(¿+18?) La tormenta
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Re: (¿+18?) La tormenta
No es soso, tu capitulo dios mio me gustado muchoooooo
GRACIAS por escribir mas capitulos
GRACIAS por escribir mas capitulos
______________________
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Re: (¿+18?) La tormenta
Excelentee capitulo maria
Me gusta tu manera de escribir
Continuaalo pronto & esperemos que si haya Castlesitos jajaja
Me gusta tu manera de escribir
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DannyyFranco- Policia de homicidios
- Mensajes : 686
Fecha de inscripción : 24/01/2012
Edad : 31
Re: (¿+18?) La tormenta
Cómo que soso??? a mí me ha parecido genial!! A ver si tienen suerte!! yo creo que sí!
BrujaAle- Escritor - Policia
- Mensajes : 1361
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Edad : 41
Localización : En el Sur
Re: (¿+18?) La tormenta
Capítulo 24 Desilusiones y análisis
Azul. El color era azul. No pudo evitar sentirse desilusionada, triste. Castle a su lado le cogía la mano y se la acariciaba, dándole ánimos. Ella no podía mirarle a los ojos, se sentía culpable por haberle dado esperanzas. Un par de lágrimas corrieron por sus mejillas.
-Vamos Kate, no te preocupes mi amor, podemos intentarlo otra vez. Tranquila no pasa nada, tendremos a ese bebé te lo prometo.
-Lo siento… no quería decepcionarte. -Castle la miró sorprendido.
-Kate cariño, eres una inspectora extraordinaria, pero para otras cosas… No estoy decepcionado contigo, me hacía mucha ilusión ese bebé, pero esto no es culpa tuya, no es culpa de nadie. Volveremos a intentarlo, pero ahora tienes que calmarte.
-Lo siento…-Beckett empezó a llorar, Castle la abrazó preocupado, entendía su desilusión, él también estaba así, pero no le gustaba verla llorar de esa manera, sabía que ese retraso era solo una falsa alarma, pero podrían intentarlo de nuevo. De repente la mujer se levantó y fue corriendo al baño, vomitando violentamente. Castle se acercó a ella y le apartó el pelo mientras que le sujetaba la frente. –Tranquila Kate.-Ella sintió como la fatiga pasaba y se incorporó. Se enjuagó la boca y cogió el cepillo de dientes.
-Estoy bien Rick, espérame fuera por favor.
Salió del baño y le miró, estaba pálida.
-¿Te sientes mejor?
-Creo que sí, habrá sido el disgusto…
Castle no contestó a eso, no quería ilusionarla de nuevo pero no podía dejar de pensar que aquello no era normal, nauseas, cansancio, retrasos, y además la noche anterior se había fijado en que sus pechos estaban más sensibles de lo normal. A lo mejor la prueba estaba mal, tenía que hacer otra, pero sin que ella sospechara.
-Kate, he estado pensando que quizás deberías ir al médico y hacerte unos análisis… lo digo por las náuseas, quizás tengas algo…
-¿Análisis?, no hace falta Rick, estoy bien.
-Bueno, al menos deja que te saquen sangre, nada más.
-Ni hablar.
-Vamos solo sería un momento…
-¡No!-Al oír lo de sacar sangre Beckett había puesto mala cara. Castle la miró un momento y entendió.
-No puedes ser, venga ya es imposible, ¿te dan miedo las agujas?-Empezó a reírse con ganas.-Vamos, la gran inspectora Beckett, la señorita no le tengo miedo a nada le tiene miedo a las agujas. No me lo creo.-Siguió riéndose hasta que vio como Beckett se dirigía a la cocina con la cabeza gacha.-Kate cariño no te enfades. –Ella le ignoró, mientras que abría la nevera y buscaba una jarra de zumo. –Kate… venga cielo, perdona, no quería reírme de ti, es solo que me ha sorprendido mucho, nada más. –Ella siguió ignorándole. Castle suspiró, se acercó a ella y la abrazó. –Está bien, lo siento mucho cariño, perdóname. No volverá a pasar, te lo prometo. –Ella le miró un momento y murmuró:
-De niña le tenía pánico a las agujas, mi madre me acompañaba siempre al médico y dejaba que le apretara la mano mientras me pinchaban. Cuando ella murió fue a peor, ya sé que es absurdo e infantil, pero les tengo pánico, no quiero hacerme ningún análisis Rick.
Castle suspiró, ella le confiaba un secreto suyo y él se reía, se sentía como un imbécil. Le acarició la cara cariñosamente.
-Mi amor, tienes que hacerte ese análisis, te prometo que estaré contigo y dejaré que me aprietes la mano todo lo que quieras, pero tienes que hacértelo, es por tu salud.
-Rick…
-Escucha, podemos pedirle a Lanie que lo haga ella, será alguien en quien confías y será más fácil, ¿de acuerdo?
-Está bien…, de acuerdo. –Él la acarició durante unos momentos cuando sonó su móvil, era Alexis.
-Alexis, hola cielo, ¿cómo va todo?, ¿en serio?, eso suena genial, espero que te lo estés pasando bien, ¿qué tal tu amigo?, bien me alegro, y ¿tu abuela?, de acuerdo pásame con ella. Te quiero cielo, Kate te manda un beso.
-¿Madre?, ¿cómo estás?, ¡¿cómo que se ha quemado todo el cuerpo?!, no, no me ha dicho nada, ¿pero por qué no se ha puesto protección?, ya, madre cuida de ella y no dejes que tome el sol a esas horas, no quiero que mi hija vuelva hecha un salmonete, sí, ya, cuidaos. Un beso.
-¿Te puedes creer que a Alexis le ha dado una insolación?, ¡a quien se le ocurre tomar el sol a las tres de la tarde en ese país!, y eso que ella es la responsable.
-Bueno tranquilo Rick, si fuera grave ella te lo hubiera dicho, no te preocupes, no es la primera turista que se quema un poco en verano, se pondrá bien.
-Ya… quizás debería decirles que vuelvan ya…
-Rick, le prometiste que las dejarías hasta agosto y estamos a mediado de julio, por favor, no le estropees las vacaciones.
-Está bien, tienes razón, no les diré nada.
-Bien. Rick hoy es mi día libre y quiero hacerme el análisis cuanto antes, voy a llamar a Lanie a ver si puede hacerlo esta tarde.
-De acuerdo, llámala y dile que venga aquí con los gemelos, estará encantada de librarse de la bruja un rato.
-¿De verdad no te importa?, bien, gracias amiga, de acuerdo, sí pediremos comida italiana, nos vemos en un rato.
-¿Y bien?
-Dice que nos adora por librarla de Carmen un rato, que pidamos comida italiana y que traerá lo necesario para hacerme esos análisis.
-Genial. Bueno yo voy a estar un rato estudiando el manual del dichoso curso, no sé para qué, no tiene nada que ver con lo que hacemos en realidad en la comisaría.
-Puede que no te sirva para nada pero si Gates te dice que tienes que hacerlo lo haces y punto, te echo de menos allí, así que ponte a estudiar, creo que mientras me daré un baño de espuma, con todo esto de la falsa alarma y las nauseas necesito relajarme.
-Podría acompañarte…
-¡Tú a estudiar!
-¡Vale!, pero un día de estos me pedirás un masaje y te recordaré este momento.
-¿Tu dando masajes?, ¿qué te hace pensar que voy a poner mi espalda en peligro de esa manera?
-Para que lo sepa, señorita inspectora, soy un estupendo masajista, pero usted nunca lo comprobará. Me voy a estudiar, que tenga un buen baño.
Unos minutos después Castle intentaba concentrarse en su libro cuando Beckett entró en el estudio envuelta en una toalla muy corta, con una copa de vino en la mano, buscando un libro. Castle la acarició con la mirada unos segundos cuando se fijo en la copa, se apresuró a quitársela.
-¿Vino?, gracias cariño, lo necesitaba. –Se lo bebió de un trago. –Mmmmm muy bueno. –Beckett le miraba sin entender nada.
-Rick, ese vino era para mí, voy a echarme otra copa.
-¡NO!
-¿Pero qué te pasa?, sabes que me gusta tomar una copa mientras tomo un baño, me ayuda a relajarme.
-Ya…, es sólo qué… es muy pronto para beber ¿no crees? –Beckett le miró primero a él, luego a la copa vacía y luego otra vez a él. -¿Estás de coña, no?
-Ennnn… bueno tenía mucha sed. –Ella le miró fijamente. Castle trató de pensar con rapidez. –Claro…, Kate luego te harán un análisis, no deberías beber.
Ella suspiró. –Está bien, te haré caso.
Castle suspiró aliviado, se podría haber ahorrado el circo si hubiera empezado por ahí.
Llegó la hora de comer y Castle abrió la puerta a Lanie con una sonrisa. Beckett estaba arriba, vistiéndose.
-Hola, ¿qué tal los niños?
-Muy bien, Castle, ¿qué pasa?, ¿a qué viene lo de los análisis?, conozco a Beckett y solo se los hace cuando es la revisión anual de comisaría, nunca por gusto.
Castle miró hacia la escalera, asegurándose de que Beckett estuviera arriba.
-Bueno, ya sabes que el test ha dado negativo, pero no me fio, sigo pensando que Kate está embarazada, pero no quiero que se ilusione, ha llevado muy mal ese negativo y no quiero que se sienta peor. Por eso quiero que le saques sangre y compruebes si está embarazada, pero sin que ella se entere del objetivo final del análisis.
-Entiendo, pero sí el test ha dado negativo, ¿por qué crees que está embarazada?, un retraso no es mucho Castle.
-No es sólo el retraso, son el cansancio, las nauseas, sus cambios de humor repentinos y la extrema sensibilidad de sus pechos.
-Vale, no me des más detalles, de acuerdo, me pasaré luego por la morgue y comprobaré los resultados, mañana te avisaré.
-Gracias Lanie.
-¿Lanie?, hola amiga.
-Hola cielo, ¿qué tal estás?
Comieron tranquilamente, hablando de los pequeños y de Alexis. Beckett se sentía un poco excluida en esa conversación, algo que Castle no tardó en notar. Aprovechó a que Lanie fue al baño a cambiar a Michael para hablar con ella.
-Kate, se que te sientes fuera de lugar pero no debería ser así. Sabes que Alexis te quiere casi tanto como a su propia madre, y nosotros dos tendremos nuestro propio hijo dentro de nada, estoy seguro de eso. Por favor no te sientas mal, no lo soporto.
Ella no pudo hacer otra cosa que agradecerle con un beso, se sentía realmente afortunada con ese hombre. Lo amaba.
-Bueno chicos, si interrumpo puedo volver más tarde. –Se separaron riéndose, divertidos.
Después de comer Lanie sacó la aguja con forma de mariposa, algodón, unos tubos y una cinta verde. Beckett se puso pálida de solo ver el instrumental. Castle la besó cariñosamente.
-Vamos cielo tranquila, solo será un pinchazo, no mires la aguja, mírame a mí. –Ella le miró y trató de sonreír.
-¿Lista? –Beckett asintió mientras que Lanie colocaba la cinta en su brazo. –Aprieta el puño Kate. –Buscó la vena y sonrió –Menos mal que tienes la piel tan clara, así se encuentra enseguida. –Mientras que limpiaba un poco la zona donde iba a pincharla notó que su amiga estaba aterrorizada pero no dijo nada, se limitó a mirar a Casle quien entendió.
-Cierra los ojos cariño, y aprieta mi mano, sólo será un momento tranquila. –Beckett hizo lo que le decían y gimió de dolor al sentir la aguja entrar en su cuerpo. Castle acariciaba su otra mano con ternura, tranquilizándola. Lanie llenó los tubos y luego apartó la aguja, dejándole un trozo de algodón con esparadrapo.
-Ya está Kate, ya pasó.
Beckett no contestó, se sentía mareada y avergonzada por comportarse como una niña. –Rick… no me siento muy bien, creo que voy a echarme un rato.
Él la acompañó hasta el cuarto realmente preocupado, cuando se aseguró de que estaba bien volvió al salón, donde Lanie esperaba lista para marcharse.
-¿Está mejor?
-Más o menos… Muchas gracias por todo Lanie.
-De nada, te llamaré mañana cuando tenga los resultados, tú cuida de ella, la pobre odia estas cosas.
-Lo sé, me he dado cuenta.
Cuando Lanie se marchó volvió al cuarto y se acostó junto a ella, acariciándola cariñosamente. –Duerme cariño, ya ha pasado, descansa. –Al poco tiempo el también se quedó dormido. Beckett despertó un par de horas después, desorientada. Vio a Castle que dormía a su lado y sonrió. Se sentía mucho mejor ahora y todo era gracias a él. Fue hacia la cocina y empezó a sacar ingredientes, quería cocinarle algo por haber estado tan pendiente de ella. Un delicioso olor despertó a Castle, quien se acercó a la cocina.
-Eso huele de maravilla. ¿Qué estás cocinando?
-Pollo con salsa de estragón, lo aprendí de un libro de recetas francesas. Espero que te guste.
-Si sabe igual que huele seguro que sí. Entonces, ¿te sientes mejor?
-Mucho mejor, gracias Rick, siento haberme portado como una niña antes, pero no lo podía evitar.
-No te disculpes, te recuerdos que hablas con alguien que juega con helicópteros de juguete y rompe lámparas en habitaciones ajenas. –Ambos se rieron. Ella le miró a los ojos. –Muchas gracias de todos modos, todo es más fácil estando aquí contigo.
El la miró y la besó, disfrutando de la sensación de tenerla cada vez más dentro suyo, más dentro de su vida. –Te quiero. –Las palabras salieron de ambas bocas, a la vez, lo que les hizo abrazarse y sonreír. Ella apoyó la cabeza en su hombro y suspiró. Realmente se sentía feliz con él, el caso de su madre había pasado a un segundo plano en su vida. Sabía que Castle seguía con ello, pero confiaba en él, no le pedía explicaciones ni detalles. Por una vez Kate Beckett dejaba que alguien actuara en su vida sin desconfiar, sin sentirse extraña y eso le gustaba.
-Será mejor que siga con esto, no quiero que se queme. –La comida estaba deliciosa, algo que Castle no paró de decir, haciéndola sentirse halagada. Su móvil sonó de repente.
-Beckett.
-…
-¿Oíga?
-… -Colgaron.
-¿Quien era?
-Ni idea, se habrán confundido.
Vieron una película y se fueron a dormir. Beckett tranquila por qué ese día al fin había pasado, Castle nervioso, deseando saber los resultados del análisis.
(En otra parte de la ciudad)
La necesitaba cerca. Solamente haber oído su voz había desatado en su cuerpo un inmenso deseo, unas ganas de poseerla y sentir su piel y su aroma. Quitársela a ese maldito imbécil, demostrarle como se hacía feliz a una mujer. Pero aún no podía, tenía que esperar, mientras podía desahogarse con ella, seguir fingiendo que la quería, haciéndola gemir de placer, no podía permitir que ella cambiara de idea, no le convenía. No aún…
Les despertó el móvil de Castle, era Lanie.
-¿Lanie?, tienes los resulta…
-Enhorabuena Castle, ¡Beckett está embarazada!
Continuará…
Azul. El color era azul. No pudo evitar sentirse desilusionada, triste. Castle a su lado le cogía la mano y se la acariciaba, dándole ánimos. Ella no podía mirarle a los ojos, se sentía culpable por haberle dado esperanzas. Un par de lágrimas corrieron por sus mejillas.
-Vamos Kate, no te preocupes mi amor, podemos intentarlo otra vez. Tranquila no pasa nada, tendremos a ese bebé te lo prometo.
-Lo siento… no quería decepcionarte. -Castle la miró sorprendido.
-Kate cariño, eres una inspectora extraordinaria, pero para otras cosas… No estoy decepcionado contigo, me hacía mucha ilusión ese bebé, pero esto no es culpa tuya, no es culpa de nadie. Volveremos a intentarlo, pero ahora tienes que calmarte.
-Lo siento…-Beckett empezó a llorar, Castle la abrazó preocupado, entendía su desilusión, él también estaba así, pero no le gustaba verla llorar de esa manera, sabía que ese retraso era solo una falsa alarma, pero podrían intentarlo de nuevo. De repente la mujer se levantó y fue corriendo al baño, vomitando violentamente. Castle se acercó a ella y le apartó el pelo mientras que le sujetaba la frente. –Tranquila Kate.-Ella sintió como la fatiga pasaba y se incorporó. Se enjuagó la boca y cogió el cepillo de dientes.
-Estoy bien Rick, espérame fuera por favor.
Salió del baño y le miró, estaba pálida.
-¿Te sientes mejor?
-Creo que sí, habrá sido el disgusto…
Castle no contestó a eso, no quería ilusionarla de nuevo pero no podía dejar de pensar que aquello no era normal, nauseas, cansancio, retrasos, y además la noche anterior se había fijado en que sus pechos estaban más sensibles de lo normal. A lo mejor la prueba estaba mal, tenía que hacer otra, pero sin que ella sospechara.
-Kate, he estado pensando que quizás deberías ir al médico y hacerte unos análisis… lo digo por las náuseas, quizás tengas algo…
-¿Análisis?, no hace falta Rick, estoy bien.
-Bueno, al menos deja que te saquen sangre, nada más.
-Ni hablar.
-Vamos solo sería un momento…
-¡No!-Al oír lo de sacar sangre Beckett había puesto mala cara. Castle la miró un momento y entendió.
