Castle---(Pasado por agua)/Atracción fatal--- CAPÍTULOS 1-17/ ACTUALIZADO (20/10)

Kate se acercó la humeante taza de café a la boca y aspiró profundamente, dejando que el dulce aroma del café recién hecho inundase sus pulmones. En cierto modo, eso le hacía acordarse de Castle y, aunque se negaba a admitirlo, le calmaba pensar en él. Le hacía sentir segura. En su mente, Castle se asemejaba a un lugar seguro al que Kate podía evadirse cuando no aguantaba más. Era su espacio personal, su lugar especial al que nadie más podía acceder. Le gustaba refugiarse en ese lugar, era su guarida, y Castle había contribuido a construirlo.
Desde el disparo, sus sentimientos hacia Castle se habían hecho más y más confusos. Tal vez se debiese a que conocía su secreto, a que sabía que él la amaba. Lo cierto era que en los últimos meses, los sentimientos de Kate había madurado. Desde siempre había existido esa química tan especial con Castle, una química que no había pasado desapercibida para muchos, inclusive para Castle, quien aprovechaba cualquier momento de debilidad de ella para hacerla sonrojar o simplemente para acercarse más a ella y comprobar el estado de su muro emocional.
Los sentimientos de Kate eran un completo lío y no sabía cómo manejarlos. En primer lugar, no sabía si lo que sentía por Castle se debía en parte a que ahora sabía con seguridad que estuviese enamorado de ella. También le preocupaba que, al no hacer nada al especto, Castle se hartase de esperarla y la abandonase en las ruinas que era su vida. Tampoco sabía si de verdad quería que Castle la esperase, no le parecía justo para él y tampoco sabía si estaba preparada para soportar la presión de saber que alguien estaba esperando un movimiento suyo, una respuesta, cualquier cosa.
Kate sacudió la cabeza, intentando despejarse. Odiaba caer siempre en aquel círculo vicioso que tan solo hacía que sintiese un cierto pesar y nostalgia. Acabó por beberse la taza de café, que se había quedado frío y comprobó, alarmada, que llegaba tarde al trabajo.
Media hora más tarde Beckett se encontraba en la puerta de la comisaría. Ryan y Esposito se encontraban en sus respectivos escritorios trabajando sobre unos papeles. Se acercó a ellos con un interrogante dibujado en la cara. Se suponía que no habían recibido ninguna llamada...
-¿Qué pasa chicos?-preguntó.
Ryan se sorprendió y escondió rápidamente los papeles con los que hacía un segundo estaba trabajando. Esposito hizo lo mismo pero con mayor sutileza que su compañero. Ambos sonrieron a Beckett, quien los miró intrigada.
-¿Qué tramáis?
-Nada.- se apresuró a contestar Ryan, que se puso colorado. -¿Qué íbamos a estar tramando?
Esposito se le quedó mirando con cara de incrédulo, seguramente pensando como un detective de homicidios podía mentir tan mal.
-Vale...-comenzó Beckett, desconfiada.-Entonces os dejo a lo vuestro.
No tenía ganas de ir tras ellos intentando averiguar qué se traían entre manos, así que decidió dejarlo correr. Se acercó a su escritorio repleto de papeles y se dejó caer sobre la silla. Sentía cierta tirantez en el cuello y adivinó que debía de haber dormido en una mala postura. Mientras se masajeaba la dolorida zona, el teléfono sonó. Rápidamente descolgó el auricular y con tono profesional constestó:
-Kate Beckett, Homicidios.
Escuchó atentamente las instrucciones que le fue dando un jovencito acerca de un cuerpo que había sido encontrado al lado del río Hudson. Anotó con rapidez los detalles más importantes en su bloc de notas y colgó.
-¡Ey, chicos! Tenemos trabajo que hacer.
Ryan y Esposito salieron escopetados tras ella mientras esta marcaba la tecla 1 de su móvil. Al segundo tono, la voz somnolienta de Castle respondió al otro lado de la línea. Una diminuta sonrisa se dibujó en la cara de Beckett mientras decía.
-Buenos días, Castle. ¿Te hace un chapuzón en el Hudson?

