(+18) Amo del Universo - ÚLTIMOS CAPÍTULOS Y EPÍLOGO
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Re: (+18) Amo del Universo - ÚLTIMOS CAPÍTULOS Y EPÍLOGO
Wow increíble capitulo!!!!!, cada día quiero leer mas y mas jejjjejeje
Re: (+18) Amo del Universo - ÚLTIMOS CAPÍTULOS Y EPÍLOGO
muy bueno el capitulo, continua
pronto
pronto
chelcas- Escritor - Policia
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Fecha de inscripción : 27/01/2012
Edad : 31
Localización : México
Re: (+18) Amo del Universo - ÚLTIMOS CAPÍTULOS Y EPÍLOGO
uuuuf menudo capitulo diossss que me va a dar algo jajajaja
me ha gustado muchisímoooo y tengooo ganas de leer masssss plissss sube la contii prontooo
me ha gustado muchisímoooo y tengooo ganas de leer masssss plissss sube la contii prontooo
Re: (+18) Amo del Universo - ÚLTIMOS CAPÍTULOS Y EPÍLOGO
me doy cuenta que somos un@s malditos morbosos xDDDDDDDDDD
Re: (+18) Amo del Universo - ÚLTIMOS CAPÍTULOS Y EPÍLOGO
me encanta, continua pronto
_Caskett_- Escritor - Policia
- Mensajes : 2936
Fecha de inscripción : 22/01/2013
Localización : en un mundo feliz
Re: (+18) Amo del Universo - ÚLTIMOS CAPÍTULOS Y EPÍLOGO
Vaya capítulo, si que estaba enfadao Castle, pero me da a mi que con lo bien que se lo ha pasado Beckett con el castigo, ganas no le faltan para cabrearlo más a menudo jaja
Me has dejado intrigada con el final... ¿Qué le pasará a Castle?
Me has dejado intrigada con el final... ¿Qué le pasará a Castle?
______________________
Castlet: What happens if you don’t like what you see?
Beckett: What happens if you don’t let me look?
Re: (+18) Amo del Universo - ÚLTIMOS CAPÍTULOS Y EPÍLOGO
Bueno esta vez he terminado de leer a las 3.14 am xDD casi las 4am....Noctambulas siempre! xD Empecé a leerlo esta tarde por eso, pero tuve que hacer cosas y lo dejé a medias, bueno como iba a decirte, me ha encantado que cada vez Kate esta mas relajada, pero me gusta que ese hecho que este mas relajada y aceptando las cosas, la lleva a sentir más...y...me parece a mi que eso no le va a salir a cuenta a Richard, por que al contrario, no va a poder controlarla....con ese final le veo completamente perdido que no sabe que hacer, que cada vez le gusta más....tanto intentar dominarla como para lo demas...y volverá a ser ese amo cariñoso ajjajaja. Siguela...esta genial !
Invitado- Invitado
Re: (+18) Amo del Universo - ÚLTIMOS CAPÍTULOS Y EPÍLOGO
Como molaa este fic, cada vez me gusta más!
Síguelo cuando puedas! Pero sigo pensando que seguro que a estas horas es mejor escribir porno! jajaja
Síguelo cuando puedas! Pero sigo pensando que seguro que a estas horas es mejor escribir porno! jajaja
forever23- As del póker
- Mensajes : 382
Fecha de inscripción : 09/09/2012
Edad : 32
Localización : Bilbao
Re: (+18) Amo del Universo - ÚLTIMOS CAPÍTULOS Y EPÍLOGO
Me parto contigo María, leer los primeros comentarios a los últimos, es una pasada.
Como has conseguido esos cambios de opinión... molaaa.
Inclinación ante usted señorita.
Como has conseguido esos cambios de opinión... molaaa.
Inclinación ante usted señorita.
Anver- Policia de homicidios
- Mensajes : 711
Fecha de inscripción : 14/06/2012
Localización : Madrid
Re: (+18) Amo del Universo - ÚLTIMOS CAPÍTULOS Y EPÍLOGO
Me voy yo a poner un castigo a mi misma por no a ver caído en que habias colgado capitulo nuevo hasta ahora.
A Kate le estan gustando estos jueguecitos telefónicos pero creo que Castle en esta ocasión a terminado un poco decepcionado. Bueno mas bien por no "terminar" con ella es por lo que a colgado.
Al final va a cabrearle de verdad y la va a llevar a la habitación, no soy partidaria de ello pero debería enseñarla a Kate quien es en verdad el Amo. Ya habrá tiempo para mimos y masajes pero si ha aceptado una relación BDSM tendrá que soportar ciertos castigos.
Estoy deseando ver como afrontas ese capitulo, seguro que lo llevaras al limite pero dejando un resquicio para la ternura.
Gracias por tu historia.
A Kate le estan gustando estos jueguecitos telefónicos pero creo que Castle en esta ocasión a terminado un poco decepcionado. Bueno mas bien por no "terminar" con ella es por lo que a colgado.
Al final va a cabrearle de verdad y la va a llevar a la habitación, no soy partidaria de ello pero debería enseñarla a Kate quien es en verdad el Amo. Ya habrá tiempo para mimos y masajes pero si ha aceptado una relación BDSM tendrá que soportar ciertos castigos.
