Fieles amigos. Parte FINAL (13 Dic)
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Re: Fieles amigos. Parte FINAL (13 Dic)
Muy entretenido, jejej Kate enfermera de Rick me encanta.
anaforo- Escritor - Policia
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Edad : 31
Localización : Murcia. Y en una de las 20 manzanas que hay entre la casa Rick y la de Kate :)
Re: Fieles amigos. Parte FINAL (13 Dic)
UFS!!! Al límite del Jueves...
GRACIAS por vuestros comentarios.
*** *** ***
Parte XI
Kate se despertó con el sonido de la alarma. Estiró la mano cogiendo su móvil y parándola. Abrió los ojos ubicándose. Estaba tumbada de costado dándole la espalda, tenía el brazo izquierdo de él rodeándola bajo el cuello, besó su antebrazo y se giró para mirarle.
- Buenos días – le dijo él
- ¿Cómo estas? – le preguntó Kate incorporándose sobre su codo para verle.
- Me he despertado mil veces, pero estoy bien – aseguró – es incómodo dormir así.
- ¿De verdad que quieres venir? ¿No prefieres quedarte en la cama?
- Te lo dije ayer… prefiero estar contigo.
- Esta bien – le dijo Kate dándole un beso en el hombro sano – hora de ducharse.
Kate le ayudó a quitarse el inmovilizador y la camiseta, abrió el grifo de la ducha y le miró sonriendo mientas él se quitaba con dificultad sus bóxer.
- Puedo hacerlo – le dijo él mientras ella se desnudaba.
- Lo sé – le recordó – anoche no necesitaste mi ayuda – le dijo sonriendo al recordar el momento.
Castle se quedo muy quieto mientras ella le enjabonaba el pelo y le pasaba la esponja por su cuerpo, con mucho cuidado le limpió la herida de la cara. Cuando ella terminó, él la beso en los labios.
- Saldré para que puedas terminar de ducharte – le dijo
- ¿Puedes? – le preguntó Kate insegura
- No te preocupes… te espero fuera.
Cogió una toalla secándose con una sola mano y como pudo, el pelo y la cara con ella, poniendo cuidado en la herida de su mejilla. Intentó secarse el resto del cuerpo, procurando no despegar su brazo del torso. Kate salió de inmediato poniéndose el albornoz y cogiendo una gran toalla para cubrirle.
- Tienes la piel de gallina – le dijo envolviéndole en la toalla – tenías que haber esperado a que yo acabase para salir, solo faltaba que te resfriases.
- Te retraso demasiado – le aseguró.
- Si – confirmó ella terminándole de secar el pelo con una toalla– pero no me importa.
Kate le curó la herida de la cara cubriéndosela con una tirita.
- ¿Puedes preparar la ropa que quieres ponerte mientras me seco el pelo?
- Claro – le dijo él besándola – tranquila.
Cuando Kate salió del baño, él no estaba en la habitación y el aroma a café le indicó donde debía estar.
- ¿Qué haces? – le preguntó acercándose.
- El desayuno – confirmó.
- Estás descalzo – le observó mirándole.
- Y no he sido capaz de abrocharme el pantalón ni de ponerme la camisa…
- Deja – le dijo intentando apartarle – yo lo haré.
- No. Ve a vestirte, yo haré las tostadas mientras te arreglas.
- ¿Estas seguro?
- Vamos, ve… intentaré no quemarlas…
Kate volvió a la habitación algo insegura, pero tendrían que darse prisa y si él conseguía hacer el desayuno, le daría tiempo para vestirse y dejar colocada la cama. Después de hacerlo, cogió la camisa y el inmovilizador de él y volvió a la cocina, donde Castle se las apañaba como podía con las tostadas.
- No las he quemado – informó.
- Me alegro, todo un detalle – le dijo – anda déjame ponerte la camisa y este trasto y estarás mejor.
Kate le echo un vistazo antes de ayudarle con la camisa. Sonrío al pensar que realmente era atractivo verle así, con los vaqueros sin abrochar, dejando ver sus bóxer, descalzo, con el pelo aún mojado y con el pecho desnudo preparándola el desayuno... le hizo sentarse en un taburete y se acercó para ayudarle a pasar el brazo por la manga de la camisa, al hacerlo aspiró su olor a recién duchado, unido a la colonia que seguro se había puesto, no pudo evitar sentirse atraída por él y posó su mano en su fuerte mandíbula, que la sonrió mirándola.
- ¿Qué? – preguntó él.
- Nada – contestó Kate besándole.
Le abrochó los botones, le ayudó con el pantalón y le colocó el inmovilizador en silencio. Mientras desayunaban ella le hizo tomarse sus pastillas y después recogió la cocina mientras él volvía a la habitación para calzarse.
Le ayudo a colocarse la gruesa cazadora, dejando la manga del brazo inmovilizado libre y se puso la de su uniforme. Él cogió la chaqueta de policía que Gates le había dejado.
- Tengo que devolvérsela – le dijo enseñándosela.
- Vámonos – le dijo asintiendo – llegaremos a tiempo – afirmó mirando la hora en su reloj.
Atravesaron las calles de Manhattan, viendo como el huracán había dejado bastantes destrozos, carteles publicitarios doblados, semáforos caídos, cables por los suelos, muros derruidos, grandes árboles arrancados de cuajo, teléfonos públicos en el suelo, coches destrozados con grandes ramas encima y eso sólo en la zona sin riesgo que atravesaban, las imágenes de las zonas bajas eran desoladoras… pero la ciudad había sobrevivido. Una fina lluvia hacía que los limpiaparabrisas del coche de Kate no dejasen de deslizarse rápidos arrastrando el agua del cristal.
La ciudad quería ponerse en marcha, pero aún había pocos transeúntes por la calle, era complicado con los túneles del metro inundados y los accesos por carretera cerrados, que los neoyorkinos llegasen a sus lugares de trabajo.
Llegaron hasta la comisaría y subieron a la cuarta planta. Aún era extraño ver a todos los detectives con sus uniformes reglamentarios, a la espera de recuperar poco a poco la normalidad y sus casos habituales. Espo se acercó a ellos sonriente.
- ¿Qué tal estas tío? – le preguntó
- Bien Espo, y mañana estaré mucho mejor para la fiesta – le dijo riendo – lo pasaremos genial.
- Eso espero tío – le dijo chocando la mano libre y riendo.
- Dejaros de tonterías – cortó Kate – Javi ¿Puedes ayudarle? No quiero que Gates…
- No te preocupes Beckett – contestó Espo - yo me ocupo de él cuando este aquí.
- ¿De que vas a ocuparte tío? – preguntó Ryan que acababa de llegar
- Tenemos que ocuparnos de ayudarle – dijo señalando a Castle – ya sabes…
- Vale… - dijo Ryan – pero no cuentes conmigo para ayudarte cuando necesites ir al baño – advirtió y se dirigió a su sitio ante la sonrisa de Kate.
- ¿Qué tal si empiezas ya Espo? – dijo molesto Castle desabrochándose la chaqueta - ¿me ayudas con esto?
- ¡Oh! Claro tío, ya voy – le dijo tirando de la chaqueta y haciéndole daño
- ¡Auch! – se quejó - ¡Suave tío!
- ¡Lo siento, lo siento!
Kate les miró sopesando si debería dejar que Espo y Ryan terminasen con Castle o ayudarle ella jugándose que Gates sospechase algo.
- ¡Señor Castle! – dijo Gates saliendo de su despacho al verle - ¿se puede saber que hace usted aquí? Debería estar en su casa descansando.
- Bueno, pensé que podría ser más útil aquí que en casa aburrido – contestó.
- En tal caso, seguro que encontraré algo que pueda hacer por nosotros – le dijo volviendo a su despacho.
- Tiene razón tío – le dijo Ryan – yo me habría quedado en casa.
- ¿Y perderme lo bien que vais a cuidarme? – le dijo - ¡Nooo!
- Señor Castle… ¿cree que podría ayudar haciendo llamadas telefónicas? – le preguntó Gates saliendo de su despacho con un listado – durante las últimas horas se han trasladado a heridos a diferentes hospitales y albergues, hay que localizar a sus familiares e informarles de donde están.
- Si claro – le dijo tendiéndole la mano para que le diese el listado.
- Puede utilizar el despacho del teniente Thompson – le dijo – ustedes dos – les dijo a Ryan y Espo, les voy a necesitar para salir ahí fuera a poner orden junto a los bomberos, y en cuanto a usted Beckett venga conmigo a mi despacho, coordinará conmigo los avisos, ya lo hizo la otra noche y tengo demasiado papeleo voy a necesitar ayuda.
- Si señor – contestaron los cuatro.
La mañana pasó demasiado rápido, cada uno ocupado en las tareas asignadas, ayudando a que poco a poco la ciudad fuese recuperando su estado normal.
Ryan y Espo, desde la calle, podían ver como los neoyorkinos, histéricos y estresados día a día, hacían largas y organizadas colas frente a los pocos establecimientos abiertos con normalidad, para poder hacerse con un café y un donuts, o con un trozo de pizza o una hamburguesa, nadie se quejaba, no había gritos ni peleas. Los supermercados estaban vacíos, desabastecidos, y muchos de los ciudadanos poco previsores, habían tenido que acudir a los improvisados comedores que el ejército había montado por la ciudad y donde repartían alimentos, agua y toda clase de productos básicos.
Kate ayudaba a Gates con las llamadas de la central y la coordinación de los equipos y Castle, que no había visto terminada su tarea con las listas que cada dos por tres Kate o Gates le entregaban, seguía haciendo llamadas para localizar familiares.
- Usted y Castle deberían bajar a la cafetería a comer algo – le dijo Gates en un momento que los teléfonos habían dejado de sonar.
- ¿Y usted señor? – le preguntó Kate.
- No me hace especial ilusión comer en la cafetería – le dijo – mi marido me ha preparado unos emparedados.
- ¡Ah! – dijo Kate sorprendida.
- Si detective, aunque no pueda creerlo – le dijo Gates – estoy casada y tengo dos hijos adolescentes.
- Yo no quería… - se disculpó Kate.
- Lo sé detective… usted no me ha preguntado… nuestras vidas privadas son nuestras – aseguró
- Si señor… - le dijo – creo que debería… – dijo señalando a través de los cristales a Castle.
- Si, vayan a comer…
Kate salió del despacho de Gates cogió su abrigo y la cazadora de Castle y al ir a buscarle oyó el sonido del ascensor que se abría. Miró por costumbre y vio a un muchacho joven con dos bolsas de cartón en la mano que miraba para todas partes. Se acercó hasta él.
- ¿Puedo ayudarte en algo? – le preguntó.
- Si claro… - le dijo aliviado – busco a Richard Castle.
- Acompáñame –le dijo llevándole hasta el despacho de Thompson.
- ¡Oh! Vaya – dijo Castle levantándose rápidamente – has tardado menos de lo que esperaba – le dijo al chico mientras sacaba del bolsillo trasero de su pantalón su billetera - ¿Cuánto es?
- Ochenta y siete con cincuenta señor – le dijo el chico poniendo las bolsas sobre la mesa y buscando el recibo.
- Toma – Castle le dio dos billetes de cincuenta – quédate con el cambio y dale las gracias a Craig de mi parte.
- Si señor – le dijo sonriente el muchacho saliendo del despacho.
- ¿Qué es esto? – preguntó Kate
- Nuestra comida – le dijo – he pedido también para Gates.
- ¿Qué has hecho que? – le dijo Kate medio riendo.
- He llamado a Brian para ver como estaba el Old Hunter – empezó a contarle – y al parecer esta hasta los topes de gente, me ha dicho que no intentase salir a comer, los pocos locales abiertos están llenos de gente. Él ha llamado a Craig, el restaurante de al lado, ya sabes, siempre le hacemos favores con las bebidas y le dejamos parte de nuestro almacén y ha conseguido que enviasen la comida. ¿Vamos a la sala de descanso?
- ¿Se lo dices tú a Gates? – le preguntó sonriendo – yo me encargo de llevar estas bolsas.
- Claro.
Castle se encaminó al despacho de Gates, llamando con los nudillos. Ella levantó la mirada por encima de sus gafas.
- ¿Si?
- He encargado algo de comida –le dijo- la esperamos en la sala de descanso, ahora esta caliente.
- ¿Cómo dice? – preguntó quitándose las gafas.
- No me haga repetirlo señor o la comida se quedará fría – contestó saliendo del despacho.
Entró en la sala de descanso, Kate había extendido sobre la mesa unos manteles de papel que había sacado de una de las bolsas y colocaba los cubiertos y las servilletas desechables.
- ¿Qué has pedido? – preguntó Kate sacando las tres bandejas cubiertas y colocándolas sobre los manteles.
- No lo sé – contestó – le dije que nos mandasen lo que pudiese.
- Señor Castle – dijo entrando Gates – le agradezco que se acordase de mi.
- No respondo de la comida que nos hayan enviado – aseguró Castle.
- Bueno, seguro que es mejor que la de la cafetería – dijo Gates – y que los emparedados del señor Gates – afirmó y Castle miró a Kate que le negó con la cabeza para que no hiciese preguntas.
Se sentaron destapando las bandejas, aún calientes, descubriendo un bistec, puré de patata, zanahorias y champiñones.
- Vaya – dijo Gates – esto tiene muy buena pinta.
- Será mejor que me dejes el tuyo – le dijo Kate – no creo que puedas comértelo sin trocear.
- Gracias – le dijo mirándola.
Los tres comieron hablando sobre la situación de la ciudad, Gates fue interrumpida en un par de ocasiones por llamadas de la central, volviendo a su despacho, momentos que Kate aprovechó para contarle lo del desconocido señor Gates y para recordarle que tuviese cuidado para no delatar su relación, dándole a escondidas sus pastillas para que se las tomase con la comida.
Cuando terminaron de comer, Castle preparó tres cafés para acompañar a las tartas de manzana que les habían incluido como postre.
- Según está la ciudad – comenzó Gates – no entiendo como ha podido conseguir que le mandasen esta comida.
- Sólo hay que conocer a las personas adecuadas – contestó él entregándole el café.
- No le preguntaré a quien conocía cuando se esfumó de esta comisaría – le dijo reprendiéndole.
- Y aunque lo hiciese – contestó – no se lo diría. Tuve que hacerlo – continuó – siento mucho que fuese así, pero…
- Lo entiendo… supongo que no tenía otra alternativa- contestó ella – pero desde entonces reviso personalmente las órdenes de traslado y espero que no difunda en ninguno de sus libros como lo hizo, no me gustaría quedar en ridículo aún más.
- No. No puedo desvelar esos datos – le aseguró – más de uno me mataría…
Los tres rieron distendidos, volviendo a sus tareas diez minutos después.
Hasta que el alcalde no declarase que había pasado el peligro, todos los efectivos de la policía debían hacer turnos de 12 horas, y no los habituales de 8, turnándose para librar días completos. Gates estudiaba los turnos cuando Castle entró al despacho donde estaban ella y Kate para decirles que había acabado con las llamadas.
- Bien – le dijo - ¿ustedes tuvieron libre el domingo 27 verdad? – preguntó a ambos
- Si – contestó Kate.
- Pondré a su equipo libre el jueves día 1 – les dijo mientras apuntaba.
- Estupendo – contestó alegre Castle.
- ¿Le hace ilusión señor Castle? – le dijo mirándole por encima de las gafas -le recuerdo que usted no tiene la obligación de estar aquí.
- Lo sé, lo sé – contestó él ante la atónita mirada de Kate – pero que libere a mis compañeros para que no puedan poner pegas en acudir a mi fiesta de Halloween es algo que no esperaba - le dijo - a propósito, si quiere pasarse por mi casa mañana, será bienvenida – le dijo.
- Ya – le dijo ella desprevenida- gracias.
Kate le miró disimulando cara de fastidio. Sólo le faltaba que Gates fuese a la fiesta y se enterase de todo.
- Por cierto señor Castle – le dijo con tono algo sarcástico - ¿no cree usted que ya teníamos bastante trabajo con organizar la ciudad?
- ¿Cómo dice? – preguntó él sin saber a que podía referirse.
- Su amigo, el Alcalde Weldon, nos ha pedido que colaboremos en los traslados de material de Halloween para los niños de los refugios, le ha nombrado un par de veces, así que entiendo que usted esta detrás de todo esto…
- Pare, pare, señor – le dijo – yo sólo pedí colaboración económica al Alcalde para que ningún centro se quedase sin entregas, en ningún momento le pedí que se hiciese cargo del transporte, es más, yo llevaré mi parte por mi cuenta – Kate le miró con cara de horror intentando hacerle ver que mejor sería que no provocase a Gates.
- No se preocupe, nuestros chicos en toda la ciudad, estarán encantados de poder llevar algo de alegría a esos chiquillos – le dijo - ¿necesitará ayuda con sus traslados? – Kate puso cara de sorpresa.
- No, no… - contestó – Beckett, Espósito y Ryan me ayudarán al acabar el turno.
- ¿Dónde entregará usted su parte? – preguntó.
- En Queens.
- Hay problemas para cruzar a Queens – le informó – lleven los coches oficiales para que no les pongan pegas – le dijo a Kate que asintió – y llámenme si tienen problemas.
- Gracias – contestó él.
- Bien… pues mañana ya tiene usted trabajo asignado – le dijo – organizará usted las entregas que nos han encargado en esta comisaría – Kate le miró reprimiendo una risa – si le parece gracioso detective puedo hacer que usted le ayude – le dijo a Kate.
- No señor – contestó ella cambiando el gesto.
- Bien, lo suponía – dijo – esta ciudad necesita que aparentemos normalidad y conseguiremos ponernos al día… mañana celebraremos Halloween sin que Sandy haya podido con nosotros – les dijo.
Quedaban unos minutos para acabar el turno cuando llegaron Espo y Ryan, que habían pasado el día acompañando a los bomberos que no habían parado de asegurar carteles, revisar edificios y retirar árboles de las calles, asegurándose que ningún transeúnte invadiese la zona de trabajo de estos.