*****

Cuando llegaron, la zona estaba siendo inspeccionada por la policía científica. A lo lejos, Kate vio a Lanie, que estaba agachada observando algo que parecía un bulto en el suelo. Debía de ser el cádaver y Kate inspiró profundamente. A pesar del tiempo que llevaba siendo detective de homicidios, aun no se había acostumbrado del todo a los cadáveres y todavía le afectaban las víctimas. Según había oído a veteranos del oficio, con el tiempo se pasaba, aunque Beckett esperaba que eso no le sucediese a ella, ya que le permitía tomarse más en serio cada caso. Porque cada caso la marcaba, era especial en algún sentido. No quería olvidarse de ninguna víctima en cuyo asesinato había tenido que trabajar. No quería volverse “menos humana”. Espiró con fuerza y se acercó hacia donde había más concurrencia de policías.
Lanie alzó la cabeza cuando oyó que se aproximaba.
-Buenos días, detective.
-Buenos días, Lanie.-respondió cordialmente.-¿Qué tenemos?
Lanie depositó con mano experta el brazo de la víctima que estaba sosteniendo.
-Joven caucásico de veintipocos. Presenta contusiones varias en la cabeza y en el torso. Parece que le dieron una buena paliza antes de tirarlo al río.
-¿Causa de la muerte?-preguntó Beckett.
-Ahogamiento. Debía de estar inconsciente cuando se ahogó.
-Al menos no sufrió.-dijo una voz detrás de la detective.
-¡Castle! ¿Cuándo has llegado?-preguntó Kate mientras tomaba el café que este le ofreció.
Sus manos se rozaron durante una fracción de segundo y el corazó de Beckett se aceleró ligeramente. Pequeños detalles como aquel podían mantenerla en vilo durante toda la noche. Por eso debía ser más cuidadosa y evitar el contacto físico con Castle a toda costa. Por su parte, Castle, que seguía absorto observando el cadáver por encima de su hombro, pareció no darse cuenta.
-Acabo de llegar ahora mismo.
-Como iba diciendo,-prosiguió Lanie.- la causa aparente de la muerte es ahogamiento y me arriesgaría a afirmar que murió entre las 12 y las 3 de la mañana, pero todo esto son especulaciones. Sabré más una vez lo lleven a la morgue y pueda estudiarlo de cerca.
Antes de alejarse del lívido cuerpo, Beckett volvió a inspirar profundamente y a espirar despacio, intentando aclararse la mente.
-¿Estás bien?-preguntó Castle, que la había estado observando.
-Sí, estoy perfectamente.-dijo friamente Kate, intentando dibujar una líne de separación entre ellos. No se podía permitir más signos de debilidad cuando estaba cerca de él ya que entorpecería su trabajo.
Se alejó sin siquiera esperarle, dando grandes zancadas hacia donde estaban Ryan y Esposito, pero antes de llegar, Castle la alcanzó y la tomó por el brazo.
-¡Ey! ¿Qué pasa, Kate?-su tono inocente hizo que su semblante se relajara. No tenía derecho a tratarle mal. Tendría que lidiar con su presencia y ser amable con él, aunque le costase concentrarse cuando estaba a su alrededor.
-Nada, de verdad. Estoy bien.-le aseguró con una sonrisa. -Es tan solo que...es tan joven...-Agregó mirando hacia atrás, donde unos médicos forense estaban colocando el cuerpo en una bolsa negra.
-Ya... Es una verdadera pena.
Reanudaron el camino, esta vez juntos y sus manos se rozaron varias veces al andar tan cerca el uno del otro. Y cada vez que sus manos se encontraban, el corazón de Kate se aceleraba de manera que le hacía sonrojarse levemente. Y a cada roce involuntario, Kate deseaba con todo su corazón que su nerviosismo le pasase desapercibido a Castle, no quería confundirle más...

*****

----> He aquí el primer capítulo de mi primer fanfic. Sé que no es muy largo y tampoco es muy bueno, pero nunca había escrito antes... (Sed buenos!!) Espero que os guste y que me hagáis saber si debería continuar con la historia o no. Muchas gracias!!

me gusta mucho esta genial continuaaaaaaaaa por favor

sigueeee

Es muy bueno, sigue!!

Javier y Kevin les estaban esperando. Castle los saludó con un ligero movimiento de cabeza, un movimiento casual, pero Kate pilló a Kevin moviendo los labios de manera sospechosa y asintiendo sin cesar. Beckett se dio la vuelta, para intentar averiguar qué hacían, pero Castle fue más rápido que ella y comenzó a colocarse bien la camisa azul de cuello perfectamente almidonado que, por supuesto, no se había movido ni un pelo. Kate volvió a dejarlo pasar, se quería centrar en el caso.
-Bueno chicos, ¿qué sabemos?
Ryan se aclaró la garganta y comenzó con su perorata:
-Joven inidentificado. Presenta varias contusiones, presuntamente provocadas por una paliza...
-¿Algo más? ¿Quién lo encontró?-preguntó Beckett.
-Una chica que iba haciendo footing. Dice que casi choca con él. Está traumatizada.
Beckett iba asintiendo a cada palabra, pensando en su siguiente paso.
-Vale. Chicos, id preguntando por la zona si alguien vio u oyó algo, si alguien le conocía. Tenemos que averiguar quién es este chico.
-A la orden.-dijeron al unísono.

