(+18) Amo del Universo - ÚLTIMOS CAPÍTULOS Y EPÍLOGO
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Re: (+18) Amo del Universo - ÚLTIMOS CAPÍTULOS Y EPÍLOGO
Delta5 escribió:Entonces voy a tener que dejarlo de leer, que pena con lo que me gustaba.
Si claro a ti te pasa como a mi NO LLEGAMOS A LA EDAD, ja, ja, ja.
Pues nada a transgredir las normas y leerlo aunque sea en el móvil que voy camino de casa. Hoy después de currar necesito un buen "entretenimiento".
Luego comento, aunque quizás necesite primero una ducha fría o una buena compañía, quien sabe.
Re: (+18) Amo del Universo - ÚLTIMOS CAPÍTULOS Y EPÍLOGO
Ya sabes que contra mayor eres, más niño te vuelves, jajaja. De todas formas María lo detalla con un realismo que...
Delta5- Escritor - Policia
- Mensajes : 10286
Fecha de inscripción : 30/07/2012
Localización : Ciudadano del Mundo
Re: (+18) Amo del Universo - ÚLTIMOS CAPÍTULOS Y EPÍLOGO
Dios, que calor!!! jajajajajajajaj
Ange- Ayudante de policia
- Mensajes : 83
Fecha de inscripción : 14/09/2011
Re: (+18) Amo del Universo - ÚLTIMOS CAPÍTULOS Y EPÍLOGO
Bueno vayamos por partes.
- ¿Como eres capaz de escribir este pedazo de capitulo mientras estabas estudiando?
- Creo que con el camino que esta tomando tu historia los comentarios nuestros tampoco van a ser actos para menores.
- El capitulo, largo pero corto, creo que me entendereis. Nos tienes durante todas las lineas pendientes de esa conversacion, viendo como Kate lucha contra sus instintos mas primarios, una lucha entre lo racional y lo irracional, creo que hasta nosotr@s nos hemos metido en ese reservado y asitido a esa lucha dialectica.
- Lo del vino y las fresas ha sido EROTICO a mas no poder. Beckett se tiene que haber derretido mas que el chocolate
- ¿En serio le ha mandado "Historias de O"?. La mayoria no conocereis ni la novela ni la pelicula pero os puedo asegurar que la pelicula es DEMASIADO FUERTE, no me estraña que Kate este asustada. Ahora la gente se queda hablando de "50 sombras ..." y las secuelas, pero eso si que era literatura erotica DURA, DURA.
- Y por ultimo, entre tu que nos dejas el final del capitulo con los dos dirigiendose a casa de Castle con el vino, y los Sneak Peek del capitulo del Lunes en este foro va a acabar
Como siempre GRACIAS por entertenernos.
- ¿Como eres capaz de escribir este pedazo de capitulo mientras estabas estudiando?
- Creo que con el camino que esta tomando tu historia los comentarios nuestros tampoco van a ser actos para menores.
- El capitulo, largo pero corto, creo que me entendereis. Nos tienes durante todas las lineas pendientes de esa conversacion, viendo como Kate lucha contra sus instintos mas primarios, una lucha entre lo racional y lo irracional, creo que hasta nosotr@s nos hemos metido en ese reservado y asitido a esa lucha dialectica.
- Lo del vino y las fresas ha sido EROTICO a mas no poder. Beckett se tiene que haber derretido mas que el chocolate
- ¿En serio le ha mandado "Historias de O"?. La mayoria no conocereis ni la novela ni la pelicula pero os puedo asegurar que la pelicula es DEMASIADO FUERTE, no me estraña que Kate este asustada. Ahora la gente se queda hablando de "50 sombras ..." y las secuelas, pero eso si que era literatura erotica DURA, DURA.
- Y por ultimo, entre tu que nos dejas el final del capitulo con los dos dirigiendose a casa de Castle con el vino, y los Sneak Peek del capitulo del Lunes en este foro va a acabar
Como siempre GRACIAS por entertenernos.
Re: (+18) Amo del Universo - ÚLTIMOS CAPÍTULOS Y EPÍLOGO
No puedo decir nada que no te hayan dicho ya por aquí, así que sigue por favor!
Re: (+18) Amo del Universo - ÚLTIMOS CAPÍTULOS Y EPÍLOGO
Como siempre increíble! Se empieza a poner mas interesante, si es posible!
Sigue pronto
Sigue pronto
forever23- As del póker
- Mensajes : 382
Fecha de inscripción : 09/09/2012
Edad : 32
Localización : Bilbao
Re: (+18) Amo del Universo - ÚLTIMOS CAPÍTULOS Y EPÍLOGO
Hace tiempo que me he acostumbrado a que lo que escribas sea brillante, y eso tiene un problema y es que siempre esperas algo tan bueno como lo que has leído hasta el momento. Sin duda tú consigues superar con cada historia mis expectativas, y con esta la has superado y con creces.
Este capítulo me ha fascinado, es increíble como puedes llegar a transportarme hasta la situación que estás describiendo, como no escatimas en detalles.
Creí que Beckett sería mas reticente a aceptar la propuesta de Castle, pero se ve que la atracción y la curiosidad pueden con ella.
Espero con muchas ganas el siguiente capítulo y que me vuelvas a sorprender
Este capítulo me ha fascinado, es increíble como puedes llegar a transportarme hasta la situación que estás describiendo, como no escatimas en detalles.
Creí que Beckett sería mas reticente a aceptar la propuesta de Castle, pero se ve que la atracción y la curiosidad pueden con ella.
Espero con muchas ganas el siguiente capítulo y que me vuelvas a sorprender
______________________
Castlet: What happens if you don’t like what you see?
Beckett: What happens if you don’t let me look?
Re: (+18) Amo del Universo - ÚLTIMOS CAPÍTULOS Y EPÍLOGO
diooosss sigueeee
castle&beckett..cris- Escritor - Policia
- Mensajes : 5471
Fecha de inscripción : 20/03/2011
Edad : 33
Localización : Menorca..I LOVE NEW YORK..NYPD..RICK CASTLE & KATE BECKETT
Re: (+18) Amo del Universo - ÚLTIMOS CAPÍTULOS Y EPÍLOGO
Haces que cada dia este mas enganchada a ste fic... Muy bueno, spero que continues pronto
N.VLC- Escritor novato
- Mensajes : 25
Fecha de inscripción : 14/01/2013
Re: (+18) Amo del Universo - ÚLTIMOS CAPÍTULOS Y EPÍLOGO
Ya se que no tengo edad para tu fic, pero... ¿cuando vas a seguir? ¿eh? ¿eh? este y los otros dos....
Espero que ya estes recuperada.
Espero que ya estes recuperada.
Anver- Policia de homicidios
- Mensajes : 711
Fecha de inscripción : 14/06/2012
Localización : Madrid
Re: (+18) Amo del Universo - ÚLTIMOS CAPÍTULOS Y EPÍLOGO
Esto... quien se espere un capítulo super HOT creo que se va a llevar una gran decepción, he preferido hacer algo... más real. A ver que os parece.