-No puedes ser, venga ya es imposible, ¿te dan miedo las agujas?-Empezó a reírse con ganas.-Vamos, la gran inspectora Beckett, la señorita no le tengo miedo a nada le tiene miedo a las agujas. No me lo creo.-Siguió riéndose hasta que vio como Beckett se dirigía a la cocina con la cabeza gacha.-Kate cariño no te enfades. –Ella le ignoró, mientras que abría la nevera y buscaba una jarra de zumo. –Kate… venga cielo, perdona, no quería reírme de ti, es solo que me ha sorprendido mucho, nada más. –Ella siguió ignorándole. Castle suspiró, se acercó a ella y la abrazó. –Está bien, lo siento mucho cariño, perdóname. No volverá a pasar, te lo prometo. –Ella le miró un momento y murmuró:
-De niña le tenía pánico a las agujas, mi madre me acompañaba siempre al médico y dejaba que le apretara la mano mientras me pinchaban. Cuando ella murió fue a peor, ya sé que es absurdo e infantil, pero les tengo pánico, no quiero hacerme ningún análisis Rick.
Castle suspiró, ella le confiaba un secreto suyo y él se reía, se sentía como un imbécil. Le acarició la cara cariñosamente.
-Mi amor, tienes que hacerte ese análisis, te prometo que estaré contigo y dejaré que me aprietes la mano todo lo que quieras, pero tienes que hacértelo, es por tu salud.
-Rick…
-Escucha, podemos pedirle a Lanie que lo haga ella, será alguien en quien confías y será más fácil, ¿de acuerdo?
-Está bien…, de acuerdo. –Él la acarició durante unos momentos cuando sonó su móvil, era Alexis.
-Alexis, hola cielo, ¿cómo va todo?, ¿en serio?, eso suena genial, espero que te lo estés pasando bien, ¿qué tal tu amigo?, bien me alegro, y ¿tu abuela?, de acuerdo pásame con ella. Te quiero cielo, Kate te manda un beso.
-¿Madre?, ¿cómo estás?, ¡¿cómo que se ha quemado todo el cuerpo?!, no, no me ha dicho nada, ¿pero por qué no se ha puesto protección?, ya, madre cuida de ella y no dejes que tome el sol a esas horas, no quiero que mi hija vuelva hecha un salmonete, sí, ya, cuidaos. Un beso.
-¿Te puedes creer que a Alexis le ha dado una insolación?, ¡a quien se le ocurre tomar el sol a las tres de la tarde en ese país!, y eso que ella es la responsable.
-Bueno tranquilo Rick, si fuera grave ella te lo hubiera dicho, no te preocupes, no es la primera turista que se quema un poco en verano, se pondrá bien.
-Ya… quizás debería decirles que vuelvan ya…
-Rick, le prometiste que las dejarías hasta agosto y estamos a mediado de julio, por favor, no le estropees las vacaciones.
-Está bien, tienes razón, no les diré nada.
-Bien. Rick hoy es mi día libre y quiero hacerme el análisis cuanto antes, voy a llamar a Lanie a ver si puede hacerlo esta tarde.
-De acuerdo, llámala y dile que venga aquí con los gemelos, estará encantada de librarse de la bruja un rato.
-¿De verdad no te importa?, bien, gracias amiga, de acuerdo, sí pediremos comida italiana, nos vemos en un rato.
-¿Y bien?
-Dice que nos adora por librarla de Carmen un rato, que pidamos comida italiana y que traerá lo necesario para hacerme esos análisis.
-Genial. Bueno yo voy a estar un rato estudiando el manual del dichoso curso, no sé para qué, no tiene nada que ver con lo que hacemos en realidad en la comisaría.
-Puede que no te sirva para nada pero si Gates te dice que tienes que hacerlo lo haces y punto, te echo de menos allí, así que ponte a estudiar, creo que mientras me daré un baño de espuma, con todo esto de la falsa alarma y las nauseas necesito relajarme.
-Podría acompañarte…
-¡Tú a estudiar!
-¡Vale!, pero un día de estos me pedirás un masaje y te recordaré este momento.
-¿Tu dando masajes?, ¿qué te hace pensar que voy a poner mi espalda en peligro de esa manera?
-Para que lo sepa, señorita inspectora, soy un estupendo masajista, pero usted nunca lo comprobará. Me voy a estudiar, que tenga un buen baño.
Unos minutos después Castle intentaba concentrarse en su libro cuando Beckett entró en el estudio envuelta en una toalla muy corta, con una copa de vino en la mano, buscando un libro. Castle la acarició con la mirada unos segundos cuando se fijo en la copa, se apresuró a quitársela.
-¿Vino?, gracias cariño, lo necesitaba. –Se lo bebió de un trago. –Mmmmm muy bueno. –Beckett le miraba sin entender nada.
-Rick, ese vino era para mí, voy a echarme otra copa.
-¡NO!
-¿Pero qué te pasa?, sabes que me gusta tomar una copa mientras tomo un baño, me ayuda a relajarme.
-Ya…, es sólo qué… es muy pronto para beber ¿no crees? –Beckett le miró primero a él, luego a la copa vacía y luego otra vez a él. -¿Estás de coña, no?
-Ennnn… bueno tenía mucha sed. –Ella le miró fijamente. Castle trató de pensar con rapidez. –Claro…, Kate luego te harán un análisis, no deberías beber.
Ella suspiró. –Está bien, te haré caso.
Castle suspiró aliviado, se podría haber ahorrado el circo si hubiera empezado por ahí.
Llegó la hora de comer y Castle abrió la puerta a Lanie con una sonrisa. Beckett estaba arriba, vistiéndose.
-Hola, ¿qué tal los niños?
-Muy bien, Castle, ¿qué pasa?, ¿a qué viene lo de los análisis?, conozco a Beckett y solo se los hace cuando es la revisión anual de comisaría, nunca por gusto.
Castle miró hacia la escalera, asegurándose de que Beckett estuviera arriba.
-Bueno, ya sabes que el test ha dado negativo, pero no me fio, sigo pensando que Kate está embarazada, pero no quiero que se ilusione, ha llevado muy mal ese negativo y no quiero que se sienta peor. Por eso quiero que le saques sangre y compruebes si está embarazada, pero sin que ella se entere del objetivo final del análisis.
-Entiendo, pero sí el test ha dado negativo, ¿por qué crees que está embarazada?, un retraso no es mucho Castle.
-No es sólo el retraso, son el cansancio, las nauseas, sus cambios de humor repentinos y la extrema sensibilidad de sus pechos.
-Vale, no me des más detalles, de acuerdo, me pasaré luego por la morgue y comprobaré los resultados, mañana te avisaré.
-Gracias Lanie.
-¿Lanie?, hola amiga.
-Hola cielo, ¿qué tal estás?
Comieron tranquilamente, hablando de los pequeños y de Alexis. Beckett se sentía un poco excluida en esa conversación, algo que Castle no tardó en notar. Aprovechó a que Lanie fue al baño a cambiar a Michael para hablar con ella.
-Kate, se que te sientes fuera de lugar pero no debería ser así. Sabes que Alexis te quiere casi tanto como a su propia madre, y nosotros dos tendremos nuestro propio hijo dentro de nada, estoy seguro de eso. Por favor no te sientas mal, no lo soporto.
Ella no pudo hacer otra cosa que agradecerle con un beso, se sentía realmente afortunada con ese hombre. Lo amaba.
-Bueno chicos, si interrumpo puedo volver más tarde. –Se separaron riéndose, divertidos.
Después de comer Lanie sacó la aguja con forma de mariposa, algodón, unos tubos y una cinta verde. Beckett se puso pálida de solo ver el instrumental. Castle la besó cariñosamente.
-Vamos cielo tranquila, solo será un pinchazo, no mires la aguja, mírame a mí. –Ella le miró y trató de sonreír.
-¿Lista? –Beckett asintió mientras que Lanie colocaba la cinta en su brazo. –Aprieta el puño Kate. –Buscó la vena y sonrió –Menos mal que tienes la piel tan clara, así se encuentra enseguida. –Mientras que limpiaba un poco la zona donde iba a pincharla notó que su amiga estaba aterrorizada pero no dijo nada, se limitó a mirar a Casle quien entendió.
-Cierra los ojos cariño, y aprieta mi mano, sólo será un momento tranquila. –Beckett hizo lo que le decían y gimió de dolor al sentir la aguja entrar en su cuerpo. Castle acariciaba su otra mano con ternura, tranquilizándola. Lanie llenó los tubos y luego apartó la aguja, dejándole un trozo de algodón con esparadrapo.
-Ya está Kate, ya pasó.
Beckett no contestó, se sentía mareada y avergonzada por comportarse como una niña. –Rick… no me siento muy bien, creo que voy a echarme un rato.
Él la acompañó hasta el cuarto realmente preocupado, cuando se aseguró de que estaba bien volvió al salón, donde Lanie esperaba lista para marcharse.
-¿Está mejor?
-Más o menos… Muchas gracias por todo Lanie.
-De nada, te llamaré mañana cuando tenga los resultados, tú cuida de ella, la pobre odia estas cosas.
-Lo sé, me he dado cuenta.
Cuando Lanie se marchó volvió al cuarto y se acostó junto a ella, acariciándola cariñosamente. –Duerme cariño, ya ha pasado, descansa. –Al poco tiempo el también se quedó dormido. Beckett despertó un par de horas después, desorientada. Vio a Castle que dormía a su lado y sonrió. Se sentía mucho mejor ahora y todo era gracias a él. Fue hacia la cocina y empezó a sacar ingredientes, quería cocinarle algo por haber estado tan pendiente de ella. Un delicioso olor despertó a Castle, quien se acercó a la cocina.
-Eso huele de maravilla. ¿Qué estás cocinando?
-Pollo con salsa de estragón, lo aprendí de un libro de recetas francesas. Espero que te guste.
-Si sabe igual que huele seguro que sí. Entonces, ¿te sientes mejor?
-Mucho mejor, gracias Rick, siento haberme portado como una niña antes, pero no lo podía evitar.
-No te disculpes, te recuerdos que hablas con alguien que juega con helicópteros de juguete y rompe lámparas en habitaciones ajenas. –Ambos se rieron. Ella le miró a los ojos. –Muchas gracias de todos modos, todo es más fácil estando aquí contigo.
El la miró y la besó, disfrutando de la sensación de tenerla cada vez más dentro suyo, más dentro de su vida. –Te quiero. –Las palabras salieron de ambas bocas, a la vez, lo que les hizo abrazarse y sonreír. Ella apoyó la cabeza en su hombro y suspiró. Realmente se sentía feliz con él, el caso de su madre había pasado a un segundo plano en su vida. Sabía que Castle seguía con ello, pero confiaba en él, no le pedía explicaciones ni detalles. Por una vez Kate Beckett dejaba que alguien actuara en su vida sin desconfiar, sin sentirse extraña y eso le gustaba.
-Será mejor que siga con esto, no quiero que se queme. –La comida estaba deliciosa, algo que Castle no paró de decir, haciéndola sentirse halagada. Su móvil sonó de repente.
-Beckett.
-…
-¿Oíga?
-… -Colgaron.
-¿Quien era?
-Ni idea, se habrán confundido.
Vieron una película y se fueron a dormir. Beckett tranquila por qué ese día al fin había pasado, Castle nervioso, deseando saber los resultados del análisis.
(En otra parte de la ciudad)
La necesitaba cerca. Solamente haber oído su voz había desatado en su cuerpo un inmenso deseo, unas ganas de poseerla y sentir su piel y su aroma. Quitársela a ese maldito imbécil, demostrarle como se hacía feliz a una mujer. Pero aún no podía, tenía que esperar, mientras podía desahogarse con ella, seguir fingiendo que la quería, haciéndola gemir de placer, no podía permitir que ella cambiara de idea, no le convenía. No aún…
Les despertó el móvil de Castle, era Lanie.
-¿Lanie?, tienes los resulta…
-Enhorabuena Castle, ¡Beckett está embarazada!
Continuará…
Gracias por leer
Última edición por maria_cs el Dom Abr 22, 2012 3:49 am, editado 2 veces
Re: (¿+18?) La tormenta
capitulazo! siguelo prontito
LEILAKB- Actor en Broadway
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Re: (¿+18?) La tormenta
sigueeeeee beckett embarazadaaaa
ese seguro ke era josh
sigueee
ese seguro ke era josh
sigueee
castle&beckett..cris- Escritor - Policia
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Re: (¿+18?) La tormenta
Capítulo 25 Alegrías y malas palabras
-Kate, cariño ¡estás embarazada!, ¡vamos a tener un bebé!
Beckett se quedó mirándolo con mala cara, indignada.-Rick, sabes que lo de ayer fue muy duro, no bromees con esas cosas.
-No es broma, en serio, ¡vamos a tener un bebé!
-Pero… ¿y el test?
-Estaba mal, pero los análisis no fallan, tendremos un hijo.
-¿Los análisis?, pero…-Entonces cayó en la cuenta, por eso Castle no la había dejado beber vino y había insistido tanto para que le sacaran sangre. -¿Tú lo sabías?
Castle dejó de sonreír, ella no parecía contenta, al contrario, parecía… ¿cabreada?
-Kate, ¿no me escuchas?, vamos a tener un hijo, un hermanito para Alexis, ¡vamos a ser papás!
Ella siguió sin sonreír. -¿Por qué me engañaste?
-Kate no quería que te ilusionaras otra vez, lo de ayer te sentó muy mal, Kate por favor,¿no lo entiendes?, ¡vas a ser mamá!
Mamá. ¿Mamá? ¡Mamá!-¡Rick voy a ser mamá!-Se echó a sus brazos con una sonrisa en la cara, radiante de felicidad. Él respondió al abrazo con la misma alegría, separándose un momento para besarla en los labios. -¿Estás contento?
-Sí mi amor, muy contento, no me lo puedo creer voy a tener otro hijo. Tenemos que llamar a Alexis.
-Espera, no les digamos nada todavía. –Castle la miró extrañado. –Ya sabes que mi padre está fuera hasta agosto y no quiero decírselo por teléfono. Cuando vuelvan los tres los reunimos a cenar y se lo decimos. ¿Qué te parece?
Castle pensó por unos momentos, se moría por decirle a su hija que iba a tener un hermanito pero Beckett tenía razón. –Está bien cariño, cómo tú quieras.
-Gracias.-Se levantó rápidamente con la mano en la boca, hacia el baño, Castle suspiró:
-El milagro de la vida… ¿estás bien cielo?
-Sí, ya salgo.-Salió unos minutos después, tras lavarse los dientes, con una tímida sonrisa.-El mejor amigo de una embarazada es un cepillo de dientes. –Castle se acercó a ella y la abrazó. –Cuando vayamos al médico le pediremos que te recete algo para las nauseas.
-Rick, tengo miedo de no saber cómo actuar, por favor, tienes que ayudarme con esto.
-Kate mírame y escucha bien esto. –Vas a ser una madre maravillosa y tus miedos son una prueba de ellos. Meredith nunca tuvo miedo por ser una buena madre, a ella le importaba más recuperar su figura que aprenderse una nana para dormir a Alexis. Te he observado estos días, leyendo revistas de bebés y hablando con Lanie de ello, y ni siquiera sabías si estabas embarazada. Yo estoy aquí, no pienso dejarte sola y te ayudaré en todo lo que necesites, pero no vuelvas a dudar, créeme, mi hijo tendrá a la mejor madre que un niño puedo tener.
Una lágrima corrió por su mejilla, lágrima que Castle le apartó con un beso. –Te quiero Kate, gracias por hacerme tan feliz.
-Yo también te quiero.
Estuvieron el resto de la mañana en la cama, sin ganas de moverse, hablando del bebé, pero cómo siempre el móvil de Beckett los interrumpió.
-Beckett.
-Beckett tenemos un caso, en la biblioteca pública.
-Voy para allá.
-¿Un caso?
-Sí, tengo que irme.
-¿Vas a hablar con Gates?
-Sí…, aunque no me hace ninguna gracia, conociéndola me dejara en el escritorio hasta que tenga al bebé.
-No te enfades, pero es lo mejor, no quiero que te pongas en peligro.
Ella asintió con la cabeza, mientras que se levantaba para ducharse. –Te veo luego. –Le dio un beso y se fue al baño. Castle aprovechó para hacer una llamada.
-¿Señor?, soy Castle, ya he terminado el curso, quiero presentarme al examen cuanto antes. ¿Mañana?, bien gracias. –Ahora que Beckett estaba embarazada quería estar cerca de ella, cuanto más mejor, aunque para eso tuviera que estudiarse el resto del libro en una sola tarde.
-¿A quién llamabas?
-A Lanie, quería darle las gracias por hacerte los análisis. ¿Seguro que se lo contarás hoy a Gates?
-Sí Rick se lo diré ¿vale? –Lo dijo con mal humor, Castle prefirió no responder, no le apetecía enfrentarse a unas hormonas cabreadas, sabía que saldría perdiendo, pero… -Lo siento, perdona, no quería ser tan borde. –Castle sonrió.
-Tranquila, sé que no te hace mucha ilusión quedarte en comisaría todo el día, pero créeme, dentro de poco tendrás una sorpresa allí.
-¿A qué te refieres?
-Sorpresa, Kate, sorpresa, ahora vete, llegas tarde.
Cada uno pasó la tarde en lo suyo, Beckett intentando resolver el asesinato de la biblioteca, Castle estudiando. Pero cuando llegó la hora de marcharse…
-Señor, ¿podría hablar un momento con usted?