Beckett y Castle se alejaron de la escena del crimen y se fueron acercando hacia el coche. Kate decidió que no lo iba a dejar pasar, quería saber qué se traían entre manos y Castle era bastante proclive a contar todo.
-Así que...-comenzó como restándole importancia al asunto.-¿Qué era eso de hace un momento?
-¿A qué te refieres?-preguntó con tono inocente.
Kate le miró con cara de “¿en serio vamos a jugar a este juego?”, pero Castle permaneció con su expresión de cachorrito perdido, como si no hubiese roto un plato en su vida.
-¡Venga ya, Castle! ¡Cuéntamelo!-todo intento suyo por permanecer calmada y aparentando indiferencia se fueron al garete. Odiaba ser la única que no estaba al tanto.-¿De qué iba todo eso?
-Te prometo que no sé de qué me hablas.
-Agg...-gruñó ella antes de abrir la puerta del coche.
Castle la siguió, entrando por la puerta del copiloto con una sonrisa traviesa dibujada en la cara. Kate decidió guardar silencio durante todo el viaje de vuelta hacia la comisaría, como castigo por el comportamiento de su compañero. A pesar de ello, a Castle no pareció importarle, ya que se concentró en observar el semblante de ella durante todo el recorrido. Esto tan solo puso más nerviosa a Beckett, quien estuvo a punto de atropellar a un viandante.
Cuando al final consiguieron llegar a la comisaría, Gates les estaba con la impaciencia impresa en la cara.
-Beckett, a mi oficina.-ordenó la potente voz de Gates.
Kate se dirigió sin perder un segundo al despacho de esta y cerró la puerta tras de sí.
-¿Y bien? ¿Algo interesante?
-Hemos encontrado a un joven ahogado en el Hudson. No sabemos quién es, pero parece que le dieron una buena paliza. Ahora mismo están investigando por los alrededores para ver si alguien sabe algo.
-¿Nada más?-inquirió la jefa.
-No, por ahora.-respondió Beckett, a quien no le acababan de gustar los modales de su nueva capitana.-Pero le mantendremos informado, señor.
-Eso espero. Quería comunicarle que nuestra comisaría está siendo observada muy de cerca debido a que se están planteando premiarnos por nuestra buena trayectoria.-anunció con orgullo.-Así que no me gustaría que comenzásemos a decaer justo ahora.
A Beckett aquello le sonó como algo parecido a una amenaza pero se limitó a asentir.
-Claro, señor. No se preocupe.
Antes de añadir nada más de su propia cosecha, Kate se largó rápidamente de allí.
Castle estaba apoyado en el borde de su escritorio jugando con uno de los elefantitos de porcelana que la decoraban. En cuanto oyó cómo se aproxima se apresuró a dejar la figurita donde pertenecía y le inquirió con la mirada.
-Tan sólo quería asegurarse de que nuestro rendimiento no disminuía porque teme perder cierto premio o algo así...-suspiró con pesadez.
Castle bufó con incredulidad y ella rió. A ella le encantaba pasar así los ratos muertos, cuando aún no sabían qué hacer, cuando no tenían nada con lo que trabajar. Castle la relajaba y la hacía distraerse de la presión del trabajo. Pero poco duró el descanso porque poco después le sonó el móvil.
-Beckett.-dijo con tono serio.
Era Esposito.
-Unos uniformados han encontrado la cartera de nuestra víctima, estaba tirada en un contenedor al lado del río. Se llama Tyler Jacobson; 17 años.-le informó Esposito.-¿Llamas tú a sus padres?
-Sí, déjamelo a mi.-contestó Beckett. Prefería hacer ella misma aquellas llamadas, aunque le pesase tener que destrozar a una familia más.
-¿Habéis encontrado algo más?¿Hay testigos?
-Por ahora no hay nada más. Hay un par de mendigos que estaban rondando anoche por la zona. Ryan les está entrevistando.
Kate dio las gracias y se despidió. Colgó un segundo más tarde y vio que Castle la observaba con un interrogante dibujado en el rostro.
-Han identificado al chico.
Castle se limitó a asentir y se alejó de la mesa, dejándole espacio a Beckett para hacer la llamada. Sabía que prefería estar sola en aquellos momentos. Y Kate se lo agradeció con una mirada.

