(¿+18?) La tormenta

Capítulo 18 Una visita inesperada

Dormía plácidamente sobre su pecho, desnuda. No podía dejar de mirarla, ya no solo por lo hermosa que era, sino por lo cerca que había estado de perderla. Un mechón de su pelo fue a parar a sus ojos, se lo apartó cariñosamente, no quería que nada interrumpiera su sueño. Verla así era un regalo para sus ojos, en paz, tranquila, sin miedo. Richard Castle sonrió, sabía que la calma no dudaría mucho, que luego la tormenta volvería, esa tormenta que les golpeaba desde que ese loco entró en sus vidas, pero ahora que ella dormía feliz iba a disfrutar de ese momento, disfrutar de esa calma.

(Unas horas antes)

La abrazó con fuerza, dejándola llorar, aunque odiaba verla así.

-¿Qué... haces... aquí?, tenías que estar fuera, lejos..., ¿por qué no te has ido?, eres un estúpido Richard Castle.-Mientras que hablaba le daba puñetazos en el pecho, sin dejar de llorar.
-Shhhhhh, cálmate Kate, no podía irme, no sin ti, no iba a dejarte, tranquila, mi amor, por favor no llores mas, shhh.-La abrazó con ternura, ayudándola a caminar hasta el sofá, donde se sentaron, ella en su regazo. Kate seguía llorando sobre su pecho, él no dijo nada más, la dejo llorar hasta que sintió como se calmaba. Suavemente la apartó de su pecho, haciendo que le mirara, acarició sus lágrimas con el pulgar. -¿Mejor?

-Rick, por favor te lo suplico, vete, no puedes quedarte aquí, no podría perderte.
-No me iré Kate, no sin ti, y sé que tú no te irás, así que me quedo aquí, contigo. Le atraparemos, juntos, pero no te dejaré sola, no me lo perdonaría.
-Rick…
-Mi amor no lo entiendes, llevo cuatro años en comisaría, sabiendo que es peligroso, pero no es por los libros, ni por Nikki Heat, sino por ti. ¿Recuerdas cuando nos conocimos?, te dije que tenías unos ojos preciosos, ahí no estaba enamorado aún Kate, eso llegó después, pero desde ese momento supe que no podría vivir alejado de tus ojos, desde entonces los tengo aquí grabados, y no he dejado de pensar en ellos ni un momento, ni siquiera el verano que me fui. Te quiero Kate y por mucho que lo intente o que me lo pidas no me apartarás de ti, pienso vivir el resto de mi vida contigo.
-Rick…
-No intento hacerme el héroe, y no voy a decirte que voy a protegerte Kate, solo te pido que nos cuidemos mutuamente, los dos juntos. Por favor, piénsalo.
-No.
-Kate…
-No tengo nada que pensar, no pienso alejarme de ti nunca más, soy demasiado egoísta para separarte de mí. Te quiero Rick.
-Entonces, ¿no me alejarás más?-Castle parecía como un niño con un juguete nuevo, por fin la había hecho entrar en razón.
-No mi amor, pero tienes que jurarme que tendrás cuidado y que no te pondrás en peligro tontamente, y que no te meterás en la investigación.
-Kate…-La cara le cambió.
-O me lo prometes o te juro que te esposaré a Esposito y no verás la llave hasta que lo atrapemos.
-Eres cruel Kate-Ahora parecía un niño enfadado.
-Si así te mantengo a salvo…
-Está bien, te lo prometo, no intervendré.-Mentalmente se dijo a sí mismo que si la veía en peligro iría a por ese tío, le daba igual la promesa.
-Bien.-Le sonrió, Castle tenía razón, era absurdo mantenerlo separado de ella, podían cuidarse el uno al otro, y eso era lo que necesitaban en esos momentos, sin embargo…

-Rick, ¿qué hay de tu familia?
-Ahora están de camino a Españ…
-Shhhhhhhhh, maldita sea, no deberías habérmelo dicho.
-Tranquila Kate, no lo comentaremos fuera de estas paredes, confío en ti.
-Entonces, ¿te dejaron volver?
-Alexis casi me dispara con la pistola de Ryan, pero sí, me dejaron volver. Supongo que entienden que las necesito a salvo, cómo necesito saber que tú también lo estás.
-Espero que Alexis no me odie aún más.
-Tranquila, cuando todo esto acabe os reconciliareis, estoy seguro.
-Entonces, ¿España?
-Sí, lo qué no se es por qué.
-Es buena idea, se come bien y es un país maravilloso.
-¿Has ido?
-De niña, con mis padres, me dijeron que ellos pasaron allí la luna de miel y me llevaron para que lo conociera. Me enamoré de ese país Rick, de niña me dije que si alguna vez me casaba iría allí de luna de miel, igual que mis padres.

Castle la escuchaba con atención, guardando esas palabras en su memoria, para usarlas más adelante.

-Rick…
-Dime amor.
-Entonces, ¿leíste mi carta?
-Sí, la leí, nunca me habían escrito algo así mi amor, ¿por qué no me dijiste lo de los libros?
-No quería aumentar tu ego…
-No lo has hecho, lo único que ha crecido es mi amor por ti. Te quiero Kate, cómo nunca he querido a una mujer.
-Yo también te quiero, gracias por aparecer en mi vida.

Estuvieron un rato mirándose, tranquilos, sin hablar, pero Castle…

-Cariño, a riesgo de romper este momento, deberías saber que aquí abajo hay alguien que se está animando de tenerte tanto tiempo encima.

Ella le sonrió y le besó cariñosamente, tentativamente, provocándolo.

-¿Por qué no me lo demuestras?
-Sabes, desde que has mencionado lo de esposarme con Esposito no se me ha ido una idea de la cabeza.
-De acuerdo, llamaré a Esposito, aunque no sabía que te fueran los tríos.
-¿Qué?, no, no, ¿estás loca?-Parecía horrorizado ante la idea.-Me refería a esposarte a t…-Ella le miraba riéndose, divertida.
-Muy graciosa inspectora.
-¿Sabes?, la idea de las esposas no me parece mal, así te compenso por lo que te dije el otro día.
-No pienses más en eso, aunque estoy encantando de que me recompenses.
-Te espero en la cama Ricky.-Mirándolo sensualmente se dirigió hacia su habitación. Castle la miró irse y suspiró lentamente, esposas, Kate, aquello iba a ser memorable.

Beckett esperaba en la cama, nerviosa. No era la primera vez que hacía aquello pero nunca podía evitar los primeros nervios. Se obligó a apartarlos de su cabeza, ¡era Castle por el amor de dios! Y conociéndolo como lo conocía no iba a olvidar esa experiencia. Castle le sonrió acercándose a ella, con las esposas de policía en la mano, iba a cogerle las muñecas pero Beckett le frenó:

-Mira en el tercer cajón de la cómoda.- Castle se dirigió allí extrañado, jadeando al abrir el cajón. Sonrió mirándola:
-¿Hechas a medida?-dijo con un tono de burla, recordando el caso de la dominatrix.
-Las otras cortan.-Se justificó ella, mientras que se mordía el labio. Castle suspiró conteniendo sus impulsos, aquella iba a ser una noche muy larga.

Cogió sus muñecas y las acercó al cabecero de la cama, esposándola, realmente encajaban bien en sus manos, ni muy fuerte, ni flojas, imposible de soltar, pero tampoco dejarían marcas.

-Tienes que decirme a qué tienda fuiste.
-Tranquilo, te compraré un par por tu cumpleaños.- Dijo burlona.
-Muy graciosa, detective, pero ahora no es momento para reír, sino para disfrutar.
-Te oigo hablar Castle, pero sigo esperando. -Castle la miró, y cogió unas tijeras que había en la mesita de noche. -¿Le tienes mucho cariño a este sujetador?
-Ya está muy viejo.
-Bien.-Cortó el sujetador, dejando la prenda destrozada en el suelo, mirado los pechos de su novia, que siempre le habían vuelto loco. Acarició suavemente, apenas rozándola, sintiendo como ella se estremecía con el contacto. –Rick…
-Shhhh… yo llevo el mando inspectora, relájese y disfrute. –Empezó a besar su cuello, oyéndola jadear. Lentamente bajó a sus pechos, acariciando uno mientras que jugaba con su lengua con el otro, sintiendo como se endurecían. Beckett se mordió el labio, intentado controlar sus gemidos, pero era difícil, y más cuando sentía los dientes de Castle en torno a su pezón, mordiendo suavemente, muy suavemente, torturándola. Cuando sintió cómo sus labios empezaban a bajar por su abdomen contuvo la respiración, sabiendo lo que haría ahora. Castle la miró y acarició el interior de sus muslos, pero sin rozar lo que sabía muy bien ella quería. Iba a hacerla rogar, aquella noche habían cambiado las tornas, él era quien mandaba e iba a hacer que suplicara, solo para hacerla disfrutar el doble. Beckett se retorció y gimió:
-Rick… por favor…-Se había dicho a sí misma que no rogaría, pero Castle la estaba volviendo loca y no aguantaba más. Él sonrió y sus dedos le dieron lo que quería, era hábil en aquello, muy hábil, y ambos lo sabían. Introdujo dos dedos dentro de ella y empezó a moverlos, dentro y fuera, acelerando el ritmo, haciéndola gritar de placer. Castle se mantuvo quieto un segundo, observándola, era realmente hermosa y quería disfrutar de sus gestos, sus gemidos, sus movimientos, cuando sintió cómo ella se calmaba se acercó para besarla, con pasión:

