Carnaval en New York-Capitulo I, Capitulo II Capitulo III, Capitulo IV, Capitulo V, Capitulo VI, Capitulo VII. Capitulo VIII, Capitulo IX, Capitulo X: PARTE II Cap XI ÚLTIMA PARTE (Terminado))
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Re: Carnaval en New York-Capitulo I, Capitulo II Capitulo III, Capitulo IV, Capitulo V, Capitulo VI, Capitulo VII. Capitulo VIII, Capitulo IX, Capitulo X: PARTE II Cap XI ÚLTIMA PARTE (Terminado))
silvanalino escribió:No puedo creer que todo termine mal porque ella soló fue a desayunar!!!! Ya había elegido a el! Todo por la falta de comunicación entre ellos
Me das miedo por lo que puede hacer ella....
Madrugada Argentina o de Europa?
Seguiiiiii
¿Mucho miedo? Mejor... JAJAJA!!! Madrugada de Argentina. Tengo un día atareado!
Gracias por leer y comentar!!!! Saludos!
Solexite- Policia de homicidios
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Re: Carnaval en New York-Capitulo I, Capitulo II Capitulo III, Capitulo IV, Capitulo V, Capitulo VI, Capitulo VII. Capitulo VIII, Capitulo IX, Capitulo X: PARTE II Cap XI ÚLTIMA PARTE (Terminado))
castle&beckett..cris escribió:arreglaloooo
Mmmm... Veremos... Gracias por leer y comentar! Saludos
Solexite- Policia de homicidios
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Re: Carnaval en New York-Capitulo I, Capitulo II Capitulo III, Capitulo IV, Capitulo V, Capitulo VI, Capitulo VII. Capitulo VIII, Capitulo IX, Capitulo X: PARTE II Cap XI ÚLTIMA PARTE (Terminado))
cris_beckett escribió:Me ha encantado este último capítulo!!! Espero que Castle y Beckett puedan hablar y arreglar las cosas
Un fic genial! Ya estoy deseando leer la segunda parte de este capítulo, aunque no quiero que se acabe
Estaré pendiente
Muchas gracias por leer y comentar siempre!! Me encanta que te haya gustado!!!
Pronto estaré subiendo el último pedazo!!!! Saudos
Solexite- Policia de homicidios
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Re: Carnaval en New York-Capitulo I, Capitulo II Capitulo III, Capitulo IV, Capitulo V, Capitulo VI, Capitulo VII. Capitulo VIII, Capitulo IX, Capitulo X: PARTE II Cap XI ÚLTIMA PARTE (Terminado))
Wow. Me da miedo de la reacción que pueda tener Beckett y la decisión que tome ahora.
Me gusta, es una pena que esto acabe ya
Me gusta, es una pena que esto acabe ya
Yaye- Escritor - Policia
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Re: Carnaval en New York-Capitulo I, Capitulo II Capitulo III, Capitulo IV, Capitulo V, Capitulo VI, Capitulo VII. Capitulo VIII, Capitulo IX, Capitulo X: PARTE II Cap XI ÚLTIMA PARTE (Terminado))
Huyyy q se arregle esto... y... no quiero q se acabe...
Sigue!!
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Fanny_123- Autor de best-seller
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Re: Carnaval en New York-Capitulo I, Capitulo II Capitulo III, Capitulo IV, Capitulo V, Capitulo VI, Capitulo VII. Capitulo VIII, Capitulo IX, Capitulo X: PARTE II Cap XI ÚLTIMA PARTE (Terminado))
Hola a Tod@s! Lamentablemente no lo pude terminar a tiempo (me falta muy poquito), pero como les dije que lo subía a la madrugada les dejo una parte para que se entretengan! Mil disculpas! Saludos!
Capítulo XI PARTE II
El escritorio se encontraba casi en penumbras. Apenas se distinguía su figura entre las sombras, sentado en su sillón, mirando a la nada.
La humedad del aire iba en ascenso. Algunos relámpagos comenzaban a iluminar el cielo, y los truenos se oían cada vez más cerca. Una importante tormenta se avecinaba, el cielo la pregonaba insistentemente.
Pensó en servirse un Whiskey, pero recordó que no sería conveniente mezclarlo con los calmantes que le habían recetado. -¡Demonios! ¡Ni siquiera eso!- reclamó irritado. -Con lo bien que me vendría ahora emborracharme…- Le hubiese gustado poder quedar inconsciente tres días a causa del alcohol, pero dos cosas lo detenían: la primera es que no sabía con certeza qué efecto podía causarle la mezcla, ya que el calmante que le prescribieron es un derivado del opio. Y segundo si se le cortaba el efecto por culpa del alcohol, seguramente sentiría un dolor tan insoportable que no le serviría ni una destilería entera de whiskey para calmarlo.
Caminó dando vueltas por el cuarto hablándose a sí mismo como un loco. Preguntándole cosas a Beckett y contestándoselas él mismo.
Quería saber por qué. Que fue lo que la impulsó a romper su promesa. ¿Qué es lo que la hace pensar que es indestructible?
Definitivamente se estaba volviendo loco. Parecía un león enjaulado al que habían estado castigando con un látigo. No podía seguir ahí. Se sentía sofocado, asfixiado. Necesitaba irse de inmediato de su casa, salir afuera, caminar un poco.
Sí. Eso haría. Caminar un largo rato, tomar aire. Eso lo ayudaría, al menos, en lo inmediato. Para el después ya habría tiempo.
Estacionó su auto en la puerta, bajó de él y se dirigió hacia la entrada. Un relámpago encendió el cielo precedido de un trueno que hizo temblar levemente el piso. La detective miró hacia arriba pensando cuánto tiempo más esas espesas nubes negras contendrían el agua.
Apenas entró se dirigió a su cuarto, abrió el ropero, seleccionó una cantidad importante de ropa y la guardó en un par de maletas. Luego se pegó una ducha rápida para ver si lograba cambiar el aspecto fantasmagórico que había adquirido en la última hora y salió de su apartamento a terminar su trabajo del día. Tenía que interrogar a McDowell, que para estas horas ya estaría detenido en la comisaria. Si lograba sacarle una confesión al sospechoso, podría decirse que su día no habría sido completamente terrible. Si lograba eso al menos, otra víctima recibiría justicia.
Al llegar de vuelta al precinto les informó a sus compañeros que llevaran al detenido a la sala de interrogatorios.
-Tengo que hablar con Gates y en unos minutos estaré ahí para interrogarlo.- Esposito le preguntó por Castle.
-Se encuentra bien. Supongo que algo dolorido.- contestó sin dar demasiados detalles.
-¿Te dijo algo más que pueda ayudarnos a resolver esto?- preguntó Ryan algo extrañado por la actitud de su compañera..
-De hecho, sí. Sí, lo hizo.- se calló un segundo y continuó: -Es inútil seguir investigando. Esto también está relacionado con el caso de mi madre…No vamos a encontrar ningún rastro…-
-Pero aun podemos intentarlo…- dijo Esposito.
-¡No! ¡Nadie va a seguir con esto! ¡No pediremos tampoco que nos asignen el caso a nosotros! ¡¿Me escucharon?! Nadie más debe salir lastimado… ¡¿Entendido?!- los dos asintieron con la cabeza.
Sin decir otra palabra, Beckett se dirigió al despacho de Gates y se encerró con ella. Sus compañeros se quedaron mirándola sorprendidos, aun así, decidieron permanecer callados. Fueron entonces a buscar al sospechoso mientras esperaban a su compañera y amiga que no terminaba de sorprenderlos con sus cambios de humor.
Al rato apareció con cara de pocos amigos y comenzó a hacerle preguntas a McDowell. Le preguntó una y otra vez sobre su relación con Margarita, con Roberto, con su madre y con su padrastro colombiano. Cada vez que le hacía nuevamente una pregunta sobre la relación de su madre con su último esposo, la detective notaba como se le transformaba el rostro mostrando gestos de ira. Hábilmente, lo fue llevando a lo largo del interrogatorio, logrando que poco a poco fuese perdiendo la calma.
-No tienes coartada, McDowell. La gente del hotel nos mandó un video mostrando a un sujeto muy diferente a ti registrándose. Tenemos una bolsa llena de pelucas color rubio similares en materiales y confección a la que tenía puesta tu novia. Y como si fuera poco, también tenemos el pedazo de soga con el que la ahorcaste… En este preciso instante, los del laboratorio la están comparando con las fibras encontradas en el cuello de la víctima.- al escuchar lo de la cuerda su expresión cambió a miedo.
-¿Sorprendido por lo de la soga? Los de la fundación, siempre tan dispuestos a ayudar, nos permitieron revisar toda la oficina que utilizas cuando estás trabajando ahí a la que solamente tú tienes acceso… Como habrás notado, la junta directiva también nos dio acceso a la caja fuerte donde nos encontramos con tu pequeño trofeo… Ahórranos tiempo a nosotros y dinero al estado confesando que mataste a Margarita. ¡Vamos! ¡Anímate! ¡Cuéntanos lo racista que eres, Michel!- Beckett no paraba de acorralarlo.
-No es racismo. ¡Ustedes no entienden nada! ¡Ésta gente para lo único que sirve es para quitarnos nuestros empleos, nuestras mujeres, nuestra tierra! ¡Son unos ladrones! ¡Van a terminar quedándose con todo! ¡Ya lo verán!- los detectives observaban como el rostro de McDowell se desencajaba.
-¡Y por eso te desquitaste con una mujer indefensa! ¡Obligándola a que se vista como tu madre! ¡Maldito infeliz! ¡¿Qué clase de pervertido eres?! – Esposito le gritaba a escasos centímetros de su asqueada cara.
-¡No fue mi intención matarla!- dijo gritando más fuerte que Javier. Estábamos probando algunas cosas nuevas en la cama… ya se había dejado atar anteriormente, pero lo de la soga en el cuello fue nuevo…- el asesino guardó silencio mirando fijo a la nada y después prosiguió:
-Lo que sentí en ese momento… fue indescriptible… simplemente no pude parar de tirar de la soga hasta que dejó de respirar…- El cuarto permaneció en silencio un instante. Todavía no terminaban de creer como una persona que a simple vista parecía de lo más normal, educado y altruista, podía estar tan enfermo.. Beckett negó con la cabeza mientras se levantaba de la silla.
-Llévenselo de aquí.- les dijo a sus compañeros antes de dirigirse a la puerta.
-Una cosa más…- Ryan había estado callado durante el interrogatorio escuchando al asesino. -¿Por qué la media de nylon en la cabeza?- le preguntó a McDowell.
-Era parte del juego… supongo que inconscientemente no quería que fuese ella y la media ayudaba a disimular su rostro.- contestó como si la respuesta hubiese sido la más coherente.
- ¡Estúpido enfermo!- murmuró Ryan agarrándolo del brazo para llevarlo al calabozo.
El caso estaba resuelto y eso le producía cierto alivio al malestar de la detective. Se despidió de sus compañeros como todos los días y salió rumbo a su auto. Un relámpago iluminó toda la ciudad, segundos después se escuchó un trueno que hizo temblar el pavimento.
Beckett miró al cielo antes de subir al coche. No tardaría mucho en diluviar. Arrancó el auto en el preciso momento que empezaban a caer las primeras gotas. Sabía de memoria el camino hacia donde se dirigía, así que la poca visibilidad que le dejaba la lluvia torrencial que caía en ese momento no parecía incomodarla.
Bajó del vehículo y comenzó a caminar hacia adentro del cementerio, sin importarle los baldazos de agua que le caían desde el cielo. Llegó hasta la tumba de su madre y se arrodillo llorando como una niña pequeña.
Permaneció largo rato junto a la lápida, hablando con ella en susurros, desahogándose, pidiéndole perdón por prometerle algo que no pudo cumplir, por no ser lo suficientemente fuerte para honrar su memoria esclareciendo su asesinato. Después de comprender que junto a la tumba de su madre no hallaría la paz que necesitaba, decidió que ya era hora de volver a su casa.
Volvió al auto empapada y con algo de frío. Lo echó a andar y prendió la calefacción para tratar de recuperar algo del calor que su cuerpo había perdido, mientras se dirigía hacia su hogar sin apuro.
Estacionó a unos metros de la puerta y entró sin prisa a su departamento, directo a prender la estufa para aclimatar el ambiente antes de cambiarse.
Después de vagar sin rumbo durante un rato largo, intentando despejar su cabeza, encaró inconscientemente el camino que tan bien conocía hasta la casa de Kate.
Llegó hasta la esquina y permaneció ahí parado bajo una sombra que lo ocultaba en su totalidad. No sabía muy bien cómo o cuando había decidido llegar hasta ahí, sin embargo, permaneció parado, inmóvil debajo de la lluvia.