-Respira Kate –sonrió. No le contesté, miré fijamente el semáforo en rojo, contando mentalmente los segundos, uno, dos, tres, cuatro… sentía que iba a estallar. Cerré los ojos con fuerza cuando sentí como colocaba su mano en mi muslo; trazó un lento recorrido con la yema de los dedos, hasta mi rodilla y volvió a subir, adentrándose en el borde de mi vestido.
-Por favor, para –odié mi tono de súplica y su mirada, arrogante. Cinco… seis… siete… el semáforo pareció atender a mis ruegos y Richard arrancó, dándome un respiro, aunque el fuego que había dejado en mi piel siguió allí, abrasador.
Durante el resto del trayecto no dijo ninguna palabra, ni tampoco habló en el ascensor. Se mantuvo distante, frío, como si se hubiera olvidado de que yo estaba allí, pero aquello no me preocupó. Sabía muy bien a que jugaba, quería volverme loca, darme esos pequeños adelantos y dejarme con ganas de más, torturarme, quería oírme suplicar de nuevo, pero esta vez no iba a ceder. Richard abrió la puerta y se hizo a un lado, dejándome pasar primero. Su apartamento era un loft, grande, luminoso, moderno, no me sorprendió en absoluto, era un loft para un escritor de éxito, muy acorde a su forma de vida. Hubo un objeto que atrajo mi atención entre las obras de arte y las esculturas, un piano. En cierto modo me recordaba a él, frío y soberbio, pues, aunque estuviera situado en una esquina de la casa, atraía la mirada de cualquiera. Con él, cualquier cuadro perdía su importancia. Me acerqué y acaricié las teclas, noté que estaba nuevo, como si nadie lo hubiera tocado nunca.
-¿Tocas? –preguntó. Negué con la cabeza, alejándome del instrumento.
-Lo intenté de niña, pero era un desastre, me pasé a la guitarra. ¿Y tú?
-No.
-¿Y por qué lo compraste?
-Me pasó lo mismo que a ti –repuso –atrajo mi mirada nada más verlo. ¿Vamos?
Me tomó suavemente de los hombros y me llevó hasta la cocina. Me apoyé en la barra de desayunos, observando como él cogía una copa. Tomó la botella de vino que había pedido en el restaurante y me tendió la mano. Un escalofrío me recorrió todo el cuerpo cuando la acepté y empecé a subir las escaleras.
-Respira Kate –repitió mientras que me guiaba por el pasillo. Traté de sonreír, mostrarme firme y seductora, tal como hubiera hecho con cualquier otro hombre, pero algo superior a mi voluntad me lo impedía. Sentía como poco a poco mis piernas se iban haciendo de gelatina, costándome cada vez más dar un paso -. Esa puerta de ahí –señaló una situada a mi izquierda –es un dormitorio; si en cualquier momento necesitas alejarte de mí sólo tienes que entrar y cerrar la puerta, no tiene cerradura ni pestillo, pero no tienes de que preocuparte, jamás entraré ahí sin tu permiso.
Asentí, sin ser consciente aún de lo que intentaba decirme con aquello. Me llevó hasta una puerta situada al final del pasillo y se colocó detrás de mí; dejó la botella y la copa en el suelo y posó suavemente sus manos en mis hombros, apretando con delicadeza. De nuevo sentí ese escalofrío, ese pánico que ponía mis cinco sentidos en alerta y me exigía echar a correr, pero por alguna extraña razón sus manos en mis hombros me impedían obedecer a mi instinto, aquel gesto, tan sutil me tranquilizaba, aunque supiera que cuando cruzase esa puerta sus manos se transformarían en otras, unas firmes, autoritarias, frías... las manos de un amo.
-¿Quieres entrar? –preguntó en voz baja, sin soltarme.
-¿Debería? –respondí en un susurro.
-¿Confías en mí? –me di la vuelta lentamente, obligándome a mí misma a enfrentarme con esos ojos azules.
-Sí.
Se inclinó y tomó mi rostro entre sus manos, apretando sus labios contra los míos. El beso, lento, sensual, se tornó agresivo cuando mordió fuertemente mi labio y adentró su lengua en mi boca, con firmeza, mientras que sus dedos se aferraban a mi pelo y su cuerpo me apretaba contra la puerta. Podría parecer sólo un beso apasionado, pero era mucho más; aquel gesto era una muestra más de su espíritu dominante. Sentí como me faltaba el aliento, pero no se alejó, no hasta que él también necesitó tomar aire. Noté la erección a través de sus vaqueros, traté de llevar mi mano hasta allí, recuperar algo de control, pero me lo impidió, sujetándome.
En el pasillo sólo se oía nuestra respiración, jadeante, ahogada. A tientas buscó el pomo de la puerta y abrió, obligándome a caminar de espaldas, hasta que noté como mis piernas topaban con un mueble. Aparté la mirada, decidida a enfrentarme a aquella habitación y durante unos segundos me quedé sin aliento. Richard salió a recuperar el vino y la copa, olvidadas en el pasillo y después cerró la puerta. Se alejó de mí y se sentó en un sillón de piel, beige, mirándome con atención, esperando a que reaccionara.
La habitación que se me presentaba era mucho menos horrible de lo que me había imaginado, y a la vez, más excitante e inquietante que la que había visto en mis sueños. Las paredes estaban pintadas de color burdeos y en una de ellas había una gran cruz en aspa, con grilletes en cada extremo. Tomé uno de estos, notando como el interior estaba forrado con un suave plumón, de color negro. Aliviaba el roce del frío metal pero enseguida comprobé como la pluma tenía otra utilidad, al provocar cosquillas en la piel, excitándola aún más, como si el hecho de estar atada no fuese suficiente. Me alejé de la cruz y me acerqué a una gran mesa de madera, cuadrada, con la superficie forrada del mismo plumón, también con grilletes en las esquinas. Me pregunté qué sentiría al estar ahí atada; me estremecí, y esta vez el pánico no tuvo nada que ver. En una esquina había una estructura que reconocí como un columpio y unos pasos más allá, del techo colgaba un gran gancho; pude comprobar cómo el gancho se movía mediante una polea, pudiendo ajustarse la altura. De nuevo me invadió el miedo, al preguntarme cómo podría defenderme si Richard me sujetaba ahí y lo subía hasta el techo. Mi cuerpo no lo soportaría… me dije a mí misma que él jamás haría eso, no me haría daño, al menos no demasiado… yo marcaría los límites…
Me volví, esperando a que se animara a decirme algo, pero no habló. Seguía en el sillón de piel, atravesándome con la mirada, pero sin intervenir. Me acerqué a él y al mueble con el que antes había tropezado. Era una cómoda, antigua, posiblemente del siglo XVII. Sobre ella, elegantemente ordenados había una gran variedad de látigos, fustas, paletas y otros instrumentos. Cogí una de las fustas y la observé con detenimiento, larga, negra, delgada, terminando en un pequeño rectángulo plano, no parecía muy temible, pero sabía muy bien que con eso Richard podía causar dolor, como también sabía que la usaría conmigo.
