Fieles amigos. Parte FINAL (13 Dic)
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Re: Fieles amigos. Parte FINAL (13 Dic)
Gracias por la espera, gracias por la dedicatoria. Sabes lo mucho que me animan tus historias, son momentos que puedo alejarme de la realidad y vivir un mundo especial.
Gracias, eres increíble, como persona y escritora...
Gracias, eres increíble, como persona y escritora...
silvanalino- Escritor - Policia
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Edad : 51
Re: Fieles amigos. Parte FINAL (13 Dic)
Me encanta tu fic!! Creo que siempre te digo lo mismo, pero es que me encantaaaa
Me parece original, romántico y divertido! El momento en moto/trajes de cuero me ha gustado mucho
Sigueeee
Me parece original, romántico y divertido! El momento en moto/trajes de cuero me ha gustado mucho
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cris_beckett- Autor de best-seller
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Edad : 34
Localización : Madrid
Re: Fieles amigos. Parte FINAL (13 Dic)
Genial, Alexis se va a volver el fotógrafo personal y ofcial de nuestra parejita.
Maravilloso sigue pronto
Maravilloso sigue pronto
anaforo- Escritor - Policia
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Edad : 31
Localización : Murcia. Y en una de las 20 manzanas que hay entre la casa Rick y la de Kate :)
Re: Fieles amigos. Parte FINAL (13 Dic)
Muy bueno todo el capítulo, como la historia entera. Me gusta Alexis ejerciendo de fan de la relación de su padre y Kate.
Y me hubiese encantado verlos los dos tan aconjuntados, vestidos de moteros, montando la Castlemoto.
Y me hubiese encantado verlos los dos tan aconjuntados, vestidos de moteros, montando la Castlemoto.
Cata Castillo- Escritor - Policia
- Mensajes : 1729
Fecha de inscripción : 25/09/2010
Localización : Al sur del sur
Re: Fieles amigos. Parte FINAL (13 Dic)
GRACIAS por vuestros comentarios y gracias por pedir que siga, debe ser que no lo hago tan mal, no obstante y como siempre, espero no defraudar a nadie.
(Sil, una vez más, este va por tí querías una "acampada" en casa de Castle, pero va a ser que nooo)
*** *** ***
PARTE VII
Él se despertó antes que ella. La abrazaba por la espalda, algo separado, lo que le permitía observar su desnuda piel. Acercó su nariz y aspiró su aroma. No pudo resistirse a trazar un largo camino de suaves besos por ella. Era cálida, sedosa, embriagadora…
Ella se estremeció ligeramente, apenas cambiando el ritmo de su respiración. El sonrío. No iba a despertarla, habían tenido una noche muy larga y él se encargaría que ella descansase durante todo el día, otra cosa sería la noche…
Se giró despacio saliendo de la cama y dio la vuelta a la misma, agachándose frente a ella y la cubriéndola con el edredón hasta el cuello. Cerró con cuidado las cortinas y se vistió con un gastado jeans y una camiseta de manga larga, con tres desabrochados botones en el cuello y salió de la habitación, cerrando la puerta con cuidado y atravesó su despacho, cerrando también la puerta para que hiciese de aislante acústico y ella no despertase.
Miró la hora. Las once de la mañana. Tenía tiempo, pero iba justo. Abrió la nevera y fue sacando todos los ingredientes necesarios para preparar el plato que había pensado desde la semana anterior: cebollas, zanahorias, bacón, tomates, jugo de carne... Él ya tenía claro que iba a invitarles a todos a comer un día. Seguía dolido con Javi, y lo que más le fastidiaba es que el detective ni siquiera le había pedido disculpas. Busco en los armarios de la cocina, aceite de oliva, pimienta, vinagre, ajos, sal gorda...
Sacó el enorme trozo de carne de la nevera y lo dispuso sobre la encimera. Sacó la bandeja del horno y le puso aceite, extendiéndolo por toda ella. Encendió el horno a tope y empezó a preparar la carne, salpimentándola y cubriéndola con lonchas de bacón que sujetó con una malla de cuerda para asar. La puso sobre la bandeja y ayudándose de una brocha de cocinar, fue “pintándola” con aceite de oliva. Lavó y peló las zanahorias, cortándolas en rodajas gruesas, al igual que hizo con las cebollas y los tomates y los fue colocando alrededor de la carne, fileteó un par de dientes de ajo, uniéndolos al resto. Esperó a que el horno estuviese preparado y mientras mezcló los ingredientes para la salsa que iría incorporando poco a poco al asado: jugo de carne, un par de cucharadas de vinagre, aceite de oliva y… vino blanco de su vinoteca.
Metió la bandeja en el horno, ajustando el temporizador del tiempo y la temperatura y se preparó un café mientras miraba su reloj: las once cuarenta y cinco.
Volvió a la nevera: calabacines, espárragos, pimientos verdes, amarillos y rojos. Lavó y corto todo en rodajas, dejándolo preparado en un recipiente para utilizarlo más tarde. Buscó una bolsa con pequeñas patatas y después de lavarlas las puso sobre el fuego a cocer con agua y sal. Sacó de la nevera varios paquetes con mazorcas de maíz y troceó cada una en tres partes, y al igual que las patatas las puso en un recipiente lleno de agua sobre el fuego. Miró de nuevo el reloj: las doce y veinte.
- Buenos días papá – le dijo Alexis
- Hola cariño.
- ¿Qué estás preparando? – preguntó levantando las tapas de las ollas en el fuego.
- Carne asada – contestó - ¿quieres que te prepare algo de desayunar?
- Hum… tu famosa carne asada – le dijo – que rica. Creo que tomaré un zumo y algo de fruta.
- Bueno, eso te lo puedes preparar tu misma – le dijo
- Claro ¿quieres que te ayude?- preguntó mientras abría la nevera y sacaba varias piezas de fruta.
- No, cariño, lo tengo todo bajo control.
- ¿Y Kate? – preguntó - ¿aún duerme?
- Si, y no quiero despertarla – le aseguró – ha sido una semana dura para ella – Alexis sonrió.
- ¿Qué? –preguntó su padre.
- Ayer Julia me preguntó si ibais en serio – le dijo sonriendo.
- ¡Vaya! – le dijo - ¿desde cuando mi vida amorosa les importa a tus amigos?
- Papá, eres un escritor de éxito, tu vida amorosa le importa a mucha gente – aseguró.
- Y… ¿Qué le dijiste? – preguntó curioso
- Le dije que ibais muy en serio – le contestó – así su madre te dejará en paz – dijo riendo.
Kate abrió los ojos. Se giró en la cama y él no estaba a su lado. Alcanzó el Iphone de Castle sobre la mesita: la una y diez. No estaba acostumbrada a estar en la cama hasta tan tarde, aunque realmente tampoco había dormido tantas horas. Se quedó un rato mirando al techo. Volvió a coger el móvil y abrió la carpeta de las fotos para volver a mirar la que les había hecho Alexis la noche anterior. Sonrío al verla y siguió mirando entre las fotos de Castle, sabía que no estaba bien curiosear en algo tan personal como su móvil, pero esa idea se le borró de la mente en cuanto comprobó la cantidad de fotografías que él había tomado de ella sin que se enterase. Le daban ganas de matarle, aunque… no podía, simplemente no podía. Ni siquiera podía regañarle…
Volvió a dejar el móvil sobre la mesita y se sentó en la cama, buscando su camiseta. La encontró y se la puso junto al pantalón del pijama y fue a buscarle, seguro que estaba en la cocina. Quería ir a abrazarle, a besarle…
- Huele muy bien – les dijo acercándose – buenos días.
- Hola Kate – contestó Alexis mientras quitaba la piel a las patatas.
- Hooola – dijo él atrayéndola por la cintura y dándole un rápido beso en los labios - ¿has descansado?
- Si. Si – contestó – he dormido bastante
- ¿Quieres café? – le preguntó soltándola - ¿se puede saber que haces descalza?
- Bueno, sólo quería saber donde estabas – contestó ella – voy a ir a ducharme y vendré a ayudaros.
- Kate – le dijo – ve a ducharte, pero no aparezcas por aquí a no ser que quieras desayunar. Es tu día libre. Hoy te toca descansar.
Kate volvió a la habitación, abrió la ventana y guardó en el armario la ropa que habían utilizado para ir en moto. Acarició la chaqueta de cuero sonriendo.
- ¿Va todo bien? – le dijo él a su espalda
- Claro ¿Por qué? – preguntó
- No lo sé – le dijo abrazándola – me pareció que pasaba algo.
- Bueno. Me desperté y no estabas – le dijo - ¿es suficiente?
- No estaba tan lejos – dijo besándola – ve a ducharte, yo recogeré aquí, tienes que descansar.
- Castle –protestó – no estoy cansada.
- Vamos Kate, déjame cuidar de ti – suplicó – mañana será un día duro.
- Lo discutiremos cuando salga de la ducha – le dijo besándole.
Él recogió la habitación, haciendo la cama y cerrando la ventana, el aire era más intenso que el día anterior. Volvió a la cocina, y comprobó que la carne ya estaba en su punto. La retiró del horno y miró la hora. La una y treinta y cinco. Colocó las verduras que había cortado anteriormente y las metió en el horno. Lo programó y fue a su habitación.
- Al final has recogido tu todo – le dijo Kate mientras se ponía unos jeans y una camisa
- ¿Me harás un favor? – le preguntó
- ¿Qué necesitas?
- Mi madre y tu padre aún no se han despertado, y los chicos estarán aquí dentro de un rato. ¿Les despiertas? Alexis ha subido a ducharse, y yo huelo a carne asada – dijo acercándose y dándole un beso.
Kate fue hacía la sala para subir a despertar a su padre y a Martha. Pero no hizo falta. Se encontró a su padre en la cocina, recién afeitado y con una taza de café en la mano, observando la carne que Castle había dejado sobre la cocina.
- Hola papá.
- Katie cariño – le dijo sonriendo – esto tiene una pinta estupenda, no necesita ninguna ayuda.
- A Castle se le da bien la cocina – respondió.
- Si, ese novio tuyo es toda una caja de sorpresas – le dijo riendo.
- No lo sabes bien – río ella.
- Pero la mayor sorpresa es ver lo bien que estas a su lado hija – le dijo cogiendo sus manos.
- Papá…
- Hacía mucho tiempo que no te veía tan feliz – cortó – y me tranquiliza ver como se ocupa de ti.
Jim la abrazó dándole un beso en la frente.
- Voy a subir a despertar a Martha – le dijo separándose y besándole la mejilla – es bastante tarde.
Kate subió por la escalera, oía el secador de pelo en la habitación de Alexis, fue hasta la habitación de Martha. Llamó con los nudillos un par de veces y al no obtener respuesta decidió entrar. Las persianas estaban subidas y la luz entraba por las ventanas. Vio a Martha tumbada en su cama, con un antifaz para dormir y sonrío al comprobar que era algo que no la extrañaba en absoluto. La llamó pero Martha no reaccionó. Se sentó junto a ella sobre la cama y la movió el hombro. Martha llevó una mano a su oído y se quitó un tapón de espuma.
- ¿Qué ocurre querida? – dijo mientras se retiraba el antifaz de los ojos.
- Buenos días Martha – le dijo.
- ¡Kate! – dijo sorprendida – pensé que eras Alexis ¿ocurre algo? – dijo incorporándose asustada.
- No Martha, tranquila – le dijo poniéndole la mano en el brazo – son casi las dos y Castle me ha pedido que te despertase.
- ¡Ah! – exclamó – se nos hizo un poco tarde anoche – se disculpó.
- No te preocupes, yo me he levantado hace un rato…
- Querida – le dijo cogiéndole la mano – espero que no te lo pienses mucho – le dijo.
- ¿El que Martha? – preguntó.
- Vivir en esta casa – le dijo- no recuerdo a Richard tan feliz, salvo cuando nació Alexis, claro.
- Gracias Martha – le dijo levantándose de la cama y notando sus mejillas ardiendo.
- En veinte minutos estaré abajo – le dijo.
Kate salió de la habitación, encontrándose con Alexis que salía de la suya.
- ¿Ya esta despierta? – preguntó – iba a ir a llamarla ahora.
- Tu padre me pidió que les despertase – aclaró.
- ¿Han llegado ya?
- Aún no… ¿bajamos?
- Claro.
Kate se acercó a Castle, que estaba en la cocina, vestido y con un enorme delantal puesto, sacando del horno las verduras.
- Tiene muy buena pinta – le dijo - ¿Qué hago?
- Deberías sentarte, pero te daré un beso si me sirves una copa de vino –le dijo.
Minutos después y mientras Alexis terminaba de preparar la enorme mesa con ayuda de Jim, sonó el timbre de la puerta.
- Yo iré a abrir – dijo Kate acercándose a la puerta.
- Hola Jefa – saludó Ryan cuando ella abrió.
- Hola chicos pasar – les dijo – Jenny ¿Qué tal?
Ryan y Jenny saludaron a Jim, Alexis y Castle y tomaron asiento en la mesa junto a los dos primeros. Kate se acercó a Castle.
- ¿Me quieres decir en que puedo ayudarte? – preguntó
- Está bien – le dijo – ayúdame a llevar todo esto a la mesa.
Volvió a sonar el timbre, y Martha, que bajaba por las escaleras, se ocupó de abrir a Espo y Lanie.
Unos minutos después, y sentados todos a la mesa, comenzaron a comer entre risas pues Ryan pidió sales digestivas en cuanto se enteró que la comida la había hecho Castle.
- Vamos Ryan – le dijo Castle - ¿Tu tampoco confías en mí? – dijo riendo – no me lo esperaba.
- De ti si tío, pero de tu comida… no tanto – y todos rieron.
Cuando acabaron de comer, Kate y Castle se levantaron para retirar los restos y preparar el postre, un bizcocho brownie que Castle había encargado unos días antes y que había metido en el horno para darle un golpe de calor. Kate le ayudaba a cortarlo y servirlo mientras él ponía una bola de helado de vainilla en cada plato.
- Deberías estar sentada – le dijo
- No estoy cansada Castle ¿Por qué te empeñas tanto? – le preguntó
- Ya tendrás tiempo de cansarte esta noche – le dijo al oído
- Ey chicos – les llamó Lanie - ¿Qué tal si esos arrumacos los compartís con nosotros?
