va la señorita Westin y confiesa en menos de doce horas. Eso no se hace…
Kate podía oír de fondo las risas que los comentarios de Castle provocaban en Javier y en Kevin.
Ke- Pues tío, cuando sepas las motivaciones del asesinato, te va a doler todavía más.
R – Cuenta… cuenta. No me lo digas. Seguramente la señorita Westin se enteró de que su prometido montaba juergas nocturnas en la suite de ese hotel con señoritas ligeras de ropa y los celos la cegaron.
J – Pues… más o menos es eso.
Ke – Pero las juergas nocturnas no eran con jovencitas.
K - ¿Y entonces?
J – Eran con…
R - ¿Jovencitos? ¡OH! ¡Mierda! ¡Mierda! Esto no es serio. El crimen ya no es lo que era. ¿Dónde vamos a llegar a parar?
K - ¡Socorro!
Durante unos minutos Kate y Castle siguieron soltando improperios varios y Javier y Kevin se destornillaban de risa en la comisaría. Cuando Kate consiguió calmar lo suficiente a Castle y su frustración fueron a comer comida casera a un restaurante.
K - ¿Te has tranquilizado ya?
R – No del todo.
K -¡Ay, Señor! Pero que cansino puedes llegar a ser.
R – Yo es por ti.
K - ¿Por mi?
R – Claro. Si tenemos casos que no podemos resolver y los que podemos resolver los asesinos se entregan en menos de doce horas, ya me contarás. Te quedas sin trabajo y yo sin historias.
Kate se acercó hasta Castle y le dio un rápido beso en la boca.
R – Que nos van a ver…y después te quejas.
K - ¡Ay, mi niño! Que se preocupa tanto por mí. Hablando de niños… ¿Has pensado ya lo que vas a hacer esta tarde en tu clase?
R – Va a ser una operación a tres bandas. Primero, quiero ver si atrapo a ese escurridizo de Ping y se queda en clase. Después tendremos que terminar de decorar y por último voy a montar una serie de juicios alternativos que espero me funcionen.
K - ¿Juicios… alternativos?
R – Sí. Me ha quedado claro después de dos días que mi clase tiene que ser todo lo menos convencional y más fructífera que mi imaginación desarrolle. Son quince personas, porque quiero conseguir tenerlos a todos, diferentes, con gustos, anhelos y necesidades diferentes. Por eso quiero dividirnos en grupos de tres y que sean capaces a través de sus presentaciones mostrarme que es lo que ellos esperan de esta clase. El resto de los grupos juzgaremos o no si son aprobadas sus propuestas o…
K - ¿Dividirnos? ¿Juzgaremos?
R – Claro. Yo me incluiré en uno de los grupos como uno más. Así conseguiré seguramente que algunas de mis propuestas sean escuchadas, ya que me apoyaré en los otros miembros de mi grupo. Lo que todavía no tengo claro es quien voy a incluir en mi grupo, porque eso sí, los grupos los hago yo o los haré con algún tipo de juego algo…
K – Amañado, tramposo, embustero…
R – Vale, vale. Tengo casi seguro que quiero a Isabel en mi grupo porque es la más sensata de todos los que están allí… pero…
K – El otro debe ser Jimmy…
R - ¿Estas loca? Pero si es un delincuente en miniatura. Si creo que soy su enemigo público numero uno y viceversa.
K – Por eso mismo. Él es un chico inteligente, tú eres un chico…
R – Inteligente… inteligente.
K – Eso. Estoy segura que encontrarás propuestas de él que sean viables y tú defenderás delante de los demás y así conseguirás que él te preste más atención a lo que tú tengas que aportar. Es eso de si no puedes con tu enemigo…
R – Únete a él. Sabes… quizás tengas razón. Pero que lista eres. Oye, a ver si esto de los críos se te va a dejar mejor a ti que mí.
K – Quita…quita. A mi los niños me dan un poco de…
R – ¿Qué?
