I finally found someone Cap. XXI Y FINAL (Cont. de I Love Affair)
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Re: I finally found someone Cap. XXI Y FINAL (Cont. de I Love Affair)
Genial!!!!!!!!! Cada vez más intrigante, esos chicos le van a traer problemas, menos mal que Castle sabe como manejarlos, tiene alma de padre, que se le va a hacer
Gracias por otro capítulo
Gracias por otro capítulo
rakel- Escritor - Policia
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Edad : 32
Re: I finally found someone Cap. XXI Y FINAL (Cont. de I Love Affair)
Unos días fuera y hay que ponerse al día!! Muy buena la escena en la feria del libro!! Un placer leerte varios capis seguidos! Sigue!
BrujaAle- Escritor - Policia
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Localización : En el Sur
Re: I finally found someone Cap. XXI Y FINAL (Cont. de I Love Affair)
Quiero ver a Castle de esa guisa. Muy bueno el capítulo.
Cata Castillo- Escritor - Policia
- Mensajes : 1729
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Localización : Al sur del sur
Re: I finally found someone Cap. XXI Y FINAL (Cont. de I Love Affair)
increíble capitlooooooooo
que interesante
que interesante
Re: I finally found someone Cap. XXI Y FINAL (Cont. de I Love Affair)
Buen capítulo... Quien se cree q es la madre de los chicos?!
Me imagino a Castle disfrazado y me rio igual o mas q Kate jajajaja muy buenooo!!!
Me imagino a Castle disfrazado y me rio igual o mas q Kate jajajaja muy buenooo!!!
Re: I finally found someone Cap. XXI Y FINAL (Cont. de I Love Affair)
molaaaaaa...sigue asiiii
castle&beckett..cris- Escritor - Policia
- Mensajes : 5471
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Re: I finally found someone Cap. XXI Y FINAL (Cont. de I Love Affair)
La madre de esos chicos no sabe lo que ha dicho,en fin,a mi tambien me daria la risa ver a Castle vestido asi jajajaa.sigue prontno
Raúl- Moderador
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Edad : 32
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GabiiLovesMela<3- Escritor - Policia
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Re: I finally found someone Cap. XXI Y FINAL (Cont. de I Love Affair)
Que risa castle
Sigueloo
Sigueloo
Castle♥Beckett- Actor en Broadway
- Mensajes : 229
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Edad : 26
Localización : Zamora
Re: I finally found someone Cap. XXI Y FINAL (Cont. de I Love Affair)
esta Genial!!!!
sigue porfaaa!!!!
sigue porfaaa!!!!
kate_beckett- As del póker
- Mensajes : 430
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Edad : 30
Localización : Huelva, Andalucia / NYK (L)
Re: I finally found someone Cap. XXI Y FINAL (Cont. de I Love Affair)
Perdonad el retraso (suelo bajar los capitulos mas a menudo) pero he tenido complicacines familiares y no he podido bajarlo hasta ahora. Si os liais con el tema de las claves, los numeros y demás, yo tambien lo he hecho. He estado un poco espesa. Intentare bajar el siguiente esta misma noche. Muchas gracias a todos /as por seguirme.
CAPITULO XV
Castle se paro en seco y la miro fijamente a los ojos.
R – ¿No me digas que le vas a dar la razón a esa mujer? Porque si es así yo…
K – No… para… no te embales… no te voy a decir eso, porque ella… no te conoce como yo. Te estás esforzando mucho para que esto salga bien, aunque solo sea por unos meses, y sé que lo estás haciendo poniendo todo tu corazón en ello, porque no sabes hacer las cosas de otra forma. Pero debes comprender también a esa mujer…
R - ¿A que te refieres?
K – Ella y sus hijos y no solo ella… casi todas las familias de los niños de tu clase son personas que tiene una vida muy distinta a la que… nosotros tenemos.
R – Eso lo comprendo.
K – Entiende que esa madre se preocupe por sus hijos. No quiere que sufran una decepción… no se muy bien lo que haces con esos críos, pero el caso es que te funciona y ella solo…
R - ¿Sabes lo que me dijo la madre de Jimmy en Central Park? Me agradeció lo que estaba haciendo. Supongo que el chico ha cambiado su actitud en casa desde comenzó las clases y eso que pensé que no me soportaba.
K - ¿Por qué no me lo contaste?
R – Estaba abrumado y algo… asustado. De verdad, no creo estar haciendo nada del otro mundo… y no quería presumir delante de ti y Alexis para que no os burléis de mí.
K – No lo hubiésemos hecho. Y en referencia a lo que me has contado de Mark, ten mucho cuidado.
R – Lo tendré. No quiero que le pase nada malo y menos por mi culpa. No me lo perdonaría nunca.
K – He estado hablando esta tarde con Sydney y…
R - ¿La friki de la 12?
K – No la llames así. Que se pase todo el día entre maquinas, ordenadores y… cachivaches no la hacen ninguna… loca. Le he contado lo que has averiguado de esa gentuza en Internet y ella opina lo mismo que tú. Parece como si utilizasen algún tipo de lenguaje numérico. Ha quedado conmigo en que lo trabajaría y si encuentra algo ya nos llamaría.
R – De acuerdo. Cada vez estoy más seguro que los asesinatos y las charlas de ese foro están conectados y que algo más gordo se está cociendo, pero maldita sea si se lo que es.
K – Bueno… bueno… que estamos intentando pasar una tarde noche agradable y no hacemos más que pensar en trabajo. Vamos a desconectar un poco. Dime ¿Qué libro de cabecera me recomiendas?
R - ¿Has oído hablar de Richard Castle? Es un escritor bastante bueno, aunque este año su última novela creo que anda algo retrasada por cuestiones varias. Seguramente no hace más que ir de juerga en juerga y por eso no ha sacado nada. Si es que los ricos son gente poco seria.
K – Te ha picado esa mujer ¡eh! Mira que eres tonto.
Después de comprar un par de libros cada uno y cenar unos deliciosos kebabs llegaron hasta el loft de Kate e hicieron el amor lenta y apasionadamente. Después se quedaron abrazados muy juntos.
R - ¿Puedo preguntar algo sin tener que parecer un pesado?
K – Pregunta.
R – Es sobre mi clase. Después de lo que paso con Mark y su madre hoy y lo que paso el domingo… en realidad ya lo había pensado antes pero…
K – Jesús, arranca de una vez.
R - ¿Y si esto de las clases no fuese algo pasajero? Se que es pronto y solo llevo cuatro días prácticamente trabajando con ellos y sé que va a ser duro muchas veces, pero tengo la sensación de que esto puede ser algo importante en mi vida. Ríete de mí, pero hay veces que he tenido ciertas sensaciones que me han encaminado en una dirección u otra y casi nunca me he equivocado.
K – Dame un ejemplo.
R – El día que te conocí. Sabía que…
K – Me vale. ¿Y te has equivocado cuando?
R – Con mis dos matrimonios. Aunque creo que esos no cuentan, porque no fueron sensaciones del tipo cuando te conocí a ti o con los niños. Fueron sensaciones más bien físicas de ciertas partes de mi cuerpo que…
K – Vale, vale…me vale.
R – No estoy diciendo que daré clases eternamente o… si. Laura es el alma de ese centro, pero ya es mayor y se que físicamente cada vez le cuesta más y si ella no puede seguir adelante el centro tarde o temprano cerrará. Creo firmemente que hacen una labor impresionante y sería injusto si eso pasará.
K - ¿Estás pensando en dirigir aquello?
R – No… lo se. Para hacer algo así necesito una preparación que no tengo y tendría que planteármela. Lo que si tengo seguro es que no quiero que sea algo pasajero y tampoco me conformaría con ser un mecenas que suelta pasta de vez en cuando para tener tranquila su conciencia. Yo no soy de esos.
K – Ya me he dado cuenta. Decidas lo que decidas, sabes que puedes contar siempre conmigo.
R – Ya lo se, cariño.
K – Y ahora intentemos dormir.
Abrazados y en silencio por fin conciliaron el sueño y se durmieron. Un par de horas después a Kate la despertó un grito y un empujón de Castle que casi la mata del susto.
R - ¡¡¡Joder, ya lo tengo!!!
K – Dios… que… ¿Qué diablos haces?
Castle se había puesto de pie en la cama totalmente desnudo. Kate pensó que quizás era sonámbulo y ahora se estaba dando cuenta. Pero no, Castle estaba despierto y bien despierto.
R - ¡Kate! ¡Kate! Ya se como están poniéndose en contacto esa gente. Acabo de tener una revelación y si me das cinco minutos en el ordenador te averiguo hasta su siguiente paso.
K – Pero Castle ¿Estás loco? Me has dado un susto de muerte.
R – Yo… lo siento, pero es que hemos sido tontos desde el principio con este caso. Venga… mujer… levanta…
K – Eres increíble. Que son las dos y media de la mañana. Y ¿Dónde vas? Al menos ponte los boxers para bajar. No pretenderás andar así por todo el loft.
R – Uy… perdón. No me había dado cuenta. ¿Vas a bajar o no?
K – Voy… voy. Ve tú delante. Yo voy a hacer dos cafés.
Cuando estuvieron abajo, Castle se enfrascó en su portátil tan concentrado que parecía estar escribiendo una novela y Kate preparo los dos cafés entre bostezo y bostezo. En esto sonó el móvil de Kate y los dos pegaron un salto.