- Eso jefa – dijo Ryan – se supone que estáis juntos ¿pero alguien os ha visto?
- Vamos chicos – contestó Kate roja dándoles el postre– dejarlo ya.
- De eso nada Kate – dijo Lanie – yo no pienso irme de aquí sin ver un beso.
- Lanie – reprendió Castle mientras les daba a Espo y a Ryan dos botellas de champagne rosado para que las abriesen.
- Vamos escritor – pidió Lanie – llevo cuatro años esperando
- No, no Lanie – protestó Castle – a mi no me lo pidas, es ella la tímida – dijo mirando a Kate mientras se sentaba en su sitio.
- ¿Vais a dejarlo ya? – dijo Kate aún de pie.
- No hasta que le beses chica – le dijo Espo.
- Está bien – dijo inclinándose sobre Castle y dándole un rápido beso - ¿contentos? – dijo ante un ¡oh! General
- Ellos si – le dijo Castle agarrándola y haciendo que perdiese el equilibrio y se sentase sobre sus piernas – pero yo no – concluyó y comenzó a besarla sin que ella se resistiese.
- ¡Eh chicos! vale ¡vale! – les dijo Lanie pasados unos segundos – ya hemos visto bastante – y todos rieron mientras ambos despegaban sus labios mirándose y sonriendo.
- ¡Por vosotros! – dijo Espo levantando su copa de Champagne y todos le imitaron.
Terminaron de comer y pasaron la tarde jugando a diferentes juegos de mesa, entre ellos el Trivial, al que el trío formado por los mas mayores: Castle, Martha y Jim, aplastaron con diferencia a los otros dos equipos, el de detectives: Ryan, Espo y Kate, y al de las chicas: Lanie, Jenny y Alexis.
Cuando pasaron a jugar al póker, Jim, Lanie, Ryan, Martha y Jenny se abstuvieron de hacerlo, y al resto les sorprendió como una avispada Alexis descompuso literalmente, las aspiraciones de los otros tres, ganándoles con facilidad.
- Estoy orgulloso – dijo Castle gesticulando como si limpiase una lágrima de su ojo – lo que he enseñado a mi niña…
- Vamos papá ¿Cómo te crees que sobrevivo en la universidad con el dinero que me das? – le dijo riendo.
- ¿Qué? – preguntó él indignado – oye señorita soy un pobre padre saqueado no te atrevas a decir que no te asigno suficiente dinero, deberías haber sobrevivido con lo que tu abuela me daba a mí – le dijo.
- Ehh – dijo Martha – cualquiera que te oiga…
- Venga papá – le dijo riendo Alexis– sabes que lo decía en broma.
- Más te vale – le dijo – o empezaré a revisarte cada vez que vienes a casa – le dijo – me saquea la nevera, trae su ropa sucia y me deja notitas cuando coge dinero de mi cartera – dijo al resto que comenzaron a reír.
- Papá – le dijo – si quieres que siga siendo buena, deberías dejarlo ya –le dijo mirándole y sonriendo.
- Déjalo Castle – le dijo Kate riendo – no eres más que un exagerado - afirmó mirando Alexis y sabiendo a lo que se refería con “ser buena” y su salida al cine.
- Vale – dijo él levantando las manos – pero que conste que tiene más dinero del que necesita.
- Si papá – le dijo acercándose a él y dándole un beso en la mejilla – es cierto, tengo todo lo que necesito y papi me da todos los caprichos.
- Eso esta mejor – le dijo – pero me has desplumado al póker, no tienes corazón.
- No creo que veinte dólares te arruinen – le dijo.
- No, pero tendré en cuenta los cincuenta que nos has ganado para tu próxima paga – afirmó.
- ¡Castle! – le regañó Kate – Alexis nos ha ganado limpiamente, no tiene nada que ver con su paga.
- Pobre de mí – dijo Castle – antes me regañaban y mandaban dos, ahora son tres, y encima confabulan en mi contra – dijo tirando de la silla de Kate para acercarla a su lado y besarla.
No les costó mucho convencer a los cuatro invitados para que se quedasen a cenar, cosa que hicieron bastante antes de lo normal, puesto que las noticias sobre el avance del huracán no eran nada halagüeñas. Las zonas más bajas de Nueva York, las cercanas al río Hudson ya habían empezado a experimentar pequeñas inundaciones, y una de las áreas de la ciudad no tenía electricidad debido a la caída de varias torres de suministro eléctrico, que no podrían ser reparadas hasta que no cesase el viento.
- Muchachos – dijo Jim – parece que esto va más en serio de lo que parecía en un principio.
- Yo también pensé que no llegaría a ser tan alarmante – dijo Martha – parece que será peor que Gloria.
- De hecho ya lo esta siendo Martha – le dijo Jim.
- ¿Y mañana tenéis que ir a trabajar? – preguntó Alexis
- Si – contestó Kate – sobre todo para apoyar a los sanitarios y los bomberos.
- ¿Volveréis pronto? – preguntó Jenny preocupada
- No lo sabemos – confirmó Ryan – pero no pasará nada cariño – le dijo.
- Querida, si quieres puedes venir a casa con nosotros, así no estarás sola – le dijo Martha.
- Te lo agradezco Martha – contestó – pero vendrá mi hermano con su novia a casa esta noche y se quedarán unos días.
- Bien… ¿Y tu Lanie? – preguntó Martha.
- Gracias Martha, yo mañana estoy de guardia, ya sabes – añadió – mis “clientes” no obedecerán las órdenes del Alcalde.
- ¿El martes tendréis que trabajar? – preguntó Alexis a Kate sabiendo que podría ser el peor día de todos
- No sabemos nada – contestó Kate – entiendo que tendremos que estar disponibles, supongo que habrá muchos compañeros que no puedan llegar hasta comisaría, y que los que podamos hacerlo tendremos que ir ¿Por qué?
- Me preocupa que estéis fuera – dijo ella.
- Tranquila Alexis – dijo Espo – Ryan y yo cuidaremos de ellos – dijo riendo – bueno, Jenny, mejor yo cuidaré de los tres.
- Claro – dijo Lanie en guasa – Súper Javi – y todos rieron.
- No debes preocuparte Alexis – dijo con seriedad Castle – nos cuidaremos entre nosotros – dijo mientras miraba a Espo, Ryan y Kate.
Inmediatamente después de cenar, los cuatro se marcharon, habían venido juntos, en el coche de Espósito y él se encargaría de llevar de nuevo a Ryan y Jenny a su casa.
- Mañana si que no podréis moveros de casa – comentó pensativo Castle
- Pues será un verdadero aburrimiento – dijo Martha.
- Eso será para ti abuela, yo estudiaré – contestó Alexis
- ¿Y tú papa? – preguntó Kate
- Aunque estoy de vacaciones, aprovecharé para ir adelantando la documentación de un caso – le dijo – me traje el portátil.
- Madre – dijo Castle abriendo los ojos – se me acaba de ocurrir que puedes ir haciendo tu mañana.
- Richard, cuando pones esa cara de entusiasmo me asustas – dijo Martha.
- Jim ¿te importaría ayudarme? Vamos a bajar al trastero.
- Claro – le dijo Jim poniéndose en pie.
Bajaron hasta el portal y Castle llamó a la casa de James, el portero.
- Buenas noches James – le dijo cuando este abrió la puerta – ¿nos podrías echar una mano a subir las cajas que me trajeron el viernes?
- Claro señor Castle – le dijo saliendo de su casa – no pude colocar todas en su trastero, lo tiene muy lleno y ocupé parte de la sala de las calderas, no se lo he dicho a nadie, ya sabe como son de quisquillosos los vecinos con estas cosas, si se enterasen…
- No te preocupes James – dijo Castle tomando nota mentalmente para gratificarle después – yo no pienso decir nada.
Media hora más tarde, los tres se encargaban de meter dentro de la casa de Castle más de una veintena de cajas de cartón de gran tamaño, que ocuparon toda la entrada. Castle entró en su habitación mientras Alexis y Martha preguntaban a James por su familia, y salió con este último hasta el ascensor, dándole las gracias y deslizando en su bolsillo un billete de cien dólares, James protestó y Castle le convenció para que lo utilizase en comprar algo bonito a su nieta.
- ¿Qué es todo esto Richard? – preguntó Martha
- Verás madre, el día que empezamos a trasladar gente a los refugios – le dijo mirando a Kate que se levantó del sofá y se acercaba a ellos – entré en el colegio para ver como tenían todo organizado, me sorprendió ver muchos niños y como los voluntarios trabajaban para entretenerlos. Supuse que aunque lo peor de la tormenta sea entre mañana y pasado, muchos de ellos no podrán volver a sus casas hasta más tarde… - paró de hablar abrazando con una mano a Kate que se había colocado a su lado.
- ¿Y? – apremió Martha.
- Pues que sin duda pasarán Halloween allí, así que…
- ¿Qué has hecho papá? – río divertida Alexis sentándose en el suelo y empezando a abrir una de las cajas.
- Llame a la tienda de caramelos del señor Sanders y encargue varias cosas – dijo mientras Alexis le miraba y sacaba de la caja varios paquetes de pequeñas bolsas de plástico con forma de calabaza.
- Lo pensaba llevar a alguno de los refugios y que lo preparasen allí, pero ya que mañana no tendrás nada que hacer madre – le dijo mientras recibía un beso en la mejilla por parte de Kate – podrías preparar esas bolsitas – señaló las bolsas que tenía en la mano Alexis – con los caramelos y el resto de cosas…
- ¡Oh querido! – dijo Martha – sin duda será un bonito entretenimiento.
- Y yo te ayudaré abuela, más divertido que estudiar todo el día – le dijo Alexis.
- También hay adornos para mi fiesta de Halloween –aseguró él- y en el trastero hay calabazas, así que tendréis ocupación para varios días – les dijo.
- ¿Sigues empeñado con la fiesta? – preguntó Kate
- No pienso renunciar a ella – confirmó – además ya te dije que quiero verte con ese disfraz.
- ¿Qué disfraz? – preguntó curiosa Alexis mientras abría otra caja en la que había bolsas con pequeñas arañas de plástico, pequeños ratones de peluche y pinturas para la cara.
- ¡Oh! – contestó Castle – no seas curiosa Alexis, es una sorpresa, ni siquiera ella lo sabe - dijo mirando a Kate y sonriendo mientras ella ponía los ojos en blanco y negaba con la cabeza.
Alexis siguió abriendo cajas revisando todo lo que su padre había comprado, sin duda, era una bonita forma de contribuir para que aquellos niños pasasen algo mejor aquel día. En aquellas cajas había demasiadas cosas, caramelos con formas extrañas (ojos arrancados de las órbitas, dedos cortados, insectos), chocolates, botellitas con un liquido pastoso y rojo para beber y que imitaba sangre y que por su alto contenido en calorías sin duda sería dulce, galletas… Aparte complementos de todo tipo, pinturas, tarántulas, ratones, imitaciones de tatuajes con formas de cicatrices y heridas, cuchillos de plástico manchados de sangre, máscaras de calaveras…
Las cajas con los adornos para la fiesta de Castle, tenían una gran “A” rotulada. Alexis no pudo evitar abrirlas para ver que era lo que su padre había pedido: sprays que imitaban telas de araña, dibujos de calaveras para adornar paredes, velas de diferentes tamaños, porta-velas con formas de insectos y calaveras, murciélagos para colgar por el techo, lámparas de papel con forma de calabaza… todo eso unido a lo que Castle guardaba de otros años en su trastero, tenían trabajo para adornar la casa.
- Hijo – afirmó Martha – eres un exagerado. En todo – le dijo y Kate comenzó a reír.
Pasaron un buen rato revisando y hablando sobre como adornarían la casa, finalmente Castle, bostezando les dijo a todos que dejaba en sus manos todo y que sería mejor que se marchase a la cama, pues estaba cansado. Se despidió de los cuatro y se fue a dormir.
Cuando Kate, media hora después, entró en la habitación, lo encontró profundamente dormido. Le miró mientras se desnudaba, pensando que simplemente se hacía el dormido, pero cuando se metió en la cama junto a él, se dio cuenta que no fingía. Se abrazó a él por su espalda, pasándole el brazo por el costado y colando su mano por debajo de la camiseta de y poniéndola en su tripa. Castle pegó un respingo.
- Tienes la mano helada – le dijo
- Lo siento – contestó ella- no era mi intención despertarte.
- Ven aquí – contestó dándose la vuelta para quedar boca arriba y arrastrándola junto a él de forma que la mayor parte del cuerpo de Kate quedó sobre él – estas helada – dijo estremeciéndose al notar como los pies de ella estaban tan fríos como sus manos.
- Es un detalle lo que vas a hacer con esos niños – le dijo Kate besándole.
- Es lo apropiado – le dijo él – el día que comenzamos los traslados ¿recuerdas que entré al colegio?
- Si – contestó ella acariciándole la barba
- Los niños son ajenos a todo este lio Kate, ellos estaba felices tirados en el suelo jugando con pinturas y pasta de modelar ¿Por qué privarles de un día de fiesta? – le dijo buscando entre las sombras sus ojos.
- Ya Castle pero no todo el mundo lo ve como tu y colabora – le dijo.
- ¿Cómo que no? ¿Sabes? – le dijo divertido – llame al Alcalde Weldon, a Patterson, Connell y a Cannell y les dije que yo me encargaría del colegio de Queens donde estuvimos y que ellos se encargasen de otros
- ¿Y que te dijeron? – preguntó ella.
- Weldon estaba muy ocupado pero dijo que hablaría con su gabinete de prensa e intentaría que se pusiesen en contacto con benefactores que han colaborado en otras ocasiones, en cuanto a Patterson me dijo que no me preocupase que se pondría en contacto con un par de directores de cine y actores y ya sabes… El gabinete de prensa del Ayuntamiento esta coordinando los centros y los donantes, y por lo que me dijeron ayer, lo conseguiremos.
- Vaya, señor Castle, me quedé corta diciéndote que era un bonito detalle – le dijo besándole – esta claro que no te podemos dejar sólo un rato en el autobús, te aburres y te da por pensar... Me gusta, es muy generoso por tu parte.