-¿Vas a pegarme con esto? –pregunté al fin, rompiendo el largo silencio. En mi tono de voz había cierta arrogancia, de algún modo era mi forma de rebelarme ante aquella situación, situación que yo misma había aceptado.
-Sólo si tú quieres –respondió con frialdad.
-¿Por qué iba a querer?
-¿Por qué estás aquí? –repuso con tranquilidad, levantándose. Tomó la fusta y sonrió, extendiendo la mano, pidiéndome que yo hiciera lo mismo, desafiante. Tal vez por orgullo, o quizás porque quería obedecerle hice lo que me pidió y cerré los ojos.
Fue más rápido de lo que me esperaba. En unos segundos la fusta me acariciaba la mano, se alejaba y chocaba con fuerza, resonando en la habitación. Automáticamente retiré el brazo, temiendo un nuevo golpe.
-Abre los ojos, Kate –abrí los ojos pero sin mirarlo, centrándome en la huella roja que la fusta había dejado en mi mano. No había sido muy doloroso, tampoco agradable, pero podría haber sido peor. Richard tomó con cuidado la mano herida y la acarició, contemplándola como si fuera una obra de arte –mira esto… -susurró –mira como la piel enrojece, como se calienta y se vuelve más sensible ante cualquier roce… es hermoso, ¿no crees?
No supe contestar. Sólo había sido un azote, un simple azote en la palma de la mano pero dentro de mí habían nacido mil sensaciones distintas, algunas horribles, esas que me decían que le diera un bofetón y saliera de esa habitación, pero también existían otras, las que me aceleraban el corazón y humedecían lo más íntimo de mi cuerpo y todo por ese pequeño gesto. Me sorprendí a mí misma mordiéndome el labio al pensar como sería sentir esa fusta en el resto de mi piel…
-Lo sé –dijo sacándome de mis pensamientos, alcé la mirada –es abrumador, intenso. Y podría serlo mucho más, muchísimo más, preciosa.
-Richard…
No me dejó continuar, volvió a tomarme de la nuca y me besó, explorando cada milímetro de mi boca con su lengua, mientras que sus manos iban a la cremallera de mi vestido. Rápidamente me lo quitó con destreza, dejándome en un conjunto de lencería morado, de encaje. Me contempló admirado durante unos segundos, me cogió de la mano y me guió hasta el centro de la habitación, presidido por una gran cama que posiblemente iba a juego con la cómoda del siglo XVII. Richard me hizo sentarme en esa cama y después se alejó, sentándose en el sillón, lo miré confundida, ahogando una protesta. Observé como descolchaba la botella de vino y se servía una copa, sin dejar de mirarme.
-Déjame admirarte –dijo. Lo miré sorprendida, descolocada por unos segundos. Tomó un poco de vino y sonrió, seductor –quiero verte Kate, ver cómo te acaricias tú sola, sin mis manos –bebió un poco más de vino y dejó la copa en la cómoda, esperando, clavando sus ojos en los míos, excitándome aún más, si es que era posible. Quería verme, admirarme, había dicho. Sentí como mis pezones se endurecían ante esa mirada y reprimí un jadeo. Admirarme…
-Disfrute, señor Castle –le respondí con mi voz más sensual. Sonrió, acomodándose en el sillón, colocando su mano bajo su barbilla, haciéndome un gesto con la otra para que empezase.
Lentamente, sin apartar la mirada de la suya llevé mis manos hasta el cierre del sujetador, y lo desabroché, dejando caer los tirantes por mis hombros, despacio. Arrojé la prenda hacia atrás y después me tumbé, volviendo la cabeza de nuevo hacia él, que tenía la mirada fija en mis pechos. Me acaricié suavemente el abdomen, con la yema de los dedos, suspirando al imaginar los suyos recorriendo mi piel. Rocé mi cuerpo haciendo círculos, hasta llegar a un pecho y entonces paré. Richard volvió a mirarme a los ojos y se levantó, cogiendo la botella de vino. Se sentó a mi lado, sobre las suaves sábanas de seda y me sonrió, instándome a seguir.
-Podrías hacerlo tú… -sugerí, mi voz ronca por la excitación.
-Lo haré preciosa, pero ahora quiero que sigas -repuso en el mismo tono. Ahogando un gemido rodeé el pezón derecho con mis dedos, acariciándolo, jugando con él, usando la otra mano para darle el mismo trato al izquierdo. Entrecerré los ojos, superada por el placer de sentirme observada por un hombre que me deseaba. Pellizqué suavemente uno de los pezones, ya completamente endurecido y gemí, pero necesitaba más, lo necesitaba a él.
-Hazlo más fuerte –me ordenó en voz baja –así. –Tomó el pezón entre sus dedos y apretó.
-¡Ahh! –grité sintiendo una descarga de placer y dolor en el pecho y también mas abajo, en el clítoris. Coloqué la mano sobre la suya, deseando más, pero entonces paró. Lo miré, airada. Negó con la cabeza, acariciándome el mentón.
-Despacio preciosa, vamos a hacer esto muy despacio.
-Richard, por favor. –Ya no me importaba suplicar, quería sus manos, su boca, su cuerpo, lo quería a él.
-Voy a azotarte la piel, Kate… voy a enrojecerla, hacer que te estremezcas con el dolor y el placer que voy a causarte… vas a disfrutar de ello, mi hermosa inspectora, te lo prometo… -acompañaba sus palabras de suaves caricias en mis pechos, me retorcí, el dolor entre mis piernas era cada vez más intenso –pero primero voy a saborearla… voy a adorar este precioso cuerpo que tengo delante…
Richard cogió la botella de vino y vertió un poco del líquido sobre mis pezones.
-Coloca las manos sobre tu cabeza –susurró. Obedecí automáticamente, esperando algo, creyendo que iba a atarme –no las muevas, hoy no voy a atarte, pero si las mueves después te castigaré.
¿Por qué esas palabras me excitaron aún más en vez de indignarme? No podría explicarlo, pero en aquel momento me dio igual, lo único que me importó fue la sensación de su lengua en mis pechos, bebiendo el vino lentamente. Un gemido salió de lo más profundo de mi garganta, quizás sonó demasiado desesperado, pero no me importó. Richard se tomó su tiempo para saborear mi cuerpo, derramando vino en diferentes zonas de la piel, lamiendo con lentitud, mordiendo a veces, dejando rastros de saliva y fuego por cada sitio que besaba.
-Caramelo y cerezas… -murmuró –delicioso.
Me retorcí ante esas palabras, sólo necesitaba algo más para llegar al orgasmo que amenazaba con destruirme, dolía, profundamente, pero de la forma más exquisita que puede llegar a doler.