-¿Ha disfrutado de eso inspectora?
-Tampoco ha sido para tanto…
-Muy bien… tú los has querido.-Empezó a besarla de nuevo, pero esta vez con mucha más pasión. Atrás habían quedado la sutileza y la ternura, iba a conseguir que gritara su nombre y sabía muy bien cómo hacerlo. Beckett sintió como los dedos de Castle se introducían y salían dentro de ella, esta vez con más fuerza, mientras que su lengua jugaba con sus pechos.
-Dios…Rick… sigue… no pares…

Castle se animó aún más con esas palabras y dejó sus pechos para bajar, metiendo el rostro entre sus piernas, lamiendo alrededor de su clítoris, pero sin rozarlo.

-Rick… por favor…
-Dime lo que quieres Kate…-Susurró estas palabras sin apartar el rostro de sus piernas, sabía de sobra lo que ella quería, pero quería oírlo de sus labios.
-Rick…-Los dedos de Castle no la dejaban hablar con claridad y sentía como perdía todo pensamiento lógico.
-Dilo Kate…
-Quiero que me lleves al sexto cielo, ahora.- No le hizo esperar más y empezó a besar y lamer su clítoris con rapidez. Beckett enredó sus piernas en sus hombros, queriendo más contacto.
-¡Rick… Dios… Rick… SÍ!-Sintió como el orgasmo atrapaba cada centímetro de su cuerpo y de su ser. Castle la dejó relajarse una vez más. Sentía como su erección le torturaba dentro de su pantalón, luchando por ser liberada. Se desprendió de las prendas mientras que veía como el pecho de Beckett bajaba y subía, sus ojos estaban cerrados y sus labios entre abiertos, el cabello revuelto, su cuerpo desnudo y mojado, en una palabra, preciosa.

-Kate…
-Bésame.-Él se acercó y la besó de nuevo, sintiendo la imperiosa necesidad de entrar en su cuerpo.
-Kate, te quiero.-La penetró despacio, soltando un gruñido al sentir como su piel lo rodeaba, cálida y húmeda. Echó sus piernas sobre sus hombros y empezó a moverse, cada vez más rápido, atendiendo en todo momento sus gemidos y las expresiones de su rostro.
-Rick…
-Vamos Kate, los dos juntos.-Aumentó el ritmo, memorizando cada gesto de ella, sintiendo como el orgasmo los atrapaba, sintiendo un placer insoportable, incapaz de describirse. Completamente agotado se dejó caer sobre ella, intentando no aplastarla, pero vio como una lágrima recorría su rostro.
-Kate, amor ¿estás bien?
-Shhhh, no hables, no interrumpas este momento con palabras Rick, no hacen falta.

El la acarició dulcemente y soltó sus muñecas, frotándolas suavemente. No tenían ninguna marca, pero sabía que estarían doloridas. Se tumbó a su lado, enredando sus dedos en su pelo, sintiendo como su respiración aún estaba acelerada. Estuvieron un rato sin hablar, pensando que se había quedado dormida hasta que la oyó llamarle con voz suave, cansada:

-¿Rick?
-¿Sí?
-Te quiero.
-Yo también te quiero.

Continuará...

Este capítulo es para otra gran amiga, mi pequeña pelirroja, que me animó a subir la escena de sexo. Gracias por leer

Capítulo 19 Celos, un mensaje de Lanie y un bebé de ojos azules

Beckett despertó con el olor a café recién hecho. Sonriendo fue hacia la cómoda buscando una de sus grandes camisetas, luego se dirigió a la cocina. Lo encontró vestido sólo con unos vaqueros y el pelo completamente despeinado. Lo abrazó por detrás, besándole en el cuello.

-Buenos días.
-Hola, ¿cómo has dormido?
-De maravilla, ¿y tú?
-Como nunca. Tu café.-Se lo tendió con una sonrisa.
-Gracias.-Bebió un sorbo.-Rick… lo de anoche fue increíble, gracias por estar aquí.
-No me des las gracias, aquí es donde quiero estar.

Ella sonrió y le besó.

-Será mejor que me duche, voy a llegar tarde a la comisaría.
-En cuanto a eso…, he pensado que quizás debería acompañarte…
-¡Rick!
-No quiero meterme en la investigación, Kate, pero sé que si me voy a casa me pondrás un escolta, puedo quedarme en comisaría en la sala de descanso, te prometo que no molestaré.
-Está bien, pero ¿qué vas a hacer todo el día en la sala de descanso?
-Escribir, primero tendremos que pasar por casa para coger mi portátil, tengo que terminar el libro en un mes, y lo llevo por la mitad, además ahora no puedo retrasarme ni un día, Gina me odia.
-Si no fuera por qué eso no es bueno para tu trabajo me alegraría…-Él la miró fijamente.
-¿Qué?, ¡odiándote no se acerca a ti!
-¡Echaba de menos tus celos!
-¿De menos?, ¿cuándo me has visto a mí celosa?
-Pues… cuando te presenté a Kira y a Sofía, cuando conocimos a Serena, cuando…
-Volviste con Gina…-Lo dijo con amargura, mirando hacia otro lado.
-Tú estabas con Demming.
-No. Le dejé justo antes de que te fueras. ¿Recuerdas cuando apareció Gina?, iba a decirte que quería irme contigo a la playa. -Castle la miraba sin poder creérselo.
-Kate, ¿por qué no me lo dijiste?
-Decirle a un hombre que te sientes atraída por él delante de su ex no es buena idea.
-Ya… Kate…, lo siento.
-Ya ha pasado mucho tiempo, ahora da igual.-Él se acercó a ella y la abrazó.-Te quiero.
-Y yo a ti. Oye… tengo que ducharme, ¿por qué no me acompañas?
-Esa es una gran idea.-Se dirigieron a la ducha, pero el móvil de Beckett les interrumpió.
-Odio tu móvil…
-Es un mensaje de Lanie, vaya, debí haberla llamado ayer.
-¿Qué te dice?

“Espero que disfrutaras de la noche, pero la próxima vez que vayas a tener una sesión de sexo apasionado con tu escritor no me invites a cenar. Quiero detalles”

-¿Nos oyó?
-Eso parece, tengo que compensarla por esto.
-¿Compensarla?, estará encantada, ahora va a poder torturarte durante semanas.
-Sí, tienes razón, por eso mismo, cuanto antes cene con ella antes dejará de torturarme.
-Invítala a cenar esta noche en el loft, vosotras podréis hablar sobre lo bueno que soy en la cama y yo veré el futbol con Esposito.
-¿De verdad quieres que hable con Lanie de sexo? Ella está con Esposito, lo sabes, ¿no?
-¿Qué quieres decir con eso?
-Nada, pero él es más joven y seguro que salgo perdiendo en esa charla.
-¿Sabes?, el pequeño Rick quería ducharse contigo, pero ahora que lo has llamado viejo, creo que ha cambiado de idea.
-Vamos Rick, es una broma.
-Sí, ya…
-Rick…-Se lo dijo mordiéndose el labio, haciéndolo estremecerse, pero él se mantuvo firme.
-No cambiaré de idea.
-De acuerdo…-Se quitó la camiseta y se dirigió al baño, sabiendo de sobra que la estaba mirando. Rick suspiró.
-Eres mala Kate.

Salieron de la ducha riéndose.

-Dilo.
-No.
-Vamos Kate.-Le puso esa mirada suya, que ella conocía también.
-Está bien.-Se acercó a él y le susurró algo al oído.- ¿Contento?
-Mucho.
-Bien, pues ahora vámonos, llegamos tarde.

En el trayecto Rick no paraba de mirarla de reojo.

-Me estás poniendo nerviosa.
-Lo siento.-Miró por la ventanilla.
-Está bien. ¿Qué ocurre?
-Nada.
-Rick…
-Es sólo que no paro de pensar en Lanie y Esposito.
-Exactamente en qué piensas.
-Bueno… Kate… ¿quieres tener hijos?

Beckett frenó de golpe.

