Cuando te veo (FIN)
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Castle y Beckett
josemg95
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Re: Cuando te veo (FIN)
Wow! ¡Gracias, gracias, GRACIAS! Por todos vuestros mensajes. Me encantáis!!!!! jajaja
Continúo con un capítulo... mm... Subidito de tono.. jajaja Espero que también os guste. Si sigo escribiendo esta noche, volveré con otro capítulo muy pronto.
Mientras tanto... aquí va este.
Beckett termino de pegarse completamente a Castle y atrapó sus labios con ansias, besando, lamiendo y succionándolos. Rodeó su cuello con sus brazos entrelazando sus dedos con el pelo del escritor mientras continuaba con aquella tarea en sus labios. Las piernas de Castle temblaron por aquel impulso de la inspectora y se agarró más sus caderas. Kate comenzó a desabrochar los botones de la camisa de él, lo más rápido que podía, mientras seguía besándole y le empujaba con cierta prisa hacia la habitación. Cuando llegaron allí, a Castle sólo que quedaban los calzoncillos puestos y de aquella manera, se le notaba aún más su excitación. Entonces él decidió llevar el control. Giró a Kate haciendo que ésta quedara de pie a los pies de la cama. Alargó su mano hasta la cremallera de su vestido y la deslizó muy lentamente mientras se entretenía en el cuello de ella, besándolo y lamiéndolo, dejando alguna que otra marca. Los gemidos de la inspectora y ambas respiraciones agitadas era todo lo que se oía en aquella habitación. Castle dejó que el vestido cayera hasta el suelo y se mordió el labio inferior con fuerza cuando la tuvo frente a él únicamente con la lencería.
“Me vuelves loco Kate…”. Susurró junto a su oído haciendo que se tumbase sobre la cama. Le quitó suavemente los zapatos de tacón y después se acomodó encima de ella.
Tenían sus manos entrelazadas, apoyadas en la cama a ambos lados de la cabeza de Kate. Se besaban con ansias, lujuria y pasión, sin olvidar el cariño, la ternura y el amor. Beckett se soltó de sus manos y las llevó a su fuerte espalda, acariciándosela de arriba abajo mientas continuaban besándose, dejando que sus bocas se explorasen una vez más. Aquellas caricias estaban matando a Castle, que cada vez sentía más deseo. Pararon de besarse para mirarse a los ojos, con intensidad. Él comenzó también a acariciar el cuerpo de su compañera, bajando y subiendo las yemas de sus dedos por los costados. Sin parar con las caricias, le besó el cuello haciendo que Kate se retorciera de placer y elevase instintivamente sus caderas demandando contacto en su zona íntima. Rick sonrió y se mordió fuerte el labio al notarla de aquella manera. Desabrochó su sujetador y lo lanzó al suelo. Sus labios pasaron de su cuello a uno de sus pechos para comenzar a besarlo y lamerlo mientras una mano se deslizaba por su cuerpo hasta llegar a sus braguitas. Acarició sus sexo por encima de ellas e incluso de esa forma pudo notar perfectamente su humedad. Al hacerlo, gimió con fuerza, a la vez que ella.
Beckett sentía un deseo enorme dentro de ella, tanto que cuando Castle la acarició, pensaba que iba a tocar el cielo simplemente con aquel roce. Entonces comenzó a besarlo en los labios haciendo que él se olvidara de sus pechos. Le quitó con premura los calzoncillos dejando libre su erección y ella se bajó las bragas dejándolas caer al suelo. Llevó sus manos a las nalgas de Rick y aquello hizo que sus sexos se rozasen. Ambos soltaron un fuerte gemido ante el contacto. Entonces, la inspectora alzó sus piernas y las enroscó en las caderas de su compañero, dándole pleno acceso. Lo miró a los ojos con total intensidad y él no pudo más que sentirse el hombre más afortunado del mundo al tenerla junto a él.
Castle besó sus pechos, después subió por sus hombros y a continuación por su cuello y mandíbula para acabar llegando a los labios. La miró a los ojos y pudo comprobar que estaban oscurecidos por el deseo, al igual que los suyos. “Pásame un… preservativo de la mesita… de noche” Susurró él en sus labios, moviendo suavemente sus caderas para rozarse con ella. Ambos jadeaban sin parar.
Kate negó con la cabeza sonriendo con picardía. “He vuelto a tomar la píldora” Se acercó al oído de él y le mordió el lóbulo de la oreja. Después, le susurró. “Quiero sentirte al 100% dentro de mi. Quiero que me hagas el amor con total libertad…” Le dio un beso en la oreja y después bajó sus besos por el cuello del escritor, que temblaba de deseo.
“Sus deseos son órdenes para mí, inspectora”. Le susurró con la voz entrecortada por el deseo y la excitación mientras llevaba su mano hasta el sexo de ella. Se lo acarició lentamente comprobando su humedad y excitándose aún más al volver a sentirla. Suspiró en su oreja y bajó hasta sus pecho lamiéndole el cuello y los hombros. Una vez allí, se entretuvo mordisqueando sus pezones haciendo que estos se endurecieran de sobremanera y Kate gimiera una y otra vez, arqueando las caderas hacia arriba necesitando sentirle. Rick la miró a los ojos para comprobar que le daba permiso y cuando obtuvo la mirada deseosa de ella no perdió más tiempo y se encajó con su cuerpo a la perfección, penetrándola con firmeza y delicadeza a la vez.
Ambos gimieron con fuerza al sentirse. Beckett enganchó de nuevo sus piernas al cuerpo de Castle dándole mayor acceso y le clavó las uñas en la espalda haciendo ella más fuerza para sentirlo mejor. Comenzaron un baile placentero, cuya música eran sus continuos gemidos, entre los cuales alternaban sus nombres.
“¡Oh Rick, Dios!”. Gritó Kate cuando sentía que alcanzaba el mayor orgasmo que jamás había tenido, echando la cabeza hacia atrás disfrutando de ese momento.
“¡Kaateee!” Gritó Rick casi a la vez que ella, con la respiración entrecortada y muy acelerada.
Castle se tumbó a su lado y la atrajo hacia él abrazándola con ternura. Echó una sábana sobre sus cuerpos cubriéndolos para que no pasaran frío. Beckett apoyó su cabeza en el pecho del escritor mientras ambos trataban de controlar sus respiraciones y volver a normalizarlas. Ninguno de los dos podía borrar la sonrisa de su rostro.
Unos minutos después, no se habían movido de aquella postura. Richard acariciaba levemente el brazo y el pelo de Kate mientras ella se centraba en hacer suaves y abstractos dibujos en el abdomen de él. Beckett suspiró y le dio un dulce beso en uno de sus pectorales. Volvió a colocarse en la posición anterior y susurró un “te quiero” muy bajito, pero lo suficiente para que Castle la escuchara y temblara ante aquella declaración.
El escritor cerró los ojos al escuchar esas palabras y le besó el pelo conteniendo las lágrimas. “Yo también te quiero Kate, no sabes cuánto…”. Ambos cogieron aire con fuerza y así, abrazados, terminaron quedándose dormidos.
Me han dejado agotada hasta a mí... jajaja Espero de corazón que os siga gustando.
Ya sabéis, no dudéis en opinar!
Continúo con un capítulo... mm... Subidito de tono.. jajaja Espero que también os guste. Si sigo escribiendo esta noche, volveré con otro capítulo muy pronto.
Mientras tanto... aquí va este.
Beckett termino de pegarse completamente a Castle y atrapó sus labios con ansias, besando, lamiendo y succionándolos. Rodeó su cuello con sus brazos entrelazando sus dedos con el pelo del escritor mientras continuaba con aquella tarea en sus labios. Las piernas de Castle temblaron por aquel impulso de la inspectora y se agarró más sus caderas. Kate comenzó a desabrochar los botones de la camisa de él, lo más rápido que podía, mientras seguía besándole y le empujaba con cierta prisa hacia la habitación. Cuando llegaron allí, a Castle sólo que quedaban los calzoncillos puestos y de aquella manera, se le notaba aún más su excitación. Entonces él decidió llevar el control. Giró a Kate haciendo que ésta quedara de pie a los pies de la cama. Alargó su mano hasta la cremallera de su vestido y la deslizó muy lentamente mientras se entretenía en el cuello de ella, besándolo y lamiéndolo, dejando alguna que otra marca. Los gemidos de la inspectora y ambas respiraciones agitadas era todo lo que se oía en aquella habitación. Castle dejó que el vestido cayera hasta el suelo y se mordió el labio inferior con fuerza cuando la tuvo frente a él únicamente con la lencería.
“Me vuelves loco Kate…”. Susurró junto a su oído haciendo que se tumbase sobre la cama. Le quitó suavemente los zapatos de tacón y después se acomodó encima de ella.
Tenían sus manos entrelazadas, apoyadas en la cama a ambos lados de la cabeza de Kate. Se besaban con ansias, lujuria y pasión, sin olvidar el cariño, la ternura y el amor. Beckett se soltó de sus manos y las llevó a su fuerte espalda, acariciándosela de arriba abajo mientas continuaban besándose, dejando que sus bocas se explorasen una vez más. Aquellas caricias estaban matando a Castle, que cada vez sentía más deseo. Pararon de besarse para mirarse a los ojos, con intensidad. Él comenzó también a acariciar el cuerpo de su compañera, bajando y subiendo las yemas de sus dedos por los costados. Sin parar con las caricias, le besó el cuello haciendo que Kate se retorciera de placer y elevase instintivamente sus caderas demandando contacto en su zona íntima. Rick sonrió y se mordió fuerte el labio al notarla de aquella manera. Desabrochó su sujetador y lo lanzó al suelo. Sus labios pasaron de su cuello a uno de sus pechos para comenzar a besarlo y lamerlo mientras una mano se deslizaba por su cuerpo hasta llegar a sus braguitas. Acarició sus sexo por encima de ellas e incluso de esa forma pudo notar perfectamente su humedad. Al hacerlo, gimió con fuerza, a la vez que ella.
Beckett sentía un deseo enorme dentro de ella, tanto que cuando Castle la acarició, pensaba que iba a tocar el cielo simplemente con aquel roce. Entonces comenzó a besarlo en los labios haciendo que él se olvidara de sus pechos. Le quitó con premura los calzoncillos dejando libre su erección y ella se bajó las bragas dejándolas caer al suelo. Llevó sus manos a las nalgas de Rick y aquello hizo que sus sexos se rozasen. Ambos soltaron un fuerte gemido ante el contacto. Entonces, la inspectora alzó sus piernas y las enroscó en las caderas de su compañero, dándole pleno acceso. Lo miró a los ojos con total intensidad y él no pudo más que sentirse el hombre más afortunado del mundo al tenerla junto a él.
Castle besó sus pechos, después subió por sus hombros y a continuación por su cuello y mandíbula para acabar llegando a los labios. La miró a los ojos y pudo comprobar que estaban oscurecidos por el deseo, al igual que los suyos. “Pásame un… preservativo de la mesita… de noche” Susurró él en sus labios, moviendo suavemente sus caderas para rozarse con ella. Ambos jadeaban sin parar.
Kate negó con la cabeza sonriendo con picardía. “He vuelto a tomar la píldora” Se acercó al oído de él y le mordió el lóbulo de la oreja. Después, le susurró. “Quiero sentirte al 100% dentro de mi. Quiero que me hagas el amor con total libertad…” Le dio un beso en la oreja y después bajó sus besos por el cuello del escritor, que temblaba de deseo.
“Sus deseos son órdenes para mí, inspectora”. Le susurró con la voz entrecortada por el deseo y la excitación mientras llevaba su mano hasta el sexo de ella. Se lo acarició lentamente comprobando su humedad y excitándose aún más al volver a sentirla. Suspiró en su oreja y bajó hasta sus pecho lamiéndole el cuello y los hombros. Una vez allí, se entretuvo mordisqueando sus pezones haciendo que estos se endurecieran de sobremanera y Kate gimiera una y otra vez, arqueando las caderas hacia arriba necesitando sentirle. Rick la miró a los ojos para comprobar que le daba permiso y cuando obtuvo la mirada deseosa de ella no perdió más tiempo y se encajó con su cuerpo a la perfección, penetrándola con firmeza y delicadeza a la vez.
Ambos gimieron con fuerza al sentirse. Beckett enganchó de nuevo sus piernas al cuerpo de Castle dándole mayor acceso y le clavó las uñas en la espalda haciendo ella más fuerza para sentirlo mejor. Comenzaron un baile placentero, cuya música eran sus continuos gemidos, entre los cuales alternaban sus nombres.
“¡Oh Rick, Dios!”. Gritó Kate cuando sentía que alcanzaba el mayor orgasmo que jamás había tenido, echando la cabeza hacia atrás disfrutando de ese momento.
“¡Kaateee!” Gritó Rick casi a la vez que ella, con la respiración entrecortada y muy acelerada.
Castle se tumbó a su lado y la atrajo hacia él abrazándola con ternura. Echó una sábana sobre sus cuerpos cubriéndolos para que no pasaran frío. Beckett apoyó su cabeza en el pecho del escritor mientras ambos trataban de controlar sus respiraciones y volver a normalizarlas. Ninguno de los dos podía borrar la sonrisa de su rostro.
Unos minutos después, no se habían movido de aquella postura. Richard acariciaba levemente el brazo y el pelo de Kate mientras ella se centraba en hacer suaves y abstractos dibujos en el abdomen de él. Beckett suspiró y le dio un dulce beso en uno de sus pectorales. Volvió a colocarse en la posición anterior y susurró un “te quiero” muy bajito, pero lo suficiente para que Castle la escuchara y temblara ante aquella declaración.
El escritor cerró los ojos al escuchar esas palabras y le besó el pelo conteniendo las lágrimas. “Yo también te quiero Kate, no sabes cuánto…”. Ambos cogieron aire con fuerza y así, abrazados, terminaron quedándose dormidos.
Me han dejado agotada hasta a mí... jajaja Espero de corazón que os siga gustando.
Ya sabéis, no dudéis en opinar!
livingmylife- As del póker
- Mensajes : 303
Fecha de inscripción : 30/12/2014
Re: Cuando te veo (FIN)
sigueee!!!!
Castle y Beckett- As del póker
- Mensajes : 293
Fecha de inscripción : 28/10/2014
Edad : 24
Re: Cuando te veo (FIN)
Tienes que continuaaaar!!!! Me encantaaa♡♥♡♥♡♥
alba_caskett52- As del póker
- Mensajes : 281
Fecha de inscripción : 11/08/2014
Edad : 24
Re: Cuando te veo (FIN)
Buenas! Veo que os va gustando.
Aquí os traigo un poquito más de Caskett!
Espero que siga siendo de vuestro agrado.
Los próximos capis se centrarán más en la comisaría.
Vamos a ello.