R - ¡Joder, que susto! ¿Quién diablos esta llamando a las dos y media de la mañana?
Kate negó insistentemente con la cabeza y cogió el teléfono.
K – Detective Beckett… ¿Si? ¿Sydney?... ya… no hija, no. Estábamos despiertos. Si… a Castle también le ha venido una revelación. Si… toma…
Mientras que Castle hablaba con Sydney y seguía navegando por Internet como un poseso Kate se terminó su café y se… puso otro.
R – De acuerdo… eso pensé yo también… muchas gracias Sid.
K - ¿Qué?
R – Verás… recuerdas que te dije que esta gente debía de estar hablando a través de un lenguaje secreto… quizás numérico.
K – Si.
R – Pues eso. Solo teníamos que buscar algunos de los sistemas que los nazis utilizaron durante la segunda guerra mundial y encontraríamos el que están utilizando ellos. Como había sospechado el que se llama Justicia Aria es el cabecilla y usa un código que transforma en números que después se convierten en coordenadas y así…
K – Para, para… que me estas liando.
R – Su discurso no está realizado al azar. Sus palabras dirigidas a las personas que deben ejecutar sus órdenes se transforman en números y coordenadas que a su vez se transforman de nuevo en letras…
K – Otra vez me líe ¿Cómo se transforman de nuevo en letras?
R – Utilizan la ayuda de Hitler.
K - ¿Cómo?
R – Según ha averiguado Sydney están utilizando “Mi lucha” el libro que ese loco escribió para descifrar sus órdenes.
K - ¿Y habéis descubierto algo nuevo? ¿Asesinato con o sin cabeza? ¿Encuentro clandestino?
R – Secuestro.
K - ¿De quien?
R – Eso no lo se, porque esas instrucciones aún no se han dado. Seguramente sucederá en uno o dos días y parece que esta vez estará implicado directamente ese por lo que hemos podido deducir de su discurso. Deberíamos avisar a Gates y al FBI para que tengan cuidado y proteger a personas relacionadas con los derechos civiles.
K - ¿Tú estás seguro de eso?
R – En un… 66%, más o menos. Además todavía no te he contado la noticia mala.
K - ¡Ah! Pero ¿Hay una noticia mala?
R – Que descifremos sus órdenes no significa que exactamente sepamos donde, cuando y a quien van a secuestrar. Ese hijo de puta es muy listo y se guarda un as en la manga.
K – ¿Qué quieres decir?
R – Como referencia final esta utilizando otro texto, libro o algo por el estilo que Sydney y yo no hemos podido averiguar. Quizás sea incluso algo de su puño y letra.
K – O sea que estamos como al principio.
R – No… exactamente. Ese texto debe pulular por ahí en Internet y debemos dar con él.
K – Quizás…
R - ¿Si?
K – Estaba pensando en los chicos con los que Mark ha tenido problemas en el colegio y que lo animaron a introducirse en esa página ¿Tú crees que…?
R – No lo se. Pueden que sepan algo, pero hasta que punto se me escapa. Son jóvenes de 16 o 17 años, ni siquiera son de su misma clase. Temo que si vamos a por ellos directamente y después no sepan nada…
K – Entiendan que Mark los ha delatado y sea peor. Te comprendo. Bueno, creo que deberíamos volver a la cama. Mañana a primera hora hablaremos con Gates y el FBI.
A la mañana siguiente y tal como lo habían pensado le contaron a Gates y a los agentes del FBI. Lo que no esperaban era su respuesta. No solo no les hicieron caso tras su descubrimiento, sino que los agentes prácticamente se burlaron de Castle y su investigación. Según ellos, sus especialistas ya habían investigado sobre esa página y ese tal , pero habían llegado a la conclusión de que era un oportunista y que no había que darle mayor importancia.
Castle insistía en que se estaban equivocando y se armo el lío, tanto que a Kate le fue casi imposible sacar de allí a Castle sino llega a ser con la ayuda de Ryan y Expósito. Una vez dejaron el despacho de la capitana, Beckett consiguió convencerlo para salir a la calle a tomar el aire. Nunca lo había visto así. Aquello no era un ser humano, era… un oso polar enfadado, muy enfadado.
CONTINUARA
CAPITULO XV
Castle se paro en seco y la miro fijamente a los ojos.
R – ¿No me digas que le vas a dar la razón a esa mujer? Porque si es así yo…
K – No… para… no te embales… no te voy a decir eso, porque ella… no te conoce como yo. Te estás esforzando mucho para que esto salga bien, aunque solo sea por unos meses, y sé que lo estás haciendo poniendo todo tu corazón en ello, porque no sabes hacer las cosas de otra forma. Pero debes comprender también a esa mujer…
R - ¿A que te refieres?
K – Ella y sus hijos y no solo ella… casi todas las familias de los niños de tu clase son personas que tiene una vida muy distinta a la que… nosotros tenemos.
R – Eso lo comprendo.
K – Entiende que esa madre se preocupe por sus hijos. No quiere que sufran una decepción… no se muy bien lo que haces con esos críos, pero el caso es que te funciona y ella solo…
R - ¿Sabes lo que me dijo la madre de Jimmy en Central Park? Me agradeció lo que estaba haciendo. Supongo que el chico ha cambiado su actitud en casa desde comenzó las clases y eso que pensé que no me soportaba.
K - ¿Por qué no me lo contaste?
R – Estaba abrumado y algo… asustado. De verdad, no creo estar haciendo nada del otro mundo… y no quería presumir delante de ti y Alexis para que no os burléis de mí.
K – No lo hubiésemos hecho. Y en referencia a lo que me has contado de Mark, ten mucho cuidado.
R – Lo tendré. No quiero que le pase nada malo y menos por mi culpa. No me lo perdonaría nunca.
K – He estado hablando esta tarde con Sydney y…
R - ¿La friki de la 12?
K – No la llames así. Que se pase todo el día entre maquinas, ordenadores y… cachivaches no la hacen ninguna… loca. Le he contado lo que has averiguado de esa gentuza en Internet y ella opina lo mismo que tú. Parece como si utilizasen algún tipo de lenguaje numérico. Ha quedado conmigo en que lo trabajaría y si encuentra algo ya nos llamaría.
R – De acuerdo. Cada vez estoy más seguro que los asesinatos y las charlas de ese foro están conectados y que algo más gordo se está cociendo, pero maldita sea si se lo que es.
K – Bueno… bueno… que estamos intentando pasar una tarde noche agradable y no hacemos más que pensar en trabajo. Vamos a desconectar un poco. Dime ¿Qué libro de cabecera me recomiendas?
R - ¿Has oído hablar de Richard Castle? Es un escritor bastante bueno, aunque este año su última novela creo que anda algo retrasada por cuestiones varias. Seguramente no hace más que ir de juerga en juerga y por eso no ha sacado nada. Si es que los ricos son gente poco seria.
K – Te ha picado esa mujer ¡eh! Mira que eres tonto.
Después de comprar un par de libros cada uno y cenar unos deliciosos kebabs llegaron hasta el loft de Kate e hicieron el amor lenta y apasionadamente. Después se quedaron abrazados muy juntos.
R - ¿Puedo preguntar algo sin tener que parecer un pesado?
K – Pregunta.
R – Es sobre mi clase. Después de lo que paso con Mark y su madre hoy y lo que paso el domingo… en realidad ya lo había pensado antes pero…
K – Jesús, arranca de una vez.
R - ¿Y si esto de las clases no fuese algo pasajero? Se que es pronto y solo llevo cuatro días prácticamente trabajando con ellos y sé que va a ser duro muchas veces, pero tengo la sensación de que esto puede ser algo importante en mi vida. Ríete de mí, pero hay veces que he tenido ciertas sensaciones que me han encaminado en una dirección u otra y casi nunca me he equivocado.
K – Dame un ejemplo.
R – El día que te conocí. Sabía que…
K – Me vale. ¿Y te has equivocado cuando?
R – Con mis dos matrimonios. Aunque creo que esos no cuentan, porque no fueron sensaciones del tipo cuando te conocí a ti o con los niños. Fueron sensaciones más bien físicas de ciertas partes de mi cuerpo que…
K – Vale, vale…me vale.
R – No estoy diciendo que daré clases eternamente o… si. Laura es el alma de ese centro, pero ya es mayor y se que físicamente cada vez le cuesta más y si ella no puede seguir adelante el centro tarde o temprano cerrará. Creo firmemente que hacen una labor impresionante y sería injusto si eso pasará.
K - ¿Estás pensando en dirigir aquello?
R – No… lo se. Para hacer algo así necesito una preparación que no tengo y tendría que planteármela. Lo que si tengo seguro es que no quiero que sea algo pasajero y tampoco me conformaría con ser un mecenas que suelta pasta de vez en cuando para tener tranquila su conciencia. Yo no soy de esos.
K – Ya me he dado cuenta. Decidas lo que decidas, sabes que puedes contar siempre conmigo.
R – Ya lo se, cariño.
K – Y ahora intentemos dormir.
Abrazados y en silencio por fin conciliaron el sueño y se durmieron. Un par de horas después a Kate la despertó un grito y un empujón de Castle que casi la mata del susto.