- No es nada Kate , en serio, gasto más dinero cuando Alexis y mi madre me “requisan” la tarjeta de crédito para irse de compras que lo que he gastado en esto – aseguró.
- Es generoso por tu parte ayudarnos con los traslados y generoso el darte cuenta y pensar en esos niños, reconoce que no todo el mundo lo haría.
- Bueno, para mí es lo apropiado – le dijo.
- Bien. Esta bien que recurras a otros escritores para pedir ayuda – le dijo divertida - ¿lo haces con tus libros?
- Hablando de eso detective – le dijo – tienes pendiente opinar sobre lo que leíste en la bañera…
- Tienes razón. Me ha gustado lo que he leído pero tengo que hacerte una observación – dijo seria.
- ¿Qué? – preguntó sorprendido.
- Ahora que estamos juntos – le dijo- no me gusta que escribas esas escenas tan “explícitas” entre Nikki y Jameson, me da vergüenza, ya sabes, los chicos, la comisaría…
- Venga Kate, si nadie sabe que estamos juntos – le dijo divertido.
- Bueno, los chicos, Lanie, tu madre, mi padre…
- Me pides mucho – le dijo
- Te puedo compensar – contestó ella de inmediato – para que no tengas necesidad de escribirlas.
- No veo como detective – sonrió.
- Yo creo que si que lo sabes – dijo poniéndose a horcajadas sobre él - ¿Llegamos a un acuerdo?
- Es discutible Kate – le dijo – no es sencillo, me debo a mis lectores…
- Bien – le dijo ella tumbándose de nuevo a su lado en la cama – si lo prefieres así…
- ¡Oye! – respondió agarrándola y atrayéndola sobre él de nuevo – he dicho discutible, tendrás que convencerme – le dijo llevando la mano al cuello de ella y atrayéndola hacia su boca – déjame conocer tus argumentos…
*** *** ***
FIN DE LA PARTE VII
G R A C I A S por llegar hasta aqui.
(Sil, una vez más, este va por tí querías una "acampada" en casa de Castle, pero va a ser que nooo)
*** *** ***
PARTE VII
Él se despertó antes que ella. La abrazaba por la espalda, algo separado, lo que le permitía observar su desnuda piel. Acercó su nariz y aspiró su aroma. No pudo resistirse a trazar un largo camino de suaves besos por ella. Era cálida, sedosa, embriagadora…
Ella se estremeció ligeramente, apenas cambiando el ritmo de su respiración. El sonrío. No iba a despertarla, habían tenido una noche muy larga y él se encargaría que ella descansase durante todo el día, otra cosa sería la noche…
Se giró despacio saliendo de la cama y dio la vuelta a la misma, agachándose frente a ella y la cubriéndola con el edredón hasta el cuello. Cerró con cuidado las cortinas y se vistió con un gastado jeans y una camiseta de manga larga, con tres desabrochados botones en el cuello y salió de la habitación, cerrando la puerta con cuidado y atravesó su despacho, cerrando también la puerta para que hiciese de aislante acústico y ella no despertase.
Miró la hora. Las once de la mañana. Tenía tiempo, pero iba justo. Abrió la nevera y fue sacando todos los ingredientes necesarios para preparar el plato que había pensado desde la semana anterior: cebollas, zanahorias, bacón, tomates, jugo de carne... Él ya tenía claro que iba a invitarles a todos a comer un día. Seguía dolido con Javi, y lo que más le fastidiaba es que el detective ni siquiera le había pedido disculpas. Busco en los armarios de la cocina, aceite de oliva, pimienta, vinagre, ajos, sal gorda...
Sacó el enorme trozo de carne de la nevera y lo dispuso sobre la encimera. Sacó la bandeja del horno y le puso aceite, extendiéndolo por toda ella. Encendió el horno a tope y empezó a preparar la carne, salpimentándola y cubriéndola con lonchas de bacón que sujetó con una malla de cuerda para asar. La puso sobre la bandeja y ayudándose de una brocha de cocinar, fue “pintándola” con aceite de oliva. Lavó y peló las zanahorias, cortándolas en rodajas gruesas, al igual que hizo con las cebollas y los tomates y los fue colocando alrededor de la carne, fileteó un par de dientes de ajo, uniéndolos al resto. Esperó a que el horno estuviese preparado y mientras mezcló los ingredientes para la salsa que iría incorporando poco a poco al asado: jugo de carne, un par de cucharadas de vinagre, aceite de oliva y… vino blanco de su vinoteca.
Metió la bandeja en el horno, ajustando el temporizador del tiempo y la temperatura y se preparó un café mientras miraba su reloj: las once cuarenta y cinco.
Volvió a la nevera: calabacines, espárragos, pimientos verdes, amarillos y rojos. Lavó y corto todo en rodajas, dejándolo preparado en un recipiente para utilizarlo más tarde. Buscó una bolsa con pequeñas patatas y después de lavarlas las puso sobre el fuego a cocer con agua y sal. Sacó de la nevera varios paquetes con mazorcas de maíz y troceó cada una en tres partes, y al igual que las patatas las puso en un recipiente lleno de agua sobre el fuego. Miró de nuevo el reloj: las doce y veinte.
- Buenos días papá – le dijo Alexis
- Hola cariño.
- ¿Qué estás preparando? – preguntó levantando las tapas de las ollas en el fuego.
- Carne asada – contestó - ¿quieres que te prepare algo de desayunar?
- Hum… tu famosa carne asada – le dijo – que rica. Creo que tomaré un zumo y algo de fruta.
- Bueno, eso te lo puedes preparar tu misma – le dijo
- Claro ¿quieres que te ayude?- preguntó mientras abría la nevera y sacaba varias piezas de fruta.
- No, cariño, lo tengo todo bajo control.
- ¿Y Kate? – preguntó - ¿aún duerme?
- Si, y no quiero despertarla – le aseguró – ha sido una semana dura para ella – Alexis sonrió.
- ¿Qué? –preguntó su padre.
- Ayer Julia me preguntó si ibais en serio – le dijo sonriendo.
- ¡Vaya! – le dijo - ¿desde cuando mi vida amorosa les importa a tus amigos?
- Papá, eres un escritor de éxito, tu vida amorosa le importa a mucha gente – aseguró.
- Y… ¿Qué le dijiste? – preguntó curioso
- Le dije que ibais muy en serio – le contestó – así su madre te dejará en paz – dijo riendo.
Kate abrió los ojos. Se giró en la cama y él no estaba a su lado. Alcanzó el Iphone de Castle sobre la mesita: la una y diez. No estaba acostumbrada a estar en la cama hasta tan tarde, aunque realmente tampoco había dormido tantas horas. Se quedó un rato mirando al techo. Volvió a coger el móvil y abrió la carpeta de las fotos para volver a mirar la que les había hecho Alexis la noche anterior. Sonrío al verla y siguió mirando entre las fotos de Castle, sabía que no estaba bien curiosear en algo tan personal como su móvil, pero esa idea se le borró de la mente en cuanto comprobó la cantidad de fotografías que él había tomado de ella sin que se enterase. Le daban ganas de matarle, aunque… no podía, simplemente no podía. Ni siquiera podía regañarle…
Volvió a dejar el móvil sobre la mesita y se sentó en la cama, buscando su camiseta. La encontró y se la puso junto al pantalón del pijama y fue a buscarle, seguro que estaba en la cocina. Quería ir a abrazarle, a besarle…
- Huele muy bien – les dijo acercándose – buenos días.
- Hola Kate – contestó Alexis mientras quitaba la piel a las patatas.
- Hooola – dijo él atrayéndola por la cintura y dándole un rápido beso en los labios - ¿has descansado?
- Si. Si – contestó – he dormido bastante
- ¿Quieres café? – le preguntó soltándola - ¿se puede saber que haces descalza?
- Bueno, sólo quería saber donde estabas – contestó ella – voy a ir a ducharme y vendré a ayudaros.
- Kate – le dijo – ve a ducharte, pero no aparezcas por aquí a no ser que quieras desayunar. Es tu día libre. Hoy te toca descansar.
Kate volvió a la habitación, abrió la ventana y guardó en el armario la ropa que habían utilizado para ir en moto. Acarició la chaqueta de cuero sonriendo.
- ¿Va todo bien? – le dijo él a su espalda
- Claro ¿Por qué? – preguntó
- No lo sé – le dijo abrazándola – me pareció que pasaba algo.
- Bueno. Me desperté y no estabas – le dijo - ¿es suficiente?
- No estaba tan lejos – dijo besándola – ve a ducharte, yo recogeré aquí, tienes que descansar.
- Castle –protestó – no estoy cansada.
- Vamos Kate, déjame cuidar de ti – suplicó – mañana será un día duro.
- Lo discutiremos cuando salga de la ducha – le dijo besándole.
Él recogió la habitación, haciendo la cama y cerrando la ventana, el aire era más intenso que el día anterior. Volvió a la cocina, y comprobó que la carne ya estaba en su punto. La retiró del horno y miró la hora. La una y treinta y cinco. Colocó las verduras que había cortado anteriormente y las metió en el horno. Lo programó y fue a su habitación.
- Al final has recogido tu todo – le dijo Kate mientras se ponía unos jeans y una camisa
- ¿Me harás un favor? – le preguntó
- ¿Qué necesitas?
- Mi madre y tu padre aún no se han despertado, y los chicos estarán aquí dentro de un rato. ¿Les despiertas? Alexis ha subido a ducharse, y yo huelo a carne asada – dijo acercándose y dándole un beso.
Kate fue hacía la sala para subir a despertar a su padre y a Martha. Pero no hizo falta. Se encontró a su padre en la cocina, recién afeitado y con una taza de café en la mano, observando la carne que Castle había dejado sobre la cocina.
- Hola papá.
- Katie cariño – le dijo sonriendo – esto tiene una pinta estupenda, no necesita ninguna ayuda.
- A Castle se le da bien la cocina – respondió.
- Si, ese novio tuyo es toda una caja de sorpresas – le dijo riendo.
- No lo sabes bien – río ella.
- Pero la mayor sorpresa es ver lo bien que estas a su lado hija – le dijo cogiendo sus manos.
- Papá…
- Hacía mucho tiempo que no te veía tan feliz – cortó – y me tranquiliza ver como se ocupa de ti.
Jim la abrazó dándole un beso en la frente.
- Voy a subir a despertar a Martha – le dijo separándose y besándole la mejilla – es bastante tarde.
Kate subió por la escalera, oía el secador de pelo en la habitación de Alexis, fue hasta la habitación de Martha. Llamó con los nudillos un par de veces y al no obtener respuesta decidió entrar. Las persianas estaban subidas y la luz entraba por las ventanas. Vio a Martha tumbada en su cama, con un antifaz para dormir y sonrío al comprobar que era algo que no la extrañaba en absoluto. La llamó pero Martha no reaccionó. Se sentó junto a ella sobre la cama y la movió el hombro. Martha llevó una mano a su oído y se quitó un tapón de espuma.
- ¿Qué ocurre querida? – dijo mientras se retiraba el antifaz de los ojos.
- Buenos días Martha – le dijo.
- ¡Kate! – dijo sorprendida – pensé que eras Alexis ¿ocurre algo? – dijo incorporándose asustada.
- No Martha, tranquila – le dijo poniéndole la mano en el brazo – son casi las dos y Castle me ha pedido que te despertase.
- ¡Ah! – exclamó – se nos hizo un poco tarde anoche – se disculpó.
- No te preocupes, yo me he levantado hace un rato…
- Querida – le dijo cogiéndole la mano – espero que no te lo pienses mucho – le dijo.
- ¿El que Martha? – preguntó.
- Vivir en esta casa – le dijo- no recuerdo a Richard tan feliz, salvo cuando nació Alexis, claro.
- Gracias Martha – le dijo levantándose de la cama y notando sus mejillas ardiendo.
- En veinte minutos estaré abajo – le dijo.
Kate salió de la habitación, encontrándose con Alexis que salía de la suya.
- ¿Ya esta despierta? – preguntó – iba a ir a llamarla ahora.
- Tu padre me pidió que les despertase – aclaró.
- ¿Han llegado ya?
- Aún no… ¿bajamos?
- Claro.
Kate se acercó a Castle, que estaba en la cocina, vestido y con un enorme delantal puesto, sacando del horno las verduras.
- Tiene muy buena pinta – le dijo - ¿Qué hago?
- Deberías sentarte, pero te daré un beso si me sirves una copa de vino –le dijo.
Minutos después y mientras Alexis terminaba de preparar la enorme mesa con ayuda de Jim, sonó el timbre de la puerta.
- Yo iré a abrir – dijo Kate acercándose a la puerta.
- Hola Jefa – saludó Ryan cuando ella abrió.
- Hola chicos pasar – les dijo – Jenny ¿Qué tal?
Ryan y Jenny saludaron a Jim, Alexis y Castle y tomaron asiento en la mesa junto a los dos primeros. Kate se acercó a Castle.
- ¿Me quieres decir en que puedo ayudarte? – preguntó
- Está bien – le dijo – ayúdame a llevar todo esto a la mesa.
Volvió a sonar el timbre, y Martha, que bajaba por las escaleras, se ocupó de abrir a Espo y Lanie.
Unos minutos después, y sentados todos a la mesa, comenzaron a comer entre risas pues Ryan pidió sales digestivas en cuanto se enteró que la comida la había hecho Castle.
- Vamos Ryan – le dijo Castle - ¿Tu tampoco confías en mí? – dijo riendo – no me lo esperaba.
- De ti si tío, pero de tu comida… no tanto – y todos rieron.
Cuando acabaron de comer, Kate y Castle se levantaron para retirar los restos y preparar el postre, un bizcocho brownie que Castle había encargado unos días antes y que había metido en el horno para darle un golpe de calor. Kate le ayudaba a cortarlo y servirlo mientras él ponía una bola de helado de vainilla en cada plato.
- Deberías estar sentada – le dijo
- No estoy cansada Castle ¿Por qué te empeñas tanto? – le preguntó
- Ya tendrás tiempo de cansarte esta noche – le dijo al oído
- Ey chicos – les llamó Lanie - ¿Qué tal si esos arrumacos los compartís con nosotros?
- Eso jefa – dijo Ryan – se supone que estáis juntos ¿pero alguien os ha visto?