Era temprano cuando comenzó a despertarse. Se tapó la cara con las sábanas tratando así de evitar que los primeros rayos de sol le dieran directamente en los ojos. Respiró hondo y al aspirar el olor del escritor, recordó dónde se encontraba. Sonrió instintivamente y fue abriendo lentamente los ojos. Se colocó boca-arriba en la cama y se estiró pensando encontrar su cuerpo. Pero no fue así. Abrió los ojos del todo y comprobó que él no estaba junto a ella. Miró la habitación con un gesto de extrañeza. ¿Tal vez él se había arrepentido de lo que había pasado aquella noche y por eso no despertaba junto a ella en la cama?. Pensar en eso hizo que se le encogiera el corazón. No, no podía ser. Sabía que Castle estaba enamorado de ella y anoche habían disfrutado, mucho, ambos. Negó enérgicamente con la cabeza tratando de borrar esos pensamientos y cuando giró la cabeza hacia la mesita de noche para mirar la hora en su móvil, encontró una nota con su nombre y sobre ella, una preciosa rosa. Sonrió como una tonta ante ese detalle. Cogió la rosa y la olió durante unos segundos, cerrando los ojos. Adoraba el olor de las flores frescas, en especial el de las rosas. ¿Cómo lo habría sabido él? Seguro que alguna vez ella lo había mencionado en alguna conversación intranscendental pero él se había quedado con ese dato. Abrió los ojos sin dejar de sonreír y entonces cogió la nota. Ese hombre sí que sabía sorprenderla. Suspiró profundamente, de amor. Sí, amor. Estaba ciegamente enamorada de él y por fin no le importaba reconocerlo. La desplegó y vio que era una pequeña carta, dirigida a ella. Comenzó a leerla y pronto las lágrimas se asomaron a sus ojos. Kate no se molestó en secárselas, simplemente continuó leyendo.
Buenos días dormilona. ¿Sabes? Cuando estoy contigo me siento el hombre más afortunado del mundo. Desde el primer momento en el que te conocí, supe que serías demasiado importante para mí, que te iba a necesitar junto a mí, cada día, a cada momento, en cada situación.
Cuando te miro veo a la mujer más maravillosa, fuerte e increíble del mundo. Y después, CUANDO TE VEO mirarme, sonreírme e incluso regañarme, me doy cuenta de que también eres la mujer más bonita que jamás han visto mis ojos.
Gracias, mil gracias por haberme dejado un pequeño hueco en tu muro. Prometo intentar con todas mis fuerzas entrar en él del todo y abrazarte bien fuerte, para SIEMPRE. Nunca, nada volverá a separarnos.
Déjame seguir investigando ese misterio que me encanta y me vuelve loco a partes iguales: Tú.
Te quiere, Richard Castle.
PD: Ni se te ocurra moverte de la cama. Enseguida llego con el desayuno.
Mientras Beckett se despertaba y leía la carta, Castle se había curado la herida como cada mañana. Después, se había vestido con unos pantalones vaqueros y un polo azul de manga corta para ir a por unos bollos. Volvió y preparó algo de fruta picada, zumo de naranja y dos cafés. También preparó un pequeño desayuno para el policía que vigilaba a Kate, que por la mañana era otro que el que se había quedado por la noche.
Después, colocó el desayuno de ambos sobre una bandeja y lo llevó a la habitación. Antes de entrar, respiró hondo un par de veces. Estaba nervioso. No sabía si Kate se habría despertado ya, y de haberlo hecho, no estaba seguro de si le habría gustado aquella carta. Es cierto que se querían, se lo habían dicho, pero a lo mejor había sido demasiado precipitado escribirle de esa manera sus sentimientos. Soltó el aire lentamente y se decidió a entrar. Empujó la puerta con suavidad por si seguía dormida y al entrar completamente en la habitación, la vio sentada en la cama, con la espalda apoyada en el cabecero de la cama. Tenía la carta entre sus manos y no dejaba de mirarla, de releerla, mientras algunas lágrimas resbalaban por sus mejillas. Al verla así pensó que se había equivocado, que no tenía que haber escrito esa carta, al menos no diciéndole todo eso tan pronto. Suspiró lentamente. Ella no se había dado cuenta de su presencia. Dejó la bandeja en la mesita de noche y se sentó en el borde de la cama, al otro lado del que ella se encontraba.
“Kate…” Susurró sin dejar de mirarla. Su voz y su mirada reflejaban el miedo de haber metido la pata.
Beckett, al oírle salió de su ensimismamiento y sonrió. Dobló la carta de nuevo por la mitad y levantó la vista para encontrarse con esos ojos azules que le miraban con una expresión que ella en aquel momento no supo descifrar. Se secó sus propias lágrimas y se enroscó las sábanas a su cuerpo desnudo. Ya se habían visto desnudos, pero en aquel momento no pudo evitar sentir cierto pudor al sentirse completamente desnuda delante de él. Se acercó a Castle y le sonrió como nunca antes lo había hecho. Su mirada brillaba y su sonrisa era la más grande que Richard le había conocido. Al ver que él la seguía mirando con cierto miedo, sin darle tiempo a decir nada, se incorporó ligeramente pasando los brazos por el cuello de él y lo besó con todo el amor del mundo. Al hacer aquel movimiento, la sábana se resbaló suavemente por el cuerpo de Kate, pero no le importó. Volvió a besarle de la misma manera y después separó sus labios con delicadeza para mirarle a los ojos. Llevó una mano hasta la mejilla del escritor y se la acarició sin dejar de mirarle a los ojos. “Gracias Rick…”. Susurró la inspectora. “Gracias por haber tenido tanta paciencia conmigo. Por haber estado junto a mi todos estos años. Gracias por hacerme sentir especial, querida y con más ganas de vivir que nunca…”. Al pronunciar aquellas palabras, varias lágrimas volvían a escaparse de sus ojos. Pero continuó hablando. “Eres el hombre más maravilloso que he conocido. Un poquito infantil, pero con un corazón enorme. ¡Te quiero! Y… si me ayudas, dejaré hasta que derribes mi muro, para SIEMPRE”. Hizo énfasis en aquella última palabra y le volvió a besar.
Castle no podía dejar de mirarla. Una sonrisa se había instalado en sus labios mientras ella le decía todo aquello. Y sus ojos, al igual que los de Kate, estaban empapados de lágrimas. Pero les daba igual. Era una forma de demostrarse que se querían. Richard no podía ni hablar de la emoción que sentía. Después del miedo que había pasado pensando que se había equivocado con la carta, esas palabras de ella, de Kate, de su inspectora, su amada, le habían dejado noqueado. Sólo pudo abrazarla con fuerza, colocando una mano en su cabeza y otra en su espalda para mantenerla más pegada a él.
Y.... ¿qué os va pareciendo?
Aquí os traigo un poquito más de Caskett!
Espero que siga siendo de vuestro agrado.
Los próximos capis se centrarán más en la comisaría.
Vamos a ello.
Era temprano cuando comenzó a despertarse. Se tapó la cara con las sábanas tratando así de evitar que los primeros rayos de sol le dieran directamente en los ojos. Respiró hondo y al aspirar el olor del escritor, recordó dónde se encontraba. Sonrió instintivamente y fue abriendo lentamente los ojos. Se colocó boca-arriba en la cama y se estiró pensando encontrar su cuerpo. Pero no fue así. Abrió los ojos del todo y comprobó que él no estaba junto a ella. Miró la habitación con un gesto de extrañeza. ¿Tal vez él se había arrepentido de lo que había pasado aquella noche y por eso no despertaba junto a ella en la cama?. Pensar en eso hizo que se le encogiera el corazón. No, no podía ser. Sabía que Castle estaba enamorado de ella y anoche habían disfrutado, mucho, ambos. Negó enérgicamente con la cabeza tratando de borrar esos pensamientos y cuando giró la cabeza hacia la mesita de noche para mirar la hora en su móvil, encontró una nota con su nombre y sobre ella, una preciosa rosa. Sonrió como una tonta ante ese detalle. Cogió la rosa y la olió durante unos segundos, cerrando los ojos. Adoraba el olor de las flores frescas, en especial el de las rosas. ¿Cómo lo habría sabido él? Seguro que alguna vez ella lo había mencionado en alguna conversación intranscendental pero él se había quedado con ese dato. Abrió los ojos sin dejar de sonreír y entonces cogió la nota. Ese hombre sí que sabía sorprenderla. Suspiró profundamente, de amor. Sí, amor. Estaba ciegamente enamorada de él y por fin no le importaba reconocerlo. La desplegó y vio que era una pequeña carta, dirigida a ella. Comenzó a leerla y pronto las lágrimas se asomaron a sus ojos. Kate no se molestó en secárselas, simplemente continuó leyendo.
Buenos días dormilona. ¿Sabes? Cuando estoy contigo me siento el hombre más afortunado del mundo. Desde el primer momento en el que te conocí, supe que serías demasiado importante para mí, que te iba a necesitar junto a mí, cada día, a cada momento, en cada situación.
Cuando te miro veo a la mujer más maravillosa, fuerte e increíble del mundo. Y después, CUANDO TE VEO mirarme, sonreírme e incluso regañarme, me doy cuenta de que también eres la mujer más bonita que jamás han visto mis ojos.
Gracias, mil gracias por haberme dejado un pequeño hueco en tu muro. Prometo intentar con todas mis fuerzas entrar en él del todo y abrazarte bien fuerte, para SIEMPRE. Nunca, nada volverá a separarnos.
Déjame seguir investigando ese misterio que me encanta y me vuelve loco a partes iguales: Tú.
Te quiere, Richard Castle.
PD: Ni se te ocurra moverte de la cama. Enseguida llego con el desayuno.
Mientras Beckett se despertaba y leía la carta, Castle se había curado la herida como cada mañana. Después, se había vestido con unos pantalones vaqueros y un polo azul de manga corta para ir a por unos bollos. Volvió y preparó algo de fruta picada, zumo de naranja y dos cafés. También preparó un pequeño desayuno para el policía que vigilaba a Kate, que por la mañana era otro que el que se había quedado por la noche.
Después, colocó el desayuno de ambos sobre una bandeja y lo llevó a la habitación. Antes de entrar, respiró hondo un par de veces. Estaba nervioso. No sabía si Kate se habría despertado ya, y de haberlo hecho, no estaba seguro de si le habría gustado aquella carta. Es cierto que se querían, se lo habían dicho, pero a lo mejor había sido demasiado precipitado escribirle de esa manera sus sentimientos. Soltó el aire lentamente y se decidió a entrar. Empujó la puerta con suavidad por si seguía dormida y al entrar completamente en la habitación, la vio sentada en la cama, con la espalda apoyada en el cabecero de la cama. Tenía la carta entre sus manos y no dejaba de mirarla, de releerla, mientras algunas lágrimas resbalaban por sus mejillas. Al verla así pensó que se había equivocado, que no tenía que haber escrito esa carta, al menos no diciéndole todo eso tan pronto. Suspiró lentamente. Ella no se había dado cuenta de su presencia. Dejó la bandeja en la mesita de noche y se sentó en el borde de la cama, al otro lado del que ella se encontraba.
“Kate…” Susurró sin dejar de mirarla. Su voz y su mirada reflejaban el miedo de haber metido la pata.
Beckett, al oírle salió de su ensimismamiento y sonrió. Dobló la carta de nuevo por la mitad y levantó la vista para encontrarse con esos ojos azules que le miraban con una expresión que ella en aquel momento no supo descifrar. Se secó sus propias lágrimas y se enroscó las sábanas a su cuerpo desnudo. Ya se habían visto desnudos, pero en aquel momento no pudo evitar sentir cierto pudor al sentirse completamente desnuda delante de él. Se acercó a Castle y le sonrió como nunca antes lo había hecho. Su mirada brillaba y su sonrisa era la más grande que Richard le había conocido. Al ver que él la seguía mirando con cierto miedo, sin darle tiempo a decir nada, se incorporó ligeramente pasando los brazos por el cuello de él y lo besó con todo el amor del mundo. Al hacer aquel movimiento, la sábana se resbaló suavemente por el cuerpo de Kate, pero no le importó. Volvió a besarle de la misma manera y después separó sus labios con delicadeza para mirarle a los ojos. Llevó una mano hasta la mejilla del escritor y se la acarició sin dejar de mirarle a los ojos. “Gracias Rick…”. Susurró la inspectora. “Gracias por haber tenido tanta paciencia conmigo. Por haber estado junto a mi todos estos años. Gracias por hacerme sentir especial, querida y con más ganas de vivir que nunca…”. Al pronunciar aquellas palabras, varias lágrimas volvían a escaparse de sus ojos. Pero continuó hablando. “Eres el hombre más maravilloso que he conocido. Un poquito infantil, pero con un corazón enorme. ¡Te quiero! Y… si me ayudas, dejaré hasta que derribes mi muro, para SIEMPRE”. Hizo énfasis en aquella última palabra y le volvió a besar.
Castle no podía dejar de mirarla. Una sonrisa se había instalado en sus labios mientras ella le decía todo aquello. Y sus ojos, al igual que los de Kate, estaban empapados de lágrimas. Pero les daba igual. Era una forma de demostrarse que se querían. Richard no podía ni hablar de la emoción que sentía. Después del miedo que había pasado pensando que se había equivocado con la carta, esas palabras de ella, de Kate, de su inspectora, su amada, le habían dejado noqueado. Sólo pudo abrazarla con fuerza, colocando una mano en su cabeza y otra en su espalda para mantenerla más pegada a él.
Y.... ¿qué os va pareciendo?
Última edición por livingmylife el Sáb Feb 14, 2015 3:32 pm, editado 1 vez
livingmylife- As del póker
- Mensajes : 303
Fecha de inscripción : 30/12/2014
Re: Cuando te veo (FIN)
Dios Santo,que melosos, es tan...hermoso
Geovita:33- Ayudante de policia
- Mensajes : 81
Fecha de inscripción : 28/12/2014
Re: Cuando te veo (FIN)
Que romántico es Castle sigueee me encanta
writerdetective47- Actor en Broadway
- Mensajes : 205
Fecha de inscripción : 26/12/2014
Re: Cuando te veo (FIN)
Por dios que cuqis Sigue ya!!
onewritergirl- Ayudante de policia
- Mensajes : 72
Fecha de inscripción : 04/01/2015
Re: Cuando te veo (FIN)
Por Dios, qué llorera más tonta me ha entrado. Precioso, en serio.
Comina- Ayudante de policia
- Mensajes : 118
Fecha de inscripción : 15/10/2014
Edad : 37
Localización : Málaga
Re: Cuando te veo (FIN)
¡Vaya! Gracias, gracias, gracias por cada comentario!
Me alegro mucho de que os siga gustando!!! De verdad!
¿Qué tal si seguimos?
Este capi no me convence del todo, pero ahí va.
Después de desayunar ambos en la cama tranquilamente, dedicándose pequeñas caricias, suaves besos y miradas intensas, Kate se había ido a casa a por ropa para ir a trabajar, sin separarse del policía.
Castle se preparó para ir también a la comisaría. Beckett le había insistido en que se quedase en casa y descansara, por su herida. Pero él la había convencido de que su herida estaba perfectamente y que quería volver a la comisaría. Además, había añadido que de esa manera, no pasarían tanto tiempo separados. Esa idea les gustaba a los dos. Antes de irse, la inspectora le había vuelto a insistir a Castle de que actuara con normalidad, que nadie debía darse cuenta de que mantenían una relación íntima si querían seguir trabajando juntos. Suponían que sus compañeros se olían algo, sobre todo por cómo se habían cuidado mutuamente mientras habían estado en el hospital. Sin embargo, como habían estado dos semanas casi sin verse y nadie sabía que esa noche habían estado juntos, imaginaban que los detectives y la forense pensarían que habían vuelto a distanciarse. Aquello les daba ventaja a ellos para esconder su relación y que eso no supusiera la expulsión del escritor de la comisaría.