Estoy deseando ver como afrontas ese capitulo, seguro que lo llevaras al limite pero dejando un resquicio para la ternura.
Gracias por tu historia.
Re: (+18) Amo del Universo - ÚLTIMOS CAPÍTULOS Y EPÍLOGO
Escribes geniaaaal!!! Eatoy impaciente por leer el siguiente capituloo:)
alcalde100- Ayudante de policia
- Mensajes : 128
Fecha de inscripción : 18/03/2013
Re: (+18) Amo del Universo - ÚLTIMOS CAPÍTULOS Y EPÍLOGO
Es mi impresión o en este fic siempre hace mucho calor jejeje. María me encanta, llevas la historia magníficamente. Besos y sigue pronto.
anaforo- Escritor - Policia
- Mensajes : 1090
Fecha de inscripción : 06/02/2012
Edad : 31
Localización : Murcia. Y en una de las 20 manzanas que hay entre la casa Rick y la de Kate :)
Re: (+18) Amo del Universo - ÚLTIMOS CAPÍTULOS Y EPÍLOGO
Capítulo 29
-Déjame sola por favor –susurré. Él asintió, acariciándome con ternura la mejilla antes de dirigirse hacia la puerta. Cuando se marchó rompí a llorar de nuevo, sin poder, ni querer parar. Nunca me había sentido tan mal.
(Unas horas antes)
Me miré por quinta vez al espejo, girándome levemente, no quería ningún fallo en mi atuendo, pero estaba perfecta. Me había recogido el cabello en un moño, dejándome algunos mechones sueltos y llevaba un vestido plateado, combinado con unos taconazos negros y adornos del mismo color. Tras mucho pensarlo había decidido resaltar mis labios, quería que él se fijase en ellos y no en mis ojos, así que sólo maquillé estos con un poco de sombra y rímel, nada más. Unas gotas de perfume completaban el conjunto. Sonreí, con ansiedad, al oír el timbre, estaba deseando verlo, no habíamos hablado desde la noche anterior y no nos habíamos visto desde la semana pasada. Ni siquiera me había llamado para decirme que quería llevarme a cenar, me lo dijo por un mensaje, pero no le di mucha importancia a ese detalle. Fui a darle un beso en la mejilla, pero se apartó. Lo miré, sorprendida, pero él no hizo ningún comentario.
-¿Estás lista? –No respondí, me había pasado las últimas dos horas preparándome, me veía bien, muy guapa y él me preguntaba si estaba lista. Fui a por mi bolso y salí cerrando la puerta tras de mí sin mirarlo, caminando delante de él, hasta llegar al ascensor. Ni siquiera un hola, un me alegro de verte… nada.
A pesar de su frialdad me abrió la puerta del Ferrari, esperando a que entrase, pero una vez más sin decir nada. Me senté sin mirarle, girando la cabeza hacia otro lado cuando él se sentó frente al volante y arrancó. Hicimos el viaje en completo silencio y para cuando llegamos al restaurante, yo ya me arrepentía profundamente de haber aceptado la invitación.
-¿Qué desean los señores?
-Tráiganos el mejor vino que tengan y la carta –respondió él. El maître hizo una inclinación y se marchó. Yo miraba al plato, sin saber qué hacer, no entendía porque se comportaba así conmigo.
-¿Mucho trabajo en comisaría? –preguntó. Alcé la cabeza, contenta al creer que iba a cambiar su actitud, pero cuando lo miré a los ojos me di cuenta que seguían siendo fríos. Ladeé la cabeza, por toda respuesta y volví a concentrarme en mi plato.
Nos sirvieron el vino y Richard pidió que dejaran la botella. Miré la carta con poco entusiasmo, no tenía hambre, así que pedí una sencilla ensalada.
-¿No quieres nada más?
-No.
-¿Han decidido ya los señores?
-Una ensalada para la señorita y el salmón al horno con pasta de albahaca para mí.
Cuando volvimos a quedarnos solos no pude soportarlo más.
-¿Se puede saber qué te pasa? –inquirí, tratando de no levantar la voz. El restaurante estaba lleno, muchas parejas cenaban a la luz de las velas o algunos empresarios y empresarias cerraban tratos con apretones de manos y champán. Solo nosotros parecíamos dos extraños en aquel lugar. Richard me traspasó con la mirada, sus ojos más fríos que nunca, enmudecí.
-No me pasa nada, Kate –se limitó a decir. Cuando nos trajeron los platos yo me centré en mi ensalada y él su salmón, aunque yo apenas la probé -. ¿Por qué no comes? –dijo, dejando sus cubiertos y tomando su copa de vino.
-No tengo hambre.
-¿No tienes hambre? ¿Por qué no me has llamado entonces para cancelar la cena?
Porque quería verte, quise gritarle, pero tenía mi orgullo. Me encogí de hombros y pinché un trozo de mango, llevándolo a mi boca sin entusiasmo alguno. Richard me observó durante unos segundos y después volvió a atacar el pescado. Suspiré.