No habían pasado ni 5 minutos cuando Castle la vio llegar a su casa empapada. No tenía idea de donde venia. Él estaba igual. Y no era para menos después de haberse venido caminando desde su casa, debajo de la lluvia torrencial que castigaba a la ciudad desde hacía más de una hora.
Aun no se decidía a ir. No sabía si descargar toda la bronca y angustia que tenía dentro yendo a gritarle, o mandar al diablo los calmantes y ahogarse en una botella entera de whiskey esperando el amanecer para largarse a los Hamptons.
No. No podría irse así sin más. Ya no quería preguntarle nada. No quería saber. Sólo necesitaba decirle lo enfadado que estaba, la inmensa desilusión que le había provocado, la infinita amargura que sintió al escuchar esa maldita voz en el teléfono otra vez, diciéndole que ésta había sido la última advertencia que le harían a la joven detective. Empezó a transitar la media cuadra que lo separaba del departamento con lentitud, casi sin querer llegar. Se paró enfrente de la puerta apoyando lentamente su frente empapada sobre ella. Se tocó suavemente el hombro herido, al parecer el efecto de los calmantes lo abandonaba poco a poco.
Tocó el timbre. Uno largo, otro más corto. Escuchó los pasos que se acercaban a la puerta que se interponía entre ellos.
-¿Quién es?- preguntó apoyando la mano sobre el picaporte, pero sin abrir.
-Soy yo.- se limitó a decir él. Kate se sorprendió. Después de irse de su loft, estaba segura que Castle no quería verla nunca más. Abrió la puerta rápidamente.
-¿Castle? ¿Qué haces aquí… estás empapa...- sin dejarla reaccionar entró en el departamento haciendo retroceder a la joven detective.
-¡Me mentiste! ¡Me prometiste que abandonarías la investigación y no lo hiciste! ¡Te advertí que alguien más podía resultar herido, y ni siquiera eso te detuvo!- el escritor sonaba furioso. Ella permanecía en silencio dejando que se descargue, aunque cada palabra le calase el corazón.
-¡No sólo arriesgaste tu vida una vez más, Beckett, también pusiste en peligro la mía!- Castle negó con la cabeza -Nunca pensé que pudieses ser tan egoísta… ¡¿Qué hubiese pasado si el disparo le hubiese pegado a Alexis por estar cerca mío?!... - él la miró con una tristeza nunca antes vista por ella.- se quedó en silencio. Kate tenía los ojos brillosos por las lágrimas. Pero no derramó ninguna.
-Castle…yo tengo que explicarte…- la detective tomo aire ahogando el llanto.
-¡¿Que es lo que quieres explicarme?! ¡¿Qué otra excusa tienes para darme, Katherine?! ¡¿Qué nada en el mundo es más importante que está maldita investigación?! ¡Eso ya lo sé! ¡¿Qué yo no soy suficientemente fuerte para contener tu angustia?! ¡También lo sé! ¡¿Qué mi amor por ti no es suficiente para rescatarte de esa oscuridad?! ¡¿O no soy lo bastante digno de tu confianza?! ¡Eso también me lo hiciste notar! ¡¿Entonces?! ¡¿Qué es, detective?! ¡Dime!- el escritor bajó un poco la voz al notar que le estaba gritando por demás. – Nunca sabrás si puedes confiar en mí o no porque eres tan cobarde que ni siquiera me das la oportunidad de demostrártelo…¡En el funeral de Montgomery, yo hubiese parado con mi pecho esa bala para que no destrozara el tuyo!... Aun daría mi vida por ti sin dudarlo un segundo…Pero si algo le hubiese pasado a Alexis hoy… jamás podría haberte perdonado…- una infinita tristeza invadía a Rick y no podía ocultarlo.
-¿Crees que no lo sé?- su voz se quebró. -También sé que no podrás perdonarme nunca por lo que pasó hoy, pero al menos dame una oportunidad de hablar y explicarte como empezó esto.- Castle permaneció callado. Estaba furioso, lastimado y dolido, pero así todo se dio cuenta que no podía evitar seguir amándola con toda su alma. Ella entendió que su silencio era la confirmación para seguir hablando.
Le contó la verdad sobre ese lunes. Todo. Desde que había llamado a Evelyn temprano por la mañana hasta como se escabulló de su compañero para llevar las cosas a su casa antes de ir por primera vez a lo de Gina Cowell.
-Pensé que podía encontrar algo en los papeles o en las fotos, algún nombre, alguna cara para identificar a la misteriosa voz.- Beckett realizó una pausa. Castle la escuchaba atentamente pensando en lo astuta que era su musa. Luego, ella continuó:
-Quedé con ella en que me llamaría en cuanto hubiese separado las fotos que le pedí. Te juro que después de todo lo que pasó contigo, había tomado la decisión de no seguir. Me convenciste de dejar todo por ti, Rick. Cuando hablamos ayer en el auto te mentí sobre lo que fui a hacer en lo de Evelyn el lunes. Pensé que era preocuparte aun más de lo que ya estabas y al prometerte que me quedaría al margen, no le encontré ningún sentido…-
-Pero, aun así… ¡Volviste a ir a la casa del Capitán! Sí rompiste tu promesa…- Castle entrecerró los ojos con furia.
-¡No! Es decir…sí fui, pero esta vez para decirle que no iba a necesitar nada de lo que me había llevado y que tampoco necesitaría las fotos ya que el “supuesto” caso estaba casi resuelto. Cuando llegué me encontré con la noticia de que le habían robado todo al estar fuera de la ciudad. Me resultó extraño lo del robo, pero nunca lo hubiese relacionado con todo esto.-
Castle no pronunció palabra, sólo se la quedó mirando. Ahora el que estaba confundido era él. Fue a la casa de Beckett a decirle cuanto la odiaba por haberle mentido, por arriesgar su vida de nuevo, por arriesgar la de él y potencialmente, la de su familia también; pero en realidad, nunca podría odiarla. Antes de entrar pensaba decirle todo lo que tenía guardado, principalmente le haría notar todas las veces que él se jugó por ella sin importarle nada, o las veces que le había dicho que la amaba sin obtener lo mismo a cambio. -¿Verdaderamente está enamorada de mí o solamente soy un flotador que utiliza para no ahogarse?- pensaba mientras la miraba sintiendo como se mezclaban todas sus emociones.
-Me di cuenta del daño que te causé. Puse tu vida en peligro y eso es algo que no podré perdonarme nunca, Richard.- Beckett bajó la mirada un instante, respiró profundo y prosiguió –Tomé una decisión. No puedo permitir que esto vuelva a suceder… Ni a ti, ni a nadie…- Castle dejó de mirarla un segundo cuando notó dos maletas al lado del sofá.
-Me voy de aquí, Castle. Creo que me he convertido en una amenaza para todo el que me rodea…
-¿Te vas? ¿A dónde? ¿Cuándo?- el escritor sintió miedo. Hasta el momento él tenía decidido no volver a verla nunca más y estaba casi convencido de eso, pero simplemente se estremeció ante la remota posibilidad de que se vaya de la ciudad. ¿Qué pasaría si en verdad desapareciera por completo de su vida?
-No lo sé aun. Lejos, supongo… Me voy mañana temprano. Quédate tranquilo, que esta vez no tendrás que preocuparte más por mis errores. Nunca más tendrás que verme.-
-¿Qué hay de tu trabajo? ¿Renunciaste? - preguntó frunciendo el entrecejo acercándose a ella.
-No. Pedí una licencia indefinida. Voy a tomarme un tiempo para decidir que hacer con mi carrera… si logro establecerme en algún lugar podría entonces pedir un traslado. Pero aun es muy temprano para tomar una decisión.- Kate se alejó lentamente al notar que él se le acercaba. Sentía que si lo tocaba otra vez, lo terminaría de romper como a una estatuilla de porcelana ya resquebrajada. No quería lastimarlo más. Lo amaba demasiado como para perdonarse lo que le había ocurrido por culpa de ella. Aunque nunca se hubiese atrevido a decírselo. Castle tenía razón que era una cobarde. Cobarde por no permitirse antes una relación con él y más cobarde aun, por no haberle dicho nunca cuanto lo amaba en verdad.
Rick se la quedó mirando en silencio advirtiendo como se alejaba de él.
-¿Te ibas a ir así… sin decirme nada?- el desespero invadió su mirada.
-No creí que quisieras verme… nunca más… - bajó la cabeza. Sus ojos estaban llenos de lágrimas.
-Te ibas a escapar… en silencio, como siempre…- le tomó el mentón levantando su cabeza hasta lograr que sus ojos verdes se clavaran en él. –¡No agaches la cabeza, Beckett! ¡Mírame a los ojos! ¡Quiero que me digas que sientes por mí!- ella tragó saliva y respiró hondo. ¿Tenía sentido decirle ahora que lo amaba? Ya había estropeado tanto las cosas con él hasta el punto, donde según ella, no había retorno.
-¿Tiene algún sentido que te lo diga ahora?- Castle le soltó el rostro alejándose de ella, dando vueltas por el departamento. Él quería escucharlo. No sabía bien para qué ya que no sabía si podría perdonarla, pero aun así debía escucharlo de sus propios labios.
Beckett se dirigió hasta la mesa del living apoyándose sobre la cabecera sin dejar de mirarlo. La visita inesperada de Castle no le había dado tiempo de cambiarse. Todavía estaba empapada y chorreaba agua de todo su cuerpo. Empezaba a tener algo de frío otra vez.
Él giró para dirigirse hacia ella.
-¡Sí! Sí lo tiene! ¡Yo abrí mi corazón frente a ti, te dije lo que sentía!... ¡Te dije cuanto te amo y tú…! – intentó agarrarla por los hombros, pero sintió un tirón y se detuvo. Se llevó la mano a la herida entrecerrando los ojos con una mueca de dolor. -¡Diablos!- dijo el escritor alejándose un poco.
-Rick… ¡¿Estás bien?!- se incorporó poniendo un mano en su hombro sano. Ella conocía muy bien el dolor que producía un impacto de bala.
-Estoy bien… sólo fue una puntada.- dijo soltándose el brazo y mirándola nuevamente a los ojos. -Tú nunca pronunciaste palabra… Yo no sé lo que verdaderamente sientes por mi…- su ira se transformó en desanimo.
Ella lo miró en silencio. Lo observó detenidamente mientras el escritor esperaba una respuesta. Quería abrazarlo con ternura. Lo veía devastado, abatido, derrotado. Y todo era por culpa de ella. Lo había convertido en una sombra. En ese momento, no quedaba mucho del Richard Castle que había conocido cuatro años atrás. De verdad que no quería lastimarlo más, pero sin embargo comprendió que tenía que decirle que lo amaba. Así no fuera a verlo nunca más, él necesitaba oírlo.
-Yo… te amo, Rick…- dijo tímidamente bajando la mirada. Se sintió como una niña y su actitud la hizo avergonzarse aun más. Entonces, afirmó la voz y levantó la mirada obligándose a comportarse como una adulta. –Nunca ame a ningún hombre como te amo a ti. Nunca nadie me hizo sentir lo que tú, Rick… nadie. No sé si podrás creerme, pero todo lo que te dije antes era verdad. Habías logrado hacerme desistir con la investigación… lo único que quise al regresar a lo de Evelyn era deshacerme de todo, para ni siquiera tenerlo cerca, evitar la tentación… concentrarme solamente en vivir… lo único que quería era intentar ser feliz contigo… pero lo arruiné…-
Por fin había logrado sacarle esa confesión. Ella lo amaba. Se lo había dicho ¿Y ahora? -¿Qué le digo yo a ella?- pensaba el escritor. Ahora sí que no tenía idea de cómo seguir. Se estaba volviendo loco por las ganas que tenía de abalanzarse sobre ella para abrazarla y besarla, pero por otra parte todavía estaba muy enfadado por haberle ocultado la verdad. Todavía tenía algo de miedo. No por él, ni su familia ya que el amigo de Montgomery, le había asegurado que ésta vez habían llegado muy lejos y él se estaba encargando que nada más les vuelva a pasar. Pero aun dudaba un poco de que ella se quedase tranquila de una vez por todas. –Supongo que por eso se va de aquí…- pensó mientras ella lo observaba intentando que sus lagrimas se queden en sus ojos.
Continuara…
Perdón por no subirlo entero. Gracias por la paciencia! Sin falta subo el final para hoy a la tarde!
Capítulo XI PARTE II
El escritorio se encontraba casi en penumbras. Apenas se distinguía su figura entre las sombras, sentado en su sillón, mirando a la nada.
La humedad del aire iba en ascenso. Algunos relámpagos comenzaban a iluminar el cielo, y los truenos se oían cada vez más cerca. Una importante tormenta se avecinaba, el cielo la pregonaba insistentemente.