Kate dudó una y otra vez qué ropa ponerse y finalmente optó por una de sus camisas y una americana. Unos pantalones a juego y cómo no, unos zapatos de tacón. Se maquilló ligeramente sin querer llamar demasiado la atención. Las dos semanas anteriores apenas se había maquillado. Sólo lo justo para ocultar sus ojeras. Se miró al espejo varias veces y se sonrió a sí misma. Le encantaba el brillo que tenían sus ojos desde aquella noche. Le sería difícil ocultar la sonrisa al volver a tener a Castle allí, pero tenía que hacerlo. Tomó aire fuerte y cogiendo su móvil, placa y arma, salió de casa camino del coche para ir a comisaría.
Castle había ido en taxi. Llegó unos minutos antes que Beckett. Se montó en el ascensor para ir a la 12 con su café en la mano. Entonces fue cuando se dio cuenta de que no le llevaba el café a Kate, como había estado haciendo cada mañana desde hacía varios años. Sabía que ella ya se había tomado el suyo en su casa, y por eso no se lo había comprado. Se le abrieron los ojos de par en par imaginándose la cara que pondría la inspectora al verle sólo con un café y pensó en volver a bajar y comprarle uno a ella antes de que los demás sospecharan nada. Entonces, se abrieron las puertas del ascensor y cuando iba a volver a pulsar el botón para bajar, se encontró de frente a Espósito y Ryan.
“¡Castle! ¡Hermano!” Casi gritó Espo al verlo allí y entró en el ascensor abrazándole y dándole un par de palmadas en la espalda.
Después Ryan hizo exactamente lo mismo.“¿Qué haces aquí? ¿No te queda aún una semana de reposo?”.
Castle se había quedado de piedra, con un único café en la mano, sin salir del ascensor. Entonces, rápidamente pulsó el botón de la planta baja y los miró tratando de ocultar su nerviosismo. “Sí, así es. Pero me aburro tantoo…” Alargó aquella palabra haciendo reír a sus compañeros. “Además, estoy perfectamente, dispuesto a volver a cazar a los malos”. Los miró poniendo su mejor cara de malo.
“En ese caso, bienvenido”. Chocaron los tres los puños en el momento en el que el ascensor llegaba abajo. Ryan miró el café de Castle y frunció el ceño al ver que sólo traía uno, pero no dijo nada. Después se lo comentaría a Javier.
Castle rezó porque Beckett no estuviera ahí y poder comprarle el café antes de que llegara. Cuando se abrieron las puertas comprobó que no había rastro de ella todavía y soltó el aire que había contenido durante unos segundos. Sus compañeros salieron con paso rápido y él algo más lento. No sabía que decirles sin levantar sospechas.
“Bro, ¿no subías arriba?. Beckett no tardará en llegar”. Espo se había parado a la altura de su coche y le miraba extrañado pero sonriéndole al mencionar a la inspectora.
“Eh… Esto… Sí… No. Bueno, sí, pero me he acordado que tengo que hacer antes un recado. Ahora vuelvo y subo otra vez”. Se alejó de allí lo más rápido que pudo dejando a Ryan y Espo extrañados por esa reacción.
Los detectives se fueron al lugar en el que habían encontrado un cuerpo y el escritor compró el café de Kate. Cuando empezó a deshacer sus pasos de camino a la comisaría de nuevo, recibió un mensaje en el móvil. Sostuvo los dos cafés como pudo, uno encima del otro con una mano, y con la otra sacó el móvil y lo leyó. Era de Beckett y le indicaba la dirección a la que debía ir. Supuso que sería la misma a la que habían ido Ryan y Espo. Paró un taxi y se dirigió al escenario del crimen.
Beckett acababa de llegar y se bajaba del coche. Miró a ambos lados comprobando que el policía que tenía que seguirla de cerca se encontraba allí y entonces vio que un taxi paraba cerca y de él salía Castle, sonriente, con dos cafés.
Él se acercó a ella y le tendió su café. “Buenos días inspectora”. Le sonrió más que de costumbre, por lo que recibió una mirada recriminatoria de Beckett. Sin que ellos se dieran cuenta, Ryan y Espo, que ya habían comentado el tema del café de Castle, los vigilaban mientras hacían como que tomaban apuntes en sus libretas.
“Deja de sonreírme así..”. Habló bajo ella para que nadie más les escuchara. Agarró el café con las dos manos y dio un pequeño trago. “Mmmm…” No pudo evitar cerrar los ojos al probarlo. Había echado de menos esas semanas aquel café. Siguió caminando hacia Lanie y los demás detectives.
“¡Dichosos los ojos! ¡El chico escritor!” Exclamó Lanie al verlo llegar y acercarse al cuerpo. “¿Tan pronto vuelves?”.
“Buenos días chicos”. Les sonrió el escritor a los tres. “Ya veis, os echaba de menos”. Les dijo en tono de broma sacándoles la lengua. Pero miró de reojo a Beckett que a su vez le miraba también de reojo tratando de esconder una pequeña sonrisa.
“Ejem…” Carraspeó Beckett mirando el cuerpo para disimular sus sonrisas. Se puso seria y se centró en el cadáver.“¿Qué tenemos?.
Lanie se puso al lado de Beckett para hablarle del cuerpo. Castle y Ryan hicieron lo mismo, y Espo se puso detrás de Castle y se acercó hablándole bajito. “¿De dónde has sacado de repente el segundo café, Castle? ¿Acaso se te había olvidado y has vuelto a por él?”. Se rió al ver la cara que se le había quedado al escritor.
Castle volvía a tener los ojos abiertos como platos. Tragó saliva y le miró de reojo. “De la tienda Espo. ¿Quieres que te explique cómo se compra un café?”. Se alejó de él y se colocó al otro lado del cuerpo, frente a Lanie que estaba callada inspeccionando al hombre fallecido para poder darle detalles a Beckett y que empezaran a investigar.
Espo y Ryan chocaron sus manos divertidos. Beckett que había contemplado la escena sin entender nada, carraspeó mirando a los detectives que acto seguidos se irguieron y miraron a Lanie serios, centrados en lo que tenían que hacer.
“Varón blanco de unos 40 años. No hemos podido identificarlo. Dada la temperatura y la rigidez del cuerpo, yo diría que lleva muerto entre ocho y diez horas”. Lanie miró a Beckett que apuntaba aquello en la libreta. “Aparentemente la causa de la muerte es este golpe en la cabeza”. Se lo enseñó a los detectives. “Pero os lo diré con más seguridad cuando me lo lleve a la morgue. También podré deciros más cosas una vez lo analice allí”.
“Bien. Repasemos todas las cámaras de alrededor para ver si vemos a la víctima. Si iba sola o no, lo sabremos”. Decía Beckett terminando de apuntar cosas. Después miró a Espo. “Vosotros preguntad por la zona a ver si alguien vio u oyó algo extraño en ese espacio de tiempo”. Ambos detectives asintieron y se alejaron a preguntar. “Lanie, ¿podrías comprobar ahora si sus huellas están en el sistema?”. Ella asintió y sacó de la bolsa que siempre llevaba un aparato con el que tomaría las huellas del cadáver para ver si obtenían una identidad.
“Claro, a ver si hay suerte”. Lanie procedió a comprobarlo mientras Beckett se alejaba unos pasos mirando hacia arriba para ver si veía alguna cámara en aquel callejón.
Castle se acercó a ella, callado observando también aquel lugar. Ambos iban bebiéndose el café. En un momento, sus miradas se cruzaron y no pudieron evitar sonreírse durante unos segundos.
“¡Bingo!”. Exclamó la forense. “Nuestra víctima se llama Michael Jones, 39 años. Vivía cerca de aquí. Tenía mujer y dos hijos, uno de 10 y otro de 5. Tiene antecedentes de posesión de drogas, pero eso fue hace casi 15 años”. Beckett y Castle se habían acercado a ella para leerlo también ellos de la pantalla del ordenador portátil de la forense.
“No creo que tenga nada que ver con drogas entonces”. Comentó Castle sin apartar la vista del ordenador.
“Es probable que no, pero hasta que sepamos qué es lo que le pasaba, no podemos descartar esa opción”. Añadió Beckett apuntando un par de cosas en su libreta. “Lanie, avísanos cuando tengas más datos. Castle y yo iremos a hablar con su familia”. Cerró la libreta apretando los labios. Aquello era lo más duro de su trabajo. Tener que dar esa terrible noticia a una mujer y a unos niños.
Ella y Castle se alejaron de ese callejón camino al coche de la inspectora. Beckett iba cabizbaja repasando mentalmente, como hacía siempre, cómo contaría a esa mujer que su marido había sido asesinado. Castle la miraba en silencio. Sabía que eso era duro y le dio su tiempo. Ambos se montaron en el coche y pusieron rumbo a la casa de Michael Jones.
¿Qué me decís? ¿Conseguirán mantener su relación en secreto por mucho tiempo?
Me alegro mucho de que os siga gustando!!! De verdad!
¿Qué tal si seguimos?
Este capi no me convence del todo, pero ahí va.
Después de desayunar ambos en la cama tranquilamente, dedicándose pequeñas caricias, suaves besos y miradas intensas, Kate se había ido a casa a por ropa para ir a trabajar, sin separarse del policía.
Castle se preparó para ir también a la comisaría. Beckett le había insistido en que se quedase en casa y descansara, por su herida. Pero él la había convencido de que su herida estaba perfectamente y que quería volver a la comisaría. Además, había añadido que de esa manera, no pasarían tanto tiempo separados. Esa idea les gustaba a los dos. Antes de irse, la inspectora le había vuelto a insistir a Castle de que actuara con normalidad, que nadie debía darse cuenta de que mantenían una relación íntima si querían seguir trabajando juntos. Suponían que sus compañeros se olían algo, sobre todo por cómo se habían cuidado mutuamente mientras habían estado en el hospital. Sin embargo, como habían estado dos semanas casi sin verse y nadie sabía que esa noche habían estado juntos, imaginaban que los detectives y la forense pensarían que habían vuelto a distanciarse. Aquello les daba ventaja a ellos para esconder su relación y que eso no supusiera la expulsión del escritor de la comisaría.
Kate dudó una y otra vez qué ropa ponerse y finalmente optó por una de sus camisas y una americana. Unos pantalones a juego y cómo no, unos zapatos de tacón. Se maquilló ligeramente sin querer llamar demasiado la atención. Las dos semanas anteriores apenas se había maquillado. Sólo lo justo para ocultar sus ojeras. Se miró al espejo varias veces y se sonrió a sí misma. Le encantaba el brillo que tenían sus ojos desde aquella noche. Le sería difícil ocultar la sonrisa al volver a tener a Castle allí, pero tenía que hacerlo. Tomó aire fuerte y cogiendo su móvil, placa y arma, salió de casa camino del coche para ir a comisaría.
Castle había ido en taxi. Llegó unos minutos antes que Beckett. Se montó en el ascensor para ir a la 12 con su café en la mano. Entonces fue cuando se dio cuenta de que no le llevaba el café a Kate, como había estado haciendo cada mañana desde hacía varios años. Sabía que ella ya se había tomado el suyo en su casa, y por eso no se lo había comprado. Se le abrieron los ojos de par en par imaginándose la cara que pondría la inspectora al verle sólo con un café y pensó en volver a bajar y comprarle uno a ella antes de que los demás sospecharan nada. Entonces, se abrieron las puertas del ascensor y cuando iba a volver a pulsar el botón para bajar, se encontró de frente a Espósito y Ryan.
“¡Castle! ¡Hermano!” Casi gritó Espo al verlo allí y entró en el ascensor abrazándole y dándole un par de palmadas en la espalda.
Después Ryan hizo exactamente lo mismo.“¿Qué haces aquí? ¿No te queda aún una semana de reposo?”.
Castle se había quedado de piedra, con un único café en la mano, sin salir del ascensor. Entonces, rápidamente pulsó el botón de la planta baja y los miró tratando de ocultar su nerviosismo. “Sí, así es. Pero me aburro tantoo…” Alargó aquella palabra haciendo reír a sus compañeros. “Además, estoy perfectamente, dispuesto a volver a cazar a los malos”. Los miró poniendo su mejor cara de malo.
“En ese caso, bienvenido”. Chocaron los tres los puños en el momento en el que el ascensor llegaba abajo. Ryan miró el café de Castle y frunció el ceño al ver que sólo traía uno, pero no dijo nada. Después se lo comentaría a Javier.
Castle rezó porque Beckett no estuviera ahí y poder comprarle el café antes de que llegara. Cuando se abrieron las puertas comprobó que no había rastro de ella todavía y soltó el aire que había contenido durante unos segundos. Sus compañeros salieron con paso rápido y él algo más lento. No sabía que decirles sin levantar sospechas.
“Bro, ¿no subías arriba?. Beckett no tardará en llegar”. Espo se había parado a la altura de su coche y le miraba extrañado pero sonriéndole al mencionar a la inspectora.
“Eh… Esto… Sí… No. Bueno, sí, pero me he acordado que tengo que hacer antes un recado. Ahora vuelvo y subo otra vez”. Se alejó de allí lo más rápido que pudo dejando a Ryan y Espo extrañados por esa reacción.
Los detectives se fueron al lugar en el que habían encontrado un cuerpo y el escritor compró el café de Kate. Cuando empezó a deshacer sus pasos de camino a la comisaría de nuevo, recibió un mensaje en el móvil. Sostuvo los dos cafés como pudo, uno encima del otro con una mano, y con la otra sacó el móvil y lo leyó. Era de Beckett y le indicaba la dirección a la que debía ir. Supuso que sería la misma a la que habían ido Ryan y Espo. Paró un taxi y se dirigió al escenario del crimen.
Beckett acababa de llegar y se bajaba del coche. Miró a ambos lados comprobando que el policía que tenía que seguirla de cerca se encontraba allí y entonces vio que un taxi paraba cerca y de él salía Castle, sonriente, con dos cafés.
Él se acercó a ella y le tendió su café. “Buenos días inspectora”. Le sonrió más que de costumbre, por lo que recibió una mirada recriminatoria de Beckett. Sin que ellos se dieran cuenta, Ryan y Espo, que ya habían comentado el tema del café de Castle, los vigilaban mientras hacían como que tomaban apuntes en sus libretas.
“Deja de sonreírme así..”. Habló bajo ella para que nadie más les escuchara. Agarró el café con las dos manos y dio un pequeño trago. “Mmmm…” No pudo evitar cerrar los ojos al probarlo. Había echado de menos esas semanas aquel café. Siguió caminando hacia Lanie y los demás detectives.
“¡Dichosos los ojos! ¡El chico escritor!” Exclamó Lanie al verlo llegar y acercarse al cuerpo. “¿Tan pronto vuelves?”.
“Buenos días chicos”. Les sonrió el escritor a los tres. “Ya veis, os echaba de menos”. Les dijo en tono de broma sacándoles la lengua. Pero miró de reojo a Beckett que a su vez le miraba también de reojo tratando de esconder una pequeña sonrisa.
“Ejem…” Carraspeó Beckett mirando el cuerpo para disimular sus sonrisas. Se puso seria y se centró en el cadáver.“¿Qué tenemos?.