-Usted dirá.
-Verá… -Y ahora, ¿qué?, ¿cómo se lo iba a decir?, en esos momentos deseó más que nunca que Montgomery siguiera allí, le sería más fácil.
-Quiero irme a casa inspectora, estoy esperando.
-Ya… tengo que decirle, que estoy, que estoy…
-Poniéndome de los nervios, eso es lo qué está. Hable de una vez.
-¡EMBARAZADA!
Gates se quedó mirándola fijamente, luego empezó a reírse. – ¿Tanto miedo para esto?, ¿qué pensaba, que soy un ogro que se va a comer al bebé?
Beckett se relajó, sintiéndose mucho más tranquila. –Señor, ¿qué voy a hacer con mi puesto de trabajo?
-¿De cuánto está?
-Unas tres semanas…
-Seguirá trabajando con normalidad hasta que esté de tres meses, luego ya hablaremos. ¿Está de acuerdo?
-Sí, por supuesto, gracias señor.
-No me las de, y enhorabuena.
-Gracias. –Beckett llegó a casa con una sonrisa en la cara, algo que no pasó desapercibido por Castle.
-¿Y esa hermosa sonrisa?
-He hablado con Gates, puedo seguir trabajando con normalidad al menos durante dos meses. ¿No es genial? –Castle la miró sin demostrar el menor entusiasmo.
-¿Genial?, Kate… escucha, entiendo que no quieras dejar de trabajar, pero ¿no crees que es peligroso seguir como hasta ahora?
Beckett lo miró extrañada:
-Rick se cuidarme sola y tendré cuidado, creí que te alegrarías…
-No es que no me alegre, es que no sé si es una buena idea… no quiero que le pase nada al niño.
-Rick, no le pasará nada al bebé, tienes que confiar en mí.
-Confío en ti, en quien no confío es en todos los asesinos a los que te enfrentas. Kate, es peligroso. –Castle empezaba a alzar la voz.
-¿Peligroso?, no pensaste en eso cuando empezaste a trabajar con nosotros, ¡no seas hipócrita Rick! –Ahora también ella empezaba a gritar.
-¡No es hipocresía!, no quiero que te pase nada Kate, ¿tan difícil es que lo entiendas?
-Se cuidarme sola Rick.
-¡Sí, como te cuidaste cuando te dispararon! ¡No estamos hablando de ti Kate, sino de nuestro hijo!–Su expresión cambió de golpe, demostrando un dolor insoportable, apartó la mirada y se dirigió a la habitación. Castle se sintió fatal.
-Kate cariño espera, Kate. –Ella le ignoró, cerrando la puerta y echándose sobre la cama, llorando. Castle golpeó suavemente la puerta. –Kate, mi amor no quería gritarte, lo siento. –Siguió sin contestar. –Kate, por favor perdóname, no debí decirte eso, abre la puerta, por favor. –Castle suspiró al ver que ella no pensaba contestar. Se dirigió a la habitación de invitados sintiéndose como un miserable, tenía que hacer algo, pero ahora mismo no se le ocurría qué.
A la mañana siguiente cuando bajó ella estaba en la cocina, vestida. Trató de hablarle.
-Ha llamado Alexis, dice que se está divirtiendo, y qué mi madre ha ligado. –Sonrió, pero ella no dijo nada, siguió bebiéndose el café sin hacerle caso. Lo intentó de nuevo. –Alexis te ha comprado un regalo, aunque se ha negado a decirme que es, supongo que no se fía de mí. –La mujer se levantó cogiendo las llaves del coche, sin mirarlo. Suspiró frustrado. –Kate escúchame por favor. –Ella le miró sin demostrar emoción alguna. –Me he portado como un imbécil y te he hecho daño, lo siento, no era mi intención, pero la sola idea de que os pase algo a ti o al bebé me da nauseas. –Ella siguió sin hablar. –Kate por favor perdóname. –Beckett le miró un momento.
-¿Has terminado?, me voy a comisaria, le diré a Gates que me deje en el escritorio. –Se dirigió hacia la puerta pero se quedó un momento quieta con la mano en el picaporte. –Supongo que te equivocaste eligiendo ¿no?, hubieras preferido una mujer que no pensara solo en sí misma, que se preocupara más por tu hijo.
Castle no pudo hacer nada, se limitó a mirarla marchar sin poder decir palabra. La había herido, profundamente, ahora la mujer de su vida pensaba que no sería buena madre, suspiró, tenía que ir a hacer el examen, y después hablaría con ella, tenía que dejarle claro que él no pensaba así, que ella sería una madre estupenda, lo que no sabía es cómo iba a hacerlo.
Continuará...
-Kate, cariño ¡estás embarazada!, ¡vamos a tener un bebé!
Beckett se quedó mirándolo con mala cara, indignada.-Rick, sabes que lo de ayer fue muy duro, no bromees con esas cosas.
-No es broma, en serio, ¡vamos a tener un bebé!
-Pero… ¿y el test?
-Estaba mal, pero los análisis no fallan, tendremos un hijo.
-¿Los análisis?, pero…-Entonces cayó en la cuenta, por eso Castle no la había dejado beber vino y había insistido tanto para que le sacaran sangre. -¿Tú lo sabías?
Castle dejó de sonreír, ella no parecía contenta, al contrario, parecía… ¿cabreada?
-Kate, ¿no me escuchas?, vamos a tener un hijo, un hermanito para Alexis, ¡vamos a ser papás!
Ella siguió sin sonreír. -¿Por qué me engañaste?
-Kate no quería que te ilusionaras otra vez, lo de ayer te sentó muy mal, Kate por favor,¿no lo entiendes?, ¡vas a ser mamá!
Mamá. ¿Mamá? ¡Mamá!-¡Rick voy a ser mamá!-Se echó a sus brazos con una sonrisa en la cara, radiante de felicidad. Él respondió al abrazo con la misma alegría, separándose un momento para besarla en los labios. -¿Estás contento?
-Sí mi amor, muy contento, no me lo puedo creer voy a tener otro hijo. Tenemos que llamar a Alexis.
-Espera, no les digamos nada todavía. –Castle la miró extrañado. –Ya sabes que mi padre está fuera hasta agosto y no quiero decírselo por teléfono. Cuando vuelvan los tres los reunimos a cenar y se lo decimos. ¿Qué te parece?
Castle pensó por unos momentos, se moría por decirle a su hija que iba a tener un hermanito pero Beckett tenía razón. –Está bien cariño, cómo tú quieras.
-Gracias.-Se levantó rápidamente con la mano en la boca, hacia el baño, Castle suspiró:
-El milagro de la vida… ¿estás bien cielo?
-Sí, ya salgo.-Salió unos minutos después, tras lavarse los dientes, con una tímida sonrisa.-El mejor amigo de una embarazada es un cepillo de dientes. –Castle se acercó a ella y la abrazó. –Cuando vayamos al médico le pediremos que te recete algo para las nauseas.
-Rick, tengo miedo de no saber cómo actuar, por favor, tienes que ayudarme con esto.
-Kate mírame y escucha bien esto. –Vas a ser una madre maravillosa y tus miedos son una prueba de ellos. Meredith nunca tuvo miedo por ser una buena madre, a ella le importaba más recuperar su figura que aprenderse una nana para dormir a Alexis. Te he observado estos días, leyendo revistas de bebés y hablando con Lanie de ello, y ni siquiera sabías si estabas embarazada. Yo estoy aquí, no pienso dejarte sola y te ayudaré en todo lo que necesites, pero no vuelvas a dudar, créeme, mi hijo tendrá a la mejor madre que un niño puedo tener.
Una lágrima corrió por su mejilla, lágrima que Castle le apartó con un beso. –Te quiero Kate, gracias por hacerme tan feliz.
-Yo también te quiero.
Estuvieron el resto de la mañana en la cama, sin ganas de moverse, hablando del bebé, pero cómo siempre el móvil de Beckett los interrumpió.
-Beckett.
-Beckett tenemos un caso, en la biblioteca pública.
-Voy para allá.
-¿Un caso?
-Sí, tengo que irme.
-¿Vas a hablar con Gates?
-Sí…, aunque no me hace ninguna gracia, conociéndola me dejara en el escritorio hasta que tenga al bebé.
-No te enfades, pero es lo mejor, no quiero que te pongas en peligro.
Ella asintió con la cabeza, mientras que se levantaba para ducharse. –Te veo luego. –Le dio un beso y se fue al baño. Castle aprovechó para hacer una llamada.
-¿Señor?, soy Castle, ya he terminado el curso, quiero presentarme al examen cuanto antes. ¿Mañana?, bien gracias. –Ahora que Beckett estaba embarazada quería estar cerca de ella, cuanto más mejor, aunque para eso tuviera que estudiarse el resto del libro en una sola tarde.
-¿A quién llamabas?
-A Lanie, quería darle las gracias por hacerte los análisis. ¿Seguro que se lo contarás hoy a Gates?
-Sí Rick se lo diré ¿vale? –Lo dijo con mal humor, Castle prefirió no responder, no le apetecía enfrentarse a unas hormonas cabreadas, sabía que saldría perdiendo, pero… -Lo siento, perdona, no quería ser tan borde. –Castle sonrió.
-Tranquila, sé que no te hace mucha ilusión quedarte en comisaría todo el día, pero créeme, dentro de poco tendrás una sorpresa allí.
-¿A qué te refieres?
-Sorpresa, Kate, sorpresa, ahora vete, llegas tarde.
Cada uno pasó la tarde en lo suyo, Beckett intentando resolver el asesinato de la biblioteca, Castle estudiando. Pero cuando llegó la hora de marcharse…
-Señor, ¿podría hablar un momento con usted?
-Usted dirá.
-Verá… -Y ahora, ¿qué?, ¿cómo se lo iba a decir?, en esos momentos deseó más que nunca que Montgomery siguiera allí, le sería más fácil.
-Quiero irme a casa inspectora, estoy esperando.
-Ya… tengo que decirle, que estoy, que estoy…
-Poniéndome de los nervios, eso es lo qué está. Hable de una vez.
-¡EMBARAZADA!
Gates se quedó mirándola fijamente, luego empezó a reírse. – ¿Tanto miedo para esto?, ¿qué pensaba, que soy un ogro que se va a comer al bebé?
Beckett se relajó, sintiéndose mucho más tranquila. –Señor, ¿qué voy a hacer con mi puesto de trabajo?
-¿De cuánto está?
-Unas tres semanas…
-Seguirá trabajando con normalidad hasta que esté de tres meses, luego ya hablaremos. ¿Está de acuerdo?
-Sí, por supuesto, gracias señor.
-No me las de, y enhorabuena.
-Gracias. –Beckett llegó a casa con una sonrisa en la cara, algo que no pasó desapercibido por Castle.
-¿Y esa hermosa sonrisa?
-He hablado con Gates, puedo seguir trabajando con normalidad al menos durante dos meses. ¿No es genial? –Castle la miró sin demostrar el menor entusiasmo.
-¿Genial?, Kate… escucha, entiendo que no quieras dejar de trabajar, pero ¿no crees que es peligroso seguir como hasta ahora?
Beckett lo miró extrañada:
-Rick se cuidarme sola y tendré cuidado, creí que te alegrarías…
-No es que no me alegre, es que no sé si es una buena idea… no quiero que le pase nada al niño.
-Rick, no le pasará nada al bebé, tienes que confiar en mí.
-Confío en ti, en quien no confío es en todos los asesinos a los que te enfrentas. Kate, es peligroso. –Castle empezaba a alzar la voz.
-¿Peligroso?, no pensaste en eso cuando empezaste a trabajar con nosotros, ¡no seas hipócrita Rick! –Ahora también ella empezaba a gritar.
-¡No es hipocresía!, no quiero que te pase nada Kate, ¿tan difícil es que lo entiendas?
-Se cuidarme sola Rick.
-¡Sí, como te cuidaste cuando te dispararon! ¡No estamos hablando de ti Kate, sino de nuestro hijo!–Su expresión cambió de golpe, demostrando un dolor insoportable, apartó la mirada y se dirigió a la habitación. Castle se sintió fatal.
-Kate cariño espera, Kate. –Ella le ignoró, cerrando la puerta y echándose sobre la cama, llorando. Castle golpeó suavemente la puerta. –Kate, mi amor no quería gritarte, lo siento. –Siguió sin contestar. –Kate, por favor perdóname, no debí decirte eso, abre la puerta, por favor. –Castle suspiró al ver que ella no pensaba contestar. Se dirigió a la habitación de invitados sintiéndose como un miserable, tenía que hacer algo, pero ahora mismo no se le ocurría qué.
A la mañana siguiente cuando bajó ella estaba en la cocina, vestida. Trató de hablarle.
-Ha llamado Alexis, dice que se está divirtiendo, y qué mi madre ha ligado. –Sonrió, pero ella no dijo nada, siguió bebiéndose el café sin hacerle caso. Lo intentó de nuevo. –Alexis te ha comprado un regalo, aunque se ha negado a decirme que es, supongo que no se fía de mí. –La mujer se levantó cogiendo las llaves del coche, sin mirarlo. Suspiró frustrado. –Kate escúchame por favor. –Ella le miró sin demostrar emoción alguna. –Me he portado como un imbécil y te he hecho daño, lo siento, no era mi intención, pero la sola idea de que os pase algo a ti o al bebé me da nauseas. –Ella siguió sin hablar. –Kate por favor perdóname. –Beckett le miró un momento.
-¿Has terminado?, me voy a comisaria, le diré a Gates que me deje en el escritorio. –Se dirigió hacia la puerta pero se quedó un momento quieta con la mano en el picaporte. –Supongo que te equivocaste eligiendo ¿no?, hubieras preferido una mujer que no pensara solo en sí misma, que se preocupara más por tu hijo.
Castle no pudo hacer nada, se limitó a mirarla marchar sin poder decir palabra. La había herido, profundamente, ahora la mujer de su vida pensaba que no sería buena madre, suspiró, tenía que ir a hacer el examen, y después hablaría con ella, tenía que dejarle claro que él no pensaba así, que ella sería una madre estupenda, lo que no sabía es cómo iba a hacerlo.
Continuará...
Última edición por maria_cs el Dom Abr 22, 2012 3:51 am, editado 2 veces
Re: (¿+18?) La tormenta
me encanta , ojala akte perdonde a castle u.u' pero quiero saber quien es el de la llamada misteriosa OwO
.:DaNu:.- Policia de homicidios
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Re: (¿+18?) La tormenta
Que no les pase nada a ninguno mientras están enfadados!!! ahora no!!!
BrujaAle- Escritor - Policia
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Re: (¿+18?) La tormenta
Que mono castle preocupandose de Kate
KBCAlways- As del póker
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Re: (¿+18?) La tormenta
Capitulo 26 Quiero que conozcas a alguien
Beckett estaba sentada en el escritorio, con la mirada pensativa. Quizás había sido muy dura con Castle, pero se sentía mal, asustada. Ahora más que nunca creía que no sería una buena madre, ni siquiera había sido capaz de aceptar el hecho de que su trabajo era peligroso para el bebé. Quizás debería dejarlo, pero no quería. De niña no soñaba con ser policía, pero ahora ese trabajo era su pasión, justo después de Castle, y ahora estaba también el bebé. Se llevó una mano hacia su vientre. Era imposible notar al niño, ella lo sabía, pero lo sentía dentro, cómo si ya le diera patadas. Estaba envuelta en un mar de dudas, preocupada, asustada, ojalá pudiera preguntarle a alguien. Pero Lanie estaba muy ocupada batallando con el insomnio, los llantos de los gemelos y su suegra. Martha disfrutaba de sus vacaciones, y su madre… Su madre, ahora más que nunca la extrañaba, ella la aconsejaría, lo sabía bien, hay cosas que sólo una madre puede explicar. Parpadeó al sentir sus ojos llenarse de lágrimas. ¡Malditas hormonas!, en los últimos días no había hecho otra cosa que llorar, llorar y seguir llorando. Era agotador. Levantó la cabeza al ver las puertas del ascensor abrirse, y se quedó asombrada al verlo allí. No estaba preparada para enfrentarlo, no ahora. Él se acercó a ella con una sonrisa suave, tierna, y con un café en la mano.
-Es descafeinado. Hasta que hablemos con el médico será mejor que lo tomes así. Me he asegurado de que sepa igual que el otro.
-Rick… ¿qué hac…
-Tranquila, sé que sigues enfadada y lo entiendo. Vengo a hacer el examen, creo que ya estoy listo para volver.
Ella le miró sorprendida. La semana pasada ni siquiera se había comprado el libro que debía estudiar.
-Kate, cuando acabe el examen me gustaría invitarte a comer, por favor. Tenemos que arreglar esto. –Le miró nervioso, temiendo que se negara. Ella asintió.
-De acuerdo, me apetece tailandés.
-Genial. –Sonrió más tranquilo, al menos volvía a hablarle con normalidad. –Voy a enfrentarme a la “Dama de Hierro”. Te veo en un rato. –Se dirigió al despacho, pero ella le llamó.
-Rick… suerte con el examen y… gracias por el café.