Pensó en servirse un Whiskey, pero recordó que no sería conveniente mezclarlo con los calmantes que le habían recetado. -¡Demonios! ¡Ni siquiera eso!- reclamó irritado. -Con lo bien que me vendría ahora emborracharme…- Le hubiese gustado poder quedar inconsciente tres días a causa del alcohol, pero dos cosas lo detenían: la primera es que no sabía con certeza qué efecto podía causarle la mezcla, ya que el calmante que le prescribieron es un derivado del opio. Y segundo si se le cortaba el efecto por culpa del alcohol, seguramente sentiría un dolor tan insoportable que no le serviría ni una destilería entera de whiskey para calmarlo.
Caminó dando vueltas por el cuarto hablándose a sí mismo como un loco. Preguntándole cosas a Beckett y contestándoselas él mismo.
Quería saber por qué. Que fue lo que la impulsó a romper su promesa. ¿Qué es lo que la hace pensar que es indestructible?
Definitivamente se estaba volviendo loco. Parecía un león enjaulado al que habían estado castigando con un látigo. No podía seguir ahí. Se sentía sofocado, asfixiado. Necesitaba irse de inmediato de su casa, salir afuera, caminar un poco.
Sí. Eso haría. Caminar un largo rato, tomar aire. Eso lo ayudaría, al menos, en lo inmediato. Para el después ya habría tiempo.
***
Estacionó su auto en la puerta, bajó de él y se dirigió hacia la entrada. Un relámpago encendió el cielo precedido de un trueno que hizo temblar levemente el piso. La detective miró hacia arriba pensando cuánto tiempo más esas espesas nubes negras contendrían el agua.
Apenas entró se dirigió a su cuarto, abrió el ropero, seleccionó una cantidad importante de ropa y la guardó en un par de maletas. Luego se pegó una ducha rápida para ver si lograba cambiar el aspecto fantasmagórico que había adquirido en la última hora y salió de su apartamento a terminar su trabajo del día. Tenía que interrogar a McDowell, que para estas horas ya estaría detenido en la comisaria. Si lograba sacarle una confesión al sospechoso, podría decirse que su día no habría sido completamente terrible. Si lograba eso al menos, otra víctima recibiría justicia.
Al llegar de vuelta al precinto les informó a sus compañeros que llevaran al detenido a la sala de interrogatorios.
-Tengo que hablar con Gates y en unos minutos estaré ahí para interrogarlo.- Esposito le preguntó por Castle.
-Se encuentra bien. Supongo que algo dolorido.- contestó sin dar demasiados detalles.
-¿Te dijo algo más que pueda ayudarnos a resolver esto?- preguntó Ryan algo extrañado por la actitud de su compañera..
-De hecho, sí. Sí, lo hizo.- se calló un segundo y continuó: -Es inútil seguir investigando. Esto también está relacionado con el caso de mi madre…No vamos a encontrar ningún rastro…-
-Pero aun podemos intentarlo…- dijo Esposito.
-¡No! ¡Nadie va a seguir con esto! ¡No pediremos tampoco que nos asignen el caso a nosotros! ¡¿Me escucharon?! Nadie más debe salir lastimado… ¡¿Entendido?!- los dos asintieron con la cabeza.
Sin decir otra palabra, Beckett se dirigió al despacho de Gates y se encerró con ella. Sus compañeros se quedaron mirándola sorprendidos, aun así, decidieron permanecer callados. Fueron entonces a buscar al sospechoso mientras esperaban a su compañera y amiga que no terminaba de sorprenderlos con sus cambios de humor.
Al rato apareció con cara de pocos amigos y comenzó a hacerle preguntas a McDowell. Le preguntó una y otra vez sobre su relación con Margarita, con Roberto, con su madre y con su padrastro colombiano. Cada vez que le hacía nuevamente una pregunta sobre la relación de su madre con su último esposo, la detective notaba como se le transformaba el rostro mostrando gestos de ira. Hábilmente, lo fue llevando a lo largo del interrogatorio, logrando que poco a poco fuese perdiendo la calma.
-No tienes coartada, McDowell. La gente del hotel nos mandó un video mostrando a un sujeto muy diferente a ti registrándose. Tenemos una bolsa llena de pelucas color rubio similares en materiales y confección a la que tenía puesta tu novia. Y como si fuera poco, también tenemos el pedazo de soga con el que la ahorcaste… En este preciso instante, los del laboratorio la están comparando con las fibras encontradas en el cuello de la víctima.- al escuchar lo de la cuerda su expresión cambió a miedo.
-¿Sorprendido por lo de la soga? Los de la fundación, siempre tan dispuestos a ayudar, nos permitieron revisar toda la oficina que utilizas cuando estás trabajando ahí a la que solamente tú tienes acceso… Como habrás notado, la junta directiva también nos dio acceso a la caja fuerte donde nos encontramos con tu pequeño trofeo… Ahórranos tiempo a nosotros y dinero al estado confesando que mataste a Margarita. ¡Vamos! ¡Anímate! ¡Cuéntanos lo racista que eres, Michel!- Beckett no paraba de acorralarlo.
-No es racismo. ¡Ustedes no entienden nada! ¡Ésta gente para lo único que sirve es para quitarnos nuestros empleos, nuestras mujeres, nuestra tierra! ¡Son unos ladrones! ¡Van a terminar quedándose con todo! ¡Ya lo verán!- los detectives observaban como el rostro de McDowell se desencajaba.
-¡Y por eso te desquitaste con una mujer indefensa! ¡Obligándola a que se vista como tu madre! ¡Maldito infeliz! ¡¿Qué clase de pervertido eres?! – Esposito le gritaba a escasos centímetros de su asqueada cara.
-¡No fue mi intención matarla!- dijo gritando más fuerte que Javier. Estábamos probando algunas cosas nuevas en la cama… ya se había dejado atar anteriormente, pero lo de la soga en el cuello fue nuevo…- el asesino guardó silencio mirando fijo a la nada y después prosiguió:
-Lo que sentí en ese momento… fue indescriptible… simplemente no pude parar de tirar de la soga hasta que dejó de respirar…- El cuarto permaneció en silencio un instante. Todavía no terminaban de creer como una persona que a simple vista parecía de lo más normal, educado y altruista, podía estar tan enfermo.. Beckett negó con la cabeza mientras se levantaba de la silla.
-Llévenselo de aquí.- les dijo a sus compañeros antes de dirigirse a la puerta.
-Una cosa más…- Ryan había estado callado durante el interrogatorio escuchando al asesino. -¿Por qué la media de nylon en la cabeza?- le preguntó a McDowell.
-Era parte del juego… supongo que inconscientemente no quería que fuese ella y la media ayudaba a disimular su rostro.- contestó como si la respuesta hubiese sido la más coherente.
- ¡Estúpido enfermo!- murmuró Ryan agarrándolo del brazo para llevarlo al calabozo.
El caso estaba resuelto y eso le producía cierto alivio al malestar de la detective. Se despidió de sus compañeros como todos los días y salió rumbo a su auto. Un relámpago iluminó toda la ciudad, segundos después se escuchó un trueno que hizo temblar el pavimento.
Beckett miró al cielo antes de subir al coche. No tardaría mucho en diluviar. Arrancó el auto en el preciso momento que empezaban a caer las primeras gotas. Sabía de memoria el camino hacia donde se dirigía, así que la poca visibilidad que le dejaba la lluvia torrencial que caía en ese momento no parecía incomodarla.
Bajó del vehículo y comenzó a caminar hacia adentro del cementerio, sin importarle los baldazos de agua que le caían desde el cielo. Llegó hasta la tumba de su madre y se arrodillo llorando como una niña pequeña.
Permaneció largo rato junto a la lápida, hablando con ella en susurros, desahogándose, pidiéndole perdón por prometerle algo que no pudo cumplir, por no ser lo suficientemente fuerte para honrar su memoria esclareciendo su asesinato. Después de comprender que junto a la tumba de su madre no hallaría la paz que necesitaba, decidió que ya era hora de volver a su casa.
Volvió al auto empapada y con algo de frío. Lo echó a andar y prendió la calefacción para tratar de recuperar algo del calor que su cuerpo había perdido, mientras se dirigía hacia su hogar sin apuro.
Estacionó a unos metros de la puerta y entró sin prisa a su departamento, directo a prender la estufa para aclimatar el ambiente antes de cambiarse.
***
Después de vagar sin rumbo durante un rato largo, intentando despejar su cabeza, encaró inconscientemente el camino que tan bien conocía hasta la casa de Kate.
Llegó hasta la esquina y permaneció ahí parado bajo una sombra que lo ocultaba en su totalidad. No sabía muy bien cómo o cuando había decidido llegar hasta ahí, sin embargo, permaneció parado, inmóvil debajo de la lluvia.
No habían pasado ni 5 minutos cuando Castle la vio llegar a su casa empapada. No tenía idea de donde venia. Él estaba igual. Y no era para menos después de haberse venido caminando desde su casa, debajo de la lluvia torrencial que castigaba a la ciudad desde hacía más de una hora.
Aun no se decidía a ir. No sabía si descargar toda la bronca y angustia que tenía dentro yendo a gritarle, o mandar al diablo los calmantes y ahogarse en una botella entera de whiskey esperando el amanecer para largarse a los Hamptons.
No. No podría irse así sin más. Ya no quería preguntarle nada. No quería saber. Sólo necesitaba decirle lo enfadado que estaba, la inmensa desilusión que le había provocado, la infinita amargura que sintió al escuchar esa maldita voz en el teléfono otra vez, diciéndole que ésta había sido la última advertencia que le harían a la joven detective. Empezó a transitar la media cuadra que lo separaba del departamento con lentitud, casi sin querer llegar. Se paró enfrente de la puerta apoyando lentamente su frente empapada sobre ella. Se tocó suavemente el hombro herido, al parecer el efecto de los calmantes lo abandonaba poco a poco.
Tocó el timbre. Uno largo, otro más corto. Escuchó los pasos que se acercaban a la puerta que se interponía entre ellos.
-¿Quién es?- preguntó apoyando la mano sobre el picaporte, pero sin abrir.
-Soy yo.- se limitó a decir él. Kate se sorprendió. Después de irse de su loft, estaba segura que Castle no quería verla nunca más. Abrió la puerta rápidamente.
-¿Castle? ¿Qué haces aquí… estás empapa...- sin dejarla reaccionar entró en el departamento haciendo retroceder a la joven detective.
-¡Me mentiste! ¡Me prometiste que abandonarías la investigación y no lo hiciste! ¡Te advertí que alguien más podía resultar herido, y ni siquiera eso te detuvo!- el escritor sonaba furioso. Ella permanecía en silencio dejando que se descargue, aunque cada palabra le calase el corazón.
-¡No sólo arriesgaste tu vida una vez más, Beckett, también pusiste en peligro la mía!- Castle negó con la cabeza -Nunca pensé que pudieses ser tan egoísta… ¡¿Qué hubiese pasado si el disparo le hubiese pegado a Alexis por estar cerca mío?!... - él la miró con una tristeza nunca antes vista por ella.- se quedó en silencio. Kate tenía los ojos brillosos por las lágrimas. Pero no derramó ninguna.
-Castle…yo tengo que explicarte…- la detective tomo aire ahogando el llanto.
-¡¿Que es lo que quieres explicarme?! ¡¿Qué otra excusa tienes para darme, Katherine?! ¡¿Qué nada en el mundo es más importante que está maldita investigación?! ¡Eso ya lo sé! ¡¿Qué yo no soy suficientemente fuerte para contener tu angustia?! ¡También lo sé! ¡¿Qué mi amor por ti no es suficiente para rescatarte de esa oscuridad?! ¡¿O no soy lo bastante digno de tu confianza?! ¡Eso también me lo hiciste notar! ¡¿Entonces?! ¡¿Qué es, detective?! ¡Dime!- el escritor bajó un poco la voz al notar que le estaba gritando por demás. – Nunca sabrás si puedes confiar en mí o no porque eres tan cobarde que ni siquiera me das la oportunidad de demostrártelo…¡En el funeral de Montgomery, yo hubiese parado con mi pecho esa bala para que no destrozara el tuyo!... Aun daría mi vida por ti sin dudarlo un segundo…Pero si algo le hubiese pasado a Alexis hoy… jamás podría haberte perdonado…- una infinita tristeza invadía a Rick y no podía ocultarlo.
-¿Crees que no lo sé?- su voz se quebró. -También sé que no podrás perdonarme nunca por lo que pasó hoy, pero al menos dame una oportunidad de hablar y explicarte como empezó esto.- Castle permaneció callado. Estaba furioso, lastimado y dolido, pero así todo se dio cuenta que no podía evitar seguir amándola con toda su alma. Ella entendió que su silencio era la confirmación para seguir hablando.