R - ¡¡¡Joder, ya lo tengo!!!
K – Dios… que… ¿Qué diablos haces?
Castle se había puesto de pie en la cama totalmente desnudo. Kate pensó que quizás era sonámbulo y ahora se estaba dando cuenta. Pero no, Castle estaba despierto y bien despierto.
R - ¡Kate! ¡Kate! Ya se como están poniéndose en contacto esa gente. Acabo de tener una revelación y si me das cinco minutos en el ordenador te averiguo hasta su siguiente paso.
K – Pero Castle ¿Estás loco? Me has dado un susto de muerte.
R – Yo… lo siento, pero es que hemos sido tontos desde el principio con este caso. Venga… mujer… levanta…
K – Eres increíble. Que son las dos y media de la mañana. Y ¿Dónde vas? Al menos ponte los boxers para bajar. No pretenderás andar así por todo el loft.
R – Uy… perdón. No me había dado cuenta. ¿Vas a bajar o no?
K – Voy… voy. Ve tú delante. Yo voy a hacer dos cafés.
Cuando estuvieron abajo, Castle se enfrascó en su portátil tan concentrado que parecía estar escribiendo una novela y Kate preparo los dos cafés entre bostezo y bostezo. En esto sonó el móvil de Kate y los dos pegaron un salto.
R - ¡Joder, que susto! ¿Quién diablos esta llamando a las dos y media de la mañana?
Kate negó insistentemente con la cabeza y cogió el teléfono.
K – Detective Beckett… ¿Si? ¿Sydney?... ya… no hija, no. Estábamos despiertos. Si… a Castle también le ha venido una revelación. Si… toma…
Mientras que Castle hablaba con Sydney y seguía navegando por Internet como un poseso Kate se terminó su café y se… puso otro.
R – De acuerdo… eso pensé yo también… muchas gracias Sid.
K - ¿Qué?
R – Verás… recuerdas que te dije que esta gente debía de estar hablando a través de un lenguaje secreto… quizás numérico.
K – Si.
R – Pues eso. Solo teníamos que buscar algunos de los sistemas que los nazis utilizaron durante la segunda guerra mundial y encontraríamos el que están utilizando ellos. Como había sospechado el que se llama Justicia Aria es el cabecilla y usa un código que transforma en números que después se convierten en coordenadas y así…
K – Para, para… que me estas liando.
R – Su discurso no está realizado al azar. Sus palabras dirigidas a las personas que deben ejecutar sus órdenes se transforman en números y coordenadas que a su vez se transforman de nuevo en letras…
K – Otra vez me líe ¿Cómo se transforman de nuevo en letras?
R – Utilizan la ayuda de Hitler.
K - ¿Cómo?
R – Según ha averiguado Sydney están utilizando “Mi lucha” el libro que ese loco escribió para descifrar sus órdenes.
K - ¿Y habéis descubierto algo nuevo? ¿Asesinato con o sin cabeza? ¿Encuentro clandestino?
R – Secuestro.
K - ¿De quien?
R – Eso no lo se, porque esas instrucciones aún no se han dado. Seguramente sucederá en uno o dos días y parece que esta vez estará implicado directamente ese por lo que hemos podido deducir de su discurso. Deberíamos avisar a Gates y al FBI para que tengan cuidado y proteger a personas relacionadas con los derechos civiles.
K - ¿Tú estás seguro de eso?
R – En un… 66%, más o menos. Además todavía no te he contado la noticia mala.
K - ¡Ah! Pero ¿Hay una noticia mala?
R – Que descifremos sus órdenes no significa que exactamente sepamos donde, cuando y a quien van a secuestrar. Ese hijo de puta es muy listo y se guarda un as en la manga.
K – ¿Qué quieres decir?
R – Como referencia final esta utilizando otro texto, libro o algo por el estilo que Sydney y yo no hemos podido averiguar. Quizás sea incluso algo de su puño y letra.
K – O sea que estamos como al principio.
R – No… exactamente. Ese texto debe pulular por ahí en Internet y debemos dar con él.
K – Quizás…
R - ¿Si?
K – Estaba pensando en los chicos con los que Mark ha tenido problemas en el colegio y que lo animaron a introducirse en esa página ¿Tú crees que…?
R – No lo se. Pueden que sepan algo, pero hasta que punto se me escapa. Son jóvenes de 16 o 17 años, ni siquiera son de su misma clase. Temo que si vamos a por ellos directamente y después no sepan nada…
K – Entiendan que Mark los ha delatado y sea peor. Te comprendo. Bueno, creo que deberíamos volver a la cama. Mañana a primera hora hablaremos con Gates y el FBI.
A la mañana siguiente y tal como lo habían pensado le contaron a Gates y a los agentes del FBI. Lo que no esperaban era su respuesta. No solo no les hicieron caso tras su descubrimiento, sino que los agentes prácticamente se burlaron de Castle y su investigación. Según ellos, sus especialistas ya habían investigado sobre esa página y ese tal , pero habían llegado a la conclusión de que era un oportunista y que no había que darle mayor importancia.
Castle insistía en que se estaban equivocando y se armo el lío, tanto que a Kate le fue casi imposible sacar de allí a Castle sino llega a ser con la ayuda de Ryan y Expósito. Una vez dejaron el despacho de la capitana, Beckett consiguió convencerlo para salir a la calle a tomar el aire. Nunca lo había visto así. Aquello no era un ser humano, era… un oso polar enfadado, muy enfadado.
CONTINUARA
amnigl- Autor de best-seller
- Mensajes : 956
Fecha de inscripción : 23/02/2011
Edad : 55
Localización : Córdoba
Re: I finally found someone Cap. XXI Y FINAL (Cont. de I Love Affair)
pobre castle......
castle&beckett..cris- Escritor - Policia
- Mensajes : 5471
Fecha de inscripción : 20/03/2011
Edad : 33
Localización : Menorca..I LOVE NEW YORK..NYPD..RICK CASTLE & KATE BECKETT
Re: I finally found someone Cap. XXI Y FINAL (Cont. de I Love Affair)
increible capitulo
me gusta el capi
me gusta el capi
Re: I finally found someone Cap. XXI Y FINAL (Cont. de I Love Affair)
Jajaja este Castle es increible,entre el salto y el grito en la cama a las 2 am y completamente desnudo y el lio en la comisaria,la virgen.Buen capitulo,sigue pronto
Raúl- Moderador
- Mensajes : 1189
Fecha de inscripción : 18/05/2011
Edad : 32
Localización : Parla City
Re: I finally found someone Cap. XXI Y FINAL (Cont. de I Love Affair)
Hay que regalarle una tableta de valium a Kate para que le de a Castle en esas situaciones jajaja
Muy buen cap!
Muy buen cap!
Re: I finally found someone Cap. XXI Y FINAL (Cont. de I Love Affair)
¡odio que no le hagan caso! ¬¬
GabiiLovesMela<3- Escritor - Policia
- Mensajes : 1195
Fecha de inscripción : 24/07/2011
Edad : 29
Localización : Galicia
Re: I finally found someone Cap. XXI Y FINAL (Cont. de I Love Affair)
Esto se pone interesante. Ya se lamentarán, cuando se den cuenta que nuestro Castle tiene razón.
Cata Castillo- Escritor - Policia
- Mensajes : 1729
Fecha de inscripción : 25/09/2010
Localización : Al sur del sur
Re: I finally found someone Cap. XXI Y FINAL (Cont. de I Love Affair)
Bueno como se dice lo prometido es deuda, así que aqui va el siguiente capitulo. No os podeis quejar, dos en un solo dia. Agarrarse que vienen curvas.
R – Pero ¿Tú les has oído? Serán ineptos.
K – Castle… Richard… tranquilízate que te va a dar algo. Esta colorado como un tomate.
R – No puedo tranquilizarme. Así va el mundo si tenemos que depender de seres como esos…
K – Profesionales en su trabajo con más de veinte años de experiencia.
R – No me jodas que tú también te has puesto de su parte.
K – Yo no me pongo del lado de nadie. Si esta mañana te apoye es porque pensaba que llevabas razón y…
R - ¿Y ahora?
K – Sinceramente no lo se, parecían tan convencidos cuando han expuesto sus razones, que no se quien lleva razón. Lo siento, ellos no creen en tu 66% más o menos y era mejor sacarte de allí porque ibas a crear un conflicto nacional. Si no hubieses sido tan vehemente.
R - ¿A que te refieres?
K – En serio… y con la mano en el corazón… estás así porque sigues creyendo firmemente en tu investigación o porque se han burlado de ti y tu trabajo.
R - ¿A estas alturas no me conoces todavía?
K – En un… % elevado… si, pero otras veces como está me dejas de piedra. En realidad lo prefiero así, me gusta que seamos una pareja con sorpresas, aunque algunas puedan resultar desagradables.
R – Kate… Kate… ese humor sarcástico es más mío que tuyo.
K – Lo se, pero al menos he conseguido que tu cara vuelva al color habitual.
R - ¿Y se puede saber que diablos le ha pasado a Gates? Creí que estaba de nuestro lado.
K – Ya… pero entre que tú has estado como si fueses un perro rabioso y que ella debía demostrar delante de esos hombres una autoridad que a duras penas ha conseguido pues…bueno es mejor que cojamos el coche y nos vayamos.