Lanie se puso al lado de Beckett para hablarle del cuerpo. Castle y Ryan hicieron lo mismo, y Espo se puso detrás de Castle y se acercó hablándole bajito. “¿De dónde has sacado de repente el segundo café, Castle? ¿Acaso se te había olvidado y has vuelto a por él?”. Se rió al ver la cara que se le había quedado al escritor.
Castle volvía a tener los ojos abiertos como platos. Tragó saliva y le miró de reojo. “De la tienda Espo. ¿Quieres que te explique cómo se compra un café?”. Se alejó de él y se colocó al otro lado del cuerpo, frente a Lanie que estaba callada inspeccionando al hombre fallecido para poder darle detalles a Beckett y que empezaran a investigar.
Espo y Ryan chocaron sus manos divertidos. Beckett que había contemplado la escena sin entender nada, carraspeó mirando a los detectives que acto seguidos se irguieron y miraron a Lanie serios, centrados en lo que tenían que hacer.
“Varón blanco de unos 40 años. No hemos podido identificarlo. Dada la temperatura y la rigidez del cuerpo, yo diría que lleva muerto entre ocho y diez horas”. Lanie miró a Beckett que apuntaba aquello en la libreta. “Aparentemente la causa de la muerte es este golpe en la cabeza”. Se lo enseñó a los detectives. “Pero os lo diré con más seguridad cuando me lo lleve a la morgue. También podré deciros más cosas una vez lo analice allí”.
“Bien. Repasemos todas las cámaras de alrededor para ver si vemos a la víctima. Si iba sola o no, lo sabremos”. Decía Beckett terminando de apuntar cosas. Después miró a Espo. “Vosotros preguntad por la zona a ver si alguien vio u oyó algo extraño en ese espacio de tiempo”. Ambos detectives asintieron y se alejaron a preguntar. “Lanie, ¿podrías comprobar ahora si sus huellas están en el sistema?”. Ella asintió y sacó de la bolsa que siempre llevaba un aparato con el que tomaría las huellas del cadáver para ver si obtenían una identidad.
“Claro, a ver si hay suerte”. Lanie procedió a comprobarlo mientras Beckett se alejaba unos pasos mirando hacia arriba para ver si veía alguna cámara en aquel callejón.
Castle se acercó a ella, callado observando también aquel lugar. Ambos iban bebiéndose el café. En un momento, sus miradas se cruzaron y no pudieron evitar sonreírse durante unos segundos.
“¡Bingo!”. Exclamó la forense. “Nuestra víctima se llama Michael Jones, 39 años. Vivía cerca de aquí. Tenía mujer y dos hijos, uno de 10 y otro de 5. Tiene antecedentes de posesión de drogas, pero eso fue hace casi 15 años”. Beckett y Castle se habían acercado a ella para leerlo también ellos de la pantalla del ordenador portátil de la forense.
“No creo que tenga nada que ver con drogas entonces”. Comentó Castle sin apartar la vista del ordenador.
“Es probable que no, pero hasta que sepamos qué es lo que le pasaba, no podemos descartar esa opción”. Añadió Beckett apuntando un par de cosas en su libreta. “Lanie, avísanos cuando tengas más datos. Castle y yo iremos a hablar con su familia”. Cerró la libreta apretando los labios. Aquello era lo más duro de su trabajo. Tener que dar esa terrible noticia a una mujer y a unos niños.
Ella y Castle se alejaron de ese callejón camino al coche de la inspectora. Beckett iba cabizbaja repasando mentalmente, como hacía siempre, cómo contaría a esa mujer que su marido había sido asesinado. Castle la miraba en silencio. Sabía que eso era duro y le dio su tiempo. Ambos se montaron en el coche y pusieron rumbo a la casa de Michael Jones.
¿Qué me decís? ¿Conseguirán mantener su relación en secreto por mucho tiempo?
livingmylife- As del póker
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Fecha de inscripción : 30/12/2014
Re: Cuando te veo (FIN)
Me encantaaa pero amo ellas escenas de caskett aunque eso no signifique q estas no me gusten
alba_caskett52- As del póker
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Edad : 24
Comina- Ayudante de policia
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Edad : 37
Localización : Málaga
Re: Cuando te veo (FIN)
¡Buenos días! Traigo más, más más! jajajajaa
No es mucho, pero algo es algo.
Gracias por todos vuestros comentarios! Pronto habrás más Caskett. Mientras... tentemos un poco a ver si sus compañeros son tan buenos detectives como dicen ser.
Después de hablar con la familia Jones, volvieron a comisaría. Su mujer les había contado lo típico: de joven había cometido ciertos errores, pero que llevaba años sin acercarse al mundo de las drogas y que se había convertido en un buen hombre y un mejor padre. Ryan y Espósito no habían conseguido aclarar nada con la gente de la zona. Nadie había visto u oído nada. Sin embargo, habían encontrado la cartera de la víctima tirada en un contenedor cercano. No había dinero. En su lugar, quedaba un sobre vacío, que supusieron había tenido el dinero que el asesino se llevó. Beckett mandó que los detectives investigaran sus cuentas financieras para ver si encontraban algo extraño, algún movimiento raro, deudas, lo que fuera. Mientras ellos hacían eso, Beckett se dispuso a comenzar a llenar la pizarra con la poca información que tenían hasta el momento. Castle se mantenía en silencio observando lo que ella escribía, y por supuesto, de vez en cuando observándola a ella. Se había apoyado en el escritorio de la detective mientras miraba pensativo la pizarra.
Cuando ella acabó, se giró y lo miró. “Castle, ahora mismo me vendría genial una de tus absurdas teorías, porque no tengo ni idea de por dónde seguir investigando”.
“¿La mafia está probando nuevas tácticas para matar? ¿Es un agente infiltrado? ¿CIA? ¿FBI?”. Enumeró Castle cada vez menos convencido de lo que estaba diciendo, pero logrando sacar una sonrisa a Beckett. “Ninguna tiene sentido, lo sé”. Se rió él mismo. “¡Oh, ya sé!”. Puso su cara más seria y continuó bajo la atenta mirada de Beckett. “Ha descubierto que los extraterrestres existen y el gobierno ha tenido que acabar con él para que no saque esa información a la luz y cunda el pánico”. Abrió los ojos sobreactuando y soltó una carcajada. Al ver que Beckett lo miraba seria, puso su mirada de cachorrito.
Beckett se acercó a él colocando su dedo índice sobre el pecho del escritor. “Yo sí que voy a acabar contigo como vuelvas a mirarme de esa forma”. Le susurró bastante cerca de él sin dejar de mirarle intensamente a los ojos.
Castle se puso tan nervioso que se resbaló un poco y se apoyó bruscamente en el escritorio para no caerse. Sin embargo, con aquel movimiento consiguió que varias cosas de la mesa se cayeran al suelo.
Sin darles tiempo a reaccionar, Ryan se acercó con unos papeles. “Nuestra víctima tenía una seria adicción al juego. Se había gastado en el último mes todo mi sueldo de un año. En un casino cercano a su domicilio”. Le tendió los papeles a Beckett quien tras echar una mirada a Castle, se había acercado a Ryan para ver qué le contaba.
Castle recogió las cosas del suelo y las volvió a colocar en la mesa, sin ver una que se había quedado debajo de la silla de la inspectora. Aún sintiendo el aliento de Beckett muy cerca de él, trató de recomponerse y se acercó a los detectives.
“Investigad con quién anduvo metido en la droga aquellos años. Comprobad si siguen estando en activo y si es así, habrá que ir a hacerles una visitilla a ver si Michael se había vuelto a poner en contacto con ellos para conseguir la pasta que necesitaba”. Beckett volvió a la pizarra y apuntó la nueva información. Ryan y Espo volvieron a sus ordenadores a buscar lo que Beckett les había pedido. En aquel momento, el móvil de la inspectora sonó. Era Lanie que con un mensaje le decía que bajasen al depósito. “Castle, es Lanie, vamos a ver qué tiene”.
Bajaron a la morgue y antes de entrar, Castle agarró suavemente la mano de Beckett y comprobando que no había nadie alrededor, le dio un corto beso en la comisura de los labios. “Echaba de menos besarte…” Susurró en su oído y soltando su mano, entraron a ver qué tenía Lanie. Ambos tenían una sonrisa tonta en la cara.
Allí se encontraron a la forense terminando la autopsia de la víctima. “Vaya, qué rapidez”. Les sonrió al verlos entrar y se quedo mirando un momento a Beckett, sus sonrisa y el brillo que traía. Después miró a Castle y levantó una ceja al encontrarse también con su sonrisa. “Wo wo wo… ¡Aquí está pasando algo!”. Los miró a los dos interrogándolos con la mirada, pero sobre todo se centró en su amiga, que rápidamente bajó la mirada hacia el cadáver, temiendo ser pillada. “Amiga, tú has tenido sexo”. Lanie no dejaba de mirarla, lo que estaba poniendo a Beckett muy nerviosa.
“¿Sexo? Pero qué dices Lanie”. Trató de erguirse y mirarla seria dándole a entender que se estaba equivocando. Castle tragó saliva.
“A ver, ¿hace cuánto que no tienes esa sonrisa en la cara? ¿Por no hablar ya de cómo brillan tus ojos. Ese brillo, es el brillo de después del sexo”. Elevó una ceja y después miró a Castle. “Y tú, también tienes ese brillo”.
“¡Claro! ¡Llevaba en casa dos semanas muerto de aburrimiento y por fin puedo volver a hacer vida normal!”. Exclamó Castle exagerando su actuación. “Por supuesto que estoy contento. No te haces una idea de lo que es estar sólo en casa durante dos semanas mientras todo el mundo va y viene haciendo sus planes.”. Suspiró de forma dramática y Beckett sonrió. “Pero… Inspectora, es cierto que su mirada ha cambiado… ¿Se puede saber quién es el afortunado que ha devuelto tu sonrisa?”. La miró intensamente mientras ella le miraba sorprendida por aquella pregunta, aunque en el fondo sabía que era la mejor manera de disimular.
“Nadie Castle, al menos nadie que te incumba”. Contestó ella mirándole con una de sus miradas escondiendo una pequeña sonrisa. Después se giró a mirar a Lanie. “Bueno, ¿qué nos puedes decir de Michael Jones?”.
Lanie se mantuvo en silencio unos segundos y después cogió unos papeles y comenzó a hablar. Ya tendría tiempo de interrogar a su amiga. “Parece que nuestro asesino no fue tan cauteloso como debería haber sido. He encontrado ADN debajo de las uñas de Jones. Probablemente de una pelea previa al asesinato. Varios moratones y una costilla rota confirman la pelea. Además, he encontrado una huella en su cuello. Tanto el ADN como la huella pertenecen al mismo tipo: Mark Maddox. Tráfico de drogas”. Terminó Lanie enseñándoles los papeles.
“Bien, vamos a hacerle una visita. Gracias Lanie”. Salieron los dos de allí y entraron en el ascensor para ir a avisar a Ryan y a Espo para ir a por Mark.
Beckett se apoyó en la pared del ascensor echando la cabeza hacia atrás y cerrando los ojos. “Si Lanie nos llega a pillar, estamos acabados Castle. Eso no por no contar el tercer grado que me haría”. Sonrió un poco y abrió los ojos para mirar a Castle, que la miraba con una media sonrisa.
“Creo que va a ser divertido esto de escondernos de ellos”. Le sonrió con picardía y se acercó peligrosamente a sus labios. Los rozó con los suyos sin llegar a besarlos, y justo unos instantes antes de que el ascensor se abriera, se separó y se irguió para aparentar normalidad. Salió del ascensor en dirección a las mesas de Ryan y Espo dejando a Beckett mordiéndose el labio y suspirando ante el temblor que había sentido al notar sus labios tan cerca.
¿Cómo lo veis?
No es mucho, pero algo es algo.
Gracias por todos vuestros comentarios! Pronto habrás más Caskett. Mientras... tentemos un poco a ver si sus compañeros son tan buenos detectives como dicen ser.
Después de hablar con la familia Jones, volvieron a comisaría. Su mujer les había contado lo típico: de joven había cometido ciertos errores, pero que llevaba años sin acercarse al mundo de las drogas y que se había convertido en un buen hombre y un mejor padre. Ryan y Espósito no habían conseguido aclarar nada con la gente de la zona. Nadie había visto u oído nada. Sin embargo, habían encontrado la cartera de la víctima tirada en un contenedor cercano. No había dinero. En su lugar, quedaba un sobre vacío, que supusieron había tenido el dinero que el asesino se llevó. Beckett mandó que los detectives investigaran sus cuentas financieras para ver si encontraban algo extraño, algún movimiento raro, deudas, lo que fuera. Mientras ellos hacían eso, Beckett se dispuso a comenzar a llenar la pizarra con la poca información que tenían hasta el momento. Castle se mantenía en silencio observando lo que ella escribía, y por supuesto, de vez en cuando observándola a ella. Se había apoyado en el escritorio de la detective mientras miraba pensativo la pizarra.
Cuando ella acabó, se giró y lo miró. “Castle, ahora mismo me vendría genial una de tus absurdas teorías, porque no tengo ni idea de por dónde seguir investigando”.
“¿La mafia está probando nuevas tácticas para matar? ¿Es un agente infiltrado? ¿CIA? ¿FBI?”. Enumeró Castle cada vez menos convencido de lo que estaba diciendo, pero logrando sacar una sonrisa a Beckett. “Ninguna tiene sentido, lo sé”. Se rió él mismo. “¡Oh, ya sé!”. Puso su cara más seria y continuó bajo la atenta mirada de Beckett. “Ha descubierto que los extraterrestres existen y el gobierno ha tenido que acabar con él para que no saque esa información a la luz y cunda el pánico”. Abrió los ojos sobreactuando y soltó una carcajada. Al ver que Beckett lo miraba seria, puso su mirada de cachorrito.
Beckett se acercó a él colocando su dedo índice sobre el pecho del escritor. “Yo sí que voy a acabar contigo como vuelvas a mirarme de esa forma”. Le susurró bastante cerca de él sin dejar de mirarle intensamente a los ojos.
Castle se puso tan nervioso que se resbaló un poco y se apoyó bruscamente en el escritorio para no caerse. Sin embargo, con aquel movimiento consiguió que varias cosas de la mesa se cayeran al suelo.
Sin darles tiempo a reaccionar, Ryan se acercó con unos papeles. “Nuestra víctima tenía una seria adicción al juego. Se había gastado en el último mes todo mi sueldo de un año. En un casino cercano a su domicilio”. Le tendió los papeles a Beckett quien tras echar una mirada a Castle, se había acercado a Ryan para ver qué le contaba.
Castle recogió las cosas del suelo y las volvió a colocar en la mesa, sin ver una que se había quedado debajo de la silla de la inspectora. Aún sintiendo el aliento de Beckett muy cerca de él, trató de recomponerse y se acercó a los detectives.
“Investigad con quién anduvo metido en la droga aquellos años. Comprobad si siguen estando en activo y si es así, habrá que ir a hacerles una visitilla a ver si Michael se había vuelto a poner en contacto con ellos para conseguir la pasta que necesitaba”. Beckett volvió a la pizarra y apuntó la nueva información. Ryan y Espo volvieron a sus ordenadores a buscar lo que Beckett les había pedido. En aquel momento, el móvil de la inspectora sonó. Era Lanie que con un mensaje le decía que bajasen al depósito. “Castle, es Lanie, vamos a ver qué tiene”.