Le contó la verdad sobre ese lunes. Todo. Desde que había llamado a Evelyn temprano por la mañana hasta como se escabulló de su compañero para llevar las cosas a su casa antes de ir por primera vez a lo de Gina Cowell.
-Pensé que podía encontrar algo en los papeles o en las fotos, algún nombre, alguna cara para identificar a la misteriosa voz.- Beckett realizó una pausa. Castle la escuchaba atentamente pensando en lo astuta que era su musa. Luego, ella continuó:
-Quedé con ella en que me llamaría en cuanto hubiese separado las fotos que le pedí. Te juro que después de todo lo que pasó contigo, había tomado la decisión de no seguir. Me convenciste de dejar todo por ti, Rick. Cuando hablamos ayer en el auto te mentí sobre lo que fui a hacer en lo de Evelyn el lunes. Pensé que era preocuparte aun más de lo que ya estabas y al prometerte que me quedaría al margen, no le encontré ningún sentido…-
-Pero, aun así… ¡Volviste a ir a la casa del Capitán! Sí rompiste tu promesa…- Castle entrecerró los ojos con furia.
-¡No! Es decir…sí fui, pero esta vez para decirle que no iba a necesitar nada de lo que me había llevado y que tampoco necesitaría las fotos ya que el “supuesto” caso estaba casi resuelto. Cuando llegué me encontré con la noticia de que le habían robado todo al estar fuera de la ciudad. Me resultó extraño lo del robo, pero nunca lo hubiese relacionado con todo esto.-
Castle no pronunció palabra, sólo se la quedó mirando. Ahora el que estaba confundido era él. Fue a la casa de Beckett a decirle cuanto la odiaba por haberle mentido, por arriesgar su vida de nuevo, por arriesgar la de él y potencialmente, la de su familia también; pero en realidad, nunca podría odiarla. Antes de entrar pensaba decirle todo lo que tenía guardado, principalmente le haría notar todas las veces que él se jugó por ella sin importarle nada, o las veces que le había dicho que la amaba sin obtener lo mismo a cambio. -¿Verdaderamente está enamorada de mí o solamente soy un flotador que utiliza para no ahogarse?- pensaba mientras la miraba sintiendo como se mezclaban todas sus emociones.
-Me di cuenta del daño que te causé. Puse tu vida en peligro y eso es algo que no podré perdonarme nunca, Richard.- Beckett bajó la mirada un instante, respiró profundo y prosiguió –Tomé una decisión. No puedo permitir que esto vuelva a suceder… Ni a ti, ni a nadie…- Castle dejó de mirarla un segundo cuando notó dos maletas al lado del sofá.
-Me voy de aquí, Castle. Creo que me he convertido en una amenaza para todo el que me rodea…
-¿Te vas? ¿A dónde? ¿Cuándo?- el escritor sintió miedo. Hasta el momento él tenía decidido no volver a verla nunca más y estaba casi convencido de eso, pero simplemente se estremeció ante la remota posibilidad de que se vaya de la ciudad. ¿Qué pasaría si en verdad desapareciera por completo de su vida?
-No lo sé aun. Lejos, supongo… Me voy mañana temprano. Quédate tranquilo, que esta vez no tendrás que preocuparte más por mis errores. Nunca más tendrás que verme.-
-¿Qué hay de tu trabajo? ¿Renunciaste? - preguntó frunciendo el entrecejo acercándose a ella.
-No. Pedí una licencia indefinida. Voy a tomarme un tiempo para decidir que hacer con mi carrera… si logro establecerme en algún lugar podría entonces pedir un traslado. Pero aun es muy temprano para tomar una decisión.- Kate se alejó lentamente al notar que él se le acercaba. Sentía que si lo tocaba otra vez, lo terminaría de romper como a una estatuilla de porcelana ya resquebrajada. No quería lastimarlo más. Lo amaba demasiado como para perdonarse lo que le había ocurrido por culpa de ella. Aunque nunca se hubiese atrevido a decírselo. Castle tenía razón que era una cobarde. Cobarde por no permitirse antes una relación con él y más cobarde aun, por no haberle dicho nunca cuanto lo amaba en verdad.
Rick se la quedó mirando en silencio advirtiendo como se alejaba de él.
-¿Te ibas a ir así… sin decirme nada?- el desespero invadió su mirada.
-No creí que quisieras verme… nunca más… - bajó la cabeza. Sus ojos estaban llenos de lágrimas.
-Te ibas a escapar… en silencio, como siempre…- le tomó el mentón levantando su cabeza hasta lograr que sus ojos verdes se clavaran en él. –¡No agaches la cabeza, Beckett! ¡Mírame a los ojos! ¡Quiero que me digas que sientes por mí!- ella tragó saliva y respiró hondo. ¿Tenía sentido decirle ahora que lo amaba? Ya había estropeado tanto las cosas con él hasta el punto, donde según ella, no había retorno.
-¿Tiene algún sentido que te lo diga ahora?- Castle le soltó el rostro alejándose de ella, dando vueltas por el departamento. Él quería escucharlo. No sabía bien para qué ya que no sabía si podría perdonarla, pero aun así debía escucharlo de sus propios labios.
Beckett se dirigió hasta la mesa del living apoyándose sobre la cabecera sin dejar de mirarlo. La visita inesperada de Castle no le había dado tiempo de cambiarse. Todavía estaba empapada y chorreaba agua de todo su cuerpo. Empezaba a tener algo de frío otra vez.
Él giró para dirigirse hacia ella.
-¡Sí! Sí lo tiene! ¡Yo abrí mi corazón frente a ti, te dije lo que sentía!... ¡Te dije cuanto te amo y tú…! – intentó agarrarla por los hombros, pero sintió un tirón y se detuvo. Se llevó la mano a la herida entrecerrando los ojos con una mueca de dolor. -¡Diablos!- dijo el escritor alejándose un poco.
-Rick… ¡¿Estás bien?!- se incorporó poniendo un mano en su hombro sano. Ella conocía muy bien el dolor que producía un impacto de bala.
-Estoy bien… sólo fue una puntada.- dijo soltándose el brazo y mirándola nuevamente a los ojos. -Tú nunca pronunciaste palabra… Yo no sé lo que verdaderamente sientes por mi…- su ira se transformó en desanimo.
Ella lo miró en silencio. Lo observó detenidamente mientras el escritor esperaba una respuesta. Quería abrazarlo con ternura. Lo veía devastado, abatido, derrotado. Y todo era por culpa de ella. Lo había convertido en una sombra. En ese momento, no quedaba mucho del Richard Castle que había conocido cuatro años atrás. De verdad que no quería lastimarlo más, pero sin embargo comprendió que tenía que decirle que lo amaba. Así no fuera a verlo nunca más, él necesitaba oírlo.
-Yo… te amo, Rick…- dijo tímidamente bajando la mirada. Se sintió como una niña y su actitud la hizo avergonzarse aun más. Entonces, afirmó la voz y levantó la mirada obligándose a comportarse como una adulta. –Nunca ame a ningún hombre como te amo a ti. Nunca nadie me hizo sentir lo que tú, Rick… nadie. No sé si podrás creerme, pero todo lo que te dije antes era verdad. Habías logrado hacerme desistir con la investigación… lo único que quise al regresar a lo de Evelyn era deshacerme de todo, para ni siquiera tenerlo cerca, evitar la tentación… concentrarme solamente en vivir… lo único que quería era intentar ser feliz contigo… pero lo arruiné…-
Por fin había logrado sacarle esa confesión. Ella lo amaba. Se lo había dicho ¿Y ahora? -¿Qué le digo yo a ella?- pensaba el escritor. Ahora sí que no tenía idea de cómo seguir. Se estaba volviendo loco por las ganas que tenía de abalanzarse sobre ella para abrazarla y besarla, pero por otra parte todavía estaba muy enfadado por haberle ocultado la verdad. Todavía tenía algo de miedo. No por él, ni su familia ya que el amigo de Montgomery, le había asegurado que ésta vez habían llegado muy lejos y él se estaba encargando que nada más les vuelva a pasar. Pero aun dudaba un poco de que ella se quedase tranquila de una vez por todas. –Supongo que por eso se va de aquí…- pensó mientras ella lo observaba intentando que sus lagrimas se queden en sus ojos.
Continuara…
Perdón por no subirlo entero. Gracias por la paciencia! Sin falta subo el final para hoy a la tarde!
Solexite- Policia de homicidios
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castle&beckett..cris- Escritor - Policia
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Re: Carnaval en New York-Capitulo I, Capitulo II Capitulo III, Capitulo IV, Capitulo V, Capitulo VI, Capitulo VII. Capitulo VIII, Capitulo IX, Capitulo X: PARTE II Cap XI ÚLTIMA PARTE (Terminado))
Te gusta el sufrimientooooooooo y lo peor que la pagamos nosotras!!!!
Como me dejas asiiiiii????? Y se va?
Subilooooooooooo porfiiiiii
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silvanalino- Escritor - Policia
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Re: Carnaval en New York-Capitulo I, Capitulo II Capitulo III, Capitulo IV, Capitulo V, Capitulo VI, Capitulo VII. Capitulo VIII, Capitulo IX, Capitulo X: PARTE II Cap XI ÚLTIMA PARTE (Terminado))
aregalooooooo, no se puede ir. Que te gusta hacernos sufrir, creo que no ha habido capítulo en el que no lo hayamos hecho. .
Continúa pronto.
Continúa pronto.
Yaye- Escritor - Policia
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Re: Carnaval en New York-Capitulo I, Capitulo II Capitulo III, Capitulo IV, Capitulo V, Capitulo VI, Capitulo VII. Capitulo VIII, Capitulo IX, Capitulo X: PARTE II Cap XI ÚLTIMA PARTE (Terminado))
Kate no puede irse, no ahora que por fin le ha confesado a Richard lo que siente. Espero que en la continuación alguno de los dos dé el paso, se están comportando los dos como unos niños y ninguno quiere dar el paso y lanzarse a los brazos del otro.
Yo quiero la continuación ya, no nos puedes dejar así
Yo quiero la continuación ya, no nos puedes dejar así
Re: Carnaval en New York-Capitulo I, Capitulo II Capitulo III, Capitulo IV, Capitulo V, Capitulo VI, Capitulo VII. Capitulo VIII, Capitulo IX, Capitulo X: PARTE II Cap XI ÚLTIMA PARTE (Terminado))
Porque....???!!!
Hola soy nueva en esto de comentar en el foro....pero he de admitir que escribes muy bien
CONTINUA POR FAVOR!!!!!!
Hola soy nueva en esto de comentar en el foro....pero he de admitir que escribes muy bien
CONTINUA POR FAVOR!!!!!!
corona93- Ayudante de policia
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rubiodav- Actor en Broadway
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Re: Carnaval en New York-Capitulo I, Capitulo II Capitulo III, Capitulo IV, Capitulo V, Capitulo VI, Capitulo VII. Capitulo VIII, Capitulo IX, Capitulo X: PARTE II Cap XI ÚLTIMA PARTE (Terminado))
Maravilloso como siempre!!! Esperemos que Castle la convenza para que no se vaya
Ya tengo ganas de leer ese final, seguro va q ser increíble!!
Estaré mirando todo el rato hasta que lo subas
Ya te he dicho que me encanta como escribes y adoro tu historia
Ya tengo ganas de leer ese final, seguro va q ser increíble!!
Estaré mirando todo el rato hasta que lo subas
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cris_beckett- Autor de best-seller
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Re: Carnaval en New York-Capitulo I, Capitulo II Capitulo III, Capitulo IV, Capitulo V, Capitulo VI, Capitulo VII. Capitulo VIII, Capitulo IX, Capitulo X: PARTE II Cap XI ÚLTIMA PARTE (Terminado))
Bueno. Después de un día interminable de trabajo (el último del año, por cierto ) llegué a casa con muchas ganas de terminar la última parte. No pude hacerlo durante la tarde como lo prometí porque me fue imposible. Pido disculpas (Sí, otra vez) por hacerlos esperar tanto y agradezco una vez más la paciencia. Espero que les guste…
Anteriormente…
Por fin había logrado sacarle esa confesión. Ella lo amaba. Se lo había dicho ¿Y ahora? -¿Qué le digo yo a ella?- pensaba el escritor. Ahora sí que no tenía idea de cómo seguir. Se estaba volviendo loco por las ganas que tenía de abalanzarse sobre ella para abrazarla y besarla, pero por otra parte todavía estaba muy enfadado por haberle ocultado la verdad. Todavía tenía algo de miedo. No por él, ni su familia ya que el amigo de Montgomery, le había asegurado que ésta vez habían llegado muy lejos y él se estaba encargando que nada más les vuelva a pasar. Pero aun dudaba un poco de que ella se quedase tranquila de una vez por todas. –Supongo que por eso se va de aquí…- pensó mientras ella lo observaba intentando que sus lagrimas se queden en sus ojos.