R – ¿A dónde?
K – No te hagas el loco que lo sabes perfectamente. Tenemos cita con el doctor para buscar el día de la nueva operación. Yo creo que estas así en parte por esto.
R – Por favor… Kate… no podemos dejarlo para otro día… bastante he tenido con lo de ahora.
K – No.
En el camino de ida hasta el traumatólogo no hablaron prácticamente. Castle seguía dándole vueltas al caso cada vez mas encabezonado y Kate estaba preocupada por lo que el doctor pudiera decirles y en la reacción de Castle.
Y el doctor… no tenía buenas noticias. No solo debían operarle la mano de nuevo, sino que casi le aseguro a Castle que no sería la última. Y las expectativas de éxito no es que fuesen muy elevadas. Como resultado otra bronca con el médico que casi hace que deje de ser su médico y si no hubiese sido por la mediación de Kate así hubiese sido. Una vez en la calle y de nuevo en el coche Kate puso rumbo a la comisaría.
R – Si me lo permites no estoy de humor para volver esta mañana a la 12. Déjame cerca del centro de menores y ya comeré algo por ahí. Quiero hablar con Laura antes de que lleguen los chicos a clase.
K - ¿Sobre lo que hablamos anoche?
R – Más o menos.
K – Si quieres un consejo… no vayas a pagar con ella ni con los niños todo lo que te ha pasado esta mañana.
R – Y se tú quieres otro consejo… si me conocieras mejor sabrías que esa no es mi forma de actuar, si no anoche hubiera pagado contigo el enfado que tenía con la señorita Sullivan y no lo hice. En vez de eso me disfrace de manera absurda con la sola intención de verte sonreír. En esta esquina me vale.
Kate aparcó donde Castle le dijo y este se apeó del coche diligentemente.
R – Nos vemos luego.
Kate vio como se marchaba por la calle sin ni siquiera mirar hacia ella y suspiro tristemente. En esto sonó su teléfono.
K – Dime Lanie…
L – Uy… esa voz, a ver ¿Qué pasa?
K - ¿Recuerdas nuestra conversación de hace dos semanas? Aquella en la que nos peleamos porque tu me distes múltiples ejemplos de lo…
L – Burra que podías llegar a ser algunas veces. Suelta ¿Qué les has
hecho a Castle? No, mejor quedamos para almorzar y me lo cuentas.
Una vez las dos amigas juntas Kate se desahogo a gusto durante veinte minutos y Lanie la escuchaba atentamente. Cuando Kate terminó de hablar, Lanie suspiró y cogió fuerzas.
L – Definitivamente en algunas ocasiones puedes tener muy poco tacto con las personas.
K – Soy así y no lo puedo remediar.
L – Si que puedes, lo que pasa en que ocasiones sacas el dragón que hay dentro de tí.
K – No me vengas con sarcasmos.
L - Castle y tú soy dos personas muy diferentes y a la vez os parecéis en muchas cosas. Por uno u otro motivo los dos os habíais inventando una especie de torre o castillo a vuestro alrededor que casi nadie era capaz de traspasar por miedo al dragón que había dentro.
K - ¿Me estas contando un cuento?
L – Más o menos. Lo que quiero decir es que Castle ha conseguido entrar en esa torre que habías diseñado y tú has entrado en la suya. Y que de vez en cuando el dragón sale dando guerra y… bueno que me lío de cuento…
K – Ay, Lanie, que espesas estás hija.
L – Lo reconozco. Creo que la culpa la tiene tanto cuerpo sin cabeza, sea de la especie que sea.
K – No me recuerdes el dichoso caso que no respondo.
L – Me calló… me calló… no sea que salga el dragón.
K – Pero que graciosa eres. Cuando terminé el trabajo de esta tarde voy a ir a recogerlo al centro de menores para disculparme. Y después lo llevare a cenar a Alfredo. Creo que se merece una noche tranquila después del día que lleva.
L – Y tú se la vas a proporcionar. Me parece una buena idea. Estoy segura que ya se le habrá pasado el enfado.
K – Eso espero. Rezo porque esos niños se comporten como unos angelitos esta tarde, porque si no…
----------------------------------------------------------------------------------------------------------
R – Señor Brighton ¿Qué hablamos el primer día de los móviles?
Jimmy – Tranquilo colega, que no es lo que parece. Lo dejo en la caja, lo dejo en la caja...
R - ¿Otra vez con sus negocios?
Jimmy - No. Este móvil me lo ha regalado mi madre para tenerme más controlado. Tengo las llamadas entrantes y salientes restringidas a la… de ella. Entre usted y ella se han emperrado en hacerme… ¿Cómo dijo usted el otro día? ¿Lo… de King?
R – Un hombre de bien.
Jimmy – Eso.
Castle sonrío ante el comentario del chico y le dejo entrar en clase. Después vio como se acercaban Mark y Amy seguidos de su madre. Una vez saludo a los chicos y estos entraron en clase se acercó hasta Pamela que se había quedado en un segundo plano.
R – Gracias por traerlos.
Pamela – No, gracias a usted. Venía a disculparme por lo que paso ayer. No debí tratarle de esa forma, ni juzgarle a usted tampoco. Estar usted empleando su tiempo en esto no merece…
R – No hace falta que se disculpe. Entiendo perfectamente que se preocupe por sus hijos y puede que en parte llevara usted razón. Lo que si puedo asegurarle es que no voy a engañarles nunca y…
Pamela – Eso ya lo se. Bueno, tengo que marcharme, debo llegar a mi hora al garito donde trabajo, porque si no después hay problemas. De nuevo discúlpeme y gracias…
Cuando Pamela se marcho Castle se quedo pensativo durante un par de minutos. Aquella mujer le intrigaba. No parecía ser una mala madre y también era bastante educada para lo que se podía suponer en alguien que se ganaba la vida poniendo copas en un night – club y haciendo horas extra como prostituta porque sino el dinero no llega ni siquiera para pagar el alquiler del horroroso lugar donde vivían.
Alice - ¿No todos tenemos tanta suerte en la vida, verdad?
Castle miró a Alice tristemente y negó con la cabeza.
R – Supongo que no.
Alice – Si no llega a ser por Laura y su marido yo hubiese acabado como Pamela o incluso peor.
R - ¿Pero hay otras salidas?
Alice - ¿Y cree que ella no las sigue buscando? Pero en su situación, difícilmente la contratan en un lugar… decente y eso sumado a su escasa preparación…
R – Comprendo. Quería hacerle una pregunta antes de entrar hoy a clase. Era sobre…
Alice – La conversación que hemos tenido Laura, usted y yo almorzando. Ya me he dado cuenta donde quería usted llegar.
R – Si… y creo que Laura también, pero me has esquivado con evasivas, así que he supuesto…
Alice – No suponga nada. Laura sabe perfectamente que cada vez le cuesta más trabajo y que el centro sin ella es muy difícil que siga adelante.
R – Ya… pero supongo que ella no piensa que yo soy el más adecuado para seguir adelante con ello.
Alice - ¿Ha dicho ella eso? Yo creo que no. Usted siga trabajando con esos chicos como hasta ahora… si realmente quiere hacer esto fórmese adecuadamente… gane puntos delante de Laura, implíquese y quizás con el tiempo si su resolución es firme y Laura sabe verlo, quien sabe…
Castle se acercó hasta Alice y le dio un rápido beso en la cara.
R – Gracias, Alice, no sabe lo importante que son sus palabras para mí.
Alice – Anda… quite… que zalamero es usted. Vaya a dar su clase de una vez.
----------------------------------------------------------------------------------------------------------
Kate recorría las calles de Nueva York en su coche dirigiéndose hacia el centro de menores. La tarde había sido de todo menos tranquila. Gates la había hecho llamar a su despacho y le dio una sonora bronca por el comportamiento de Castle y el suyo propio. Al principio pensó en disculparse y ya esta, pero Gates se puso tan vehemente que Kate estalló y defendió a Castle con uñas y dientes.
Aunque reconocía que éste no había estado muy correcto, también le echo en cara que no saliera en defensa del escritor. Al fin y al cabo llevaba ya prácticamente colaborando cuatro años con la policía y aunque en ocasiones podía ser insufrible, casi nunca se había equivocado en sus apreciaciones. Como respuesta Gates le amenazó, no solo a Castle si no también a ella para que tuviesen cuidado en su forma de trabajar y en que tenía poder para deshacer esa relación si ella quisiera. No era la primera vez que lo hacía, pero esta vez lo dijo tan en serio que Kate se asustó.
Tan ensimismada estaba en sus pensamientos que casi se salto la calle donde se encontraba el centro de menores. Milagrosamente encontró aparcamiento justo enfrente del edificio y recogió su bolso para salir. En ese momento sonó su teléfono móvil.
K - ¿Beckett?
- Detective, soy Sydney ¿Esta Castle con usted? Es que lo estoy llamando al móvil pero…
K – Supongo que lo tendrá desconectado. Esta dando su clase y no querrá que lo interrumpan. ¿Ocurre algo?
- Dígale que ya he encontrado el texto de ese hombre y que según lo que he podido descubrir…
K - ¿Sabe a quien van a secuestrar?