-¿Me disculpas un momento? –Tomé mi bolso, me levanté sin darle tiempo a replicar y me dirigí al baño, me apoyé contra la encimera de los lavabos, conteniendo las ganas de llorar, no dejaría que se corriese mi maquillaje. ¿Qué pasaba? ¿Por qué me hacía esto? Acaso era por… respiré lentamente y volví al salón, dispuesta a enfrentarlo, pero lo que vi me frenó en seco. Una mujer hablaba con él animadamente, Richard le sonría y la miraba con aprecio, justo lo que no estaba haciendo conmigo. Aquello fue la gota que colmó el vaso; parpadeando para evitar las lágrimas me di la vuelta y me marché, saliendo de aquel restaurante sintiéndome humillada y dolida, muy dolida.
Ignoré el móvil durante el trayecto en el taxi y cuando llegué a casa lo apagué. Me miré al espejo y me quité el vestido, con rabia, la tela se rasgó pero no me importó. Quizás aquello no debería afectarme tanto, al fin y al cabo Richard y yo no éramos pareja, no nos queríamos, sólo éramos amo y sumisa, pero sus desprecios y esas sonrisas a otra me dolían tanto o más que un azote. Me dejé caer en la cama, enterrando mi rostro en la almohada, sin desmaquillarme, sin importarme nada que no fuera aliviar mi pena.
Pasaron un par de horas cuando unos golpes fuertes y furiosos resonaron en la puerta. Instintivamente fui a por mi arma y caminé despacio, apuntando al exterior a la vez que abría. Por supuesto, no era ningún criminal. Por supuesto, no se preocupó lo más mínimo por la pistola.
-Baja eso, por favor –me dijo, con voz tranquila. Sentí como algo se apoderaba de mí, algo que me quemaba por dentro, bajé el arma pero a cambio le sorprendí con una bofetada, llena de rabia. Richard se frotó la mejilla, traspasándome de nuevo con esos ojos de hielo -. ¿Vas a dejar entrar o vas a pegarme de nuevo? –preguntó.
-Que te jodan –le respondí, airada y traté de cerrar la puerta, pero él me lo impidió, bloqueándola con un pie.
-No estoy de humor, Kate –me avisó -. Haz el favor de dejarme entrar.
-¿Qué tú no estás de humor? –repetí, con incredulidad. ¿Cuándo había vuelto a ser el hijo de puta de antaño? -¿Qué coño quieres?
-Aclarar ciertos… puntos de nuestra relación.
-¿Ahora tenemos una relación? –dije, sarcástica.
-En realidad no, pero no se me ocurre otro nombre para ello.
-¿Qué tal encuentros instantáneos de sexo para después volver al “si te he visto, no me acuerdo”?
-Demasiado largo, prefiero relación.
-No te soporto –resoplé, exasperada. Él sonrió, mirándome con cierta compasión.
-Eso ya lo sabíamos cuando empezamos a acostarnos, ahora, ¿puedo entrar o vamos a tener esta conversación en el pasillo?
-Prefería que te fueras y no hubiera ninguna conversación.
-Eso queda descartado.
-Está bien, ¿sabes qué?, vamos entra, como si estuvieras en tú casa.
-Gracias –respondió sin abandonar esa sonrisa. Me mordí la lengua para no soltarle ninguna grosería, Richard me ponía histérica. Primero me ignoraba, me humillaba y ahora venía aquí con esa sonrisa de conquistador y ese sentido del humor tan suyo.
-Es tarde y tengo sueño. Habla y vete.
-Sientate –repuso, señalándome el sofá.
-Estoy perfectamente aquí de pie, esperando a que digas las cuatro gilipolleces que no quiero oír para después acompañarte a la puerta.
-Si me permites un consejo de escritor, cuando quieras ser sarcástica u ofender a alguien, no uses frases largas.
-Gracias por el consejo, ahora habla.
-De nada, ese no te lo cobro.
-¡Richard!
-Está bien, cariño. Mira, sé que estás cabreada por lo que ha pasado esta noche…
-Es lo que pasa cuando vas a cenar con alguien y te ignora durante toda la velada.
-Pero no quería que la cosa acabara así –continuó como si no me hubiera oído -. Sólo intentaba explicarte con un buen ejemplo como me sentí yo anoche como amo.
-¿Un buen… ¡eres un cabrón, Richard! –grité, furiosa. Así que yo tenía razón, por eso me había tratado así, estaba enfadado desde ayer.
-No me grites –dijo sin levantar la voz -. Ayer me faltaste el respeto como amo y eso no puedo consentírtelo, no quería aplicar ningún castigo… drástico, así que pensé que tratarte tal como tú me tratas a mí sería un buen escarmiento.
-¿Cómo yo te trato a ti? –susurré, dolida -. Yo nunca te he humillado así.
-No se trataba de humillar a nadie –respondió -. Tú no me haces caso, Kate, no te tomas esto en serio, sólo te interesa el placer y así esto no va a funcionar. Tenía que hacerte ver como me siento yo cuando te tomas los castigos a broma o cuando me llamas para decirme que vas a romper las reglas.
-¿Y por eso tenías que tratarme como si no te importase?
-Si no me importaras te habría llamado ayer mismo y te habría dicho que no volvería a verte –dijo -. Sé que ahora no lo entiendes, pero quiero que pienses durante un segundo como me sentí yo ayer cuando hiciste lo que te dio la gana durante el castigo.