Gates salió de su despacho:
- Espósito y Ryan, mañana miércoles volverán a hacer lo mismo, el jueves tienen descanso. Beckett usted puede dejar su uniforme en casa, mañana la necesito para coordinar conmigo. Castle, si usted se encuentra en condiciones de venir, agradeceré su ayuda con las entregas de las que hablamos. Buen trabajo señores. Hasta mañana – les dijo metiéndose de nuevo en su despacho.
- Señor – llamó Castle – tenga, tengo que devolverle esta chaqueta – dijo tendiéndosela.
- Quédesela señor Castle, creo que ha demostrado que es uno más de nosotros – afirmó – espero que no haga un uso indebido de ella – le dijo viendo la sonrisa de oreja a oreja de Castle.
Espo le dio una palmada en la espalda y Ryan soltó una risita.
- Chicos – les dijo él - ¿Qué tal si me ayudáis hoy a llevar las cajas a Queens? Si vamos mañana no tendré tiempo para preparar la fiesta.
- ¿Qué cajas? – preguntó Ryan
- Castle ha organizado un envío de material de Halloween para los niños de los refugios – dijo Kate.
- Yo lo siento – dijo Ryan – pero tengo invitados en casa.
- Yo si puedo – dijo Espo – voy a llamar a Lanie y que nos ayude.
Gracias a la ayuda de James, el portero del edificio de Castle, que les prestó la furgoneta de transporte de su hijo, que trabajaba en una floristería, pudieron meter todas las cajas y llevarlas en un único viaje.
Kate conducía su coche con Castle al lado, Martha, Alexis y Jim en el asiento trasero pues no quisieron perdérselo y Espo iba detrás con Lanie en la furgoneta negra rotulada con letras doradas de la floristería.
Cuando llegaron a la Avenida Hillside, en Queens, al colegio público interdisciplinario para el desarrollo infantil, buscaron al responsable de la coordinación y le entregaron las cajas.
- ¿Por qué no se quedan y reparten las cosas entre los niños? – les dijo – es el turno de cenas para los más pequeños deben de estar todos en el comedor.
Castle miró a sus acompañantes, que sonrieron encantados ante la propuesta. Les condujeron hasta el comedor, varios voluntarios trasportaban con carros las cajas de material, el coordinador les hizo colocarse junto a las cajas apiladas en siete montones donde entregarían a cada niño las bolsas. El coordinador con un altavoz fue indicando a los niños tras terminar los postres, que fuesen colocándose en fila, ordenados y sin prisas, advirtiéndoles que el día de Halloween sería al día siguiente, y que deberían guardar aquellas bolsas para la siguiente noche.
Los siete disfrutaron entregando las bolsas a los niños, veían sus caras emocionadas al mirar dentro de las bolsas y ver todas las cosas que había dentro. Algunos de los niños les daban besos y abrazos, Espo incluso subió en sus hombros a un pequeño de unos cuatro años y se sentó en el suelo con el niño en sus hombros, y este iba entregando a sus amiguitos las bolsas que Espo le iba dando.
- Ha sido genial, muchas gracias – le dijo Castle al coordinador cuando acabaron de entregar las bolsas.
- No señor, gracias a usted – le contestó- estos chavales mañana disfrutarán de lo lindo, esas pinturas para la cara han sido muy acertadas, podremos maquillarles y aunque no tengan disfraz, lo disfrutarán.
- Ha sido un placer – le dijo Castle.
- Si mañana pueden venir por aquí, serán bienvenidos – le dijo el coordinador – y no se preocupen, las bolsas que han sobrado serán entregadas a los chavales que se acerquen por aquí, que seguro que son muchos, el barrio sabe que estamos aquí y que haremos intercambio con los niños de la zona.
- No creo que nos sea posible, pero verles hoy así… ha sido suficiente – contestó Kate.
Se despidieron del coordinador y volvieron a la casa de Castle, Espo y Lanie para recoger el coche del primero. Antes de que Espo y Lanie se fuesen, Castle sin que Kate se enterase, le dijo que le esperasen cinco minutos a que bajase de su casa, pues tenía que darles algo.
Los cinco subieron hasta la casa de Castle, donde este se disculpó diciendo que iba a entregar un obsequio a James por su ayuda, y bajó de nuevo a la calle, donde Lanie y Espo le esperaban.
- Seguirme chicos – les dijo haciéndoles entrar al portal y guiándoles hasta su cuarto trastero
- ¿Qué es lo que ocurre Castle? – preguntó Lanie.
- Supuse que con todo el lío del huracán no tendríais tiempo para preparar un disfraz para mañana, así que, me he tomado la libertad de hacerlo por vosotros – les dijo – los tengo aquí, los de Ryan y Jenny también.
- ¿Y porqué tanto secreto con Beckett? – preguntó Espo
- Sencillo, su disfraz esta también aquí y es una sorpresa – le dijo.
- Ahora lo entiendo – dijo Lanie.
Les hizo entrega de sus disfraces, que estaban guardados en cajas, en las que iban rotulados sus nombres.
- Chicos no los abráis hasta mañana – les advirtió – es una sorpresa y así ninguno sabréis de que se disfraza el otro.
- Gracias tío – le dijo Espo tendiéndole la mano – la verdad es que no tenía nada pensado.
- Ni yo Castle – dijo Lanie – aunque me asusta saber que es lo que has elegido.
- Tranquila Lanie – contestó riendo – me ayudaron en la tienda. Sólo puedo deciros que son personajes de películas. Os han incluido fotografías y todo lo necesario para maquillaros y los accesorios están en las cajas más pequeñas – les informó.
- Bien – le dijo Espo – será mejor que nos marchemos, pasaré por casa de Ryan y le entregaremos los suyos.
- No los abráis – recordó Castle.
- Descuida – aseguró Lanie – yo también tengo curiosidad por saber que has elegido para Kate.
- Mañana lo verás Lanie – le dijo riendo.
Castle se despidió de ellos, pasó de nuevo por la casa de James, que esta vez se negó en redondo a que Castle le entregase dinero por el favor, pese a que este le intentaba hacer comprender que habían consumido cierta cantidad de gasolina. James siguió con su negativa. Y Castle se despidió dándole mil veces las gracias por su ayuda.
- Richard, ver esas caritas ha sido todo un regalo – le dijo Martha cuando Castle entró a la casa.
- Si papá – confirmó Alexis sacando una pizza del horno.
- ¿Hoy cenamos pizza? – preguntó Castle extrañado.
- Yo sí – le dijo Alexis – de vez en cuando necesito comer cosas de estas o perderé la costumbre cuando vuelva al campus.
- Y nosotros ¿Qué cenaremos? – preguntó acercándose a Martha que trasteaba por la cocina.
- Crema de verduras y pescado – contestó – Jim lo ha preparado esta mañana.
- Gracias Jim – le dijo – por un momento pensé que había cocinado mi madre
- Es lo menos que puedo hacer – le dijo Jim mientras preparaba la mesa.
- ¿Y Kate? – preguntó Castle
- Ha sonado su móvil y está hablando en tu despacho.
Castle la miró a través de las estanterías viéndola reír mientras hablaba por el móvil. Ayudó a Jim a terminar de preparar la mesa y pasados unos minutos se sentaron para cenar. Kate aún hablaba por el móvil.
- Voy a avisarla – dijo Castle.
Se acercó y llamó con los nudillos, abriendo despacio la puerta. Ella le miró y él le hizo un gesto indicando que la cena estaba lista. Kate tapó el móvil.
- Ir cenando, ahora voy.
Castle salió y cerró la puerta.
- Que cenemos, ahora vendrá – dijo deseando preguntar si alguien sabía con quien hablaba.
Kate apareció cuando todos comían sus postres. Castle la miró interrogándola, pero Kate no quiso decir nada.
- Lo siento – dijo – esto tiene muy buena pinta
- Y esta muy bueno –confirmó Martha – tu padre tiene buena mano para la cocina.
- Espera – le dijo Castle quitándole el plato y levantándose – estará frio, lo calentaré.
- No, no, espera – le dijo ella cogiéndole la mano – me gusta así.
- Esta frío Kate – contestó algo enfadado.
- No discutas con ella Rick – advirtió Jim – siempre ha comido el pescado frío – dijo mirando a su hija que le sonrió agradeciéndole que interviniese con una mentira.
- Está bien – dijo Castle sentándose – pues frío entonces.
- ¿No te gusta el pescado Alexis? – preguntó Kate señalando los restos de pizza de su plato y cambiando de tema aunque sabía de sobra los gustos de la chica.
Minutos después, cuando todos habían acabado, Martha y Alexis empezaron a recoger la mesa, Kate se levantó para ayudarlas.
- No Kate – le dijo Alexis – tú has trabajado hoy y mañana madrugas. Deberías ir a dormir.
- Si. Tienes razón – le dijo mirando su reloj – debería ir a dormir.
- ¿Papá mañana volverás a comisaria? – preguntó Alexis
- Si, pero intentaré volver a medio día para preparar todo para la fiesta – contestó.
- No te preocupes, nosotros decoraremos todo – dijo Martha – tu también deberías ir a dormir ya – le dijo.
- Si, es cierto – contestó.
- Bueno, pues vamos, te ayudaré con esto – le dijo Kate señalando el inmovilizador.
Castle cerró la puerta de su despacho y la siguió hasta la habitación.
- Voy a darme una ducha antes de acostarme – le dijo ella - ¿quieres meterte ya en la cama o …?
- No me importaría ducharme antes – dijo serio sentándose en una silla para quitarse los zapatos y los calcetines – si me ayudas con el inmovilizador intentaré hacerlo sólo esta vez.
- ¿Por qué? – le preguntó mientras se quitaba el uniforme.
- Creo que debería intentar hacerlo solo – contestó sin mirarla.
- Está bien – contestó Kate terminando de desnudarse y poniéndose el albornoz – era Josh, sólo quería saber si estaba bien después de todo esto del huracán.
- No te he preguntado – afirmó.
- ¡Oh vamos Castle! – le dijo subiendo la voz – no me lo has preguntado con palabras pero lo has hecho con tus caras y tu forma de reaccionar.
- ¿Mi forma de reaccionar? – espetó – no he sido yo quien lo ha ocultado.
- Si lo hubiese ocultado no estaríamos hablando de ello – le dijo frunciendo el ceño – sabía que no te gustaría.
- Mira Kate – comenzó en voz baja – está bien que un amigo se preocupe por otro, entiendo que te llame o que tú le llames a él. Pero no me lo ocultes ¿vale? Eso es lo que no me gusta.
- No te lo he ocultado –contestó en el mismo tono de voz que él.
- Vale, la próxima vez espero que lo cuentes sin que tenga que preguntarte con miradas, reacciones o palabras… - le dijo rápidamente – yo te quiero ¿sabes? y no desconfío de ti ¿de acuerdo?
- De acuerdo – le dijo ella después de unos segundos – tan sólo nos poníamos al día, hacía más de un año que no hablaba con él.
- No te he preguntado de que hablabais – repuso.
- Lo sé – le dijo – pero quiero contártelo. Le he dicho que estamos juntos.
- ¿Es necesario que lo sepa? – le dijo algo molesto.
- No sé si para él lo es –respondió- pero para mí si.
- Lo siento – contestó – no ha sonado como quería decirlo.
- Da igual Castle – sentenció - ¿te ayudo?
- Si por favor – le dijo sonriendo
Kate se abrochó el albornoz y se acercó hasta la silla donde él estaba sentado.
- ¿Te importa levantarte? – le dijo
Castle la agarró de la mano tirando hacía él y obligándola a sentarse a horcajadas sobre sus piernas.
- Pero ¿Qué haces Castle? – le preguntó.
- Intento besarte – le dijo pasando su brazo sano por la espalda de ella y acercando su boca a la de ella – un beso para que entiendas lo mucho que te quiero.
- Vas a hacerte daño – le reprendió y él la apretó más contra su cuerpo.
- Te aseguro que sentado aquí no me duele en absoluto – le dijo besándola.
- Castle ¿Cómo es posible? – le preguntó sonriendo al notarle contra ella.
- Kate – le dijo en su boca – te has desnudado frente a mí…
*** *** ***
FIN PARTE XI
G R A C I A S por leer hasta aqui.
De nuevo, espero que os haya gustado y no defraudaros.
GRACIAS por vuestros comentarios.
*** *** ***
Parte XI
Kate se despertó con el sonido de la alarma. Estiró la mano cogiendo su móvil y parándola. Abrió los ojos ubicándose. Estaba tumbada de costado dándole la espalda, tenía el brazo izquierdo de él rodeándola bajo el cuello, besó su antebrazo y se giró para mirarle.
- Buenos días – le dijo él
- ¿Cómo estas? – le preguntó Kate incorporándose sobre su codo para verle.
- Me he despertado mil veces, pero estoy bien – aseguró – es incómodo dormir así.
- ¿De verdad que quieres venir? ¿No prefieres quedarte en la cama?
- Te lo dije ayer… prefiero estar contigo.
- Esta bien – le dijo Kate dándole un beso en el hombro sano – hora de ducharse.
Kate le ayudó a quitarse el inmovilizador y la camiseta, abrió el grifo de la ducha y le miró sonriendo mientas él se quitaba con dificultad sus bóxer.
- Puedo hacerlo – le dijo él mientras ella se desnudaba.
- Lo sé – le recordó – anoche no necesitaste mi ayuda – le dijo sonriendo al recordar el momento.
Castle se quedo muy quieto mientras ella le enjabonaba el pelo y le pasaba la esponja por su cuerpo, con mucho cuidado le limpió la herida de la cara. Cuando ella terminó, él la beso en los labios.
- Saldré para que puedas terminar de ducharte – le dijo
- ¿Puedes? – le preguntó Kate insegura
- No te preocupes… te espero fuera.
Cogió una toalla secándose con una sola mano y como pudo, el pelo y la cara con ella, poniendo cuidado en la herida de su mejilla. Intentó secarse el resto del cuerpo, procurando no despegar su brazo del torso. Kate salió de inmediato poniéndose el albornoz y cogiendo una gran toalla para cubrirle.
- Tienes la piel de gallina – le dijo envolviéndole en la toalla – tenías que haber esperado a que yo acabase para salir, solo faltaba que te resfriases.
- Te retraso demasiado – le aseguró.
- Si – confirmó ella terminándole de secar el pelo con una toalla– pero no me importa.
Kate le curó la herida de la cara cubriéndosela con una tirita.
- ¿Puedes preparar la ropa que quieres ponerte mientras me seco el pelo?
- Claro – le dijo él besándola – tranquila.
Cuando Kate salió del baño, él no estaba en la habitación y el aroma a café le indicó donde debía estar.
- ¿Qué haces? – le preguntó acercándose.
- El desayuno – confirmó.
- Estás descalzo – le observó mirándole.
- Y no he sido capaz de abrocharme el pantalón ni de ponerme la camisa…
- Deja – le dijo intentando apartarle – yo lo haré.
- No. Ve a vestirte, yo haré las tostadas mientras te arreglas.
- ¿Estas seguro?
- Vamos, ve… intentaré no quemarlas…
Kate volvió a la habitación algo insegura, pero tendrían que darse prisa y si él conseguía hacer el desayuno, le daría tiempo para vestirse y dejar colocada la cama. Después de hacerlo, cogió la camisa y el inmovilizador de él y volvió a la cocina, donde Castle se las apañaba como podía con las tostadas.
- No las he quemado – informó.
- Me alegro, todo un detalle – le dijo – anda déjame ponerte la camisa y este trasto y estarás mejor.
Kate le echo un vistazo antes de ayudarle con la camisa. Sonrío al pensar que realmente era atractivo verle así, con los vaqueros sin abrochar, dejando ver sus bóxer, descalzo, con el pelo aún mojado y con el pecho desnudo preparándola el desayuno... le hizo sentarse en un taburete y se acercó para ayudarle a pasar el brazo por la manga de la camisa, al hacerlo aspiró su olor a recién duchado, unido a la colonia que seguro se había puesto, no pudo evitar sentirse atraída por él y posó su mano en su fuerte mandíbula, que la sonrió mirándola.
- ¿Qué? – preguntó él.
- Nada – contestó Kate besándole.
Le abrochó los botones, le ayudó con el pantalón y le colocó el inmovilizador en silencio. Mientras desayunaban ella le hizo tomarse sus pastillas y después recogió la cocina mientras él volvía a la habitación para calzarse.
Le ayudo a colocarse la gruesa cazadora, dejando la manga del brazo inmovilizado libre y se puso la de su uniforme. Él cogió la chaqueta de policía que Gates le había dejado.
- Tengo que devolvérsela – le dijo enseñándosela.
- Vámonos – le dijo asintiendo – llegaremos a tiempo – afirmó mirando la hora en su reloj.
Atravesaron las calles de Manhattan, viendo como el huracán había dejado bastantes destrozos, carteles publicitarios doblados, semáforos caídos, cables por los suelos, muros derruidos, grandes árboles arrancados de cuajo, teléfonos públicos en el suelo, coches destrozados con grandes ramas encima y eso sólo en la zona sin riesgo que atravesaban, las imágenes de las zonas bajas eran desoladoras… pero la ciudad había sobrevivido. Una fina lluvia hacía que los limpiaparabrisas del coche de Kate no dejasen de deslizarse rápidos arrastrando el agua del cristal.
La ciudad quería ponerse en marcha, pero aún había pocos transeúntes por la calle, era complicado con los túneles del metro inundados y los accesos por carretera cerrados, que los neoyorkinos llegasen a sus lugares de trabajo.
Llegaron hasta la comisaría y subieron a la cuarta planta. Aún era extraño ver a todos los detectives con sus uniformes reglamentarios, a la espera de recuperar poco a poco la normalidad y sus casos habituales. Espo se acercó a ellos sonriente.
- ¿Qué tal estas tío? – le preguntó
- Bien Espo, y mañana estaré mucho mejor para la fiesta – le dijo riendo – lo pasaremos genial.
- Eso espero tío – le dijo chocando la mano libre y riendo.