- Es todo muy confuso. No parece que quieran secuestrar una persona en concreto… parece más bien un lugar… entre la calle sexta y Paddington, en el Bronx… tendré que revisarlo de nuevo, pero…
A Kate le dio una punzada en la herida que hizo que le recorriese un escalofrió por todo el cuerpo.
K - ¡Dios mío! Sid, yo…
- Ocurre algo.
K – Esas coordenadas… esa dirección… estoy aquí… justamente aquí… yo…
- ¿Detective Beckett? ¿Se encuentra ahí? ¿Oiga? ¿Oiga?
CONTINUARA
R – Pero ¿Tú les has oído? Serán ineptos.
K – Castle… Richard… tranquilízate que te va a dar algo. Esta colorado como un tomate.
R – No puedo tranquilizarme. Así va el mundo si tenemos que depender de seres como esos…
K – Profesionales en su trabajo con más de veinte años de experiencia.
R – No me jodas que tú también te has puesto de su parte.
K – Yo no me pongo del lado de nadie. Si esta mañana te apoye es porque pensaba que llevabas razón y…
R - ¿Y ahora?
K – Sinceramente no lo se, parecían tan convencidos cuando han expuesto sus razones, que no se quien lleva razón. Lo siento, ellos no creen en tu 66% más o menos y era mejor sacarte de allí porque ibas a crear un conflicto nacional. Si no hubieses sido tan vehemente.
R - ¿A que te refieres?
K – En serio… y con la mano en el corazón… estás así porque sigues creyendo firmemente en tu investigación o porque se han burlado de ti y tu trabajo.
R - ¿A estas alturas no me conoces todavía?
K – En un… % elevado… si, pero otras veces como está me dejas de piedra. En realidad lo prefiero así, me gusta que seamos una pareja con sorpresas, aunque algunas puedan resultar desagradables.
R – Kate… Kate… ese humor sarcástico es más mío que tuyo.
K – Lo se, pero al menos he conseguido que tu cara vuelva al color habitual.
R - ¿Y se puede saber que diablos le ha pasado a Gates? Creí que estaba de nuestro lado.
K – Ya… pero entre que tú has estado como si fueses un perro rabioso y que ella debía demostrar delante de esos hombres una autoridad que a duras penas ha conseguido pues…bueno es mejor que cojamos el coche y nos vayamos.
R – ¿A dónde?
K – No te hagas el loco que lo sabes perfectamente. Tenemos cita con el doctor para buscar el día de la nueva operación. Yo creo que estas así en parte por esto.
R – Por favor… Kate… no podemos dejarlo para otro día… bastante he tenido con lo de ahora.
K – No.
En el camino de ida hasta el traumatólogo no hablaron prácticamente. Castle seguía dándole vueltas al caso cada vez mas encabezonado y Kate estaba preocupada por lo que el doctor pudiera decirles y en la reacción de Castle.
Y el doctor… no tenía buenas noticias. No solo debían operarle la mano de nuevo, sino que casi le aseguro a Castle que no sería la última. Y las expectativas de éxito no es que fuesen muy elevadas. Como resultado otra bronca con el médico que casi hace que deje de ser su médico y si no hubiese sido por la mediación de Kate así hubiese sido. Una vez en la calle y de nuevo en el coche Kate puso rumbo a la comisaría.
R – Si me lo permites no estoy de humor para volver esta mañana a la 12. Déjame cerca del centro de menores y ya comeré algo por ahí. Quiero hablar con Laura antes de que lleguen los chicos a clase.
K - ¿Sobre lo que hablamos anoche?
R – Más o menos.
K – Si quieres un consejo… no vayas a pagar con ella ni con los niños todo lo que te ha pasado esta mañana.
R – Y se tú quieres otro consejo… si me conocieras mejor sabrías que esa no es mi forma de actuar, si no anoche hubiera pagado contigo el enfado que tenía con la señorita Sullivan y no lo hice. En vez de eso me disfrace de manera absurda con la sola intención de verte sonreír. En esta esquina me vale.
Kate aparcó donde Castle le dijo y este se apeó del coche diligentemente.
R – Nos vemos luego.
Kate vio como se marchaba por la calle sin ni siquiera mirar hacia ella y suspiro tristemente. En esto sonó su teléfono.
K – Dime Lanie…
L – Uy… esa voz, a ver ¿Qué pasa?
K - ¿Recuerdas nuestra conversación de hace dos semanas? Aquella en la que nos peleamos porque tu me distes múltiples ejemplos de lo…
L – Burra que podías llegar a ser algunas veces. Suelta ¿Qué les has
hecho a Castle? No, mejor quedamos para almorzar y me lo cuentas.
Una vez las dos amigas juntas Kate se desahogo a gusto durante veinte minutos y Lanie la escuchaba atentamente. Cuando Kate terminó de hablar, Lanie suspiró y cogió fuerzas.
L – Definitivamente en algunas ocasiones puedes tener muy poco tacto con las personas.
K – Soy así y no lo puedo remediar.
L – Si que puedes, lo que pasa en que ocasiones sacas el dragón que hay dentro de tí.
K – No me vengas con sarcasmos.
L - Castle y tú soy dos personas muy diferentes y a la vez os parecéis en muchas cosas. Por uno u otro motivo los dos os habíais inventando una especie de torre o castillo a vuestro alrededor que casi nadie era capaz de traspasar por miedo al dragón que había dentro.
K - ¿Me estas contando un cuento?
L – Más o menos. Lo que quiero decir es que Castle ha conseguido entrar en esa torre que habías diseñado y tú has entrado en la suya. Y que de vez en cuando el dragón sale dando guerra y… bueno que me lío de cuento…
K – Ay, Lanie, que espesas estás hija.
L – Lo reconozco. Creo que la culpa la tiene tanto cuerpo sin cabeza, sea de la especie que sea.
K – No me recuerdes el dichoso caso que no respondo.
L – Me calló… me calló… no sea que salga el dragón.
K – Pero que graciosa eres. Cuando terminé el trabajo de esta tarde voy a ir a recogerlo al centro de menores para disculparme. Y después lo llevare a cenar a Alfredo. Creo que se merece una noche tranquila después del día que lleva.
L – Y tú se la vas a proporcionar. Me parece una buena idea. Estoy segura que ya se le habrá pasado el enfado.
K – Eso espero. Rezo porque esos niños se comporten como unos angelitos esta tarde, porque si no…
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R – Señor Brighton ¿Qué hablamos el primer día de los móviles?
Jimmy – Tranquilo colega, que no es lo que parece. Lo dejo en la caja, lo dejo en la caja...
R - ¿Otra vez con sus negocios?
Jimmy - No. Este móvil me lo ha regalado mi madre para tenerme más controlado. Tengo las llamadas entrantes y salientes restringidas a la… de ella. Entre usted y ella se han emperrado en hacerme… ¿Cómo dijo usted el otro día? ¿Lo… de King?
R – Un hombre de bien.
Jimmy – Eso.
Castle sonrío ante el comentario del chico y le dejo entrar en clase. Después vio como se acercaban Mark y Amy seguidos de su madre. Una vez saludo a los chicos y estos entraron en clase se acercó hasta Pamela que se había quedado en un segundo plano.
R – Gracias por traerlos.
Pamela – No, gracias a usted. Venía a disculparme por lo que paso ayer. No debí tratarle de esa forma, ni juzgarle a usted tampoco. Estar usted empleando su tiempo en esto no merece…
R – No hace falta que se disculpe. Entiendo perfectamente que se preocupe por sus hijos y puede que en parte llevara usted razón. Lo que si puedo asegurarle es que no voy a engañarles nunca y…
Pamela – Eso ya lo se. Bueno, tengo que marcharme, debo llegar a mi hora al garito donde trabajo, porque si no después hay problemas. De nuevo discúlpeme y gracias…
Cuando Pamela se marcho Castle se quedo pensativo durante un par de minutos. Aquella mujer le intrigaba. No parecía ser una mala madre y también era bastante educada para lo que se podía suponer en alguien que se ganaba la vida poniendo copas en un night – club y haciendo horas extra como prostituta porque sino el dinero no llega ni siquiera para pagar el alquiler del horroroso lugar donde vivían.
Alice - ¿No todos tenemos tanta suerte en la vida, verdad?
Castle miró a Alice tristemente y negó con la cabeza.
R – Supongo que no.
Alice – Si no llega a ser por Laura y su marido yo hubiese acabado como Pamela o incluso peor.
R - ¿Pero hay otras salidas?
Alice - ¿Y cree que ella no las sigue buscando? Pero en su situación, difícilmente la contratan en un lugar… decente y eso sumado a su escasa preparación…
R – Comprendo. Quería hacerle una pregunta antes de entrar hoy a clase. Era sobre…
Alice – La conversación que hemos tenido Laura, usted y yo almorzando. Ya me he dado cuenta donde quería usted llegar.
R – Si… y creo que Laura también, pero me has esquivado con evasivas, así que he supuesto…
Alice – No suponga nada. Laura sabe perfectamente que cada vez le cuesta más trabajo y que el centro sin ella es muy difícil que siga adelante.
R – Ya… pero supongo que ella no piensa que yo soy el más adecuado para seguir adelante con ello.