-Rick, ¿de verdad crees que este es el lugar adecuado para hablar de este tema?
-No, tienes razón, lo siento.-Beckett pudo advertir el tono desilusionado de él.
-Lo siento Rick, pero de verdad, podríamos hablar de esto después.
-Sí, claro.-Ella le dio un beso en señal de agradecimiento. Él no dijo nada, pero mentalmente se dijo a sí mismo que esa conversación no tendría lugar, dudaba mucho de que ella quisiera tener hijos.

Cuando llegaron a la comisaría Rick se aseguró de que Gates no estaba ahí, le dio un beso rápido en los labios y fue hacia la sala de descanso. Beckett por su parte se fue a su escritorio, no sin antes echar un vistazo a su pizarra, que no había cambiado en los últimos días.

-Esposito, dime por favor que tenemos algo nuevo.
-No, lo siento, ya no sé dónde buscar.
-Pues necesitamos algo nuevo, ya, si queremos que Ryan y la familia de Castle vuelvan algún día.
-¿Se te ocurre algo?
-No… si al menos supiéramos a que unidad pertenece ese tío.
-Tiene que ser alguien de este edificio, sería lo más lógico, por eso está tan obsesionado contigo y con Castle.
-¿Y qué hacemos?, ¿investigamos a todos los policías de este edificio uno por uno?
-No sería mala idea.
-Pues ya sabes, empieza.
-Ahora es cuando echo de menos a Ryan.

Ella le sonrió, quizás con un poco de suerte ese caso se resolviera de una vez.-Por cierto, dile a Lanie que siento lo de ayer, y qué si queréis venir a cenar esta noche al loft.
-Dice que sí.-Ella le miró extrañada. -Lanie me ha dicho esta mañana que cuando nos ofrezcas invitarnos a cenar te dijera que sí.
-Joder con Lanie, debe de tener una bola de cristal.
-Entonces, ¿a las nueve allí?
-Sí, ahora a trabajar.

Beckett se dirigió vio a Castle en la sala de descanso, muy concentrado y sonrió. Se dirigió hacia allí y le abrazó por detrás.

-Kate, Gates podría vernos…
-Tienes razón. Rick, ¿estás enfadado por lo de antes?
-No, tranquila, ¿quieres un café?
-Ehhh no, gracias. Oye ¿podemos almorzar juntos luego?
-Claro. Ahora será mejor que sigamos trabajando, tengo que decidir si Nikki va a tener al bebé o no.
-¿Nikki Heat embarazada?, ¿me hablas en serio?
-Sí, aunque no te lo creas hay muchas mujeres que quieren tener hijos.
-Rick, yo no he dicho que no quiera tener hijos…
-Kate, da igual, de verdad, tranquila. Te veré luego para almorzar.
-De acuerdo…-Se dio la vuelta decidida a acabar esa conversación, aunque lo dejaría para después.

Durante el resto de la mañana Esposito y Beckett buscaron toda la información posible sobre los chicos de su unidad, aunque dudaban de que ellos tuvieran algo que ver con aquello. Beckett miró su reloj, era hora de comer, y aprovecharía para hablar con él. Castle salió de la sala en ese momento.

-¿Nos vamos?
-Claro.
-¿Dónde vamos a comer?
-En casa. Cocinaré para ti.
-Eso es nuevo.
-Rick, deja ya ese tono, por favor.
-No sé de qué me hablas.
-Rick, crees que no quiero tener hijos y eso no es así, por favor, espera a que lleguemos a casa y déjame hablar.-Él no dijo nada, se limitó a asentir con la cabeza.

Cuando llegaron a casa Rick dejó el portátil en el sofá y la miró.

-Bien, habla.
-Siéntate.
-Estoy bien así.
-Muy bien. Escucha, no quiero tener hijos ahora.-Él suspiró.-Rick, me encantaría tener hijos contigo, algún día, pero no ahora, no cuando yo no estoy lista y cuando tenemos un psicópata que quiere hacernos daño.
-Lo entiendo. Es sólo que, no puedo evitar pensar en que tienes razón en lo que dijiste, yo ya no soy tan joven, y me haría mucha ilusión tener un bebé contigo.
-Rick, por favor, no eres un viejo, podemos tener hijos más adelante, los dos somos jóvenes.
-Sobre todo tú.-Ella sonrió, se acercó a él y le acarició con ternura.
-Rick, créeme he soñado muchas veces con un niño de ojos azules y sonrisa encantadora, y me encantaría conocer a ese bebé algún día, pero no aún. Al menos espera hasta que ese loco esté encerrado.
-Supongo que tienes razón, aunque ahora que lo pienso deberíamos empezar a tomar precauciones.
-No te preocupes por eso, tomo la píldora desde los dieciocho.-Él la miró sorprendido.-Tuve un gran susto con un novio en la universidad, y desde entonces no he dejado de tomarla.
-¿Un susto?
-Un retraso Rick, ya sabes, cuando no te viene la regla y puedes estar embarazada.
-Y… ¿qué pasó?
-No ves a ningún adolescente por aquí ¿no?
-Falsa alarma, ya.
-Sí, falsa alarma, y el próximo susto que tenga, dentro de un tiempo, espero que acabe bien, con un bebé.
-Eso tenlo por seguro, además, ¿sabes que es lo mejor?, que mientras podemos practicar.

Ella sonrió mientras que Rick la besaba, hicieron el amor en el sofá, y después comieron a toda prisa. El resto de la tarde en comisaría fue tranquilo, demasiado tranquilo, y llegó la cena.

Los cuatro se reían y cenaban con tranquilidad cuando sonó el móvil de Castle. Dio un gruñido.

-Gina, ¿qué quieres ahora?, sí, ya te he dicho que estoy a punto de acabar.-El móvil de Beckett sonó también.

-Beckett.
-Hola preciosa, hace mucho que no hablamos ¿no te parece?
-Tú…
-Sí, yo, pero tranquila, en realidad te llamo para decirte que os voy a hacer un favor a ti y a tu escritor.
-¿Qué quieres decir?-En ese momento Castle se había puesto blanco.
-¿Gina?, Gina contesta, ¿qué ocurre?

Continuará...

-Esto es culpa tuya.
-No, por favor Rick, no me digas eso.
-¿Por qué?, te odio, Kate, te odio, sino fuera por tí Gina y yo estaríamos juntos, y ella estaría viva.
-Rick por favor.
-Adios Beckett.

Despertó de repente, empapada de sudor. Castle dormía su lado, sin enterarse de nada. Se incorporó, tratando de calmarse, mirándolo. Ya basta Kate, era solo un sueño, cálmate. No era la primera vez que tenía ese sueño, aunque otras veces no era él quien le gritaba en el sueño, sino Gina. Gina, aún no podía quitarse de la cabeza la imagen del coche quemado, con el cuerpo irreconocible. Si no fuera por los restos de cabello y el diente encontrado, no la hubieran identificado. Pero sí, era ella, y la sensación que sentía en el pecho era agobiante, horrible. Castle por su parte se sentía fatal, aunque intentara ocultárselo. El entierro sería al día siguiente y tendría que ver a la familia de la editora. Suspiró mirándolo dormir, al menos ahora dormía tranquilo, pues había pasado tres noches en vela, en su estudio, aunque disimulaba delante de ella, diciendo que estaba bien y que escribir le ayudaba. Cuando sintió que desaparecía esa opresión en el pecho se levantó a por un vaso de agua, pero las manos le temblaban, cayéndolo al suelo y cortándose al recogerlo. Dio un grito de dolor.

-¿Kate?-No estaba en la cama, se levantó y la encontró en la cocina, con la mano vendada con una servilleta.-Cariño ¿qué te ha pasado?
-Nada, es solo un corte, se me ha caído el vaso, nada más, vuelve a dormir.
-Kate, estás empapada y tienes muy mala cara. ¿Seguro qué estás bien?
-¿No debería ser yo quien hiciera esa pregunta?-Él no dijo nada.-Rick, Gina ha muerto hace tres días, estabas hablando con ella cuando explotó la bomba, por favor deja de fingir que estás bien.
-Y ¿qué quieres que te diga?, que me siento culpable, que pienso que si lo hubiéramos cogido a tiempo Gina estaría viva, que si tú y yo no…-Ella le miró, sintiendo como volvía a faltarle el aire, no eran pesadillas, Castle la culpaba a ella.