- Dejaros de tonterías – cortó Kate – Javi ¿Puedes ayudarle? No quiero que Gates…
- No te preocupes Beckett – contestó Espo - yo me ocupo de él cuando este aquí.
- ¿De que vas a ocuparte tío? – preguntó Ryan que acababa de llegar
- Tenemos que ocuparnos de ayudarle – dijo señalando a Castle – ya sabes…
- Vale… - dijo Ryan – pero no cuentes conmigo para ayudarte cuando necesites ir al baño – advirtió y se dirigió a su sitio ante la sonrisa de Kate.
- ¿Qué tal si empiezas ya Espo? – dijo molesto Castle desabrochándose la chaqueta - ¿me ayudas con esto?
- ¡Oh! Claro tío, ya voy – le dijo tirando de la chaqueta y haciéndole daño
- ¡Auch! – se quejó - ¡Suave tío!
- ¡Lo siento, lo siento!
Kate les miró sopesando si debería dejar que Espo y Ryan terminasen con Castle o ayudarle ella jugándose que Gates sospechase algo.
- ¡Señor Castle! – dijo Gates saliendo de su despacho al verle - ¿se puede saber que hace usted aquí? Debería estar en su casa descansando.
- Bueno, pensé que podría ser más útil aquí que en casa aburrido – contestó.
- En tal caso, seguro que encontraré algo que pueda hacer por nosotros – le dijo volviendo a su despacho.
- Tiene razón tío – le dijo Ryan – yo me habría quedado en casa.
- ¿Y perderme lo bien que vais a cuidarme? – le dijo - ¡Nooo!
- Señor Castle… ¿cree que podría ayudar haciendo llamadas telefónicas? – le preguntó Gates saliendo de su despacho con un listado – durante las últimas horas se han trasladado a heridos a diferentes hospitales y albergues, hay que localizar a sus familiares e informarles de donde están.
- Si claro – le dijo tendiéndole la mano para que le diese el listado.
- Puede utilizar el despacho del teniente Thompson – le dijo – ustedes dos – les dijo a Ryan y Espo, les voy a necesitar para salir ahí fuera a poner orden junto a los bomberos, y en cuanto a usted Beckett venga conmigo a mi despacho, coordinará conmigo los avisos, ya lo hizo la otra noche y tengo demasiado papeleo voy a necesitar ayuda.
- Si señor – contestaron los cuatro.
La mañana pasó demasiado rápido, cada uno ocupado en las tareas asignadas, ayudando a que poco a poco la ciudad fuese recuperando su estado normal.
Ryan y Espo, desde la calle, podían ver como los neoyorkinos, histéricos y estresados día a día, hacían largas y organizadas colas frente a los pocos establecimientos abiertos con normalidad, para poder hacerse con un café y un donuts, o con un trozo de pizza o una hamburguesa, nadie se quejaba, no había gritos ni peleas. Los supermercados estaban vacíos, desabastecidos, y muchos de los ciudadanos poco previsores, habían tenido que acudir a los improvisados comedores que el ejército había montado por la ciudad y donde repartían alimentos, agua y toda clase de productos básicos.
Kate ayudaba a Gates con las llamadas de la central y la coordinación de los equipos y Castle, que no había visto terminada su tarea con las listas que cada dos por tres Kate o Gates le entregaban, seguía haciendo llamadas para localizar familiares.
- Usted y Castle deberían bajar a la cafetería a comer algo – le dijo Gates en un momento que los teléfonos habían dejado de sonar.
- ¿Y usted señor? – le preguntó Kate.
- No me hace especial ilusión comer en la cafetería – le dijo – mi marido me ha preparado unos emparedados.
- ¡Ah! – dijo Kate sorprendida.
- Si detective, aunque no pueda creerlo – le dijo Gates – estoy casada y tengo dos hijos adolescentes.
- Yo no quería… - se disculpó Kate.
- Lo sé detective… usted no me ha preguntado… nuestras vidas privadas son nuestras – aseguró
- Si señor… - le dijo – creo que debería… – dijo señalando a través de los cristales a Castle.
- Si, vayan a comer…
Kate salió del despacho de Gates cogió su abrigo y la cazadora de Castle y al ir a buscarle oyó el sonido del ascensor que se abría. Miró por costumbre y vio a un muchacho joven con dos bolsas de cartón en la mano que miraba para todas partes. Se acercó hasta él.
- ¿Puedo ayudarte en algo? – le preguntó.
- Si claro… - le dijo aliviado – busco a Richard Castle.
- Acompáñame –le dijo llevándole hasta el despacho de Thompson.
- ¡Oh! Vaya – dijo Castle levantándose rápidamente – has tardado menos de lo que esperaba – le dijo al chico mientras sacaba del bolsillo trasero de su pantalón su billetera - ¿Cuánto es?
- Ochenta y siete con cincuenta señor – le dijo el chico poniendo las bolsas sobre la mesa y buscando el recibo.
- Toma – Castle le dio dos billetes de cincuenta – quédate con el cambio y dale las gracias a Craig de mi parte.
- Si señor – le dijo sonriente el muchacho saliendo del despacho.
- ¿Qué es esto? – preguntó Kate
- Nuestra comida – le dijo – he pedido también para Gates.
- ¿Qué has hecho que? – le dijo Kate medio riendo.
- He llamado a Brian para ver como estaba el Old Hunter – empezó a contarle – y al parecer esta hasta los topes de gente, me ha dicho que no intentase salir a comer, los pocos locales abiertos están llenos de gente. Él ha llamado a Craig, el restaurante de al lado, ya sabes, siempre le hacemos favores con las bebidas y le dejamos parte de nuestro almacén y ha conseguido que enviasen la comida. ¿Vamos a la sala de descanso?
- ¿Se lo dices tú a Gates? – le preguntó sonriendo – yo me encargo de llevar estas bolsas.
- Claro.
Castle se encaminó al despacho de Gates, llamando con los nudillos. Ella levantó la mirada por encima de sus gafas.
- ¿Si?
- He encargado algo de comida –le dijo- la esperamos en la sala de descanso, ahora esta caliente.
- ¿Cómo dice? – preguntó quitándose las gafas.
- No me haga repetirlo señor o la comida se quedará fría – contestó saliendo del despacho.
Entró en la sala de descanso, Kate había extendido sobre la mesa unos manteles de papel que había sacado de una de las bolsas y colocaba los cubiertos y las servilletas desechables.
- ¿Qué has pedido? – preguntó Kate sacando las tres bandejas cubiertas y colocándolas sobre los manteles.
- No lo sé – contestó – le dije que nos mandasen lo que pudiese.
- Señor Castle – dijo entrando Gates – le agradezco que se acordase de mi.
- No respondo de la comida que nos hayan enviado – aseguró Castle.
- Bueno, seguro que es mejor que la de la cafetería – dijo Gates – y que los emparedados del señor Gates – afirmó y Castle miró a Kate que le negó con la cabeza para que no hiciese preguntas.
Se sentaron destapando las bandejas, aún calientes, descubriendo un bistec, puré de patata, zanahorias y champiñones.
- Vaya – dijo Gates – esto tiene muy buena pinta.
- Será mejor que me dejes el tuyo – le dijo Kate – no creo que puedas comértelo sin trocear.
- Gracias – le dijo mirándola.
Los tres comieron hablando sobre la situación de la ciudad, Gates fue interrumpida en un par de ocasiones por llamadas de la central, volviendo a su despacho, momentos que Kate aprovechó para contarle lo del desconocido señor Gates y para recordarle que tuviese cuidado para no delatar su relación, dándole a escondidas sus pastillas para que se las tomase con la comida.
Cuando terminaron de comer, Castle preparó tres cafés para acompañar a las tartas de manzana que les habían incluido como postre.
- Según está la ciudad – comenzó Gates – no entiendo como ha podido conseguir que le mandasen esta comida.
- Sólo hay que conocer a las personas adecuadas – contestó él entregándole el café.
- No le preguntaré a quien conocía cuando se esfumó de esta comisaría – le dijo reprendiéndole.
- Y aunque lo hiciese – contestó – no se lo diría. Tuve que hacerlo – continuó – siento mucho que fuese así, pero…
- Lo entiendo… supongo que no tenía otra alternativa- contestó ella – pero desde entonces reviso personalmente las órdenes de traslado y espero que no difunda en ninguno de sus libros como lo hizo, no me gustaría quedar en ridículo aún más.
- No. No puedo desvelar esos datos – le aseguró – más de uno me mataría…
Los tres rieron distendidos, volviendo a sus tareas diez minutos después.
Hasta que el alcalde no declarase que había pasado el peligro, todos los efectivos de la policía debían hacer turnos de 12 horas, y no los habituales de 8, turnándose para librar días completos. Gates estudiaba los turnos cuando Castle entró al despacho donde estaban ella y Kate para decirles que había acabado con las llamadas.
- Bien – le dijo - ¿ustedes tuvieron libre el domingo 27 verdad? – preguntó a ambos
- Si – contestó Kate.
- Pondré a su equipo libre el jueves día 1 – les dijo mientras apuntaba.
- Estupendo – contestó alegre Castle.
- ¿Le hace ilusión señor Castle? – le dijo mirándole por encima de las gafas -le recuerdo que usted no tiene la obligación de estar aquí.
- Lo sé, lo sé – contestó él ante la atónita mirada de Kate – pero que libere a mis compañeros para que no puedan poner pegas en acudir a mi fiesta de Halloween es algo que no esperaba - le dijo - a propósito, si quiere pasarse por mi casa mañana, será bienvenida – le dijo.
- Ya – le dijo ella desprevenida- gracias.
Kate le miró disimulando cara de fastidio. Sólo le faltaba que Gates fuese a la fiesta y se enterase de todo.
- Por cierto señor Castle – le dijo con tono algo sarcástico - ¿no cree usted que ya teníamos bastante trabajo con organizar la ciudad?
- ¿Cómo dice? – preguntó él sin saber a que podía referirse.
- Su amigo, el Alcalde Weldon, nos ha pedido que colaboremos en los traslados de material de Halloween para los niños de los refugios, le ha nombrado un par de veces, así que entiendo que usted esta detrás de todo esto…
- Pare, pare, señor – le dijo – yo sólo pedí colaboración económica al Alcalde para que ningún centro se quedase sin entregas, en ningún momento le pedí que se hiciese cargo del transporte, es más, yo llevaré mi parte por mi cuenta – Kate le miró con cara de horror intentando hacerle ver que mejor sería que no provocase a Gates.
- No se preocupe, nuestros chicos en toda la ciudad, estarán encantados de poder llevar algo de alegría a esos chiquillos – le dijo - ¿necesitará ayuda con sus traslados? – Kate puso cara de sorpresa.
- No, no… - contestó – Beckett, Espósito y Ryan me ayudarán al acabar el turno.
- ¿Dónde entregará usted su parte? – preguntó.
- En Queens.
- Hay problemas para cruzar a Queens – le informó – lleven los coches oficiales para que no les pongan pegas – le dijo a Kate que asintió – y llámenme si tienen problemas.
- Gracias – contestó él.
- Bien… pues mañana ya tiene usted trabajo asignado – le dijo – organizará usted las entregas que nos han encargado en esta comisaría – Kate le miró reprimiendo una risa – si le parece gracioso detective puedo hacer que usted le ayude – le dijo a Kate.
- No señor – contestó ella cambiando el gesto.
- Bien, lo suponía – dijo – esta ciudad necesita que aparentemos normalidad y conseguiremos ponernos al día… mañana celebraremos Halloween sin que Sandy haya podido con nosotros – les dijo.
Quedaban unos minutos para acabar el turno cuando llegaron Espo y Ryan, que habían pasado el día acompañando a los bomberos que no habían parado de asegurar carteles, revisar edificios y retirar árboles de las calles, asegurándose que ningún transeúnte invadiese la zona de trabajo de estos.
Gates salió de su despacho:
- Espósito y Ryan, mañana miércoles volverán a hacer lo mismo, el jueves tienen descanso. Beckett usted puede dejar su uniforme en casa, mañana la necesito para coordinar conmigo. Castle, si usted se encuentra en condiciones de venir, agradeceré su ayuda con las entregas de las que hablamos. Buen trabajo señores. Hasta mañana – les dijo metiéndose de nuevo en su despacho.
- Señor – llamó Castle – tenga, tengo que devolverle esta chaqueta – dijo tendiéndosela.
- Quédesela señor Castle, creo que ha demostrado que es uno más de nosotros – afirmó – espero que no haga un uso indebido de ella – le dijo viendo la sonrisa de oreja a oreja de Castle.
Espo le dio una palmada en la espalda y Ryan soltó una risita.
- Chicos – les dijo él - ¿Qué tal si me ayudáis hoy a llevar las cajas a Queens? Si vamos mañana no tendré tiempo para preparar la fiesta.
- ¿Qué cajas? – preguntó Ryan
- Castle ha organizado un envío de material de Halloween para los niños de los refugios – dijo Kate.
- Yo lo siento – dijo Ryan – pero tengo invitados en casa.
- Yo si puedo – dijo Espo – voy a llamar a Lanie y que nos ayude.
Gracias a la ayuda de James, el portero del edificio de Castle, que les prestó la furgoneta de transporte de su hijo, que trabajaba en una floristería, pudieron meter todas las cajas y llevarlas en un único viaje.
Kate conducía su coche con Castle al lado, Martha, Alexis y Jim en el asiento trasero pues no quisieron perdérselo y Espo iba detrás con Lanie en la furgoneta negra rotulada con letras doradas de la floristería.
Cuando llegaron a la Avenida Hillside, en Queens, al colegio público interdisciplinario para el desarrollo infantil, buscaron al responsable de la coordinación y le entregaron las cajas.
- ¿Por qué no se quedan y reparten las cosas entre los niños? – les dijo – es el turno de cenas para los más pequeños deben de estar todos en el comedor.
Castle miró a sus acompañantes, que sonrieron encantados ante la propuesta. Les condujeron hasta el comedor, varios voluntarios trasportaban con carros las cajas de material, el coordinador les hizo colocarse junto a las cajas apiladas en siete montones donde entregarían a cada niño las bolsas. El coordinador con un altavoz fue indicando a los niños tras terminar los postres, que fuesen colocándose en fila, ordenados y sin prisas, advirtiéndoles que el día de Halloween sería al día siguiente, y que deberían guardar aquellas bolsas para la siguiente noche.
Los siete disfrutaron entregando las bolsas a los niños, veían sus caras emocionadas al mirar dentro de las bolsas y ver todas las cosas que había dentro. Algunos de los niños les daban besos y abrazos, Espo incluso subió en sus hombros a un pequeño de unos cuatro años y se sentó en el suelo con el niño en sus hombros, y este iba entregando a sus amiguitos las bolsas que Espo le iba dando.
- Ha sido genial, muchas gracias – le dijo Castle al coordinador cuando acabaron de entregar las bolsas.
- No señor, gracias a usted – le contestó- estos chavales mañana disfrutarán de lo lindo, esas pinturas para la cara han sido muy acertadas, podremos maquillarles y aunque no tengan disfraz, lo disfrutarán.
- Ha sido un placer – le dijo Castle.
- Si mañana pueden venir por aquí, serán bienvenidos – le dijo el coordinador – y no se preocupen, las bolsas que han sobrado serán entregadas a los chavales que se acerquen por aquí, que seguro que son muchos, el barrio sabe que estamos aquí y que haremos intercambio con los niños de la zona.
- No creo que nos sea posible, pero verles hoy así… ha sido suficiente – contestó Kate.
Se despidieron del coordinador y volvieron a la casa de Castle, Espo y Lanie para recoger el coche del primero. Antes de que Espo y Lanie se fuesen, Castle sin que Kate se enterase, le dijo que le esperasen cinco minutos a que bajase de su casa, pues tenía que darles algo.
Los cinco subieron hasta la casa de Castle, donde este se disculpó diciendo que iba a entregar un obsequio a James por su ayuda, y bajó de nuevo a la calle, donde Lanie y Espo le esperaban.
- Seguirme chicos – les dijo haciéndoles entrar al portal y guiándoles hasta su cuarto trastero
- ¿Qué es lo que ocurre Castle? – preguntó Lanie.
- Supuse que con todo el lío del huracán no tendríais tiempo para preparar un disfraz para mañana, así que, me he tomado la libertad de hacerlo por vosotros – les dijo – los tengo aquí, los de Ryan y Jenny también.
- ¿Y porqué tanto secreto con Beckett? – preguntó Espo
- Sencillo, su disfraz esta también aquí y es una sorpresa – le dijo.
- Ahora lo entiendo – dijo Lanie.
Les hizo entrega de sus disfraces, que estaban guardados en cajas, en las que iban rotulados sus nombres.
- Chicos no los abráis hasta mañana – les advirtió – es una sorpresa y así ninguno sabréis de que se disfraza el otro.
- Gracias tío – le dijo Espo tendiéndole la mano – la verdad es que no tenía nada pensado.
- Ni yo Castle – dijo Lanie – aunque me asusta saber que es lo que has elegido.
- Tranquila Lanie – contestó riendo – me ayudaron en la tienda. Sólo puedo deciros que son personajes de películas. Os han incluido fotografías y todo lo necesario para maquillaros y los accesorios están en las cajas más pequeñas – les informó.
- Bien – le dijo Espo – será mejor que nos marchemos, pasaré por casa de Ryan y le entregaremos los suyos.
- No los abráis – recordó Castle.
- Descuida – aseguró Lanie – yo también tengo curiosidad por saber que has elegido para Kate.
- Mañana lo verás Lanie – le dijo riendo.
Castle se despidió de ellos, pasó de nuevo por la casa de James, que esta vez se negó en redondo a que Castle le entregase dinero por el favor, pese a que este le intentaba hacer comprender que habían consumido cierta cantidad de gasolina. James siguió con su negativa. Y Castle se despidió dándole mil veces las gracias por su ayuda.
- Richard, ver esas caritas ha sido todo un regalo – le dijo Martha cuando Castle entró a la casa.