-Yo no…
-¿Ves? Eres testaruda, desafiante… y eso me gusta, Kate, me encanta, pero tengo un límite. No quiero cambiar tu carácter, me niego a convertirte en una especie de alfombra a la que pisar cuando se me antoje, pero creo que no te estoy exigiendo nada demasiado difícil. Las reglas eran claras, en todo lo relacionado con tu vida sexual, me obedecerías y tú aceptaste. A cambio te prometí un placer inigualable. Quiero darte ese placer y compartirlo contigo, Kate, pero si no vas a tomarte eso en serio, dímelo y lo dejamos aquí.
No respondí, miré hacia otro lado, incapaz de sostenerle la mirada. Recordé aquella vez, años atrás, cuando mi padre me regañó por haber entrado en su despacho sin permiso y haberle perdido unos papeles muy importantes para un caso en que trabajaba. Volví a la realidad, sintiéndome tan mal como entonces, tan pequeña como entonces. Richard volvió a hablar, esta vez con voz dulce, calmada.
-Sé que esto es nuevo para ti –murmuró, acercándose a mí y alzando mi rostro, colocando un par dedos en mi barbilla. Me limpió con el pulgar la lágrima que corría por mi mejilla -. Quiero ir despacio, Kate, respetar tus tiempos, no presionarte, pero siento que con todo esto te estoy haciendo daño y… mi forma de ver la vida no está pensada para dañar a nadie, sino para disfrutar. Debería castigarte por lo de ayer, castigarte en serio, pero no sé si lo soportarías. Necesito saberlo, saber si quieres tomarte esto en serio, saber si podrás con ello, si no es así, simplemente dímelo, te juro que te dejaré en paz.
-Dijiste que los castigos serían como juegos… -susurré.
-Y así es, pero los juegos pueden ser peligrosos para los que no están preparados. Te lo dije y te lo volveré a decir mil veces, jamás traspasaré tus límites, pero muchas veces los rozaré, preciosa y no sé si podrás con ello.
-Hablas como si fuese débil –murmuré. Richard se rio, muy cerca de mi rostro.
-¿Cómo iba a llamar débil a una mujer que es mucho más fuerte que yo? –dijo -. Pero enfrentarnos a la novedad nos da miedo, ¿no es así? Explorar un mundo nuevo, con el temor de que sea horrible o… de que nos guste y nos sintamos culpables por ello. Ese miedo nos debilita, hasta el punto de llegar a hacernos daño. Debería castigarte, preciosa, pero no me atrevo a hacerlo, no quiero asustarte.
-¿Tan horrible es lo que hice? –pregunté, afectada. Él me acarició el rostro.
-No es lo que hiciste, sino lo que simboliza. Necesito saber que estás aquí al cien por cien, Kate, en todo momento, no sólo cuando se trata del placer.
-Estoy aquí –dije, mirándolo a los ojos.
-¿Estás segura?
-Dices que no llegarás a hacerme daño jamás…
-No voluntariamente –respondió, vacilante.
-Confío en ti, Richard y si de verdad merezco un castigo por lo de ayer, lo aceptaré. Quiero demostrarte que voy a darlo todo en… lo que quiera que tengamos, igual que tú. Sólo te pido que tengas en cuenta que no podré soportar lo que soportaría una sumisa acostumbrada a esto.
-Eso siempre –contestó.
-¿Entonces?
-Vamos a mi casa, aquí no podemos hacer lo que quiero hacer.
Richard me pidió que me pusiera algo ligero, que no perdiese el tiempo arreglándome; yo tenía otros planes. No iba a ponerme nada demasiado espectacular, pero me había quedado dormida llorando y sin desmaquillarme, tenía que solucionar el problema. Unos cinco minutos después él entró en mi baño sin pedir permiso y suspiró. Dejé la toallita desmaquilladora a un lado.
-¿No te he dicho que no pierdas el tiempo en eso?
-No puedo salir así –contesté señalándome el rostro.
-Termina de una vez –replicó. Me contuve para no echarle sin miramientos de allí, pero tenía cosas mejores que hacer. Cuando terminé me miré al espejo, no llevaba nada de maquillaje y tenía sueño. –Como toques un solo potingue más te azotaré con este cepillo –me amenazó, enseñándome uno de mis cepillos de pelo, grande y de madera. Dejé el neceser de mis pinturas en la vitrina de cristal y salí, cogiendo mi chaqueta.
-Cuando quieras.
-Vamos –se limitó a decir. Abrió la puerta y esperó a que saliera, pero yo me di la vuelta. Richard me miró, extrañado. Sonriéndole cogí la pistola que guardaba en mi dormitorio y volví junto a él.
-Por si acaso.
Él resopló.
El viaje hasta su casa transcurrió en un incómodo silencio. Ninguno teníamos nada más que decirnos, ya lo habíamos hablado todo, todo salvo el castigo que me pondría, y eso me ponía nerviosa. ¿Me dolería tanto que tendría que decir la palabra de seguridad? ¿Le diría que no iba a volver a verlo después? Él me había prometido que no me dañaría y eso me daba confianza, pero aun así, tenía miedo.