-Richard, quiero…
Lo oí reír sobre mi pecho, de donde volvía a beber, mientras que su mano jugaba con el otro. Se separó unos centímetros para mirarme. -¿Qué es lo que quieres, preciosa?
-Por favor… -supliqué, cuando su mano se dirigió hasta mis piernas, hasta entonces ignoradas. Me arqueé al sentir como sus dedos se colaban dentro de la lencería, sollocé.
-¿Ya quiere acabar? Aún no he probado su humedad, inspectora… -sus palabras me llevaban a un precipicio, un precipicio donde sólo estaba yo, dónde nadie me salvaría de la caída. Pero no me importaba, deseaba caer, saltar al vacío, sentirlo… -Responde, Kate, ¿lo quieres ahora?
-Sí, sí, por favor, por favor Richard… -grité. Richard presionó justo sobre mi clítoris, pellizcándome con fuerza un pezón.
-Siéntelo –susurró. Y lo sentí, como nunca antes. Caí por un precipicio que no tenía fin, liberándome de toda la tensión, entre gritos y sollozos, sintiendo como sus dedos hacían círculos en mi clítoris, obligándome a sentir el orgasmo con toda la intensidad. Fue abrumador, tal y como él había dicho que sería.
Tardé varios minutos en normalizar la respiración, minutos que Richard aprovechó para quitarme las bragas y para desnudarse él, dejándose los bóxers puestos. Hasta entonces no había caído en la cuenta de que estaba completamente vestido. Fue hacia la cómoda y volvió con la fusta y con un rectángulo de aluminio. Se sentó a mi lado, acariciándome ligeramente, esperando a que me recuperase de aquel salto al vacío.
-¿Intenso? –preguntó distraído, mientras que jugueteaba con la fusta. Sonreí, ignorando su arrogancia.
-No ha estado mal… -dije, intentando sonar indiferente. Se rio, divertido.
-Cuidado, preciosa; no querrás que empeore el castigo, ¿verdad? –su voz se me antojó excitante pero también peligrosa, muy peligrosa. Lo miré por unos segundos, frunciendo el ceño.
-¿Castigo?
-Te dije que te castigaría si movías las manos -me recordó con dulzura, mientras que trazaba dibujos con la fusta sobre mi piel. Me estremecí.
-¿Cómo querías que lo evitara? –intenté defenderme.
-Oh, sé que parece imposible, pero pronto comprobarás que entre estas paredes puedes hacer cualquier cosa –repuso, dándome pequeños golpecitos con la fusta sobre el ombligo -. Aún así, hoy me siento generoso, he disfrutado mucho viendo cómo te corrías… así que seré benévolo.
-No me digas –me burlé. Richard sonrió.
-Te perdonaré esto último. Ven aquí –golpeó sus rodillas, invitándome a colocarme sobre ellas. No me moví.
-¿Qué vas a hacer?
-Azotarte. Pero como ya te he dicho hoy seré bueno, voy a darte placer con esos azotes, ven, dejaremos el castigo para otro día.
-No –negué, alejándome.
-Kate… -me advirtió.
-¡No! –le grité.
-¿Prefieres que lo haga con la fusta? –ofreció. No fue una amenaza, ambos sabíamos muy bien que era una especie de vía de escape, al fin y al cabo, unos minutos antes había esperado impaciente a que empezase a azotarme con ella. No contesté, me sentía incapaz de explicarle lo que me pasaba, era ridículo -. Ya veo… -murmuró. Lo miré confundida -.Así que lo que te molesta es ponerte sobre mi regazo…
-¿Cómo lo…
-Llevo muchos años en esto Kate, simplemente lo sé. –Extendió el brazo, invitándome a acercarme a él.
-Confía en mí preciosa –dijo con suavidad –no es una postura humillante, no si tú no lo deseas, confía en mí.
-No puedo…
-Si puedes, claro que puedes. Puedes hacer lo que te propongas, quieres hacer esto, pero algo te dice que es denigrante, que como mujer no debes aceptarlo, ¿verdad?
Asentí, a esas alturas mentirle era absurdo.
-Deja que te enseñé otra forma de verlo. Y después podrás juzgar por ti misma. Deja que te enseñe lo erótico que puede ser, para eso has venido, ¿no?
No pensé, no me di la oportunidad de hacerlo y volver a huir. Me acerqué a él y esperé, sin saber qué hacer. Richard me tomó con suavidad y me hizo colocarme sobre su regazo, boca abajo. Volvía a temblar, sintiendo que estaba traicionando todos mis principios, como persona y como mujer. Estaba asustada, no podía con ello.
-Tranquila Kate, no tienes nada que temer… esto te va a gustar, te lo prometo, pero tienes que quererlo. Date la oportunidad de desearlo, de disfrutarlo…
-No puedo… -casi sollocé, temblando de forma descontrolada.
-Shh… relájate –susurró. Su voz era dulce, calmante, nada que ver con la seducción ni la dominación -. Estás teniendo un ataque de pánico, es normal, preciosa, tranquila.
Me hizo incorporarme y sentarme sobre su regazo; había empezado a llorar, me sentía ridícula, tonta, como una niña. Era humillante y lo peor es que no era culpa suya, sino mía.
-Shhhh, calma Kate, respira hondo –me frotó la espalda, como había hecho un rato antes, en el restaurante. Se levantó y salió de la habitación, volviendo con un vaso de agua -.Bebe, tranquila preciosa, ven, vamos a salir de aquí.
Me cogió en brazos y salimos de aquella habitación. Me llevó hasta la puerta que me había señalado en el pasillo y me posó con suavidad en la cama, se sentó a mi lado, reconfortándome, esperando pacientemente a que me calmara; no se separó de mí en ningún momento.
Capítulo 16
-Respira Kate –sonrió. No le contesté, miré fijamente el semáforo en rojo, contando mentalmente los segundos, uno, dos, tres, cuatro… sentía que iba a estallar. Cerré los ojos con fuerza cuando sentí como colocaba su mano en mi muslo; trazó un lento recorrido con la yema de los dedos, hasta mi rodilla y volvió a subir, adentrándose en el borde de mi vestido.
-Por favor, para –odié mi tono de súplica y su mirada, arrogante. Cinco… seis… siete… el semáforo pareció atender a mis ruegos y Richard arrancó, dándome un respiro, aunque el fuego que había dejado en mi piel siguió allí, abrasador.