-Será mejor que me vaya a casa.
-Kate por favor…
-Lo siento Rick.- Fue hacia el cuarto para vestirse pero él la detuvo, rodeándola con los brazos.
-Kate no te culpo a ti cariño, sabes que no podría culparte de esto, pero era mi ex mujer, no puedo creer que esté muerta, por favor entiéndeme.
-Puede que tú no me culpes, pero yo sí, llevo tres noches soñando con ella, contigo, viendo como me gritáis, cómo me culpáis por esto…
-¿Por qué no me lo has contado?
-Tú ya tienes bastante con lo tuyo…
-Ya… mi amor mírame.-Ella le miró a los ojos.-Escucha, Gina es una víctima más de ese cabrón, esto es culpa suya, cómo lo fue el ataque a Alexis y el incendio de la casa. No es culpa tuya, él quería hacerme daño y con Gina lo ha conseguido.
-Rick, siento mucho que la hayas perdido, de verdad. Ojalá pudiera hacer algo por ti.
-Ya lo haces, estando conmigo, a mi lado. Kate si no fuera por ti ya me habría derrumbado. Gracias por estar aquí.

Ella no dijo nada, solo lo abrazó.

-No sé si podré soportar el entierro.
-Lo harás cariño créeme, es difícil, pero se supera. Confía en mí, todo saldrá bien.
-Ojalá pudieras venir conmigo, pero no quiero incomodar a la familia de Gina.
-Tranquilo, después del entierro estaré aquí, te lo prometo. Ahora vamos a dormir, mañana será un día muy largo.

El entierro fue íntimo, en él sólo estuvieron la familia y los amigos. La madre de Gina no respondió cuando Castle se acercó a darle el pésame, ni se molestó en mirarle. Su marido le dio un apretón, pero tampoco habló con él. Poco a poco se fueron yendo todos, dejando a Castle sólo ante la tumba. Se acercó a ella sin poder controlar las lágrimas.

-Hola Gina. Espero que donde quiera que estés me puedas escuchar. Quiero decirte que lo siento mucho, todo. Lamento que nuestro matrimonio no fuera bien, que cuando volvimos a intentarlo no fuera bien. Siento mucho no haberte avisado de lo que estaba ocurriendo, quizás si te hubiéramos protegido… Pero quiero que sepas que te quise mucho y que nunca te voy a olvidar. Nunca olvidaré nuestra boda, ni nuestra luna de miel en Italia, cómo tampoco voy a olvidar las tardes en el porche mirando el mar en la playa, sin apenas hablar, sólo cogidos de la mano, ni las navidades con Alexis, los tres juntos decorando el árbol de navidad. Fuimos muy felices, siento que no pudiera ser. Perdóname Gina, te prometo que vendré a visitarte a menudo, a ponerte un ramo de claveles, no he olvidado que son tus flores favoritas. Perdóname y… adiós.

Se secó las lágrimas, pero antes de levantarse sintió una mano en su hombro. Al darse la vuelta vio a la madre de Gina, de pié con los ojos llenos de lágrimas, mirándolo.

-Miranda…
-¿La quisiste?
-¿Qué?
-A mi hija, ¿la quisiste de verdad?, o fue solo otro de tus entretenimientos.
-Me casé con ella.
-No te he preguntado eso.
-Sí, la quise muchísimo, cuando la conocí en esa fiesta solo pude pensar que nos divertiríamos juntos, pero la conocí de verdad y me enamoré de ella, por eso le pedí matrimonio. Lo siento mucho Miranda, siento no haber hecho feliz a tu hija, pero te juro que nunca quise hacerle daño.
-Ella te quería Richard, te quería mucho, cuando me dijo que le habías pedido matrimonio vino corriendo a contármelo, estaba tan ilusionada… Pero con el paso del tiempo esa pasión fue desapareciendo, no sé por qué, no sé quién de los dos tuvo la culpa, pero lo que sí sé es que mi hija no se merecía esto. Mi niña no se merecía acabar así, y si tú ni hubieras jugado a ser policía ella estaría viva. Vete por favor, déjame sola con ella.

Castle no pudo decirle nada más, se sentía realmente culpable, y era incapaz de mirar a los ojos a la que un día fuera su suegra. Se dio la vuelta, subiéndose al coche donde le esperaba Esposito, que hacía de escolta. El policía le miró un momento.

-¿Estás bien?
-Sí, supongo que sí, llévame a comisaría por favor, quiero hablar con Kate.
-De acuerdo.

Llegaron a comisaría, donde Beckett hablaba con Gates.

-¿Algún testigo?
-Aún no, nadie vio no oyó nada.
-¿Y el coche?
-Seguimos analizándolo, pero por ahora nada.
-Es imposible que ese tío no deje rastro, sigan trabajando. ¡Señor Castle!, lo siento mucho pero teniendo en cuenta su relación con la víctima es mejor que no esté aquí, podría oír cosas que pueden herir.
-¿Herirme?, señor, mi ex mujer ha muerto, y sé muy bien las cosas que se van a hablar por aquí, no pienso marcharme, no me iré a casa, acompañado con un escolta, donde no podré parar de pensar en ella.
-Señor, Castle tiene razón, teniendo en cuenta las circunstancias es mejor que se quede aquí, estaría más seguro.
-Muy bien, pero es responsabilidad suya. Sigan trabajando.
-Esposito, llama a ver si se sabe algo nuevo del coche.
-Claro.
-Necesito un café, ¿vienes?-Castle no dijo nada, solo la siguió.

Beckett cerró la puerta y se aseguró de que Gates estuviera en su despacho. Le miró con ternura y le acarició la mejilla.

-¿Cómo estás?
-Ha sido horrible, apenas podría mirar a sus padres a la cara…
-Lo siento mucho mi amor.
-Kate, no dejes que lo nuestro acabe así por favor, no quiero acabar contigo cómo acabé con Gina.-Ella le abrazó con fuerza.
-Eso no va a pasar, después de haber estado a punto de perderte más de una vez no dejaré que ocurra de nuevo. Te quiero, SIEMPRE.-Estuvieron un rato abrazándose, en silencio, sin decir nada más.

-¡BECKETT!-Se separaron al instante, dirigiéndose hacia el escritorio de Esposito.
-¿Qué ocurre?
-Han encontrado una huella en el coche, la están analizando, por fin tenemos algo.

Beckett sonrió, por fin atraparían a ese tío.

Continuará…

Gracias por leer

Capítulo 21 Todo se acabó

-Mira otra vez.
-Beckett cuando me envíen la huella saldrá en la pantalla del ordenador, no hace falta que vuelva a mirar.
-Tampoco pierdes nada, mira otra vez.

Esposito suspiró pero volvió a teclear.-Nada, ¿ves?, nada.

-Pero por qué tardan tanto, solo tienen que mandar la maldita huella.
-Ten paciencia cariño, sabes que yo soy el primero en querer que esto acabe, pero nos estás poniendo nerviosos a todos.
-Si puede que tengáis razón, voy a por un café, disculpad.-Beckett se dirigió a la sala de descanso. Castle y Esposito se miraron.

-Este caso ha sido demasiado para todos, es normal que esté así.
-Lo sé, estoy deseando que esto acabe, no debería decir esto teniendo en cuenta que mi ex ha muerto hace nada, pero en cuanto todo termine me llevaré a Kate de viaje, necesita unas vacaciones.
-Ya bueno, suerte con eso.
-La convenceré, ya no está tan centrada en su trabajo, seguro que aceptará.
-¿Estamos hablando de la misma Beckett?-Castle le miró con fastidio.
-Voy a ver cómo está, avisa cuando envíen la huella.
-Bien.

Cuando entró la encontró peleándose con la máquina de café, algo habitual en ella.

-Deberías reconciliarte con esa máquina, ¿no crees?-Ella le miró con cara de pocos amigos, cogiendo la taza de café, pero la soltó de golpe al sentir como se abrasaba en el corte que se había hecho la noche anterior. Castle se acercó a ella y le acarició la mano, aliviándola. -¿Estás bien?
-No es nada…
-No me refiero a eso, Kate, se que este caso ha sido horrible, pero ya se va a acabar, lo atraparemos. Y podremos centrarnos en ser felices.
-Lo sé, es sólo que… no puedo dejar de pensar en Gina… Ella ya no tendrá la oportunidad de seguir con su vida, si le hubiera puesto protección es posible que estuviera viva.
-Por favor no pienses más en eso, ya no podemos hacer nada, debemos honrar su memoria, yo terminando mi libro y tú atrapando a ese tío.
-Haces que sea tan fácil…
-No lo es, pero ahora no puedo venirme abajo, no ahora que estamos a punto de atraparlo. Quiero estar entero para mirar a ese tío a la cara y decirle que se va a pasar el resto de su vida en la cárcel. –Ella no contestó, se limitó a mirarlo, pocas veces lo había visto tan seguro de sí mismo, y eso le gustaba.

-¡Chicos!, tenemos la huella.-Se situaron todos alrededor de Esposito, Gates incluida.-Listo, pertenece a Thomas Wilson, es detective de la unidad de Robo, de este edificio, pero parece que renunció hace dos semanas.