- Si papá – confirmó Alexis sacando una pizza del horno.
- ¿Hoy cenamos pizza? – preguntó Castle extrañado.
- Yo sí – le dijo Alexis – de vez en cuando necesito comer cosas de estas o perderé la costumbre cuando vuelva al campus.
- Y nosotros ¿Qué cenaremos? – preguntó acercándose a Martha que trasteaba por la cocina.
- Crema de verduras y pescado – contestó – Jim lo ha preparado esta mañana.
- Gracias Jim – le dijo – por un momento pensé que había cocinado mi madre
- Es lo menos que puedo hacer – le dijo Jim mientras preparaba la mesa.
- ¿Y Kate? – preguntó Castle
- Ha sonado su móvil y está hablando en tu despacho.
Castle la miró a través de las estanterías viéndola reír mientras hablaba por el móvil. Ayudó a Jim a terminar de preparar la mesa y pasados unos minutos se sentaron para cenar. Kate aún hablaba por el móvil.
- Voy a avisarla – dijo Castle.
Se acercó y llamó con los nudillos, abriendo despacio la puerta. Ella le miró y él le hizo un gesto indicando que la cena estaba lista. Kate tapó el móvil.
- Ir cenando, ahora voy.
Castle salió y cerró la puerta.
- Que cenemos, ahora vendrá – dijo deseando preguntar si alguien sabía con quien hablaba.
Kate apareció cuando todos comían sus postres. Castle la miró interrogándola, pero Kate no quiso decir nada.
- Lo siento – dijo – esto tiene muy buena pinta
- Y esta muy bueno –confirmó Martha – tu padre tiene buena mano para la cocina.
- Espera – le dijo Castle quitándole el plato y levantándose – estará frio, lo calentaré.
- No, no, espera – le dijo ella cogiéndole la mano – me gusta así.
- Esta frío Kate – contestó algo enfadado.
- No discutas con ella Rick – advirtió Jim – siempre ha comido el pescado frío – dijo mirando a su hija que le sonrió agradeciéndole que interviniese con una mentira.
- Está bien – dijo Castle sentándose – pues frío entonces.
- ¿No te gusta el pescado Alexis? – preguntó Kate señalando los restos de pizza de su plato y cambiando de tema aunque sabía de sobra los gustos de la chica.
Minutos después, cuando todos habían acabado, Martha y Alexis empezaron a recoger la mesa, Kate se levantó para ayudarlas.
- No Kate – le dijo Alexis – tú has trabajado hoy y mañana madrugas. Deberías ir a dormir.
- Si. Tienes razón – le dijo mirando su reloj – debería ir a dormir.
- ¿Papá mañana volverás a comisaria? – preguntó Alexis
- Si, pero intentaré volver a medio día para preparar todo para la fiesta – contestó.
- No te preocupes, nosotros decoraremos todo – dijo Martha – tu también deberías ir a dormir ya – le dijo.
- Si, es cierto – contestó.
- Bueno, pues vamos, te ayudaré con esto – le dijo Kate señalando el inmovilizador.
Castle cerró la puerta de su despacho y la siguió hasta la habitación.
- Voy a darme una ducha antes de acostarme – le dijo ella - ¿quieres meterte ya en la cama o …?
- No me importaría ducharme antes – dijo serio sentándose en una silla para quitarse los zapatos y los calcetines – si me ayudas con el inmovilizador intentaré hacerlo sólo esta vez.
- ¿Por qué? – le preguntó mientras se quitaba el uniforme.
- Creo que debería intentar hacerlo solo – contestó sin mirarla.
- Está bien – contestó Kate terminando de desnudarse y poniéndose el albornoz – era Josh, sólo quería saber si estaba bien después de todo esto del huracán.
- No te he preguntado – afirmó.
- ¡Oh vamos Castle! – le dijo subiendo la voz – no me lo has preguntado con palabras pero lo has hecho con tus caras y tu forma de reaccionar.
- ¿Mi forma de reaccionar? – espetó – no he sido yo quien lo ha ocultado.
- Si lo hubiese ocultado no estaríamos hablando de ello – le dijo frunciendo el ceño – sabía que no te gustaría.
- Mira Kate – comenzó en voz baja – está bien que un amigo se preocupe por otro, entiendo que te llame o que tú le llames a él. Pero no me lo ocultes ¿vale? Eso es lo que no me gusta.
- No te lo he ocultado –contestó en el mismo tono de voz que él.
- Vale, la próxima vez espero que lo cuentes sin que tenga que preguntarte con miradas, reacciones o palabras… - le dijo rápidamente – yo te quiero ¿sabes? y no desconfío de ti ¿de acuerdo?
- De acuerdo – le dijo ella después de unos segundos – tan sólo nos poníamos al día, hacía más de un año que no hablaba con él.
- No te he preguntado de que hablabais – repuso.
- Lo sé – le dijo – pero quiero contártelo. Le he dicho que estamos juntos.
- ¿Es necesario que lo sepa? – le dijo algo molesto.
- No sé si para él lo es –respondió- pero para mí si.
- Lo siento – contestó – no ha sonado como quería decirlo.
- Da igual Castle – sentenció - ¿te ayudo?
- Si por favor – le dijo sonriendo
Kate se abrochó el albornoz y se acercó hasta la silla donde él estaba sentado.
- ¿Te importa levantarte? – le dijo
Castle la agarró de la mano tirando hacía él y obligándola a sentarse a horcajadas sobre sus piernas.
- Pero ¿Qué haces Castle? – le preguntó.
- Intento besarte – le dijo pasando su brazo sano por la espalda de ella y acercando su boca a la de ella – un beso para que entiendas lo mucho que te quiero.
- Vas a hacerte daño – le reprendió y él la apretó más contra su cuerpo.
- Te aseguro que sentado aquí no me duele en absoluto – le dijo besándola.
- Castle ¿Cómo es posible? – le preguntó sonriendo al notarle contra ella.
- Kate – le dijo en su boca – te has desnudado frente a mí…
*** *** ***
FIN PARTE XI
G R A C I A S por leer hasta aqui.
De nuevo, espero que os haya gustado y no defraudaros.
Anver- Policia de homicidios
- Mensajes : 711
Fecha de inscripción : 14/06/2012
Localización : Madrid
Re: Fieles amigos. Parte FINAL (13 Dic)
el capi muy bueno... sigue!!! y como siempre nada q decir Anver muy bueno el capitulo !FABULOSO!
Fanny_123- Autor de best-seller
- Mensajes : 831
Fecha de inscripción : 15/09/2012
Edad : 24
Localización : Chile!!! c:
Re: Fieles amigos. Parte FINAL (13 Dic)
Ana, la última frase creo que deberías cambiarla, ¿cómo puedes pensar que tus capítulos puedan defraudar? Eso no ocurrirá nunca, son siempre geniales.
Me gusta mucho la forma en la que Kate cuida de Castle,como está pendiente de él.
No sé por qué tengo la sensación que Gates sabe más de lo que Kate y Castle creen y que solo le falta confirmar sus sospechas sobre la pareja, puede que esa fiesta de Halloween le sirva para comprobarlo.
La escena final de celos de Castle me ha sorprendido, sobre todo por el hecho de que fuese Josh la persona con la que hablaba Beckett, me ha dado la sensación que esa conversación no se va a quedar solo en esa llamada... Pero esta pareja no puede estar mucho tiempo enfadada, se quieren demasiado
Me encanta cada capítulo Ana, ya lo sabes
Me gusta mucho la forma en la que Kate cuida de Castle,como está pendiente de él.
No sé por qué tengo la sensación que Gates sabe más de lo que Kate y Castle creen y que solo le falta confirmar sus sospechas sobre la pareja, puede que esa fiesta de Halloween le sirva para comprobarlo.
La escena final de celos de Castle me ha sorprendido, sobre todo por el hecho de que fuese Josh la persona con la que hablaba Beckett, me ha dado la sensación que esa conversación no se va a quedar solo en esa llamada... Pero esta pareja no puede estar mucho tiempo enfadada, se quieren demasiado
Me encanta cada capítulo Ana, ya lo sabes
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Castlet: What happens if you don’t like what you see?
Beckett: What happens if you don’t let me look?
Re: Fieles amigos. Parte FINAL (13 Dic)
Nunca defraudas, me encanta, sigue pronto.
anaforo- Escritor - Policia
- Mensajes : 1090
Fecha de inscripción : 06/02/2012
Edad : 31
Localización : Murcia. Y en una de las 20 manzanas que hay entre la casa Rick y la de Kate :)
Re: Fieles amigos. Parte FINAL (13 Dic)
No sé cómo lo haces, pero cada vez que leo algo tuyo me entran unas ganas de enamorarme... jajaja
Re: Fieles amigos. Parte FINAL (13 Dic)
Si es que hay cosas que nunca cambiaran, como Rick al ver desnudandose a Kate..
ME ENCANTA
ME ENCANTA
AlwaysSerenity- Autor de best-seller
- Mensajes : 966
Fecha de inscripción : 14/10/2012
Edad : 27
Localización : Málaga (Andalucia) España
Re: Fieles amigos. Parte FINAL (13 Dic)
Cada capítulo me gusta más! Sigue pronto!
forever23- As del póker
- Mensajes : 382
Fecha de inscripción : 09/09/2012
Edad : 32
Localización : Bilbao
Re: Fieles amigos. Parte FINAL (13 Dic)
si otra vez mas me encanta ti fic
choleck- Escritor - Policia
- Mensajes : 1967
Fecha de inscripción : 07/06/2012
Localización : en la parra
Re: Fieles amigos. Parte FINAL (13 Dic)
Me encantan la relación de Castle y Beckett en tu fic!!
Escribes genial, aunque eso ya lo sabes, y da gusto leer tus capítulos!
Sigue pronto Ana!!!
Escribes genial, aunque eso ya lo sabes, y da gusto leer tus capítulos!
Sigue pronto Ana!!!
cris_beckett- Autor de best-seller
- Mensajes : 857
Fecha de inscripción : 29/05/2012
Edad : 33
Localización : Madrid
Re: Fieles amigos. Parte FINAL (13 Dic)
sigueeeee jajajaj me encantaaaa
castle&beckett..cris- Escritor - Policia
- Mensajes : 5471
Fecha de inscripción : 20/03/2011
Edad : 33
Localización : Menorca..I LOVE NEW YORK..NYPD..RICK CASTLE & KATE BECKETT
Re: Fieles amigos. Parte FINAL (13 Dic)
Defraudar? Imposible, lo que hace falta es que lo continues cuanto antes.
Delta5- Escritor - Policia
- Mensajes : 10286
Fecha de inscripción : 30/07/2012
Localización : Ciudadano del Mundo
Re: Fieles amigos. Parte FINAL (13 Dic)
Jamás pensé que era Josh...desde cuándo se preocupa después de un año???? Me recuerda algo que no me trae buenos recuerdos...espero que no traiga problemas, igual las reconciliaciones por lo visto resultan muy buenas para ellos.
Capítulo maravilloso, y que todos fueron a entregar los regalos me gusto.
Ya la pareja esta para que vivan juntos por siempre.
Defraudar? Lo harías sí dejas de escribir.....
Capítulo maravilloso, y que todos fueron a entregar los regalos me gusto.
Ya la pareja esta para que vivan juntos por siempre.
Defraudar? Lo harías sí dejas de escribir.....
silvanalino- Escritor - Policia
- Mensajes : 2439
Fecha de inscripción : 01/12/2010
Edad : 51
Re: Fieles amigos. Parte FINAL (13 Dic)
Pues no te había comentado, porque ya no sé que decirte...
La mini escena de celos me ha encantado, como se pone solo porque la llamen al móvil...
Genial como siempre, te espero el jueves =)
La mini escena de celos me ha encantado, como se pone solo porque la llamen al móvil...
Genial como siempre, te espero el jueves =)
Re: Fieles amigos. Parte FINAL (13 Dic)
Me ha encantado. él es un cabezota y hasta que no tenga su fiesta no para. Me encanta esa forma de gustarle un poco más a Gates, trayendole el almuerzo, seguro que eso a la dama de Hierro le toco el corazancito. Ha sido genial averiguar que está casada y tiene dos hijos Seguro que no tiene que ser tan fría ni con tanto caracter como nos la muestra a diario, me encanta tu idea de conocer un poco más de ella, creo que es un persona que tiene una vida completa y magnifica que deberian mostrarnos en la serie.
Los momentos Kate-Rick te quedan de maravilla, me encanto ese final, ese ataque de celos, pero que ella supo manejar de forma adecuada y no termino de mal modo, te ha quedado super real, fantastico. Y está preparado para ella en cada momento, que golfito es Rick.
Gracias por el nuevo capitulo ha sido fantastico, ¡con ganas que llegue el lunes!
Los momentos Kate-Rick te quedan de maravilla, me encanto ese final, ese ataque de celos, pero que ella supo manejar de forma adecuada y no termino de mal modo, te ha quedado super real, fantastico. Y está preparado para ella en cada momento, que golfito es Rick.
Gracias por el nuevo capitulo ha sido fantastico, ¡con ganas que llegue el lunes!
Invitado- Invitado
Re: Fieles amigos. Parte FINAL (13 Dic)
Tú nunca defraudas, siempre que entro lo primero que hago es ver si has actualizado. Me encanta este capítulo y la solidaridad de todos.
Me ha hecho mucha gracia cuando Castle ha ido en busca de Gates para comer, jejejejeje.
Espero que Josh no aparezca y estropee todo
Estoy deseando de leer esa fiesta de disfraces y ver de que van cada uno, ira Gates difrazada???
Continúa pronto.
Me ha hecho mucha gracia cuando Castle ha ido en busca de Gates para comer, jejejejeje.
Espero que Josh no aparezca y estropee todo
Estoy deseando de leer esa fiesta de disfraces y ver de que van cada uno, ira Gates difrazada???
Continúa pronto.
Yaye- Escritor - Policia
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Localización : Huelva
Re: Fieles amigos. Parte FINAL (13 Dic)
Espectacular. Me encanta como lo cuentas todo, y sobre todo esos momentos no solo del trabajo, sino también de la vida cotidiana de ellos dos juntos o con la familia. Se echa tanto de menos eso en la serie, que leerlo todo tan detallado, es como verlo.
En la serie, nosotros sabemos que se quieren y todo eso, pero ellos parecen no tenerlo muy claro y más de una ves los veo forzados y poco naturales. Así que gracias por enmendarlo.
En la serie, nosotros sabemos que se quieren y todo eso, pero ellos parecen no tenerlo muy claro y más de una ves los veo forzados y poco naturales. Así que gracias por enmendarlo.
Cata Castillo- Escritor - Policia
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Fanny_123- Autor de best-seller
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Localización : Chile!!! c:
Re: Fieles amigos. Parte FINAL (13 Dic)
Mil gracias por vuestros comentarios. Son estupendos y me han animado a seguir escribiendo e intentar mejorar las descripciones, sinceramente espero haberlo conseguido.
Un placer escribir para vosotr@s.
PARTE XII
Cuando a las seis y media sonó la alarma del móvil de Kate, ella estiró el brazo sin abrir los ojos y la canceló. Notó a su espalda frío y se giró para descubrir que él no estaba allí. Frunció el ceño ¿Dónde estaría? Quizá se había hecho daño en el hombro. La noche anterior decidió cambiar el inmovilizador por el otro más suave de neopreno para poder dormir y seguramente le dolía y no había querido despertarla. Se sentó sobre la cama intentando despejarse y salir a buscarle, sin duda estaría en el sofá.
Se levantó y al hacerlo, oyó el agua en la ducha. No podía ser ¿estaba duchándose solo? Kate entró en el baño justo en el momento en el que a él se le caía el bote del gel armando un gran escandalo puesto que al intentar cogerlo, parte del gel se había derramado por fuera y volvió a escurrírsele de la mano. Kate sonrió y se mantuvo en silencio, desnudándose y entrando en la ducha con él.
- Buenos días ¿Necesitas ayuda? –le dijo acercándose para besarle.
- Buenos días – dijo respondiendo al beso – lo estoy intentando.
- Ya lo veo – contestó enjabonándole el pelo con el champú que él acababa de ponerse – no parece que se te dé muy mal. ¿Cómo se te ha ocurrido meterte al agua con el neopreno?
- Es neopreno, no va a estropearse – afirmó – luego lo pongo a secar.
Kate le aclaró el jabón del pelo y le lavó con cuidado la herida de la cara. Cuando terminó, él salió de la ducha para que ella pudiese lavarse. Cogió una toalla y se secó como pudo el pelo y la cara primero, el pecho y las piernas después. Cuando Kate salió de la ducha y se puso su albornoz, él no tiritaba como el día anterior, Kate le secó la espalda, le envolvió la toalla en la cintura y le hizo sentarse para examinarle la herida de la cara.
- Se ve bastante bien – le dijo- deberíamos afeitarte - le dijo enseñándole los granitos que habían vuelto a aparecer en su cara y su cuello por el contacto de la incipiente barba de él.
- No, ahora no – contestó – la necesito para el disfraz de esta noche. Te prometo que antes de ir a dormir me la quito – le dijo levantando su mano derecha.
- Esta bien – le dijo sonriéndole – voy a curarte y hoy la dejaremos destapada.
Cuando llegaron a la comisaria una hora después, Castle orgulloso enseñaba la cicatriz de su cara a Ryan y Espo ante las risas de estos.
- Vamos tío – decía Espo – es sólo un rasguño ¿Quieres que te enseñe la cicatriz de mi disparo? –le dijo
- Noo – contestó Castle deprisa – no me apetece ver esa parte de tu anatomía.
- Seguro que - le dijo muy bajito – no has tenido problema en que Beckett se enseñase la suya ¿eh?
- No quieras saber demasiado – le dijo Kate dándole un golpe suave en la nuca – no seas cotillo.
- Te ha pillado tío – le dijo Ryan riendo.