Entramos en el loft, siendo recibidos por unos maullidos lastimeros. Richard se agachó y cogió al animal en brazos, murmurándole algo en voz baja, hasta que Isis empezó a patalear y la dejó en el suelo. La gata se acercó a mí y me olisqueó, pero cuando traté de acariciarla, salió corriendo.
-Igualita que el amo –observé.
-¿Cómo dices? –Richard me miraba con una mezcla de sorpresa y de interés.
-Oh, vamos, ¡el gato! Es igual que tú. Dais cariño cuando queréis y como queréis, pero si otro tiene la iniciativa…
-¡Arriba! –me cortó.
Subimos, mejor dicho, corrimos escaleras arriba hasta llegar al pasillo. Richard prácticamente me arrojó sobre la cama y empezó a desnudarme, traté de decirle algo, pero me golpeó bruscamente en el trasero.
-¡A qué ha venido eso! –protesté. Él me tomó el rostro con ambas manos, obligándome a mirarlo a los ojos.
-Yo amo, tú sumisa. Yo mando, tú obedeces. Tú protestas, yo…
-Castigo –terminé de mal humor.
-Kate es fácil, si no quieres esto, lo dices, te vistes y te vas.
-Quiero esto –contesté con retintín.
-Entonces por una vez, haz el favor de meterte en el papel –dijo, cabreado.
-¿Qué quieres que haga, señor?
-Voy a por una cosa, cuando vuelva te quiero completamente desnuda y arrodillada junto a la cama.
-Muy bien –respondí. Richard enarcó una ceja – señor –añadí.
Me desnudé lentamente, sin esas prisas que él me había pedido. Como sumisa me moría por obedecer, como mujer, me negaba a ceder a cada uno de sus caprichos y esas pequeñas muestras de rebeldía eran mi forma de demostrarlo. Terminé justo cuando el volvió, me arrodillé rápidamente. Se dirigió hacia la cómoda y volvió, quise girarme para ver que había cogido, pero no me dio tiempo. Me azotó con fuerza con una paleta un par de veces, arrojándola luego al centro de la cama.
-Si te digo que cuando vuelva aquí te quiero preparada, Kate, cuando llegue aquí, te quiero preparada, ¿vale?
-Sí… señor… -gemí. Esos azotes me habían dejado la piel en carne viva y sólo habían sido dos.
-En realidad no tienes que estar ahí arrodillada, sólo quería ver si obedecerías y como me esperaba, has fallado. Levántate.
-No me trates así –le grité, indignada. Él ni se inmutó.
-¿Así cómo? ¿No te he dicho claramente lo que quería de ti? ¿No he dejado claro que si desobedeces, recibirás un castigo? ¿No has sido tú la que ha decidido quedarse?
-¡Estoy aquí, ¿no?! –contesté, furiosa -. Pero no veo por ningún lado esa paciencia, ese respeto a mis tiempos del que hablabas.
-¿Tiempo? ¡A cualquier otra la habría hecho llorar! ¡Lo ves todo como si fuera demasiado intenso, pero no te das cuenta de que estoy siendo muy amable contigo!
-¿Amable? –repetí -. ¿A dejarme el culo al rojo vivo llamas tú ser amable?
-Si no puedes soportar eso sin quejarte es que no eres tan fuerte como creía –observó.
-Serás hijo de…
-Kate –me cortó -. Lo digo en serio, ¿de verdad te ha dolido tanto?
No supe que decir, ahí estaba de nuevo el amo que yo conocía, él que a su manera se preocupaba por mí. Me encogí de hombros.
-Ven aquí –murmuró, sentándose sobre las suaves sábanas de seda. Me acerqué, con cierto recelo. Richard llevó sus manos hasta mi trasero, acariciando suavemente sobre la piel golpeada. Ya no me dolía, pero aún se notaba el calor. –Si de verdad esto te ha hecho daño necesito saberlo, tu piel podría ser más sensible de lo que yo pensaba…
-No es… ha sido la sorpresa, supongo –dije. En cierto modo me conmovía su preocupación, aunque por otro lado, me preguntaba si no era simplemente una forma de cerciorarse de que podría seguirle el ritmo. Quise mantener mi orgullo intacto, recordarle que no era una niñita asustada, que podía con eso y más, aunque una voz en mi cabeza me decía que no fuera estúpida y que saliera corriendo de allí -. Me había traído para castigarme, señor –le recordé. El siguió acariciándome, como si estuviera comprobando algo; me miró, evaluando mi rostro, permanecí impasible.
-Voy a decírtelo por última vez, si esto es demasiado, si no puedes aguantar el dolor o simplemente, no quieres hacerlo, dilo.
-Estoy segur…
-Si te quedas tendrás que aceptar las consecuencias –me avisó.
-Tú también –respondí, sorprendiéndolo –si me quedo tendrás que aceptar que no estoy lista para muchas cosas. Quizás deberías pensarte si sigue queriendo a una novata en esta habitación, ¿no prefieres a alguna que tenga el máster en Sumisión y Dolor?
-No –replicó.
-Yo no quiero irme. Este mundo me asusta, me preocupa no poder aguantarlo, pero sé que soy fuerte y… que aunque a veces me parezcas un cabrón, puede confiar en ti porque eres un buen hombre. Además esta nueva forma de sentir placer es… fascinante. Quiero estar aquí.