Ahora el final...
Castle, tampoco había dejado de mirarla un segundo. La camisa entallada que tenía puesta la joven detective se había adherido a su cuerpo por efecto del agua, trasluciendo su hermoso cuerpo ante él. Con esa imagen perfecta de ella se le hacía muy difícil pensar fríamente…
-¿Sabes que es lo que más me molesta? Yo vine aquí a decirte lo mucho que me habías decepcionado. Cuánto dolor sentí cuando supe que me traicionaste…Vine a decirte que no quería saber nunca más nada de ti… Y ahora que te tengo enfrente diciéndome que te vas porque te convertiste en una amenaza para todo el te rodea, me mata la sola idea de pensar que verdaderamente no voy a cruzarme nunca más contigo…-
-Yo… de verdad lo lamento mucho. Créeme que nunca pensé que algo así podría pasar por volver a la casa del Capitán… Nunca podré perdonarme por lo que te pasó.
- ¿Por eso te vas? ¿Para protegerme?- preguntó afligido.
-Así es.- suspiró con desanimo.
-Me dices que me amas como nunca amaste a nadie y ¿te vas?- frunció el ceño como sin entender.
-Es lo mejor que puedo hacer, Rick. No quiero causar más problemas…- bajó la mirada avergonzada. Él se acercó y le acarició suavemente una de sus mejillas atrapando una lágrima que había logrado escapar de sus húmedos ojos. No quería que se vaya. Tenía que intentar convencerla.
-Si te mantienes alejada de una vez por todas, no es necesario que te vayas. Ésta vez se pasaron con las amenazas y la voz me aseguró que tanto yo como mi familia estamos a salvo. Puedes quedarte…
-No. Es peligroso… Todo esto ocurrió porque malinterpretaron mi visita a lo de los Montgomery ¿Por qué estas tan seguro de que no van a cometer un error nuevamente? ¿Y si alguna investigación de la 12 se cruza con alguna posible pista relacionada con lo de mi madre? ¿A quién le dispararan esa vez? No puedo dejar que eso ocurra de nuevo…- Castle la escuchó atentamente. Tenía algo de razón y sonaba muy decidida. Aun así, él no parecía entender.
-Kate…yo… ¡aahgg!- no pudo aguantar la puntada que le proporcionó la herida y soltó un leve gemido, sin permitirle terminar. Ella lo miró con preocupación.
-¿Hace cuanto que deberías haber tomado el calmante?- preguntó mientras se dirigía rápidamente hasta el baño.
-Hace como una hora… No pensé que iba a estar afuera tanto tiempo…- contestó llevándose la mano al hombro. Su ropa estaba empapada y seguramente el vendaje estaría igual.
-¿Qué te recetaron? ¿Codeína?- dijo desapareciendo en el baño unos instantes. Se escuchó como abría el armario. Volvió junto a la mesa del comedor donde el escritor se había sentado y depositó una caja de madera blanca con una cruz roja en el medio de la tapa, luego, se dirigió a la cocina agarró un vaso del posa platos y lo llenó con agua de la heladera.
-Sí. Debería de haberlas traído conmigo…- contestó él mirando la secuencia de la detective, con algo de extrañeza. Ella abrió el botiquín y sacó un frasco al que todavía le quedaban un par de pastillas, lo abrió y le ofreció una.
-A mi me recetaron lo mismo…- le pasó el vaso con agua. –Seguramente tienes las gasas empapadas, por eso también te está doliendo tanto. Quítate la chaqueta y la camisa. Te las cambiaré por unas limpias y secas.
-¿Seguro? No debe ser algo agradable de ver… -respondió después de tomarse el calmante.
-Es lo menos que puedo hacer…- sus hermosos ojos verdes se entristecieron aun más al recordar lo que le había causado.
-De acuerdo.- el escritor se levantó de la silla. Cuidadosamente se quitó el saco. Kate lo ayudó tratando de que su hombro herido tuviese el menor movimiento posible.
Se desabrochó la camisa lentamente ante la atenta mirada de la detective, que se moría de ganas de acariciarle su ancho pecho. Ayudó también con la camisa y luego agarró las dos prendas y las colgó en una silla cerca de la estufa para que se secaran un poco. Él volvió a sentarse en la silla de la punta. Beckett se sentó en la esquina izquierda de la mesa, del lado de la herida. Cuidadosamente comenzó a despegar las gasas empapadas en sangre diluida en agua. Castle dejó de mirar por un momento sus hábiles manos y respiró hondo para evitar soltar un gemido de dolor.
-Lo siento. Trataré de hacerlo con más cuidado…- dijo ella acercándose un poco más a su hombro.
-No te preocupes… lo estás haciendo muy bien.- él ya no podía dejar de mirarla.
De adentro del botiquín sacó un aerosol con iodo y le tiró un buen chorro sobre los dos orificios que le había dejado como recuerdo el proyectil que lo atravesó. Castle entrecerró los ojos ante el primer contacto con el desinfectante. Volvió a respirar hondo sin emitir ni un lamento. Sabía lo preocupada que estaba Kate, podía notarlo en su mirada y no quería ponerla peor. Terminó de limpiar la herida y comenzó a poner las gasas limpias sobre el hombro de Rick. Le puso cinta adhesiva para sostenerlas y arriba le puso unos cuantos pedazos de una cinta diferente a la otra, cubriendo todas las gasas.
-Estas son impermeables… si te mojas no le pasará nada al apósito.- dijo con una media sonrisa.
-Gracias… Ahora por lo menos no arde…- ahora Kate, esbozaba una amplia sonrisa. Se sentía bien pudiendo aliviar un poco su malestar, el físico, al menos. Comenzó a poner todo en el botiquín nuevamente para guardarlo. El escritor la agarró del brazo con firmeza.
-No te vayas.- se incorporó sin dejar de mirarla. Ella levantó la cabeza recorriendo con la vista su torso desnudo hasta llegar a sus profundos ojos azules.
-No puedo quedarme… es peligroso…- se incorporó e intentó salirse de ese lugar, pero el escritor no se movió ni un milímetro.
-No puedes dejarme…- Rick se acercó hasta sus labios y los besó dulcemente. Todavía podía sentir el sabor de sus lágrimas en ellos. Intentó agarrarla por la cintura para evitar que se le escape. Ella le agarró el brazo impidiéndoselo.
-Rick… no lo hagas más difícil… por favor…- ante su ruego, él dio un paso atrás. Antes de soltarla le acarició la espalda provocándole una vez más un encantador escalofrío. Suspiró con desanimo, y con sus ojos aun clavados en ella.
-Estas helada… quizá deberías cambiarte esa ropa… te dejaré de molestar.- dijo dirigiéndose hasta donde estaba su ropa. Kate lo siguió con la mirada hasta que llegó hasta la silla. Agarró su camisa aun empapada y giró para mirarla nuevamente. Quería guardarse en su mente todas las imágenes posibles de su amada musa.
-Me hubiese encantado una despedida, detective…- le dijo con una amarga sonrisa. Ella se mordió el labio inferior pensativa. Para él fue un regalo maravilloso volver a verla con ese gesto tan sugerente e involuntario que tanto le gustaba. Con eso, casi se hubiese conformado. Beckett se estaba debatiendo entre su cerebro, corazón y cuerpo decidiendo de forma poco democrática que hacer con él.
-Seguramente me arrepentiré de esto, Castle… pero yo también quiero despedirme de ti.- mientras le hablaba, se acercó rápidamente hacia él tomándole el rostro con las dos manos como si se le fuese a escapar. Lo besó ardientemente internando su lengua en su boca con absoluto deseo. Lo tenía para ella una última vez y lo iba a aprovechar al máximo. El escritor dejó caer su camisa para poder abrazarla mientras sus lenguas se confundían explorándose ávidamente. Sus manos comenzaron a recorrer su cuerpo lentamente. Podía sentir como su delicada figura empezaba a irradiar calor.
-Yo voy a hacer que no te arrepientas, Kate…- alcanzó a decir él antes de morderle suavemente el lóbulo de su oreja. Ella lo acariciaba despacio, como atesorando el calor que su cuerpo desprendía, disfrutando del cálido aliento que chocaba contra su piel mientras él le susurraba al oído.
Las manos del escritor comenzaron a desabrocharle la camisa mojada dejando al descubierto un delicado corpiño de encaje blanco, también mojado. Acarició uno de sus pechos sobre la húmeda prenda haciéndola estremecer. Ella buscó su boca nuevamente dándole besos cortos, mordiéndole su labio inferior, esquivándolo cuando él quería besarla, a modo de juego desesperante. Rick se separó un momento de ella para observarla. Su mirada confesaba la locura que esa mujer le provocaba. Su respiración estaba entrecortada y su corazón bombeaba un litro de sangre en cada latido. ¡Cuánto la deseaba! ¡Cuánto la amaba, por dios! Le terminó de sacar la camisa entre besos y caricias.
Ya no le importaba el dolor que sentía por la herida. Su hombro lo estaba matando con las puntadas que le propinaba el hueco que lo atravesaba, y no importaba. Lo único que le importaba en ese momento era abrazarla con fuerza sintiendo su piel contra la suya otra vez.
El escritor se apartó un poco y comenzó a descender lentamente, besando cada pedazo de piel que quedaba enfrente de él. Los dedos de ella se enredaban en el suave cabello de Castle, acariciándolo con dulzura, mientras sentía como todo su cuerpo se empezaba a humedecer producto de los besos y caricias de su amado.
Al apoyar las rodillas en el piso quedó frente a su pequeña cintura, brindándole libre acceso a sus ajustados jeans. Comenzó con el botón, luego bajó muy lentamente el cierre. Levantó la cabeza para mirarla descubriendo una gran sonrisa en su rostro.
Agarró con suavidad el pantalón por los costados y muy hábilmente lo fue bajando, mientras le acariciaba sus hermosas piernas, levantándolas de a una para sacarle por completo la prenda. Se incorporó agarrando su delicada mano izquierda, levantando su brazo hasta arriba de su cabeza, haciéndola dar un medio giro ubicándola de espaldas a él. Entrelazó sus dedos con los de ella, apoyándolos sobre su vientre, atrayéndola hacia su cuerpo. Con su otra mano le apartó el cabello con dulzura despejando su nuca, acercando su boca para morderla con delicadeza, provocándole un leve gemido. Él sonrió acercándose a su oreja susurrándole:
-No tienes idea de cómo me enloqueces, detective…- cambió la mano con la que la estaba agarrando y tomó su otra mano guiándola muy despacio, hasta su ahora hinchada entrepierna, ejerciendo una suave presión sobre su cremallera y a la que ella respondió con gran habilidad. El escritor le besó la nuca y comenzó a deslizarse con sus labios por su columna hasta llegar al sostén, provocándole encantadores escalofríos. Le desabrochó el sujetador, liberando al fin sus perfectos y erguidos senos. No tardó en acariciarlos; apretándolos suavemente, estimulando sus pezones haciendo pequeños y delicados círculos con su pulgar, intercalando las caricias con delicados pellizcos. Kate inclinó su cabeza hacia atrás apoyándose sobre el hombro de él, regalándole un dulce gemido. Ella sentía como su cuerpo temblaba, como sus piernas se aflojaban ante cada caricia.
Rick fue acariciando su piel hasta su bajo vientre causándole cosquillas. Posó su mano sobre la fina prenda de encaje, disfrutando la creciente humedad que se apoderaba del pequeño triangulo de tela. Escabulló sus dedos con destreza provocando que ella involuntariamente abriera un poco las piernas para recibir sus virtuosos dedos.
-¡Dios, Rick!...- fue lo único que logró decirle después de unos minutos. El escritor volvió a girarla para poder sumergirse en su boca, irrumpiendo con su lengua sin permiso, acariciando toda su espalda con las manos bien abiertas, sin olvidar un pedazo. Ella comenzó a desabrochar su pantalón, que seguía empapado. Al terminar de bajar el cierre, éste cayó por el peso que le proporcionaba la humedad de la tela, dejándolo solo con sus ajustados bóxers blancos. Lo miró entero, mordiéndose el labio sugerente.
-¡Amo cuando haces eso!- murmuró con una enorme sonrisa. Sin prisa, la fue llevando hasta pararse sobre la alfombra del living, justo al lado del sofá, junto a las valijas. Se arrodillo junto con ella y la fue empujando lentamente hacia atrás hasta recostar su espalda sobre el mullido tapete.
Comenzó a besar su cuello bajando lentamente hasta la cicatriz del disparo, la cual besó, con extrema delicadeza una vez más. Con sobrada dulzura comenzó a besar sus pechos, tan erguidos y perfectos. La punta de su lengua circulaba alrededor de sus pezones, para luego atraparlos suavemente entre sus labios ejerciendo una leve presión sobre ellos, enloqueciéndola por completo.