*****

Tras hablar con la familia y citarla en la comisaría, Ryan y Esposito volvieron con más noticias. Según parecía, uno de los vagabundos con los que habían hablado juraba haber visto a Tyler Jacobson rondando por la zona sobre las 8 de la tarde. Aunque no era mucho, era algo con lo que empezar a trabajar.
Kate se dirigió a la pizarra y dibujó una línea de tiempo sobre la que escribió “20:00 PM, Hudson”.
-¿Qué estabas haciendo allí?-masculló Kate para sí misma.
Cuando dejó el rotulador sobre la mesa, vio de reojo cómo Esposito le pasaba a Castle un fajo de billetes y este se lo guardaba en el bolsillo interior de la americana.
-¿No estaréis apostando otra vez?-el odio que destilaba el tono de Kate les hizo acobardarse. Tan solo Castle permaneció impertérrito y sonriente. Detrás suyo, Ryan y Esposito se dieron un codazo mutuamente.
Rick abrió la boca para contestarle pero, de nuevo, sonó el teléfono de Beckett. Era su padre.
-¡Katie!
-¿Papá? ¿Qué pasa? ¿Estás bien?-la urgencia de su voz hizo reír a Jim Beckett estruendosamente.
-Jaja, sí hija, todo va perfectamente.-afirmó. El ceño de Kate se relajó.
-Entonces, ¿qué ocurre?-inquirió.
-Nada, tan solo quería preguntarte si querías almorzar conmigo mañana.
-Papá, estoy trabajando. ¿No me podrías haber llamado más tarde?
-Sí, supongo que sí. Pero como se trata de una ocasión especial, me apetecía proponértelo ahora.
-¿Qué ocasión especial?-el tono confuso de Kate volvió a hacer reír a su padre.
-Ay, temía que se te hubiese olvidado con lo ocupada que estás en el trabajo...-suspiró.-De verdad que no sé qué voy a hacer contigo...
Kate repasó mentalmente las próximas fechas, intentando recordar aniversarios, cumpleaños, santos... Miró el calendario que descansaba sobre su escritorio y vio que ya estaban en abril; y cayó en la cuenta.
-Es tu cumpleaños.-sentenció Jim Beckett.
-Es mi cumpleaños.-susurró Beckett.
No oyó nada más, porque se dio la vuelta para volver a pillar in fraganti a Esposito, Ryan y Castle, quien se habían colocado en un corrillo y no paraban de cotorrear como colegialas. Apenas se despidió de su padre con un “Luego te llamo.” se dirigió hecha una furia hacia el grupo, que no se dio cuenta de que había colgado el teléfono y seguía ensimismado en lo que Dios quisiera que estuviesen tramando. Kate agarró con fuerza la oreja de Castle y tronó:
-Más os vale dejar lo que sea que estéis haciendo. Como hagáis algo por mi cumpleaños os juro que os arrepentiréis.-su voz se había convertido en un siseo furioso.-¡Y ahora a trabajar!
Se alejó de ellos sin mirar atrás, por lo que no pudo ver cómo Castle, mientras se frotaba la dolorida oreja, sonreía a sus compañeros y susurraba:
-Le va a encantar.

*****

---> Espero que os halla gustado y que sigáis comentando. No sé si os aburrirá lo que es el caso en sí pero no quería escribir un fanfic que tratase tan solo de Caskett. ¿Qué os parece? ¿Debería continuar? Por favor comentad con vuestras opiniones y sugerencias. Muchas gracias, chicos!
(PD.: gracias a todos los que comentásteis que os gustó el primer capítulo. Me hicisteis muy feliz)

uuuii ke interessanteee
sigueee

muy emocionante magnifico capitulo


gracias por subir

Está muy bien, y sobre lo de no escribir sólo de Caskett, por mí perfecto!

Sigue pronto!

Me han gustado un montón los dos capítulos. De verdad, espero que continúes, que si no me da algo.

Genial!!! Estoy intrigadísima con lo que tramen esos tres. Puede ser cualquier cosa si Castle está al mando, confiemos en ellos ( y en ti claro). Gracias

Gracias a todos por vuestros comentarios. Me animáis a seguir y me encanta que os guste la historia. Seguid comentando, opinando y haciendo sugerencias. Sois los mejores! Muchas gracias (ESPERO QUE OS GUSTE EL CAP.)

Capítulo 3.