-Te veo muy segura –dijo.
-Lo estoy.
-Bien, eso es justo lo que deseaba oír. Ahora, preciosa, ven aquí y empecemos de una vez –me tendió la mano, invitándome a dejarme guiar por él. Richard me recostó atravesada sobre su regazo, acariciándome la espalda y las nalgas. Recordé la primera vez que había hecho eso, como me había puesto a llorar. Ahora me sentía tranquila, confiaba en él -. Este castigo no va a ser especialmente doloroso –me explicó – pero va a ser muy duro –añadió, sin dejar de acariciarme. Asentí, atenta a sus explicaciones, preocupada por sentirme tan tranquila cuando me hablaba de castigos crueles –voy a vendarte los ojos…
-¿Vendármelos? –casi grité, asustada. Un suave manotazo sobre el culo me hizo recordar que debía estar callada, pero eso no podía evitar que respirase con dificultad.
-Tranquila, lo fácil será tener los ojos vendados –aseguró -. Lo realmente difícil viene después.
-Está bien…
-También voy a atarte las manos y vas a colocarte de rodillas sobre el colchón. No deberás moverte –me avisó.
-¿Y si pierdo el equilibrio?
-Yo te sujetaré.
-De acuerdo…
Richard me ayudó a levantarme y tomó la venda que había traído.
-¿Puedo hacerte una pregunta, señor?
-Dime.
-¿Por qué no has cogido uno de los antifaces que hay en la cómoda?
-Eso lo sabrás después –respondió -. Ahora darte la vuelta, voy a vendarte los ojos.
Obedecí, no sin cierto nerviosismo. Cerré los ojos apenas un segundo antes de que sintiera la venda sobre mis párpados; la ató con extremo cuidado, sin apretar demasiado, pero asegurándose de que no se moviera de su lugar. Al sentir completamente cegada no pude evitar asustarme, todo estaba en silencio, no lo veía, pero tampoco lo oía.
-¿Richard? –murmuré. ¿Me habría dejado sola?
-Estoy aquí –solté todo el aire que había estado conteniendo -. No te voy a dejar, relájate. Vamos, ven.
Me llevó de nuevo hasta la cama y me ayudó a arrodillarme en el centro. Me ató las manos a la espalda, valiéndose para ello de una cinta, muy suave al tacto, pero resistente. Seda.
-Ya estás lista –susurró sobre mi oído. Mi respiración había vuelto a cambiar, pero esta vez llevada por el deseo y el morbo, no por el miedo. Atada, cegada y excitada, mala combinación. O buena, según se mire -. Esto no es sólo un castigo, cariño, es también una lección de confianza. Confianza en mí, pero sobre todo, confianza en ti misma.
-No te entie…
-Lo entenderás –murmuró -. Ahora no pienses en nada, quiero que te limites a sentir. Van a ser veinte azotes, fuertes. Te va a doler, pero estoy seguro que vas a poder con ello, si no es así…
-Manzanas –terminé yo. Lo escuché reír. Me acarició cariñosamente el pelo en señal de aprobación.
-Eso es. No voy a acariciarte ni a darte ninguna muestra de consuelo mientras dure el castigo, preciosa, pero te daré tiempo entre cada nalgada para que asimiles el dolor y las sensaciones que te provoque, ¿estás lista?
-Creo que sí –contesté, temblando.
-Mala respuesta –dijo, apoyando sus labios en la piel de mi garganta. Me besó allí, despacio, mientras que sus manos recorrían mi cuerpo, centrándose en esas zonas erógenas que él conocía tan bien -. Mañana disfrutaremos los dos de este hermoso cuerpo –susurró, entreabrí la boca, respirando audiblemente, en un suspiro –aún no lo he saboreado todo –acarició suavemente mi clítoris, me arqueé y separé las piernas dándole un mejor acceso, pero él paró –mañana, preciosa, mañana –me prometió, dándome un último beso -. ¿Estás lista? –repitió.
-Sí –respondí.
El primer azote fue doloroso, ni siquiera anticiparme al dolor me sirvió para afrontarlo, pero Richard sabía lo que hacía y tan pronto como la quemazón llegó, se marchó. Tal como había asegurado, me dio tiempo para absorberlo y entender que por mucho que me doliera y apretase los dientes para no quejarme, mi cuerpo quería más.
-Vamos a por el segundo.
El proceso se repitió, una, dos, tres veces, azote, fuerte y crudo, dolor, intenso, para luego desaparecer y dejarse notar entre mis piernas, esta vez, en forma de un delicioso placer que me hacía arder.
-Lo estás haciendo muy bien, nena.
Me mordí el labio, callándome un no me llames nena. Él se rio y me dio un nuevo azote, un poco más juguetón que los otros que, increíblemente, me pareció decepcionante.
-¿Ese no ha sido tan bueno? –susurró, apartándome el cabello del cuello, que se me pegaba por el sudor -. ¿Te gusta más fuerte, cariño?
Notaba un calor muy intenso, dentro de mí, sobre mi piel, en el ambiente, en su voz, en todas partes.