K – Miedo, pánico, terror… no se muy bien como tratarlos. Una vez tuve que ir con otro compañero de la 12 a hablarle a un grupo de niños sobre lo que hacíamos en la policía y me quede prácticamente en blanco. No me salía nada. Menos mal que mi compañero me echo una mano. Pero yo a casi todo lo que preguntaban contestaba con si, no, no lo sé. Un desastre. Puede que en la teoría no lo haga nada mal, pero lo que es la práctica se me da fatal.
R – Vaya por Dios. Ya has arruinado uno de mis planes.
K - ¿Tus… planes? A ver, Richard Castle, que te tenías guardado que no me habías contado.
R – Nada…mujer. Yo solo había pensado que si todo iba bien, pues dentro de unas semanas quería hacer una especie de encuentro donde cada uno llevase a alguien importante en su vida y… lo que hace… en que trabaja. Y como no voy a llevar a mi madre… porque no se yo si es un ejemplo muy a seguir, había pensado llevarte a ti.
K – Mira que gracioso.
R – Mujer… yo te ayudaría con el miedo escénico.
K – Esta bien… esta bien. No me hagas pucheros.
R – Bueno. Y ahora ¿Qué hacemos? Volvemos a comisaría a hacer el papeleo de este caso… tan rápido. O…
K – Sigo muy frustrada por el caso anterior y como supongo que hoy ya no tendremos nada nuevo…he pensado que después del papeleo me dedicaré a revisar todo lo que habíamos averiguado sobre las dos muertes.
R – Vale. Yo indagaré de nuevo por Internet a ver si encuentro algo mientras tu haces el papeleo y después me iré a clase.
Y así lo hicieron. Los dos estuvieron enfrascados en sus quehaceres muy concentrados en su trabajo. De vez en cuando levantaban la mirada y se echaban miradas llenas de amor y complicidad como si fuesen dos adolescentes. Cuando llego la hora Castle se fue a su clase. Lo primero que hizo fue colocar como hacía dos días la caja de cartón donde los chicos debían dejar sus cosas encima de una silla en la puerta de la clase con un cartel que decía “Caja Multiusos. Pasen ustedes y sigan decorando” Después se dirigió al mostrador donde estaba Alice, entro en él y…
Alice - ¿Qué diablos hace?
R – Esconderme aquí. Cuando llegue Ping me hace un gesto disimuladamente. Hoy le atrapo, vaya que si le atrapo…
Alice - ¡Ay, Señor! Esta usted loco sin remedio.
R – Puede. Pero… ¿A que le divierto?
Alice – Pues sí. Para que negarlo.
Uno a uno empezaron a llegar los chicos a la clase. Ninguno vio a Castle y su escondrijo y sin mediar casi palabra siguieron con la labor del día anterior. Entonces llego Ping y Alice hizo la señal convenida. Se asomo y como no vio a Castle salio del ascensor dirigiéndose a la clase con cautela. Cuando Castle intuyó que el chico estaba en la puerta de la clase salió de su escondrijo y utilizando su corpachón se puso en el pasillo cortándole cualquier salida. El niño lo miro entre asustado y… curioso.
R – Supongo que entiende usted mi idioma. Mi nombre es Richard Castle y usted es… mi alumno. Yo quiero que usted este aquí y usted quiere… estar. Pero no le puedo ayudar si huye… siempre. Así que decide ahora. O entra ahora o no vuelva por aquí. Es usted quien elige… libremente. ¿Qué quiere usted hacer?
El chico se quedo mirándolo durante unos segundos. Estaba como hipnotizado ante las palabras de Castle y éste podía intuir que el muchacho tenia una lucha interna en ese momento. Después… entro en la clase… miro al resto… cogió un pincel y alguna lata y sin que nadie se lo tuviera que decir... empezó a pintar en su zona.