Castle corrió tras ella y la tomó por el brazo para detenerla.
-Venga, Kate, no te enfades.-dijo tiernamente tirando levemente de su mano al ver que se resistía.
Ya fuese por el contacto o por la proximidad, Kate se quedó en blanco y el sarcasmo que tenía preparado se le quedó en la punta de la lengua. Se soltó de su mano y ladeó la cabeza regañándole con la mirada.
-Castle, tengo mucho trabajo que hacer.-suspiró cansinamente.-No tengo tiempo para tus tonterías.
Los ojos de Castle se entrecerraron levemente y soltó un ligero bufido que Kate interpretó como indignación. Su comentario le había ofendido, aunque el escritor intentó hacerse el loco cambiando de tema.
-Bueno, pues pongámonos manos a la obra.-sentenció con fingida jovialidad. La actuación no era su fuerte.-¿Cuál es nuestro siguiente paso?
-Pensaba ir a ver a Lanie a la morgue a ver qué había descubierto. ¿Te apuntas?-preguntó con una sonrisa.
-Claro, compañera.
Cogieron sus abrigos y se dirigieron al garaje. En el ascensor, ninguno de los dos pronunció palabra. Kate se sentía mal, pero no lo suficiente como para preocuparse porque hubiese herido el ego de Rick. “Un poco de mano dura no le vendrá mal”.
Ya en el coche patrulla, Kate intentó entablar conversación con él, pero este no estaba por la labor. “Tal vez me haya pasado. En realidad ni si quiera sabías lo que tenía en mente.”
-Castle, siento haber sido brusca contigo.-le miró de reojo mientras lo decía y observó cómo se removía incómodo en el asiento.-De veras, estoy muy ocupada.
Viendo que ni si quiera con esas Castle se conformaba, prosiguió con la disculpa.
-Si te hace sentir mejor...-comenzó la detective.
-¿Sí?-inquirió rápidamente él. Cualquier signo pasado de enfado desaparecido en un instante.
Kate le miró con cara de incredulidad y agregó:
-Nada, olvídalo.-se retractó.
Ambos estuvieron en silencio el resto del trayecto, aunque Kate creyó atisbar una sonrisa en el rostro de su compañero.

*****

Cuando llegaron a la morgue, Lanie les esperaba con nueva información sobre el caso. Castle sujetó la puerta del laboratorio para dejar pasar a Kate y, con el movimiento, todo el aire quedó impregnado por la colonia de este, que volvió a dejar en blanco la mente de Beckett.
-Eh... gracias.-dijo con un hilo de voz.
Castle se limitó a inclinarse y a quitarse un sombrero imaginario. Kate rió e intentó concentrarse en lo que había ido a hacer allí. “Bien. Céntrate. El caso.”
-Se os echaba de menos.-saludó Lanie, que estaba ocupada leyendo unos papeles.
-¿Has descubierto algo nuevo?-preguntó Kate.
-¡Vaya! Alguien tiene prisa...-dijo la doctora.
-No, perdona. Tan solo tengo ansias de comenzar a trabajar en este caso.-se disculpó la detective.
Lanie dejó los papeles con los que estaba trabajando y se acercó a donde descansaba el cuerpo de Tyler Jacobson.
-Tengo muchas cosas que contaros...-comenzó.
Kate y Castle esperaron pacientes a que continuase pero Lanie se entretuvo con su teléfono, que acababa de sonar. Ambos se miraron sorprendidos cuando esta comenzó a reír nerviosamente y a enroscarse un dedo en uno de los rizos de su cabello cual colegiala. Castle se aclaró la garganta y la doctora Parish se enderezó y depositó con serenidad el móvil en su escritorio. Disimulando una sonrisa, continuó con su discurso.
-Como iba diciendo, he encontrado varias cosas que creo os servirán de ayuda en la investigación. Para empezar, como había predicho, murió por ahogamiento, aunque los golpes que recibió fueron tan fuertes que le dejaron inconsciente.
Beckett fue asintiendo impacientemente. Quería oír algo que no supiese ya. Quería dejar de estar atenta de cada paso que daba Castle...
-Tambié puedo afirmar que los golpes que recibió los produjeron con algún objeto contundente...Algo así como un bate metálico o una barra de hierro. El cuerpo presenta contusiones en el torso, en las piernas... Además, presenta hemorragias internas causadas por la potencia de los golpes...-cada dos por tres la doctora se daba la vuelta y comprobaba con ansiedad cómo una luz intermitente brillaba en la pantalla de su móvil.
-¡Lanie!-le apremió Beckett.-Si es tan importante lo que tienes que hacer, podemos volver más tarde, en serio.
Castle estaba sorprendido tanto por el carácter rudo de Kate, nada propio en ella (especialmente cuando se trataba de su amiga) como por la poca atención que estaba poniendo Lanie en el caso.
Lanie se disculpó y prosiguió con su exposición.
-Me ha llamado la atención encontrar restos de Rohipnol en la víctima...
Castle la interrumpió al segundo.
-¿Rohipnol?¿No es esa la droga que se usa en las violaciones?-su desconcierto era patente en el tono de su voz.
-Exacto.-continuó Lanie.-Y aun así, la víctima no sufrió abusos sexuales.
-¡Qué extraño!-declaró Kate, quien se acercó más al lívido cuerpo como si fuese a hablarle.
Tanto Lanie como Castle asintieron imperceptiblemente, de acuerdo con su compañera. Lanie tomó unos papeles que descansaban sobre una de las camillas vacías de la habitación y leyó:
-También hemos encontrado restos de tierra y lo que parece ser ADN del agresor, ya que no se corresponde con el de la víctima. Podemos intentar averiguar a quién pertenece la muestra, pero llevará un tiempo.
-Vale. Avísanos si averiguas algo más.-se despidió Kate.-Vamos, Castle.
El aludido fue sorprendido por la doctora mientras intentaba averiguar por encima de su hombro con quién chateaba tan entusiasmadamente, pero Lanie fue más rápida y se guardó el teléfono en la bata al tiempo que la cara del escritor se transformaba en una mueca de derrota.