- Vamos chicos – contestó Kate roja dándoles el postre– dejarlo ya.
- De eso nada Kate – dijo Lanie – yo no pienso irme de aquí sin ver un beso.
- Lanie – reprendió Castle mientras les daba a Espo y a Ryan dos botellas de champagne rosado para que las abriesen.
- Vamos escritor – pidió Lanie – llevo cuatro años esperando
- No, no Lanie – protestó Castle – a mi no me lo pidas, es ella la tímida – dijo mirando a Kate mientras se sentaba en su sitio.
- ¿Vais a dejarlo ya? – dijo Kate aún de pie.
- No hasta que le beses chica – le dijo Espo.
- Está bien – dijo inclinándose sobre Castle y dándole un rápido beso - ¿contentos? – dijo ante un ¡oh! General
- Ellos si – le dijo Castle agarrándola y haciendo que perdiese el equilibrio y se sentase sobre sus piernas – pero yo no – concluyó y comenzó a besarla sin que ella se resistiese.
- ¡Eh chicos! vale ¡vale! – les dijo Lanie pasados unos segundos – ya hemos visto bastante – y todos rieron mientras ambos despegaban sus labios mirándose y sonriendo.
- ¡Por vosotros! – dijo Espo levantando su copa de Champagne y todos le imitaron.
Terminaron de comer y pasaron la tarde jugando a diferentes juegos de mesa, entre ellos el Trivial, al que el trío formado por los mas mayores: Castle, Martha y Jim, aplastaron con diferencia a los otros dos equipos, el de detectives: Ryan, Espo y Kate, y al de las chicas: Lanie, Jenny y Alexis.
Cuando pasaron a jugar al póker, Jim, Lanie, Ryan, Martha y Jenny se abstuvieron de hacerlo, y al resto les sorprendió como una avispada Alexis descompuso literalmente, las aspiraciones de los otros tres, ganándoles con facilidad.
- Estoy orgulloso – dijo Castle gesticulando como si limpiase una lágrima de su ojo – lo que he enseñado a mi niña…
- Vamos papá ¿Cómo te crees que sobrevivo en la universidad con el dinero que me das? – le dijo riendo.
- ¿Qué? – preguntó él indignado – oye señorita soy un pobre padre saqueado no te atrevas a decir que no te asigno suficiente dinero, deberías haber sobrevivido con lo que tu abuela me daba a mí – le dijo.
- Ehh – dijo Martha – cualquiera que te oiga…
- Venga papá – le dijo riendo Alexis– sabes que lo decía en broma.
- Más te vale – le dijo – o empezaré a revisarte cada vez que vienes a casa – le dijo – me saquea la nevera, trae su ropa sucia y me deja notitas cuando coge dinero de mi cartera – dijo al resto que comenzaron a reír.
- Papá – le dijo – si quieres que siga siendo buena, deberías dejarlo ya –le dijo mirándole y sonriendo.
- Déjalo Castle – le dijo Kate riendo – no eres más que un exagerado - afirmó mirando Alexis y sabiendo a lo que se refería con “ser buena” y su salida al cine.
- Vale – dijo él levantando las manos – pero que conste que tiene más dinero del que necesita.
- Si papá – le dijo acercándose a él y dándole un beso en la mejilla – es cierto, tengo todo lo que necesito y papi me da todos los caprichos.
- Eso esta mejor – le dijo – pero me has desplumado al póker, no tienes corazón.
- No creo que veinte dólares te arruinen – le dijo.
- No, pero tendré en cuenta los cincuenta que nos has ganado para tu próxima paga – afirmó.
- ¡Castle! – le regañó Kate – Alexis nos ha ganado limpiamente, no tiene nada que ver con su paga.
- Pobre de mí – dijo Castle – antes me regañaban y mandaban dos, ahora son tres, y encima confabulan en mi contra – dijo tirando de la silla de Kate para acercarla a su lado y besarla.
No les costó mucho convencer a los cuatro invitados para que se quedasen a cenar, cosa que hicieron bastante antes de lo normal, puesto que las noticias sobre el avance del huracán no eran nada halagüeñas. Las zonas más bajas de Nueva York, las cercanas al río Hudson ya habían empezado a experimentar pequeñas inundaciones, y una de las áreas de la ciudad no tenía electricidad debido a la caída de varias torres de suministro eléctrico, que no podrían ser reparadas hasta que no cesase el viento.
- Muchachos – dijo Jim – parece que esto va más en serio de lo que parecía en un principio.
- Yo también pensé que no llegaría a ser tan alarmante – dijo Martha – parece que será peor que Gloria.
- De hecho ya lo esta siendo Martha – le dijo Jim.
- ¿Y mañana tenéis que ir a trabajar? – preguntó Alexis
- Si – contestó Kate – sobre todo para apoyar a los sanitarios y los bomberos.
- ¿Volveréis pronto? – preguntó Jenny preocupada
- No lo sabemos – confirmó Ryan – pero no pasará nada cariño – le dijo.
- Querida, si quieres puedes venir a casa con nosotros, así no estarás sola – le dijo Martha.
- Te lo agradezco Martha – contestó – pero vendrá mi hermano con su novia a casa esta noche y se quedarán unos días.
- Bien… ¿Y tu Lanie? – preguntó Martha.
- Gracias Martha, yo mañana estoy de guardia, ya sabes – añadió – mis “clientes” no obedecerán las órdenes del Alcalde.
- ¿El martes tendréis que trabajar? – preguntó Alexis a Kate sabiendo que podría ser el peor día de todos
- No sabemos nada – contestó Kate – entiendo que tendremos que estar disponibles, supongo que habrá muchos compañeros que no puedan llegar hasta comisaría, y que los que podamos hacerlo tendremos que ir ¿Por qué?
- Me preocupa que estéis fuera – dijo ella.
- Tranquila Alexis – dijo Espo – Ryan y yo cuidaremos de ellos – dijo riendo – bueno, Jenny, mejor yo cuidaré de los tres.
- Claro – dijo Lanie en guasa – Súper Javi – y todos rieron.
- No debes preocuparte Alexis – dijo con seriedad Castle – nos cuidaremos entre nosotros – dijo mientras miraba a Espo, Ryan y Kate.
Inmediatamente después de cenar, los cuatro se marcharon, habían venido juntos, en el coche de Espósito y él se encargaría de llevar de nuevo a Ryan y Jenny a su casa.
- Mañana si que no podréis moveros de casa – comentó pensativo Castle
- Pues será un verdadero aburrimiento – dijo Martha.
- Eso será para ti abuela, yo estudiaré – contestó Alexis
- ¿Y tú papa? – preguntó Kate
- Aunque estoy de vacaciones, aprovecharé para ir adelantando la documentación de un caso – le dijo – me traje el portátil.
- Madre – dijo Castle abriendo los ojos – se me acaba de ocurrir que puedes ir haciendo tu mañana.
- Richard, cuando pones esa cara de entusiasmo me asustas – dijo Martha.
- Jim ¿te importaría ayudarme? Vamos a bajar al trastero.
- Claro – le dijo Jim poniéndose en pie.
Bajaron hasta el portal y Castle llamó a la casa de James, el portero.
- Buenas noches James – le dijo cuando este abrió la puerta – ¿nos podrías echar una mano a subir las cajas que me trajeron el viernes?
- Claro señor Castle – le dijo saliendo de su casa – no pude colocar todas en su trastero, lo tiene muy lleno y ocupé parte de la sala de las calderas, no se lo he dicho a nadie, ya sabe como son de quisquillosos los vecinos con estas cosas, si se enterasen…
- No te preocupes James – dijo Castle tomando nota mentalmente para gratificarle después – yo no pienso decir nada.
Media hora más tarde, los tres se encargaban de meter dentro de la casa de Castle más de una veintena de cajas de cartón de gran tamaño, que ocuparon toda la entrada. Castle entró en su habitación mientras Alexis y Martha preguntaban a James por su familia, y salió con este último hasta el ascensor, dándole las gracias y deslizando en su bolsillo un billete de cien dólares, James protestó y Castle le convenció para que lo utilizase en comprar algo bonito a su nieta.
- ¿Qué es todo esto Richard? – preguntó Martha
- Verás madre, el día que empezamos a trasladar gente a los refugios – le dijo mirando a Kate que se levantó del sofá y se acercaba a ellos – entré en el colegio para ver como tenían todo organizado, me sorprendió ver muchos niños y como los voluntarios trabajaban para entretenerlos. Supuse que aunque lo peor de la tormenta sea entre mañana y pasado, muchos de ellos no podrán volver a sus casas hasta más tarde… - paró de hablar abrazando con una mano a Kate que se había colocado a su lado.
- ¿Y? – apremió Martha.
- Pues que sin duda pasarán Halloween allí, así que…
- ¿Qué has hecho papá? – río divertida Alexis sentándose en el suelo y empezando a abrir una de las cajas.
- Llame a la tienda de caramelos del señor Sanders y encargue varias cosas – dijo mientras Alexis le miraba y sacaba de la caja varios paquetes de pequeñas bolsas de plástico con forma de calabaza.
- Lo pensaba llevar a alguno de los refugios y que lo preparasen allí, pero ya que mañana no tendrás nada que hacer madre – le dijo mientras recibía un beso en la mejilla por parte de Kate – podrías preparar esas bolsitas – señaló las bolsas que tenía en la mano Alexis – con los caramelos y el resto de cosas…
- ¡Oh querido! – dijo Martha – sin duda será un bonito entretenimiento.
- Y yo te ayudaré abuela, más divertido que estudiar todo el día – le dijo Alexis.
- También hay adornos para mi fiesta de Halloween –aseguró él- y en el trastero hay calabazas, así que tendréis ocupación para varios días – les dijo.
- ¿Sigues empeñado con la fiesta? – preguntó Kate
- No pienso renunciar a ella – confirmó – además ya te dije que quiero verte con ese disfraz.
- ¿Qué disfraz? – preguntó curiosa Alexis mientras abría otra caja en la que había bolsas con pequeñas arañas de plástico, pequeños ratones de peluche y pinturas para la cara.
- ¡Oh! – contestó Castle – no seas curiosa Alexis, es una sorpresa, ni siquiera ella lo sabe - dijo mirando a Kate y sonriendo mientras ella ponía los ojos en blanco y negaba con la cabeza.
Alexis siguió abriendo cajas revisando todo lo que su padre había comprado, sin duda, era una bonita forma de contribuir para que aquellos niños pasasen algo mejor aquel día. En aquellas cajas había demasiadas cosas, caramelos con formas extrañas (ojos arrancados de las órbitas, dedos cortados, insectos), chocolates, botellitas con un liquido pastoso y rojo para beber y que imitaba sangre y que por su alto contenido en calorías sin duda sería dulce, galletas… Aparte complementos de todo tipo, pinturas, tarántulas, ratones, imitaciones de tatuajes con formas de cicatrices y heridas, cuchillos de plástico manchados de sangre, máscaras de calaveras…
Las cajas con los adornos para la fiesta de Castle, tenían una gran “A” rotulada. Alexis no pudo evitar abrirlas para ver que era lo que su padre había pedido: sprays que imitaban telas de araña, dibujos de calaveras para adornar paredes, velas de diferentes tamaños, porta-velas con formas de insectos y calaveras, murciélagos para colgar por el techo, lámparas de papel con forma de calabaza… todo eso unido a lo que Castle guardaba de otros años en su trastero, tenían trabajo para adornar la casa.
- Hijo – afirmó Martha – eres un exagerado. En todo – le dijo y Kate comenzó a reír.
Pasaron un buen rato revisando y hablando sobre como adornarían la casa, finalmente Castle, bostezando les dijo a todos que dejaba en sus manos todo y que sería mejor que se marchase a la cama, pues estaba cansado. Se despidió de los cuatro y se fue a dormir.
Cuando Kate, media hora después, entró en la habitación, lo encontró profundamente dormido. Le miró mientras se desnudaba, pensando que simplemente se hacía el dormido, pero cuando se metió en la cama junto a él, se dio cuenta que no fingía. Se abrazó a él por su espalda, pasándole el brazo por el costado y colando su mano por debajo de la camiseta de y poniéndola en su tripa. Castle pegó un respingo.
- Tienes la mano helada – le dijo
- Lo siento – contestó ella- no era mi intención despertarte.
- Ven aquí – contestó dándose la vuelta para quedar boca arriba y arrastrándola junto a él de forma que la mayor parte del cuerpo de Kate quedó sobre él – estas helada – dijo estremeciéndose al notar como los pies de ella estaban tan fríos como sus manos.
- Es un detalle lo que vas a hacer con esos niños – le dijo Kate besándole.
- Es lo apropiado – le dijo él – el día que comenzamos los traslados ¿recuerdas que entré al colegio?
- Si – contestó ella acariciándole la barba
- Los niños son ajenos a todo este lio Kate, ellos estaba felices tirados en el suelo jugando con pinturas y pasta de modelar ¿Por qué privarles de un día de fiesta? – le dijo buscando entre las sombras sus ojos.
- Ya Castle pero no todo el mundo lo ve como tu y colabora – le dijo.
- ¿Cómo que no? ¿Sabes? – le dijo divertido – llame al Alcalde Weldon, a Patterson, Connell y a Cannell y les dije que yo me encargaría del colegio de Queens donde estuvimos y que ellos se encargasen de otros
- ¿Y que te dijeron? – preguntó ella.
- Weldon estaba muy ocupado pero dijo que hablaría con su gabinete de prensa e intentaría que se pusiesen en contacto con benefactores que han colaborado en otras ocasiones, en cuanto a Patterson me dijo que no me preocupase que se pondría en contacto con un par de directores de cine y actores y ya sabes… El gabinete de prensa del Ayuntamiento esta coordinando los centros y los donantes, y por lo que me dijeron ayer, lo conseguiremos.
- Vaya, señor Castle, me quedé corta diciéndote que era un bonito detalle – le dijo besándole – esta claro que no te podemos dejar sólo un rato en el autobús, te aburres y te da por pensar... Me gusta, es muy generoso por tu parte.
- No es nada Kate , en serio, gasto más dinero cuando Alexis y mi madre me “requisan” la tarjeta de crédito para irse de compras que lo que he gastado en esto – aseguró.