-Gracias y no me las des. –Le dirigió una última sonrisa y entró en el despacho. Mientras Beckett se ocupó del papeleo, había decidido que Ryan y Esposito se dedicaran al caso de la biblioteca, prefería no ocuparse de eso, no hasta que arreglara las cosas con Castle. De repente se sintió mal, débil. Se levantó con dificultad y fue a la sala de descanso, asegurándose primero de que Castle siguiera en el despacho con Gates, haciendo el examen. Se tumbó en el sofá, cerrando los ojos, tratando de calmarse.
-¿Beckett?, Beckett ¿te encuentras bien? –Ryan estaba agachado a su lado, preocupado. Se incorporó, ahora se sentía mejor, se había quedado dormida sin darse cuenta.
-Estoy bien, tranquilo, solo necesitaba descansar un poco.
-Ya… ¿quieres qué te traiga algo?, un café o…
-No hace falta gracias. No te preocupes. ¿Sabes si Castle sigue en el despacho de Gates?
-Sí, aunque creo que ya estarán terminando. Castle parecía contento.
-¿Y Gates?
-Gates no.
-No sé si eso es buena o mala señal… -Ryan se rio. –Escucha Ryan no le digas a Castle nada de esto, no quiero que piense que me pasa algo.
-Como quieras, pero… ¿seguro qué estás bien?
-Sí, tranquilo, es sólo que últimamente no duermo mucho, nada más.
-Dile a Castle que te dé un respiro. –Ahora fue Beckett la que se rio. Castle apareció en la puerta mirándolos con una cara de felicidad extrema.
-¡Adivinad quien vuelve a formar parte del equipo!
-Genial, ya echábamos de menos a Alexis. –Castle le miró con fastidio, pero Ryan sonrió y le dio una palmada en la espalda. –Enhorabuena Castle, ya era hora. Espero que lo celebres invitándonos a una cerveza.
-Eso está hecho, te avisaré para concretar fecha.
-Bien. Os dejo celebrándolo. Nos vemos luego chicos.
Beckett se levantó un poco incomoda. Se alegraba mucho por él, pero no sabía que decirle, no después de lo de esa mañana. Él la entendió enseguida.
-Bueno… ¿quieres que vayamos a comer ya?
-En… aún es temprano… ¿por qué no vas a decírselo a Esposito y vienes luego?, quiero terminar el papeleo pendiente.
Él tuvo que disimular su desilusión, realmente esperaba que aprobando el examen ella se alegrara y dejaran de lado la discusión, pero eso no iba a pasar. Tendría que pasar al plan B.
-Vale, entonces, ¿en una hora?
-Claro. –Castle se dio la vuelta. –Rick… felicidades, me alegro mucho de volver a tenerte por aquí. –Él se volvió y le sonrió. –Gracias cariño, yo también quería estar aquí contigo.
La hora pasó volando. Ella no había terminado el papeleo en absoluto, tenía la cabeza en otra parte, no podía dejar de pensar en la charla que tendría con él. Cuando lo sintió esperándola frente al escritorio tuvo que forzarse a levantar la cabeza.
-¿Lista?
-Sí…, vamos.
-Kate si prefieres comer sola no hay problema…
-No, quiero comer contigo, vamos.
Se sentaron en un tailandés en la zona más apartada del local. Mientras que esperaban la comida ninguno habló, reinaba un silencio incomodo. Comieron también en silencio hasta que Caste no pudo más. Era hora de aclarar las cosas, no podía ser que una pareja de enamorados como ellos, que esperaba un hijo, no fuera capaz de mirarse a la cara.
-Kate… -Ella le miró, dándole toda su atención. Castle se sintió un poco aliviado, al menos estaba dispuesta a escucharle. -… quería pedirte perdón por lo de ayer. Me comporté como un maldito imbécil y no te merecías esas palabras. Lo siento mucho. –Ella le miró con tristeza.
-Tenías razón. He sido una egoísta, no he pensado en el bebé. Solo he pensado en mí. Rick… creo que no seré una buena madre, si lo fuera no habría dudado a la hora de pedirle a Gates un puesto más seguro.
-No digas eso. Tu vida está cambiando mucho Kate. Has dejado de vivir sola para vivir conmigo y con mi madre y Alexis. Ahora vamos a tener un bebé, es normal que te sientas superada y que quieras mantener algo de tu vida de antes, lo entiendo. Eso no te hace ser una mala madre Kate, simplemente esto es demasiado.
-Quiero a este niño Rick, tanto como te quiero a ti. Haré lo que sea por protegerlo, aunque tenga que dejar mi trabajo…
Castle la miró asombrado -¿Dejarías la comisaría por el bebé?
-Sí. –Lo dijo sin dudar, segura de sí misma. Castle le cogió la mano y la miró con amor, sabiendo lo mucho que le había costado llegar a aquella decisión.
-Eso no será necesario. No quiero que dejes tu trabajo Kate, forma parte de tu vida. Solo te pido que mientras que estés embarazada te quedes en la comisaría, dejando que los chicos vayan a por lo malos. Puedes seguir con tu pizarra y haciendo todo lo demás. Pero por favor, no te metas en la boca del lobo. No tienes que dejar la comisaría Kate, eso sería como dejar tu vida. Tú eres policía como yo soy escritor, y ninguno de los dos podríamos vivir siendo otra cosa, estoy seguro de ello. Eres una inspectora extraordinaria, puedes darles a las familias de las victimas un consuelo que pocos pueden darles Kate, por qué tú sabes lo que duele perder a alguien. Pedirte que dejaras tu trabajo sería un acto muy egoísta, no lo hagas, por favor.
Ella le escuchó atentamente, parecía confundida. –Rick… yo… yo no sé qué hacer. Estoy envuelta en un mar de dudas. No quiero que le pase nada al bebé mientras que esté trabajando, como tampoco quiero perderme sus primeras palabras o sus primeros pasos, y si sigo como hasta ahora eso ocurrirá.
-Eso no tiene por qué pasar Kate, hasta ahora a menudo te has quedado en comisaría hasta tarde, trabajando sin apenas descansar, dándole tu vida a las víctimas. Pero ya es hora de que empieces a vivir para ti, y no por eso tienes que dejar el trabajo, sólo acomodarte al horario real. En vez de hacer mil horas extras y dejar días libres y vacaciones empieza a trabajar como una persona normal. Intenta acostumbrarte a eso, créeme, será lo mejor para ti y para nuestro hijo. Y también para mí. Te quiero Kate, y quiero que vivamos una vida juntos, pero no dentro de la comisaría, sino fuera, en el mundo real. La comisaría será ahora nuestro lugar de trabajo, no nuestro hogar. No es el mejor hogar para un bebé, ¿no crees?
-Rick… gracias. Creo que tienes razón pero vas a tener que ser paciente, me va a costar mucho vivir esa vida nueva, espero que no me dejes estropearlo.
-Tranquila, además últimamente el único que lo estropea todo soy yo. Perdóname por lo de ayer Kate, por favor.
-Creí que te habías dado cuenta. –Él le miró asustado. –Ya te he perdonado Rick, no puedo enfadarme contigo por preocuparte por el bebé o por mí. –Ahora Castle sonría aliviado, pero Beckett siguió hablando. –De todas maneras te pido por favor que no vuelvas a hacerme esto, intento olvidar lo del disparo Rick, y me cuesta mucho si me lo recuerdas así. –Él le cogió la mano y se la besó con delicadeza. –Lo siento cariño, créeme no volverá a pasar. Te quiero.
-Yo también te quiero.
Cuando salieron del restaurante él sonreía feliz, había conseguido que le perdonara y habían llegado a un acuerdo con lo del trabajo. Pero ella no parecía tan feliz, al contrario, se la veía ¿triste?
-Kate, cielo ¿qué ocurre?
-Nada… es sólo que… ¿Rick podrías acompañarme a un sitio?
-Claro, vamos.
Beckett se subió al asiento del conductor, Castle la miraba preocupado.
-Cariño ¿a dónde vamos?
-Quiero que conozcas a alguien.
Él no empezó a entender hasta que llegaron al cementerio, la miró unos momentos y susurró:
-Kate…
Ella le miró con los ojos llenos de lágrimas. -¿Vienes? –Le tendió la mano, temblorosa, triste. Castle se la cogió sin decir palabra y se la apretó con fuerza, dejando que le guiara. Llegaron a una lápida blanca, limpia, con flores frescas. “Johanna Beckett: amada madre y esposa”. Beckett se limpió las lágrimas y empezó a hablar:
-Hola mamá. Antes que nada quiero pedirte perdón. Sé que llevo muchos meses sin verte, lo siento, pero no creo que te importe, por qué estaba haciendo lo que tú querías, ser feliz. Te he traído al responsable de esa felicidad, Richard Castle, quería que lo conocieras. Ya te he hablado mucho de él, pero no te he dicho que ahora vivimos juntos. Tengo una familia, una familia maravillosa y todo gracias a él. Siempre te he dicho que es infantil, que no suele tomarse nada en serio y que su extraña admiración por la muerte me pone histérica. Lo que nunca te he dicho es que es un hombre increíble, bueno y atento, justo el hombre que tú hubieras deseado para mí. Me regala mil detalles, algunos sencillos, como una rosa por la mañana, o otros más costosos, cómo un vestido de alta costura, pero el mejor regalo que me da son sus ojos. Son preciosos mamá, ¿recuerdas que de niña te dije que mi príncipe azul tenía que tener los ojos azules?, no me equivocaba. Y cada vez que me mira me deja sin aliento. Le quiero mamá, más que a nada, y ahora más que nunca. Vamos a tener un bebé, ¡vas a ser abuela!, ¿no es increíble? Voy a ser mamá, y por eso estoy aquí…, -Las lágrimas empezaron a correr por sus mejillas sin control. -…por qué me gustaría que estuvieras conmigo, mamá no sabes lo que daría por tenerte aquí, porque me dieras algún consejo sobre el bebé…, tengo tantas dudas…, te echo de menos, te necesito, mamá ojalá estuvieras aquí y conocieras a tu nieto… -No pudo seguir hablando, el llanto se lo impedía. Castle que se había apartado un poco para darle intimidad se acercó a ella y la abrazó, dejándola llorar sobre su hombro, dándole besos en el pelo. –Tranquila Kate, tranquila mi amor, tranquila.
Continuará…
Espero que os guste, a mí me ha encantado escribirlo, sobre todo la última parte Gracias por leer.
Beckett estaba sentada en el escritorio, con la mirada pensativa. Quizás había sido muy dura con Castle, pero se sentía mal, asustada. Ahora más que nunca creía que no sería una buena madre, ni siquiera había sido capaz de aceptar el hecho de que su trabajo era peligroso para el bebé. Quizás debería dejarlo, pero no quería. De niña no soñaba con ser policía, pero ahora ese trabajo era su pasión, justo después de Castle, y ahora estaba también el bebé. Se llevó una mano hacia su vientre. Era imposible notar al niño, ella lo sabía, pero lo sentía dentro, cómo si ya le diera patadas. Estaba envuelta en un mar de dudas, preocupada, asustada, ojalá pudiera preguntarle a alguien. Pero Lanie estaba muy ocupada batallando con el insomnio, los llantos de los gemelos y su suegra. Martha disfrutaba de sus vacaciones, y su madre… Su madre, ahora más que nunca la extrañaba, ella la aconsejaría, lo sabía bien, hay cosas que sólo una madre puede explicar. Parpadeó al sentir sus ojos llenarse de lágrimas. ¡Malditas hormonas!, en los últimos días no había hecho otra cosa que llorar, llorar y seguir llorando. Era agotador. Levantó la cabeza al ver las puertas del ascensor abrirse, y se quedó asombrada al verlo allí. No estaba preparada para enfrentarlo, no ahora. Él se acercó a ella con una sonrisa suave, tierna, y con un café en la mano.
-Es descafeinado. Hasta que hablemos con el médico será mejor que lo tomes así. Me he asegurado de que sepa igual que el otro.
-Rick… ¿qué hac…
-Tranquila, sé que sigues enfadada y lo entiendo. Vengo a hacer el examen, creo que ya estoy listo para volver.
Ella le miró sorprendida. La semana pasada ni siquiera se había comprado el libro que debía estudiar.
-Kate, cuando acabe el examen me gustaría invitarte a comer, por favor. Tenemos que arreglar esto. –Le miró nervioso, temiendo que se negara. Ella asintió.
-De acuerdo, me apetece tailandés.
-Genial. –Sonrió más tranquilo, al menos volvía a hablarle con normalidad. –Voy a enfrentarme a la “Dama de Hierro”. Te veo en un rato. –Se dirigió al despacho, pero ella le llamó.
-Rick… suerte con el examen y… gracias por el café.
-Gracias y no me las des. –Le dirigió una última sonrisa y entró en el despacho. Mientras Beckett se ocupó del papeleo, había decidido que Ryan y Esposito se dedicaran al caso de la biblioteca, prefería no ocuparse de eso, no hasta que arreglara las cosas con Castle. De repente se sintió mal, débil. Se levantó con dificultad y fue a la sala de descanso, asegurándose primero de que Castle siguiera en el despacho con Gates, haciendo el examen. Se tumbó en el sofá, cerrando los ojos, tratando de calmarse.
-¿Beckett?, Beckett ¿te encuentras bien? –Ryan estaba agachado a su lado, preocupado. Se incorporó, ahora se sentía mejor, se había quedado dormida sin darse cuenta.
-Estoy bien, tranquilo, solo necesitaba descansar un poco.
-Ya… ¿quieres qué te traiga algo?, un café o…
-No hace falta gracias. No te preocupes. ¿Sabes si Castle sigue en el despacho de Gates?
-Sí, aunque creo que ya estarán terminando. Castle parecía contento.
-¿Y Gates?
-Gates no.
-No sé si eso es buena o mala señal… -Ryan se rio. –Escucha Ryan no le digas a Castle nada de esto, no quiero que piense que me pasa algo.
-Como quieras, pero… ¿seguro qué estás bien?
-Sí, tranquilo, es sólo que últimamente no duermo mucho, nada más.
-Dile a Castle que te dé un respiro. –Ahora fue Beckett la que se rio. Castle apareció en la puerta mirándolos con una cara de felicidad extrema.
-¡Adivinad quien vuelve a formar parte del equipo!
-Genial, ya echábamos de menos a Alexis. –Castle le miró con fastidio, pero Ryan sonrió y le dio una palmada en la espalda. –Enhorabuena Castle, ya era hora. Espero que lo celebres invitándonos a una cerveza.
-Eso está hecho, te avisaré para concretar fecha.
-Bien. Os dejo celebrándolo. Nos vemos luego chicos.
Beckett se levantó un poco incomoda. Se alegraba mucho por él, pero no sabía que decirle, no después de lo de esa mañana. Él la entendió enseguida.
-Bueno… ¿quieres que vayamos a comer ya?
-En… aún es temprano… ¿por qué no vas a decírselo a Esposito y vienes luego?, quiero terminar el papeleo pendiente.
Él tuvo que disimular su desilusión, realmente esperaba que aprobando el examen ella se alegrara y dejaran de lado la discusión, pero eso no iba a pasar. Tendría que pasar al plan B.
-Vale, entonces, ¿en una hora?
-Claro. –Castle se dio la vuelta. –Rick… felicidades, me alegro mucho de volver a tenerte por aquí. –Él se volvió y le sonrió. –Gracias cariño, yo también quería estar aquí contigo.
La hora pasó volando. Ella no había terminado el papeleo en absoluto, tenía la cabeza en otra parte, no podía dejar de pensar en la charla que tendría con él. Cuando lo sintió esperándola frente al escritorio tuvo que forzarse a levantar la cabeza.
-¿Lista?
-Sí…, vamos.
-Kate si prefieres comer sola no hay problema…
-No, quiero comer contigo, vamos.
Se sentaron en un tailandés en la zona más apartada del local. Mientras que esperaban la comida ninguno habló, reinaba un silencio incomodo. Comieron también en silencio hasta que Caste no pudo más. Era hora de aclarar las cosas, no podía ser que una pareja de enamorados como ellos, que esperaba un hijo, no fuera capaz de mirarse a la cara.
-Kate… -Ella le miró, dándole toda su atención. Castle se sintió un poco aliviado, al menos estaba dispuesta a escucharle. -… quería pedirte perdón por lo de ayer. Me comporté como un maldito imbécil y no te merecías esas palabras. Lo siento mucho. –Ella le miró con tristeza.
-Tenías razón. He sido una egoísta, no he pensado en el bebé. Solo he pensado en mí. Rick… creo que no seré una buena madre, si lo fuera no habría dudado a la hora de pedirle a Gates un puesto más seguro.
-No digas eso. Tu vida está cambiando mucho Kate. Has dejado de vivir sola para vivir conmigo y con mi madre y Alexis. Ahora vamos a tener un bebé, es normal que te sientas superada y que quieras mantener algo de tu vida de antes, lo entiendo. Eso no te hace ser una mala madre Kate, simplemente esto es demasiado.
-Quiero a este niño Rick, tanto como te quiero a ti. Haré lo que sea por protegerlo, aunque tenga que dejar mi trabajo…
Castle la miró asombrado -¿Dejarías la comisaría por el bebé?
-Sí. –Lo dijo sin dudar, segura de sí misma. Castle le cogió la mano y la miró con amor, sabiendo lo mucho que le había costado llegar a aquella decisión.