*****
Ya de vuelta en la comisaría, Beckett puso al corriente a sus compañeros de la nueva información obtenida acerca de la víctima. Tanto Ryan como Esposito tomaron notas de las órdenes de Beckett.
-Id a hablar con los padres de Tyler a ver si saben de alguien cercano al chico que estuviese involucrado en el mundo de las drogas. Castle y yo acudiremos a su instituto para hablar con sus amigos y profesores.
-De acuerdo.
-Llamadme si encontráis algo nuevo.-ordenó Kate.
Ryan salió disparado hacia su mesa para coger las llaves del coche patrulla y encaminarse a desempeñar su labor. En cambio, Esposito, se quedó rezagado. Estaba absorto mirando algo en su BlackBerry.
-Espo, ¿vienes?-preguntó Ryan, confuso.
Esposito despertó de su ensimismamiento y miró a su alrededor, confuso.
-Sí, claro.-dijo.- Vamos, compadre.
Kate le observó, extrañada, mientras seguía, unos pasos por detrás, a su amigo. “Tendré que preguntarle a Lanie...”
Cuando volvió a su mesa, Kate descubrió una taza de café en el borde de la misma y sonrió sin darse cuenta. Alzó la vista y vio cómo Castle estaba apuntando los nuevos datos obtenidos en la pizarra blanca, que permanecía casi intacta. Le gustaba cuando Castle se tomaba en serio el trabajo y se comportaba como un verdadero poli. “Es tan mono...” Kate suspiró instintivamente y Castle se dio la vuelta, sorprendido.
-Toma,-dijo con una sonrisa.- te he hecho un café.
Cogió la taza despreocupadamente sin tener en cuenta que el líquido aun estaba muy caliente, de manera que se quemó los dedos. Como acto reflejo, dejó caer la taza sobre el parqué y el líquido se desperdigó por todas partes, ensuciando los zapatos de ambos; La taza se rompió en mil pedazos. Kate sonrió, a su pesar y se agachó para recoger los trozos de cerámica que estaban dispersos por el suelo. A su vez, Castle hizo lo propio, por lo que sus manos se encontraron mientras trataban de limpiar aquel estropicio.
-Perdona... yo... soy un torpe.-se disculpó Rick.
-No te preocupes, Castle.-susurró ella.-Ha sido un accidente.
La mirada de ambos se encontró y la cercanía del rostro de Castle, hizo que Kate se alejase levemente. Castle volvió a pedir disculpas con la mirada y Kate se sintió un poco culpable por tratarle de aquella forma, pero no creía ser capaz de estar tan cerca de él sin cometer alguna estupidez. El aroma de Rick le aturdía y mareaba. Kate sacudió la cabeza para aclararse la mente y, un segundo después volvió a retomar la limpieza. Escritor y detective trabajaron en silencio, recogiendo con las manos desnudas todos los pedacitos restantes de la taza. En uno de estos movimientos, Kate se cortó la yema de uno de sus dedos con el borde afilado de un pedacito de porcelana.
-¡Ay! ¡Maldita sea1-farfulló.
Inconscientemente, Rick tomó la mano de Kate y se llevó el dedo sangrante a la boca. Kate jadeó insonoramente y su corazón se paró durante una fracción de segundo. Castle no se había dado cuenta de la expresión de la detective y, cuando alzó la vista, se apartó rápidamente la mano de la boca, aunque no la soltó...

*****

impresionante continua no lo dejes a si por favor

sigueee

GENIAL =)

Continualo, muy bueno!!!

Gracias de nuevo a todos los que comentan y me incitan a continuar con el fic! Espero que os guste este capítulo porque me había quedado atascada y he salido del paso como he podido! ya tengo pensado cómo va a seguir la historia (al menos el siguiente cap.) aunque me gustaría que me dejaseis vuestros comentarios, sugerencias, etc! Sois los mejores, en serio! muchas gracias por leer mi fic!