- Es generoso por tu parte ayudarnos con los traslados y generoso el darte cuenta y pensar en esos niños, reconoce que no todo el mundo lo haría.
- Bueno, para mí es lo apropiado – le dijo.
- Bien. Esta bien que recurras a otros escritores para pedir ayuda – le dijo divertida - ¿lo haces con tus libros?
- Hablando de eso detective – le dijo – tienes pendiente opinar sobre lo que leíste en la bañera…
- Tienes razón. Me ha gustado lo que he leído pero tengo que hacerte una observación – dijo seria.
- ¿Qué? – preguntó sorprendido.
- Ahora que estamos juntos – le dijo- no me gusta que escribas esas escenas tan “explícitas” entre Nikki y Jameson, me da vergüenza, ya sabes, los chicos, la comisaría…
- Venga Kate, si nadie sabe que estamos juntos – le dijo divertido.
- Bueno, los chicos, Lanie, tu madre, mi padre…
- Me pides mucho – le dijo
- Te puedo compensar – contestó ella de inmediato – para que no tengas necesidad de escribirlas.
- No veo como detective – sonrió.
- Yo creo que si que lo sabes – dijo poniéndose a horcajadas sobre él - ¿Llegamos a un acuerdo?
- Es discutible Kate – le dijo – no es sencillo, me debo a mis lectores…
- Bien – le dijo ella tumbándose de nuevo a su lado en la cama – si lo prefieres así…
- ¡Oye! – respondió agarrándola y atrayéndola sobre él de nuevo – he dicho discutible, tendrás que convencerme – le dijo llevando la mano al cuello de ella y atrayéndola hacia su boca – déjame conocer tus argumentos…
*** *** ***
FIN DE LA PARTE VII
G R A C I A S por llegar hasta aqui.
Anver- Policia de homicidios
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Localización : Madrid
Re: Fieles amigos. Parte FINAL (13 Dic)
muy bueno, como siempre
suika- Escritor novato
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Re: Fieles amigos. Parte FINAL (13 Dic)
como me engancha tu historia
choleck- Escritor - Policia
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Localización : en la parra
Re: Fieles amigos. Parte FINAL (13 Dic)
buenisimoooooooo...!!!! tan lindoo el capitulo me encanto... muy tierno lo de ayudar a los niños a tener una fiesta de todas maneras.... me gusta mucho como escribes, sigue así, plisss... .... ya quiero saber cual va a ser el disfraz de Kate
Emily Claire- Actor en Broadway
- Mensajes : 215
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Edad : 31
Localización : Chile, Viña del Mar
Re: Fieles amigos. Parte FINAL (13 Dic)
I LIKE IT! Dios deberia de existir un verdadero Richard Castle ME LO PIDO POR NAVIDAD SEGURO!
Continua pronto
Continua pronto
AlwaysSerenity- Autor de best-seller
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Fecha de inscripción : 14/10/2012
Edad : 27
Localización : Málaga (Andalucia) España
Re: Fieles amigos. Parte FINAL (13 Dic)
Me ha gustado mucho. Continúa pronto.
Yaye- Escritor - Policia
- Mensajes : 1751
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Localización : Huelva
Re: Fieles amigos. Parte FINAL (13 Dic)
Me encanta tu fic.... continua!!
Fanny_123- Autor de best-seller
- Mensajes : 831
Fecha de inscripción : 15/09/2012
Edad : 24
Localización : Chile!!! c:
Re: Fieles amigos. Parte FINAL (13 Dic)
Me ha encantado la comida y esa forma de besar Rick a Kate delante de todos.
Son geniales los capis y largos cosa que agradezco porque siempre me quedo con ganas de más, jejej
Sigue pronto.
Son geniales los capis y largos cosa que agradezco porque siempre me quedo con ganas de más, jejej
Sigue pronto.
anaforo- Escritor - Policia
- Mensajes : 1090
Fecha de inscripción : 06/02/2012
Edad : 31
Localización : Murcia. Y en una de las 20 manzanas que hay entre la casa Rick y la de Kate :)
Re: Fieles amigos. Parte FINAL (13 Dic)
Preciosoooooo siguee
castle&beckett..cris- Escritor - Policia
- Mensajes : 5471
Fecha de inscripción : 20/03/2011
Edad : 33
Localización : Menorca..I LOVE NEW YORK..NYPD..RICK CASTLE & KATE BECKETT
Re: Fieles amigos. Parte FINAL (13 Dic)
Bueno no acamparon pero va mejor la cosa con Espo.
Del capítulo ya sabes mi opinión, y si digo que es muy bueno me dirás que no soy objetiva....ES MUY BUENOOOOOO
Quiero qué lo afeitesss, mejor que lo haga Kate
Del capítulo ya sabes mi opinión, y si digo que es muy bueno me dirás que no soy objetiva....ES MUY BUENOOOOOO
Quiero qué lo afeitesss, mejor que lo haga Kate
silvanalino- Escritor - Policia
- Mensajes : 2439
Fecha de inscripción : 01/12/2010
Edad : 51
Re: Fieles amigos. Parte FINAL (13 Dic)
¡Qué ganas tegas tenía de un nuevo capítulo! Te ha quedado geniaL, me alegra que compartan todos esos momentos, me ha encantado la cena, con los compañeros. El beso me he reído mucho, no quería beso pues toma beso. Muchas gracias de verdad, tengo ganas del siguiente pero en parte no...espera me explico...me supongo que el rpoxima será sobre el caso y los afectados, eso me cosita, epro se lo que harás genial, asi que por ello si que quiero. Nada me lío yo sola.
Continua pronto..
Continua pronto..
Invitado- Invitado
Re: Fieles amigos. Parte FINAL (13 Dic)
Me encanta como estas llevando esta historia y sobre todo como estas presentando al personaje de Castle, más "humano" con debilidades, con cabezonerías por lo de Javier, lleve o no lleve razon, pero siendo siempre el hombre generoso que hace la comida para su familia y sus amigos y se acuerda de los niños en los dias con lo de la tormenta. No es que no crea que el personaje de Castle no sea "humano" en la serie pero creo que me comprendeis cuando digo esto. Estoy muy intrigada por saber que va a ocurrir cuando la tormenta se ponga peor y tengan que trabajar juntos y en situaciones de peligro (que supongo las habra). No tarde mucho...
amnigl- Autor de best-seller
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Edad : 55
Localización : Córdoba
Re: Fieles amigos. Parte FINAL (13 Dic)
G U A U
Gracias por vuestras opiniones, entrar y ver tantas y tan estupendas opiniones, es simplemente alucinante.
Mi falta de tiempo y la extensión de los capítulos me limita a subir uno cada tres días, normalmente subo lunes y jueves, el lunes tendréis el siguiente.
Gracias de nuevo por vuestra opinión y apoyo. Alucinante la acogida. Me dejáis ... De aquella manera? Gracias!!!
Gracias por vuestras opiniones, entrar y ver tantas y tan estupendas opiniones, es simplemente alucinante.
Mi falta de tiempo y la extensión de los capítulos me limita a subir uno cada tres días, normalmente subo lunes y jueves, el lunes tendréis el siguiente.
Gracias de nuevo por vuestra opinión y apoyo. Alucinante la acogida. Me dejáis ... De aquella manera? Gracias!!!
Anver- Policia de homicidios
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Re: Fieles amigos. Parte FINAL (13 Dic)
Me encanta tu fic y tu forma de escribir!! Adoro a Castle, es tan perfecto...! Tengo muchas ganas de ver cómo sigue y, sobre todo, esa fiesta de Halloween!
Sigue pronto!
Sigue pronto!
cris_beckett- Autor de best-seller
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Re: Fieles amigos. Parte FINAL (13 Dic)
Tus capítulos siempre resultan de los más entretenidos incluso se me llegan a hacer cortos y eso que en un principio cuando lo veo parecen largos jaja
Me encanta la cena de la pareja con los amigos, ese beso que tanto pide Lanie que al final se convierte en un beso de película, la partida al póquer, la generosidad de Castle con los niños del colegio (ya sabía yo que Castle no había entrado solo para curiosear y que algo se traía entre manos jaja) y el final del capítulo, seguro que a Kate no le cuesta ningún trabajo convencerlo para que no aparezcan escena íntimas en los libros de Castle.
Como siempre Ana, un gran capítulo.
Me encanta la cena de la pareja con los amigos, ese beso que tanto pide Lanie que al final se convierte en un beso de película, la partida al póquer, la generosidad de Castle con los niños del colegio (ya sabía yo que Castle no había entrado solo para curiosear y que algo se traía entre manos jaja) y el final del capítulo, seguro que a Kate no le cuesta ningún trabajo convencerlo para que no aparezcan escena íntimas en los libros de Castle.
Como siempre Ana, un gran capítulo.
Re: Fieles amigos. Parte FINAL (13 Dic)
Gracias de nuevo por todos vuestros comentarios y por leer.
Espero no defraudar a nadie.
Para que os hagáis una idea (si queréis) de lo que pasó en NY durante el huracán, podéis ver estas fotos: http://www.elmundo.es/albumes/2012/10/28/amenaza_sandy/index.html
*** *** ***
PARTE VIII
Cuando la alarma del IPhone de Kate sonó a las siete de la mañana, ambos estaban dormidos. Ella se liberó de los brazos de él y alcanzó torpemente el dispositivo para apagarlo. Abrió los ojos por completo intentando evitar así volver a quedarse dormida, Castle la abrazó con más fuerza atrayéndola hacía él.
- ¿No me digas que ya es la hora? – preguntó con desilusión besándola en la espalda.
- Quédate un poco más mientras me ducho – contestó ella.
- ¿Y para que quiero yo estar en la cama si no estas tú? – la agarró dándole la vuelta y besándole en los labios – será mejor que nos levantemos, ¿verdad?
- Te prometo que cuando todo esto acabe estaremos un día entero metidos en la cama – le dijo sonriendo y besándole.
- Te tomo la palabra detective – dijo dando un brinco y poniéndose en pie – haré el desayuno mientras te duchas.
Una hora después ambos entraban en el coche de Kate camino de la comisaría.
- ¡Señores! – bramó Gates saliendo de su despacho
- Hoy parece que está de mal humor – dijo bajito Ryan.
- Hoy vamos a tener un complicado día de trabajo – les aseguró – desde la central nos han dado orden de no alejarnos de nuestras área de influencia, y nos han encargado una tarea complicada. Hoy tendremos que detener a todo aquel ciudadano que se ha negado a abandonar sus viviendas en las zonas de evacuación “A”, las más cercanas al Hudson y al East River. Tenemos un listado de todos aquellos que no han querido evacuar. No son demasiados – les dijo entregándoles listados a cada equipo -pero tenemos que detenerlos y traerlos aquí, hacerles entrar en razón y después trasladarles hasta el Baruch College, en la Avenida Lexington, el centro de evacuación más cercano a esta comisaría. Utilizarán los autobuses no podemos perder el tiempo en traerles aquí uno a uno, les entregaremos lazos de seguridad para que puedan inmovilizarles en caso de que se resistan. La llegada del huracán esta prevista para las siete de la tarde. Para antes de esa hora, señores, les quiero a todos aquí sin pretextos. Estén atentos a sus teléfonos y sus equipos de comunicación. Sé que no les hemos avisado con antelación, pero me gustaría poder contar con el máximo de ustedes las siguientes 24 horas…
Aunque nadie les había avisado, todos contaban con no tener vida privada durante las siguientes 48 horas. Kate estudiaba el listado que le había entregado Gates.
- ¿Cuántos? – preguntó Espo.
- Veinte – contestó ella.
- ¿Qué zona? – inquirió Ryan
- Lower East Side – dijo Kate – Cherry Street, Madisson Street…
- ¿Veinte domicilios o veinte personas? – preguntó Castle.
- Veinte domicilios – confirmó Kate.
- Pues todos no entrarán en un solo viaje de autobús, así que, cuanto antes nos vayamos, antes estaremos aquí – le dijo él y ella le asintió sonriendo.
En la primera dirección que acudieron, Kate y Ryan sacaron del edificio esposado a un hombre de unos cuarenta años, seguido de su mujer que llevaba a un niño de unos cuatro años en brazos. Él se negaba a abandonar su domicilio, y la mujer, que seguía intentando convencer a su marido, parecía aliviada al saber que les llevaban a comisaría. Mientras subían a la pareja al autobús, Espósito revisaba el resto del edificio y precintaba la entrada al mismo. Pasaron la mañana peleando con vecinos que no querían abandonar sus casas, tuvieron que emplear la fuerza bruta en un par de ocasiones. Cada vez que descendían del autobús para acceder a un nuevo domicilio, Kate lo abandonaba con preocupación. Dejar a Castle al cuidado de varias personas violentas no le hacía ninguna gracia. Al menos ellos tenían sus armas y podían intimidar, pero él…
- ¿Cuántos nos quedan? – preguntó Castle mientras cerraba la puerta poniendo rumbo a comisaría.
- Cinco – contestó Kate revisando el listado y mirando el atestado autobús.
- Un viaje más… - contestó él y ella asintió.
En cuanto llegaron a la puerta de la comisaría, varios policías les ayudaron a subir a los vecinos que seguían resistiéndose a ir a un lugar seguro, mientras que el resto esperarían en el autobús para ser trasladados hasta el centro de evacuación.
- Ahora volvemos – le dijo Kate – no te muevas de aquí – le dijo sonriendo.
- Descuida detective – contestó devolviéndole la sonrisa – aquí estaré.
Mientras esperaba, Castle decidió llamar a Alexis para confirmarle que esa noche no irían a casa y ponerle al día sobre lo que veían en Nueva York, recordándole que no debían moverse de allí.
Cerca de media hora después Kate y los chicos salían de comisaria junto a los vecinos que anteriormente habían trasladado, estos últimos más tranquilos y con las manos libres, excepto uno de ellos, que no volvió al autobús.
- ¿Qué ha pasado? – preguntó Castle sentado de lado en el asiento del conductor mientras observaba como hacían las paces con sus familias.
- Gates les dio a elegir entre estar fuera de sus casas en las celdas de comisaría durante una semana y sin sus familias, o estar fuera de sus casas en un centro de acogida un par de noches con sus familias – dijo Ryan.