Alice - ¿Ha dicho ella eso? Yo creo que no. Usted siga trabajando con esos chicos como hasta ahora… si realmente quiere hacer esto fórmese adecuadamente… gane puntos delante de Laura, implíquese y quizás con el tiempo si su resolución es firme y Laura sabe verlo, quien sabe…
Castle se acercó hasta Alice y le dio un rápido beso en la cara.
R – Gracias, Alice, no sabe lo importante que son sus palabras para mí.
Alice – Anda… quite… que zalamero es usted. Vaya a dar su clase de una vez.
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Kate recorría las calles de Nueva York en su coche dirigiéndose hacia el centro de menores. La tarde había sido de todo menos tranquila. Gates la había hecho llamar a su despacho y le dio una sonora bronca por el comportamiento de Castle y el suyo propio. Al principio pensó en disculparse y ya esta, pero Gates se puso tan vehemente que Kate estalló y defendió a Castle con uñas y dientes.
Aunque reconocía que éste no había estado muy correcto, también le echo en cara que no saliera en defensa del escritor. Al fin y al cabo llevaba ya prácticamente colaborando cuatro años con la policía y aunque en ocasiones podía ser insufrible, casi nunca se había equivocado en sus apreciaciones. Como respuesta Gates le amenazó, no solo a Castle si no también a ella para que tuviesen cuidado en su forma de trabajar y en que tenía poder para deshacer esa relación si ella quisiera. No era la primera vez que lo hacía, pero esta vez lo dijo tan en serio que Kate se asustó.
Tan ensimismada estaba en sus pensamientos que casi se salto la calle donde se encontraba el centro de menores. Milagrosamente encontró aparcamiento justo enfrente del edificio y recogió su bolso para salir. En ese momento sonó su teléfono móvil.
K - ¿Beckett?
- Detective, soy Sydney ¿Esta Castle con usted? Es que lo estoy llamando al móvil pero…
K – Supongo que lo tendrá desconectado. Esta dando su clase y no querrá que lo interrumpan. ¿Ocurre algo?
- Dígale que ya he encontrado el texto de ese hombre y que según lo que he podido descubrir…
K - ¿Sabe a quien van a secuestrar?
- Es todo muy confuso. No parece que quieran secuestrar una persona en concreto… parece más bien un lugar… entre la calle sexta y Paddington, en el Bronx… tendré que revisarlo de nuevo, pero…
A Kate le dio una punzada en la herida que hizo que le recorriese un escalofrió por todo el cuerpo.
K - ¡Dios mío! Sid, yo…
- Ocurre algo.
K – Esas coordenadas… esa dirección… estoy aquí… justamente aquí… yo…
- ¿Detective Beckett? ¿Se encuentra ahí? ¿Oiga? ¿Oiga?
CONTINUARA
amnigl- Autor de best-seller
- Mensajes : 956
Fecha de inscripción : 23/02/2011
Edad : 55
Localización : Córdoba
Re: I finally found someone Cap. XXI Y FINAL (Cont. de I Love Affair)
O sea, noooo!!! Con el centro de menores no!!!
Necesito la continuación! Que va a pasar ahi!!!! =/
Muy buen capítulo y gracias por deleitarnos con dos seguidos
Necesito la continuación! Que va a pasar ahi!!!! =/
Muy buen capítulo y gracias por deleitarnos con dos seguidos
Re: I finally found someone Cap. XXI Y FINAL (Cont. de I Love Affair)
Wow!! y ahora qué?? Secuestrarán a Castle, al niño ese, a Beckett,a ninguno?? Dios que incentidumbre!!
Gracias por otro capítulo!!
Gracias por otro capítulo!!
rakel- Escritor - Policia
- Mensajes : 1218
Fecha de inscripción : 08/01/2011
Edad : 32
Re: I finally found someone Cap. XXI Y FINAL (Cont. de I Love Affair)
No puede ser!! no tardes en seguir!
BrujaAle- Escritor - Policia
- Mensajes : 1361
Fecha de inscripción : 08/07/2011
Edad : 41
Localización : En el Sur
Re: I finally found someone Cap. XXI Y FINAL (Cont. de I Love Affair)
dios mio que pasara en lo mejor lo dejas a si no jou
me gusta me gusta mucho mucho
quiero masssssssssssssssssssssssssss
gracias por otro capitulo tan alucinante
me gusta me gusta mucho mucho
quiero masssssssssssssssssssssssssss
gracias por otro capitulo tan alucinante
Re: I finally found someone Cap. XXI Y FINAL (Cont. de I Love Affair)
la virgen,a quien secuestrara,o que pasara.....continua pronto,gracias por el doble capitulo
Raúl- Moderador
- Mensajes : 1189
Fecha de inscripción : 18/05/2011
Edad : 32
Localización : Parla City
Re: I finally found someone Cap. XXI Y FINAL (Cont. de I Love Affair)
pero..que ha pasadooo!!!!!...dios mio..
espero que no le ocurra nada a Kate...
sige xrfa
espero que no le ocurra nada a Kate...
sige xrfa
castle&beckett..cris- Escritor - Policia
- Mensajes : 5471
Fecha de inscripción : 20/03/2011
Edad : 33
Localización : Menorca..I LOVE NEW YORK..NYPD..RICK CASTLE & KATE BECKETT
Re: I finally found someone Cap. XXI Y FINAL (Cont. de I Love Affair)
Kate cruzó la calle tan rápido como sus piernas se lo permitían. Dos coches estuvieron a punto de atropellarla, pero ella ni siquiera miro hacia atrás ante los gritos de los conductores. Su cabeza no hacía más que darle vueltas y la punzada en la herida era insufrible. Cuando llego al hall del edificio vio con desesperación como el ascensor estaba roto y empezó a subir las escaleras casi de tres en tres hasta el cuarto piso donde estaba el centro de menores. ¿A lo mejor Sydney se ha confundido? No estará pasando nada.
En su ascenso estuvo a punto de estrellarse dos veces al resbalarse en esas escaleras tan antiguas y con esos tacones tan altos. Mientras subía intento en vano llamar a Castle pero este no le contestaba. Cuando llegó arriba se dirigió corriendo hacia el centro y entro en tromba. Alice se asustó al verla entrar así y saliendo del mostrador se acercó hasta ella. El centro parecía estar en absoluta tranquilidad.
Alice – Detective Beckett ¿Se encuentra usted bien?
K – Yo… si… ¿Están bien? Y… Castle.
Alice – Tranquila hija… respira… que te va a dar algo. Siéntese en esta silla ¿Por qué no ha utilizado el ascensor?
K – No… es que… puede… el ascensor esta roto.
Alice – Eso es imposible. Si lo han revisado esta mañana.
En ese instante y casi a la vez Castle y Laura salieron, uno de su clase y otra de su despacho. Al ver a Kate en ese estado, Castle se alarmo y se acercó corriendo hasta ella.
R – Me había parecido que eras tú… cariño ¿Te encuentras bien?
Laura – Alice, tráele un vaso de agua a la señorita Beckett.
K – Richard… Richard… llevabas razón… Sydney ha descubierto que…
En ese momento y del ascensor al menos cuatro personas armadas hasta los dientes y con mascarillas en la cara entraron en tromba empujando violentamente a Laura que era la que estaba más cerca. Por instinto Kate se acerco a los hombres e intentó sacar su arma, pero Castle se lo prohibió con la mirada. Dos de los hombres lanzaron gases lacrimógenos en varias direcciones que le dieron a Kate de lleno en la cara y empezó a sentir un fuerte dolor en sus ojos.
- Al suelo todo el mundo.
- Vamos, rápido, haced lo que os decimos.
Durante unos segundos todo eran gritos, caos y confusión. Además de ellos cuatro debía haber unas diez personas más en ese momento en el centro, sin contar a los niños que estaban en la clase.
Castle se había puesto a gatas e intentaba calibrar donde estaba Kate. Estaba continuaba de pie y aturdida en mitad de la espesa niebla producida por los gases que le dificultaban la respiración y la visión.
R – Kate… Kate ¿Dónde estas?
K – Castle, yo… no veo nada.
- Usted, échese al suelo ahora mismo. Es una orden.
Castle llegó hasta donde estaba Kate y la obligó a agacharse. Uno de los hombres cogió con violencia a Alice del pelo y la instigo a irse con él.
- Vamos, perra negra, ven ahora mismo aquí.
Alice le lanzó con violencia a aquel hombre una patada en todas sus partes blandas y este se desequilibro lo suficiente. Después dirigió su arma hacia donde se suponía que estaba ella, pero Castle lo empujo violentamente y la ráfaga de metralla fue lanzada hacia arriba. Castle y el hombre acabaron en el suelo y forcejeando.
- ¿Qué esta ocurriendo? Acaba con ese tipo.
En ese instante Alice llegó hasta donde estaba Kate y empezó a empujar con fuerza el mostrador donde trabajaba. Era bastante pesado, pero con buen instinto, la secretaría del centro de menores intentaba ponerlo como barrera.
Alice – Ayúdeme usted señorita.
K - ¿Qué? No veo…
Alice – Empuje… empuje.
Entre los dos empezaron a empujar en dirección a donde estaban Castle y aquel hombre. Se habían puesto de pie y Castle le dio un fuerte empujón que lanzó al asaltante al otro lado de la pared. La visibilidad era cada vez más clara y otro de los asaltantes lanzó una ráfaga hacia donde se encontraba Castle. En ese momento Alice y Kate llegaron y pusieron el mueble entre ellos y la metralla, salvando a Castle de una muerte segura.