Continuó deslizándose hacia abajo, dejando un camino de besos sobre su piel, mientras le sacaba la diminuta prenda de encaje dejándola completamente desnuda frente a su ardiente mirada. Le separó cuidadosamente las piernas hundiendo su cabeza en ellas. Jugó con su lengua recorriendo todos y cada uno de sus delicados pliegues, logrando que ella gimoteara de placer. Sus manos la seguían recorriendo como con vida propia, deteniéndose largamente en sus pezones, jugando con ellos con locura. El escritor podía sentir como el corazón de ella latía cada vez con más intensidad acompañado por su agitada y sensual respiración. Levantó la cabeza un segundo, sólo para verla gozar.
-¡No te atrevas a detenerte ahora!- Ante la súplica, el escritor no se hizo rogar más y volvió a sumergirse en ella, saboreando nuevamente su néctar con locura, provocándole un intenso orgasmo logrando aflojar todo su cuerpo por completo. Se separó de la detective para deshacerse de los bóxers rápidamente y volvió a junto a ella para besar su cuello murmurándole al oído:
-Me encanta comerte…- Beckett se rió abrazándolo, luego le mordió el cuello mientras que sus dedos se enredaban nuevamente en el cabello de Rick. La lujuria se acrecentaba en la mirada de ella con cada caricia. Lo quería contra su piel, lo quería sentir aun más; lo quería adentro suyo ya sin tener que esperar más.
Él entendió perfectamente lo que ambos cuerpos necesitaban con urgencia y sin más preámbulo y con mucha dulzura se fue introduciendo lentamente dentro de ella, disfrutándola como si fuese la primera vez, saboreando cada instante como si fuese el último. Poco a poco fue acelerando sus movimientos, acoplándose a la perfección con los de ella. Con cada embestida, sus gemidos se escapaban lentamente de sus bocas, susurrando a la par en un mismo compás.
Cada segundo que pasaba la necesidad de incrementar el ritmo urgía. Sus movimientos de vaivén aumentaron, hasta finalmente, desbordarse de placer por el incalculable éxtasis alcanzado en la culminación de su mutuo goce.
Quedaron tumbados uno al lado del otro intentando recobrar la respiración. Lentamente sus corazones volvían a marcar un tiempo normal. Después de un largo silencio Rick habló:
-¿Ya te arrepentiste?- giró su cabeza para mirarla.
-No. Y no creo que lo haga. Me hiciste pasar una noche fantástica, Rick. Nunca la olvidaré.- diciéndole esto se puso de costado apoyando su cabeza en su pecho. Él la abrazó dulcemente depositando un beso en su frente.
-Quédate y te prometo que habrá noches mejores que esta…-
-Ya hablamos de esto. Por favor… no me lo pidas más.- el escritor notó como su voz se quebraba.
-¿Tienes miedo de que te convenza?- Kate guardó silencio unos momentos, pensando.
-Estoy segura de que no podré decirte que no muchas veces más… Pero también sé que quedarme sería un error…-
Ahora el que se quedó callado fue él. No quería separarse nunca más de su lado. Quería verla dormirse cada noche a su lado y despertarse cada mañana antes que ella, sólo para verla abrir sus hermosos ojos verdes y deleitarse con su sonrisa.
-No quiero separarme de ti… ¡No puedo separarme de ti!- Ella lo besó con ternura. Tampoco quería separarse de él, pero tenía tanto miedo de quedarse… Después del episodio con Castle había entendido por fin lo peligrosos que eran estos tipos y que no se detendrían ante nada ni nadie. No podía permitir que lastimaran a alguien más por culpa de ella.
-No puedo. Esta despedida fue lo mejor que me pudo pasar. Me llevo de ti el mejor recuerdo que alguien podría desear. Pero ya tomé una decisión y estoy convencida que, a la larga será la correcta.-
Al parecer no había nada más que hacer o decir para que se quede. Entonces tiró la última cosa que se le pudo ocurrir en ese momento.
-Iré contigo. Donde sea… hasta el lugar más recóndito del planeta, si fuese necesario.- Kate no podía creer lo que escuchaba. Se incorporó apoyándose en su brazo para poder mirarlo.
-¿Estás hablando en serio?... ¿Qué hay de Alexis y de Martha? No puedes irte así sin más…- En principio sintió mucha felicidad de imaginarse yéndose con él, pero rápidamente recordó a su maravillosa familia.
-Yo también tomé una decisión. Alexis se está por ir a la universidad en muy poco tiempo. Mal que me pese, mi preciosa niñita ya es una mujer y lamentablemente no me necesita tanto. ¡Vendré a buscarla para llevarla de vacaciones en cuanto tenga su receso! ¡Y también puedo venir a pasar los días festivos con ella y con mi madre! Martha estará muy feliz de quedarse con el loft para ella sola…- se cayó un segundo. No había parado de hablar cada vez más emocionado imaginado su vida con ella. Pero no logró cerrar su boca. Necesitaba saber que pensaba ella. - ¿Y? ¿Qué dices? ¿Nos vamos juntos?-
-No estoy muy segura de que tu decisión sea bien recibida por Alexis…- dijo ella con tristeza.
-Kate, Alexis tendrá que entender que formas parte de mi vida. Que te amo y estoy dispuesto a todo para que finalmente estemos juntos. Va a tener que comprender que tú me haces feliz y que si me separo de ti me moriré un poco cada día. Es una persona muy inteligente. Estoy seguro que entenderá… Pero no me respondiste aun… quieres que yo vaya contigo ¿o no?- comenzaba a impacientarse temiendo un rotundo “no” como respuesta.
-¡Por supuesto que quiero que vengas conmigo! Me haces muy feliz, Rick. ¡Muy feliz!- con una enorme sonrisa se prendió en sus labios besándolo repetidamente.
-¡Te amo, preciosa!- contestó él entre beso y beso.
Ambos estaban felices. Finalmente habían logrado superar absolutamente todas las adversidades, superando de a uno los obstáculos, luchando contra todo para poder estar juntos.
Mañana mismo después de pasar por lo de Jim para contarle la decisión que habían tomado, se irían a los Hamptons a pasar unos días allá para decidir donde se irían después. Alexis no volvería hasta dentro de un par de días. En cuanto estuviera de regreso se reuniría con ella para tener una charla padre-hija como correspondía en estos casos. Richard no estaba muy seguro de como lo tomaría, pero tenía fe en su hija y en como la había criado.
Kate se recostó otra vez sobre su pecho. Quería dormirse escuchando los latidos de su corazón. Era la más dulce canción de cuna que podía pretender y sólo ella podía oírla. Poco a poco se fue rindiendo ante el sueño. Pero antes de perder la conciencia le hizo un regalo a su escritor favorito:
-Te amo, Richard. Nunca dejare de hacerlo. –él sonrió mientras le decía:
-Mi corazón te pertenece, amor. Siempre. – Castle le dio un pequeño beso y la observó largamente hasta quedarse plácidamente dormido abrazado al amor de su vida.
No podía pedir nada más. Desbordaba de felicidad y su rostro lo reflejaba con una hermosa sonrisa en sus labios. Mañana sería un gran día. Mañana sería el comienzo del resto de sus vidas.
Espero no haberlos defraudado con el final de la historia. Ojalá que les haya gustado! Aprovecho para decirles a tod@s los que leyeron y comentaron que estoy muy feliz con todos lo mensajes que recibí a medida que iba escribiendo. Como aclaré al principio del primer capi, éste fue mi primer fic. Admito que lo colgué con un poco de vergüenza, pero a medida que ustedes comentaban me daban más ganas de seguir y seguir. MUCHAS GRACIAS A TODOS. Fue un verdadero placer escribir para ustedes. Son verdaderamente geniales y me han hecho muy feliz!!!!! De verdad!!!!
Pd: Por supuesto que espero los comentarios de éste capítulo. No se olviden!!!! Jajaja
Pd 2: Mañana salgo de vacaciones, así que voy a tener mucho tiempo de escribir. Tengo un par de ideas en la cabeza para unas historias nuevas. En cuanto tenga algo lo voy subiendo y ustedes me dirán si vale la pena que continúe o empiece con otro. Creo que se va a llamar “Dos balas en el funeral” o algo por el estilo.
Saludos!!!!!
Anteriormente…
Por fin había logrado sacarle esa confesión. Ella lo amaba. Se lo había dicho ¿Y ahora? -¿Qué le digo yo a ella?- pensaba el escritor. Ahora sí que no tenía idea de cómo seguir. Se estaba volviendo loco por las ganas que tenía de abalanzarse sobre ella para abrazarla y besarla, pero por otra parte todavía estaba muy enfadado por haberle ocultado la verdad. Todavía tenía algo de miedo. No por él, ni su familia ya que el amigo de Montgomery, le había asegurado que ésta vez habían llegado muy lejos y él se estaba encargando que nada más les vuelva a pasar. Pero aun dudaba un poco de que ella se quedase tranquila de una vez por todas. –Supongo que por eso se va de aquí…- pensó mientras ella lo observaba intentando que sus lagrimas se queden en sus ojos.
Ahora el final...
Castle, tampoco había dejado de mirarla un segundo. La camisa entallada que tenía puesta la joven detective se había adherido a su cuerpo por efecto del agua, trasluciendo su hermoso cuerpo ante él. Con esa imagen perfecta de ella se le hacía muy difícil pensar fríamente…
-¿Sabes que es lo que más me molesta? Yo vine aquí a decirte lo mucho que me habías decepcionado. Cuánto dolor sentí cuando supe que me traicionaste…Vine a decirte que no quería saber nunca más nada de ti… Y ahora que te tengo enfrente diciéndome que te vas porque te convertiste en una amenaza para todo el te rodea, me mata la sola idea de pensar que verdaderamente no voy a cruzarme nunca más contigo…-
-Yo… de verdad lo lamento mucho. Créeme que nunca pensé que algo así podría pasar por volver a la casa del Capitán… Nunca podré perdonarme por lo que te pasó.
- ¿Por eso te vas? ¿Para protegerme?- preguntó afligido.
-Así es.- suspiró con desanimo.
-Me dices que me amas como nunca amaste a nadie y ¿te vas?- frunció el ceño como sin entender.
-Es lo mejor que puedo hacer, Rick. No quiero causar más problemas…- bajó la mirada avergonzada. Él se acercó y le acarició suavemente una de sus mejillas atrapando una lágrima que había logrado escapar de sus húmedos ojos. No quería que se vaya. Tenía que intentar convencerla.
-Si te mantienes alejada de una vez por todas, no es necesario que te vayas. Ésta vez se pasaron con las amenazas y la voz me aseguró que tanto yo como mi familia estamos a salvo. Puedes quedarte…
-No. Es peligroso… Todo esto ocurrió porque malinterpretaron mi visita a lo de los Montgomery ¿Por qué estas tan seguro de que no van a cometer un error nuevamente? ¿Y si alguna investigación de la 12 se cruza con alguna posible pista relacionada con lo de mi madre? ¿A quién le dispararan esa vez? No puedo dejar que eso ocurra de nuevo…- Castle la escuchó atentamente. Tenía algo de razón y sonaba muy decidida. Aun así, él no parecía entender.
-Kate…yo… ¡aahgg!- no pudo aguantar la puntada que le proporcionó la herida y soltó un leve gemido, sin permitirle terminar. Ella lo miró con preocupación.
-¿Hace cuanto que deberías haber tomado el calmante?- preguntó mientras se dirigía rápidamente hasta el baño.
-Hace como una hora… No pensé que iba a estar afuera tanto tiempo…- contestó llevándose la mano al hombro. Su ropa estaba empapada y seguramente el vendaje estaría igual.
-¿Qué te recetaron? ¿Codeína?- dijo desapareciendo en el baño unos instantes. Se escuchó como abría el armario. Volvió junto a la mesa del comedor donde el escritor se había sentado y depositó una caja de madera blanca con una cruz roja en el medio de la tapa, luego, se dirigió a la cocina agarró un vaso del posa platos y lo llenó con agua de la heladera.
-Sí. Debería de haberlas traído conmigo…- contestó él mirando la secuencia de la detective, con algo de extrañeza. Ella abrió el botiquín y sacó un frasco al que todavía le quedaban un par de pastillas, lo abrió y le ofreció una.
-A mi me recetaron lo mismo…- le pasó el vaso con agua. –Seguramente tienes las gasas empapadas, por eso también te está doliendo tanto. Quítate la chaqueta y la camisa. Te las cambiaré por unas limpias y secas.
-¿Seguro? No debe ser algo agradable de ver… -respondió después de tomarse el calmante.