- No parece que le haya costado mucho convencerles – dijo poniendo el autobús en marcha – no se querían ir por si les robaban ¿no?
- Gates les ha asegurado que quizá en unas horas no hubiese casas donde robar – dijo Kate – eso, y ver como Gates no ha vacilado en ordenar que encerrasen al único tipo que se ha resistido.
- Bueno, rumbo al Baruch – contestó Castle incorporándose al escaso tráfico.
Tras dejar a los vecinos en el Colegio, Kate volvió al autobús corriendo bajo la intensa lluvia que no paraba de caer desde la noche anterior. Castle abrió la puerta dejándola entrar y cerrándola tras ella.
- ¿Los chicos? – preguntó
- Gates nos dijo que aquí nos darían unos sándwich para comer hoy – contestó – han ido a por ellos.
- ¿Tienes frío? – preguntó viendo la chaqueta empapada de Kate.
- Sobreviviré – le dijo quitándosela y dejándola extendida en uno de los asientos.
- Toma – dijo quitándose el jersey de lana y acercándose a ella – esta calentito – aseguró con una sonrisa.
- ¿Y tú?
- Yo tengo mi camisa – dijo poniéndole el jersey – y mi chaqueta esta seca detective y no estoy temblando de frío.
- No estoy temblando de frío – le dijo mientras terminaba de ponerse el jersey.
- ¿Lo haces por mi presencia? – le dijo pasándole el brazo por la cintura y pegándola a él.
- Castle pueden vernos – contestó ella intentando separarse.
- ¿Quién? – miró a su alrededor sonriendo – Nueva York es un desierto y estoy deseando besarte. El jersey te queda enorme, pero me encantas así…
- No tienes remedio – le dijo sonriéndole y dejándose llevar por el beso que él había iniciado.
Minutos después Castle se levantaba rápidamente del asiento contiguo al de Kate, soltándola del abrazo en el que ambos estaban y abría la puerta a Espo y Ryan que corrían hacía el autobús bajo la lluvia con la comida.
- Chicos, dejar de hacer manitas. Creo que deberíamos comer aquí – dijo Espo – nos han dado sopa de pollo caliente, unos sándwich de carne y queso también caliente, fruta y café ardiendo. Sería una pena que dejásemos que se enfriara. ¿Comemos?
- Vale – dijo Kate que aunque lo había negado tenía frío.
- Esto tiene buena pinta – dijo Ryan – cogiendo el vaso de la sopa con ambas manos para calentárselas.
Terminaron de comer mirando la hora, los cuatro estaban nerviosos, se acercaba la hora de la supuesta llegada del huracán, y poco a poco las condiciones se iban endureciendo, el viento soplaba con más fuerza, moviendo peligrosamente árboles, farolas y semáforos, y las gotas de lluvia eran cada vez más gruesas, habían bajado un par de grados la temperatura en la última hora.
Se pusieron en marcha para recoger a las últimas cinco familias, el nivel del agua había subido en la zona de Lower East Side y Castle tuvo que aminorar la marcha, las calles parecían arroyos con varios centímetros de agua corriendo por ellas. No tuvieron que hacer muchos esfuerzos para convencer a cuatro de las cinco familias para que abandonases sus casas y llevarles hasta el centro de acogida, la quinta familia se había marchado por su cuenta al comprobar que el nivel del agua realmente subía. En cuanto los dejaron a salvo, Kate llamó a Gates, que le dijo que regresasen a la comisaría aparcando el autobús en las inmediaciones de la misma, por si lo necesitaban más adelante.
Cuando regresaron, comprobaron que la mayor parte de los equipos ya estaban de vuelta. Gates, y tras recibir órdenes de la central, organizaba los equipos para enviar a casa a la mitad de ellos para que pudiesen volver a la mañana siguiente y relevar a los que se quedasen.
- Detective Beckett – llamó Gates desde su despacho - ¿puede venir un momento?
- Señor – le dijo Kate entrando a su despacho
- ¿Su equipo tiene algún problema para quedarse hasta mañana? – preguntó mirando por encima de sus gafas
- No señor, contábamos con ello.
- Gracias detective, cuento con ustedes. En diez minutos tendremos una reunión.
Beckett volvió junto a los tres.
- ¿Qué ocurre? – preguntó Castle.
- Nos quedamos hasta mañana – les dijo – sólo preguntaba si teníamos algún problema.
- Lo tenemos – dijo Castle – como el resto de Nueva York – añadió – voy a llamar a casa.
Castle fue hasta el cuarto de descanso y mientras hacía café para él y para Kate, marcó el móvil de Alexis.
- Hola cariño – le dijo
- Papá ¿estáis bien? – preguntó
- Estamos en comisaría, ahora nos dirán que planes tienen, pero nos quedaremos hasta mañana – le dijo - ¿estáis bien los tres?
- Si papá tranquilo, no nos hemos movido de casa. Cada vez llueve más.
- ¿Cómo va la abuela con mi encargo? – preguntó cambiando de tema y dándole a Kate su café mientras ella entraba a la sala.
- Entusiasmada, lo esta pasando en grande.
- Me alegro cariño. Voy a colgar ya, si pasase algo llamarnos ¿vale? – le dijo.
- Si papá, dale un beso a Kate de nuestra parte.
Castle miró a su alrededor y le dio un rápido beso en la mejilla a Kate.
- De parte de los tres – le dijo – el mio te lo daré cuando nadie nos vea –dijo más bajito.
- Castle.
- No me ha visto nadie- dijo mientras ella ponía los ojos en blanco
- ¿Están bien? – preguntó ella
- No se han movido de casa y todo está en orden – ella le asintió sonriendo
- Me alegro que mi padre accediese a ir a tu casa – le dijo – realmente estoy más tranquila sabiendo que no esta solo.
- Y yo de que Alexis cuide de ellos – le dijo riendo.
Salieron de la sala de descanso al ver a Gates que les llamaba para contarles las nuevas noticias.
Gates comenzó a nombrar a los equipos que podían irse a sus casas y les dio orden para que se lo hiciesen de inmediato.
- El resto – continuó – pueden descansar por turnos de cuatro horas, en el gimnasio hay preparadas camas plegables que nos ha prestado el ejército, la cafetería de comisaría estará disponible toda la noche, todos bajaremos por turnos a cenar.
Les tocó el primer turno de descanso y los cuatro decidieron intentar dormir un poco para afrontar el resto de la noche. Fueron los primeros en llegar al gimnasio y eligieron las cuatro camas más alejadas de la puerta, que eran además las más resguardadas del resto. Todas las camas estaban muy juntas unas de las otras, aprovechando al máximo el espacio del gimnasio
- Tío – le dijo Ryan a Castle – vosotros dos en esas dos del fondo, nadie os verá.
- Ryan no somos críos – dijo Castle y Kate sonrío.
- Ya Castle, pues sé de un crío que le ha dado un beso a su novia en la sala de descanso hace un rato- le dijo Espo.
- ¿No nos habrá visto Gates? – preguntó Kate a Javi mirando a Castle con enfado.
- Tranquila – contestó – estaba embelesada en sus informes.
- ¿Y tú como nos viste? – preguntó Castle seguro de que nadie les estaba mirando.
- Estaba llamando a Lanie desde el despacho de Thompson con las persianas bajadas – aseguró – por eso no me visteis.
- ¿Dónde esta Lanie? – preguntó Kate acordándose de su amiga.
- Esta en el laboratorio, ya sabes, tiene guardia hasta mañana – le dijo.
- Intentemos dormir algo – dijo Ryan acomodándose sobre la cama plegable y tapándose con una manta.
Kate se sentó en la cama más alejada, junto a la pared y se quitó las botas.
- ¿Estas enfadada? – le preguntó Castle sentándose junto a ella
- No, pero debes tener más cuidado – le dijo – intentemos descansar un poco.
- Está bien – le dijo levantándose para tumbarse en la cama de al lado.
- Acerca tu cama ¿quieres? Tengo frío – le dijo y el sonrío
Minutos más tarde, ambos estaban tumbados cara a cara, Castle tenía la mano de ella entre las suyas besándosela e intentando calentársela.
- Me encantaría abrazarte – le susurró
- Nos caeríamos entre las dos camas – advirtió ella – y por ahora esto – dijo moviendo la mano entre las suyas – es suficiente. Durmamos un poco ¿vale?
La alarma silenciosa en el móvil de Ryan despertó a los cuatro que se pusieron en pie de inmediato, abandonando el gimnasio en silencio junto a otros compañeros de su departamento, que al igual que ellos habían finalizado su turno de descanso. Muchas de las camas estaban ocupadas por policías de otros departamentos que intentaban descansar para afrontar la noche. Por las ventanas podían ver como la lluvia había tomado matices torrenciales, y el viento se oía colarse por entre los resquicios del edificio.
Kate llamó con los nudillos a la puerta de Gates.
- Adelante detective – le dijo Gates mientras miraba el ordenador.
- ¿Algo nuevo señor? – preguntó Kate.
- El huracán ya ha tomado contacto con la ciudad, por el momento todo parece bajo control. Deberían comer algo – le dijo – bajen a la cafetería les localizaré si nos necesitan.
- Si señor – dijo Kate saliendo del despacho.
La comida de la cafetería era tan mala como los cuatro recordaban, pero al menos estaba caliente. Cenaron rápido y en silencio, volviendo de inmediato a la cuarta planta, donde los cuatro vigilaron las noticias y aprovecharon para volver a llamar por teléfono.
- ¡Beckett! – gritó Gates desde su despacho –Hay que ir al Hospital Universitario, la estación eléctrica de la calle catorce se ha incendiado y el hospital ha empezado a utilizar sus generadores de emergencia, pero uno de ellos ha fallado y hay que evacuar a los enfermos. El sargento Richmond de la central está al mando, búsquenle cuando lleguen y él les indicará donde deben llevar a los evacuados.
- Si señor – le dijo saliendo del despacho
- ¡Beckett!
- ¿Si? – dijo volviéndose
- Tengan cuidado – le dijo mientras Kate asentía.
Cuando salieron a la calle, pudieron comprobar la magnitud del huracán. Les costaba poder ver mientras accedían al autobús, la lluvia empujada por el aire parecía venir de cualquier parte, metiéndose en sus ojos y calándoles pese a las enormes capas impermeables que se habían puesto sobre los uniformes.
Cuando llegaron al hospital, se pusieron detrás de una veintena de autobuses que hacían cola para acceder al túnel de entrada de ambulancias, donde poco a poco los enfermos iban ocupando los mismos y eran evacuados con celeridad a otros centros médicos. Había dos filas de vehículos, uno de autobuses y otro de ambulancias, que sin duda eran utilizadas para trasladar enfermos más vulnerables.
Según iban adelantando para cargar el autobús, iban comprobando como otros autobuses se ponían tras ellos. La coordinación parecía perfecta. Cuando les quedaban cuatro autobuses delante, un oficial llamó a la puerta para que abriesen y accedió al mismo.
- Buenas noches ¿Quién esta al mando? – preguntó.
- Yo, señor. Inspectora Beckett – le dijo.
- Soy el sargento Richmond, tenga – le dijo entregándole una lista – estos son los enfermos que estarán a su cargo, irán con la enfermera Sally Grant. Ustedes irán al Lenox Hill – dijo mirando el listado y entregándoselo a Kate.
Cuando llegó el turno de subir a los enfermos, comprobaron que la rapidez con la que se estaba desalojando el hospital era en gran medida al personal del hospital, pudieron comprobar como incluso llevaban en brazos a los enfermos hasta la sala de espera de urgencias, que hacía de improvisada estación de autobús. Ayudaron al los celadores y enfermeros a acomodar a los enfermos y cuando todos estuvieron preparados la enfermera que les acompañaría subió al vehículo, sentándose al lado de Kate.
- ¿Cómo va el desalojo?- le preguntó Kate cuando se pusieron en marcha.
- La mayoría son enfermos que pueden moverse más o menos por su cuenta – dijo señalando hacía detrás – vamos por plantas y especialidades, primero las plantas más altas. Estos son enfermos de aparato digestivo. Los enfermos más críticos han sido trasladados en UVI móvil, afortunadamente el departamento de bomberos nos ha facilitado una dotación de traslado para diez enfermos que no para de hacer viajes, y las ambulancias como pueden ver – dijo señalando la fila de ambulancias – están organizadas eficazmente. Los técnicos están tratando de arreglar el generador que ha fallado, y los enfermos que no pueden ser movidos están siendo atendidos con generadores portátiles.
- Bien – dijo Kate – entonces todo parece bajo control.
- Afortunadamente todo esta saliendo bien –continuó la enfermera – nunca puedes esperar que pasen estas cosas y en el último segundo descubres que todo falla, pero en nuestro caso, la semana pasada comenzamos a hacer pruebas y estábamos preparados.
Castle avanzaba lentamente por la calle hacía el cercano hospital. El viento y el agua complicaban el camino, y él no quería ser brusco en el traslado. No eran viajeros corrientes. La mayor parte de las calles estaban a oscuras por la explosión del generador de la calle catorce y tenían que esquivar todo tipo de cosas tiradas por la calle, papeleras, ramas de árboles, cartones…
Cuando llegaron al hospital, y al igual que en el anterior, esperaron a que el autobús que les precedía descargase y los cuatro, ayudados por el personal, ayudaron a los enfermos a acceder hasta la sala de espera. No tardaron mucho en terminar y Kate llamó a Gates para que le diese instrucciones.
- Castle – apremió Kate - Gates quiere que nos acerquemos lo más posible al túnel de Brooklyn, se ha inundado y quiere que estemos cerca por si necesitan ayuda.
- En marcha – dijo Castle.
Atravesaron Manhattan por desiertas avenidas a oscuras. El limpiaparabrisas del autobús, con su frenético movimiento no era lo suficientemente rápido para quitar toda el agua que caía con furia sobre el.
El agua de la calle cubría una cuarta parte de las ruedas, vieron los rotativos de varias patrullas cercanas que vigilaban la zona.
- No puedo seguir – dijo Castle parando el autobús – y será mejor que maniobre para dar la vuelta.
Miraron a su alrededor mientras Castle giraba para dar la vuelta. El panorama era desolador.