-La transferencia a Lewis se hizo antes, pudo ser él.
-Tiene que ser él, vamos Esposito.
-Voy con vosotros.
-Ri…Castle no puedes venir lo siento.-Gates miraba atentamente.-Ya no trabajas aquí, además es peligroso.-Él iba a protestar, pero no quería meter en problemas a Beckett, no ahora.
-Está bien… me quedo aquí.


Dio una patada a la puerta con toda su rabia.

-¡Policía de Nueva York!, ¡levántese y ponga las manos donde pueda verla!
-Cómo tú digas…preciosa.-Sonría alegremente, cómo si le hubieran anunciado que le había tocado la lotería.
-Thomas Wilson, queda arrestado por asesinato y por intento de asesinato. Tiene derecho a guardar silencio, todo lo que diga podrá ser utilizado en su contra en un tribunal, tiene derecho a un abogado, si no puede pagarlo tendrá uno de oficio…

-¿Es él?-Castle y Esposito miraban el espejo de la sala de interrogatorios, Wilson parecía muy tranquilo, demasiado tranquilo. Beckett lo miraba con asco, esperando a Gates. Pocas veces su jefa quería estar presente en un interrogatorio, pero esto era distinto.

-Señor Wilson, ¿sabe por qué está aquí?
-Oh sí, claro que sí.
-Se le acusa de intento de asesinato de Alexis Castle, del asesinato de Gina Cowell y de provocar la muerte a Peter Soreson, utilizando a John Lewis para esto último.
-¿Y?
-¿Fue usted?-Con esa pregunta nunca conseguía nada, pero quería ir al grano.
-Sí, fui yo.-Todo se quedó en silencio, Beckett y Gates lo miraban fijamente, sin poder articular palabra y Castle y Esposito se miraban sin entender nada. Beckett consiguió hablar.
-Descríbame los crímenes, por favor.
-¿Con detalles?
-Sí.
-Verás el pobre Lewis estaba desesperado, iba a morir y la pensión para su mujer era una miseria, así que, por qué no añadir algo a su deprimente cuenta. Le ingresé treinta mil dólares en una cuenta secreta y diez mil en su cuenta común con su mujer. Esta última era un señuelo, para que la mujer de Lewis les hablara de ello y tú llegases a la conclusión de que él había provocado el incendio por dinero. Luego impregnó la casa con gasolina, se aseguró de que las estuvieran dormidas y se encerró en su habitación con su compañero, atrancando la puerta, para que este no pudiera salir. Prendió el fuego y se tomó el somnífero, que hizo efecto de inmediato. No salió como yo esperaba, pero bueno, fue divertido.-Decía esto con toda normalidad, cómo si le estuviera contando sus planes para las vacaciones. A Beckett le hervía la sangre.

-Hábleme del primer crimen.

-Eso prefiero dejarlo para el final, mejor le hablo sobre la editora. Supe que por su culpa tú habías sufrido mucho y tenía que hacer algo, me costó decidirme pero al final pensé que una bomba sería lo mejor, algo vistoso y digno de recordar, justo como las fiestas que a ella le gustaban. Puse la bomba en su coche y esperé pacientemente a que ella llamase a tu escritor por teléfono cuando estuviera en el vehículo. Tuve que esperar muchos días, pero por fin ocurrió.
-Dejó una huella, ¿por qué fue tan descuidado?
-Mi trabajo había terminado, ya había hecho mucho daño al escritor, le he destrozado la vida a la pelirroja y he matado a la editora. Estaba deseando que me atraparas para que por fin me conocieras, preciosa.
-¿Por qué esperó a que hablaran?, ¿y cómo sabía que lo estaban haciendo?
-Puse una cámara en su coche. ¿Qué por qué esperé? Es más divertido, seguro que ahora él no lo olvidará jamás.
Esposito tuvo que sujetar a Castle para que se calmara, este apretaba con fuerza los puños.
-Háblame de Alexis.
-Eso fue lo mejor, muy satisfactorio aunque sobreviviera. La secuestré justo después de que dejara a su amiga en la parada del autobús. Le puse una pistola en la cabeza y la obligué a decirme algún lugar al que su padre la hubiera llevado de niña, un lugar donde ella no hubiera disfrutado. Llegamos allí y le dije que se pusiera de rodillas. Pensé en pegarle un tiro y acabar rápido, pero esa niña era la responsable de todo, de que tú estuvieras destrozada, tenía que sufrir. Una piedra y varios golpes en la cabeza hicieron el resto… Si vieras como gritaba…

La puerta se abrió de golpe. Castle se abalanzó sobre él:

-¡Hijo de puta!, si vuelves a tocar a mi niña te mato, ¿me oyes?, te juro que te mataré.
-¡Castle ya basta!- Esposito intentaba sujetarlo, pero era difícil. Beckett se acercó a él con rapidez. –Rick, ya basta por favor, déjalo se acabó. -Castle se separó de él dejándolo con la cara ensangrentada.
-Esposito llévalo al calabozo y ocúpate del resto. Rick, vamos, vámonos a casa.-Gates observaba atentamente a la inspectora. Ese “vámonos a casa” le hizo pensar, aunque no era el momento de hablar de eso.


Castle estaba sentado frente al lavabo, con Beckett a su lado, curando la mano herida. No era la primera vez que se hacía daño en esa mano por golpear a alguien, ambos recordaban muy bien cuando había ocurrido, poco después de besarse por primera vez.

-¿Te duele?
-No.-Ella dejó el alcohol, cogiendo las vendas ahora. Empezó a vendársela.
-¡Ay!, no aprietes tanto Kate.
-Tienes que ser así.-Terminó y soltó su mano, lo miró a los ojos.
-Rick, ¿estás bien?
-Supongo que sí, todo se acabó no.
-Sí, por fin.
-De todas formas sigo pensando que es muy raro que se haya dejado detener así de golpe.
-Bueno, está loco y él mismo ha dicho que su trabajo había terminado, no le des más vueltas.
-Y por qué estaba tan obsesionado contigo?
-De eso se encarga Esposito, yo prefiero no saberlo, me da nauseas la idea de que ese tío se haya fijado en ti. Rick, por favor, esto se ha terminado, alégrate.
-Tienes razón, se acabó por fin.-Él sonrió.
-He hablado con Ryan, mañana cogerán el primer avión.
-¿En serio?-Parecía realmente emocionado.-Eso es genial.
-Sí, volverás a estar con tu familia.
-Volveremos, Kate, volveremos a estar con nuestra familia. No olvides que tú formas parte de ella.
-Rick… gracias.
-No me las des… quería preguntarte algo Kate.
-Dime.
-¿Quieres venir a vivir conmigo?

Continuará...

(A esta historia le queda mucho todavía)

(Cuatro meses después)

-¡Kate!, ¡Kate!, ¿estás ahí?-La pelirroja buscaba a la novia de su padre por toda la casa.
-Estoy aquí Alexis, en el estudio.
-¡Kate!, Kate Iván me ha pedido que vaya a España para estas vacaciones, ¿no es genial?
-Vaya, eso es genial, pero, ¿qué crees que va a decir tu padre?
-Qué no, pero para eso os tengo a ti y a la abuela, para que lo convenzáis.
-Alexis…
-Vamos Kate por favor, al menos inténtalo, solo estuve cuatro días allí pero ese chico es estupendo, estoy deseando verlo. Por favor…-Alexis ponía en esos momentos la mirada de cachorrito de Castle, exactamente igual. Beckett suspiró.
-Está bien, de acuerdo, pero no te aseguro nada.
-¡Gracias!, ¡gracias!, ¡gracias!-La chica se marchó con una sonrisa en la cara.

Beckett sonrió, mientras que unos recuerdos le venían a la mente.

-Alexis…
-Papá no puedes hablar en serio.
-Va en serio Alexis, Kate va a vivir con nosotros.
-Pero…
-Escucha Alexis.-Beckett no había dicho nada hasta entonces, pero era hora de hablar seriamente con la joven. -Sé qué piensas que estoy jugando con tu padre, pero no es así. Le quiero, como no he querido nunca a nadie. Le he hecho daño, lo sé, pero no sabes cuánto me arrepiento, además lo hice por qué no me quedó más remedio, tenía que ponerlo a salvo, aunque se me olvidó lo cabezota que es.-Paró un momento para mirarlo, él le sonrió, animándola a seguir.- Alexis quiero vivir con tu padre, por primera vez en mi vida me veo capaz de vivir con un hombre y tener una familia. Él me hace feliz y creo que yo a él también. No te puedo prometer que todo vaya a ser un camino de rosas, conociéndonos, discutiremos a menudo, pero me da igual. Le quiero y le necesito. Me he acostumbrado a dormir a su lado, pero si tú te niegas lo entenderé.