Comenzaron su trabajo, Castle en el despacho de Thomson, llamando y haciéndose cargo de coordinar las entregas, Kate ayudando a Gates que ocupaba la mayor parte de su tiempo haciendo papeleo, afortunadamente la ciudad iba recuperándose y las intervenciones de la policía habían disminuido. Espo y Ryan estaban de nuevo en la calle, ayudando a los bomberos.
Castle terminó de coordinar las entregas de cada uno de los coches disponibles, terminó antes de lo que pensaba pues gran parte de los envíos los habían realizado los benefactores por su cuenta. Entró al despacho de Gates después de llamar con los nudillos.
- Todo está entregado y los equipos han vuelto a sus sedes – le dijo a Gates.
- Bien – contestó Gates – informaré al alcalde para que se quede tranquilo.
- Ahora si no le importa – le dijo él – voy a irme a casa.
- Le recuerdo que no tiene obligación de estar aquí y menos en su situación– le contestó señalándole el brazo– agradezco su ayuda estos días.
- Es lo menos que podía hacer – le dijo.
- Detective llévele a su casa – ordenó Gates a Kate– aún no hay taxis disponibles y aproveche para comer, tómese su tiempo.
Kate conducía camino de la casa de él, poco a poco veían como la ciudad iba recuperando el ritmo, cada vez más transeúntes caminaban de un lado a otro por la ciudad, poco a poco las líneas de autobús iban realizando sus recorridos casi por completo, el metro funcionaba a duras penas, algunas líneas seguían cerradas, los comerciantes se apresuraban a limpiar y retirar los grandes tablones de sus ventanales, algunos camiones de suministro llegaban hasta los supermercados, abasteciéndoles durante apenas unas horas, que era lo que tardaban los ciudadanos en vaciarlos.
- Gates esta bastante simpática ¿no crees? – preguntó Castle – dejándote salir a traerme a casa y decirte que comieses.
- Supongo que no es tonta y sabe que me invitarías a comer – contestó – como compañeros nos ve salir casi todos los días.
Cuando llegaron a la casa de Castle, Martha ayudaba a Alexis que subida a una escalera colgaba calabazas de papel.
- ¿Ya habéis acabado de trabajar? – preguntó Alexis
- Yo si, pero Kate tiene que volver después de comer – contestó él.
- Bueno, al menos comerás tranquila – le dijo Martha.
- Si Martha, y viendo como siguen los restaurantes cerrados – dijo Kate – comeré bien – aseguró mientras iba hasta su padre que estaba cocinando.
- Hola Katie – le dijo Jim acercándole la mejilla para que ella le besase.
- ¿Qué haces papá? – preguntó ella intentando mirar lo que tenía en la sartén.
- Carne y verduras para la lasagna – contestó Jim.
- Me encanta tu lasagna – afirmó Kate
- Estará lista en unos quince minutos – le informó - ¿vas con prisa?
- No. Quince minutos esta bien.
Kate volvió al lado de Castle, que colocaba pequeñas velas en portavelas.
- ¿Quieres que te ayude a cambiarte de ropa? – le preguntó.
- ¡Detective! – exclamó sonriendo- ¿no puedes esperar?
- Eres incorregible – le dijo ella poniendo los ojos en blanco.
- No te preocupes, estoy cómodo – le dijo besándola – te esperaré para que me ayudes con mi disfraz.
- ¿Vas a poder disfrazarte con esto? – le preguntó señalando su brazo inmóvil
- No tengo más remedio – contestó – no pienso renunciar a disfrazarme.
- ¿Vas a decirme ya cual es el mío? – aprovechó para preguntar.
- Cuando vuelvas – le dijo riendo – lo tendrás preparado sobre la cama.
- Recuerda que si no me gusta no pienso disfrazarme – advirtió.
Comieron tranquilamente y Castle acompaño a Kate a la puerta.
- ¿Vas a echarme de menos? – le preguntó él atrayéndola por la cintura con su único brazo libre.
- ¿No serás tú quien me eche a mí de menos? – devolvió la pregunta – No te preocupes Castle, en tres o cuatro horas estaré de vuelta – le dijo besándole.
- Eso son muchas horas detective – aseguró – no sé si voy a poder…
- Se bueno – le dijo andando hasta el ascensor – no des mucha guerra… - el la observó mientras ella pulsaba el botón y se abrían las puertas
- ¡Kate! – la llamó y ella giró su cabeza para mirarle – te quiero – le dijo con sus labios sin emitir sonido alguno mientras ella le sonreía y entraba al ascensor.
Él entró en su casa y se apoyó en la puerta tras hacerlo, pensando que eran cuatro horas, pero después de llevar una semana prácticamente pegados el uno al otro, le iban a resultar interminables esas cuatro horas. Kate aún sonreía cuando entró en su coche.
Kate pasó la tarde ocupada con Gates, apenas se dio cuenta del paso de las horas hasta que Gates le dijo que ya era la hora de irse.
Cuando Kate se disponía a entrar en el ascensor, Espo y Ryan salieron de él.
- Hola Beckett – le dijo Espo.
- ¿Qué tal chicos? – preguntó ella.
- Aburridos – contestó Ryan – menos mal que hoy tenemos fiesta – le dijo entusiasmado.
- Si, claro – afirmó – la fiesta.
- ¿De que iras disfrazada Beckett? – preguntó Ryan.
- Es una sorpresa – le dijo ella - ¿Y tú?
- Ya lo veras – contestó divertido.
- Nos vemos luego chicos – les dijo entrando al ascensor.
Kate llamó a la puerta y Castle le abrió sonriente.
- Te he echado de menos – aseguró.
- Y yo a ti – le dijo besándole.
Castle cerró la puerta y la sujetó por la cintura avanzando por la casa que ella miraba con sorpresa. Los sofás habían sido retirados junto a la pared, al igual que las sillas, dejando una sala diáfana y la mesa estaba llena de aperitivos de todo tipo y decorada con velas y calabazas, las estanterías y las lámparas estaban adornadas con telarañas artificiales, innumerables figuritas de insectos decoraban paredes, mesitas y hasta se descolgaban del techo, junto a murciélagos y calabazas. Por el suelo y en los rincones pequeños peluches con forma de ratas y en una esquina un muñeco imitaba un cadáver y a su lado y sobre el suelo un trozo de plástico rojo simulaba una gran mancha de sangre, varios cuervos fingían picotear el cadáver. En las paredes habían fijado dibujos de calaveras fluorescentes. Junto a la puerta de la entrada Castle había colocado una mesa alta y en ella un gran cubo de hojalata con dibujos de Halloween lleno de chucherías y decenas de copas vacías, sin duda para llenarlas de champagne y recibir a los invitados. Al otro lado una barra portátil con perchas colgadas para los abrigos de los invitados.
Toda la casa estaba llena de velas, que sin duda serían utilizadas más tarde, cuando se rebajase la luz, para dar un aspecto más tétrico. La encimera principal de la cocina estaba llena de copas, vasos y botellas de diferentes licores y sobre otra de las encimeras, decenas de sándwich apilados en platos y cubiertos con film transparente, en otros platos también cubiertos, dulces y galletas, en el suelo de la cocina, grandes contenedores de plástico con hielo contenían latas de refrescos y botellas de cerveza. En una enorme nevera portátil conectada a la red eléctrica, Castle le enseño hielos para poner en las bebidas.
- Vaya Castle – le dijo Kate – es increíble.
- ¿Te gusta? – preguntó él emocionado.
- ¿Lo habéis hecho en cuatro horas? – preguntó
- Tenemos práctica, deberías ver como la decoramos para Navidad – afirmó.
- ¿Todas estas bebidas, el hielo y la comida? – preguntó.
- Brian… tengo una taberna ¿recuerdas? – le dijo sonriendo – volverá a traer más hielo, bebidas y comida cuando lo necesitemos.
- Lo tenías todo bien planeado – le dijo.
- Y ahora deberías ver nuestros disfraces – aseguró tomándola de la mano y guiándola a la habitación.
Entraron en la habitación y Kate vio sobre la cama dos grandes bolsas de traje.
- Una vez – comenzó él – te pregunté que tipo de disfraz elegirías si tuvieses que hacerlo de mounstruo ¿recuerdas?
- Eso fue en aquella ocasión que Ryan y tú pensabais que un zombie estaba asolando la ciudad – le dijo riendo.
- Bueno, un zombie era – afirmó – pero un zombie colocado. ¿Recuerdas que me contestaste?
- Si. Van Hellsing – contestó rápida - ¿ese es mi disfraz? – preguntó algo decepcionada.
- Bueno – le dijo él desabrochando con su mano izquierda un par de botones de la camisa de ella – no sería muy apropiado para ti… de Van Hellsing me disfrazaré yo – aseguró besando sobre su escote – y tu te disfrazarás de su sexy compañera de aventuras Anna Valerius…
- ¿Anna Valerius? ¿en serio? – le dijo levantando la ceja – ¡Pero si al final muere!
- No muere – aseguró molesto
- ¿Cómo que no? – preguntó ella - ¿Hablamos de la misma película?
- No muere… se hace eterna – le dijo sonriendo.
- Argh
- Estoy deseando verte disfrazada – le dijo volviendo a besarla sobre su escote – Necesito un baño antes de la fiesta ¿me ayudas? Aún tenemos tiempo…
Por toda respuesta recibió la mano de Kate tirando de él hacía el baño, donde mientras se llenaba la bañera, ambos pudieron comprobar lo resistente que era el taburete que Castle tenía en el baño.
- Estate quieto Castle – le decía Kate mientras intentaba ponerle las lentillas de ojos lobunos – esto no es fácil ¿sabes?
- No puedo evitarlo, veo acercarse tu dedo y el párpado se cierra automáticamente – protestó.
- ¡Ahora! – exclamó tras colocarle la segunda – vamos parpadea.
- Son muy molestas, casi no veo – le dijo.
- Tu las elegiste – dijo separándose y poniéndose a su espalda frente al espejo - ¡Guau! Das miedo –aseguró mirándole fijamente a los nuevos ojos negros con el centro naranja.
- ¿Mucho miedo? – le dijo con cara inocente.
- Mucho Castle, mucho, muchísimo miedo – contestó ella riendo - ¿quieres quitártelas?
- No – aseguró – intentaré aguantar, no me duele pero el campo de visión es reducido.
- Pues ya sabes – le dijo – tendrás que ir con cuidado de no tropezar o te castigaré si te haces daño en el otro brazo.
- Mi castigo es que aún no te hayas puesto tu disfraz – dijo – no voy a poder verte bien.
- Primero acabemos con el tuyo – le dijo – vamos
Kate le ayudo a vestirse, Castle había elegido disfrazarse de Van Hellsing en mitad de una transformación de hombre lobo, un brazo y una pierna peludas bajo la ropa rasgada, con una mano y un pie con garras y una mitad de la cara también cubierta de pelo, en la tienda de disfraces le habían hecho a medida la mitad de una máscara de látex con pelo sintético que debía fijar a su cara y su cuello con un adhesivo especial, después cubriría su oreja con una imitando la del mamífero. Afortunadamente para él, el lado de su cuerpo elegido para convertirse en animal, era el del brazo herido, dejando que pudiese utilizar su mano izquierda libre de la mano de imitación de lobo.
Castle estaba muy quieto mientras Kate le fijaba la máscara, de vez en cuando se retiraba para mirarle, realmente estaba quedando muy bien, aquellas lentillas eran el complemento perfecto. Cuando terminó de fijarle la oreja se alejó para mirarle.
- Te falta algo – le dijo
- Siii – dijo él – la peluca, está ahí – le señaló una bolsa – junto al sombrero. El abrigo me lo pondré luego, no sería lo mismo sin él, pero ahora hace calor.
Kate le colocó la peluca y le puso el sombrero.
- ¡Vaya! – dijo Kate.
- ¿Estoy bien? – preguntó.
- Perfecto – aseguró – pero no sé si voy a besarte disfrazado así… tanto pelo en la cara…
- No te preocupes – le dijo él – yo te besaré a ti… - le dijo haciéndolo- ¿te vas a vestir ya?
- Si… voy.
- Alexis te ha dejado unas tenacillas por si quieres rizarte el pelo – le dijo acercándose a la cama y tomando la bolsa del disfraz – aún no lo has visto – dijo abriendo la bolsa.
Kate sonrió al ver el disfraz, unos ajustados pantalones de cuero negros, a juego con un corpiño que se abotonaba en la parte delantera, bajo el cual se pondría una blusa blanca de anchas mangas con adornos rojos, Kate busco en el armario ropa interior y se dispuso a vestirse. Castle suspiró a su espalda.
- Será mejor que me vaya mientras te vistes – aseguró – las botas, la casaca, y el resto están en esa caja.
- ¿Te llamo cuando acabe? – le preguntó ella provocándole.
- Por favor – contestó alargando las dos palabras.
Cincuenta interminables minutos después Kate llamó a Castle, que conversaba con Martha, que estaba disfrazada de Reina de corazones de Alicia en el país de las maravillas.
Castle entró en la habitación, entre la oscuridad de la misma y las lentillas no era capaz de ver a Kate.
- ¿Kate? – llamó
- Estoy aquí – le dijo ella a su espalda.
Él se giró y ella encendió la luz de la habitación. La boca de Castle se abrió y la mandíbula cayó. Kate había utilizado las tenazas para rizarse totalmente el pelo, se había maquillado los labios de rojo vivo, había perfilado intensamente sus ojos y se había puesto las lentillas de color ámbar que él había comprado como complemento. Recorrió su cuerpo, la blusa escotada, el crucifijo justo en el principio del corpiño lleno de botones, hebillas y adornos metálicos, que la entallaba y elevaba su pecho y que llegaba hasta sus caderas, más abajo el ajustado pantalón de cuero sobre el que se había puesto las altas botas que llegaban por encima de las rodillas, también adornadas con piezas metálicas. Sobre la blusa y el corpiño la escasa casaca roja, con adornos de color oro y grandes aperturas en las muñecas, que dejaban ver que se había puesto una ancha pulsera negra en una mano y en la otra muñeca pequeñas pulseras entrelazadas de color oro con piedras negras y en sus dedos enormes anillos, en sus orejas pequeños pendientes dorados de aro y como complemento final sobre su cintura colgaba la espada y la pistola.
- Creo que yo tampoco voy a ponerme el abrigo – le dijo señalando el largo y ajustado abrigo de cuero negro - ¿Te gusta? – le dijo girando sobre si misma para que él pudiese verla bien.
Castle la miraba en silencio.
- ¡Castle! – le llamó – Contesta.
- Espectacular – acertó a decir tras un buen rato.
- Tienes razón, es complicado ver con las lentillas – afirmó ella.
- Salgamos o no podré contenerme – le dijo besándola.
Salieron a la sala, donde Martha tomaba una copa de vino mordisqueando un sándwich. El disfraz de Martha estaba confeccionado en tela de raso, una falda negra y amarilla, con líneas verticales que se unían en el centro en forma de V y contrapuestos los colores, el lado derecho amarillo, el izquierdo negro y al contrario, cuando en el derecho era negro, en el izquierdo era amarillo. Por encima de la falda, el vestido en sí, una manga negra, la otra roja, un corsé en forma de corazón, mitad negro y mitad rojo, colores opuestos al de las mangas, y la falda del vestido con una gran apertura delantera, por la que aparecía la que llevaba debajo de rayas diagonales amarillas y negras. La falda del vestido, al igual que el resto, negro y rojo, a juego con las mangas y haciendo que se distinguiese el corazón del corsé. El cuello del vestido era exageradamente alto, llegando hasta las orejas y rodeando su cabeza, la parte externa era roja y la interna estaba realizada de dibujos de cartas de póker. Había recogido su pelo en un moño, sobre el que había fijado una pequeña corona dorada, se había maquillado y había dibujado un pequeño corazón rojo y negro en su mejilla izquierda. Sobre sus piernas descansaba un cetro dorado con forma de corazón.
- ¡Martha! – le dijo Kate – estas magnífica – y ella le hizo una reverencia.
- Querida, tú simplemente estas espléndida – le dijo Martha cogiéndole las manos y elevándolas para admirarla – de hecho ambos lo estáis.
- Os haré una foto –dijo Alexis bajando por la escalera – se os ve genial.
- Últimamente nos haces demasiadas fotos – dijo Castle volviéndose hacia su hija y dando un grito entre sorpresa e indignación - ¡Alexis! ¿No irás a salir así? – le dijo.
- Es Halloween papá – le dijo apuntándoles con la cámara – vamos poneros ahí…
- ¿Cómo? ¿Cómo se te ha ocurrido ponerte esa telita y pretender que sea un disfraz? – dijo Castle – no puedes salir así a la calle.
- Y no lo hará – confirmó Kate – Se pondrá un abrigo hasta los pies ¿vale Alexis? Hace mucho frío hoy – le dijo guiñándole un ojo a la chica.
- Claro – contestó Alexis agradeciendo que Kate le apoyase - ¿Qué tal si le das un beso al hombre lobo? – preguntó medio riendo a Kate mientras les miraba por el visor de la cámara.
Alexis iba vestida de sexy ángel negro. Se había puesto unas lentillas del mismo color que su pelo, en su cuello una gargantilla elástica de encaje negro, llevaba un ajustadísimo y escaso vestido azabache, confeccionado en dos partes, una como el corpiño de Kate, más alto para tapar su pecho, pero tan escaso que apenas dejaba nada a la imaginación, la falda era de vaporoso tul y raso, unas medias de rejilla y unas largas botas completaban el atuendo. Como complementos a su vestido, unas alas de plumas negras en la espalda y una cola terminada en punta de flecha.
Alexis llevaba un buen rato haciéndoles fotos cuando Jim bajó por las escaleras. Kate le miró y empezó a reír. Un traje negro, una camisa negra con alzacuellos y por encima la sotana y un sombrero redondo...
- ¿Cura del exorcista? – le preguntó y Jim asintió levantando un crucifijo y apuntándola con el hisopo de agua bendita - ¿Cómo se te ha ocurrido?
- ¿A que el disfraz le va como anillo al dedo? – preguntó Castle
- ¿Has sido tú? – interrogó ella.