Una hora después, Castle les indico que dejaran de pintar e hizo los grupos mediante un divertido juego. Hizo… trampas, pero consiguió lo que quería. Cada uno de los grupos tenía un líder. Mark en uno, Albert en otro, Gabriel que se mostraba cada vez más abierto y participativo en otro e… Isabel en el suyo. El resto de la clase fue un caos… maravilloso. Tal era el escándalo que Alice y Laura se acercaron alarmadas a ver que ocurría, pero cuando se dieron cuenta de que el peor y el más escandaloso de todos era el… maestro… se volvieron riendo a sus quehaceres.
Tal era la cantidad de propuestas, algunas alocadas y otras muy acertadas que con esa hora no tendría suficiente y decidieron seguir el lunes. Cuando se despidieron, Castle se quedo durante una media hora más apuntando en una libreta cada una de las propuestas aprobadas para que no se le escapara ninguna. Kate no le había llamado, ni siquiera le había mandado un mensaje… así que él le mando uno que decía… maravillosa locura en clase… estoy afónico y agotado… te espero en mi casa… besos…
De camino al loft decidió que iba a darse una buena ducha… descansaría un rato… llamaría a Kate y…
K, M y A - ¡Sorpresa!
Cuando Castle vio a su hija y a su madre que flanqueaban a una sonriente Kate no se lo podía ni creer.
R – Pero ¿Qué hacéis vosotras aquí?
Y abriendo los brazos de par en par… las recibió encantado. Kate sonreía en un segundo plano.
A – Como el lunes es fiesta en California no me lo he pensado ni un minuto y he cogido el primer vuelo que he podido. ¿Estás afónico?
R – Un poco. Y tu madre, que, y ese novio que te has echado. No me digas que ya te has dado cuenta de que solo se había acercado a ti por el dinero… de tu hijo.
M – No. Me he dado cuenta de que solo estaba con él por… su dinero.
R – Madre… eres incorregible.
Y rieron con ganas. El resto de la velada fue muy entrañable y divertida. Como hacía casi mes y medio que no se veían se contaron un montón de cosas. Alexis y Martha pudieron ver con alegría que Castle estaba bastante animado, a pesar de que debía operarse de nuevo. No tenían que ser muy listas para darse cuenta de que Kate tenía buena parte de culpa de eso. Kate disfrutaba de los tres como nunca pensó que lo haría. Aquellas tres personas se habían convertido en… no podía negarlo…su familia y se encontraba muy a gusto con ellos. En cuanto a Castle estaba felizmente agotado aquella noche. Sus tres chicas juntas… no podía pedirle más a la vida en ese momento.
Eran mas de las once de la noche cuando decidieron ir a descansar. Todos estaban muy cansados. En su habitación, Castle esperaba a que Kate saliera del cuarto de baño leyendo un libro y con una sonrisa en la boca. Esta salió bostezando ruidosamente.
R – Ven aquí… dormilona.
Se acerco hasta él y se besaron dulcemente.
K – Por fin. Una cama decente por una noche.
R – Gracias.
K - ¿Por qué?
R – Por esta noche. Seguro que ha sido idea tuya.
K – Más bien ha sido una idea a tres bandas. Oye… estás muy cansado o…
R – Para eso que estás pensando nunca estoy cansado.
K - ¿Seguro?
R – Ni me duele la cabeza.
K – ¿En serio?
R – Mmmm… Kate… Kate… por ahí no… no empieces… no empieces.
CONTINUARA
amnigl- Autor de best-seller
- Mensajes : 956
Fecha de inscripción : 23/02/2011
Edad : 55
Localización : Córdoba
Re: I finally found someone Cap. XXI Y FINAL (Cont. de I Love Affair)
Muy lindo capítulo!!!
Me encantó =) la sorpresa, la clase, fue genial!
Me encantó =) la sorpresa, la clase, fue genial!