-Eso no será necesario. No quiero que dejes tu trabajo Kate, forma parte de tu vida. Solo te pido que mientras que estés embarazada te quedes en la comisaría, dejando que los chicos vayan a por lo malos. Puedes seguir con tu pizarra y haciendo todo lo demás. Pero por favor, no te metas en la boca del lobo. No tienes que dejar la comisaría Kate, eso sería como dejar tu vida. Tú eres policía como yo soy escritor, y ninguno de los dos podríamos vivir siendo otra cosa, estoy seguro de ello. Eres una inspectora extraordinaria, puedes darles a las familias de las victimas un consuelo que pocos pueden darles Kate, por qué tú sabes lo que duele perder a alguien. Pedirte que dejaras tu trabajo sería un acto muy egoísta, no lo hagas, por favor.
Ella le escuchó atentamente, parecía confundida. –Rick… yo… yo no sé qué hacer. Estoy envuelta en un mar de dudas. No quiero que le pase nada al bebé mientras que esté trabajando, como tampoco quiero perderme sus primeras palabras o sus primeros pasos, y si sigo como hasta ahora eso ocurrirá.
-Eso no tiene por qué pasar Kate, hasta ahora a menudo te has quedado en comisaría hasta tarde, trabajando sin apenas descansar, dándole tu vida a las víctimas. Pero ya es hora de que empieces a vivir para ti, y no por eso tienes que dejar el trabajo, sólo acomodarte al horario real. En vez de hacer mil horas extras y dejar días libres y vacaciones empieza a trabajar como una persona normal. Intenta acostumbrarte a eso, créeme, será lo mejor para ti y para nuestro hijo. Y también para mí. Te quiero Kate, y quiero que vivamos una vida juntos, pero no dentro de la comisaría, sino fuera, en el mundo real. La comisaría será ahora nuestro lugar de trabajo, no nuestro hogar. No es el mejor hogar para un bebé, ¿no crees?
-Rick… gracias. Creo que tienes razón pero vas a tener que ser paciente, me va a costar mucho vivir esa vida nueva, espero que no me dejes estropearlo.
-Tranquila, además últimamente el único que lo estropea todo soy yo. Perdóname por lo de ayer Kate, por favor.
-Creí que te habías dado cuenta. –Él le miró asustado. –Ya te he perdonado Rick, no puedo enfadarme contigo por preocuparte por el bebé o por mí. –Ahora Castle sonría aliviado, pero Beckett siguió hablando. –De todas maneras te pido por favor que no vuelvas a hacerme esto, intento olvidar lo del disparo Rick, y me cuesta mucho si me lo recuerdas así. –Él le cogió la mano y se la besó con delicadeza. –Lo siento cariño, créeme no volverá a pasar. Te quiero.
-Yo también te quiero.
Cuando salieron del restaurante él sonreía feliz, había conseguido que le perdonara y habían llegado a un acuerdo con lo del trabajo. Pero ella no parecía tan feliz, al contrario, se la veía ¿triste?
-Kate, cielo ¿qué ocurre?
-Nada… es sólo que… ¿Rick podrías acompañarme a un sitio?
-Claro, vamos.
Beckett se subió al asiento del conductor, Castle la miraba preocupado.
-Cariño ¿a dónde vamos?
-Quiero que conozcas a alguien.
Él no empezó a entender hasta que llegaron al cementerio, la miró unos momentos y susurró:
-Kate…
Ella le miró con los ojos llenos de lágrimas. -¿Vienes? –Le tendió la mano, temblorosa, triste. Castle se la cogió sin decir palabra y se la apretó con fuerza, dejando que le guiara. Llegaron a una lápida blanca, limpia, con flores frescas. “Johanna Beckett: amada madre y esposa”. Beckett se limpió las lágrimas y empezó a hablar:
-Hola mamá. Antes que nada quiero pedirte perdón. Sé que llevo muchos meses sin verte, lo siento, pero no creo que te importe, por qué estaba haciendo lo que tú querías, ser feliz. Te he traído al responsable de esa felicidad, Richard Castle, quería que lo conocieras. Ya te he hablado mucho de él, pero no te he dicho que ahora vivimos juntos. Tengo una familia, una familia maravillosa y todo gracias a él. Siempre te he dicho que es infantil, que no suele tomarse nada en serio y que su extraña admiración por la muerte me pone histérica. Lo que nunca te he dicho es que es un hombre increíble, bueno y atento, justo el hombre que tú hubieras deseado para mí. Me regala mil detalles, algunos sencillos, como una rosa por la mañana, o otros más costosos, cómo un vestido de alta costura, pero el mejor regalo que me da son sus ojos. Son preciosos mamá, ¿recuerdas que de niña te dije que mi príncipe azul tenía que tener los ojos azules?, no me equivocaba. Y cada vez que me mira me deja sin aliento. Le quiero mamá, más que a nada, y ahora más que nunca. Vamos a tener un bebé, ¡vas a ser abuela!, ¿no es increíble? Voy a ser mamá, y por eso estoy aquí…, -Las lágrimas empezaron a correr por sus mejillas sin control. -…por qué me gustaría que estuvieras conmigo, mamá no sabes lo que daría por tenerte aquí, porque me dieras algún consejo sobre el bebé…, tengo tantas dudas…, te echo de menos, te necesito, mamá ojalá estuvieras aquí y conocieras a tu nieto… -No pudo seguir hablando, el llanto se lo impedía. Castle que se había apartado un poco para darle intimidad se acercó a ella y la abrazó, dejándola llorar sobre su hombro, dándole besos en el pelo. –Tranquila Kate, tranquila mi amor, tranquila.
Continuará…
Espero que os guste, a mí me ha encantado escribirlo, sobre todo la última parte Gracias por leer.
Última edición por maria_cs el Dom Abr 22, 2012 3:52 am, editado 3 veces
Re: (¿+18?) La tormenta
QUEDO... INCREIBLE MARIAA!!
Me gusto mucho leerlo! ya superaste mis espectativas jajaja
Continualo pronto (: porqe de verdad escribes fantastico!
Me gusto mucho leerlo! ya superaste mis espectativas jajaja
Continualo pronto (: porqe de verdad escribes fantastico!
DannyyFranco- Policia de homicidios
- Mensajes : 686
Fecha de inscripción : 24/01/2012
Edad : 31
Re: (¿+18?) La tormenta
Mira Maríaaa!!! He aprendido a comentar desde el iPad!!!! Jajajajajaja
No tengo que repetirte que me encanta el fic...pero tal vez te guste saber que me has hecho llorar con la última parte...Precioso Meri Como túuuuu!! ^^
No tengo que repetirte que me encanta el fic...pero tal vez te guste saber que me has hecho llorar con la última parte...Precioso Meri Como túuuuu!! ^^
ConchaCarrillo- Escritor novato
- Mensajes : 17
Fecha de inscripción : 02/04/2012
Edad : 32
Localización : Huelva, Andalucía (España)
Re: (¿+18?) La tormenta
maria...no tengo palabras!!!!!!!!!!!!!me encanta el fic!!!1
siguelooo
siguelooo
castle&beckett..cris- Escritor - Policia
- Mensajes : 5471
Fecha de inscripción : 20/03/2011
Edad : 33
Localización : Menorca..I LOVE NEW YORK..NYPD..RICK CASTLE & KATE BECKETT
Re: (¿+18?) La tormenta
es genial y muy tierno, espero que puedas continuar pronto
gracias por seguir escribiendo
gracias por seguir escribiendo
rubiodav- Actor en Broadway
- Mensajes : 240
Fecha de inscripción : 04/03/2012
Re: (¿+18?) La tormenta
Puff impresionante Castle es tan jcnbfcjkndsbhjxh super atento, me encanta y Kate...Pobrecilla
KBCAlways- As del póker
- Mensajes : 444
Fecha de inscripción : 11/03/2012
Edad : 29
Localización : Granada
Re: (¿+18?) La tormenta
Que hermoso capitulo, a vos te gusyo escribirlo pero a mi ME ENCANTO LEERLO y sobre todo el final....
TE FELICITO, ES INCREIBLE...
TE FELICITO, ES INCREIBLE...
silvanalino- Escritor - Policia
- Mensajes : 2439
Fecha de inscripción : 01/12/2010
Edad : 51
Re: (¿+18?) La tormenta
Capítulo 27 Masajes,vendas y fresas
Salieron del cementerio cogidos de la mano. Beckett parecía un poco más tranquila, pero Castle seguía preocupado por ella. Antes de entrar en el coche le habló:
-Kate, siento mucho que tu madre no esté aquí para ayudarte con todas esas dudas que tienes, ni para coger en brazos a nuestro hijo, daría lo que fuera por poder devolvértela pero eso no es posible, lo que sí puedo decirte es que ella está muy orgullosa de ti, y que pienso seguir investigando para darle la justicia que se merece, a ella y a ti. Gracias por haberme traído aquí, sé que te habrá sido muy difícil.
-Gracias Rick, hacía mucho que quería traerte, presentártela, pero nunca me atrevía… lamento haber elegido este día, deberíamos estar celebrando que has aprobado el examen, no en un cementerio. –Él le sonrió.
-Me has presentado a una persona extraordinaria y que es muy importante en tu vida, eso es para mí un regalo. Mi familia es ahora la tuya Kate, y esperaba que tu también me considerases a mí parte de la tuya, con esto me has demostrado que así es.
-Deberíamos volver a comisaría, ahora que has vuelto Gates querrá decirnos las nuevas condiciones de trabajo…
-¿Estás segura?, creo que deberías descansar Kate…
-Estoy bien, esto era algo que necesitaba hacer, no te preocupes Rick, estoy bien, de verdad.
-De acuerdo, vamos entonces.
Cuando llegaron a comisaría una lluvia de aplausos y un cartel con “Bienvenido Castle” les recibió. Castle parecía sorprendido y halagado, Beckett le sonrió.
-¿Y esto?
-Lo teníamos preparado para cuando aprobaras, enhorabuena cariño.
Esposito y Ryan se acercaron.
-Bienvenido compañero.
-Nos alegramos que estés de vuelta.
-No… sé qué decir…
-No digas nada.
-Eso, nos conformamos con que nos prepares un café de los tuyos.
Ryan miró a Beckett, que caminaba hacia su escritorio. -¿Estás mejor?
-Sí, estoy perfectamente Ryan, no te preocupes.
La fiesta y los “enhorabuenas” desaparecieron nada más ver salir a Gates.
-Señor Castle…
-Capitán…
-Bueno ahora que está aquí aprovecharé para hablar de sus condiciones. Pasé a mi despacho, usted también Beckett. –Ambos entraron, un poco preocupados.
-Usted dirá.
-Condición número una: usted no es policía, eso sigue como hasta ahora.
-Bien.
-Condición número dos: esta es su última oportunidad, si por cualquier motivo renuncia, no le dejaré volver y me trae sin cuidado que el alcalde sea su mayor fan.
-En realidad mi mayor fan es…
-Cállese.
-Perdón. –Beckett le miraba divertida, echaba de menos esa forma de hablar que Gates tenía con Castle. Se notaba perfectamente que la jefa no lo quería de vuelta.
-Condición número tres: la inspectora Beckett está relegada ahora a trabajo de escritorio y usted es su compañero. Por supuesto no voy a tenerle todo el día aquí metido con ella, sería un castigo, para usted pero sobre todo para mí. Por lo tanto repartirá su trabajo con la inspectora y con los detectives Ryan y Esposito, dependiendo del trabajo.
-Bien…
-Condición número cuatro: esto es un lugar de trabajo, serio, no un patio de recreo de un instituto. Actuará con la inspectora Beckett con total normalidad, me da igual lo que hagan fuera, pero aquí son solo y repito solo compañeros de trabajos.
-Nada de besos, ni de abrazo, ni de afecto, no se preocupe.
-Y por supuesto si me entero de que utilizan la comisaría para tener relaciones les echaré a los dos.
-Pero que se…
-Eso no ocurrirá señor, no se preocupe. –Beckett le hizo una señal de advertencia a Castle para que no contestara.
-Condición número cinco: tenerle aquí es bueno para la policía… -Castle empezó a sonreír. -… no solo por que ayude con los crímenes, cosa que haría cualquier becario… -su sonrisa se borró de la cara.- …sino porque la prensa le conoce y es buena publicidad.
-¿Eso es un halago?
-Es una forma de decirle que busque a alguien entre sus amigos de la prensa que de vez en cuando le haga una entrevista sobre su trabajo aquí.
-Publicidad… ya. ¿Alguna condición más?
-Una última. Cuando comenzó a trabajar firmo un papel que eximía a la comisaría de cualquier daño que usted pudiera sufrir.
-Volveré a firmarlo.
-No exactamente. Como ya le he dicho no es policía, sino un civil, y por lo tanto somos responsables de usted. Le seré franca, yo no le quiero aquí, si está aquí es por no discutir con el alcalde y por qué se que trabajan bien juntos. Pero usted es famoso, y si le pasara algo todo el mundo echaría la culpa a esta comisaría.
-No la entiendo, señor.
-Firmará un papel en el que responsabiliza a Beckett de cualquier suceso. Dicho de otra manera, si le pasa algo ella responderá con su puesto.
-¿Qué?, ¡no pienso firmar eso!
-Castle tranquilo.
-Cállate Kate. No pienso responsabilizar a la madre de mi hijo de todo lo que me ocurra mientras que trabaje aquí, ni hablar.
-Castle…
-He dicho que no. Así que si esa son las condiciones me voy, ha sido un placer.
-Castle espera, por favor. –Se apresuró a seguirlo. –Espera por favor, vamos a hablarlo.
-No pienso firmar ese papel, me niego.
-Rick, yo he leído ese papel, y sólo perdería el puesto en caso de que hubiera una denuncia.
-Explícate.
-Si te ocurre algo tendrías que denunciarme para perder mi puesto. Y visto cómo te has puesto, dudo mucho que lo hicieras. –Castle soltó el aire lentamente.
-Y si me disparasen y muriera. –Beckett puso mala cara al oír aquello, pero contestó:
-La denuncia la tendrían que poner tus familiares más cercanos, pero eso no va a pasar.
-Ya…, Kate no voy a arriesgar tu puesto de trabajo.
-Rick, confío en ti, se que serías incapaz de denunciarme, y créeme si te pasara algo que no se pudiera remediar y Alexis o Martha me denunciaran me daría igual.
-No digas eso.
-Es verdad, si te perdiera ya me daría igual mi trabajo y todo, simplemente no querría seguir viviendo.
Él la miró fijamente y murmuró:
-Firmaré ese papel si me juras que no volverás a decir eso nunca más. Si me pasara algo quiero que cuides de mi madre y de Alexis, y por supuesto de nuestro bebé. Prométemelo Kate.
-Te lo prometo. Ahora por favor vuelve al despacho y firma.
Castle suspiró y asintió. Salió del despacho de Gates con mala cara.
-Sonríe, vuelves a ser uno de los nuestros. Alégrate mi amor. -Él sonrió. –Creo que tendremos que guardar esos nombres para cuando estemos en casa…, me va a matar no poder besarte durante tanto tiempo.
-Gates nunca va a los vestuarios. –Lo dijo con una sonrisa pícara, provocativa. Ambos se rieron.
-Me gustaría invitar a los chicos a una cerveza, podríamos decirles que vengan a cenar esta noche, ¿qué te parece?
-La verdad es que con todo lo que ha pasado hoy estoy un poco cansada, ¿podríamos dejarlo para mañana?
-Por supuesto, como tú quieras.
-Además esta noche quiero darte tu regalo de bienvenida.
-No hacía falta que me compraras nada…
-No he dicho que te haya comprado nada. –Le miró otra vez con esa sonrisa, provocándolo.
-Kate, si sigues mirándome así tendremos que ir a los vestuarios enseguida.
El resto de la tarde fue tranquilo. Beckett estaba feliz. Había pasado por un momento muy doloroso al hablar en la tumba de su madre, pero era algo que quería y debía hacer, y ahora se sentía realmente bien. Castle estaba ahí, su familia y sus amigos estaban ahí. Y ahora ese pequeño bebé también estaba ahí. Su madre no vivía para compartir su felicidad, pero sabía que donde estuviera estaría contenta, feliz por ver que su hija había encontrado a alguien que mereciera la pena y que la hiciera sonreír.
-Kate, es hora de irse, ¿has terminado con eso?
-Sí, vamos.
Cuando llegaron a casa Beckett le pidió a Castle que hiciera la cena, que ella tenía algo que hacer. Castle se extrañó pero aceptó. Tras la cena ella le sonrió y murmuró:
-Quiero que hagas exactamente lo que yo te diga.
-Tú dirás…
-Espera hasta que yo te lo diga para entrar en la habitación de arriba, la de la chimenea, y hazlo con los ojos cerrados. ¿De acuerdo?
-Cómo tú quieras, aunque espero que mi regalo merezca la pena.
-Créeme, te merecerá la pena.
Castle esperó a que ella le llamase y entró con los ojos cerrados, tal y como le había pedido. Sintió como ella le cogía de la mano y lo guiaba, haciéndolo sentarse sobre una superficie suave, agradable al tacto.
-Abre los ojos mi amor.
Se quedó con la boca abierta. La luz de la habitación estaba apagada, pero había colocado algunas velas para iluminar tenuemente la estancia. Estaban sentados sobre una alfombra, al lado Beckett había colocado un pequeño bol con algunas fresas y chocolate líquido, además de una botella con aceite para masajes. También vio una cajita envuelta con papel de regalo y una cinta de color lavanda, parecía suave. Pero lo que le había dejado en shock era la visión de su querida inspectora. Esa noche estaba más hermosa que nunca. Se había dejado el pelo suelto, y maquillado suavemente, muy natural. Sólo llevaba puesta una fina bata de seda, abierta, que dejaba ver su cuerpo desnudo. Además le brillaban los ojos de un modo especial, quizás por el embarazo. Castle contuvo la respiración cuando ella se acercó a él, cogiéndole la mano y guiándola dentro de la bata de seda, acariciándola.