- Claro, encargue todos menos el de mi madre y el de Alexis – dijo – si llego a imaginar esto le habría encargado uno que le cubriese hasta los pies.
- Papá, este es perfecto – le dijo Alexis.
- ¿Perfecto? – preguntó – parece que en la tienda te hayan dado dos o tres tallas menos…
- Pues a mi me gusta – afirmó Martha.
- Si, claro tu defiéndela – dijo Castle – eres tú más culpable que ella por acompañarla a comprarlo.
- ¡Oh! Vamos Castle – dijo Kate – Alexis tiene la edad justa de ir así…
- ¿La edad justa detective? – dijo él – me gustaría saber de que te disfrazabas tú a su edad.
- Mejor no quieras saberlo hijo – aseguró Jim – te aseguro que Alexis ha elegido mejor.
- ¡Papá! – exclamo Kate.
- Hagamos una foto de grupo – dijo Alexis colocando la cámara sobre la encimera y apretando el temporizador.
- Sigo pensando que deberías ponerte el disfraz del año pasado – le dijo Castle.
- ¡Oh vamos Castle! – le dijo Kate acariciándole la cara y dándole un suave beso en los labios– ya está bien.
Alexis sonrío a Kate, no podía tener mejor aliada, últimamente su padre trataba de protegerla aún más que cuando tenía catorce años, si por él fuese la metería en una urna de cristal para que ningún chico pudiese acercarse a ella. La maniobra de distracción de Kate había funcionado y su padre no volvió a hacer mención a su disfraz.
Llamaron a la puerta y Castle miró la hora.
- Deben ser algunos de los invitados – dijo dirigiéndose a la puerta con una botella de champagne abierta y fría.
Castle abrió la puerta para recibir a Paula, su representante, que venía acompañada de un joven, que sin duda sería su última conquista. Ambos iban disfrazados de piratas, Castle les pidió que tomasen una copa y las llenó de champagne, haciéndoles pasar.
Poco a poco el goteo de invitados iba llegando, hasta el momento habían llegado empleados de la editorial de Castle, Patterson el escritor, junto a Susan su mujer y el juez Simpson junto a la suya. Blanche, la amiga de Martha con cuatro amigos más, que venían a tomar una copa y recoger a Jim y Martha para continuar la fiesta en otra parte… volvió a sonar el timbre y Castle se dirigió a abrir la puerta a Julia, la amiga de Alexis, que venía a saludar y llevarse a la chica.
- Hola señor Castle – le dijo – su disfraz es… esos ojos…
- Gracias Julia, pasa - le contestó – iba a darte una copa, pero prefiero que no sea así…
- Oh, no… gracias, no me gusta – afirmó la chica.
- ¡Julia! – gritó Alexis – ven – dijo cogiendo a la chica por el brazo – te presentaré a Kate.
- Si por favor – contestó Julia riendo – quiero conocer a la mujer que le ha partido el corazón a mi madre – dijo dramatizando al llevarse la mano al pecho y riendo con Alexis.
La siguiente vez que sonó el timbre, fue Kate quien abrió, pues Castle estaba ocupado con Patterson y su mujer.
- ¡Chicos! – exclamó – estaba deseando que vinieseis, esta lleno de gente que no conozco – aclaró.
- Kate, estás realmente estupenda – le dijo Lanie – me encanta.
- Si jefa – dijo Espo mirándola de arriba abajo y llevándose el codazo de Lanie.
- Gracias Lanie – contestó ruborizándose – darme vuestros abrigos y que yo también pueda ver los vuestros ¿no?
El primero en quitarse el abrigo fue Espo que sacó de una gran bolsa que llevaba consigo una enorme calabaza y se la ajustó en la cabeza.
- Vaya Espo – le dijo Kate mientras él activaba las luces de la calabaza y la parte de los ojos se iluminaba con color rojo – de espantapájaros…
El traje de Espo consistía en una camisa de franela de cuadros blancos, marrones y verdes, con cuadrados de tela azul cosida simulando remendones, por las muñecas y por algunos rotos sin remendar aparecía paja. Por encima de la camisa y a medio abrochar aparecía un peto de tela vaquera, igualmente roto y remendado con grandes cuadrados de telas diferentes. Como cinturón llevaba una cuerda atada, al igual que en las muñecas y los tobillos, por los que también asomaba paja. Pegado en la calabaza que le hacía de cabeza, un sombrero de tela de saco puntiagudo.
- Terrorífico, espera a que se apaguen las luces – le dijo él con la voz distorsionada por algún mecanismo de dentro de la calabaza mientras Kate colgaba su abrigo en una percha.
- Lanie te toca – le dijo y ella se quitó el abrigo muy despacio, dejando ver su disfraz de catwoman, un traje completo, que solo dejaba al aire sus manos y la cabeza, y tan ajustado y provocativo que Kate abrió la boca sin saber muy bien que decir.
- Di algo… - apremió la forense
- Estás fantástica – le dijo Espo abrazándola por la cintura y acariciando el ajustado charol negro.
- No te he preguntado a ti, Javi – le dijo mientras se ajustaba en la cabeza la máscara que cubriría sus ojos y le proporcionaba dos orejas puntiagudas – vamos Kate ¿Qué te parece?
- Chicos estáis geniales, no pueden ser más apropiados para vosotros – les dijo
- Tu escritor lo tenía bien pensado – contestó Lanie – necesito un espejo para ponerme estas lentillas de pupila felina…
- ¿Castle? – preguntó - ¿no me digas que…? Ahí tienes el baño – le dijo señalándole la puerta de la habitación de Castle.
- Ha sido él quien ha elegido nuestros disfraces – le dijo Espo- ya veras a Ryan y Jenny.
- ¿Una cerveza? – le preguntó mientras reía al ver a Lanie entrar en la habitación de Castle contoneándose exageradamente.
Lanie llevaba un mono de charol negro, completamente ceñido al cuerpo, con una cremallera central que ella había bajado deliberadamente hasta la mitad del pecho, el traje tenía guantes incorporados al final de los dedos y de plástico, unas afiladas uñas. En la parte trasera una cola negra, y la máscara como complemento.
Kate reía junto a Lanie, Julia y Espo escuchando atentamente a Alexis mientras les contaba como se había puesto su padre al ver su disfraz. Volvió a sonar el timbre la puerta y Kate fue a abrirla, descubriendo a Ryan con la cara cosida de cicatrices y con una peluca pelirroja con los pelos de punta y a Jenny con una peluca negra de pelo lacio y largo, se miraron entre ellos y a la vez exclamaron:
- ¡Estás increíble!
- Gracias chicos, pasar – les dijo pidiéndoles los abrigos.
Ryan se quitó el suyo y Kate comenzó a reír.
- ¿Chuky? El muñeco diabólico – le dijo – no puedo creerlo, te va genial – afirmó ante la sonrisa de su compañero.
- Gracias – contestó él.
Ryan llevaba un jersey de cuello ajustado, de rayas multicolores en horizontal, sobre la misma un peto vaquero con grandes botones rojos y unas llamativas zapatillas tobilleras del mismo color y gruesos cordones blancos. Kate admiró las cicatrices, eran de látex, pegadas a la piel, incluso se notaban los hilos de las costuras. Como complemento, un cuchillo de grandes dimensiones.
- Jenny – le dijo Kate tendiéndole la mano para tomar su abrigo.
- Si – dijo ella mientras dejaba ver su largo vestido granate, escotado y por encima una capa negra de cuello elevado con el interior forrado en granate– me falta esto – dijo llevando su mano a la boca y dando un salto sobre Kate enseñándole los colmillos.
- ¡Guau! – contestó Kate dando un paso hacía atrás – geniales.
La siguiente vez que sonó el timbre, Castle fue a abrir haciéndole una seña a Kate para que se quedase con sus compañeros. En esta ocasión eran el alcalde Weldon y la capitana Gates, que venían juntos y sin disfraz, tan sólo para saludar al escritor.
- Muchas gracias por venir – le dijo Castle a Gates llenando su copa de champagne.
- Tuve que ordenárselo – contestó Weldon por ella.
- Gracias por invitarme señor Castle – contestó ella.
Desde la sala, los detectives y Lanie se miraron asombrados, Gates estaba allí y Kate se apresuró para acercarse a Alexis.
- Dile a tu amiga que no se le ocurra decir nada sobre tu padre y yo – le dijo indicándole con la cabeza que estaba allí Gates.
- No te preocupes, ahora se lo diré también a la abuela y sus amigos – respondió la joven.
Gates encontró a sus detectives y se acercó a ellos.
- Buenas noches – les dijo admirando sus disfraces – vaya… muy apropiados… todos – dijo parándose en los ojos de Kate.
- Gracias señor – dijeron los tres casi al unísono.
Hablaron con ella sobre el estado de la ciudad y como poco a poco iba normalizándose la situación y pronto volverían a su trabajo habitual, del que se estaba ocupando la central. El timbre volvió a sonar y Kate siguió a Castle con la mirada mientras abría la puerta.
Kate no esperaba quien era la invitada, Castle no le había dicho nada, y aunque era de suponer que la habría invitado, no pensó que su presencia la turbaría de esa forma. Le apetecía acercarse a los dos mientras hablaban en la puerta, abrazarse a Castle y dejar bien claro a ambos su papel.
Vio a Castle como la ayudaba a quitarse el abrigo “muy apropiado” pensó al ver su disfraz de maléfica. Un largo vestido negro de brillante raso confeccionado con un corpiño y una falda ajustada hasta los muslos y abiertas desde ahí, dejando ver grandes pliegues de tela de color berenjena. Por encima una capa negra con el interior berenjena sujeta al cuello con un broche que imitaba un gran rubí, la capa subía hasta la mitad de la cabeza con dos grandes picos y sobre la esta una gran peluca negra con dos moños simulando cuernos. Llevaba como complemento un largo cetro terminado en una bola dorada que emitía destellos y un cuervo.
Gates le había hecho una pregunta a Kate, que miraba hacía la puerta perdida en sus pensamientos. Vio como Castle le ofrecía Champagne y ella negaba con la cabeza sonriendo. El grupo entero siguió la mirada de Kate, descubriendo a Castle sonriendo a su invitada, tomándola de la mano, besándola la mejilla y fundiéndose en un abrazo con ella.
A Kate le desapareció la sala, solo veía a un sonriente Castle acunando en un abrazo a Gina.
- Disculparme – balbuceó mientras se alejaba hacía el despacho de Castle dejando al grupo sorprendido pero sin atreverse a decir nada por miedo a que Gates descubriese todo.
Kate avanzaba hacía el despacho cuando una atenta Martha, que lo había observado todo, la paro agarrándola de las manos y acercándose a su oído le dijo:
- Kate querida, seguro que hay una explicación – le dijo.
- Martha, lo siento, necesito estar sola – contestó con suavidad – gracias – le dijo notando como Martha apretaba sus manos para hacerla ver que estaba ahí.
Kate entró al despacho de Castle cerrando la puerta tras de sí, avanzó unos pasos hasta quedarse en mitad del despacho, sin saber bien que decisión tomar. La puerta del despacho se abrió a su espalda.
- ¿Kate? – preguntó Alexis - ¿Estas bien? – le dijo cerrando la puerta de nuevo.
- Si Alexis – contestó – no te preocupes.
- Kate, sé que te puede sonar raro pero… - comenzó la joven – papá no es así, jamás ha jugado con dos mujeres a la vez. Gina le ayudó estos días atrás – continuó mientras se acercaba a Kate – jamás han funcionado como pareja, pero nunca dejaron de ser amigos.
- Bien – contestó Kate sin apenas hacerle caso.
- Creo que jamás he visto a mi padre tan feliz desde que esta contigo – le aseguró – mi padre es muy infantil, seguro que ha seguido su instinto sin darse cuenta que podía molestarte, Kate.
- Gracias Alexis – contestó Kate intentando que la dejase sola.
- Por favor Kate – suplicó la chica – no te enfades con él - Kate asintió.
- Voy al baño – le dijo.
Alexis la siguió con la mirada mientras entraba a la habitación. Se dio la vuelta y volvió a salir a la sala, buscando con la mirada a su abuela, a la que negó torciendo su boca. Alexis observó el resto de la sala, su padre hablaba serio con Espo y Lanie, Gina saludaba a Paula y a varias personas de la editorial de su padre.
- Tío – decía Espo – desconfié de ti y me equivoque, así que vuelvo a confiar en ti, sólo espero que esto no sea lo que parece – continuo - porque de lo contrario comprobarás que aunque sea tu amigo, soy más fiel a Beckett que a ti…
- No sé lo que esta pasando – añadió Lanie – pero te las verás conmigo si esa chica no sale de ahí cogida de tu mano y con una sonrisa de oreja a oreja Castle – amenazó.
Castle dio un par de pasos hacía atrás. No entendía nada. Tan sólo había dado un abrazo y un beso en la mejilla a una gran amiga y parecía que el mundo confabulaba contra él. Miro a su madre que le hizo un gesto de reproche. Se topó con los ojos de su hija, que le lanzó una mirada furibunda.
Decidió aclarar las cosas con Kate antes de que alguien siguiese malinterpretando la situación, dio un paso hacia su despacho pero se vio interrumpido por Gates.
- Señor Castle – le dijo.
- Ahora no señor – contestó intentando continuar a su despacho.
- Alto ahí ¿con quien se cree que habla? – amenazó Gates – esta no es mi comisaría, pero le juro que si le hace daño a mi mejor detective, no habrá alcalde que pueda evitar que cada vez que a usted se le caiga un papel al suelo duerma en un calabozo – le dijo - ¿me entiende?
- ¿Qué le haga daño? – preguntó Castle.
- ¿Creen que soy estúpida y no sé que ustedes dos están juntos desde hace meses? – le preguntó – no olvide que trabajé para asuntos internos, no hay nada sobre mis agentes que puedan ocultarme, además hasta el alcalde lo sabe…
- Yo…
- Yo quiero resultados señor Castle – le dijo – si su compañía le hace resolver casos, hago la vista gorda y no lo impido, pero si por su culpa ella cae en espiral o abandona… le juro que pasará más días en los calabozos que en su casa.
*** *** ***
FIN DE LA PARTE XII
G R A C I A S a todos por leer hasta aqui.
Como de costumbre, espero no haber defraudado a nadie, y... saludos hasta el jueves, que subiré el capitulo final de esta historia.
Un placer escribir para vosotr@s.
PARTE XII
Cuando a las seis y media sonó la alarma del móvil de Kate, ella estiró el brazo sin abrir los ojos y la canceló. Notó a su espalda frío y se giró para descubrir que él no estaba allí. Frunció el ceño ¿Dónde estaría? Quizá se había hecho daño en el hombro. La noche anterior decidió cambiar el inmovilizador por el otro más suave de neopreno para poder dormir y seguramente le dolía y no había querido despertarla. Se sentó sobre la cama intentando despejarse y salir a buscarle, sin duda estaría en el sofá.
Se levantó y al hacerlo, oyó el agua en la ducha. No podía ser ¿estaba duchándose solo? Kate entró en el baño justo en el momento en el que a él se le caía el bote del gel armando un gran escandalo puesto que al intentar cogerlo, parte del gel se había derramado por fuera y volvió a escurrírsele de la mano. Kate sonrió y se mantuvo en silencio, desnudándose y entrando en la ducha con él.
- Buenos días ¿Necesitas ayuda? –le dijo acercándose para besarle.
- Buenos días – dijo respondiendo al beso – lo estoy intentando.
- Ya lo veo – contestó enjabonándole el pelo con el champú que él acababa de ponerse – no parece que se te dé muy mal. ¿Cómo se te ha ocurrido meterte al agua con el neopreno?
- Es neopreno, no va a estropearse – afirmó – luego lo pongo a secar.
Kate le aclaró el jabón del pelo y le lavó con cuidado la herida de la cara. Cuando terminó, él salió de la ducha para que ella pudiese lavarse. Cogió una toalla y se secó como pudo el pelo y la cara primero, el pecho y las piernas después. Cuando Kate salió de la ducha y se puso su albornoz, él no tiritaba como el día anterior, Kate le secó la espalda, le envolvió la toalla en la cintura y le hizo sentarse para examinarle la herida de la cara.
- Se ve bastante bien – le dijo- deberíamos afeitarte - le dijo enseñándole los granitos que habían vuelto a aparecer en su cara y su cuello por el contacto de la incipiente barba de él.
- No, ahora no – contestó – la necesito para el disfraz de esta noche. Te prometo que antes de ir a dormir me la quito – le dijo levantando su mano derecha.
- Esta bien – le dijo sonriéndole – voy a curarte y hoy la dejaremos destapada.
Cuando llegaron a la comisaria una hora después, Castle orgulloso enseñaba la cicatriz de su cara a Ryan y Espo ante las risas de estos.
- Vamos tío – decía Espo – es sólo un rasguño ¿Quieres que te enseñe la cicatriz de mi disparo? –le dijo
- Noo – contestó Castle deprisa – no me apetece ver esa parte de tu anatomía.
- Seguro que - le dijo muy bajito – no has tenido problema en que Beckett se enseñase la suya ¿eh?
- No quieras saber demasiado – le dijo Kate dándole un golpe suave en la nuca – no seas cotillo.
- Te ha pillado tío – le dijo Ryan riendo.
Comenzaron su trabajo, Castle en el despacho de Thomson, llamando y haciéndose cargo de coordinar las entregas, Kate ayudando a Gates que ocupaba la mayor parte de su tiempo haciendo papeleo, afortunadamente la ciudad iba recuperándose y las intervenciones de la policía habían disminuido. Espo y Ryan estaban de nuevo en la calle, ayudando a los bomberos.
Castle terminó de coordinar las entregas de cada uno de los coches disponibles, terminó antes de lo que pensaba pues gran parte de los envíos los habían realizado los benefactores por su cuenta. Entró al despacho de Gates después de llamar con los nudillos.
- Todo está entregado y los equipos han vuelto a sus sedes – le dijo a Gates.