Re: I finally found someone Cap. XXI Y FINAL (Cont. de I Love Affair)
increible capitulos
me encanta
gracias por el capi
me encanta
gracias por el capi
______________________
CASKETT ALWAYS
Re: I finally found someone Cap. XXI Y FINAL (Cont. de I Love Affair)
fantasticoooooo....maravillosooooooooo....preciosoooo...perfectooo...insuperableee
sigue asiiii...i mil gracias x este superfic..me encanta
continualooo
sigue asiiii...i mil gracias x este superfic..me encanta
continualooo
castle&beckett..cris- Escritor - Policia
- Mensajes : 5471
Fecha de inscripción : 20/03/2011
Edad : 33
Localización : Menorca..I LOVE NEW YORK..NYPD..RICK CASTLE & KATE BECKETT
Re: I finally found someone Cap. XXI Y FINAL (Cont. de I Love Affair)
Pero que pedagógico nos ha salido Castle. Me ha gustado mucho el capítulo. Sigue así.
Cata Castillo- Escritor - Policia
- Mensajes : 1729
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Localización : Al sur del sur
Re: I finally found someone Cap. XXI Y FINAL (Cont. de I Love Affair)
este Castle que grande es,entre los casos,las clases y los momentos amorosos,esta historia es insuperable.sigue asi pronto
______________________
Grupo de la muerte,división: ALWAYS LOVE
Firma con copyright by MelaDeniz,mil grache
Raúl- Moderador
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Edad : 32
Localización : Parla City
Re: I finally found someone Cap. XXI Y FINAL (Cont. de I Love Affair)
Lo mismo de siempre.
Me encanta, síguelo.
Me encanta, síguelo.
GabiiLovesMela<3- Escritor - Policia
- Mensajes : 1195
Fecha de inscripción : 24/07/2011
Edad : 29
Localización : Galicia
Re: I finally found someone Cap. XXI Y FINAL (Cont. de I Love Affair)
Muy buen capitulo!!!!
Me encanta esta historia!!!
Gracias por seguir escribiendo!!
Me encanta esta historia!!!
Gracias por seguir escribiendo!!
silvanalino- Escritor - Policia
- Mensajes : 2439
Fecha de inscripción : 01/12/2010
Edad : 51
Re: I finally found someone Cap. XXI Y FINAL (Cont. de I Love Affair)
Agradeceros a todos/as los que seguis mi fic vuestras opiniones y vuestro entusiasmo. Espero no defraudaros. Ahi va el siguiente capitulo.
CAPITULO XI
Al día siguiente Kate salió para la comisaría y Castle decidió quedarse en casa para disfrutar durante aquel fin de semana de la compañía de Alexis y Martha. No tardaron mucho en salir del loft y realizar una de las actividades favoritas de la familia Castle. Ir… de compras. Martha y Alexis se dieron cuenta durante aquella mañana que algo estaba cambiando en Richard Castle. Aunque seguía mirando cualquier traje, móvil, juego de la Wii y capricho visible como un niño de cinco años, se contuvo mucho más de lo que había sido siempre habitual en él y no compro casi nada para su uso personal.
Eso si no tuvo ningún reparo en acceder a todos los deseos de su madre y de su hija, aunque Alexis siempre era muy comedida en sus gastos y Martha viendo la actitud de los dos tampoco derrocho tanto como otras veces. Después fueron a comer a Remy donde habían quedado con Kate.
K – Vaya. Mañana de compras de la familia Castle.
M – Más o menos. No llevamos ni la mitad de la mitad de bolsas que otras veces. A mi hijo parece que le ha dado una vena ahorradora desconocida hasta ahora.
R – Madre, por si no te has dado cuenta, lo que antes era una novela al año, ahora es…
M – Nada, nada. Ya te lo he dicho infinidad de veces. Tú escribes con la cabeza y con el corazón, no con tus manos.
A – Paz… hermanos…paz y amor.
M – Bueno.
R – Vale.