Bajaron a la morgue y antes de entrar, Castle agarró suavemente la mano de Beckett y comprobando que no había nadie alrededor, le dio un corto beso en la comisura de los labios. “Echaba de menos besarte…” Susurró en su oído y soltando su mano, entraron a ver qué tenía Lanie. Ambos tenían una sonrisa tonta en la cara.
Allí se encontraron a la forense terminando la autopsia de la víctima. “Vaya, qué rapidez”. Les sonrió al verlos entrar y se quedo mirando un momento a Beckett, sus sonrisa y el brillo que traía. Después miró a Castle y levantó una ceja al encontrarse también con su sonrisa. “Wo wo wo… ¡Aquí está pasando algo!”. Los miró a los dos interrogándolos con la mirada, pero sobre todo se centró en su amiga, que rápidamente bajó la mirada hacia el cadáver, temiendo ser pillada. “Amiga, tú has tenido sexo”. Lanie no dejaba de mirarla, lo que estaba poniendo a Beckett muy nerviosa.
“¿Sexo? Pero qué dices Lanie”. Trató de erguirse y mirarla seria dándole a entender que se estaba equivocando. Castle tragó saliva.
“A ver, ¿hace cuánto que no tienes esa sonrisa en la cara? ¿Por no hablar ya de cómo brillan tus ojos. Ese brillo, es el brillo de después del sexo”. Elevó una ceja y después miró a Castle. “Y tú, también tienes ese brillo”.
“¡Claro! ¡Llevaba en casa dos semanas muerto de aburrimiento y por fin puedo volver a hacer vida normal!”. Exclamó Castle exagerando su actuación. “Por supuesto que estoy contento. No te haces una idea de lo que es estar sólo en casa durante dos semanas mientras todo el mundo va y viene haciendo sus planes.”. Suspiró de forma dramática y Beckett sonrió. “Pero… Inspectora, es cierto que su mirada ha cambiado… ¿Se puede saber quién es el afortunado que ha devuelto tu sonrisa?”. La miró intensamente mientras ella le miraba sorprendida por aquella pregunta, aunque en el fondo sabía que era la mejor manera de disimular.
“Nadie Castle, al menos nadie que te incumba”. Contestó ella mirándole con una de sus miradas escondiendo una pequeña sonrisa. Después se giró a mirar a Lanie. “Bueno, ¿qué nos puedes decir de Michael Jones?”.
Lanie se mantuvo en silencio unos segundos y después cogió unos papeles y comenzó a hablar. Ya tendría tiempo de interrogar a su amiga. “Parece que nuestro asesino no fue tan cauteloso como debería haber sido. He encontrado ADN debajo de las uñas de Jones. Probablemente de una pelea previa al asesinato. Varios moratones y una costilla rota confirman la pelea. Además, he encontrado una huella en su cuello. Tanto el ADN como la huella pertenecen al mismo tipo: Mark Maddox. Tráfico de drogas”. Terminó Lanie enseñándoles los papeles.
“Bien, vamos a hacerle una visita. Gracias Lanie”. Salieron los dos de allí y entraron en el ascensor para ir a avisar a Ryan y a Espo para ir a por Mark.
Beckett se apoyó en la pared del ascensor echando la cabeza hacia atrás y cerrando los ojos. “Si Lanie nos llega a pillar, estamos acabados Castle. Eso no por no contar el tercer grado que me haría”. Sonrió un poco y abrió los ojos para mirar a Castle, que la miraba con una media sonrisa.
“Creo que va a ser divertido esto de escondernos de ellos”. Le sonrió con picardía y se acercó peligrosamente a sus labios. Los rozó con los suyos sin llegar a besarlos, y justo unos instantes antes de que el ascensor se abriera, se separó y se irguió para aparentar normalidad. Salió del ascensor en dirección a las mesas de Ryan y Espo dejando a Beckett mordiéndose el labio y suspirando ante el temblor que había sentido al notar sus labios tan cerca.
¿Cómo lo veis?
livingmylife- As del póker
- Mensajes : 303
Fecha de inscripción : 30/12/2014
Re: Cuando te veo (FIN)
Sigueee!!!! me encanta!!!!
Castle y Beckett- As del póker
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Fecha de inscripción : 28/10/2014
Edad : 24
Re: Cuando te veo (FIN)
Pero como puede gustarme tanto!?!?! Por favor continua rápido!!! ♥♡♥♡
alba_caskett52- As del póker
- Mensajes : 281
Fecha de inscripción : 11/08/2014
Edad : 24
Re: Cuando te veo (FIN)
Y esta es una de las razones por las que adoro a Lanie xD
Genial, clavas a todos los personajes!
Genial, clavas a todos los personajes!
Comina- Ayudante de policia
- Mensajes : 118
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Edad : 37
Localización : Málaga
Re: Cuando te veo (FIN)
Hola!! Vuelvo con otro poquito.. la cosa se va poniendo interesante!!
Me alegra muchísimo seguir leyendo vuestros comentarios!
Sigamos!
Mientras Beckett, Castle y Ryan iban a ver si el sospechoso estaba en su casa, Espo se quedó en comisaría revisando las cámaras de seguridad de la zona para ver si veía a la víctima y si iba con alguien. Iban los tres en un coche, el de Beckett. Y cómo no, ella conducía. Castle iba de copiloto y Ryan atrás, pero inclinado hacia delante sacando casi si cabeza por delante de los respaldos de sus compañeros. Kevin decidió picarle un poco a Castle con el tema del café.
“¿Qué tal estaban los cafés de esta mañana chicos?”. Miraba a Castle con una sonrisa malévola. Beckett miró a Ryan através del retrovisor con el ceño fruncido sin entenderle y después vio cómo miraba a Castle.
El escritor miró al detective intentando ocultar su nerviosismo por haber podido ser pillado. Pensó que no era más que un café y que sólo por ese detalle no podrían saber que él y Beckett estaban juntos. “Igual de buenos que siempre. ¿Acaso lo dudabas? Me atravieso media ciudad sólo para ir a esa cafetería a por ellos. ¡Porque es la mejor de toda la ciudad! ¿A que sí, Beckett?”. La miró tragando saliva pidiéndole con la mirada que le siguiera el rollo.
“Eh…”. Desvió un momento la vista de la carretera para mirar a Castle y después volvió a centrarse en la conducción. “Si tú lo dices Castle…”. Puso los ojos en blanco como solía hacer con él para aparentar normalidad ante Ryan.
“Ya bueno, lo digo porque cuando llegabas a comisaría sólo llevabas un café, después saliste corriendo diciendo que tenías que hacer algo importante y al de un rato, junto al cadáver, traías dos cafés. ¿Se te había olvidado el tuyo o el de Beckett?”. Alzó las cejas mirando a Castle mientras formulaba aquella pregunta, aunque creía saber la respuesta.
“El de Beckett. El mío me lo había acabado de camino a la comisaría. Después de hacer lo que tenía que hacer, de camino al escenario del crimen me compré otro café. Esta noche no he descansado mucho y lo necesitaba”. Frunció el ceño mirando a Ryan con seriedad. Sentía que Beckett también le miraba de vez en cuando. “¿A qué viene tanta preocupación por un café? ¿Estás celoso Ryan? ¿Tú también quieres uno?. Bromeó para relajarse él mismo.
“No estaría mal, pero yo ya me tomo uno en casa antes de ir a trabajar”. Se volvió a acomodar en su asiento sin estar convencido del todo de la actitud del escritor, pero sin saber tampoco qué le pasaba.
Permanecieron en silencio hasta llegar a la casa de Maddox. Lo encontraron allí escondiendo una grandiosa cantidad de dinero. Trató de huir pero enseguida le alcanzaron y lo esposaron. Revisaron toda la casa y después se lo llevaron detenido a comisaría. Una vez allí, Espo les enseñó que había encontrado imágenes de cerca del callejón en las que se veía al sospechoso teniendo una agitada discusión con la víctima. Después desaparecieron por el callejón. Allí no había cámaras, por tanto no podían demostrar que él era el asesino de Jones. Decidieron interrogar al sospechoso y ver qué lograban con ello.
Tras casi una hora de interrogatorio, Beckett había conseguido que Maddox confirmara que Jones le pidió cooperar con él para ganarse algo de dinero y poder pagar las deudas que tenía. Sin embargo, insistió en que él no le había matado. Que la discusión que habían tenido era porque Jones exigía más dinero del que Maddox pretendía darle. Durante el interrogatorio, el narcotraficante se puso muy nervioso cuando le mencionaron el asesinato de Michael, tanto que estuvo a punto de agredir a Beckett. Castle se tensó ante aquella situación y apretó fuerte los puños tratando de controlarse para no saltar sobre su cuello y partirle la cara a Maddox. Una mirada de Beckett bastó para saber que tenía que mantenerse al margen y que ella lo arreglaría. La inspectora, pronto recuperó el control de aquella situación sin necesidad de llegar a las manos. Cuando salieron de la sala de interrogatorios, fueron a la salita de descanso a tomarse un café. Kate se sentó en una silla mientras Richard preparaba dos cafés, muy pensativo. Estaban solos.
“Castle…”. Al ver que no reaccionaba se acercó a él por detrás y puso suavemente una mano en su hombro. “Rick…” Susurró sacándole de sus pensamientos. Él la miró con una pequeña sonrisa y le tendió su café prestándole atención a lo que quería decirle. “Gracias”. Levantó la taza de café en señal de agradecimiento y después se centró en lo que quería decirle. “Aunque estemos juntos..”. Hablaba bajo para no ser escuchada. “Sigo siendo inspectora de homicidios, sé mantener bajo control situaciones como la de antes en la sala de interrogatorios. Entiendo que quieras protegerme, pero intenta controlarte, ¿vale?. Sé defenderme sola. Llevo haciéndolo mucho tiempo”. Castle asintió y le pidió perdón con la mirada. Ambos se sonrieron y para sorpresa del escritor, tras comprobar que nadie les miraba ni les veía, Beckett se acercó más a él y le dio un suave y rápido beso en la mejilla. Después salio de la sala seguida por él y fueron a la pizarra a apuntar más datos.
Poco después, Espo fue donde ellos con nuevas pistas.
“Hemos comprobado que ambos entran en el callejón aproximadamente unos 10 minutos antes de morir. Veinte minutos después, Maddox sale. Pero ya no se vuelve a ver a Jones”. Les contó Espo ante la atenta mirada de ambos. “Ryan está buscando alguna cámara dentro del callejón. Cree estar convencido de que cualquiera que viva ahí, pondría alguna cámara por su cuenta, por si acaso. Es una zona peligrosa. Si encuentra alguna cámara, la pincharemos para ver qué pasó anoche”.
“Bien”. Dijo Beckett apuntando lo del callejón en la pizarra. “Espo, investiga tú las cuentas de Mark Maddox. Por si acaso”. Espo asintió y fue a su escritorio a hacer lo que su jefa le había mandado.
Decidieron bajar a por algo para comer y así poder seguir trabajando y acabar cuanto antes con ese caso. A media tarde, Espósito había averiguado que Maddox tenía bastantes deudas también y Ryan consiguió pinchar la cámara de un vecino que apuntaba al callejón. Consiguió las imágenes de esa noche y pudieron comprobar que efectivamente, Mark había asesinado a Jones. Con esas nuevas pruebas, volvieron a interrogarle, aunque esta vez sabiendo la verdad. El traficante acabó confesando que él mató a Michael porque se había visto inesperadamente necesitado del dinero y Jones no se lo quería dar. Con ese caso cerrado, Beckett avisó a la mujer de Jones contándole lo ocurrido.
Eran las siete de la tarde cuando la capitana Gates les decía que se fueran a casa hasta el día siguiente. Ryan y Espo salieron pitando y Beckett fue a su escritorio a terminar el papeleo para irse después también. Cuando fue a sentarse en su silla, notó que las ruedas no corrían como era debido. Algo las atascaba. “Vaya, ¿por qué no puedo mover la silla?”. Frunció el ceño.
Castle se sentó en su silla al lado del escritorio de Kate con intención de esperarla. Ella se sentó en la silla y se agachó para ver qué había en el suelo. Sonrió al ver uno de sus decorativos de la mesa tirado en el suelo y recordó cuando Castle lo había tirado. Lo cogió y se lo enseñó a Castle colocándolo en el escritorio. “También has tirado los elefantes al suelo. Tendrás que aprender a controlarte mejor cuando me tengas cerca”. Le sonrió con picardía y se centró en rellenar el papeleo.
Castle se había quedado callado, con la mirada fija en aquel adorno. Frunció el ceño y movió los labios en señal de que algo rondaba en su cabeza. “Beckett… ¿Has dicho elefantes?”. La miró con seriedad.
Kate al oírle levantó la vista de los papeles y le miró confusa. “Sí. Es lo que son. Forma de perro no tienen, desde luego”. Le interrogó con la mirada.
“Kate…”. Castle cogió los elefantes alzándolos a la altura de los ojos de ella. “Elefantes”. Repitió mirándola. “¿Dónde hemos leído esa palabra recientemente?”.
¿Qué opináis? :O
Me alegra muchísimo seguir leyendo vuestros comentarios!
Sigamos!
Mientras Beckett, Castle y Ryan iban a ver si el sospechoso estaba en su casa, Espo se quedó en comisaría revisando las cámaras de seguridad de la zona para ver si veía a la víctima y si iba con alguien. Iban los tres en un coche, el de Beckett. Y cómo no, ella conducía. Castle iba de copiloto y Ryan atrás, pero inclinado hacia delante sacando casi si cabeza por delante de los respaldos de sus compañeros. Kevin decidió picarle un poco a Castle con el tema del café.
“¿Qué tal estaban los cafés de esta mañana chicos?”. Miraba a Castle con una sonrisa malévola. Beckett miró a Ryan através del retrovisor con el ceño fruncido sin entenderle y después vio cómo miraba a Castle.
El escritor miró al detective intentando ocultar su nerviosismo por haber podido ser pillado. Pensó que no era más que un café y que sólo por ese detalle no podrían saber que él y Beckett estaban juntos. “Igual de buenos que siempre. ¿Acaso lo dudabas? Me atravieso media ciudad sólo para ir a esa cafetería a por ellos. ¡Porque es la mejor de toda la ciudad! ¿A que sí, Beckett?”. La miró tragando saliva pidiéndole con la mirada que le siguiera el rollo.
“Eh…”. Desvió un momento la vista de la carretera para mirar a Castle y después volvió a centrarse en la conducción. “Si tú lo dices Castle…”. Puso los ojos en blanco como solía hacer con él para aparentar normalidad ante Ryan.
“Ya bueno, lo digo porque cuando llegabas a comisaría sólo llevabas un café, después saliste corriendo diciendo que tenías que hacer algo importante y al de un rato, junto al cadáver, traías dos cafés. ¿Se te había olvidado el tuyo o el de Beckett?”. Alzó las cejas mirando a Castle mientras formulaba aquella pregunta, aunque creía saber la respuesta.