Capítulo 4

Su corazón comenzó a latir salvajemente. Kate retiró rápidamente su mano con rudeza, dejando las de Castle vacías y desmadejadas.
Era incapaz de articular palabra, se irguió y carraspeó fuertemente mientras despositaba todos los pedacitos de la taza que aún tenía en el hueco de su mano en la basura. Comprobó que nadie hubiese estado atento a la escena que acababa de tener lugar y se dirigió hacia el lavabo.
Una vez allí, tuvo que respirar hondo unas cuantas veces hasta que el latido de su corazón volvió a ser regular. Tras unos minutos, se miró al espejo y susurró:
-Tú puedes.

Cuando salió, vio que Castle ya se había desecho de los trozos restantes de lo que hasta hacía un momento había sido su taza favorita. Estaba sentado en el borde de su mesa, aparentemente absorto con el Angry Birds de su iPhone. Kate se sintió fatal por el modo en el que le había tratado y deseó con todas sus fuerzas que adjudicase su hosquedad a algún desajuste hormonal o tan solo a que estaba teniendo un mal día. No quería que se relación se viese perjudicada por su falta de tacto.

-Castle...-comenzó ella.
-No pasa nada.-dijo él, seco. Guardó su móvil en el bolsillo de su chaqueta-¿Vamos a ir al instituto de Tyler o no?
-He pensado...-dijo Kate, mientras comprobaba la hora en su reloj.-que podíamos dejarlo para mañana. Es bastante probable que ya hayan acabado las clases y me gustaría interrogar a todos el mismo día.
Castle asintió sin mediar palabra.
-¿Te parece bien?-agregó en un intento de levantarle la moral. Quería hacerle ver que su repentino cambio de planes no tenía que ver con el pequeño “incidente” que acababa de producirse.
Aun así, Castle fingió indiferencia y se encogió de hombros.
-A mi me da igual. Tú eres la jefa.
Y sin esperar respuesta alguna, se dio la vuelta y se encaminó hacia el ascensor. Beckett esperaba que se volviese con una sonrisa y todo quedase en un pequeño malentendido, pero no fue así. Desapareció tras las puertas del ascensor y Kate susurró un “hasta mañana” que nadie pudo oír.

Beckett optó por quedarse en la comisaría para ponerse al día con el papeleo atrasado ya que no le apetecía volver a su casa y darle más vueltas al asunto de Castle. Tras unas horas, Kevin y Esposito volvieron de hablar con los padres de la víctima sin mucho que contar. Al parecer, no tenían ni idea de quién podría haber involucrado a Tyler en el mundo de las drogas; y tampoco tenían nada nuevo que aportar.
Kate, algo decepcionada, optó por volver a mirar el informe de la forense. Buscó entre sus papeles y no lo encontró. “Juraría habérselo pasado a Javi” pensó.

-¡Espo!-llamó, sin obtener respuesta. Cuando se dio la vuelta para ver dónde se había metido su compañero lo encontró ahí mismo, demasiado ocupado con su móvil como para atender al resto del mundo.
Cuando al fin consiguió hacerle despegar la vista del dispositivo mediante señas y gestos, le preguntó por los archivos.

-Se los dejé antes a Castle.-dijo, extrañado.-Me lo encontré en la puerta y pensaba que ibáis a ir a lo del instituto juntos.

Kate asintió imperceptiblemente. “Sí, y yo...”. Ahora se debatía entre si ir a su casa a por los documentos en ese mismo instante o esperarse hasta la mañana siguiente para continuar con el caso. Comprobó la hora; eran las 19:15. No demasiado tarde como para parecer maleducada presentándose en su loft. “Debería llamarle” pensó mientras cogía el móvil y presionaba la tecla 1. Se dio la vuelta mientras esperaba que Castle contestase el teléfono para evitar las miradas curiosas de Javi. No quería tener público.

-Beckett.-contestó una ruda voz al otro lado de la línea. Kate se sorprendió del cambio radical que había sufrido su tono desde hacía unas horas antes.
-Hola, Castle.-saludó Kate, tímidamente. Se arrepentía de no haber esperado a la mañana siguiente para conseguir aquellos malditos archivos.-Llamaba para ver si me podía pasar por tu casa para recoger los documentos del caso de Tyler Jacobson.

Se hizo un silencio prolongado al otro lado de la línea, tan solo interrumpido por la fuerte respiración del escritor.
-¿Tiene que ser ahora?-preguntó con tono cortante. Kate frunció el ceño ante su mala educación.
-No.-respondió tajante, Kate.-Si te viene mal puedo esperar hasta mañana. Siento haberte molest...
Se disponía a colgar cuando Castle la interrumpió.
-No.-negó Castle.-Está bien. Puedes venir ahora.