El resto de la velada transcurrió con total normalidad y armonía. Después se despidieron. Martha había quedado con sus amigas de partida y Alexis con sus compañeras del instituto. Mientras Kate y Castle fueron a la comisaría en el coche de la detective.
R - ¿Cómo ha ido la mañana? Hemos estado tan enfrascados hablando de cosas triviales que no te he dicho nada.
K – Y así lo prefiero. No me gusta hablar de crímenes y esas cosas con tu familia. Esos son momentos para hablar de cosas alegres.
R – En eso llevas razón, aunque antes de comenzar lo nuestro le solía contar algunas cosas de los casos a mi madre y a Alexis y muchas veces me han servido de ayuda. No tienes porque cortarte delante de ellas.
K – Como quieras. Pues ha sido una mañana muy tranquila. Voy a tener que darte la razón, entre que hay pocos casos, algunos sin solución y en otros…
R – Los asesinos son poco serios y se confiesan enseguida.
K – Me veo en el paro.
R – Pero que graciosa se esta volviendo la detective. Oye, y si cometemos el crimen perfecto y así ponemos en jaque a toda la ciudad y al final lo descubrimos nosotros.
K - ¿Dime tú como haríamos eso?
R – Pues… nos inventamos las víctimas y… nos inventamos el asesino.
K – Anda cabeza loca. Pero que cosas tienes.
R – Voy… a trabajar en ello.
K – Lo que vamos a hacer es ir a la comisaría, hacer papeleo y después me llevas a ver de nuevo la película del otro día. Esperemos que tengamos más suerte esta vez.
R – Vale, pero el papeleo lo haces tú. Yo… si quieres voy a indagar por Internet a ver si encontramos algo sobre esa gentuza. Me has pegado esa frustración por no resolver las cosas y después… iremos al cine.
El resto de la tarde estuvieron los dos enfrascados en sus trabajos. A mitad de la misma, Castle fue hacia la máquina del café y preparo dos, como siempre hacía. La comisaría tenia muy poco movimiento aquella tarde y Kate estaba tan ensimismada que no lo oyó volver. Así que Castle dejo los dos cafés y la abrazó por detrás con ternura.
R – Oye.
K - ¿Qué?
R - ¿Te queda mucho?
K - No…
R – Creo que…
K – ¿Si?
R – He descubierto algo. Después de los dos asesinatos hubo una página web de esa gentuza que prácticamente no había tenido movimiento. En cambio antes de los asesinatos era un hervidero.
K - ¿Y?
R – Pues que desde hace unas horas ha pasado a tener una actividad frenética tanto en los foros como en el chat.
K - ¿Crees que…?
R – No. Tengo la sensación de que están quedando en algún sitio o preparando algo muy gordo, pero me parece que utilizan una especie de dialecto secreto que no he podido todavía descifrar. El que lleva la voz cantante es uno que se hace llamar “Justicia Aria”. Su discurso esta lleno de tales aberraciones que deja en pañales al mismísimo Hitler. Y sabes lo peor de todo…
K - ¿Qué?
R – No es ningún idiota. Tiene un vocabulario y una verborrea de alguien que no es precisamente un ignorante.
K - ¿Quieres que llamemos a Gates y se lo comentemos?
R – No… déjalo. Será alguna absurda teoría mía. Seguire investigiando mas.
K – Como quieras. Yo ya he terminado. ¿Nos vamos?
R – Claro.
Fueron hasta el cine caminando, sin cogerse de la mano, charlando animadamente como dos amigos mientras cenaban unos perritos calientes y unos refrescos. Después fueron a ver la película, aunque Castle no estuvo muy atento a la misma. No hacía más que darle vueltas a la cabeza con el caso y lo que había descubierto en Internet.
----------------------------------------------------------------------------------------------------------
Al día siguiente y mientras desayunaban, Alexis les contó su reencuentro con sus amigas.
A – Bueno… ¿Y que vamos a hacer este domingo?