- Bien – contestó Gates – informaré al alcalde para que se quede tranquilo.
- Ahora si no le importa – le dijo él – voy a irme a casa.
- Le recuerdo que no tiene obligación de estar aquí y menos en su situación– le contestó señalándole el brazo– agradezco su ayuda estos días.
- Es lo menos que podía hacer – le dijo.
- Detective llévele a su casa – ordenó Gates a Kate– aún no hay taxis disponibles y aproveche para comer, tómese su tiempo.
Kate conducía camino de la casa de él, poco a poco veían como la ciudad iba recuperando el ritmo, cada vez más transeúntes caminaban de un lado a otro por la ciudad, poco a poco las líneas de autobús iban realizando sus recorridos casi por completo, el metro funcionaba a duras penas, algunas líneas seguían cerradas, los comerciantes se apresuraban a limpiar y retirar los grandes tablones de sus ventanales, algunos camiones de suministro llegaban hasta los supermercados, abasteciéndoles durante apenas unas horas, que era lo que tardaban los ciudadanos en vaciarlos.
- Gates esta bastante simpática ¿no crees? – preguntó Castle – dejándote salir a traerme a casa y decirte que comieses.
- Supongo que no es tonta y sabe que me invitarías a comer – contestó – como compañeros nos ve salir casi todos los días.
Cuando llegaron a la casa de Castle, Martha ayudaba a Alexis que subida a una escalera colgaba calabazas de papel.
- ¿Ya habéis acabado de trabajar? – preguntó Alexis
- Yo si, pero Kate tiene que volver después de comer – contestó él.
- Bueno, al menos comerás tranquila – le dijo Martha.
- Si Martha, y viendo como siguen los restaurantes cerrados – dijo Kate – comeré bien – aseguró mientras iba hasta su padre que estaba cocinando.
- Hola Katie – le dijo Jim acercándole la mejilla para que ella le besase.
- ¿Qué haces papá? – preguntó ella intentando mirar lo que tenía en la sartén.
- Carne y verduras para la lasagna – contestó Jim.
- Me encanta tu lasagna – afirmó Kate
- Estará lista en unos quince minutos – le informó - ¿vas con prisa?
- No. Quince minutos esta bien.
Kate volvió al lado de Castle, que colocaba pequeñas velas en portavelas.
- ¿Quieres que te ayude a cambiarte de ropa? – le preguntó.
- ¡Detective! – exclamó sonriendo- ¿no puedes esperar?
- Eres incorregible – le dijo ella poniendo los ojos en blanco.
- No te preocupes, estoy cómodo – le dijo besándola – te esperaré para que me ayudes con mi disfraz.
- ¿Vas a poder disfrazarte con esto? – le preguntó señalando su brazo inmóvil
- No tengo más remedio – contestó – no pienso renunciar a disfrazarme.
- ¿Vas a decirme ya cual es el mío? – aprovechó para preguntar.
- Cuando vuelvas – le dijo riendo – lo tendrás preparado sobre la cama.
- Recuerda que si no me gusta no pienso disfrazarme – advirtió.
Comieron tranquilamente y Castle acompaño a Kate a la puerta.
- ¿Vas a echarme de menos? – le preguntó él atrayéndola por la cintura con su único brazo libre.
- ¿No serás tú quien me eche a mí de menos? – devolvió la pregunta – No te preocupes Castle, en tres o cuatro horas estaré de vuelta – le dijo besándole.
- Eso son muchas horas detective – aseguró – no sé si voy a poder…
- Se bueno – le dijo andando hasta el ascensor – no des mucha guerra… - el la observó mientras ella pulsaba el botón y se abrían las puertas
- ¡Kate! – la llamó y ella giró su cabeza para mirarle – te quiero – le dijo con sus labios sin emitir sonido alguno mientras ella le sonreía y entraba al ascensor.
Él entró en su casa y se apoyó en la puerta tras hacerlo, pensando que eran cuatro horas, pero después de llevar una semana prácticamente pegados el uno al otro, le iban a resultar interminables esas cuatro horas. Kate aún sonreía cuando entró en su coche.
Kate pasó la tarde ocupada con Gates, apenas se dio cuenta del paso de las horas hasta que Gates le dijo que ya era la hora de irse.
Cuando Kate se disponía a entrar en el ascensor, Espo y Ryan salieron de él.
- Hola Beckett – le dijo Espo.
- ¿Qué tal chicos? – preguntó ella.
- Aburridos – contestó Ryan – menos mal que hoy tenemos fiesta – le dijo entusiasmado.
- Si, claro – afirmó – la fiesta.
- ¿De que iras disfrazada Beckett? – preguntó Ryan.
- Es una sorpresa – le dijo ella - ¿Y tú?
- Ya lo veras – contestó divertido.
- Nos vemos luego chicos – les dijo entrando al ascensor.
Kate llamó a la puerta y Castle le abrió sonriente.
- Te he echado de menos – aseguró.
- Y yo a ti – le dijo besándole.
Castle cerró la puerta y la sujetó por la cintura avanzando por la casa que ella miraba con sorpresa. Los sofás habían sido retirados junto a la pared, al igual que las sillas, dejando una sala diáfana y la mesa estaba llena de aperitivos de todo tipo y decorada con velas y calabazas, las estanterías y las lámparas estaban adornadas con telarañas artificiales, innumerables figuritas de insectos decoraban paredes, mesitas y hasta se descolgaban del techo, junto a murciélagos y calabazas. Por el suelo y en los rincones pequeños peluches con forma de ratas y en una esquina un muñeco imitaba un cadáver y a su lado y sobre el suelo un trozo de plástico rojo simulaba una gran mancha de sangre, varios cuervos fingían picotear el cadáver. En las paredes habían fijado dibujos de calaveras fluorescentes. Junto a la puerta de la entrada Castle había colocado una mesa alta y en ella un gran cubo de hojalata con dibujos de Halloween lleno de chucherías y decenas de copas vacías, sin duda para llenarlas de champagne y recibir a los invitados. Al otro lado una barra portátil con perchas colgadas para los abrigos de los invitados.
Toda la casa estaba llena de velas, que sin duda serían utilizadas más tarde, cuando se rebajase la luz, para dar un aspecto más tétrico. La encimera principal de la cocina estaba llena de copas, vasos y botellas de diferentes licores y sobre otra de las encimeras, decenas de sándwich apilados en platos y cubiertos con film transparente, en otros platos también cubiertos, dulces y galletas, en el suelo de la cocina, grandes contenedores de plástico con hielo contenían latas de refrescos y botellas de cerveza. En una enorme nevera portátil conectada a la red eléctrica, Castle le enseño hielos para poner en las bebidas.
- Vaya Castle – le dijo Kate – es increíble.
- ¿Te gusta? – preguntó él emocionado.
- ¿Lo habéis hecho en cuatro horas? – preguntó
- Tenemos práctica, deberías ver como la decoramos para Navidad – afirmó.
- ¿Todas estas bebidas, el hielo y la comida? – preguntó.
- Brian… tengo una taberna ¿recuerdas? – le dijo sonriendo – volverá a traer más hielo, bebidas y comida cuando lo necesitemos.
- Lo tenías todo bien planeado – le dijo.
- Y ahora deberías ver nuestros disfraces – aseguró tomándola de la mano y guiándola a la habitación.
Entraron en la habitación y Kate vio sobre la cama dos grandes bolsas de traje.
- Una vez – comenzó él – te pregunté que tipo de disfraz elegirías si tuvieses que hacerlo de mounstruo ¿recuerdas?
- Eso fue en aquella ocasión que Ryan y tú pensabais que un zombie estaba asolando la ciudad – le dijo riendo.
- Bueno, un zombie era – afirmó – pero un zombie colocado. ¿Recuerdas que me contestaste?
- Si. Van Hellsing – contestó rápida - ¿ese es mi disfraz? – preguntó algo decepcionada.
- Bueno – le dijo él desabrochando con su mano izquierda un par de botones de la camisa de ella – no sería muy apropiado para ti… de Van Hellsing me disfrazaré yo – aseguró besando sobre su escote – y tu te disfrazarás de su sexy compañera de aventuras Anna Valerius…
- ¿Anna Valerius? ¿en serio? – le dijo levantando la ceja – ¡Pero si al final muere!
- No muere – aseguró molesto
- ¿Cómo que no? – preguntó ella - ¿Hablamos de la misma película?
- No muere… se hace eterna – le dijo sonriendo.
- Argh
- Estoy deseando verte disfrazada – le dijo volviendo a besarla sobre su escote – Necesito un baño antes de la fiesta ¿me ayudas? Aún tenemos tiempo…
Por toda respuesta recibió la mano de Kate tirando de él hacía el baño, donde mientras se llenaba la bañera, ambos pudieron comprobar lo resistente que era el taburete que Castle tenía en el baño.
- Estate quieto Castle – le decía Kate mientras intentaba ponerle las lentillas de ojos lobunos – esto no es fácil ¿sabes?
- No puedo evitarlo, veo acercarse tu dedo y el párpado se cierra automáticamente – protestó.
- ¡Ahora! – exclamó tras colocarle la segunda – vamos parpadea.
- Son muy molestas, casi no veo – le dijo.
- Tu las elegiste – dijo separándose y poniéndose a su espalda frente al espejo - ¡Guau! Das miedo –aseguró mirándole fijamente a los nuevos ojos negros con el centro naranja.
- ¿Mucho miedo? – le dijo con cara inocente.
- Mucho Castle, mucho, muchísimo miedo – contestó ella riendo - ¿quieres quitártelas?
- No – aseguró – intentaré aguantar, no me duele pero el campo de visión es reducido.
- Pues ya sabes – le dijo – tendrás que ir con cuidado de no tropezar o te castigaré si te haces daño en el otro brazo.
- Mi castigo es que aún no te hayas puesto tu disfraz – dijo – no voy a poder verte bien.
- Primero acabemos con el tuyo – le dijo – vamos
Kate le ayudo a vestirse, Castle había elegido disfrazarse de Van Hellsing en mitad de una transformación de hombre lobo, un brazo y una pierna peludas bajo la ropa rasgada, con una mano y un pie con garras y una mitad de la cara también cubierta de pelo, en la tienda de disfraces le habían hecho a medida la mitad de una máscara de látex con pelo sintético que debía fijar a su cara y su cuello con un adhesivo especial, después cubriría su oreja con una imitando la del mamífero. Afortunadamente para él, el lado de su cuerpo elegido para convertirse en animal, era el del brazo herido, dejando que pudiese utilizar su mano izquierda libre de la mano de imitación de lobo.
Castle estaba muy quieto mientras Kate le fijaba la máscara, de vez en cuando se retiraba para mirarle, realmente estaba quedando muy bien, aquellas lentillas eran el complemento perfecto. Cuando terminó de fijarle la oreja se alejó para mirarle.
- Te falta algo – le dijo
- Siii – dijo él – la peluca, está ahí – le señaló una bolsa – junto al sombrero. El abrigo me lo pondré luego, no sería lo mismo sin él, pero ahora hace calor.
Kate le colocó la peluca y le puso el sombrero.
- ¡Vaya! – dijo Kate.
- ¿Estoy bien? – preguntó.
- Perfecto – aseguró – pero no sé si voy a besarte disfrazado así… tanto pelo en la cara…
- No te preocupes – le dijo él – yo te besaré a ti… - le dijo haciéndolo- ¿te vas a vestir ya?
- Si… voy.
- Alexis te ha dejado unas tenacillas por si quieres rizarte el pelo – le dijo acercándose a la cama y tomando la bolsa del disfraz – aún no lo has visto – dijo abriendo la bolsa.
Kate sonrió al ver el disfraz, unos ajustados pantalones de cuero negros, a juego con un corpiño que se abotonaba en la parte delantera, bajo el cual se pondría una blusa blanca de anchas mangas con adornos rojos, Kate busco en el armario ropa interior y se dispuso a vestirse. Castle suspiró a su espalda.
- Será mejor que me vaya mientras te vistes – aseguró – las botas, la casaca, y el resto están en esa caja.
- ¿Te llamo cuando acabe? – le preguntó ella provocándole.
- Por favor – contestó alargando las dos palabras.
Cincuenta interminables minutos después Kate llamó a Castle, que conversaba con Martha, que estaba disfrazada de Reina de corazones de Alicia en el país de las maravillas.
Castle entró en la habitación, entre la oscuridad de la misma y las lentillas no era capaz de ver a Kate.
- ¿Kate? – llamó
- Estoy aquí – le dijo ella a su espalda.
Él se giró y ella encendió la luz de la habitación. La boca de Castle se abrió y la mandíbula cayó. Kate había utilizado las tenazas para rizarse totalmente el pelo, se había maquillado los labios de rojo vivo, había perfilado intensamente sus ojos y se había puesto las lentillas de color ámbar que él había comprado como complemento. Recorrió su cuerpo, la blusa escotada, el crucifijo justo en el principio del corpiño lleno de botones, hebillas y adornos metálicos, que la entallaba y elevaba su pecho y que llegaba hasta sus caderas, más abajo el ajustado pantalón de cuero sobre el que se había puesto las altas botas que llegaban por encima de las rodillas, también adornadas con piezas metálicas. Sobre la blusa y el corpiño la escasa casaca roja, con adornos de color oro y grandes aperturas en las muñecas, que dejaban ver que se había puesto una ancha pulsera negra en una mano y en la otra muñeca pequeñas pulseras entrelazadas de color oro con piedras negras y en sus dedos enormes anillos, en sus orejas pequeños pendientes dorados de aro y como complemento final sobre su cintura colgaba la espada y la pistola.
- Creo que yo tampoco voy a ponerme el abrigo – le dijo señalando el largo y ajustado abrigo de cuero negro - ¿Te gusta? – le dijo girando sobre si misma para que él pudiese verla bien.
Castle la miraba en silencio.
- ¡Castle! – le llamó – Contesta.
- Espectacular – acertó a decir tras un buen rato.
- Tienes razón, es complicado ver con las lentillas – afirmó ella.
- Salgamos o no podré contenerme – le dijo besándola.
Salieron a la sala, donde Martha tomaba una copa de vino mordisqueando un sándwich. El disfraz de Martha estaba confeccionado en tela de raso, una falda negra y amarilla, con líneas verticales que se unían en el centro en forma de V y contrapuestos los colores, el lado derecho amarillo, el izquierdo negro y al contrario, cuando en el derecho era negro, en el izquierdo era amarillo. Por encima de la falda, el vestido en sí, una manga negra, la otra roja, un corsé en forma de corazón, mitad negro y mitad rojo, colores opuestos al de las mangas, y la falda del vestido con una gran apertura delantera, por la que aparecía la que llevaba debajo de rayas diagonales amarillas y negras. La falda del vestido, al igual que el resto, negro y rojo, a juego con las mangas y haciendo que se distinguiese el corazón del corsé. El cuello del vestido era exageradamente alto, llegando hasta las orejas y rodeando su cabeza, la parte externa era roja y la interna estaba realizada de dibujos de cartas de póker. Había recogido su pelo en un moño, sobre el que había fijado una pequeña corona dorada, se había maquillado y había dibujado un pequeño corazón rojo y negro en su mejilla izquierda. Sobre sus piernas descansaba un cetro dorado con forma de corazón.
- ¡Martha! – le dijo Kate – estas magnífica – y ella le hizo una reverencia.
- Querida, tú simplemente estas espléndida – le dijo Martha cogiéndole las manos y elevándolas para admirarla – de hecho ambos lo estáis.
- Os haré una foto –dijo Alexis bajando por la escalera – se os ve genial.
- Últimamente nos haces demasiadas fotos – dijo Castle volviéndose hacia su hija y dando un grito entre sorpresa e indignación - ¡Alexis! ¿No irás a salir así? – le dijo.
- Es Halloween papá – le dijo apuntándoles con la cámara – vamos poneros ahí…
- ¿Cómo? ¿Cómo se te ha ocurrido ponerte esa telita y pretender que sea un disfraz? – dijo Castle – no puedes salir así a la calle.
- Y no lo hará – confirmó Kate – Se pondrá un abrigo hasta los pies ¿vale Alexis? Hace mucho frío hoy – le dijo guiñándole un ojo a la chica.
- Claro – contestó Alexis agradeciendo que Kate le apoyase - ¿Qué tal si le das un beso al hombre lobo? – preguntó medio riendo a Kate mientras les miraba por el visor de la cámara.
Alexis iba vestida de sexy ángel negro. Se había puesto unas lentillas del mismo color que su pelo, en su cuello una gargantilla elástica de encaje negro, llevaba un ajustadísimo y escaso vestido azabache, confeccionado en dos partes, una como el corpiño de Kate, más alto para tapar su pecho, pero tan escaso que apenas dejaba nada a la imaginación, la falda era de vaporoso tul y raso, unas medias de rejilla y unas largas botas completaban el atuendo. Como complementos a su vestido, unas alas de plumas negras en la espalda y una cola terminada en punta de flecha.
Alexis llevaba un buen rato haciéndoles fotos cuando Jim bajó por las escaleras. Kate le miró y empezó a reír. Un traje negro, una camisa negra con alzacuellos y por encima la sotana y un sombrero redondo...
- ¿Cura del exorcista? – le preguntó y Jim asintió levantando un crucifijo y apuntándola con el hisopo de agua bendita - ¿Cómo se te ha ocurrido?
- ¿A que el disfraz le va como anillo al dedo? – preguntó Castle
- ¿Has sido tú? – interrogó ella.
- Claro, encargue todos menos el de mi madre y el de Alexis – dijo – si llego a imaginar esto le habría encargado uno que le cubriese hasta los pies.
- Papá, este es perfecto – le dijo Alexis.
- ¿Perfecto? – preguntó – parece que en la tienda te hayan dado dos o tres tallas menos…
- Pues a mi me gusta – afirmó Martha.
- Si, claro tu defiéndela – dijo Castle – eres tú más culpable que ella por acompañarla a comprarlo.
- ¡Oh! Vamos Castle – dijo Kate – Alexis tiene la edad justa de ir así…
- ¿La edad justa detective? – dijo él – me gustaría saber de que te disfrazabas tú a su edad.