Durante el resto del trayecto no dijo ninguna palabra, ni tampoco habló en el ascensor. Se mantuvo distante, frío, como si se hubiera olvidado de que yo estaba allí, pero aquello no me preocupó. Sabía muy bien a que jugaba, quería volverme loca, darme esos pequeños adelantos y dejarme con ganas de más, torturarme, quería oírme suplicar de nuevo, pero esta vez no iba a ceder. Richard abrió la puerta y se hizo a un lado, dejándome pasar primero. Su apartamento era un loft, grande, luminoso, moderno, no me sorprendió en absoluto, era un loft para un escritor de éxito, muy acorde a su forma de vida. Hubo un objeto que atrajo mi atención entre las obras de arte y las esculturas, un piano. En cierto modo me recordaba a él, frío y soberbio, pues, aunque estuviera situado en una esquina de la casa, atraía la mirada de cualquiera. Con él, cualquier cuadro perdía su importancia. Me acerqué y acaricié las teclas, noté que estaba nuevo, como si nadie lo hubiera tocado nunca.
-¿Tocas? –preguntó. Negué con la cabeza, alejándome del instrumento.
-Lo intenté de niña, pero era un desastre, me pasé a la guitarra. ¿Y tú?
-No.
-¿Y por qué lo compraste?
-Me pasó lo mismo que a ti –repuso –atrajo mi mirada nada más verlo. ¿Vamos?
Me tomó suavemente de los hombros y me llevó hasta la cocina. Me apoyé en la barra de desayunos, observando como él cogía una copa. Tomó la botella de vino que había pedido en el restaurante y me tendió la mano. Un escalofrío me recorrió todo el cuerpo cuando la acepté y empecé a subir las escaleras.
-Respira Kate –repitió mientras que me guiaba por el pasillo. Traté de sonreír, mostrarme firme y seductora, tal como hubiera hecho con cualquier otro hombre, pero algo superior a mi voluntad me lo impedía. Sentía como poco a poco mis piernas se iban haciendo de gelatina, costándome cada vez más dar un paso -. Esa puerta de ahí –señaló una situada a mi izquierda –es un dormitorio; si en cualquier momento necesitas alejarte de mí sólo tienes que entrar y cerrar la puerta, no tiene cerradura ni pestillo, pero no tienes de que preocuparte, jamás entraré ahí sin tu permiso.
Asentí, sin ser consciente aún de lo que intentaba decirme con aquello. Me llevó hasta una puerta situada al final del pasillo y se colocó detrás de mí; dejó la botella y la copa en el suelo y posó suavemente sus manos en mis hombros, apretando con delicadeza. De nuevo sentí ese escalofrío, ese pánico que ponía mis cinco sentidos en alerta y me exigía echar a correr, pero por alguna extraña razón sus manos en mis hombros me impedían obedecer a mi instinto, aquel gesto, tan sutil me tranquilizaba, aunque supiera que cuando cruzase esa puerta sus manos se transformarían en otras, unas firmes, autoritarias, frías... las manos de un amo.
-¿Quieres entrar? –preguntó en voz baja, sin soltarme.
-¿Debería? –respondí en un susurro.
-¿Confías en mí? –me di la vuelta lentamente, obligándome a mí misma a enfrentarme con esos ojos azules.
-Sí.
Se inclinó y tomó mi rostro entre sus manos, apretando sus labios contra los míos. El beso, lento, sensual, se tornó agresivo cuando mordió fuertemente mi labio y adentró su lengua en mi boca, con firmeza, mientras que sus dedos se aferraban a mi pelo y su cuerpo me apretaba contra la puerta. Podría parecer sólo un beso apasionado, pero era mucho más; aquel gesto era una muestra más de su espíritu dominante. Sentí como me faltaba el aliento, pero no se alejó, no hasta que él también necesitó tomar aire. Noté la erección a través de sus vaqueros, traté de llevar mi mano hasta allí, recuperar algo de control, pero me lo impidió, sujetándome.
En el pasillo sólo se oía nuestra respiración, jadeante, ahogada. A tientas buscó el pomo de la puerta y abrió, obligándome a caminar de espaldas, hasta que noté como mis piernas topaban con un mueble. Aparté la mirada, decidida a enfrentarme a aquella habitación y durante unos segundos me quedé sin aliento. Richard salió a recuperar el vino y la copa, olvidadas en el pasillo y después cerró la puerta. Se alejó de mí y se sentó en un sillón de piel, beige, mirándome con atención, esperando a que reaccionara.
La habitación que se me presentaba era mucho menos horrible de lo que me había imaginado, y a la vez, más excitante e inquietante que la que había visto en mis sueños. Las paredes estaban pintadas de color burdeos y en una de ellas había una gran cruz en aspa, con grilletes en cada extremo. Tomé uno de estos, notando como el interior estaba forrado con un suave plumón, de color negro. Aliviaba el roce del frío metal pero enseguida comprobé como la pluma tenía otra utilidad, al provocar cosquillas en la piel, excitándola aún más, como si el hecho de estar atada no fuese suficiente. Me alejé de la cruz y me acerqué a una gran mesa de madera, cuadrada, con la superficie forrada del mismo plumón, también con grilletes en las esquinas. Me pregunté qué sentiría al estar ahí atada; me estremecí, y esta vez el pánico no tuvo nada que ver. En una esquina había una estructura que reconocí como un columpio y unos pasos más allá, del techo colgaba un gran gancho; pude comprobar cómo el gancho se movía mediante una polea, pudiendo ajustarse la altura. De nuevo me invadió el miedo, al preguntarme cómo podría defenderme si Richard me sujetaba ahí y lo subía hasta el techo. Mi cuerpo no lo soportaría… me dije a mí misma que él jamás haría eso, no me haría daño, al menos no demasiado… yo marcaría los límites…
Me volví, esperando a que se animara a decirme algo, pero no habló. Seguía en el sillón de piel, atravesándome con la mirada, pero sin intervenir. Me acerqué a él y al mueble con el que antes había tropezado. Era una cómoda, antigua, posiblemente del siglo XVII. Sobre ella, elegantemente ordenados había una gran variedad de látigos, fustas, paletas y otros instrumentos. Cogí una de las fustas y la observé con detenimiento, larga, negra, delgada, terminando en un pequeño rectángulo plano, no parecía muy temible, pero sabía muy bien que con eso Richard podía causar dolor, como también sabía que la usaría conmigo.
-¿Vas a pegarme con esto? –pregunté al fin, rompiendo el largo silencio. En mi tono de voz había cierta arrogancia, de algún modo era mi forma de rebelarme ante aquella situación, situación que yo misma había aceptado.
-Sólo si tú quieres –respondió con frialdad.
-¿Por qué iba a querer?
-¿Por qué estás aquí? –repuso con tranquilidad, levantándose. Tomó la fusta y sonrió, extendiendo la mano, pidiéndome que yo hiciera lo mismo, desafiante. Tal vez por orgullo, o quizás porque quería obedecerle hice lo que me pidió y cerré los ojos.
Fue más rápido de lo que me esperaba. En unos segundos la fusta me acariciaba la mano, se alejaba y chocaba con fuerza, resonando en la habitación. Automáticamente retiré el brazo, temiendo un nuevo golpe.