- Castle, vamos a bajar y a hablar con ellos – le dijo Kate
- Voy con vosotros – afirmó.
- Deberías quedarte aquí – le dijo ella.
- Vamos Kate, te he hecho caso estos días y hoy no tengo a nadie a quien cuidar – le dijo mientras se cubría con la capa impermeable.
- Esta bien pero no estorbes – le dijo para picarle y mirando a Espo que se colocaba la mochila de rescate.
- No me gusta el panorama – dijo este último – prefiero llevarla.
Comenzaron a andar con rapidez hasta las patrullas que vigilaban el gran río formado en las calles que daban acceso los parking subterráneos de algunos edificios cercanos. El agua caía en cascada sobre las calles uno o dos metros mas bajas, entre los quitamiedos de metal medio sumergidos en la misma.
A escasos cinco metros de las patrullas, el viento arreció con más fuerza y uno de los árboles cercanos a las mismas se dobló amenazante sobre ellos, un grito de alerta de Kate les hizo mirar hacía arriba y retirarse hacía atrás para esquivar la caída de una gran rama, con tan mala suerte que uno de los agentes tropezó y dio varios pasos tambaleándose de espaldas moviendo sus brazos por el aire intentando no caerse y acabando por golpearse con el quitamiedos que protegía la calle más baja y cayendo sobre la misma, en la corriente de agua.
Espo con celeridad se quitó la mochila y sacó una cuerda e hizo un lazo mientras corría hacia la barandilla, lanzándosela al agente y gritándole para que se agarrase. Al ver la maniobra de Espo, los otros tres agentes corrieron hacía él para ayudarle con el rescate de su compañero, que ya había agarrado la cuerda y se sujetaba contra la corriente intentando respirar y expulsar el agua que le entraba en la boca. Espo le gritaba que pasase la cuerda por su torso, y el asustado agente lo intentaba sin éxito. Espo sacó otra cuerda que ató a la barandilla, pasándose la otra alrededor de su cuerpo y lanzándose al agua en dirección al agente.
Le alcanzó con rapidez, ayudándole a pasar la cuerda por su cuerpo y los demás empezaron a tirar de la misma para rescatarle. Ryan, Kate y Castle corrieron hacía la barandilla donde Espo había atado la cuerda con la que se sujetaba, pero en ese momento, la gran rama que había caído llegaba flotando hasta el lugar donde esta estaba la atada. Castle pareció adivinar lo que iba a ocurrir y se lanzó corriendo más abajo gritando a Espo que nadase hacía la barandilla y poder ayudarle a subir.
Espo nadaba hacia la barandilla pero la corriente le empujaba cada vez más abajo en la calle, hasta que la cuerda lo paró con un tirón. Castle se tiró en el suelo entre la barandilla justo en frente de donde estaba Espo en ese momento el peso de la rama y la corriente rompieron la cuerda y Espo que estaba a dos metros de Castle volvió a verse arrastrado por el agua. Castle se levantó y corrió más abajo, Espo alcanzó al fin la barandilla agarrándose como pudo, y Castle al verlo se dejó caer resbalando por el agua hasta él enganchándose con el brazo derecho al quitamiedos parando con el mismo todo su peso y notando una punzada de dolor en el hombro, que le pareció desencajarse de su cuerpo. Se recolocó agarrándose con el brazo izquierdo al hierro y se asomó junto a Espo tendiéndole el dolorido brazo.
- ¡Agárrate a mi Javi! – le gritó
- ¡No puedo Castle! – contestó Espo
La rama avanzaba hacía ellos y Castle la miró
- ¡Vamos tío!
- ¡No puedo Castle! ¡No puedo!
- ¡Claro que puedes cabezota! – le gritó - ¡Confía en mí! ¡Yo te cogeré!
*** *** ***
FIN DEL CAPITULO VIII
G R A C I A S por leer hasta aquí.
Espero no defraudar a nadie.
Para que os hagáis una idea (si queréis) de lo que pasó en NY durante el huracán, podéis ver estas fotos: http://www.elmundo.es/albumes/2012/10/28/amenaza_sandy/index.html
*** *** ***
PARTE VIII
Cuando la alarma del IPhone de Kate sonó a las siete de la mañana, ambos estaban dormidos. Ella se liberó de los brazos de él y alcanzó torpemente el dispositivo para apagarlo. Abrió los ojos por completo intentando evitar así volver a quedarse dormida, Castle la abrazó con más fuerza atrayéndola hacía él.
- ¿No me digas que ya es la hora? – preguntó con desilusión besándola en la espalda.
- Quédate un poco más mientras me ducho – contestó ella.
- ¿Y para que quiero yo estar en la cama si no estas tú? – la agarró dándole la vuelta y besándole en los labios – será mejor que nos levantemos, ¿verdad?
- Te prometo que cuando todo esto acabe estaremos un día entero metidos en la cama – le dijo sonriendo y besándole.
- Te tomo la palabra detective – dijo dando un brinco y poniéndose en pie – haré el desayuno mientras te duchas.
Una hora después ambos entraban en el coche de Kate camino de la comisaría.
- ¡Señores! – bramó Gates saliendo de su despacho
- Hoy parece que está de mal humor – dijo bajito Ryan.
- Hoy vamos a tener un complicado día de trabajo – les aseguró – desde la central nos han dado orden de no alejarnos de nuestras área de influencia, y nos han encargado una tarea complicada. Hoy tendremos que detener a todo aquel ciudadano que se ha negado a abandonar sus viviendas en las zonas de evacuación “A”, las más cercanas al Hudson y al East River. Tenemos un listado de todos aquellos que no han querido evacuar. No son demasiados – les dijo entregándoles listados a cada equipo -pero tenemos que detenerlos y traerlos aquí, hacerles entrar en razón y después trasladarles hasta el Baruch College, en la Avenida Lexington, el centro de evacuación más cercano a esta comisaría. Utilizarán los autobuses no podemos perder el tiempo en traerles aquí uno a uno, les entregaremos lazos de seguridad para que puedan inmovilizarles en caso de que se resistan. La llegada del huracán esta prevista para las siete de la tarde. Para antes de esa hora, señores, les quiero a todos aquí sin pretextos. Estén atentos a sus teléfonos y sus equipos de comunicación. Sé que no les hemos avisado con antelación, pero me gustaría poder contar con el máximo de ustedes las siguientes 24 horas…
Aunque nadie les había avisado, todos contaban con no tener vida privada durante las siguientes 48 horas. Kate estudiaba el listado que le había entregado Gates.
- ¿Cuántos? – preguntó Espo.
- Veinte – contestó ella.
- ¿Qué zona? – inquirió Ryan
- Lower East Side – dijo Kate – Cherry Street, Madisson Street…
- ¿Veinte domicilios o veinte personas? – preguntó Castle.
- Veinte domicilios – confirmó Kate.
- Pues todos no entrarán en un solo viaje de autobús, así que, cuanto antes nos vayamos, antes estaremos aquí – le dijo él y ella le asintió sonriendo.
En la primera dirección que acudieron, Kate y Ryan sacaron del edificio esposado a un hombre de unos cuarenta años, seguido de su mujer que llevaba a un niño de unos cuatro años en brazos. Él se negaba a abandonar su domicilio, y la mujer, que seguía intentando convencer a su marido, parecía aliviada al saber que les llevaban a comisaría. Mientras subían a la pareja al autobús, Espósito revisaba el resto del edificio y precintaba la entrada al mismo. Pasaron la mañana peleando con vecinos que no querían abandonar sus casas, tuvieron que emplear la fuerza bruta en un par de ocasiones. Cada vez que descendían del autobús para acceder a un nuevo domicilio, Kate lo abandonaba con preocupación. Dejar a Castle al cuidado de varias personas violentas no le hacía ninguna gracia. Al menos ellos tenían sus armas y podían intimidar, pero él…
- ¿Cuántos nos quedan? – preguntó Castle mientras cerraba la puerta poniendo rumbo a comisaría.
- Cinco – contestó Kate revisando el listado y mirando el atestado autobús.
- Un viaje más… - contestó él y ella asintió.
En cuanto llegaron a la puerta de la comisaría, varios policías les ayudaron a subir a los vecinos que seguían resistiéndose a ir a un lugar seguro, mientras que el resto esperarían en el autobús para ser trasladados hasta el centro de evacuación.
- Ahora volvemos – le dijo Kate – no te muevas de aquí – le dijo sonriendo.
- Descuida detective – contestó devolviéndole la sonrisa – aquí estaré.
Mientras esperaba, Castle decidió llamar a Alexis para confirmarle que esa noche no irían a casa y ponerle al día sobre lo que veían en Nueva York, recordándole que no debían moverse de allí.
Cerca de media hora después Kate y los chicos salían de comisaria junto a los vecinos que anteriormente habían trasladado, estos últimos más tranquilos y con las manos libres, excepto uno de ellos, que no volvió al autobús.
- ¿Qué ha pasado? – preguntó Castle sentado de lado en el asiento del conductor mientras observaba como hacían las paces con sus familias.
- Gates les dio a elegir entre estar fuera de sus casas en las celdas de comisaría durante una semana y sin sus familias, o estar fuera de sus casas en un centro de acogida un par de noches con sus familias – dijo Ryan.
- No parece que le haya costado mucho convencerles – dijo poniendo el autobús en marcha – no se querían ir por si les robaban ¿no?
- Gates les ha asegurado que quizá en unas horas no hubiese casas donde robar – dijo Kate – eso, y ver como Gates no ha vacilado en ordenar que encerrasen al único tipo que se ha resistido.
- Bueno, rumbo al Baruch – contestó Castle incorporándose al escaso tráfico.
Tras dejar a los vecinos en el Colegio, Kate volvió al autobús corriendo bajo la intensa lluvia que no paraba de caer desde la noche anterior. Castle abrió la puerta dejándola entrar y cerrándola tras ella.
- ¿Los chicos? – preguntó
- Gates nos dijo que aquí nos darían unos sándwich para comer hoy – contestó – han ido a por ellos.
- ¿Tienes frío? – preguntó viendo la chaqueta empapada de Kate.
- Sobreviviré – le dijo quitándosela y dejándola extendida en uno de los asientos.
- Toma – dijo quitándose el jersey de lana y acercándose a ella – esta calentito – aseguró con una sonrisa.
- ¿Y tú?
- Yo tengo mi camisa – dijo poniéndole el jersey – y mi chaqueta esta seca detective y no estoy temblando de frío.
- No estoy temblando de frío – le dijo mientras terminaba de ponerse el jersey.
- ¿Lo haces por mi presencia? – le dijo pasándole el brazo por la cintura y pegándola a él.
- Castle pueden vernos – contestó ella intentando separarse.
- ¿Quién? – miró a su alrededor sonriendo – Nueva York es un desierto y estoy deseando besarte. El jersey te queda enorme, pero me encantas así…
- No tienes remedio – le dijo sonriéndole y dejándose llevar por el beso que él había iniciado.
Minutos después Castle se levantaba rápidamente del asiento contiguo al de Kate, soltándola del abrazo en el que ambos estaban y abría la puerta a Espo y Ryan que corrían hacía el autobús bajo la lluvia con la comida.
- Chicos, dejar de hacer manitas. Creo que deberíamos comer aquí – dijo Espo – nos han dado sopa de pollo caliente, unos sándwich de carne y queso también caliente, fruta y café ardiendo. Sería una pena que dejásemos que se enfriara. ¿Comemos?
- Vale – dijo Kate que aunque lo había negado tenía frío.
- Esto tiene buena pinta – dijo Ryan – cogiendo el vaso de la sopa con ambas manos para calentárselas.
Terminaron de comer mirando la hora, los cuatro estaban nerviosos, se acercaba la hora de la supuesta llegada del huracán, y poco a poco las condiciones se iban endureciendo, el viento soplaba con más fuerza, moviendo peligrosamente árboles, farolas y semáforos, y las gotas de lluvia eran cada vez más gruesas, habían bajado un par de grados la temperatura en la última hora.
Se pusieron en marcha para recoger a las últimas cinco familias, el nivel del agua había subido en la zona de Lower East Side y Castle tuvo que aminorar la marcha, las calles parecían arroyos con varios centímetros de agua corriendo por ellas. No tuvieron que hacer muchos esfuerzos para convencer a cuatro de las cinco familias para que abandonases sus casas y llevarles hasta el centro de acogida, la quinta familia se había marchado por su cuenta al comprobar que el nivel del agua realmente subía. En cuanto los dejaron a salvo, Kate llamó a Gates, que le dijo que regresasen a la comisaría aparcando el autobús en las inmediaciones de la misma, por si lo necesitaban más adelante.
Cuando regresaron, comprobaron que la mayor parte de los equipos ya estaban de vuelta. Gates, y tras recibir órdenes de la central, organizaba los equipos para enviar a casa a la mitad de ellos para que pudiesen volver a la mañana siguiente y relevar a los que se quedasen.
- Detective Beckett – llamó Gates desde su despacho - ¿puede venir un momento?
- Señor – le dijo Kate entrando a su despacho
- ¿Su equipo tiene algún problema para quedarse hasta mañana? – preguntó mirando por encima de sus gafas
- No señor, contábamos con ello.
- Gracias detective, cuento con ustedes. En diez minutos tendremos una reunión.
Beckett volvió junto a los tres.
- ¿Qué ocurre? – preguntó Castle.
- Nos quedamos hasta mañana – les dijo – sólo preguntaba si teníamos algún problema.
- Lo tenemos – dijo Castle – como el resto de Nueva York – añadió – voy a llamar a casa.
Castle fue hasta el cuarto de descanso y mientras hacía café para él y para Kate, marcó el móvil de Alexis.
- Hola cariño – le dijo
- Papá ¿estáis bien? – preguntó
- Estamos en comisaría, ahora nos dirán que planes tienen, pero nos quedaremos hasta mañana – le dijo - ¿estáis bien los tres?
- Si papá tranquilo, no nos hemos movido de casa. Cada vez llueve más.
- ¿Cómo va la abuela con mi encargo? – preguntó cambiando de tema y dándole a Kate su café mientras ella entraba a la sala.
- Entusiasmada, lo esta pasando en grande.
- Me alegro cariño. Voy a colgar ya, si pasase algo llamarnos ¿vale? – le dijo.