-Kate…
-¿Te gusta tu regalo, cariño?
-Mucho…, deberíamos hacernos regalos más a menudo. Creí que estabas cansada…
Beckett sonrió mordiéndose el labio, mientras que le obligaba a acariciarla.
-Y lo estoy… por eso he estado pensando que quizás podrías darme ese masaje del que me hablaste…
Tragó saliva.-…claro. –Beckett le miró y se levantó, dejando caer la bata. Enseguida Castle sintió como el pequeño Rick cobraba vida propia. Respiró lentamente.
-¿Alguna… zona en… especial?
Beckett sonreía, sabiendo que le estaba torturando. Se tumbó lentamente sobre la alfombra, boca abajo. –Los hombros y la espalda, por favor.
Castle volvió a tomar aire, soltándolo lentamente, mientras que mentalmente hablaba consigo mismo. Tranquilo, respira hondo, quiere torturarte, pero tú eres fuerte…
-Rick… -Cogió su mano de nuevo, esta vez llevándosela a la boca, mordiéndole sensualmente un dedo.
No. No eres fuerte, Eres débil, muy débil y lo sabes, y lo peor es que ella también lo sabe. Dale ese masaje y dejará de torturarte. Cogió la botella con el aceite, impregnándose las manos con él. Luego volvió a tomar aire y empezó a masajearla, tratando de no volverse loco al oírla.
-Mmmmmm… Rick… eres tan bueno en esto… tus manos son perfectas… se sienten tan bien sobre mi cuerpo… -Castle miró hacia arriba hablando mentalmente consigo mismo otra vez. No la escuches, no dejes que juegue contigo…
-Rick… podrías ir un poco más abajo… -Genial. Tenía sus manos en la parte más baja de su espalda y ella quería que bajara más. Definitivamente esa mujer quería que perdiera la cordura, y lo estaba consiguiendo.
-Kate… me pasaría toda la noche así… pero… tengo curiosidad, ¿para qué es la cinta? –Rezó mentalmente para que ella diera la tortura por terminada.
-Mmmmm… eso… bueno… -Se incorporó mirándolo a los ojos. -…creo que te mereces un buen regalo y he pensado que quizás te gustaría vendarme los ojos. –Castle agradeció al cielo mentalmente. Esposas, ojos vendados… Esa mujer era una caja de sorpresas, y le encantaban sus sorpresas.
-Dios cada día te quiero más. –La tomó por la nuca dándole un beso apasionado, ardiente, provocándole un suspiro que solo aumento aún más su excitación. Se quitó la camisa mientras que ella le desabrochaba el pantalón, dejándolo desnudo en unos segundos. Cogió la venda y la miró. Ella sonrió con expectación. Volvió a besarla, mordiendo sus labios. Le colocó la venda en los ojos, empujándola luego hacia atrás. Se puso de pie un momento para admirarla. Beckett protestó.
-Rick… por favor…
-Lo siento… tenía que verlo. –Se sentía excitado, más excitado que nunca. Verla tumbada sobre esa alfombra, completamente desnuda y con los ojos vendados era superior a sus fuerzas. Cogió una fresa y sonrió. –Vamos a jugar un poco cariño…
Mojó la fruta en el chocolate líquido y luego acarició sus labios con ella, pero sin dejarla probar. Beckett gimió. –Rick… -él sonrió y acarició suavemente sus pechos con la fruta, escuchando sus gemidos. –Rickkk…
Acercó de nuevo la fresa a sus labios y está vez la dejó morderla. Mirándola atentamente cuando ella se pasó la lengua por los labios, saboreando el chocolate. Cogió otra fruta y esta vez acarició su vientre con ella, provocándola, torturándola. Esta vez fue él quien se comió la fresa, mordiéndola desde su vientre, lamiendo luego el dulce que había quedado en él. Sonriendo empezó a lamer sus pechos, también manchados, provocándole un millón de suspiros y gemidos distintos.
-Mmmmm… Rick… por favor…
Besó sus pechos, pasando luego a su cuello y su rostro, buscando sus labios. Kate no podía esperar más, lo necesitaba. Sus manos fueron hacia su trasero, acariciándolo, dándole una muestra de su impaciencia. Él sonrió, ella le había provocado lentamente y ahora le tocaba a él, aunque tampoco iba a aguantar mucho. Cogió sus manos y las colocó sobre su cabeza.
Susurrando…
-No, mi amor, todavía no… no seas impaciente.
-Rick… -Iba a protestar pero sintió como su otra mano acariciaba su clítoris con aire distraído, inocentemente. -¡Rick!
La miró, mordiendo de nuevo sus labios y fue bajando dejando un rastro de besos por su cuerpo, hasta encontrar lo que quería. La habitación se llenó de gritos de placer. Él siguió cada vez más rápido, sintiendo sus manos en su pelo, desesperada por buscar más contacto. Estaba cerca, muy cerca, pero paró. Le miró airada, pero antes de reclamar sintió como la llenaba de golpe, provocándole un jadeo. Empezó a moverse lentamente, besando su cuello, susurrando sobre él, volviéndola loca. Ella le dejo llevar la situación unos minutos, pero no iba a esperar más, de repente y a pesar de tener los ojos vendados se colocó sobre él, empezando a moverse frenéticamente, gritando. Castle le quitó la venda, quería ver su expresión cuando llegase al orgasmo, grabarla en la memoria. La ayudó a moverse durante unos segundos más hasta que ambos sintieron como el placer los poseía. El movimiento se detuvo. Castle la abrazó atrayéndola hacia su pecho, acariciándola suavemente, ayudándola a calmarse. Beckett sonrió, hablando con voz agotada, cansada, pero completamente feliz.
-¿Te gustó tu primer regalo?
-Fue increíble. ¿Primer regalo?
-Mira en la caja.
Castle estiró el brazo mientras que ella se acomodaba sobre su pecho, agotada. Sonrió al abrirlo. -¿Y esto?
-Pensé que te gustaría tener tu propio par, pero no se lo digas a Gates.
-Tranquila, no lo haré. –Miró las relucientes esposas, emocionado, sorprendido y feliz a la vez.
-Gracias Kate, ha sido una noche realmente inolvidable. Te quiero.
-Yo también te quiero.
Continuará…
Muchisimas gracias por leer y por todos los comentarios, os adoro.
Salieron del cementerio cogidos de la mano. Beckett parecía un poco más tranquila, pero Castle seguía preocupado por ella. Antes de entrar en el coche le habló:
-Kate, siento mucho que tu madre no esté aquí para ayudarte con todas esas dudas que tienes, ni para coger en brazos a nuestro hijo, daría lo que fuera por poder devolvértela pero eso no es posible, lo que sí puedo decirte es que ella está muy orgullosa de ti, y que pienso seguir investigando para darle la justicia que se merece, a ella y a ti. Gracias por haberme traído aquí, sé que te habrá sido muy difícil.
-Gracias Rick, hacía mucho que quería traerte, presentártela, pero nunca me atrevía… lamento haber elegido este día, deberíamos estar celebrando que has aprobado el examen, no en un cementerio. –Él le sonrió.
-Me has presentado a una persona extraordinaria y que es muy importante en tu vida, eso es para mí un regalo. Mi familia es ahora la tuya Kate, y esperaba que tu también me considerases a mí parte de la tuya, con esto me has demostrado que así es.
-Deberíamos volver a comisaría, ahora que has vuelto Gates querrá decirnos las nuevas condiciones de trabajo…
-¿Estás segura?, creo que deberías descansar Kate…
-Estoy bien, esto era algo que necesitaba hacer, no te preocupes Rick, estoy bien, de verdad.
-De acuerdo, vamos entonces.
Cuando llegaron a comisaría una lluvia de aplausos y un cartel con “Bienvenido Castle” les recibió. Castle parecía sorprendido y halagado, Beckett le sonrió.
-¿Y esto?
-Lo teníamos preparado para cuando aprobaras, enhorabuena cariño.
Esposito y Ryan se acercaron.
-Bienvenido compañero.
-Nos alegramos que estés de vuelta.
-No… sé qué decir…
-No digas nada.
-Eso, nos conformamos con que nos prepares un café de los tuyos.
Ryan miró a Beckett, que caminaba hacia su escritorio. -¿Estás mejor?
-Sí, estoy perfectamente Ryan, no te preocupes.
La fiesta y los “enhorabuenas” desaparecieron nada más ver salir a Gates.
-Señor Castle…
-Capitán…
-Bueno ahora que está aquí aprovecharé para hablar de sus condiciones. Pasé a mi despacho, usted también Beckett. –Ambos entraron, un poco preocupados.
-Usted dirá.
-Condición número una: usted no es policía, eso sigue como hasta ahora.
-Bien.
-Condición número dos: esta es su última oportunidad, si por cualquier motivo renuncia, no le dejaré volver y me trae sin cuidado que el alcalde sea su mayor fan.
-En realidad mi mayor fan es…
-Cállese.
-Perdón. –Beckett le miraba divertida, echaba de menos esa forma de hablar que Gates tenía con Castle. Se notaba perfectamente que la jefa no lo quería de vuelta.
-Condición número tres: la inspectora Beckett está relegada ahora a trabajo de escritorio y usted es su compañero. Por supuesto no voy a tenerle todo el día aquí metido con ella, sería un castigo, para usted pero sobre todo para mí. Por lo tanto repartirá su trabajo con la inspectora y con los detectives Ryan y Esposito, dependiendo del trabajo.
-Bien…
-Condición número cuatro: esto es un lugar de trabajo, serio, no un patio de recreo de un instituto. Actuará con la inspectora Beckett con total normalidad, me da igual lo que hagan fuera, pero aquí son solo y repito solo compañeros de trabajos.
-Nada de besos, ni de abrazo, ni de afecto, no se preocupe.
-Y por supuesto si me entero de que utilizan la comisaría para tener relaciones les echaré a los dos.
-Pero que se…
-Eso no ocurrirá señor, no se preocupe. –Beckett le hizo una señal de advertencia a Castle para que no contestara.
-Condición número cinco: tenerle aquí es bueno para la policía… -Castle empezó a sonreír. -… no solo por que ayude con los crímenes, cosa que haría cualquier becario… -su sonrisa se borró de la cara.- …sino porque la prensa le conoce y es buena publicidad.
-¿Eso es un halago?
-Es una forma de decirle que busque a alguien entre sus amigos de la prensa que de vez en cuando le haga una entrevista sobre su trabajo aquí.
-Publicidad… ya. ¿Alguna condición más?
-Una última. Cuando comenzó a trabajar firmo un papel que eximía a la comisaría de cualquier daño que usted pudiera sufrir.
-Volveré a firmarlo.
-No exactamente. Como ya le he dicho no es policía, sino un civil, y por lo tanto somos responsables de usted. Le seré franca, yo no le quiero aquí, si está aquí es por no discutir con el alcalde y por qué se que trabajan bien juntos. Pero usted es famoso, y si le pasara algo todo el mundo echaría la culpa a esta comisaría.
-No la entiendo, señor.
-Firmará un papel en el que responsabiliza a Beckett de cualquier suceso. Dicho de otra manera, si le pasa algo ella responderá con su puesto.
-¿Qué?, ¡no pienso firmar eso!
-Castle tranquilo.
-Cállate Kate. No pienso responsabilizar a la madre de mi hijo de todo lo que me ocurra mientras que trabaje aquí, ni hablar.
-Castle…
-He dicho que no. Así que si esa son las condiciones me voy, ha sido un placer.
-Castle espera, por favor. –Se apresuró a seguirlo. –Espera por favor, vamos a hablarlo.
-No pienso firmar ese papel, me niego.
-Rick, yo he leído ese papel, y sólo perdería el puesto en caso de que hubiera una denuncia.
-Explícate.
-Si te ocurre algo tendrías que denunciarme para perder mi puesto. Y visto cómo te has puesto, dudo mucho que lo hicieras. –Castle soltó el aire lentamente.
-Y si me disparasen y muriera. –Beckett puso mala cara al oír aquello, pero contestó:
-La denuncia la tendrían que poner tus familiares más cercanos, pero eso no va a pasar.
-Ya…, Kate no voy a arriesgar tu puesto de trabajo.
-Rick, confío en ti, se que serías incapaz de denunciarme, y créeme si te pasara algo que no se pudiera remediar y Alexis o Martha me denunciaran me daría igual.
-No digas eso.
-Es verdad, si te perdiera ya me daría igual mi trabajo y todo, simplemente no querría seguir viviendo.
Él la miró fijamente y murmuró:
-Firmaré ese papel si me juras que no volverás a decir eso nunca más. Si me pasara algo quiero que cuides de mi madre y de Alexis, y por supuesto de nuestro bebé. Prométemelo Kate.
-Te lo prometo. Ahora por favor vuelve al despacho y firma.
Castle suspiró y asintió. Salió del despacho de Gates con mala cara.
-Sonríe, vuelves a ser uno de los nuestros. Alégrate mi amor. -Él sonrió. –Creo que tendremos que guardar esos nombres para cuando estemos en casa…, me va a matar no poder besarte durante tanto tiempo.
-Gates nunca va a los vestuarios. –Lo dijo con una sonrisa pícara, provocativa. Ambos se rieron.
-Me gustaría invitar a los chicos a una cerveza, podríamos decirles que vengan a cenar esta noche, ¿qué te parece?
-La verdad es que con todo lo que ha pasado hoy estoy un poco cansada, ¿podríamos dejarlo para mañana?
-Por supuesto, como tú quieras.
-Además esta noche quiero darte tu regalo de bienvenida.
-No hacía falta que me compraras nada…
-No he dicho que te haya comprado nada. –Le miró otra vez con esa sonrisa, provocándolo.
-Kate, si sigues mirándome así tendremos que ir a los vestuarios enseguida.
El resto de la tarde fue tranquilo. Beckett estaba feliz. Había pasado por un momento muy doloroso al hablar en la tumba de su madre, pero era algo que quería y debía hacer, y ahora se sentía realmente bien. Castle estaba ahí, su familia y sus amigos estaban ahí. Y ahora ese pequeño bebé también estaba ahí. Su madre no vivía para compartir su felicidad, pero sabía que donde estuviera estaría contenta, feliz por ver que su hija había encontrado a alguien que mereciera la pena y que la hiciera sonreír.
-Kate, es hora de irse, ¿has terminado con eso?
-Sí, vamos.
Cuando llegaron a casa Beckett le pidió a Castle que hiciera la cena, que ella tenía algo que hacer. Castle se extrañó pero aceptó. Tras la cena ella le sonrió y murmuró:
-Quiero que hagas exactamente lo que yo te diga.
-Tú dirás…
-Espera hasta que yo te lo diga para entrar en la habitación de arriba, la de la chimenea, y hazlo con los ojos cerrados. ¿De acuerdo?
-Cómo tú quieras, aunque espero que mi regalo merezca la pena.
-Créeme, te merecerá la pena.
Castle esperó a que ella le llamase y entró con los ojos cerrados, tal y como le había pedido. Sintió como ella le cogía de la mano y lo guiaba, haciéndolo sentarse sobre una superficie suave, agradable al tacto.
-Abre los ojos mi amor.
Se quedó con la boca abierta. La luz de la habitación estaba apagada, pero había colocado algunas velas para iluminar tenuemente la estancia. Estaban sentados sobre una alfombra, al lado Beckett había colocado un pequeño bol con algunas fresas y chocolate líquido, además de una botella con aceite para masajes. También vio una cajita envuelta con papel de regalo y una cinta de color lavanda, parecía suave. Pero lo que le había dejado en shock era la visión de su querida inspectora. Esa noche estaba más hermosa que nunca. Se había dejado el pelo suelto, y maquillado suavemente, muy natural. Sólo llevaba puesta una fina bata de seda, abierta, que dejaba ver su cuerpo desnudo. Además le brillaban los ojos de un modo especial, quizás por el embarazo. Castle contuvo la respiración cuando ella se acercó a él, cogiéndole la mano y guiándola dentro de la bata de seda, acariciándola.
-Kate…
-¿Te gusta tu regalo, cariño?
-Mucho…, deberíamos hacernos regalos más a menudo. Creí que estabas cansada…
Beckett sonrió mordiéndose el labio, mientras que le obligaba a acariciarla.
-Y lo estoy… por eso he estado pensando que quizás podrías darme ese masaje del que me hablaste…
Tragó saliva.-…claro. –Beckett le miró y se levantó, dejando caer la bata. Enseguida Castle sintió como el pequeño Rick cobraba vida propia. Respiró lentamente.
-¿Alguna… zona en… especial?
Beckett sonreía, sabiendo que le estaba torturando. Se tumbó lentamente sobre la alfombra, boca abajo. –Los hombros y la espalda, por favor.
Castle volvió a tomar aire, soltándolo lentamente, mientras que mentalmente hablaba consigo mismo. Tranquilo, respira hondo, quiere torturarte, pero tú eres fuerte…
-Rick… -Cogió su mano de nuevo, esta vez llevándosela a la boca, mordiéndole sensualmente un dedo.