-Abre los ojos, Kate –abrí los ojos pero sin mirarlo, centrándome en la huella roja que la fusta había dejado en mi mano. No había sido muy doloroso, tampoco agradable, pero podría haber sido peor. Richard tomó con cuidado la mano herida y la acarició, contemplándola como si fuera una obra de arte –mira esto… -susurró –mira como la piel enrojece, como se calienta y se vuelve más sensible ante cualquier roce… es hermoso, ¿no crees?
No supe contestar. Sólo había sido un azote, un simple azote en la palma de la mano pero dentro de mí habían nacido mil sensaciones distintas, algunas horribles, esas que me decían que le diera un bofetón y saliera de esa habitación, pero también existían otras, las que me aceleraban el corazón y humedecían lo más íntimo de mi cuerpo y todo por ese pequeño gesto. Me sorprendí a mí misma mordiéndome el labio al pensar como sería sentir esa fusta en el resto de mi piel…
-Lo sé –dijo sacándome de mis pensamientos, alcé la mirada –es abrumador, intenso. Y podría serlo mucho más, muchísimo más, preciosa.
-Richard…
No me dejó continuar, volvió a tomarme de la nuca y me besó, explorando cada milímetro de mi boca con su lengua, mientras que sus manos iban a la cremallera de mi vestido. Rápidamente me lo quitó con destreza, dejándome en un conjunto de lencería morado, de encaje. Me contempló admirado durante unos segundos, me cogió de la mano y me guió hasta el centro de la habitación, presidido por una gran cama que posiblemente iba a juego con la cómoda del siglo XVII. Richard me hizo sentarme en esa cama y después se alejó, sentándose en el sillón, lo miré confundida, ahogando una protesta. Observé como descolchaba la botella de vino y se servía una copa, sin dejar de mirarme.
-Déjame admirarte –dijo. Lo miré sorprendida, descolocada por unos segundos. Tomó un poco de vino y sonrió, seductor –quiero verte Kate, ver cómo te acaricias tú sola, sin mis manos –bebió un poco más de vino y dejó la copa en la cómoda, esperando, clavando sus ojos en los míos, excitándome aún más, si es que era posible. Quería verme, admirarme, había dicho. Sentí como mis pezones se endurecían ante esa mirada y reprimí un jadeo. Admirarme…
-Disfrute, señor Castle –le respondí con mi voz más sensual. Sonrió, acomodándose en el sillón, colocando su mano bajo su barbilla, haciéndome un gesto con la otra para que empezase.
Lentamente, sin apartar la mirada de la suya llevé mis manos hasta el cierre del sujetador, y lo desabroché, dejando caer los tirantes por mis hombros, despacio. Arrojé la prenda hacia atrás y después me tumbé, volviendo la cabeza de nuevo hacia él, que tenía la mirada fija en mis pechos. Me acaricié suavemente el abdomen, con la yema de los dedos, suspirando al imaginar los suyos recorriendo mi piel. Rocé mi cuerpo haciendo círculos, hasta llegar a un pecho y entonces paré. Richard volvió a mirarme a los ojos y se levantó, cogiendo la botella de vino. Se sentó a mi lado, sobre las suaves sábanas de seda y me sonrió, instándome a seguir.
-Podrías hacerlo tú… -sugerí, mi voz ronca por la excitación.
-Lo haré preciosa, pero ahora quiero que sigas -repuso en el mismo tono. Ahogando un gemido rodeé el pezón derecho con mis dedos, acariciándolo, jugando con él, usando la otra mano para darle el mismo trato al izquierdo. Entrecerré los ojos, superada por el placer de sentirme observada por un hombre que me deseaba. Pellizqué suavemente uno de los pezones, ya completamente endurecido y gemí, pero necesitaba más, lo necesitaba a él.
-Hazlo más fuerte –me ordenó en voz baja –así. –Tomó el pezón entre sus dedos y apretó.
-¡Ahh! –grité sintiendo una descarga de placer y dolor en el pecho y también mas abajo, en el clítoris. Coloqué la mano sobre la suya, deseando más, pero entonces paró. Lo miré, airada. Negó con la cabeza, acariciándome el mentón.
-Despacio preciosa, vamos a hacer esto muy despacio.
-Richard, por favor. –Ya no me importaba suplicar, quería sus manos, su boca, su cuerpo, lo quería a él.
-Voy a azotarte la piel, Kate… voy a enrojecerla, hacer que te estremezcas con el dolor y el placer que voy a causarte… vas a disfrutar de ello, mi hermosa inspectora, te lo prometo… -acompañaba sus palabras de suaves caricias en mis pechos, me retorcí, el dolor entre mis piernas era cada vez más intenso –pero primero voy a saborearla… voy a adorar este precioso cuerpo que tengo delante…
Richard cogió la botella de vino y vertió un poco del líquido sobre mis pezones.
-Coloca las manos sobre tu cabeza –susurró. Obedecí automáticamente, esperando algo, creyendo que iba a atarme –no las muevas, hoy no voy a atarte, pero si las mueves después te castigaré.
¿Por qué esas palabras me excitaron aún más en vez de indignarme? No podría explicarlo, pero en aquel momento me dio igual, lo único que me importó fue la sensación de su lengua en mis pechos, bebiendo el vino lentamente. Un gemido salió de lo más profundo de mi garganta, quizás sonó demasiado desesperado, pero no me importó. Richard se tomó su tiempo para saborear mi cuerpo, derramando vino en diferentes zonas de la piel, lamiendo con lentitud, mordiendo a veces, dejando rastros de saliva y fuego por cada sitio que besaba.
-Caramelo y cerezas… -murmuró –delicioso.
Me retorcí ante esas palabras, sólo necesitaba algo más para llegar al orgasmo que amenazaba con destruirme, dolía, profundamente, pero de la forma más exquisita que puede llegar a doler.
-Richard, quiero…
Lo oí reír sobre mi pecho, de donde volvía a beber, mientras que su mano jugaba con el otro. Se separó unos centímetros para mirarme. -¿Qué es lo que quieres, preciosa?
-Por favor… -supliqué, cuando su mano se dirigió hasta mis piernas, hasta entonces ignoradas. Me arqueé al sentir como sus dedos se colaban dentro de la lencería, sollocé.
-¿Ya quiere acabar? Aún no he probado su humedad, inspectora… -sus palabras me llevaban a un precipicio, un precipicio donde sólo estaba yo, dónde nadie me salvaría de la caída. Pero no me importaba, deseaba caer, saltar al vacío, sentirlo… -Responde, Kate, ¿lo quieres ahora?
-Sí, sí, por favor, por favor Richard… -grité. Richard presionó justo sobre mi clítoris, pellizcándome con fuerza un pezón.
-Siéntelo –susurró. Y lo sentí, como nunca antes. Caí por un precipicio que no tenía fin, liberándome de toda la tensión, entre gritos y sollozos, sintiendo como sus dedos hacían círculos en mi clítoris, obligándome a sentir el orgasmo con toda la intensidad. Fue abrumador, tal y como él había dicho que sería.