Este tropezó y cayó con tan mala suerte que se dio un fuerte golpe con el pico del mueble y se le abrió una buena brecha en su cabeza.
R - ¡Ay! ¡Joder!
Alice y K – ¡Escóndete, idiota!
Otro de los hombres empezó a disparar hacia donde ellos se encontraban, pero lo único que consiguió fue mucho ruido y cargarse estanterías, papeles que se interpusieron entre los asaltantes y nuestro trío.
Alice – Este mueble tiene más de cincuenta años. Esta hecho a prueba de balas.
- ¿Qué habéis hecho, idiotas? Ahora como llegamos hasta ellos.
- Señor… yo, ella me dio una patada en mis… y ese hombre…
- ¿Y los niños? Me dijisteis que había niños.
En ese momento y de la puerta de la clase, que por fortuna quedaba a este lado del muro que Alice, Kate y Castle habían fabricado, se abrió la puerta tímidamente y Albert Pickford asomó su cabeza rapada.
Albert – Señor… Castle ¿Se encuentra… bien?
R - ¡Cierra ahora mismo la puerta, Albert! Es una orden. Cerrad las persianas que dan al pasillo…
Albert – Pero… ¿Y usted?
R - ¡Haz lo que te digo!
Durante unos segundos los tres se quedaron callados, agachados detrás del mostrador y oyendo como aquellos hombres instigaban a las personas que tenían retenidas a hacinarse en algún lugar concreto del centro. Los tres estaban muy preocupados por Laura. No sabían si estaba herida o no…
K – Castle ¿Estás bien? He oído como te quejabas.
R – No pasa nada. Me tropecé y me di con el dichoso mueble. Se me había abierto una brecha pero no es importante, aunque me duele horrores la cabeza ¿Y tu?
K – No veo absolutamente nada.
R – Los gases lacrimógenos te dieron de lleno cuando ellos entraron. ¿Se puede saber donde ibas sacando tu arma? ¿Estás loca? No tenías ninguna posibilidad. Si llegan a descubrir que eres policía, no lo cuentas.
K – Lo se… lo se. Ha sido por instinto.
Alice – Quieren dejar de pelear. No creo que sea el momento más adecuado.
R – No estamos peleando. Es que mi compañera en algunas ocasiones puede ser muy insensata.
Alice - ¿Cree usted que podíamos llegar hasta la clase y encerrarnos con los niños?
R – No lo se. Entre mubles, estanterías y demás puede que haya algunas aberturas por donde puedan alcanzarnos si intentamos llegar hasta allí. Es como estar en mitad de un campo de minas. Voy a intentarlo.
K - ¿Quién es ahora el loco? Alice, no le deje usted que…
Castle hizo caso omiso a la advertencia de Kate y agachándose intento llegar hasta la clase, pero a mitad de camino una ráfaga de metralla lo detuvo. Castle se escondió a tiempo y volvió hasta Kate y Alice.
K - ¡Castle! ¡Castle! ¿Estás bien?
R – Si… definitivamente tenemos un problema.
En ese momento la puerta de la clase volvió a abrirse y Mark Sullivan asomó su cabeza.
Mark – Señor… Castle…
R – Mark… que os he dicho. Hacedme caso de una vez. Cerrad la puerta.
Mark – Es que… mi hermana y alguno de los más pequeños se han puesto a llorar y a Gabriel parece que le ha dado un ataque y estamos todos muy asustados. ¿No puede usted llegar hasta nosotros?
R – En eso estoy, pero es difícil. Intenta tú y alguno de los más mayores calmar a los demás. En la clase estáis a salvo y esa gente no puede haceros ningún daño. Pero por favor cerrad la puerta de una vez.
Mark volvió a cerrar la puerta y durante un rato los tres se quedaron en silencio.
Alice - ¿Qué hacemos? ¿Alguna idea brillante? ¿Un plan secreto?
R – Estoy en ello… estoy en ello.
Alice – Pues piense deprisa. Entre usted y esa brecha que cada vez parece que le sangra más, esta señorita que no ve nada y mis veinte kilos de sobrepeso tenemos serias dificultades para movernos lo suficientemente rápido para llegar a nuestra salida sin ser perjudicados.
R – Alice… no me diga usted lo que yo ya se.
Por tercera vez y ante el consiguiente mosqueo de Castle la puerta de la clase volvió a abrirse y el avispado y algo asustado Jimmy Brighton asomo su rizada cabeza.
Jimmy – Señor… Castle.
R - ¡OH! ¡Por Dios! Pero ¿Qué os he dicho’
K – Anda… que los niños te hacen un caso.
R – No tiene gracia, Kate ¿Se puede saber que pasa ahora?
Jimmy – Es que…si consiguieran ustedes llegar hasta nosotros, nos ayudarían a subir al respiradero del aire acondicionado que hay en clase y podíamos salir de aquí. Pero somos… muy bajitos.
R – Pero ¿Qué tontería esta usted diciendo, señor Brighton?
Jimmy – No es ninguna tontería. El conducto que hay en nuestra clase es lo suficientemente grande para que incluso usted con su… corpachón pueda pasar y…
R – Deambulemos por todo el edificio como ratas y acabaríamos perdidos y…
Alice – No necesariamente. Estamos en la última planta, así que supongo no sería muy complicado de acertar. Solo tendríamos que guiarnos por nuestro instinto y…
Jimmy – Subir.
K - ¿Está usted segura?
Alice – En un...
K – No me hable de porcentajes. No me hable de porcentajes. Pero el problema sigue siendo como llegamos hasta los niños.
R – Y si… ¿Sigues teniendo tu arma?
K – Pues claro Richard. ¿Qué diablos estás tramando?
R – Eso que asoma por ahí es la alarma contra incendios ¿Verdad Alice?
Alice – Verdad. Nos la pusieron hará un par de años. Laura tuvo que armar mucho jaleo y yo hacer mucho papeleo para que nos la colocaran sin costarnos un duro. Era una vergüenza que en el siglo XXI…
R – Alice, por favor, no nos cuente usted ahora esa historia.
Alice – Si… es la alarma contra incendios.
R – Voy a intentar acertar en ella. No hace falta que haga diana…
K - ¿Con esa mano…?
R – Tú dame ánimos. La mano me duele, hay días que casi no puedo hacer ningún esfuerzo con ella, pero mi pulso es firme. Si alcanzó el objetivo saltarán los aspersores de agua y en ese momento de confusión podremos correr hasta la clase. Alice, usted irá primero guiando a Kate y yo iré en la retaguardia.
K – Pero…
R – Pero… nada. Lo intentamos y lo conseguimos. No se hable más ¡Jimmy! ¡Mark! Vaya… ahora que les llamas no aparecen.
Segundos después, Albert Pickford volvió a asomar su cabeza por la puerta de la clase.
Albert - ¿Qué pasa?
R – Tenga usted preparada la puerta para cuando yo le diga. Voy a intentar hacer saltar la alarma de incendios y los aspersores de agua. A mi señal abre usted la puerta enteramente ¿Me han entendido?
Albert – Perfectamente.
R – Pues bien. Allá vamos.
Kate sacó su arma y Castle la recogió y busco la mejor posición para disparar. Alice, a su lado, parecía estar recitando una plegaria.
R – Alice, ¡por Dios! Me está usted poniendo nervioso. Esté preparada y lista. A la de una, a la de dos y a la de…
CONTINUARA
En su ascenso estuvo a punto de estrellarse dos veces al resbalarse en esas escaleras tan antiguas y con esos tacones tan altos. Mientras subía intento en vano llamar a Castle pero este no le contestaba. Cuando llegó arriba se dirigió corriendo hacia el centro y entro en tromba. Alice se asustó al verla entrar así y saliendo del mostrador se acercó hasta ella. El centro parecía estar en absoluta tranquilidad.
Alice – Detective Beckett ¿Se encuentra usted bien?
K – Yo… si… ¿Están bien? Y… Castle.
Alice – Tranquila hija… respira… que te va a dar algo. Siéntese en esta silla ¿Por qué no ha utilizado el ascensor?
K – No… es que… puede… el ascensor esta roto.
Alice – Eso es imposible. Si lo han revisado esta mañana.
En ese instante y casi a la vez Castle y Laura salieron, uno de su clase y otra de su despacho. Al ver a Kate en ese estado, Castle se alarmo y se acercó corriendo hasta ella.
R – Me había parecido que eras tú… cariño ¿Te encuentras bien?
Laura – Alice, tráele un vaso de agua a la señorita Beckett.
K – Richard… Richard… llevabas razón… Sydney ha descubierto que…
En ese momento y del ascensor al menos cuatro personas armadas hasta los dientes y con mascarillas en la cara entraron en tromba empujando violentamente a Laura que era la que estaba más cerca. Por instinto Kate se acerco a los hombres e intentó sacar su arma, pero Castle se lo prohibió con la mirada. Dos de los hombres lanzaron gases lacrimógenos en varias direcciones que le dieron a Kate de lleno en la cara y empezó a sentir un fuerte dolor en sus ojos.
- Al suelo todo el mundo.
- Vamos, rápido, haced lo que os decimos.