K – Tu padre y yo habíamos pensado que nos podíamos ir los tres a pasar el día en Central Park. Paseos, lectura tranquila en la hierba, comida de picnic y…
R – Algún acto cultural que otro que siempre viene bien para sanear la mente.
A – Me parece una idea perfecta.
Fue una mañana alegre en la que los tres disfrutaron de la mutua compañía y del resto de Nueva York que parecía haber tenido la misma idea que ellos. Mientras descansaban después de haber comido, Castle dormitando tranquilamente bajo un árbol y Kate y Alexis leyendo, un chico de unos diez años se acerco hasta donde estos estaban, pero sin terminar de acercarse del todo. Entonces Kate se dio cuenta. Era uno de los chicos de la clase de Castle. Si… ese era… Jimmy… o Al Capone II.
K – Castle…
R – Mmmm…
K – Richard… despierta. Creo que te están buscando.
Castle abrió los ojos y vio a Jimmy.
R – Señor Brighton… ¿Qué hace usted en el parque? ¿Algún negocio?
Jimmy – No señor. Voy vestido de futbolista y llevo una pelota en la mano. ¿Qué cree usted que estoy haciendo? Yo…
R - ¿Si?
Jimmy – Creí haberle visto y se lo solté sin darme cuenta a mi madre. Y ahora…
R – Ella quiere conocerme porque usted ha metido la pata.
Jimmy – Eso.
Castle se levanto y comenzó a andar.
R – Anda, vamos, es usted un bocazas. Ahora vuelvo chicas.
K y A – Vale.
Durante un par de minutos los dos fueron caminando en silencio hacia donde se encontraban unos chicos jugando al fútbol animados por sus padres.
Jimmy – Una pregunta… la chica pelirroja… ¿Sabe usted si esta libre?
R - ¿Cómo…? La chica pelirroja es mi hija.
Jimmy – Huy… y la otra es su piba. Esta muy buena. Ya le haría yo un favor si tuviese…
R – Señor Brighton… haré como que no le he oído. Y si, es mi piba, así que ni se le ocurra pisarme el terreno.
Jimmy – Vale, vale.
Cuando llegaron un joven que parecía el entrenador de alguno de los equipos llamo a Jimmy y éste se volvió a Castle.
Jimmy – Yo… tengo que ir a jugar (señalando con la mano) esa es mi madre… la de la mesa de los bocadillos…
Y salió corriendo para incorporarse al juego.
R – Pero bueno… ahora que hago yo… vaya marrón.
Castle se acercó hacia una mujer afro americana de gesto risueño y alegre y que no debía tener los treinta años.
R – Perdone, señora… ¿es usted…?
Clara Brighton miró a Castle, se limpió las manos con el trapo de cocina que tenía atado en su pantalón y le saludo con un fuerte de apretón de manos.
Clara – Usted debe ser Richard Castle, el profesor de refuerzo de mi hijo.
R – Si, señorita. Yo…
Clara – Espero no haberle importunado en lo que estaba usted haciendo, pero quería hacerle una pregunta.
R - ¿Usted dirá?
Clara - ¿Se puede saber que diablos esta haciendo usted con mi Jimmy?
CONTINUARA
CAPITULO XI
Al día siguiente Kate salió para la comisaría y Castle decidió quedarse en casa para disfrutar durante aquel fin de semana de la compañía de Alexis y Martha. No tardaron mucho en salir del loft y realizar una de las actividades favoritas de la familia Castle. Ir… de compras. Martha y Alexis se dieron cuenta durante aquella mañana que algo estaba cambiando en Richard Castle. Aunque seguía mirando cualquier traje, móvil, juego de la Wii y capricho visible como un niño de cinco años, se contuvo mucho más de lo que había sido siempre habitual en él y no compro casi nada para su uso personal.