-¿Kate?, cariño ¿en qué piensas?
-Estaba acordándome de cuando hablamos con Alexis sobre la idea de vivir juntos.
-Ya, es una suerte que entrara en razón y lo aceptara. Además ahora te adora.
-Y me usa para mediar contigo…
-¿Eh?
-Nada… Rick, Alexis dormirá con una amiga y tu madre está fuera hasta la semana que viene ¿no?
-Sí…
-¿No crees qué es una estupenda situación para empezar?-Él sonrió mirándola.
-Creo que es una excelente idea…

Se acercó a ella y la besó, apasionadamente. Beckett sonrió mientras que le quitaba la camiseta, disfrutando del tacto de su piel. Él le quitó la camisa, y los pantalones, dejándola en ropa interior. Ella le desnudó con rapidez y sonrió arrodillándose. Le miró sensualmente y empezó a acariciarlo con su lengua, suavemente. Castle gimió poniendo sus manos en sus hombros, sintiendo un placer increíble cuando empezó a ir más rápido.

-Kate… dios cariño eres increíble…
Ella se limitó a mirarlo y siguió con lo suyo, lamiendo más rápido y con más pasión, sabiendo lo mucho que eso le hacía disfrutar.

-Kate, Kate por favor, si sigues haciendo eso esto va a terminar demasiado rápido.

Ella sonrió y siguió, sabiendo que estaba cerca.

-Kate, dios, Kate ¡Kate!

-¿Te ha gustado eso, Ricky?

Castle no contestó, sino que la miró un segundo antes de besarla con fuerza, mientras que desabrochaba su sujetador. Acarició sus pechos, mientras que sus labios bajaban a su cuello. Ella gimió.

-Katherine...Beckett…voy…a…darle…una…lección.-Entre palabra y palabra besaba sus pechos, llevaban varios días sin hacer el amor debido a que Castle había estado viajando para promocionar su libro, y ahora mismo no había nada que ansiara más que saborear su piel. Ella gimió con más fuerza.

-Rick…

Él no le dijo nada, le quitó la ropa interior y la hizo caminar hasta la cama, haciéndola subir. Se colocó sobre ella y la penetró de golpe haciéndola jadear. Empezó a moverse con rapidez, disfrutando de la sensación de su piel y de sus gemidos, cuando sintió que ella estaba cerca acarició su clítoris con habilidad, haciéndola gritar.

-¡Dios RICK!

Castle besó sus pechos suavemente, dándole un momento para relajarse, pero aquello no había acabado, desde luego que no.

-Date la vuelta Kate.

Ella hizo lo que pedía, poniéndose de rodillas. Rick acarició su trasero, disfrutando de la vista, la penetró por detrás, lentamente, disfrutando de nuevo de la sensación. Ella volvió a gemir de placer.

-Oh, Rick…

Empezó a acelerar el ritmo, escuchando el sonido de su piel al chocar con la de ella. Los gemidos de Beckett empezaban a convertirse en gritos.

-¡Rick, sigue, dios, Rick!

Él continuó, aumentando el ritmo al máximo, oyéndola gritar al llegar a su segundo orgasmo, mucho más poderoso que el primero, haciendo que él tuviera el suyo. Se quedaron un momento quietos, disfrutando de la sensación de estar unidos. Castle se apartó suavemente y se sentó a su lado. Ella apoyó la cabeza en su hombro.

-Será un niño precioso, ¿verdad?
-Seguro, además tiene muy buenos genes, sino mírame.-Ella se rió.
-Espero que no herede tu ego.
-Muy graciosa.-La besó cariñosamente.
-Y si tuviéramos una niña.
-Entonces será preciosa, cómo su madre, y lista, y fuerte, inteligente, divertida…-Ella lo hizo callar besándolo, haciéndolo reír.
-Y si… ¿no hay suerte?
-Pues seguimos intentándolo, es lo más divertido. Hoy hemos empezado con esto y no pararemos de intentarlo.
-Bueno, tampoco hagamos de esto una obligación.
-No, claro que no, no es una obligación mi amor, lo haremos cuando nos apetezca, como hasta ahora, solo que ahora tenemos otro objetivo aparte de querernos.
-Cuando nos apetezca ¿eh?, pues sabes, creo que yo aún no estoy muy cansada.
-Y déjame adivinar, ¿te apetece?-Ambos se rieron, volvieron a hacer el amor, sin prisas, pensando en disfrutar el uno del otro, en amarse, y también en ese bebé, ese bebé que ambos deseaban.

A la mañana siguiente el móvil de Beckett los despertó.

-Bec…kett…-Contestó bostezando. Estaba agotada, no tenía ganas algunas de ir a trabajar, pero los asesinos no descansan.
-Beckett, Lanie ya tiene la autopsia lista, te está esperando en la morgue.
-Gracias Esposito, estaré ahí enseguida.-Miró a Castle, que había vuelto a dormirse.
-Tengo que ir a trabajar, te veo luego cariño.
-Mmmmm.-Ella se rio, estaba deseando que Castle volviera a la comisaría, pero ahora estaba muy ocupado con toda la promoción del libro. Gates ya había descubierto que tenían una relación, pero no parecía importarle, sin embargo había dicho que para que Castle volviera tendría que hacer un curso sobre investigación policial. Este se había sentido insultado, pero algunos consejos de Esposito y Ryan y un par de caricias y de besos de Beckett le habían convencido.

Cuando llegó a la morgue sonrió, su amiga estaba ya de ocho meses y aunque su barriga le impedía moverse con facilidad eso no le impedía hacer su trabajo.

-Hola. ¿Cómo te sientes hoy?
-Impaciente. Este será mi último cadáver, voy a cogerme la baja por maternidad.
-¿Por fin te ha convencido?
-Bueno, ayer discutimos por eso y acabé aceptando, la verdad es qué me cuesta mucho moverme y hacer las autopsias, pero no quería pedir la baja hasta que no fuera completamente necesario.
-Lo entiendo, pero Esposito tiene razón, así no puedes trabajar, estás enorme.
-¿Crees qué estoy muy gorda?-Lanie parecía preocupada, incluso deprimida.
-¿Qué?, ¡no!, estás preciosa Lanie, de verdad, cuando nazcan los bebés recuperarás tu figura, pero no olvides que ahora estás genial. Esposito debería decírtelo más a menudo.
-Esposito me lo dice todos los días, pero no sé, me cuesta creerlo cuando me miro al espejo.
-¿Vas a creer a un espejo antes que a tu amiga y a tu novio?
-Sí, por supuesto.-Beckett la miró haciendo una mueca.
-Bueno, ¿dime que tenemos?
-Hombre blanco, treinta y ocho años, disparo en el pecho, murió por desangramiento, he encontrado una huella en su cartera, el asesino la abrió.
-Pero el dinero estaba intacto.
-Buscaría otra cosa.
-Está bien Lanie, muchas gracias. ¡Vete a casa y descansa!
-Sí, eso es lo que… ¡Oh!
-¿Qué?-La expresión de su rostro había cambiado de golpe, parecía retorcerse de dolor.
-Kate por favor llama a una ambulancia, tus sobrinos no quieren esperar otro mes.
-¿Qué?, claro, claro, pero, no prefieres que llame a Esposito.
-¿Qué?, ¡¿de qué me sirve ahora Esposito?! ¡Quiero un médico! Dios… Kate por favor llama a una ambulancia ¡Ya!
-Estoy llamando, tranquila amiga todo saldrá bien, respira.

(Seis horas después)

-Son dos niños guapísimos Lanie, felicidades. –Beckett, Castle, Alexis y Ryan estaban en la habitación. La primera sostenía a uno de los recién nacidos, Castle detrás de ella sonreía por encima de su hombro, mirando al pequeño. Ryan felicitaba a Esposito, quien sostenía al otro bebé. Alexis estaba un poco más alejada.

-Gracias Kate y gracias por haber estado conmigo hasta que llegó Javi. Alexis, ¿qué haces ahí?, ven tienes que conocer a mis hijos.-La joven se acercó a Beckett y a Esposito y sonrió, realmente eran unos niños muy lindos.

-Son preciosos, enhorabuena a los dos.
-Muchas gracias. -Lanie se incorporó un poco para coger al pequeño qué llevaba su pareja, pero gimió de dolor.
-Cariño, ¿estás bien?, ¿quieres que llame a una enfermera?
-No es nada, la herida de la cesárea duele, ya se ha pasado, tranquilo. Dame al niño Javi, quiero cogerlo.- Beckett le tendió al otro bebé con cuidado y sonrió.
-Bueno, ¿nos vais a decir ya los nombres?
-Sí, Michael Kevin Esposito Parish y Alonso Richard Esposito Parish. Son los nombres de nuestros padres, y los de nuestros mejores amigos, y padrinos de los niños. Si aceptáis claro.