- Si papá, dale un beso a Kate de nuestra parte.
Castle miró a su alrededor y le dio un rápido beso en la mejilla a Kate.
- De parte de los tres – le dijo – el mio te lo daré cuando nadie nos vea –dijo más bajito.
- Castle.
- No me ha visto nadie- dijo mientras ella ponía los ojos en blanco
- ¿Están bien? – preguntó ella
- No se han movido de casa y todo está en orden – ella le asintió sonriendo
- Me alegro que mi padre accediese a ir a tu casa – le dijo – realmente estoy más tranquila sabiendo que no esta solo.
- Y yo de que Alexis cuide de ellos – le dijo riendo.
Salieron de la sala de descanso al ver a Gates que les llamaba para contarles las nuevas noticias.
Gates comenzó a nombrar a los equipos que podían irse a sus casas y les dio orden para que se lo hiciesen de inmediato.
- El resto – continuó – pueden descansar por turnos de cuatro horas, en el gimnasio hay preparadas camas plegables que nos ha prestado el ejército, la cafetería de comisaría estará disponible toda la noche, todos bajaremos por turnos a cenar.
Les tocó el primer turno de descanso y los cuatro decidieron intentar dormir un poco para afrontar el resto de la noche. Fueron los primeros en llegar al gimnasio y eligieron las cuatro camas más alejadas de la puerta, que eran además las más resguardadas del resto. Todas las camas estaban muy juntas unas de las otras, aprovechando al máximo el espacio del gimnasio
- Tío – le dijo Ryan a Castle – vosotros dos en esas dos del fondo, nadie os verá.
- Ryan no somos críos – dijo Castle y Kate sonrío.
- Ya Castle, pues sé de un crío que le ha dado un beso a su novia en la sala de descanso hace un rato- le dijo Espo.
- ¿No nos habrá visto Gates? – preguntó Kate a Javi mirando a Castle con enfado.
- Tranquila – contestó – estaba embelesada en sus informes.
- ¿Y tú como nos viste? – preguntó Castle seguro de que nadie les estaba mirando.
- Estaba llamando a Lanie desde el despacho de Thompson con las persianas bajadas – aseguró – por eso no me visteis.
- ¿Dónde esta Lanie? – preguntó Kate acordándose de su amiga.
- Esta en el laboratorio, ya sabes, tiene guardia hasta mañana – le dijo.
- Intentemos dormir algo – dijo Ryan acomodándose sobre la cama plegable y tapándose con una manta.
Kate se sentó en la cama más alejada, junto a la pared y se quitó las botas.
- ¿Estas enfadada? – le preguntó Castle sentándose junto a ella
- No, pero debes tener más cuidado – le dijo – intentemos descansar un poco.
- Está bien – le dijo levantándose para tumbarse en la cama de al lado.
- Acerca tu cama ¿quieres? Tengo frío – le dijo y el sonrío
Minutos más tarde, ambos estaban tumbados cara a cara, Castle tenía la mano de ella entre las suyas besándosela e intentando calentársela.
- Me encantaría abrazarte – le susurró
- Nos caeríamos entre las dos camas – advirtió ella – y por ahora esto – dijo moviendo la mano entre las suyas – es suficiente. Durmamos un poco ¿vale?
La alarma silenciosa en el móvil de Ryan despertó a los cuatro que se pusieron en pie de inmediato, abandonando el gimnasio en silencio junto a otros compañeros de su departamento, que al igual que ellos habían finalizado su turno de descanso. Muchas de las camas estaban ocupadas por policías de otros departamentos que intentaban descansar para afrontar la noche. Por las ventanas podían ver como la lluvia había tomado matices torrenciales, y el viento se oía colarse por entre los resquicios del edificio.
Kate llamó con los nudillos a la puerta de Gates.
- Adelante detective – le dijo Gates mientras miraba el ordenador.
- ¿Algo nuevo señor? – preguntó Kate.
- El huracán ya ha tomado contacto con la ciudad, por el momento todo parece bajo control. Deberían comer algo – le dijo – bajen a la cafetería les localizaré si nos necesitan.
- Si señor – dijo Kate saliendo del despacho.
La comida de la cafetería era tan mala como los cuatro recordaban, pero al menos estaba caliente. Cenaron rápido y en silencio, volviendo de inmediato a la cuarta planta, donde los cuatro vigilaron las noticias y aprovecharon para volver a llamar por teléfono.
- ¡Beckett! – gritó Gates desde su despacho –Hay que ir al Hospital Universitario, la estación eléctrica de la calle catorce se ha incendiado y el hospital ha empezado a utilizar sus generadores de emergencia, pero uno de ellos ha fallado y hay que evacuar a los enfermos. El sargento Richmond de la central está al mando, búsquenle cuando lleguen y él les indicará donde deben llevar a los evacuados.
- Si señor – le dijo saliendo del despacho
- ¡Beckett!
- ¿Si? – dijo volviéndose
- Tengan cuidado – le dijo mientras Kate asentía.
Cuando salieron a la calle, pudieron comprobar la magnitud del huracán. Les costaba poder ver mientras accedían al autobús, la lluvia empujada por el aire parecía venir de cualquier parte, metiéndose en sus ojos y calándoles pese a las enormes capas impermeables que se habían puesto sobre los uniformes.
Cuando llegaron al hospital, se pusieron detrás de una veintena de autobuses que hacían cola para acceder al túnel de entrada de ambulancias, donde poco a poco los enfermos iban ocupando los mismos y eran evacuados con celeridad a otros centros médicos. Había dos filas de vehículos, uno de autobuses y otro de ambulancias, que sin duda eran utilizadas para trasladar enfermos más vulnerables.
Según iban adelantando para cargar el autobús, iban comprobando como otros autobuses se ponían tras ellos. La coordinación parecía perfecta. Cuando les quedaban cuatro autobuses delante, un oficial llamó a la puerta para que abriesen y accedió al mismo.
- Buenas noches ¿Quién esta al mando? – preguntó.
- Yo, señor. Inspectora Beckett – le dijo.
- Soy el sargento Richmond, tenga – le dijo entregándole una lista – estos son los enfermos que estarán a su cargo, irán con la enfermera Sally Grant. Ustedes irán al Lenox Hill – dijo mirando el listado y entregándoselo a Kate.
Cuando llegó el turno de subir a los enfermos, comprobaron que la rapidez con la que se estaba desalojando el hospital era en gran medida al personal del hospital, pudieron comprobar como incluso llevaban en brazos a los enfermos hasta la sala de espera de urgencias, que hacía de improvisada estación de autobús. Ayudaron al los celadores y enfermeros a acomodar a los enfermos y cuando todos estuvieron preparados la enfermera que les acompañaría subió al vehículo, sentándose al lado de Kate.
- ¿Cómo va el desalojo?- le preguntó Kate cuando se pusieron en marcha.
- La mayoría son enfermos que pueden moverse más o menos por su cuenta – dijo señalando hacía detrás – vamos por plantas y especialidades, primero las plantas más altas. Estos son enfermos de aparato digestivo. Los enfermos más críticos han sido trasladados en UVI móvil, afortunadamente el departamento de bomberos nos ha facilitado una dotación de traslado para diez enfermos que no para de hacer viajes, y las ambulancias como pueden ver – dijo señalando la fila de ambulancias – están organizadas eficazmente. Los técnicos están tratando de arreglar el generador que ha fallado, y los enfermos que no pueden ser movidos están siendo atendidos con generadores portátiles.
- Bien – dijo Kate – entonces todo parece bajo control.
- Afortunadamente todo esta saliendo bien –continuó la enfermera – nunca puedes esperar que pasen estas cosas y en el último segundo descubres que todo falla, pero en nuestro caso, la semana pasada comenzamos a hacer pruebas y estábamos preparados.
Castle avanzaba lentamente por la calle hacía el cercano hospital. El viento y el agua complicaban el camino, y él no quería ser brusco en el traslado. No eran viajeros corrientes. La mayor parte de las calles estaban a oscuras por la explosión del generador de la calle catorce y tenían que esquivar todo tipo de cosas tiradas por la calle, papeleras, ramas de árboles, cartones…
Cuando llegaron al hospital, y al igual que en el anterior, esperaron a que el autobús que les precedía descargase y los cuatro, ayudados por el personal, ayudaron a los enfermos a acceder hasta la sala de espera. No tardaron mucho en terminar y Kate llamó a Gates para que le diese instrucciones.
- Castle – apremió Kate - Gates quiere que nos acerquemos lo más posible al túnel de Brooklyn, se ha inundado y quiere que estemos cerca por si necesitan ayuda.
- En marcha – dijo Castle.
Atravesaron Manhattan por desiertas avenidas a oscuras. El limpiaparabrisas del autobús, con su frenético movimiento no era lo suficientemente rápido para quitar toda el agua que caía con furia sobre el.
El agua de la calle cubría una cuarta parte de las ruedas, vieron los rotativos de varias patrullas cercanas que vigilaban la zona.
- No puedo seguir – dijo Castle parando el autobús – y será mejor que maniobre para dar la vuelta.
Miraron a su alrededor mientras Castle giraba para dar la vuelta. El panorama era desolador.
- Castle, vamos a bajar y a hablar con ellos – le dijo Kate
- Voy con vosotros – afirmó.
- Deberías quedarte aquí – le dijo ella.
- Vamos Kate, te he hecho caso estos días y hoy no tengo a nadie a quien cuidar – le dijo mientras se cubría con la capa impermeable.
- Esta bien pero no estorbes – le dijo para picarle y mirando a Espo que se colocaba la mochila de rescate.
- No me gusta el panorama – dijo este último – prefiero llevarla.
Comenzaron a andar con rapidez hasta las patrullas que vigilaban el gran río formado en las calles que daban acceso los parking subterráneos de algunos edificios cercanos. El agua caía en cascada sobre las calles uno o dos metros mas bajas, entre los quitamiedos de metal medio sumergidos en la misma.
A escasos cinco metros de las patrullas, el viento arreció con más fuerza y uno de los árboles cercanos a las mismas se dobló amenazante sobre ellos, un grito de alerta de Kate les hizo mirar hacía arriba y retirarse hacía atrás para esquivar la caída de una gran rama, con tan mala suerte que uno de los agentes tropezó y dio varios pasos tambaleándose de espaldas moviendo sus brazos por el aire intentando no caerse y acabando por golpearse con el quitamiedos que protegía la calle más baja y cayendo sobre la misma, en la corriente de agua.
Espo con celeridad se quitó la mochila y sacó una cuerda e hizo un lazo mientras corría hacia la barandilla, lanzándosela al agente y gritándole para que se agarrase. Al ver la maniobra de Espo, los otros tres agentes corrieron hacía él para ayudarle con el rescate de su compañero, que ya había agarrado la cuerda y se sujetaba contra la corriente intentando respirar y expulsar el agua que le entraba en la boca. Espo le gritaba que pasase la cuerda por su torso, y el asustado agente lo intentaba sin éxito. Espo sacó otra cuerda que ató a la barandilla, pasándose la otra alrededor de su cuerpo y lanzándose al agua en dirección al agente.
Le alcanzó con rapidez, ayudándole a pasar la cuerda por su cuerpo y los demás empezaron a tirar de la misma para rescatarle. Ryan, Kate y Castle corrieron hacía la barandilla donde Espo había atado la cuerda con la que se sujetaba, pero en ese momento, la gran rama que había caído llegaba flotando hasta el lugar donde esta estaba la atada. Castle pareció adivinar lo que iba a ocurrir y se lanzó corriendo más abajo gritando a Espo que nadase hacía la barandilla y poder ayudarle a subir.
Espo nadaba hacia la barandilla pero la corriente le empujaba cada vez más abajo en la calle, hasta que la cuerda lo paró con un tirón. Castle se tiró en el suelo entre la barandilla justo en frente de donde estaba Espo en ese momento el peso de la rama y la corriente rompieron la cuerda y Espo que estaba a dos metros de Castle volvió a verse arrastrado por el agua. Castle se levantó y corrió más abajo, Espo alcanzó al fin la barandilla agarrándose como pudo, y Castle al verlo se dejó caer resbalando por el agua hasta él enganchándose con el brazo derecho al quitamiedos parando con el mismo todo su peso y notando una punzada de dolor en el hombro, que le pareció desencajarse de su cuerpo. Se recolocó agarrándose con el brazo izquierdo al hierro y se asomó junto a Espo tendiéndole el dolorido brazo.
- ¡Agárrate a mi Javi! – le gritó
- ¡No puedo Castle! – contestó Espo
La rama avanzaba hacía ellos y Castle la miró
- ¡Vamos tío!
- ¡No puedo Castle! ¡No puedo!
- ¡Claro que puedes cabezota! – le gritó - ¡Confía en mí! ¡Yo te cogeré!
*** *** ***
FIN DEL CAPITULO VIII
G R A C I A S por leer hasta aquí.
Última edición por Anver el Lun Nov 26, 2012 8:14 am, editado 1 vez
Anver- Policia de homicidios
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Localización : Madrid
Re: Fieles amigos. Parte FINAL (13 Dic)
Creo que Kate esta muerta después de ver como Castle se tira para ayudar a Espo...excelente capítulo.
No había visto como fue el famoso Sandy, estaba de vacaciones. Fue terrible.
No había visto como fue el famoso Sandy, estaba de vacaciones. Fue terrible.
silvanalino- Escritor - Policia
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Fecha de inscripción : 01/12/2010
Edad : 51
Re: Fieles amigos. Parte FINAL (13 Dic)
Dioooos, no lo dejes así. De verdad cada capítulo es como por así decirlo como ver una película, fantastico, todo super real. Me encanta el despertar y el momento en el cual es ella la que le pide que se acerque a su cama. Y el final, solo espero que no le pase nada a Javi, porque es un personaje al cual le tengo un gran afecto.
Muchas gracias por el capítulo, continua pronto, lo espero impacientes...
Muchas gracias por el capítulo, continua pronto, lo espero impacientes...
Invitado- Invitado
Re: Fieles amigos. Parte FINAL (13 Dic)
Y lo dejas asi Espo no le puede pasar nada... y mucho menos a Castle ....
Muy bueno el capi... sigue!!!
Muy bueno el capi... sigue!!!
Fanny_123- Autor de best-seller
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