“El de Beckett. El mío me lo había acabado de camino a la comisaría. Después de hacer lo que tenía que hacer, de camino al escenario del crimen me compré otro café. Esta noche no he descansado mucho y lo necesitaba”. Frunció el ceño mirando a Ryan con seriedad. Sentía que Beckett también le miraba de vez en cuando. “¿A qué viene tanta preocupación por un café? ¿Estás celoso Ryan? ¿Tú también quieres uno?. Bromeó para relajarse él mismo.
“No estaría mal, pero yo ya me tomo uno en casa antes de ir a trabajar”. Se volvió a acomodar en su asiento sin estar convencido del todo de la actitud del escritor, pero sin saber tampoco qué le pasaba.
Permanecieron en silencio hasta llegar a la casa de Maddox. Lo encontraron allí escondiendo una grandiosa cantidad de dinero. Trató de huir pero enseguida le alcanzaron y lo esposaron. Revisaron toda la casa y después se lo llevaron detenido a comisaría. Una vez allí, Espo les enseñó que había encontrado imágenes de cerca del callejón en las que se veía al sospechoso teniendo una agitada discusión con la víctima. Después desaparecieron por el callejón. Allí no había cámaras, por tanto no podían demostrar que él era el asesino de Jones. Decidieron interrogar al sospechoso y ver qué lograban con ello.
Tras casi una hora de interrogatorio, Beckett había conseguido que Maddox confirmara que Jones le pidió cooperar con él para ganarse algo de dinero y poder pagar las deudas que tenía. Sin embargo, insistió en que él no le había matado. Que la discusión que habían tenido era porque Jones exigía más dinero del que Maddox pretendía darle. Durante el interrogatorio, el narcotraficante se puso muy nervioso cuando le mencionaron el asesinato de Michael, tanto que estuvo a punto de agredir a Beckett. Castle se tensó ante aquella situación y apretó fuerte los puños tratando de controlarse para no saltar sobre su cuello y partirle la cara a Maddox. Una mirada de Beckett bastó para saber que tenía que mantenerse al margen y que ella lo arreglaría. La inspectora, pronto recuperó el control de aquella situación sin necesidad de llegar a las manos. Cuando salieron de la sala de interrogatorios, fueron a la salita de descanso a tomarse un café. Kate se sentó en una silla mientras Richard preparaba dos cafés, muy pensativo. Estaban solos.
“Castle…”. Al ver que no reaccionaba se acercó a él por detrás y puso suavemente una mano en su hombro. “Rick…” Susurró sacándole de sus pensamientos. Él la miró con una pequeña sonrisa y le tendió su café prestándole atención a lo que quería decirle. “Gracias”. Levantó la taza de café en señal de agradecimiento y después se centró en lo que quería decirle. “Aunque estemos juntos..”. Hablaba bajo para no ser escuchada. “Sigo siendo inspectora de homicidios, sé mantener bajo control situaciones como la de antes en la sala de interrogatorios. Entiendo que quieras protegerme, pero intenta controlarte, ¿vale?. Sé defenderme sola. Llevo haciéndolo mucho tiempo”. Castle asintió y le pidió perdón con la mirada. Ambos se sonrieron y para sorpresa del escritor, tras comprobar que nadie les miraba ni les veía, Beckett se acercó más a él y le dio un suave y rápido beso en la mejilla. Después salio de la sala seguida por él y fueron a la pizarra a apuntar más datos.
Poco después, Espo fue donde ellos con nuevas pistas.
“Hemos comprobado que ambos entran en el callejón aproximadamente unos 10 minutos antes de morir. Veinte minutos después, Maddox sale. Pero ya no se vuelve a ver a Jones”. Les contó Espo ante la atenta mirada de ambos. “Ryan está buscando alguna cámara dentro del callejón. Cree estar convencido de que cualquiera que viva ahí, pondría alguna cámara por su cuenta, por si acaso. Es una zona peligrosa. Si encuentra alguna cámara, la pincharemos para ver qué pasó anoche”.
“Bien”. Dijo Beckett apuntando lo del callejón en la pizarra. “Espo, investiga tú las cuentas de Mark Maddox. Por si acaso”. Espo asintió y fue a su escritorio a hacer lo que su jefa le había mandado.
Decidieron bajar a por algo para comer y así poder seguir trabajando y acabar cuanto antes con ese caso. A media tarde, Espósito había averiguado que Maddox tenía bastantes deudas también y Ryan consiguió pinchar la cámara de un vecino que apuntaba al callejón. Consiguió las imágenes de esa noche y pudieron comprobar que efectivamente, Mark había asesinado a Jones. Con esas nuevas pruebas, volvieron a interrogarle, aunque esta vez sabiendo la verdad. El traficante acabó confesando que él mató a Michael porque se había visto inesperadamente necesitado del dinero y Jones no se lo quería dar. Con ese caso cerrado, Beckett avisó a la mujer de Jones contándole lo ocurrido.
Eran las siete de la tarde cuando la capitana Gates les decía que se fueran a casa hasta el día siguiente. Ryan y Espo salieron pitando y Beckett fue a su escritorio a terminar el papeleo para irse después también. Cuando fue a sentarse en su silla, notó que las ruedas no corrían como era debido. Algo las atascaba. “Vaya, ¿por qué no puedo mover la silla?”. Frunció el ceño.
Castle se sentó en su silla al lado del escritorio de Kate con intención de esperarla. Ella se sentó en la silla y se agachó para ver qué había en el suelo. Sonrió al ver uno de sus decorativos de la mesa tirado en el suelo y recordó cuando Castle lo había tirado. Lo cogió y se lo enseñó a Castle colocándolo en el escritorio. “También has tirado los elefantes al suelo. Tendrás que aprender a controlarte mejor cuando me tengas cerca”. Le sonrió con picardía y se centró en rellenar el papeleo.
Castle se había quedado callado, con la mirada fija en aquel adorno. Frunció el ceño y movió los labios en señal de que algo rondaba en su cabeza. “Beckett… ¿Has dicho elefantes?”. La miró con seriedad.
Kate al oírle levantó la vista de los papeles y le miró confusa. “Sí. Es lo que son. Forma de perro no tienen, desde luego”. Le interrogó con la mirada.
“Kate…”. Castle cogió los elefantes alzándolos a la altura de los ojos de ella. “Elefantes”. Repitió mirándola. “¿Dónde hemos leído esa palabra recientemente?”.
¿Qué opináis? :O
livingmylife- As del póker
- Mensajes : 303
Fecha de inscripción : 30/12/2014
Re: Cuando te veo (FIN)
Sigueee!!!!! Me encanta!!! Qué tensión!!!
Castle y Beckett- As del póker
- Mensajes : 293
Fecha de inscripción : 28/10/2014
Edad : 24
Re: Cuando te veo (FIN)
Sigo super enamorada de tu fic!!!
Espero que no me rompas el corazon jajaja un besooo
Espero que no me rompas el corazon jajaja un besooo
alba_caskett52- As del póker
- Mensajes : 281
Fecha de inscripción : 11/08/2014
Edad : 24
Re: Cuando te veo (FIN)
Jajajaja qué jodío Ryan, lo que me he podido reír. Y muy buen detalle el de los elefantes. Sigue así!!
Comina- Ayudante de policia
- Mensajes : 118
Fecha de inscripción : 15/10/2014
Edad : 37
Localización : Málaga
Re: Cuando te veo (FIN)
¡Buenas noches!
Veo que os gustó el anterior capítulo jejeje.
Espero que este que traigo ahora, os guste tanto o más!
¿Seguimos?
La cara de la inspectora cambió por completo. Incluso palideció ligeramente. “¿Crees que… puede estar ahí?”. Contestó ella con cierto temor. No sabría decir si el miedo era debido a la posibilidad de encontrar algo, o a la posibilidad de que se estuvieran equivocando y allí no hubiera nada referido al caso de su madre.
“Tú misma me dijiste que estos elefantes eran de tu madre. Que los tenía ella en la mesa de su despacho. ¿Por qué no?. A nadie le daría por mirar ahí…”. Miró a Beckett con compasión y se los dio. Ella los agarró con cierto temblor.
“El día que la asesinaron… me dijo que… estos elefantes le recordaban a nosotros. Que eran como una familia. Como mi padre, ella y yo. Siempre unidos, juntos, dándonos fuerzas”. Su barbilla comenzó a temblar y se mordió el labio para aguantar las lágrimas.
“Mira a ver si se abre por algún lado…”. Susurró él y en un gesto disimulado, se inclinó un poco hacia delante y colocó una mano en su pierna, en señal de apoyo.
Ella agradeció aquel gesto con una diminuta sonrisa y giró varias veces aquella figura tratando de encontrar una muesca por la que se abriera. Controló el temblor de sus manos y finalmente encontró algo parecido a una tapa. Tiró de ella varias veces sin éxito. Miró a Castle. Él asintió con la cabeza animándola a continuar. Volvió a tirar de la tapa, esta vez con más fuerza y una cinta de casete salió disparada hacia arriba, quedando una nota pequeña doblada en el interior. Castle se apresuró a coger la grabación mientras ella sacaba la nota. Cuando se disponía a desdoblarla, Castle posó suavemente su mano sobre la nota y la miró a los ojos.
“Vente a casa. Lo miramos allí, más tranquilos…”. Susurró mirando suavemente a su alrededor dándole a entender que allí estaban rodeados de gente.
Ella asintió tragando saliva, guardó la nota en su bolsillo y Castle escondió la cinta en el bolsillo interno de su chaqueta. Beckett decidió que terminaría el papeleo al día siguiente y recogió sus cosas. Bajaron al coche y condujeron hasta el loft de Castle en silencio. Ella conducía metida en sus recuerdos y en lo que podrían contener aquella cinta y la nota. Castle no quería presionarla y por eso fue callado todo el tiempo, mirándola de reojo en varias ocasiones. También comprobó tres veces que el vigilante de Kate les siguiera en todo momento.
Llegaron a casa del escritor y entraron, dejando al policía en la puerta. Richard colgó sus chaquetas del perchero de la entrada y fue directo a la cocina. Cogió dos copas de vino y sirvió un poco en cada una. Beckett fue directa al sofá y sacó la nota. La sostuvo entre sus manos unos minutos, sin desdoblarla. Cuando notó que Castle dejaba las copas en una mesita, le miró apretando los labios y después abrió la nota, dispuesta a leerla y acabar con todo aquello. Castle se sentó en el sofá pero dejando un hueco entre ellos. Quería darle su espacio. Sabía que lo necesitaba.
Querida Katie.
Si estás leyendo esto es que algo terrible me ha ocurrido y tú, con tu persistencia y tu fuerza has conseguido dar con esta nota y esa grabación.
Antes de nada, quiero que sepas que tanto tu padre como tú me disteis los mejores años de mi vida. Vosotros me hacíais feliz. Te criamos y educamos lo mejor que pudimos y que supimos. Por eso estoy escribiendo esta carta. Porque sé que eres una chica muy lista y que llegarás muy lejos en todo lo que te propongas. Y estoy segura de que no pararás hasta descubrir que fue lo que me pasó.
El caso en el que estoy metida ha resultado ser de un calibre mucho mayor del que parecía. Hay gente muy poderosa involucrada. Gente a la que no le tiembla el pulso a la hora de matar a gente para que no salga a la luz todo lo que se traen entre manos. Pero yo tengo una prueba muy valiosa. Sí, la cinta de casete. No sé cuándo la encontrarás, pero en cuanto lo hagas, coge la cinta y ve a la policía. Pídele ayuda a tu padre si lo necesitas, pero no se lo cuentes a nadie más.
Y ahora, cariño, me toca darte las gracias. Sí mi niña. Gracias por cada sonrisa que me sacabas, por haber sido siempre tan cabezota, por nuestras charlas de chicas, por haberme ayudado siempre en todo. Gracias por haberme hecho feliz. Y sobre todo, gracias por haber persistido y haber encontrado, al fin, LA VERDAD. Estoy y siempre estuve muy orgullosa de ti.
Cuidaos mucho el uno al otro y nunca, jamás, dejéis que el pasado decida vuestro futuro. Luchad por lo que queréis, vivid, sonreíd, sed felices.
Y tú, mi niña, encuentra al hombre que te haga feliz y no lo sueltes. Tienes un corazón enorme y aquel que consiga abrir tu corazón, será el hombre más afortunado del mundo.
Os quiero con locura.
Johanna Beckett.
Cuando terminó de leer la carta Kate tenía los ojos y las mejillas empapados de lágrimas. Castle no se había movido. Simplemente se había dedicado a observarla y darle su tiempo. Sabía que lo que estaba leyendo era muy duro y la conocía muy bien. Beckett releyó la carta un par de veces sin poder ni querer controlar las lágrimas. Unos minutos después de haberse sentado en el sofá, miró a Castle con una de las miradas más tristes que jamás le había visto el escritor y le tendió la carta para que él también la leyera. Richard se había convertido en alguien muy importante para ella. Probablemente la persona más importante junto a su padre.
Castle cogió la nota y la leyó en silencio, sintiendo él también como sus lágrimas apretaban por salir. Apretó los labios y tragó saliva secándose las pocas lágrimas que no había conseguido controlar. Miró a Kate. Tenía la mirada perdida en algún punto del suelo y temblaba ligeramente. Decidió acercarse a ella, sentándose esta vez a su lado. Cogió la mano de la detective con sus dos manos. Se la apretó ligeramente mientras en la parte superior le daba leves caricias, sin dejar de mirarla a los ojos. Se mantendría callado hasta que ella dijera algo, pero quería hacerle sentir que él estaba con ella, que no la iba a dejar sola en ningún momento.
¿Qué tal lo veis?
Veo que os gustó el anterior capítulo jejeje.
Espero que este que traigo ahora, os guste tanto o más!
¿Seguimos?
La cara de la inspectora cambió por completo. Incluso palideció ligeramente. “¿Crees que… puede estar ahí?”. Contestó ella con cierto temor. No sabría decir si el miedo era debido a la posibilidad de encontrar algo, o a la posibilidad de que se estuvieran equivocando y allí no hubiera nada referido al caso de su madre.
“Tú misma me dijiste que estos elefantes eran de tu madre. Que los tenía ella en la mesa de su despacho. ¿Por qué no?. A nadie le daría por mirar ahí…”. Miró a Beckett con compasión y se los dio. Ella los agarró con cierto temblor.
“El día que la asesinaron… me dijo que… estos elefantes le recordaban a nosotros. Que eran como una familia. Como mi padre, ella y yo. Siempre unidos, juntos, dándonos fuerzas”. Su barbilla comenzó a temblar y se mordió el labio para aguantar las lágrimas.
“Mira a ver si se abre por algún lado…”. Susurró él y en un gesto disimulado, se inclinó un poco hacia delante y colocó una mano en su pierna, en señal de apoyo.
Ella agradeció aquel gesto con una diminuta sonrisa y giró varias veces aquella figura tratando de encontrar una muesca por la que se abriera. Controló el temblor de sus manos y finalmente encontró algo parecido a una tapa. Tiró de ella varias veces sin éxito. Miró a Castle. Él asintió con la cabeza animándola a continuar. Volvió a tirar de la tapa, esta vez con más fuerza y una cinta de casete salió disparada hacia arriba, quedando una nota pequeña doblada en el interior. Castle se apresuró a coger la grabación mientras ella sacaba la nota. Cuando se disponía a desdoblarla, Castle posó suavemente su mano sobre la nota y la miró a los ojos.