No. No eres fuerte, Eres débil, muy débil y lo sabes, y lo peor es que ella también lo sabe. Dale ese masaje y dejará de torturarte. Cogió la botella con el aceite, impregnándose las manos con él. Luego volvió a tomar aire y empezó a masajearla, tratando de no volverse loco al oírla.
-Mmmmmm… Rick… eres tan bueno en esto… tus manos son perfectas… se sienten tan bien sobre mi cuerpo… -Castle miró hacia arriba hablando mentalmente consigo mismo otra vez. No la escuches, no dejes que juegue contigo…
-Rick… podrías ir un poco más abajo… -Genial. Tenía sus manos en la parte más baja de su espalda y ella quería que bajara más. Definitivamente esa mujer quería que perdiera la cordura, y lo estaba consiguiendo.
-Kate… me pasaría toda la noche así… pero… tengo curiosidad, ¿para qué es la cinta? –Rezó mentalmente para que ella diera la tortura por terminada.
-Mmmmm… eso… bueno… -Se incorporó mirándolo a los ojos. -…creo que te mereces un buen regalo y he pensado que quizás te gustaría vendarme los ojos. –Castle agradeció al cielo mentalmente. Esposas, ojos vendados… Esa mujer era una caja de sorpresas, y le encantaban sus sorpresas.
-Dios cada día te quiero más. –La tomó por la nuca dándole un beso apasionado, ardiente, provocándole un suspiro que solo aumento aún más su excitación. Se quitó la camisa mientras que ella le desabrochaba el pantalón, dejándolo desnudo en unos segundos. Cogió la venda y la miró. Ella sonrió con expectación. Volvió a besarla, mordiendo sus labios. Le colocó la venda en los ojos, empujándola luego hacia atrás. Se puso de pie un momento para admirarla. Beckett protestó.
-Rick… por favor…
-Lo siento… tenía que verlo. –Se sentía excitado, más excitado que nunca. Verla tumbada sobre esa alfombra, completamente desnuda y con los ojos vendados era superior a sus fuerzas. Cogió una fresa y sonrió. –Vamos a jugar un poco cariño…
Mojó la fruta en el chocolate líquido y luego acarició sus labios con ella, pero sin dejarla probar. Beckett gimió. –Rick… -él sonrió y acarició suavemente sus pechos con la fruta, escuchando sus gemidos. –Rickkk…
Acercó de nuevo la fresa a sus labios y está vez la dejó morderla. Mirándola atentamente cuando ella se pasó la lengua por los labios, saboreando el chocolate. Cogió otra fruta y esta vez acarició su vientre con ella, provocándola, torturándola. Esta vez fue él quien se comió la fresa, mordiéndola desde su vientre, lamiendo luego el dulce que había quedado en él. Sonriendo empezó a lamer sus pechos, también manchados, provocándole un millón de suspiros y gemidos distintos.
-Mmmmm… Rick… por favor…
Besó sus pechos, pasando luego a su cuello y su rostro, buscando sus labios. Kate no podía esperar más, lo necesitaba. Sus manos fueron hacia su trasero, acariciándolo, dándole una muestra de su impaciencia. Él sonrió, ella le había provocado lentamente y ahora le tocaba a él, aunque tampoco iba a aguantar mucho. Cogió sus manos y las colocó sobre su cabeza.
Susurrando…
-No, mi amor, todavía no… no seas impaciente.
-Rick… -Iba a protestar pero sintió como su otra mano acariciaba su clítoris con aire distraído, inocentemente. -¡Rick!
La miró, mordiendo de nuevo sus labios y fue bajando dejando un rastro de besos por su cuerpo, hasta encontrar lo que quería. La habitación se llenó de gritos de placer. Él siguió cada vez más rápido, sintiendo sus manos en su pelo, desesperada por buscar más contacto. Estaba cerca, muy cerca, pero paró. Le miró airada, pero antes de reclamar sintió como la llenaba de golpe, provocándole un jadeo. Empezó a moverse lentamente, besando su cuello, susurrando sobre él, volviéndola loca. Ella le dejo llevar la situación unos minutos, pero no iba a esperar más, de repente y a pesar de tener los ojos vendados se colocó sobre él, empezando a moverse frenéticamente, gritando. Castle le quitó la venda, quería ver su expresión cuando llegase al orgasmo, grabarla en la memoria. La ayudó a moverse durante unos segundos más hasta que ambos sintieron como el placer los poseía. El movimiento se detuvo. Castle la abrazó atrayéndola hacia su pecho, acariciándola suavemente, ayudándola a calmarse. Beckett sonrió, hablando con voz agotada, cansada, pero completamente feliz.
-¿Te gustó tu primer regalo?
-Fue increíble. ¿Primer regalo?
-Mira en la caja.
Castle estiró el brazo mientras que ella se acomodaba sobre su pecho, agotada. Sonrió al abrirlo. -¿Y esto?
-Pensé que te gustaría tener tu propio par, pero no se lo digas a Gates.
-Tranquila, no lo haré. –Miró las relucientes esposas, emocionado, sorprendido y feliz a la vez.
-Gracias Kate, ha sido una noche realmente inolvidable. Te quiero.
-Yo también te quiero.
Continuará…
Muchisimas gracias por leer y por todos los comentarios, os adoro.
Última edición por maria_cs el Dom Abr 22, 2012 3:53 am, editado 4 veces
Re: (¿+18?) La tormenta
Puff esto cada vez se pone mas fuerte
KBCAlways- As del póker
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Re: (¿+18?) La tormenta
dioossss!!!ke maravillaaa maria....de cada dia te supera mas!!!
castle&beckett..cris- Escritor - Policia
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Re: (¿+18?) La tormenta
La historia sigue genial. Gracias por poner capítulos tan seguido.
Cata Castillo- Escritor - Policia
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Re: (¿+18?) La tormenta
Capítulo 28 Consultas, regalos y la rabia de un desconocido
-Kate ¿quieres calmarte?, solo es una consulta, tranquilízate.
-Rick vamos a ver a nuestro hijo por primera vez, no me puedo calmar, ¿tú no estás nervioso?
-Sí, mucho, pero intento disimular, por favor, relájate. –Sonrió recordando viejos tiempos, cuando acompañaba a Meredith a esas consultas.
-¿Katherine Beckett?, ya puede pasar a consulta.
Beckett suspiró y entró, seguida por Castle, quien al entrar se quedó mirando sorprendido.
-Buenas tardes, Kate, así que un bebé ¿eh? –Ella sonrió, Castle se acercó susurrándole.
-Kate no me habías dicho que tú ginecóloga era hombre. –Beckett le miró extrañada, pero no dijo nada. Castle no pudo evitar mirar con poco entusiasmo al doctor, de aspecto joven y atractivo.
-Sentaos por favor. Tenéis algunas preguntas.
-La verdad es que sí, algunas…
-Tú dirás.
-Bueno la verdad es que estoy un poco… asustada.
-Lo entiendo. Es el primero, tranquila, las dudas son normales. ¿Cómo llevas las nauseas y los otros síntomas?
-Pues… últimamente me siento un poco cansada y por las mañanas suelo sentir nauseas.
-No te preocupes, eso es completamente normal, te recetaré algo.
-Bien… y la comidas, ¿tengo que seguir algún régimen o algo…?
-Bueno, te daré una lista de alimentos que deberías evitar, y por supuesto nada de alcohol, ni tabaco, ni café. –Beckett puso mala cara al oír eso último. El hombre sonrió. –Puedes tomar descafeinados, no es lo mismo, pero ayuda.
-Si tú lo dices… y ¿qué hay del ejercicio físico?
-Continua, pero ejercicio suave, es mejor que dejes el boxeo, en cuanto al sexo, no hay problema alguno. –Beckett no pudo evitar sonrojarse.
-Y, ¿los cambios de humor?, no he parado de llorar en los últimos días.
-Tus hormonas están tomando el control de tu cuerpo, no te preocupes, el mal carácter o los bajones temporales son habituales. ¿Tenéis alguna pregunta más?
-Yo no… -Beckett miró a Castle, quien negó con la cabeza.
-Bien, en ese caso pasa a la camilla, voy a hacerte una exploración.
Castle puso mala cara al imaginarse la escena, lo qué no pasó desapercibido por Beckett, quien le dirigió una mirada de advertencia.
-Si quieres pasar…
-No gracias, prefiero esperar aquí.
Unos minutos después el doctor se acercó a él.
-Todo está perfectamente, supongo que quieres ver la ecografía.
-Sí por supuesto.
Se acercó a ella, sonriéndole,
-¿Todo bien cariño?
-Sí, estoy deseando ver la ecografía.
-Yo también.
-Bueno, esto está un poco frío. –Aplicó el gel sobre su vientre, ella contuvo un estremecimiento. -Mirad, ahí tenéis a vuestro hijo.
Ambos miraron emocionados el monitor, Beckett no puedo evitar derramar algunas lágrimas, Castle le sonrió.
-No llores Kate, mira, es nuestro bebé.
-Es de alegría, no me lo puedo creer, es nuestro hijo.
-Está todo bien, verdad ¿doctor?
-Todo está perfectamente, si queréis una copia de la ecografía…
-Sí, por supuesto.
-Enseguida vengo.
Beckett se secó las lágrimas, mirándolo.
-Rick nunca había sido tan feliz. –Él le sonrió cogiéndole la mano, besándosela. –Yo también soy muy feliz cariño, nunca pensé que volvería a vivir este momento.
-Ya te puedes limpiar Kate, sentaos un momento.
-Entonces ¿está todo bien?
-Tranquilos, está todo muy bien. Aquí tienes una receta para las nauseas, una lista de alimentos prohibidos y el DVD de la ecografía. Nos veremos dentro de un mes si todo va bien. Si crees que necesitas adelantar la cita por cualquier motivo no hay ningún problema.
-Bien, muchas gracias George.
-De nada, y enhorabuena.
Salieron de la consulta, ella con una sonrisa en la cara, él con fastidio. Cuando llegaron al loft Beckett no puedo aguantar más.
-Rick ¿qué diablos pasa?
-Nada…
-¿Nada?, sólo te he visto sonreír durante la ecografía, el resto de la consulta parecía que querías matar a George, ¿qué te ocurre?
-¿George?, creía que a los doctores se les llamaba por los apellidos.
-Lo conozco desde hace años, ¿no estarás celoso?
-Celoso, ¿de ese musculitos con bata de médico?, ¡no!
-Estás celoso, eres increíble…
-¡No estoy celoso!
-Rick acabamos de ver a nuestro hijo por primera vez, y en vez de alegrarte te pones a pensar en mi ginecólogo.
-Estoy muy contento Kate, de verdad, pero no me lo quito de la cabeza.
-Rick… es mi médico, ¿lo entiendes?, mi mé-di-co. No tienes razón ni motivos para estar celoso. Sabes qué yo jamás te engañaría.
-Lo sé… lo siento, soy un estúpido, es que no puedo evitar pensar en ese tío tocándote, me da nauseas.
-Es un profesional, y me toca como tal. Rick, sabes que sólo tengo ojos para ti, por favor, deja de pensar en eso. No puedo creer que desconfíes de mí. –Beckett parecía dolida, y él, arrepentido.
-No desconfío de ti cariño, me he comportado como un imbécil, perdóname.
Ella le miró un momento y sonrió. –Bueno, no está mal verte a ti celoso de vez en cuando, ¡mira que pensar que sigo sintiendo algo por mi ginecólogo!
-Ya te he pedido perd… ¿qué?, ¿sentías algo por…? –Se calló al ver la cara de Beckett, que se aguantaba la risa. –Ya, muy graciosa Kate…
-Si vieras la cara que se te ha quedado. –Siguió riéndose con ganas. Castle parecía un niño pequeño.
-Mientras que tú sigues riéndote de mí, yo voy a llamar a nuestros amigos para que vengan a cenar, que ya han pasado unos días desde que lo pensamos.
-¿Le decimos a George que venga?-Beckett seguía riéndose y Castle cada vez parecía más un niño al que le acaban de negar un chuchería.
-¡Deja ya de reírte Kate! –Ella se acercó a él sonriendo, pasándole los brazos por detrás del cuello:
-Sabes que no hay ningún otro hombre en mi vida, te quiero Rick, no vuelvas a dudarlo jamás. –Le besó dulcemente durante unos segundos, luego le dedicó una última sonrisa y se marchó hacia el dormitorio. Castle se quedó mirándola y sonrió para sí mismo. Llamó por teléfono y luego fue hacia el cuarto, donde la encontró tendida en la cama, mirando revistas de bebés.
-Cariño voy a ir al supermercado para comprar algo para la cena, ¿quieres qué te traiga algo?
-¿Podrías ir a la farmacia y comprarme las pastillas para las nauseas?
-Por supuesto, ¿algo más?
-Café descafeinado y algún zumo, ya que no puedo tomar alcohol. Ah y tráeme también chocolate.
-¿Qué te ha dado con el chocolate?, sabes que ahora no puedes comer muchos dulces.
-Son antojos, por favor. –Le miró con suplica, poniendo esos ojos de cachorritos que había aprendido tan bien de él.
-Está bien, pero que sepas que voy a esconderlo, y yo te lo iré dando de vez en cuando.
-Entonces yo esconderé tu helicóptero.
-Está roto. –Lo dijo con una sonrisa en la boca. –Yo gano inspectora.
-Te quedarás sin sexo. –Le borró la sonrisa de la cara.
-No serías capaz.
-Tú dame mi chocolate y yo te daré lo que tú quieras. Ese es el trato.
-Kate, yo solo quiero cuidarte, no puedes ser tan cruel. –Ahora era él quien parecía un cachorrito. Beckett sonrió.
-Cuando quiera chocolate me lo darás y yo te lo daré de otra forma, puede que con fresas… -Él sonrió recordando esa noche. –Pero si algún día te niegas a dármelo, te quedarás sin fresas y sin mi cuerpo. Es lo que hay.
-Eres perversa.
-Pero funciona, ¿verdad?
Castle se acercó a ella y se agachó, hablándole a su tripa:
-Bebé me voy a comprar chocolate a la manipuladora de tu madre. Estoy deseando que nazcas para que te pongas de mi lado.
-Ni lo sueñes Castle, estará nueve meses aquí dentro, el bebé estará de mi parte, ya lo verás.
-Me voy a hacer la compra. –Le dio un beso y luego susurró sobre su oído. –Eres mala Kate, pero ya te haré pagar por esto.
-Lo estoy deseando.
A la hora de la cena Lanie sonreía alegremente, mirando a su amiga, que parecía realmente feliz. Ryan y Esposito hablaban con Castle sobre los últimos casos.
-Bueno, ¿por qué no ha venido Jenny, Ryan?
-No se sentía muy bien, le dije que podía quedarme con ella, pero se negó. Prácticamente me echó a empujones de la casa.
-A lo mejor espera a su amante.
-Muy gracioso Esposito. Lanie, ¿cuando tienes pensado dejarle otra vez?
-¡Eh!
-Con lo caro que es mantener a dos bebés, creo que estaremos juntos durante mucho tiempo.
-Yo también te quiero cariño. –Lanie le sonrió y le dio un beso.
-Hablando de los bebés, ¿dónde los habéis dejado?
-En casa, con mi madre. –Beckett miró sorprendida a Lanie, que aprovechó que Esposito y Ryan volvían a discutir para explicarle.
-No la soporto, pero ya que tengo que aguantarla por lo menos me hace de niñera.
-Pero, ¿no tienes miedo de que espante a los bebés?
-Sí, la verdad es que me siento muy mala madre al dejarlos con ella, pero bueno, es su abuela, ellos también tendrán que acostumbrarse a la arpía.
Beckett sonrió, luego miró a Castle quien entendió.
-Bueno, chicos, queríamos decirles por qué les hemos invitado a cenar, además de celebrar que vuelvo a formar parte del equipo.
-¿Ocurre algo?
-Sí, ¿qué pasa?
-Veréis, tenemos que deciros qué…
-No digas más, ¡os casáis!
-¿Qué? ¡No! ¡Claro qué no! –Beckett parecía horrorizada ante la idea, gesto que no pasó desapercibido, aunque Castle prefirió no comentarlo.
-Lo que queremos deciros es que vamos a tener un hijo.
-¿En serio?, vaya chicos, ¡enhorabuena!
-¡Sí!, ¡felicidades!
-¿No les dices nada cariño?
-Yo ya lo sabía.
-¿Qué?, ¡y no me lo cuentas!
-Lo siento amor, pero tenían que decirlo ellos, no yo.
-También queríamos deciros que no digáis nada aún, se lo queremos decir a nuestra familia cuando vuelvan a casa.
-De acuerdo.
-Tranquilos, no hay problema.
-Esto hay que celebrarlo, Castle saca el champán.
Estuvieron celebrando hasta que se hizo tarde. Cuando sus amigos se marcharon Beckett empezó a recoger, pero Castle la interrumpió.
-Deja que recoja yo, tu vete a descansar.
-¿Estás seguro?
-Sí, tranquila, espérame en la cama, quiero que hablemos de algo.
Beckett esperaba intranquila, preocupada. Castle se acercó a ella y le sonrió.
-Kate, hay algo que quiero decirte.
-Tú dirás… -Parecía nerviosa, él le cogió la mano, tranquilizándola.