Eso si no tuvo ningún reparo en acceder a todos los deseos de su madre y de su hija, aunque Alexis siempre era muy comedida en sus gastos y Martha viendo la actitud de los dos tampoco derrocho tanto como otras veces. Después fueron a comer a Remy donde habían quedado con Kate.
K – Vaya. Mañana de compras de la familia Castle.
M – Más o menos. No llevamos ni la mitad de la mitad de bolsas que otras veces. A mi hijo parece que le ha dado una vena ahorradora desconocida hasta ahora.
R – Madre, por si no te has dado cuenta, lo que antes era una novela al año, ahora es…
M – Nada, nada. Ya te lo he dicho infinidad de veces. Tú escribes con la cabeza y con el corazón, no con tus manos.
A – Paz… hermanos…paz y amor.
M – Bueno.
R – Vale.
El resto de la velada transcurrió con total normalidad y armonía. Después se despidieron. Martha había quedado con sus amigas de partida y Alexis con sus compañeras del instituto. Mientras Kate y Castle fueron a la comisaría en el coche de la detective.
R - ¿Cómo ha ido la mañana? Hemos estado tan enfrascados hablando de cosas triviales que no te he dicho nada.
K – Y así lo prefiero. No me gusta hablar de crímenes y esas cosas con tu familia. Esos son momentos para hablar de cosas alegres.
R – En eso llevas razón, aunque antes de comenzar lo nuestro le solía contar algunas cosas de los casos a mi madre y a Alexis y muchas veces me han servido de ayuda. No tienes porque cortarte delante de ellas.
K – Como quieras. Pues ha sido una mañana muy tranquila. Voy a tener que darte la razón, entre que hay pocos casos, algunos sin solución y en otros…
R – Los asesinos son poco serios y se confiesan enseguida.
K – Me veo en el paro.
R – Pero que graciosa se esta volviendo la detective. Oye, y si cometemos el crimen perfecto y así ponemos en jaque a toda la ciudad y al final lo descubrimos nosotros.
K - ¿Dime tú como haríamos eso?
R – Pues… nos inventamos las víctimas y… nos inventamos el asesino.
K – Anda cabeza loca. Pero que cosas tienes.
R – Voy… a trabajar en ello.
K – Lo que vamos a hacer es ir a la comisaría, hacer papeleo y después me llevas a ver de nuevo la película del otro día. Esperemos que tengamos más suerte esta vez.
R – Vale, pero el papeleo lo haces tú. Yo… si quieres voy a indagar por Internet a ver si encontramos algo sobre esa gentuza. Me has pegado esa frustración por no resolver las cosas y después… iremos al cine.
El resto de la tarde estuvieron los dos enfrascados en sus trabajos. A mitad de la misma, Castle fue hacia la máquina del café y preparo dos, como siempre hacía. La comisaría tenia muy poco movimiento aquella tarde y Kate estaba tan ensimismada que no lo oyó volver. Así que Castle dejo los dos cafés y la abrazó por detrás con ternura.
R – Oye.
K - ¿Qué?
R - ¿Te queda mucho?
K - No…
R – Creo que…
K – ¿Si?
R – He descubierto algo. Después de los dos asesinatos hubo una página web de esa gentuza que prácticamente no había tenido movimiento. En cambio antes de los asesinatos era un hervidero.
K - ¿Y?
R – Pues que desde hace unas horas ha pasado a tener una actividad frenética tanto en los foros como en el chat.
K - ¿Crees que…?
R – No. Tengo la sensación de que están quedando en algún sitio o preparando algo muy gordo, pero me parece que utilizan una especie de dialecto secreto que no he podido todavía descifrar. El que lleva la voz cantante es uno que se hace llamar “Justicia Aria”. Su discurso esta lleno de tales aberraciones que deja en pañales al mismísimo Hitler. Y sabes lo peor de todo…
K - ¿Qué?
R – No es ningún idiota. Tiene un vocabulario y una verborrea de alguien que no es precisamente un ignorante.