Tardé varios minutos en normalizar la respiración, minutos que Richard aprovechó para quitarme las bragas y para desnudarse él, dejándose los bóxers puestos. Hasta entonces no había caído en la cuenta de que estaba completamente vestido. Fue hacia la cómoda y volvió con la fusta y con un rectángulo de aluminio. Se sentó a mi lado, acariciándome ligeramente, esperando a que me recuperase de aquel salto al vacío.
-¿Intenso? –preguntó distraído, mientras que jugueteaba con la fusta. Sonreí, ignorando su arrogancia.
-No ha estado mal… -dije, intentando sonar indiferente. Se rio, divertido.
-Cuidado, preciosa; no querrás que empeore el castigo, ¿verdad? –su voz se me antojó excitante pero también peligrosa, muy peligrosa. Lo miré por unos segundos, frunciendo el ceño.
-¿Castigo?
-Te dije que te castigaría si movías las manos -me recordó con dulzura, mientras que trazaba dibujos con la fusta sobre mi piel. Me estremecí.
-¿Cómo querías que lo evitara? –intenté defenderme.
-Oh, sé que parece imposible, pero pronto comprobarás que entre estas paredes puedes hacer cualquier cosa –repuso, dándome pequeños golpecitos con la fusta sobre el ombligo -. Aún así, hoy me siento generoso, he disfrutado mucho viendo cómo te corrías… así que seré benévolo.
-No me digas –me burlé. Richard sonrió.
-Te perdonaré esto último. Ven aquí –golpeó sus rodillas, invitándome a colocarme sobre ellas. No me moví.
-¿Qué vas a hacer?
-Azotarte. Pero como ya te he dicho hoy seré bueno, voy a darte placer con esos azotes, ven, dejaremos el castigo para otro día.
-No –negué, alejándome.
-Kate… -me advirtió.
-¡No! –le grité.
-¿Prefieres que lo haga con la fusta? –ofreció. No fue una amenaza, ambos sabíamos muy bien que era una especie de vía de escape, al fin y al cabo, unos minutos antes había esperado impaciente a que empezase a azotarme con ella. No contesté, me sentía incapaz de explicarle lo que me pasaba, era ridículo -. Ya veo… -murmuró. Lo miré confundida -.Así que lo que te molesta es ponerte sobre mi regazo…
-¿Cómo lo…
-Llevo muchos años en esto Kate, simplemente lo sé. –Extendió el brazo, invitándome a acercarme a él.
-Confía en mí preciosa –dijo con suavidad –no es una postura humillante, no si tú no lo deseas, confía en mí.
-No puedo…
-Si puedes, claro que puedes. Puedes hacer lo que te propongas, quieres hacer esto, pero algo te dice que es denigrante, que como mujer no debes aceptarlo, ¿verdad?
Asentí, a esas alturas mentirle era absurdo.
-Deja que te enseñé otra forma de verlo. Y después podrás juzgar por ti misma. Deja que te enseñe lo erótico que puede ser, para eso has venido, ¿no?
No pensé, no me di la oportunidad de hacerlo y volver a huir. Me acerqué a él y esperé, sin saber qué hacer. Richard me tomó con suavidad y me hizo colocarme sobre su regazo, boca abajo. Volvía a temblar, sintiendo que estaba traicionando todos mis principios, como persona y como mujer. Estaba asustada, no podía con ello.
-Tranquila Kate, no tienes nada que temer… esto te va a gustar, te lo prometo, pero tienes que quererlo. Date la oportunidad de desearlo, de disfrutarlo…
-No puedo… -casi sollocé, temblando de forma descontrolada.
-Shh… relájate –susurró. Su voz era dulce, calmante, nada que ver con la seducción ni la dominación -. Estás teniendo un ataque de pánico, es normal, preciosa, tranquila.
Me hizo incorporarme y sentarme sobre su regazo; había empezado a llorar, me sentía ridícula, tonta, como una niña. Era humillante y lo peor es que no era culpa suya, sino mía.
-Shhhh, calma Kate, respira hondo –me frotó la espalda, como había hecho un rato antes, en el restaurante. Se levantó y salió de la habitación, volviendo con un vaso de agua -.Bebe, tranquila preciosa, ven, vamos a salir de aquí.
Me cogió en brazos y salimos de aquella habitación. Me llevó hasta la puerta que me había señalado en el pasillo y me posó con suavidad en la cama, se sentó a mi lado, reconfortándome, esperando pacientemente a que me calmara; no se separó de mí en ningún momento.
Última edición por maria_cs el Jue Feb 21, 2013 2:07 am, editado 6 veces
Re: (+18) Amo del Universo - ÚLTIMOS CAPÍTULOS Y EPÍLOGO
Muy bueno, sigue
chelcas- Escritor - Policia
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Re: (+18) Amo del Universo - ÚLTIMOS CAPÍTULOS Y EPÍLOGO
lo dejas en lo mejooorrr me ha encantadoooo sigueee....aunke no creo a kate capaz de hacer eso ajajajjaja
castle&beckett..cris- Escritor - Policia
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Fecha de inscripción : 20/03/2011
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Re: (+18) Amo del Universo - ÚLTIMOS CAPÍTULOS Y EPÍLOGO
con el carácter de kate dudo que pueda hacer eso tan rapido.
S.A.Castle- Escritor novato
- Mensajes : 40
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Edad : 34
Re: (+18) Amo del Universo - ÚLTIMOS CAPÍTULOS Y EPÍLOGO
Uf, como que no es un capítulo HOT?. A mi me ha parecido bastante excitante el contemplar la habitación atraves de los ojos de Kate y ver como ella se va dejando llevar por el ambiente y por lo persuasivo que es Castle.
Parece que por ahora no nos quieres mostrar a un Amo demasiado dominante, la estas dejando que se adapte al entorno aunque miedo me da cuando los metas de nuevo en esa habitación y ella por fin se deje hacer.
Parece que por ahora no nos quieres mostrar a un Amo demasiado dominante, la estas dejando que se adapte al entorno aunque miedo me da cuando los metas de nuevo en esa habitación y ella por fin se deje hacer.
Re: (+18) Amo del Universo - ÚLTIMOS CAPÍTULOS Y EPÍLOGO
Muy bueno, sige que quiero saber que pasa.
_Caskett_- Escritor - Policia
- Mensajes : 2936
Fecha de inscripción : 22/01/2013
Localización : en un mundo feliz
Re: (+18) Amo del Universo - ÚLTIMOS CAPÍTULOS Y EPÍLOGO
Woow!! increible capitulo!!!! ,me dejaste picada!!
Re: (+18) Amo del Universo - ÚLTIMOS CAPÍTULOS Y EPÍLOGO
Kate&Rick escribió:Uf, como que no es un capítulo HOT?. A mi me ha parecido bastante excitante el contemplar la habitación atraves de los ojos de Kate y ver como ella se va dejando llevar por el ambiente y por lo persuasivo que es Castle.