Durante unos segundos todo eran gritos, caos y confusión. Además de ellos cuatro debía haber unas diez personas más en ese momento en el centro, sin contar a los niños que estaban en la clase.
Castle se había puesto a gatas e intentaba calibrar donde estaba Kate. Estaba continuaba de pie y aturdida en mitad de la espesa niebla producida por los gases que le dificultaban la respiración y la visión.
R – Kate… Kate ¿Dónde estas?
K – Castle, yo… no veo nada.
- Usted, échese al suelo ahora mismo. Es una orden.
Castle llegó hasta donde estaba Kate y la obligó a agacharse. Uno de los hombres cogió con violencia a Alice del pelo y la instigo a irse con él.
- Vamos, perra negra, ven ahora mismo aquí.
Alice le lanzó con violencia a aquel hombre una patada en todas sus partes blandas y este se desequilibro lo suficiente. Después dirigió su arma hacia donde se suponía que estaba ella, pero Castle lo empujo violentamente y la ráfaga de metralla fue lanzada hacia arriba. Castle y el hombre acabaron en el suelo y forcejeando.
- ¿Qué esta ocurriendo? Acaba con ese tipo.
En ese instante Alice llegó hasta donde estaba Kate y empezó a empujar con fuerza el mostrador donde trabajaba. Era bastante pesado, pero con buen instinto, la secretaría del centro de menores intentaba ponerlo como barrera.
Alice – Ayúdeme usted señorita.
K - ¿Qué? No veo…
Alice – Empuje… empuje.
Entre los dos empezaron a empujar en dirección a donde estaban Castle y aquel hombre. Se habían puesto de pie y Castle le dio un fuerte empujón que lanzó al asaltante al otro lado de la pared. La visibilidad era cada vez más clara y otro de los asaltantes lanzó una ráfaga hacia donde se encontraba Castle. En ese momento Alice y Kate llegaron y pusieron el mueble entre ellos y la metralla, salvando a Castle de una muerte segura.
Este tropezó y cayó con tan mala suerte que se dio un fuerte golpe con el pico del mueble y se le abrió una buena brecha en su cabeza.
R - ¡Ay! ¡Joder!
Alice y K – ¡Escóndete, idiota!
Otro de los hombres empezó a disparar hacia donde ellos se encontraban, pero lo único que consiguió fue mucho ruido y cargarse estanterías, papeles que se interpusieron entre los asaltantes y nuestro trío.
Alice – Este mueble tiene más de cincuenta años. Esta hecho a prueba de balas.
- ¿Qué habéis hecho, idiotas? Ahora como llegamos hasta ellos.
- Señor… yo, ella me dio una patada en mis… y ese hombre…
- ¿Y los niños? Me dijisteis que había niños.
En ese momento y de la puerta de la clase, que por fortuna quedaba a este lado del muro que Alice, Kate y Castle habían fabricado, se abrió la puerta tímidamente y Albert Pickford asomó su cabeza rapada.
Albert – Señor… Castle ¿Se encuentra… bien?
R - ¡Cierra ahora mismo la puerta, Albert! Es una orden. Cerrad las persianas que dan al pasillo…
Albert – Pero… ¿Y usted?
R - ¡Haz lo que te digo!
Durante unos segundos los tres se quedaron callados, agachados detrás del mostrador y oyendo como aquellos hombres instigaban a las personas que tenían retenidas a hacinarse en algún lugar concreto del centro. Los tres estaban muy preocupados por Laura. No sabían si estaba herida o no…
K – Castle ¿Estás bien? He oído como te quejabas.
R – No pasa nada. Me tropecé y me di con el dichoso mueble. Se me había abierto una brecha pero no es importante, aunque me duele horrores la cabeza ¿Y tu?
K – No veo absolutamente nada.
R – Los gases lacrimógenos te dieron de lleno cuando ellos entraron. ¿Se puede saber donde ibas sacando tu arma? ¿Estás loca? No tenías ninguna posibilidad. Si llegan a descubrir que eres policía, no lo cuentas.
K – Lo se… lo se. Ha sido por instinto.
Alice – Quieren dejar de pelear. No creo que sea el momento más adecuado.
R – No estamos peleando. Es que mi compañera en algunas ocasiones puede ser muy insensata.
Alice - ¿Cree usted que podíamos llegar hasta la clase y encerrarnos con los niños?
R – No lo se. Entre mubles, estanterías y demás puede que haya algunas aberturas por donde puedan alcanzarnos si intentamos llegar hasta allí. Es como estar en mitad de un campo de minas. Voy a intentarlo.
K - ¿Quién es ahora el loco? Alice, no le deje usted que…
Castle hizo caso omiso a la advertencia de Kate y agachándose intento llegar hasta la clase, pero a mitad de camino una ráfaga de metralla lo detuvo. Castle se escondió a tiempo y volvió hasta Kate y Alice.
K - ¡Castle! ¡Castle! ¿Estás bien?
R – Si… definitivamente tenemos un problema.
En ese momento la puerta de la clase volvió a abrirse y Mark Sullivan asomó su cabeza.
Mark – Señor… Castle…
R – Mark… que os he dicho. Hacedme caso de una vez. Cerrad la puerta.
Mark – Es que… mi hermana y alguno de los más pequeños se han puesto a llorar y a Gabriel parece que le ha dado un ataque y estamos todos muy asustados. ¿No puede usted llegar hasta nosotros?
R – En eso estoy, pero es difícil. Intenta tú y alguno de los más mayores calmar a los demás. En la clase estáis a salvo y esa gente no puede haceros ningún daño. Pero por favor cerrad la puerta de una vez.
Mark volvió a cerrar la puerta y durante un rato los tres se quedaron en silencio.
Alice - ¿Qué hacemos? ¿Alguna idea brillante? ¿Un plan secreto?
R – Estoy en ello… estoy en ello.
Alice – Pues piense deprisa. Entre usted y esa brecha que cada vez parece que le sangra más, esta señorita que no ve nada y mis veinte kilos de sobrepeso tenemos serias dificultades para movernos lo suficientemente rápido para llegar a nuestra salida sin ser perjudicados.
R – Alice… no me diga usted lo que yo ya se.
Por tercera vez y ante el consiguiente mosqueo de Castle la puerta de la clase volvió a abrirse y el avispado y algo asustado Jimmy Brighton asomo su rizada cabeza.
Jimmy – Señor… Castle.
R - ¡OH! ¡Por Dios! Pero ¿Qué os he dicho’
K – Anda… que los niños te hacen un caso.
R – No tiene gracia, Kate ¿Se puede saber que pasa ahora?
Jimmy – Es que…si consiguieran ustedes llegar hasta nosotros, nos ayudarían a subir al respiradero del aire acondicionado que hay en clase y podíamos salir de aquí. Pero somos… muy bajitos.
R – Pero ¿Qué tontería esta usted diciendo, señor Brighton?
Jimmy – No es ninguna tontería. El conducto que hay en nuestra clase es lo suficientemente grande para que incluso usted con su… corpachón pueda pasar y…
R – Deambulemos por todo el edificio como ratas y acabaríamos perdidos y…
Alice – No necesariamente. Estamos en la última planta, así que supongo no sería muy complicado de acertar. Solo tendríamos que guiarnos por nuestro instinto y…
Jimmy – Subir.
K - ¿Está usted segura?
Alice – En un...
K – No me hable de porcentajes. No me hable de porcentajes. Pero el problema sigue siendo como llegamos hasta los niños.
R – Y si… ¿Sigues teniendo tu arma?
K – Pues claro Richard. ¿Qué diablos estás tramando?
R – Eso que asoma por ahí es la alarma contra incendios ¿Verdad Alice?
Alice – Verdad. Nos la pusieron hará un par de años. Laura tuvo que armar mucho jaleo y yo hacer mucho papeleo para que nos la colocaran sin costarnos un duro. Era una vergüenza que en el siglo XXI…
R – Alice, por favor, no nos cuente usted ahora esa historia.
Alice – Si… es la alarma contra incendios.
R – Voy a intentar acertar en ella. No hace falta que haga diana…
K - ¿Con esa mano…?
R – Tú dame ánimos. La mano me duele, hay días que casi no puedo hacer ningún esfuerzo con ella, pero mi pulso es firme. Si alcanzó el objetivo saltarán los aspersores de agua y en ese momento de confusión podremos correr hasta la clase. Alice, usted irá primero guiando a Kate y yo iré en la retaguardia.
K – Pero…
R – Pero… nada. Lo intentamos y lo conseguimos. No se hable más ¡Jimmy! ¡Mark! Vaya… ahora que les llamas no aparecen.
Segundos después, Albert Pickford volvió a asomar su cabeza por la puerta de la clase.
Albert - ¿Qué pasa?
R – Tenga usted preparada la puerta para cuando yo le diga. Voy a intentar hacer saltar la alarma de incendios y los aspersores de agua. A mi señal abre usted la puerta enteramente ¿Me han entendido?
Albert – Perfectamente.
R – Pues bien. Allá vamos.
Kate sacó su arma y Castle la recogió y busco la mejor posición para disparar. Alice, a su lado, parecía estar recitando una plegaria.
R – Alice, ¡por Dios! Me está usted poniendo nervioso. Esté preparada y lista. A la de una, a la de dos y a la de…
CONTINUARA
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