- Mejor no quieras saberlo hijo – aseguró Jim – te aseguro que Alexis ha elegido mejor.
- ¡Papá! – exclamo Kate.
- Hagamos una foto de grupo – dijo Alexis colocando la cámara sobre la encimera y apretando el temporizador.
- Sigo pensando que deberías ponerte el disfraz del año pasado – le dijo Castle.
- ¡Oh vamos Castle! – le dijo Kate acariciándole la cara y dándole un suave beso en los labios– ya está bien.
Alexis sonrío a Kate, no podía tener mejor aliada, últimamente su padre trataba de protegerla aún más que cuando tenía catorce años, si por él fuese la metería en una urna de cristal para que ningún chico pudiese acercarse a ella. La maniobra de distracción de Kate había funcionado y su padre no volvió a hacer mención a su disfraz.
Llamaron a la puerta y Castle miró la hora.
- Deben ser algunos de los invitados – dijo dirigiéndose a la puerta con una botella de champagne abierta y fría.
Castle abrió la puerta para recibir a Paula, su representante, que venía acompañada de un joven, que sin duda sería su última conquista. Ambos iban disfrazados de piratas, Castle les pidió que tomasen una copa y las llenó de champagne, haciéndoles pasar.
Poco a poco el goteo de invitados iba llegando, hasta el momento habían llegado empleados de la editorial de Castle, Patterson el escritor, junto a Susan su mujer y el juez Simpson junto a la suya. Blanche, la amiga de Martha con cuatro amigos más, que venían a tomar una copa y recoger a Jim y Martha para continuar la fiesta en otra parte… volvió a sonar el timbre y Castle se dirigió a abrir la puerta a Julia, la amiga de Alexis, que venía a saludar y llevarse a la chica.
- Hola señor Castle – le dijo – su disfraz es… esos ojos…
- Gracias Julia, pasa - le contestó – iba a darte una copa, pero prefiero que no sea así…
- Oh, no… gracias, no me gusta – afirmó la chica.
- ¡Julia! – gritó Alexis – ven – dijo cogiendo a la chica por el brazo – te presentaré a Kate.
- Si por favor – contestó Julia riendo – quiero conocer a la mujer que le ha partido el corazón a mi madre – dijo dramatizando al llevarse la mano al pecho y riendo con Alexis.
La siguiente vez que sonó el timbre, fue Kate quien abrió, pues Castle estaba ocupado con Patterson y su mujer.
- ¡Chicos! – exclamó – estaba deseando que vinieseis, esta lleno de gente que no conozco – aclaró.
- Kate, estás realmente estupenda – le dijo Lanie – me encanta.
- Si jefa – dijo Espo mirándola de arriba abajo y llevándose el codazo de Lanie.
- Gracias Lanie – contestó ruborizándose – darme vuestros abrigos y que yo también pueda ver los vuestros ¿no?
El primero en quitarse el abrigo fue Espo que sacó de una gran bolsa que llevaba consigo una enorme calabaza y se la ajustó en la cabeza.
- Vaya Espo – le dijo Kate mientras él activaba las luces de la calabaza y la parte de los ojos se iluminaba con color rojo – de espantapájaros…
El traje de Espo consistía en una camisa de franela de cuadros blancos, marrones y verdes, con cuadrados de tela azul cosida simulando remendones, por las muñecas y por algunos rotos sin remendar aparecía paja. Por encima de la camisa y a medio abrochar aparecía un peto de tela vaquera, igualmente roto y remendado con grandes cuadrados de telas diferentes. Como cinturón llevaba una cuerda atada, al igual que en las muñecas y los tobillos, por los que también asomaba paja. Pegado en la calabaza que le hacía de cabeza, un sombrero de tela de saco puntiagudo.
- Terrorífico, espera a que se apaguen las luces – le dijo él con la voz distorsionada por algún mecanismo de dentro de la calabaza mientras Kate colgaba su abrigo en una percha.
- Lanie te toca – le dijo y ella se quitó el abrigo muy despacio, dejando ver su disfraz de catwoman, un traje completo, que solo dejaba al aire sus manos y la cabeza, y tan ajustado y provocativo que Kate abrió la boca sin saber muy bien que decir.
- Di algo… - apremió la forense
- Estás fantástica – le dijo Espo abrazándola por la cintura y acariciando el ajustado charol negro.
- No te he preguntado a ti, Javi – le dijo mientras se ajustaba en la cabeza la máscara que cubriría sus ojos y le proporcionaba dos orejas puntiagudas – vamos Kate ¿Qué te parece?
- Chicos estáis geniales, no pueden ser más apropiados para vosotros – les dijo
- Tu escritor lo tenía bien pensado – contestó Lanie – necesito un espejo para ponerme estas lentillas de pupila felina…
- ¿Castle? – preguntó - ¿no me digas que…? Ahí tienes el baño – le dijo señalándole la puerta de la habitación de Castle.
- Ha sido él quien ha elegido nuestros disfraces – le dijo Espo- ya veras a Ryan y Jenny.
- ¿Una cerveza? – le preguntó mientras reía al ver a Lanie entrar en la habitación de Castle contoneándose exageradamente.
Lanie llevaba un mono de charol negro, completamente ceñido al cuerpo, con una cremallera central que ella había bajado deliberadamente hasta la mitad del pecho, el traje tenía guantes incorporados al final de los dedos y de plástico, unas afiladas uñas. En la parte trasera una cola negra, y la máscara como complemento.
Kate reía junto a Lanie, Julia y Espo escuchando atentamente a Alexis mientras les contaba como se había puesto su padre al ver su disfraz. Volvió a sonar el timbre la puerta y Kate fue a abrirla, descubriendo a Ryan con la cara cosida de cicatrices y con una peluca pelirroja con los pelos de punta y a Jenny con una peluca negra de pelo lacio y largo, se miraron entre ellos y a la vez exclamaron:
- ¡Estás increíble!
- Gracias chicos, pasar – les dijo pidiéndoles los abrigos.
Ryan se quitó el suyo y Kate comenzó a reír.
- ¿Chuky? El muñeco diabólico – le dijo – no puedo creerlo, te va genial – afirmó ante la sonrisa de su compañero.
- Gracias – contestó él.
Ryan llevaba un jersey de cuello ajustado, de rayas multicolores en horizontal, sobre la misma un peto vaquero con grandes botones rojos y unas llamativas zapatillas tobilleras del mismo color y gruesos cordones blancos. Kate admiró las cicatrices, eran de látex, pegadas a la piel, incluso se notaban los hilos de las costuras. Como complemento, un cuchillo de grandes dimensiones.
- Jenny – le dijo Kate tendiéndole la mano para tomar su abrigo.
- Si – dijo ella mientras dejaba ver su largo vestido granate, escotado y por encima una capa negra de cuello elevado con el interior forrado en granate– me falta esto – dijo llevando su mano a la boca y dando un salto sobre Kate enseñándole los colmillos.
- ¡Guau! – contestó Kate dando un paso hacía atrás – geniales.
La siguiente vez que sonó el timbre, Castle fue a abrir haciéndole una seña a Kate para que se quedase con sus compañeros. En esta ocasión eran el alcalde Weldon y la capitana Gates, que venían juntos y sin disfraz, tan sólo para saludar al escritor.
- Muchas gracias por venir – le dijo Castle a Gates llenando su copa de champagne.
- Tuve que ordenárselo – contestó Weldon por ella.
- Gracias por invitarme señor Castle – contestó ella.
Desde la sala, los detectives y Lanie se miraron asombrados, Gates estaba allí y Kate se apresuró para acercarse a Alexis.
- Dile a tu amiga que no se le ocurra decir nada sobre tu padre y yo – le dijo indicándole con la cabeza que estaba allí Gates.
- No te preocupes, ahora se lo diré también a la abuela y sus amigos – respondió la joven.
Gates encontró a sus detectives y se acercó a ellos.
- Buenas noches – les dijo admirando sus disfraces – vaya… muy apropiados… todos – dijo parándose en los ojos de Kate.
- Gracias señor – dijeron los tres casi al unísono.
Hablaron con ella sobre el estado de la ciudad y como poco a poco iba normalizándose la situación y pronto volverían a su trabajo habitual, del que se estaba ocupando la central. El timbre volvió a sonar y Kate siguió a Castle con la mirada mientras abría la puerta.
Kate no esperaba quien era la invitada, Castle no le había dicho nada, y aunque era de suponer que la habría invitado, no pensó que su presencia la turbaría de esa forma. Le apetecía acercarse a los dos mientras hablaban en la puerta, abrazarse a Castle y dejar bien claro a ambos su papel.
Vio a Castle como la ayudaba a quitarse el abrigo “muy apropiado” pensó al ver su disfraz de maléfica. Un largo vestido negro de brillante raso confeccionado con un corpiño y una falda ajustada hasta los muslos y abiertas desde ahí, dejando ver grandes pliegues de tela de color berenjena. Por encima una capa negra con el interior berenjena sujeta al cuello con un broche que imitaba un gran rubí, la capa subía hasta la mitad de la cabeza con dos grandes picos y sobre la esta una gran peluca negra con dos moños simulando cuernos. Llevaba como complemento un largo cetro terminado en una bola dorada que emitía destellos y un cuervo.
Gates le había hecho una pregunta a Kate, que miraba hacía la puerta perdida en sus pensamientos. Vio como Castle le ofrecía Champagne y ella negaba con la cabeza sonriendo. El grupo entero siguió la mirada de Kate, descubriendo a Castle sonriendo a su invitada, tomándola de la mano, besándola la mejilla y fundiéndose en un abrazo con ella.
A Kate le desapareció la sala, solo veía a un sonriente Castle acunando en un abrazo a Gina.
- Disculparme – balbuceó mientras se alejaba hacía el despacho de Castle dejando al grupo sorprendido pero sin atreverse a decir nada por miedo a que Gates descubriese todo.
Kate avanzaba hacía el despacho cuando una atenta Martha, que lo había observado todo, la paro agarrándola de las manos y acercándose a su oído le dijo:
- Kate querida, seguro que hay una explicación – le dijo.
- Martha, lo siento, necesito estar sola – contestó con suavidad – gracias – le dijo notando como Martha apretaba sus manos para hacerla ver que estaba ahí.
Kate entró al despacho de Castle cerrando la puerta tras de sí, avanzó unos pasos hasta quedarse en mitad del despacho, sin saber bien que decisión tomar. La puerta del despacho se abrió a su espalda.
- ¿Kate? – preguntó Alexis - ¿Estas bien? – le dijo cerrando la puerta de nuevo.
- Si Alexis – contestó – no te preocupes.
- Kate, sé que te puede sonar raro pero… - comenzó la joven – papá no es así, jamás ha jugado con dos mujeres a la vez. Gina le ayudó estos días atrás – continuó mientras se acercaba a Kate – jamás han funcionado como pareja, pero nunca dejaron de ser amigos.
- Bien – contestó Kate sin apenas hacerle caso.
- Creo que jamás he visto a mi padre tan feliz desde que esta contigo – le aseguró – mi padre es muy infantil, seguro que ha seguido su instinto sin darse cuenta que podía molestarte, Kate.
- Gracias Alexis – contestó Kate intentando que la dejase sola.
- Por favor Kate – suplicó la chica – no te enfades con él - Kate asintió.
- Voy al baño – le dijo.
Alexis la siguió con la mirada mientras entraba a la habitación. Se dio la vuelta y volvió a salir a la sala, buscando con la mirada a su abuela, a la que negó torciendo su boca. Alexis observó el resto de la sala, su padre hablaba serio con Espo y Lanie, Gina saludaba a Paula y a varias personas de la editorial de su padre.
- Tío – decía Espo – desconfié de ti y me equivoque, así que vuelvo a confiar en ti, sólo espero que esto no sea lo que parece – continuo - porque de lo contrario comprobarás que aunque sea tu amigo, soy más fiel a Beckett que a ti…
- No sé lo que esta pasando – añadió Lanie – pero te las verás conmigo si esa chica no sale de ahí cogida de tu mano y con una sonrisa de oreja a oreja Castle – amenazó.
Castle dio un par de pasos hacía atrás. No entendía nada. Tan sólo había dado un abrazo y un beso en la mejilla a una gran amiga y parecía que el mundo confabulaba contra él. Miro a su madre que le hizo un gesto de reproche. Se topó con los ojos de su hija, que le lanzó una mirada furibunda.
Decidió aclarar las cosas con Kate antes de que alguien siguiese malinterpretando la situación, dio un paso hacia su despacho pero se vio interrumpido por Gates.
- Señor Castle – le dijo.
- Ahora no señor – contestó intentando continuar a su despacho.
- Alto ahí ¿con quien se cree que habla? – amenazó Gates – esta no es mi comisaría, pero le juro que si le hace daño a mi mejor detective, no habrá alcalde que pueda evitar que cada vez que a usted se le caiga un papel al suelo duerma en un calabozo – le dijo - ¿me entiende?
- ¿Qué le haga daño? – preguntó Castle.
- ¿Creen que soy estúpida y no sé que ustedes dos están juntos desde hace meses? – le preguntó – no olvide que trabajé para asuntos internos, no hay nada sobre mis agentes que puedan ocultarme, además hasta el alcalde lo sabe…
- Yo…
- Yo quiero resultados señor Castle – le dijo – si su compañía le hace resolver casos, hago la vista gorda y no lo impido, pero si por su culpa ella cae en espiral o abandona… le juro que pasará más días en los calabozos que en su casa.
*** *** ***
FIN DE LA PARTE XII
G R A C I A S a todos por leer hasta aqui.
Como de costumbre, espero no haber defraudado a nadie, y... saludos hasta el jueves, que subiré el capitulo final de esta historia.
Anver- Policia de homicidios
- Mensajes : 711
Fecha de inscripción : 14/06/2012
Localización : Madrid
Re: Fieles amigos. Parte FINAL (13 Dic)
Guau, me he quedado sin palabras después de este capítulo, es una maravilla de principio a fin.
Me encanta lo tiernos que son, como les cuesta separarse y estar solo cuatro horas el uno sin el otro y como se echan de menos.
Me encantan todos los disfraces, Castle tienen muy buen ojo, pero sin duda me quedo con el de Kate, leyendo la descripción me la imaginaba así vestida y la veía preciosa.
Me sorprendió la presencia de Gina en la fiesta y como se complica todo, pero sobre todo me sorprendió como Gates le confiesa a Castle que saben que están juntos, si es que Gates no es tonta, yo intuyo que en la serie también intuye que están juntos.
Me encanta el capítulo Ana, es genial!
Me encanta lo tiernos que son, como les cuesta separarse y estar solo cuatro horas el uno sin el otro y como se echan de menos.
Me encantan todos los disfraces, Castle tienen muy buen ojo, pero sin duda me quedo con el de Kate, leyendo la descripción me la imaginaba así vestida y la veía preciosa.
Me sorprendió la presencia de Gina en la fiesta y como se complica todo, pero sobre todo me sorprendió como Gates le confiesa a Castle que saben que están juntos, si es que Gates no es tonta, yo intuyo que en la serie también intuye que están juntos.
Me encanta el capítulo Ana, es genial!
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Castlet: What happens if you don’t like what you see?
Beckett: What happens if you don’t let me look?
Re: Fieles amigos. Parte FINAL (13 Dic)
Muy buena parte. Como siempre se ha hecho de rogar, pero una vez que lo he leido me a encantado.
No hay muchas palabras de agradecimiento para felicitarte por tu fic. Es simplemente original, bien escrito y... perfecto. Lo unico por lo que me voy triste al terminar de leerlo es que ya has anunciado la fecha para el capitulo final.
Espero que te animes si no con este, con otro. Que ya sabes que aqui tienes muchas seguidoras.
No hay muchas palabras de agradecimiento para felicitarte por tu fic. Es simplemente original, bien escrito y... perfecto. Lo unico por lo que me voy triste al terminar de leerlo es que ya has anunciado la fecha para el capitulo final.
Espero que te animes si no con este, con otro. Que ya sabes que aqui tienes muchas seguidoras.
suika- Escritor novato
- Mensajes : 40
Fecha de inscripción : 26/03/2012
Re: Fieles amigos. Parte FINAL (13 Dic)
buenisimo, con capitulos como este apenas hecho de menos
la serie
la serie
choleck- Escritor - Policia
- Mensajes : 1967
Fecha de inscripción : 07/06/2012
Localización : en la parra
Re: Fieles amigos. Parte FINAL (13 Dic)
uhhhh... buenisimoooo TODO, me encanto la fiesta, me imagine todos los disfraces, mejor elegidos no podrían ser, son perfectos... Gates lo sabe, creían que eran discretos... espero que todo se solucione pronto con Rick&Kate... son solo unos celos tontos... me encanta el fic... sube pronto el próximo capitulo pliss...
Emily Claire- Actor en Broadway
- Mensajes : 215
Fecha de inscripción : 16/10/2012
Edad : 31
Localización : Chile, Viña del Mar
Re: Fieles amigos. Parte FINAL (13 Dic)
Wow, menudos difraces, con tu descripción me los he imaginado a todos disfrazados.
Ha sido un punto que Gates le diga que sabe desde hace meses que estan juntos. Espero Katie no esté muy enfadada.
Me ha gustado mucho el capítulo, es una pena que esta historia termine.
Ha sido un punto que Gates le diga que sabe desde hace meses que estan juntos. Espero Katie no esté muy enfadada.
Me ha gustado mucho el capítulo, es una pena que esta historia termine.
Yaye- Escritor - Policia
- Mensajes : 1751
Fecha de inscripción : 05/06/2012
Localización : Huelva
Re: Fieles amigos. Parte FINAL (13 Dic)
Qué miedito me ha dado el capitán!! Pobre Rick, todo el mundo cree que lo va a estropear todo. Tranquilo, yo confío en tí.
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Zeny_Mackenzie- Moderador
- Mensajes : 1226
Fecha de inscripción : 07/06/2011
Edad : 41
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