“Vente a casa. Lo miramos allí, más tranquilos…”. Susurró mirando suavemente a su alrededor dándole a entender que allí estaban rodeados de gente.
Ella asintió tragando saliva, guardó la nota en su bolsillo y Castle escondió la cinta en el bolsillo interno de su chaqueta. Beckett decidió que terminaría el papeleo al día siguiente y recogió sus cosas. Bajaron al coche y condujeron hasta el loft de Castle en silencio. Ella conducía metida en sus recuerdos y en lo que podrían contener aquella cinta y la nota. Castle no quería presionarla y por eso fue callado todo el tiempo, mirándola de reojo en varias ocasiones. También comprobó tres veces que el vigilante de Kate les siguiera en todo momento.
Llegaron a casa del escritor y entraron, dejando al policía en la puerta. Richard colgó sus chaquetas del perchero de la entrada y fue directo a la cocina. Cogió dos copas de vino y sirvió un poco en cada una. Beckett fue directa al sofá y sacó la nota. La sostuvo entre sus manos unos minutos, sin desdoblarla. Cuando notó que Castle dejaba las copas en una mesita, le miró apretando los labios y después abrió la nota, dispuesta a leerla y acabar con todo aquello. Castle se sentó en el sofá pero dejando un hueco entre ellos. Quería darle su espacio. Sabía que lo necesitaba.
Querida Katie.
Si estás leyendo esto es que algo terrible me ha ocurrido y tú, con tu persistencia y tu fuerza has conseguido dar con esta nota y esa grabación.
Antes de nada, quiero que sepas que tanto tu padre como tú me disteis los mejores años de mi vida. Vosotros me hacíais feliz. Te criamos y educamos lo mejor que pudimos y que supimos. Por eso estoy escribiendo esta carta. Porque sé que eres una chica muy lista y que llegarás muy lejos en todo lo que te propongas. Y estoy segura de que no pararás hasta descubrir que fue lo que me pasó.
El caso en el que estoy metida ha resultado ser de un calibre mucho mayor del que parecía. Hay gente muy poderosa involucrada. Gente a la que no le tiembla el pulso a la hora de matar a gente para que no salga a la luz todo lo que se traen entre manos. Pero yo tengo una prueba muy valiosa. Sí, la cinta de casete. No sé cuándo la encontrarás, pero en cuanto lo hagas, coge la cinta y ve a la policía. Pídele ayuda a tu padre si lo necesitas, pero no se lo cuentes a nadie más.
Y ahora, cariño, me toca darte las gracias. Sí mi niña. Gracias por cada sonrisa que me sacabas, por haber sido siempre tan cabezota, por nuestras charlas de chicas, por haberme ayudado siempre en todo. Gracias por haberme hecho feliz. Y sobre todo, gracias por haber persistido y haber encontrado, al fin, LA VERDAD. Estoy y siempre estuve muy orgullosa de ti.
Cuidaos mucho el uno al otro y nunca, jamás, dejéis que el pasado decida vuestro futuro. Luchad por lo que queréis, vivid, sonreíd, sed felices.
Y tú, mi niña, encuentra al hombre que te haga feliz y no lo sueltes. Tienes un corazón enorme y aquel que consiga abrir tu corazón, será el hombre más afortunado del mundo.
Os quiero con locura.
Johanna Beckett.
Cuando terminó de leer la carta Kate tenía los ojos y las mejillas empapados de lágrimas. Castle no se había movido. Simplemente se había dedicado a observarla y darle su tiempo. Sabía que lo que estaba leyendo era muy duro y la conocía muy bien. Beckett releyó la carta un par de veces sin poder ni querer controlar las lágrimas. Unos minutos después de haberse sentado en el sofá, miró a Castle con una de las miradas más tristes que jamás le había visto el escritor y le tendió la carta para que él también la leyera. Richard se había convertido en alguien muy importante para ella. Probablemente la persona más importante junto a su padre.
Castle cogió la nota y la leyó en silencio, sintiendo él también como sus lágrimas apretaban por salir. Apretó los labios y tragó saliva secándose las pocas lágrimas que no había conseguido controlar. Miró a Kate. Tenía la mirada perdida en algún punto del suelo y temblaba ligeramente. Decidió acercarse a ella, sentándose esta vez a su lado. Cogió la mano de la detective con sus dos manos. Se la apretó ligeramente mientras en la parte superior le daba leves caricias, sin dejar de mirarla a los ojos. Se mantendría callado hasta que ella dijera algo, pero quería hacerle sentir que él estaba con ella, que no la iba a dejar sola en ningún momento.
¿Qué tal lo veis?
livingmylife- As del póker
- Mensajes : 303
Fecha de inscripción : 30/12/2014
Re: Cuando te veo (FIN)
Qué bonito!!!!! Me encanta!!!! sigue pronto por favoor!!!!
Castle y Beckett- As del póker
- Mensajes : 293
Fecha de inscripción : 28/10/2014
Edad : 24
Re: Cuando te veo (FIN)
¡Sigamos!
Unos minutos después de terminar de leer la carta, con los ojos empapados en lágrimas, Kate levantó la cabeza para mirar a Castle. “¿Podemos… poner la cinta…?”. Medio hipaba a causa del llanto.
“Claro”. Le sonrió tratando de animarla y darle fuerzas. Se soltó lentamente de su mano, levantándose del sofá. Le dio un beso en la cabeza y fue a por un radiocasete para reproducir la grabación. La cogió y la introdujo. Antes de darle al play, miró a la inspectora. “Kate…”. Susurró y ella lo miró con una sonrisa pequeña. “¿Estás lista?”. Ella asintió apretando los labios mientras volvía a bajar su vista hacia el aparato que reproduciría esa grabación. Castle suspiró y le dio al play inclinándose hacia delante apoyando sus codos en sus piernas.
Beckett se secó las lágrimas y después imitó al escritor, inclinando también su cuerpo hacia delante manteniendo los codos apoyados en sus piernas, con la vista fija en la cita.
Comenzaron a oírse pasos de diferentes personas. Después empezó una conversación en la que el senador Bracken hablaba con Montgomery y Raglan a cerca de el dinero negro con el que se había financiado la campaña del político y admitía haber cometido ciertos asesinatos, como el de la madre de Beckett.
Ambos permanecían en silencio. Castle no sabía exactamente qué hacer para ayudarla. La miraba de vez en cuando, de reojo, y la veía centrada en escuchar la cinta. Sus ojos apenas parpadeaban. Sin embargo, su cuerpo temblaba ligeramente. Cuando acabó la cinta, Kate tragó saliva, alargó la mano, cogió la copa de vino y se la bebió casi entera de un trago. Después, respiró hondo y sacó la cinta dejándola sobre la mesa. Miró a Castle que había estado muy atento a todos sus movimientos y éste, antes de que ella pudiera decir nada, terminó de acortar la distancia que les separaba, agarró su mano con dulzura, pasó el brazo por encima de los hombros de ella y la abrazó con ternura dejando que apoyara su cabeza en su pecho. Le dio un dulce beso en el pelo y la apretó más contra él. En aquellos momentos sobraban las palabras. Bastaba con abrazarse de aquella manera para saber que se tenían el uno al otro. Aquel abrazo, reconfortó a Kate mucho más de lo que ella jamás habría imaginado que un abrazo podría ayudar. Se dejó mimar por él durante unos minutos. Después, se separaron del abrazo y Castle le sonrió mirándola a los ojos.
“Me parece que esta sí que es la prueba definitiva…” Susurró ella secándose las pocas lágrimas que le quedaban y sonriendo.
“¡Lo es! ¡Lo has conseguido Kate!”. Agarró sus dos manos con fuerza.
En un impulso, Kate se acercó más a él y para sorpresa del escritor, que no se lo esperaba, le dio un largo y profundo beso en los labios. Continuaron besándose, demostrándose así todo el amor que sentían. Unos minutos después, el móvil de Castle comenzó a sonar, interrumpiendo justo cuando Beckett iba a decirle algo, pero se cayó al escuchar el tono de llamada.
El escritor lo cogió con intención de colgar la llamada, pero al ver que era Alexis, miró a Beckett. “Es Alexis…” Susurró. No quería coger la llamada en aquel momento, pero estaba preocupado por si a su hija y a su madre les pasaba algo.
Kate comprendió lo que le pasaba a Rick y le acarició la mejilla suavemente. “Responde la llamada. No te preocupes por mí”. Le besó en la comisura de los labios y cogió su copa levantándose para servirse más en la cocina.
Castle suspiró y contestó la llamada. “¡Hola calabaza! ¿Qué tal estáis? ¿Cómo os va por el balneario?”. Trató de aparentar normalidad aunque en el fondo estaba aún nervioso por el tema de la cinta y por cómo lo estuviera llevando Beckett internamente. Mientras tanto, la inspectora se había servido otra copa de vino y volvía a sentarse en el sofá, junto a Rick, pero sin pegarse del todo a él.
“¡Papá! ¡Bien, muy bien! La verdad es que estamos disfrutando mucho. Gracias por haberme convencido a venir aquí. Después de… la pequeña pelea con Ashley… Me ha venido estupendamente. Gracias”.
Castle sonrió al escuchar a su hija. “¿Has vuelto a hablar con él?”. Vio como Beckett volvía a leer una y otra vez aquella carta y respiraba profundamente un par de veces. Pero no actuó. Volvió a darle su espacio.
“No…”. La voz triste de su hija le sacó de sus pensamientos. “Le dije que no quería saber nada de él hasta que la abuela y yo volviéramos a casa. Sabe que soy muy cabezota, así que no me llamará hasta que yo lo haga. Y de momento, me viene bien esta pequeña distancia”. Suspiró la adolescente.
“Tranquila. Ahora aprovecha allí que ya mañana volvéis. Avisadme cuando salgáis para aquí, ¿vale?”.
“Vale papá, tranquilo que lo haremos. Mañana nos vemos. Un beso”. Se oyó a Martha mandarle un beso a su hijo y Castle sonrió.
“Hasta mañana chicas. Un beso”. Colgó la llamada y se quedó con el móvil entre las manos, observándolo. Sonrió al ver la foto que tenía de fondo de pantalla. Eran él y Alexis en la casa de Los Hamptons.
Beckett al notar que Castle finalizaba la llamada, dirigió su mirada hacia el teléfono de él y sonrió ella también al ver la foto. Estaban realmente guapos los dos. Después, pegó su hombro al del escritor y dejó caer su cabeza hacia el lado, para apoyarla en él. El escritor sonrió y se pegó más a ella. Pasaron un rato así, en silencio.
“¿Qué quieres que hagamos ahora?”. Susurró Castle entrelazando su mano con la de ella.
Beckett miró sus manos entrelazadas y cerró más su mano apretando ligeramente la de Castle. “No lo sé…” Reconoció soltando el aire lentamente. “Me refiero, es de noche. Por mucho que vayamos ahora a comisaría con esto, no vamos a poder hacer nada hasta mañana. Y además, habría que contarle todo a Gates, todo… Pero, también sé que no voy a poder dormir después de haber escuchado todo eso, de saber que tenemos la prueba definitiva”. Levantó la cabeza y le miró a los ojos. “¿Tú qué crees que tengo que hacer?”.
El escritor le sonrió y le agarró la cara con las dos manos dándole un suave beso en los labios. “Necesitas relajarte. Mañana a primera hora te prometo que estaremos en comisaría, hablaremos con la capitana y terminaremos de arreglar todo esto. Ahora, te toca un buen baño, relajante. ¿Te apetece?”.
Kate sonrió mordiéndose el labio y asintió. “Con una condición…”. Rick alzó una ceja interrogándola con la mirada. “Que tú estés conmigo”. La sonrisa de ambos se ensanchó ante esas palabras pronunciadas por la inspectora.
Entonces, Castle cogió su copa de vino, dio un pequeño sorbo volviéndola a dejar sobre la mesa. Agarró la mano de Beckett y tiró de ella para levantarla del sofá y dirigirla a su habitación
¿Continuamos la historia? ¿Qué os parecen estos dos tortolitos?
Unos minutos después de terminar de leer la carta, con los ojos empapados en lágrimas, Kate levantó la cabeza para mirar a Castle. “¿Podemos… poner la cinta…?”. Medio hipaba a causa del llanto.
“Claro”. Le sonrió tratando de animarla y darle fuerzas. Se soltó lentamente de su mano, levantándose del sofá. Le dio un beso en la cabeza y fue a por un radiocasete para reproducir la grabación. La cogió y la introdujo. Antes de darle al play, miró a la inspectora. “Kate…”. Susurró y ella lo miró con una sonrisa pequeña. “¿Estás lista?”. Ella asintió apretando los labios mientras volvía a bajar su vista hacia el aparato que reproduciría esa grabación. Castle suspiró y le dio al play inclinándose hacia delante apoyando sus codos en sus piernas.
Beckett se secó las lágrimas y después imitó al escritor, inclinando también su cuerpo hacia delante manteniendo los codos apoyados en sus piernas, con la vista fija en la cita.
Comenzaron a oírse pasos de diferentes personas. Después empezó una conversación en la que el senador Bracken hablaba con Montgomery y Raglan a cerca de el dinero negro con el que se había financiado la campaña del político y admitía haber cometido ciertos asesinatos, como el de la madre de Beckett.
Ambos permanecían en silencio. Castle no sabía exactamente qué hacer para ayudarla. La miraba de vez en cuando, de reojo, y la veía centrada en escuchar la cinta. Sus ojos apenas parpadeaban. Sin embargo, su cuerpo temblaba ligeramente. Cuando acabó la cinta, Kate tragó saliva, alargó la mano, cogió la copa de vino y se la bebió casi entera de un trago. Después, respiró hondo y sacó la cinta dejándola sobre la mesa. Miró a Castle que había estado muy atento a todos sus movimientos y éste, antes de que ella pudiera decir nada, terminó de acortar la distancia que les separaba, agarró su mano con dulzura, pasó el brazo por encima de los hombros de ella y la abrazó con ternura dejando que apoyara su cabeza en su pecho. Le dio un dulce beso en el pelo y la apretó más contra él. En aquellos momentos sobraban las palabras. Bastaba con abrazarse de aquella manera para saber que se tenían el uno al otro. Aquel abrazo, reconfortó a Kate mucho más de lo que ella jamás habría imaginado que un abrazo podría ayudar. Se dejó mimar por él durante unos minutos. Después, se separaron del abrazo y Castle le sonrió mirándola a los ojos.
“Me parece que esta sí que es la prueba definitiva…” Susurró ella secándose las pocas lágrimas que le quedaban y sonriendo.
“¡Lo es! ¡Lo has conseguido Kate!”. Agarró sus dos manos con fuerza.
En un impulso, Kate se acercó más a él y para sorpresa del escritor, que no se lo esperaba, le dio un largo y profundo beso en los labios. Continuaron besándose, demostrándose así todo el amor que sentían. Unos minutos después, el móvil de Castle comenzó a sonar, interrumpiendo justo cuando Beckett iba a decirle algo, pero se cayó al escuchar el tono de llamada.