Parece que por ahora no nos quieres mostrar a un Amo demasiado dominante, la estas dejando que se adapte al entorno aunque miedo me da cuando los metas de nuevo en esa habitación y ella por fin se deje hacer.
Opino lo mismo... hummm va a ser que no tengo edad....
Anver- Policia de homicidios
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Fecha de inscripción : 14/06/2012
Localización : Madrid
Re: (+18) Amo del Universo - ÚLTIMOS CAPÍTULOS Y EPÍLOGO
WOW, genial. En un momento me has transportado a esa habitación y hecho sentir el miedo y placer de Kate, aunque yo creo que se siente atraída por el deseo sexual de estar con Richard, más que con el de conocer en persona las prácticas sadomasoquistas que él la pueda mostrar en su persona.
Con el carácter de ella, no me extrañaría nada, que superado el miedo del principio, fuera ella la que acabará jugando con él. Que posiblemente es lo que Richard desea, por eso ha buscado a una mujer de fuerte carácter como ella. Y que no se va a doblegar con facilidad.
Y sobretodo me encanta tu facilidad de escritura y la perfección de la que haces gala al componer las frases sin un solo error ortográfico.
Con el carácter de ella, no me extrañaría nada, que superado el miedo del principio, fuera ella la que acabará jugando con él. Que posiblemente es lo que Richard desea, por eso ha buscado a una mujer de fuerte carácter como ella. Y que no se va a doblegar con facilidad.
Y sobretodo me encanta tu facilidad de escritura y la perfección de la que haces gala al componer las frases sin un solo error ortográfico.
Delta5- Escritor - Policia
- Mensajes : 10286
Fecha de inscripción : 30/07/2012
Localización : Ciudadano del Mundo
Re: (+18) Amo del Universo - ÚLTIMOS CAPÍTULOS Y EPÍLOGO
Desde que empezaste con esta historia supe que sería un gran fic, y con cada capítulo lo confirmas (y luego dices tú que muchos escritores de best seller no me llegan ni a la suela de los zapatos, ¡pues anda que a ti! Tienes madera de escritora, y no es broma)
Me gusta ver que detrás de ese lado dominante de Richard se esconde un hombre tierno en algunos momentos, porque imaginárselo tan frío cuesta trabajo.
Ya me imaginaba yo que Kate no aceptaría tan fácilmente el modo de vida de Castle.
Me encanta María
Me gusta ver que detrás de ese lado dominante de Richard se esconde un hombre tierno en algunos momentos, porque imaginárselo tan frío cuesta trabajo.
Ya me imaginaba yo que Kate no aceptaría tan fácilmente el modo de vida de Castle.
Me encanta María
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Castlet: What happens if you don’t like what you see?
Beckett: What happens if you don’t let me look?
Re: (+18) Amo del Universo - ÚLTIMOS CAPÍTULOS Y EPÍLOGO
Mientras que arreglo el desastre del anterior capítulo, (estoy muy decepcionada conmigo misma, hacía tiempo que no escribía un capítulo tan malo... la primera escena de sexo que escribo sobre ellos en esta historia y ha sido tan... fría), a lo que iba, que aquí os dejo este blog.
Es sobre una mujer que se dedica a comentar día tras día lo que le parece Cincuenta sombras según va leyendo, (ahora va por el segundo libro). Es genial, yo hacía siglos que no me reía tanto, creo que incluso a las admiradoras de Grey os va a gustar, leedlo porque no tiene desperdicio:
http://normajeanmagazine.com/2012/12/blogueamos-en-directo-nuestra-lectura-de-50-sombras-de-grey/
Es sobre una mujer que se dedica a comentar día tras día lo que le parece Cincuenta sombras según va leyendo, (ahora va por el segundo libro). Es genial, yo hacía siglos que no me reía tanto, creo que incluso a las admiradoras de Grey os va a gustar, leedlo porque no tiene desperdicio:
http://normajeanmagazine.com/2012/12/blogueamos-en-directo-nuestra-lectura-de-50-sombras-de-grey/
Re: (+18) Amo del Universo - ÚLTIMOS CAPÍTULOS Y EPÍLOGO
No estoy deacuerdo contigo. Podríamos considerar que ha sido un capítulo frío pero la historia lo pide. El inicio de Kate en este mundo es sólo sexo, frío sin sentimientos. Castle la esta enseñando una forma de placer que ella desconoce y esta asustada, normal. Todo esto no puede ser relatado de una forma apasionada si queremos creérnoslo tiene que ser frío y distante.
Última edición por Kate&Rick el Dom Feb 24, 2013 4:33 am, editado 1 vez
Re: (+18) Amo del Universo - ÚLTIMOS CAPÍTULOS Y EPÍLOGO
Kate&Rick escribió:No estoy desacuerdo contigo. Podríamos considerar que ha sido un capítulo frío pero la historia lo pide. El inicio de Kate en este mundo es sólo sexo, frío sin sentimientos. Castle la esta enseñando una forma de placer que ella desconoce y esta asustada, normal. Todo esto no puede ser relatado de una forma apasionada si queremos creérnoslo tiene que ser frío y distante.
Como lo hecho, hecho está, esa es precisamente la excusa que tenía pensado poner en la historia, en una conversación entre ellos, pero sigo sin estar muy segura -.-
Re: (+18) Amo del Universo - ÚLTIMOS CAPÍTULOS Y EPÍLOGO
Yo creo que el transfondo de todo esto es que Kate lo único que busca es tener sexo con él, en cambio el busca la dominación por el sexo, que es muy diferente, aunque lo adorne con bellas palabras.
Por eso Kate está dispuesta a dejar que él juegue un poco con ella, pero en el fondo no le hace ninguna gracia y por eso se asusta.
En cuanto a que te pareciera fria la escena de sexo, a mi no me lo parece, ya que va en el papel de sado que representa Castle, para el cual el dolor lleva al placer, y no concibe el placer simplemente por el amor de pareja.
Vamos, que para mi, tiene algo en la cabeza que no le funciona como debiera.
Hay que tener en cuenta que el sadomasoquísmo se define como una forma de psicología psicopática. Y así se trata para los que lo aplican, y en menor medida para los que lo sufren.
Por eso Kate está dispuesta a dejar que él juegue un poco con ella, pero en el fondo no le hace ninguna gracia y por eso se asusta.
En cuanto a que te pareciera fria la escena de sexo, a mi no me lo parece, ya que va en el papel de sado que representa Castle, para el cual el dolor lleva al placer, y no concibe el placer simplemente por el amor de pareja.
Vamos, que para mi, tiene algo en la cabeza que no le funciona como debiera.
Hay que tener en cuenta que el sadomasoquísmo se define como una forma de psicología psicopática. Y así se trata para los que lo aplican, y en menor medida para los que lo sufren.
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