-Es lo menos que puedo hacer…- sus hermosos ojos verdes se entristecieron aun más al recordar lo que le había causado.
-De acuerdo.- el escritor se levantó de la silla. Cuidadosamente se quitó el saco. Kate lo ayudó tratando de que su hombro herido tuviese el menor movimiento posible.
Se desabrochó la camisa lentamente ante la atenta mirada de la detective, que se moría de ganas de acariciarle su ancho pecho. Ayudó también con la camisa y luego agarró las dos prendas y las colgó en una silla cerca de la estufa para que se secaran un poco. Él volvió a sentarse en la silla de la punta. Beckett se sentó en la esquina izquierda de la mesa, del lado de la herida. Cuidadosamente comenzó a despegar las gasas empapadas en sangre diluida en agua. Castle dejó de mirar por un momento sus hábiles manos y respiró hondo para evitar soltar un gemido de dolor.
-Lo siento. Trataré de hacerlo con más cuidado…- dijo ella acercándose un poco más a su hombro.
-No te preocupes… lo estás haciendo muy bien.- él ya no podía dejar de mirarla.
De adentro del botiquín sacó un aerosol con iodo y le tiró un buen chorro sobre los dos orificios que le había dejado como recuerdo el proyectil que lo atravesó. Castle entrecerró los ojos ante el primer contacto con el desinfectante. Volvió a respirar hondo sin emitir ni un lamento. Sabía lo preocupada que estaba Kate, podía notarlo en su mirada y no quería ponerla peor. Terminó de limpiar la herida y comenzó a poner las gasas limpias sobre el hombro de Rick. Le puso cinta adhesiva para sostenerlas y arriba le puso unos cuantos pedazos de una cinta diferente a la otra, cubriendo todas las gasas.
-Estas son impermeables… si te mojas no le pasará nada al apósito.- dijo con una media sonrisa.
-Gracias… Ahora por lo menos no arde…- ahora Kate, esbozaba una amplia sonrisa. Se sentía bien pudiendo aliviar un poco su malestar, el físico, al menos. Comenzó a poner todo en el botiquín nuevamente para guardarlo. El escritor la agarró del brazo con firmeza.
-No te vayas.- se incorporó sin dejar de mirarla. Ella levantó la cabeza recorriendo con la vista su torso desnudo hasta llegar a sus profundos ojos azules.
-No puedo quedarme… es peligroso…- se incorporó e intentó salirse de ese lugar, pero el escritor no se movió ni un milímetro.
-No puedes dejarme…- Rick se acercó hasta sus labios y los besó dulcemente. Todavía podía sentir el sabor de sus lágrimas en ellos. Intentó agarrarla por la cintura para evitar que se le escape. Ella le agarró el brazo impidiéndoselo.
-Rick… no lo hagas más difícil… por favor…- ante su ruego, él dio un paso atrás. Antes de soltarla le acarició la espalda provocándole una vez más un encantador escalofrío. Suspiró con desanimo, y con sus ojos aun clavados en ella.
-Estas helada… quizá deberías cambiarte esa ropa… te dejaré de molestar.- dijo dirigiéndose hasta donde estaba su ropa. Kate lo siguió con la mirada hasta que llegó hasta la silla. Agarró su camisa aun empapada y giró para mirarla nuevamente. Quería guardarse en su mente todas las imágenes posibles de su amada musa.
-Me hubiese encantado una despedida, detective…- le dijo con una amarga sonrisa. Ella se mordió el labio inferior pensativa. Para él fue un regalo maravilloso volver a verla con ese gesto tan sugerente e involuntario que tanto le gustaba. Con eso, casi se hubiese conformado. Beckett se estaba debatiendo entre su cerebro, corazón y cuerpo decidiendo de forma poco democrática que hacer con él.
-Seguramente me arrepentiré de esto, Castle… pero yo también quiero despedirme de ti.- mientras le hablaba, se acercó rápidamente hacia él tomándole el rostro con las dos manos como si se le fuese a escapar. Lo besó ardientemente internando su lengua en su boca con absoluto deseo. Lo tenía para ella una última vez y lo iba a aprovechar al máximo. El escritor dejó caer su camisa para poder abrazarla mientras sus lenguas se confundían explorándose ávidamente. Sus manos comenzaron a recorrer su cuerpo lentamente. Podía sentir como su delicada figura empezaba a irradiar calor.
-Yo voy a hacer que no te arrepientas, Kate…- alcanzó a decir él antes de morderle suavemente el lóbulo de su oreja. Ella lo acariciaba despacio, como atesorando el calor que su cuerpo desprendía, disfrutando del cálido aliento que chocaba contra su piel mientras él le susurraba al oído.
Las manos del escritor comenzaron a desabrocharle la camisa mojada dejando al descubierto un delicado corpiño de encaje blanco, también mojado. Acarició uno de sus pechos sobre la húmeda prenda haciéndola estremecer. Ella buscó su boca nuevamente dándole besos cortos, mordiéndole su labio inferior, esquivándolo cuando él quería besarla, a modo de juego desesperante. Rick se separó un momento de ella para observarla. Su mirada confesaba la locura que esa mujer le provocaba. Su respiración estaba entrecortada y su corazón bombeaba un litro de sangre en cada latido. ¡Cuánto la deseaba! ¡Cuánto la amaba, por dios! Le terminó de sacar la camisa entre besos y caricias.
Ya no le importaba el dolor que sentía por la herida. Su hombro lo estaba matando con las puntadas que le propinaba el hueco que lo atravesaba, y no importaba. Lo único que le importaba en ese momento era abrazarla con fuerza sintiendo su piel contra la suya otra vez.
El escritor se apartó un poco y comenzó a descender lentamente, besando cada pedazo de piel que quedaba enfrente de él. Los dedos de ella se enredaban en el suave cabello de Castle, acariciándolo con dulzura, mientras sentía como todo su cuerpo se empezaba a humedecer producto de los besos y caricias de su amado.
Al apoyar las rodillas en el piso quedó frente a su pequeña cintura, brindándole libre acceso a sus ajustados jeans. Comenzó con el botón, luego bajó muy lentamente el cierre. Levantó la cabeza para mirarla descubriendo una gran sonrisa en su rostro.
Agarró con suavidad el pantalón por los costados y muy hábilmente lo fue bajando, mientras le acariciaba sus hermosas piernas, levantándolas de a una para sacarle por completo la prenda. Se incorporó agarrando su delicada mano izquierda, levantando su brazo hasta arriba de su cabeza, haciéndola dar un medio giro ubicándola de espaldas a él. Entrelazó sus dedos con los de ella, apoyándolos sobre su vientre, atrayéndola hacia su cuerpo. Con su otra mano le apartó el cabello con dulzura despejando su nuca, acercando su boca para morderla con delicadeza, provocándole un leve gemido. Él sonrió acercándose a su oreja susurrándole:
-No tienes idea de cómo me enloqueces, detective…- cambió la mano con la que la estaba agarrando y tomó su otra mano guiándola muy despacio, hasta su ahora hinchada entrepierna, ejerciendo una suave presión sobre su cremallera y a la que ella respondió con gran habilidad. El escritor le besó la nuca y comenzó a deslizarse con sus labios por su columna hasta llegar al sostén, provocándole encantadores escalofríos. Le desabrochó el sujetador, liberando al fin sus perfectos y erguidos senos. No tardó en acariciarlos; apretándolos suavemente, estimulando sus pezones haciendo pequeños y delicados círculos con su pulgar, intercalando las caricias con delicados pellizcos. Kate inclinó su cabeza hacia atrás apoyándose sobre el hombro de él, regalándole un dulce gemido. Ella sentía como su cuerpo temblaba, como sus piernas se aflojaban ante cada caricia.
Rick fue acariciando su piel hasta su bajo vientre causándole cosquillas. Posó su mano sobre la fina prenda de encaje, disfrutando la creciente humedad que se apoderaba del pequeño triangulo de tela. Escabulló sus dedos con destreza provocando que ella involuntariamente abriera un poco las piernas para recibir sus virtuosos dedos.
-¡Dios, Rick!...- fue lo único que logró decirle después de unos minutos. El escritor volvió a girarla para poder sumergirse en su boca, irrumpiendo con su lengua sin permiso, acariciando toda su espalda con las manos bien abiertas, sin olvidar un pedazo. Ella comenzó a desabrochar su pantalón, que seguía empapado. Al terminar de bajar el cierre, éste cayó por el peso que le proporcionaba la humedad de la tela, dejándolo solo con sus ajustados bóxers blancos. Lo miró entero, mordiéndose el labio sugerente.
-¡Amo cuando haces eso!- murmuró con una enorme sonrisa. Sin prisa, la fue llevando hasta pararse sobre la alfombra del living, justo al lado del sofá, junto a las valijas. Se arrodillo junto con ella y la fue empujando lentamente hacia atrás hasta recostar su espalda sobre el mullido tapete.
Comenzó a besar su cuello bajando lentamente hasta la cicatriz del disparo, la cual besó, con extrema delicadeza una vez más. Con sobrada dulzura comenzó a besar sus pechos, tan erguidos y perfectos. La punta de su lengua circulaba alrededor de sus pezones, para luego atraparlos suavemente entre sus labios ejerciendo una leve presión sobre ellos, enloqueciéndola por completo.
Continuó deslizándose hacia abajo, dejando un camino de besos sobre su piel, mientras le sacaba la diminuta prenda de encaje dejándola completamente desnuda frente a su ardiente mirada. Le separó cuidadosamente las piernas hundiendo su cabeza en ellas. Jugó con su lengua recorriendo todos y cada uno de sus delicados pliegues, logrando que ella gimoteara de placer. Sus manos la seguían recorriendo como con vida propia, deteniéndose largamente en sus pezones, jugando con ellos con locura. El escritor podía sentir como el corazón de ella latía cada vez con más intensidad acompañado por su agitada y sensual respiración. Levantó la cabeza un segundo, sólo para verla gozar.
-¡No te atrevas a detenerte ahora!- Ante la súplica, el escritor no se hizo rogar más y volvió a sumergirse en ella, saboreando nuevamente su néctar con locura, provocándole un intenso orgasmo logrando aflojar todo su cuerpo por completo. Se separó de la detective para deshacerse de los bóxers rápidamente y volvió a junto a ella para besar su cuello murmurándole al oído:
-Me encanta comerte…- Beckett se rió abrazándolo, luego le mordió el cuello mientras que sus dedos se enredaban nuevamente en el cabello de Rick. La lujuria se acrecentaba en la mirada de ella con cada caricia. Lo quería contra su piel, lo quería sentir aun más; lo quería adentro suyo ya sin tener que esperar más.
Él entendió perfectamente lo que ambos cuerpos necesitaban con urgencia y sin más preámbulo y con mucha dulzura se fue introduciendo lentamente dentro de ella, disfrutándola como si fuese la primera vez, saboreando cada instante como si fuese el último. Poco a poco fue acelerando sus movimientos, acoplándose a la perfección con los de ella. Con cada embestida, sus gemidos se escapaban lentamente de sus bocas, susurrando a la par en un mismo compás.
Cada segundo que pasaba la necesidad de incrementar el ritmo urgía. Sus movimientos de vaivén aumentaron, hasta finalmente, desbordarse de placer por el incalculable éxtasis alcanzado en la culminación de su mutuo goce.
Quedaron tumbados uno al lado del otro intentando recobrar la respiración. Lentamente sus corazones volvían a marcar un tiempo normal. Después de un largo silencio Rick habló:
-¿Ya te arrepentiste?- giró su cabeza para mirarla.
-No. Y no creo que lo haga. Me hiciste pasar una noche fantástica, Rick. Nunca la olvidaré.- diciéndole esto se puso de costado apoyando su cabeza en su pecho. Él la abrazó dulcemente depositando un beso en su frente.
-Quédate y te prometo que habrá noches mejores que esta…-
-Ya hablamos de esto. Por favor… no me lo pidas más.- el escritor notó como su voz se quebraba.
-¿Tienes miedo de que te convenza?- Kate guardó silencio unos momentos, pensando.
-Estoy segura de que no podré decirte que no muchas veces más… Pero también sé que quedarme sería un error…-
Ahora el que se quedó callado fue él. No quería separarse nunca más de su lado. Quería verla dormirse cada noche a su lado y despertarse cada mañana antes que ella, sólo para verla abrir sus hermosos ojos verdes y deleitarse con su sonrisa.
-No quiero separarme de ti… ¡No puedo separarme de ti!- Ella lo besó con ternura. Tampoco quería separarse de él, pero tenía tanto miedo de quedarse… Después del episodio con Castle había entendido por fin lo peligrosos que eran estos tipos y que no se detendrían ante nada ni nadie. No podía permitir que lastimaran a alguien más por culpa de ella.