-Contesta –exigió, dándome una nueva nalgada, tan fuerte como los anteriores. Richard llevó un par de dedos hasta mis pliegues, los frotó con ligereza -. Sí, te gusta más fuerte… -dijo con satisfacción -Te gusta estar así, ¿verdad, preciosa? Dolorida pero empapada, tan excitada que sientes que vas a estallar.
Su voz era como uno de sus azotes, cruel, malévola, pero terriblemente erótica. Ya había perdido la cuenta, pero debió llegar a la mitad cuando paró.
-¿Oyes eso? –preguntó. No contesté, eran mis gemidos los sonidos que invadían aquel silencio. Gemidos de dolor y de placer, todo mi cuerpo clamaba por atención, por caricias, por tenerlo a él dentro y cada azote lo recibía como un pequeño adelanto. Empezaba a entender el castigo, la negación del clímax era cruel: cerca, pero lejos, muy lejos. Y por encima de todo el dolor, fuerte y severo, que aunque desaparecía obligándome a pedir más, cuando volvía me hacía estremecer. –Es un sonido precioso, Kate, delicioso diría yo. –Y su mano volvió a resonar al estrellarse con fuerza sobre mi piel.
-Mmm… -sollocé. Esa había dolido mucho más que las otras y aun así, mi cuerpo no parecía saciarse, quería más, pero yo no podría soportarlo.
-Precioso, mi bella inspectora, realmente hermoso –susurró, antes de volver a azotarme.
Ya quedaba menos, me consolé, pronto acabaría. Traté de abstraerme, pensar en otra cosa, pero Richard adivinó mis intenciones.
-¡Joder! –grité. Sus dedos se movieron rápidamente, penetrándome violentamente, dentro y fuera, hasta dejarme al borde del orgasmo. Los retiró y los acercó a mis labios, abrí la boca y los lamí, con avidez. Sentía mis piernas temblar, empezaba a serme muy difícil sostenerme sobre esa cama, pero él me sujetó, pegándome a su cuerpo, abrazándome por la cintura con el brazo libre, mientras que yo seguía saboreando mi propia excitación.
-Veinte –murmuró -. Has estado maravillosa –dijo, admirado.
No pude responder, me sentía en una especie de limbo. Me sentía extraña, rara, falta de algo. Aún no podía haberse acabado, yo necesitaba algo más. Traté de hablar, pero él me lo impidió.
-Voy a quitarte la venda y quiero que mires al frente, ¿de acuerdo?
Asentí, inquieta. Recordé sus palabras, “lo realmente difícil viene después”. Desató la venda y me pidió que abriese los ojos.
-Mira, Kate –dijo en voz baja.
Abrí los ojos y lo que vi fue superior a mis fuerzas. Yo, reflejada en un espejo, un espejo que no había visto antes, atada, desnuda, con el hombre que me había azotado abrazándome. Yo, dejando que un hombre me pegara para sentir placer. Yo, sintiendo placer con aquello. Yo, comprendiendo porque esta era la parte dura del castigo. Enfrentarme a lo que estaba haciendo. Verme como me vería la Kate Beckett que todos conocían. Empecé a llorar.
-No llores –murmuró -. Esta eres tú, Kate, la mujer que está desnuda y dejando que un hombre la azote
-No… no… no sigas… -balbuceé entre sollozos.
-Tranquila cariño –me arrulló, con dulzura –mírate, Kate, mírate al espejo –me animó, pero yo evitaba mi reflejo, no quería verlo, no quería ver en lo que me había convertido -. No temas –siguió hablando –eres tú, la misma que atrapa a los malos, que me dice que mis teorías son absurdas, la misma que adora el café con sabor a vainilla… vamos, preciosa, mira, no tiene por qué ser horrible, no si tú no quieres…
-Quiero salir… de aquí… -sollocé. Él no insistió más, me tomó en brazos con delicadeza y me llevó hasta la habitación blanca, posándome suavemente en la cama. Abrió el cajón de la mesita de noche, sacando un bote de crema calmante, pero yo negué.
-No…
-Kate –dijo con suavidad.
-Por favor, no –supliqué, sin poder dejar de llorar. Él asintió, dejando el bote en la mesilla, se sentó a mi lado, acariciándome el rostro, limpiando mis lágrimas. En un momento de lucidez conseguí detener el llanto, para poder hablarle.
Le pedí que me dejase sola, porque no soportaba estar a su lado. No le temía, no le odiaba, no me asqueaba y eso era lo que más me dolía. Que no podía odiarlo. Que no me arrepentía de lo que había hecho. Que había disfrutado con ello. No pude odiarlo, pero pude odiarme a mí misma. Esa noche lloré hasta el amanecer.
Última edición por maria_cs el Mar Mayo 14, 2013 1:55 pm, editado 1 vez
Re: (+18) Amo del Universo - ÚLTIMOS CAPÍTULOS Y EPÍLOGO
Te pille!!!.