Ryan y Castle les miraron emocionados. -¿En serio?

-Claro, ¿quien mejor?

Ryan sonrió cogiendo a su ahijado.-Eres un niño muy guapo, ya verás, te voy a contar un millón de historias de tu padre.

Castle cogió al pequeño Alonso. -Yo no tengo tantas historias, pero te enseñaré mis mejores trucos para ligar con mujeres guapas, y funcionan, sino mira a la tía Kate.

-¡Castle!-Todos se rieron. Lanie hizo un gesto de cansancio que no pasó desapercibido por Beckett ni por Alexis.

-Chicos, Lanie necesita descansar, será mejor que les dejemos solos.
-Si tienes razón, descansa Lanie y enhorabuena otra vez. Nos vemos Esposito.
-Adiós amigos, gracias por estar aquí.


-Los niños son guapísimos ¿verdad?
-Sí, Lanie y Esposito tienen mucha suerte.
-Desde luego, aunque yo no me puedo quejar. -Castle sonrió mirando a su hija quien le devolvió la sonrisa.
-Gracias papá.-Se volvió a Beckett. –¿Se lo has comentado ya?
-Pensaba hacerlo esta noche.
-¿Comentarme qué? ¿Qué tramáis?
-Verás, Alexis quiere saber si le darías permiso para pasar unas vacaciones en España.
-Claro, por qué no. Con esa amiga que conociste allí no, cómo se llamaba ¿Concha?
-Sí, pero no dormiría en su casa, sino en la de Iván.
Castle escupió el vino que acaba de tomar.-¿Qué?, ¿Iván?, ¿un chico?, ¿solos?, ¡ni hablar!
-Rick cálmate, a Alexis le haría mucha ilusión volver a ver a su amigo.
-Alexis, lo siento pero no te vas a ir tan lejos tú sola.
-Acabas de decirme que sí.
-Pero no con Iván.
-¿Por qué?, ¿por qué es un chico?, papá, me conoces, sabes qué no me metería en ningún lío.
-Te conozco a ti, pero no a él. Y no quiero ser el abuelo de un torero.
-Papa, por favor, deja ya ese tópico.
-Lo siento pero ya he tomado una decisión, y la respuesta es no.-La cara de Alexis reflejaba una gran desilusión.
-Rick espera, escucha, he hablado con Martha y ella también quiere volver a España. Ella puede acompañar a Alexis y así te quedarás tranquilo. –El rostro de la joven volvió a iluminarse.
-¿Mi madre vigilando?, Kate ¿me estás hablando en serio?
-Vamos Rick sabes que tu madre la cuidaría muy bien. -Castle se quedó mirándola.-Al menos piénsatelo.
-Papá por favor.-La chica miraba a su padre con la mirada Castle.
-No me mires así, yo te enseñé esa mirada de cachorrito.
-Y… ¿funciona?
-Está bien, de acuerdo, pero cómo ese chico se pase de la raya me cruzo el Atlántico a nado, y te recuerdo que duermo con una mujer armada.
-¿De verdad crees que te dejaría mi pistola?
-No es necesario, mientras que le dispares tú.-Ella se rio. Alexis por su parte parecía feliz.
-Gracias papá, gracias, gracias. Te quiero. Voy corriendo a decírselo por el Skype.
-Pero, no has terminado la cena. ¡Alexis!
-Déjala Rick, está muy ilusionada ¿verdad?
-Sí, eso es lo qué me preocupa, que se alegre tanto por visitar a un chico que apenas conoce.
-Cariño, después de todo lo que ha pasado es bueno que esté tan ilusionada, déjala que disfrute de las vacaciones.
-Supongo que tienes razón, además así nosotros podemos seguir buscando un primito para los gemelos.
-Alexis estará toda la noche hablando con su amigo, podríamos buscarlo ahora.-Él la miró alegremente y la cogió en brazos, llevándola a la habitación mientras que se reían.

(En otra parte de la ciudad)

-No puedo seguir con esto.
-Ahora no puedes echarte atrás, estamos muy cerca…

Continuará…

Muchas gracias por leer y por comentar. No se me ocurrían nombres para los niños, así que he puesto los primero que se me han venido a la cabeza

Capítulo 23 Bautizos, suegras y un test de embarazo

(Tres semanas después)

-Kate, llegaremos tarde al bautizo de nuestro ahijado.
-Ya voy, estoy casi lista.
-Si ya…-Conocía a las mujeres, estoy lista significa tardo media hora, estoy casi lista: una hora, y me queda un rato… me queda un rato significa que puedo echarme una siesta y cuando despierte todavía le falta el maquillaje…
-Ayúdame con la cremallera, no puedo ponérmela.

Le subió la cremallera aprovechando para oler su perfume, ese perfume a cerezas que tanto adoraba.

-Mmmmmm… me encanta este vestido que te has puesto.
-Rick, vamos a un bautizo por favor, compórtate.
-Tranquila, me portaré bien, al menos hasta el convite.
-¡Rick!
-Vale, vale…-Ella se dio la vuelta mirándolo sensualmente. -Pórtate bien y esta noche te prometo que te compensaré.- Castle sonrió feliz. Beckett había estado muy cansada últimamente y cada vez que le sacaba el tema del sexo ella le rehuía. Esa noche no se escaparía, no ahora que le había hecho una promesa.
-Te tomo la palabra detective, y ahora vámonos por favor, para cuando lleguemos los niños estarán celebrando su comunión.
-Ya… por cierto intenta no sacarle mucho el tema del bautizo a Lanie.
-Kate, es el bautizo de sus hijos, ¿cómo voy a evitar el tema?
-En el convite haz como si no celebramos el bautizo, solo el nacimiento.
-No hay quien entienda a las mujeres…
-Vámonos ya. Llegaremos tarde.
-Si es lo que llevo diciéndote durante una hora.
-Rick, no me des el día o te quedas sin recompensa.-El la miró con cara de niño enfadado pero se calló.

Cuando llegaron a la Iglesia el resto de los invitados ya estaban sentados y los padrinos de Michael estaban junto a Lanie y Esposito. La madre de Esposito miraba a Lanie con poco entusiasmo.

-Ya estamos aquí, perdón por la tardanza.
-El bautizo es algo muy importante en la vida de los niños, sino os lo tomáis lo suficientemente en serio para llegar a tiempo deberías replantearos ser los padrinos de Alonso.

Beckett y Castle miraron a la anciana que acababa de hablarles. Por detrás Esposito les hacía un gesto de disculpa y Lanie fruncía el ceño.

-Lo siento.-Beckett parecía apurada y Castle indignado, pero no dijo nada.
-No os preocupéis, el cura todavía ni siquiera está listo. -Lanie se acercó a su amiga y le susurró:

-No tiene nada en contra vuestra, es que es así, no la soporto. Lleva criticándome desde que entró por la puerta.
-Aguanta amiga.
-Y encima a Javier no se le ocurre otra cosa que nombrarla la madrina de Michael. -Lanie parecía realmente cabreada.
-Tranquila, ¿por qué no sugeriste a tu madre?
-Es atea, igual que yo, se negó, y no me extraña, no entiendo esa manía de mojar a los niños cuando nacen con agua que huele raro. Yo ya los baño en casa.
-Lanie cálmate, solo será una hora, o incluso menos, piensa en Javier.
-Él piensa igual que yo, si hacemos este paripé es por su madre.
-Bueno, si la madre y la madrina han dejado ya de cotillear podríamos centrarnos en los niños, el cura ya ha llegado.-Beckett le dio un apretón a su amiga en el brazo, susurrando:
-Tranquila, solo tendrás que aguantarla durante el bautizo.
-No te creas, no te he contado lo peor…
-¡¿Vamos o no?!-La anciana gritó a las dos mujeres, que la miraron indignadas. Esposito les dirigió una mirada de suplica, sabía cómo lo estaba pasando Lanie pero su madre era así. Beckett no pensaba callarse.
-Si va a ser la madrina de su nieto debería saber que en las iglesias gritar es de mala educación, cómo lo es gritarle a una madre delante de sus hijos.-La anciana la miró enfurecida, iba a contestar pero Lanie se adelantó.
-Kate déjalo, da igual. Vamos, hoy los protagonistas son mis hijos.

El resto de la ceremonia fue tranquilo, Castle no pudo evitar quedarse embobado al ver a Beckett susurrándole una nana al pequeño Alonso, al igual que Esposito cuando vio a Lanie hablándole cariñosamente a Michael, calmándole para que dejara de llorar tras el bautizo. Al salir de la iglesia Castle le pidió a Ryan que le hiciera una foto con su ahijado y Beckett, querían mandársela a Alexis y a Martha, que disfrutaban de sus vacaciones en España. Beckett sonrió mirando al pequeño:

-Eres un niño muy guapo, te pareces mucho a tu mamá.
-No es cierto, mis nietos son iguales a mi hijo, igualitos. Y menos mal.