K - ¿Quieres que llamemos a Gates y se lo comentemos?
R – No… déjalo. Será alguna absurda teoría mía. Seguire investigiando mas.
K – Como quieras. Yo ya he terminado. ¿Nos vamos?
R – Claro.
Fueron hasta el cine caminando, sin cogerse de la mano, charlando animadamente como dos amigos mientras cenaban unos perritos calientes y unos refrescos. Después fueron a ver la película, aunque Castle no estuvo muy atento a la misma. No hacía más que darle vueltas a la cabeza con el caso y lo que había descubierto en Internet.
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Al día siguiente y mientras desayunaban, Alexis les contó su reencuentro con sus amigas.
A – Bueno… ¿Y que vamos a hacer este domingo?
K – Tu padre y yo habíamos pensado que nos podíamos ir los tres a pasar el día en Central Park. Paseos, lectura tranquila en la hierba, comida de picnic y…
R – Algún acto cultural que otro que siempre viene bien para sanear la mente.
A – Me parece una idea perfecta.
Fue una mañana alegre en la que los tres disfrutaron de la mutua compañía y del resto de Nueva York que parecía haber tenido la misma idea que ellos. Mientras descansaban después de haber comido, Castle dormitando tranquilamente bajo un árbol y Kate y Alexis leyendo, un chico de unos diez años se acerco hasta donde estos estaban, pero sin terminar de acercarse del todo. Entonces Kate se dio cuenta. Era uno de los chicos de la clase de Castle. Si… ese era… Jimmy… o Al Capone II.
K – Castle…
R – Mmmm…
K – Richard… despierta. Creo que te están buscando.
Castle abrió los ojos y vio a Jimmy.
R – Señor Brighton… ¿Qué hace usted en el parque? ¿Algún negocio?
Jimmy – No señor. Voy vestido de futbolista y llevo una pelota en la mano. ¿Qué cree usted que estoy haciendo? Yo…
R - ¿Si?
Jimmy – Creí haberle visto y se lo solté sin darme cuenta a mi madre. Y ahora…
R – Ella quiere conocerme porque usted ha metido la pata.
Jimmy – Eso.
Castle se levanto y comenzó a andar.
R – Anda, vamos, es usted un bocazas. Ahora vuelvo chicas.
K y A – Vale.
Durante un par de minutos los dos fueron caminando en silencio hacia donde se encontraban unos chicos jugando al fútbol animados por sus padres.
Jimmy – Una pregunta… la chica pelirroja… ¿Sabe usted si esta libre?
R - ¿Cómo…? La chica pelirroja es mi hija.
Jimmy – Huy… y la otra es su piba. Esta muy buena. Ya le haría yo un favor si tuviese…
R – Señor Brighton… haré como que no le he oído. Y si, es mi piba, así que ni se le ocurra pisarme el terreno.
Jimmy – Vale, vale.
Cuando llegaron un joven que parecía el entrenador de alguno de los equipos llamo a Jimmy y éste se volvió a Castle.
Jimmy – Yo… tengo que ir a jugar (señalando con la mano) esa es mi madre… la de la mesa de los bocadillos…
Y salió corriendo para incorporarse al juego.
R – Pero bueno… ahora que hago yo… vaya marrón.
Castle se acercó hacia una mujer afro americana de gesto risueño y alegre y que no debía tener los treinta años.
R – Perdone, señora… ¿es usted…?
Clara Brighton miró a Castle, se limpió las manos con el trapo de cocina que tenía atado en su pantalón y le saludo con un fuerte de apretón de manos.
Clara – Usted debe ser Richard Castle, el profesor de refuerzo de mi hijo.
R – Si, señorita. Yo…
Clara – Espero no haberle importunado en lo que estaba usted haciendo, pero quería hacerle una pregunta.
R - ¿Usted dirá?
Clara - ¿Se puede saber que diablos esta haciendo usted con mi Jimmy?
CONTINUARA
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