Kate, confusa, dudó un instante. No sabía si era buena idea acercarse a verle cuando estaba de tan mal humor. Pero a la vez quería arreglar la situación con él, no quería alargar su enfado. Pasaron los segundos en silencio mientras Kate tomaba una decisión. Los pros vencieron a los contras.
-De acuerdo.-resolvió Beckett.-Estaré allí en un rato.
Oyó cómo Castle se despegaba el teléfono de la oreja.
-Y Rick,-agregó Kate antes de que colgase.-...gracias. Se oyó un suspiro al otro lado de la línea.
-Está bien.-concluyó Castle. Y colgó.

Kate se quedó con el teléfono pegado a la oreja, intentando discernir si había sido buena idea o no el llamarle. Poco podía hacer ya. “A lo hecho, pecho”, pensó con amargura. Se estiró para coger de nuevo la gabardina y las llaves del coche y, cuando se fue a despedir de Esposito, que un segundo antes había estado tras ella, vio que se había ido sin avisar.

A la media hora, Beckett se encontraba bloqueada en un atasco, incapaz de volver por donde había venido o de avanzar. Miró el reloj, enfurecida. Como si no fuera suficiente, ahora iba a llegar tarde e iba a quedar como una idiota. Golpeó con fuerza el asiento con la parte de atrás de su cabeza, indignada.

De repente, como una señal divina, vio cómo una joven se escabullía dentro de la cabina de su coche aparcado y se disponía a salir de allí. Beckett vio su oportunidad y metió el morro de su vehículo, impidiendo el paso de otros conductores. Esa plaza tenía que ser suya. Andaría el resto del camino a casa de Castle si hiciese falta, pero no podía permitirse perder más tiempo. La joven del coche entrevió sus intenciones y la ayudó a llevar a cabo sus propósitos, permitiéndole colocarse tras ella aun cuando todavía no había abandonado la plaza del todo. Kate le sonrió y le agradeció el gesto con la mano. “Una buena samaritana.” pensó.

En cuanto aparcó el coche, salió pitando del lugar, en dirección al loft del escritor. Como parecía que la gente no estaba por la labor de dejarla pasar optó por dar algún que otro empujón para llegar a su destino. Beckett consiguió, a duras penas, recorrer el trayecto restante corriendo por las atestadas calles de Nueva York, de manera que, cuando al fin llegó al portal del edificio de Castle, estaba sudada y con el pelo pegado a las sienes. El portero, que la reconoció de otras veces que había ido allí con el escritor, la saludó un tanto sorprendido por su aspecto descuidado. Kate, que notó el gesto, optó por tomar el ascensor para tener unos segundos para ella misma y poder acicalarse un poco. Sacó de su bolso un pequeño pintalabios que llevaba para situaciones “descontroladas” como aquella y se recogió el pelo en un moño de manera que no pareciese tan desaliñada. Se miró con desgana y salió del ascensor. Cuando llegó a la puerta de Castle, un escalofrío le recorrió toda la espalda. Su mano indecisa golpeó con los nudillos la magnífica puerta de roble. Esperó unos segundos, oyó cómo unos pasos se acercaban... Y un impresionantemente bien vestido y acicalado Castle le abrió la puerta. Parecía recién salido de un anuncio de perfumes y Kate se sintió un poco fuera de lugar. Evidentemente, tenía pensado salir y le acababa de reventar el plan gracias a su egoísmo.

-Hola.-saludó ella.
-Beckett.-se limitó a decir. Se apartó de la puerta y la dejó pasar.

Kate entró decidida. Anduvo hasta el centro del salón y le encaró. No quería que la situación continuase así. Debía confesarle que lo que le pasaba no tenía nada que ver con él, sino con sus sentimientos. Sentimientos indefinidos que no era capaz de manejar. Sentimientos encontrados, que le decían por una parte que se lanzase a la aventura y diese paso a la pasión y otros más lógicos y racionales que la instaban a permanecer como la profesional que era y se olvidase del resto. Había tomado una decisión. Estaba dispuesta a ser franca con Castle de una vez por todas, no iba a perder más tiempo.
-Castle, yo...-su voz tembló ligeramente. Tomó aire.-yo...

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GENIAL CAPITULOOOOOOOOOOOOOOOOO

Me encanto el fic... Espero que continúes pronto.

Te digo la verdad estaba dudando en leer el fic, pero una vez que empece me encanto. No me arrepiento de haberlo leído escribes muy lindo.

como ya te dije espero que continúes pronto:D

sigueeee

¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡MÁÁÁÁÁÁÁÁÁÁÁÁS!!!!!!!!!!!!!!!!

Buen capi pero que nadie toque la puerta, ya estoy teniendo pesadillas con las interupciones..

Continúalo pronto!