-Kate, he estado pensando mucho y he llegado a una conclusión. –Ella le miró fijamente. –Te quiero, como nunca he querido a una mujer, y me gustaría que fueras mi mujer. –Beckett abrió la boca, incapaz de hablar. –Tranquila, no te estoy pidiendo matrimonio, no ahora. Para mí tú y yo ya estamos casados desde hace mucho. Solo quiero decirte que algún día, cuando tú estés lista, me avises y me des el sí. –Beckett seguía sin hablar. –Mientras me gustaría hacerte un regalo. -Le tendió un sobre.
-Rick, esto es…
-Una Luna de Miel a España, para nosotros. Kate, yo sé que un día nos casaremos, estoy completamente seguro de ello, cómo también lo estoy de que ahora no es el momento. Pero me gustaría que celebráramos la Luna de Miel ahora, antes de que nazca nuestro bebé. ¿Qué me dices?
Ella no le contestó, simplemente se echó a sus brazos, besándolo impetuosamente. Aquel hombre acababa de regalarle la Luna de Miel que ella siempre había soñado.
-Dios Rick, gracias por este regalo, te quiero.
-Me alegro que te guste.
-Y gracias por no presionarme, yo también quiero casarme contigo Rick pero ahora no estoy lista…
-Lo sé mi amor, lo sé. Tranquila, disfrutaremos de nuestro viaje y luego ya se verá. Me conformo con tenerte a mi lado, Siempre.
-SIEMPRE
(En otra parte de la ciudad)
La penetraba con furia, con fuerza, oyéndola gemir, pero sin pensar en ella, sin mirarla a la cara. Llegó al orgasmo dejándose caer sobre ella agotado, furioso. Embarazada. Ella estaba embarazada de ese imbécil, y él estaba ahí, desahogándose con aquella mujer, solo para que no se echara de atrás. Podría deshacerse de ella, pero no le convenía. Sería mucho más fácil si ella participaba. Luego la mataría, pero no ahora. Ahora seguiría usándola y mintiéndole, fingiendo que la quería.
-Cariño, ¿estás bien?, pareces ido…
-Estoy bien, ahora duerme mi amor…
Mi amor. Si ella supiera. Eran unas palabras vacías, palabras que esa mujer no merecía. Pero algún día se las diría a ella. Se ocuparía del escritor y del mocoso, y luego la haría suya, solo suya, para nadie más. Tenía que ser así, o si no, moriría ella también.
Continuará...
(Próximamente Luna de Miel en España )
Gracias por leer y por comentar
-Kate ¿quieres calmarte?, solo es una consulta, tranquilízate.
-Rick vamos a ver a nuestro hijo por primera vez, no me puedo calmar, ¿tú no estás nervioso?
-Sí, mucho, pero intento disimular, por favor, relájate. –Sonrió recordando viejos tiempos, cuando acompañaba a Meredith a esas consultas.
-¿Katherine Beckett?, ya puede pasar a consulta.
Beckett suspiró y entró, seguida por Castle, quien al entrar se quedó mirando sorprendido.
-Buenas tardes, Kate, así que un bebé ¿eh? –Ella sonrió, Castle se acercó susurrándole.
-Kate no me habías dicho que tú ginecóloga era hombre. –Beckett le miró extrañada, pero no dijo nada. Castle no pudo evitar mirar con poco entusiasmo al doctor, de aspecto joven y atractivo.
-Sentaos por favor. Tenéis algunas preguntas.
-La verdad es que sí, algunas…
-Tú dirás.
-Bueno la verdad es que estoy un poco… asustada.
-Lo entiendo. Es el primero, tranquila, las dudas son normales. ¿Cómo llevas las nauseas y los otros síntomas?
-Pues… últimamente me siento un poco cansada y por las mañanas suelo sentir nauseas.
-No te preocupes, eso es completamente normal, te recetaré algo.
-Bien… y la comidas, ¿tengo que seguir algún régimen o algo…?
-Bueno, te daré una lista de alimentos que deberías evitar, y por supuesto nada de alcohol, ni tabaco, ni café. –Beckett puso mala cara al oír eso último. El hombre sonrió. –Puedes tomar descafeinados, no es lo mismo, pero ayuda.
-Si tú lo dices… y ¿qué hay del ejercicio físico?
-Continua, pero ejercicio suave, es mejor que dejes el boxeo, en cuanto al sexo, no hay problema alguno. –Beckett no pudo evitar sonrojarse.
-Y, ¿los cambios de humor?, no he parado de llorar en los últimos días.
-Tus hormonas están tomando el control de tu cuerpo, no te preocupes, el mal carácter o los bajones temporales son habituales. ¿Tenéis alguna pregunta más?
-Yo no… -Beckett miró a Castle, quien negó con la cabeza.
-Bien, en ese caso pasa a la camilla, voy a hacerte una exploración.
Castle puso mala cara al imaginarse la escena, lo qué no pasó desapercibido por Beckett, quien le dirigió una mirada de advertencia.
-Si quieres pasar…
-No gracias, prefiero esperar aquí.
Unos minutos después el doctor se acercó a él.
-Todo está perfectamente, supongo que quieres ver la ecografía.
-Sí por supuesto.
Se acercó a ella, sonriéndole,
-¿Todo bien cariño?
-Sí, estoy deseando ver la ecografía.
-Yo también.
-Bueno, esto está un poco frío. –Aplicó el gel sobre su vientre, ella contuvo un estremecimiento. -Mirad, ahí tenéis a vuestro hijo.
Ambos miraron emocionados el monitor, Beckett no puedo evitar derramar algunas lágrimas, Castle le sonrió.
-No llores Kate, mira, es nuestro bebé.
-Es de alegría, no me lo puedo creer, es nuestro hijo.
-Está todo bien, verdad ¿doctor?
-Todo está perfectamente, si queréis una copia de la ecografía…
-Sí, por supuesto.
-Enseguida vengo.
Beckett se secó las lágrimas, mirándolo.
-Rick nunca había sido tan feliz. –Él le sonrió cogiéndole la mano, besándosela. –Yo también soy muy feliz cariño, nunca pensé que volvería a vivir este momento.
-Ya te puedes limpiar Kate, sentaos un momento.
-Entonces ¿está todo bien?
-Tranquilos, está todo muy bien. Aquí tienes una receta para las nauseas, una lista de alimentos prohibidos y el DVD de la ecografía. Nos veremos dentro de un mes si todo va bien. Si crees que necesitas adelantar la cita por cualquier motivo no hay ningún problema.
-Bien, muchas gracias George.
-De nada, y enhorabuena.
Salieron de la consulta, ella con una sonrisa en la cara, él con fastidio. Cuando llegaron al loft Beckett no puedo aguantar más.
-Rick ¿qué diablos pasa?
-Nada…
-¿Nada?, sólo te he visto sonreír durante la ecografía, el resto de la consulta parecía que querías matar a George, ¿qué te ocurre?
-¿George?, creía que a los doctores se les llamaba por los apellidos.
-Lo conozco desde hace años, ¿no estarás celoso?
-Celoso, ¿de ese musculitos con bata de médico?, ¡no!
-Estás celoso, eres increíble…
-¡No estoy celoso!
-Rick acabamos de ver a nuestro hijo por primera vez, y en vez de alegrarte te pones a pensar en mi ginecólogo.
-Estoy muy contento Kate, de verdad, pero no me lo quito de la cabeza.
-Rick… es mi médico, ¿lo entiendes?, mi mé-di-co. No tienes razón ni motivos para estar celoso. Sabes qué yo jamás te engañaría.
-Lo sé… lo siento, soy un estúpido, es que no puedo evitar pensar en ese tío tocándote, me da nauseas.
-Es un profesional, y me toca como tal. Rick, sabes que sólo tengo ojos para ti, por favor, deja de pensar en eso. No puedo creer que desconfíes de mí. –Beckett parecía dolida, y él, arrepentido.
-No desconfío de ti cariño, me he comportado como un imbécil, perdóname.
Ella le miró un momento y sonrió. –Bueno, no está mal verte a ti celoso de vez en cuando, ¡mira que pensar que sigo sintiendo algo por mi ginecólogo!
-Ya te he pedido perd… ¿qué?, ¿sentías algo por…? –Se calló al ver la cara de Beckett, que se aguantaba la risa. –Ya, muy graciosa Kate…
-Si vieras la cara que se te ha quedado. –Siguió riéndose con ganas. Castle parecía un niño pequeño.
-Mientras que tú sigues riéndote de mí, yo voy a llamar a nuestros amigos para que vengan a cenar, que ya han pasado unos días desde que lo pensamos.
-¿Le decimos a George que venga?-Beckett seguía riéndose y Castle cada vez parecía más un niño al que le acaban de negar un chuchería.
-¡Deja ya de reírte Kate! –Ella se acercó a él sonriendo, pasándole los brazos por detrás del cuello:
-Sabes que no hay ningún otro hombre en mi vida, te quiero Rick, no vuelvas a dudarlo jamás. –Le besó dulcemente durante unos segundos, luego le dedicó una última sonrisa y se marchó hacia el dormitorio. Castle se quedó mirándola y sonrió para sí mismo. Llamó por teléfono y luego fue hacia el cuarto, donde la encontró tendida en la cama, mirando revistas de bebés.
-Cariño voy a ir al supermercado para comprar algo para la cena, ¿quieres qué te traiga algo?
-¿Podrías ir a la farmacia y comprarme las pastillas para las nauseas?
-Por supuesto, ¿algo más?
-Café descafeinado y algún zumo, ya que no puedo tomar alcohol. Ah y tráeme también chocolate.
-¿Qué te ha dado con el chocolate?, sabes que ahora no puedes comer muchos dulces.
-Son antojos, por favor. –Le miró con suplica, poniendo esos ojos de cachorritos que había aprendido tan bien de él.
-Está bien, pero que sepas que voy a esconderlo, y yo te lo iré dando de vez en cuando.
-Entonces yo esconderé tu helicóptero.
-Está roto. –Lo dijo con una sonrisa en la boca. –Yo gano inspectora.
-Te quedarás sin sexo. –Le borró la sonrisa de la cara.
-No serías capaz.
-Tú dame mi chocolate y yo te daré lo que tú quieras. Ese es el trato.
-Kate, yo solo quiero cuidarte, no puedes ser tan cruel. –Ahora era él quien parecía un cachorrito. Beckett sonrió.
-Cuando quiera chocolate me lo darás y yo te lo daré de otra forma, puede que con fresas… -Él sonrió recordando esa noche. –Pero si algún día te niegas a dármelo, te quedarás sin fresas y sin mi cuerpo. Es lo que hay.
-Eres perversa.
-Pero funciona, ¿verdad?
Castle se acercó a ella y se agachó, hablándole a su tripa:
-Bebé me voy a comprar chocolate a la manipuladora de tu madre. Estoy deseando que nazcas para que te pongas de mi lado.
-Ni lo sueñes Castle, estará nueve meses aquí dentro, el bebé estará de mi parte, ya lo verás.
-Me voy a hacer la compra. –Le dio un beso y luego susurró sobre su oído. –Eres mala Kate, pero ya te haré pagar por esto.
-Lo estoy deseando.
A la hora de la cena Lanie sonreía alegremente, mirando a su amiga, que parecía realmente feliz. Ryan y Esposito hablaban con Castle sobre los últimos casos.
-Bueno, ¿por qué no ha venido Jenny, Ryan?
-No se sentía muy bien, le dije que podía quedarme con ella, pero se negó. Prácticamente me echó a empujones de la casa.
-A lo mejor espera a su amante.
-Muy gracioso Esposito. Lanie, ¿cuando tienes pensado dejarle otra vez?
-¡Eh!
-Con lo caro que es mantener a dos bebés, creo que estaremos juntos durante mucho tiempo.
-Yo también te quiero cariño. –Lanie le sonrió y le dio un beso.
-Hablando de los bebés, ¿dónde los habéis dejado?
-En casa, con mi madre. –Beckett miró sorprendida a Lanie, que aprovechó que Esposito y Ryan volvían a discutir para explicarle.
-No la soporto, pero ya que tengo que aguantarla por lo menos me hace de niñera.
-Pero, ¿no tienes miedo de que espante a los bebés?
-Sí, la verdad es que me siento muy mala madre al dejarlos con ella, pero bueno, es su abuela, ellos también tendrán que acostumbrarse a la arpía.
Beckett sonrió, luego miró a Castle quien entendió.
-Bueno, chicos, queríamos decirles por qué les hemos invitado a cenar, además de celebrar que vuelvo a formar parte del equipo.
-¿Ocurre algo?
-Sí, ¿qué pasa?
-Veréis, tenemos que deciros qué…
-No digas más, ¡os casáis!
-¿Qué? ¡No! ¡Claro qué no! –Beckett parecía horrorizada ante la idea, gesto que no pasó desapercibido, aunque Castle prefirió no comentarlo.
-Lo que queremos deciros es que vamos a tener un hijo.
-¿En serio?, vaya chicos, ¡enhorabuena!
-¡Sí!, ¡felicidades!
-¿No les dices nada cariño?
-Yo ya lo sabía.
-¿Qué?, ¡y no me lo cuentas!
-Lo siento amor, pero tenían que decirlo ellos, no yo.
-También queríamos deciros que no digáis nada aún, se lo queremos decir a nuestra familia cuando vuelvan a casa.
-De acuerdo.
-Tranquilos, no hay problema.
-Esto hay que celebrarlo, Castle saca el champán.
Estuvieron celebrando hasta que se hizo tarde. Cuando sus amigos se marcharon Beckett empezó a recoger, pero Castle la interrumpió.
-Deja que recoja yo, tu vete a descansar.
-¿Estás seguro?
-Sí, tranquila, espérame en la cama, quiero que hablemos de algo.
Beckett esperaba intranquila, preocupada. Castle se acercó a ella y le sonrió.
-Kate, hay algo que quiero decirte.
-Tú dirás… -Parecía nerviosa, él le cogió la mano, tranquilizándola.
-Kate, he estado pensando mucho y he llegado a una conclusión. –Ella le miró fijamente. –Te quiero, como nunca he querido a una mujer, y me gustaría que fueras mi mujer. –Beckett abrió la boca, incapaz de hablar. –Tranquila, no te estoy pidiendo matrimonio, no ahora. Para mí tú y yo ya estamos casados desde hace mucho. Solo quiero decirte que algún día, cuando tú estés lista, me avises y me des el sí. –Beckett seguía sin hablar. –Mientras me gustaría hacerte un regalo. -Le tendió un sobre.
-Rick, esto es…
-Una Luna de Miel a España, para nosotros. Kate, yo sé que un día nos casaremos, estoy completamente seguro de ello, cómo también lo estoy de que ahora no es el momento. Pero me gustaría que celebráramos la Luna de Miel ahora, antes de que nazca nuestro bebé. ¿Qué me dices?
Ella no le contestó, simplemente se echó a sus brazos, besándolo impetuosamente. Aquel hombre acababa de regalarle la Luna de Miel que ella siempre había soñado.
-Dios Rick, gracias por este regalo, te quiero.
-Me alegro que te guste.
-Y gracias por no presionarme, yo también quiero casarme contigo Rick pero ahora no estoy lista…
-Lo sé mi amor, lo sé. Tranquila, disfrutaremos de nuestro viaje y luego ya se verá. Me conformo con tenerte a mi lado, Siempre.
-SIEMPRE
(En otra parte de la ciudad)
La penetraba con furia, con fuerza, oyéndola gemir, pero sin pensar en ella, sin mirarla a la cara. Llegó al orgasmo dejándose caer sobre ella agotado, furioso. Embarazada. Ella estaba embarazada de ese imbécil, y él estaba ahí, desahogándose con aquella mujer, solo para que no se echara de atrás. Podría deshacerse de ella, pero no le convenía. Sería mucho más fácil si ella participaba. Luego la mataría, pero no ahora. Ahora seguiría usándola y mintiéndole, fingiendo que la quería.
-Cariño, ¿estás bien?, pareces ido…
-Estoy bien, ahora duerme mi amor…
Mi amor. Si ella supiera. Eran unas palabras vacías, palabras que esa mujer no merecía. Pero algún día se las diría a ella. Se ocuparía del escritor y del mocoso, y luego la haría suya, solo suya, para nadie más. Tenía que ser así, o si no, moriría ella también.
Continuará...
(Próximamente Luna de Miel en España )
Gracias por leer y por comentar
Última edición por maria_cs el Sáb Mayo 05, 2012 2:33 pm, editado 8 veces
Re: (¿+18?) La tormenta
O: ¿Quien sera?
Creo qeee... cada vez se pone mas bueno tu fic!
mee encantaa tlj!
Sigueelo pronto maria!
Creo qeee... cada vez se pone mas bueno tu fic!
mee encantaa tlj!
Sigueelo pronto maria!
DannyyFranco- Policia de homicidios
- Mensajes : 686
Fecha de inscripción : 24/01/2012
Edad : 31
Re: (¿+18?) La tormenta
Tengo miedo...¿ a ti alguno de los personajes habituales te cae mal? Me gusta mucho el relato, creo que no te lo había dicho todavía, pero me encanta.
Zeny_Mackenzie- Moderador
- Mensajes : 1226
Fecha de inscripción : 07/06/2011
Edad : 41
Re: (¿+18?) La tormenta
Pero no me puedes dejar asiiiiii, quien es????? Espero que no sea....
Muy bueno el capitulo como siempreeeee, me encanto los celos!!!! Me encanta!!!
Gracias por seguir escribiendo
Muy bueno el capitulo como siempreeeee, me encanto los celos!!!! Me encanta!!!
Gracias por seguir escribiendo
silvanalino- Escritor - Policia
- Mensajes : 2439
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