-No puedo. Esta despedida fue lo mejor que me pudo pasar. Me llevo de ti el mejor recuerdo que alguien podría desear. Pero ya tomé una decisión y estoy convencida que, a la larga será la correcta.-
Al parecer no había nada más que hacer o decir para que se quede. Entonces tiró la última cosa que se le pudo ocurrir en ese momento.
-Iré contigo. Donde sea… hasta el lugar más recóndito del planeta, si fuese necesario.- Kate no podía creer lo que escuchaba. Se incorporó apoyándose en su brazo para poder mirarlo.
-¿Estás hablando en serio?... ¿Qué hay de Alexis y de Martha? No puedes irte así sin más…- En principio sintió mucha felicidad de imaginarse yéndose con él, pero rápidamente recordó a su maravillosa familia.
-Yo también tomé una decisión. Alexis se está por ir a la universidad en muy poco tiempo. Mal que me pese, mi preciosa niñita ya es una mujer y lamentablemente no me necesita tanto. ¡Vendré a buscarla para llevarla de vacaciones en cuanto tenga su receso! ¡Y también puedo venir a pasar los días festivos con ella y con mi madre! Martha estará muy feliz de quedarse con el loft para ella sola…- se cayó un segundo. No había parado de hablar cada vez más emocionado imaginado su vida con ella. Pero no logró cerrar su boca. Necesitaba saber que pensaba ella. - ¿Y? ¿Qué dices? ¿Nos vamos juntos?-
-No estoy muy segura de que tu decisión sea bien recibida por Alexis…- dijo ella con tristeza.
-Kate, Alexis tendrá que entender que formas parte de mi vida. Que te amo y estoy dispuesto a todo para que finalmente estemos juntos. Va a tener que comprender que tú me haces feliz y que si me separo de ti me moriré un poco cada día. Es una persona muy inteligente. Estoy seguro que entenderá… Pero no me respondiste aun… quieres que yo vaya contigo ¿o no?- comenzaba a impacientarse temiendo un rotundo “no” como respuesta.
-¡Por supuesto que quiero que vengas conmigo! Me haces muy feliz, Rick. ¡Muy feliz!- con una enorme sonrisa se prendió en sus labios besándolo repetidamente.
-¡Te amo, preciosa!- contestó él entre beso y beso.
Ambos estaban felices. Finalmente habían logrado superar absolutamente todas las adversidades, superando de a uno los obstáculos, luchando contra todo para poder estar juntos.
Mañana mismo después de pasar por lo de Jim para contarle la decisión que habían tomado, se irían a los Hamptons a pasar unos días allá para decidir donde se irían después. Alexis no volvería hasta dentro de un par de días. En cuanto estuviera de regreso se reuniría con ella para tener una charla padre-hija como correspondía en estos casos. Richard no estaba muy seguro de como lo tomaría, pero tenía fe en su hija y en como la había criado.
Kate se recostó otra vez sobre su pecho. Quería dormirse escuchando los latidos de su corazón. Era la más dulce canción de cuna que podía pretender y sólo ella podía oírla. Poco a poco se fue rindiendo ante el sueño. Pero antes de perder la conciencia le hizo un regalo a su escritor favorito:
-Te amo, Richard. Nunca dejare de hacerlo. –él sonrió mientras le decía:
-Mi corazón te pertenece, amor. Siempre. – Castle le dio un pequeño beso y la observó largamente hasta quedarse plácidamente dormido abrazado al amor de su vida.
No podía pedir nada más. Desbordaba de felicidad y su rostro lo reflejaba con una hermosa sonrisa en sus labios. Mañana sería un gran día. Mañana sería el comienzo del resto de sus vidas.
FIN
Espero no haberlos defraudado con el final de la historia. Ojalá que les haya gustado! Aprovecho para decirles a tod@s los que leyeron y comentaron que estoy muy feliz con todos lo mensajes que recibí a medida que iba escribiendo. Como aclaré al principio del primer capi, éste fue mi primer fic. Admito que lo colgué con un poco de vergüenza, pero a medida que ustedes comentaban me daban más ganas de seguir y seguir. MUCHAS GRACIAS A TODOS. Fue un verdadero placer escribir para ustedes. Son verdaderamente geniales y me han hecho muy feliz!!!!! De verdad!!!!
Pd: Por supuesto que espero los comentarios de éste capítulo. No se olviden!!!! Jajaja
Pd 2: Mañana salgo de vacaciones, así que voy a tener mucho tiempo de escribir. Tengo un par de ideas en la cabeza para unas historias nuevas. En cuanto tenga algo lo voy subiendo y ustedes me dirán si vale la pena que continúe o empiece con otro. Creo que se va a llamar “Dos balas en el funeral” o algo por el estilo.
Saludos!!!!!
Solexite- Policia de homicidios
- Mensajes : 646
Fecha de inscripción : 30/04/2012
Localización : America, debo estar en America del Sur ¡Bien al Sur!
Re: Carnaval en New York-Capitulo I, Capitulo II Capitulo III, Capitulo IV, Capitulo V, Capitulo VI, Capitulo VII. Capitulo VIII, Capitulo IX, Capitulo X: PARTE II Cap XI ÚLTIMA PARTE (Terminado))
Estaba deseando tener un hueco libre en la universidad para ver si habías subido el final y leerlo.
Conforme iba leyendo el final más me gustaba pero pensaba que Castle no tenía nada que hacer y acabarían separados, pero la idea de Castle me encantó.
Es un capítulo precioso, romántico, tierno y a la vez muy hot, es un gran final, no podría haber acabado mejor.
Gracias por esta preciosa historia, reconozco que pasaron varios capítulos hasta que un día me dio por empezar a leer y desde entonces esperaba cada capítulo con muchas ganas. Es una historia muy completa que me ha tenido enganchada.
Espero con muchas ganas esa nueva historia que tienes en mente, no dudes que de ahora en adelante siempre que escribas estaré ahí leyendo y comentando
Conforme iba leyendo el final más me gustaba pero pensaba que Castle no tenía nada que hacer y acabarían separados, pero la idea de Castle me encantó.
Es un capítulo precioso, romántico, tierno y a la vez muy hot, es un gran final, no podría haber acabado mejor.
Gracias por esta preciosa historia, reconozco que pasaron varios capítulos hasta que un día me dio por empezar a leer y desde entonces esperaba cada capítulo con muchas ganas. Es una historia muy completa que me ha tenido enganchada.
Espero con muchas ganas esa nueva historia que tienes en mente, no dudes que de ahora en adelante siempre que escribas estaré ahí leyendo y comentando
Re: Carnaval en New York-Capitulo I, Capitulo II Capitulo III, Capitulo IV, Capitulo V, Capitulo VI, Capitulo VII. Capitulo VIII, Capitulo IX, Capitulo X: PARTE II Cap XI ÚLTIMA PARTE (Terminado))
Esperare con ansia los nuevos fics! El final de este fic ha sido increible.
nita85- As del póker
- Mensajes : 455
Fecha de inscripción : 20/05/2012
Edad : 38
Localización : Málaga
Re: Carnaval en New York-Capitulo I, Capitulo II Capitulo III, Capitulo IV, Capitulo V, Capitulo VI, Capitulo VII. Capitulo VIII, Capitulo IX, Capitulo X: PARTE II Cap XI ÚLTIMA PARTE (Terminado))
Un fic increíble con un final maravilloso!! Me ha encantado! Ha sido tan emocionante, romántico, tierno y Hot que me ha tenido impresionada durante toda la lectura
Me alegro muchísimo de que te decidieras a escribir esta historia y, especialmente, gracias por compartirla con nosotros!!
No tengas ninguna duda de que escribes genial y espero leer otra historia tuya muy pronto!
Un beso y, de nuevo, GRACIAS!!!!
Me alegro muchísimo de que te decidieras a escribir esta historia y, especialmente, gracias por compartirla con nosotros!!
No tengas ninguna duda de que escribes genial y espero leer otra historia tuya muy pronto!
Un beso y, de nuevo, GRACIAS!!!!
cris_beckett- Autor de best-seller
- Mensajes : 857
Fecha de inscripción : 29/05/2012
Edad : 34
Localización : Madrid
castle&beckett..cris- Escritor - Policia
- Mensajes : 5471
Fecha de inscripción : 20/03/2011
Edad : 33
Localización : Menorca..I LOVE NEW YORK..NYPD..RICK CASTLE & KATE BECKETT
Re: Carnaval en New York-Capitulo I, Capitulo II Capitulo III, Capitulo IV, Capitulo V, Capitulo VI, Capitulo VII. Capitulo VIII, Capitulo IX, Capitulo X: PARTE II Cap XI ÚLTIMA PARTE (Terminado))
Que gran final!!!!, al final se van los dos juntitos .
Una gran historia, gracias por compartirla con tod@s nosotr@s.
(estoy deacuerdo con castle&beckett..cris, haz un epílogo)
Una gran historia, gracias por compartirla con tod@s nosotr@s.
(estoy deacuerdo con castle&beckett..cris, haz un epílogo)
Yaye- Escritor - Policia
- Mensajes : 1751
Fecha de inscripción : 05/06/2012
Localización : Huelva
Re: Carnaval en New York-Capitulo I, Capitulo II Capitulo III, Capitulo IV, Capitulo V, Capitulo VI, Capitulo VII. Capitulo VIII, Capitulo IX, Capitulo X: PARTE II Cap XI ÚLTIMA PARTE (Terminado))
Me ha gustado el final, que se vayan juntos
Espero con ganas nuevas historias tuyas!
Espero con ganas nuevas historias tuyas!
forever23- As del póker
- Mensajes : 382
Fecha de inscripción : 09/09/2012
Edad : 32
Localización : Bilbao
Re: Carnaval en New York-Capitulo I, Capitulo II Capitulo III, Capitulo IV, Capitulo V, Capitulo VI, Capitulo VII. Capitulo VIII, Capitulo IX, Capitulo X: PARTE II Cap XI ÚLTIMA PARTE (Terminado))
Sol te felicito, una increíble historia con un final colmado de amor, ternura y romanticismo.
Gracias por compartirlo y espero que no dejes de escribir nunca, aca tenes una lectora fiel…
FELICITACIONES!!!!!!!!!!
Gracias por compartirlo y espero que no dejes de escribir nunca, aca tenes una lectora fiel…
FELICITACIONES!!!!!!!!!!
silvanalino- Escritor - Policia
- Mensajes : 2439
Fecha de inscripción : 01/12/2010
Edad : 51
Re: Carnaval en New York-Capitulo I, Capitulo II Capitulo III, Capitulo IV, Capitulo V, Capitulo VI, Capitulo VII. Capitulo VIII, Capitulo IX, Capitulo X: PARTE II Cap XI ÚLTIMA PARTE (Terminado))
EPILOGO!! EPILOGO!! buenísima historia... me encantoooo... que lindo final...
Emily Claire- Actor en Broadway
- Mensajes : 215
Fecha de inscripción : 16/10/2012
Edad : 31
Localización : Chile, Viña del Mar
Re: Carnaval en New York-Capitulo I, Capitulo II Capitulo III, Capitulo IV, Capitulo V, Capitulo VI, Capitulo VII. Capitulo VIII, Capitulo IX, Capitulo X: PARTE II Cap XI ÚLTIMA PARTE (Terminado))
Ha sido una historia preciosa de principio a fin. Espero que pronto nos regales otro relato tuyo.
Cata Castillo- Escritor - Policia
- Mensajes : 1729
Fecha de inscripción : 25/09/2010
Localización : Al sur del sur
Re: Carnaval en New York-Capitulo I, Capitulo II Capitulo III, Capitulo IV, Capitulo V, Capitulo VI, Capitulo VII. Capitulo VIII, Capitulo IX, Capitulo X: PARTE II Cap XI ÚLTIMA PARTE (Terminado))
Una historia q no se como describir un bonito final... me encanto y deseo como el resto q hagas un epilogo...
besos...
besos...
Fanny_123- Autor de best-seller
- Mensajes : 831
Fecha de inscripción : 15/09/2012
Edad : 24
Localización : Chile!!! c:
Re: Carnaval en New York-Capitulo I, Capitulo II Capitulo III, Capitulo IV, Capitulo V, Capitulo VI, Capitulo VII. Capitulo VIII, Capitulo IX, Capitulo X: PARTE II Cap XI ÚLTIMA PARTE (Terminado))
Perdón se me había olvidado comentarte antes lo mucho y lo genial que es el final y el fic en general. Nos vemos por aquí.
Felicidades.
Felicidades.
anaforo- Escritor - Policia
- Mensajes : 1090
Fecha de inscripción : 06/02/2012
Edad : 31
Localización : Murcia. Y en una de las 20 manzanas que hay entre la casa Rick y la de Kate :)
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