Lanie no lo soportó más y dejando a Michael con la mujer de Ryan se dirigió al coche, con los ojos llenos de lágrimas. Esposito iba a seguirla pero Beckett se lo impidió:

-Déjame a mí, si quieres hacerle un favor habla con tu madre.

Lanie estaba sentada en el asiento del conductor, limpiándose las lágrimas.-Es una bruja, ¿verdad?
-Sí, te admiro, no sé como la aguantas.
-Bueno, va a vivir con nosotros, mejor soportarla…
-¡¿Qué?!
-Ya ves… dice que está muy mayor para vivir sola y que puede ayudar con los niños. Javier no ha podido negarse, que va a hacer, pero yo solo pienso en coger un bisturí y…
-Te entiendo Lanie, pero tienes que hablar con ella, ponle límites.
-Kate esa vieja arpía no es Martha. No se puede hablar con ella, no para de criticarme, de decirle a su hijo que no soy lo suficientemente buena, que no debería trabajar fuera de casa, que mi trabajo es para hombres no para madres, que no se cocinar, que no se llevar una casa, que no debería coger a mis hijos cuando lloran, ¡no puedo más!
Beckett la escuchaba horrorizada.-No me habías dicho que tu suegra era hija de un inquisidor. -Lanie se rio entre lágrimas.-Ya ves, la echaron de la Edad Media para torturarme a mí.
-Lanie tu suegra es una arpía, pero no dejes que te desanime, lo estás haciendo muy buen, y Esposito lo sabe. Eres una madre maravillosa, aguanta a esa bruja unos meses y mientras tanto convence a Esposito para que la meta en una residencia. -Unos golpes en la ventanilla las distrajeron.

-Vamos a hacernos la foto todos juntos.
-Enseguida salimos.-Esposito las esperó fuera, Beckett le sonrió y se adelantó, mientras que él abrazaba a su mujer y le pedía perdón.
-¿Cómo está Lanie?-Castle estaba preocupado por su amiga, tampoco soportaba como su suegra la trataba.
-Bueno… esa mujer le hace la vida imposible, espero que Esposito hable con ella.
-Ya… Kate he estado pensando en esto, no me he parado a ver cómo te sienta a ti que mi madre viva con nosotros…
-Rick tu madre es estupenda, la adoro, no tengo ningún problema con que viva con nosotros, y por mucho que tú te quejes, también te gusta que esté cerca.
-¿A mí?, ¡qué va!-Beckett le miró divertida.-Estoy deseando que se vaya…
-Sí ya…
-¿Nos hacemos la foto o no?, ¡los niños no pueden estar todo el día al aire libre se van a enfriar!
-Espérame aquí, voy a poner una vela.
-¿Por qué?
-Para dar gracias por la suegra que me ha tocado, y no esa bruja.

La ceremonia fue tranquila, divertida, amena. Lanie hablaba tranquilamente con Beckett, parecía más tranquila, mientras que Castle y los chicos hablaban del curso de investigación.

-Bueno Castle, ¿cuándo piensas hacer el examen? Ya te echamos de menos.
-¡¿En serio?!
-Claro, ahora que tú no estás Gates solo nos echa la bronca a nosotros.
-Vamos que solo me queréis de escudo.
-No, también eres el que mejor usa la cafetera. –Castle los miró con fastidio. Ryan sonrió
-Te estamos tomando el pelo Castle, sabes que eres uno más, aprueba ese examen de una vez y vuelve a comisaría.

-¿Y cuando piensas hacerte la prueba?
-Lanie un retraso no es mucho ¿no?
-Un retraso son dos gemelos en mi caso. Kate hazte la prueba de una vez y sal de dudas. Cuánto antes lo sepas mejor. Además si es positivo os llevareis una gran alegría ¿no?
-Sí, tienes razón, aunque sigo sin estar segura de esto…
-Vamos Kate ¿otra vez las dudas?
-Y si soy una mala madre...
-Kate eres más madre para Alexis que la suya, y si mi suegra ha podido criar a Javier y hacer que sea un buen hombre es que cualquiera puede ser buena madre. Hazme caso, eres una tía estupenda para mis niños, una madrastra genial para Alexis y serás una madre maravillosa para tu hijo. Hazte esa prueba esta noche ya.
-Tienes razón, de hoy no pasa.
-¿Castle lo sabe?
-No, no quiero que se ilusione. Prefiero estar segura y no darle falsas esperanzas.
-Creo que es mejor que paséis por esto juntos, pero tú verás.-En aquel momento Castle se levantaba.

-Perdón, quería proponer un brindis.-Todos dejaron de hablar para mirarle.-Quería brindar por Lanie, gran amiga y mejor madre, lo estás haciendo genial…-ella le sonrió agradecida.-…por Esposito que aunque me haya hecho perder cincuenta dólares no se desmayó en el parto y es un gran padre…-él también sonrió, recordando cuando Ryan y Castle le habían hablado sobre esa apuesta-… y por supuesto por mi ahijado Alonso y su hermanito Michael, que son dos niños guapísimos y es un honor poder ser el padrino de uno de ellos. ¡Lo habéis hecho bien chicos felicidades!-Castle alzó su copa seguido por el resto, bebiendo a la salud de los gemelos y de sus padres.

Beckett sonrió y se acercó a él:

-Bonito brindis, aunque creía que harías algo más espectacular.-Él sonrió:
-Bueno, se de alguien que le gusta la cosas sencillas y esto es una celebración entre amigos, un brindis intimo era lo correcto.
-Rick, cuando lleguemos a casa me gustaría decirte algo.
-Tranquila, he visto la caja, ¿por qué no me lo habías dicho?
-Quería estar segura, lo siento, no quería ilusionarte…-Parecía avergonzada. Él alzó su barbilla, obligándola a mirarle.
-Kate, esto es algo muy importante para los dos. No estoy enfadado cariño, no te preocupes, solo te pido que no hagas estas cosas tú sola, quiero estar ahí para todo, para lo malo y para lo bueno. –Beckett sonrió agradecida-
-Entonces, ¿esta noche?
-Esta noche.- Ambos sonrieron y se besaron.

Llegó la hora de marcharse a casa. Beckett aprovechó para despedirse de su amiga y de los gemelos ahora que su suegra estaba muy ocupada criticando las escenas subidas de tono de los libros de Castle.

-El convite ha sido estupendo Lanie, y felicidades otra vez.
-Gracias Kate, y recuerda, mañana quiero despertarme con un mensaje tuyo.
-Tranquila, lo tendrás.
-Es mejor que os vayáis ya, antes de que Carmen siga torturando a Castle. ¡Sálvalo de la bruja, corre!
-Sí, nos vamos ya, y aguanta.-Besó a su amiga y hizo lo mismo con los gemelos. Luego se despidió de Esposito y de Ryan y su mujer. Catle suspiró aliviado cuando su pareja lo rescató.

-Dios, no aguantaba más, nunca volveré a quejarme de las críticas de mi madre, lo juro. –Beckett se rio.
-Bueno ahora tenemos otras cosas en que pensar, ¿no?
-Sí, tienes razón.

En cuanto llegaron a casa Beckett cogió el test, pero parecía asustada. Castle suspiró.

-Está bien, escucha, dejémoslo para mañana de acuerdo, además dicen que es más fiable.
-¿En serio?
-Sí, tranquila Kate, por un día más no pasa nada, ahora ven aquí.-La abrazó con fuerzas besándola en el pelo.-Serás una madre maravillosa, estoy seguro de ello.
-Rick…, te quiero.-Él sonrió y la besó, primero con dulzura y luego con más pasión. Fueron desnudándose hasta que la ropa quedó en el suelo junto a ellos, mientras que hacían el amor.

A la mañana siguiente Beckett observó a Castle, que dormía plácidamente. Intentó despertarlo.

-Rick, Rick despierta…
-Mmmm…
-Rick, por favor…-Suspiró y sujetó su oreja, tirando con fuerza de ella.
-¡Ayyyyyyy! Kate a que ha venido eso.
-No despertabas.
-La próxima vez haz el favor de gritarme, pero no me tires de la oreja ¡duele!
-Lo siento, pero quiero hacerme la prueba y supuse que querrías estar conmigo. -Castle se incorporó de golpe. -¿Estás segura?
-Sí.
-Bien, hazlo, te espero aquí.
Unos minutos después estaban los dos mirando, esperando pacientemente. Beckett temblaba, Castle le cogió la mano y se la acarició. Vieron como un color aparecía de pronto…

Continuará…

Este capítulo ha sido un poco soso, pero no todo pueden ser telenovelas Gracias por leer