El escritor lo cogió con intención de colgar la llamada, pero al ver que era Alexis, miró a Beckett. “Es Alexis…” Susurró. No quería coger la llamada en aquel momento, pero estaba preocupado por si a su hija y a su madre les pasaba algo.
Kate comprendió lo que le pasaba a Rick y le acarició la mejilla suavemente. “Responde la llamada. No te preocupes por mí”. Le besó en la comisura de los labios y cogió su copa levantándose para servirse más en la cocina.
Castle suspiró y contestó la llamada. “¡Hola calabaza! ¿Qué tal estáis? ¿Cómo os va por el balneario?”. Trató de aparentar normalidad aunque en el fondo estaba aún nervioso por el tema de la cinta y por cómo lo estuviera llevando Beckett internamente. Mientras tanto, la inspectora se había servido otra copa de vino y volvía a sentarse en el sofá, junto a Rick, pero sin pegarse del todo a él.
“¡Papá! ¡Bien, muy bien! La verdad es que estamos disfrutando mucho. Gracias por haberme convencido a venir aquí. Después de… la pequeña pelea con Ashley… Me ha venido estupendamente. Gracias”.
Castle sonrió al escuchar a su hija. “¿Has vuelto a hablar con él?”. Vio como Beckett volvía a leer una y otra vez aquella carta y respiraba profundamente un par de veces. Pero no actuó. Volvió a darle su espacio.
“No…”. La voz triste de su hija le sacó de sus pensamientos. “Le dije que no quería saber nada de él hasta que la abuela y yo volviéramos a casa. Sabe que soy muy cabezota, así que no me llamará hasta que yo lo haga. Y de momento, me viene bien esta pequeña distancia”. Suspiró la adolescente.
“Tranquila. Ahora aprovecha allí que ya mañana volvéis. Avisadme cuando salgáis para aquí, ¿vale?”.
“Vale papá, tranquilo que lo haremos. Mañana nos vemos. Un beso”. Se oyó a Martha mandarle un beso a su hijo y Castle sonrió.
“Hasta mañana chicas. Un beso”. Colgó la llamada y se quedó con el móvil entre las manos, observándolo. Sonrió al ver la foto que tenía de fondo de pantalla. Eran él y Alexis en la casa de Los Hamptons.
Beckett al notar que Castle finalizaba la llamada, dirigió su mirada hacia el teléfono de él y sonrió ella también al ver la foto. Estaban realmente guapos los dos. Después, pegó su hombro al del escritor y dejó caer su cabeza hacia el lado, para apoyarla en él. El escritor sonrió y se pegó más a ella. Pasaron un rato así, en silencio.
“¿Qué quieres que hagamos ahora?”. Susurró Castle entrelazando su mano con la de ella.
Beckett miró sus manos entrelazadas y cerró más su mano apretando ligeramente la de Castle. “No lo sé…” Reconoció soltando el aire lentamente. “Me refiero, es de noche. Por mucho que vayamos ahora a comisaría con esto, no vamos a poder hacer nada hasta mañana. Y además, habría que contarle todo a Gates, todo… Pero, también sé que no voy a poder dormir después de haber escuchado todo eso, de saber que tenemos la prueba definitiva”. Levantó la cabeza y le miró a los ojos. “¿Tú qué crees que tengo que hacer?”.
El escritor le sonrió y le agarró la cara con las dos manos dándole un suave beso en los labios. “Necesitas relajarte. Mañana a primera hora te prometo que estaremos en comisaría, hablaremos con la capitana y terminaremos de arreglar todo esto. Ahora, te toca un buen baño, relajante. ¿Te apetece?”.
Kate sonrió mordiéndose el labio y asintió. “Con una condición…”. Rick alzó una ceja interrogándola con la mirada. “Que tú estés conmigo”. La sonrisa de ambos se ensanchó ante esas palabras pronunciadas por la inspectora.
Entonces, Castle cogió su copa de vino, dio un pequeño sorbo volviéndola a dejar sobre la mesa. Agarró la mano de Beckett y tiró de ella para levantarla del sofá y dirigirla a su habitación
¿Continuamos la historia? ¿Qué os parecen estos dos tortolitos?
livingmylife- As del póker
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Fecha de inscripción : 30/12/2014
Re: Cuando te veo (FIN)
¡Buenas! Os traigo uno que no me convence del todo y que es algo más cortito. A ver qué os parece a vosotras.
Sigamos.
Casi diez minutos después, en los que Kate había aprovechado tumbarse en la cama encima de las sábanas y tranquilizarse, Richard salía del baño abriendo la puerta de par en par para que ella pudiera ver lo que había dentro. Había llenado la bañera con agua caliente y le había echado varias sales y creado espuma. Después, alrededor de la bañera, había colocado varias velas aromáticas y las había encendido. Por último, apagó la luz del baño y puso una música suave.
Cuando Kate lo vio salir, no pudo evitar fijarse en el interior. Se mordió el labio inferior en señal de que le encantaba lo que veía, todo lo que él había preparado para ella. Suspiró, encantada con aquel hombre. Le hacía sentirse increíble.
Castle le tendió su mano esperando que ella se la cogiera. “¿Le apetece venir a relajarse inspectora?”. Ella sonrió y se levantó de la cama agarrada a su mano. Fueron al baño sin soltarse y una vez allí Richard se fue desnudando poco a poco bajo la atenta mirada de ella. “¿Piensas quedarte ahí mientras yo me baño?”. Le sonrió con cierta picardía y terminó de quitarse los calzoncillos para meterse muy lentamente en la bañera.
“No. Sería dejarte desperdiciar esta maravillosa bañera”. Sonrió y también se fue desnudando ella. Muy poco a poco, consciente de que él la observaba en todo momento. Cuando acabó, se metió también en la bañera sentándose delante de él y dejando que su cuerpo descansara sobre el de su escritor favorito. “Mmmm…”. Aspiró lentamente el aroma que desprendían las sales y las velas. Se acomodó más entre sus brazos y se dejó hundir un poco más en el agua.
“Relájate…”. Susurró él en su oído y después llevó sus manos a sus hombros para masajearlos lentamente, consiguiendo que Kate soltara varios gemidos de placer. “Eres perfecta cariño..”. Volvió a susurrar él para después besarle el cuello muy despacio y suavemente, sin dejar el masaje.
“Mmmm…”. Kate no podía articular palabra. Estaba concentrada en cada caricia, en cada beso y en cada movimiento que él hacía en su cuello o en su espalda. Parecía que estaba embrujada por aquel hombre. Pocos minutos después de que empezara con el masaje, sintió como todo su cuerpo empezaba a soltar tensión y cada músculo se iba relajando. Jamás se había sentido tan a gusto, tan cómoda, tan querida.
Tras el masaje, ninguno quería moverse. Beckett agarró las manos de Castle y las entrelazó con las suyas, dejándolas reposar sobre sus piernas.
“¿Sabes? Tú madre tiene razón. Soy el hombre más afortunado del mundo e incluso del universo. Por tenerte, por tenerte conmigo… Lo llevo siendo desde el primer día que te conocí. Ya entonces, hacías que mis días valieran la pena”. Castle apretó las manos de Beckett y la abrazó con firmeza. “Llevo años soñando con este momento…”. Le dio un dulce beso en el hombro.
Kate había permanecido en silencio escuchando todas y cada una de sus palabras. Sonrió abiertamente y se acomodó un poco más en su cuerpo. “Dicen, que a veces, los sueños se hacen realidad...”. Respiró hondo y despacio un par de veces, sintiéndose calmada, relajada. “Y yo, corroboro eso que dicen. Mi sueño, también se está haciendo realidad…”. Giró su cabeza lo justo para poder mirarle a los ojos, sonriéndole. Él correspondió aquella sonrisa y se fundieron en un dulce beso.
“Mmmm… Te quiero.”. Dijo Castle entre beso y beso.
“Y yo a ti…”. Susurró ella en sus labios.
Tras el baño, se pusieron ropa cómoda y se metieron en la cama. Los dos sabían que ninguno podría dormir, pero necesitaban descansar. Lo que les esperaba al día siguiente, iba a ser muy duro. Se abrazaron y se mantuvieron en silencio, dedicándose pequeñas caricias de vez en cuando. Casi un par de horas después, consiguieron dormirse.
Aún era muy temprano cuando Castle se despertó. Abrió los ojos lentamente acostumbrándose a la claridad que entraba por la ventana. Miró la cama y sonrió al verla aún acostada, dormida. Se encontraba frente a él y se dio unos minutos para dedicarse a observarla. De repente, Beckett frunció el ceño, dormida y todo su cuerpo se tensó. Le colocó muy suavemente un revoltoso mechón de pelo tras la oreja, aprovechando para acariciarle la mejilla delicadamente. Sonrió al notar como tras aquella caricia sus facciones habían vuelto a parecer relajadas y su cuerpo se destensaba. Decidió levantarse y prepararle el desayuno. Algo rápido para poder ir a comisaría lo antes posible. Cuanto antes acabaran con todo aquello, mejor. Dejó a Kate dormida en la cama y fue a la cocina. Entonces, recibió una llamada de teléfono. Suerte que llevaba su móvil en el bolsillo del pijama. Así no despertaban a Beckett.
“Castle”. Contestó la llamada mientras preparaba un par de cafés
Contadme qué os va pareciendo!!
Por cierto, si alguien sabe dónde puedo encontrar alguien como ellos.... que me lo diga, por favor!
¡Muero de amor con Caskett!
Con los de esta pequeña historia, los de otros fics y por supuesto, los de la serie!
Sigamos.
Casi diez minutos después, en los que Kate había aprovechado tumbarse en la cama encima de las sábanas y tranquilizarse, Richard salía del baño abriendo la puerta de par en par para que ella pudiera ver lo que había dentro. Había llenado la bañera con agua caliente y le había echado varias sales y creado espuma. Después, alrededor de la bañera, había colocado varias velas aromáticas y las había encendido. Por último, apagó la luz del baño y puso una música suave.
Cuando Kate lo vio salir, no pudo evitar fijarse en el interior. Se mordió el labio inferior en señal de que le encantaba lo que veía, todo lo que él había preparado para ella. Suspiró, encantada con aquel hombre. Le hacía sentirse increíble.
Castle le tendió su mano esperando que ella se la cogiera. “¿Le apetece venir a relajarse inspectora?”. Ella sonrió y se levantó de la cama agarrada a su mano. Fueron al baño sin soltarse y una vez allí Richard se fue desnudando poco a poco bajo la atenta mirada de ella. “¿Piensas quedarte ahí mientras yo me baño?”. Le sonrió con cierta picardía y terminó de quitarse los calzoncillos para meterse muy lentamente en la bañera.
“No. Sería dejarte desperdiciar esta maravillosa bañera”. Sonrió y también se fue desnudando ella. Muy poco a poco, consciente de que él la observaba en todo momento. Cuando acabó, se metió también en la bañera sentándose delante de él y dejando que su cuerpo descansara sobre el de su escritor favorito. “Mmmm…”. Aspiró lentamente el aroma que desprendían las sales y las velas. Se acomodó más entre sus brazos y se dejó hundir un poco más en el agua.
“Relájate…”. Susurró él en su oído y después llevó sus manos a sus hombros para masajearlos lentamente, consiguiendo que Kate soltara varios gemidos de placer. “Eres perfecta cariño..”. Volvió a susurrar él para después besarle el cuello muy despacio y suavemente, sin dejar el masaje.
“Mmmm…”. Kate no podía articular palabra. Estaba concentrada en cada caricia, en cada beso y en cada movimiento que él hacía en su cuello o en su espalda. Parecía que estaba embrujada por aquel hombre. Pocos minutos después de que empezara con el masaje, sintió como todo su cuerpo empezaba a soltar tensión y cada músculo se iba relajando. Jamás se había sentido tan a gusto, tan cómoda, tan querida.
Tras el masaje, ninguno quería moverse. Beckett agarró las manos de Castle y las entrelazó con las suyas, dejándolas reposar sobre sus piernas.
“¿Sabes? Tú madre tiene razón. Soy el hombre más afortunado del mundo e incluso del universo. Por tenerte, por tenerte conmigo… Lo llevo siendo desde el primer día que te conocí. Ya entonces, hacías que mis días valieran la pena”. Castle apretó las manos de Beckett y la abrazó con firmeza. “Llevo años soñando con este momento…”. Le dio un dulce beso en el hombro.
Kate había permanecido en silencio escuchando todas y cada una de sus palabras. Sonrió abiertamente y se acomodó un poco más en su cuerpo. “Dicen, que a veces, los sueños se hacen realidad...”. Respiró hondo y despacio un par de veces, sintiéndose calmada, relajada. “Y yo, corroboro eso que dicen. Mi sueño, también se está haciendo realidad…”. Giró su cabeza lo justo para poder mirarle a los ojos, sonriéndole. Él correspondió aquella sonrisa y se fundieron en un dulce beso.
“Mmmm… Te quiero.”. Dijo Castle entre beso y beso.
“Y yo a ti…”. Susurró ella en sus labios.
Tras el baño, se pusieron ropa cómoda y se metieron en la cama. Los dos sabían que ninguno podría dormir, pero necesitaban descansar. Lo que les esperaba al día siguiente, iba a ser muy duro. Se abrazaron y se mantuvieron en silencio, dedicándose pequeñas caricias de vez en cuando. Casi un par de horas después, consiguieron dormirse.
Aún era muy temprano cuando Castle se despertó. Abrió los ojos lentamente acostumbrándose a la claridad que entraba por la ventana. Miró la cama y sonrió al verla aún acostada, dormida. Se encontraba frente a él y se dio unos minutos para dedicarse a observarla. De repente, Beckett frunció el ceño, dormida y todo su cuerpo se tensó. Le colocó muy suavemente un revoltoso mechón de pelo tras la oreja, aprovechando para acariciarle la mejilla delicadamente. Sonrió al notar como tras aquella caricia sus facciones habían vuelto a parecer relajadas y su cuerpo se destensaba. Decidió levantarse y prepararle el desayuno. Algo rápido para poder ir a comisaría lo antes posible. Cuanto antes acabaran con todo aquello, mejor. Dejó a Kate dormida en la cama y fue a la cocina. Entonces, recibió una llamada de teléfono. Suerte que llevaba su móvil en el bolsillo del pijama. Así no despertaban a Beckett.
“Castle”. Contestó la llamada mientras preparaba un par de cafés
Contadme qué os va pareciendo!!
Por cierto, si alguien sabe dónde puedo encontrar alguien como ellos.... que me lo diga, por favor!
¡Muero de amor con Caskett!
Con los de esta pequeña historia, los de otros fics y por supuesto, los de la serie!
livingmylife- As del póker
- Mensajes : 303
Fecha de inscripción : 30/12/2014
Re: Cuando te veo (FIN)
Si porfiii yo quiero a alguien asi!!!!! Me encanta sigelo rapidoo!!♡♥♡♥
alba_caskett52- As del póker
- Mensajes : 281
Fecha de inscripción : 11/08/2014
Edad : 24
Re: Cuando te veo (FIN)
Sigueeeeee
castle&beckett..cris- Escritor - Policia
- Mensajes : 5471
Fecha de inscripción : 20/03/2011
Edad : 33
Localización : Menorca..I LOVE NEW YORK..NYPD..RICK CASTLE & KATE BECKETT
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