Acabo de llegar del curro, estoy cansada, tengo sueño , se me ocurre mirar por el foro y que encuentro? capitulo nuevo del "Amo ...". Pues nada a leer que asi paso mucho mejor la noche, quien sabe con que soñare después de la lectura, mañana os lo cuento
Acabo de llegar del curro, estoy cansada, tengo sueño , se me ocurre mirar por el foro y que encuentro? capitulo nuevo del "Amo ...". Pues nada a leer que asi paso mucho mejor la noche, quien sabe con que soñare después de la lectura, mañana os lo cuento
Re: (+18) Amo del Universo - ÚLTIMOS CAPÍTULOS Y EPÍLOGO
Uuuuu increible capitulo, ya quiero la continuacion en su casa!!! Woow!!
Re: (+18) Amo del Universo - ÚLTIMOS CAPÍTULOS Y EPÍLOGO
a cada capitulo te superas maas!!! graciaaaas!!!
alcalde100- Ayudante de policia
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Re: (+18) Amo del Universo - ÚLTIMOS CAPÍTULOS Y EPÍLOGO
Creo que me falta una pequeña parte. empieza el capitulo pidiéndole a Castle que la deje sola, se va y empieza a llorar, pero termina el capítulo a mi entender está dispuesta a ir a la casa de él, hay algo que me he perdido?
choleck- Escritor - Policia
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Localización : en la parra
Re: (+18) Amo del Universo - ÚLTIMOS CAPÍTULOS Y EPÍLOGO
Esta es mi cara al entrar al foro y ver un nuevo capi ->
Esto mientras lo leo ->
Esto mientras bajo y veo que ya mismo se acaba ->
Esto cuando se acaba ->
Creo que con esto te defino lo mucho que me gusta ^__^
Besos wapisima!
Esto mientras lo leo ->
Esto mientras bajo y veo que ya mismo se acaba ->
Esto cuando se acaba ->
Creo que con esto te defino lo mucho que me gusta ^__^
Besos wapisima!
Re: (+18) Amo del Universo - ÚLTIMOS CAPÍTULOS Y EPÍLOGO
sigueeeeeeeee me gusta muchoooo
castle&beckett..cris- Escritor - Policia
- Mensajes : 5471
Fecha de inscripción : 20/03/2011
Edad : 33
Localización : Menorca..I LOVE NEW YORK..NYPD..RICK CASTLE & KATE BECKETT
Re: (+18) Amo del Universo - ÚLTIMOS CAPÍTULOS Y EPÍLOGO
Aaahh, claro pone 1ª parte, es domingo, mil disculpas...choleck escribió:Creo que me falta una pequeña parte. empieza el capitulo pidiéndole a Castle que la deje sola, se va y empieza a llorar, pero termina el capítulo a mi entender está dispuesta a ir a la casa de él, hay algo que me he perdido?
choleck- Escritor - Policia
- Mensajes : 1967
Fecha de inscripción : 07/06/2012
Localización : en la parra
Re: (+18) Amo del Universo - ÚLTIMOS CAPÍTULOS Y EPÍLOGO
ME encanta Cada dia escribes mejor.
Continua pronto.
Continua pronto.
_Caskett_- Escritor - Policia
- Mensajes : 2936
Fecha de inscripción : 22/01/2013
Localización : en un mundo feliz
Re: (+18) Amo del Universo - ÚLTIMOS CAPÍTULOS Y EPÍLOGO
kdfjklsjfklsdjfklsklsfs woow, que buen ejemplo ha usado Castle para hacerle saber como se sintió. No podía ser mejor. Buff... a ver si aguanta Beckett...estoy deseando cn ansias la segunda parte de este capitulo ksfjhskgjhfdjkghjkghdk.
Como siempre, sigue escribiendo así por que lo haces fantasticamente bien.
Como siempre, sigue escribiendo así por que lo haces fantasticamente bien.
Invitado- Invitado
Re: (+18) Amo del Universo - ÚLTIMOS CAPÍTULOS Y EPÍLOGO
Muy bueno, sigue
Pronto
Pronto
chelcas- Escritor - Policia
- Mensajes : 1437
Fecha de inscripción : 27/01/2012
Edad : 31
Localización : México
Re: (+18) Amo del Universo - ÚLTIMOS CAPÍTULOS Y EPÍLOGO
Se me acaban las palabras contigo, María.
El capítulo fantástico. Vaya modo el de Castle de hacerle saber como se sintió, por un momento pensé que iba a decirle que había llegado muy lejos y que no creía que sirviera para ser su sumisa.
Pero me has dejado intrigada con esa frase del comienzo, ¿no habrá sido Beckett capaz de soportar el castigo de Castle?
Espero que subas pronto la continuación.
El capítulo fantástico. Vaya modo el de Castle de hacerle saber como se sintió, por un momento pensé que iba a decirle que había llegado muy lejos y que no creía que sirviera para ser su sumisa.
Pero me has dejado intrigada con esa frase del comienzo, ¿no habrá sido Beckett capaz de soportar el castigo de Castle?
Espero que subas pronto la continuación.
______________________
Castlet: What happens if you don’t like what you see?
Beckett: What happens if you don’t let me look?
Re: (+18) Amo del Universo - ÚLTIMOS CAPÍTULOS Y EPÍLOGO
WOW me has dejado muy intrigada María, sigue pronto.
anaforo- Escritor - Policia
- Mensajes : 1090
Fecha de inscripción : 06/02/2012
Edad : 31
Localización : Murcia. Y en una de las 20 manzanas que hay entre la casa Rick y la de Kate :)
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